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Las agustinas de San Sebastián.

Iglesia Monasterio de San Sebastián. Colección Javier Sánchez Portas.

Las agustinas de «Sent Sebastia».

Diversas Religiosas Agustinas. MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Una ermita en el Raval Mayor

Eras de San Sebastián. Fragmento plano de 1748, obra de Fray Antonio Villanueva.

Más allá del «raval del Pont», cuando Oriola terminaba en la «porta de Sent Agosti», existía extramuros un eremitorio bajo la advocación de «Sent Sebastia» cuya fundación data Joseph Montesinos en los albores del siglo XIV.

«… Sabemos q. la antigua Hermita de S. Sebastian Martir, y de Sn. Roque Confesor (hoy día grave combento de Venerables Señoras Religiosas Agustinas) se fundó por los años de 1315 de la Natividad de JesuChristo, por Dn. Jayme Besantes, Presbitero Nobilisimo caballero Oriolano de Conquista…»   

En el capítulo «Que refiere la Fundación de la Ilte. Cofradía de Sn. Sebastián Martir de esta Ciud. de Orihª» dice que fue por los años de 1511, siendo Rey de las Españas Carlos I de Castilla. Y que al cesar la peste lo recibieron como patrono y abogado.

Dicha ermita, dedicada también a San Roque (ambos eran abogados contra la peste), se utilizaba como ayuda de parroquia de la Iglesia del Salvador.

… Se componía de un Vicario, Sacerdote, Confesor para bautizar y casar a todos los de dho. partido; con el que estaban dos Hermitaños seculares para el cuidado de recoger las Limosnas de los Campos, y Huertas, y Ciudad, para ayuda de mantener el Culto de la anunciada Hermita, en cuyo Estado se mantuvo hasta 1591.

El puente era muy frágil y, con demasiada frecuencia, los vecinos de esa orilla del Segura quedaban incomunicados sin posibilidad de asistir a los oficios religiosos. Así lo explica Bellot.

…Como el puente era de madera, muchas veces o lo desbarataba el río o lo cubría, y mientras se adobaba, no siempre se podía pasar, y los vecinos del Rabal no tenían donde oír misa antes que se edificara San Agustín, y así pusieron pila en San Sebastián.

Por ello contaba con pila bautismal y un cura teniente que vivía continuamente en el arrabal. El propio cronista Mosén Pedro Bellot afirma haber bautizado allí alguna vez cuando era beneficiado de la Catedral (recordemos que Bellot escribe sus «Anales» en el primer cuarto del siglo XVII).

San Sebastián solía ser eremitorio o capilla de la Catedral, con pila de bautizar. (…) Los curas hacían un teniente que viviese en el Rabal, como lo ha sido en nuestros tiempos mosén Burillo y mosén Domenech, y el autor de esto ha bautizado allí dos o tres veces siendo beneficiario de la Catedral.

Erigido el convento y la iglesia de San Agustín en el siglo XV, dicha función quedó obsoleta y la pila bautismal acabó en el Loreto.

Y en el año 591 hizo donación el Cabildo y Ciudad al Provincial de los agustinos para edificar convento de monjas y se trajo la pila a Lorito, donde ahora está.

En 1591 el Cabildo y el Consell donaron el edificio al provincial de los agustinos ante el notario Antonio Tari cuyos protocolos, redactados entre los años 1581 y 1600, se conservan el Archivo Histórico de Orihuela.

El objetivo era fundar un convento de agustinas calzadas; un establecimiento religioso femenino donde «posar enclausura a dones honestes y religioses».

Montesinos dedicó muchas páginas al convento, especialmente en el tomo sexto del compendio. De ellas he extraído algunas notas literales que aparecen a lo largo del artículo resaltadas en rojo. El resto lo he resumido.  

Fundación del convento.

Imágenes de San Sebastián, de San Roque y del Convento. MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

«Capítulo 1. Donde se refiere la Ilte. Fundación del Muy Exemplar convento de Sn. Sebastián Mártir de Religiosas Agustinas calzadas de esta Ciud. de Orihª».

Governando se hallaba la Sta. Universal Iglª. Por los años de 1591 el Beatísimo Padre Gregorio XIV…

Gobernaba las Españas Dn. Felipe II de Austria; y era dignísimo Obispo de esta Ciud. y Diócesis de Orihª. El Ilmo. y Revmo. Sr. Dn. Josef Estevan.

La transformación de la antigua ermita de San Sebastián en monasterio de agustinas contó con el apoyo de la Ciudad, que les cedió terreno junto a la acequia del Chorro. Permitidme hacer un inciso para hablar de urbanismo.

Un cuarto de siglo antes, el Consell oriolano había parcelado la zona extramuros; solares de un cuarto de tahúlla que fueron vendidos para poblar la zona.

Ya he hablado en otros trabajos del prestigio que un convento aportaba a la formación de un barrio.

Esta subasta de tierras, iniciada en el verano de 1567, la detalla magistralmente José Ojeda Nieto en su «Orihuela Imaginada».

El Consell, aprovechando la demanda de suelo en la zona, al llegar 1567, dio el salto extramuros y puso en venta, una vez parceladas, las eras de San Sebastián…

La actuación municipal fue todo un ejemplo de lo que se podía conseguir con un suelo potencialmente edificable: se hicieron 10 parcelas, próximas a los 300 metros cuadrados, y se subastaron, ingresando así las arcas municipales -siempre muy necesitadas- unas 300 libras, pues las parcelas se pagaron a 25 la más barata y a 32 libras las más caras.

Mas con la subasta no se agotó el terreno próximo a la, todavía, ermita de San Sebastián, quedaba mucho suelo aún.

Cuando se inicie el convento, en la década de los noventa del siglo XVI, el Consell ayudará con terrenos próximos y aún así seguirá habiendo eras, además de una zona de recreo.

Volviendo a Montesinos y a la fundación del monasterio, esta fue impulsada principalmente por Francisco Despuig y Pérez, canónigo de la Catedral de Orihuela.

Sabida cosa es, según consta de las Historias y Narracion de varias Escrituras, como fuera de los muros de esta Ciud. de Orihª. en el Arrabal de San Agustín, fundó la Ilte. Provincia de Sn. Agustín de Aragon, a petición del Muy Ilte. Magnifico Concejo y Cabildo de esta Ciud. y del Ve. Y Sapientimo. Sr. Dr. Dn. Francisco Despuig y Perez, presbro. nobilísimo Caballero Oriolano, Canónigo y Dignidad de Sacriste de esta Sta. Cathedral Iglª un Monasterio de Religiosas Agustinas Calzadas Observantes en una mediana antigua hermita dedicada a Sn. Sebastián Martir y a Sn. Roque.

Fray Gaspar de Saona y Sánchez, provincial de la orden en Aragón, envió a tres religiosas del convento de los Dolores de Bocairent: Magdalena Molina como priora, Gerónima Francés como superiora y Catalina Saona para el cargo de tornera.

El Revdo. Pde. Provincial Fray Gaspar de Sahona, saco del Combto. de Ntra. Sra. de los Dolores de la Villa de Bocayrente, Reyno de Valencia, tres exemplares religiosas, q. lo fueron, la Ve. Me. Soror Dña. Magdalena Molina, Priora; la Ve. Me. Soror Dña. Gerónima Francés, Superiora; y la Ve. Me. Soror Dña. Catalina Sahona, Tornera.

Según nuestro cronista llegaron el 5 de octubre de 1591 acompañadas de varios agustinos y algunos vecinos de Orihuela, donde fueron recibidas con mucho aplauso y universal regocijo.

Salieron las Fundadoras de su combento de Bocayrente, acompañadas de algunos graves Religiosos del Orden de Sn. Agustín, y de algunos Iltes. Ciudadanos de Oriha. a la que llegaron el día 5 de Octubre del año 1591.

Se apearon en la iglesia de San Agustín y de allí pasaron a la ermita de San Sebastián. Rezaron ante el mártir y entraron en la clausura tomando posesión del que sería su convento; que conservó la misma titulación.

Emblema del Monasterio y retrato de Francisco Despuig, fundador del convento. MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Aunque no todo fueron facilidades para el monasterio; algunos vecinos de la zona denunciaron apropiación indebida de sus solares y del terreno público; destacando especialmente el pleito sostenido con Berenguer Manresa.

Pero la nueva fundación contó con el apoyo del mismísimo Felipe II, quien escribió al Consell para ordenar su intervención ante la actitud hostil de Manresa, propietario de una era situada junto al convento.

Este Combento, en el tiempo de su fundación, tubo algunos disturbios y contratiempos, pero todo se allanó por medio de una Carta del Sr. Dn. Felipe II Rey de las Españas

Mientras vivió, don Francisco Despuig pagó la obra del convento de su dinero y rentas; y como fundador pidió y le fue concedido, ser enterrado en «esa Santa Casa de las Esposas de Jesús Christo». La primera oriolana que ingresó fue su sobrina, llamada Eugenia Josefa Pérez.

Colocadas las Religiosas en su nuevo Monasterio comenzaron a esparcir tantos rayos de virtudes y tan suave olor de santidad, que con la fragancia de su exemplo atrajeron a muchas nobles Doncellas de esta Ciud., que bolando como abejas iban a aquel nuevo y sagrado jardín a vestir en Abito del Gran P. Sn. Agustín y vivir entre las flores de tan admirables Religiosas.

De manera que muy en breve se pobló este huerto cerrado, de purísimas Virginales Doncellas…

Sobre los restos de la vieja ermita gótica construyeron una iglesia barroca de nave única con capillas laterales, cubierta con bóvedas.

Una nota de Pepe Ojeda, fechada el 16 de noviembre de 1609, nos informa de las obras que estaban transformando la angosta ermita en iglesia; y también de como había crecido la comunidad hasta casi dos docenas de monjas.

Según reza en dicha nota, Jerónimo Cantó, provincial de los agustinos desde 1608 a 1611, ante el capítulo formado por veintitrés religiosas, ordenó hacer el coro donde antes estaba el antiguo altar mayor, cambiando totalmente su orientación.

Fragmento Plano de Orihuela. Francisco Coello (1859). Atlas de España y sus posesiones de Ultramar. 

La llegada del convento cambió notablemente el aspecto de la zona. A finales del siglo XVI se reformó la Puerta de San Agustín.

Poco después se acondicionó la alameda situada a espaldas del convento que, siguiendo el trazado de la acequia del Chorro hacia la izquierda, unía San Sebastián con San Gregorio, fundado a principios del XVII.

Dotada de bancos, dicha alameda conocida como la nueva, de San Sebastián o del Chorro, era la principal zona de paseo para los oriolanos.

Se corresponde aproximadamente con la actual calle del Duque de Tamames.; y girando a la derecha, se iniciaba el Camino de Cartagena.

La acequia contaba en su recorrido con varios puentes para dar acceso al llamado Partido de Hurchillo; y dio nombre oficioso a la alameda, a la puerta, e incluso a las religiosas agustinas conocidas popularmente como «las monjas del Chorro». 

En el Archivo Histórico de Orihuela localicé una reparación del puente que la vadeaba junto al convento; un apunte de 1869 en el que un carpintero llamado Leandro Sifuentes sustituyó seis palos del puente de San Agustín a la Alameda.

Imagen de San Roque conservada en el claustro de la Catedral. Y Acequia del Chorro junto a la Glorieta.

Los dulces y la fiesta de San Sebastián.

Pellas de las Agustinas de Orihuela. En saboresdeviena.blogspot.com.

La elaboración de dulces era más que una fuente de ingresos para el convento; las monjas los elaboraban para obsequiar a obispos y a benefactores.

Especiales cosas que se fabrican en este convento: Las Revdas. Madres Religiosas de este Monasterio, después de cumplir con los deberes de sus obligaciones y Horas Canónicas, cuyo oficio divino se celebra en él con mucha pausa, gravedad y decoro, se entretienen en fabricar varios dulces, como son Pellas, Tortadas, Pasteles y Sopadas.

Hasta la corte de Madrid llegaban sus productos; o al menos eso asegura Montesinos.

Pero lo más especial que sale de esta Comunidad, para la Corte de Madrid, Valencia y otras ciudades de España, son las Meladas y Barquillos, todo construido de la carne o maza de los membrillos, cogidos sazonados en los meses de Octubre y Noviembre.

El obrador de las agustinas endulzaba también la celebración de la antaño concurrida romería o porrate de San Sebastián.

Día 20 de Enero, propio de San Sebastián Mártir, Solemne fiesta con primeras y segundas Vísperas; Maytines, Misa Mayor, Sermón; a la tarde Descubierto, Siesta, Música y Villancicos; la tarde anterior se lleva el Santo a la Sta. Iglesia Cathedral; de donde a las ocho y media de la mañana, se lleva procesionalmente con el Muy Ilte. Cabildo Eclesiástico, Parroquias, Cofradía del Santo y Muy Ilte. Ciud.

Y se celebra Porrate General en su Plazuela, en donde se venden todas especies de frutas del tiempo, y muchos dulces; es regular acudir a esta función sobre dos mil personas.

Como podemos comprobar, la romería se ha mantenido durante siglos y en la actualidad se sigue celebrando.

El diario de Orihuela. 21 de enero 1887: Una novedad ha tenido este año la antigua fiesta de San Sebastián; y consiste en que no se ha rifado el borrego como desde tiempo inmemorial se ha venido haciendo.

Sentimos la omisión porque además de quitar carácter a la romería pudiera quedarse en costumbre y somos partidarios de que no desaparezcan los usos de nuestros antepasados siempre que no impidan el desarrollo y desenvolvimiento de nuestros intereses.

El diario de Orihuela. 20 de enero 1889: CRÓNICA. Pasó todo, y apenas si se escucha el eco lejano del balido lanzado al viento por el borrego rifado ayer en San Sebastián. La fiesta de este santo mártir con la de San Antón, han sido los dos sucesos que más han movido a gente en la presente semana…

… hemos notado en el presente año gran animación en ambas romerías donde, a decir verdad, los labradores hacen el negocio de los confiteros y demás vendedores, dando un mentís con su derroche de pesadas a los angustiosos lamentos de los oradores de la Liga Agraria.

La imagen de Santa Rita que se rifó en San Sebastián correspondió al número 1108 y el borrego a D. Antonio Brotóns Guillén de la calle Mayor. 

Fiesta en las Eras de San Sebastián a principios del siglo XX.

Las «díscolas» agustinas de San Sebastián.

Diversas Religiosas Agustinas. MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

La primera vez que escribí sobre las agustinas de Oriola, hace ya bastantes años, di por cierta la versión ofrecida por Juan Bautista Vilar, que hablaba del convento de San Sebastián como un refugio para jóvenes acomodadas.

Una comunidad poco dada al trabajo y a la disciplina con rentas insuficientes que las obligaba a mantenerse con ayuda exterior en contra de su regla.

Las crónicas de Montesinos tampoco las ponía en buen lugar haciendo hincapié en la bondad de los obispos que lidiaban con ellas permanentemente y cargando siempre contra las «díscolas» agustinas.

Hace poco cayó en mis manos un artículo titulado «Las agustinas oriolanas de San Sebastián: duelo con el obispo Gómez de Terán y protección real», un interesante trabajo de Inmaculada Fernández Arillaga que aporta un enfoque muy diferente.

Antes de hablar de dicho trabajo, voy a resumir la versión de los hechos que, por dos veces, cuenta Montesinos.

Primero en el tomo tercero segunda parte, dentro del capítulo de «las vidas, hechos y muertes de los obispos modernos que ha tenido la Catedral de Orihuela».

En la biografía de Juan Elías Gómez de Terán (1738-1758), Montesinos dedica veinticinco páginas al «Pleito con la comunidad de monjas religiosas calzadas del Monasterio de San Sebastián de Orihuela».

El último de los trabajos q. más acrisolaron la virtud y paciencia del Iltmo. Sr. de Teran, fue el ruidoso caso de la extracción (pro Bono Pacis) de las dos monjas Religiosas Agustinas Calzadas del Monasterio de Sn. Sebastián, extramuros de la Ciud. de Orihuela que pasó en la forma q. pasa a describir la pluma.

Armas y retrato de Juan Elías Gómez de Terán. MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 3 II. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Continúa en el tomo sexto que ya he citado anteriormente; en el capítulo titulado «Donde se refiere la Ilte. Fundación del Muy Exemplar convento de Sn. Sebastián Mártir de Religiosas Agustinas calzadas de esta Ciud. de Orihª».

Antes de centrarse en el pleito dejó este avance de un largo apartado que tituló: «Motivos por que este Monasterio dexo de estar sugeto a la Orden; y se sugeto al Ilte. Revdº. Ordinario de Orihª».

El Revmo. Pa. Mro. General de la Orden Fray Fulgencio Travalloni por justas causas (que insinuaré mas arriba) las dexó y renunció el combento en manos de su Santidad el Pontífice Alexandro VIII.

En él cuenta como las religiosas de San Sebastián de Orihuela, que habían permanecido sujetas «a la orden y obediencia» de San Agustín hasta finales del siglo XVII, pasaron a depender del obispo de turno.

Por justa y santa que sea una fundación, siempre tiene sus quiebras, disensiones, y a veces escándalos, como sucedió en este monasterio desde que se abrieron sus primeras sanjas para exercicio de tantas buenas Religiosas como en él florecieron.

En 1690 Fulgencio Travalloni, general de los agustinos, las «dexo y renunció el combento» en manos del Papa Alejandro VIII para que este lo traspasase al Obispado, «a la jurisdicción del ordinario».

El cronista transcribe una carta fechada en abril de ese mismo año en la que Fray Fulgencio solicitó al Papa Alexandro VIII la transferencia de la jurisdicción del convento al Obispado de Orihuela.

En dicha carta, utilizada como antecedente de lo que sucedería después, se acusaba a las monjas de desórdenes y escándalos a los que los agustinos no habían conseguido poner remedio.

Situado en el campo, fuera de los muros de la Ciudad, y sujeto a diversos desórdenes y escándalos, como se han seguido muchas veces, por el concurso de jóvenes Estudiantes y de gente ociosa como conta en los procesos.

Considerando no tener fuerza para obviarlo, especialmente por el sitio; no habiendo sido suficientes los remedios que muchas veces han usado los superiores del dicho Orden, de los cuales se han seguido controversias y pleitos…

Con estos argumentos, el «General de todo el Orden de Heremitas de San Agustín» solicitó al pontífice que acogiese bajo su potestad el monasterio de San Sebastián de Orihuela, con treinta religiosas, al que libre y espontáneamente renunciaba.

Y este lo traspasó al Obispado. El prelado oriolano Antonio Sánchez del Castellar, tomó posesión del convento el 14 de septiembre de 1690.

En vista de esta súplica, admitió el Papa Alexandro VIII la renuncia del General, y mandó por su Breve de 6 de Mayo de 1690 sugetar las Monjas inmediatamente al Ordinario Dn. Antonio Sánchez del Castellar, entoves Obispo de Oriha.  

De las treinta, cinco religiosas se negaron a abandonar la obediencia de San Agustín y el obispo las trasladó a dos conventos valencianos de la orden. El resto conservó tan solo la regla y el hábito de las agustinas.

Montesinos se esfuerza en convencernos de que, ni Sánchez de Castellar (1679-1700), ni sus cuatro sucesores: José de la Torre Orumbela (1701-1712), José Espejo Cisneros (1714-1717), Salvador Rodríguez de Castelblanco (1717-1727) y José Flores Osorio (1727-1738) pudieron someter a las agustinas de Orihuela.

Siempre que los que mediaron (aquí cita a los cuatro obispos) quisieron proveer en lo q. se necesitaba de remedio, se siguieron y suscitaron los mismos ruidos, q. obligaron repetidísimas veces a impartir los Sres. Obispos el Real Auxilio, con destierros; el Rey de Caballeros y seglares; y el Obispo de Eclesiásticos.

Cuenta que dichos prelados trataron de trasladar a las más problemáticas; que probaron a entregar los cargos de responsabilidad a otras religiosas llegadas de Valencia; pero afirma que a los pocos días, éstas pidieron el regreso temiendo por su vida.

Y en dichos casos no hallaron otros medios q. el de sacar (a instancias de las Buenas) de la Clausura de este Combento a otros, las Monjas inquietas…  

… de Valencia se trajeron quatro Religiosas para Priora, Superiora, Maestra de Novicias y demás principales empleos por reducir este Monasterio a la Regular Observancia, y a pocos días de estar en él, clamaron porque las restituyeran a Valencia, como así se hizo, diciendo estas no habían juzgado salir vivas.  

Juan Elías Gómez de Terán. Obispo de Orihuela.

Y así llegamos a Gómez de Terán (1738-1758) en un apartado titulado «Motivos mas ruidosos en este combento, por los q. el Iltmº. Sr. Dn. Juan Elias Gomez de Teran, Obispo de esta Ciud. se vio precisado a sacar de él dos Religiosas por conservar la Paz».

Voy a tratar de resumir lo sucedido utilizando los textos de Montesinos y el informe que presentó el obispo, impreso en el Colegio Seminario de la Purissima Concepcion por Joseph Vicente Alagarda y Eísarch en 1753, titulado:

«Informacion de todos los testigos presenciales y los unicos que concurrieron, y vieron en el acto de la amocion de las dos Monjas, llamadas Sor Rosa, y Sor Josepha Guerra, del Convento de S. Sebastian de Orihuela, de Agustinas calzadas, interiname[n]te, á el de Santa Clara de la Villa de Elche: Y los mas domesticos sirvientes … Contra las muchas falsedades, que se han esparcido en desdoro del santo zelo pastoral, y del recto modo de proceder del … Obispo de esta Diocesis, su Prelado, y Ministros de su Curia».

El desencadenante del caso fue la decisión de Juan Elías Gómez de Terán de inmiscuirse en el funcionamiento del convento imponiendo a las agustinas una priora que no cumplía las normas de su regla al no haber cumplido los treinta años.

Con dispensa papal el obispo eligió a María Thomasa Martínez, por entonces maestra de novicias, para comenzar su mandato en enero de 1752.

En virtud de carta Orden del Beatísimo Padre Benedicto XIV, comunicada por su Secretario de Estado el Eminentmº. Sr. Cardenal Valenti, de 25 de Noviembre de 1751, el Iltmº. Sr. Dn. Juan Elias Gomez de Teran, eligio en Priora de este combento a la Revdª. Mdre. Dñª. Maria Thomasa Martinez, Maestra de Novicias, en 2 de Enero, de 1752 dispensando Su Santidad, no ser anciana de 30 años cumplidos.

Diversas Religiosas Agustinas. MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Pero las monjas se negaron a acatar dicha elección que iba contra su regla. Expresaron su aflicción y pidieron al obispo que les liberara del mandato.

Oydo por la Comunidad, respondieron las Monjas, no querían obedecer al Papa, al Sr. Obispo, ni al Provisor, por ser contra sus leyes y practica de no hacer alguna hasta los 30 años de su Edad.

Reafirmándose en su decisión, Juan Elías envió al provisor para que «fuera a poner en posesión a la electa». Pero estas lo desairaron entregándole un papel con protestas; a lo que el prelado respondió con otra carta.

Repitio S. S. Iltma. otra Carta a la Comunidad en el día 13 para q. no escandalizasen mas el mundo con su inobediencia; q. el medio era Obedecer con reserva de sus derechos y suplicar a su Santidad…

Días después admitieron la elección a regañadientes; obligando al provisor a aceptar sus protestas por escrito y pidiendo el certificado de Roma.

Y las Monjas la dieron su obediencia expresando algunas quando la abrazaban (a la electa) que lo hacían debaxo de protestas...

Una semana después, sin contar con la flamante priora, eligieron internamente a Josefa Llor y dieron poderes en Roma y Madrid para ir contra la elección. Solo reconocían a Tomasa de cara al exterior.

Montesinos menciona a una religiosa anónima que escribió al obispo pidiéndole una visita para poner remedio. Cuando se pasó por el convento, Rosa Guerra se erigió en portavoz de las agustinas, enfrentándose a Gómez de Terán.

La cuerda se fue tensando y en abril, dentro de la «Visita Eclesiástica» del convento, convocadas las religiosas por el prelado a una «Plática Espiritual», solo acudieron tres alegando el resto encontrarse enfermas.

No voy extenderme mucho más. Ni las religiosas ni el obispo dieron su brazo a torcer y las agustinas se mantuvieron en abierta rebeldía durante meses.

En julio, la anónima infiltrada (real o inventada) volvió a las andadas.

En 9 de julio del mismo año 1752 escribio una Religiosa al Provisor avisandole del nuevo escandalo q. habia en el Combento; y q. faltaba el Sufrimiento, q. viera el medio q. de habia de tomar antes q. perdieran sus almas y cuerpos.

Desde Roma pidieron explicaciones al obispo.

Monseñor Nuncio pidió informe a S. S. Iltma. con motivo del memorial presentado por las Monjas a su Santidad agraviandose de la Elección, suponiendo en el haber negado la Obediencia a la Electa, y que por las amenazas de S. S. Iltma. fueron violentadas y denunciaron el recurso a su Nuncio.

Las agustinas no querían, mientras durase el litigio, seguir sujetas al obispo de Orihuela. Preferían la jusrisdicción de Roma, del Arzobispado de Valencia, del Obispo de Cartagena o del Provincial de su orden.

Juan Elías Gómez de Terán. Obispo de Orihuela.

En diciembre, utilizando la regla de la orden para las religiosas que «se confederan y agavillan», el obispo privó de voz activa y pasiva a tres religiosas: a Josefa Llor y a las hermanas Rosa y Josefa Guerra; conminándolas a todas y a cada una en particular, con censuras.

Roma pedía al obispo que rebajase la tensión y tratase a las monjas con «amor y blandura» si quería tranquizarlas.

Por ese tiempo recibio el Sr. Obispo Carta del Eminetmo. Sr. Cardenal Valenti con fecha 9 de Noviembre de 1752 manifestandole de parte de su Santidad q. tratase a las Religiosas con amor y blandura para aquietarlas y reducirlas a la Obediencia…

Pero en febrero de 1753 les dio un ultimatum.

Pero viendo S. S. Iltma. el desprecio de tan suaves medios y que las Monjas continuaban en su contumacia con el exceso de no quererse confesar, publicando que S. S. Iltma. tenia Orden de Su Santidad para admitir la Renuncia de la Priora, tomando de esto motivo para vivir mas inobedientes, escribio en 1 de Febrero de 1753 una Carta Pastoral desengañándolas de no ser así, exhortandolas a la Paz y a la Obediencia, de todo lo qual protervas abusaron…

Desoyendo los consejos que llegaban de Roma, el prelado optó por capturar y neutralizar a las hermanas Guerra. Y lo hizo por las bravas, descerrajando puertas, violentando el monasterio y la clausura.

…Para sosegar discordias, mandó la extracción de las dos Religiosas Sr. Dñª. Rosa y Sr. Dñª. Josefa Guerra al Combento de Sta. Clara de la Villa de Elche, cuya extracción se hizo en 8 de Marzo…

«Informacion de todos los testigos presenciales y los unicos que concurrieron, y vieron en el acto de la amocion de las dos Monjas…». Imprenta del Seminario de la Purissima Concepcion, Joseph Vicente Alagarda, 1753. 

En la versión de Montesinos, calcada del informe que el obispo mandó imprimir, todo empezó el 8 de marzo a las siete de la mañana.

Cumpliendo instrucciones secretas de Su Ilustrísima, comisario, síndico, capellán y dos notarios se presentaron en el torno de la puerta regular del convento. Y habiendo dicho a la tornera que avisase a la superiora, estuvieron hora y media solicitando entrar con buenos medios sin resultado.

Posteriormente la comitiva pasó a la iglesia y, tras apercibirlas con buenas palabras y amenazarlas con entrar por la fuerza, las monjas respondieron con expresiones indecorosas.

Para cumplir las órdenes del obispo trajeron a un cerrajero que reventó la puerta pequeña del Presbiterio. Al poco tiempo bajó la superiora con las hermanas Guerra y las demás quedaron «de montón en la escalera, oyendo y acechando».

Cuando trataron de sacar a las Guerra, salieron ocho o diez religiosas de las «ayradas» y olvidando su condición, se despacharon con golpes e injurias de palabra y obra, oyéndose muchas «malas voces de las monjas». 

Aquellos hombres sufrieron con paciencia los insultos, los golpes, araños y tirones de cabello hasta que se entregaron las hermanas Guerra; y una vez metidas en la testera del coche de cámara del obispo, salieron por fuera de la ciudad; es decir, por la alameda hasta el convento de San Gregorio.

En San Antón descansaron y bebieron agua. Y según afirma el cronista, continuaron viaje muy contentas y dieron gracias por verse fuera de «aquel infierno de convento».

Al llegar a Elche quedaron depositadas en el convento de Santa Clara, donde las recibieron y trataron con mucho honor y explendor.

Montesinos cuenta también la versión de las agustinas; pero acusándolas de desfigurar la verdad de lo ocurrido con expresiones muy indecorosas contra su Prelado.

Las monjas declararon que, previamente, el obispo había mandado cercar el convento con gente armada negando la entrada de alimentos y médicos a las religiosas.

Que el comisario llegó a las nueve de la mañana con una turba de ministros y auxiliares que se metieron en el convento tirando al suelo a unas, maltratando a golpes, bofetadas y heridas a otras. A una le quebraron el brazo; a cuatro ancianas se les administró el Santo Viático.

A las hermanas Guerra las arrastraron violentamente para meterlas en el coche del obispo, llevándolas con ignominia sin permitirles comunicación.

Fueron puestas, no en la testera, sino en el vidrio (la testera es el asiento en que se va de frente; en el vidrio, de espaldas) y las portillas de dicho coche se cerraron con clavos.

Por la ciudad circularon muchos rumores y el gobernador pidió al obispo un informe sobre lo sucedido. Como he dicho, dicho informe fue confeccionado por la imprenta del seminario.

En él testificaron contra la versión de las monjas el maestro cerrajero, el capellán del convento, el procurador, un maestro zapatero testigo de los hechos, el mandadero del convento, el sacristán y dos médicos.

«Informacion de todos los testigos presenciales y los unicos que concurrieron, y vieron en el acto de la amocion de las dos Monjas…». Imprenta del Seminario de la Purissima Concepcion, Joseph Vicente Alagarda, 1753. 

A pesar de todo el prelado no pudo con las agustinas. Las religiosas, a través de las salesas de Madrid, pidieron protección a la reina (con engaños y fingidas lágrimas a decir del cronista) y Fernando VI impuso a Gómez de Terán una especie de orden de alejamiento en forma de destierro a cuatro leguas de Orihuela.

Las Monjas viéndose perdidas acudieron con un memorial por medio de las Revdas. Religiosas del Real Monasterio de Sn. Francisco de Sales de Madrid, q. pudieron ganar con engaños y fingidas lagrimas, a la Reyna Nra. Sra. Dña. María Bárbara de Portugal, Esposa del Sr. Fernando VI de Borbón, la q. tomo tan apechos las injurias (a su parecer hechas) a las Religiosas, q. irrito el pacifico natural animo del Rey, su esposo, quien mando al consejo tomase las mas serias providencias sobre lo sucedido.

La superiora fue relevada, las hermanas Guerra volvieron al convento, las agustinas quedaron sujetas al Arzobispado de Valencia y no volvieron al Obispado de Orihuela hasta 1760, ya fallecido Gómez de Terán.

Por ordenes prontas fue depuesta la Priora, eligida otra en su lugar, el Iltmo. Sr. Obispo desterrado de su Ciud. quatro leguas.

En el trabajo que he mencionado anteriormente, titulado «Las agustinas oriolanas de San Sebastián: duelo con el obispo Gómez de Terán y protección real», Inmaculada Fernández Arillaga ha estudiado un largo expediente conservado en el Archivo Histórico Nacional; una investigación que ocupó más de cincuenta hojas manuscritas sobre el pleito.

También ha consultado las saneadas cuentas de las agustinas oriolanas y, comparadas con otros conventos locales como el de las clarisas, no ha encontrado grandes diferencias en su administración.

Con todos los documentos recopilados la autora aporta un interesante punto de vista que considera a nuestras protagonistas mujeres insumisas tratando de defender sus intereses ante los deudores y su independencia ante el abuso de autoridad de los prelados.

Relaciona los presuntos desordenes y escándalos por los que el superior de los agustinos se las había quitado de en medio en 1690, con varios pleitos suscitados por impago de rentas.

Y en las acusaciones del autoritario Gómez de Terán, obcecado en imponerles a Tomasa, ve un interesado e injusto propósito de mostrar a las agustinas como relajadas en su moralidad y privacidad, recogiendo acusaciones del obispo tan ofensivas que ni siquiera Montesinos se atrevió a reproducir.

Para resaltar algunos párrafos literales del artículo de Inmaculada me ha parecido oportuno el color violeta teniendo en cuenta que, casualmente, los sucesos que motivaron el pleito ocurrieron un 8 de marzo.

Otra de las argumentaciones del obispo, para demostrar la continuada desobediencia de estas religiosas, era que en 1747 habían entrado tres novicias al convento a cargo de una maestra muy mayor y tan delicada de salud que no cuidaba de las jóvenes con el debido celo.

Por lo que «todas las noches, sugeridas [las novicias] del diablo, corrían desnudas por el convento cuando se hallaba recogida la comunidad y con mucha libertad echaban papeles de media noche abajo a los que las galanteaban, recibiendo de los mismos otros por medio de una cuerda u ovillo de hilo, de lo cual había resultado que al explorarlas la voluntad todas dijeron querían casarse y con efecto dejaron el santo hábito.

El cronista oriolano, empeñado en cargar contra las monjas, tampoco mencionó que la ciudad apoyó a las monjas; y que, hasta la propia Tomasa impuesta por el obispo, estaba en contra de la decisión; por lo que este llegó a amenazarla.

Si no tomaba las llaves del empleo la sacaría de la cama y haría que entre dos la llevasen arrastrando a la silla y que, si alguna religiosa resistiese a su mandato, la encarcelaría en grillo.

Inmaculada Fernández termina su estupendo trabajo con la siguiente conclusión que transcribo literalmente para cerrar este capítulo a la vez que recomiendo la lectura del artículo completo.

Una importantísima victoria para las agustinas quienes no solo evidenciaron la actitud despótica del obispo, sino que, defendiendo su regla y costumbres supieron ganarse a pulso su cuestionada y siempre frágil independencia.

Lo sorprendente es que, diversos estudios históricos de este pleito muestran a estas agustinas como religiosas de cuestionable moralidad, como si el hecho de haber sabido defender sus intereses las alejara de ese papel sumiso y obediente que exigía el arbitrario obispo tendiendo a creer la versión del prelado contra la que ellas exponen y el Consejo defiende.

El resultado es una imagen deteriorada en la que el primer plano lo ocupan las «conflictivas» monjas mientras se velan las repetidas arbitrariedades y las abusivas exigencias de Gómez de Terán, sin enfocarse tampoco las llamadas de atención del propio monarca a este prelado, ni la orden de alejamiento que se le impuso.

Una especie de foto trucada que ayuda poco a comprender la realidad de la religiosidad femenina manifestada en la Orihuela de la Modernidad.

Arrabal de San Agustín. Al fondo, San Sebastián.

Siglo XVIII. Nuevo convento e iglesia.

Iglesia Monasterio de San Sebastián. Colección Javier Sánchez Portas

Antes del ruidoso proceso anteriormente narrado, el obispo Juan Elías Gómez de Terán reconstruyó la iglesia de San Sebastián.

La Iglesia primitiva era muy pequeña, y de tapias con fea disposición, la que duró hasta los años de 1737 que por amenazar ruina se huvo que demoler y hechar a tierra; y entre tanto que se construía la nueva, se formó un mediano Oratorio que sirvió hasta el 1743, que se vio concluida la presente arcada, curiosa y mediana Iglesia que hoy admiramos.

El 30 de abril de 1743 el prelado bendijo la nueva Iglesia acompañado de Ayuntamiento, Cabildo Catedralicio, Parroquias y Comunidades Religiosas.

Fuegos artificiales y las campanas de toda la Ciudad acompañaron a la procesión que transitó por las Calles de San Agustín, Rodeo, Mancebería, bajada del Puente Viejo, Plaza Nueva, San Isidro y Eras de San Sebastián.

En una carta dada en Caudete, en julio de 1749, exponiendo las obras que había hecho en beneficio de Orihuela, afirmó que la iglesia de San Sebastián no merecía el nombre de iglesia; y que con 100 pesos que la ciudad le dio y 20 el Cabildo la había dejado digna.

Retrato y escudo de Juan Elías Gómez de Terán. Colección José Manuel Dayas.

Nuestro cronista emplea una docena de folios en la descripción del templo, capillas, alhajas y enterramientos. Voy a transcribir tan solo dos párrafos.

Esta moderna Iglesia de Sn. Sebastián está situada al principio de la Alhameda llamada del Chorro, mirando acia Poniente; aunq. no es muy grande es mas que mediana, bastante capaz, alta, ancha, muy ¿?, con buenas pinturas, Tribunas de hierro y curiosos miradores.

La Capilla Mayor es algo onda, muy sumptuosa, y de superior hermosura; su Retablo se compone de unos liensos pintados por el Célebre Rev. Pe. Fray Antonio Villanueva, Francisco Observante, natural de esta Ciud. de Oriha., trabajados en el año de 1751. En ellos se ven sabiamente dibujadas preciosas Historias de la Religión Agustiniana…

El siguiente prelado, Pedro Albornoz y Tapia (1761-1767), manifestó gran predilección por las agustinas de Orihuela dotando la fundación con nuevas rentas que permitieron el derribo y la reconstrucción del convento.

Montesinos, nacido en 1745 y fallecido en 1828, fue coetáneo de la obra. Y describe así el nuevo edificio:

Está a los quatro ayres y goza del precioso medio día, es grande hermoso y muy aseado; con buenas comodidades, Oficinas, comedor, Refectorio, Cocina De profundis, Claustro, Dormitorios, Celdas, Miradores, Despensas que regularmente están bien proveídas…

Su Portería es decente; su buen torno, Aposento de Visitas, Rexas y Locutorios. La Abitación del Capellán y Sacristan están separadas, junto a la iglesia…  

Tiene su grande Huerto y Jardín a medio día, con varios Árboles frutales, verzas y todo género de flores. La Obra moderna, que está al medio día, junto a la Acequia llamada del Chorro, que riega con abundancia dicho Jardín, se hizo en el año de 1768, con seis mil quinientas Libras de moneda que dexó a este Monasterio el Iltmo. Sr. Dn. Pedro Albornoz y Tapies, Obispo de esta Ciud.  

A finales del siglo XVIII vivían en el edificio una veintena de monjas. En el «Actual estado que tiene la Ciudad de Orihuela en el 31 de Diciembre de 1799», apartado «Convento de San Sebastián Mártir, extramuros, de Religiosas Agustinas Calzadas», nuestro cronista nos las presenta incluidas en el siguiente listado.

Priora, Antonia Rita Pastor; Sub Priora, Margarita Pérez; Margarita Maestre, Maestra de novicias; Nicolasa Martínez, Sacristana Mayor; María Theresa Quadrado, Procuradora; Águeda Pastor, Depositaria; Sebastiana Quesada, Sacristana Menor; María Riquelme.

Vicenta Ibáñez; Josefa Ruiz Melgarejo; Joaquina Monfort; Margarita Ximenez, Vicenta Ximenez, María Brotuli; Rosa Valdivieso; Manuela Puchol y Olmo, Organista.

Religiosas Legas: Antonia Moñino, Lucía Ortiz, María Mas, Marcela Sánchez.

Capellán Director y Confesor, Francisco Martínez; Sacristán, Josef Sol; Mandadero, Silvestre Sol; y Síndico Apostólico, Francisco Serrato.

Siglos XIX-XX.

Iglesia Monasterio de San Sebastián. La Portada muestra en relieve el martirio del titular.

En 1835, con exclaustración de los carmelitas y la desamortización de todas sus propiedades, los muebles, imágenes, ornamentos y elementos sagrados del convento del Carmen fueron desalojados y distribuidos.

La sillería del coro de los carmelitas, atribuida a Juan Bautista Borja al igual que la de la catedral, fue adaptada al convento de las agustinas, donde en la actualidad permanece. 

El Coro, aunque no es grande, es primoroso; con tres ventanas que caen a la Plazuela; tiene su hermosa Sillería de nogal, que se hizo por los años de 1738, con 30 asientos altos y bajos, con muchos buriles, y Santos de la Orden, todo de superior mérito; y con San Elías, San Eliseo, San Dionisio, San Alberto Patriarca…

Si Montesinos no nos engaña, originalmente estaba formada por treinta asientos, de los que sólo se conservan veintitrés. Están tallados en nogal con escenas y personajes vinculados a la orden.

El citado cronista describe en 1792 una veintena de santos y santas carmelitas comenzando por San Elías.

San Elías. Detalle del antiguo coro del convento de San Pablo. Actualmente en el de las agustinas de San Sebastián. Obra de Juan Bautista Borja siglo XVIII. Fotografía Agulló.

El monasterio y su iglesia han sufrido varias intervenciones. Tenemos constancia de una a finales del XIX, concretamante en 1988 bajo la dirección del arquitecto provincial José Ramón Más Font.

El diario de Orihuela 4 de julio 1887: Por el M. I. Sr. Gobernador Eclesiástico de la Diócesis se ha remitido a la Alcaldía una instancia de la Rvda. Madre Superiora del Monasterio de San Sebastián para que con arreglo a las disposiciones vigentes sobre reparación de templos se emita el correspondiente informe acerca del estado del indicado monasterio.

El diario de Orihuela 7 de julio 1887: Por el Ayuntamiento se ha emitido informe aprobando el expediente de reparación del monasterio de San Sebastián.

El diario de Orihuela 24 de marzo 1888: Se ha remitido al señor gobernador civil de la provincia el proyecto de reparación del monasterio de San Sebastián ya terminado por el arquitecto provincial D. Ramon Más.

El diario de Orihuela 30 de julio 1888: Por el ministro de Gracia y Justicia se han concedido 10.000 pesetas para reparaciones en el monasterio de San Sebastián…

En 1969 se procedió a otra profunda restauración del convento bajo la dirección del arquitecto Antonio Orts Orts, obras que se alargaron casi una década, de las que se conservan algunas fotografías. 

Iglesia Monasterio de San Sebastián. Colección Javier Sánchez Portas.
Iglesia Monasterio de San Sebastián. Colección Javier Sánchez Portas.
Iglesia Monasterio de San Sebastián. Colección Javier Sánchez Portas.

En los ochenta se hicieron reformas para intentar controlar las grietas que aparecían en la iglesia y se modificó el aspecto de la fachada conventual. Pero las grietas volvieron a abrirse.

Iglesia Monasterio de San Sebastián. Archivo Mariano Pedrera.
Iglesia Monasterio de San Sebastián. Archivo Histórico de Orihuela. Legado Jerónimo García Servet.

La última restauración integral de la iglesia se efectuó en 2008. Dicha obra y sus autores, Miguel Louis Cereceda y Yolanda Spairani, fueron premiados por la fundación de la Comunidad Valenciana «Patronato histórico artístico de la ciudad de Orihuela».

El monasterio y la iglesia de San Sebastián están declarados Bien de Relevancia Local por la ley de Patrimonio Cultural Valenciano.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Galería fotográfica. Siglo XXI.

Iglesia Monasterio de San Sebastián. © José Antonio Ruiz Peñalver.

Plaza de San Sebastián. © Víctor Sarabia Grau.
Iglesia Monasterio de San Sebastián. © José Antonio Ruiz Peñalver.
Iglesia Monasterio de San Sebastián. © José Antonio Ruiz Peñalver
Iglesia Monasterio de San Sebastián. © José M. Pérez Basanta.
Iglesia Monasterio de San Sebastián. © José M. Pérez Basanta
Iglesia Monasterio de San Sebastián. © José M. Pérez Basanta

Cubero y el Seminario de Orihuela en 1867.

Pedro María Cubero López de Padilla.

El obispo Cubero y el día de la Inmaculada de 1867 en el Seminario de Orihuela.

Seminario Conciliar de la Purísima Concepción y el Príncipe San Miguel.

Antecedentes:

La población del llano de San Miguel como origen de Orihuela es uno de los misterios más apasionantes de nuestra historia.

Más allá de algunos hallazgos prehistóricos, debajo del seminario permanecen por localizar las evidencias que demuestren que allí estuvo la primitiva ciudad tardorromana o goda (Aurariola), repoblada por los musulmanes (Uryula) y luego por los pobladores cristianos (Oriola).

De su iglesia o ermita del Príncipe y Arcángel San Miguel, apenas se sabe.  Más allá de que tenía anexo el beaterio más antiguo de los dos que tuvo Orihuela.

La ermita de San Miguel en el grabado del Cartulario.

Dicho establecimiento fue ampliado a comienzos del siglo XVII y acabó absorbiendo al otro, desplazadas sus «bones dones» por la llegada de las monjas de Santa Lucía.

Del citado beaterio cuenta Bellot que el Consell concedió licencia a varias mujeres devotas para construir celdas y hacer vida retirada bajo la regla de San Francisco en 1445.

Y que dos años después se instituyó el cargo de superiora en la persona de Giomar Masquefa, fallecida en 1463, quien dejó su cargo a su hija Leonor, la mujer de Pedro Fajardo.

Montesinos, siempre menos creíble, data la fundación del beaterio en 1503 y también atribuye el cargo de superiora a Luisa Fajardo, una pariente del marqués de los Vélez, personaje decisivo en nuestra historia por encabezar el saqueo sufrido por Oriola en 1521, durante la Guerra de Germanías.

Baltasar Gómez Berna

Un trabajo más reciente de mi admirado José Ojeda Nieto, nos ofrece valiosa información.  Se titula «La ermita de San Miguel antes de ser Seminario».

Os lo voy a resumir:

Los datos salen de un pleito de finales del siglo XVI entre la familia de los Fajardoque decían ser fundadores de dicha iglesia y contar con una sepultura dentro de ella y la cofradía de San Miguel que negaban tal fundación y afirmaban que la ermita era iglesia sufragánea de San Salvador .

Para empezar, uno de los cofrades, ya anciano, afirmaba que:

Oriola fue ganada a los moros y conquistada por los cristianos que edificaron y fundaron la ciudad en el Plano de San Miguel.

En dicho plano había un lugar y población de casas y los cristianos que poblaron reedificaron la ciudad en lo alto. También fundaron y edificaron la iglesia de San Miguel.

En los testimonios de unos y otros salen a relucir muchos detalles de la Ermita. Así nos enteramos de que a fines del siglo XV había un retablo con tres figuras: San Miguel, San Francisco y Santa Clara.

Que las beatas o «bones dones» vivían en ocho celdas, con dos patios.

Que contaban con una cisterna y un aljibe de aguas pluviales; con una gran cocina y con un huerto.

Que en 1595 la Cofradía de San Miguel decidió alargar la ermita, llevando hacia atrás la capilla mayor, y en las obras se destruyó el sepulcro ya mencionado.

Los testigos afirman que lo que contenía, eran los cuerpos de cuatro beatas veladas y con el hábito de San Francisco.

El dichoso pleito nos da otro dato importante: en 1619 los capuchinos solicitaron y les fue concedido instalarse en San Miguel para fundar su monasterio.

Pero dicho permiso fue revocado al no considerarla ermita, como las de Santa Ana, San Sebastián o el Socorro, utilizadas para fundar conventos.

San Miguel se consideraba iglesia sufragánea dependiente de la jurisdicción o autoridad del Salvador.

¿Os imagináis el convento de los capuchinos en lugar del Seminario? pues estuvo cerca.

Montaje con una imagen del siglo XVIII. Ajomalba.

A comienzos del siglo XVIII, tras la Guerra de Sucesión, la ermita estaba en pésimo estado.

En 1738, Juan Elías Gómez de Terán alcanzó la mitra oriolana. Y al poco de llegar a Orihuela, encomendó a los sacerdotes píos operarios congregación de origen italiano, la tarea de poner en marcha un seminario.

Retrato y escudo del fundador. Colección José Manuel Dayas.

Dos años después fundó el Seminario de San Miguel,  para formar y reciclar sacerdotes. Y en 1742 le agregó el de la Purísima Concepción para niños educandos.

Unificados en 1744 por Bula de Benedicto XIV y la provisión real de Felipe V, la doble institución recibió el nombre de Seminario Conciliar de la Purísima Concepción y el Príncipe San Miguel.

Seminario Conciliar de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas. Fragmento.

A la muerte del prelado, aún con la sede vacante, el Cabildo Catedralicio intentó hacerse con el control del Seminario. Sus «sonadas» disputas con el vicerrector, pasaron de los insultos a las amenazas y de las amenazas a los tiros.

La expulsión de los Jesuitas en 1767 produjo un trasvase de alumnos a sus aulas. Ese mismo año alcanzó la mitra José Tormo, quien lo amplió con un nuevo edificio a Levante y lo dotó además de una gran Biblioteca.

Josef Tormo y Juliá.

Gómez de Terán y Tormo pasaron a la historia como los obispos constructores del seminario durante el siglo XVIII. En la siguiente centuria otro prelado destacó también por sus aportaciones al edificio.

Pedro María Cubero López de Padilla.

Pedro María Eustaquio Cubero López de Padilla nació en Doña Mencía, provincia de Córdoba, en 1810. A los catorce años entró en el seminario y con veintitrés fue ordenado presbítero.

Retrato de autor desconocido. Ayuntamiento de Doña Mencía. Colección Julia Ferrer Vilar.

La experiencia en el funcionamiento de estos establecimientos era indudable. Su carrera comenzó como profesor de Filosofía y Teología en el Seminario de San Pelagio de Córdoba.

Tras pasar por la vicerrectoría fue nombrado rector; y no abandonó dicho cargo hasta llegar a obispo, dos décadas después.

La Paz de Murcia. 14 de julio de 1858: Ha sido presentado para la mitra de Orihuela, el señor don Pedro Cubero, deán de la santa iglesia y rector del seminario de Córdoba.

En mayo de 1858, Isabel II lo propuso al Papa para el obispado de Orihuela; propuesta que Pío IX aceptó en septiembre.

El 27 de febrero de 1859 fue consagrado en la  Catedral de Córdoba, y el 3 de abril de entró en Orihuela.

A finales de mayo lo hizo en Alicante; donde pasó dos semanas. En ese verano se desató una epidemia.

La Correspondencia Autógrafa. 26 de agosto de 1859: El Ilmo. Sr. D. Pedro María Cubero López de Padilla, obispo de Orihuela, ha dirigido a sus diocesanos una elocuente y religiosa pastoral con el triste motivo de la calamidad del cólera morbo.

Según este, de la misma ciudad dicen el 23 que va desapareciendo; en las últimas veinte y cuatro horas solo habían muerto tres de los anteriores invadidos. El número de atacados no pasa de 12 y es más benigna la dolencia.

Diario de Córdoba. 26 de octubre de 1859: Merecida Recompensa.  El Excmo. e Ilmo. Sr. D. Pedro María Cubero, Obispo de Orihuela, ha sido agraciado con la gran Cruz de Isabel la Católica.

Con ella ha premiado S. M. no solo sus anteriores servicios, sino los muy especiales prestados por este Prelado durante la última invasión del cólera morbo Asiático, época en que se ha distinguido notablemente por sus paternales cuidados y por los sacrificios de todas clases que ha hecho en beneficio de sus pueblos.

Ya en otras ocasiones hemos dicho que el Ilmo. Sr. Cubero estaba llamado a ocupar un lugar eminente en el Episcopado Español, y vemos con gusto que los acontecimientos justifican nuestros pronósticos.

Superado el cólera morbo e instalado en su nuevo obispado, pronto demostró que venía dispuesto a prestar especial atención al seminario; por ejemplo recuperando y dando lustre a la ceremonia de jurar la beca.

La Correspondencia de España. 25 de febrero de 1861: El acto de jurar la Beca que hacía algunos años no se verificaba en el seminario de Orihuela, se ha verificado este año con mucha solemnidad.

Consiste este acto en hacer una sencilla profesión de fe, prometiendo a la vez obedecer al prelado y a sus sucesores, guardar la regla y estatutos del seminario y mirar en todo tiempo por su esplendor, mejoras y adelantamientos, recibiendo inmediatamente la investidura de la Beca.

A las nueve de la mañana los seminaristas destinados a jurar la Beca, en número de 160, ocupaban sus respectivos lugares en la iglesia del Seminario, vestidos de manto azul celeste y con la Beca blanca doblada sobre el brazo izquierdo.

En frente del altar mayor y en el mismo presbiterio, había una mesa cubierta de damasco con un crucifijo alumbrado por dos velas, y sobre la mesa el libro de los evangelios.

El señor obispo así que llegó a la iglesia oró por un breve rato, y colocado en pie junto a la mesa mencionada, imploró por medio de algunas oraciones los auxilios divinos y bendijo las Becas.

Habiendo tomado asiento, el señor rector, vicerrector y demás catedráticos se colocaron en pie a derecha e izquierda y comenzaron a llegar los seminaristas de seis en seis.

El señor rector, con la fórmula de la jura de Beca en la mano, y visiblemente enternecido, les preguntaba si se conformaban con la creencia de nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica Romana; si prometían obediencia al Excmo. e Ilmo. señor obispo y a sus sucesores, y si hacían propósito firme de guardar los estatutos y procurar el bien, mejora y lustre del seminario.

Los seminaristas, en número de seis, como se ha dicho, hincados de rodillas con la mano derecha puesta sobre el libro de los evangelios, respondían afirmativamente a estas tres preguntas.

Acto continuo los señores catedráticos les vestían la Beca, y recibida la bendición del prelado se volvían a sus puestos.

En seguida tomó la palabra el señor obispo y manifestó que en todo tiempo y en todos los pueblos había tenido lugar esa clase de juramentos que unían a los hombres con tan sagrado vínculo en asociaciones, corporaciones y comunidades particulares, diferentes unas de otras por sus trajes, usos y costumbres, lo mismo entre los cínicos que entre los adoradores del verdadero Dios.

Remontándose en la historia de la religión  hizo notar los votos y profesiones del pueblo hebreo, en seguida los juramentos de los primeros fieles, de los anacoretas, y por fin, los de todas las instituciones cristianas.

El venerable prelado concluyó recordando a los seminaristas los pensamientos que debía excitar en sus almas los colores de su hermoso traje: el azul del manto el del cielo a que deben dirigir todas sus aspiraciones.

El blanco de la Beca, la pureza de costumbres, que imitando a su excelsa patrona ha de caracterizar su conducta y el escudo del sagrado corazón de Jesús, que llevan sobre el lado izquierdo del pecho, la carrera de amor, abnegación y sufrimientos que tienen que hacer si quieren ser buenos ministros de aquel que dijo:

«El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome una cruz y me siga».

Y decidió engrandecer el edificio con un lujoso Salón de Actos o de Grados en el ala Este; con nuevas aulas y con un huerto jardín.

Las obras comenzaron en 1863, un año después de la visita que la reina hizo a Orihuela (parece ser que en dicha visita entregó a Cubero un generoso donativo para el Seminario).

Litografía de Isabel II. Colección Javier Sánchez Portas. Opúsculo histórico de la ciudad de Orihuela con motivo de su visita en 1862. Biblioteca Valenciana Digital.

De ese año tenemos una descripción que hizo José Pastor de la Roca, periodista, filósofo y novelista nacido en Dolores, antiguo alumno del seminario.

El museo universal. 20 de diciembre 1863: Descripción del Seminario conciliar; la fundación del ilustrísimo señor obispo de la diócesis don Juan Elías Gómez de Terán, con arreglo a las prescripciones del concilio de Trento y bajo la advocación de la Purísima Concepción y San Miguel Arcángel, cuya erección fue aprobada por bula de Su Santidad en 7 de marzo de 1743 y real provisión de 28 de mayo del mismo año.

Su posición sobre una graciosa explanada del monte presenta un golpe de vista magnífico y sobremanera pintoresco, ofreciendo el rico panorama que desde él se descubre.

Su fábrica, sencilla y moderna, presenta una admirable uniformidad arquitectónica de grato efecto y su iglesia pequeña, aunque bonita y ricamente decorada con ornamentación espléndida deja bien poco que desear al más exigente; dos de sus grandes piezas están destinadas a la biblioteca, que es selecta, y al archivo general de la diócesis.

La fachada que corresponde exactamente al Mediodía, mide una extensión de 638 palmos valencianos y la gran explanada que se extiende al frente, tiene 795 de longitud por 130 de latitud.  

Este extenso Seminario, al cual puede subirse cómodamente con carruaje por su espacioso camino o rampa, contiene dos grandes cisternas alimentadas por las vertientes de la montaña del castillo, que se eleva a la espalda de aquel por la parte del Norte.

Los accesorios de este establecimiento magnífico, despojados ya en parte de la aridez agreste de que adolecieran, deben al actual prelado y al celoso rector del mismo importantes mejoras que continuarán en mayor escala en lo sucesivo.

Por de pronto el limonero, el naranjo, el nogal, la vid con sus rastreros parásitos admirablemente plantados con simetría, casi en la misma peña, hermosean la delantera y la amenizan, así como también los puntos laterales de la explanada, al paso que el atrevido entusiasmo del citado señor obispo proyecta extender las plantaciones a todo el primer término de la montaña desde dicho punto hasta el caserío y transformándola, según su expresión misma que le hemos oído, en una florida colina de Estambul.

Vista de Orihuela. El museo universal. 3 de diciembre 1863.

El 19 de marzo de 1864, en la subcomisión de Gracia y Justicia, el diputado a Cortes Sr. Rivero Cidraque, abogó para que se aumentase la asignación al seminario conciliar de Orihuela.

No tengo más noticias hasta 1867, año en el que culminaron las obras. En Orihuela no había prensa; pero el diario «La Paz de Murcia» tenía un corresponsal que enviaba por carta las noticias locales.

La Paz de Murcia. 13 de enero de 1867: El señor obispo de esta diócesis, que ha llevado a cabo no pocas obras de importancia en el tiempo que se halla entre nosotros, está introduciendo grandes reformas en el magnífico seminario conciliar de San Miguel, sin duda el primero de su clase en España.

Hemos tenido ocasión de visitar el grandioso salón que se está terminando con destino a actos públicos y que es verdaderamente una obra notable.

Quizá no sea más capaz el paraninfo de la universidad central y por de contado tiene mayores dimensiones que el teatro de la universidad de Valencia.

El decorado de estilo ojival, es sencillo pero de buen efecto. En el lugar preferente se colocarán los retratos de S. M. y del Sumo Pontífice; obras que están terminando el pintor D. Manuel Olmos, hijo de esta población, y según tenemos entendido también adornará el salón el busto del señor obispo, que se ha encargado al escultor Sr. Riudavest.

El 6 de junio de ese mismo año, Pedro María Cubero se embarcó en Alicante, en un vapor de la empresa López con rumbo a Barcelona. Su destino final, junto al resto del episcopado español, era Roma.

Allí se reunieron con el Papa Pío IX (este pontífice fue quien años antes había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción «Ineffabilis Deus»).

Tras expresarle su apoyo, el cardenal arzobispo de Santiago y el resto de arzobispos y obispos españoles regresaron a Barcelona a mediados de julio a bordo del buque «San Quintín».

Dos años después, este pontífice convocaría el primer concilio celebrado en el Vaticano.

A finales de noviembre todo estaba preparado para la gran inauguración del nuevo Salón de Actos del Seminario de Orihuela.

La Paz de Murcia. 23 de noviembre de 1867:  En el Seminario conciliar de San Miguel de Orihuela se está construyendo un magnífico salón que se destina para los grados, en cuyos trabajos se adelanta con rapidez; pues tiene que inaugurarse el día 8 del próximo diciembre.

Dirige la obra el dignísimo prelado D. Pedro María Cubero López de Padilla, haciendo él las veces de arquitecto, y a su celo tan sólo se debe la obra. El referido salón es de construcción gótica con soberbia y elevada bóveda, y con cuantos adornos aconseja el orden a que pertenece.

Se ha levantado una especie de plataforma, y sobre ella un rico dosel, bajo el cual se ostentarán, pintados al óleo, los retratos de nuestra Soberana y el magnífico Pontífice Pío IX.

Para la gran función que ha de celebrarse el día de la Inmaculada Concepción de María, debe asistir todo lo más notable de la provincia, hallándose ya invitados el señor gobernador civil, Consejo, Ayuntamiento, cabildos catedral y colegial, el clero parroquial de la diócesis, uno de los señores senadores del reino y lo más distinguido de Orihuela.

Los colegiales adornarán e iluminarán toda la fachada del Seminario, lo mismo que un patio interior que se ha reedificado, el que contendrá elegantes arcos de mirto, bellísimos adornos en sedas y flores, gran número de lucernas, lámparas, arañas, etc., etc…

Y ya brilla en todos los rostros de los habitantes del Colegio la alegría reveladora del gran objeto para que el salón se destina, pues debe producir en lo sucesivo raudales de ciencia y sabiduría.

El señor obispo pronunciará un discurso de apertura, al que contestarán con otros los señores catedráticos, admitiendo y corroborando las ideas vertidas en aquel, y muchos seminaristas recitarán o leerán poesías alusivas, en cuya confección ya se ocupan los más aventajados.

Todo hace esperar que la función que se prepara para el 8 del último mes del año, será brillante; y que dejará un recuerdo en aquella población.

Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

El día de la inmaculada Concepción de 1867.

Las fiestas de inauguración tuvieron lugar el día de la Inmaculada Concepción, titular del seminario.

Entre los días 17 y 21 de diciembre, «La Paz» dio cuenta de las obras ejecutadas y de todo lo acaecido en aquella memorable jornada.

Lo contó a través de tres cartas publicadas en cuatro artículos que he transcrito completos.

Las tres cartas (cuatro artículos) montadas en una sola portada.

La Paz de Murcia. 17 de diciembre de 1867: FIESTAS EN EL SEMINARIO DE ORIHUELA. Carta primera: Orihuela, 9 de diciembre de 1867. Señor director del «Diario Mercantil» de Valencia.

La inauguración del magnífico salón para aperturas de curso y actos literarios que se verificó el día de la Concepción en este Seminario, sírveme de ocasión para darle algunos antecedentes sobre dicha casa.

Particularmente sobre su hermosa posición topográfica, sus excelentes condiciones higiénicas, su régimen y disciplina interior y sus prácticas escolares, terminando con la descripción arquitectónica del nuevo salón y fiestas verificadas con este motivo.

D. Juan Elías Gómez de Terán, obispo de esta diócesis, hombre dotado de un gran talento, de vasta erudición, sobre todo de un genio activo y emprendedor (pues a él se le deben muchas construcciones así de iglesias como de asilos de Beneficencia de este obispado), deseando cumplir con lo dispuesto por el Concilio de Trento sobre creación de Seminarios, determinó dotar a esta diócesis de una casa de la que tanta necesidad sentía.

Juan Elías Gómez Terán. Real Academia de la Historia.

El punto por él elegido fue la montaña conocida en este país con el nombre de El Castillo, por razón del que en su cima construyeron los árabes y del que todavía se conservan algunos restos, no obstante haber sido volado por el rey D. Felipe V.

Hállase separada esta montaña de la cordillera general denominada Cruz de la Muela, que es una de las ramificaciones de la Sierra Segura, por un cerro denominado el Oriolet, situado en la parte del Norte, cerro admiración de los geólogos por ser de roca primitiva y hallarse enclavado entre ambas montañas, sin tener con ellas semejanza alguna.

La población está situada a la parte del Mediodía de la montaña, y en la grande explanada que esta forma en la mitad de su altura, existió antiguamente una ermita de San Miguel, y más tarde un beaterio.

El señor obispo Terán levanto en ella el actual Seminario Conciliar, aprovechando parte de las anteriores construcciones, y dándoles nueva forma y distribución. El obispo Tormo continuó la obra y últimamente el actual ha terminado el edificio.

Dos retratos del obispo Josef Tormo y Juliá. El primero está atribuido a José Vergara Gimeno y está expuesto  en el Centre Cultural La Nau de Valencia. El segundo es de Antonio Llopis, y se expone  en el Palacio Episcopal de Orihuela, Museo de Arte Sacro.

Súbese al Seminario por dos escaleras, la una angosta y abierta casi en su totalidad sobre la roca viva y por la que en cinco minutos puede bajarse desde la puerta del seminario a la Catedral.

La otra escalera es magnífica, serpentea por la montaña y sus rampas suaves son tan anchas que con facilidad podrían subir carruajes, si no fuesen obstáculo los portales que tienen para impedir el arrastre del piso en los días de lluvia.

En la primera rampa se encuentra el granero del Seminario y enfrente la casita del jardinero.

La última rampa se divide en dos a derecha e izquierda, dando entrada a la grande explanada que existe delante del edificio y que parte sirve de paseo a los alumnos en los días serenos y tranquilos, y parte está destinada a jardín.

Desde esta explanada se descubre un magnífico panorama, punto de vista magnífico, pues todo el territorio es de regadío y los caseríos y pueblos que se divisan son muchos.

Abraza este panorama una extensión de Levante a Poniente de cerca de once leguas; y dos y media de latitud en su parte media.

Todo este territorio está regado por el Segura y en él se descubren a la simple vista, la ciudad de Murcia, Algezares, Monteagudo, Beniel, Bigastro, Benejúzar, Jacarilla, Almoradí, Dolores, Rafal y otros varios pueblos con infinidad de caseríos.

Traseras del Seminario. Colección Esteban Sanmartín.

Sobre esta explanada levántase el Seminario aislado teniendo su fachada principal hacia el Mediodía y a sus pies la población, resguardado del Norte por la misma montaña, que a su espalda continúa en sucesivo ascenso.

Mide 150 metros de longitud y 48 de latitud; su altura es proporcionada y está adornado con tres filas de ventanas que lo hermosean; su conjunto se destaca sobre la montaña, descubriéndose a la simple vista desde una distancia considerable.

Como el Seminario no fue todo fundado de planta sino que ya existían algunas obras cuando se construyó; su fachada no es perfectamente simétrica en su división, y se halla distribuida en el modo siguiente:

Empezando por la parte de Poniente, 24 metros forman la parte llamada Gramática, porque en ella habitan los alumnos del primer periodo de Segunda enseñanza.

El Seminario con el aspecto anterior a la Guerra Civil; con el reloj en la torre del campanario. Colección Javier Sánchez Portas.

Sigue la portada con 10 metros de extensión y dos puertas; la una da entrada al Seminario y la otra a la iglesia; sobre estas hay dos balcones que dan luz a las habitaciones del señor obispo.

La construcción de dicha portada es muy bella y es toda de piedra berroqueña con algunas esculturas; entre las dos puertas se ven las armas del fundador Terán, cuyos cuarteles están formados con mármoles de colores.

Colección Javier Sánchez Portas. Mejorada por Javi Andreu.

Continúa la iglesia, cuyo altar principal se halla a Levante, midiendo con el camarín 32 metros. Levántase con el resto de la fachada una elegante torrecilla con dos campanas y un reloj, cuyos sonidos llegan a escucharse hasta cerca de media legua de la población.

Iglesia del Seminario años 30 siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas

La iglesia y la parte siguiente del edificio hasta 53 metros, son obra del señor obispo Terán desde sus fundamentos, formando su construcción un recinto casi cuadrado, en cuyo centro existe un espacioso patio.

El señor obispo Tormo, viendo que no era capaz el Seminario para los jóvenes que a él acudían, continuó la obra extendiéndola 32 metros en su fachada y dejando sin cerrar el área del nuevo patio, que ha terminado el actual obispo con el nuevo salón construido, cuya situación es de Norte a Mediodía.

Patio del Seminario. Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

Las condiciones higiénicas del Seminario es inútil encarecerlas; aislado, con ventanas a todos vientos y a gran altura, hacen que no reinen en él ninguna clase de enfermedades; prueba de ello es que no hay en el edificio punto alguno para enfermería.

A ello contribuye mucho el tener cada alumno su habitación particular e independiente, con su correspondiente ventana, y de una capacidad suficiente para colocar desahogadamente una cama, una mesita de estudio, dos sillas, cofre, palanganero y una percha.

Régimen y descripción interior: El señor Terán dotó a esta casa de unas sabias constituciones, pero como los tiempos varían, fueron adicionadas por el señor Tormo, después por el señor D. Simón López, que de esta silla pasó a esa Metropolitana, y últimamente el Excelentísimo e Ilmo. Sr. Cubero, actual obispo, ha formulado y planteado un nuevo reglamento, que abraza la parte disciplinar y también la enseñanza.

He aquí en pocas palabras resumidas ambas cosas: Los alumnos se levantarán a las cinco y media, a las seis estudian hasta las siete, a esta hora bajan todos a la iglesia para oír misa y otras prácticas religiosas hasta las ocho.

Toman en seguida el desayuno y a las ocho y media entran en cátedra los humanistas de primero y segundo periodo, a las nueve los teólogos y canonistas y todos salen a las once.

Estudian hasta las doce, bajan a comer, y terminada la comida tienen un rato de recreo, ya en el interior del edificio, ya en la explanada antes indicada.

Seminaristas en el recreo.

Y a la una se retiran a dormir hasta las dos; estudian hasta las tres y por segunda vez vuelven a las cátedras; a las cuatro y media recreo, a las seis estudio hasta las ocho en que se reza el rosario, se cena y a las nueve todos se retiran a sus habitaciones.

En cuanto a la enseñanza, se sigue el mismo plan dado por el gobierno en los estudios de primero y segundo periodo de segunda enseñanza; en teología y cánones el plan de seminarios.

Dos veces a la semana, jueves y domingos, tienen por turno los alumnos actos literarios, tomando punto con veinte cuatro horas de anticipación, ya por el Maestro de las Sentencias y por el Catecismo de San Pío V, ya por la Biblia.

Los miércoles y sábados por las noches hay academias, con otras varias clases de ejercicios literarios que sería prolijo enumerar. (Se continuará).

Refectorio del Seminario. Colección Javier Sánchez Portas

La Paz de Murcia. 18 de diciembre de 1867: FIESTAS EN EL SEMINARIO DE ORIHUELA. Carta primera (continuación):

Estos actos literarios se verificaban en una de las cátedras de más capacidad, pero como estas se encuentran situadas debajo del piso principal, habiéndose aprovechado para la construcción el desnivel del terreno, se hallan cerca de un metro más bajas que el piso de la explanada y con el techo, aunque abovedado bajo, siendo frías y húmedas en los días lluviosos.

No existía además un punto bastante espacioso y aislado en el que pudieran verificarse las aperturas; y el actual prelado, desde el momento en que vio el edificio, concibió el gran pensamiento de dotar a la casa de un salón tan necesario y que fuese digno del justo renombre de que goza, y bastante a colocar a este Seminario en primera línea.

Este ha sido el motivo de llevar a cabo el salón magnífico, cuyo proyecto había concebido, y cuya inauguración tuvo la gran satisfacción de realizar el día de la Concepción, Patrona de este Seminario.

Descripción del salón. Hállase en la parte de Levante y ocupa toda el ala de Norte a Mediodía, y para llegar a él se necesita atravesar todo el Seminario en su parte longitudinal.

Dos puertas dan entrada a una bonita antesala abovedada, de cuyo centro pende una araña de bronce: dos ventanas, una a Levante y otra a Poniente le dan luz; mide cerca de 8 metros de longitud por 6 de anchura.

Seminario. Salón de actos o grados. Colección Javier Sánchez Portas.

Frente a las dos puertas de su entrada, otras dos conducen al magnífico y espacioso salón; entre ambas puertas se ve un cuadro de proporciones regulares que representa la Imagen de la Concepción; y sobre ellas se leen las siguientes inscripciones:

Sobre la puerta derecha: «IN ULTIMUN OPUS, MAGNUM ORNAMENTUM HUJUS SEMINARII INSCRIPTIO. INSPIRAT. DIRIGIT. VIGILAT. ADEST. PERSTAT. IN CORDIS. SEMPER. INTIMIS. ET. ARTIS. ET. SCIENTIAE. ET. DISCIPLINOE. ET. ORDINIS. DECOR. ZELUSQUE. OMNIA. DOCILI. JUVENTUTI. FIDEM. INTER. ALIA. HAE. FACIUNT. AEDES. QUAS. QUIDEM. MAGNO. COETU. STIPATUS. ET. CONGRATULATUS. ENCAENIAVIT. VI. IDUS. DECEMBRIS. DULCISSIMO. INMACULATAE. CONCEPTIONIS. DIE. ANNI. MDCCCLXVII. ET. A. SUO. PONTIFICATU. VIII. D. D. PETRUS. MARIA. CUBERO. LOPEZ. DE. PADILLA. L. D. O. M». 

Colección Javier Sánchez Portas.

Sobre la puerta de la izquierda: «IN. SEMINARII. CONCILIARIS. OPERA. MAXIMEQUE. IN. ULTIMUM. EPIGRAMA, GYMNASII EXTRUCTOR PERDIGNUS. HONORE JOANNES, QUI UT JUVENES DOCEAT SUBDERE SAXA FACIT. PRAEBUIT HUIC OPERI INCREMENTA INGENTIA JOSEPH. ARTES UT JUVENUM DISCERE VENA QUEAT, FULGENT ARSQUE MINERVAQUE DICUNT ULTIMA PETRI, IN JUVENES STUDIUM HAEC CONTULIT AMPLA LOCA. VIVAT, GREXQUE  SUUS CONCORDI VOCE PRECETUR, IPSI UT CONCEDAT PROSPERA CUNCTA DEUS. PRINCIPIUM MAGNUM HAUD PARVUM MEDIUM EXITUS ORNAT. PONTIFICES TALES INCLITA PLECTRA CANANT. L. D. O. M.

Colección Javier Sánchez Portas.

Penetremos en el salón: éste es de gusto gótico y mide 22 metros, 5 decímetros hasta la plataforma y 8 de latitud; su altura hasta la cresta de la bóveda es de 10 metros.

La plataforma se eleva sobre el piso unos 8 decímetros, y tiene 4 metros y medio hasta su fondo, que sumados con los 22 metros y medio del salón forman 27 metros de longitud.

Ocho grandes ventanas de tres metros de altura y anchas de uno y 6 decímetros, que arrancan desde el pavimento, le dan luz.

Sobre las ventanas y en los medios puntos de los arcos se ven 8 rosetones; y dos sobre el dosel de la plataforma con cristales de colores.

Entre las dos puertas de entrada hay una columna octógona de unos dos metros y sobre ella el busto de mármol del actual prelado, cuyo parecido deja alguna cosa que desear.

Detrás están las armas del prelado, y corona todo el conjunto el capuchón que le sirve de dosel; el todo tendrá sobre unos cuatro metros, y es de estilo gótico para armonizar con todo el salón.

Colección Javier Sánchez Portas.

La tribuna se halla sobre la antesala y desde sus dos balcones cubiertos con cristales pintados se ve de frente todo el salón; en ella pueden colocarse cómodamente más de 60 personas.

En los rosetones que forman los arcos en los puntos donde se cortan, se ven las armas del Seminario, de los fundadores y del actual prelado, símbolos de las ciencias, figuras alegóricas, la imagen de la Virgen etc…

Y del centro de la bóveda se hallan suspendidas tres magníficas arañas de bronce y cristal que se destacan sobre el fondo encarnado de las colgaduras de la plataforma; dejando admirar su bella construcción.

La plataforma está decorada de un modo regio; súbese a ella por cinco gradas; dos rejas duras, de hierro fundido de lindo dibujo, cierran el recinto de los jueces y una alfombra cubre el piso en toda su extensión.

Un dosel de terciopelo carmesí cubre los retratos de Pío IX y de la Reina, ambos de cuerpo entero y de tamaño natural. Grandes colgaduras adornan las paredes del resto de la plataforma y tanto éstas como el dosel hállanse galoneados de oro.

Once sillones góticos con asientos y respaldo de terciopelo están destinados al tribunal, y en su centro se halla la gran mesa cubierta también de terciopelo con franjas, lazos y borlas de oro.

Tres de los sillones «góticos» en el centro de esta fotografía de 1910. Colección Javier Sánchez Portas.

El piso es de mármol blanco, así como los zócalos de las columnas.

Las paredes y bóvedas están estucadas de un modo especial usado en este país, de color de caña, y las columnas y juego de arcos de blanco mate; el conjunto sorprende y admira hasta a las mismas personas que han visitado muy notables edificios.

Al penetrar en él se traslada la imaginación a la Edad Media, y cree uno hallarse en el salón del gran consejo de algunos de aquellos castillos que tanto abundan en los siglos XII y XIII.

No crea usted que este salón ha sido construido por artistas célebres; por el contrario, todos los que en el han trabajado son hombres dotados de talento, pero que se hallan, oscurecidos en pueblos de segunda clase, porque ellos mismos no saben lo que valen, o mejor, porque no aspiran a la celebridad.

Son semejantes a los arquitectos y escultores de los siglos medios, que levantaban monumentos admiración de las generaciones que les han sucedido, muriendo con ellos sus nombres que la historia no registra en páginas.

Los artistas que han trabajado en esta obra, son los siguientes: D. Manuel García, maestro de obras, al que desearíamos ver ya hace tiempo con el título de arquitecto, porque de este modo podría desplegar mejor su reconocido talento.

Jaime Aparicio, carpintero, ha construido todo el ventanaje; Manuel Olmos ha pintado los dos hermosos retratos de que hemos hablado y los cristales de las vidrieras; todos tres hijos de Orihuela.

Los sillones han sido construidos en Valencia por Ramón Tamarit, y en ello ha dado a conocer su aptitud para el tallado; el busto del señor obispo y la columna son del escultor Antonio Riudavest, que aunque no es hijo de esta ciudad; reside en ella bastantes años.

El adornista ha sido el señor Puchades, de Valencia, que ha colocado los cortinajes, dosel, etc.

Pero aunque estos eran los constructores, otro se hallaba al frente de la obra; cerca de cinco años se han empleado en la construcción del salón, y raro ha sido el día en que este director jefe ha dejado de visitarlas e inspeccionarlas; este director es el señor obispo.

Todo ha sido inspirado por él, él ha dado la idea, ha corregido los planos y modelos, todo ha pasado por sus manos, no se colocaba una piedra o un ladrillo sin que él lo dispusiera, lo vigilara, lo dirigiera, dando con esto pruebas de su celo, y sobre todo de sus conocimientos y amor a las artes.

¡Dichosos los pueblos que tales hombres tienen a su cabeza!

Lástima que no pueda disponer de las rentas que en otros tiempos disfrutaba este obispado, porque renovaría todas las iglesias, estimularía los ingenios, daría impulso a las artes, y muchos pueblos poseerían ya buenas parroquias en vez de las mezquinas que hoy existen, y entre ellas algunas ruinosas.

Las obras de Cubero gritan muy alto que España es siempre la patria de los grandes prelados. Pero me he extendido demasiado en esta carta: en la inmediata daré a usted cuenta de las fiestas celebradas el domingo. (Se continuará).

Iglesia del Seminario en los años 30 del siglo XX. En la imagen de la derecha, el altar mayor, dedicado habitualmente a San Miguel, aparece ocupado por la Inmaculada Concepción. Colección Javier Sánchez Portas.

La Paz de Murcia. 20 de diciembre de 1867: FIESTAS EN EL SEMINARIO DE ORIHUELA. Carta segunda: Orihuela, 10 de diciembre de 1867. Señor director del «Diario Mercantil».

Terminadas las obras del salón y finalizadas también las de la habitación rectoral que ha sido transformada y amueblada de nuevo, el señor obispo señaló el día de la Concepción, Patrona del Seminario, para la inauguración.

El alcalde de esta ciudad y demás individuos del Ayuntamiento se ofrecieron espontáneamente a prestar todo su apoyo, con el objeto de solemnizar el acto; se formó una comisión compuesta de dos concejales y dos superiores del Seminario, que invitaron por medio de tarjetas a todas las personas de regular posición social, así de la población como de la diócesis.

Estas tarjetas solo servían para el acto de inauguración y para que las señoras visitasen el salón después de terminado el acto; el segundo y tercer día la entrada se ha permitido a todo el mundo desde las nueve de la mañana hasta igual hora de la noche.

Recibieron especial invitación el señor gobernador de la provincia, el Consejo provincial, el cabildo catedral, colegial, cuerpo de beneficiados y el Juzgado; y todos honraron con su presencia el acto.

El día señalado, los alumnos, fortalecidos antes con la sagrada Comunión, asistieron a la capilla, donde se cantó por tres colegiales una bonita misa.

Hizo el panegírico el señor rector canónigo doctoral, doctor D. Francisco Pedrós, y terminada la misa, dicho señor rector dio la bendición Papal, cuya facultad le fue concedida en razón de haber asistido al centenar de San Pedro.

A las once y media las campanas del Seminario anunciaron que el señor obispo y los convidados subían la montaña y salió a recibirles la comunidad con sus superiores.

El aspecto de la escalera era magnífico, pues toda ella veíase cubierta de gente que ansiosa esperaba el momento de penetrar en el Seminario.

Ministerio de Cultura. Años 30 siglo XX.

Acompañaban al señor obispo el gobernador, su secretario, los individuos del Consejo Provincial, el Ayuntamiento, los diputados provinciales de esta población, una comisión del Instituto de Alicante.

El juzgado, el senador señor Rebagliato, los señores Ganga y Lacy, comisiones de los cabildos catedral y colegial y otras varias personas de distinción, ostentando la mayor parte cruces y condecoraciones debidas a sus talentos, méritos y servicios.

La música de la ciudad tocaba en tanto piezas escogidas. Llegada a la explanada, entró la comitiva primero en la iglesia, dirigiéndose después al salón.

Dejémosla en él y pasemos a hacer una descripción de los adornos interiores y exteriores del Seminario.

Estos han sido obra de los mismos colegiales, a los que se dividió en secciones dándoles cuanto pidieron y se les distribuyó el terreno que cada sección debía adornar.

La comunidad estaba entusiasmada de tal modo que ha sacrificado los ratos de recreo para trabajar, y de esta manera no ha perdido ni un momento de estudio.

Las secciones en competencia fabricaron juguetes, flores, lámparas transparentes, arcos de variado gusto y otros varios y todos bellos adornos. 

Todas las ventanas tenían colgaduras y pabellones formados con los colores nacionales; de ventana a ventana corría un orden de faroles de colores; sobre las repisas dos farolillos, y colgando del centro una gran bomba; la portada tenía transparentes en los balcones; y toda ella estaba cubierta de vasos de colores; el jardín se iluminó a la veneciana.

Querer describir los adornos interiores es casi imposible; tantos y tan variados han sido.

El techo de la portería desapareció detrás de las banderas de varios colores que de él pendían, sus paredes se han adornado con ramajes, lazos de colores, flores artificiales, grandes lámparas y farolillos. 

El pequeño tránsito que se encuentra antes del gran claustro abovedado de la iglesia, estaba adornado con varias clases de faroles y lámparas de papel rizado, recortes de papel formaban varios y caprichosos juegos en el techo.

En un gran transparente, colocado a la derecha, se leía que la entrada era libre.

Rector y profesorado del Seminario. Colección Javier Sánchez Portas

El gran claustro de la iglesia se veía todo cubierto de arcos; y de las paredes y bóvedas, pendían multitud de lazos y de cintas; debajo de cada arco se veían transparentes con poesías dirigidas al señor obispo, gobernador, consejo, cabildo, etc.

Del centro de la bóveda pendía primero un bergantín-goleta hecho con la mayor minuciosidad; seguía una gran lámpara de caprichosa construcción, cuya parte central tenía movimiento, y después una torre y dos grandes arañas, obras todas de un colegial que ha desplegado en ellas toda su habilidad.

En el fondo de este corredor se encontraba el retrato de Benedicto XIV, que expidió la bula de creación del Seminario, teniendo a su derecha el del señor Terán, fundador, y a la izquierda el del Sr. Tormo, continuador de los otros; los tres adornados con colgaduras; todo este claustro formaba una bonita perspectiva.

El espacio que se encuentra antes de entrar al corredor, está formado por cuatro grandes arcos; estos, lo mismo que las paredes, han desaparecido bajo el follaje y adornos, con sus correspondientes flores artificiales, lámparas y farolillos.

Frente a la puerta del corredor y en el centro, se ha colocado una fuente y junto a la pared, dos modelos de pequeñas dimensiones del altar mayor de la capilla del Seminario y del salón que se iba a inaugurar; delante del altar se veía un farol de caprichosa figura.

El corredor siguiente tiene adornadas sus paredes con arcos apuntados, transparentes y faroles figurando mitras y pirámides.

Del techo cuelgan lámparas y arañas de mil formas, y por todas partes lucen variados adornos; todos los trasparentes contienen versos alusivos a la fiesta, exceptuando los ocho últimos, en los que se ven caricaturas dignas de Ortego.

Cierra este corredor un arco árabe muy bien pintado, cuyo fondo es trasparente, y suspendida del techo entre las dos puertas de entrada se ve una granada que se abrió al entrar en el salón el señor obispo y convidados, dejando escapar una porción de pajarillos.

En la pared hay un cuadro de caligrafía muy bien trabajado.

Así el barco como los demás adornos que he enumerado se iluminaban por la noche; además de las muchas luces de aceite, había doscientas de petróleo, de modo que las sombras desaparecían ante tan vivos resplandores.

Repito que todos los adornos han sido obra de los alumnos, a los que se les facilitó un taller de carpintería y los colores necesarios.

Solo el entusiasmo explica lo que han hecho. Regresemos al salón donde dejamos al señor obispo y convidados.

Sobre la plataforma tomaron asiento las comisiones y personas de carácter oficial y el claustro del Seminario con el traje académico.

El señor obispo tomó la palabra y pronunció un discurso en el que expresó clara y sencillamente las razones que le habían impulsado a levantar esta obra, para dar gloria al Seminario, para manifestar su cariño a la juventud, en cuya educación y dirección ha pasado todos sus años, puesto que cuando fue nombrado obispo de esta diócesis se hallaba desempeñando el cargo de rector del Seminario de Córdoba, cuya casa no abandonó desde el día en que vistió de beca, habiendo desempeñado en él sucesivamente los cargos y enseñado por espacio de muchos años.

Retrato que se conserva en el seminario San Pelagio de Córdoba, en donde Pedro Mª Cubero fue alumno, profesor y posteriormente rector. Julia Ferrer Vilar

Manifestó que la vida del hombre depende de la educación que recibe en los primeros años, y que abrazando la enseñanza de los Seminarios los dos extremos, es decir, la perfección de la inteligencia y la perfección del corazón.

Sólo esta educación podía oponerse al torrente y desbordamiento general de que hoy se resienten las inteligencias y las costumbres, y que todos por esta razón debemos tener interés por el engrandecimiento de los Seminarios.

Terminó dando las gracias el señor gobernador y demás que con su presencia al acto de la inauguración manifestaban de un modo evidente su interés por el engrandecimiento del Seminario.

La entonación de voz del señor obispo, vigorosa y valiente, su expresión fácil y correcta, y su lenguaje hijo del corazón y del entusiasmo, conmovió al público que le escuchaba con la atención más profunda.

En la carta siguiente continuaré  dando cuenta, de lo ocurrido en tan solemne acto. (Se continuará).

Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

La Paz de Murcia. 21 de diciembre de 1867: FIESTAS EN EL SEMINARIO DE ORIHUELA. Carta tercera: Orihuela, 12 de diciembre de 1867. Señor director del «Diario Mercantil» de Valencia.

Después del señor obispo, cuyo discurso he reseñado en la carta anterior, usó el señor rector de la palabra trazando a grandes rasgos la historia de los Seminarios Conciliares.

Manifestó esa gran verdad que todos confiesan, de que la Iglesia ha cobijado siempre en su seno las ciencias y que sin su solicitud, hubieran perecido en la Edad Media todos los documentos de la antigüedad.

Habló después de la enseñanza eclesiástica española, citando los concilios de Toledo, entre ellos el IV, celebrado en 633, y se concretó por último al Seminario de Orihuela, reseñando su historia.

Siento no recordar las elocuentes frases con que el señor rector dio las gracias a todos los convidados y su felicitación al señor obispo; si pudiera proporcionarme una copia del discurso se la remitiría, porque sé que va a publicarse.

El senador D. Andrés Rebagliato, felicitó luego en breves frases al señor obispo y al Seminario, en nombre de las personas invitadas, manifestando que todos participaban de su alegría, y que él y sus compañeros estaban dispuestos a prestar su apoyo en favor del Seminario.

El secretario del establecimiento, señor Castelló, leyó a continuación algunas poesías alusivas al acto, escritas por los alumnos y por varias personas extrañas a la casa que se han dignado honrarla de este modo, repartiéndose ejemplares impresos a los convidados.

Don Antonio Tortosa, autor de las inscripciones puestas en las lápidas que incluí en mi carta primera, leyó y repartió también esta obra literaria.

El primer teólogo dio las gracias a todos los concurrentes en nombre de la comunidad, con un sencillo discurso.

Baltasar Gómez Berna.

Entre tanto se habían reunido en la sala los colegiales que debían cantar un himno; letra de uno de ellos y música del organista de la Catedral, D. José Ramón.

En medio del más profundó silencio se escuchó el ritornelo tocado en el piano y armónium por dos alumnos, resonando después el coro compuesto de unas cuarenta voces.

Las estrofas se componían de un dúo de bajo y contralto, un terceto de los mismos y tiple; un solo de bajo y otro de tenor; el final de la obra arrancó nutridos aplausos.

Terminado el acto de la inauguración se dirigieron todos los concurrentes a la capilla, en la que se cantó el «Te Deum» en acción de gracias y se cruzaron varios de los señores invitados.

Con esto terminó la fiesta de la mañana. Por la larde la multitud inundaba las plazas del seminario, agrupándose sobre la puerta deseosa de penetrar en él.

Fue necesario pedir auxilio a la guardia civil y municipal para despejar y ordenar a la gente; permitiendo la entrada a los que presentaban papeletas; y a pesar de esto, no se vio desocupado el salón y tránsitos que a él conducen, hasta bien entrada la noche.

Al oscurecer se encendieron todas las lámparas, trasparentes, etc. y se iluminó el salón. El señor obispo, convidados y varias familias invitadas ocuparon el salón cantándose el himno por segunda vez.

Algunos alumnos gramáticos, recitaron versos pidiendo días de vacaciones; y uno de los señores convidados apoyó su petición, siendo otorgada la gracia por el señor obispo.

Poesía original confeccionada para el acto con fotografías del Papa y del Obispo. Colección Javier Sánchez Portas.

Un bonito castillo de fuegos artificiales costeado por el Ayuntamiento, hizo abandonar a todos los concurrentes el salón; dirigiéndose a las ventanas y plazas del Seminario, terminando con esto las fiestas del día primero.

Epílogo.

Tras breve enfermedad, a la edad de 71 años, Pedro María Cubero falleció el 10 de noviembre de 1881 en el palacio episcopal de Orihuela.

Pedro M. Cubero López. Colección Javier Sánchez Portas.

La Época. Madrid. 11 de noviembre de 1881: Hemos recibido el siguiente despacho telegráfico de nuestro servicio particular: «ORIHUELA 10 (11.57). —El señor obispo de esta diócesis, Sr. Cubero, ha fallecido a las once menos cuarto. El sentimiento es general en toda la ciudad».

No es extraño; las bellísimas cualidades del malogrado D. Pedro Cubero López, como político, como orador, como hombre, y sobre todo como prelado, le habían granjeado el respeto, el cariño y admiración de cuantos le habían escuchado, ya en el Senado en 1876, o ya en la iglesia.

Su conducta y su ciencia le hicieron ser nombrado rector del colegio de San Pelagio de Córdoba, hasta que en 1858 pasó a ocupar el obispado de Orihuela. Lamentamos tan notable pérdida.

Pedro María Cubero. Esquela mortuoria. Colección Javier Sánchez Portas.

El eco de la provincia. 12 de noviembre de 1881: Antes de expirar el dignísimo Prelado de esta Diócesis D. Pedro María Cubero, recibió un afectuoso telegrama del Romano Pontífice, quien le enviaba su santa bendición, expresando el deseo de que se restableciera la salud de tan insigne Prelado, para el bien de la iglesia y de la Diócesis que ha regido.

Ocurrido el fallecimiento de S. E. I., el señor Deán de la Catedral, que se encontraba a la cabecera de la cama del noble enfermo, cumplió el ceremonial establecido para tales casos, apoderándose del Sello Mayor del Obispado, dirigiéndose inmediatamente al templo Catedral, desde cuyo púlpito anunció la muerte del Sr. Obispo.

La campana mayor de la misma iglesia se dio a vuelo tocando a muerto, reuniéndose acto seguido el cabildo eclesiástico que reasume la jurisdicción de la Diócesis hasta el nombramiento por el mismo del Gobernador de la Mitra.

El cadáver de nuestro inolvidable señor Obispo fue embalsamado en la tarde de anteayer, y amortajado con las vestiduras pontificales se halla expuesto al público en palacio.

La capilla ardiente está establecida en el salón de Obispos, y a ella acuden incesantemente los vecinos de Orihuela y pueblos comarcanos para honrar con lágrimas y oraciones los restos humanos del que fue nuestro cariñoso pastor.

Los seminaristas del colegio de San Miguel, los alumnos del de Santo Domingo y las comunidades de religiosos Franciscanos y Capuchinos, acuden también a la capilla ardiente rezando responsos por el alma del señor Obispo, y en la mañana de ayer se celebraron gran número de misas en altares erigidos en aquella.

El entierro de S. E. I. se celebrará hoy con inusitada pompa religiosa.

Los periódicos de esta capital, sin distinción de matices políticos, se ocupan ayer de la muerte del que fue nuestro dignísimo Prelado, expresando con sentidas frases la profunda pena que por este sensible suceso experimentan sus redacciones y el noble pueblo de Alicante, que fue objeto del cariño de aquel ilustre sacerdote.  

«El Constitucional» se expresa así: «Ayer se recibió en esta capital la infausta noticia del fallecimiento del Ilustrísimo señor D. Pedro María Cubero, obispo de Orihuela.

Dios haya acogido en su seno el alma de tan virtuoso Prelado, modelo de caridad cristiana.

Nos ocuparemos detenidamente de este suceso que ha afectado profundamente a la Diócesis que tenía a su cargo tan ilustre sacerdote».  

Dice «El Graduador»: «Ayer se recibió la infausta noticia de haber fallecido el que fue M. I. y digno Obispo de esta diócesis. D. Pedro María Cubero.

La fatal noticia circuló rápidamente por todas las iglesias y centros oficiares de esta ciudad, siendo a la vez objeto de la atención pública y de sentimiento general el fallecimiento de tan querido Prelado.

En vano los fieles de Orihuela y las comunidades religiosas han hecho rogativas por la salud del sacerdote. La muerte implacable cortó el hilo de tan preciosa vida. Q. E. P. D.».

Y últimamente «La Unión Democrática» consagra a la memoria del señor Obispo las siguientes líneas:

Ayer a la una y media de la tarde se recibió en esta capital un telegrama fechado en la vecina ciudad de Orihuela, en el que se participaba la triste nueva del fallecimiento del Sr. Obispo de la Diócesis, D. Pedro M. Cubero, ocurrido cuando se esperaba el alivio de las dolencias que afligían a S. I.

Amigos de rendir siempre un tributo a la verdad, y por otra parte, impresionados ante el frío cadáver del que fue Obispo de Orihuela diremos, trabajados por estas dos tendencias, que ha sido generalmente sentida la muerte de S. I.

Y nosotros, aunque no siempre juzgados con imparcialidad en punto a creencias, enviamos nuestro sentido pésame a la respetable familia de S. I., y hacernos fervientes votos porque su alma yazca en el seno del Omnipotente.

Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

Su cadáver fue acompañado hasta San Miguel por una inmensa multitud y allí quedó depositado, junto a la epístola del altar mayor de la iglesia del Seminario.

En el verano de 1889, ya bajo el episcopado de Juan Maura y Gelabert, se creó el Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de San José para seminaristas de clase humilde, ubicado en el antiguo convento de los trinitarios que, al día de hoy, ocupan las dominicas de Orihuela.

En 1925, el obispo D. Javier Irastorza lo convirtió en seminario menor. 

Fotografía realizada en el Seminario, poco antes de la Guerra Civil. En el centro el obispo Javier Irastorza Loinaz. En la fila del obispo, el segundo por la derecha Antonio Roda. Archivo Lola Arques y Ginés Gea.

Durante la Guerra Civil fue Penal o «Campo de Trabajo» para ambos bandos; albergando en la posguerra a su recluso más famoso: Miguel Hernández.

Pinchando la siguiente imagen podéis acceder al artículo «El Campo de San Miguel».

Pinchad la imagen para acceder al artículo sobre el penal de San Miguel.
Alumnos del seminario oriolano. Primera mitad años cuarenta del siglo XX. Colección Consol Payá Amat.

En 1942 fue devuelto a la diócesis sufriendo otra gran reforma y reparación entre los años 1946 y 1951. El autor del proyecto fue el ilicitano Serrano Peral, arquitecto de cabecera del futuro obispo Almarcha.

Además del Seminario, le encargó el Oratorio Festivo y el entorno de la Catedral; es decir: la recomposición del claustro y la reforma y urbanización de la Plaza del Salvador.

Planos confeccionados en 1945 para la reforma de Serrano Peral.

Si os apetece saber más sobre su fundación, construcción y alumnos ilustres, os remito al libro «Orígenes del Seminario de Orihuela, 1742–1790», obra de varios autores, publicado en 1992 con motivo de su 250 aniversario.

El Seminario en la actualidad. Francisco Luis Galiano Moreno.
El Seminario en la actualidad. José Antonio Ruiz Peñalver.
El Seminario en la actualidad. Coque Celdrán.
El Seminario en la actualidad. Francisco Luis Galiano Moreno.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Mi agradecimiento a José Ojeda Nieto por la información sobre la ermita de San Miguel. Y a Javier Sánchez Portas por la espléndida documentación gráfica que ilustra el artículo.

Los casinos oriolanos y el vínculo de Pizana

Casino Orcelitano. Principios del siglo XX. Colección Jesús R. Tejuelo.

Los casinos oriolanos y el vínculo de Pizana

El «Circulo Orcelitano», precursor y germen del actual casino, se fundó en 1848; quedando inmortalizado en el plano de Francisco Coello publicado en 1859 dentro del «Atlas de España y sus posesiones de Ultramar».

Lo cita en su punto 16, localizado en la calle llamada del Ángel, actualmente calle López Pozas, esquina con la subida al puente.

Plano de Francisco Coello, publicado en 1859. Fragmento.

Circulo Orcelitano. Se fundó en 1848 en la casa que actualmente (principios del siglo XX) pertenece a D. José Cartagena Rocamora, en el final de la calle Mayor o principio de la del Ángel, es decir en la subida del puente viejo; y más tarde se trasladó a la de D. Carlos Roca, en la Puerta Nueva, hasta que en 12 de enero de 1868 se fusionó con el siguiente. Regíase por un reglamento fechado en 21 de Noviembre de 1848.

La cita anterior pertenece a los «Datos sueltos para la continuación de la Historia de Orihuela» de Ernesto Gisbert Ballesteros.

Concretamente estaba emplazado en el edificio que construyó Luis Abadía utilizando los terrenos resultantes de la demolición del viejo ayuntamiento. Edificio que su viuda, Josefa Larranzi, se vio obligada a malvender en ese año de 1848 para hacer frente a sus múltiples acreedores.

Luego se mudaron al Paseo; para acabar fusionados al «Casino Orcelitano», sociedad recreativa que inauguró sus nuevas instalaciones en la casa de Pizana, en los Hostales, en junio de 1864.

Edificio que fue casa de los Pizana y sede del «Casino Orcelitano». Colección Javier Sánchez Portas. Detalle.

Así lo cita Gisbert Ballesteros a principios del siglo XX:

Casino. Se estableció en 1864 con estatutos aprobados en 24 de febrero en la calle de los Hostales y casa que fue de D. Luis Pizana, habiéndose edificado de Planta en la calle de Loazes, en el terreno que existió la posada del mismo dueño.

Y así quedó inmortalizada su inauguración en la prensa de época:

La Correspondencia de España. 10 de junio de 1864: Según noticias que recibimos de Orihuela, el día 5 se verificó allí la inauguración del nuevo Casino.

A las doce de la mañana tuvo lugar la apertura, con asistencia del Excmo. Señor obispo de la diócesis, del digno juez de primera instancia y da una numerosa y escogida concurrencia, pronunciándose discursos brillantes y alusivos al acto, y sirviéndose con verdadera profusión dulces y helados a los concurrentes, mientras la banda de música de la ciudad amenizaba el rato, tocando piezas escogidas a la puerta del local, decorado con gusto y esplendidez, principalmente la escalera, el patio y el magnífico salón destinado a juntas generales.

Por la noche se dio un gran baile, en el que entre cientos de luces y perfumados ramilletes, lucieron su belleza y elegancia las hijas del Segura. Al día siguiente se permitió la entrada en el local a cuantas personas quisieron verle, pasando de tres mil los que visitaron este establecimiento, digno de la ilustrada Orihuela, que así sabe responder a la civilizadora voz de nuestro siglo.

¿Quién era ese Pizana que titulaba casa y posada?

En 1747 Luis Roca y Moncada había «principiado a construir y edificar una casa principal, en el sitio que estaban fundadas las pertenecientes a su mayorazgo, fronteras a las del mayorazgo de Gerónimo Pizana y Ruiz, posada incluida».

Con el propósito de hermosear el frontis y dar línea recta al edificio pidió licencia al ayuntamiento y «principió el simiento de la fachada». Pero el de Pizana «salió en justicia poniendo denunciación de nueva obra», alegando perjuicios para sus casas.

Casas de Roca y de Pizana. Colección Javier Sánchez Portas.

Para evitar «costosos litigios, inquietudes y enemistades más dignas de reparo entre personas ilustres de tan cercano parentesco» firmaron una concordia ante el escribano Juan Ramón de Rufete (1).

En ella don Gerónimo aceptó retirar la demanda permitiendo continuar la obra «sin embarazo alguno». A cambio, don Luis demolió una pequeña casa de su propiedad sita al costado de levante de las de Pizana, quedando el solar a beneficio de ambas partes.

Cúpulas de los dos palacios. Colección Javier Sánchez Portas.

Además, el de Pizana se comprometió de por vida a no elevar obra alguna por encima de la alzada que entonces tenía, a fin de no impedir las vistas de la nueva y preciosa casa, la misma que hoy alberga el Hotel Tudemir.

Gerónimo Pizana y Muñoz, Coronel de los Ejércitos Nacionales.

A comienzos del siglo XIX el mayorazgo de Pizana estaba en manos del oriolano Gerónimo Pizana y Muñoz, Coronel de los Ejércitos Nacionales fallecido en 1820.

Le sucedió en el vínculo Luis Manuel Pizana Ramírez, vecino de Madrid, heredando entre otras propiedades la añeja posada y las casas números 2, 4 y 6 de la calle de los Hostales.

En diciembre de 1840, Luis Manuel compró a un cura de Lorca dos casas anexas a las suyas. El religioso actuaba como albacea testamentario de Francisca J. Molina Muro, viuda de Gerónimo García de Espejo, antes Pizana y Avellán (2). La primera casa esquinaba con el callejón. La segunda, muy descuidada, estaba dentro del mismo.

Así pues, a mediados del siglo XIX, la manzana comprendida entre la calle de los Hostales, la del Puente Nuevo y el callejón del molino pertenecían a Luis Manuel Pizana. Aclarado un poco el linajudo origen de este apellido continuaremos hablando de los casinos.

El «Casino Orcelitano» y el «Círculo de la Unión».

Ya he dicho que en 1868 desapareció el «Círculo Orcelitano», fusionado con el «Casino Orcelitano».

El Oriolano. 26 de noviembre de 1885: La dueña del Café del Casino acaba de recibir de Francia una remesa de bebidas de todas clases, entre las que figuran cien botellas de Coñac de la clase más superior que se conoce.

Hasta el año 1885, el único Casino de Orihuela estaba establecido en los Hostales y albergaba a toda la sociedad oriolana. Los socios más jóvenes se planteaban incorporar parcialmente a las damas, en un gesto de apertura y modernidad.

El Oriolano. 19 de diciembre de 1885: Algunos jóvenes tienen el propósito de rogar a la junta directiva, que según reglamento ha de nombrarse muy pronto en la sociedad Casino Orcelitano, dé en los salones del mismo algunas veladas literarias, invitando a ellas a nuestras paisanas.

La nochebuena de 1885 la prensa local anunció una junta general para elegir a la directiva.

El Oriolano. 24 de diciembre de 1885: El sábado, 26 del corriente mes, se reunirán los socios del Casino Orcelitano en junta general, para proceder a la elección de la directiva, según previenen los estatutos.

La juventud perteneciente a dicha sociedad se propone, según parece, presentar su candidatura, y solicitar de la nueva junta, la celebración de algunos bailes y conciertos. Nos alegraremos que consigan lo que desean y que las damas coadyuven con su presencia a la realización del pensamiento.

El Oriolano. 29 de diciembre de 1885: En la junta general celebrada el día 26 por la sociedad Casino Orcelitano para la renovación anual de la junta Directiva, se presentó una sola candidatura que quedó aprobada en la siguiente forma:

Presidente: D. Julián de Torres y Calzado. Vice-Presidente: D. Manuel Picazo. Vocales: D. Filomeno Lizón Lacárcel y D. Abelardo Teruel. Inspectores: D. José María López Gonzálvez y D. Antonio Bonafós Mas. Tesorero: D. Francisco Germán. Secretario: D. José Ferrer.

Según las cuentas leídas, dicha sociedad cuenta con una existencia efectiva de 10.794,24 pesetas.

En 1886 nacía en Orihuela otra sociedad para el ocio y recreo de sus clases dominantes. La versión oriolana del llamado «Pacto del Pardo» entre Cánovas y Sagasta, había devuelto la vara municipal al fusionista Francisco Ballesteros Villanueva a comienzos de año.

De mala gana, el Partido Conservador encabezado por Matías Rebagliato y Pedro Ramón Mesples, cedió el gobierno municipal dejando en manos de Ballesteros las importantísimas obras de ensanche y modernización de la ciudad.

Francisco Ballesteros Villanueva.

Las enconadas disputas políticas dividieron a la oligarquía oriolana. Fusionistas y conservadores se declararon incapaces de continuar reuniéndose bajo el mismo techo. En febrero de ese mismo año aparecía «El Día», semanario de orientación conservadora. Orihuela contaba ya con tres periódicos.

La crónica. 6 de mayo 1886: Se ha inaugurado el café establecido en el círculo de la calle Mayor que con tal motivo se vio muy concurrido (…) El círculo también se inaugurará muy en breve; solo se espera darle la última mano y recibir la correspondiente autorización que se tiene solicitada. Se titulará Círculo de la Unión; y será su presidente efectivo y honorario el señor Mesples.

Se referían a un nuevo establecimiento recreativo llamado «Circulo de la Unión», presidido por el político conservador Pedro Ramón Mesples.

El Oriolano. 20 de mayo 1886: Aprobados por el gobernador civil de la provincia los estatutos del llamado Circulo de la Unión, se inaugurará oficialmente tan pronto como se reciban los muebles que se tienen encomendados para ese centro… de recreo.

El también llamado «casino de la calle Mayor», ubicado en el palacio de Campo-Salinas,  junto al Palacio Episcopal, fue inaugurado con banda de música la mañana del sábado 17 de julio de 1886.

El Diario de Orihuela. 17 de julio de 1886: A las once de hoy ha tenido lugar la inauguración del Círculo de la Unión. Terminada la lectura, de la memoria de creación de dicha sociedad, en breves y elocuentes frases dio gracias el presidente Sr. Mesples a los invitados por haberle honrado con su presencia, a lo cual contestó el Alcalde Sr. Ballesteros manifestando el reconocimiento de que estaba poseído por la atención que se le había dispensado invitándole a tan solemne acto y haciendo votos, al terminar, por la vida y prosperidad de tan distinguido Círculo. La banda de música ha amenizado el acto, atrayendo mucha gente a la calle Mayor.

A partir de ese momento, ambas sociedades rivalizaron en la organización de las más interesantes veladas musicales y las más concurridas fiestas.

Los socios más jóvenes del «Casino Orcelitano» seguían proponiendo invitar a las oriolanas para que, los domingos por la tarde después del paseo por la Glorieta, acudiesen a sus salones.

El Oriolano. 4 de septiembre de 1886: Algunos socios del Casino Orcelitano han acogido muy bien el proyecto de invitar a nuestras paisanas para que los domingos por la tarde y después de terminado el paseo de la Glorieta, concurran a los espaciosos salones de aquella sociedad, a imitación de lo que se viene haciendo en Murcia y otras poblaciones.

No sabemos hasta qué punto podrán realizarse las loables aspiraciones de los jóvenes iniciadores del pensamiento, conocido como es el modo de ser de nuestra elegante sociedad, pero no estará de más que se procure llevarlo a la práctica sin desmayar ante los primeros obstáculos, que nunca faltan a este género de inocentes pasatiempos.

El nuevo «casino de la calle Mayor» fue adquiriendo cada vez más protagonismo.

El Diario de Orihuela. 21 de febrero de 1887: La fiesta de más grandes alcances celebrada en el domingo que finó anoche, fue el magnífico y brillantísimo baile del Circulo de la Unión, primero celebrado en tan elegante sociedad y digno de figurar en la crónica coreográfica de Orihuela. Puede estar orgulloso el novel círculo y sus socios satisfechos de haber llevado a cabo una fiesta cuyo esplendor honra sobremanera al casino de la calle Mayor.

El nombramiento de un nuevo obispo ofreció la oportunidad de lucirse a ambas sociedades. En septiembre de 1886 el «Casino Orcelitano» proyectaba engalananar la fachada de su sede y erigir varios arcos en el trayecto que había de seguir el nuevo Prelado a su llegada.

En octubre tenían muy adelantados los preparativos, comisionando al arquitecto D. Rafael Mas para el adorno de la fachada que estaban ya blanqueando. Los del «Círculo de la Unión» no se quedaron atrás adornando también su local y buena parte de la calle Mayor.

El día. 10 de octubre de 1886: El Casino Orcelitano está blanqueando su fachada, y según se nos dice, tanto éste como el Círculo de la Unión, adornarán lujosamente sus edificios, y para el efecto se hallan ya haciendo los preparativos necesarios para que en su día aparezcan con todo el esplendor que requiere el caso; y para hacer un brillante obsequio, al virtuoso y sabio Prelado que viene a hacernos la honra de hospedarse en nuestra católica Orihuela.

El diario de Orihuela. 20 de octubre de 1886: En el Casino, el adorno era muy sencillo consistiendo en el revestimiento de ramaje de todas las líneas limitantes de las puertas de sus balcones y el engalanado de la baranda del terrado con gran profusión de gallardetes.

Su iluminación espléndida era admirable compuesta de innumerables vasos de color blanco y ostentando en la parte superior formado de luces muy unidas, el título del establecimiento, repetido por un trasparente de la extensión de la fachada y situado ante las barandas de los balcones en el cual se leía la siguiente inscripción: «El Casino, al Obispo de Orihuela».

El Casino Orcelitano en 1886. Esperando al obispo Maura. Colección A. Luis Galiano Pérez.

La calle Mayor era la mayor en el gusto exhibido en el adorno. En el centro de la calle hay un semiarco trasparente de un exquisito gusto y de mucho mérito artístico en el cual se lee a uno y otro lado la siguiente inscripción: Círculo de la Unión; el edificio de esta sociedad tiene revestida toda la fachada hasta el piso principal con mirto y geránios formando sobre las puertas elegantes arcos.

A pesar del buen gusto que ha precedido en el engalanamiento de esta calle puede decirse que su lucimiento lo ha tenido de noche por su profusa iluminación. Únicamente el Círculo de la Unión contaba en su fachada dos mil vasos de colores dispuestos en caprichosas líneas de bellísimos dibujos.

El día. 24 de octubre de 1886: El Casino Orcelitano y el Círculo de la Unión, se hallaban adornados desde la puerta de entrada hasta el terrado, con profusión de ramaje, gallardetes y banderolas. Era deslumbradora, la iluminación de ambos casinos.

En la del casino se leía por medio de un trasparente la siguiente inscripción: «El Casino, al Obispo de Orihuela». En el Círculo de la Unión, era tal la profusión de luces que en su fachada había, que se contaban dos mil vasos, formando bonitos dibujos la variación de sus colores.

El «Círculo de la Unión» fue languideciendo hasta desaparecer en 1890. Sus socios fueron pasando al nuevo casino.

El diario de Orihuela. 18 de julio 1889: Anteayer quedó cerrado el café de la calle Mayor. También se dice que en breve quedará disuelto por falta de socios el Círculo de la Unión. No tenemos nosotros tales noticias y sentiríamos que las nuestras fueran las equivocadas por que quedaría Orihuela sin uno de sus más bellos círculos de recreo.

El orcelitano. 30 de marzo 1890: Se dice, y parece haber tenido exacta confirmación la noticia, que el Sr. Gobernador de la provincia, ha mandado cerrar el «Círculo de la Unión» establecido en la calle Mayor de esta ciudad. También se dice, que la causa que ha motivado la clausura, ha sido la sospecha de que en dicho círculo de recreo se infringía la ley que prohíbe ciertos juegos.

Ignoramos las facultades que competen al Gobernador en cuestión de asociaciones. No conocemos la ley, ni nos hace falta conocerla. Pero según opinión de personas autorizadas, suponen que el Gobernador no tiene suficiente competencia para ordenar la clausura de un círculo. No es nuestro ánimo discutir, si el Gobernador ha procedido o no con ligereza. Respetamos y acatamos su acuerdo y asunto concluido.

Durante la II República el edificio fue sede de la CEDA; en la Dictadura, de Falange y de Radio Orihuela.

Calle Mayor. José M. Pérez Basanta.Casino

Otro «círculo» conservador trató de independizarse del «Casino Orcelitano» años después. Pero no adelantemos acontecimientos.

La construcción del nuevo casino.

Hospedaje o Posada de Pizana en el siglo XIX. Colección Javier Sánchez Portas.

Como ya hemos dicho, adyacente a la casa que albergaba el «Casino Orcelitano», estaba el Hospedaje o Posada de Pizana, un añejo edificio que ocupaba más de mil quinientos metros cuadrados de superficie; un obstáculo que el Consistorio necesitaba derribar para el ensanche y alineamiento de la calle del Puente Nuevo, paso imprescindible para completar una especie de arteria que enlazaba la estación de ferrocarril con el corazón comercial de Orihuela.

Fallecido Luis Manuel Pizana en 1875, el mayorazgo había pasado a manos de su única hija, María del Carmen Pizana del Castillo (3). El 30 de octubre de 1886, Ballesteros se encargó personalmente de comprar la Posada ante el notario de Murcia Juan de La Cierva Soto, con el fin de derribarla.

Parte del terreno se convertiría en edificable y el «Casino Orcelitano» no desaprovechó la oportunidad que les brindaba el alcalde de construir una nueva sede.

El proyecto inicial fue obra de Jaime Sánchez García, joven arquitecto oriolano, hermano del maestro de obras Francisco Sánchez, que en 1878 estaba estudiando su carrera en Madrid.

El diario de Orihuela. 9 de noviembre 1886: Si no lo hubiéramos visto, habría sido preciso adivinarlo. El plano es precioso…. pero el presupuesto asciende a seis mil duros. Nos referimos al bellísimo plano que, para el proyecto del local del casino, ha trazado admirablemente y con gran gusto arquitectónico nuestro paisano y queridísimo amigo Sr. D. Jaime Sánchez. Lástima grande que obstáculos insuperables llegaran a levantarse ante la posibilidad actual de su realización. El entusiasmo surgido entre los socios del «Casino Orcelitano» hace presagiar un lisonjero resultado. ¿Fracasará el proyecto?

En primer lugar plantearon la reforma de los estatutos distinguiendo dos tipos de socio.

El diario de Orihuela. 12 de noviembre 1886: Entre las reformas que se tratan de hacer en los estatutos del «Casino Orcelitano» figura la siguiente: Se dividirán los socios en fundadores o de número y en accidentales. Los segundos no tendrán voz ni voto en las juntas generales.

Para adquirir el carácter de los primeros será preciso ser durante cinco años sin interrupción socio accidental o abonar en el acto del ingreso en la sociedad una cuota de entrada no fijada aún pero que fluctuará entre veinte y cinco y cincuenta pesetas.

Se ha dado de plazo hasta el día 31 de Diciembre para los señores que deseando pertenecer a aquella corporación quieran ingresar con el carácter de fundadores sin abonar cuota alguna de entrada. Las reformas obedecen al proyecto que se abriga de construir un edificio para «Casino» en el solar sobrante de la Posada de Pizana.

El proyecto municipal seguía su curso y la posada fue derribada.

El Diario de Orihuela. 20 de diciembre de 1886: Continúan casi dando de mano a las obras hace poco tiempo comenzadas, los trabajos del puente y el derribo de la posada de Pizana, vetusto edificio echado al suelo por la demoledora piqueta del material progreso que ya esparce las ruinas de los pasados siglos, cuando destructora y generatriz a un tiempo, asocia y aúna voluntades para elevar nuevamente sobre los restos del caserón viejísimo, modernos edificios más en armonía con las leyes de la arquitectura moderna y de la urbana policía.

En la junta general celebrada el 21 de noviembre de aquel mismo año, los socios del «Casino Orcerlitano» decidieron comprar el solar resultante; y construir un lujoso edificio de su propiedad recuperando el protagonismo, perdido en parte, ante el «Círculo de la Unión».

Jaime Sánchez trazó un bosquejo de proyecto; Manuel Roca de Togores puso las primeras 2.500 pesetas y «El Diario de Orihuela» lo vio todo hecho.

El Diario de Orihuela. 23 de noviembre de 1886: DE COLOR DE ROSA. Lo estamos viendo y somos reacios a creer en la realidad. El sueño de tantos años, la esperanza tanto tiempo contenida en el espíritu, se ve al fin en vías de realización hasta el punto que ya podemos darle el carácter de hecho consumado.

Si por nuestros propios ojos, volvemos a repetir, no hubiéramos visto ayer los respetables nombres que aparecen suscribiendo las acciones para, el nuevo edificio del casino, dudaríamos de la verdad ante la verdad misma.

El proyecto del Sr. Sánchez, ejecutado en un punto céntrico, en el mejor tal vez de la población como lo es el solar sobrante de la antigua posada de Pizana, será en plazo brevísimo una mejora de importancia para la localidad.

En dicho proyecto, cuyo presupuesto de obras asciende a la suma de treinta mil pesetas sin contar el valor del terreno que se calcula en diez mil, queda trazado el edificio con una bien meditada distribución en los distintos departamentos, constituyendo todo él dos cuerpos unidos por un salón de café para verano y acristalado en invierno, dirigido en sentido longitudinal, formando cruz con la latitud del edificio y dando frente a la puerta central que corresponde por la parte posterior con el jardín.

Según el plano, el nuevo casino será de planta baja, conteniéndose en el todas las comodidades que requiere la naturaleza de las sociedades de recreo. La fachada principal que dará a la nueva calle que resulte una vez derribada la referida posada, es muy sencilla y elegante, revelando su bello aspecto el buen gusto arquitectónico de nuestro querido amigo y paisano Sr. D. Jaime Sánchez.

Los inconvenientes surgidos para hallar el medio de reunir la cantidad precisa para la construcción, ha venido siendo por espacio de un mes la cuestión batallona de los socios del «Casino Orcelitano» y aunque la idea de la suscripción se había expresado por algunos con timidez por la inseguridad que siempre se ha sentido de obtener buen éxito cuando de tales empresas se ha tratado, hizo que el pensamiento no se abriera camino en los primeros días de emitido y se dejara la cosa en cierto estado de tregua sin abandonar en modo alguno la idea principal del proyecto.

En este estado las cosas y después de la Junta general celebrada en la citada sociedad en el pasado domingo, en la cual se aprobó definitivamente la reforma del reglamento y se concedieron poderes plenos a la Junta directiva para resolver con arreglo a lo que más conviniere en la cuestión de la compra del solar antes expresado, un hombre que merece bien de esta población, que ama a Orihuela con verdadero cariño, con desinteresado afecto y con plausible entusiasmo, un hombre que al lustre de sus blasones une un corazón nobilísimo y una bondad de sentimientos que revelan la hidalguía de su carácter, se inscribe en la lista de socios y abre la suscripción encabezándola con su nombre ilustre por el valor de dos mil quinientas pesetas, suscripción que en un día ha dado la suma de quince mil, y que aumentará sin duda alguna con mayor cantidad.

El entusiasmo de los socios se manifestó ayer con el decidido propósito de demostrar su gratitud obsequiando con una serenata al Ilmo. Sr. D. Manuel Roca de Togores, lo cual no pudo llevarse a efecto con harto sentimiento de aquellos por haber salido el Sr. Roca en el tren de ayer tarde para Elche.

Una nueva directiva, encabezada por Roca de Togores y el propio Ballesteros, pilotaría el proyecto.

El Diario de Orihuela. 31 de diciembre de 1886: Mañana tomará posesión la nueva Junta directiva del «Casino Orcelitano» compuesta del modo siguiente: Presidente: Ilmo. Sr. D. Manuel Roca de Togores. — Vice-presidente: Sr. D. Francisco Ballesteros. — Vocales: Sres. D. José Román y D. Antonio Ruiz.— Secretario: Sr. D. José Balaguer y Muñoz.— Tesorero: Sr. D. Ramón Garrigós.— Inspectores: Sres. D. César Giménez y D. Eladio Sánchez.— Contador-Bibliotecario: Sr. D. José Zerón.

En febrero de 1887 presentaron instancia en el Ayuntamiento junto a al bosquejo de proyecto.

Archivo Municipal de Orihuela.

El Diario de Orihuela. 10 de febrero 1887: El nuevo casino se construirá con arreglo al plano del Sr. Sánchez (D. Jaime). Las obras comenzarán en breve.

En la sesión municipal del 24 de Febrero de 1887 se recibió la solicitud de Roca de Togores, como presidente del «Casino Orcelitano», pidiendo la línea para la construcción del nuevo edificio; y a primero de marzo se abrió el foso para los cimientos.

Cuatro meses después, mientras se anunciaba la venta en pública subasta de los materiales procedentes de la demolida posada, el «Casino Orcelitano» subastaba la construcción del armazón de madera, «para la cubierta de la primera nevada» del nuevo casino.

El Diario de Orihuela. 16 de junio de 1887: El domingo a las once en la secretaría del Casino Orcelitano se verificará la subasta del armazón de madera para la cubierta de la primera nevada del edificio que la referida sociedad está construyendo en la calle de la Subida del Puente Nuevo.

Los carpinteros que deseen presentarse a la licitación podrán avistarse con el maestro de obras D. Francisco Sánchez, quien les dará todas las condiciones a las cuales habrá de ajustarse la subasta.

Calle Loazes y Casino Orcelitano.

El Diario de Orihuela. 1 de agosto de 1887: Con grandes caracteres de bronce se ha colocado en la parte superior del pórtico del nuevo edificio del Casino la siguiente inscripción: 1887— CASINO.

Archivo Municipal de Orihuela.

En agosto la prensa oriolana elogiaba las obras proyectadas por Jaime Sánchez García y ejecutadas por su hermano Francisco. Habían terminado el pórtico del nuevo casino. Restaba tan solo para terminar la fachada, la colocación de los antepechos de las ventanas para los que habían traído buen número de balaustres de Macael, localidad almeriense famosa por sus canteras de mármol.

El Diario de Orihuela. 2 de agosto de 1887: Ya está terminado el pórtico del nuevo edificio del Casino. En la fachada sólo resta colocar los antepechos de las ventanas para lo cual ha llegado ya de Macael buen número de balaustres.

Como no nos gusta ser tardos en prodigar elogios cuando los fundamenta como en la ocasión presente la verdad y la justicia, cumplimos el grato deber de enviar nuestros más sinceros plácemes a nuestro paisano D. Jaime Sánchez, autor del plano, así como a su inteligente hermano D. Francisco Sánchez, director de las obras, por el buen gusto y acierto de que han dado pruebas ambos en la confección y ejecución del proyecto.

En su día expondremos con mayor extensión el favorable juicio que nos merece el trabajo de los Sres. Sánchez y sirvan por ahora estas breves líneas como preámbulo al justo encomio que en su día haremos de nuestros queridos paisanos.

Casino Orcelitano. Fachada original. Colección Javier Sánchez Portas.

Todo parecía ir muy rápido; pero en la segunda mitad de 1887 empezaron los problemas y las obras se detuvieron. Los rumores, esparcidos sobre todo por la prensa conservadora, atribuían la paralización a la falta de dinero; lo que en parte era cierto.

El Diario de Orihuela. 26 de enero de 1888: EL CASINO. A falta de otros asuntos de qué ocuparse, ayer se dio la preferencia en los círculos políticos a la cuestión de las paralizadas obras del nuevo edificio del Casino.

Ciertamente no sabemos lo que haya de verdad en el asunto, pero sí se aseguraba anoche que se había otorgado la escritura de la casita del molino de Cox contigua a los terrenos del Casino y que pronto comenzarían los trabajos de construcción suspendidos a causa de no acceder sus dueños a la venta de dicha finca, lo cual dificultaba la prosecución de las obras con arreglo al plano adoptado.

Verdaderamente que la interrupción de los trabajos no obedecían a otra causa a pesar de las murmuraciones de los que creían que aquella suspensión era debida a falta de dinero, pues según nuestros informes si bien es verdad que no se cuenta con el capital necesario para terminar el edificio en construcción, se podría apelar el crédito y por este medio se facilitarían las sumas necesarias para llegar al fin que todos deseamos y decimos todos, porque siendo la gran obra comenzada una mejora de la cual podrá enorgullecerse Orihuela, a todos, socios y no socios, agradará que aquel proyecto llegue pronto a feliz término.

Desde el principio de las obras, ha aumentado aquel centro de recreo notablemente el número de sus individuos y nosotros sabemos de muchísimas personas, en su mayor parte artesanos, que tan pronto como se inaugure el nuevo edificio solicitarán su ingreso.

La rémora que a la prosperidad de estos establecimientos oponía hasta hace poco la antigua y pueril prevención de que las clases acomodadas y la de menestrales no cabían juntas en una misma corporación, ha desaparecido completamente y ya vive en la mente de todos que altos y bajos pueden vivir perfectamente dentro de una misma corporación sin más limitaciones que las que prescriben los estatutos de las sociedades.

¡Lástima grande que la pícara política invadiéndolo todo, atice todavía la tea de la discordia y sostenga dos casinos en una población de escaso vecindario como es la nuestra, quitando a lo viejo, a lo que sólo es de Orihuela, valiosos elementos únicamente separados en círculo aparte por el apasionamiento de los partidos!

Calle de Loazes. Colección Javier Sánchez Portas.

El 30 de mayo de 1888 Manuel Roca de Togores y Pérez de Meca, en calidad de presidente, adquirió ante notario por 10.000 pesetas el solar de 966,50 metros cuadrados, propiedad de Francisco Ballesteros (4). Y a primeros de junio se reanudaron las obras.

Era el terreno resultante de sustraer unos metros al solar de la derribada posada. Dichos metros fueron utilizados para ensanchar la antigua calle del Puente Nuevo, retitulada en septiembre de 1887 como calle de Loazes.

Calle Loazes y Casino Orcelitano. Colección Javier Sánchez Portas.

Tras otro parón por falta de fondos, en el otoño de 1888 se convocó una reunión extraordinaria de la Junta General para aprobar una operación de crédito con el Banco Hipotecario.

En noviembre de 1888 solicitaron permiso para invadir la acera con una enorme escalinata de mármol blanco y completaron el registro de la propiedad ante notario; resultando un edificio con una planta de 737 metros cuadrados y casi 230 de patio (5).

Las puertas llegaron en la primavera de 1890. Y un año después acometieron el acristalamiento de ventanas, la decoración y el mobiliario.

Subastado el arriendo del café, en otoño de 1891 se mudaron definitivamente al nuevo edificio aún con obras pendientes.

El diario de Orihuela. 17 de mayo 1890: El miércoles en la tarde fueron colocadas las magníficas puertas que dan entrada al nuevo casino en construcción, las que a juicio de personas inteligentes son una obra de gran mérito artístico y de un trabajo delicado, habiendo sido el encargado de su construcción el inteligente maestro carpintero y tallista de esta población D. José Botí, al cual felicitamos por su acertada dirección y esmerada construcción de dicha obra.

El diario de avisos. 30 de octubre 1891: Ayer quedó terminada la mudanza del Casino a su nuevo edificio quedando el antiguo con el papel en los balcones en demanda de alquiler.

Para terminar, os dejo una descripción del edificio en 1891, tal y como fue ocupado por los socios:

El diario de avisos. 4 de noviembre 1891: Todavía en embrión y ya puede asegurarse que Orihuela tendrá con el tiempo un Casino apropiado a la importancia de la población. Tiene, aunque no ultimados en el mobiliario; decorados ya completamente los departamentos del café, billar, tresillo, lectura y tertulia.

Casino Orcelitano. Sala de armas.

El primero estuvo su arreglo a cargo del murciano Sr. Noguera. En conjunto resulta bien, pero en sus detalles deja mucho que desear. Las mesas de nogal con mármol ceniza, son bonitas e igual las sillas que son de la misma madera con asiento imitación cuero grabado. Los divanes una chapucería nogueriana que muy pronto reclamarán tónicos para remediar su debilidad.

El local es espacioso y de gran elevación, resultando por tal razón escasa la luz que irradian los siete quinqués de que está dotada la habitación. Falta por tanto una lámpara central.

La inauguración se hizo el domingo con bastante concurrencia dándose por el contratista Sr. Soriano un café excelente. La estancia en este departamento es agradable, ofreciendo todas las condiciones de confort propias de la época que atravesamos.

El billar y el tresillo están decorados por manos, oriolanas notándose en ellos el buen gusto del inteligente artista Sr. D. Vicente Navarro. Cada habitación, aunque en general las preside un mismo orden de decorado, tiene dibujos y tonos distintos.

Casino Orcelitano. Billar.

En el billar informa la ornamentación, un precioso techo imitación madera de varias clases con preciosos centros de cartón piedra a la purpurina plata mate en negro y avivada la decoración con molduras madera y baquetilla central plateada.

Está empapelada a recuadro con entremolduras con papel terciopelo granate. Resulta la habitación seria y apropiada al uso a que está destinada. El tresillo está decorado más sencillamente habiendo inteligentes que asignan a este departamento un mérito artístico mayor.

El techo del saloncito llamado de «Abencerrajes» está también muy bien pintado, sobre todo las guirnaldas de flores que en él descuellan, imitación muy aproximada al natural y honra de su autor.

Salón Renacimiento. Colección Javier Sánchez Portas.

El mayor mérito del artista consiste en su desprendimiento y generosidad, pues puede decirse de él en atención al costo de la obra, que ha trabajado gratis por el gusto de contribuir a la terminación de un edificio que enaltece a la población. Por todas las razones apuntadas enviamos como es de justicia nuestros sinceros elogios al Sr. Navarro cuyas condiciones y dotes de artista ha dejado demostradas en el nuevo Casino.

Salón de Lectura. Colección Javier Sánchez Portas.

Quedan los departamentos de lectura y tertulia cuya ornamentación ha corrido a cargo del contratista Sr. Alcolea. Resultan ambos elegantísimos y aunque todavía no tienen el mobiliario correspondiente el que llegará de un día a otro, se ve ya que resultarán suntuosísimos. ¡Así han costado ellos!

El mérito mayor de estas habitaciones está en la pintura, hecha por unos artistas valencianos cuyos nombres sentimos no recordar. Los techos de ambas en lo que respecta al tallista resultan muy bien, pero lo principal de ellas está en la pintura que salvo pequeños defectos obedece a un orden elegantísimo. Tiene dos escocias preciosísimas y los tonos del color no pueden ser más agradables.

Patio Andaluz. Colección Javier Sánchez Portas.

En suma: el nuevo Casino, del cual volveremos a ocuparnos conforme se vaya adelantando, es un centro de recreo digno de Orihuela y merece que todos los que sientan verdadero interés por el progreso material de nuestra querida ciudad, pongan cuanto esté de su parte para que dicho establecimiento recobre mayor vida. Según nuestras noticias pasan de veinte los socios nuevamente alistados y es de esperar que aumenten más cada día.

El artesano honrado no debe tener reparo alguno en hacerse socio, pues allí todo el que abona su cuota es igual a los demás por empingorotados señorones que sean. La utópica igualdad de los soñadores, alcanza allí profunda y verdadera realidad.

Gran Hotel de España en el edificio que fue casa de los Pizana. Colección Javier Sánchez Portas. Detalle.

Trasladado el «casino Orcelitano», la antigua casa de Pizana albergó el Gran Hotel de España; y sus bajos el Café de Levante.

Café de Levante en el edificio que fue casa de los Pizana.

El «Círculo Oriolano».

Unión republicana. 18 de octubre 1903: La Liga Católica ha fallecido, RIP. Se han cerrado las puertas del edificio que ocupaba esta católica asociación, en señal de luto. ¡Pero se abrirán, vaya que se abrirán! Hay precedentes. Nació el Círculo Católico de Obreros, y su vida fue efímera. Se fundó el Ateneo de San Luis Gonzaga, y murió por consunción. Germinó La Liga Católica, y la debacle. ¿Qué nombre le pondrán al nuevo engendro de la reacción?

Círculo oriolano. Colección Javier Sánchez Portas.

A finales de 1903, los conservadores oriolanos decidieron otra vez montarse por su cuenta y fundaron otro casino al que llamaron «Círculo Oriolano»; nombre muy parecido al que tenía el primero que existió en la ciudad: «Círculo Orcelitano».

La comarca. 4 de diciembre de 1903: El Círculo Oriolano. De nuevo ha vuelto a abrir sus puertas el antiguo Ateneo de San Luis Gonzaga, que hora se denominará Circulo Oriolano. Ha sido nombrado presidente de esta aristocrática sociedad, el Sr. D. Federico Linares.

La comarca. 5 de diciembre 1903: Reglamento. Se ha mandado a la capital para la aprobación de la primera autoridad civil de la provincia el reglamento por el que ha de regirse el Circulo Oriolano recientemente inaugurado en la Plaza de la Pía.

El orcelitano. 7 de diciembre 1903: Con el título de «Círculo Oriolano» ha vuelto a abrirse el local en donde estuvo instalado el antiguo Círculo de «La Liga Católica». Esta vez parece que aquella nueva sociedad tendrá más elementos de vida, por tener un carácter de independencia del que carecía en la última etapa de su efímera existencia.

La comarca. 7 de diciembre 1903: He aquí la lista de los señores qué componen la Junta del nuevo circulo: Presidente, D. Federico Linares; Vice presidente, D. Ramón del Arroyo y Manuel de Villena; Vocales D. Carlos Die Pescetto, D. Francisco Germán Moreno, D. Antonio Pescetto Balaguer, D. Eladio Sevilla Alfaro, Don Juan Garrió Grifol; Tesorero, D. Tomás Brotons Pastor; Secretario, D. Asensio García Mercader; Inspectores, D. Ildefonso de Ayarra, D. Manuel Miravete Piña y D. Enrique Celdrán.

Federico Linares Martínez.

Instalado en el local donde antes estaba el «Círculo Católico de Obreros», de las clases para alfabetizar al proletariado, pasaron a las clases de esgrima; compitiendo con los del «Casino Orcelitano».

La voz de Alicante. 1 de febrero 1904: El pasado sábado se verificó, en una finca de las inmediaciones de esta ciudad, un asalto por los señores alumnos de las salas de armas del Casino y del Círculo Oriolano.

La comarca. 22 de octubre 1904: Clases. Hoy se reanudan las clases de esgrima en el Circulo Oriolano bajo la dirección del inteligente profesor y amigo nuestro D. Alfredo Bueno. Sabemos. que reina gran animación entre la juventud de aquel centro por fomentar la afición a tan higiénico sport.

Salón de esgrima. Casino Orcelitano.

No sólo competían en esgrima; el círculo contaba con su propia orquesta; y en sus elegantes salones se celebraban conferencias, conciertos y artísticas veladas teatrales.

El adalid. 16 de noviembre 1904: DE SOCIEDAD. El Sr. Presidente del Círculo Oriolano dirige la siguiente comunicación: Sr. Director de El Adalid: Ruego a V. haga público en el periódico de su digna dirección, que en la tarde de mañana, jueves 17 de los corrientes a las 6 y media dará en este centro una conferencia sobre asuntos de verdadero interés para nuestra agricultura, el Excmo. Sr. Conde de Retamoso.

Con este motivo la Junta Directiva de este Círculo, invita a cuántas personas deseen asistir al acto, sean o no socios, a la referida conferencia, por tratarse de asunto de verdadero interés para la región.

La orquesta de este centro, en obsequio a las señoras que al acto concurran, ejecutará algunas piezas de su repertorio. Agradeciéndole la publicación de estas líneas, me repito de V. afmo. S. S. q. b. s. m. Federico Linares.

El diario. 24 de abril 1906: En el Círculo Oriolano. Completamente lleno se vio antes de anoche y anoche el espacioso y elegante salón, que la aristocrática Sociedad, «Circulo oriolano» tiene destinado para teatro. Imposible citar nombres. Allí vimos muchas y distinguidísimas familias de nuestra sociedad elegante…

Todo terminó en enero de 1909. En principio acordaron trasladarse «provisionalmente» a la calle de Soleres; al mes siguiente una nueva noticia los situaba en la calle de Loazes; y uno de sus vocales presentaba la dimisión.

El orden. 1 de enero 1909: Ayer tarde celebró Junta General la Sociedad Círculo Oriolano, tomando, entre otros acuerdos, el trasladar (provisionalmente) el domicilio social a calle de Soleres núm. 6.

El orden. 16 de febrero 1909: La sociedad «Círculo Oriolano» se ha trasladado a la calle de Loaces.

La iberia. 20 de febrero 1909: Nuestro particular amigo, D. José Rodríguez de Vera, ha dimitido de su cargo de vocal en la junta directiva del «Circulo Oriolano».

En mayo de ese mismo año, los socios del «Círculo Oriolano» se fusionaron con los del «Casino Orcelitano». Los dos partidos «dinásticos» enterraban el hacha de guerra y toda la aristocrática burguesía oriolana volvió a juntarse bajo un mismo techo.

El orden. 9 de mayo 1909: Esta mañana, a las 10 y media, celebrará junta general la sociedad Casino Orcelitano, para tratar de la fusión de dicha sociedad con el Círculo Oriolano. Con este mismo objeto, también celebrará junta general esta última sociedad.

El orden. 11 de mayo 1909: El pasado domingo celebraron junta general las sociedades «Casino Orcelitano» y «Círculo Oriolano», acordando la fusión de ambos centros. Tan grato acontecimiento se celebró con dulces, licores y habanos, fino obsequio de la directiva del «Casino Orcelitano» para sus nuevos consocios, los señores que formaban la sociedad «Círculo Oriolano».

Lo cierto es que la Caja de Ahorros y Socorros y Monte de Piedad de Nuestra Señora de Monserrate había comprado el edificio a la Iglesia; y en ese mismo mes trasladó su sede al local de la Plaza de la Pía. 

Reparto de comida, principios del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

Epílogo.

Como hemos podido comprobar, todos las sociedades de recreo fundadas en Orihuela acabaron fusionadas al «Casino Orcelitano».

Con el paso del tiempo, sus socios descubrieron una pega importante en su espectacular edificio: las estrechas ventanas los aislaban visualmente del exterior; por lo que no podían exhibirse holgando en sus lujosos salones.

Casino Orcelitano con las antiguas ventanas. Colección Jesús R. Tejuelo.
En la puerta del Casino. Archivo Familia Zerón Huguet.

En la segunda mitad de la década de los 20 del siglo pasado, el «Casino Orcelitano» reformó la fachada de su sede, aun a costa de perder la armonía.

Seis de las ventanas originales fueron sustituidas por la pareja de «peceras» que ostenta en la actualidad. Estas cristaleras de gran tamaño permiten ver y ser visto en el interior del Casino.

Casino Orcelitano con las nuevas cristaleras. Archivo Paloma Pastor.

Para costear dichas obras de reforma se emitieron acciones en 1927.

Colección Javier Sánchez Portas.
Casino Orcelitano años 30 del siglo XX. Ministerio de Cultura.
Calle de Loazes. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle de Loazes. Archivo Mariano Pedrera.
Calle de Loazes. Archivo Rafael Almira.
El Casino en 2023. Francisco Luis Galiano Moreno.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Ampliación y adaptación en 2022 de un artículo publicado en 2006. 

Notas:

1 AHO. Prot. 1285.

2 AHO. Prot. 2017.

3 Estaba casado con María de la Concepción Castillo, viuda a su vez de José Juan de Torres con el que tuvo dos hijos, Carolina y Federico Torres del Castillo, hijastros de Luis Manuel Pizana.

4 AHO. Prot. 2369 fs. 95-100

5 AHO. Prot. 2369 fs. 678-681

Galería fotográfica:

Calle de Loazes y Casino Orcelitano.
Casino Orcelitano. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle Loazes y Casino Orcelitano.
Casino Orcelitano. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle de Loazes desde el Casino. Archivo Celia Senén.
Personal del Casino. Archivo Julio Aparicio
Fichas del Casino Orcelitano. Colección Julio Aparicio.
Alberto Zerón Huguet.
Biblioteca del Casino Orcelitano. Víctor Sarabia Grau.

Colegio de Santo Domingo 1904. Reunión de antiguos alumnos.

Colegio de Santo Domingo. Orihuela.

Hacía varios años que un grupo de amigos rumiaban la idea de organizar una multitudinaria concentración de antiguos alumnos en el Colegio de Santo Domingo de Orihuela. En mayo de 1904, una junta nombrada para tal efecto, se reunió en casa de Carlos Coig.

Y escogieron el quincuagésimo aniversario de la definición dogmática de la Purísima Concepción para juntar a cuantos alumnos pudieran; estrechando los vínculos de unión y fraternidad para recordar la infancia y adolescencia que habían compartido en los que consideraban los años más hermosos de su vida. El ambicioso proyecto, señalado para el 13 de noviembre, estaba dirigido a más de ochocientas personas distribuidas por toda España.

Acudieron cerca de doscientos; y el diario católico alicantino «La Voz de Alicante» relató con todo lujo de detalles lo que pasó aquel día en dos número consecutivos.

Noviembre de 1904.

La voz de Alicante. Número 232 – 14 de noviembre de 1904: Para contribuir al esplendor con que la cristiandad celebra el año jubilar de la concepción a María Inmaculada y al propio tiempo para rendir testimonio de respeto a sus antiguos profesores y estrechar los lazos de la amistad y del compañerismo, algunos antiguos alumnos del Colegio de Santo Domingo, constituidos en junta, y con la aquiescencia de los Padres de la Compañía de Jesús, idearon invitar a todos los que fueron sus compañeros desde la fundación.

La empresa era atrevida, pues que lanzados al torbellino de la vida todos los que de aquel santo recinto salieron hechos hombres, habiendo entrado niños, pudiera temerse que, al influjo de las glaciales influencias que en el orden religioso hoy se experimentan, se hubieran amortiguado los sentimientos de piedad que allí se despertaron y los lazos de antiguo compañerismo.

Pero como hemos dicho, el resultado obtenido ha sido felicísimo, superando a las esperanzas que se habían cifrado, respondiendo en número crecidísimo los antiguos discípulos a la cariñosa invitación de la Junta organizadora del acto; y demostrando que no tan fácilmente se borran de los corazones de los niños que en el Colegio de Santo Domingo se instruyen, las sabias y cristianas enseñanzas que inculcan tan celosos maestros y virtuosos religiosos.

Colegio de Santo Domingo. Colección Javier Sánchez Portas.

A doscientos asciende el número de alumnos adheridos a tan agradable fiesta. El relato muy sucinto que permite la premura con que estas líneas se escriben para que alcancen al próximo número de LA VOZ, dará idea algo aproximada de la importancia de los actos realizados.

De muy distintas partes de España llegaron a Orihuela en los últimos días de la semana pasada numerosísimos antiguos alumnos, a los que recibió la Comisión de los mismos encargada de la organización de las fiestas, que ha demostrado gran celo, actividad y entusiasmo, mereciendo un sincero aplauso por su acertada gestión, especialmente su distinguido secretario, el Ilustrísimo Sr. D. Carlos de Coig.

Dicha Comisión, que había previsto las muchas dificultades con que se había de tropezar, tenía dispuestos alojamientos para los visitantes en las fondas de la ciudad y en los domicilios de las más conocidas familias de la misma; que gustosas se prestaron a ayudar en su empresa a los organizadores.

Bachilleres año 1887: J. L. Briones, A. Salvetti, F. Casanova, D. Maseres, A. Moreno, M. Roca de Togores, J. Arcas, A. Casanova, A. J. Fernández y M. Sola.

COMUNIÓN GENERAL. En Valencia se había impreso el programa resultando un delicado trabajo de Tipografía; y dicho programa fue repartido de antemano entre los antiguos alumnos y familias invitadas. En él figuraba, como primer número, la misa de Comunión general, que celebró el antiguo profesor y rector del Colegio que hoy desempeña un alto cargo en la Compañía de Jesús, R. P. Francisco Tena, administrando el pan de los Ángeles a los que fueron sus antiguos discípulos y alumnos, a los actuales colegiales e incontables fieles, todos congregados al pie de la hermosísima Imagen de María Inmaculada y llenando por completo las anchurosas naves de la grandiosa y artística iglesia del Colegio.

La ceremonia resultó por demás tierna y conmovedora; demostración patente de que la devoción a la Concepción Inmaculada de María, que constituye un padrón de gloria en las tradicionales costumbres peculiares de nuestro patrio suelo, lejos de desaparecer, cada día se manifiesta de manera más espontánea y potente.

MISA SOLEMNE. A las diez y con asistencia de nuestro venerable y querido prelado, que ocupó un rico dosel colocado en sitio preferente del templo, dio comienzo solemne función religiosa cantándose una inspiradísima misa coral, original del R. P. Palau, de la Compañía de Jesús con acompañamiento de órgano, bajo la inteligente batuta del P. Sauret. (…) El sagrado recinto estaba esplendente; raudales de luz brotaban de los artísticos ramilletes, formados por una profusión de luces; ricas colgaduras ornaban paredes y columnas …

En el centro de la nave principal, presidiendo la reunión de antiguos alumnos del colegio, se hallaba la junta directiva compuesta de los señores conde de Retamoso, duque de Arévalo del Rey, marqués de Rafal, D. Juan Antonio Perea, Don Manuel Senante y D. Carlos de Coig.

Celebró el santo sacrificio de la misa D. Vicente Martínez Gay; oficiando de diácono D. Luciano Pérez y de subdiácono Mario Pérez Marco, todos ex colegiales, así como el orador sagrado que ocupó la cátedra del Espíritu Santo, José María Villalobos y Gallardo.

Bachilleres año 1887: A. Briones, M. González R., M. Romero, C. Pérez, J. A. Yáñez, S. Sánchez, E. Fernández, J. Garríguez, J. Valdés, J. Miró, M. Senante, R. P. F. Más, R. P. Rector, Bernardo Requeséns, R. P. L. Gravalosa, M. González H.

LA ORACIÓN SAGRADA. El discurso pronunciado por el señor Villalobos puede enorgullecerle por ser una de sus mejores composiciones, que son muchas y muy elogiadas, en Almería, Granada, Madrid y otras ciudades de España. Hora y media ocupó la atención del público el joven presbítero con su elocuente oración que fue oída sin cansancio después de las frases de salutación al ilustrísimo señor obispo, que ya regía esta diócesis cuando él era colegial, de adhesión a la Rda. Comunidad que tan provechosas enseñanzas le inculcara y de entrañable amistad para todos los que vivieron bajo el mismo techo, así como los loes que dirigió a María Inmaculada panegirizando las privilegiadas cualidades que la adornaron, y los conceptos teológicos en que abundó su oración salían de sus labios con tal fluidez y cadencia que recreaban el oído, hacían sentir al corazón y elevaban el espíritu.

EL BANQUETE. A las doce y media, en el mismo amplísimo y grandioso comedor del colegio en que tantas veces se sentaron los antiguos colegiales, tuvo lugar el banquete espléndido con el que el R. P. Rector del Colegio agasajaba a sus huéspedes. Teniendo en cuenta la franca expansión y buen humor entre los concurrentes, aún jóvenes en su mayoría, había de reinar como hijos de la verdadera e íntima amistad.

Comedor del Colegio. Colección Javier Sánchez Portas.

El «Menú» fue el siguiente: Arroz con pollo a la Orcelitana. —Malas lenguas al laurel. — Pepitoria a la Royal de Inocentes. —Chuletas de Toisón a la Codina. —Petits pois en gelatina a la Llompart. —Peces de colores (no vale reír) del Segura en Mayonesa. —Pollos en canal a la Canalda. —Ensalada Ruso-Japonesa. —Flin Flan. —Postres. —Entremeses variados. —Café y licores.

Durante la comida, la laureada banda municipal de Novelda, que tantos éxitos ha conquistado bajo la batuta del notable profesor D. José Ramis, ejecutó con gran maestría el siguiente programa: «Lohengrín», fantasía, Wagner. «Sansón y Dalila», Saint Saëns. «Pan y Toros», Barbieri. «Sensitiva», gavota, Roig. «Mercedes», mazurka, Ramis. «Visión», vals Boston, Javaloyes.

Como detalle que demuestra el buen humor de los allí reunidos, haremos constar que los antiguos alumnos, entre el regocijo de los que hoy lo son, entraron en el comedor formados en dos filas figurando a la cabeza de ellas como jefes con su galón plateado en la bocamanga dos de los más pequeños, casi émulos de Goliat.

Actuaba de inspector el R. P. Manuel Pérez Jorge, primer prefecto de estudios del Colegio y que desde Sevilla ha venido para asistir a la fiesta. Terminado el banquete leyéronse multitud de cartas y telegramas de adhesión, todos entusiastas de profesores y compañeros que no han podido asistir, y por iniciativa de uno de los compañeros presentes, se hizo una colecta para los pobres de Orihuela que alcanzó a muy cerca de mil pesetas.

CERTAMEN LITERARIO. A la hora en que escribo estas cuartillas, comienza el Certamen a cargo también de antiguos colegiales, que promete ser brillante y solemnísimo. Como quiero que estas líneas alcancen el correo, termino prometiendo a los lectores de La Voz hacer mañana sucinta crónica de este hermosísimo acto y del precioso, severo y artístico decorado del magnífico patio de la Universidad, en donde tiene lugar. Un detalle: el conocido fotógrafo alicantino, Sr. Cantos, sacó preciosas vistas de la fiesta.

Fotografía del acto. Noviembre de 1904.

La voz de Alicante. Número 233 – 15 de noviembre de 1904: Cuando lean estas líneas nuestros lectores, será ya conocida en todas partes la solemnidad de la hermosa y cultísima fiesta celebrada en el Colegio de los RR. PP. Jesuitas de Orihuela en la tarde del domingo último, por haber sido telegrafiada por los corresponsales a los periódicos de gran circulación de España, y que nosotros por no alargar más la información que ayer dimos, reservamos para hoy por conservar aún actualidad e interés los detalles que recogimos.

El hecho de que de un acto público celebrado en una casa religiosa se haya ocupado la prensa rotativa, expresa ya por si solo la importancia, mérito e interés que tendría. Pocas veces se verán reunidos la grandiosidad, el buen gusto, la inspiración y el sentimiento como en el acto que nos ocupa.

El amplio patio rodeado por dos cuerpos de artísticas arcadas que forman en cuadro dos pisos de claustros espaciosos y alegres, en los que están las antiguas aulas de la que fue Universidad, donde enseñaron y aprendieron varones eminentes; local que considerado como primor del arte, constituye un modelo acabado de arquitectura del siglo XVII, anteayer aparecía vestido de fiesta, adornadas las soberbias balaustradas de piedra labrada con reposteros, colgaduras, inscripciones y los nombres artísticamente combinados de los ocho Rectores habidos en los años que los religiosos de la ínclita Compañía de Jesús habitan aquel edificio: RR. PP. Sureda, Jacas, Roses, Requesens, Membrado, Martínez, Tena y Arboua.

Las paredes ostentando entre palmas y guirnaldas, grandes carteles reflejando en su estructura el gusto de ornamentación de cada país correspondiente a los 21 idiomas en que se habían escrito loores a María: árabe, chino, griego, germano, latino, eslavo, sajón, euskaro, hispano, francés, inglés, etc. etc. y revistiendo el resto del recinto tapices valiosísimos, guirnaldas de flores y medallones con los anagramas de Jesús y de María.

En el lado que da a Oriente se había levantado un anchuroso estrado, al que servían de fondo seis grandes y magníficos tapices, representando al Salvador, a su Santísima Madre y escenas de la vida de San Luis Gonzaga y San Estanislao y entre estos tapices se levantaban gigantescos macizos de flores, que en su centro ostentaban también los anagramas de Jesús y María.

Remataba este hermoso cuadro un magnífico dosel de terciopelo rojo, bordado en oro y sostenido por grandes alabardas, apareciendo en el frontis del dosel el nombre de Jesús en el centro y distribuidas a ambos lados las iniciales del lema que el patriarca de Loyola escogió para su compañía: «Ad Mayorem Dei Gloriam»; y sobre el dosel las armas de los tres grandes pontífices Pío IX, León XIII y Pío X. Bajo el dosel aparecía como Reina de aquella deliciosa fiesta, la hermosísima Imagen de la Inmaculada, que se venera en la iglesia del Colegio.

Bachilleres del año 1896: J. Rovira, M. Lorenzo, F. Villalobos, J. García, C. Roméu, F. Le Dantec, J. Bellod, J. Pérez, J. Carrió, M. Pescetto, I. Aznar, M. Gomis y F. Cabezos.

Espléndida iluminación eléctrica dio al conjunto desde el adormecer, aspecto fantástico y hermosísimo. A las cuatro de la tarde dio comienzo al acto la brillante banda de música de Novelda, interpretando de modo magistral la preciosa sinfonía de la ópera «Dinorah», de Meyerbeer. Entre tanto, el espacioso local llenose por completo de miles de personas, que constituían un público distinguido y selecto.

El torneo literario fue presidido por el Rvdo. Padre Provincial de la Compañía de Jesús que tenía a su derecha al conde de Retamoso, antiguo colegial y vicepresidente de la junta organizadora del acto, a su izquierda al alcalde de Orihuela, ocupando los demás sitios del estrado otras personas distinguidas en número considerable, y entre ellas algunos señores canónigos de la catedral y los superiores de las Comunidades de Franciscanos y Capuchinos.

El discurso preliminar, a cargo de nuestro queridísimo amigo y compañero D. Manuel Senante y Martínez, fue una exteriorización sincera, franca y entusiasta de nobles sentimientos hacia todo lo que con el acto que se celebraba pudiera relacionarse, motivo, lugar, compañía, recuerdos, satisfacción y alegría.

Su inspirada oratoria es bien conocida en Alicante para que tratemos de copiar sus reflejos, cosa que nos veda razones de compañerismo y cariño. Solo sí diremos que refrescados sus labios por la linfa de tan puras y mágicas fuentes brotaron de ellos espontáneos conceptos felicísimos que arrancaron de los presentes atronadores y continuados aplausos.

Los trabajos que a continuación describiremos a la ligera, lamentando muchísimo disponer para ello de tan corto espacio, fueron escritos y por esa causa hemos de felicitarnos, pues más adelante, podremos ofrecerlos a nuestros lectores.

A continuación ocupó la mesa del orador un ilustre prócer, también antiguo colegial como todos los demás que usaron de la palabra aquella tarde, El Duque de Arévalo del Rey se inspiró en la salutación del arcángel ¡Ave María Purísima! y empapando su claro talento en la dulzura de tan hermosas palabras, se extendió en oportunísimas y sentidas consideraciones, siendo su trabajo muy celebrado y aplaudido. «Potuit, decuit, ergo fecit» fue el tema de la labor profundísima del Sr. D. Carlos Coig.

El famoso argumento del venerable y muy sabio filósofo y teólogo franciscano Scoto sirvió al señor de Coig para hacer gala de su extensa cultura e ilustración, siendo también objeto su trabajo de innumerables elogios y felicitaciones. Modesto Hernández Villaescusa, el galano escritor, eminente publicista y ameno periodista tan conocido en el mundo de las letras, aportó también para la solemnidad que describimos una de sus más delicadas producciones.

Su discurso fue largo, pero pareció corto, lejos de cansar, las frescas y sentidas palabras de Villaescusa las recogía el oído con avidez, temiendo perder alguna, confirmando a su autor la justa reputación de que goza.

Innecesario es decir que los aplausos ahogaron muchas veces la voz del disertante, y que se prolongaron largo rato cuando hubo concluido. En el primer descanso, la banda de música ejecutó una difícil fantasía del «Tannhäuser» de Wagner, siguiendo el notable trabajo del distinguido letrado almeriense D. Juan Pérez de Guipúzcoa Ibarra, que tituló «Bellezas de la Creación,  símbolo de María».

La Banda. Curso 1880-1881

Seríamos interminables si nos detuviéramos a detallar los primores que como esfuerzo de las inteligencias formadas en aquel mismo centro de enseñanza, tejieron la corona de siemprevivas que se dedicó a María, pues siempre vivirán como flores gratísimas en el recuerdo de los concurrentes los notables trabajos y sentidas producciones que en aquel certamen del arte literario se leyeron. Fueron éstas, además de las dichas, un precioso soneto titulado «San Ildefonso, capellán de la Inmaculada», original del señor conde de Cedilla y leído por D. José Martínez Arenas; «Matronas Bíblicas, vislumbre de María», hermosa composición poética, en versos alejandrinos, original de D. Julio de Ugarte, declamada por un colegial.

«María, fuente de inspiración para las artes», composición eruditísima del señor marqués de Rafal, que fue muy aplaudida; «María Inmaculada y España», oda compuesta y declamada por D. José Martínez Arenas; «A María Inmaculada», sentidísima plegaria, de D. Miguel Torres Carrión; «El voto de los reyes católicos», concienzudo y muy acabado trabajo histórico, con innumerables citas y sentidísimas consideraciones, de don Lorenzo Prytz, y «Las cántigas del rey Sabio», que es un estudio completo de estas interesantísimas y tiernas composiciones poéticas, hecho por D. Ceferino Pérez Marín, catedrático del Instituto de Murcia, que puso de relieve sus profundos estudios y sus conocimientos literarios, al propio tiempo que sus aptitudes de escritor; pues no se sabe que admirar más en su trabajo, si la galanura de la forma o el estudio acabadísimo y completo de la materia tratada.

Llamó poderosamente la atención y fue muy celebrado, «Un recuerdo» y que en efecto lo es tiernísimo y conmovedor del inolvidable P. Hermenegildo Jacas, fundador del Colegio. El autor de esta bellísima y oportunísima composición, D. Juan de Coig, ha puesto en ella todos los delicados acentos del sentimiento de la gratitud y del cariño y esto con un arte admirable y con tanta verdad y entusiasmo, que arrancó lágrimas a cuantos conocieron a aquel venerable maestro que hace algunos años nos arrebató la muerte.

Como final de fiesta declamaron un precioso y muy oportuno diálogo titulado «ayer y hoy», los jóvenes actuales alumnos Ginés Muñoz, Manuel Marín, Carlos Coig, Salvador Magro y Santos Marín, todos hijos de antiguos colegiales. Terminó acto tan solemne de imborrable recuerdo, con un himno cantado por los alumnos del Colegio.

Poco antes de terminar tan hermosa velada, se recibieron dos telegramas. Uno del Emmo. Cardenal Merry del Val, en nombre de S. S. Pío X y otro del reverendo P. Martín, general de la Compañía de Jesús, contestación a los de adhesión que le dirigieron los ex colegiales congregados. A ellos dio lectura D. Carlos de Coig, escuchándola todos puestos en pie y prorrumpiendo en entusiastas aplausos.

El Padre Vicente Gil y la Junta de Congregación Mariana.

POR LOS MUERTOS. Como recuerdo tributado a los profesores y compañeros fallecidos y en sufragio de sus almas, celebráronse ayer en la Iglesia del Colegio solemnes funerales. La capilla de música del colegio interpretó una sentida misa de réquiem a grande orquesta en la que ofició el antiguo prefecto P. Pérez Jorje, asistido por los ex colegiales Sres. Villalobos y Pérez Marco.

La oración fúnebre corría a cargo de otro antiguo alumno del Colegio, el doctor D. José Mª Rosal y Serra, pero no habiendo podido emprender el viaje se encargó de sustituirle el presbítero y también antiguo compañero de colegio D. Luciano Pérez, quien pronunció una oración fúnebre muy elocuente y sentida, por la que recibió muchas y justas felicitaciones.

VISITA A MONSERRATE. Como recuerdo de la piadosa costumbre que de muy antiguo tienen los colegiales de Santo Domingo y como tributo de amor a la excelsa patrona de Orihuela, la Virgen de Monserrate, a las tres de la tarde de ayer se dirigieron los antiguos colegiales en compañía de los actuales, de la Rvda. Comunidad del Colegio y de muchas familias al templo en que se venera aquella devota imagen; y allí se cantó la Letanía lauretana a dos coros con acompañamiento de órgano y luego una solemne salve por los alumnos del Colegio.

Iglesia de Nuestra Señora de Monserrate, Orihuela.

FIN DE FIESTA. A las siete de la noche, en el patio de la Universidad del Colegio, se dio remate a las grandiosas y espléndidas fiestas celebradas con el disparo de un variado y vistosísimo castillo de fuegos artificiales que llamó la atención y mereció muchos aplausos, porque saliéndose de lo ordinario ofreció novedad y expresó ingenio, trabajo y habilidad de los pirotécnicos que lo confeccionaron. La velada fue amenizada por la banda de música local de Santa Cecilia.

DETALLES. La brillante y aplaudida banda de música de Novelda, que ha contribuido al esplendor de la fiesta, por acuerdo de la Junta organizadora de ésta, dio una serenata a nuestro muy amado señor Obispo, en la noche del sábado. El precioso motete «O Salutaris hostia» que se cantó a grande orquesta durante la Misa de Comunión del domingo es original de D. Lorenzo Prytz y le acredita de compositor inspiradísimo.

A todos los antiguos alumnos hemos oído ponderar la amabilidad y cortesía con que en Orihuela han sido recibidos por todos, cosa en verdad nada extraña, pues conocido y proverbial es el carácter hospitalario y cariñoso de los habitantes de aquella hermosa ciudad. En toda la fiesta ha reinado la más franca alegría y cordial amistad, sin registrarse el menor incidente desagradable.

Los Reverendos Padres, se afanaban por atender y agasajar a los alumnos antiguos; éstos han quedado encantados y complacidos del acto, y a todos he oído frases de satisfacción y de encomio. A todos, profesores y alumnos, nuestra enhorabuena, pero muy especial al R. P. Vicente Prosper y a D. Carlos de Coig, a quienes en primer término se debe el éxito alcanzado; y como acabó su discurso el Sr. Senante, acabo yo esta crónica deseando que todo redunde a la mayor gloria de Dios y de su benditísima Madre. Un detalle: el conocido fotógrafo alicantino Sr. Cantos, sacó preciosas vistas de la fiesta. 

Me ha parecido interesante añadir la opinión de un ex alumno del Colegio, que no asistió a la reunión. Luis Antón del Olmet era un famoso periodista vasco que, aunque vivía en Madrid, estaba unido a la prensa oriolana a través de su amigo y condiscípulo Justo García Soriano. Este es el artículo que escribió días después en el semanario republicano de Orihuela.

Unión republicana. Número 65 – 26 de noviembre de 1904: PENAS AL AIRE. Venid a mí … (Palabras de Cristo) …Y no es que yo les tenga odio, no; me inspiran solamente un gran desprecio, asco en ocasiones y a veces, cuando vienen a mí noticias que me cuentan un triunfo, que me gritan la invasión creciente de su propaganda, entonces se me crispan los nervios, se me anudan las arterías y siento impulsos vanos, estériles de luchas y peleas.

Pero esto pasa, y el olvido y el desprecio que siento hacía ellos, me invade nuevamente. Y hoy han vuelto a encenderse las cenizas, se ha animado el cadáver y he cogido la pluma avaramente para dar al aire mis sentimientos, mis ironías y mis risas. Sé que mi lucha será estéril; que será denotado, que mi voz no pasará de los oídos, que no logrará arrancar un grito de vergüenza ni un prosélito a sus filas. ¿Qué me importa?

Yo he tenido un sueño. Soñé que asistía a unas fiestas religiosas, medio profanas, en las cuales se comía cerdo y se rezaban rosarios. El sueño me llevó a Orihuela. La mansión de los P. P. Jesuitas es un edificio sombrío que se alza en una callejuela estrecha con olores de pudrideros. Tiene, el palacio ese sello tristón y melancólico peculiar de los conventos y de las cárceles. Hay corredores amplios, callados, que nos devuelven nuestras voces y nuestras pisadas en eco lúgubre.

Hay claustros tristes que parecen muertos, claustros inertes en los cuales se siente miedo de soledad y cuyo ambiente lleva al alma sombras misteriosas de venganzas de confesonarios. Hay muchas cruces, profusión de cuadros religiosos, estatuitas de la virgen, pendones con la imagen de S. Ignacio de Loyola.

Y hay también cierto lujo, cierto buen gusto, cierto rebuscamiento elegante en el mobiliario del salón de visitas, que se lleva muy bien con las personas que frecuentan la casa. He llegado a la portería y un lego alto, limpio, bien afeitado, de sotana crujiente y fulgurantes zapatos, se ha adelantado a mí. Le he dicho mi nombre y mis antecedentes y ha resplandecido su semblante.

Tras de hacerme mil preguntas curiosas, subió a avisarle al P. Jones, al P. Sánchez o al P. Rodríguez. El P. Pérez hizo su entrada. Es un hombrecillo chiquitín, que camina a saltitos, pulcro, atildado; un curita aristocrático que habla francés, toca el piano, pinta y da lecciones de botánica, un hombre sumamente interesante. Gran orador, eminente filósofo y químico notable. En el Colegio se le llama «inteligente».

Me acogió con gran cariño protector. Se interesó por mi familia, por mis estudios y finalmente me dijo que no me recordaba. Sí Padre. Estuve aquí dos cursos. El primero de la segunda brigada y el segundo en la primera. Hay Antón… —Sí, sí: Antón, Antón, ¿cómo vamos hijo? –Pues bien, P. ¿y V.? —Yo bien, gracias a Dios sigo bien; Después me dijo: — ¿V. vendrá a las fiestas? Y me hizo mil ofrecimientos, mil cortesías y mil amabilidades.

Luego me invitó a recorrer el edificio. Me lo estuvo enseñando con gran detenimiento, esforzándose por hacerme comprender las historias de puertas, corredores y capillas. Me habló del beato Pedro, del beato Juan y del beato Crispín, eminentes jesuitas que florecieron y que ya no se recuerdan. Y fue desenterrando sus virtudes y sus heroísmos religiosos. Hablaba con fruición, como si tuviera complicidad en los espasmos místicos de aquellos varones ilustres.

Luis Antón del Olmet (Bilbao 1886- Madrid 1923). Abogado, político y periodista. Alumno del Colegio de Santo Domingo.

Dos o tres P. P., me saludaron y aunque no se acordaban de mí, me hicieron mil protestas de amistad. Eran curas redondos, gozosos, placenteros, en cuyas caras molletudas brillaban ojos sonrientes. Yo salí encantado diciendo: — ¡Qué padrecitos tan amables!

En el pueblo tropecé con un antiguo compañero que fue externo en mi clase. Y me habló de Santo Domingo, me dijo que los P. P., a pesar de ser seguidores de Cristo hacían distinciones entre pobres y ricos y que solo estos últimos se sentaban a su mesa. Que vendrían después, condes, barones, banqueros, millonarios y que el ruido de la vajilla y el masticar de las viandas sonaría en todo el pueblo.

Y que en Orihuela, en la ciudad acribillada de conventos y casas de religión, en la ciudad en que hay iglesias en todas las esquinas, los hijos en Cristo de los frailes que llenan esos conventos, los habitantes de esas casas que rodean las iglesias a modo de grey, los vecinos del pueblo que fueron educados de los hijos de Loyola, verían invadidas sus calles y sus plazas por señoritos ricos que irían a comer en compañía de sus antiguos maestros.

Y yo pensé que era mentira; no, imposible. Ese P. Regulez, tan bondadoso, y ese P. Congríes, tan fino, tan exquisito, tan inteligente; ese P. tan galante con las damas, tan suelto, tan hombre a lo mundano…

No; no lo creí. En el P. Regulez sería una crueldad y suponer cruel al P. Regulez sería lo mismo que suponer virgen a Mesalina y tonto al P. Congríes igual que suponer ladrón a Sievola. En mi sueño leí en un diario esta noticia: «En Santo Domingo se celebrará una gran fiesta en conmemoración de no sé qué aniversario. Se comenta desfavorablemente el hecho de haber sido invitados con exclusión de los externos los antiguos alumnos del Colegio».

Y mil ideas confusas se atorbellinaron a mi cabeza. En medio de una baraúnda de pensamientos que chocaban entre sí, como a través de una neblina, apenas embozados, vi al Padre Regulez apaleando a un alumno externo y al P. Congríes dándose un vulgar atracón de magras rociadas con Jerez. Y he creído que vivimos en un mundo maravilloso, en el cual hasta los sacerdotes ni tienen fe ni la practican.

Y ahora una aclaración: Yo no creo nada de esto. Fue mi sueño vano. Sigo amando a los P. P. jesuitas como los amé siempre. Son para mí un coro de curitas cariñosos, afables, cándidos, sencillos, de frase acariciadora, ojos dulces y continente modesto, pobres, honrados, castos, que se desvelan por la salvación de las almas, que darían la vida por la inversión de un pecador y que quieren mucho a los alumnos pobres. Y que este suceso del banquete es una mala interpretación de los periódicos, y si es cierto, sus razones tendrán. Cristo no fue comprendido por su pueblo. Luis de Antón del Olmet. Ex-alumno interno del Colegio de Santo Domingo de Orihuela. Madrid Noviembre 1904.

Luis Antón del Olmet (Bilbao 1886- Madrid 1923). Archivo ABC.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Mi agradecimiento a Jesús García Molina, Javier Sánchez Portas y J. M. Dayas.

Jesuitas en Sto. Domingo 3. (1872-1922) H-Z.

Hace un siglo, cuando Santo Domingo cumplía cincuenta años como centro diocesano de enseñanza, publicaron un catálogo general formado con listados de jesuitas y alumnos que habían pasado por el colegio en el periodo 1872-1922. Dicho catálogo estaba ilustrado con añejas fotografías realizadas en esos cincuenta años.

Cien años después, el presente trabajo es la segunda parte de esta especie de digitalización de aquella obra. Al igual que la primera, os la ofrezco trufada con noticias de prensa y otras imágenes que he podido localizar. Valga como contribución al ciento cincuenta aniversario del que fue mi colegio.

Catálogo General 1872-1922 (2):

Listado de alumnos, letras H-Z.

Trozo de huerta con alumnos de la tercera Brigada. J. David photographie, París, 2 de septiembre de 1.901. Colección Jesús R. Tejuelo.

El labrador. Número 13 – 31 de diciembre de 1901: COLEGIO DE SANTO DOMINGO. Hemos tenido el gusto de asistir a las veladas recreativas que en los días 25, 27 y 28 del presente han tenido lugar en el salón de actos del colegio de Santo Domingo; y en honor de la verdad hemos de confesar que ha sido eco fiel del fin primordial que las inspira.

Sabido es que éste no es otro que el de proporcionar justo solaz y honesto entretenimiento a los alumnos que en los solemnes días de Pascua se ven lejos de su casa y a las veces también de su familia. Bien, muy bien por todos los señores que en ellas han tomado parte, porque así las piezas dramáticas como los cantos infantiles; así las sombras chinescas y juegos de prestidigitación como todo lo demás salieron a pedir de boca.

Curso 1904-1905. Primera Brigada.

La voz de Alicante. Número 11 – 13 de febrero de 1904: Los próximos días de carnaval tendrán lugar en el Colegio de Santo Domingo de Orihuela, a las seis y media de la tarde, grandes veladas literarias por los alumnos de dicho colegio. La del primer día versará sobre historia de España. La del segundo sobre geografía española. La del último sobre Ínfima. Felicitamos a los Padres del colegio de Santo Domingo por la organización de tal cultas fiestas.

El diario orcelitano. Número 42 – 24 de marzo de 1904: Mañana se celebrará en el colegio de Santo Domingo de esta ciudad, a cargo de los reverendos padres jesuitas, una concertación literaria en la que hacen gala de sus conocimientos, los alumnos de tercer curso de bachillerato.

Curso 1904-1905. Segunda Brigada.

La voz de Alicante. Número 49 – 2 de abril de 1904: Mañana se celebrará una velada literaria musical en honor de María Inmaculada por los alumnos de la clase de declamación del colegio de Santo Domingo de Orihuela, con arreglo a un variado y selecto programa que hemos tenido el gusto de recibir en el que alternan composiciones líricas con otras musicales.

La voz de Alicante. Número 50 – 4 de abril de 1904: «El triunfo del Ave María» fue el título de la solemne velada literario-musical que los alumnos de la clase de declamación del Colegio de Santo Domingo de esta ciudad, celebraron ayer tarde en honor de María Inmaculada. El espacioso salón de actos, del hermoso edificio antes mencionado, se encontraba profusamente iluminado y adornado con exquisito gusto.

En el estrado o escenario, una decoración representando un edificio árabe, servía de marco a una hermosa efigie de la Virgen sin mancilla. De dos partes constaba el acto; la primera destinada a narrar en hermosas e inspiradas odas, leyendas y escenas dramáticas, la arriesgada hazaña del héroe castellano Hernando del Pulgar cuando durante el sitio de Granada por los Reyes Católicos, enclavó en las puertas de la mezquita de la morisca ciudad el cartel conteniendo el hermoso lema del «Ave María»; y la segunda destinada a narrar el desafío de Garcilaso de la Vega con el moro Tarfe para el rescate del antedicho cartel.

Tanto una como otra parte fue amenizada por inspirados números musicales. Todos los alumnos que en ella tomaron parte cosecharon gran número de merecidos aplausos, tributados por la distinguida y numerosa concurrencia que llenaba el salón.

En la presidencia vimos al R. P. Rector del colegio, quien tenía a su lado a los Sres. Deán y Chantre de este cabildo catedral y a una numerosa comisión de la Reverenda Comunidad de Franciscanos de esta ciudad y a gran número de señores sacerdotes. Felicitamos calurosamente a la ínclita Compañía de Jesús, por el solemne acto anoche celebrado.

El diario orcelitano. Número 73 – 6 de mayo de 1904: En el día de ayer, los alumnos internos del Colegio de Santo Domingo que dirigen los Jesuitas, estuvieron en el campo, de donde regresaron por la tarde.

El diario orcelitano. Número 78 – 13 de mayo de 1904: Ayer mañana se reunieron en casa de don Carlos Coig los antiguos alumnos del Colegio de Santo Domingo, con objeto de obtener el consentimiento de todos para la gran reunión que ha de tener lugar el día 13 de Noviembre en nuestra población de cuantos han estudiado en dicho establecimiento.

El fin de esta reunión no es otro que el verse un día reunidos todos o la mayor parte de los compañeros y estrechar los vínculos de unión y fraternidad que deben existir siempre entre los que juntos han visto trascurrir los más hermosos años de la vida. El Sr. Coig hizo saber a sus compañeros que hace tres años que persiguen esta idea los antiguos alumnos residentes en Madrid, y que por fin van a tener la gran satisfacción de abrazarlos, gracias a los constantes trabajos de la junta de antiguos alumnos que para este fin se había nombrado.

El número de antiguos alumnos asciende a 900. El exceso de original nos impide dar más detalles como fuera nuestro gusto.

Curso 1904-1905. Tercera Brigada.

La comarca. Número 454 – 9 de septiembre de 1904: Colegio de Santo Domingo. En la portería de dicho centro docente se ha fijado un anuncio en el que se avisa a los Sres. que deseen ser admitidos como alumnos externos, que han de presentarse para ser examinados en los días 12, 13, 14, 15 y 16 del corriente mes de 10 a 11 y ½ de la mañana.

La voz de Alicante. Número 230 – 11 de noviembre de 1904: Ayer estuvieron en esta ciudad el R. P. Iñesta, provincial de la Compañía de Jesús, acompañado del R. P. Tena, que por la tarde marcharon a Orihuela con objeto de asistir a la solemne fiesta que el próximo domingo celebrarán en el Colegio de Santo Domingo de aquella ciudad, en honor de María Inmaculada, los antiguos alumnos internos de aquel colegio, dirigido por los RR. PP. Jesuitas. Con el mismo objeto ha marchado hoy a Orihuela nuestro amigo y compañero D. Manuel Senante y, según nuestras noticias, son muchos los antiguos alumnos residentes en Alicante que asistirán a tan grata fiesta que promete ser muy hermosa y animada. 

Año 1904. Antiguos alumnos reunidos en el colegio para celebrar las fiestas cincuentenarias de la Inmaculada Concepción.

El Graduador. Alicante. Número 8596 – 14 de noviembre de 1904: Ayer domingo celebraron en Orihuela, con asistencia del R. P. Iñesta, provincial de la Compañía de Jesús, una solemne fiesta en el Colegio de Santo Domingo de aquella ciudad en honor de María Inmaculada, los antiguos alumnos internos de aquel colegio, dirigido por los RR. PP. Jesuitas. Al banquete han asistido más de cien antiguos condiscípulos, venidos de todos los puntos de España, siendo grande el número de los que han concurrido de esta capital y provincia.

Para no alargar mucho el presente artículo, he sacado aparte la exhaustiva descripción del acto que hizo el diario católico «La Voz de Alicante», en dos extensos artículos a los que se accede pinchando la siguiente imagen.

Enlace a artículo.

Cualquier efeméride se aprovechaba para organizar un acto. En conmemoración del tercer centenario de la publicación del Quijote, los alumnos celebraron una velada literario musical en el salón de actos del colegio.

La voz de Alicante. Número 374 – 11 de mayo de 1905: ORIHUELA. —El programa de la solemnidad literaria que el próximo domingo se celebrará en el Colegio de Santo Domingo, es el siguiente: Balada para septeto, O. Camps. —Discurso por D. Ginés Mª Muñoz.

PARTE 1ª. El Quijote portento de belleza. Género narrativo. Condición y ejercicio del famoso Hidalgo, (c. 1; p. I) por D. José Sánchez. — Género descriptivo. Pintura que hizo D. Quijote de la edad de oro (c. 11; p. I) por D. Pedro Penalva. — Género didáctico. De cómo convinieron D. Quijote y su escudero tomar el oficio de pastor, (c. 67; p. II) por D. Juan Mancheño y D. Octavio Ruiz. La cuna de Cervantes. Genetlíaco; arieta de tiple por D. Luis Verdú; música de A. Rogel. —Género oratorio.

Razonamiento que hizo D. Quijote a los del pueblo del rebuzno, (c. 27; p. II) por D. Jesús Brotons. —Género dramático. De los consejos que dio D. Quijote a Sancho Panza antes del gobierno de la ínsula (c 42; p. II) por D. Carlos Girón y D. José Ruiz. El manco de Lepanto. Marinesca a solo y coro; música de Villaseca.

PARTE 2ª El Quijote como fuente de moralidad. Guerra a la ociosidad y al juego (capítulo 49; p. II) por los Sres. Penalva M., P. Chirinos S., Azorín J., Magro S., Santo J., Marín S. y González J. —Vida cristiana y buena educación de los hijos. (c. 16; p. II) por D. Luis M. de Galinsoga, D. Manuel Marín y D. Alejandro Verdú. —Ventaja a la virtud de todas las cosas criadas, (c. 8; p. II) por D. Francisco Lorenzo y D. Adolfo Ortiz.

El cautivo de Argel. —Escena lírica por D. Santos, P. Chirinos y D. Juan Lencina; música de E. García. —Al fuego los malos libros (c. 6; p. I) por D. Jesús González, D. José Azorín y D. Salvador Magro. —Arrepentimiento y santa muerte. (c. 74; p. II) por D. Luis Verdú, D. Octavio Ruiz, D. Juan Mancheño, D. José Sánchez, D. Jesús Brotons y D. Antonio Pérez. Gloria a España. Himno: música de Claver.

El diario. Número 230 – 29 de diciembre 1905: Son muchas las familias  forasteras que han pasado estos días en Orihuela con objeto de visitar a los alumnos internos que siguen sus estudios en el Colegio de Santo Domingo. Ayer tuvo lugar en dicho centro docente la tradicional fiesta de Inocentes. Los  niños que en ella tomaron parte, pasearon por la ciudad, durante el día, en carrozas adornadas con flores.

La voz de Alicante. Número 691 – 9 de junio de 1906: Ayer, a las ocho de la noche, terminaron los exámenes de prueba de curso en el Instituto de segunda enseñanza de los alumnos del Colegio de Santo Domingo de Orihuela que dirigen los PP. de la Compañía de Jesús, cuyo trabajo escolar comenzó el lunes último, a las ocho de la mañana.

De los datos que se nos han facilitado en la Secretaría de dicho centro docente, resulta que los alumnos presentados a exámenes en los seis grupos que constituyen el Bachillerato han sido 104; entre los cuales llevaban inscritas 426 matrículas de asignaturas, de todas las que se han examinado, habiendo obtenido 106 notas de Sobresaliente, 130 de Notable, 178 de Aprobado y 8 de Suspenso, lo que da la siguiente proporción: 20,40 por 100 de Sobresalientes, 30,50 de Notables; 42 de Aprobados y no llega al 2 por 100 de Suspensos. Además han sufrido el examen de ingreso 25 alumnos, habiendo sido aprobados todos.

Entre los alumnos más aventajados merecen especial mención los que han obtenido nota de Sobresaliente en todas las asignaturas literarias o científicas de que se han examinado, los cuales son: Luis Verdú y Albert, José Mª Gonzálbez y Quiles, Antonio Pérez Ruiz, Andrés Navarro y Navarro y Juan García Gutiérrez y Marín Ordóñez, de primer año. José Mª Moncho y García, Antonio Aznar, José Mª Pérez Ruiz y Juan Manuel Lencina Lencina, de segundo año. Luis Giménez González de quinto año.

Es de suponer que alguno de estos alumnos como de los demás que han obtenido la primera nota, sean propuestos para matrícula de honor, lo cual no puede hacerse hasta la terminación de todos los exámenes de la enseñanza no oficial.

El resultado de los exámenes que nos ocupan es brillantísimo como lo demuestra la incontrastable elocuencia de los números que quedan consignados y de ello patentiza el celo con que el Colegio de Santo Domingo atiende a la enseñanza y educación de sus alumnos y el favor siempre creciente y extraordinario que el público le dispensa. Reciba tan importante Colegio y sus laureados alumnos nuestra más cumplida enhorabuena.

El diario. Número 493 – 23 de noviembre de 1906: Los alumnos internos del Colegio de Santo Domingo, preparan una gran fiesta literario musical para conmemorar también las fiestas del VI centenario del hallazgo de Nuestra Patrona. El acto promete extraordinaria brillantez.

La voz de Alicante. Número 848 – 18 de diciembre de 1906: FIESTA Y CORONACIÓN DE LA VIRGEN INMACULADA EN EL COLEGIO DE SANTO DOMINGO (ORIHUELA). Con una sola palabra podemos calificar la fiesta del 8 de Diciembre; fue solemnísima.

Solemnísima porque a la grandeza que revirtió los años anteriores, añadiose el presente la coronación de la hermosa imagen, propiedad de la congregación de internos. (…) Bendijo el R. P. Rector la artística corona, regalo de los alumnos y fundida por el fuego del ardiente amor a la Reina del cielo y se colocó en sus sienes inmaculadas, destacándose entonces más que nunca la celestial belleza de la Imagen.

Por la tarde tuyo lugar el final de la novena y el rezo del santo rosario, siguiendo luego el sermón tradicional por el R. P. Furgús. (…) Puso fin a tan hermosos actos un castillo de fuegos artificiales, cuyos estampidos resonaron en el aire, con la quietud de la noche, como la última despedida del día ocho de diciembre…

LA CORONA. En el año 1905 concibió el R. P. Prefecto, Director de la Congregación la idea de coronar las tres estatuas de la capilla de internos, Sagrado Corazón, San José y la Virgen inmaculada. Las dos primeras coronáronse aquel mismo año con artísticas aureolas de plata maciza. Pero la Virgen lo había de ser solemnemente y con diadema y aureola de oro, como rica ofrenda de los hijos a su divina Madre. Nada de humano había de tener la ejecución.

Así es que se encargó a los alumnos que los ofrecimientos fuesen ahorros de diversiones y pasatiempos en la temporada de verano; para que fuese de más valor la ofrenda (…) Es obra de valor y delicado gusto, construida en Orihuela.

LA LÁPIDA CONMEMORATIVA. Guardose para el presente día la inauguración de la lápida conmemorativa de la reunión de los antiguos colegiales tenida el año 1904, bajo los auspicios de la Virgen. Es trabajo de sumo gusto artístico; en la franja de relieve que rodea la lápida destacándose en primer término el nombre de María rodeado de estrellas. Las letras de la inscripción son de color verde y algunas iniciales de tinta roja…

Esta felicitación a dos chavales de La Aparecida, resulta casi ofensiva para sus «pobre padres».

La iberia. Número 10 – 28 de junio de 1907: Nuestro paisano el joven estudiante D. Manuel Gomes, hijo de un modesto labrador de la Aparecida, ha obtenido la nota de sobresaliente en todas las asignaturas y una matrícula de honor en el quinto año de medicina que estudia en la Facultad de Barcelona.

Su hermano D. Ángel ha obtenido las mismas notas del tercer año en la misma carrera. Estos jóvenes son acreedores de la mayor estimación y encomio. De familia modestísima y en calidad de fámulos en el colegio de Santo Domingo, hicieron con brillantísimas notas el bachillerato y hoy, en circunstancias bien difíciles, con la protección de los PP. Jesuitas, terminan de un modo tan honroso la noble carrera de medicina. Felicitamos a tan aprovechados jóvenes y, sobre todo, a sus pobres padres.

Alumnos internos. Curso 1907-1908.

La Nueva Era. Número 12 – 24 de julio de 1907: El viernes 19 de los corrientes, amaneció la población engalanada. (…) Durante toda la mañana las calles  estuvieron invadidas por un gentío inmenso, con especialidad la de San Francisco, por donde había de entrar la Infanta Isabel, tía del Monarca actual de España D. Alfonso XIII…

En Dominicos. Los RR. PP. jesuitas esperaban a la Infanta Isabel en el vestíbulo del grandioso y artístico edificio, construido en el siglo XVI, merced a la munificencia del cardenal D. Fernando de Loazes. Recorrió la Infanta las principales dependencias del edificio, admirando el patio de la Universidad, la biblioteca y el museo arqueológico, cuya historia siguió con gran interés y solicitando se le enviase, algún ejemplar de los muchos y valiosos que contiene. Doña Isabel salió complacidísima de su visita al colegio de Santo Domingo, diciendo al anciano P. Careliano: «Padre, ruegue al Cielo por mí y por mi familia».

El Padre Furgús.

Diario de Alicante. Número 316 – 15 de febrero de 1908: Se halla en esta ciudad el ilustrado arqueólogo Sr. Simancas, que por encargo del Gobierno va recorriendo toda esta región para estudiar las antigüedades que encuentre y hacer una memoria acerca de ellas. Dicho señor está admirado de las riquezas arqueológicas que encierra esta ciudad, y para poder hacer un ligero estudio de ellas, se ve obligado a permanecer en esta población de veinte a treinta días. Lo que más le ha gustado es el museo de antigüedades del colegio de Santo Domingo.

Museo de antigüedades del colegio de Santo Domingo. Al fondo, el P. Furgús.

 El social. Número 20 – 30 de enero de 1909: Pérdida sensible. En prensa nuestro periódico recibimos una triste noticia. El R. P. Julio Furgús, S. J. célebre en el mundo de la ciencia por sus descubrimientos prehistóricos, fundador del Museo prehistórico de antigüedades del Colegio de Santo Domingo, ha fallecido esta mañana víctima de un accidente.

Ocupado en sus excavaciones en el monte, ha caído de una gran altura falleciendo a consecuencia del golpe. Dios le reciba en su santa gloria. A la Compañía de Jesús por la pérdida de uno de sus hijos, al Colegio de Santo Domingo por la muerte de uno de sus profesores, y a la Ciencia española por la falta de uno de sus sabios, enviamos nuestro más sentido pésame.

R. P. Julio Furgús.

El orden. Número 74 – 31 de enero de 1909 enero: Un mártir de la ciencia. Admiración de propios y extraños motivo de legítimo orgullo para los oriolanos es el museo geológico que existe en el Colegio de Santo Domingo de esta ciudad. Tal monumento científico se debe a la perseverante labor de un humilde religioso, honra y prez de la Compañía de Jesús a la que pertenecía en vida.

El P. Julio Furgús S. J., que atesoraba profundos conocimientos en todas las ciencias históricas, emprendió hace años la meritísima labor de formar un museo geológico; su trabajo fue coronado con el más lisonjero éxito; revistas  científicas tanto nacionales como extranjeras han llenado sus columnas con trabajos del P. Furgús, y han tratado el mencionado museo con frases encomiásticas para el mismo.

El puro amor a la ciencia que el P. Furgús sentía no se saciaba nunca y víctima de él, buscando nuevos materiales con que enriquecer el antedicho museo, encontró ayer la muerte. Practicando excavaciones en el monte cercano al colegio de Santo Domingo, tuvo ayer la desgracia el meritísimo religioso ya nombrado, de resbalar, cayendo a los patios de dicho edificio, desde una considerable altura, caída que le ocasionó la muerte.

El juzgado de instrucción se trasladó al lugar del suceso instruyendo las primeras diligencias. A nosotros nos ha proporcionado gran sentimiento la desgracia relatada y solo nos cabe dedicar un recuerdo al R. P. Furgús y enviar nuestro más sentido pésame a la Compañía de Jesús.

Escenas teatrales en el colegio.

Blas Alfonso Marsilla Molina con un grupo de compañeros. Entre 1906-1909. Mi agradecimiento a Alfredo Amor.
Año 1909. Representación teatral. «La Conquista de Jerusalén».
Año 1909. Representación teatral. «La Conquista de Jerusalén».
Año 1909. Representación teatral. «A buen rey, mejor vasallo».

La prensa conservadora presumiendo de los beneficios que Santo Domingo reportaba a Orihuela.

El Eco de Orihuela. Número 136 – 25 de abril de 1910. Puntualicemos las ventajas que reporta a Orihuela el colegio de Santo Domingo: La clase media, que no dispone de bienes para hacer crecidos gastos en la educación de sus hijos, tiene hoy un centro docente en el que gratuitamente se les da enseñanza.

El zapatero, el sastre, los industriales todos que prestan sus trabajos en ese colegio, tienen un cliente, que puede servirles, para con el trabajo que solamente e ellos prestan, vivir. Los abastecedores de comestibles (carnes, pescados, etc., etc.) cuentan con una casa que les consume mucho, y sólo con el producto de esas transacciones, pueden vivir muy holgados.

Los muchos empleados que prestan sus servicios en el Colegio; las fondas, confiterías, cafés y demás establecimientos cuya vida depende del crecido número de publicó que los frecuenta, tienen durante el curso un núcleo de gente que les consumen, y eso lo deben al Colegio de Santo Domingo, pues las familias de los colegiales visitan con frecuencia nuestra ciudad. Todas esas ventajas y muchas más que omitimos en gracia a la brevedad, reporta a Orihuela el Colegio de Santo Domingo.

Curso 1911-1912. Primera brigada.
Curso 1912-1913. Segunda brigada.
Curso 1916-1917. Primera Brigada.
Curso 1916-1917. Segunda Brigada.
Curso 1916-1917. Tercera Brigada.

Campo de Congregantes y otras excursiones.

Como os anuncié en la entrega anterior, voy a transcribir algunas narraciones de excursiones narradas por alumnos que participaron en ellas. Hay dos en las que se desplazaron en carros hasta la costa; eran las que llamaban «Campo de Congregantes»; la otra fue a pie hasta Jacarilla. Les he quitado un poco de paja para abreviarlas; pero son literales.

Abril de 1917. Campo de Congregantes en Torrevieja: Por fin amaneció el día 26, que era el designado para gira tan grandiosa. Hoy no es la campanilla la que nos despierta; el hermano Manuel Vengut, a las cuatro y media empieza a recorrer una por una las camarillas de los congregantes.

Nos lavamos, aseamos y vestimos con más diligencia que nunca, y después de asistir al santo sacrificio de la misa y recibir en nuestros pechos el pan de ángeles, bajamos al comedor para tomar también algo de sustento corporal. Ya nos esperaban los coches en la calle y según el orden prefijado los ocupamos y emprendimos el camino con dirección a Torrevieja.

Los treinta kilómetros que de Orihuela la separan los recorrimos en el más alegre bullicio, no haciendo mella en nuestros cuerpos juveniles lo poco cómodos movimientos de los coches o tartanas. Atravesamos con relativa velocidad la fertilísima huerta de Orihuela y parte del cercano monte llegando a la cumbre de una suave colina donde hicimos alto por primera vez.

Aquí se halla situada la Venta conocida con el nombre de Vista-Bella y nuestra jovial expedición se detuvo y bajó de los coches para dar cuenta de un no despreciable almuerzo. La parada fue breve y puestos otra vez en marcha, se encargaron los chistes y amenas narraciones de acortarnos la distancia que mediaba hasta el término de nuestro viaje.

Llegados a éste, el pueblo en masa arrastrado por la novedad nos seguía por todas partes sirviéndonos de amigable escolta y observando con curiosidad todo cuanto hacíamos y decíamos. Hasta la hora de comer anduvimos paseando por las blancas arenas de la playa fijando nuestra atención en la multitud de barcas que empujadas por un viento favorable cortaban con majestuosa indiferencia las cristalinas aguas del anchuroso mar y en las bandadas de gaviotas que con sin igual destreza capuzaban en el agua y sacaban en sus picos los pececillos que les sirven de alimento.

Torrevieja. Elevadora de sal. 26 de abril de 1917

El embarcadero de sal atrae de un modo especial nuestra atención y hacia él dirigimos nuestros pasos contemplando no solo el continuo movimiento de las barcas y vagonetas, sino la apacible combinación de colores formada por el azul del mar y la blancura inmaculada de ese tan apreciado fruto de su seno.

Dejamos al fin las blancas montañas de sal y el lago en que se cuaja lentamente y la larga serie de muelas que la trituran y dejan reducida a finísima harina, para volver a la casa que nos ofrecía gratísimo hospedaje, puesta generosamente a disposición de los PP. por el dueño de ella que fue antiguo colegial de Santo Domingo.

Era ya el mediodía y colocados en las bien ordenadas mesas, rezamos el Benedicite al que siguió durante toda la comida un alegre y animado «Deo-gratias». Fue un verdadero banquete en el cual dejose ver no menos la esplendidez y exquisito gusto de nuestro querido y prudente Director, el P. Juan Garrió, que la diligencia y maestría del H. Cocinero.

Playas de Torrevieja. 26 de abril de 1917.

Recorrimos después, la hermosa playa, contemplando por última vez sus finísimas arenas bañadas constantemente por un mar tranquilo y delicioso, y de vuelta ya para Orihuela, no quisimos abandonar la Ciudad de las Salinas, sin visitar antes a nuestro Rey y Señor en la Iglesia Parroquial.

Ante su magnífica portada de nuevo se sacó el retrato de todos reunidos ostentando cada uno en su pecho la medalla de Congregante. A la salida nos esperaban ya los coches; montamos y emprendimos el viaje de regreso despidiéndonos cariñosos de tan simpática población. Tras un rato de no muy lento caminar dejamos la carretera para tomar el camino que conduce a Tercia, hermosa finca de nuestro querido compañero de Congregación D. Jorge Roca de Togores.

Bachilleres. Curso 1916-1917.

A Tercia llegamos entre dos luces y mientras del todo iba desapareciendo la del astro rey, desaparecía también de entre las manos la merienda-cena que con diligencia y en abundancia se nos sirvió. Salimos de nuevo andando hacia la carretera; montamos por última vez en los carruajes, rezamos el Santo Rosario y algo cansados, pero alegres, llegamos al Colegio. Un té nos esperaba en el comedor y a poco la cama nos recibió en sus mullidos jergones, coronando día tan delicioso con un sueño apacible y sosegado. Rodolfo Soriano González. Congregante.

Curso 1916-1917. Brigada de Externos.
Abril de 1918. Día de mona. «Campo» en el patio de Lourdes.

7 de febrero de 1918. Jueves lardero. Campo a la francesa. Una expedición a Jacarilla. Era una fresca mañana de Febrero. El reloj del Colegio acababa de dar las seis y cuarto, cuando la sonora campanilla vino a sacarnos del blando lecho. Soñolientos, aunque no perezosos, comenzamos a vestirnos inquietos con la idea de si realmente aquel jueves tendríamos expedición. Al fin se disiparon nuestras inquietudes al repartirnos las gorras, señal inequívoca de que aquel día era de Campo.

A las diez y media tomábamos el almuerzo y a las doce menos cuarto partíamos a pie por la carretera que va de Orihuela a Torrevieja con intención de hacer una pequeña excursión por el vecino pueblo de Jacarilla distante ocho kilómetros de la histórica Orihuela. Siguiendo nuestro camino fuimos dejando atrás la ciudad, la plaza de toros, las fértiles campiñas del término de Orihuela regadas por las aguas del Segura.

En Bigastro numerosa caterva de muchachos salió a recibirnos y acompañarnos hasta la salida del pueblo, indicándonos el camino que conduce a Jacarilla, una aldea propiedad del Sr. Marqués de Cubas. Una vez en Jacarilla saludamos al Sr. Administrador Don Juan Coig, el cual con amabilidad caballerosa nos acompañó a la magnífica quinta de recreo que el Sr. Marqués está construyendo en la parte meridional del pueblo.

Palacio del marqués de Cubas. Jacarilla. Colección Javier Sánchez Portas.

Dos grandes pedestales sostienen la puerta que da entrada al jardín y después de atravesar varios paseos, rodeados de hermosa floresta, nos encontramos ante la fachada del Chalet. La parte central está sostenida por dos columnas formando una especie de vestíbulo o pórtico que da mucha gracia al conjunto, como lo indica la fotografía que entonces sacamos.

Primera Brigada en el Palacio del marqués de Cubas. Jacarilla. 1918.

Rodeando la casa hay, un bonito y elegante jardín con un pequeño campo de Tenis adornado todo con focos de luz eléctrica. Dos vistosos edificios: la Casa Cuartel destinada a la Guardia Civil, y el de las escuelas de instrucción primaria animan el Parque; y cuando esté acabada la Iglesia, cuyos fundamentos vimos, el conjunto será encantador.

Después de haberlo visto todo, nos despedimos de D. Juan Coig, a quien dimos las gracias por su amabilidad y, por el camino orlado de palmeras, deleitoso umbráculo que bebe en el Segura, nos dirigimos al río vadeándolo en una tan amplia como fuerte barcaza propiedad de un colono de las cercanías.

Vadeando el río Segura en 1918.

La pintoresca vista fotográfica, que entonces se tomó, perpetuará el grato recuerdo de las impresiones de aquel día. Y como la hora avanzaba y nos convenía llegar pronto a casa para reposar del cansancio producido por los 16 kilómetros: siguiendo el camino, que junto con el río serpentea entre huertos y cortijos, nos dirigimos al Colegio, llenos de polvo, rendidos de cansancio, con un apetito mayúsculo; pero satisfechos por la excursión realizada, las impresiones sentidas, los goces sanos disfrutados, y deseosos de repetir cada mes una excursión semejante. Francisco Lucas Girona. De la 1ª Brigada.

Campo de Congregantes en «Villa Ferris». 2 de mayo de 1918: Unos golpecitos suaves dados en la puerta a las 4 y ½ de la mañana del 2 vinieron a sacarnos de estos ensueños y ni que hubiera habido brasas en nuestros lechos saltáramos más aprisa. Vestidos, limpios y aseados, y, después de oír la Sta. Misa, que celebró el P. Prefecto, recibir al Señor, darle gracias y tomar nuestro bocado de pan con chocolate crudo; al claustro a esperar los coches.

Allí el P. Garrió, director de la Congregación, nos distribuyó en grupos presididos por un P. Profesor o Inspector y una vez colocados se aflojaron los frenos, sonaron los látigos y los vehículos empezaron a deslizarse por la empedrada calle del Colegio primero y por las otras después, hasta tomar la carretera. Y una vez en ésta, corre que te corre y vaya que te vas, atravesamos la hermosa huerta de Orihuela, a la que dan vida y exuberancia las aguas del Segura, y no paramos hasta «Bella Vista» donde hicimos alto para tomar el almuerzo, que se nos sirvió en las eras a la vista del mar que teníamos allá lejos.

Bachilleres. Curso 1917-1918.

Media hora después sonó el pito y colocados de nuevo en nuestros puestos, se dio otra señal y reanudamos la carrera hasta llegar al término de nuestro viaje «Villa Ferris», preciosa quinta del Sr. D. Juan Coig, antiguo alumno del Colegio, situada a unos 200 metros del mar y rodeada por uno de esos preciosos palmerales, que dan a las huertas de Murcia y Orihuela, los encantos de paisaje oriental.

Llegar a «Villa Ferris», apearnos y emprender la carrera hasta la playa, fue cosa de un momento; allí cada cual desarrolló su programa que de antemano se había preparado: y quien paseando, quien corriendo por las peñas, quien construyendo diques de arena, quien cogiendo entre las rocas de la costa erizos y cangrejos y algunos pececillos dejados en los hoyos por las olas al retirarse, con los sustos, corridas y remojones que todo esto supone; pasamos alegres y entretenidos unas dos horas hasta que la señal nos avisó que nos fuéramos acercando hacia la casa, pues los pucheros y nuestros estómagos así lo deseaban.

Alumnos Externos. Curso 1917/1918.

Colocados ya en las mesas hubo unos instantes de silencio religioso y profundo, durante el cual se rezó el «Ángelus» y la bendición de la mesa. Acabado este segundo festín, y dadas a Dios las gracias, a la playa, que para chicos y grandes es el mar fuente de deleites inacabables. Nada, lo mismo que la mañana, pero con creciente alegría.

Sonó el pito, se suspendieron las hostilidades y en amigable concordia nos fuimos moros y cristianos a hacer el ejercicio del mes de las flores en honor de nuestra Madre Inmaculada. Era ya hora de pensar en la vuelta, pues el sol bajaba rápidamente a las montañas del Oeste: nos despedimos del mar y emprendimos con la misma alegría, aunque con más cansancio que por la mañana, la carrera hasta Orihuela, que solamente interrumpimos media hora para cenar en «Vista Bella».

A las diez y cuarto estábamos en el Colegio donde nos esperaba un té y la cama, que nuestros miembros cansados y nuestros párpados pesados como plomo, hacía rato deseaban. ¡Qué bien pagados quedan todos los esfuerzos del curso con la alegría íntima de que se disfruta el día del Campo de Congregantes! Enrique Roméu Palazuelos.

Congregación de María Inmaculada y San Luis Gonzaga en 1918: R. P. Andrés Carrió, Antonio Callejón, José Sendra, José Tulla, Mario Morell, Fernando Preciado, José Lencina, José Meseguer, Juan Bonmatí, Salvador Aledo, Antonio Ortiz, Juan Antonio Montesinos y Hermenegildo J. Valdés.
Curso 1919/1920. Príncipes, emperadores y brigadieres perpetuos: Brotons D. – Trives F. – De Torres M. – Callejón A. – Ferrándiz V. – Ortiz A. -Roméu E. -Mena V. López T. – Brotons A. – Mena R. – Verdú P. -Miralles del Imperial CL. -Valdés H. J. -Fuster A. – Vidal F. – Antón A. B. – García J. -Ezcurra J. -García J.

Prácticas recomendables para el alumnado:

Hacer con fervor todas las devociones acostumbradas, especialmente al levantarse y al acostarse. No olvidarse de ofrecer por la mañana las obras de todo el día por las intenciones del Apostolado; y de formar la intención de ganar cuantas indulgencias pueda. Si es fácil; oír Misa cada día; y si no, suplirlo con algún rato de meditación.

No acostarse sin haber rezado el santo Rosario con la familia o en particular. Si no se oye sermón o no se asiste a alguna reunión piadosa, leer por espacio de diez o quince minutos algún libro piadoso, especialmente vidas de Santos. No dejar las santas costumbres de levantar el corazón a Dios antes y después de la comida, estudio, etc., de hacer la señal de la cruz al empezar un viaje y otras parecidas, que por desgracia van cayendo en desuso.

Consagrar algún ratito a la lectura, seria o amena, pero sana y útil, al estudio, no dejando para última hora el hacer la composición de vacaciones, de la cual depende el lugar que se ocupará en la clase al comenzar el nuevo curso y las dignidades de la primera Promulgación. Como obsequio de amor y gratitud al Corazón de Jesús o a la Virgen Inmaculada, hacer alguna mortificación pequeña. Besar respetuoso y amante la mano a los papás al levantarse, al acostarse, y cuando de ellos se ausenta por largo tiempo, nunca saliendo de casa sin su permiso.

Tener confesor fijo y cumplir con la práctica santísima de la Comunión frecuente, diaria a ser posible. Recoger sellos, papel de plata, estampas, cromos, libros, etcétera para cooperar con este medio tan fácil y sencillo a la salvación eterna de muchas almas.

Alumnado Curso 1920-1921.

Cosas que deben evitarse.

Juntarse con amigos malos o sospechosos. Si por relaciones de familia debe hacerlo, procurar no estar a solas con ellos. Leer u oír leer periódicos, revistas o libros malos (y aun medianos), ni siquiera los que en ellos parece indiferente. Asistir a teatros, bailes u otros espectáculos peligrosos, si no es por necesidad y con la familia. (Si el espectáculo fuera enteramente malo, de ningún modo le sería lícito asistir).

Tres abusos fatales que parecen cohonestar la vida del campo, el rigor de la estación y la costumbre: 1° Poca modestia en el vestido y en las posturas. 2° Nimia familiaridad con personas de otro sexo. 3° Ciertas bromas o chanzas que sin ser abiertamente malas, la misma urbanidad y buena crianza reprueban. Ser vil esclavo del respeto humano, siempre que conviene hacer algún acto o demostración que la Religión o el pudor exigen imperiosamente.

Dos escollos igualmente reprensibles en el trato con los criados o dependientes; familiaridad excesiva, y altanería o despotismo. La independencia y alejamiento de los papás y aquel desamor imperdonable de jóvenes, que por no sacrificar un momento sus diversiones dejan de hacerles compañía al verles enfermos o afligidos por algún pesar.

Alumnado Curso 1921-1922.

Como en la entrega anterior, se completa la relación de alumnos con este listado en el que aparecen los fallecidos con los apellidos entre la H y la Z hasta el año 1922; y su periodo de estancia en el Colegio de Santo Domingo.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Mi agradecimiento a Jesús García Molina, Javier Sánchez Portas y J. Manuel Dayas.