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La noche del 5 de marzo de 1914 en la calle Sarmiento.

Introducción.

Una modesta traviesa que une el Paseo con la Calle de San Juan ostenta una enigmática fecha como titulación: Cinco de Marzo.

Este callejón, fruto de la canalización de una acequia, se abrió en 1881 y fue bautizado como calle de Sarmiento en agradecimiento a la actuación del gobernador civil en la riada que sufrió Orihuela aquel año.

El eco de la provincia. 20 de septiembre 1881: Por Real decreto de 13 del actual, ha sido trasladado al Gobierno civil de Murcia el Sr. D. Francisco Banquells, que desempeñaba el cargo de Gobernador civil de nuestra provincia, y por otro decreto de la misma fecha, se nombra para esta vacante al Sr. D. Francisco Javier Sarmiento.

El Constitucional. 8 de octubre 1881: Anoche se recibieron en el Gobierno Civil graves noticias por telegrama. El alcalde de Orihuela telegrafía diciendo que la inundación del Río Segura es inminente.

Las pérdidas de la huerta son de grandísima consideración; la vega estaba toda inundada, y por consecuencia, el pánico se había apoderado de aquella desdichada ciudad víctima de estos estragos. Nuestro Gobernador, el Sr. Sarmiento, es muy posible que salga para los pueblos inundados a dictar disposiciones y a animar con su presencia a aquellos habitantes.

El Graduador. 14 de octubre 1881: Procedente de Orihuela llegó anteanoche a esta capital, el Gobernador de esta provincia, Sr. Sarmiento. Tenemos a la vista varias cartas de Orihuela, en la que se nos manifiesta los resultados prácticos que ha tenido para esta castigada población, la oportuna llegada de dicho señor.

Suprimimos todos los elogios que hacen de esta autoridad por no lastimar su exquisita modestia; pero séanos permitido a nosotros, nada acostumbrados a derramar incienso, hacer verdadera justicia, manifestar nuestra satisfacción al ver que las familias de esos pueblos, que más han sufrido en el último desbordamiento del Segura, se muestran agradecidos al celo, actividad e inteligencia con que la nueva autoridad de esta provincia ha acudido a los puestos de mayor riesgo y donde eran, por consiguiente, más necesarios toda clase de auxilios, tanto para evitar mayores daños, como para socorrer a los pobres que por efecto de las circunstancias lo habían perdido todo o podían perecer de hambre por falta de trabajo y hasta de artículos comer.

Consignamos las anteriores noticias, según se nos comunican, para honra del Sr. Sarmiento y satisfacción de la provincia.

Ayuntamiento de Orihuela. Sesión Municipal del 17 de noviembre de 1881: Se acuerda como prueba de grato recuerdo y consideración a la persona del Sr. Gobernador Civil de esta provincia, se ponga el nombre de Calle de Sarmiento a la nuevamente abierta próxima al paseo, que pone en comunicación la Puerta Nueva con la calle de San Juan, fijándose el correspondiente azulejo que lo determine.

La Calle Cinco de Marzo en el año 2004. Fotografía Ajomalba.

Comprobado que el gobernador de Alicante por aquellas fechas se llamaba Francisco Javier Sarmiento y que el callejón conservó su nombre hasta 1914, año en el que se le llamó «Cinco de marzo», sólo se me planteaba una duda.

¿Qué ocurrió el cinco de marzo de 1914 en la calle Sarmiento?
Asesinato de Canalejas. Portada y esquela del ABC.

Antecedentes

El asesinato de Canalejas en noviembre de 1912 puso fin al sistema de turnos de Gobierno establecido entre liberales y conservadores.

Ambos partidos se fueron fragmentando en diversos grupúsculos: Reformistas, Socialistas, Anarquistas, Nacionalistas, Republicanos, Integristas, Tradicionalistas, Jaimistas, Católicos, etc.

En el ámbito local, Alfonso Pardo y Manuel de Villena, marqués de Rafal, aspiraba de nuevo a la representación parlamentaria de este distrito como jefe del Partido Conservador oriolano.

Alfonso Pardo y Manuel de Villena, marqués de Rafal. Jefe del Partido Conservador.

Las elecciones del 8 de marzo de 1914 en Orihuela se presentaban muy reñidas. Su oponente Manuel Ruiz Valarino, jefe del Partido Liberal, había movido bien sus fichas pactando alianzas electorales con los antiguos partidarios del marqués.

Manuel Ruiz Valarino. Jefe del Partido Liberal

El hijo de Ruiz Capdepón gozaba de gran influencia política en toda la provincia; pero el marqués de Rafal manejaba hábilmente los hilos del poder que en ese momento disfrutaba.

Ambos partidos disponían de un periódico local que utilizaban como órgano de propaganda y látigo de la oposición: «El Eco de Orihuela» por parte del Partido Conservador y «El Diario» por parte de los liberales.

Por supuesto, las versiones que cada periódico ofreció del suceso al que nos vamos a referir inclinaron el peso de la noticia hacia sus propios intereses.

Trinitario Ruiz Capdepón.

Las disputas entre «rafalistas» y «valarinistas» fueron subiendo de tono. Como muestra de la tensión política local, desde la víspera de los hechos, el director de «el Diario» José M. Teruel, permanecía detenido en el retén municipal. Estaba acusado de abofetear a un macero municipal.

Los hechos.

Vamos a comenzar con la versión liberal.

EL Diario. 6 de marzo 1914.

El 6 de marzo de 1914, en primera plana y a toda pagina, el citado periódico denunció la existencia de una partida de matones a las ordenes del marqués a la que bautizaron como «partida de la porra»

EL Diario. 6 de marzo 1914: Provocación. Ciudadanos atropellados y apaleados. Desacatos a una autoridad militar. Tiros a la multitud indefensa. Indignación popular. Más detenciones a personas dignas. Poco después de las siete, salió a patrullar por las calles de la tranquila Orihuela, una «Partida de la Porra», formada por sujetos de mala catadura y peor aspecto, reclutados seguramente entre el hampa de la sociedad orcelitana, armados de sendas varas de fresno, los cuales se distribuyeron en grupos por las calles de la ciudad, convertida en ese momento en algo peor que una kábila rifeña.

Don Manuel y Don Vicente Ruiz Valarino, acompañados del exmagistrado del tribunal supremo Don Álvaro Landeira, acababan de cenar en el Hotel España y marchaban a su domicilio, acompañados como siempre de un grupo de amigos y correligionarios.

Al llegar a la calle Sagasta, los partidarios de la porra apaleaban salvajemente a un joven de unos 16 años. Protestaron de forma pacífica y ordenada ante el brutal espectáculo, pero los guardias municipales que allí estaban, les acometieron sable en mano, desacatando y atentando contra el capitán de Corbeta, D. Manuel Ruiz Valarino que, aun después de mostrar el carnet militar, fue maltratado y rodeado por una chusma de porristas.

Calle de Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

Entre tanto, otros guardias sable en mano, penetraron en la farmacia de nuestro correligionario Carlos Román a viva fuerza, porque en ella se habían refugiado algunos perseguidos, mientras que personas respetables eran atropelladas indignamente por los de la porra y otros guardias.

De pronto, entre aquella confusión sonó un disparo y luego otro, y un tercero. Según testigos presenciales del suceso y entre ellos uno de mayor excepción cuyo nombre reservamos para darlo a quien corresponde, los disparos partieron de los guardias municipales.

Fueron detenidos y conducidos al retén, arbitrariamente, perfectos caballeros, honra de la moralidad, el decoro y la decencia. Un espectáculo repugnante, asqueroso.

«El Oriol taurino» 15 de agosto 1908. Mi agradecimiento a José M. Dayas.

Según esta primera versión, cuando el candidato Ruiz Valarino se dirigía a su casa después de cenar en el Hotel España acompañado de su hermano y de un grupo de amigos y seguidores, presenciaron como en la calle Sarmiento, los «de la porra» apaleaban salvajemente a un adolescente en connivencia con los guardias municipales.

Las «partidas de la porra» se hicieron famosas en la segunda mitad del siglo XIX. No eran más que grupos de matones contratados para apalear a opositores y atacar las redacciones de periódicos contrarios.

Al fondo, Hotel de España. Colección Javier Sánchez Portas.

Al recriminarles por tal abuso, los citados caballeros fueron agredidos por los matones y acometidos por los guardias. Sable en mano les obligaron a buscar refugio en la farmacia del conocido liberal Carlos Román Miralles, yerno de Francisco Díe Pescetto.

De allí les sacaron por la fuerza, organizándose una trifulca que acabó con tres tiros; disparos que, según los «valarinistas», partieron de las armas de los guardias. Varios liberales, «gente decente y honrada», fueron detenidos y conducidos al retén municipal.

El Eco de Orihuela. 6 de marzo 1914.

Ese mismo día «el Eco de Orihuela» ofrecía otro punto de vista en la última columna de la segunda página.

El Eco de Orihuela. 6 de marzo 1914: El sangriento suceso de anoche. Anoche entre dos luces se notó un cambio que hacía presagiar desagradables acontecimientos. Los agentes de la autoridad extremaron sus precauciones, ejecutando con toda escrupulosidad y tacto las ordenes de cacheo recibidas.

Se vigilaba de un modo especial a determinados individuos altamente sospechosos. Tenía confidencias la policía de que un individuo apellidado Mateo, que goza de fama de duro, «guardia de corps» de ciertos elementos que bullen estos días en las hasta ayer incruentas luchas políticas.

Alrededor de las nueve de la noche de ayer, la pareja compuesta por los guardias municipales Juan Pedro Fernández y Tomas Pérez, advirtió la presencia en el Boulevard de Sagasta del referido Mateo, al que trataron de cachear.

La resistencia descompasada del aludido, y la concurrencia de algunos sujetos que acudieron a todo correr desde la parte norte del paseo, promovió un altercado en el que terciaron algunos transeúntes que se dispusieron a auxiliar a la autoridad.

Entonces un grupo situado en la esquina de la farmacia del Sr. Román, con voces y actitudes desacompasadas provocó la aproximación de los agentes, ocurriendo entonces según afirman testigos presenciales, que desde el interior de algunas viviendas y en el arroyo se hizo armas contra los agentes.

Entre los nombres que se barajan, solo queremos dar uno a la estampa, el del guardia Juan Pedro Fernández, que resultó herido por arma de fuego, con alojamiento del proyectil que esta mañana le ha sido extraído del costado izquierdo. Fue herido por la espalda y en dirección de arriba abajo.

Según la versión conservadora, la autoridad había sido informada de que individuos altamente sospechosos merodeaban por la ciudad.

Alrededor de las nueve de la noche, la pareja de guardias municipales formada por Juan Pedro Fernández y Tomás Pérez, trataron de cachear a un tipo con fama de duro llamado Mateo, cuando un numeroso grupo de sujetos acudió corriendo de la parte norte del paseo, entonces llamado de Sagasta, promoviendo un altercado con los agentes.

Argumentaba también que unos ciudadanos acudieron en apoyo de la autoridad y que desde la farmacia comenzaron a provocar a los agentes; al acudir estos a sofocar el alboroto, fueron tiroteados desde un balcón hiriendo al guardia Juan Pedro Fernández, con alojamiento de proyectil en el costado izquierdo.

El Paseo, entonces calle Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

El sábado día 7, víspera de la jornada electoral, «el Eco de Orihuela» ampliaba, en defensa de su versión, que los tiros sólo podían proceder de un portal elevado por la trayectoria de la bala; que ésta era del nueve y no del doce, calibre que usaban los guardias; y que los testigos hablaban de un tipo vestido de señorito que al parecer huyó por los tejados.

Ese mismo día, la noticia llegó a Madrid. En el mismo diario, de tendencia liberal, figuraban cuatro apartados.

La Mañana (Madrid). 7 de marzo 1914:

Primeramente la versión gubernamental.

La Mañana (Madrid). 7 de marzo 1914: ESCÁNDALOS ELECTORALES. EL DISTRITO DE ORIHUELA. Referencias oficiales. El gobernador de Alicante dice que, según le comunica el alcalde de Orihuela, algunas personas significadas de la política del Sr. Ruiz Valarino han alterado el orden y herido de gravedad a un guardia del Municipio.

Con este motivo han sido detenidas varias personas, entre ellas D. Pedro María García Murphy, ex concejal y ex teniente alcalde, afiliado a la política de Ruiz Valarino, y D. Rafael Blasco, oficial de la Delegación de Hacienda de Alicante.

También está detenido el portero del señor Ruiz Valarino, como presunto autor de la herida del guardia. Se asegura que el promotor de los sucesos fue el diputado provincial Sr. Ballesteros.

El punto de vista del periódico, defendiendo a Ruiz Valarino.

Aclaraciones y comentarios. Hasta aquí las referencias oficiales que recogimos en nuestro deber de informadores; pero conviene hacer constar que el suceso de que se hace mérito, y cuantos ocurran ahora en aquel distrito, tienen origen muy distinto al que se le quiere atribuir por los delegados del Gobierno.

Nuestro respetable amigo el ex ministro Sr. Ruiz Valarino, que tan merecidamente disfruta fama de prudente y que reúne cualidades por nadie superadas de sensatez y civismo, viene siendo objeto de una persecución sin freno en los distritos de Orihuela y Dolores.

Como la mayoría de aquellos electores, decididos adeptos del Sr. Ruiz Valarino, no pueden olvidar cuánto deben a su celo infatigable; es necesario apelar a las mayores violencias para el logro del atropello que el Gobierno se propone.

Bien parco nuestro amigo en la publicidad de los desmanes que contra él se cometen, se ha limitado hasta ahora a dirigir al presidente del Consejo denuncias de algunas felonías y avisos de justificados temores.

Las prudentes advertencias del Sr. Ruiz Valarino no han sido atendidas y ha ocurrido algo de lo que tenía que suceder por falta de previsión y exceso de arbitrariedad.

Responsable de lo acontecido y de cuanto en este orden desagradable pueda suceder en aquella región es el Gobierno que desatentadamente persiste en una actitud condenable, puesto que ya debía estar convencido de que ni aun con sus mayores violencias conseguirá arrebatar las actas que tan bien conquistadas tienen allí nuestros amigos.

Un telegrama de los electores oriolanos al presidente del Consejo firmado por Amancio Meseguer.

Amancio Meseguer López y Amancio Meseguer Manresa. Archivo Municipal de Orihuela.

ORIHUELA. — Al presidente Consejo de ministros decimos: Lamentable espectáculo que ofrecen atropellos y coacciones de todo género que se cometen a diario por amparadores de la candidatura ministerial, llegado al colmo con la amenaza personal realizada en plena calle al hijo adoptivo de Orihuela Sr. Ruiz Valarino, y desacatos a ilustres personalidades, hiere de tal modo la dignidad de los oriolanos que determina un acto de solidaridad que reviste por sí solo los caracteres de la más enérgica protesta.

A este fin, los diversos partidos: integrista, carlista, maurista, liberal y republicano, hacen pública su coalición en defensa de la candidatura de nuestro paisano Sr. Ruiz Valarino, a la par que declinan en el señor marqués de Rafal y sus patrocinadores la responsabilidad de los sucesos que puedan sobrevenir ya que no es tolerable que al amparo de la protección oficial se convierta en sangrienta burla las garantías que la Constitución otorga y se haga irritante menosprecio de las leyes, con agravio de la cultura de una población que en nuestras luchas políticas ha sido siempre modelo de sensatez y cordura. Por la Asamblea electoral. Amancio Meseguer.

Y una nota de Trinitario Ruiz Valarino, hermano del candidato liberal.

Trinitario Ruiz Valarino. Manuscrito y retrato.

ORIHUELA, 6. No es ya el atropello, es el atentado personal organizado oficialmente el que se dirige contra mí. El mismo individuo que me amenazó hace unos días recorrió anoche algunas calles dando mueras a mi hermano, candidato por este distrito, y a mí en presencia de varios guardias municipales.

Más tarde, al salir mi hermano de casa, un guardia del Ayuntamiento intentó detenerle violentamente poniendo las manos sobre su persona, no obstante haberlo exhibido documentos que acreditan su personalidad como capitán de corbeta.

El alcalde nombró ayer setenta individuos que funcionan como partida de garrote. La indiferencia con que se reciben mis denuncias produce los naturales resultados. Ruiz Valarino.

Conclusión y rotulación de la calle.

Calle de Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

Lo cierto es que el altercado ocurrido aquella noche fue el motivo de la nueva titulación de la calle Sarmiento.

El 28 de abril Alfonso Pardo Manuel de Villena, marqués de Rafal, en carta a «el Eco de Orihuela», anunciaba su retirada de la política tras la victoria de Ruiz Valarino.

Alfonso Pardo y Manuel de Villena, marqués de Rafal.

Madrid 28 de abril de 1914. Señor Don Tomás Brotons. Orihuela. Mi distinguido amigo: Cuando a insistentes requerimientos de los amigos de ese distrito me decidí a presentar mi candidatura para Diputado, ya hice saber que lo que consideraba un sacrificio lo haría muy gustoso por corresponder al afecto y trabajos que durante la oposición se me había demostrado por aquellos.

Llevando esa mira podrá Vd. conjeturar cuán grande es mi sentimiento actual por el desenlace que han tenido los acontecimientos que han sido coronados por la proclamación en el Congreso, del Señor Ruiz Valarino…

No puedo por menos de reconocer fracasada la ilusión que un día me hice con respecto a ese distrito, y ese fracaso alcanza a mi persona política en lo que respecta a Orihuela, desde el momento que no he logrado ser en ella el candidato de muchos elementos de las derechas, con cuyo apoyo esperaba contar; y cuando partidos como el carlista e integrista no han dudado en dar sus votos al candidato demócrata no apoyando mi candidatura ni siquiera como «mal menor» …

Por unas u otras razones creo que ha llegado el momento en que me despida de los amigos para que ellos, recobrada su libertad de acción vean qué rumbos deben tomar o designen persona que pueda llevar a cabo con más éxito que yo la labor que bajo mi dirección ha resultado infructuosa…  

Tanto Vd. como todos los amigos saben que pueden contar siempre con la buena amistad de su afmo. amigo s. s. q. s. m. b. El Marqués de Rafal.

Plaza de la Pía. Casa del marqués de Rafal, sede del Partido Conservador y futuro palacio. Colección Javier Sánchez Portas.

Sin la financiación del marqués y sin partido, el diario conservador «cerró la persiana».

El Eco de Orihuela. 4 de junio 1914: EL PARTIDO CONSERVADOR SUCUMBE A LA INJUSTICIA. La dignidad y la vergüenza nos obligan a desaparecer. «El Eco de Orihuela», órgano del partido conservador de este distrito, cierra con este número la serie de su publicación, de la misma manera que la agrupación política de que ha sido voz pone, con el acuerdo que vamos a hacer público en las presentes líneas, final a su pública actuación.

Ese mismo 4 de junio, en sesión ordinaria, el concejal Román Miralles pidió al Ayuntamiento que la calle de Sarmiento se denominase calle del Cinco de Marzo en recuerdo y memoria de los mártires de la libertad y de los amigos del Sr. Ruiz Valarino, que fueron atropellados y tiroteados en aquella calle esa memorable noche.

Y que a la plaza que hasta entonces se llamaba del Marqués de Rafal, se la denominase en adelante «Plaza de la Porra», para recordar siempre a los oriolanos esa indigna partida que fue vergüenza de un pueblo honrado y culto.

Plaza del marqués de Rafal. Actualmente Condesa de Vía-Manuel. José Antonio Ruiz Peñalver.

El alcalde propuso también que se destruyese el retén municipal; puesto que en él no habían penetrado detenidas más que personas decentes; y que ese edificio, mazmorra para «valarinistas», no debía ser deshonrado con la estancia en él de algún criminal.

El Diario. 5 de junio 1914.

El Diario. 5 de junio 1914: LA DEMOLICIÓN DEL RETÉN MUNICIPAL. Terminada la sesión del Ayuntamiento, una brigada de albañiles esperaban la orden de comenzar a demoler lo que fue cárcel de las personas decentes de Orihuela, durante los últimos seis meses de barbarie y vejaciones porque hemos atravesado; y los primeros golpes de pico que sonaron, para derribar aquella mazmorra inmunda y antihigiénica, la multitud considerable que había en las plazas de la Constitución y de Cubero, prorrumpió en vivas a la libertad, al pueblo libre, a D. Manuel Ruiz Valarino y aplaudió entusiásticamente a los operarios que demolían aquellas prisiones.

Quedó acordado por unanimidad y el 16 de junio, el propio Ruiz Valarino en solemne acto, descubrió la placa.

El Diario, 17 de junio de 1914. La llegada de Don Manuel Ruiz Valarino. Al llegar la manifestación a la calle Sagasta, se detuvo para que nuestro ilustre diputado, descubriera la lápida colocada en la calle de Sarmiento, a la cual se le ha dado el nombre de calle del «Cinco de Marzo de 1914».

El acto resultó solemne, disparándose en este momento, cuatro bombas, las cuales despidieron infinidad de versos alusivos de los sucesos acaecidos en Orihuela en estos días pasados.

El Paseo, entonces calle Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

En las cuentas aprobadas por el Ayuntamiento el 20 de junio de 1914 figura el pago de 17 pesetas, importe de una lápida para la calle Sarmiento.

Fotografía Ajomalba.

No he encontrado el correspondiente pago por la de la «Plaza de la Porra»; por lo que sospecho que nunca llegó a ostentar la Plaza de Rafal , hoy Condesa de Vía Manuel, tan ignominioso título.

Epílogo

Esta humilde y castigada calleja tiene un significado especial para mí. Nací en el «Paseo de Calvo Sotelo» y mis abuelos maternos vivían en la «Calle de San Juan», entonces «de Antonio Piniés»; su tránsito era el cordón umbilical entre mi madre y mi abuela.

Casa Ballesteros. José María Pérez Basanta.

Además, fue quizá mi primer descubrimiento en el tema callejero. Nadie me supo decir por qué la llamaron cinco de marzo y lo tuve que averiguar.

Era un callejoncito modesto entre dos casonas. El espacio de una acequia cubierta y sus «brazas», sin puertas ni vecinos; por lo que fue maltratada desde el mismo momento en que la abrieron.

El Día. 23 de junio 1887: La calle de Sarmiento de esta ciudad está de pésame, a las muchas desdichas que sobre ella pesan, ya en forma de escombros que obstruyen su tránsito, ya por su poco aseo, etc. etc. hay que añadir unas ligeras reparaciones que se han hecho en una casa, propiedad de D. Francisco Ballesteros Villanueva, en la cual han dejado en su fachada y en la parte superior de ella tres canales, sistema antiguo, sin duda con el objeto de que por ellas llore sus desgracias la repetida calle…

Ciento veinticinco años después de la nota anterior, la casa de Ballesteros sigue amenazándola en forma de ruina. Y la bella rejería que ostentaba le fue extirpada de raíz.

Ahora sólo alberga urinarios y contenedores de basura…

La calle 5 de marzo en 2004 y en la actualidad. Fotografías Ajomalba.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Publicado en 2006. Reformado y ampliado en 2022.

Callejeando 18. De la Plaza de la Fruta al ángel de la guardia.

Plaza Antonio Balaguer y calle de Santa Justa en la actualidad. Francisco Luis Galiano Moreno.

La Plaza Mayor o de la Fruta.

Anotaciones sobre fragmento plano de 1748, obra de Fray Antonio Villanueva. 

Retomamos nuestro recorrido virtual donde lo dejamos en la entrega anterior; comenzando con lo poco que dijo Gisbert de la plaza que llamó de Santa Justa, en su «Historia de Orihuela».

De Santa Justa: Vulgarmente de la Fruta o de la Verdura. En la antigüedad fue la principal de la población y lo demuestra el recuerdo de que se llamó del Común o Mayor.

Oriola nunca tuvo una plaza mayor al uso; más bien un conjunto de plazuelas adaptadas a un espacio irregular, repleto de edificios públicos, entre la peña y el río.

Una plaza poco atractiva y no apta para manifestaciones o celebraciones multitudinarias: alardes ecuestres, corridas de toros, formación de batallones, etc..

El término «plaza mayor» quedó definido claramente en la edad moderna española como el lugar de la población que alojaba la casa consistorial y contaba con espacio suficiente para celebrar el mercado y otras actividades municipales.

La de Orihuela no cumplió esos parámetros hasta el siglo XIX, cuando se trasladó el Ayuntamiento a la Plaza Nueva.

A diferencia de esas «nuevas plazas», creadas entre los siglos XVI y XIX, la nuestra quedó subordinada al escaso terreno intramuros y a la morfología del urbanismo heredado de los musulmanes.

Es por eso que, durante siglos, utilizaron la plaza del Puente para los actos municipales necesitados de espacio.

Y al abrirse la Plaza Nueva en el siglo XVII, la antaño plaza Mayor fue perdiendo importancia hasta quedar en plaza de la Fruta o de la Verdura.

Plaza Antonio Balaguer y calle de Santa Justa en la actualidad. José María Pérez Basanta.

José Ojeda Nieto la describe así en su obra «Orihuela Imaginada. La Ciudad en los Siglos XVI y XVII».

Si hay un lugar donde las relaciones de convivencia encuentran el marco idóneo, éste es sin duda la Plaza Mayor.

Y, sin embargo, parece inapropiado, desde el plano urbanístico, designar con este nombre a la de Orihuela, pues carece de un espacio amplio, enmarcado por edificios que la deslinden con total diafanidad.

La Plaza Mayor de Orihuela, durante la época foral, parece más una agrupación de dos o tres plazuelas alrededor de la iglesia de Santa Justa y Rufina. Es, probablemente, una rémora del antiguo zoco musulmán.

Y aunque a lo largo de los siglos XVI y XVII se ampliará, alejando carnicerías y pescaderías hacia los extremos y aun procurando mantenerla en buen estado, será imposible darle el empaque de las plazas renacentistas y barrocas que, por la misma época, otras ciudades y villas levantaron…

En algunos padrones de mediados del siglo XVII todavía la nombraban como «Plaça o Plasa Major»; pero ya empezaba a figurar como de Santa Justa; o simplemente como «La Plaça».

Patro dels vehins de la Ciutat de Oriola. 1651 y 1656. Sal y Muro 1654 y 1659. Archivo Municipal de Orihuela.

A principios del siglo XVIII, ya desaparecido el término «Plaza Mayor», se alternó el de «Plaza de Santa Justa» con el de «Plaza de la Fruta» en los primeros repartos del equivalente, impuesto instituido por Felipe V en 1715 para el Reino de Valencia.

«Plaza de Santa Justa. Plaza de la Fruta. Equivalentes 1715-1719. Archivo Municipal de Orihuela.

Y acabó por imponerse el de «Plaza de la Fruta», utilizado en dichos repartos durante los siglos XVIII y XIX.

Fotografía Ajomalba.

Voy a transcribir la descripción que de ella hace Montesinos a finales del XVIII, llamándola «Plaza Común de Víveres».

Tiene Orihuela una grande y hermosa plaza del común, en la que se vende todo género de cosas apetecibles al más delicado gusto; esta se divide en tres estancias; la mayor sirve para la principal Carnicería, en la que hay un mediano aposento decente para los Regidores, Personero y Diputados, quienes asisten por semanas al repeso de las carnes; y pescado quando les parece conveniente.

La nueva disposición de este aposento y demás piezas de la Carnicería, pórticos, fachadas, escudo de armas y arcos de piedra labrada; que para la mayor fortaleza de la obra, y colocar en ellos la tablas, en que se venden las carnes; y nuevas rejas de hierro en las paredes exteriores de esta Carnicería; se debe al zelo y vigilancia de los Magníficos Sres. Gobernadores D. Felipe Caballero de Varros y D. Pedro Bonafede.

La «plaza de la fruta» en los años treinta del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

En esta Carnicería hay quatro tablas, en las que se vende todo el año carnero y en ciertos meses obeja y macho; a parte hay tablas de toro, baca, ternera y cabrito.

En el recinto de la principal Carnicería (aunque en las otras se executa y hace, no con tanta abundancia) se venden las hortalizas, tocino, chorizo, aves, huevos y pescado fresco del Río Segura, con ranas de sus aguas.

La segunda mansión de esta plaza, se compone de quatro casas porchadas, llamadas del Pescado, propias de la Muy Ilte. Ciudad en las que se vende el pescado fresco, que se trae del mar distante de Orihuela 5 leguas largas.

Así mismo venden en ellas lo mas del año, las carnes de serdo, y sus aderezos, como son perniles, salchichas, morcillas, mantecas y el tocino salado de Castilla.

La tercera mansión se compone de lo restante de la plaza, hay en ella las tiendas de queso, las que abastecen a la ciudad de todo género de pescado salado, como son sardinas, arenques, atún, abadejo, manteca de baca, quesos y todo género de comestibles, como arroz, vino, azeyte, leña, etc.

Ay en ella continuamente seis tablas de pan común y tres de pan blanco, muy especial y sabroso para el chocolate y la sopa, comúnmente llamado francés y de tahona.

La «plaza de la fruta». Archivo Rafael Almira.

En la prensa del último tercio del siglo XIX y el primero del XX, se alternan «Plaza de la fruta» y «Plaza de la verdura», como podemos comprobar en los siguientes recortes de prensa.

El Oriolano. 18 de abril 1885: ¿Qué ocurrió ayer mañana entre un comprador y un vendedor de carne en la plaza de la fruta? ¿Saben ustedes si el primero pidió una cuarta de dicho artículo y halló que le faltaban dos onzas?

¿Han podido ustedes averiguar si el comprador consiguió al fin encontrar a Regidor alguno o representante de la autoridad para participarle el fraude? ¿No saben ustedes nada?… ¿Y usted, Sr. Alcalde?…

La crónica. 24 de junio 1886: Hay una casilla en la plaza de la verdura, junto a los muros del templo de Santa Justa, que ha debido desaparecer ya de aquel sitio hace mucho tiempo, pues aparte de que su situación no obedece según parece a concesión ninguna particular, se halla cerrada por acuerdo de la autoridad local y se ha construido detrás, sirviendo de pared el muro de dicho templo, una barraca o cosa así que produce un aspecto feo y sucio, siendo al propio tiempo un foco de inmundicias según se ve por fuera.

La crónica. 28 de octubre 1886: El establecimiento de abacería de Juan Lidón se ha trasladado de donde se hallaba establecido al núm. 7 de la Plaza de la Fruta, donde ofrece a sus numerosos parroquianos el mejor salchichón de Vich, queso de bola, el rico huevo de atún, olivas sevillanas y otros artículos.

La «plaza de la fruta». Archivo Rafael Almira.

En octubre de 1886 la corporación presidida por Ballesteros Villanueva se congratulaba por haber terminado el plazo fijado con el contratista de los «tambalaches».

El diario de Orihuela. 29 de octubre 1886: AYUNTAMIENTO. Sesión de ayer 28 de octubre. El Presidente dio cuenta a la corporación de haber terminado en el mes actual el término de veinte años fijado con el contratista de los tambalaches de la Plaza de la Fruta, y que por tanto, estos pasaban a ser propiedad del municipio, quien en adelante se encargará del cobro de los puestos.

Se trató también ayer de hacer desaparecer por razones de ornato público, la casilla existente en la plaza de la Fruta junto al templo de Santa Justa, nombrándose para conseguir tal objeto una comisión compuesta por los señores Giménez, Calvet y Costa.

Pasaban a ser propiedad del municipio; y la comisión nombrada para inspeccionarlos dictaminó su evidente deterioro, proponiendo exigir responsabilidades a dicho contratista.

Ese mismo año se habló de trasladar la Plaza de Abastos, «estrecha, fea e insalubre», a la plaza del Carmen.

Tres años después seguía en el mismo sitio y comenzaron a reparar los «tambalaches»; pero sin mucha prisa.

El diario de Orihuela. 18 de octubre 1889: Con arreglo a lo dispuesto por la Alcaldía sobre los tambalaches de la plaza de la Verdura que habrán de repararse en sus desperfectos uno cada mes; en el presente se ha recompuesto el segundo y actualmente se está pintando.

El diario de Orihuela. 5 de abril 1890: En el establecimiento de D. Eduardo Martínez, situado en la plaza de la Verdura, se han recibido los géneros siguientes: Salchichón legítimo de Vich, chorizos de Candelario, longaniza extremeña y una gran remesa de aranques superiores con huevos, queso de bola en bejiga, id. legítimo de Mallorca, conservas de pimientos y tomate y atún en escabeche.

También se ha recibido en dicho establecimiento una gran remesa de chocolates desde 3 a 6 reales libra.

La «plaza de la fruta». Archivo Rafael Almira.

En la última década del siglo XIX la corporación seguía buscando una ubicación para la plaza.

El Independiente. 27 de octubre 1892: Hoy efectivamente, la actual plaza de Abastos, sobre encontrarse (sic) en pésimas condiciones, resulta pequeña para las necesidades de la ciudad, puesto que no cabiendo en su perímetro todos los vendedores que a ella concurren hay que convertir en plaza la calle del Río y muchas veces hasta la plaza de Rafal.

Resulta pues conveniente en principio la construcción de una nueva plaza de Abastos, ya que no es posible el ensanche de la actual.

Barajaron para ello dos posibles emplazamientos: la ya citada plaza del Carmen y la de la Trinidad; pero no llegó a cuajar ninguna de las dos propuestas.

El independiente. 25 de marzo 1894: Establecimiento de Cayetano Lafuente. Se ha recibido un gran surtido, a precios reducidos en salchichón de Vich, jamón, queso de bola, gruller, de plato, chorizos, garbanzos de Castilla, alfarnates, masaganes, arroz, judías, latas de tomate, pimientos, atún en escabeche, mero, bonito, calamares con su tinta y otras conservas; azúcares de todas clases, aceitunas sevillanas, aceite sin gusto, coñac y aguardiente. ¡A COMPRAR! PLAZA DE LA FRUTA 2 Y ANGEL 16.

La «plaza de la fruta». Establecimiento de Luis Guerrero, situado donde hoy está  el edificio PROP.  Archivo Matías Linares Cebrián. Coloreada por J. A. Campos.

Unión republicana. 10 de junio 1903: Sección de anuncios. Saladuras, salchichería y conservas, Eduardo Martínez, conocido por el «Reluciente». Plaza de la Fruta y calle del Ángel.

La Huerta. 24 de julio 1908: Huevo de atún. En el acreditado establecimiento de salazones de Francisco Santiago, plaza de la Fruta, se vende huevo de atún extra a cinco pesetas kilo. FRANCISCO SANTIAGO GRACIA. Plaza de la Fruta. ORIHUELA.

La siguiente nota de prensa nos da una idea del estado de la plaza a principios del siglo XX.

El Eco de Orihuela. 11 de julio 1912: Hemos discutido mucho la orden del alcalde, mandando derribar las destartaladas casetas que constituían nuestra artística plaza de Abastos, y todos hemos convenido en que la orden, en el fondo, era plausible.

Más como el Sr. Ferrer tiene el prurito de hacer las cosas mal; y aun cuando por carambola obre bien, ya se encarga él de malograrlo.

Resulta que aquéllas sucias casetas libraban del sol y de la lluvia a los vendedores y hoy reciben esta y aquél, sin que nadie se ocupe de impedirlo.

Los vendedores, con cuatro cañas y unos sacos, han armado unos tinglados en la Plaza, con el objeto de no recibir las abrasadoras caricias de Febo.

Y es una delicia pasar por la plaza de la Fruta; nos sentimos transportados a … La Mata y perdone esta villa, el modo de señalar…

Sr. Ferrer: con los cuartos que produjo el derribo de dichas casetas, pudo V. S. haber construido unos sombrajes decentes. Así no se daría el espectáculo dicho, que sirve de chacota a todo el mundo…

En la actualidad, ya sin casetas, sin cambalaches, sin tiendas de comestibles ni salazones, la plaza ostenta el nombre de Antonio Balaguer.

Plaza Antonio Balaguer. José M. Pérez Basanta.

Recuerda a Antonio Balaguer Ruiz (1886-1946), abogado y banquero que presidió el Ayuntamiento de Orihuela en los años 1918, 1922 y 1930; y que fue diputado provincial en 1923.

Plaza y retrato de Antonio Balaguer Ruiz. Archivo Rafael Almira.

Almudí o Pósito.

Archivo Rafael Almira.

Antes de abandonar la plaza tenemos que hablar del almudí o pósito; otro establecimiento público destinado a almacenar el trigo, instalado en la plaza en 1530, tras la venta del antiguo edificio situado en la calle la Feria.

Montesinos obvia este traslado, llevándolo directamente de la Feria a la Plaza Nueva en 1492.

… La Fábrica del Pósito General de granos es antigua; primeramente se construyó en el año de 1407 en la Calle de la Feria; y por ser aquel sitio incómodo y muy estrecho, en el año de 1492 por Orden de los Sres. Reyes Catholicos D. Fernando II y Dª. Isabel, se trasladó al sitio que al presente goza, que es espacioso y de grande hechura; aunque su obra fue sólida, se hubo de renovar casi toda ella en el de 1757…

Pero tenemos a José Ojeda; recurro de nuevo a su su obra «Orihuela Imaginada. La Ciudad en los Siglos XVI y XVII» para documentar su paso por la que todavía era «Plaza Mayor».

El almudí y la lonja serían los paradigmas de las construcciones representativas de los negocios. Situados en la Plaza, próximos incluso a la iglesia de Santas Justa y Rufina, se hallan en el cogollo, en el centro neurálgico de la vida social.

El almodí se instaló en la Plaza en 1530, tras vender el antiguo edificio de la calle La Feria que estaba situado frente a la catedral, en la esquina con la calle dicha y un carrero «q[ue] puja a la penya del castell».

A principios del XVII pasó al Arrabal Mayor; concretamente a lo que sería la Plaza Nueva.

En 1607, impulsado quizá por la desastrosa situación alimenticia vivida por la ciudad en el interludio del cambio de siglo, el Consell terminó de edificar un pósito en el arrabal Mayor, para almacenar el trigo con el que hacer frente a los años críticos.

Las razones habían sido expuestas al Consell por Blas Pérez el 14 de julio de 1605. Se eligió como lugar «lo Rabal prop lo pes de la farina», antigua casa que la ciudad había comprado en 1567 para «fer lo pes», a la bajada del puente, entre las calles San Agustín y María de Pau.

Colindante con ella, se adquirieron unas casas que fueron acondicionadas para «posar lo forme[n]t del dit posit e cambra».

El añejo edificio del pósito se convirtió en Casa Consistorial en el siglo XIX.

Hablaremos de esto y transcribiré la descripción de Montesinos cuando, dentro del arrabal de San Agustín, lleguemos a la Plaza Nueva.

La Calle del Ángel.

Calle de López Pozas en los dos sentidos. Años veinte y treinta del siglo XX.

La calle que actualmente se llama «de López Pozas» presenta dos tramos claramente diferenciados en anchura. Gisbert dice sobre ella a principios del siglo XX:

Del Ángel. Es continuación de la Mayor y paralela como ésta a la de la Feria. Hasta 1320 se denominó del Colegio del Temple por haber existido en la misma, una casa hospicio de la citada orden, mas tarde del Graner o del Granero cuando el expresado edificio fue convertido en depósito de granos eclesiásticos y el del Ángel lo tomó en 1731.

En el apartado «Santuarios y ermitas», cita una ermita dedicada a Nuestra Señora del Rosario y San Juan Bautista, en la calle del Ángel, junto a las antiguas casas consistoriales.

Y en el de «otros edificios para servicios eclesiásticos», el granero del Salvador, desamortizado en el siglo XIX.

Como todos los cronistas anteriores, sitúa el antecedente de estas dos instalaciones en un hospicio de la Orden del Temple con un oratorio bajo la advocación del arcángel San Miguel.

Expulsados los templarios en el siglo XIV, el oratorio se convirtió en ermita asociada a la iglesia parroquial del Salvador, bajo las advocaciones de Nuestra Señora del Rosario y San Juan Bautista.

A principios del siglo XVI, convertida la iglesia en colegiata, se habilitó un almacén para guardar el grano recaudado en los diezmos.

Calle de López Pozas. Colección Javier Sánchez Portas.

Al pasar a catedral, el edificio y la ermita fueron totalmente reformados por el primer obispo de Orihuela, Gregorio Gallo.

Tenemos un interesante documento sobre el edificio. Se trata de un dossier confeccionado en marzo de 1798 con el título «Amparo de posesión instado por Iltre. Cavildo Eclesiástico de esta Ciudad».

En él varios testigos declaran ante el escribano López de Pérez y el Alcalde Mayor Josef Caturla, por las obras practicadas con motivo de la gran riada ocurrida en el mes de octubre de 1797.

En dicha avenida las aguas anegaron el edificio, quebrantando la pared mediera con las casa de la Ciudad.

Se reedificó con mayor solidez y se levantó el piso de algunos graneros liberando la puerta de los establos que había sido tapiada para impedir la entrada del agua.

Estos testimonios nos permiten conocer un poco de este desaparecido establecimiento de dos plantas, situado entre las calles del Río y del Ángel, con las que lindaba de mediodía y Norte; a las que sacaba puertas.

A levante con las Casas Consistoriales y a poniente con una calleja desaparecida titulada del Carpio.

Un inciso: El callejón del Carpio, sin salida natural hacia la calle del Río como podéis comprobar en el plano, probablemente conectara con dicha calle a través de una vivienda.

Anotaciones sobre Fragmento plano de 1748, obra de Fray Antonio Villanueva. 

No he podido localizarlo en los padrones del XVIII; pero sí he encontrado, en la calle del Río, a Isidoro del Carpio en 1718; a Miguel del Carpio en 1750; y a los Herederos del Carpio en 1770.

Siguiendo con los testigos escogidos del vecindario, eran dos ancianos maestros alarifes y un arriero; y venían a coincidir en que el Cabildo Eclesiástico de esta ciudad había poseído y disfrutado de este Granero donde colocaba los granos pertenecientes a la masa común de los diezmos.

También declararon haber oído a sus mayores, y otros más ancianos, que dicha casa fue antes habitación de los caballeros Templarios; y que después fue del obispo de Cartagena cuando lo era también de esta ciudad, hasta la segregación y erección de mitra.

Uno de ellos había trabajado en el granero en otra ocasión; y recordaba que, formando un cimiento, encontró bajo tierra la obra de un lagar donde se hacía mosto y vino; y escuchó, de labios del sujeto que moraba por entonces en dicho granero, que la uva del diezmo se pisaba allí en lo antiguo.

Por último, otros dos maestros alarifes y «vehedores» tomaron medidas, resultando que el frontis del edificio por el mediodía, es decir por la calle del Río, era de ciento veinte y cinco palmos valencianos, algo más de 28 metros, con muros de seis palmos.

Tenía tres buques o puertas: la de la entrada a la cuadra, que era muy estrecha y había estado tapiada para impedir la entrada del agua en tiempo de avenidas; la principal que daba acceso al patio, graneros y demás oficinas; y la última junto al albellón que cruzaba por debajo del ayuntamiento que daba entrada a una habitación baja que comunicaba con los graneros principales.

También mostraba diez ventanas en diferentes alturas, con diferentes medidas; unas con reja y otras sin ella. Por la parte norte, es decir en la calle del Ángel, medía ciento ocho palmos valencianos, 25 metros aproximadamente, con amplia puerta y cuatro ventanas con rejas.

Por este motivo la calle se citó hasta el siglo XVII como de «lo Graner de la Seu» o sencillamente «del Graner».

A falta de pruebas que nos permitan verificar la presencia de la mítica orden medieval, podemos certificar los títulos «del Granero» y «del Ángel», añadiendo uno más, localizado entre los siglos XVI y XVII, «de los Barberos». No confundir con otra homónima, traviesa de la calle de San Juan.

Como podemos comprobar en el siguiente padrón del siglo XVII, «Lo Carrer dels Barbers» figuraba junto a la «Plaça Major».

Padrón de Sal y Muro de 1659. «Plaça Mayor y Carrer dels barbers». Archivo Municipal de Orihuela.

Pero quiero dejar claro que su nombre más popular, calle del Ángel, no se le otorgó como dice Gisbert en el año 1731. 

En el apartado «Piedad Privada» vuelve a citar esa fecha:

Calle del Ángel. El Pbro. D. Ignacio Vigo, de Orihuela pagó en 1731 un cuadro del Santo Ángel de la Guardia, que desde dicho año ha dado nombre a la calle.

Esta afirmación es errónea. Montesinos, en su libro segundo, primera parte, nos brinda unos breves datos biográficos de «El Ve. Siervo de Dios D. Ignacio Vigo, Sacerdote exemplarísimo».

Y afirma que legó trece lienzos con marco dorado que representaban al Salvador y sus doce apóstoles, obra «del delicado pincel del célebre pintor, D. Marco Valero» para la iglesia de Ntra. Sra. de Monserrate.

Asegura que falleció el 8 de septiembre de 1766, a los 73 años de edad; y que fue sepultado con sus mayores en la capilla de San Pedro y San Pablo de la iglesia de Santa Justa.

Representación de Ignacio Vigo en el tomo cuarto del «Compendio Histórico Oriolano» de Joseph Montesinos.

Vuelve a mencionar a don Ignacio Manuel en el tomo cuarto, acompañando la mini biografía con uno de sus dibujitos. Pero en ningún momento menciona el cuadro del Santo Ángel.

Por otro lado, en los padrones de principios del siglo XVIII, cuando don Ignacio era todavía un adolescente, ya aparece la calle del Ángel.

Contribución Equivalente 1716, 1717, 1718 y 1719. Archivo Municipal de Orihuela.

O don Ernesto equivocó la fecha, o don Ignacio rehabilitó o sustituyó un ángel anterior al adquirir la casa.

Tengo otra hipótesis: sabemos que, en el siglo XVIII, el gremio de roperos tenía como imagen tutelar a un San Miguel Arcángel (como el oratorio de los templarios) depositado en la ermita del Rosario o del Granero.

¿Se referían a la imagen del arcángel? No lo sé.

Lo cierto es que una imagen del «Santo Ángel», a mediados del siglo XIX, provocó también la titulación del callejón de «la Guardia», como veremos al final de este mismo capítulo.

En cuanto al edificio del Granero, desamortizado en el siglo XIX, tenemos noticias de él a finales de dicha centuria, cuando albergó el «Café Europeo», un local de tertulia con salón para espectáculos.

Regentado por Juan Rogel, alias «Juanete», alternaba conciertos, funciones de cante flamenco, bailes de máscaras, riñas de gallos, espectáculos de ilusionismo e hipnosis. En el verano de 1887, daba cuenta de su nuevo mobiliario:

El Diario de Orihuela. 2 de julio 1887: Ayer tuvimos el gusto de visitar el acreditado y espacioso café Europeo en el cual admiramos las importantes mejoras que incesantemente está introduciendo en dicho establecimiento, su dueño nuestro apreciable amigo el Sr. Rogel.

Las reformas últimamente introducidas consisten en el reemplazo de los antiguos taburetes por una magnifica sillería de la más moderna confección y unos elegantes y cómodos divanes que dan gran tono al decorado del local.

Debió ser enorme. Si os apetece saber más sobre él, pichad sobre el cartel publicitario para acceder a un artículo monográfico.

La comarca. 5 de octubre 1903. Enlace a artículo.

Su última campaña publicitaria fue en el verano de 1905, anunciando su oferta de helados. Un año después el edificio sufrió obras de reforma y fue decorado al estilo modernista por el joven artista Enrique Luis Cárceles, quien pintó los frescos, murales y decorados del establecimiento en septiembre 1906, poco antes de aparecer en prensa la noticia de su venta al Banco de Cartagena.

El Diario. 24 de octubre 1906: En el edificio que ocupó el antiguo Café Europeo, han comenzado los trabajos preliminares para la instalación de la sucursal del Banco de Cartagena que va a establecerse en esta plaza.

El Diario, 1 de febrero 1907: El Banco de Cartagena en Orihuela. El comercio y la industria de Orihuela están de enhorabuena. Desde hoy cuentan con un medio más que les facilite su desenvolvimiento. A las antiguas y acreditadísimas casas de banca que ya existían, hay que agregar la Sucursal del Banco de Cartagena en esta ciudad.

Dicho importante establecimiento de crédito ha inaugurado aquí, con esta fecha, sus operaciones. ¡Saludemos la nueva mejora!

Banco de Cartagena. Colección Javier Sánchez Portas.

Volviendo a la calle, su nombre actual data del verano de 1918, cuando el Consistorio telegrafió al ilustre oriolano Pío López Pozas para felicitarle por haber alcanzado el generalato. Y decidieron poner su nombre a una calle.

No pudiendo ser la que nació porque la calle de la Feria había sido dedicada recientemente al Doctor Sarget, pensaron en esta, cuyo nombre no tenía sentido tras haber desaparecido el ángel que la titulaba.

El conquistador. 13 de julio 1918: El próximo miércoles, aniversario de nuestra gloriosa reconquista, tendrá lugar la fiesta civico-religiosa propia de tan patriótica fecha.

En dicho día tendrá lugar el acto de rotulación de las Calles de la Feria, Colegio y Ángel que han de perpetuar los nombres y la memoria de los ilustres oriolanos D. José Mª Sarget, D. Adolfo Clavarana y del Excmo. Sr. D. Pío López Pozas ascendido recientemente a General.

Si os apetece saber quien fue el General López Pozas, os dejo un enlace a su biografía pinchando sobre su retrato.

El General López Pozas y su calle. Colección Inma Saavedra Barranco. Enlace a biografía.

Durante la II República se varió por dos veces su nombre; en 1931 y 1936, ostentando el del socialista francés Jean Jaurés, españolizado como «calle de Juan Jaurés».

En abril de 1939, terminada la contienda, los vencedores le devolvieron el título que permanece al día de hoy: «Calle López Pozas».

En el solar que actualmente ocupa el edificio núm. 1 estuvo desde 1375 «la Sala» o Casa Consistorial, de la que ya comenzamos a hablar en la calle del Río, dejando su historia en 1837, cuando habían trascurrido tres años de su demolición y el maestro Sánchez proyectaba un nuevo ayuntamiento en el mismo emplazamiento.

La ciudad no pudo sufragar la nueva construcción y en 1843 vendió el terreno a Luís Abadía, que levantó un edificio de viviendas de alquiler.  

Sus lindes, extraídos del protocolo notarial, eran: a Levante Calle subida al puente; a Poniente Granero que fue del Cabildo Eclesiástico, hoy de la nación; Mediodía Calle del Río; Norte Calle del Ángel.

Fotografía desde la Calle del Ángel. Al fondo, la Mayor. Colección Javier Sánchez Portas.

En 1848, Abadía había muerto. Y su viuda, Josefa Larranzi, se vio obligada a vender parte del mismo. Acabó cediéndolo completo ante el notario Ramón Roca para pagar a sus múltiples acreedores.

Francisco Regidor, maestro de obras de la ciudad, valoró el edificio en 65.000 reales y en ese mismo año, se fundaba en sus bajos el llamado «Círculo Orcelitano», precursor y germen del actual «Casino Orcelitano». Su breve estancia quedó inmortalizada en el plano de Coello, confeccionado a mediados del XIX.

La última y moderna edificación conserva en el zaguán una pequeña joya. Si alguien os abre la puerta (manda narices) podréis contemplar una de las representaciones más antiguas de nuestro oriol.

En 1598 se estaba obrando la puerta de San Agustín; y el maestro Pierres fabricó un escudo de armas en piedra jabalina. Tenemos la siguiente nota de «Orihuela Imaginada. La Ciudad en los Siglos XVI y XVII».

Dos años antes de terminarse el Quinientos se hizo una reforma considerable en la Puerta de San Agustín. Trabajaron en ella los maestros Juan Pascual, Florejant, Jerónimo Martínez y el «mestre Pierres, architestor -hizo- les armes de la ciutat en pedra javalina p[era] lo portal que obra la ciutat en lo mur p[er] han se hix a Sent Sebastia». (AMO, Lib. D-650, s/f., mayo de 1598).

Escudo de Oriola 1598.

El trabajo de Ojeda Nieto nos permite documentar este escudo y un San Roque, que veremos en el claustro de la Catedral; ambos pertenecieron a la citada puerta de San Agustín, también llamada de San Sebastián.

Justo enfrente encontramos el precioso edificio Villaescusa, cuya licencia de obras solicitó Juan Villaescusa Ballester el 21 de mayo de 1914.

Calle de López Pozas. Colección Ajomalba.

Juan Villaescusa fue un destacado personaje de la derecha oriolana. En el verano de 1929 se inauguró en los bajos de su edificio una sucursal del Banco Central. Bendijo el local el futuro obispo de León D. Luís Almarcha.

Actualidad. 15 de agosto 1929: La nueva Sucursal. Esta tarde ha tenido lugar el acto de la bendición e inauguración oficial de la sucursal que el Banco Central ha establecido en Orihuela. La importante entidad bancada se ha domiciliado en el edificio que D. Juan Villaescusa posee en la calle del General López Pozas, en el local en que tenía instalado su comercio D. Rafael Martínez Arenas.

Las oficinas del nuevo establecimiento de crédito se han montado con verdadera suntuosidad y buen gusto. Bendijo el local el Vicario General D. Luis Almarcha, quien acto seguido pronunció breves y sinceras palabras de salutación para la nueva entidad.

Durante la Dictadura de Primo de Rivera fue miembro de la Unión Patriótica de Orihuela, formada por cuarenta notables per­sonajes de la sociedad local. Y candidato monárquico en las elecciones municipales de 1931.

Líder de la Comunión Tradicionalista y de su Círculo en la vecina Plaza Caturla, durante la II República se le unió Ángel García Rogel.

Al estallar la guerra ambos fueron confinados en Jesús María. Recluidos en el penal de San Miguel, lideraron a los presos. Terminada la contienda fue teniente de alcalde en la Comisión Gestora franquista.

Edificio Villaescusa en la actualidad. Francisco Luis Galiano Moreno.

En mi juventud, esos bajos albergaron un conocido establecimiento comercial llamado «Galerías Colón».

Fotografía Ajomalba.

Entre la casa de Villaescusa y la entrada trasera a la de Matías Sorzano hay una callejuela que no me aparece en ningún listado. 

José María Penalva la citó como «callejón de Ocaña», durante el siglo XVIII.

En marzo de 1861 se la consideraba sin nombre; y la varias veces citada Comisión para el arreglo del nomenclátor la bautizó oficialmente.

La calle que conduce desde la del Ángel a la de la Feria, puede llamarse Calle de la Guardia, la continuación de la invocación del titular de aquella Calle. 3ª Clase.

A la calle sin nombre que desde la feria atraviesa a la del ángel se le denomine calle de la guardia por existir una efigie de este Sto. Ángel en el ángulo de las dos calles.

Su recomendación se cumplió; pero al desaparecer el «Santo Ángel» y cambiar el nombre de su calle, «de la Guardia» perdió su sentido. Ahora se ha simplificado a «Calle Guardia».

Calle de López Pozas, esquina con calle Guardia. Archivos de Rafael Almira y de Mariano Pedrera.

En 1820 la citada casa de Ignacio Vigo, cuya fachada mostraba dicho ángel, era propiedad de Matías Sorzano; de quien hablaremos en la próxima entrega.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Artículo publicado en 2006, corregido y ampliado en 2023.

Mi agradecimiento a Pepe Ojeda Nieto.

Callejeando 15. Santiago y cierra España.

Portada de Santiago. Charles Clifford, 1862.

Santiago y cierra España.

Tras un breve vagabundeo por las caprichosas callejas cercanas a la peña regresamos a la plaza de Santiago para detenernos frente a su Iglesia parroquial cuya portada es una auténtica joya arquitectónica culminada en el último tercio del siglo XV.

Iglesia de Santiago Apóstol en 1905. Colección Javier Sánchez Portas.

Pertenece al gótico isabelino, también llamado flamígero por evocar el fluir de una llama.

Portada de Santiago en el siglo XIX.

Este estilo nació a la par del resurgimiento producido por el final de la cruzada ibérica y la unificación territorial, hechos históricos acaecidos durante el reinado de los Reyes Católicos.

Postal de 1909. Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.
Colección Esteban Sanmartín Alonso.

Consta de un arco apuntado y abocinado con arquivoltas de decoración vegetal. 

Colección Javier Sánchez Portas.

Hay que contemplarla detenidamente para hacerse una idea de la minuciosidad con la que los escultores tallaron las hojas de cardo y aún más para encontrar algunas figuras animales entre las que destaca la ya famosa lechuza.

José María Pérez Basanta.

Declarado Monumento Nacional por el Gobierno de la II República, durante la Guerra Civil, el interior del templo se conservó casi intacto.

Portada de Santiago en 1931. Ministerio de Cultura.
Santiago en 1933. Universidad de Sevilla. Gentileza de Luis Mirete.

Por desgracia, en el exterior se destruyeron dos esculturas: una en el parteluz de la puerta principal, dedicada al Apóstol;  y otra en la parte superior de la portada de la capilla de la Comunión.

El parteluz de la iglesia de Santiago con la imagen del apóstol desaparecida en la Guerra Civil. Colección Javier Sánchez Portas.
Portada de Santiago sin el apóstol en su parteluz. Archivo Celia Senén.
Portada de Santiago sin el apóstol original, desaparecido durante la Guerra Civil. Colección Javier Sánchez Portas.

El Santiago representado en la actualidad sustituye a la imagen gótica coetánea al resto de la portada. Es obra del escultor madrileño Ángel Ferrant y la realizó a finales de la década de 1940.

Comparativa. Ajomalba.

Arriba, junto al escudo de España sujeto por el águila de San Juan, se muestran el yugo y las flechas, emblemas de los Reyes Católicos.

El haz de flechas pertenecía a Isabel. El yugo, con una cuerda suelta, corresponde a Fernando junto a la divisa «tanto monta».

Fotografía Ajomalba.

Ambos símbolos fueron adoptados y manipulados en el siglo XX;  primero por Falange y después por el régimen franquista.

Isabel tomó como emblema un haz de flechas en referencia a una vieja historia en la que un padre, en el lecho de muerte,  recordó a sus hijos que una flecha era frágil; pero formando parte de un haz se volvía muy fuerte.  

Isabel reunía en su persona y debía mantener unidos los reinos de Castilla, León, Extremadura, Asturias, Galicia, Murcia, Sevilla….

Fotografía Ajomalba.

El yugo hace referencia a Alejandro Magno y el nudo gordiano.  Una antigua tradición prometía el imperio a quien desatase dicho nudo.

La leyenda popular cuenta que Alejandro lo cortó con su espada y dijo: «tanto monta cortarlo que desatarlo».

Inspirado en esa leyenda, Fernando de Aragón utilizó en su escudo el lema «tanto monta» junto al yugo con el nudo desatado.

Portada de Santiago. Con el apóstol recién restaurado. Antonio Ballester Vidal.

Falange Española unió las flechas y el yugo que siempre se habían representado separados. 

Los «historiadores» de la época, basándose en las iniciales de los nombres los asignaron al revés: Yugo a Ysabel, Flechas a Fernando.

Además a la divisa de este último se le añadió una absurda coletilla: «tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando».

José María Pérez Basanta.

Se ha dicho también que la granada de Santiago está cerrada porque Granada no había sido conquistada todavía. 

Y que en la iglesia de Santiago se celebraron cortes. Unas cortes en las que se decidió conquistar Granada, nada menos.

Todo eso forma parte de la «patriotera» historia de Orihuela que fueron creando nuestros cronistas locales.

Fotografía Ajomalba.

La granada ya la utilizaba Enrique IV, el hermano de Isabel con el lema «Agro dulce» que quiere decir misericordia y rigor.

Fijaos bien y podréis comprobar que la granada no está totalmente cerrada, tiene una abertura lateral. 

La he puesto al lado de la de la Catedral de Granada, que por narices se esculpió con Granada conquistada. Tienen la hendidura en el mismo lado.

En cuanto a las cortes, las de Orihuela se celebraron en el verano de 1488. La Guerra de Granada había comenzado seis años antes, en 1482. 

José María Pérez Basanta.

Aquí, como en todas partes, solo buscaban dinero y tropas. Antes las celebraron en Tarazona y Valencia.

Y no pudieron ser en Santiago; cualquier ceremonia de esa entidad se celebraba en la iglesia más importante, en la entonces Colegiata del Salvador, la actual Catedral.

Ministerio de Cultura.
Archivo Loty. Antonio Passaporte en torno a 1930. Ministerio de Cultura. Mejorada por J. Andreu.
Colección Esteban Sanmartín Alonso.

La capilla de la Comunión adosada a su derecha se edificó en el siglo XVIII y muestra una interesante portada de dos cuerpos al más puro estilo barroco.

Tras el concilio de Trento, la Iglesia católica decidió combatir la reforma protestante dando mayor importancia entre otras cosas a los sacramentos y en especial a la eucaristía.

En esta exaltación, las fachadas tuvieron gran importancia. Muchas iglesias como la de Santiago erigieron capillas de la comunión con portadas diseñadas como vehículo de propaganda.

Archivo Loty. Antonio Passaporte en torno a 1930. Ministerio de Cultura. Mejorada por J. Andreu.
Santiago en 1933. Universidad de Sevilla. Gentileza de Luis Mirete.

Frente a la sencillez luterana, en las iglesias católicas las líneas definidas y rectas del Renacimiento desaparecieron para dar preferencia a la línea curva, con abundante ornamentación y exuberancia de flora y fauna sobre cornisas y columnas,  siendo las más comunes las llamadas salomónicas con forma de espiral.

José María Pérez Basanta.
Colección Javier Sánchez Portas. Mejorada por J. Andreu.

Esta portada es un ejemplo de todo ello y está íntegramente dedicada a la eucaristía.

Muestra una alegoría de la fe que también tuvo que ser reconstruida por Ángel Ferrant tras haber perdido en la guerra más o menos la mitad superior.

Ministerio de Cultura.

Resulta curioso que este artista de vanguardia y cercano al arte abstracto aceptara este tipo de trabajo. Pero todo encargo debió de ser un lujo en los duros años de la posguerra.

Fotografía Ajomalba.
Colección Javier Sánchez Portas. Ajomalba.
José María Pérez Basanta.
José María Pérez Basanta.

A partir del templo comienza la calle de Francisco Díe Losada, antes de Santiago, cuyo titular actual vivía muy cerca del templo, frente al restaurado palacio de Rubalcava del que ya os hablé en la calle del Hospital y que tiene en esta calle su entrada principal.

Fotografía Ajomalba.
Turismo Orihuela.

A la izquierda tenemos el museo de la Reconquista, inaugurado en 1985 en los bajos de Rubalcava y trasladado recientemente a la nueva sede de la Asociación de Moros y Cristianos.

Es un edificio obtenido de la rehabilitación de dos antiguas casas. Rebasándolo contemplamos una artística fuente, también de reciente construcción, situada bajo un edificio-depósito asentado en la peña.

Miguel R Bailén González.
Fotografía Ajomalba.
José María Pérez Basanta.

Este enorme aljibe abastecido por los pozos llamados de Cremós, proveía de agua potable a un gran sector de la ciudad a comienzos del siglo XX. Fue rehabilitado para instalar en él el museo del agua, pero permanece cerrado.

José María Pérez Basanta.

El último tramo de esta calle conserva algunas preciosas casas; alguna bien restaurada. Solo hay que levantar la vista e imaginar todo el conjunto rehabilitado.

José María Pérez Basanta.

Termina la calle de Francisco Díe y encontramos la del Maestro Esteban, que aparece en los repartos del siglo XIX, como callejón del Maestro Esteban.

Archivo Municipal de Orihuela.
José María Pérez Basanta.

Esta titulación debió de popularizarse en la segunda mitad del siglo XVIII. Creo que anteriormente era la calle de Nicolás Viudes mencionada por el cronista Mosén Bellot al situar la judería.

Archivo Municipal de Orihuela.

Y antes, entre los siglos XVI y XVII, de Fabián Muñoz. El agustino Gaspar Mancebón, en la página 371 de su obra titulada «Vida de la madre sor Ioana Guillem…», publicada en abril de 1617, sitúa el domicilio de la religiosa en una traviesa que sube de la calle principal de Santiago al Estudio de la Gramática.

Vida de la madre sor Ioana Guillem, de la orden de los frayles Ermitanos de san Augustin … por fray Gaspar Mancebon, de la misma orden.

En dicha traviesa afirma que vive en 1617 y desde hace más de veinte años Fabián Muñoz, de profesión notario y casado con Isabel Cámara.

La he encontrado en un padrón de sal y muro justo detrás del «Carrer de St. Jaume». Y vive en ella dicho notario en 1629.

Patro del Sal y Mur del Any 1629. Archivo Municipal de Orihuela.

Ya en el reparto de 1750, sin desgajar de la calle Santiago, aparece inscrito «Estevan Viudes, maestro de niños».  

Archivo Municipal de Orihuela.

En los «trabajos presentados por la Comisión encargada de la rotulación y numeración de las calles» efectuado en el año 1861, intentaron unificar los callejones del Maestro Estevan y de Eusebio «que desde la montaña conducen a la Calle del Hospital travesando la de Santiago» como Calle de San Juan de Dios.

La propuesta no prosperó y la travesía de la peña al hospital acabó unificada con el nombre de Maestro Esteban, desapareciendo la que antes fue calle de Eusebio.

Fotografía Ajomalba.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba)

Con la imprescindible colaboración de Jorge Belmonte Bas.

Callejeando 13. El Raval Roig. Capuchinos.

El arrabal Roig en los siglos XVI, XVII y XVIII. Archivo Municipal de Orihuela.

Capuchinos y aledaños.

El Arrabal Roig. Colección Esteban Sanmartín.

Desde la Ermita del Sepulcro, por la breve travesía de la Armengola, llegamos a la calle Charamita cuyo título es sinónimo de dulzaina. Este instrumento de viento, llamado también xirimia en Cataluña y Valencia, se ha transformado fonéticamente en xaramia y luego en xaramita.

El charamitero, acompañado del tabaleter (que portaba un pequeño tambor o tabalet) y generalmente del polvoristero,  formaban un conjunto que marchaba delante del pasacalles interpretando melodías populares y llamando a la fiesta…

Ante nuestros ojos aparece el lateral de la casa cuartel de la Guardia Civil, edificio que sustituye a un antiguo cuartel de Caballería cuya historia os cuento en un capítulo aparte al que se accede sencillamente pinchando la siguiente imagen.

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Seguimos nuestro imaginario paseo por la calle que arranca a la izquierda del cuartel, la de los Menadores. Su nombre recuerda a los artesanos del cáñamo, necesitados de grandes espacios abiertos en el arrabal por la gran longitud de las sogas que hilaban y tensaban en la mena o rueda de hilar.

Por dicha calle llegamos a la de la Virgen de la Fe, advocación mariana popularizada en el barrio por los capuchinos a lo largo del siglo XVII. Transcribo algunos extractos de la «Relación Histórica del Hallazgo de Nuestra Señora de la Fe», impreso anónimo en el que se narra la leyenda, sus presuntos milagros y unos versos titulados: «Los gozos de Nuestra Señora de la Fe».

Siendo grande la piedad que los antiguos cristianos tuvieron para defender las imágenes sagradas, cuando los sarracenos desenfrenaron su barbarie en despedazar cuantas imágenes de Cristo y de su bendita Madre y de otros santos encontraban en las iglesias …

… Por esto procuraron los fieles ocultar las que podían o en los sepulcros o en las cuevas de los desiertos, o en los profundos hoyos de la tierra, o en las concavidades de las paredes y en otros edificios, preservándolas de este modo de que diesen en las sacrílegas manos de los mahometanos…

…Es tradición muy antigua; esta sagrada imagen estaba en una iglesia o ermita que había en el castillo de la ciudad de Orihuela que se hallaba fundado en el monte Orión o como dicen Oriol y que a su presencia acudían los oriolenses cristianos como a su refugio y amparo en todas sus necesidades y aflicciones. Allí la veneraban, le hacían votos y promesas, teniéndola todos por su Madre y amplísima bienhechora, resultando de todo esto ser muy antigua esta santa imagen…

… Un devoto la bajó de la ermita y la colocó en un nicho, en donde después fue venerada por los cristianos que quedaron en el Arrabal Roig. Y que un pájaro que tiene el niño Jesús en su mano, es un ave llamada comúnmente oriol, herodio o gerifalte, de donde tomó el nombre Oriolet y la ciudad el apellido de Orihuela y Orihola…  

Archivo Ajomalba.

Con una trama semejante a la leyenda de Monserrate y a la de otras muchas advocaciones marianas españolas, cuenta que los godos la ocultaron para que no fuese ultrajada por los hijos de Mahoma; y que fue venerada en secreto en el arrabal hasta que, fallecidos todos los conocedores de su emplazamiento, cayó en el olvido durante siglos.

En el año 1634 (había pasado casi un milenio), los capuchinos tomaron unas casas contiguas para ampliar su huerto; y al derribarlas, descubrieron la imagen emparedada y milagrosamente intacta (qué buenos materiales empleaban los godos en sus casas y en sus tallas). Sin perder tiempo la llevaron en procesión hasta la iglesia del monasterio, y allí le fabricaron una capilla con retablo y altar.

Tal vez si no hubiera quedado así escondida, no hubiéramos logrado los capuchinos el honor de tenerla en la iglesia de nuestro convento. En el arrabal Roche, en donde al presente está, después de algunos años, necesitándose dilatar el huerto, se tomaron algunas casas que le estaban contiguas, y entre ellas una, que en una de sus paredes contenía el celestial tesoro de la Sta. Imagen de la Virgen del Orión, sin que nadie tuviese noticia de esto…

Hasta el azaroso procedimiento para escoger su titulación (no les valía el de Orión) fue parecido al de Monserrate; pero con más de tres opciones. En este caso prepararon un jarro de plata, con nada menos que setenta y dos «cedulitas» que nombraban otras tantas advocaciones marianas. Y la mano inocente de un niño sacó por tres veces la que llevaba escrita «Virgen de la Fe».

El lienzo que representa este hallazgo ya no está en Orihuela. Los capuchinos se lo llevaron a su iglesia de las tres Avemarías, en el convento de San Buenaventura de Totana. Resulta chocante que un cuadro costeado por los vecinos del Rabaloche esté fuera de la ciudad cuyo escudo muestra (el Oriol y las barras de Aragón).

Cuadro que representa el último hallazgo de la / antiquísima y milagrosa ymagen de Nª Sª de la Fé / antes llamada de Orión en este convento de PP. / Capuchinos el año 1634. Jorge Belmonte Bas

Jorge Belmonte, autor de la fotografía anterior, me pasó también este otro lienzo de la misma procedencia, vendido en 2015 en la casa de subastas Bonhams como obra del círculo del pintor novohispano Cristóbal de Villalpando.

IMAGEN DE. Na. Sra DE LA FE DEL COVO/DE. LOS P.P.s CAPnos DE.LA CIVIA DE. ORI/HUELA». Mi agradecimiento a Jorge Belmonte.

Se trata de una imagen de la Virgen de la Fe «retratada» en un marco arquitectónico que recuerda más a un portapaz que a un retablo. El banco muestra una inscripción que lo identifica como propiedad de los capuchinos de la ciudad de Orihuela.

Y de leyenda en leyenda llegamos a la calle de la Armengola, la mítica esposa de Pedro Armengol, personaje imprescindible en la fiesta de la Reconquista. Pinchando la siguiente imagen podréis leer mi trabajo sobre el tema.

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Ajomalba.

Siguiendo por la calle de la legendaria heroína descendemos hasta entroncar con la plaza y calle de Capuchinos, cuyo nombre recuerda al desaparecido convento del Santísimo Nombre de Jesús sustituido en la actualidad por un horrendo conglomerado de hormigón de aspecto carcelario.

Los Hermanos Menores Capuchinos.

Los capuchinos son la rama franciscana más joven y la única que ha permanecido independiente con su propia organización y estructura. En la primera mitad del siglo XVI muchos religiosos pugnaban de nuevo por recuperar los fundamentos de San Francisco insatisfechos de la vida que se llevaba en la observancia.

En su intento por volver al eremitismo de los orígenes, Mateo de Bascio o de Bassi se enfrentó a sus hermanos observantes entregándose a la práctica literal de la Regla. Cuando supo que el hábito franciscano no era el mismo que usaba Francisco de Asís, sino que este era más áspero y con un capucho puntiagudo cosido a la túnica, lo adoptó sin más y así, la forma peculiar de su capucho propició el apodo que a la postre sería el nombre oficial de la Orden: Capuchinos.

En el verano de 1528, Mateo marchó en secreto a Roma; y con el apoyo de la sobrina del Pontífice, obtuvo el permiso de Clemente VII para observar la Regla según sus deseos. Esta actitud le ocasionó múltiples persecuciones y periodos de encierro por parte de los observantes.

A pesar de todo se convirtió en el fundador y primer superior general de la Orden de los Frailes Capuchinos Menores; y la celebración del Concilio de Trento (1545-1563) favoreció la consolidación de esta reforma. Los Capuchinos, no sólo se afianzaron, sino que lograron expandirse geográficamente comenzando por Francia.

En España, vencido el recelo que consideraba que dicha reforma no añadía nada a la emprendida por los Alcantarinos Descalzos, se establecieron en el año 1578 primero en Cataluña; y desde allí iniciaron su expansión por los distintos territorios peninsulares.

A suelo valenciano llegaron en 1596 por intervención del Patriarca Juan de Ribera, arzobispo y virrey; a su influencia se debe que a esta Provincia se le diera el nombre de la Preciosísima Sangre de Cristo, erigiéndose diecinueve conventos hasta 1729.

Ntra. Sra. de las Tres Avemarías. Venerada en la Iglesia de los Capuchinos de Orihuela. Archivo Loles Botella.

Siglo XVII.

En la Oriola de principios del siglo XVII estaban instalados los Observantes en Santa Ana, los Descalzos en San Gregorio y sus hermanas las Clarisas en San Juan; pero para completar la presencia franciscana faltaban los Capuchinos; y estos fundaron su primer convento en el año 1611.

El convento de capuchinos de esta ciudad de Orihuela se fundó el año 1611, siendo provincial de esta Provincia el padre Quiroga de la Casa. Levantaron su convento en su primera fundación, en el camino de Almuradín, no muy lejos de la ciudad…

Por ser este primer Convento enfermo, y haberse muerto en él, en breve tiempo algunos Religiosos, se trasladó al sitio en que hoy se halla donde el año de 1618, se puso la primera piedra, por el Ilustrísimo Señor Balaguer, Obispo de esta ciudad a 20 de septiembre, y poco a poco se fue perfeccionando, como lo está al presente. 

Los fragmentos anteriores pertenecen a un catálogo de conventos del obispado de Orihuela escrito a mediados del siglo XVIII. Los siguientes al «Compendio Histórico» de Josef Montesinos.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Caja Rural Central. Orihuela.

Pusieron la cruz, la primera vez, en un bancal llamado del Coxo, en dicho año y día (21 de abril de 1611); y por parecer el sitio malsano, se trató de mudarlo antes de comenzar la fábrica, y así se hizo; y se pasó la fundación al Camino de Almoradí, y tomaron posesión de unos huertos que eran de Juan Manzanera, entre el dicho camino, de una parte, y el Río Segura de otra…

El paraje, cercano a la noria de la acequia de Callosa en el camino de Almoradí, resultó muy pernicioso para la salud de los frailes. La acequia y el río con sus correspondientes mosquitos eran una continua fuente de enfermedades. Y no les quedó más remedio que cambiar de emplazamiento.

Permanecieron en ese sitio algunos años, y en ellos experimentaron y sufrieron muchos enfermos, muriendo algunos de ellos, por lo que no había religiosos que quisieran venir a habitar en el convento. Lo que obligó a los padres a trasladarse a otro sitio.

Se trató en Capítulo y todos unánimes y conformes fueron de parecer se mudase el convento, que estaba medio edificado, y los dormitorios hechos y un pedazo de las tapias del huerto, y se pasaron al sitio que hoy día tienen en el Arrabal Roig, que era huerto y casa de Josef López, Notario, dejando aquel convento…

Gracias a José Ojeda Nieto sabemos que en 1619 obtuvieron permiso para instalarse en el llano de San Miguel; ocupando aquella vieja ermita como habían hecho otras órdenes con las de Santa Ana o San Sebastián. Pero como San Miguel no era propiamente una ermita, sino una iglesia sufragánea, dicho permiso fue revocado.

Según las notas del Padre Agustín Nieto, los catorce religiosos capuchinos fueron acogidos temporalmente por el obispo Andreu Balaguer; el mismo que autorizó la posterior mudanza al huerto del notario Joseph Llopes; situado frente a una placeta llamada del Olmet, la futura plaza de Capuchinos.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos.

La proximidad con sus hermanos de Santa Ana hizo necesario solicitar el beneplácito; y a diferencia de lo que había pasado con los alcantarinos descalzos, los capuchinos fueron aceptados. Estos franciscanos reformistas no celebraban entierros, no tenían cofradías; tampoco organizaban procesiones ni recibían limosna de misa o de sermón. Así pues, los observantes no se sintieron amenazados.

Y se puso la primera piedra en la falda del monte que está a la puerta del huerto que es al presente. (…) Más adelante pareció a los padres que donde se puso la primera piedra no era puesto acomodado para la fundación del convento, y que estarían mejor un poco más abajo, dentro de la cerca del huerto; trazose con reflexión y se ejecutó estableciéndolo donde al presente aparece.

Sin más impedimentos los Capuchinos proyectaron la construcción de su convento y al acto de colocación de la primera piedra asistió el obispo, el gobernador y sus vecinos de Santa Ana.

Por mediación del síndico vendieron el terreno, deshaciendo todo lo que allí tenían para traerlo al nuevo emplazamiento; y con aquellos utensilios y el dinero obtenido por la venta comenzaron las obras.

Pero después de tres años de pacífica convivencia, cuando ya tenían parte del edificio levantado y una buena cantidad de dinero invertido, el guardián de los observantes fue reemplazado; y al nuevo no le pareció bien la vecindad.

El entusiasmo con el que la ciudad había recibido a los recién llegados y las dimensiones del edificio que proyectaban le hicieron temer una gran disminución en las limosnas. Y optó por impugnar la fundación capuchina alegando que se hallaba dentro de su demarcación.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Ojeda Nieto publicó el extracto de un protocolo del año 1622, que da fe de la medición que hicieron los franciscanos de Santa Ana, calculando la distancia entre un convento y otro para fundamentar el inicio de un pleito.

Martín Garcia Sexablanca, agrimensor de la ciut de Murcia ―expresó tras juramento oficial― haver mensurat les casses que y a desde lo convent de Sent Anna …, la qual mensura fet desde la porta major del dit convent de St. Françes ço es ―exactamente― de la aldava questa fixa en dita porta fins on esta possada la primera pedra de nova obra del dit convent del Capuchinos e medint p lo aire atrobat haver en dita distançia  del un convent al altre trescentes vint y cinch canes de a dos alnes cascuna alna del Regne de Valençia de a quatre pams.

En 1624 el Consell oriolano envió un escrito al rey en defensa de la fundación del convento del Santísimo Nombre de Jesús. Con el apoyo de la ciudad, del virrey y del propio Felipe IV, los capuchinos consiguieron su propósito.

En la segunda mitad del siglo XVII la fundación se topó con los efectos de las graves epidemias de 1648 y 1678. Estos religiosos —al igual que sus hermanos descalzos— se implicaron en el cuidado de los apestados; enfermando y falleciendo muchos por contagio. Esta actitud de servicio cimentó su fama de santidad y entrega al prójimo; pasando al siglo XVIII como la congregación más querida en Orihuela.

Como contrapartida, la despoblación producida por las epidemias facilitó las compras y donaciones de casas y terrenos colindantes; por lo que el convento capuchino y su huerto no dejaron de crecer.

Siglo XVIII.

He utilizado a Josef Montesinos para hablar de la fundación del convento; pero cuando realmente es útil el espeso cronista oriolano, es cuando actúa de testigo narrando lo que ve. Así describe el convento de los capuchinos en el año 1792.

Jeroglífico de las propias armas del Convento de los Padres Capuchinos Menores y dibujo de uno de sus fundadores. MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Descripción de las oficinas de este seráfico convento de Padres Capuchinos. Portería y Claustros. Ante todo lo expuesto se halla una espaciosa puerta con fachada de cantería blanca, en cuyo remate y en su nicho, está S. Antonio de Padua, de busto. Luego le sigue un espacioso pórtico con su cruz en medio; y el Santo Vía Crucis de Manises de Valencia.

Entrando, a la izquierda está la portería, sobre cuyo cancel hay una mediana efigie de S. Francisco de medio cuerpo, cuya pintura es la admiración de los inteligentes y Canónigos; a la derecha, antes de entrar, se descubre un excelente lienzo de ocho palmos de María Santísima de la Fuensanta con San Josef y San Ginés de la Xara, Hermitaño…

En el lado izquierdo está el aposento de visitas con la Purísima Concepción, varias piezas castellanas, mesa, sillas y bancos. La portería en muy espaciosa adornada con preciosos mapas de las Provincias que tienen los Padres Capuchinos en todo el mundo; varios retratos de santos y venerables; el árbol genealógico de la orden y un hermoso lienzo de la Purísima Concepción.

Los claustros, renovados en este año de 1792,  aunque medianos, son muy aseados; en ellos están el Aula, varias despensas y oficinas. En su centro hay una cisterna de agua que se llena del Río Segura por la menguante de enero, de la que se abastece la Reverenda Comunidad, todo el año.

Refectorio, Cosina y Deprofundis. El refectorio es grande, curioso, blanco y bien adornado, especialmente con un lienzo de la cena del Señor, que es cosa especial. El Deprofundis es muy capaz, blanco y aseado con algunos cuadros. La cocina es una pieza grande y con muchas comodidades.

Coro y Deprofundis Eclesiásticos: El Coro es grande, muy capaz y decente con sus buenos asientos, reja grande, oratorio dedicado a la Purísima Concepción; y varios lienzos de especial belleza… El Deprofundis es más largo que ancho, pero muy decente, adornado de varios cuadros muy buenos.

Escaleras y Dormitorios con Celdas: Todo el convento se manda por dos escaleras muy cómodas, ambas adornadas con muy especiales lienzos y otras pinturas. Los dormitorios son bajos, muy claros, blancos y pintados; la enfermería es muy buena, con su Oratorio; las celdas muy bonicas, aunque reducidas al Instituto Capuchino; a excepción de las Celdas del Guardián y del Vicario, que por razón de su oficio, permiten alguna más amplitud.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos. Colección Javier Sánchez Portas.

Aposento y Terrado de recreo: El aposento de recreo es grande, majestuoso, y de irregular hermosura; lo construyó a fundamentos en el año de 1752 el Sr. Doctor D. Josef Claramunt Vives de Alulayes, Canónigo Magistral del Indulto de esta Santa Iglesia de Orihuela (…) en este aposento se descubren varios mapas de todo el mundo y diferentes lienzos primorosos (Inmaculada Concepción, el expresado Sr. Claramunt, Fernando VI de Borbón y su esposa María Bárbara de Portugal, Beato Lorenzo de Brindis y San Francisco).

Magnífica Librería: La librería de este Convento en magnífica, esplendorosa y muy capaz; la hizo desde los cimientos a sus expensas el Sr. Doctor D. Josef Claramunt Vives de Alulayes, Canónigo Magistral del Indulto, insigne bienhechor de esta Santa Comunidad.

Tiene libros excelentes y preciosos manuscritos; mesas, escaños, bellos lienzos de los Santos Doctores de la Iglesia, de la Purísima Concepción, Cardenales de la Orden; y entre ellos, los bustos o retratos de medio cuerpo de dos Canónigos…

Huerto y Balsa con peses: Este Convento tiene para su recreo y utilidad grande huerto, fértil en todo género  de hortalizas.  Produce muchas flores, claveles, naranjas, limones, dos palmas, granadas y albaricoques.

Tiene otro huerto que llaman «El Secano» porque está sobre el monte, el cual tiene muchos almendros, avellanos, algarrobos, higueras y parras. Todo se riega por medio de una noria que con la rueda de una bestia saca el agua de una fuente algo profunda que nace allí mismo.

Es algo blanda, en invierno sale caliente y en verano fría. El agua sobrante se recoge en una balsa que produce unos pececillos medianos y algunas anguilas que todo sirve de recreo a la Reverenda Comunidad.

Tiene el Convento buenas azoteas, miradores, reloj para su gobierno, Hospedería, celdas muy curiosas aunque medianas, y un grande patio con bolas, para el recreo de los religiosos jóvenes, en los días de deporte.

Del siglo XVIII he encontrado también un ejemplo de mortificación física en las carnes de un capuchino del convento de Orihuela, llamado Antonio de Mallorca.

Era su cotidiano ejercicio hacer la via-cruzis por dentro de la Yglesia, cargando sobre sus ombros una cruz pesadíssima, y en la Caydas que representaba la estación, para hacerlas al visso se dejava caer de golpe, y a lo natural, para experimentar mas vivos los tormentos de la Cruz.

Camarín de las Tres Avemarías y Divina Pastora. Veneradas en los Capuchinos de Orihuela. Archivo Loles Botella.

Siglo XIX.

Los capuchinos fueron exclaustrados por la Junta de Gobierno del Reino de Valencia y Murcia tras la publicación del Real Decreto de 25 de julio de 1835 suprimiendo los monasterios y conventos masculinos con menos de doce frailes. Dicha exclaustración fue confirmada por otro Real Decreto de fecha 11 de octubre de mismo año.

En febrero de 1836 se decretó la venta de los bienes inmuebles de los monasterios; y el edificio desamortizado pasó a ser de propiedad particular.

No he conseguido averiguar quién lo compró; pero la circunstancia de que en 1880 perteneciese a Andrés Rebagliato me hace pensar que, como otros conventos oriolanos, pasó por la manos de su suegro, el acaudalado Matías Sorzano.

Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1846-1850) – Madoz, Pascual, 1806-1870  

Esta descripción figura en el diccionario de Pascual Madoz; compuesto a mediados de la centuria:

El de Capuchinos, situado en el arrabal Roig, a la parte del O, junto a la puerta de Murcia, al pie de la montaña del castillo, es el más moderno de todos, y se asegura haber sido fundado en 1611.

Es un edificio muy capaz en su clase, de obra de mampostería sólida, que promete mucha duración. Su iglesia es pequeña pero muy decente, hallándose hoy sin uso alguno. Tenía una buena biblioteca, y dentro de su muro un huerto regado por una noria y otra porción de terreno secano a la falda del monte, bien cultivado y plantado de algarrobos, olivos y otros árboles.

En 1880 fue restaurado parcialmente para albergar a un grupo de capuchinos franceses expulsados de su país. Los frailes se instalaron provisionalmente en el seminario hasta que el convento fue habitable.

Semanario católico. Alicante, 13 de noviembre de 1880: El miércoles, después de cuarenta y cinco años, vimos por las calles de esta capital a una Comunidad de religiosos vestidos con el sayal y las sandalias del franciscano, ciñendo su cuerpo el cordón de la Orden, del que pendían hermosos rosarios.

A las seis y media de la mañana fondeó en nuestro puerto el vapor hispano-francés, titulado San José, conduciendo a su bordo a trece frailes capuchinos que acaban de ser expulsados de su convento de Mont-de-Marsan en el departamento de Landes (Francia). Al tenerse noticia de la presencia de estos religiosos, una inmensa multitud de gentes de todas clases y condiciones se dirigió al muelle de esta ciudad, ávida de saludarles.

En Alicante les ofrecieron instalarse en el monasterio de Nuestra Señora de Orito, en el término de Monforte. El superior agradeció la generosa oferta; pero les comunicó que tenía decidido alojar a su comunidad en el que había sido convento de capuchinos en Orihuela.

Los frailes expulsados arbitrariamente de Mont-de-Marsan, partieron seguidamente para Orihuela, a donde llegarían el miércoles por la noche para ser hospedados en el Monasterio de Capuchinos de aquella ciudad, cuyo edificio acaba de cederles el Sr. D. Andrés Rebagliato, a quien pertenecía.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos.

Semanario católico. Alicante, 6 de mayo de 1882: Los religiosos capuchinos residentes en Orihuela han celebrado en los días 28, 29 y 30 del pasado abril un solemne Triduo en honor del nuevo Santo Lorenzo de Brindis, religioso de dicha orden. Tenemos a la vista una carta de aquella ciudad en que se reseñan a grandes rasgos dichas solemnidades.

El templo estaba primorosamente adornado, y causaba un efecto sorprendente, siendo lo más admirable que los objetos del adorno eran de escasísimo valor, supliéndolo todo el arte. A la entrada del templo había colocado un sencillo pero vistoso templete; y las calles inmediatas al convento estaban adornadas con arcos, inscripciones y alegorías; el piso cubierto de enramada, y colgadas las casas.

Desde antes de amanecer, la concurrencia al templo de Capuchinos era numerosa; y se cuentan por centenares las personas que acudieron a recibir los Santos Sacramentos de la Penitencia y Comunión. «La población de Orihuela, se nos dice, ha echado el resto en mostrar su amor a los Capuchinos». Han asistido comisiones del Cabildo, Ayuntamiento, Seminario y Colegio de Sto. Domingo.

En Orihuela fueron muy bien recibidos; y en la medida de lo posible recompusieron la iglesia y el convento sin grandes lujos. Siempre contaron con la ayuda de los oriolanos; a los que pronto sedujeron con su ejemplar comportamiento en los momentos difíciles. Os dejo algunos ejemplos aparecidos en prensa.

El Constitucional. Alicante, 3 de junio de 1884: En la inundación de Orihuela… los monjes capuchinos hicieron heroicos esfuerzos para salvar algunas familias sobre balsas ingeniosamente formadas con pipas vacías y tablones.

Muchas simpatías tenía captadas esta comunidad en Orihuela, pero el ejemplo de hoy llevando a la práctica una de las más preciadas virtudes del cristianismo, la caridad ejercida a expensas de todo linaje de sacrificios y abnegaciones, ha acabado de cautivar y seducir a los orcelitanos de tal modo que, hasta los más indiferentes y escépticos se les oyó enaltecer y elogiar su conducta. La calle de la acequia, situada en el barrio de que nos venimos ocupando, fue testigo de las proezas llevadas a cabo por los heroicos capuchinos…

El martes, 23 de julio de 1885: Merece particular mención el comportamiento que están observando los frailes Capuchinos establecidos en esta ciudad (durante la epidemia), visitando a los enfermos y acudiendo a todas partes donde es necesaria su asistencia y pueden desempeñar su santo ministerio…

El diario de Orihuela, 28 de marzo de 1887: El incendio de esta madrugada (En la Plaza de San Agustín). … Los frailes capuchinos. Poco después de empezar a tocar a rebato apareció a todo correr una gran parte de la comunidad; inmediatamente se posesionaron unos de las bombas y otros se encaramaron con los bomberos armados de picos por los terrados de las casas inmediatas a socavar las techumbres. Durante las dos horas que duró el incendio no cesaron de trabajar auxiliando poderosamente al personal de zapadores.

Cariñosa hospitalidad dio Orihuela a los religiosos franceses. No es en esta ocasión cuando hemos de quejarnos de ingratitud, que bien pagan con creces los humanitarios y agradecidos capuchinos el afecto que esta ciudad les profesa. Cualesquiera que sean los tiempos y las circunstancias, la hidalga y noble población de Orihuela, no olvidará nunca a los desventurados proscriptos.

Los capuchinos franceses repusieron, al menos dos veces, la cruz del monte de la Muela.

El diario de Orihuela, 5 de diciembre de 1887: Del ciclón del jueves último ya conocen nuestros lectores los detalles más importantes si bien a los mismos podemos agregar la caída de la Cruz de la Muela, derribada al suelo por el viento y que los religiosos capuchinos habrán de levantar de nuevo, volviendo a comenzar la serie de penosos trabajos que llevaron a cabo para la instalación del signo sacrosanto del Redentor en dicho elevado lugar.

La romería de febrero de 1888, en la que subieron acompañados por multitud de oriolanos, debió parecerse a la escena que muestra la siguiente fotografía de principios del siglo XX.

Fotografía Francisco Ramón Mira / J. M. Espinosa.

El diario de Orihuela, 3 de febrero de 1888: Ayer se instaló por los frailes capuchinos una nueva cruz en el monte denominado la «Cruz de la Muela» subiendo a tan elevado punto con tal motivo, numerosa concurrencia de gentes del pueblo. Nunca se había visto tanta gente reunida en tan alto sitio, siendo causa esto de que gran parte del vecindario subiera ayer tarde a los terrados a admirar la muchedumbre que coronaba el monte…

…Dícese por los bien enterados que, los materiales de construcción estaban preparados desde el día anterior y que ayer el trabajo se redujo a levantar la cruz que es colosal, sobre una alta peana de obra, empresa que se llevó a cabo a las dos de la tarde con el disparo de morteretes y entre los cánticos de los circunstantes.

…La peana de la nueva cruz se distingue perfectamente pero la cruz no es tan visible como la anterior lo cual no ocurriría si se la pintase de negro. La obra realizada es sin embargo meritoria y digna de elogio.

Durante el mes de septiembre de 1889 comenzó a circular la noticia de que la comunidad de capuchinos había recibido orden de volver a su tierra; y los rumores eran ciertos. El lunes 16 salieron para Francia los primeros diez y ocho religiosos. Su marcha dejaban un profundo sentimiento de pérdida entre los oriolanos que los habían acogido durante los años de destierro.

Convento de Capuchinos desde la sierra.

En el tránsito entre capuchinos franceses y españoles el convento fue «amistosamente» saqueado entre los que buscaban recuerdos y los que trataron de aprovechar la situación. Y la cosa degeneró en tumulto.

El diario de Orihuela. 21 de septiembre de 1889: UN SAQUEO EN PAZ. Así puede denominarse lo que viene ocurriendo estos días en el convento de Capuchinos. Con motivo de la marcha de la comunidad, comenzó esta a distribuir entre los pobres algunos utensilios de la casa de difícil conducción a la nueva residencia de aquella; y como ocurre siempre en tales casos, el populacho que oyó tocar a repartir, asaltó, esta es la palabra, con formas más o menos corteses el convento, en busca, no de botín que eso no sería cristiano, sino de recuerdos, porque al parecer sin ellos, toda memoria se extinguiría pronto en la mente de tanto desinteresado admirador.

Que el abuso fue cada día en aumento no hay para qué decirlo. La campanilla de la portería no cesaba un momento de ser agitada por los pedigüeños que en gran número acudían con absurdas peticiones y descabelladas exigencias. Abrumados los religiosos con tanta demanda de objetos y queriendo complacer a todos, repartían a granel todo cuanto hallaban a mano.

Un sujeto les pidió cierta cantidad de piedras y algunas maderas para hacer una casa. Concedido que le fue lo que pedía y sin duda por parecerle poco para recuerdo, se atrevió a pedir la mula y el carro. De estos ha habido algunos casos a cual más chocante si no fueran a cual más indigno.

Anoche crecieron de tal modo las exigencias, que se promovió un gran tumulto en la plaza de Capuchinos donde se situaron varios grupos de demandantes, ocasionando entre varios chiquillos allí presentes una descomunal pedrea y el consiguiente escándalo. Muchas piedras cayeron dentro del convento cuyas puertas se cerraron en medio de una gran gritería promovida por los rifeños que ocupaban la plaza.

La pareja de servicio en aquel punto estuvo esperando que se le leyera la cartilla de los deberes del guardia municipal y sin duda por ello no creyó oportuno intervenir en el asunto. La presencia del alcalde de barrio puso fin al conflicto y se ofreció al padre José para todo cuanto tendiese a evitar las molestias que se le habían causado por aquella gente tan desconsiderada.

Altar: Colección Javier Sánchez Portas. Imagen: Colección Tejuelo.

El diario de Orihuela. 23 de septiembre de 1889: Ya han venido dos de los capuchinos españoles que han de sustituir a los franceses en el convento de San Antonio. Con este motivo ayer tarde se celebró en aquel santuario lo que pudiera llamarse una función de despedida en la que un religioso ocupó la sagrada cátedra para despedirse de los fieles.

La oración fue notable y se encaminó a alabar la caridad del pueblo de Orihuela quien merecía gratitud eterna de la comunidad por la hospitalidad cariñosísima que le había prestado. Se derramó por el auditorio abundante raudal de lágrimas durante el sermón, del que salió aquel bastante impresionado.

En noviembre de 1889, los capuchinos franceses, escribieron al Obispo de Orihuela agradeciendo la generosa hospitalidad que durante nueve años habían recibido de la católica población oriolana cuando fueron expulsados de su patria. Transcribo un fragmento de su carta:

«Quiera Nuestro Señor y la Virgen Inmaculada de Lourdes, nuestra gloriosa Protectora y San Francisco, nuestro Seráfico Padre, recompensar con abundantes bendiciones a V. S. I. y a todos los fieles de su Diócesis, nuestros amigos, nuestros bienhechores, la generosa hospitalidad que en medio de ellos hemos recibido. (…) Le suplico Ilustrísimo Señor, se digne recibir los rendidos obsequios de su reconocido y humildísimo servidor de V. S. I. Q. S. A. B. Fr. Eustaquio de Rochela. De nuestro Convento de San Fidel, de Cahors, en la fiesta de N. S. Padre S. Francisco. 1889».

A finales de noviembre, el general de la orden visitó Orihuela para inspeccionar el estado del convento antes de mandar una nueva comunidad de capuchinos españoles. Los nuevos frailes estaba ya instalados en 1890; y pronto retomaron su estrecha relación con el arrabal y con los oriolanos en general.

Colección Javier Sánchez Portas.

Siglo XX.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos. Colección Esteban Sanmartín.

Dentro del proyecto de ensanche de la calle Capuchinos, en 1927 se demolió y reedificó la portada del atrio y la pared que cercaba el huerto.

El pueblo. 28 de marzo de 1927: Corte del huerto y atrio del Convento de Capuchinos, mejora sencilla con la que quedará una entrada magnífica a la ciudad por la llamada Puerta de Murcia, desembocando a la plaza de Capuchinos directamente la casi ya construida calle que se conoce por subida al Sepulcro, convergiendo a dicha plaza con la carretera a Murcia.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos. Colección Esteban Sanmartín.

Iniciada la Guerra Civil, convento e iglesia fueron asaltados y saqueados en agosto de 1936. Gran parte del legado iconográfico desapareció; y el edificio fue adaptado para utilizarlo como «hospital de sangre».

Convento de Capuchinos. Hospital de las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil. Archivo Paco Escudero Galante.
1937. Hospital de Sangre de Capuchinos. Manuel José Aliaga Martínez.
1937. Hospital de Sangre de Capuchinos. Manuel José Aliaga Martínez.

En la memoria de daños presentada por el alcalde de Orihuela en agosto de 1939, figuran los asesinatos de tres capuchinos: Ignacio Caselles García, «Juan Crisóstomo de Gata de Gorgos»; Ramón Juan Costa, «Honorio de Orihuela»;  y Andrés Simón Gómez, «Eloy de Orihuela».

Aunque lejos de Orihuela, a la lista de capuchinos asesinados hay que añadir al famoso «Buenaventura de Puzol». Julio Esteve Flors era profesor de Filosofía y Derecho Canónico; y formó parte de la mítica revista «El Gallo Crisis» junto a Ramón Sijé, Miguel Hernández, Augusto Pescador, Juan Bellod, etc…  

Colección Javier Sánchez Portas.

Terminada la contienda los capuchinos regresaron y, a pesar de las dificultades económicas de la época, consiguieron adecentar el convento y reemplazar parte del patrimonio desaparecido. Muchos oriolanos todavía los recuerdan caminando por la huerta semidescalzos, con su hábito peculiar, dispuestos a celebrar misa en cualquier ermita rural…

Convento de Capuchinos en 1975. Fotografía Antonio Agulló Mateo.

A finales de los años sesenta del siglo pasado, vendieron el convento y se marcharon de la ciudad.

Boletín de Información Municipal. Agosto de 1976: La Comisión Permanente en 27 de julio de 1976 concede la licencia de obras a la Inmobiliaria Dima, S. A. para la demolición del convento de Capuchinos.

El convento de los Capuchinos en los años setenta.

Boletín de Información Municipal. Septiembre de 1977: La Comisión Permanente de 30 de agosto de 1977 autoriza a la «Fraternidad de PP. Capuchinos» de Orihuela para la utilización temporal de la Iglesia de San Juan del Hospital Municipal para celebrar en la misma el culto religioso destinado a la feligresía que hasta ahora acudía al Convento de Capuchinos, en trance de derribo.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos

Se entra a Orihuela por el convento de San Francisco, dicen unos, y otros que por el convento de Capuchinos. Invitamos a nuestros lectores que le den su última mirada —con tristeza— a esta fotografía. Mañana —una mañana cualquiera— este rincón conventual, el huerto y el jardín capuchino, con la iglesia, caerá brutalmente empujado por la fuerza mecánica.

Se levantarán en este lugar viviendas modernas, sociales pero se habrá perdido un espacio abierto, que aunque claustral y amurallado, pudo ser iglesia y guarderías, plaza y jardines de la misma forma que va a ser una urbanización más en una zona excesivamente agobiada de estrechuras. Se entra a Orihuela, por Capuchinos…

El añejo edificio fue derribado; y todos los objetos de culto, imágenes, lienzos, piezas de orfebrería y el propio archivo de los capuchinos, salieron de Orihuela con destino a otros conventos de la orden y ahora lucen en Totana, Orito o Masamagrell.

Derribo de la Iglesia. Colección Javier Sánchez Portas.
Divina Pastora, talla de Enrique Galarza Moreno para el Convento de Nuestra Señora de la Fe, P.P. Capuchinos de Orihuela. Actualmente en el Convento de Nuestra Señora de Orito, en Monforte del Cid. José Juan Girona

En octubre de 1999 los capuchinos regresaron a una modesta ermita a espaldas de su antiguo emplazamiento. Pero el patrimonio desaparecido —costeado en gran parte por los vecinos del Rabaloche— permanece esparcido por la provincia capuchina.

San Antonio. Capuchinos. Fotografía de Leticia Pertegal.

Calles Cercanas.

Vamos a concluir nuestro recorrido urbano por el arrabal hablando de las travesías que flanquean la calle de Capuchinos:

Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.
Ajomalba.

La que quedaba a la izquierda del convento —llamada en la actualidad de las Chumberas— figura en los padrones al menos desde el siglo XVII como de la Palera (a veces confundida con de la Palmera). Así pues, se puede decir que ha conservado su titulación a pesar de ser la única que no ofrece higos chumbos por tener cortado el acceso a la sierra.

Archivo Municipal de Orihuela.

Avanzando un poco más encontramos dos títulos del siglo XVIII: el de las Capillas, que hace referencia a las capillas laterales de la desaparecida iglesia conventual,  y el de las Parras.

Ajomalba.
Archivo Municipal de Orihuela.
Ajomalba.

Aún más antiguas — al menos del siglo XVI— son las cuatro que vamos a citar a continuación; en primer lugar dos callejas paralelas con apellidos de procedencia aragonesa, la de Claramunt y la de Ferriz o Ferris, que se ha corrompido en Ferrari. Esta transformación fonética debió realizarse en el siglo XIX; Gisbert ya cita los dos nombres a finales de dicha centuria.

Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.

Las otras dos se llaman del Castillo y del Barranco. Dicho barranco era el foso natural de la muralla que ascendía hasta el castillo. En tiempos de lluvias las aguas procedentes de la sierra bajaban con mucha fuerza destrozando periódicamente la calle de Capuchinos. Hasta que en el primer cuarto del siglo XX, se construyó una especie de puente en la calle del Barranco.

Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.
Calle del Castillo en 1977. Archivo Carmelo Illescas.

La progresiva expansión urbana, que abandonó la falda de la peña para ubicarse en la otra orilla del Segura, ha olvidado estos barrios pintorescos quedando así preservados como elementos singulares. Es por eso que se me hace difícil entender el abandono al que han sido sometidos sus tradicionales vecinos; quienes por convicción o sencillamente por falta de medios para mudarse, han permanecido en sus casas pasando a formar parte de un patrimonio cultural que debe ser valorado como seña de identidad oriolana.

Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Mi agradecimiento a Jorge Belmonte, Javier Sánchez Portas, Esteban Sanmartín y J. Manuel Dayas.

Extracto actualizado del artículo “El Raval Roig, un territorio históricamente singular”, publicado en “Cuadernos de historia y patrimonio cultural del Bajo Segura”. A su vez era un resumen, actualizado y ampliado de otros artículos que he dedicado a este histórico barrio de Orihuela.

Callejeando 11. La plaza del Raval Roig y la calle Torreta.

El arrabal Roig en los siglos XVI, XVII y XVIII. Archivo Municipal de Orihuela.

La plaza del Raval y la Mare de Déu de Montserrat.

Colección Javier Sánchez Portas.

La plaza del «Raval Roig», formada en el espacio de seguridad que quedó entre la Puerta de Murcia y las primeras casas del citado arrabal, tomó el nombre del santuario erigido en el solar que ocupaba una pobre ermita de reducidas dimensiones.

Antes de hablar del templo y de la plaza de Monserrate, haremos un breve repaso de la conocida leyenda.

La Leyenda.

Dice la tradición que, tras la reconquista, los cristianos de Orihuela buscaron incansablemente la imagen de una virgen que se veneraba en la hipotética Iglesia de San Julián; imagen que escondieron los godos cuando los musulmanes llegaron a la península en el siglo VIII.

Javier Sánchez Portas lo sintetizó así en su «Informe para la declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento del Santuario de Nuestra Señora de Monserrate de Orihuela».

El Santuario de Nuestra Señora de Monserrate de Orihuela tiene su origen en un suceso ocurrido, según la tradición, en 1306, cuando el sonido de una campana durante tres noches consecutivas en la falda de la montaña, junto a la zona occidental del recinto amurallado, en la parte baja hacia el río Segura.

El sonido escuchado hizo que los fieles cristianos que habitaban el lugar abrieran la peña, hallando una pequeña cueva donde se encontraba una imagen de la Virgen debajo de una campana.

Montesinos trató el tema varias veces en su «Compendio Oriolano». Así lo contó en el primer tomo, llamándola «Ntra. Sra. de la Puerta».

Esta Ciudad estuvo en poder de los Moros sin que los Christianos, que estaban en el Arrabal Roig, menoscabasen la Sta. Ley de Jesuchristo 532 años, conservando siempre en dicho Arrabal la Sta. Igla. de Sn. Julián Mártir, y la invocación de Ntra. Sra. de la Puerta, la qual es una imagen pequeña de olivo incorrupto, que se tiene en esta Ciud. con tanta veneración, que es su patrona por ser tan antigua.

Los Christianos Godos la escondieron, sacándola de su Capilla, quando se alzaron contra los Moros, y ganaron el castillo, baxo la campana que tenía la dicha Igla. de Sn. Julián; porque como refieren Carrillo y Esplugues; y sabemos por la tradición de Padres a Hijos, esta Soberana Imagen de halló baxo de una mediana sonora campana enfrente del mismo sitio y lugar que hoy día se venera, que es el que antes era el Altar Mayor; y luego que la hallaron, que fue cerca de los años (o en el mismo, según afirma Carrillo) de 1306…

En el volumen cuarto afirma copiar el capítulo V de un libro titulado «Orihuela Ilustrada»; obra de la «elocuente pluma» de Francisco Martínez Paterna, presbítero y muy devoto de la «Soberana Madre de Monserrate». 

Redactado en la primera mitad del siglo XVII, del manuscrito titulado «Orihuela ilustrada en cinco libros de Historia» solo se conservan copias parciales. Para distinguir ambos textos voy a utilizar dos tonos; el más oscuro corresponde a la transcripción de Martínez Paterna.

Asentadas todas las casa con el orden y requisito para vivir como Repúblicos, en virtud y conformidad, determinaron los que tenían memoria de la tradición de la Imagen de Ntra. Sra. de Monserrate, que en tiempo de los Moros tenían en la Iglesia del Arrabal Roig, en la Parroquial de San Julián, donde moraron los Christianos, al fin de 500 años, conservando la Fe de Christo.

Por miedo de los Moros, que querían pasar a cuchillo a los Oriolanos, en el de 819 enterraron baxo tierra con muchas lágrimas, la preciosa Imagen de Ntra. Sra. de Monserrate, para que así no se atrevieran a ultrajar dicha Sta. Imagen, a quien tanto amaban, y de quien tanto esperaban.

En cuyo sitio estuvo por más de 500 años, por esto que en Orihuela no estaban aun asentadas las cosas de los Repartimientos de las tierras, que con ser muchas, causaron muchas revoluciones, pues el modo de repartirlas no se hizo como se debía…

Y los que quedaron en el Arrabal Roig, con las viudas más principales, acordándose de la Imagen de Ntra. Sra. de Monserrate que estaba enterrada en la Iglesia de San Julián baxo la campana, según la tradición de sus mayores; a costa de rogativas, de diligencias, y varias excavaciones, hallaron el sitio.

Y hicieron que la desenterrasen, y sacasen de donde estaba y le hiciesen una buena Iglesia encorporando en ella aquella parte en donde estuvo en aquellos años pasados…  

Grabado con los símbolos de la leyenda y fotografía del Ministerio de Cultura.

El origen de las advocaciones marianas de toda España varía en cada caso; pero siempre se inician con hechos extraordinarios y milagrosos.

El Concilio de Trento impulsó el culto y la veneración a la Virgen María; y cada población escogió una imagen que acabó haciendo suya de manera visceral dándole una advocación específica acompañada de su correspondiente leyenda.

Los cronistas de los siglos XVII, XVIII y XIX se encargaron de enriquecerlas y embellecerlas hasta que se consolidaron definitivamente; convirtiéndose para muchos en historia real. Y ésta se transmitió de generación en generación hasta formar parte indisoluble de la cultura de dichos pueblos.

Los lugares de los hallazgos o de las apariciones fueron ensalzados como sitios de culto que pasaron a formar parte del escenario religioso de la ciudad y también de su folclore.

En el caso de Monserrate adaptaron la leyenda del descubrimiento de la Mare de Déu de Montserrat, la popular advocación catalana conocida como «la moreneta».

Dicha leyenda cuenta como, ante la invasión de los moros, la imagen fue escondida en una cueva de la montaña de Montserrat y milagrosamente hallada en los primeros tiempos de la Reconquista. Unos pastores la descubrieron en medio de un misterioso resplandor y cantos angelicales. 

El intento de entroncarla con los godos también es muy similar. Algunos cronistas trasnochados la llevan incluso a épocas anteriores; y se refieren a un discípulo del apóstol Santiago como portador de la imagen.

La fecha atribuida al descubrimiento milagroso de la de Oriola, el año 1306, tampoco es casual. Coincide con la incorporación definitiva a la Corona de Aragón con la firma de los tratados de Torrellas en 1304 y de Elche en 1305.

El texto de Martinez Paterna describe la imagen «encontrada»; y, al parecer, no sólo aguantó el paso de medio milenio la incorruptible madera de olivo; también su policromía.

Es una imagen antiquísima, formada de madera de olivo incorruptible, del tamaño de dos palmos, asentada en una silleta, con un Niño en su mano derecha, el cual tiene un paxarito en sus dedos, su rostro es muy hermoso, y pequeño a proporción del cuerpo, y el vestido es de color encarnado, y el manto azul…

Continuando con la tradición, se dice que la advocación de la Virgen fue decidida por sorteo al no existir acuerdo sobre la nominación que debía titular a la imagen.

Las provincias de Alicante y Murcia fueron repobladas por aragoneses, valencianos y catalanes; por eso la tradición menciona advocaciones arraigadas en cada una de las tres procedencias: Montserrat para los catalanes, Pilar para los aragoneses, y Orito o Loreto para los valencianos.

Hasta ahora sólo había leído que desecharon las del Pilar y Orito. Pero el relato de Martinez Paterna, transcrito por Montesinos y el del propio Montesinos, eliminan la de Orito y añaden las de Guadalupe y la de Rija (supuesta advocación de la que no he conseguido encontrar ningún dato).

Y como los vecinos de Orihuela unos eran Valencianos, otros Aragoneses, otros Catalanes, y otros Castellanos y Andaluces, determinaron en el año de 1306 (que fue el de su invención) de darle título a esta Sta. Imagen; y unos querían que se llamase la Virgen del Pilar; otros la Virgen de Rija; otros la Virgen de Guadalupe; y otros la Virgen de Monserrate.

Y como no concordaron, procuraron el que se sacase por suertes el nombre titular que había de tener; y así en unas quatro sedulitas asentaron en cada una su nombre de los que estaban escritos; y sacándose por suerte, salió la Cédula que decía la Virgen de Monserrate, y así se quedó con este nombre; y la Iglesia se llamó siempre de la Virgen de Monserrate.

Montesinos, aunque da clara preeminencia a los «Cathalanes», utiliza las mismas advocaciones para las «sedulitas» del sorteo, citando a numerosos autores como fuente.

Y como la mayor parte de aquellos que poblaron esta Muy Noble Ciud. de Orih. en tiempos del Sr. Rey de Castilla Don Alonso X el Sabio, eran Cathalanes (por haber venido en compañía del Serenísimo Dn. Jayme I de Aragón, el Conquistador, el año 1265 según diré mas adelante) huvo grandes altercados entre los Christianos sobre la imbocación que le pondrían.

Pero siendo los Cathalanes muy devotos de María Sma. de Monserrate, procuraron con mucho esfuerzo que tuviera este título tan dulce y amable. Unidos y venidos a botar, contradiciéndolo otros, que no eran de la Nación Cathalana, determinaron (para asegurar la paz) poner escritas en unas sedulitas, las Imbocaciones que querían que tuviesen unos y otros, que según mi Ve. Dr. Montesinos; Ramírez; Gallego; Lozano; y Esplugues; fueron quatro, a saber; Monserrate, Pilar, Guadalupe y Rija.

Determinados todos (como interesados por su afectuosa devoción) que la primera imbocación que saliese por suerte, con ella se había de saludar la Sta. Imagen, y su Iglesia; y saliendo por suerte y Voluntad Divina, la primera Sedulita, hallaron escrito en ella el amoroso Nombre y título de Ntra. Sra. de Monserrate, con los que se quedó y permanece con la mayor ostentación y devoción en los amantes Corazones Oriolanos, que la veneran como su amante Madre, Reyna, Protectora y Patrona.

Efectivamente en Oriola, los catalanes, tuvieron preeminencia; y el culto a la Mare de Déu de Montserrat se había popularizado en Cataluña entre los siglos XII y XIII.

No es casualidad que el primer convento erigido al integrarse la ciudad en la Corona de Aragón fuese el de los mercedarios, orden fundada en Barcelona; y bajo la advocación de Santa Eulalia, la patrona de la «Ciudad Condal».

En cuanto a «famoso pleito» con los benedictinos, forma también parte de la tradición. Las advocaciones marianas se repiten por toda España sin problemas de exclusividad.

Sobre este título hubo diferencias con los Padres del Convento de Monserrate, que está en Cataluña, junto a Barcelona, los cuales enviaron un procurador a Orihuela para intimarles de que no hubiese en la Iglesia título de Ntra. Sra. de Monserrate, porque en España solo la casa que estos Padres de la Orden de Sn. Benito tienen en Cataluña, tienen este nombre.

Para lo cual hubieron de enviar a Roma un Canónigo de la Colegial llamado Mosén Juan Vicente para que alcanzase el privilegio; y éste alcanzó del Santo Papa Sixto IV, año 1483, a 12 de Agosto para que esta Iglesia quedase con este título de la Virgen de Monserrate.    

Lo que el Papa Sixto IV aprobó, en bula de 12 de octubre de 1482, fue la erección de la «Confraria de Nostra Senyora de Monserrat» de Oriola; en castellano la Cofradía de Nuestra Señora de Monserrate de Orihuela.

La Patrona.

Virgen de Monserrate. Imagen desaparecida en la Guerra Civil. Belda Novedades Fotográficas. Años 20. Procede de un cliché de cristal de la Colección Javier Sánchez Portas.

A esta Soberana amantísima Sra. baxo el especioso título de Monserrate, la venera y tiene esta Oriolana Ciud. por su especial Patrona y Protectora, celebrando anualmente, en su Culto y Honor en el 8 de Septiembre fiesta y muy lucido Novenario, en la Sta. Iglesia Cathedral; a donde se lleva desde su primorosa Hermita el día 7 por su tarde…

¿Cómo obtuvo el patronazgo de Oriola esta humilde advocación localizada en el extremo de la ciudad?

Durante mucho tiempo la elección de los santos y sus patronazgos fue cuestión municipal. Los miembros del Consell orientaban las preferencias de los devotos dependiendo de las necesidades de cada momento: riadas, sequías, epidemias, guerras…

Así el pueblo relegaba a unos santos y ensalzaba a otros estableciendo con ellos nuevas fiestas, ermitas, romerías, procesiones, etc.

Esa potestad pasó a manos del Cabildo a partir de la creación del Obispado. Y varios siglos después ¿Qué mejor forma de hacer popular una devoción entre una población con mayoría de campesinos que darle el control de la lluvia?

En Oriola San Gregorio taumaturgo fue escogido e impuesto por el Consell para la fundación de los Alcantarinos a comienzos del XVII. Si os apetece, pinchad la siguiente imagen para acceder al artículo sobre los Alcantarinos en San Gregorio.

San Gregorio imaginado por Montesinos. Pinchad la imagen.

La ciudad lo estuvo invocando como intercesor ante las riadas hasta que un supuesto fracaso, en 1672, dio paso al milagro del ramo en el puente, circunstancia que potenció la devoción de la Virgen de Monserrate y consolidó su leyenda representada en múltiples obras de arte.

El cambio supuso un claro beneficio económico para el Cabildo. Centralizando la devoción en la Virgen de Monserrate se hizo con el control de numerosas donaciones y limosnas que antes recibía el clero regular.

Algo parecido pasó en Murcia en 1694: como era costumbre, se utilizó la imagen de la Virgen de la Arrixaca, secular patrona, para celebrar rogativas por la sequía. Ésta fracasó y entró en acción la de la Fuensanta, cuyo patronato ejercía, casualmente, el Cabildo Catedralicio de Murcia.

Grabado siglo XIX y fotografía del Ministerio de Cultura.

Volviendo a Orihuela: en ese mismo año de 1672 tenemos constancia de que los mayordomos de la cofradía comunicaron al Cabildo Catedralicio la imposibilidad de celebrar la fiesta en la ermita por causa de las obras, y los grandes gastos que tenían que sufragar.

Recurro de nuevo a Javier Sánchez Portas y su «Informe para la declaración de Bien de Interés Cultural…».

El aumento de la devoción por esta imagen durante el siglo XVII hace que se amplíe su capilla en 1672 y se coloque un buen retablo barroco de tres calles con columnas salomónicas que se concluye por Antonio Caro «el viejo» en 1675 y que es dorado y policromado en 1677 por Francisco Heredia.

Este gran retablo que todavía pervive en la capilla del hallazgo tiene adosado un camarín poligonal con vidrios pintados que se realiza por el escultor José Rufete en 1690, según consta en la inscripción que rodea la cornisa del perímetro exterior del camarín situado en la estancia trasera del retablo, gran sala cuadrada y abovedada donde una gran ventana orientada al poniente jugaría un extraordinario efecto barroco al iluminar el camarín con la imagen de la Virgen a través de los cristales.

Las fechas de estas obras de ampliación y mejora coinciden con el suceso del ramo, hecho milagroso que propagó su culto. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Nuestra Señora de Monserrate. Santuario de Nuestra Señora de Monserrate en Orihuela. Lienzo «mutilado» atribuido a Bartolomé Albert, a finales del siglo XVII. Fotografía Leticia Pertegal.

El Oriolano. 9 de febrero de 1886: El sábado por la noche se produjo un mayúsculo alboroto en el Arrabal Roig. No se sabe quién hizo rodar la bola de que los ladrones habían intentado penetrar en el templo de la Virgen de Monserrate. Decirle esto a los del Arrabal y salir todos armados de palos, chuzos, escopetas y demás instrumentos, análogos fue obra de un segundo.

¡Bonito genio tienen ellos para tolerar desacatos a la Patrona de Orihuela! Con seguridad que si cogen entre manos a cualquiera de los presuntos cacos, el pedazo más grande que de él hacen es una oreja….

La ermita de la Mare de Deu de Montserrat.

Colección Javier Sánchez Portas.

Se estableció una ermita a la «Mare de Déu de Montserrat» probablemente en el siglo XIV; y no fue en un sitio accidental. Estaba en la puerta de Murcia; advirtiendo a los viajeros de que habían dejado el Reino de Castilla y entraban en la Corona de Aragón.

Hasta el siglo XVII pasó sin pena ni gloria; una modesta y paupérrima ermita; una de las tantas establecidas en territorio oriolano.

Vamos a comenzar con José Ojeda Nieto en su obra: «El Raval Roig, origen y formación de un espacio urbano en la Orihuela foral».

Se halla a mano derecha, lindando con la muralla, a la salida de la ciudad por la Puerta de Murcia. Su fábrica, en sus orígenes muy sencilla, sufriría diversas ampliaciones e incluso cambios de orientación, hasta dar con la actual, que procede de fines del siglo XVIII, mirando a la Plaza.

Arrabal siglo XVI. Dibujo de Mario Gómez sobre un boceto de Ojeda Nieto.

Vuelvo a transcribir a Ojeda Nieto, concretamente su obra «La advocación de Ntra. Sra. de Monserrate en los siglos XVI y XVII».

Porque el edificio de aquel entonces —siglos XVI y XVII— era una pobre ermita levantada en el arrabal—Raval Roig— más pobre de la ciudad. Un arrabal escasamente poblado a la altura de 1540, año en el que todavía los vecinos no figuran desglosados de la «collación de San Jaume». 

Hay que recurrir a las crónicas y a las fuentes indirectas para no dudar de su existencia, porque los notarios del Consell no se molestan en dar fe de los allí residentes.

De hecho, en julio de 1537 Cabildo y Consell cedieron el edificio a la orden del Carmen para fundar un convento, empresa que, a diferencia de lo que ocurrió con las del Socorro, de Santa Ana o la de San Sebastián, no llegó a buen puerto; pues contó con la «consideración» de iglesia.

Tres décadas después, una de las torres defensivas del muro cayó sobre ella destrozando la capilla.

Que la ermita se halla, si no apoyada, próxima a la muralla y a las torres que de trecho en trecho fortalecen el muro, en esa zona donde la muralla requiebra para ascender por la sierra, lo prueba el testimonio del suceso que obligará a una de las reparaciones que habrían de hacerse en la ermita en el último tercio del Quinientos, pues en 1567 una de las torres cayó y destrozó toda la capilla.

La reparación de estos años sirvió seguramente para ampliar la ermita, aprovechando el destrozo de la muralla. Pero si no fue así, si sólo fue reparación, en los inicios del XVII se llevaría a cabo una ampliación más completa, que sirvió a la postre para perfilar el trazado de la incipiente calle de Monserrate.

Arrabal siglo XVII. Dibujo de Mario Gómez sobre un boceto de Ojeda Nieto.

Que se ignore todo de la ermita hay que achacarlo a la privacidad de la Cofradía y a la pobreza del barrio, ya se sabe que los pobres no generan historia. Ermita pues, sencilla y pobre, como pobres eran los ornamentos. Andando el tiempo, cuando las circunstancias cambien, documentación y fábrica, ornamentos y liturgia cambiarán también.

A mediados del siglo XVIII, popularizada y extendida su devoción, el templo fue demolido parcialmente y reedificado a instancias del obispo Gómez de Terán. Así lo reflejó Montesinos en el tomo cuarto de su compendio.

Esta iglesia duró hasta el año de 1748 en que, por injuria de los tiempos vino a tierra; desde cuyo tiempo se llevó Ntra. Sra. de Monserrate a la Sta. Iglesia Cathedral en cuyo Altar Mayor se colocó con licencia del Iltmo. Sr. Obispo Oriolano Dn. Juan Elías Gomez de Teran.

Haviendo venido a tierra por los referidos años de 1748 esta Hermita de Ntra. Sra. de Monserrate, en el mismo año, día 15 de Octubre, se dio principio a la Fábrica de la que hoy (a Dios gracias) vemos concluida, que es de las mejores y mayores de esta Ciud. en planta, en aseo, en hermosura, y en disposición. Esta situada a la falda de una proporcionada Montaña, frontera a una grande Plazuela, llamada en lo antiguo de la Baca, y ahora de Monserrate.  

La Anunciación. Santuario de Nuestra Señora de Monserrate en Orihuela. Lienzo atribuido a Bartolomé Albert, a finales del siglo XVII. Fotografía Leticia Pertegal.

Este prelado transformó totalmente el espacio del santuario con una gran ampliación y una nueva distribución de sus estructuras. En el mismo tomo, Montesinos incluye una amplia descripción del interior del templo: capillas, ornamentos, enterramientos, etc.

Siguiendo el formato de paseo que utilizo en esta serie titulada «Callejeando», me limito a transcribir lo que se puede ver desde el exterior.

Frontero al Altar Mayor, esta la Puerta principal, compuesta de dos hojas dadas de verde, con las Armas de Ntra. Sra. que es una Sierra puesta sobre un Monte elevado; la fachada de ella es de lo más magnífico y primoroso que hay en esta Ciudad de Oriha. (añadido con otra letra) la que se concluyó Miércoles día 18 de Febrero del año próximo pasado 1789.

Construida toda ella de piedras de varios colores, con tres cuerpos, columnas, pirámides, relieves, y en medio un grande medallón, que ostenta con magestad a María Sma. Ntra. Sra. de Monserrate, en ademán de favorecer a sus amados hijos los Oriolanos; cuya Portada moderna (por haberse demolido la otra, que amenazaba ruina) se principió en 10 de Enero del año anterior 1788.  

La Visitación. Santuario de Nuestra Señora de Monserrate en Orihuela. Lienzo atribuido a Bartolomé Albert, a finales del siglo XVII. Fotografía Leticia Pertegal.

Así reza en el informe de Javier Sánchez Portas.

En 1749 se producen los primeros derribos de casas cercanas a Monserrate, para realizar el nuevo templo barroco y en 1750 la imagen de la Virgen es trasladada a la Catedral donde permanecerá hasta 1775 en que regresa a su nueva iglesia.

A mediados del siglo XVIII el obispo de Orihuela, Juan Elías Gómez de Terán construye entre 1743 y 1745 una modesta casa de Misericordia, que sitúa cerca de la capilla de Monserrate.

Pasados unos años proyecta su ampliación, encargando al fraile, pintor y arquitecto Antonio Villanueva el diseño de una gran casa de Misericordia cuya construcción se contrataría el 26 de junio de 1756 con Pedro Pardo y Miguel Francia ante el notario Rafael Medina, en cuyo protocolo se conservan los planos de planta y alzado originales formados por Villanueva, a quien nombran como «matemático», según ha publicado recientemente Mazón Albarracín.

La coincidencia cronológica en la ejecución de ambos edificios, las características estilísticas de las portadas y otras concomitancias nos inclinan a atribuir el diseño del actual Santuario de Monserrate a fray Antonio Villanueva, aunque por el momento no conozcamos testimonios documentales que prueben este aserto.

La capilla del hallazgo pasó a ocupar un lugar secundario dentro de la nueva edificación y la antigua ermita ocupó aproximadamente el espacio comprendido entre dicha capilla y la que hoy día es puerta lateral, hasta entonces portada principal.

Interior de Monserrate. 1931. Ministerio de Cultura.

En noviembre de 1934, cuando en otros pueblos ardían los templos, Ignacio Sánchez Ballesta se dirigió al consistorio para solicitar permiso, como contratista de las obras proyectadas en las torres y fachada, adjuntando el siguiente plano.

Archivo Municipal de Orihuela.

El medallón central de su fachada muestra el anagrama y los símbolos del legendario hallazgo de la Virgen.

En los años ochenta del siglo pasado fue restaurada de nuevo como podemos comprobar en la siguiente fotografía.

Restauración en los años ochenta del siglo XX. Archivo Rafael Almira.

La Plaza de Raval Roig.

Fotografías José Antonio Ruiz Peñalver y Ajomalba.

Comienzo, como es habitual, con lo dicho por Gisbert en sus apuntes sobre calles y plazas.

La (plaza) de Monserrate en la que existe el santuario de nuestra Patrona y que en otro tiempo se llamó de la Baca, así lo escribe Montesinos, es céntrica teniendo a su M. los finales de las calles de Santiago y del Hospital; y al N. los comienzos de las de Capuchinos y el Carril.

Ya he transcrito el texto donde menciona la supuesta titulación de «Plazuela de la Baca»; y sólo se me ocurre que pueda tener relación con las corridas de toros y vacas que se celebraron en esta plaza antes de abrir la Nueva. Veamos lo que dice Montesinos de la propia plaza.

La Plaza de Ntra. Sra. de Monserrate, que está situada en el centro del Arrabal Roig, es grande, cuadrada, hermosa, aunque no de sitio igual, cosa que la hace desagradable. En ella se hace el cargamento (por cuenta de la Real Hacienda) de la Sal para Orihuela, y lugares de su Gobernación.

Colección Esteban Sanmartín.

El cronista menciona dos accesos o portales en esta parte de la ciudad; y, con su habitual osadía para las fechas, nos habla de sus arreglos y reconstrucciones. El primero debía ser un portillo abierto para dar acceso a la calle de Santiago.

Portal de San Julián: se fundó en el año 1501 (según refiere el Pe. Esplugues). Vino a tierra y se reedificó levemente, con poca hermosura y menos obra, en el año 1704. Está junto a la Plaza de Ntra. Sra. de Monserrate; en cuyo lado hay una pública Carnicería.

El otro la propia Puerta de Murcia, más cerca del río.

El último portal que se llamaba la Puerta de Murcia por estar en el camino por donde se va a dicha murciana ciudad. La fundaron los Moros, junto a la torre que hay cercana al Río Segura, a la salida de Orihuela en el año 853.

Ganada la Ciudad por los Christianos, reedificaron estos dicho Portal en 1384, al lado de dicha Torre llamada de Oblouquí Alí por su fundador. Es toda de calcina y tapias; y, aunque algo desmoronada, se conserva (por acuerdo de la Muy Iltre. Ciudad).

Servía a los Moros de defenza y atalaya. Dicho portal tuvo segunda renovación en el año 1513; pero en el de 1678 (que fue el de la peste general) se demolió para hacer más ancha y clara la entrada de la Ciudad.

Antes de existir la plaza como tal, el espacio entre la muralla y las primeras casas estaba orientado hacia el río y el «camino de las Cinco Alquerías» (nombre antiguo de la actual población de Alquerías).

Llamado también «camino viejo de Murcia» o «camino de en medio», su cruz de término era la «Cruz del río», mencionada en el capítulo anterior. También contaba con una horca estable, de piedra picada, un patíbulo que advertía al forastero de que llegaba a una ciudad que castigaba el delito con dureza.

Reedificada en 1542 para darle más amplitud y facilitar el trasiego de carruajes, Pepe Ojeda la describe así.

La Puerta de Murcia, que se abre a la ciudad, con los escudos —de Aragón y el Oriol—, que la adornan, y la cruz enfrente, añaden una nota de vistosidad a la zona que el viajero procedente de Murcia, viniendo por la margen izquierda del río, vería al entrar en la ciudad tras haber atravesado un barrio todavía algo deslavazado.

La plaza del Raval Roig quedó ligada estrechamente a la «Confraria de Nostra Senyora de Monserrat o de la Mare de Déu de Montserrat de Oriola»; en castellano, la Cofradía de Nuestra Señora de Monserrate de Orihuela. Aprobada a finales del siglo XV, sus mayordomos han sido generalmente los encargados de adecentarla.

En el año 1599, ante el desorden urbanístico y la proliferación de establecimientos molestos e inconvenientes para la vecindad, los cofrades proyectaron aplanar y reformar la explanada apoyados tímidamente por el Consell que, seis años después, contribuyó poniendo orden en las construcciones de una plaza, óptima para instalar el mercado o celebrar cualquier fiesta.

En cuanto a rotulación, durante el siglo XVII aparece en los padrones de Sal y Muro como la Plaza del Raval Roig.

Plasa del Raval Roig. (Patro de els vehins 1651). Placa de Raval Roig eo lo que resta de aquella. (Patro de Sal y Mur 1654). Archivo Municipal de Orihuela.

En la primera mitad del XVIII era la Plaza del Rabal Roche (la denominación que acabó derivando en Rabaloche).

Plaza del Raval/Rabal Roche. Repartos de Equivalente 1717 y 1718. Archivo Municipal de Orihuela.

A partir de los repartos de 1770, figura ya siempre como Plaza de Monserrate.

Fotografía Ajomalba.

La estatua del caballero con levita que la preside recuerda a José María Muñoz y Bajo de Mengibar, trasladado aquí en 1900 desde la Plaza Nueva. Pinchando la fotografía podréis acceder a su historia.

Enlace a la biografía de José María Muñoz y Bajo de Mengibar 

El ajardinamiento de su explanada, al igual que el de la Plaza Nueva, fue fruto de una actuación realizada en la década de 1920 por el Consistorio que encabezaba Francisco Díe, mayordomo y presidente de la citada cofradía. La última remodelación de la plaza de Monserrate data de 2007.

La Plaza en el siglo XXI. José María Pérez Basanta.

La Calle Torreta y el Barranco.

Rótulos antiguo y moderno.
Plaza de Monserrate y Calle Torreta. Archivo Mariano Pedrera.

Vamos a terminar esta entrega visitando un precioso rincón al pie de la sierra, a espaldas del Santuario de Monserrate.

Es la calle Torreta, cuya titulación aparece en la segunda mitad del siglo XVIII y queda evidenciada por los restos que se mantienen en pie dando fe del antiguo perímetro defensivo.

Reparto Equivalentes de 1770. Archivo Municipal de Orihuela.

Este conjunto de torreones, de origen almohade, conectaban la muralla con el castillo y con la Puerta de Murcia.

Calle Torreta. José Antonio Ruiz Peñalver.

Al igual que el muro, se fabricaron empleando el sistema conocido como tapial, por lo que conservan los orificios redondos, huellas evidentes del citado proceso constructivo.

Calle Torreta. José Antonio Ruiz Peñalver.

Declarados Bien de Interés Cultural en 1949, en el año 2008 fueron restaurados por el Ayuntamiento.

Calle Torreta. José Antonio Ruiz Peñalver.

Y su entorno, antes descuidado, fue embellecido por la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que tiene allí su sede social y una capilla exterior en honor a su patrón.

Calle Torreta. Damars y José Antonio Ruiz Peñalver.
Vista desde las traseras del santuario de Monserrate. José Antonio Ruiz Peñalver.

El arrabal llegó al siglo XVII pobre y escasamente poblado por un vecindario conflictivo y disperso que, sin control municipal, creció rebasando el barranco que canaliza las aguas procedentes de la sierra en dirección al río, una defensa natural a modo de foso que hoy conocemos como calle Barranco.

Poco a poco la población se fue extendiendo con una mejor ocupación del terreno en torno a ellas; pero los tradicionales problemas urbanísticos no desaparecieron en este núcleo de población de crecimiento anárquico, con una disposición a acoger industrias molestas para el casco.

El Arrabal Roig. Colección Javier Sánchez Portas.

Estos profesionales ocupaban la calle siguiendo las costumbres de una sociedad sin noción clara de lo que era espacio público y privado, violando las normas urbanísticas más elementales y tolerados por la dejadez de sus vecinos.

Para la actual concepción de la higiene pública son inimaginables las condiciones de insalubridad en las que se desenvolvían los curtidores o los salitreros.

La complejidad de los procesos y la necesidad de espacio para desarrollarlos provocaba numerosas quejas, por lo que los jurados se veían obligados a retirar de la plaza calderas, secaderos y otros utensilios propios de estos oficios.

De la explanada partían dos caminos que acabaron siendo calles principales: la del Carril o San Francisco y la de Capuchinos. Estudiaremos ambas en los dos próximos capítulos.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Extracto actualizado del artículo «El Raval Roig, un territorio históricamente singular», publicado en «Cuadernos de historia y patrimonio cultural del Bajo Segura». A su vez era un resumen, actualizado y ampliado de otros artículos que he dedicado a este histórico barrio de Orihuela. Bibliografía:

Sánchez Portas, Javier «Informe para la declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento para el Santuario de Nuestra Señora de Monserrate de Orihuela». En prensa.

Ojeda Nieto, José. «La advocación de Ntra. Sra. de Monserrate en los siglos XVI y XVII». Orihuela 2006. Asociación Amigos de Orihuela. Y «El Raval Roig, origen y formación de un espacio urbano en la Orihuela foral». Orihuela 2010. Patronato Histórico Artístico de la Ciudad de Orihuela.

Montesinos Pérez de Orumbella, Joseph. «Compendio Histórico Oriolano». Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Gisbert y Ballesteros, Ernesto. «Historia de Orihuela». Orihuela 1903. Tomo III.

Ferris Ibáñez, Manuel. «Bosquejo histórico de la imagen y Santuario de María de Monserrate, Patrona de la Ciudad de Orihuela». Orihuela, Imprenta de Luis Zerón García, 1900. Facsímil año 2.000.

Mazón Albarracín, Antonio José «La iglesia y el convento de los mercedarios». Publicado en la revista de Moros y Cristianos, Orihuela, 2012.

Mazón Albarracín, Antonio José «San Gregorio y los Descalzos Alcantarinos». Publicado en la revista de Moros y Cristianos, Orihuela, 2013.

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