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Callejeando 06. El Marquesado de Arneva.

Palacio del marqués de Arneva. Colección Javier Sánchez Portas.

Victoriano Ordónez y el Marquesado de Arneva.

José María Pérez Basanta.

Frente a la «Puerta de las Gradas», siguiendo nuestro paseo, encontramos la que fue residencia del Marquesado de Arneva; en la actualidad sede del Ayuntamiento de Orihuela.

Este hermoso edificio, construido por Victoriano Ordóñez de Villaquirant, es uno de los más espectaculares y destacados palacios barrocos de la ciudad;  todo un ejemplo de mansión nobiliaria del siglo XVIII.

La parte baja de la fachada está íntegramente realizada en piedra, mientras que las superiores presentan un enlucido que imita sillares; el cual, junto a la decoración que rodea las ventanas, se debe sin duda a una remodelación hecha en el siglo XIX,  pues normalmente las fachadas eran casi totalmente lisas. Sin embargo los balcones de hierro forjado son originales del «siglo de las luces».

La entrada principal al edificio se realiza a través de una portada adintelada de gran tamaño para permitir el acceso de carruajes; en ella destacan las puertas de madera, decoradas con magníficos clavos, llamadores y cerraduras de bronce dorado que podemos ver en otros palacios.

Para adaptar el antiguo edificio a su nuevo uso lo remodelaron profundamente perdiendo su primitiva distribución interior.

Baltasar Gómez Berna.

Una cosa que llama poderosamente la atención es el enorme y barroquísimo escudo del marquesado.  La parte inferior de la esquina donde está esculpido adopta forma de chaflán, con un ave rapaz tallada  por la que el vulgo la ha bautizado como «la esquina del pavo».

De la esquina seguiremos hablando más adelante. Vamos a conocer al tipo que consiguió el Marquesado y construyó este palacio.

I. Victoriano Ignacio Ordóñez de Villaquirant y Juan.

El primer marqués de Arneva es un personaje muy interesante al que llevo rastreando muchos años.  Su vida bien se podría titular «historia de una ambición».

Autógrafo del primer marqués de Arneva. AMO.

Victoriano Joseph Miguel Pedro Guillem Vicente Ordóñez de Villaquirant y Juan era el sexto hijo y primer varón del matrimonio formado por Victoriano Ordóñez de Villaquirant y Rocafull y Valeriana Juan Gutiérrez.

Nacido y bautizado en 1703, le habían precedido cinco hermanas: Theresa (1693), Ángela (1695), Michaela (1697), Gerónima (1698) y Beatriz (1701).

Su padre pertenecía a la pequeña nobleza local y en 1700 era el Jurat en Cap del Estament Real del Consell oriolano. En 1717, una vez dotadas sus hermanas con los bienes heredados de sus suegros, en atención al mucho amor y voluntad que tenía por su hijo Victoriano este fue mejorado para que formase mayorazgo con el grueso de sus propiedades.

Dote a su hermana Ángela. Archivo Municipal de Orihuela.
Donación a su hermana Teresa. Archivo Municipal de Orihuela.

Su fortuna aumentó considerablemente cinco años después, cuando su tío Joseph Ordóñez de Villaquirant, canónigo Sachriste de la Santa Iglesia Catedral de Orihuela, apartó un poco de dinero para una sobrina, para el cochero, para dos criadas, y le nombró también heredero universal.

Así, además de rico, en 1725 Victoriano era subdiácono y ostentaba el mismo cargo que su tío: Canónigo Sachriste de la Catedral de Orihuela, figurando después como tesorero del Cabildo.

Testamento de Joseph Ordóñez de Villaquirant. AMO.

Por estos años comenzó a formar la heredad que daría nombre al marquesado. Compró sesenta tahullas que lindaban con la heredad de Arneva, propiedad de Doña Isabel Ruiz.  Dos años después adquirió otras ciento veinticinco tahullas, también linderas.

Archivo Municipal de Orihuela.
Arneva, imagen de Google Maps.

En 1728 era ya propietario de gran parte de la heredad de doña Isabel, cuyos bienes estaban ejecutados por la Real Justicia; y para rematar la operación, compró al presbítero Agustín Llor, la casa y la almazara.

Luego siguió comprando más y más tierra que ponía en producción, permitiéndole construir el célebre Jardín de Arneva, destacado por Carlos Beramendi en su obra Viage por el Reyno de Valencia.

No lejos de Orihuela, hay un Jardín mui capaz proprio del Marqués de Arneva, dispuesto con mucha gracia y adornado con varias Estatuas de mármol.

Heredad del marqués de Arneva, imagen de Google Maps.

Tenemos también  la descripción de Joseph Montesinos:

Distante una media legua de la ciudad, camino de Hurchillo, con decente casa, frutales, flores, cenador, andadores, laberinto, plazuelas, calles de matas y varias estatuas de piedra blanca sobre medianas columnas, representativas de muchos personajes de la antigüedad y Reyes de España, que todo forma una vista deleitosa y es el embeleso de los extranjeros.

Desgraciadamente, de aquel «embeleso» sólo quedan ruinas; restos de columnas, de bancos, de pedestales y de un escudo roto con los apellidos Ordóñez y Juan bajo la corona de marqués.

Escudo de la casa solariega.

Una de las razones por las que me interesaba este jardín era el hecho de que mi bisabuelo Vicente «el Jacarillero» fue administrador del marqués y vivió en esa casa.

Mi abuela y sus hermanas recordaban un curioso elemento de estos jardines, llamado «escuchador», donde jugaban de niñas. Era un banco protegido por una bóveda diseñada de tal forma que el marqués, sentado allí, podía escuchar las conversaciones de los sirvientes en la casa.

Consolidada la heredad de Arneva se puso manos a la obra con la calle de  Santiago, donde estaba la casa de la herencia de su padre, concretamente la última de la manzana que separaba la calle de la plazuela del Carmen.

Archivo Municipal de Orihuela.

Victoriano fue comprando las linderas hasta hacerse con todas las casas desde la puerta de Santa Justa hasta el comienzo de la calle del Hospital.  El aspecto de esta zona era muy diferente al actual.

Plano confección propia.

En 1738 ya estaba construyendo su mansión y el Ayuntamiento le concedió el callejón que Ojeda llama de Eusebio para incorporarlo a sus propiedades.

Mientras tanto, sostenía un farragoso pleito (880 hojas nada menos) con sus cuñados y sobrinos por la herencia familiar.  De un lado con los hijos de su fallecida hermana Ángela representados por su cuñado Diego de Alburquerque;  y de otro con la también menor Petronila Alvarado y Mesa, heredera a través de la familia Rocafull y representada por sus tíos Juan Alvarado y Alonso de Mesa.

Recibió sentencia desfavorable en 1739, pero eso no le amedrentó. «Antes de emprender recurso, no queriendo guardar el tesón litigador en defensa de sus derechos con familiares tan próximos», ofreció algo más de 2.500 libras a su cuñado; quien harto de pleitear,  aceptó el trato renunciando a su mitad en enero de 1741.

Al sentirse solos contra Victoriano, los Alvarado aceptaron igualmente la enajenación, firmando la concordia en octubre del mismo año. Pero su voracidad era insaciable. En 1751 se vio envuelto en otro pleito con una sobrina de Severino Ordoñez de Villaquirant, el hijo de otro hermano de su padre, vecino de Elche.

A pesar de que su primo, sin hijos, le había nombrado heredero en 1739, su viuda había hecho nuevos testamentos en los que apartó para su sobrina, con la que convivía, una heredad en Elche con casa e hilo de agua. Y para su criada el derecho a vivir en los bajos de la casa y doscientas libras.

Pero en testamento fechado en 1747, cuando estaba ya muy enferma, apartó cien libras para la criada y una pensión de veinte libras anuales para la sobrina y el resto se lo dejó a don Victoriano.

La desheredada sobrina alegó grave enfermedad y adelantada edad de su tía,  por lo que era fácil de engañar. La criada testificó que don Victoriano violentó y persuadió con amenazas a su ama en una visita a su casa de Orihuela, obligándola a nombrarle heredero universal. Que ella intentó disuadirla con gestos para que no firmase; pero que el canónigo amenazó con tirarla por el balcón y tuvo que abandonar la casa dejándolos solos.

Don Victoriano aportó solventes testigos que afirmaron que la señora organizó la visita para poder redactar su testamento definitivo; ya que en Elche, sus domésticos y familiares la violentaban para obtener sus bienes.

El testimonio de la sobrina y menos aún el de la criada, partes interesadas en la herencia,  no se tuvieron en cuenta y así Victoriano reunió las propiedades de los tres hermanos Ordoñez de Villaquirant en 1750.

La culminación de su obra llegó tres años después. Fernando VI le concedió el marquesado de Arneva el 26 de mayo de 1753. Victoriano había llevado su apellido a la verdadera nobleza.

Maqueta del palacio.

Por esas mismas fechas protagonizó otro suceso que pasó a los anales de Orihuela. En 1748 la imagen de la Virgen de Monserrate fue trasladada a la Catedral por la reconstrucción del templo.

Victoriano, que además de canónigo era presidente de la cofradía de Monserrate, se llevó la imagen del niño a su oratorio privado para que le ayudase a curar una enfermedad.  Y falleció sin devolverla.

En 1764, un año antes de su muerte además de su casa principal, ya poseía toda la manzana comprendida entre la Calle de Santiago y la Plaza del Carmen y solicitó permiso para formar un arco que la comunicase con las casas contiguas, separadas únicamente por el callejón que ya le habían concedido años antes.

Plano confección propia.
Licencia para quitar servidumbres. Archivo Municipal de Orihuela.

La Ciudad concedió el permiso; pero un vecino, el presbítero Juan José Cerdá, interpuso un recurso contra la construcción del pasadizo sobre el callejón alegando que la obra ocasionaba perjuicios para su vivienda, que estaba enfrente. Examinados los documentos se dictaminó que la obra podía proseguir;  pero el presbítero recurrió la decisión ante la Real Audiencia.

El Ayuntamiento, valiéndose de las facultades que tenían concedidas para adecentar y hermosear el pueblo, mantuvo el permiso con ciertas condiciones; una de ellas era que las esquinas fuesen cortadas para dar mejor embocadura al callejón.

José María Pérez Basanta.

En una de esas esquinas achaflanadas del arco, bajo el enorme y barroco escudo del marquesado, está tallada un ave que el pueblo ha bautizado como «el pavo». Dicho escudo ostenta los apellidos Ordóñez, Juan, Rocafull y Alvarado.

José María Pérez Basanta.
Apellidos representados en los cuatro cuarteles.

En el Archivo del reino de Valencia se conserva el plano del arco en 1764, sin escudo y sin pavo. No sé si el autor simplificó el dibujo; o si «el pavo» llegó después, al desaparecer el arco.

Archivo del Reino de Valencia. Mi agradecimiento a Javier Sánchez Portas.

Analizando el plano y el arco, podéis sacar vuestras propias conclusiones.

Esquina del Pavo.

El primer marqués de Arneva falleció en Orihuela, el 31 de marzo de 1765;  y aunque Montesinos afirme que fue sepultado en la iglesia de Santiago, el libro de entierros del archivo de dicha parroquia certifica que lo hicieron en el vaso funerario que poseía la Cofradía de San Pedro en la Catedral.

Testamento de Victoriano Ordónez de Villaquirant. AMO.

II. José Sannazar Ordóñez de Villaquirant.

Esquina del Pavo. Víctor Sarabia Grau.

El segundo titular fue sobrino de don Victoriano. Se llamaba José Sannazar Ordóñez de Villaquirant; nacido en Orihuela el 19 de febrero de 1726.

Era hijo de su hermana Teresa y de D. Jacinto Sannazar, teniente coronel de Dragones del Regimiento de Tarragona destinado en Milán; cuya herencia administró también don Victoriano mientras fueron menores.

Casó en 1748 con Mariana Pasqual de la Verónica y Pallás. Y en segundas nupcias, en 1758, con María Francisca Juan Ximénez de Urrea. Él tenía treinta y un años y ella catorce.

Su marquesado fue breve. Recibió el título por Real Carta dada en el Pardo, a 16 de mayo de 1769. Y poco más he localizado sobre él.

En 1773 alineó sus casas dando un pequeño ensanche a la calle de Santiago a costa de la placeta del Carmen. Falleció sin sucesión en Orihuela en 1874, a los 57 años. Dejando testamento otorgado ante el escribano José Ballesta, el 26 de febrero de ese mismo año.

III. Nicolás Pascual del Pobil y Sannazar.

Esquina del Pavo. Tony Sevilla.

Nicolás Ignacio Buenaventura Pascual del Povil y Sannazar, sobrino del segundo marqués, era el primogénito de su hermana Valeriana Sannazar; casada con Juan Pasqual del Povil, caballero de la Real Maestranza de Valencia y regidor perpetuo de Alicante.

Nicolás nació en Alicante el 19 de diciembre de 1757 y fue bautizado en Santa María. Caballero de la Orden de San Juan y Maestrante de Valencia, fue alférez en la Armada Real y participó en el bloqueo de Gibraltar durante la guerra contra los ingleses (1779-1783).

Heredó el título de marqués de Arneva el 1 de agosto de 1789, fecha en la que se expidió a su favor la Real carta de sucesión; tenía treinta y dos años. 

Ya retirado de la Armada, en 1794 se encargó de organizar, adiestrar y comandar los tres batallones de voluntarios honrados de Orihuela. Cuatro años después, los voluntarios pasaron a las milicias provinciales y fue su coronel hasta la disolución; en septiembre de 1801.

Gentilhombre de Cámara del rey Carlos IV desde 1795, su brillante carrera se truncó durante la Guerra de Independencia.

Verdadero retrato de Ntra. Señora de Monserrate, ca. 1760. Colección Javier Sánchez Portas.

Antes de continuar con su vida, vamos a hacer un paréntesis para ver qué pasó con «el niño Jesús», sustraído por don Victoriano, el primer marqués.

En la relación de bienes legados por el segundo, apareció consignada la imagen buscada y, sin perder tiempo, la cofradía de Monserrate emprendió un pleito para recuperarla.

El pleito lo ganaron fácilmente; lo difícil era el acceso a su oratorio privado, en el palacio. Y es que el tercer marqués se prodigaba poco por Orihuela.

Tampoco demostró mucho interés en cumplir lo dictaminado. Ya en 1796, persuadido por el obispo y por el capitán general de Valencia, don Nicolás accedió a devolver la imagen del niño.

Montesinos lo explica en el tomo 14 de su «Compendio Oriolano»; patinando, como siempre, con las fechas.

La Virgen Sma. de Monserrate, que dexó de tener el Niño Jesús en su mano, lo buelve a tener de nuevo, como brevemente se dice: Se ha dicho varias veces en esta obra, como María Sma. de Monserrate no tenía Niño Jesús en sus manos, sino en cada una de ellas una rosa; y que dicho Niño, que antiguamente llevaba, esta en el Oratorio de la Casa del Sr. Marqués de Arneva, como en depósito, desde el año de 1703.

En 1703 nacía el que muchos años después sería primer marqués de Arneva. Se lo llevó, como ya hemos dicho, en 1748.

Pero su Iltre. Cofradía, lo pidió con instancias al dicho Sr. Marqués de Arneva, sucesor en dichos Mayorazgos; quien lo entregó liberalmente, y se lo pusieron a María Sma. en su mano izquierda, Lunes día 3 de Noviembre, del año 1794.

Lo cierto es que, durante muchos años, en pinturas y medallas la Virgen de Monserrate se representó sin el niño. Medio siglo de secuestro dejó para la historia un puñado de obras como la que abre y la que cierra este paréntesis.

Nuestra Señora de Monserrate. Antonio Villanueva siglo XVIII. Museo de Arte Sacro Orihuela. José M. Pérez Basanta.

En mayo de 1808 España se levantó contra el invasor francés. Por iniciativa popular se formó la Junta Militar de Orihuela, dirigida por elementos de la nobleza local.

El presidente era el conde de Pinohermoso; y el marqués de Arneva uno de sus vocales. Había sido oficial del Ejército y en la «suscripción voluntaria» para el sostenimiento de tropas aportó veinte mil reales de vellón.

A finales de mayo llegaron de Valencia perturbadoras noticias: al barón de Albalat lo habían decapitado públicamente por afrancesado; y los valencianos instaban a «los acalorados del vecindarios de Orihuela» a hacer lo mismo con el marqués de Arneva.

Comisionado por la Maestranza de Valencia, el marqués había viajado a Madrid en el mes de marzo para felicitar al emperador Napoleón. Los «patriotas» querían limpiar España de «afrancesados»; y con más empeño si eran nobles.

Enterado el conde de Pinohermoso intentó convencerle para que huyese esa misma noche; y no dudó en encerrarlo en su palacio cuando un grupo de exaltados trató de ejecutarlo.

Recibió órdenes de pasar a Cartagena, alejándose del peligro; pero en Murcia ya tenían noticias de lo ocurrido en Orihuela. Según su testimonio lo llevaron a Madrid, donde no tuvo más elección que someterse al nuevo Rey y esperar una ocasión para fugarse.

En enero de 1810, sin previa solicitud, José I nombró gentilhombre de cámara al «marqués de Arnabal».

Santa Cruz, 19 de enero 1810. Don José Napoleón por la gracia de Dios y por la Constitución del Estado Rey de España y de Indias. Hemos decretado lo siguiente: Don… Marqués de Arnabal, queda nombrado Gentil hombre de Cámara. — Yo el Rey. Por Su Majestad, el Superintendente general de la Casa Real. El Conde de Mélito.—Por copia conforme. Firmado: El Marqués de Valdecorzana.

El Rey se ha dignado nombrar a V. S. su Gentil hombre de Cámara en su Real Decreto de que incluyó copia. Le avisará día y hora para, el juramento prescrito por el Reglamento de la Casa Real luego que lo acuerde S. M.—Dios guarde a V. S. muchos años. Madrid, 22 de enero de 1810. — El Marqués de Valdecorzana. — Señor Marqués de Arnabal.

En ese mismo año de 1810 se casó con una madrileña de alcurnia. Nacida en 1787, María Francisca Bernaldo de Quirós y Rodríguez de los Ríos era una veinteañera hija de marqueses.

José Bonaparte.

Derrotados los franceses, en mayo de 1813, muy poco antes de que lo hiciera el «rey intruso», el marqués huyó hacia Vitoria. Y en julio de ese mismo año, él y su esposa estaban alojados en un hotel de la rue de Grenelle de París.

Su huida a Francia y el cargo de gentilhombre concedido por el «rey intruso» fueron pruebas decisivas en el proceso que se había iniciado contra él en 1812. Se le acusó públicamente de «afrancesado», de acérrimo partidario de Bonaparte que celebraba con banquetes los triunfos del emperador.

En paradero desconocido y sin testigos a su favor, el 30 de junio de 1813 lo declararon traidor a la patria; y como tal fue condenado a la pena de garrote previa degradación de todos sus honores y grados; y secuestro de todos sus bienes.

En el Archivo Histórico Nacional se conserva un interesante y farragoso expediente de más de trescientas páginas, titulado «Expediente del Marqués de Arneva, afrancesado que emigró a Francia» podéis acceder a el pinchando en la siguiente imagen.

Enlace al expediente del Marqués de Arneva. AHN, CONSEJOS, 49643, Exp.99.

En la revista de archivos, bibliotecas y museos de marzo de 1922 figura un artículo titulado «Un Gentilhombre de José I. El Marqués de Arneva», de Miguel Lasso de la Vega, marqués del Saltillo. Está basado en dicho expediente.

Palacio marqués de Arneva. Archivo Mariano Pedrera.

Durante años, el marqués de Arneva proclamó su inocencia desde París y fue recopilando testimonios en su defensa. Su esposa trató de volver a España, acompañada tan solo por dos criados. Fue detenida y devuelta a Francia. Falleció sin descendencia en París el 16 de octubre de 1819.

Al año siguiente, aceptados los testimonio y alegaciones, el marqués quedó absuelto. Regresó a Madrid y, en marzo de 1822, obtuvo el permiso real para casarse de nuevo con María de la Encarnación Ponce de León Carvajal, hija de los duques de Montemar.

En su ausencia se habían promovido varios pleitos contra su patrimonio; y Fernando VII se resistía a aceptar el veredicto que le permitía recuperarlo plenamente. Su situación económica se volvió muy preocupante y tuvo que intervenir su suegro.

En marzo de 1825, el duque de Montemar, escribió a su buen amigo, el presidente del Consejo Real:

Excmo. Señor. Mi estimado amigo: El honor y el interés me obligan a ser molesto. Cuando concedí la mano de mi hija al Marqués de Arneva fue por hallarme convencido de que había borrado las sombras a que la animosidad y el espíritu de partido dieron lugar, pues sólo la fuerza de las circunstancias, le obligaron a una apariencia muy distinta de su voluntad y sus hechos. En fin, juzgué que la aprobación de Su Majestad para este enlace calificaba una sentencia obtenida en contradictorio juicio, que sancionaba el honor y bienes que sellaba tan alta aprobación…

… el de Arneva ni quiso ser militar, ni empleo político, ni aun Gentilhombre cerca del intruso. Así uniéndose la justicia a mi ruego, al favor de V. y a la piedad del Rey, no contrayéndose la solicitud al empleo ni sueldo, pues ni una ni otra cosa quiere, juzgo que el logro sólo depende del apoyo de V. y éste le pide y se promete su apoyo, su amigo y afectísimo servidor, q. s. m. b., M. EL DUQUE DE MONTEMAR, CONDE DE GARCIEZ. Madrid, 30 de marzo de 1825.

En septiembre de 1825 se expidió una Real orden por la que Fernando VII aceptaba que se llevase a efecto la sentencia por la que se le había absuelto de los cargos «Contra su conducta durante el dominio del gobierno intruso de José Bonaparte», permitiéndole acudir a tribunales y juzgados para la restitución de sus bienes.

En cuanto a los grados y honores que presuma le corresponden, los implore a la clemencia del Rey nuestro señor.

No era lo que esperaba; pero al menos consiguió recuperar sus bienes y organizar su vida. En enero de 1830 su nueva esposa le dio una hija a la que llamaron Carmen. Con la sucesión asegurada, el tercer marqués de Arneva falleció el 25 de febrero de 1837.

Francisco Luis Galiano Moreno.

IV. María del Carmen Pascual del Pobil y Ponce de León.

Nacida en Madrid en 1830, la hija de don Nicolás, María del Carmen Pascual del Pobil y Ponce de León, fue la cuarta marquesa de Arneva.

Perteneció a la Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa. Casó con el madrileño Pedro de Alcántara Carvajal y Téllez-Girón, marqués de Villalba de los Llanos nacido en 1818.

Durante su marquesado se tituló la calle en la que estaba su palacio. Todo empezó en 1857, cuando el Ayuntamiento decidió que era de absoluta necesidad:

Dar ensanche a la calle de Santiago por la parte de enfrente de casa del Sr. Marqués de Arneva, pues que teniendo por aquella parte seis palmos de anchura y haciendo el esquinazo de la casa de enfrente una vuelta muy violenta suceden comúnmente impedirse el tránsito, y acaecer desgracias.

Para remodelar y alinear la calle, necesitaban demoler las casas del «tramo comprendido desde la casa de Roque Gil hasta enfrente de la tahona de Rafael Guillén» que, según constaba, pertenecían: una a José Aznar, otra a José Fenoll, tres al marqués de Rafal y dos al de Arneva.

Plano confección propia.

Posteriormente comprobaron que las siete casas pertenecían al marquesado de Arneva y les enviaron un escrito con la tasación efectuada por el maestro municipal. En marzo de 1858 el marqués consorte respondió donando a la ciudad una parte del valor ajustado.

El valor de todo el dicho terreno, comprehendiendo el de los quebrantos sufridos, según valoración practicada por el Maestro de obras titular de esta ciudad asciende a la cantidad de veinte y siete mil cuatrocientos veinte reales de los cuales cedo al ayuntamiento doce mil cuatrocientos veinte y solo habrán de abonárseme los quince mil restantes.

El consistorio agradecido al marqués de Villalba y de Arneva por su gesto altruista, acordó:

Se den las gracias al Excmo. Sr. Marqués de Villalva y de Arneva por su generosa condona, y debiéndosele corresponder de alguna manera este obsequio que hace en beneficio de la Población y dar de ello un público testimonio, se acordó así mismo que en adelante lleve el nombre de la Calle del Marqués de Arneva, todo el trozo comprendido desde lo que antes era principio de la de Santiago, hasta el Callejón del Maestro Estevan desde el cual tomará ahora principio la Calle de Santiago.

Calle Marqués de Arneva. Fotografía Ajomalba.

El 3 de enero de 1869 falleció Pedro Carvajal. Y el 23 de noviembre de 1871 doña María del Carmen casó en segundas nupcias con Bernardo Roca de Togores Pérez de Meca, nacido en Orihuela en 1826.

La cuarta marquesa falleció en Orihuela, el 19 de enero de 1881.

Diario de Murcia. 23 de enero de 1881. Diario Oficial de Avisos de Madrid. 26 de enero de 1881.

V. Ángel Carvajal Pascual del Povil.

En 1881 el título pasó al hijo de la marquesa, D. Ángel Carvajal Pascual del Povil, nacido en 1850. Ya tenía el de marqués de Villalba los Llanos.

La Correspondencia de España. 22 de mayo 1870: Por el ministerio de Gracia y Justicia se ha mandado expedir carta de sucesión en el título de marqués de Villalba los Llanos a favor de D. Ángel Carvajal Pascual de Povil.

La Época. 3 de septiembre 1881: DISPOSICIONES RELATIVAS A LOS TÍTULOS DEL REINO. Por el Ministerio de Gracia y Justicia. Se ha mandado que, previo pago del impuesto especial establecido, se expida a favor de D. Ángel Carvajal Pascual del Povil, marqués de Víllalba de los Llanos, real carta de sucesión en el título de marqués de Arneva, por fallecimiento de su madre daña María del Carmen, que lo llevaba.

En 1877 fue elegido primer teniente de la Alcaldía Constitucional de Murcia y se casó con la murciana, María Fuensanta Fontes Rossique.

La Paz de Murcia. 1 de marzo 1877: Última Hora. En la mañana de hoy ha tomado presión el nuevo Ayuntamiento y hecha la elección de cargos bajo la presidencia del nuevo alcalde, D. Pedro Díaz García, ha dado el siguiente resultado: Primer Teniente, D. Ángel Carvajal, marqués de Villalva de los Llanos…

La Correspondencia de España. 23 de noviembre 1877: Se ha concedido real licencia para contraer matrimonio a D. Ángel Carvajal, marqués de Villalba de los Llanos, con doña Fuensanta, hija de los marqueses de Ordoño.

María Fuensanta murió en octubre de 1880.

El Diario de Murcia. 26 de octubre 1880: CAMINO DEL SEPULCRO. Era Fuensanta Fontes de Carvajal, una mujer de esas que basta verlas para decir: ¡Qué buena debe ser esta mujer! y en efecto lo era: en sus ojos, grandes y hermosos como pocos, sobrenadaba una luz purísima; en su corazón vivían todos los nobles sentimientos, y en su alma tenía raíces profundas: la fe, el amor, la virtud. ¡Lástima de criatura! Se lleva al sepulcro el calor de un hogar, la alegría de una familia, la fuente de la vida de unos hijos que no encontrarán el calor vivificante de su regazo. En la primavera de la vida, cuando todo le sonreía, cuando las satisfacciones iban en aumento, cuando la amada esposa pasaba a madre…

… El dolor que su partida ha producido en su familia, la pena de su esposo, la amargura de sus hermanos, no lo podrán comprender sino los que hayan tenido la desgracia de perder uno de esos seres que parecen son en las casas como los ángeles de guarda de las familias; pues eso parecía que era la malograda joven, cuya temprana muerte lamentamos. Sirvan a su cristiana familia de consuelo nuestras creencias religiosas, y sea también lenitivo de su amargura el saber que la población en general, los acompaña en el sentimiento.

Palacio marqués de Arneva. Ministerio de Cultura.

El marqués falleció en julio de 1902.

El Diario de Murcia. 1 de julio de 1902: DEFUNCIÓN. La grave enfermedad que desde hace algún tiempo venía sufriendo el Excmo. Sr. D. Ángel Carvajal y Pascual de Povil, marqués de Villalba de los Llanos y Arneva, ha tenido esta madrugada el fatal y triste desenlace que se temía. A las doce y media ha fallecido el que en vida fue padre cariñosísimo, un cumplido caballero y un amigo leal, sumiendo en el mayor desconsuelo a su amante hija y a los parientes y amigos del alma, que en estas dolorosas circunstancias no se han apartado ni un momento de su lado.

Su entierro se verificará mañana y seguramente por las muchas y merecidas simpatías con que contaba el finado, será una verdadera manifestación de duelo a la que se asociará Murcia entera. A su afligidísima hija y demás distinguida familia, enviamos nuestro sentido pésame, a la vez que rogamos a Dios que en estos momentos de tanta tribulación y amargura les conceda las fuerzas suficientes para conllevar con resignación la pérdida de un ser tan querido. ¡Descanse en paz!

El Diario de Murcia, 1 de julio de 1902.

El Liberal de Madrid. 3 de julio de 1902: En Murcia ha fallecido el marqués de Villalva de los Llanos y de Arneva. D. Ángel Carvajal y Pascual de Povil se hallaba en posesión de dicho título desde 1872; fue fundado en 1693. Era maestrante de Valencia y se hallaba emparentado con las ilustres casas de Abrantes, Puerto Seguro, Cenete, Navamorcuende, San Román, Hurtado de Amezaga, Bedmar, Villanueva de las Torres, Carvajal, Acuña, Aguilar de Inestrillas, Valdefuentes, Portago, Quinta de la Enjarada, Aguilafuenle, Esquivel, Fontanar, Morenes, etcétera.

Tras «larga y pertinaz enfermedad», la hija que debía ser su sucesora, María Dolores Carvajal Fontes, falleció meses después; en febrero de 1903.

El Diario de Murcia. 20 de febrero 1903: DEFUNCIÓN. En la primavera de la vida, cuando todo le sonreía en el mundo, después de larga y pertinaz enfermedad, ha pasado a mejor vida la Srta. Dª. María de los Dolores Carvajal y Fontes, marquesa de Villalba de los Llanos y de Arneva.

Su muerte ha sido un tránsito a las mansiones de la gloria, porque su alma angelical se ha desprendido sin agonía de la débil materia, purificada también por el sufrimiento.

De todo corazón acompañamos en su sentimiento a los que lloran a tan simpática y delicada joven, y especialmente a las familias de D. José Echeverría, señores Condes de Roche, Marqueses de Ríoflorido, y de Ordoño, y demás parientes distinguidos de la malograda finada.

Su entierro se verificó en el templo de la Merced de Murcia; y fue transportada hasta el cementerio de Nuestro Padre Jesús en un lujoso féretro blanco conducido por servidores de la casa, alumbrado por gran número de arrendadores y con gran acompañamiento que siguió al cadáver hasta la plaza de Agustinas.

Había muerto sin haber recibido oficialmente los títulos y éstos pasaron directamente a su tía.

VI. María de la Concepción Carvajal Pascual del Povil.

Como ya he dicho, ambos marquesados pasaron directamente de D. Ángel a su hermana Dª. María de la Concepción Carvajal en 1903.

La Época. Madrid, 6 de diciembre 1903: TÍTULOS Y GRANDEZAS. Por el negociado correspondiente del ministerio de Gracia y Justicia se han despachado los siguientes expedientes de títulos. Mandando expedir Real Carta de sucesión en los títulos de marqués de Arneva y de Villalba de Los Llanos a favor de Dª. María Carvajal y Pascual del Povil por fallecimiento de su hermano D. Ángel.

Casada con D. José de Echevarría y López de Sobreviñas, en una trágica semana de enero de 1895, el matrimonio perdió tres hijos; entre ellos el único varón.

El Diario de Murcia. 20 de enero 1895: Ayer subió al cielo a los 21 meses de edad, la niña Carmen de Echeverría y Carvajal, a cuyos afligidos padres enviamos nuestro pésame por la pérdida que han experimentado.

El Diario de Murcia. 27 de enero 1895. 
El Diario de Murcia. 26 de enero 1901. 

La sexta marquesa falleció el 26 de julio de 1906.

El Liberal. 28 de julio 1906: Entierro. Con numeroso y distinguido acompañamiento se verificó ayer el entierro de la señora doña Concepción Carvajal, marquesa de Villalba. Descanse en paz el alma de la finada, a cuya desconsolada familia reiteramos nuestro pésame.

El Liberal. 27 de julio 1906

Su marido murió en Murcia, el 9 de febrero de 1914.

El Tiempo. Murcia. 9 de febrero 1914. 

Los dos marquesados quedaron repartidos entre las dos hijas supervivientes. El de Arneva le correspondió a María de las Mercedes.

VII. María de las Mercedes de Echeverría y Carvajal.

Palacio marqués de Arneva.

La séptima marquesa de Arneva, doña María de las Mercedes de Echeverría, sucedió a su madre por Real Orden del 4 de Febrero de 1907. Su hermana heredó el marquesado de Villalba de los LLanos.

La Época. Madrid, 15 de abril 1907: TÍTULOS DEL REINO. Por el ministerio de Gracia y Justicia se han publicado en la Gaceta las siguientes disposiciones, entre otras de que hemos dado cuenta: Mandando expedir Real carta de sucesión en el título de marqués de Villalba de los Llanos a favor de Dª. María de la Concepción de Echevarría y Carvajal, por fallecimiento de su madre, Dª. María de la Concepción Carvajal y Pascual del Povil.

Ídem en el título de marqués de Arneva a favor de Dª María de las Mercedes de Echevarría y Carvajal, por fallecimiento de su madre, Dª. María de la Concepción Carvajal y Pascual del Povil.

María de las Mercedes casó con Adolfo Lamberto Wandosell Calvache. Permitidme en este caso que me extienda un poco en el origen del marqués consorte.

Los Wandosell.

Adolfo Wandosell era hijo del acaudalado minero de La Unión, Pío Wandosell Gil y de Dolores Calvache Yáñez.

Adolfo y su hermano Pío habían pasado una temporada en Inglaterra. Y al instalarse su padre en Madrid se sumaron a la moda del nuevo deporte en el que burgueses adinerados eran a la vez directivos y jugadores.

Hermanos Wandosell, equipo del Colegio de los Padres Agustinos.

Los Wandosell formaron parte del entonces llamado «Madrid Football Club». Sólo hay que buscar la primera alineación del Real Madrid para encontrarlos con los nombres Wandosell I y Wandosell II.  Pinchando la siguiente imagen se accede a la historia del Real Madrid.  

Plantilla del Madrid en 1902. Enlace a Real Madrid.

En noviembre de 1901, Pío Wandosell padre, compró un lote de  dieciséis fincas en Orihuela y Murcia. El arco conocido como «los santicos de piedra», trasladado a San Bartolomé, lleva grabadas la P y la W de Pío Wandosell.

José Antonio Ruiz Peñalver.

Una de las fincas, llamada «Molino de la Ciudad», incluía un viejo molino harinero de cereales y pimentón con seis compuertas, seis ruedas motrices, seis muelas, seis soleras y seis tablas.

Las Provincias. Valencia. 7 de diciembre 1901: ORIHUELA. El minero D. Pío Wandosell ha comprado en 50.000 duros el edificio llamado Molino de la Ciudad, donde, aprovechando el salto de agua allí existente, se propone montar nuevas industrias.

Molino de la Ciudad antes de las obras que lo convirtieron en central eléctrica. Sabiendo que dichas obras se realizaron entre los años 1902 y 1905, tenemos una imagen del siglo XIX, posiblemente la del primitivo molino edificado en el siglo XVIII. Colección Jesús R. Tejuelo.

Pío, hábil hombre de negocios y muy aficionado a la ingeniería se dio cuenta de las posibilidades que ofrecía el salto de agua sobre el que estaba asentado el molino. Después de varios estudios, decidió establecer allí una instalación de luz eléctrica con la que suministrar a la ciudad de Orihuela y a otros pueblos cercanos.  Derribó el viejo molino para construir un nuevo edificio industrial.

Molino de la Ciudad. Colección Javier Sánchez Portas.

La fábrica de electricidad se terminó a principios de 1905 y el Ayuntamiento de Orihuela lo autorizó para encargarse provisionalmente del alumbrado público de la ciudad, sustituyendo en esta función a la atrasada sociedad «La Luz», que acabó arruinada por la competencia.

Pío Wandosell Gil mantuvo el suministro de Orihuela hasta su muerte. Todo este proceso lo tenéis detallado en mi artículo «Y se hizo la Luz». (Pinchando la siguiente imagen, podéis acceder a él).

Fábrica de luz eléctrica «Molino de la Ciudad». 1908. Enlace a artículo.

En 1907 la tragedia sacudió a la familia Wandosell. Pío, el hermano menor de Adolfo, falleció tras una enfermedad con tan sólo veintiséis años.

El Liberal. Murcia. 21 de agosto 1907

La iberia. 20 de agosto 1907: En el día de hoy ha fallecido nuestro particular y querido amigo, don Pío Wandosell Calvache, hijo del acaudalado propietario dueño de «La Eléctrica del Molino de la Ciudad, D. Pío Wandosell y Gil. Dadas las simpatías que en esta Ciudad cuentan ambos, no es de extrañar las manifestaciones de cariño que, durante la traidora enfermedad que ha arrebatado la vida a un ser que empezaba a disfrutar de ella, han recibido.

Consignamos con gusto las manifestaciones que la familia del finado y en particular su señor padre, haciéndonos constar que por la situación dolorosa que atraviesan y por el poco tiempo que disponen, no pueden hacer particularmente una manifestación de agradecimiento a las pruebas generales de cariño que han recibido y, por consiguiente, que lo hagamos constar desde estas columnas lo muy agradecidos que quedan a los amigos de todas las esferas sociales que con su cariño les ha servido de lenitivo para sobrellevar tan ruda y fatal desgracia.

En La Iberia, tenía el malogrado joven Pío Wandosell Calvache, muy buenos amigos. Nosotros hemos sentido, como cosa propia, su muerte tan prematura. Era Pío un joven de trato afable con todos, amigo de los ricos y de los pobres. En Orihuela ha producido el fallecimiento de nuestro malogrado amigo, una impresión muy dolorosa. Descanse en paz.

Fábrica de luz eléctrica “Molino de la Ciudad”. 1908.

La muerte de su hermano dejó en sus manos la supervisión de los negocios que su padre tenía en Orihuela; localidad a la que Adolfo viajaba regularmente. Pero vivía en Cartagena y seguía jugando al foot-ball como delantero centro en un equipo local.

Diario de Alicante. 25 de febrero 1908: NOTAS DE SPORT. El match de Cartagena. Conforme anunciamos a los que nos leen, el domingo 23 del corriente se celebró en Cartagena el anunciado match de foot-ball entre los primeros teams del «Club Gimnástico Deportivo» de Cartagena y el «Sports men’s Club Lucentino» de Alicante…

… Por fin y cuando ya faltaban pocos minutos para terminar el partido, logran los de Cartagena sumar un nuevo tanto y luego otro, centrados ambos por Adolfo Wandosell, un delantero centro como hay pocos, que juega como quiere. El triunfo pues, correspondió al team cartagenero por 3 goals a 1. Los delanteros, y especialmente A. Wandosoll y Pollard, tienen unas combinaciones hermosas y eficacísimas, como tuvieron ocasión de demostrar.

Entre los años 1909 y 1910, dirigió en Orihuela varias instalaciones de alumbrado eléctrico con fines decorativos; como el del altar mayor de la iglesia de Santiago o la de las calles para celebrar el carnaval.

La época. 26 de junio 1909: La iluminación de Santiago. Atentamente invitados por el virtuoso párroco de la iglesia de Santiago Apóstol, fuimos el sábado en la tarde a presenciar las pruebas oficiales del artístico alumbrado eléctrico con que ha adornado el frontispicio del magnífico sagrario y altar mayor de la iglesia.

Una iluminación profusa de muchos miles de lamparitas eléctricas, rematada por la cruz roja de Santiago, es el trabajo artístico que ha dirigido técnicamente Don Adolfo Wandosell con los operarios a sus órdenes.

En 1910 se instaló en Orihuela y montó su propio negocio: una moderna fábrica de maderas en la calle Unión Agrícola, cerca de la Glorieta.

El Eco de Orihuela. 11 de julio 1910: Inauguración de una Fábrica. El sábado en la tarde tuvo lugar en el almacén de madera de nuestro querido amigo D. Adolfo Wandosell la inauguración de una máquina de aserrar…

… Andrés Díe, vicario capitular de este obispado, acompañado de otros sacerdotes, bendijo la máquina y el motor al cual se le puso el nombre de «Pío» en memoria del malogrado hermano de D. Adolfo, y a la 1ª el de «Dolores» nombre de la señora madre del mismo. Actuó de padrino el Sr. García Murphy, el que obsequió con pastas a los concurrentes.

Terminado el acto de la bendición, el Sr. Wandosell, con la amabilidad que le caracteriza, invitó, a todos los asistentes con dulces, licores, refrescos y habanos. Deseamos a nuestro distinguido amigo el Sr. Wandosell todo género de prosperidades en su nueva industria.

El diario. 9 de julio 1913.

En 1911 se inició en la política como concejal y teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Orihuela. Dos años después, rodeado de polémica, lo nombraron alcalde.

El Eco de Orihuela. 26 de noviembre 1913: Ultima hora. El nuevo alcalde. Por telégrafo. Madrid, 25. 12,30. El ministro de la Gobernación ha firmado una R. O. nombrando alcalde de Orihuela al concejal de este Ayuntamiento don Adolfo Wandosell Calvache.

A la sesión ordinaria del 4 de diciembre de 1913, en la que tomó posesión de la Alcaldía no asistieron ni los concejales liberales, ni los conservadores.

El Sr. García Murphy dijo: «Quisiera felicitar al nuevo alcalde «como él se merece»; pero la ausencia de los concejales en su toma de posesión, habla con más elocuencia que yo, y nada puedo añadir a esta manifestación…

… Propongo que el Ayuntamiento acuerde dirigirse al Gobierno expresando el sentimiento y disgusto con que ha visto el nombramiento de D. Adolfo Wandosell para alcalde de Orihuela, por ser este hijo del contratista del alumbrado público D. Pío Wandosell, quien tiene incumplidas muchas bases del contrato; y sí por solo el hecho de ser concejal D. Adolfo Wandosell ha sido difícil que ese contrato se cumpliera, siendo ahora alcalde hará imposible su cumplimiento…

Autógrafo de Adolfo Wandosell como alcalde de Orihuela.

Aun así fue confirmado en el cargo y se mantuvo hasta febrero de 1915. El 20 de marzo de ese mismo año, recién dejada la alcaldía, se casó en Murcia con la marquesa de Arneva. El «adinerado propietario» entraba así en la nobleza.

Diario de Alicante: Año IX Número 2385 – 1915 marzo 15 DE ORIHUELA. Boda aristocrática. El día 20 del corriente tendrá lugar en la vecina capital, el anunciado casamiento del exalcalde de esta localidad señor D. Adolfo Wandosell Calvache con la bella marquesita de Arneva, Dª Mercedes Echevarría y Carvajal.

Los novios después de la ceremonia nupcial, se trasladarán a la magnífica posesión del novio «Las Hortisas» en donde pasarán unos días. Los pobres de Orihuela que acuden diariamente a la Cocina Económica, esperan ese día un recuerdo de los aristocráticos señores Wandosell y Echevarría a quienes deseamos toda suerte de prosperidades en su estado del matrimonio.

El Tiempo. Murcia. 20 de marzo 1915: UNA BODA. Esta mañana se ha verificado el enlace matrimonial de la gentil marquesa de Arneva, hija segunda de los marqueses de Villalba de los Llanos, con el joven exalcalde de Orihuela don Adolfo Wandosell. La ceremonia se ha verificado en la casa de la novia, en una de cuyas habitaciones habíase levantado un severo y artístico altar.

El nuevo matrimonio recibió la bendición nupcial de manos del canónigo Doctoral de ésta don Antonio Álvarez Caparrós. Han sido padrinos la señora marquesa de Villalba de los Llanos, hermana de la novia y el padre del novio don Pío Wandosell. Actuaron de testigos el diputado a Cortes don José Maestre, don Federico Chapuli, don Julio Wandosell, don Gerardo Murphy, el alcalde de esta ciudad don Laureano Albaladejo, y don José Clemares.

Firmó el acta en representación del juez municipal, el abogado cartagenero don Mariano Gil de Pareja. Por el luto reciente que viste la familia de la novia se celebró la ceremonia en familia. El nuevo matrimonio, al que deseamos todo género de venturas en su nuevo estado, ha salido para Orihuela donde fijará su residencia. La enamorada pareja ha recibido de sus numerosas amistades numerosos y valiosísimos regalos.

La pareja se instaló en la «suntuosa residencia de Orihuela», el palacio de Arneva. Y después de nacer al menos dos niñas, Mercedes y Dolores, el 10 de diciembre de 1924 llegó el heredero al título en un parto de mellizos; Concepción y Adolfo.

El pueblo. 15 de diciembre 1924: Ha dado a luz con toda felicidad dos lindos mellizos (varón y hembra) la distinguida y aristocrática señora Dª. Mercedes Echevarría Carvajal, marquesa de Arneva, esposa de nuestro respetable y distinguido amigo D. Adolfo Wandosell. A ambos esposos damos nuestra enhorabuena por tan fausto suceso.

Los mellizos fueron bautizados en el oratorio privado del palacio por el Obispo de Orihuela.

El Tiempo. Murcia. 24 de diciembre de 1924: De sociedad. Bautizo. El pasado domingo, en la morada suntuosa de los señores marqueses de Arneva, en Orihuela, y en el precioso oratorio de la casa, tuvo lugar la solemne ceremonia de administrar el Sacramento del Bautismo a los encantadores niña y niño que recientemente dio a luz la Excma. señora marquesa de Arneva, esposa de nuestro distinguido amigo don Adolfo Wandosell.

Francisco Javier de Irastorza y Loinaz. Obispo de Orihuela.

Administró las aguas bautismales el ilustrísimo Sr. don Francisco de Irastorza, Obispo de la Diócesis de Orihuela, apadrinando, los señores condes de Montemar al niño, y a la niña la respetable señora doña Francisca Calvache, viuda de Wandosell, representada por la distinguida señorita Emilia Wandosell y don Aurelio Wandosell. A los nuevos cristianos se les impuso los nombres de Adolfo y María de la Concepción, respectivamente.

El marqués de Arneva fue diputado provincial por el distrito Orihuela – Dolores en las elecciones de 1919 y 1921. Y en enero de 1928 se rumoreó como posible candidato al Gobierno Civil de Alicante. Su carrera política llegó hasta las elecciones municipales de abril de 1931 en las que se proclamó la II República. Fue uno de los candidatos monárquicos para el ayuntamiento de Orihuela.

Años después de morir su padre, Adolfo y sus hermanos crearon la sociedad «Eléctrica Wandosell», titular del «Molino de la Ciudad» y de sus contratos de suministro. En el verano de 1930 la vendieron a la «Compañía de Riegos de Levante»; absorbida posteriormente por «Hidroeléctrica Española».

En cuanto al «molino de la ciudad», en la segunda mitad del siglo XX recuperó su función original. En 1998 lo compró la Fundación Pedrera para restaurarlo con dinero de fondos europeos. Luego lo dejaron morir abandonado; como permanece en la actualidad.

Molino de la Ciudad en ruinas. Fotografía Vicente Muñoz Navarro

Por el momento no he conseguido averiguar cuando murió Adolfo Wandosell Calvache. En cuanto a su esposa, María de las Mercedes de Echeverría, séptima marquesa de Arneva, falleció en Orihuela en 1966.

VIII. Adolfo Wandosell y Echeverría.

Nacido el 10 de diciembre de 1924 en un parto de mellizos. Se casó el 7 de mayo de 1957 con María Teresa Lloret y Pascual, nacida en Elche en 1933.

En el Boletín Oficial del Estado de 7 de agosto de 1965 figuraba, con el número 402, entre la lista de aspirantes admitidos a las pruebas selectivas para el ingreso en el Cuerpo Auxiliar de Administración Civil convocadas en febrero. Pero quedó excluido posteriormente.

Heredó el título en octubre de 1968; en plena decadencia económica.

Instituto Laboral. Colección Javier Sánchez Portas.

El palacio había dejado de ser la residencia familiar y el trasvase Tajo Segura partió en dos la finca solariega que daba nombre al marquesado.

Instituto Laboral. Colección Javier Sánchez Portas.

Posteriormente se lo vendieron al Ayuntamiento; que se trasladó al mismo en 1967 desde sus antiguas dependencias de la Plaza Nueva.

Palacio marqués de Arneva. Sede del Ayuntamiento.

En la fachada lateral añadieron un panel de piedra realizado en 1607, con el  escudo de Aragón acompañado en ambos lados por el Oriol. Procede del antiguo ayuntamiento; o mejor dicho, del edificio que fue pósito municipal del grano.

Conjunto heráldico realizado en piedra jabalina en 1607. Procede de la fachada Norte del antiguo Pósito situado en la Plaza Nueva. Posteriormente ayuntamiento. Y cuando este fue derribado se trasladó al Palacio de Arneva. En el centro el escudo de Aragón, Nápoles y Sicilia; flanqueado por dos orioles. Fotografía Francisco Luis Galiano Moreno.

Casado con Teresa Lloret Pascual,  Adolfo Wandosell Echeverría falleció en Murcia el 26 de noviembre de 1987; y su viuda el 2 de junio de 2019. 

Edificio anexo al palacio. Derribado al trasladar el ayuntamiento. Colección Javier Sánchez Portas.

IX. José María Wandosell y Lloret.

El noveno marqués se llama D. José María Wandosell y Lloret y rompió una especie de maldición. Hasta su padre, ocho marqueses habían ostentado seis apellidos: Ordoñez, Sannazar, Pascual del Pobil, Carvajal, Echeverría y Wandosell; y en los dos casos restantes, el título había pasado entre hermanos.

En abril de 1997 se casó en Torrevieja con María Inmaculada Hódar y Díaz.

Iniciar el marquesado un religioso no fue buen comienzo para mantener apellidos; pero con José María, por primera vez, el título ha sido heredado por dos primogénitos varones consecutivos; o lo que es lo mismo, tres generaciones llevan el mismo primer apellido: Wandosell.

José María Pérez Basanta.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Artículo publicado en 2006 con la colaboración de Jorge Belmonte Bas. Remodelado en 2015 para ser emitido en radio. Ampliado y corregido de nuevo en 2022. Mi agradecimiento a J. M. Dayas.

Pincha aquí para acceder al programa.
Pincha aquí para acceder al vídeo.
Palacio marqués de Arneva. Víctor Sarabia Grau.

Callejeando 05. La Calle de las Gradas.

Fotografía: Víctor Sarabia Grau.

La Calle de las Gradas y la de los Meca.

La llamada calle de Santa Justa partía en los padrones de los siglos XVIII y XIX  desde  la casa del Marquesado de Arneva y transcurría hacia el sur entre los templos de Santa Justa y las Salesas para terminar en la calle del Río.

Anteriormente se citaba en escrituras como de los Ruisos o Ruises; y  también como de «las gradas de Santa Justa» o «las gradas» a secas, por los escalones de piedra picada del portal mayor de la iglesia parroquial.

Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela
Archivo Municipal de Orihuela
Iglesia de las Santas Justa y Rufina. Vista aérea

Nosotros partimos del monasterio de las Salesas, dirección Norte, encontrando a la izquierda un callejón camuflado perfectamente delimitado al costado del convento.

En la actualidad permanece cerrado por una fachada con puerta y su salida a la plaza de Togores está también condenada.  Es el que en el XVIII llamaban de los jesuitas.

Fotografía Ajomalba

Yo sostengo que esta humilde calleja cerrada fue antes una calle más ancha, la de Ferrando de Loazes; y lo explico en un artículo monográfico al que podéis acceder pinchando en la siguiente imagen.

Enlace al artículo: Lo Carrer de Loazes.

Lo carrer dels Loazes o de Ferrando Loazes lindaba con la Plazuela de las Torres, situada en la curva del río junto a la muralla, donde ahora tenemos el convento de las Salesas.

Víctor Sarabia Grau.

Nacía frente a una placeta que coincide con la «longeta» de Santa Justa, en la actualidad casa parroquial y plazuela de las Salesas, antes de la Compañía de Jesús.

Siglo XVII. Confección propia sobre plano siglo XVIII.
Visión idealizada de Pepe Sarabia.
Archivo Rafa Almira.

Por lo tanto, me parece un error la placa homenaje a la casa natal del Patriarca. Dicha placa está a la entrada de la calle Meca; que recuerda a los Pérez de Meca.

Calle Meca. José M. Pérez Basanta

Antes ostentó el apellido de otra ilustre familia, los Masquefas, titulación que se mantuvo en los padrones de cumplimiento de Santa Justa hasta 1766.

Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela.
Siglo XVIII. Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.

Los causantes de la actual titulación fueron el regidor Fernando Pérez de Meca, fallecido en 1730 y, sobre todo, el canónigo Alejandro Pérez de Meca. Ambos vecinos de la calle en el siglo XVIII.

El mismo plano un siglo después. Confección propia sobre original del siglo XVIII.

En la calle Meca funcionó un asilo de las hermanitas de los ancianos desamparados, fruto de las gestiones practicadas por el obispo Victoriano Guisáosla y por la conferencia de San Vicente de Paul.

Este instituto femenino, fundado tan solo una década antes por Saturnino López Novoa y Teresa de Jesús Jornet, inauguró sus instalaciones el 2 de Mayo de 1883 en la casa propiedad de José Roca de Togores, con todo el apoyo y beneplácito municipal. El día 12 llegaron las religiosas; y  tras celebrar una ceremonia en Santa Justa tomaron posesión del mismo.

La lectura popular. 1 de septiembre 1883: En nuestra querida ciudad se ha fundado un asilo de hermanitas de los pobres, donde son ya muchos los infelices que han encontrado amparo y consuelo en su vejez. El edificio lo ha regalado un solo católico, cuyo nombré no queremos revelar para no ofender sus sentimientos de verdadera caridad.

Entrada al antiguo asilo. Colección Javier Sánchez Portas.

La crónica, 7 de enero 1886: Correspondiendo a la atenta invitación que se nos hizo por la Superiora del Asilo de los pobres ancianos desamparados, acudimos gustosos a aquel establecimiento para presenciar la solemne inauguración de la bonita Capilla que, a expensas de nuestro dignísimo Prelado, se ha construido recientemente…

… Terminada la ceremonia religiosa pasamos al establecimiento donde hoy se hallan convenientemente albergados 39 pobres ancianos de ambos sexos, encontrándolo todo, tan en orden y con tan esmerada limpieza que es de admirar en gran manera el cuidado que las hermanitas emplean.

El establecimiento pronto se les quedó pequeño. En junio de 1923 el Ayuntamiento, reservando el perjuicio a terceros, cedió terreno del dominio público a la superiora del asilo dándole a su vez permiso para emprender obras de ampliación.

Sus vecinos, sintiéndose perjudicados, se negaron a perder el único ensanche de que disponía la calle Meca.  Ante sus alegaciones, el Consistorio decidió dar marcha atrás y, en marzo de 1924 seguían estudiando la posible ampliación del asilo, esta vez uniéndole una casa adyacente.

Entrada al antiguo asilo. Colección Javier Sánchez Portas.

Pero la única solución fue trasladarlo a un local más espacioso. Dicho traslado tuvo que esperar veinte años.  Las obras del nuevo asilo comenzaron durante la Dictadura de Primo de Rivera y continuaron a trancas y barrancas durante la República.

Iniciada la Guerra Civil, el gobierno pretendió convertirlo en manicomio. Acabada la contienda continuaron las obras y en 1946 se trasladaron frente a la Lonja, en el sitio que hace poco han abandonado. 

Nuevo asilo de ancianos. Colección Esteban Sanmartín.

El solar del antiguo asilo, con su patio descubierto, fue vendido.  En el descubierto se instaló un cine, o mejor dicho, un recinto multiusos cuyo trazado es ahora un aparcamiento. Se llamaba cine Cargen por los apellidos de sus propietarios: Cardona y Genoves.

Una terraza de verano utilizada como pista de patinaje en invierno. También se alquilaba como teatro y se organizaban en ella combates de boxeo.

Fotografía Ajomalba

En lo que fue el edificio del asilo se construyó otro cine, el Casablanca, duplicando así la oferta con uno de verano y otro de invierno. Primero cerró el Cargen, luego el Cine Casablanca; pero nacido de su cantina y como recuerdo de aquellos tiempos, nos queda el buen hacer y el cariño que derrochan Inmaculada y sus hijos en el Bar Casablanca.

Os dejo un montaje en vídeo del cambio:

Calle Meca. Años cuarenta del siglo XX. Archivo Celia Senén.

Muy cerca, lindando con esta calle, con la de los Jesuitas y con la Plaza de Togores, se construyó un gran teatro a finales del siglo XVIII que mencionan Montesinos y Gisbert.

Plano Google Maps

Este último, cuando cita las casas de comedias en sus «Datos sueltos para la continuación de la historia de Orihuela».

Con licencia de 12 de Marzo de 1790, el empresario hacentista y catalán Francisco Baus, edificó desde sus cimientos otra en la calle de Meca en un solar del murciano don Mariano Aguado Martínez, marqués de Campo Hermoso, inscribiéndose en letras de oro sobre un arco CANENDO ET RIENDO CORRIGE MORES A EXPENSAS DE FRANCISCO BAUS AÑO DE MDCCLXXXX. Fue inaugurada el sábado 21 de Agosto de dicho año (1790)  con la comedia Las armas de la hermosura.

Se refiere al marqués de Nonduermas y Conde de Monte Hermoso, regidor de la Ciudad de Murcia.  Buscando la relación de este noble murciano con Orihuela descubrí que, al morir su esposa, Mariano se casó con la viuda del primer Conde de Pinohermoso, que vivía en la Plaza de la Pía; y en terceras nupcias con su hija, Piedad Roca de Togores.  

En cuanto a Francisco Baus, era un prestigioso empresario teatral que Mariano se trajo de Murcia con su compañía de cómicos.

La leyenda «Cantando y riendo, se corrigen las costumbres» aparecía en muchos teatros de la época. Durante el reinado de Carlos III se intentó utilizar el teatro como foco de ilustración; y este abrió sus puertas tan solo dos años después de su muerte.

Plano incluido el artículo «El Coliseo de Comedias de la Calle Meca» de Mª Cruz López.

Para los interesados recomiendo el artículo «El Coliseo de Comedias de la Calle Meca», de Mª Cruz López. Además del plano anterior, contiene mucha información de la que haremos un breve resumen:

Era un edificio amplio y sólido con capacidad para ochocientas personas repartidas en cuatro gradas. Contaba con veinticuatro palcos, bancos para la Ciudad, para la Curia, para la Real Justicia y un palco especial para el propietario. Disponía de cinco puertas y tres escaleras.

Sección de un teatro del siglo XVIII.

Los precios de entrada oscilaban entre los tres cuartos y los doce reales de vellón; pero lo más curioso es que, a pesar de que prohibieron fumar en su interior, y de que mantenían varios pozos con cubos como medida de seguridad, el edificio ardió completamente en 1822 y fue demolido.

Plano de confección propia sobre original del XVIII, con los datos del anterior.

 Al fondo, encontramos una plazuela que recuerda el ilustre apellido de los Togores.

Fotografía Ajomalba

También la traviesa de Meca y dos calles más: una antiquísima llamada Xinxolers o Jinjoleros, que antes comprendía la actual Madre Elisea; y otra cuyo nombre le llegó por nacer cerca del muro del río: la calle Malecón.

Travesía Meca. Calleja que une la calle Meca. Restos de lo que parece ser una torre. Archivo Mariano Pedrera
Calle Malecón. Fotografía Ajomalba
Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela
Siglo XVIII. Archivo Municipal de Orihuela
Fotografía Ajomalba

Volvemos a la calle principal que tomaba el nombre de las gradas que forman parte de la portada principal de Santa Justa, también llamada por el mismo motivo «Puerta de Las Gradas».

Iglesia de las Santas Justa y Rufina. Vista aérea

Dicha portada se proyectó a mediados del siglo XVIII para soportar el empuje de un edificio sobrecargado.

Puerta de las Gradas. Ministerio de Cultura.

En su artículo «Del gótico al barroco en la Puerta de las Gradas», Javier Sánchez Portas documenta el accidentado proceso que llevó a emprender esta obra.

Puerta de las Gradas. Ministerio de Cultura.

En 1749, un año después de la construcción de la capilla de la Comunión y en plena vorágine recaudadora de diezmos, la junta parroquial decidió acabar con las goteras sustituyendo los terrados por tejados como ya se había hecho con éxito en la parroquia de Santiago. Y, al igual que aquella, dotarla de algunos remates y pirámides.

Ya metidos en harina, o mejor en yeso, decidieron abrir nuevas ventanas e intentaron centrar la puerta practicando un buque en la pared,  trasladando así la portada «como cosa de una vara hacia tramontana», piedra a piedra.

El proyecto fue un desastre y muy pronto comenzaron a aparecer grietas. En 1752 estaba reventada y a punto de desplomarse. Consultaron a varios expertos, entre ellos al maestro mayor de la Catedral de Murcia.  No había solución, era necesario demoler lo hecho y reconstruir toda la fachada.

El nuevo proyecto fue diseñado por Fray Antonio de Villanueva, y ejecutado por el maestro cantero Cristóbal Sánchez. Las obras se mantuvieron a trancas y barrancas desde 1753 hasta 1762, quedando tal y como permanecen, incompletas.

José María Pérez Basanta.

A simple vista se pueden contemplar  los agujeros de los andamios que deberían estar cubiertos. También los capiteles superiores y cuatro de los cinco medallones sin desbastar.

Estos medallones debían reflejar la vida y martirio de las Santas Justa y Rufina; pero solo se talló el central.

Puerta de las Gradas. Ministerio de Cultura.
Foto Ajomalba.

Hay un detalle anecdótico en esta portada. En agosto de 1755, el maestro Cristóbal Sánchez se comprometió a fabricar las dos impresionantes columnas que flanquean la puerta de una sola pieza,  siendo de su cuenta arrancarlas y traerlas a pie de obra desde la cantera de Abanilla.

Tenía de plazo hasta el fin de enero de 1756, seis meses;  pero pasaron diez y no pudo encontrar dos piedras con las dimensiones necesarias.  Así pues propuso y le fue concedido, que una de las dos llevase un pequeño añadido, un trocito de piedra imperceptible.

Cuando paséis por ahí,  fíjaos en la parte superior de la columna de la derecha y podréis comprobarlo.

Puerta de las Gradas. Francisco Luis Galiano Moreno.

Por último, recordar que en el siglo XIX, los apellidos Loazes y Masquefas volvieron al callejero oriolano; pero con diferente rango.

Al Patriarca le dedicaron la reurbanizada bajada del Puente Nuevo en su cuarto centenario. Los Masquefas se tuvieron que conformar con el modesto callejón que sube a la peña desde la Plaza de Ramón Sijé.

Busto del Patriarca. Fotografía: José M. Pérez Basanta

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Artículo publicado en 2006, corregido, reconstruido y ampliado. Dedicado a José Luis Satorre.

Pinchad aquí para acceder al programa de radio.
Pinchad aquí para acceder a la versión Youtube.

Callejeando 04. El Obispo Félix Herrero y las salesas de Orihuela.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.

Las Salesas y el obispo Félix Herrero Valverde.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Ajomalba.

Introducción:

Plazuela de las Salesas en 2011. Fotografía de «El Tío Cachi».

Dejamos el capítulo anterior de esta serie en pleno declive del colegio de señoritas instalado por Joseph Tormo en el edificio que los jesuitas habían dejado tras su expulsión.

Fallecido este prelado en 1790, pasaron por la silla episcopal de Orihuela Antonio Despuig y Dameto, F. Javier Cabrera Velasco, F. Antonio Cebrián Valda y Simón López García.

Antonio Despuig y Dameto. Obispo de Orihuela 1791-1795. Arzobispo de Valencia 1795. Retrato de Agustín Esteve. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

De orígenes humildes, Simón López alcanzó la mitra oriolana en enero de 1816.

Sus problemas con el Gobierno comenzaron en el «trienio liberal», con el restablecimiento de la Constitución aceptada en marzo de 1820 por Fernando VII. Curiosamente, Simón había sido diputado por Murcia en las Cortes de Cádiz.

Los liberales sabían que la difusión de las bondades de la Constitución entre los ciudadanos era imprescindible y delegaron esta responsabilidad nada menos que en los párrocos.

El púlpito era la principal fuente de información entre una población mayoritariamente analfabeta; y las órdenes reales se solían leer en la iglesia.

Pero no todos los obispos aceptaron el regreso de la «Carta Magna»; entre los que se resistieron apareció señalado el de Orihuela.

El Constitucional. (Madrid). 1 de abril 1820: En estos mismos días de júbilo, en la época en que empezamos a ser hombres libres, dejando de ser esclavos miserables, en los mismos momentos que la opinión pública está en todo su entusiasmo, acaban de hacerle frente los Ilustrísimos de Zamora y Málaga; y últimamente, según noticias, el ilustrísimo de Orihuela que no ha querido jurar la Constitución, y ha defendido a su clero que lo haga.

No satisfechos aún con esto, empiezan a combatirla desde los pulpitos, sacerdotes ilusos, preocupados y de intenciones no muy puras…

En cuanto a obispos y cabildos, que se restablezca en todo su vigor el decreto de las Cortes para ocupar las temporalidades a todos los que resistan adherirse a la voluntad de la Nación; y por lo respectivo a los abusos del pulpito y confesionario que se han cometido y puedan cometerse, que se exija la más terrible responsabilidad al Vicario eclesiástico, y éste a los párrocos, capellanes mayores, y prelados de todas religiones.

El cardenal Luis de Borbón apoyó decisivamente la Constitución y el régimen liberal a través de una extensa pastoral publicada el 15 de marzo.

Su texto fue ampliamente difundido por los prelados españoles, entre ellos los de Orihuela y Murcia. Parecía que Simón López estaba dispuesto a obedecer y que todo era una calumnia.

El Constitucional. (Madrid). 17 de abril 1820: Si es un deber que exige el bien de la patria denunciar a la opinión pública a todos aquellos individuos que faltan a sus obligaciones sociales, no es menos importante el de volver por el buen nombre de los que equivocadamente son calumniados.

Una equivocación es lo que dice el señor R. G. en el Constitucional de 1º de Abril acerca del ilustrísimo señor don Simón López, obispo de Orihuela, de haberse negado a jurar la Constitución y habérselo defendido a su clero.

En confirmación de su adhesión al nuevo sistema fundamental, copio literalmente el encabezamiento y pie con que ha hecho reimprimir S. S. I. la pastoral del señor Cardenal de Borbón.

Nos don Simón López indigno obispo de Orihuela, a todos nuestros muy amados diocesanos, salud y nuestra bendición paternal, sabed:

Que cuando pensábamos daros una instrucción pastoral del modo cristiano político con que debéis conduciros en las actuales críticas circunstancias para el mejor servicio de Dios y de la patria, puso en nuestras manos la divina Providencia la pastoral que con el mismo intento ha dirigido a su grey el eminentísimo señor Cardenal don Luis de Borbón, cuyos sentimientos son tan análogos a los nuestros, que no nos queda que hacer sino el comunicárosla, a cuyo efecto he dispuesto se reimprima y circule, siendo literalmente como sigue.

Carta pastoral del Excmo. Sr. D. Luis de Borbón. Murcia. Imprenta Teruel. Año 1820. Pinchando sobre la imagen se accede al documento completo.

Y mandamos a los curas la lean en el primer día festivo, al ofertorio de la misa mayor, y exhorten al pueblo a su observancia. Palacio Episcopal de Orihuela a 8 de Marzo de 1820. Simón, obispo de Orihuela.

Pero ni la orden del cardenal ni la seria amenaza de expatriación convencieron al obispo de Orihuela para que mandase a sus párrocos propagar la Constitución entre los feligreses.

El Conservador (Madrid). 20 de julio 1820: Contestación impresa del reverendo obispo de Orihuela a un oficio del Sr. Secretario de la Gobernación de la península, en que le invitaba mandar que los párrocos de su diócesis instruyesen a los pueblos de las ventajas de la Constitución.

En ella decía S. Ilma. que bastante tenían que hacer los operarios de la viña del Señor con enseñar sus feligreses la doctrina cristiana y la moral del evangelio, sin meterse a explicarles la política; tanto más cuando que ésta se halla en oposición a lo que le sugería su conciencia.

Su postura de abierta rebeldía la difundió la prensa de toda España y no podía ser tolerada. Simón tomó un barco en Cartagena y salió hacia el destierro, encontrando refugio en Roma.

Transcribo algunas noticias de las peripecias del viaje.

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 27 de agosto 1820: De Murcia nos escriben que el 17 a las 5 de la mañana se embarcó en el falucho de Vicente Ramón Galiana, el disidente obispo de Orihuela don Simón López; pero el mal tiempo hizo volver al puerto el barco, que salió de nuevo en la mañana del día siguiente viernes 18.

Se dirige a Barcelona, en busca de embarcación de mayor porte para pasar a Roma, a donde se ha ofrecido Galiana a conducirle si no la encuentra.

No lleva consigo más persona que el capuchino fray Francisco de Villanueva. El cabildo ha nombrado gobernador del obispado al canónigo doctoral.

El Universal (Madrid). 25 de septiembre 1820: Sabemos que el Sr. D. Simón López, obispo de Orihuela, ha llegado con toda felicidad a Niza.

Durante el resto del año la prensa liberal centró su interés en el paradero del obispo fugado, publicando diversos bulos.

Un día afirmaban que estaba arrepentido y deseando volver; otro que su grey estaba escandalizada por su conducta. Hasta llegaron a darlo por muerto.

El Constitucional (Madrid). 12 de octubre 1820: El padre don Simón López no ha querido dejar sus ovejas sin un recuerdo digno de su celo apostólico. Después de su fuga se ha publicado en su desgraciada diócesis una pastoral incendiaria, que el gobierno ha mandado recoger.

Correo constitucional. 17 de octubre 1820: Sabe V. Rma. que por la conducta perversa y atrevida del Rdo. ex-obispo de Orihuela D. Fr. Simón López se halla escandalizada la Nación, y señaladamente la Grey que abandonó por no obedecer las autoridades, dando margen a los incautos a un cisma, dudar de la verdad y de los sólidos principios de la Constitución a que se subscribió…

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 10 de noviembre 1820: Dícese que apenas llegado a Roma ha fallecido en aquella capital del orbe católico el P. D. Simón López, obispo de Orihuela.

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 23 de noviembre 1820: Murcia 18 de noviembre. El Liberto dice que, habiendo tenido el obispo de Orihuela a su llegada a Roma una conferencia con su santidad, salió tan abochornado, que inmediatamente le sobrevino una fuerte indisposición, de cuyas resultas murió con el desconsuelo de fallecer separado de su rebaño.

El Constitucional (Madrid). 27 de noviembre 1820: Es falsa la noticia de la muerte del reverendo obispo de Orihuela; no solo no ha muerto, sino que ha abierto los ojos al verdadero conocimiento. S. S. por medio del señor Nuncio intercede por aquel prelado, y pide que se le permita restituirse al seno de su grey en atención a que el exceso que cometió fue producto de un momento de acaloramiento; y que S. I., siguiendo el ejemplo de otros obispos de España, se somete al régimen constitucional.

Casi todo era falso. El «expatriado obispo de Orihuela» se había instalado en Roma; no estaba ni mucho menos arrepentido ni dispuesto a someterse; y su rebaño, gobernado en su ausencia por el canónigo doctoral Félix Herrero, apoyaba plenamente la rebeldía del prelado.

Simón López García. Obispo de Orihuela 1815-1824. Arzobispo de Valencia 1824-1831. Retrato de Miguel Parra en la Catedral de Valencia. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

Orihuela era un reducto ultracatólico, absolutista y anticonstitucional. Para hacernos una idea del ambiente que se respiraba durante el trienio liberal, he transcrito este artículo publicado en Barcelona tras el violento ataque a un periodista murciano.

Diario constitucional de Barcelona. 1 de febrero 1822: Murcia 12 de enero. En Orihuela se ha ejecutado esta mañana un atentado, que ha acabado de patentizar el perverso estado en que se encuentra en dicho pueblo la opinión.

El ciudadano Miguel Ródenas, patriota, exaltado, redactor del diario popular de Murcia, que desde Alicante regresaba a esta ciudad, ha sido acometido en esta mañana, al salir de Orihuela, por algunos de los que de ésta se han refugiado allí por sus opiniones serviles, y ha recibido heridas de que con mucha dificultad podrá recobrarse según informan los facultativos que de ésta han ido a curarle a Monteagudo, pueblo adonde ha podido llegar.

Lo gracioso es que Ródenas se refugió a unos frailes que estaban allí inmediatos, y estos le abandonaron a aquellos caribes. Orihuela es el foco del servilismo en este país, el lugar donde se guarecen los perseguidos por sus atentados contra las instituciones que nos rigen.

Y pueblo tan infatuado que se alaban de ser serviles y enemigos de la Constitución. Con la noticia de este suceso, se han alarmado aquí las gentes y pensaban ponerse de acuerdo con los de Cartagena para hacer una visita a Orihuela.

No es de extrañar el mal estado de Orihuela, pues hay muchas causas para ello.

El obispo tan servil, la abundancia de canónigos, frailes y demás diseminantes, la Universidad, el Colegio, etc., etc., todos amenazados de ser suprimidos o trasladados a Alicante o Murcia, pueblos liberales y donde no podrán gallear, son motivos todos para que el servilismo domine imperiosamente allí.

Si las reformas se hubiesen hecho con la rapidez conveniente, Orihuela sería ya una ciudad de labradores y de consiguiente, de hombres pacíficos.

En octubre de 1823 Fernando VII disolvió las Cortes y abolió la Constitución.

Dos meses después, cumplidos tres años de destierro, Simón López regresó a Orihuela como un héroe; entrando a hombros de sus feligreses. Así lo contó uno de los más destacados periódicos ultracatólicos y absolutistas.

El Restaurador (Madrid). 10 de diciembre 1823: Orihuela 2 de diciembre. El jueves 28 del pasado tuvo esta leal y religiosa ciudad el nuevo placer de ver sentado en su silla a su dignísimo Prelado el Ilmo. Sr. D. Simón López, después de más de tres años de ausencia por la expatriación que le impuso el gobierno revolucionario en agosto de 1820, y que ha sufrido con la mayor constancia y heroísmo, sin que le haya arredrado su ancianidad ni el que aquel impío gobierno no le señalase un maravedí para su subsistencia.

Entre las tres y cuatro de la tarde llegó a las puertas de esta ciudad en su coche, acompañado del señor Gobernador en su ausencia, y de su Tesorero, que de antemano habían salido a recibirle hasta Fuente de la Higuera, en cuyas puertas le esperaban en rigurosa formación la Milicia Realista de infantería y caballería, y un inmenso pueblo que, haciendo quitar las mulas, condujeron el coche casi sin tocar en tierra por medio de los lodos hasta la santa Iglesia Catedral, en donde se hallaba congregado el venerable Cabildo con ropa de coro para recibirle.

Se cantó un solemne «Te Deum» saludado por tres descargas de fusilería; hubo bendición y concesión de indulgencias, y después, acompañado del referido Cabildo, de los Prelados de las órdenes religiosas, Ayuntamiento y Nobleza, pasó a su palacio, dificultándole el paso el indecible número de hombres, mujeres y niños que a porfía anhelaban por besar la mano de su Pastor, quien satisfizo sus deseos en cuanto estuvo de su parte.

En el interior del palacio le aguardaban las escuelas de niños con vítores alusivos al objeto, que le recibieron cantando coplas semejantes a esta:

Pueblo orcelitano/ he aquí a tu pastor/muéstrale tu afecto/respeto y amor. /Y puesto que ahora/ no hay Constitución/que mande y prospere/ nuestro DON SIMÓN.

Durante un año Félix Herrero quedó como vicario general de la diócesis.

Hasta que el Papa nombró a Simón arzobispo de Valencia; y Herrero Valverde alcanzó la mitra oriolana.

Félix obispo de Orihuela.

Félix Herrero Valverde. Obispo de Orihuela 1824-1858. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

Félix había nacido en Fuenlabrada (Madrid) el 5 de octubre de 1770.

Canónigo doctoral, gobernador eclesiástico en ausencia de Simón López y vicario general a su regreso, se convirtió en obispo de Orihuela en noviembre de 1824.

Este prelado se había propuesto organizar un establecimiento para la enseñanza en Orihuela; un colegio de señoritas que llenase el vacío dejado por el declive del de la Purísima Concepción, fundado por Tormo.

Para dotarlo de prestigio y asegurar su correcto funcionamiento decidió encomendárselo a una orden religiosa con experiencia en formación femenina.

Félix mantenía estrecho contacto con las Reales Salesas de Madrid a través de su prima Juana Francisca de Sales Pérez Valverde, que profesaba en dicho convento.

Y la religiosa aceptó viajar a Orihuela formando parte de la fundación.

El proyecto recibió el total apoyo del Ayuntamiento oriolano; y nombraron a un comisionado para que viajase junto al obispo al Real Monasterio de Madrid.

En octubre de 1825 consiguieron el permiso del rey Fernando VII. La empresa parecía estar debidamente encauzada; pero el estado del edificio y la falta de recursos económicos para habilitarlo frenaron su puesta en marcha.

Juan Alfonso de Alburquerque. «Cordobapedia».

Disponemos del testimonio de un testigo presencial. Se trata del canónigo y futuro prelado Juan Alfonso de Alburquerque, cuyas «Memorias de Orihuela» fueron publicadas por José Manuel Cuenca Toribio en el Boletín de la Real Academia de la Historia en 1986.

De ellas voy a transcribir algunos fragmentos que iré intercalando marcados en rojo.

Se hallaba afligida la comunidad de este monasterio por no tener otra iglesia que la antigua capilla de los PP. Jesuitas, que era muy pequeña y de ningún lucimiento, y aunque estaba contigua la iglesia nueva que tenían trazada dichos PP. al tiempo de su expulsión en el siglo pasado, como solo había algunos cimientos y el nuevo monasterio carecía de los fondos necesarios para ejecutar el plan grandioso que en aquellos se manifestaba, no había esperanza de que tuviese una buena iglesia sino después de muchos años y de costosos sacrificios para una fundación naciente y en tiempos tan calamitosos.

Es aquí donde entraron en escena los infantes de España Carlos María Isidro de Borbón y la portuguesa María Francisca de Asís de Braganza.

En el mes de abril de 1826 se fundó en esta Ciudad, en el edificio que antiguamente fue Colegio de la Compañía de Jesús, un monasterio de religiosas salesas, que al efecto vinieron del Rl. De Madrid, y se declararon patronos y protectores de esta fundación los Serenísimos Señores Infantes de España D. Carlos María Isidro de Borbón y su augusta esposa Dª. María Francisca de Asís de Braganza.

Don Carlos había nacido en 1788; era por lo tanto cuatro años más joven que su hermano el rey. Y abrigaba muchas esperanzas de convertirse en su sucesor.

En su tercer matrimonio, Fernando VII seguía sin descendencia.

Retrato de Dª. María Francisca de Braganza y Borbón. Pintura de Vicente López Portaña. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.
La implicación de la infanta María Francisca de Braganza en la fundación del Real Monasterio de la Visitación de Orihuela fue absoluta. Las salesas siempre guardaron con gratitud y respeto su recuerdo, refiriéndose a ella como «la fundadora». Entre las muchas obras de valor que atesoraron las monjas procedentes de las donaciones realizadas por la infanta tuvo un lugar muy especial esta preciosa mantilla datada hacia 1826, que al parecer le perteneció, y que las religiosas conservaban como una auténtica reliquia. Texto y fotografía de Jorge Belmonte Bas.

La posible llegada al trono del infante Carlos se convirtió en la esperanza de los partidarios de la vuelta al absolutismo y del mantenimiento de las viejas costumbres, entre ellos la ultracatólica Orihuela y su obispo, que ya había tenido problemas con los liberales antes de alcanzar la mitra.

Estas circunstancias y la fuerte vinculación de la infanta con las Salesas de Madrid la llevaron a aceptar el patronato del monasterio en Orihuela a principios de 1826. Así lo explicó la prensa liberal dieciocho años después.

Don Félix Herrero Valverde era muy atendido del pretendiente, y logró del mismo la erección de aquel establecimiento. Don Carlos costeó la obra, don Carlos fue el alma de todo, y él mismo y su esposa tomaron el título de fundadores.

Con poderes de ambos infantes, se compraron en gran porción fincas que habían de servir para la primera dotación de las madres, y en nombre de SS. AA. se practicó todo por manera que Valverde hizo adquirir entonces a aquellos la mayor popularidad en esta ciudad…

«Vista del nuevo Real Convento de la Visitación de Madrid, vulgo las Salesas». Por Hermenegildo Víctor Ugarte, en Madrid, año de 1758. Memoria de Madrid.
 

Nombrados por el rey fundadores y patronos, los infantes dotaron al nuevo convento de rentas y fincas. En tan solo tres meses adecentaron el viejo convento lo suficiente para que ocho religiosas y una pretendiente se instalaran en clausura el diez de abril, tras soportar un largo viaje.

La superiora se llamaba Sor María Luisa Valcárcel, una de las monjas era Juana Francisca, la prima del obispo; y una pretendiente, llamada Ana Herrero Valverde, supongo que era su hermana.

Inmediatamente se encargó de la construcción de la nueva iglesia y de la remodelación del convento a Fray Antonio de Benimassot, el mismo que luego construiría los dos puentes de madera sobre el Segura.

En marzo de 1829, a petición de su hermano y de su cuñada, el rey lo igualó en derechos al de Madrid concediéndole una pensión perpetua de 50.000 reales y titulándolo con el siguiente nombrecito: Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela, regla de San Francisco de Sales.

En el Real Equivalente de ese mismo año la antigua «Plaza de la Compañía» adoptó el nombre del convento; el mismo por el que simple y cariñosamente se les conoce en toda España: «Plaza de las Salesas».

Dicha titulación quedó ratificada en el nomenclátor a mediados de la centuria y es la que conserva en la actualidad.

Real Equivalente año 1829. Archivo Municipal de Orihuela.

Ese mismo año y el posterior Orihuela y su obispado sufrieron varias desgracias de carácter natural de las que dejó constancia nuestro canónigo cronista.

En todo el año 1829 se vio de un modo nada equívoco el patrocinio que dispensa esta Soberana Señora (La Virgen de Monserrate) a la dichosa ciudad encomendada a su cuidado.

Los terribles temblores de tierra ocurridos en 21 de marzo, que después continuaron por espacio de muchos meses y arruinaron varios pueblos de la comarca, sólo parece respetaron a Orihuela, que inmediatamente acudió a implorar el patrocinio de su Patrona; conducida en pública rogativa a la Santa Iglesia Catedral con numeroso, lucido y devoto acompañamiento, a las once de la noche del citado día 21 de marzo.

Grabado siglo XIX. Ceremonia del ramo sobre el «Puente Viejo». 

Pocos meses después hubo una grande crecida en el río Segura, y convocado por sonido de la campana el Cabildo Excmo., el Ayuntamiento y el pueblo, se llevó en procesión la imagen de Ntra. Sra. de Monserrate al puente de piedra, y arrojando su ramo a las aguas con las preces y ceremonias de estilo, se observó la disminución de aquella antes de siete minutos, siendo las diez y media de la noche.

No voy a hablar de la actuación del obispo Herrero durante el terremoto de 1829. Ya lo hicieron Gregorio Canales Martínez y Fermín Crespo Rodríguez en el trabajo titulado «Félix Herrero Valverde (1770-1858), un obispo carismático».

Forma parte de la obra coral «La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones». La podéis descargar pinchando la siguiente imagen.

Enlace a la obra «La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones» en el repositorio de la Universidad de Alicante.

Os dejo también otro enlace a un artículo mío sobre el terremoto contado por la prensa de entonces.

Enlace a «El terremoto de 1829 en el Diario Balear».

Orihuela «Brasero del Carlismo».

Iglesia de las Salesas años 30 siglo XX. Ministerio de Cultura.

En 1832, tras seis años de obras, la iglesia quedó totalmente reedificada con todo lujo de ornamentos. Así lo cuenta Alburquerque.

Se dignaron los Serenísimos Señores Infantes Protectores, por su propia voluntad movida sin duda por nuestro Dios, escribir a la comunidad franqueando cuantos caudales fueran necesarios para dicho objeto. Inmediatamente se principió la obra y se continuó rápidamente en términos que, en los primeros meses de 1832 se vio del todo acabada con solidez y magnificencia, contribuyendo además los augustos fundadores con las más costosas preciosidades para el adorno y servicio de la iglesia.

En todos los altares se hallan colocadas las pinturas más exquisitas; los ornamentos y vasos sagrados  son muchos y de muy buen gusto; hay un magnífico tabernáculo con su viril, una graciosa urna para el monumento, cruz procesional y ciriales, dos lámparas en el altar mayor, y las varas del palio, todo de plata, y una alba riquísima con un encaje muy fino de hilo de oro de más de una vara de ancho; todo esto y mucho más que aquí no se refiere han donado pidosamente y con santa liberalidad los Serenísimos Infantes.

La iglesia fue bendecida por el obispo el 2 de mayo de 1832. Durante cuatro días, miles de personas celebraron el evento por las calles de Orihuela.

Una orquesta interpretaba agradables sonatas en un tablado que instalaron en la plazuela. Desde la explanada del Seminario se disparó un castillo de fuegos artificiales y hasta se elevó un globo aerostático.

El Ilmo. Sr. Obispo de esta diócesis D. Félix Herrero Valverde, que tanto trabajó para que se realizase esta útil fundación en Orihuela, tuvo el singular placer de consagrar dicha iglesia en el día miércoles dos de mayo de este año 1832 asistido del Cabildo Ecco., cleros de las parroquias, Seminario Conciliar y comunidades religiosas, y del Ito. Ayuntamiento, convidados todos por la comunidad de las Salesas en nombre de SS. AA. RR., los Serenísimos infantes fundadores.

En la noche del día 1º de mayo se colocaron las reliquias en la capilla provisional formada al efecto de madera y cubierta de damascos en la plazuela que existe frente a la puerta de la referida iglesia.

Desde la víspera hubo repique general de campanas, disparo de morteretes e iluminación en toda la ciudad, continuando a las horas de costumbre en los días 2, 3 y 4; durante la consagración se disparaban tres morteretes cada cuarto de hora.

El día 2, a las cinco de la mañana, salió procesionalmente de la Catedral el Sr. Obispo con el Cabildo, Seminario y parroquias. Se dio una vela de cuatro onzas a todos los eclesiásticos de ambos estados secular y regular que asistieron, y terminada la consagración de la iglesia y altar mayor, cantó la misa solemne de pontifical el Ilmo. Prelado, finalizándose la función a las once y media.

En las noches de los días 1, 2, 3 y 4 de mayo había una buena orquesta tocando agradables sonatas en un tablado dispuesto al intento en la plazuela de la iglesia de dicho Rl. monasterio.

Fueron las más vistosas iluminaciones las del mismo, la del Palacio Episcopal y la del Seminario; en la plaza de éste se disparó un bonito castillo de fuego la noche del día 2; y en la del 3 se elevó un globo aerostático.

En septiembre de 1833 falleció el rey Fernando VII.

Fernando VII. «El deseado» y «El felón». Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

El día 29 de septiembre de 1833 a las tres menos cuarto de la tarde falleció en Madrid el Rey N. Señor D. Fernando VII de Borbón.

Comunicada esta noticia al Cabildo para que se hiciesen los funerales de costumbre, nombró dos comisarios que tratasen sobre esto con los nombrados al efecto por el Ayuntamiento.

Se dieron las disposiciones oportunas y se hicieron las exequias el miércoles 30 de octubre.

Fernando VII había abolido la Ley Sálica impuesta por Felipe V. Con esta modificación negaba a su hermano la posibilidad del acceder al trono; estableciendo como sucesora a su hija Isabel, concebida con su cuarta esposa.

El Infante no se resignó a perder sus derechos sucesorios y se proclamó rey con el nombre de Carlos V, hecho que inicio la primera guerra carlista.

En septiembre de 1834 falleció también María Francisca de Asís, la benefactora del monasterio. Así reflejó la prensa liberal la muerte de la aspirante al trono.

Diario balear. 9 de octubre 1834: Noticias diversas. Muerte de Doña María Francisca, esposa de D. Carlos. Anécdotas concernientes a este acontecimiento.

Las noticias que hemos recogido relativas a la anunciada muerte de Doña María Francisca, esposa de don Carlos, el pretendiente de España, nos confirman en la seguridad del suceso.

Esta señora, si bien doliente y enferma hace algún tiempo, ha muerto sin duda alguna víctima de la irascibilidad de su carácter y el furor que abrigaba en su pecho al ver desvanecidas las locas esperanzas que había concebido de ser Reina de España…

Pronto Orihuela sería conocida como el «brasero del carlismo». Su obispo se declaró abiertamente partidario del pretendiente y fue confinado por el gobierno en un pueblo manchego llamado La Solana.

Carlos María Isidro de Borbón. Primer pretendiente al trono. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

El 28 de marzo del 1837 una partida carlista hacía su entrada en Orihuela y los oriolanos la recibieron engalanando sus balcones; con repique de campanas.

El día 28 de marzo de este año 1837, a las nueve y media de la mañana, entraron en esta Ciudad de Orihuela las tropas carlistas en número de unos mil y quinientos hombres de infantería y caballería, al mando del coronel Domingo Forcadell, y salieron el día 1º de abril a las dos de la tarde.

Las tropas al mando de Domingo Forcadell Michavila, lugarteniente de Cabrera, permanecieron cinco días en Orihuela; mientras el Ayuntamiento y todos los funcionarios públicos se refugiaron en Cartagena. A ojos del canónigo Alburquerque no causaron muchos problemas gracias a la «prudente y circunspecta conducta» de los oriolanos.

Los empleados públicos, muchas personas particulares y el Ayuntamiento se retiraron antes a la plaza de Cartagena, habiendo dejado instalada una junta de administración y gobierno compuesta de sujetos que no fuesen mal mirados de los carlistas, para atender al ejercicio de la autoridad civil, y esta providencia fue muy acertada, pues con ella se evitaron desórdenes y tropelías que eran de temer en tales circunstancias.

Se conservó bastante bien el orden , y en general no se causaron vejaciones ni a las personas ni a las casas, habiendo trabajado con todo afán los de la Junta, ya para contener a los mal entretenidos de la ciudad que en los días de revueltas suelen medrar, ya para que los jefes de los carlistas tuviesen igualmente reprimidos a sus soldados; estos esfuerzos consiguieron su objeto.

A la entrada de estas tropas se pusieron colgaduras en los balcones, se repicaron campanas y por la noche se iluminaron las casas.

Así lo reflejó la prensa liberal:

El Eco del comercio y El Español. Madrid, 6 de abril de 1837.

El Eco del comercio (Madrid). 6 de abril 1837: MURCIA, 1° de abril. El 29 del mes anterior entraron los facciosos en Orihuela en número de 1000 infantes y 100 caballos. El 28 habían salido de aquí 100 caballos y 300 infantes, a Abanilla, que dista cinco leguas a hacer un reconocimiento.

Y habiendo tropezado con ellos a la entrada del pueblo, nos cogieron cinco de caballería, que se asegura han sido muertos. Tres de ellos eran jóvenes apreciables y de categoría.

La ciudad se ha puesto en defensa y es increíble el entusiasmo de la provincia, pues hasta hoy han concurrido más de 8000 infantes y 700 caballos.

El Español (Madrid). 6 de abril 1837: … Se mandaron veredas a toda la provincia, se han hecho parapetos, zanjas y toda clase de fortificaciones; y en menos de veinte y cuatro horas nos encontramos con 8.000 hombres en Murcia, pues todos los pueblos lejos, cerca, pequeños y grandes, han rivalizado en llenar sus deberes con el mayor entusiasmo.

Pasó la noche y tuvimos noticia de que el enemigo salió de Abanilla a Orihuela, cuya población han llenado de luto por asesinar a tres nacionales de caballería y dos carabineros, siendo lo más sensible el modo; después de desnudarlos, los hicieron pedazos a sablazos y bayonetazos.

Esto fue el 29, día en que entraron en Orihuela…

Así lo justificó la prensa carlista:

Gaceta Oficial. Órgano oficial de prensa carlista. 25 de abril 1837:

Gaceta Oficial. 25 de abril 1837: Los periódicos de Madrid han confirmado la noticia que dimos en los números precedentes sobre la entrada de Forcadell en Orihuela y Elche con 2OOO hombres.

Con este motivo dice el Eco del Comercio: ¿no es escandaloso que, en pueblos como Orihuela y el Elche, haya entrado una parte de la facción tan poco considerable?

Los pueblos deben ser multados para castigar su indolencia. No hay tal indolencia, diga lo que quiera el Eco del Comercio. Hay sí una adhesión marcada y muy laudable por la causa de la RELIGIÓN y del REY.

Los pueblos quieren ya romper las indignas prisiones con que los tiene encadenados el despotismo de la revolución: los pueblos quieren volver a su estado normal, a sus buenas costumbres, al culto de sus padres que ven proscrito y perseguido; a la paz y sosiego, incompatibles con el estado de fermentación y ansiedad a que los han reducido las teorías revolucionarias.

Esto es lo que quieren los pueblos; y cansados ya de tantas convulsiones, anhelan por un principio de orden y de estabilidad; abren sus puertas a los soldados de CARLOS V, defensores de aquel principio, que lo es de su ventura y seguridad, y hacen votos muy sinceros por el triunfo de sus armas…

… Según las últimas noticias de Valencia, Forcadell salió de Orihuela hacia Villena, engrosando sus filas con la mucha gente que se le ha presentado.

El Eco del Comercio dice a este propósito: «Parece que se ha aumentado la facción en Orihuela; se ha unido a los facciosos el comandante que fue de realistas Aledo, y el capitán de los mismos Don Nicolás Fuster».

El Cabildo Catedralicio, como la mayoría de la Iglesia oriolana, se mostró abiertamente partidario del absolutismo; hasta los alumnos del Seminario se unieron a las milicias de Forcadell.

Pero dicha actitud no los libró de pagar 12.000 reales de los 80.000 que el comisario de guerra carlista impuso a las clases pudientes de la ciudad.

Orihuela a principios del siglo XIX con el precario «puente de tablas». Colección Javier Sánchez Portas.

Las consecuencias de la visita carlista y la cariñosa acogida oriolana no se hicieron esperar. Algunos días después, el jefe político de Alicante acudió a Orihuela acompañado de la Guardia Nacional y una partida de Caballería del Ejército.

Elementos suficientes para sostener la autoridad en «un pueblo que había recibido a balazos en otras ocasiones a los encargados de la administración».

Diario constitucional de Palma de Mallorca. 17 de mayo 1837: Orihuela 15 de abril. En esta se hallan el Sr. jefe político de la provincia, don Manuel Carreras y don Antonio Sirvent con alguna tropa y bastante fuerza de la milicia.

El primero ha circulado a los alcaldes constitucionales de los pueblos de la misma un interrogatorio que comprende 28 puntos, entre los que figuran como principales los siguientes:

Si se retiraron los fondos públicos, alhajas de iglesia, armas, municiones, etc.; qué mozos han quedado en el pueblo entre 17 y 40 años; quiénes han seguido a la facción voluntariamente, quiénes forzados, y los nombres de sus padres o tutores, y qué opiniones disfrutan estos últimos.

Qué número de caballos se han llevado de los comprendidos en la requisición; a quién pertenecían, por qué no los retiraron; si se deliberó por las autoridades acerca de la posibilidad de resistir a la facción, cuál fue el acuerdo y dónde consta; listas nominales de los empleados públicos que hay en el pueblo, de los que se evacuaron y de los que se quedaron.

Qué familia dejan los que hayan sido fusilados, y sus circunstancias; qué conducta han observado los eclesiásticos y exclaustrados, expresándose el número de estos: qué vecinos hay que tengan que hacer reclamaciones para ser indemnizados.

Si se han secuestrado los bienes de los que se han fugado a la facción tanto en estos últimos días como anteriormente; y si se han exigido las multas a los padres o tutores de los mozos que lo hayan verificado.

Con estas y otras disposiciones del Sr. jefe político es regular se consiga el objeto de su venida, que es castigar a los que con su traición cooperan al buen éxito de la facción, y le preparan el camino para que entren en los pueblos, talen, saqueen y asesinen.

Las tropas realistas apresaron a un puñado de oriolanos y expulsaron de la ciudad a las monjas salesas. Las diez y ocho o veinte religiosas que en ese momento formaban la comunidad quedaron confinadas en Alicante hasta que, semanas después, salieron de vuelta a Madrid.

A pocos días de haberse retirado aquellas tropas, se presentó en esta ciudad el jefe político interino de la provincia, que era D. José de Pascino, acompañado de algunos de Guardia Nacional y de una partida de Caballería del Ejército.

Y en la noche del 15 de abril comunicó sus órdenes para que pasaran confinadas a la Plaza de Alicante hasta diez personas; por cierto de las más pasivas y menos influyentes en la población.

Fueron entre otras los canónigos D. Domingo Herrero y el penitenciario D. Juan Alfonso Alburquerque, que escribe estas memorias; y cesó con tal motivo en el dicho día 15 de abril en Gobierno de la Diócesis.

Las personas que salimos desterradas sufrimos esta suerte por trece, quince, dieciséis y más meses, y los que éramos eclesiásticos sufrimos además que se nos retuviese, a disposición del Gobierno y por orden suya las dos terceras partes de nuestras rentas.  

El jefe político interino, continuando su providencia en esta ciudad, extrajo de su monasterio a la comunidad de religiosas salesas, las trasladó a Alicante y las distribuyó en los tres conventos de religiosas que allí hay; y después de algunas semanas, fue conducida al monasterio de Madrid.

El jefe político había decidido que, para restablecer la tranquilidad pública en Orihuela y regenerar el espíritu de sus habitantes, se fortificase la ciudad, estableciendo en ella una guarnición de la Milicia Nacional cuyos gastos se satisfarían por el vecindario de Orihuela en general.

Aún más, el mismo jefe político dispuso ocupase Orihuela como por castigo una compañía de la Guardia Nacional de Crevillente, que permaneció aquí, a costa de las multas graves que se impusieron a ciertas y determinadas persona, por más de dos meses.  

El Ayuntamiento apeló a la Diputación y esta corporación acordó que exigiese 20.000 reales para atender al socorro por 20 días de la milicia que la guarnecía, a las personas que hubiesen mostrado mayor desafección por la causa nacional.

El Ayuntamiento contestó que no podía encargarse de tan odiosa selección y prefería dimitir. El asunto pasó a las Cortes.

El Eco del comercio (Madrid). 17 de septiembre 1837: El caso de Orihuela fue verdaderamente escandaloso; pero no sabemos a quién culpar más por ello, si a las autoridades que sabiendo el mal espíritu de que está animado un pueblo, cuyo obispo y cabildo eclesiástico tenían pervertida la opinión desde muy antiguo; y que los facciosos habían de sacar de él grandes recursos, lo abandonaron enteramente sin preparar la mejor defensa, ni auxiliar por ello a los milicianos nacionales y demás patriotas que lo deseasen.

O al pueblo mismo, que falto de armas y abandonado por los que podían servir de pie para la defensa, no tenían ya los medios de hacerla con esperanza de salir bien.

No es decir por esto que no hubiese cierta criminalidad de parte de una población comparativamente grande, como Orihuela, no solo en el espíritu antiliberal y en la parcialidad que mostró por la facción, sino también en no tener de antemano preparados los medios de defensa para un caso semejante…

Partida Carlista. Augusto Ferrer-Dalmau.

El obispo a la fuga.

En mayo de 1837 Félix Herrero Valverde desapareció de su confinamiento. Por Real Orden fue extrañado y despojado de todas sus temporalidades y honores.

Se obligó a dimitir al vicario elegido por el obispo y, para gobernar la mitra, el Gobierno «recomendó» a Joaquín Sáez de Quintanilla, un canónigo de claro talante liberal.

Después de muchas vicisitudes que tuvo que sufrir el Sr. Obispo de esta Diócesis, D. Félix Herrero y Valverde desde la muerte de Fernando VII, por la guerra civil que se había encendido en España, se hallaba confinado en un pueblo de la Mancha llamado la Solana, y de allí desapareció en el mes de mayo de 1837.

El Eco del comercio (Madrid). 12 de junio 1837: ORIHUELA, 6 de junio. El obispo de esta diócesis, que hace mucho tiempo estaba confinado en el pueblo de la Solana por el gobierno, ha desaparecido de allí sin que se sepa su paradero ni la dirección que ha llevado.

Se ha expedido una real orden mandando extrañarle del reino, y ocupar sus temporalidades. También se ha prevenido al cabildo eclesiástico que proceda al nombramiento de gobernador de la mitra, lo cual se verificará dentro de pocos días.

En su virtud se expidió una Rl. Orden declarándole extrañado de estos Reinos, y mandando que fuesen ocupadas sus temporalidades, quedase despojado de todos los honores, que no se nombrase en las preces públicas de la iglesia y que procediese el Cabildo a nombrar Gobernador de la Mitra, para cuyo destino se recomendaba muy especialmente por el Gobierno a D. Joaquín Sáez Quintanilla, maestrescuela de esta Santa Iglesia.

El obispo de Orihuela, que abiertamente presidía la Junta Carlista en Aragón, excomulgó al canónigo elegido por el Gobierno y ordenó al Cabildo Catedralicio que eligiese a otro u otros canónigos para el nombramiento de gobernador, provisor y vicario general de la diócesis.

La Verdad (Valencia) 24 de abril de 1938: El obispo de Orihuela, hombre bajito y regordete, de genio vivo, de prodigiosa actividad y de algún mundo, tiene como unos 60 años, aunque no los representa por su persona aniñada y de carácter vivaracho, exagerado y terrorista en sus opiniones. De espíritu dominante, es el verdadero presidente de la Junta carlista establecida en Morella, y el rival que da más celos a Cabrera.  

El Correo nacional (Madrid). 9 de agosto 1838: DOCUMENTO CARLISTA. CIRCULAR DEL REBELDE OBISPO DE ORIHUELA AL CABILDO Y CURAS DE SU DIÓCESIS. EXCOMUNIÓN, Nos D. Félix Herrero Valverde, por la gracia de Dios y de la santa sede apostólica, obispo de Orihuela, delegado apostólico, etc. A nuestro ilustrísimo cabildo catedral y al colegial, a todos los curas párrocos, vicarios y demás eclesiásticos del clero secular y regular, y a todos nuestros diocesanos, hacemos saber:

Que desde el momento que llegó a nuestra noticia el nombramiento o elección que nuestro cabildo catedral hizo de gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis en la persona del doctor D. Joaquín Sáez de Quintanilla, la tuvimos y consideramos nula y de ningún valor, y al titulado gobernador por ilegítimamente nombrado, y por intruso.

Pero no habiéndonos sido posible manifestar y publicar nuestro juicio, voluntad y resolución, ni hacerla conocer en nuestra diócesis por las circunstancias en que la misma se hallaba, y nos hallábamos también, no pudimos ocurrir de otro modo a tan grave mal, que contrariando nuestras facultades para que reservadamente y del modo posible se remediasen las necesidades de nuestros diocesanos, que debían originarse por falta de jurisdicción legítima.

Más ahora que se nos presenta ocasión de declararla y manifestarla, y hacer conocer la verdad a nuestros diocesanos en materia tan importante, con esperanza de que llegue a su noticia y a la del mismo titulado gobernador.

Solícitos de la salvación de las almas, que Dios nuestro señor ha puesto a nuestro cuidado, no solo le hemos declarado y declaramos como gobernador, vicario general y oficial ilegítimo e intruso, sino que también, desde este lugar en que nos hallamos y en el que ejercemos, hacemos jurisdicción ordinaria por delegación apostólica, como en nuestra propia diócesis con la autoridad de Dios omnipotente; Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de los bienaventurados S. Pedro y S. Pablo y de todos los santos, le excomulgamos y declaramos excomulgado al expresado Dr. D. Joaquín Sáez de Quintanilla, que se dice gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis de Orihuela.

Si en el preciso término de ocho días siguientes al que llegare a su noticia esta nuestra declaración y excomunión que fulminamos contra el mismo, no cesa y se separa del gobierno de nuestra diócesis y de todo acto y gestión de cualquier clase que sea, propia de verdadero y legítimo gobernador, provisor y vicario general de la misma, sirviéndole dicha noticia que tenga y término de ocho días que le señalamos, por las tres moniciones canónicas que se le harían en el dicho término…

… Mandamos en virtud de santa obediencia a nuestro cabildo catedral, colegial y a todos nuestros diocesanos eclesiásticos y seculares de cualquier clase y condición que sean, no reconozcan ni obedezcan a D. Joaquín Sáez de Quintanilla por gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis desde el mismo instante en que llegue a su noticia lo que dejamos declarado, dispuesto y mandado.

Y para que nuestra misma diócesis no carezca de persona que la rija y gobierne a nuestro nombre y con nuestras facultades, se las concedemos cumplidas y como de derecho se requieren a nuestro Ilmo. cabildo catedral, para que luego que reciba y sea cerciorado de esta nuestra declaración, proceda a hacer elección y nombramiento de gobernador, provisor y vicario general en uno o más individuos, dignidades o canónigos residentes en la actualidad que esté o estén adornados de sana doctrina y demás circunstancias que se requieren por las leyes de la iglesia, sobre lo que le encargamos la conciencia.

Dado en Mirambel, firmado de nuestra mano, y refrendado por nuestro infrascrito secretarlo de cámara a 17 de mayo de 1838. Félix, obispo de Orihuela.

Partida carlista de Ramón Cabrera. Augusto Ferrer-Dalmau.

Esta prepotencia escandalizó a la prensa liberal.

El Eco del comercio (Madrid). 30 de septiembre 1838: Ha llegado a noticia de S. M. la Reina Gobernadora que el M.R. arzobispo don Bernardo Francés Caballero, extraño de estos reinos, y cuya diócesis se halla impedida y al cargo del gobernador que eligió ese cabildo catedral en uso de sus facultades para casos de igual naturaleza, trata de turbar la paz que ha disfrutado hasta ahora, valiéndose para ello del R. Obispo de Orihuela don Félix Herrero Valverde, excitándole a que desde el territorio enemigo en el que reside se entrometa a dirigir aquella división como lo ha pretendido dicho obispo, este atentado envuelve un criminal desprecio de la potestad soberana…

El Eco del comercio (Madrid). 5 de octubre 1838: El estado crítico y lastimoso en que se halla hoy esta desgraciada diócesis de Orihuela, las desgracias de que casi por ensalmo nos hemos libertado, pero que se reproducirán si no se eliminan las causas que las producen, indican que indudablemente hay un mal grave que en descargo de mi deber, ya como patriota que siente los males de su patria, ya como ministro que llora las heridas que con puñal en mano abren en las entrañas de la religión los que por su ministerio deben ser sus más fieles defensores…

Esto mismo es lo que se ve hoy día en este obispado. El escandaloso atentado del cabildo catedral en el 28 de julio último, es un producto necesario de los precedentes que existían.

El seminario de San Miguel que debió dar eclesiásticos doctos, instruidos en las sanas doctrinas de la verdadera religión, tan celosos ministros de Jesucristo como íntegros y fieles ciudadanos, solo ha presentado egoístas orgullosos que si bien aprendieron algunos párrafos de teología, carecían siempre de los demás conocimientos de las ciencias eclesiásticas…

El largo pontificado de don Simón López, prelado de muy buenas costumbres, pero absolutamente iliterato; el no menos extenso del rebelde obispo Valverde, ignorante también, pero de corazón dañino y muy siniestras intenciones, han influido poderosamente para poblar la diócesis de eclesiásticos ignorantes empapados en las doctrinas ultramontanas, dispuestos siempre a llevar adelante a toda costa los planes de sus mecenas.

Los sucesos harto conocidos en el obispado desde 1825 hasta 1834, la conducta artera del obispo extrañado, entonces doctoral de la santa iglesia, su inobediencia al gobierno siendo trasladado a Coria, sus maquinaciones hasta la entrada del ejército francés…

El ejemplo funesto dado por él de perjurio y traición habiendo jurado a nuestra Isabel II por legítima heredera del trono en San Gerónimo de Madrid en junio de 1833, por cuyo acto recibió la recompensa de la gran cruz de Isabel la Católica que admitió, como igualmente el tratamiento de excelencia, el modo vil de que se valió para engañar al gobierno desde la Solana, donde estaba confinado, escapándose de allí a la facción; sus continuos y sostenidos conatos de mantener el espíritu de rebelión en el obispado por medio de sus agentes y por seguidas comunicaciones con muchos del cabildo… 

El cabildo en su elección en junio del año anterior usó de su derecho en silla impedida. El obispo extrañado no puede en tal estado ejercer actos jurisdiccionales, privado como está de todos sus derechos. Y si esto sucede en un obispo extrañado residiendo en un país libre y neutral

¿Qué poder, qué jurisdicción podrá tener uno que campeado en el bando rebelde hace la guerra traidoramente a la nación y a la reina?

Aún más es delito, es un crimen atroz emplear esas armas contra el estado. ¿Y qué delito mayor puede cometer un ciudadano que estar en comunicación con enemigos del estado, aceptar sus comisiones y poner en ejecución sus planes inicuos de subversión y rebeldía?

Pues este es el crimen de los canónigos de Orihuela…

La separación o suspensión provisional de algunos curas, los más marcados de carlismo y de satélites de Valverde, y recoger las licencias de predicar y confesar a los eclesiásticos notoriamente desafectos, es lo único que ha hecho a fin de impedir que los enemigos de nuestra reina llevasen a cima sus proyectos.

Que esto se ha conseguido en gran parte; que el gobernador de la mitra ha herido en lo más vivo a los rebeldes, lo demuestra el feroz encono del obispo traidor, y los no interrumpidos trabajos de sus secuaces, ya para sacarlo del destino, ya para ridiculizarle, hacer ilusoria su autoridad y presentarle a la vista de toda la diócesis como intruso y excomulgado, y con él a todos los eclesiásticos fieles al juramento de nuestra constitución y reina, como se ve en todas las iglesias del obispado…

Propaganda contra el Carlismo.

El Eco del comercio (Madrid). 16 de octubre 1838: Con la mayor sorpresa y el sentimiento más profundo se ha enterado la augusta Reina Gobernadora de las comunicaciones de V. S. y otras autoridades acerca de la conducta observada por la mayoría del cabildo catedral de Orihuela, con motivo de la carta que recibió del obispo rebelde de aquella diócesis don Félix Herrero Valverde, declarando incurso en excomunión al gobernador eclesiástico…

El Correo nacional (Madrid). 18 de noviembre 1838: Había en la diócesis de Orihuela un obispo que habiendo sido por diez años el cuchillo de todos los que diferían de sus opiniones, permaneció en sus diócesis hasta hace algún tiempo, pero no con tanta quietud que no hubiera provocado contra sí medidas muy antiguas que datan desde setiembre de 1834…

Siguió este señor obispo su marcha contra la Reina y sus instituciones, apoyado en una tolerancia que hasta cierto punto es la causa de nuestros males, y pareciéndole esto poco, se unió con Cabrera. Esa llegada de un obispo sanguinario fue para Cabrera un refuerzo extraordinario, y le hizo presidente de la junta que tenía establecida.

Este obispo rebelde no encontró otra cosa mejor que hacer en obsequio de su partido que promover un cisma, y para eso suponiendo ser un delegado del pontífice dirigió al cabildo de Orihuela una pastoral diciendo que el gobernador eclesiástico de aquella diócesis estaba mal nombrado, y que en su consecuencia debía proceder al nombramiento de otro.

Es de advertir que el gobernador era un sabio, un patriota, es preciso hacerle esta justicia, y por eso no agradaba al obispo rebelde. ¿Y qué hizo el cabildo de Orihuela que había respetado por espacio de seis meses a este gobernador?

Se reúne para obedecer las órdenes de un obispo declarado rebelde, lo mismo que si hubieran sido comunicadas por el gobierno de Madrid; y para proceder a esta elección pasa un oficio al alcalde diciendo que, con motivo de la pastoral del obispo se reunía para verificar lo que en ella se disponía.

El juez encontrándose con un recado de esta especie, reunió unos cuantos nacionales y pasó a arrestar a los canónigos trasladándolos a las casas de ayuntamiento con la decencia que debió y dio parte. Se mandó formar causa sobre este hecho escandaloso y los canónigos fueron llevados a la isla de Tabarca…

Volvieron, señores, los canónigos a consecuencia de una orden y se reúnen autorizados por el gobierno para obedecer las órdenes de un obispo extrañado y declarado rebelde…

El resultado es, señores, que Carlos V da órdenes a nuestro gobierno y éste a la diócesis, porque en nombre de D. Carlos se ha pasado esa orden, que por fin ha cumplimentado el cabildo de Orihuela. Yo veo, señores, en la conducta que aquí se ha observado que se sigue un plan contrario al sistema que la nación ha proclamado.

Diario de avisos de Madrid (Madrid). 13 de abril 1839: TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA. Por el presente, y en virtud de providencia del tribunal supremo de justicia, se cita, llama y emplaza al R. obispo de Orihuela don Félix Herrero Valverde, cuyo paradero se ignora, para que en el término de nueve días que por este primer edicto se le asignan, se presente en dicho supremo tribunal …

En septiembre de 1839 el pretendiente Carlos cruzó la frontera francesa con su familia tras siete largos años de lucha. La primera Guerra Carlista había terminado.

Nuestro prelado Félix Herrero, al igual que su antecesor, había huido a Italia.

El regreso de las Salesas.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Francisco Luis Galiano Moreno.

Por Real Decreto de 1841, las propiedades de las órdenes religiosas pasaron a ser bienes nacionales. Todos los conventos masculinos de Orihuela más el de las salesas fueron subastados y adquiridos por particulares.

Diario de avisos de Madrid. 29 de enero 1843: Venta de bienes nacionales. Pertenecientes al Clero Secular. El edificio que fue convento de las religiosas Salesas de Orihuela, situado en aquella ciudad, sus obras son enteramente nuevas, y consta de un cuadrado de 6120 palmos valencianos superficiales y 67 de altura; no se le conoce carga alguna; se halla arrendado por 1250 rs. anuales, a condición de cesar el arriendo el último día del mes en que el comprador tome posesión; ha sido tasado en 1021800 rs., cantidad en que se saca a subasta.

El 18 de julio de 1844, entre las cinco y las seis de la mañana, tras solicitar la piedad de la reina, buena parte de las salesas expulsadas siete años antes, regresaron a Orihuela. Al menos tres habían muerto en Madrid.

El Católico (Madrid). 16 de julio 1844: El jueves de la semana pasada salieron de esta corte con dirección a su monasterio de Orihuela las religiosas Salesas que la revolución había expulsado de él y traídolas a reunirse con sus hermanas las del monasterio de la Visitación de esta corte.

El gobierno, previos los informes de la diputación provincial de Alicante y del ayuntamiento de Orihuela, ha accedido a las instancias que le tenían hechas las religiosas para que se les permitiera regresar a su monasterio.

Así se ha verificado al fin; si bien llevan el desconsuelo de regresar solo quince cuando fueron diez y ocho las que vinieron, habiendo fallecido aquí tres de estas. Van acompañadas de su correspondiente escolta, y las acompañan también dos de sus capellanes.

La despedida de sus hermanas que tuvieron el consuelo de hospedarlas, ha sido en extremo tierna cual puede imaginarse. Felicitamos al gobierno por haber obrado en justicia atendiendo tan razonable demanda; pero es preciso además que procure remediar el estado de miseria en que se encuentran las vírgenes del Señor y que debe abochornar a todo gobierno que se precie de justo y de caballero.

El Clamor público. Madrid, 24 de julio de 1844.

El Clamor público (Madrid). 24 de julio 1844: Orihuela, a 20 de Julio. Han llegado procedentes de esa corte 12 religiosas Salesas y ocupado al momento su monasterio. Es el tercer viaje que, en el transcurso de 18 años han hecho estas Vírgenes del Señor para quienes puede decirse que se ha relajado el voto de perpetua clausura. Vinieron en 1826 y se marcharon a Madrid en 1837.

Por si ignoran ustedes la historia de la fundación de este convento y la de su supresión, la referiré con brevedad. Don Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis, extrañado ahora del reino por haberse unido a la facción, era muy atendido del pretendiente, y logró del mismo la erección de aquel establecimiento.

Don Carlos costeó la obra, don Carlos fue el alma de todo, y él mismo y su esposa tomaron el título de fundadores.

Con poderes de ambos infantes, se compraron en gran porción fincas que habían de servir para la primera dotación de las madres, y en nombre de SS. AA. se practicó todo por manera que Valverde hizo adquirir entonces a aquellos la mayor popularidad en esta ciudad.

Recuerdo haber visto en una de las mejores habitaciones del edificio el retrato del infante del más exacto parecido. No sé qué se habrá hecho de este cuadro.

En marzo del año 37, es público que el rebelde Forcadell invadió este país, y cierto también que aquí halló inmensos recursos y escandalizó a la nación el extraordinario número de hombres que reclutó para sus filas.

Y aunque se habló mucho de las simpatías que en esta ciudad encontró, no seré yo quien diga que también las tuvieran las Salesas, porque su carácter religioso y su sexo las ponen a cubierto de toda inconsideración.

Luego que la población volvió a la obediencia del gobierno de Cristina, en nombre de su excelsa hija, la autoridad superior de la provincia, entre otras medidas, tomó la de cerrar el convento referido; y sus moradoras fueron trasladadas al de su orden de Madrid.

Respecto a la justicia, utilidad y conveniencia de esta restauración, vds. como más entendidos dirán lo que les parezca; únicamente me limito a observar que el vulgo, que solo juzga de las exterioridades de los gobiernos, da por seguro y próximo el triunfo de los carlistas.

Las infelices monjas de los otros tres conventos se sostienen de limosnas que la caridad y la filantropía de la sociedad de señoras les proporcionan ¿Cómo ha de atenderse también sin perjuicio de aquellas al alimento de las recién venidas?

Deseo sinceramente a estas tranquilidad y resignación para sufrir las privaciones de sus hermanas. (Corresponsal del Clamor Público).

El Católico (Madrid). 16 de julio 1844

El Católico (Madrid). 26 de julio 1844: MURCIA. ORIHUELA, 22 de julio. Hace cuatro días llegaron a esta ciudad las religiosas Salesas, a quienes S. M. ha permitido regresar a su monasterio, del que arbitraria e injustamente fueron arrancadas el año 37.

Han sido recibidas con todo respeto y con satisfacción; y todos los padres de familias celebran mucho su venida, con la cual se tendrá un colegio de educación para niñas, que tanta falta hace en este país.

El Católico (Madrid). 6 de agosto 1844: Al anunciar hace días la traslación de las religiosas Salesas de Orihuela desde esta corte, a donde las echó la revolución, a su antiguo monasterio de dicha ciudad, dijimos que habían sido acompañadas por una escolta.

Mejor informados hoy, debemos manifestar que no fue esto cierto pues las religiosas salieron solas y solas fueron todo el camino sin más acompañamiento que dos eclesiásticos y el criado de la generosa persona que ha corrido con satisfacer todos los gastos de esta traslación después de haber procurado hacerlas en Orihuela el más grato recibimiento.

La generosa persona que corrió con todos los gastos era otro famoso carlista declarado. Matías Sorzano, regidor municipal de Orihuela en 1835, fue eliminado de la lista de mayores contribuyentes utilizada para escoger a los representantes políticos por su desafección a la Monarquía Constitucional.

Retrato de Matías Sorzano Nájera. Óleo sobre lienzo. Vicente López. Enlace al Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Matías había optado también por el destierro; pero terminada la guerra regresó a Orihuela y se permitió comprar al Estado al menos tres conventos desamortizados. Entre ellos estaba el de las Salesas; y se lo devolvió a las monjas.

El obispo Herrero Valverde aún tardaría tres años en volver de Roma. En 1847, ya anciano, entró en Orihuela montado en el carro de Matías, aclamados ambos por la multitud. Había permanecido toda una década como prelado doméstico del Papa Gregorio XVI.

El Tiempo (Madrid). 15 de noviembre 1846: Por la siguiente circular del gobernador eclesiástico de Orihuela, venimos a saber oficialmente el levantamiento del destierro del obispo de aquella diócesis, D. Félix Herrero Valverde, ausente hace diez años.

«La Reina nuestra señora (Q. D. G.) se ha dignado alzar el extrañamiento impuesto al ilustrísimo señor D. Félix Herrero Valverde, dignísimo obispo de esta diócesis; según se nos comunica en real orden.

En su consecuencia hemos dispuesto se cante un Te Deum en acción de gracias en todas las parroquias de esta diócesis, y se nombre al prelado en la colecta de la misa y demás oraciones públicas. Lo que comunicamos a V. para su cumplimiento.

Dios guarde a V. muchos años. Palacio Episcopal de Orihuela, 6 de noviembre de 1846.

El Heraldo (Madrid) 28 de marzo 1847: Gacetilla de provincias. Orihuela, 23 de marzo. «Ayer a las cinco de la tarde entró en esta ciudad el Ilmo. Señor don Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis, acompañado del señor jefe superior político de la provincia.

Había ordenado S. M. que se le recibiera con todos los honores debidos a su alta dignidad, y se han llenado sus deseos, siendo muy grande la satisfacción y contento del prelado por el grande entusiasmo con que ha sido recibido».

La prensa liberal se quejó del trato que recibía el prelado carlista y pidió que lo vigilasen.

El Español. 13 de octubre 1847: Recordamos al señor ministro de Gracia y Justicia, cuya prudencia y tino nos son bien conocidos, que procure enterarse del verdadero estado de las cosas en la diócesis de Orihuela…

La autoridad del prelado debe sin duda ser sostenida en todo lo tocante a la disciplina de su iglesia; pero la posición particular del de Orihuela, que, como todo el mundo sabe, pasó al campo de D. Carlos, exige de parte del gobierno la vigilancia necesaria a impedir que las pasiones y los resentimientos del hombre de partido influyan en la conducta del prelado…

El Clamor Público (Madrid) 13 de noviembre 1846: En el día 6 del corriente recibieron las autoridades de Orihuela una Real orden, participándoles que S. M. se ha servido permitir a don Félix Herrero Valverde, obispo de aquella diócesis, que vuelva a ella mandando que se le haga el recibimiento correspondiente a su jerarquía…

… Para conocer la trascendencia de tal medida, no basta considerar el espíritu público de aquella población fanática hasta el extremo; es preciso también tomar en cuenta las circunstancias del agraciado, sin olvidar que se le ha indultado antes de que pudiera implorar la Real Clemencia, como se deprende del cotejo de la fecha.

Siendo Valverde el canónigo más moderno de la iglesia de Orihuela, y hallándose en la edad de 45 años, se le dio la mitra en 1824 para recompensar sus servicios a favor del absolutismo y la persecución que, como gobernador de la misma, hizo a los liberales de aquella época.

Cuando doña Isabel II fue jurada princesa de Asturias, Valverde le prestó homenaje y recibió la gran cruz de Isabel la Católica. Al poco tiempo, ocurrida la muerte de Fernando VII, conspiró públicamente a favor de don Carlos, y el gobierno le extrañó.

Estuvo con este motivo ausente del obispado, hasta la invasión del cólera; entonces suplicó que se le permitiese residir en él protestando de su lealtad a la Reina.

No tardó mucho tiempo en repetir su anterior conducta, y se le destinó a la Solana, desde donde dirigió varias exposiciones a S. M., queriendo justificarse y prometiéndole adhesión.

Por entonces fue cuando Cabrera tenía ya organizadas algunas fuerzas facciosas en el Maestrazgo, y creyó Valverde que era la mejor ocasión de servir al despotismo. Se unió a aquellas hordas; tomó parte activa en todo cuanto hicieron y mereció ser nombrado presidente de la junta carlista de Mirambell.

Verificado el convenio de Vergara; el obispo de Orihuela no quiso acogerse a él; fue de los últimos facciosos que abandonaron la Península, marchó a Roma bajo la protección del cardenal Lambruschini y se estableció luego en el convento de Loreto, donde habrá recibido la autorización para volver.

Este es el hombre a quien el gobierno permite volver a España y ocupar el puesto que abandonó para seguir la causa de don Carlos. Entretanto, militares, ilustrados que han derramado su sangre en defensa del Trono de doña Isabel II, se hallan ausentes de su patria, sin que se les conceda regresar a ella.

Félix Herrero Valverde. Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.

Herrero Valverde falleció el 29 de marzo de 1858 y fue enterrado en el altar mayor de la iglesia del monasterio que había fundado en Orihuela.

La Paz. Murcia. 11 de abril 1858: Orihuela 3 de abril. El lunes 29 del pasado mes, a las dos menos cuarto de la tarde, falleció el Ilustrísimo Sr D. Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis. Inmediatamente fue embalsamado su cadáver y puesto en un modesto catafalco en un salón de su propio palacio, donde se dijeron misas por el eterno descanso de su alma en cuatro altares que al efecto se construyeron.

Estuvo expuesto todo el día 30; y el 31, a las once de la mañana, se principiaron los oficios, según el ritual de los obispos, habiendo sido sepultado a las tres de la tarde del mismo día en el monasterio de religiosas salesas de esta ciudad, de que era fundador.

Monasterio de las Salesas. Víctor Sarabia Grau.

Epílogo.

Monasterio de Las Salesas. Retratos de los santos franceses cofundadores de la Orden de la Visitación de Nuestra Señora. Francisco de Sales (1567/1622) y Juana Francisca Fremyot de Chantal (1572-1641).
Puerta del Convento. Foto Ajomalba.

La entrada al convento, situada a la izquierda, ostenta unidos los escudos de España y Portugal, países de nacimiento de los príncipes fundadores.

Manuel Sola Pérez.

Las imágenes contenidas en las cuatro hornacinas de la fachada de la iglesia (decapitadas en la Guerra Civil), son obra de Santiago Baglietto y representan a San Carlos Borromeo y San Francisco de Asís, por los nombres de los príncipes Carlos y Francisca, y a San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal como fundadores de la Orden de la Visitación.

Foto Ajomalba. Ministerio de Cultura.

Terminada la contienda, se tallaron nuevas cabezas para las cuatro esculturas;  y la cruz, destruida también, fue sustituida por un Sagrado Corazón de Jesús. Y esto me da pie para contar una anécdota:

El Sagrado Corazón de Jesús es una antiquísima devoción que llegó a España y a sus colonias americanas a través de los Jesuitas en el siglo XVII.

He contado como, expulsados estos, su colegio en Orihuela pasó a manos del Obispado para albergar una casa de enseñanza y colegio para niñas pobres cuyo impulsor fue el obispo José Tormo, enemigo declarado de la Compañía de Jesús como la mayoría de los prelados de la época. 

Tormo persiguió duramente esa veneración a una parte del cuerpo considerándola una práctica pagana. A sus devotos se les llamaba despectivamente alacoquistas o cordícolas. Con la extinción de la Compañía, el Sagrado Corazón sufrió un periodo de ostracismo para regresar años después con gran impulso.

Foto Ajomalba. Ministerio de Cultura.

En la inacabada iglesia de los jesuitas levantaron un espectacular templo para las Salesas. Sobre el frontón colocaron la cruz desaparecida durante la Guerra Civil; que terminada la contienda fue sustituida por un Sagrado Corazón de Jesús, aquella devoción que el obispo Tormo pretendió erradicar.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

No, no se trató de recordar a los jesuitas. Resulta que la gran impulsora del culto al Sagrado Corazón en el siglo XVII fue Santa Margarita María Alacoque.

Santa Margarita María Alacoque.

Esta religiosa, apoyada posteriormente por los hijos de San Ignacio, aseguraba que se le apareció Jesús y le transmitió las siguientes palabras:

Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio e ingratitud…

¿A qué orden pertenecía Margarita? A la de la Visitación de Santa María; esas monjas conocidas popularmente como salesas que hasta hace poco ocupaban el edificio. Seguramente fueron ellas las que eligieron el Sagrado Corazón de Jesús para decorar el frontón de su iglesia.

Sagrado Corazón. Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

En el año 2012 las salesas regresaron a Madrid; al monasterio de donde llegaron hace casi dos siglos. La escasez de vocaciones, su avanzada edad y la imposibilidad de mantener el enorme edificio provocaron esta decisión.

En enero de 2019 colocaron en la plazuela un busto en bronce del que fue obispo de Orihuela entre los años 1996 y 2005, Victorio Oliver Domingo. Es obra del imaginero Ramón Cuenca Santo.

Plazuela de las Salesas. 18 de enero de 2019. Ayuntamiento de Orihuela.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba). 

Mi agradecimiento a Jorge Belmonte Bas.

A continuación os dejo el decreto del Consell por el que se declara el monasterio como Bien de Interés Cultural y un reportaje fotográfico realizado por mí mismo.

Pinchando la siguiente imagen se accede al decreto del Consell por el que se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, el Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela:

Enlace.

Galería fotográfica del Monasterio de la Visitación.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

Callejeando 03. La Compañía de Jesús.

Colegio y plazuela de la Compañía. Plaza de Santa Justa. Plano Villanueva. 1748. AHN.

La Plazuela de la Compañía.

Dejamos nuestro anterior paseo en la desaparecida «Casa del Paso».

José M. Pérez Basanta.

Al salir del Museo de la Muralla, en el pasadizo que evoca el pasaje que dicha casa ofrecía, encontramos dos plazas. La primera es la antigua Plaza Mayor, Plaza de la Fruta o Plaza de Santa Justa.

Plaza Antonio Balaguer. José M. Pérez Basanta.

De esta importante plaza, que en la actualidad lleva el nombre de Antonio Balaguer, hablaremos en el capítulo 18.

La que a nosotros nos interesa es la segunda; más reducida y situada justo enfrente de la fachada de la iglesia conventual del Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.  

Transcribo en color morado la nota de Gisbert redactada en los albores del siglo XX.

De las Salesas: Se conoció en otro tiempo con el título de la Compañía en razón a que el actual Monasterio de la Visitación fue casa de residencia de los jesuitas.

La Plazuela de las Salesas en 2011. Fotografía de «El Tío Cachi».

Efectivamente esta es la plaza o plazuela que, con anterioridad al siglo XIX, llamaban de la Compañía de Jesús o simplemente de la Compañía.

Y la nombraron así porque en el solar que ahora ocupa el citado monasterio se estableció, a finales del siglo XVII, el Colegio de la Inmaculada Concepción, San Joaquín y Santa Ana, regentado por los jesuitas.

«Plasuela de la Compañía de Jesús». Contribución Equivalente año 1718. Archivo Municipal de Orihuela.
«Plasa de la Compañía». Contribución Equivalente año 1719. Archivo Municipal de Orihuela.

Antes la llamaron «Plazuela de la marquesa» por la casa del marquesado de Rafal donde se instalaron los jesuitas. Y luego «de las salesas», nombre que conserva en la actualidad.

Sentados en tan recoleto emplazamiento vamos a dedicar dos entregas de esta serie a las dos órdenes religiosas que le han dado nombre.

Jesuitas en Orihuela. Primeros intentos.

La Compañía de Jesús apareció en un periodo de renovación en la Iglesia Católica, gracias al empeño de Íñigo López de Loyola, quien pasaría a la Historia como Ignacio de Loyola.

Aunque en 1538 ya se les denominaba «Compañía de Jesús», la institucionalización de la orden se llevó a cabo en 1540 con la aprobación del Papa Paulo III.

Paulo III aprobando la Compañía de Jesús. Pintura anónima.

Más de medio siglo después, concretamente en abril de 1597, el Gobernador Álvaro Vique y Manrique, se dirigía al justicia y a los jurados de la ciudad de Oriola, declarándose devoto de la Compañía de Jesús y anunciando la visita del Padre Prepósito con la intención de fundar en la ciudad, una cartuja de la renovadora orden de San Ignacio.

Esta carta de finales del siglo XVI y dos más del XVII procedentes del Archivo general de Valencia, aparecieron en las «Páginas sueltas, documentadas de la Historia de Orihuela», publicadas en prensa por Rufino Gea en 1917. He transcrito buena parte de ellas en color rojo.

Al justicia y jurados de la ciudad de Orihuela. Muy magníficos señores: El padre prepósito de la compañía de Jesús, va a esa ciudad a lo que en ella sabrán vuestras mercedes lo que al servicio de Ntro. Señor convenga la obra que se intenta.

Yo salgo fiador que en breve tiempo se conocerá y que las almas han de ser aprovechadísimas de su asistencia, porque en todos los lugares donde habita esta compañía lo saben.

Así, suplico a vuestras mercedes que, como tan grandes cristianos, los favorezcan y amparen de manera que hallen el acogimiento en esa ciudad, que un pueblo tan cristiano y de su calidad requiere que hallen, que es servicio que a Ntro. Señor se hará en ello, que es el principal sustento por lo que soy devoto de dicha compañía.

De toda merced que esa ciudad le haga la recibiré yo grandísima; guarde Ntro. Señor a vuestras mercedes. De Valencia a 8 de abril 1597. Y si en Madrid se ofrece algo en servir a esa ciudad, allá me tengan, que sin costa la serviré. Don Álvaro Vique y Manrique.

Esa recomendación no se tuvo en cuenta; y sí la enviada tres años después por Joan Alfonso Pimentel de Herrera, conde de Benavente y Virrey de Valencia, quién en 1600 sugirió la conveniencia de fundar un cenobio de franciscanos descalzos.

Carta de Joan Alfonso Pimentel de Herrera. Año 1600. Archivo Municipal de Orihuela.

A pesar de haber acogido recientemente los conventos de San Sebastián y del Carmen, ambos muy necesitados, la petición del virrey fue complacida erigiéndose también el de San Gregorio.

Definitivamente no era el momento para la fundación jesuita en una Orihuela saturada de órdenes religiosas.

Monograma jesuita.

El segundo intento tuvo lugar cuatro décadas después, concretamente en 1637, cuando la Compañía de Jesús estaba en pleno apogeo con más de trece mil miembros establecidos en varios países.

En esta ocasión Tomás Pedrós Santacilia estuvo muy cerca de ser el gran benefactor de los jesuitas en Orihuela.

Hijo del próspero comerciante oriolano Gaspar Pedrós y heredero de su gran fortuna, su esposa, Vicenta Mayor, falleció prematuramente.

Viudo y sin descendencia, en 1635 decidió que en ninguna cosa podría mejor emplear sus propiedades que en fundar un monasterio en Orihuela.

Aconsejado por terceros decidió costear una cartuja en el antiguo convento de San Ginés, que los mercedarios estaban a punto de abandonar. Y para ello dispuso la donación irrevocable de toda su hacienda.

Pero ciertas dificultades con el privilegio de amortización y un malentendido con los cartujos en uno de sus viajes a Valencia, le hicieron cambiar de idea.

Visitó el Colegio de San Pablo y acabó llevándose en su propio coche a tres o cuatro padres jesuitas para que fundasen uno de sus colegios en Orihuela. 

En esta primera carta de 1637 dirigidas a Luis de Rivas, provincial de la orden jesuita (1635-1638), el padre Vicente Arcayna narraba su visita a Orihuela y la disposición de Pedrós a cederles casa y hacienda.

Antes había visitado en Alicante al obispo Juan García Arlés, mostrándole las cartas de favor que traía del virrey de Valencia.

Thomás Pedrós visto por Montesinos. Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6.

JHS. Mi P. Provincial: Pax Crhisti. A 15 de septiembre me partí de esta casa para Origüela; llevé carta de favor del Señor Virrey, para el Señor Obispo, al cual hallé en Alicante y allí tuve consulta en compañía de los cuatro Padres que están en aquella residencia con su señoría.

Y pareció que el P. Sanz y yo, con cartas del mismo Obispo y las que traje de Valencia, fuéramos a Origüela a tratar con Tomás Pedrós de nuestra fundación, y llegué a 24, y luego habiendo sido recibido Tomás Pedrós con grande contento, empecé a tratar con su Md. de nuestro negocio.

He hallado que la hacienda que da para la fundación es muy lucida… Aunque no faltan émulos que le persuaden lo contrario, la ciudad nos es muy afecta y escribo a nuestro Presidente General la dicha fundación y nos ha hecho donación de buena parte del sitio (que es el que a V. R. con el Señor Obispo pareció bien) junto a la fuente nueva.

Ofrece también todas las alhajas necesarias para la vivienda de los que allí fueren, y asegura que no les faltará el sustento; y éste todo el tiempo que tardase el hacerse habitación cómoda en el edificio nuevo para seis u ocho; y que ayudará el dicho edificio con buena parte de la hacienda que se reserva para sus alimentos.

Se reserva un cuarto alto que se podrá cerrar sin que haya comunicación con los entresuelos bajos, y ofrece que aun en el cuarto alto que se reserva para su majestad, no entrará mujer alguna si no en caso de enfermedad grave suya.

Conforme a esto me parece que todo está claro y que V. R. puede desde luego dar orden se saque la amortización en la forma que está apuntado en el papel que va con ésta porque el asegurar esta fundación sólo depende de sacar dicho privilegio no quiero alargarme más en esto. Ntro. Señor guarde a V. E. etc. Valencia Octubre 21 an. 1637. Vicente Arcayna.

Colegio de San Pablo. Valencia. Fotografía de «Valencia Bonita».

Pedrós les ofrecía su casa y todas las alhajas necesarias para la vivienda; y el sustento asegurado para seis u ocho padres «todo el tiempo que tardase el hacerse habitación cómoda en el edificio nuevo».

Ante esta disposición, el único requisito necesario era la obtención del privilegio de amortización, trámite fiscal que, como citamos anteriormente, retrasó el anterior proyecto con los cartujos.

En febrero de 1638 Arcayna trasladó a su superior algunas dudas que comenzaban a asaltarle respecto a la fundación.

Pero Pedrós las despejó: acogería a los jesuitas en su casa, renunciando a las criadas por la incomodidad que sufrirían los padres al convivir con mujeres. Y si era necesario estaba dispuesto a abrazar el sacerdocio.

Todo parecía estar preparado y así se lo comunicó al Provincial en una carta escrita en Orihuela con fecha 18 de febrero de 1838.

Padre Luis Rivas, Provincial. La semana pasada escribía a V. R. que temía tuviese buen suceso esta fundación y apunté las causas de este mi temor; y habiéndolo encomendado a Dios me resolví comunicarlas a Tomás Pedrós; y fue tan grande el sentimiento que de ellas tuvo, dijo tales razones e hizo tales ofrecimientos, que me parece no ser posible desistir de ella ...

Ofreciome que, así como se había privado del gasto del coche y cochero, y las dos mulas del coche las había aplicado al cultivo de las heredades, con lo cual le ahorraba doscientas libras de gasto cada año, me prometía que todas las seiscientas libras de sus alimentos las aplicaría para el desempeño y aumento de su hacienda, hasta que llegase a mil y quinientas de renta líquida cada un año y después las aplicaría para el edificio del futuro Colegio.

Y que si reparaba en las mujeres que estaban en su cuarto para su servicio y guisarnos la comida, que él se hacía clérigo y ordenaba de sacerdote como ya lo tenía comunicado con el Señor Obispo y se contentaba que V. R. enviase otro hermano nuestro para que nos guisase la comida y atendiese al gobierno doméstico; y con esto no habría ocasión de vivir en sus casas por tiempo alguno mujer alguna, y no siendo más que cuatro los que se sustentarían de su hacienda en breve estaría desempeñada y tenía la renta liquida suficiente para una lucida fundación.

Cuán equivocado estaba. Pedrós parecía dispuesto a todo con tal de acallar los comentarios que lo tachaban de hombre liviano e inconstante por haber abandonado tan fácilmente a los cartujos.

Pero la oposición de las autoridades civiles y eclesiásticas y la decisión de la propia orden de instalarse primero en Alicante, motivó que el voluble Pedrós retomara su proyecto inicial, por el cual fundó en 1639, muy cerca de lo que hoy es Campoamor, la Cartuja de Vía Coeli.

En 1640 los jesuitas establecieron dos escuelas de Gramática en Alicante.

En cuanto a la cartuja, desapareció cuatro décadas después; y los bienes de Tomás Pedrós fueron utilizados por el Cabildo Catedralicio para fundar «El lugar nuevo de los canónigos», es decir Bigastro.

Tercer y definitivo intento.

Armas de la Compañía de Jesús y retrato de Ignacio de Loyola. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

Para la definitiva fundación del convento jesuita utilizaremos principalmente las notas de Joseph Montesinos, marcadas en rojo e ilustradas con algunos de sus dibujos. Figuran en el tomo ocho capítulo primero de su «Compendio Histórico Oriolano».

El magnifico y muy Ilustre Sr. D. Juan Rocamora, varón recto, justo, temeroso de Dios, y muy inclinado a las Casas Sagradas él, que viendo muy floreciente esta oriolana Ciudad, su amada Patria, de varias comunidades religiosas como en sí gozaba, movido del Reverendo Padre Juan Maza, sabio jesuita, su muy cercano pariente, dijo en cierta ocasión en la plaza mayor de esta ciudad, a presencia de varios caballeros, las siguientes palabras:

Amados Señores de toda mi veneración y respeto, en ocasión que estoy solicitando en esta nuestra patria una nueva fundación a ruegos de los Reverendos Padres Regulares Jesuitas, no puedo por menos dejar de decir a ustedes que al amenísimo jardín del estado eclesiástico que en esta ciudad componen con vistosa variedad su Muy Ilustre Cabildo, Dignidades, Canónigos, Curas, Clérigos, Santa Iglesia Cathedral, Parroquias, Conventos y Comunidades Religiosas, sólo le faltan, aunque adornada de tan bellas y olorosas flores, la de este lirio morado, símbolo del zelo de la Sabiduría y de la perfección esforzada.

Batallón para que, acompañado de las demás flores, oliesen y formasen agraciados ramilletes, sean más olorosas y fragantes por unidas las suavidades de sus religiosas virtudes.

Escribió a la Majestad del Sr. D. Carlos II de Austria, Rey Cathólico de las Españas sobre la expresada fundación, hallando varias dificultades movidas entre los dos Muy Ilustres Cabildos y con algunas comunidades religiosas; y estando todo calmado en paz, se verificó la fundación de este oriolano Colegio bajo la protección e invocación de la Purísima Concepción de María Santísima.

Gobernando en España el Sr. D. Carlos II, el político; teniendo las riendas del universal gobierno de la Santa Iglesia el Pontífice Inocencio XII; y siendo obispo de esta diócesis oriolana el Itmo. Sr. D. Antonio Sánchez del Castellar, muy afecto a dichos Regulares Jesuitas.

Carlos II «El Hechizado».

Para este efecto vinieron del máximo colegio de Valencia seis Padres Jesuitas de próvida sabiduría y excelentes prendas para el caso, con los necesarios poderes. Y lo fueron el Reverendo Padre Miguel Ángel Pascual de Ruiz; el padre Juan de León; el Padre Juan Maza; el Padre Francisco Alemán; el Padre Antonio Casaus; y el Padre Josef de Yuste.

Los que tomaron posesión de su nueva fundación junto al río Segura, en una grande casa antigua que para dicho establecimiento dio liberalmente el predicho Señor Marqués de Rafal D. Juan Rocamora en el año de 1696, primer día de la Pascua del Espíritu Santo, que fue el 24 de Mayo, con grande acompañamiento de Señores Eclesiásticos, Religiosos, Nobles y Plebeyos.

Para la extensión del sitio que era, y al presente lo es el mejor de la Ciudad, fue preciso tomar la mayor parte de un grande malecón antemural del Río Segura, lo que se hizo con Real Cédula del Sr. D. Felipe V de Borbón, de resulta de los buenos informes que para ello prestó y dio la Muy Ilustre Ciudad.

Montesinos, tan impreciso como siempre, nos dice que la fundación llegó de manos de Juan Rocamora, marqués de Rafal. Y dibujó dos bustos o retratos con ese nombre.

Al primero lo llamó Ilustre Sr. D. Juan Rocamora Maza Cascante y Ruiz. Al segundo, Magnífico Señor D. Juan Rocamora y Maza, Señor de la Granja, Marqués de Rafal, Caballero en la Orden de Santiago. Fallecido en 1717.

Los nombres, títulos y fecha de fallecimiento están equivocados. El cronista mezcla personajes y títulos de diferentes épocas. Y Ernesto Gisbert, que lo usó para redactar su «Historia de Orihuela», otorga también erróneamente el marquesado de Rafal a Juan Rocamora y Maza.

Jesuitas. La ciudad en 1690 otorgó facultad a los padres de la Compañía de Jesús para establecer una casa de residencia y consiguieron algunas fincas de huerta y campo de Dª María Manuela Valenzuela y Vázquez de Fajardo, marquesa de Rafal y de D. Pedro Dávalos de Rocamora, conde de la Granja.

Pero pasó algún tiempo y solo a gestiones de D. Juan Rocamora y Maza, marqués de Rafal, lograron instalarse, bajo la advocación de San Joaquín, Santa Ana y la Purísima Concepción, en una casa del expresado D. Juan en la plaza llamada desde entonces de la compañía, hoy de las Salesas…

Vamos a intentar identificar a los personajes que participaron en esta obra pía:

Bustos de Juan Rocamora Maza Cascante y Ruiz. Fundador. Juan Rocamora y Maza. Fundador. María Manuela Vázquez y Fajardo, fundadora. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

Sólo hubo un marqués de nombre Juan y fue el tercero. Cuñado de María Manuela Fernández de Valenzuela, la fundadora, se llamaba Juan Rocamora García de Lasa y falleció en 1691.

Juan Rocamora y Maza nunca fue marqués de Rafal, sino señor del lugar de la Granja. Casado con Beatriz Ruiz Rocamora, ambos vecinos de Orihuela, hicieron testamento en abril de 1600 estableciendo un vínculo para su heredero que incluía el lugar de La Granja y las posesiones de Benferri y Benimira.

Juan Rocamora y Maza falleció a principios del siglo XVII dejando establecido que, en el caso de que sus herederos directos quedasen sin descendencia, dicho vínculo quedaría a favor de la Compañía de Jesús, para que fundasen uno de sus colegios en Orihuela.

Su hijo Francisco de Rocamora y Ruiz fue el primer Conde de la Granja de Rocamora; y su nieto Francisco de Rocamora y Vallebrera, el segundo.

Muerto éste sin descendencia, el título pasó a su hermana Elsa, la tercera condesa, quien también murió sin sucesión.

El condado fue reclamado por su tía Violante Rocamora, hermana del primer conde, convirtiéndose en la cuarta condesa de la Granja y pasando a residir en Orihuela.

El quinto y último conde (hasta el siglo XX cuando el título fue rehabilitado) fue su hijo, el religioso fray Pedro Dávalos Maza y Rocamora.

Esquina de actual palacio de la Granja, antes casa de Rafal. Escudo labrado en el siglo XVIII con las armas de Rocamora y Maza junto a las de Ruiz y Fernández de Heredia. Roberto Almansa Vives.

Por otro lado, tenemos a Gaspar Rocamora y García de Lasa, quien sí fue marqués de Rafal; en concreto el segundo. Este señor estaba empeñado en que su primo lejano, el mencionado fray Pedro Dávalos le nombrase heredero del condado de la Granja para volver a unir los dos títulos en manos de los Rocamora.

Gaspar falleció en 1666. Su viuda y marquesa consorte, María Manuela Fernández de Valenzuela, decidió salvar su alma legando buena parte de sus bienes a comunidades religiosas; propósito que su cuñado Juan, el tercer marqués mencionado anteriormente, le disputó en los tribunales durante años.

En su testamento María Manuela dejó encargada la fundación en Orihuela de un convento de monjas o, en su defecto, de una residencia o colegio de la compañía de Jesús. Esta donación fue el impulso definitivo que necesitaban los jesuitas.

Bienes procedentes de Dª María Manuela Valenzuela, marquesa de Rafal, para fundar la residencia o colegio de la Compañía de Jesús en Orihuela: dos casas valoradas en 600 libras. Una finca de secano de más de dos mil tahúllas próxima a la costa, muy cerca de las salinas de Orihuela, que los jesuitas llamaron en su honor «la Marquesa»; otra gran hacienda de secano, colindante con la anterior denominada «el Peinado». Y otra de regadío en Orihuela, cercana al señorío de Rafal, de 250 tahúllas llamada «San Bartolomé».

Por otra parte, fray Pedro Dávalos Maza y Rocamora, fallecido también sin descendencia, ejecutó la disposición testamentaria redactada por su abuelo a favor de la Compañía de Jesús.

Bienes vinculados para fundar el Colegio de la Compañía por el Ilmo. Sr. D. Juan de Rocamora y Maza, señor de la Granja: El lugar de la Granja con dominio directo sobre el lugar y término con censos irredimibles. La hacienda y casa llamada Benferrejo o Benferri. Y la hacienda y casa con ermita llamada de Benimira, en término de Callosa y huerta de Orihuela.

Estos polémicos y generosos legados crearon interminables pleitos con los herederos; especialmente con la casa de Rafal. Pinchando la siguiente imagen se accede al documento completo que explica el pleito sobre las propiedades de La Granja, Benferri y Benimira.

Biblioteca valenciana Nicolau Primitiu. Mediados del siglo XVIII. Enlace a publicación completa.

Otro benefactor y propagandista de los jesuitas en Orihuela fue el obispo Sánchez de Castellar, quien les brindó una generosa ayuda monetaria calculada en 8.000 libras.

Contactó con ellos en 1694, fijando su establecimiento en Orihuela para el año siguiente. También influyó decisivamente en sus canónigos para que aceptasen la fundación, perdonando los diezmos generados por las propiedades administradas por los jesuitas.

La propia ciudad de Orihuela acogió y apoyó con gusto a los hijos de San Ignacio cediéndoles a perpetuidad las cátedras de gramática y retórica, aportando 230 libras anuales para alimentar a los maestros.

Esta decisión molestó a las otras órdenes religiosas, especialmente a los dominicos que habían echado el ojo a la generosa dotación económica.

Tomaron posesión el 21 de mayo de 1695. Al menos es lo que dice el inventario de conventos del obispado que figura en el tercer volumen de «Orihuela, una ciudad valenciana en la España Moderna», de Juan Bautista Vilar:

El día 21 de Mayo del año 1695, con licencia de S. M. Cathólica el Gran Carlos Segundo, e intervención de la Real justicia, y del Ilmo. Señor D. Antonio Sánchez del Castellar, que gobernaba este Obispado de Orihuela, tomaron posesión los Padres de la Compañía de Jesús de esta Provincia de Aragón de una corta heredad de huerta en la de esta ciudad, dos heredades de Campo del Pozo de Salinas y una casa de habitación en la población de la misma, que por la disposición testamentaria de Dª María Manuela Valenzuela Vázquez y Fajardo, Marquesa de Rafal; y por su muerte quedaron sujetas para ayuda a la fundación de un Colegio de la Compañía en esta Ciudad.

Jesuitas dibujados por Montesinos. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

Ojeda Nieto data la consagración por parte del obispo el 22 de mayo de 1695. Y resume así su llegada e instalación en la casa que les había dejado la difunta benefactora:

La llegada de los jesuitas, en la última década del siglo XVII, y su fácil asentamiento los convertirá en un modelo clásico de lo que supone llegar a una localidad y encontrarse abiertas las puertas de las mejores familias. Pues es sabido que la Compañía se instaló en las casas de «Dona María Manuela Valenzuela Vázquez y Fajardo … III Marquesa de Rafal … , en la casa del Carrer dels Ruisos … , Plazeta apellada de la Marquesa»…

Montesinos vuelve a mencionar como propietario de la casa al tercer marqués, Juan Rocamora, el cuñado de doña María Manuela fallecido en 1691; cuatro años antes de la fundación.

Los jesuitas se valieron (para su fundación) de los entresuelos baxos, que eran grandes aunque de poca elevación, y parte de las caballerizas de la antigua referida casa del Sr. Marqués D. Juan Rocamora, donde dispusieron la iglesia, la sacristía, y todo se dispuso en la mejor forma que se pudo, en la forma siguiente:

La iglesia estaba situada en la plazuela; era muy honda, poco alta; las paredes de tapias, el techo de tablas y el suelo muy húmedo; se bajaba a ella por cuatro gradas y su plan era el presente: la longitud 30 palmos, su latitud 15 y su elevación 16; el Altar Mayor (que es el mismo que hoy está en el oratorio de las educandas) estaba hacia poniente; era primoroso, y de talla moderna dorada, dedicado a la Concepción Purísima de María Santísima; y al Sagrado Corazón de Jesús…

A pesar de llamarse Colegio de la Inmaculada Concepción, San Joaquín y Santa Ana, se limitó a ser residencia hasta 1724 en que formalmente comenzó a impartir clases de filosofía y teología. Añado de nuevo las notas de Gisbert claramente «inspiradas» en Montesinos.

Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

La primitiva iglesia de los jesuitas era de tapias, techo de madera y muy honda, hasta el punto de bajarse a ella por medio de cuatro gradas.

Trataron de construir otra y comenzaron las obras el 31 de julio de 1733 que dejaron sin concluir cuando salieron de Orihuela; templo demolido en 1768 para edificar el actual como veremos al hablar de las Salesas.

Y queriendo ampliar también el colegio principiaron a realizarlo el 9 de marzo de 1734, quedando habilitado el 30 de julio de 1753.

Como casa de residencia continuaron hasta 1723 ó 1724 en que instituyeron un colegio en que se enseñaba filosofía y teología y al que en el último de dichos años se unieron las cátedras de gramática y retórica que la ciudad creó en 1439, en la casa del Ayuntamiento, y trasladó en 1593 al llamado estudio viejo, detrás de la cárcel, y más tarde se agregaron a la Universidad.

Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

En 1733 emprendieron la reforma y ampliación del colegio y la construcción de un nuevo templo.

Montesinos afirma que pusieron la primera piedra el 31 de julio, día de San Ignacio de Loyola, por mano del obispo Josef Flores Osorio, con asistencia de autoridades civiles y religiosas. La nota festiva la pusieron los músicos de la catedral «cuyos profesores cantaron con suave melodía»; y el disparo de varios castillos de fuegos artificiales.

Al parecer los solares les parecieron escasos. Aprovechando que sus vecinos los marqueses de Rafal, partidarios del archiduque en la Guerra de Sucesión, habían huido y sus propiedades estaban en manos del fisco, se apropiaron ilegalmente de dos casas.

En el año de 1710, en la noche del día 8 de Noviembre, sobre un arco antiguo que duró hasta el de 1771 que se demolió para formar y hermosear con varios ensanches la calle que había entre el nuevo y jesuítico colegio y dos casas del Ilustre Palacio de los Sres. Rocamoras, sus insignes bienhechores, juntando muchos alarifes y con el correspondiente silencio, sigilosamente formaron un tránsito de 8 palmos, por el que se pasaron a dicho Palacio y una casa contigua, alegando posesión de lo que no era de ellos ni les pertenecía.

Los Señores Marqueses Rocamoras se resintieron mucho de un hecho tan infame; pusieron instancia, y siguiendo los Regulares Tribunales, ganaron el pleito como era debido.

En noviembre de 1734 la Real Clemencia restituyó todos los bienes confiscados a los de Rafal. Y la marquesa Jerónima de Rocamora y Cascante, ya viuda, decidió recobrar judicial o extrajudicialmente unas casas que su padre había agregado al vínculo y mayorazgo del Marquesado de Rafal.

Dichas casas estaban ocupadas por los padres de la Compañía de Jesús y les reclamaba los alquileres o intereses, mostrando su disposición a ajustar amigablemente la venta.

Pero los expresados Regulares, con su acostumbrada política y cartas que trajeron del Reverendísimo Padre Andrés de Perussa confesor del Sr. D. Felipe V, implorando la protección de los enunciados Señores, lograron cuanto quisieron, porque estos generosamente le dieron el Palacio y Casa para que en ellos establecieran las Aulas de Gramática, Retórica y Filosofía hasta que se hiciese la obra nueva, como en efecto conocí yo en ellas la referida enseñanza, y la cursé de un tiempo.

En enero de 1735 Joseph García, rector del Colegio, y la marquesa de Rafal firmaron una concordia ante el escribano Bautista Alemán por la que se resolvía la enajenación forzosa mediante justiprecio tasado por expertos alarifes escogidos por ambas partes. Los «hijos de San Ignacio» desembolsaron 1.800 libras en moneda del reino.

Protocolos de Bautista Alemán. 1735. Archivo Histórico de Orihuela.

El colegio quedó habilitado en 1753. Los jesuitas se habían convertido en la orden favorita de los poderosos principalmente a través de la educación de sus hijos. Su centro de estudios era el más prestigioso de Orihuela, por encima incluso de los celosos dominicos. Y su patrimonio iba aumentando considerablemente.

En el siguiente año de 1734 se dio principio a la obra de lo restante del Colegio. El que estuvo en disposición de habitarse en el año de 1753, como efectivamente se pasaron a él los padres; y se estrenaron las aulas, aposentos, dormitorios y demás oficinas en el 30 de Julio, víspera del Padre S. Ignacio de Loyola, en cuya noche hubo plausible iluminación con bombas, faroles, deslumbrantes y calamones, costoso disparo de artillería, sonoro repique de campanas, fuegos artificiales, dulzainas y la música del Regimiento de Caballería del Algarbe que estaba acuartelado en esta Ciudad.  

En 1755 el séptimo marqués de Rafal Antonio de Heredia y Rocamora recuperó la propiedad histórica de la Granja, venciendo a los Jesuitas en otro pleito. Pero el título de conde había quedado extinguido.

Lo rehabilitó la decimotercera marquesa de Rafal en 1916; y lo separó del marquesado.

El 2 de abril de 1767 la Compañía de Jesús fue disuelta y sus religiosos expulsados de España. La iglesia que estaban construyendo quedó a mitad y fue demolida un año después.

Pragmática Sanción de Carlos III, para el extrañamiento de los regulares de la Compañía de Jesús. 2 de abril de 1767. Archivo Histórico Nacional. Consejos.

Se dio principio a la obra con bastante actividad y se prosiguió hasta el año 1767 que sucedió la expulsión y extrañamiento…

Y así quedó, en el lastimoso estado que hoy día vemos (Montesinos escribe a finales del XVIII), que es a punto de arrancar los superiores arcos, crucero, media naranja y cubiertas. Tiene su gran crucero primorosa sacristía y capillas ondas por cada lado.

El siguiente documento es una relación de sus bienes, puestos en venta tras la expulsión: cuatro heredades y tres casas, incluyendo un establecimiento situado en la calle del Río conocido como el «Mesón de la Compañía».

Plan general de bienes vendibles. Colegio de la Compañía de Jesús. 1769. Biblioteca Valenciana. Fondo antiguo.

El edificio del Colegio de la expulsada Compañía de Jesús quedó en manos del obispo Josef Tormo.

Todo este sitio se lo dio el Rey Carlos III con consulta de su extraordinario Consejo al Ilmo. Sr. D. Josef Tormo de Juliá, dignísimo obispo de esta Diócesis para que dispusiese de él a su voluntad…

Dos retratos del obispo Josef Tormo y Juliá. El primero está atribuido a José Vergara Gimeno y está expuesto  en el Centre Cultural La Nau de Valencia. El segundo es de Antonio Llopis, y se expone  en el Palacio Episcopal de Orihuela, Museo de Arte Sacro.

En 1772, cinco años después de la expulsión y por Real Cédula, el edificio se convirtió en casa de enseñanza y colegio de niñas bajo la advocación de la Purísima Concepción.

El impulsor y alma de esta institución fue el citado obispo Josef Tormo, enemigo declarado de la Compañía de Jesús. Así cuenta Montesinos, testigo presencial, su fundación.

Fundación del Ilustre Real Colegio de niñas educandas de esta ciudad de Orihuela. En el año de 1772, gobernando felizmente la mística nave de San Pedro su verdadero sucesor el Santísimo Pontífice Clemente XIIII, de feliz recordación, y siendo absoluto Rey Cathólico de las Españas el Sr. Don Carlos III de Borbón, el Justo, que en Gloria yace.

El Ilustrísimo y Reverendísimo Sr. D. Josef Tormo de Juliá, dignísimo obispo de esta Diócesis oriolana, deseoso del mejor y mayor esplendor de esta Muy Noble y siempre fidelísima Ciudad de Orihuela, martes día 10 de Junio, y tercero de la Solemnísima Pascua del Espíritu Santo por su tarde, fundó, erigió y estableció el Magnífico Real Colegio de la Enseñanza de Niñas Educandas, bajo el auspicio y especioso título de la Purísima Concepción de María Santísima.

Con el mayor gozo y alegría de todo el pueblo, que verdaderamente carecía de tan apreciable habilidad de bordar, coser, formar medias, leer y escribir y demás cosas pertenecientes  a las niñas. Se fundó este Colegio de lo mejor y más principal parte de lo que había sido de los Regulares Jesuitas …

Anteriormente se demolió todo lo antiguo y superfluo del edificio; y de las rentas de los bienes de los expatriados Jesuitas, se obró todo lo moderno: Salas, aposentos, escalera, cocinas, despensas y el suntuoso Oratorio de la Purísima Concepción, que en dicha tarde del 10 de Junio de 1772 bendijo con solemnidad y pompa el Ilmo. Sr. Josef Tormo.   

El obispo Josef Tormo visto por Montesinos y el escudo de armas del colegio. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

Bajo los auspicios del obispo Tormo el colegio gozó de gran éxito; pero la obra no le sobrevivió. Su lugar lo ocuparon las Salesas; de ello hablaremos en el próximo capítulo.

En cuanto a los jesuitas, volvieron cien años después y se instalaron en el lujoso edificio de sus viejos rivales los predicadores. Pero eso ya es otra historia a la que podéis acceder pinchando el siguiente enlace al artículo «Jesuitas en Santo Domingo».

Enlace a los artículos sobre Santo Domingo.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).