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Callejeando 17. Portada Norte de S. Justa.

Archivos Mariano Pedrera y Rafael Almira.

Portada Norte de la iglesia de las Santas Justa y Rufina.

Saliendo por la antigua calle de San Pablo, hoy travesía de Triana donde dejamos la última entrega, nos tropezamos de frente con la puerta norte de la iglesia de las Santas Justa y Rufina, cuya portada es un buen ejemplo de la espléndida arquitectura que se desarrolló en Orihuela en el siglo XVI.

Desconocemos el autor del diseño de esta obra singular en la que se intuye un programa iconográfico estudiado y lleno de simbología.

En cuanto a su ejecución, gracias a las investigaciones del padre Agustín Nieto, tenemos noticia del concierto que en 1569 hicieron sus constructores, los canteros Juan Ruiz y Ferrando Vélez con el escultor Francisco Ayala.

28-3-1569. Francisco de Ayala, hallándose en Orihuela, de una parte y de otra Juan Ruiz y maestro Ferrando Vélez, picapedreros, se han concertado en que Ayala hará de talla toda la talla que hay en la muestra del portal que dichos maestros hacen en la iglesia de Sta. Justa, fuera de las dos figuras de Sta. Justa y Rufina y darla hecha para el día de la fiesta de las Santas y los maestros le pagarán 450 reales castellanos, en principio de los cuales tiene recibidos 40 y los demás se los darán según vaya haciendo la obra. (AHO, Protocolos de Montiel año 1.569).

Éste último pertenecía a un clan de maestros asentados en Murcia, que dominaron el panorama escultórico durante la segunda mitad de esa centuria en el vecino reino y sus zonas limítrofes, como Orihuela.

Ministerio de Cultura.

La portada se estructura, como es habitual en esta época, a la manera de los arcos de triunfo de la antigüedad clásica, que los artistas del Renacimiento se encargaron de rescatar.

En el cuerpo inferior, junto a las columnas de orden corintio, permanecen vacías cuatro hornacinas que contuvieron una serie de esculturas lamentablemente desaparecidas.

Montesinos, cuyas notas transcribo en rojo, sitúa en ellas a los cuatro doctores de la Iglesia Latina: San Ambrosio de Milán, San Agustín de Hipona, San Jerónimo de Estridón y San Gregorio Magno.

Los cuatro doctores de la iglesia, de Carlo Braccesco (1495). Sobre una fotografía de José Antonio Ruiz Peñalver.

… Una de las principales puertas de esta Insigne Parroquial Iglesia que mira acia Tremontana, en la Calle llamada de Sta. Justa.

Esta se compone de una antigua, apreciable, magnífica y aseada fachada de hermosas piedras labradas, varios Escudos de Armas de la Ciud., como son las Barras de Aragón y el Oriol; sobre el arco principal, en dos camarines, están las imágenes de Santas Justa y Rufina de cuerpo entero; y a los lados, entre columnas, las de los cuatro Santos Doctores; Gerónimo; Agustín; Gregorio; y Ambrosio, colocadas en sus aseados nichos.  

El cuerpo superior, aparece configurado como una estructura clásica con otras tres columnas del mismo orden, entre las que se disponen dos hornacinas más grandes que albergaron a las santas Justa y Rufina, titulares del templo.

Ministerio de Cultura

Las guirnaldas vegetales que penden en ambos lados, son características en el repertorio ornamental renacentista.

Llama la atención la originalidad que supone que esta sólida estructura aparezca sostenida caprichosamente por pequeños ángeles-atlantes desnudos que contrastan con los elegantes ángeles mancebos vestidos a la clásica y portando airosos el escudo de la corona de Aragón.

José María Pérez Basanta.
José María Pérez Basanta.

Es destacable la presencia de dos cartelas con el Oriol, tal y como se representaba en estos momentos, es decir doblemente, con las alas explayadas y dotados de aureolas, dispuestos justo debajo de las hornacinas donde estaban las Santas.

¿Casualidad?, nosotros pensamos que no; que, o bien aluden a su protección y patronazgo sobre la ciudad, o a la estrecha relación entre el Consell y esta iglesia parroquial.

Por otro lado, el que se represente doblemente el escudo de Aragón quizás no sea por la búsqueda de simetría y tenga relación con los dos orioles y las dos Santas.

Lo mejor es que tras una detallada observación, saquéis vuestras propias conclusiones.

José María Pérez Basanta.

El Reloj de la Ciudad.

Fotografías del Ministerio de Cultura y de Miguel Raymundo.

Junto a la portada norte se muestra la majestuosa torre de la Iglesia, en la que se instaló el reloj de la villa en la primera mitad del siglo XV. Veamos que nos dice de él Montesinos.

El de la Insigne Iglesia Parroquial de Stas. Justa y Rufina, colocado en su hermosa elevada torre, no tiene campana de quartos; y la destinada para las horas es muy clara y sonora.

Dicho relox es propio de la Muy Iltre. Ciudad, la que lo puso en esta Parroquia para más comodidad de los vecinos, por estar en el centro de la Población, en el año de 1519, como consta de los libros de su Real Fábrica.

En cada año contribuye el Iltre. Ayuntamiento con 10 Ls. de moneda valenciana al sacristán menor por el trabajo que tiene de cuidarle y darle cuerda.

Reloj de la Torre de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina.

Montesinos se equivocó con la fecha del primer reloj instalado en la torre de Santa Justa; y también cuando afirmó que el de la colegiata y futura catedral, fabricado según dice en 1511, fue anterior.

Las notas del padre Agustín Nieto, que estoy transcribiendo en amarillo, demuestran que, a pesar de que la Colegiata del Salvador era la iglesia principal, el reloj de Santa Justa, sufragado por el Consell, fue anterior.

Varias ciudades españolas compiten por tener el reloj de torre más antiguo.

Uno de ellos en el de la catedral de Sevilla, colocado el 17 de julio del año 1400, precisamente en la festividad de las Santas Patronas (de Sevilla y de Orihuela) Justa y Rufina; y ¿casualmente? en el mismo año que Orihuela comenzó a celebrar dicha fiesta.  

Actualidad. 17 de Julio de 1928: El ceremonial de la fiesta del Pájaro, en nuestros días conocido es de todos: ambos cabildos, conducen procesionalmente el Oriol, de la Catedral a la Parroquia de las Santas Justa y Rufina, donde se canta solemne Misa, y se predica interesante sermón.

El origen de ésta, data del 1400; se celebra por vez primera con licencia del Obispo don Fernando (de Pedrosa 1383-1402), en acción de gracias por la Reconquista, y se sacó en procesión la Señera de la Villa. Julio López Maymón. Murcia, 7 de julio de 1928.

Sevilla Noticias. 19 de julio 2020: El reloj más antiguo de España es sevillano. Se cumplen 620 años de su colocación por orden del arzobispo Gonzalo de Mena, fundador de la Cartuja y de la Hermandad de los Negritos.

Fue el 17 de julio del año 1400 en la torre campanario de la entonces ruinosa mezquita reconvertida desde 1248 en catedral.

Mi buen amigo Manuel Culiáñez, en su artículo «Orihuela, frontera con Granada: los cautivos», cita la referencia a una hora concreta fechada dos décadas antes: «El sábado 4 de enero de 1421 a las cuatro de la mañana…».

Esta concreción horaria hace sospechar que ya disponían de un reloj; pero una solitaria mención no es dato concluyente que nos permita asegurarlo.

Así pues, nos quedamos con las siguientes notas del padre Agustín Nieto para fechar el primer reloj de Oriola.

12-2-1439. Se tomó el acuerdo de que en Sta. Justa o en el Salvador se ponga un reloj público. (AMO, n.º 194, f. 16).

Reloj de la Torre de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina.

26-4-1446. Los Justicia y Jurados con algunos consejeros y electos de la ciudad fueron a reconocer la campana hecha por el maestro Pedro Simón para reloj y viéndola buena y de buen sonido, la recibieron, quedando en su fuerza el capítulo otorgado por dicho maestro de que si dentro de un año se rompía por causas de su obra quedaría obligado el maestro rehacerla a su costa. (AMO, n.º 198, f. 56v).

Puede ser una casualidad; pero medio siglo después, trabajaba en Zaragoza otro Pedro Simón «maestro de hacer relojes». Quizá fuese su hijo.

15-5-1446. El Consejo ordena que dicha campana sea llevada a Sta. Justa y subida al campanario nuevo de ella o al lugar en que el maestro que hace dicho campanario conozca y aconseje, hasta que sea caso de ponerla en el campanario o en el lugar o asentamiento en que deba estar. Y que se haga a costa del Consejo porque la campana es de la ciudad. (AMO, n.º 198, f. 59v.).

El reloj de la torre de las Santas justa y Rufina se fabricó en la cuarta década del siglo XV; por lo que se puede considerar también como uno de los más antiguos de España.

Y se justifica su emplazamiento por quedar situado en la torre más alta de la ciudad y en la zona más céntrica.

De esta forma sus campanadas eran percibidas en toda la población y desde los lugares más alejados de la huerta.

Campanas de Santas Justa y Rufina. José Antonio Ruiz Peñalver.

Fue renovado a finales del siglo XVI; fecha que tampoco coincide con la facilitada por Montesinos.

14-11-1587. Recibo de Cristóbal de la Torre, campanero de Valencia, de 25 libras por la factura del reloj. (AMO, nº. 911, f 2).

18-11-1587. Recibo de Cristóbal de la Torre, de 36 libras para comprar 6 arrobas de estaño en Murcia para la factura del reloj. (AMO, n.º 911, f. 4v).

20-11-1587. Recibo de Miguel Utiel, pintor, de 10 libras a cumplimiento de paga de las 20 libras que se le ofrecieron por pintar la tabla del índice del reloj. (AMO, n.º 911, f. 5).

27-11-1587. 1 – Cristóbal de la Torre, campanero de Valencia, promete hacer el reloj en 40 días, y bajar a su costa el reloj viejo que hay en la torre de Sta. Justa y hará el nuevo de la misma forma, pero pesando 1 quintal más, aparte de la horrura que el fuego disminuye y lo hará mayor y tan sonante que se oiga a 2 leguas.

2 – Que el reloj nuevo sea bueno y dure por 10 años y lo subirá a la torre a su costa hasta ponerlo como estaba el viejo en los pilares, pero los jurados han de hacer los pilares mucho más altos y firmes, conforme al grandor del reloj… (AMO, n.º 911 f. 12v-13r).

Y de nuevo a finales del XVIII. En esta ocasión el propio Montesinos fue testigo presencial de la obra; por lo que es correcto el año que cita; pero se equivoca al atribuir la financiación a su «Real Fábrica».

En atención que el Horario del Relox de esta Parroquia estaba muy desfigurado, tanto que no se conocían los números, que señalaban las horas, quartos y minutos, a expensas de su Real Fábrica, se renobó primorosamente en 15 de Septiembre de 1793; y en el mismo y siguientes se colocó en dicho lugar el balcón de hierro que en él vemos, que cae a la Plaza, para especial adorno de la torre.

Fue costeada con fondos municipales como demuestra la siguiente nota.

23-6-1793. Carta pago de 130 libras, 12 sueldos por la composición del reloj. (AMO. n.º 1.779, s.f).

Reloj de la torre de Santa Justa. Manuel Rodríguez.

El Consell y luego el Ayuntamiento se encargaron del reloj durante siglos. Hasta que, a finales del XIX, intentaron deshacerse de su mantenimiento cediéndoselo a la Iglesia.

22-7-1886. Leído el oficio del párroco de Sta. Justa, fecha, 14, interesando la reparación de la cúpula de la torre que cubre el reloj, el Presidente expuso que para el Ayuntamiento no era necesario dicho reloj y que se debía hacer cesión a la parroquia y suprimir el cargo de relojero. Se acordó comunicarlo así al párroco.

El diario de Orihuela. 23 de julio 1886: AYUNTAMIENTO. Sesión del 22 del corriente. Se dio cuenta de una comunicación del señor Cura de la parroquia de Santa Justa, sobre recomposición del reloj de la ciudad.

El diario de Orihuela. 30 de agosto 1886: Aún continúa parado el reloj de Santa Justa y se dice que dicha falta se debe a ciertas diferencias surgidas entre el Sr. Cura de la parroquia y el Municipio. El diario de Orihuela.

Planeaban instalar el reloj municipal en la Casa Consistorial, trasladada a la Plaza Nueva; el nuevo centro de la ciudad.

31 de agosto 1886: Parece ser que el Ayuntamiento ha cedido el reloj de Santa Justa a la Parroquia y en caso de que esta no lo acepte, se tratará en breve de proceder a su instalación en la Casa Consistorial, construyendo con dicho objeto una pequeña torreta cuya fachada principal dé a la plaza de la Constitución. La crónica.

7 de octubre 1886: Algunos vecinos de las calles comprendidas en el distrito de la parroquia de Santa Justa, se quejan de la falta que les hace el reloj que se haya situado en la torre de dicho templo, de cuyo servicio carecen hace ya algún tiempo por estar descompuesto.

Ese reloj era propiedad del ayuntamiento quien parece que acordó cederlo a la parroquia, pero está ya tan estropeado que es casi imposible su composición.

7-10-1886. El párroco contestó que no podía aceptar la cesión sin contar con el Obispo. (AMO, Capitular de dicho año).

El diario de Orihuela. Ayuntamiento. Sesión de hoy 10 de marzo de 1887. Seguidamente se suscitó de nuevo la cuestión del reloj de Santa Justa, la que parece ha variado de aspecto pues el Sr. Cura pide que si el Ayuntamiento hace donación a la Parroquia del referido reloj otorgue la correspondiente escritura de concesión.

La Corporación decide que no puede en modo alguno con arreglo a la ley hacer la donación de propiedad, pero sí puede conceder el uso del reloj, en el cual el Curato podrá introducir las reformas que crea convenientes con los fondos de fábrica.

Para resolver en forma este asunto fue comisionado el Sr. Presidente, quien conferenciará en breve con el Ilmo. Sr. Obispo.

En los albores del siglo XX, un nuevo reloj municipal se instaló en el edificio del ayuntamiento.

El Oriol 8 de septiembre 1900: En la última y extraordinaria sesión celebrada por nuestro Ayuntamiento, el sábado 1° dé los corrientes, se acordó la adquisición de un reloj de torre, para colocarlo en la Casa Consistorial.

El oriol. 15 de marzo 1901: El pasado martes se comenzaron en la casa ayuntamiento los trabajos para la colocación del reloj. Ahora resulta que el tan esperado cronómetro municipal no es de veinticuatro horas como exige la hora oficial y el progreso de los tiempos, sino de doce horas, como los antiguos relojes del siglo XIX.

Reloj Municipal a principios del siglo XX. Detalle de una fotografía de la Colección Javier Sánchez Portas.

La «Corte de Marina».

Anotaciones sobre Fragmento plano de 1748, obra de Fray Antonio Villanueva. 

Frente a la portada norte de Santa Justa estaba el edificio que dejamos pendiente en el capítulo anterior. Conocido como «La Corte de Marina», Montesinos lo mencionó varias veces en su compendio oriolano.

La primera, muy breve, hablando de los hospitales. Figura en el primer tomo y ya la transcribí en el capítulo de la judería; pero quiero volver a destacar dos párrafos.

El segundo Hospital estaba junto a la Iglesia de San Pablo y San Pedro Mártir de Verona, en la Parroquia de Santa Justa, que en tiempos de los Moros, fue la Sinagoga de los Judíos de Orihuela; y la Judería empezaba desde aquí.

La Sinagoga de los Judíos de Orihuela se erigió Iglesia pública con el título de San Pablo Apóstol y San Pedro Mártir de Verona.

Fotografía Ajomalba.

La segunda, también breve y en el primer tomo, hablando de los edificios públicos de la ciudad.

La Corte de Marina. A la parte derecha de la Lonja, hacia Poniente, frontera a la Parroquia de Sta. Justa, se halla una casa antigua, comúnmente llamada «La Corte de los Soldados de Marina», que servía para el alojamiento de los Militares de las Banderas de los Reclutas; y es capaz de 200 personas.

En lo antiguo fue Iglesia Provisional de Parroquia, dedicada a las Gloriosas Santas Justa y Rufina, Patronas de la Ciud.; después, en el año 1511, se estableció la Iglesia del Apóstol S. Pablo, y San Pedro Mártir de Verona, con el título de la Parroquia de los Judíos y Moros convertidos, todo con licencia del Ilmo. Sr. Obispo de Cartagena Matheo de Langa.

No menciona la «Sinagoga de los Judíos de Orihuela», como había hecho en páginas anteriores.

Expulsos de España los moros, se dedicó para mediano Quartel de Marina; y últimamente, en 1794, por Orden del Excelmo. Sr. Duque de la Roca, Capitán General de este Reyno, se destinó para Quartel y Prevención del Real Cuerpo de Voluntarios Honrados; en cuya obra expendió la Ciud. sobre 900 Ls. de moneda    

Se refiere a los «Voluntarios Honrados del Reino de Valencia», creados por la Real Orden de 27 de mayo de 1794.

Este cuerpo militar se instituyó para «auxiliar a nuestras provincias fronterizas, si fuesen atacadas con ventaja por los franceses».

Se trataba de milicias formadas por ciudadanos dispuestos a luchar contra los revolucionarios franceses que, tras guillotinar a su rey, asomaban ya por Cataluña. Orihuela formó un batallón de Infantería y una compañía de Caballería.

«Exército del Estado de Voluntarios Honrados» Reino de Valencia. Grabado del Archivo de Historia de la Ciudad de Barcelona. Publicado en aulamilitar.com. He remarcado para hacerlos legibles los de Orihuela.

Para seguir hablando de este añejo edificio religioso convertido en cuartel, el propio Montesinos nos manda al libro VI, capítulo 6, titulado:

«Fundación de la mediana Iglesia del Apóstol San Pablo y San Pedro Mártir de Verona, llamada vulgarmente la Parroquia de los Judíos y Moros convertidos a la fe, de esta Ciud. de Orih».

Tan largo y farragoso como el propio título, no voy a reproducirlo entero. Trascribiré varios párrafos, comentaré otros y señalaré algunas contradicciones.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Capítulo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Comienza atribuyendo a «Alfonso X, Rey de Castilla, el Sabio», la orden de celebrar todos los años la solemne fiesta de «Las Gloriosas Patronas Stas. Justa y Rufina»; y la erección de un templo a su culto y memoria en «el mismo sito que al presente resplandece».

Como ya he dicho en este mismo artículo, la fiesta de la reconquista en el día de las Santas Justa y Rufina se implantó mucho después, en el año 1400.

En esta extensa versión tampoco menciona la sinagoga. Y lleva una «especie de oratorio» al menos hasta la primera mitad del siglo XIV, como ayuda de la parroquia de las Santas Justa y Rufina mientras terminaban su templo.

Tengo que decir que este capítulo, aunque figure en el tomo sexto, lo escribió antes que los que alojó en el primer volumen; y lo demostraré cuando volvamos a hablar del cuartel.

Y entre tanto se tuvo una Iglesia Provisional, enfrente de donde se abrieron sus lonjas, en el mismo paraje de la Judería, siendo en aquellos tiempos una especie de oratorio de bastante magnitud, con un solo altar dedicado a María Sma. de la Salud y a las predichas Stas. Justa y Rufina; en cuya puerta se colocó una piedra medianamente labrada con dichas imágenes, que es la misma que idénticamente está hoy día sobre la puerta de la casa, llamada la corte de marina, que es donde se efectuó dicho oratorio, y duró aquí hasta el año 1348 que, concluida la vecina parroquia, se pasaron a ella sus Beneficiados, imágenes y demás enseres que tenían.

La expresada piedra, fielmente copiada, es del tenor y figura que expresa la pluma.  

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Cápitulo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

La piedra citada y dibujada con bastante parecido (excepto el pecho de la virgen que, supongo no dibujó por pudor), fue rescatada en el derribo del edificio. En la actualidad forma parte del claustro de los mercedarios, trasladado y recompuesto junto a la Catedral en los años cuarenta del siglo XX.

Imagen mariana del siglo XV. Recuperada del derribo del Cuartel de Marina, que antes fue ermita situada frente a Santa Justa. Representa a la Virgen María y a las Santas Justa y Rufina.

El capítulo recuerda también donde estaban la judería y la morería. Y menciona una supuesta orden de los Reyes Católicos, dictada en Zaragoza, que no he conseguido encontrar.

La Judería de esta fidelísima Ciudad de Orihuela estaba junto a la montaña, frontera a la insigne Parroquial Iglesia de Santas Justa y Rufina; en donde en otros tiempos fue obra provisional de ella; y la Morería en todo lo que al presente es el Arrabal de S. Agustín.

Aunque en esta Ciudad de Orihuela no eran tantos los Moros y Judíos como en las demás ciudades, villas y lugares de los Reynos de Valencia y Murcia, por la continua predicación y zelo de varios Eclesiásticos, con que cada día los iban Cathequizando y convirtiendo a la Sta. Fe y Religión Catholica.

Con decreto del día 12 de Marzo, del año 1511 expedido en la Imperial Ciudad de Zaragoza, mandó la Magestad del Señor Dn. Fernando II de Aragón y V de Castilla, llamado el Catholico, con su Augusta Esposa la Reyna Dña. Isabel, que en cada una de las Ciudades de sus Reynos y Dominios, se destinase una particular Iglesia para la conversión, predicación y Bautismo de los Moros y Judíos.

Obligándoles con gravísimas penas que acudiesen a ella (luego que oyesen el sonido y toque de la campana) a oír la Doctrina y verdaderos Dogmas de nuestra adorable y Santa Religión, en todos los Lunes, Miércoles y Viernes del año, tres horas por la mañana y otra tres por la tarde.

Cierta es la preocupación de los Reyes Católicos incitando a la Iglesia a poner los medios necesarios para afianzar la nueva fe cristiana entre los conversos; pero, para empezar, en 1511 Isabel llevaba más de seis años muerta.

Y no creo que los conversos dispusieran de seis horas libres para escuchar catequesis tres veces por semana.

Dice también que, el Ilustre Ayuntamiento (olvidando que entonces era el Consell), recibió carta de su Majestad y licencia del Obispo de Cartagena, Matheo Langa (luego Presbítero Cardenal), para que en este santo oratorio de Nuestra Señora de la Salud y de las Santas Justa y Rufina, se hiciese una Iglesia, ampliándolo más hacia la montaña.

Que se construyó durante los meses de abril y mayo de 1511; y que por haberse bendecido por el citado obispo el 30 de junio, se dedicó al Glorioso Apóstol y Doctor de las Gentes San Pablo, y al Señor San Pedro Mártir de Verona, Inquisidor General.

Como comenté en el capítulo anterior, el Consell comenzó a vender casas, solares y hasta las puertas de la Judería a finales del siglo XIV, un siglo antes de la expulsión. Me parece lógico que utilizasen la antigua sinagoga para servicio de los conversos; o que levantasen un nuevo edificio sobre las casas más al sur de dicha Judería.

En cuanto al nombre, no parece casual ni motivado por la fecha de terminación. A una iglesia destinada a los conversos le cayó como anillo al dedo el del apóstol de los gentiles, Pablo el converso; y el de un inquisidor dominico.

Continua con una descripción del templo.

Su planta o figura Tenía de largo 38 palmos, y de hancho lo correspondiente, era poco alta y su obra chata, sin crucero ni media naranja.

El Altar Mayor se componía de una mediana Capilla onda seis palmos, con un retablito de estuco, en cuyo cetro tenía un hermoso lienzo de san pablo en su Martirio, que según afirma el P. Esplugues, es el mismo que está al día de hoy en el Altar Mayor de la Iglesia de los Padres Carmelitas calzados de esta Ciud., a quienes se lo dieron como patronos los magníficos Sres. Jurados.

Sobre el referido lienzo se veían dos escudos de armas, el de la derecha tenía las de esta nueva iglesia; y el de la izquierda las del Ilmo. Sr. D. Matheo Langa, Obispo de Cartagena que la bendijo; y eran los siguientes.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Cápitulo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

A los dos lados del Retablo se hallaban en dos tarjetones de madera dorada, a la derecha las armas antiguas de esta Ciud., con las cuatro sangrientas barras de Aragón; y a la izquierda las modernas de la misma, que es el Oriol, en la misma forma que fielmente se estampan aquí.   

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Cápitulo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Tenía lámpara de plata que ardía en los días de las Pláticas Misionales y Doctrinales; en la derecha estaba la lograda Pila Bautismal en la que se bautizaban los judíos, hereges y moros convertidos; y en la izquierda se hallaba el Púlpito, donde sentado explicaba el sacerdote los dogmas puros y sencillos de nuestra Fe, con mucha pausa y claridad; no se permitían bancos, por lo que todos se sentaban en tierra.

A los lados se hallaban dos Capillas bastantemente ondas con sus medianos retablos; en el de el Evangelio estaba Ntra. Sra. de la Salud, con las Stas. Justa y Rufina, Patronas de Orih. Y en el de la Epístola, S. Pedro Mártir de Verona, Dominico Inquisidor General; sobre la cual estaba el presente Escudo de Armas del Tribunal de la Fe…

Pero sin saber cómo, o de qué suerte, se vino a enfriar este zelo por los años de 1570, que apenas se abría esta Iglesia…

Pero próvida la Magestad Divina, dispuso que para el mayor Hornato de esta Nobilísima Ciud. de Orih., viniese a ella en el año de 1594 por su Prelado y Obispo quarto en número, el Ilmo. Sr. Josef Estevan.

Dice, con razón, que el cuarto obispo de Orihuela escribió varios opúsculos y tratados para la conversión de los moros y judíos.

Voy a transcribir un párrafo del artículo de Juan Bautista Vilar, «La creación de rectorías en lugares de moriscos de la diócesis de Orihuela por el obispo Josep Esteve, 1597».

Oriola. En la Ciudad de Orihuela, cabeza del Obispado, y donde ay a más [de] tres Yglesias Parroquiales con tres mil casas, se hallan 40 casas de Moriscos repartidos por toda ella, sin tener estos ninguna Yglesia Parroquial ni propio parrocho que pueda y deva instruirlos en la Doctrina Christiana, ni conocerles e imponerles en la feé Cathólica.

Pero por quanto en la Parrochia de Sta. Justa, y cerca de esta, hay una Yglesia u oratorio con la ynvocación de San Pablo Apostol, que no tiene ningún destino, y a ella pueden acudir dichos Moriscos para ohir misa en los días de fiesta y domingos.

Por tanto parece que dicha Yglesia de Sn. Pablo se destine, y en efecto quede destinada, para el expresado fin, así como ya se mandó por el Obispo de Orihuela en su visita.

Deviendo uno de los tres curas de la Parroquial Yglesia de Sta. Justa (guardando turno) celebrar misa en dicho Oratorio en los referidos días, y explicar la Doctrina Christiana a los Moriscos, destinándoles a dichos curas por su salario y trabajo en el referido cargo y obligación mientras qe. en ello estuviesen constituidos trescientas libras anuales por cada uno de dichos beneficios, que deberán sacarse de los frutos de primicias y diezmos del diezmo de Orihuela.

Nombrando también el Obispo un alguacil (que podrá a su arbitrio remover) para que a dichos nuevamente convertidos haga hir a misa, y ohir la Doctrina Christiana en dicho Oratorio u Yglesia de Sn. Pablo comp[i]liéndoles y multándoles en caso necesario.

Continua diciendo que, de acuerdo con el Cabildo y la Ciudad, dispuso la restauración de la iglesia, muy maltratada por el abandono; dejando un edificio capaz para 300 personas con comodidad.

Y añade que tuvo «su primera estrena, en esta segunda restauración, en 13 de Mayo de 1597».

Cuando en 1609, Felipe III «obligó a salir de España a los Moriscos», «quedó esta Ciud. limpia de tales viles gentes»; y «en atención q. esta población se carecía de Quartel», con permiso del obispo Andrés Balaguer (pone a Balaguer otra vez como cuarto obispo oriolano; pero fue el quinto) la Iltre. Ciudad determinó repartir sus pocas alhajas entre las iglesias más pobres.

Y destinó su sitio para aposentar en el alguna Infantería, especialmente de los Reales Departamentos de Marina, para lo que se pudiese ofrecer en ella; lo que tuvo su efecto, expidiendo para ello su Decreto, con fecha 15 de julio de 1625.

En cuya ocupación ha estado hasta los años de 1779, que se mandaron cerrar sus puertas, porque toda la casa se está cayendo; en cuyo infeliz estado, y ningún uso, permanece en este año se 1792.

Como os he dicho antes, aunque esté en el tomo sexto, esta versión es anterior. Montesinos la escribió en 1792, con el edificio abandonado. En la versión del primer tomo añadió la reparación de dicho edificio y la instalación en él de los Voluntarios Honrados, ocurrida en 1794 como ya dije anteriormente.

«Exército del Estado de Voluntarios Honrados» Reino de Valencia. Grabado del Archivo de Historia de la Ciudad de Barcelona. Publicado en aulamilitar.com. He remarcado para hacerlos legibles los de Orihuela.

Cárcel y Lonja.

Proyecto de Rehabilitación del edificio que albergaba los antiguos juzgados de Orihuela. Año 2020.

Aunque el edificio de los juzgados, actualmente vacío y pendiente de rehabilitación, es relativamente moderno, del año 1975, aquí ha estado la sede de la Justicia oriolana durante más de 500 años.

Tenemos noticia de la existencia del hospital y casa hospicio de San Bartolomé, cuya antigüedad es difícil de precisar. Pertenecía a la parroquia de Santa Justa.

Fusionados todos los hospitales, en la segunda mitad del siglo XV el Consell se hizo con el céntrico edificio para construir cárcel y corte.

Montesinos describe la cárcel con sólidos muros de piedra y buenas rejas para la custodia de los reos. También nos ofrece la distribución de sus dependencias y los calabozos; cada uno con su propio nombre.

Reales Cárceles de Orihuela. La Cárcel, edificio de tanta importancia en las Repúblicas, es de las buenas que tiene el Reyno, no solo por la fortaleza de sus paredes, murallas, rejas y convenientes defensas para la custodia de los reos, sino que igualmente por el sitio sano que goza.

Está situada en el centro de la Ciud., en la plaza principal a espaldas de la Lonja y Corte de Marina. Tiene hermoso y decente Oratorio, sobre el patio interior, con lámpara de metal dorado, y un medianito retablo dedicado a María Santísima Ntra. Sra. de la Caridad, en tan buena disposición, que los presos, aunque estén en distintos calabozos y tribunas, oyen en los días colendos, el Sto. Sacrificio de la Misa.

Esta casa que ocupa un grande territorio a la parte del medio día, algo inclinada a Poniente, es de fábrica muy antigua, la más de ella de piedra negra mollar y berroqueña; tiene habitación cómoda para el Alcayde de los presos; aposento decente para los Jueces, que toman Declaración.

Calabozos muy penosos, circuidos de murallas todos ellos, llamados baxo de estos nombres, a saber: Muxica=: Comuna=: La Virgen=: Los Borrachos=: Lisón=: La Sala=: La Entrada=: de las Mugeres=: Patio general y común. Y por último advierto que, a espaldas de estas Reales Cárceles, la Iltre. Ciud. compró en el año de 1515 una casa para la pública Enseñanza de la Gramática que hoy no existe; y su sustituto se llama el Estudio viejo.

Esta Real Cárcel, aunque está en el distrito de la Parroquial Insigne de Santas Justa y Rufina, pertenece a la feligresía de la Santa Iglesia Cathedral, de la que salen los Santos Sacramentos para sus individuos, como igualmente el precepto annuo de la Confesión y Comunión.

Su obra es antigua, casi amurallada, fundada sobre peña, por los que sus calabozos son muy fuertes; y está situada en la Plaza mayor de los comestibles; aunque retirada de todo el bullicio de la Ciudad; comunicándose a las rejas llamadas de la Lonja, para gozar los reos de algún consuelo.  

Colección Javier Sánchez Portas.

José Ojeda Nieto añade que el edificio de la Corte del Gobernador y Justicias fue totalmente restaurado a finales del siglo XVI, con arcos de medio punto, tejado a dos aguas y pavimento de ladrillo. Y que, a principios del XVII, se construyó un porche con dos arcos y una pequeña capilla con altar dedicado a Nuestra Señora de la Caridad.

Y nos ofrece también un listado de sus dependencias a principios del XVIII: Casa de la Alcaldía, calabozo de los borrachos, calabozo de la Virgen, cuarto «llamado del secreto», calabozo de «Moxica», calabozo Grande, calabozo Claro (debajo del Grande) y Cuarto del potro.

Lonja Pública y Callejón de la Corte.

Anotaciones sobre Fragmento plano de 1748, obra de Fray Antonio Villanueva. 

Delante de la cárcel estaba la lonja, centro local de contratación. Erigida también en el siglo XV, fue restaurada y reedificada varias veces hasta su demolición en el siglo XIX. Así la describe Montesinos.

La Lonja pública. En dicha Plaza de Santa Justa, a la falda del monte mirando al medio día, está la espaciosa Lonja que es una Sala muy capaz y decente, con tres hermosos arcos, puertas y rejas de hierro, que sirve para celebrar, la Muy Iltre. Ciud. sus públicos arrendamientos; es obra de singular fortaleza, preciosas bóvedas de piedra blanca labrada.

Se construyó en el año de 1415 y por no hallarse entonces el Ayuntamiento con dinero para su fábrica, el Caballero Don Juan Ruiz, hombre muy rico, le prestó 100 florines, cantidad considerable para aquellos tiempos.

En el de 1560, por haber salido falsos dos arcos, se hubo de hechar a tierra; y se reedificó en el mismo. En 1771, estando toda la obra muy quebrantada, casi se hizo toda ella de pie, colocando los Escudos de las Reales Armas de España; y de las de esta Orcelitana Ciud. En sus rexas (por ser puesto muy público) se suelen poner las banderas para los reclutas.

Ojeda afirma que la antigua lonja se reedificó totalmente entre los años 1624 y 1629; quedando un edificio moderno y espacioso asentado sobre seis pilares.

Según las notas de Gisbert, la lonja fue derribada en 1845 para hacer un juzgado de primera instancia y reedificar completamente la cárcel que tenía detrás.

En el Plano de Coello, confeccionado pocos años después, podemos comprobar la desaparición del callejón que separaba el edificio de la «corte de Marina» de la cárcel. En cambio se mantuvo el «Callejón de la Corte».

Cárcel y Juzgados. Fragmento del plano de Francisco Coello de 1859.

El «de la Corte» era un callizo de poco más de un metro de ancho y treinta y cinco metros de extensión que daba tránsito al barrio de Triana desde la Plaza de la Fruta; sin vecinos y con acentuado desnivel.

Estas circunstancias contribuían a que se hallase siempre lleno de inmundicias y que estas descendiesen hasta la Calle de Santa Justa, ahuyentando con la fetidez a los transeúntes que muchas veces tenían que apartar la vista para no ser testigos de indecencias más o menos intencionadas. Por ello, a comienzos del siglo XIX, quedó incomunicado por disposición del gobernador militar. 

Como he dicho, la lonja desapareció y la cárcel fue reconstruida. Por esas mismas fechas, 1844, el callizo fue tapiado a petición de los vecinos de la Plaza.

En 1866 se estaba alineando la calle de Santa Justa; y para facilitar el tránsito se decidió cortar un trozo de la casa que lindaba a la derecha con dicho callejón cerrado. Pertenecía a Querémona Lafuente, quien se mostró dispuesta a ceder el terreno a cambio de apropiarse del callejón, que ya utilizaba indebidamente.

Esquela de Quéremona Lafuente. 1887.

Ante dicha proposición los vecinos del Barrio de Triana manifestaron al Ayuntamiento que, tras un periodo de abandono, dicho barrio se encontraba reedificado y solicitaban la apertura del callejón llamado de la Corte ocupado por la señora Lafuente; circunstancia que les obligaba a utilizar la calle de San Pablo o el callejón de la Paja, «tras dar un inmenso y peligroso rodeo».

A pesar de sus protestas la Comisión de Ornato aceptó la permuta en mayo de 1867, por la importancia del ensanche y la inutilidad del callizo de «aspecto asqueroso y repugnante», y aconsejaba a los «trianeros» la utilización de la calle de San Pablo, «situada a muy pocos pasos, bastante espaciosa y limpia, con moradores en sus dos aceras y a donde abocaban las nuevas calles construidas».

Así pues derribaron la fachada de Querémona Lafuente a cambio del trozo del callejón, comunicando el resto con el patio del alcaide.  Desde los edificios colindantes, se puede apreciar todavía el trazado fosilizado del que fue Callejón de la Corte.

Callejón de la Corte en la actualidad. Fotografía Ajomalba.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Con la colaboración de Jorge Belmonte Bas.

Callejeando 05. La Calle de las Gradas.

Fotografía: Víctor Sarabia Grau.

La Calle de las Gradas y la de los Meca.

La llamada calle de Santa Justa partía en los padrones de los siglos XVIII y XIX  desde  la casa del Marquesado de Arneva y transcurría hacia el sur entre los templos de Santa Justa y las Salesas para terminar en la calle del Río.

Anteriormente se citaba en escrituras como de los Ruisos o Ruises; y  también como de «las gradas de Santa Justa» o «las gradas» a secas, por los escalones de piedra picada del portal mayor de la iglesia parroquial.

Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela
Archivo Municipal de Orihuela
Iglesia de las Santas Justa y Rufina. Vista aérea

Nosotros partimos del monasterio de las Salesas, dirección Norte, encontrando a la izquierda un callejón camuflado perfectamente delimitado al costado del convento.

En la actualidad permanece cerrado por una fachada con puerta y su salida a la plaza de Togores está también condenada.  Es el que en el XVIII llamaban de los jesuitas.

Fotografía Ajomalba

Yo sostengo que esta humilde calleja cerrada fue antes una calle más ancha, la de Ferrando de Loazes; y lo explico en un artículo monográfico al que podéis acceder pinchando en la siguiente imagen.

Enlace al artículo: Lo Carrer de Loazes.

Lo carrer dels Loazes o de Ferrando Loazes lindaba con la Plazuela de las Torres, situada en la curva del río junto a la muralla, donde ahora tenemos el convento de las Salesas.

Víctor Sarabia Grau.

Nacía frente a una placeta que coincide con la «longeta» de Santa Justa, en la actualidad casa parroquial y plazuela de las Salesas, antes de la Compañía de Jesús.

Siglo XVII. Confección propia sobre plano siglo XVIII.
Visión idealizada de Pepe Sarabia.
Archivo Rafa Almira.

Por lo tanto, me parece un error la placa homenaje a la casa natal del Patriarca. Dicha placa está a la entrada de la calle Meca; que recuerda a los Pérez de Meca.

Calle Meca. José M. Pérez Basanta

Antes ostentó el apellido de otra ilustre familia, los Masquefas, titulación que se mantuvo en los padrones de cumplimiento de Santa Justa hasta 1766.

Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela.
Siglo XVIII. Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.

Los causantes de la actual titulación fueron el regidor Fernando Pérez de Meca, fallecido en 1730 y, sobre todo, el canónigo Alejandro Pérez de Meca. Ambos vecinos de la calle en el siglo XVIII.

El mismo plano un siglo después. Confección propia sobre original del siglo XVIII.

En la calle Meca funcionó un asilo de las hermanitas de los ancianos desamparados, fruto de las gestiones practicadas por el obispo Victoriano Guisáosla y por la conferencia de San Vicente de Paul.

Este instituto femenino, fundado tan solo una década antes por Saturnino López Novoa y Teresa de Jesús Jornet, inauguró sus instalaciones el 2 de Mayo de 1883 en la casa propiedad de José Roca de Togores, con todo el apoyo y beneplácito municipal. El día 12 llegaron las religiosas; y  tras celebrar una ceremonia en Santa Justa tomaron posesión del mismo.

La lectura popular. 1 de septiembre 1883: En nuestra querida ciudad se ha fundado un asilo de hermanitas de los pobres, donde son ya muchos los infelices que han encontrado amparo y consuelo en su vejez. El edificio lo ha regalado un solo católico, cuyo nombré no queremos revelar para no ofender sus sentimientos de verdadera caridad.

Entrada al antiguo asilo. Colección Javier Sánchez Portas.

La crónica, 7 de enero 1886: Correspondiendo a la atenta invitación que se nos hizo por la Superiora del Asilo de los pobres ancianos desamparados, acudimos gustosos a aquel establecimiento para presenciar la solemne inauguración de la bonita Capilla que, a expensas de nuestro dignísimo Prelado, se ha construido recientemente…

… Terminada la ceremonia religiosa pasamos al establecimiento donde hoy se hallan convenientemente albergados 39 pobres ancianos de ambos sexos, encontrándolo todo, tan en orden y con tan esmerada limpieza que es de admirar en gran manera el cuidado que las hermanitas emplean.

El establecimiento pronto se les quedó pequeño. En junio de 1923 el Ayuntamiento, reservando el perjuicio a terceros, cedió terreno del dominio público a la superiora del asilo dándole a su vez permiso para emprender obras de ampliación.

Sus vecinos, sintiéndose perjudicados, se negaron a perder el único ensanche de que disponía la calle Meca.  Ante sus alegaciones, el Consistorio decidió dar marcha atrás y, en marzo de 1924 seguían estudiando la posible ampliación del asilo, esta vez uniéndole una casa adyacente.

Entrada al antiguo asilo. Colección Javier Sánchez Portas.

Pero la única solución fue trasladarlo a un local más espacioso. Dicho traslado tuvo que esperar veinte años.  Las obras del nuevo asilo comenzaron durante la Dictadura de Primo de Rivera y continuaron a trancas y barrancas durante la República.

Iniciada la Guerra Civil, el gobierno pretendió convertirlo en manicomio. Acabada la contienda continuaron las obras y en 1946 se trasladaron frente a la Lonja, en el sitio que hace poco han abandonado. 

Nuevo asilo de ancianos. Colección Esteban Sanmartín.

El solar del antiguo asilo, con su patio descubierto, fue vendido.  En el descubierto se instaló un cine, o mejor dicho, un recinto multiusos cuyo trazado es ahora un aparcamiento. Se llamaba cine Cargen por los apellidos de sus propietarios: Cardona y Genoves.

Una terraza de verano utilizada como pista de patinaje en invierno. También se alquilaba como teatro y se organizaban en ella combates de boxeo.

Fotografía Ajomalba

En lo que fue el edificio del asilo se construyó otro cine, el Casablanca, duplicando así la oferta con uno de verano y otro de invierno. Primero cerró el Cargen, luego el Cine Casablanca; pero nacido de su cantina y como recuerdo de aquellos tiempos, nos queda el buen hacer y el cariño que derrochan Inmaculada y sus hijos en el Bar Casablanca.

Os dejo un montaje en vídeo del cambio:

Calle Meca. Años cuarenta del siglo XX. Archivo Celia Senén.

Muy cerca, lindando con esta calle, con la de los Jesuitas y con la Plaza de Togores, se construyó un gran teatro a finales del siglo XVIII que mencionan Montesinos y Gisbert.

Plano Google Maps

Este último, cuando cita las casas de comedias en sus «Datos sueltos para la continuación de la historia de Orihuela».

Con licencia de 12 de Marzo de 1790, el empresario hacentista y catalán Francisco Baus, edificó desde sus cimientos otra en la calle de Meca en un solar del murciano don Mariano Aguado Martínez, marqués de Campo Hermoso, inscribiéndose en letras de oro sobre un arco CANENDO ET RIENDO CORRIGE MORES A EXPENSAS DE FRANCISCO BAUS AÑO DE MDCCLXXXX. Fue inaugurada el sábado 21 de Agosto de dicho año (1790)  con la comedia Las armas de la hermosura.

Se refiere al marqués de Nonduermas y Conde de Monte Hermoso, regidor de la Ciudad de Murcia.  Buscando la relación de este noble murciano con Orihuela descubrí que, al morir su esposa, Mariano se casó con la viuda del primer Conde de Pinohermoso, que vivía en la Plaza de la Pía; y en terceras nupcias con su hija, Piedad Roca de Togores.  

En cuanto a Francisco Baus, era un prestigioso empresario teatral que Mariano se trajo de Murcia con su compañía de cómicos.

La leyenda «Cantando y riendo, se corrigen las costumbres» aparecía en muchos teatros de la época. Durante el reinado de Carlos III se intentó utilizar el teatro como foco de ilustración; y este abrió sus puertas tan solo dos años después de su muerte.

Plano incluido el artículo «El Coliseo de Comedias de la Calle Meca» de Mª Cruz López.

Para los interesados recomiendo el artículo «El Coliseo de Comedias de la Calle Meca», de Mª Cruz López. Además del plano anterior, contiene mucha información de la que haremos un breve resumen:

Era un edificio amplio y sólido con capacidad para ochocientas personas repartidas en cuatro gradas. Contaba con veinticuatro palcos, bancos para la Ciudad, para la Curia, para la Real Justicia y un palco especial para el propietario. Disponía de cinco puertas y tres escaleras.

Sección de un teatro del siglo XVIII.

Los precios de entrada oscilaban entre los tres cuartos y los doce reales de vellón; pero lo más curioso es que, a pesar de que prohibieron fumar en su interior, y de que mantenían varios pozos con cubos como medida de seguridad, el edificio ardió completamente en 1822 y fue demolido.

Plano de confección propia sobre original del XVIII, con los datos del anterior.

 Al fondo, encontramos una plazuela que recuerda el ilustre apellido de los Togores.

Fotografía Ajomalba

También la traviesa de Meca y dos calles más: una antiquísima llamada Xinxolers o Jinjoleros, que antes comprendía la actual Madre Elisea; y otra cuyo nombre le llegó por nacer cerca del muro del río: la calle Malecón.

Travesía Meca. Calleja que une la calle Meca. Restos de lo que parece ser una torre. Archivo Mariano Pedrera
Calle Malecón. Fotografía Ajomalba
Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela
Siglo XVIII. Archivo Municipal de Orihuela
Fotografía Ajomalba

Volvemos a la calle principal que tomaba el nombre de las gradas que forman parte de la portada principal de Santa Justa, también llamada por el mismo motivo «Puerta de Las Gradas».

Iglesia de las Santas Justa y Rufina. Vista aérea

Dicha portada se proyectó a mediados del siglo XVIII para soportar el empuje de un edificio sobrecargado.

Puerta de las Gradas. Ministerio de Cultura.

En su artículo «Del gótico al barroco en la Puerta de las Gradas», Javier Sánchez Portas documenta el accidentado proceso que llevó a emprender esta obra.

Puerta de las Gradas. Ministerio de Cultura.

En 1749, un año después de la construcción de la capilla de la Comunión y en plena vorágine recaudadora de diezmos, la junta parroquial decidió acabar con las goteras sustituyendo los terrados por tejados como ya se había hecho con éxito en la parroquia de Santiago. Y, al igual que aquella, dotarla de algunos remates y pirámides.

Ya metidos en harina, o mejor en yeso, decidieron abrir nuevas ventanas e intentaron centrar la puerta practicando un buque en la pared,  trasladando así la portada «como cosa de una vara hacia tramontana», piedra a piedra.

El proyecto fue un desastre y muy pronto comenzaron a aparecer grietas. En 1752 estaba reventada y a punto de desplomarse. Consultaron a varios expertos, entre ellos al maestro mayor de la Catedral de Murcia.  No había solución, era necesario demoler lo hecho y reconstruir toda la fachada.

El nuevo proyecto fue diseñado por Fray Antonio de Villanueva, y ejecutado por el maestro cantero Cristóbal Sánchez. Las obras se mantuvieron a trancas y barrancas desde 1753 hasta 1762, quedando tal y como permanecen, incompletas.

José María Pérez Basanta.

A simple vista se pueden contemplar  los agujeros de los andamios que deberían estar cubiertos. También los capiteles superiores y cuatro de los cinco medallones sin desbastar.

Estos medallones debían reflejar la vida y martirio de las Santas Justa y Rufina; pero solo se talló el central.

Puerta de las Gradas. Ministerio de Cultura.
Foto Ajomalba.

Hay un detalle anecdótico en esta portada. En agosto de 1755, el maestro Cristóbal Sánchez se comprometió a fabricar las dos impresionantes columnas que flanquean la puerta de una sola pieza,  siendo de su cuenta arrancarlas y traerlas a pie de obra desde la cantera de Abanilla.

Tenía de plazo hasta el fin de enero de 1756, seis meses;  pero pasaron diez y no pudo encontrar dos piedras con las dimensiones necesarias.  Así pues propuso y le fue concedido, que una de las dos llevase un pequeño añadido, un trocito de piedra imperceptible.

Cuando paséis por ahí,  fíjaos en la parte superior de la columna de la derecha y podréis comprobarlo.

Puerta de las Gradas. Francisco Luis Galiano Moreno.

Por último, recordar que en el siglo XIX, los apellidos Loazes y Masquefas volvieron al callejero oriolano; pero con diferente rango.

Al Patriarca le dedicaron la reurbanizada bajada del Puente Nuevo en su cuarto centenario. Los Masquefas se tuvieron que conformar con el modesto callejón que sube a la peña desde la Plaza de Ramón Sijé.

Busto del Patriarca. Fotografía: José M. Pérez Basanta

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Artículo publicado en 2006, corregido, reconstruido y ampliado. Dedicado a José Luis Satorre.

Pinchad aquí para acceder al programa de radio.
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Callejeando 04. El Obispo Félix Herrero y las salesas de Orihuela.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.

Las Salesas y el obispo Félix Herrero Valverde.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Ajomalba.

Introducción:

Plazuela de las Salesas en 2011. Fotografía de «El Tío Cachi».

Dejamos el capítulo anterior de esta serie en pleno declive del colegio de señoritas instalado por Joseph Tormo en el edificio que los jesuitas habían dejado tras su expulsión.

Fallecido este prelado en 1790, pasaron por la silla episcopal de Orihuela Antonio Despuig y Dameto, F. Javier Cabrera Velasco, F. Antonio Cebrián Valda y Simón López García.

Antonio Despuig y Dameto. Obispo de Orihuela 1791-1795. Arzobispo de Valencia 1795. Retrato de Agustín Esteve. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

De orígenes humildes, Simón López alcanzó la mitra oriolana en enero de 1816.

Sus problemas con el Gobierno comenzaron en el «trienio liberal», con el restablecimiento de la Constitución aceptada en marzo de 1820 por Fernando VII. Curiosamente, Simón había sido diputado por Murcia en las Cortes de Cádiz.

Los liberales sabían que la difusión de las bondades de la Constitución entre los ciudadanos era imprescindible y delegaron esta responsabilidad nada menos que en los párrocos.

El púlpito era la principal fuente de información entre una población mayoritariamente analfabeta; y las órdenes reales se solían leer en la iglesia.

Pero no todos los obispos aceptaron el regreso de la «Carta Magna»; entre los que se resistieron apareció señalado el de Orihuela.

El Constitucional. (Madrid). 1 de abril 1820: En estos mismos días de júbilo, en la época en que empezamos a ser hombres libres, dejando de ser esclavos miserables, en los mismos momentos que la opinión pública está en todo su entusiasmo, acaban de hacerle frente los Ilustrísimos de Zamora y Málaga; y últimamente, según noticias, el ilustrísimo de Orihuela que no ha querido jurar la Constitución, y ha defendido a su clero que lo haga.

No satisfechos aún con esto, empiezan a combatirla desde los pulpitos, sacerdotes ilusos, preocupados y de intenciones no muy puras…

En cuanto a obispos y cabildos, que se restablezca en todo su vigor el decreto de las Cortes para ocupar las temporalidades a todos los que resistan adherirse a la voluntad de la Nación; y por lo respectivo a los abusos del pulpito y confesionario que se han cometido y puedan cometerse, que se exija la más terrible responsabilidad al Vicario eclesiástico, y éste a los párrocos, capellanes mayores, y prelados de todas religiones.

El cardenal Luis de Borbón apoyó decisivamente la Constitución y el régimen liberal a través de una extensa pastoral publicada el 15 de marzo.

Su texto fue ampliamente difundido por los prelados españoles, entre ellos los de Orihuela y Murcia. Parecía que Simón López estaba dispuesto a obedecer y que todo era una calumnia.

El Constitucional. (Madrid). 17 de abril 1820: Si es un deber que exige el bien de la patria denunciar a la opinión pública a todos aquellos individuos que faltan a sus obligaciones sociales, no es menos importante el de volver por el buen nombre de los que equivocadamente son calumniados.

Una equivocación es lo que dice el señor R. G. en el Constitucional de 1º de Abril acerca del ilustrísimo señor don Simón López, obispo de Orihuela, de haberse negado a jurar la Constitución y habérselo defendido a su clero.

En confirmación de su adhesión al nuevo sistema fundamental, copio literalmente el encabezamiento y pie con que ha hecho reimprimir S. S. I. la pastoral del señor Cardenal de Borbón.

Nos don Simón López indigno obispo de Orihuela, a todos nuestros muy amados diocesanos, salud y nuestra bendición paternal, sabed:

Que cuando pensábamos daros una instrucción pastoral del modo cristiano político con que debéis conduciros en las actuales críticas circunstancias para el mejor servicio de Dios y de la patria, puso en nuestras manos la divina Providencia la pastoral que con el mismo intento ha dirigido a su grey el eminentísimo señor Cardenal don Luis de Borbón, cuyos sentimientos son tan análogos a los nuestros, que no nos queda que hacer sino el comunicárosla, a cuyo efecto he dispuesto se reimprima y circule, siendo literalmente como sigue.

Carta pastoral del Excmo. Sr. D. Luis de Borbón. Murcia. Imprenta Teruel. Año 1820. Pinchando sobre la imagen se accede al documento completo.

Y mandamos a los curas la lean en el primer día festivo, al ofertorio de la misa mayor, y exhorten al pueblo a su observancia. Palacio Episcopal de Orihuela a 8 de Marzo de 1820. Simón, obispo de Orihuela.

Pero ni la orden del cardenal ni la seria amenaza de expatriación convencieron al obispo de Orihuela para que mandase a sus párrocos propagar la Constitución entre los feligreses.

El Conservador (Madrid). 20 de julio 1820: Contestación impresa del reverendo obispo de Orihuela a un oficio del Sr. Secretario de la Gobernación de la península, en que le invitaba mandar que los párrocos de su diócesis instruyesen a los pueblos de las ventajas de la Constitución.

En ella decía S. Ilma. que bastante tenían que hacer los operarios de la viña del Señor con enseñar sus feligreses la doctrina cristiana y la moral del evangelio, sin meterse a explicarles la política; tanto más cuando que ésta se halla en oposición a lo que le sugería su conciencia.

Su postura de abierta rebeldía la difundió la prensa de toda España y no podía ser tolerada. Simón tomó un barco en Cartagena y salió hacia el destierro, encontrando refugio en Roma.

Transcribo algunas noticias de las peripecias del viaje.

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 27 de agosto 1820: De Murcia nos escriben que el 17 a las 5 de la mañana se embarcó en el falucho de Vicente Ramón Galiana, el disidente obispo de Orihuela don Simón López; pero el mal tiempo hizo volver al puerto el barco, que salió de nuevo en la mañana del día siguiente viernes 18.

Se dirige a Barcelona, en busca de embarcación de mayor porte para pasar a Roma, a donde se ha ofrecido Galiana a conducirle si no la encuentra.

No lleva consigo más persona que el capuchino fray Francisco de Villanueva. El cabildo ha nombrado gobernador del obispado al canónigo doctoral.

El Universal (Madrid). 25 de septiembre 1820: Sabemos que el Sr. D. Simón López, obispo de Orihuela, ha llegado con toda felicidad a Niza.

Durante el resto del año la prensa liberal centró su interés en el paradero del obispo fugado, publicando diversos bulos.

Un día afirmaban que estaba arrepentido y deseando volver; otro que su grey estaba escandalizada por su conducta. Hasta llegaron a darlo por muerto.

El Constitucional (Madrid). 12 de octubre 1820: El padre don Simón López no ha querido dejar sus ovejas sin un recuerdo digno de su celo apostólico. Después de su fuga se ha publicado en su desgraciada diócesis una pastoral incendiaria, que el gobierno ha mandado recoger.

Correo constitucional. 17 de octubre 1820: Sabe V. Rma. que por la conducta perversa y atrevida del Rdo. ex-obispo de Orihuela D. Fr. Simón López se halla escandalizada la Nación, y señaladamente la Grey que abandonó por no obedecer las autoridades, dando margen a los incautos a un cisma, dudar de la verdad y de los sólidos principios de la Constitución a que se subscribió…

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 10 de noviembre 1820: Dícese que apenas llegado a Roma ha fallecido en aquella capital del orbe católico el P. D. Simón López, obispo de Orihuela.

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 23 de noviembre 1820: Murcia 18 de noviembre. El Liberto dice que, habiendo tenido el obispo de Orihuela a su llegada a Roma una conferencia con su santidad, salió tan abochornado, que inmediatamente le sobrevino una fuerte indisposición, de cuyas resultas murió con el desconsuelo de fallecer separado de su rebaño.

El Constitucional (Madrid). 27 de noviembre 1820: Es falsa la noticia de la muerte del reverendo obispo de Orihuela; no solo no ha muerto, sino que ha abierto los ojos al verdadero conocimiento. S. S. por medio del señor Nuncio intercede por aquel prelado, y pide que se le permita restituirse al seno de su grey en atención a que el exceso que cometió fue producto de un momento de acaloramiento; y que S. I., siguiendo el ejemplo de otros obispos de España, se somete al régimen constitucional.

Casi todo era falso. El «expatriado obispo de Orihuela» se había instalado en Roma; no estaba ni mucho menos arrepentido ni dispuesto a someterse; y su rebaño, gobernado en su ausencia por el canónigo doctoral Félix Herrero, apoyaba plenamente la rebeldía del prelado.

Simón López García. Obispo de Orihuela 1815-1824. Arzobispo de Valencia 1824-1831. Retrato de Miguel Parra en la Catedral de Valencia. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

Orihuela era un reducto ultracatólico, absolutista y anticonstitucional. Para hacernos una idea del ambiente que se respiraba durante el trienio liberal, he transcrito este artículo publicado en Barcelona tras el violento ataque a un periodista murciano.

Diario constitucional de Barcelona. 1 de febrero 1822: Murcia 12 de enero. En Orihuela se ha ejecutado esta mañana un atentado, que ha acabado de patentizar el perverso estado en que se encuentra en dicho pueblo la opinión.

El ciudadano Miguel Ródenas, patriota, exaltado, redactor del diario popular de Murcia, que desde Alicante regresaba a esta ciudad, ha sido acometido en esta mañana, al salir de Orihuela, por algunos de los que de ésta se han refugiado allí por sus opiniones serviles, y ha recibido heridas de que con mucha dificultad podrá recobrarse según informan los facultativos que de ésta han ido a curarle a Monteagudo, pueblo adonde ha podido llegar.

Lo gracioso es que Ródenas se refugió a unos frailes que estaban allí inmediatos, y estos le abandonaron a aquellos caribes. Orihuela es el foco del servilismo en este país, el lugar donde se guarecen los perseguidos por sus atentados contra las instituciones que nos rigen.

Y pueblo tan infatuado que se alaban de ser serviles y enemigos de la Constitución. Con la noticia de este suceso, se han alarmado aquí las gentes y pensaban ponerse de acuerdo con los de Cartagena para hacer una visita a Orihuela.

No es de extrañar el mal estado de Orihuela, pues hay muchas causas para ello.

El obispo tan servil, la abundancia de canónigos, frailes y demás diseminantes, la Universidad, el Colegio, etc., etc., todos amenazados de ser suprimidos o trasladados a Alicante o Murcia, pueblos liberales y donde no podrán gallear, son motivos todos para que el servilismo domine imperiosamente allí.

Si las reformas se hubiesen hecho con la rapidez conveniente, Orihuela sería ya una ciudad de labradores y de consiguiente, de hombres pacíficos.

En octubre de 1823 Fernando VII disolvió las Cortes y abolió la Constitución.

Dos meses después, cumplidos tres años de destierro, Simón López regresó a Orihuela como un héroe; entrando a hombros de sus feligreses. Así lo contó uno de los más destacados periódicos ultracatólicos y absolutistas.

El Restaurador (Madrid). 10 de diciembre 1823: Orihuela 2 de diciembre. El jueves 28 del pasado tuvo esta leal y religiosa ciudad el nuevo placer de ver sentado en su silla a su dignísimo Prelado el Ilmo. Sr. D. Simón López, después de más de tres años de ausencia por la expatriación que le impuso el gobierno revolucionario en agosto de 1820, y que ha sufrido con la mayor constancia y heroísmo, sin que le haya arredrado su ancianidad ni el que aquel impío gobierno no le señalase un maravedí para su subsistencia.

Entre las tres y cuatro de la tarde llegó a las puertas de esta ciudad en su coche, acompañado del señor Gobernador en su ausencia, y de su Tesorero, que de antemano habían salido a recibirle hasta Fuente de la Higuera, en cuyas puertas le esperaban en rigurosa formación la Milicia Realista de infantería y caballería, y un inmenso pueblo que, haciendo quitar las mulas, condujeron el coche casi sin tocar en tierra por medio de los lodos hasta la santa Iglesia Catedral, en donde se hallaba congregado el venerable Cabildo con ropa de coro para recibirle.

Se cantó un solemne «Te Deum» saludado por tres descargas de fusilería; hubo bendición y concesión de indulgencias, y después, acompañado del referido Cabildo, de los Prelados de las órdenes religiosas, Ayuntamiento y Nobleza, pasó a su palacio, dificultándole el paso el indecible número de hombres, mujeres y niños que a porfía anhelaban por besar la mano de su Pastor, quien satisfizo sus deseos en cuanto estuvo de su parte.

En el interior del palacio le aguardaban las escuelas de niños con vítores alusivos al objeto, que le recibieron cantando coplas semejantes a esta:

Pueblo orcelitano/ he aquí a tu pastor/muéstrale tu afecto/respeto y amor. /Y puesto que ahora/ no hay Constitución/que mande y prospere/ nuestro DON SIMÓN.

Durante un año Félix Herrero quedó como vicario general de la diócesis.

Hasta que el Papa nombró a Simón arzobispo de Valencia; y Herrero Valverde alcanzó la mitra oriolana.

Félix obispo de Orihuela.

Félix Herrero Valverde. Obispo de Orihuela 1824-1858. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

Félix había nacido en Fuenlabrada (Madrid) el 5 de octubre de 1770.

Canónigo doctoral, gobernador eclesiástico en ausencia de Simón López y vicario general a su regreso, se convirtió en obispo de Orihuela en noviembre de 1824.

Este prelado se había propuesto organizar un establecimiento para la enseñanza en Orihuela; un colegio de señoritas que llenase el vacío dejado por el declive del de la Purísima Concepción, fundado por Tormo.

Para dotarlo de prestigio y asegurar su correcto funcionamiento decidió encomendárselo a una orden religiosa con experiencia en formación femenina.

Félix mantenía estrecho contacto con las Reales Salesas de Madrid a través de su prima Juana Francisca de Sales Pérez Valverde, que profesaba en dicho convento.

Y la religiosa aceptó viajar a Orihuela formando parte de la fundación.

El proyecto recibió el total apoyo del Ayuntamiento oriolano; y nombraron a un comisionado para que viajase junto al obispo al Real Monasterio de Madrid.

En octubre de 1825 consiguieron el permiso del rey Fernando VII. La empresa parecía estar debidamente encauzada; pero el estado del edificio y la falta de recursos económicos para habilitarlo frenaron su puesta en marcha.

Juan Alfonso de Alburquerque. «Cordobapedia».

Disponemos del testimonio de un testigo presencial. Se trata del canónigo y futuro prelado Juan Alfonso de Alburquerque, cuyas «Memorias de Orihuela» fueron publicadas por José Manuel Cuenca Toribio en el Boletín de la Real Academia de la Historia en 1986.

De ellas voy a transcribir algunos fragmentos que iré intercalando marcados en rojo.

Se hallaba afligida la comunidad de este monasterio por no tener otra iglesia que la antigua capilla de los PP. Jesuitas, que era muy pequeña y de ningún lucimiento, y aunque estaba contigua la iglesia nueva que tenían trazada dichos PP. al tiempo de su expulsión en el siglo pasado, como solo había algunos cimientos y el nuevo monasterio carecía de los fondos necesarios para ejecutar el plan grandioso que en aquellos se manifestaba, no había esperanza de que tuviese una buena iglesia sino después de muchos años y de costosos sacrificios para una fundación naciente y en tiempos tan calamitosos.

Es aquí donde entraron en escena los infantes de España Carlos María Isidro de Borbón y la portuguesa María Francisca de Asís de Braganza.

En el mes de abril de 1826 se fundó en esta Ciudad, en el edificio que antiguamente fue Colegio de la Compañía de Jesús, un monasterio de religiosas salesas, que al efecto vinieron del Rl. De Madrid, y se declararon patronos y protectores de esta fundación los Serenísimos Señores Infantes de España D. Carlos María Isidro de Borbón y su augusta esposa Dª. María Francisca de Asís de Braganza.

Don Carlos había nacido en 1788; era por lo tanto cuatro años más joven que su hermano el rey. Y abrigaba muchas esperanzas de convertirse en su sucesor.

En su tercer matrimonio, Fernando VII seguía sin descendencia.

Retrato de Dª. María Francisca de Braganza y Borbón. Pintura de Vicente López Portaña. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.
La implicación de la infanta María Francisca de Braganza en la fundación del Real Monasterio de la Visitación de Orihuela fue absoluta. Las salesas siempre guardaron con gratitud y respeto su recuerdo, refiriéndose a ella como «la fundadora». Entre las muchas obras de valor que atesoraron las monjas procedentes de las donaciones realizadas por la infanta tuvo un lugar muy especial esta preciosa mantilla datada hacia 1826, que al parecer le perteneció, y que las religiosas conservaban como una auténtica reliquia. Texto y fotografía de Jorge Belmonte Bas.

La posible llegada al trono del infante Carlos se convirtió en la esperanza de los partidarios de la vuelta al absolutismo y del mantenimiento de las viejas costumbres, entre ellos la ultracatólica Orihuela y su obispo, que ya había tenido problemas con los liberales antes de alcanzar la mitra.

Estas circunstancias y la fuerte vinculación de la infanta con las Salesas de Madrid la llevaron a aceptar el patronato del monasterio en Orihuela a principios de 1826. Así lo explicó la prensa liberal dieciocho años después.

Don Félix Herrero Valverde era muy atendido del pretendiente, y logró del mismo la erección de aquel establecimiento. Don Carlos costeó la obra, don Carlos fue el alma de todo, y él mismo y su esposa tomaron el título de fundadores.

Con poderes de ambos infantes, se compraron en gran porción fincas que habían de servir para la primera dotación de las madres, y en nombre de SS. AA. se practicó todo por manera que Valverde hizo adquirir entonces a aquellos la mayor popularidad en esta ciudad…

«Vista del nuevo Real Convento de la Visitación de Madrid, vulgo las Salesas». Por Hermenegildo Víctor Ugarte, en Madrid, año de 1758. Memoria de Madrid.
 

Nombrados por el rey fundadores y patronos, los infantes dotaron al nuevo convento de rentas y fincas. En tan solo tres meses adecentaron el viejo convento lo suficiente para que ocho religiosas y una pretendiente se instalaran en clausura el diez de abril, tras soportar un largo viaje.

La superiora se llamaba Sor María Luisa Valcárcel, una de las monjas era Juana Francisca, la prima del obispo; y una pretendiente, llamada Ana Herrero Valverde, supongo que era su hermana.

Inmediatamente se encargó de la construcción de la nueva iglesia y de la remodelación del convento a Fray Antonio de Benimassot, el mismo que luego construiría los dos puentes de madera sobre el Segura.

En marzo de 1829, a petición de su hermano y de su cuñada, el rey lo igualó en derechos al de Madrid concediéndole una pensión perpetua de 50.000 reales y titulándolo con el siguiente nombrecito: Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela, regla de San Francisco de Sales.

En el Real Equivalente de ese mismo año la antigua «Plaza de la Compañía» adoptó el nombre del convento; el mismo por el que simple y cariñosamente se les conoce en toda España: «Plaza de las Salesas».

Dicha titulación quedó ratificada en el nomenclátor a mediados de la centuria y es la que conserva en la actualidad.

Real Equivalente año 1829. Archivo Municipal de Orihuela.

Ese mismo año y el posterior Orihuela y su obispado sufrieron varias desgracias de carácter natural de las que dejó constancia nuestro canónigo cronista.

En todo el año 1829 se vio de un modo nada equívoco el patrocinio que dispensa esta Soberana Señora (La Virgen de Monserrate) a la dichosa ciudad encomendada a su cuidado.

Los terribles temblores de tierra ocurridos en 21 de marzo, que después continuaron por espacio de muchos meses y arruinaron varios pueblos de la comarca, sólo parece respetaron a Orihuela, que inmediatamente acudió a implorar el patrocinio de su Patrona; conducida en pública rogativa a la Santa Iglesia Catedral con numeroso, lucido y devoto acompañamiento, a las once de la noche del citado día 21 de marzo.

Grabado siglo XIX. Ceremonia del ramo sobre el «Puente Viejo». 

Pocos meses después hubo una grande crecida en el río Segura, y convocado por sonido de la campana el Cabildo Excmo., el Ayuntamiento y el pueblo, se llevó en procesión la imagen de Ntra. Sra. de Monserrate al puente de piedra, y arrojando su ramo a las aguas con las preces y ceremonias de estilo, se observó la disminución de aquella antes de siete minutos, siendo las diez y media de la noche.

No voy a hablar de la actuación del obispo Herrero durante el terremoto de 1829. Ya lo hicieron Gregorio Canales Martínez y Fermín Crespo Rodríguez en el trabajo titulado «Félix Herrero Valverde (1770-1858), un obispo carismático».

Forma parte de la obra coral «La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones». La podéis descargar pinchando la siguiente imagen.

Enlace a la obra «La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones» en el repositorio de la Universidad de Alicante.

Os dejo también otro enlace a un artículo mío sobre el terremoto contado por la prensa de entonces.

Enlace a «El terremoto de 1829 en el Diario Balear».

Orihuela «Brasero del Carlismo».

Iglesia de las Salesas años 30 siglo XX. Ministerio de Cultura.

En 1832, tras seis años de obras, la iglesia quedó totalmente reedificada con todo lujo de ornamentos. Así lo cuenta Alburquerque.

Se dignaron los Serenísimos Señores Infantes Protectores, por su propia voluntad movida sin duda por nuestro Dios, escribir a la comunidad franqueando cuantos caudales fueran necesarios para dicho objeto. Inmediatamente se principió la obra y se continuó rápidamente en términos que, en los primeros meses de 1832 se vio del todo acabada con solidez y magnificencia, contribuyendo además los augustos fundadores con las más costosas preciosidades para el adorno y servicio de la iglesia.

En todos los altares se hallan colocadas las pinturas más exquisitas; los ornamentos y vasos sagrados  son muchos y de muy buen gusto; hay un magnífico tabernáculo con su viril, una graciosa urna para el monumento, cruz procesional y ciriales, dos lámparas en el altar mayor, y las varas del palio, todo de plata, y una alba riquísima con un encaje muy fino de hilo de oro de más de una vara de ancho; todo esto y mucho más que aquí no se refiere han donado pidosamente y con santa liberalidad los Serenísimos Infantes.

La iglesia fue bendecida por el obispo el 2 de mayo de 1832. Durante cuatro días, miles de personas celebraron el evento por las calles de Orihuela.

Una orquesta interpretaba agradables sonatas en un tablado que instalaron en la plazuela. Desde la explanada del Seminario se disparó un castillo de fuegos artificiales y hasta se elevó un globo aerostático.

El Ilmo. Sr. Obispo de esta diócesis D. Félix Herrero Valverde, que tanto trabajó para que se realizase esta útil fundación en Orihuela, tuvo el singular placer de consagrar dicha iglesia en el día miércoles dos de mayo de este año 1832 asistido del Cabildo Ecco., cleros de las parroquias, Seminario Conciliar y comunidades religiosas, y del Ito. Ayuntamiento, convidados todos por la comunidad de las Salesas en nombre de SS. AA. RR., los Serenísimos infantes fundadores.

En la noche del día 1º de mayo se colocaron las reliquias en la capilla provisional formada al efecto de madera y cubierta de damascos en la plazuela que existe frente a la puerta de la referida iglesia.

Desde la víspera hubo repique general de campanas, disparo de morteretes e iluminación en toda la ciudad, continuando a las horas de costumbre en los días 2, 3 y 4; durante la consagración se disparaban tres morteretes cada cuarto de hora.

El día 2, a las cinco de la mañana, salió procesionalmente de la Catedral el Sr. Obispo con el Cabildo, Seminario y parroquias. Se dio una vela de cuatro onzas a todos los eclesiásticos de ambos estados secular y regular que asistieron, y terminada la consagración de la iglesia y altar mayor, cantó la misa solemne de pontifical el Ilmo. Prelado, finalizándose la función a las once y media.

En las noches de los días 1, 2, 3 y 4 de mayo había una buena orquesta tocando agradables sonatas en un tablado dispuesto al intento en la plazuela de la iglesia de dicho Rl. monasterio.

Fueron las más vistosas iluminaciones las del mismo, la del Palacio Episcopal y la del Seminario; en la plaza de éste se disparó un bonito castillo de fuego la noche del día 2; y en la del 3 se elevó un globo aerostático.

En septiembre de 1833 falleció el rey Fernando VII.

Fernando VII. «El deseado» y «El felón». Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

El día 29 de septiembre de 1833 a las tres menos cuarto de la tarde falleció en Madrid el Rey N. Señor D. Fernando VII de Borbón.

Comunicada esta noticia al Cabildo para que se hiciesen los funerales de costumbre, nombró dos comisarios que tratasen sobre esto con los nombrados al efecto por el Ayuntamiento.

Se dieron las disposiciones oportunas y se hicieron las exequias el miércoles 30 de octubre.

Fernando VII había abolido la Ley Sálica impuesta por Felipe V. Con esta modificación negaba a su hermano la posibilidad del acceder al trono; estableciendo como sucesora a su hija Isabel, concebida con su cuarta esposa.

El Infante no se resignó a perder sus derechos sucesorios y se proclamó rey con el nombre de Carlos V, hecho que inicio la primera guerra carlista.

En septiembre de 1834 falleció también María Francisca de Asís, la benefactora del monasterio. Así reflejó la prensa liberal la muerte de la aspirante al trono.

Diario balear. 9 de octubre 1834: Noticias diversas. Muerte de Doña María Francisca, esposa de D. Carlos. Anécdotas concernientes a este acontecimiento.

Las noticias que hemos recogido relativas a la anunciada muerte de Doña María Francisca, esposa de don Carlos, el pretendiente de España, nos confirman en la seguridad del suceso.

Esta señora, si bien doliente y enferma hace algún tiempo, ha muerto sin duda alguna víctima de la irascibilidad de su carácter y el furor que abrigaba en su pecho al ver desvanecidas las locas esperanzas que había concebido de ser Reina de España…

Pronto Orihuela sería conocida como el «brasero del carlismo». Su obispo se declaró abiertamente partidario del pretendiente y fue confinado por el gobierno en un pueblo manchego llamado La Solana.

Carlos María Isidro de Borbón. Primer pretendiente al trono. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

El 28 de marzo del 1837 una partida carlista hacía su entrada en Orihuela y los oriolanos la recibieron engalanando sus balcones; con repique de campanas.

El día 28 de marzo de este año 1837, a las nueve y media de la mañana, entraron en esta Ciudad de Orihuela las tropas carlistas en número de unos mil y quinientos hombres de infantería y caballería, al mando del coronel Domingo Forcadell, y salieron el día 1º de abril a las dos de la tarde.

Las tropas al mando de Domingo Forcadell Michavila, lugarteniente de Cabrera, permanecieron cinco días en Orihuela; mientras el Ayuntamiento y todos los funcionarios públicos se refugiaron en Cartagena. A ojos del canónigo Alburquerque no causaron muchos problemas gracias a la «prudente y circunspecta conducta» de los oriolanos.

Los empleados públicos, muchas personas particulares y el Ayuntamiento se retiraron antes a la plaza de Cartagena, habiendo dejado instalada una junta de administración y gobierno compuesta de sujetos que no fuesen mal mirados de los carlistas, para atender al ejercicio de la autoridad civil, y esta providencia fue muy acertada, pues con ella se evitaron desórdenes y tropelías que eran de temer en tales circunstancias.

Se conservó bastante bien el orden , y en general no se causaron vejaciones ni a las personas ni a las casas, habiendo trabajado con todo afán los de la Junta, ya para contener a los mal entretenidos de la ciudad que en los días de revueltas suelen medrar, ya para que los jefes de los carlistas tuviesen igualmente reprimidos a sus soldados; estos esfuerzos consiguieron su objeto.

A la entrada de estas tropas se pusieron colgaduras en los balcones, se repicaron campanas y por la noche se iluminaron las casas.

Así lo reflejó la prensa liberal:

El Eco del comercio y El Español. Madrid, 6 de abril de 1837.

El Eco del comercio (Madrid). 6 de abril 1837: MURCIA, 1° de abril. El 29 del mes anterior entraron los facciosos en Orihuela en número de 1000 infantes y 100 caballos. El 28 habían salido de aquí 100 caballos y 300 infantes, a Abanilla, que dista cinco leguas a hacer un reconocimiento.

Y habiendo tropezado con ellos a la entrada del pueblo, nos cogieron cinco de caballería, que se asegura han sido muertos. Tres de ellos eran jóvenes apreciables y de categoría.

La ciudad se ha puesto en defensa y es increíble el entusiasmo de la provincia, pues hasta hoy han concurrido más de 8000 infantes y 700 caballos.

El Español (Madrid). 6 de abril 1837: … Se mandaron veredas a toda la provincia, se han hecho parapetos, zanjas y toda clase de fortificaciones; y en menos de veinte y cuatro horas nos encontramos con 8.000 hombres en Murcia, pues todos los pueblos lejos, cerca, pequeños y grandes, han rivalizado en llenar sus deberes con el mayor entusiasmo.

Pasó la noche y tuvimos noticia de que el enemigo salió de Abanilla a Orihuela, cuya población han llenado de luto por asesinar a tres nacionales de caballería y dos carabineros, siendo lo más sensible el modo; después de desnudarlos, los hicieron pedazos a sablazos y bayonetazos.

Esto fue el 29, día en que entraron en Orihuela…

Así lo justificó la prensa carlista:

Gaceta Oficial. Órgano oficial de prensa carlista. 25 de abril 1837:

Gaceta Oficial. 25 de abril 1837: Los periódicos de Madrid han confirmado la noticia que dimos en los números precedentes sobre la entrada de Forcadell en Orihuela y Elche con 2OOO hombres.

Con este motivo dice el Eco del Comercio: ¿no es escandaloso que, en pueblos como Orihuela y el Elche, haya entrado una parte de la facción tan poco considerable?

Los pueblos deben ser multados para castigar su indolencia. No hay tal indolencia, diga lo que quiera el Eco del Comercio. Hay sí una adhesión marcada y muy laudable por la causa de la RELIGIÓN y del REY.

Los pueblos quieren ya romper las indignas prisiones con que los tiene encadenados el despotismo de la revolución: los pueblos quieren volver a su estado normal, a sus buenas costumbres, al culto de sus padres que ven proscrito y perseguido; a la paz y sosiego, incompatibles con el estado de fermentación y ansiedad a que los han reducido las teorías revolucionarias.

Esto es lo que quieren los pueblos; y cansados ya de tantas convulsiones, anhelan por un principio de orden y de estabilidad; abren sus puertas a los soldados de CARLOS V, defensores de aquel principio, que lo es de su ventura y seguridad, y hacen votos muy sinceros por el triunfo de sus armas…

… Según las últimas noticias de Valencia, Forcadell salió de Orihuela hacia Villena, engrosando sus filas con la mucha gente que se le ha presentado.

El Eco del Comercio dice a este propósito: «Parece que se ha aumentado la facción en Orihuela; se ha unido a los facciosos el comandante que fue de realistas Aledo, y el capitán de los mismos Don Nicolás Fuster».

El Cabildo Catedralicio, como la mayoría de la Iglesia oriolana, se mostró abiertamente partidario del absolutismo; hasta los alumnos del Seminario se unieron a las milicias de Forcadell.

Pero dicha actitud no los libró de pagar 12.000 reales de los 80.000 que el comisario de guerra carlista impuso a las clases pudientes de la ciudad.

Orihuela a principios del siglo XIX con el precario «puente de tablas». Colección Javier Sánchez Portas.

Las consecuencias de la visita carlista y la cariñosa acogida oriolana no se hicieron esperar. Algunos días después, el jefe político de Alicante acudió a Orihuela acompañado de la Guardia Nacional y una partida de Caballería del Ejército.

Elementos suficientes para sostener la autoridad en «un pueblo que había recibido a balazos en otras ocasiones a los encargados de la administración».

Diario constitucional de Palma de Mallorca. 17 de mayo 1837: Orihuela 15 de abril. En esta se hallan el Sr. jefe político de la provincia, don Manuel Carreras y don Antonio Sirvent con alguna tropa y bastante fuerza de la milicia.

El primero ha circulado a los alcaldes constitucionales de los pueblos de la misma un interrogatorio que comprende 28 puntos, entre los que figuran como principales los siguientes:

Si se retiraron los fondos públicos, alhajas de iglesia, armas, municiones, etc.; qué mozos han quedado en el pueblo entre 17 y 40 años; quiénes han seguido a la facción voluntariamente, quiénes forzados, y los nombres de sus padres o tutores, y qué opiniones disfrutan estos últimos.

Qué número de caballos se han llevado de los comprendidos en la requisición; a quién pertenecían, por qué no los retiraron; si se deliberó por las autoridades acerca de la posibilidad de resistir a la facción, cuál fue el acuerdo y dónde consta; listas nominales de los empleados públicos que hay en el pueblo, de los que se evacuaron y de los que se quedaron.

Qué familia dejan los que hayan sido fusilados, y sus circunstancias; qué conducta han observado los eclesiásticos y exclaustrados, expresándose el número de estos: qué vecinos hay que tengan que hacer reclamaciones para ser indemnizados.

Si se han secuestrado los bienes de los que se han fugado a la facción tanto en estos últimos días como anteriormente; y si se han exigido las multas a los padres o tutores de los mozos que lo hayan verificado.

Con estas y otras disposiciones del Sr. jefe político es regular se consiga el objeto de su venida, que es castigar a los que con su traición cooperan al buen éxito de la facción, y le preparan el camino para que entren en los pueblos, talen, saqueen y asesinen.

Las tropas realistas apresaron a un puñado de oriolanos y expulsaron de la ciudad a las monjas salesas. Las diez y ocho o veinte religiosas que en ese momento formaban la comunidad quedaron confinadas en Alicante hasta que, semanas después, salieron de vuelta a Madrid.

A pocos días de haberse retirado aquellas tropas, se presentó en esta ciudad el jefe político interino de la provincia, que era D. José de Pascino, acompañado de algunos de Guardia Nacional y de una partida de Caballería del Ejército.

Y en la noche del 15 de abril comunicó sus órdenes para que pasaran confinadas a la Plaza de Alicante hasta diez personas; por cierto de las más pasivas y menos influyentes en la población.

Fueron entre otras los canónigos D. Domingo Herrero y el penitenciario D. Juan Alfonso Alburquerque, que escribe estas memorias; y cesó con tal motivo en el dicho día 15 de abril en Gobierno de la Diócesis.

Las personas que salimos desterradas sufrimos esta suerte por trece, quince, dieciséis y más meses, y los que éramos eclesiásticos sufrimos además que se nos retuviese, a disposición del Gobierno y por orden suya las dos terceras partes de nuestras rentas.  

El jefe político interino, continuando su providencia en esta ciudad, extrajo de su monasterio a la comunidad de religiosas salesas, las trasladó a Alicante y las distribuyó en los tres conventos de religiosas que allí hay; y después de algunas semanas, fue conducida al monasterio de Madrid.

El jefe político había decidido que, para restablecer la tranquilidad pública en Orihuela y regenerar el espíritu de sus habitantes, se fortificase la ciudad, estableciendo en ella una guarnición de la Milicia Nacional cuyos gastos se satisfarían por el vecindario de Orihuela en general.

Aún más, el mismo jefe político dispuso ocupase Orihuela como por castigo una compañía de la Guardia Nacional de Crevillente, que permaneció aquí, a costa de las multas graves que se impusieron a ciertas y determinadas persona, por más de dos meses.  

El Ayuntamiento apeló a la Diputación y esta corporación acordó que exigiese 20.000 reales para atender al socorro por 20 días de la milicia que la guarnecía, a las personas que hubiesen mostrado mayor desafección por la causa nacional.

El Ayuntamiento contestó que no podía encargarse de tan odiosa selección y prefería dimitir. El asunto pasó a las Cortes.

El Eco del comercio (Madrid). 17 de septiembre 1837: El caso de Orihuela fue verdaderamente escandaloso; pero no sabemos a quién culpar más por ello, si a las autoridades que sabiendo el mal espíritu de que está animado un pueblo, cuyo obispo y cabildo eclesiástico tenían pervertida la opinión desde muy antiguo; y que los facciosos habían de sacar de él grandes recursos, lo abandonaron enteramente sin preparar la mejor defensa, ni auxiliar por ello a los milicianos nacionales y demás patriotas que lo deseasen.

O al pueblo mismo, que falto de armas y abandonado por los que podían servir de pie para la defensa, no tenían ya los medios de hacerla con esperanza de salir bien.

No es decir por esto que no hubiese cierta criminalidad de parte de una población comparativamente grande, como Orihuela, no solo en el espíritu antiliberal y en la parcialidad que mostró por la facción, sino también en no tener de antemano preparados los medios de defensa para un caso semejante…

Partida Carlista. Augusto Ferrer-Dalmau.

El obispo a la fuga.

En mayo de 1837 Félix Herrero Valverde desapareció de su confinamiento. Por Real Orden fue extrañado y despojado de todas sus temporalidades y honores.

Se obligó a dimitir al vicario elegido por el obispo y, para gobernar la mitra, el Gobierno «recomendó» a Joaquín Sáez de Quintanilla, un canónigo de claro talante liberal.

Después de muchas vicisitudes que tuvo que sufrir el Sr. Obispo de esta Diócesis, D. Félix Herrero y Valverde desde la muerte de Fernando VII, por la guerra civil que se había encendido en España, se hallaba confinado en un pueblo de la Mancha llamado la Solana, y de allí desapareció en el mes de mayo de 1837.

El Eco del comercio (Madrid). 12 de junio 1837: ORIHUELA, 6 de junio. El obispo de esta diócesis, que hace mucho tiempo estaba confinado en el pueblo de la Solana por el gobierno, ha desaparecido de allí sin que se sepa su paradero ni la dirección que ha llevado.

Se ha expedido una real orden mandando extrañarle del reino, y ocupar sus temporalidades. También se ha prevenido al cabildo eclesiástico que proceda al nombramiento de gobernador de la mitra, lo cual se verificará dentro de pocos días.

En su virtud se expidió una Rl. Orden declarándole extrañado de estos Reinos, y mandando que fuesen ocupadas sus temporalidades, quedase despojado de todos los honores, que no se nombrase en las preces públicas de la iglesia y que procediese el Cabildo a nombrar Gobernador de la Mitra, para cuyo destino se recomendaba muy especialmente por el Gobierno a D. Joaquín Sáez Quintanilla, maestrescuela de esta Santa Iglesia.

El obispo de Orihuela, que abiertamente presidía la Junta Carlista en Aragón, excomulgó al canónigo elegido por el Gobierno y ordenó al Cabildo Catedralicio que eligiese a otro u otros canónigos para el nombramiento de gobernador, provisor y vicario general de la diócesis.

La Verdad (Valencia) 24 de abril de 1938: El obispo de Orihuela, hombre bajito y regordete, de genio vivo, de prodigiosa actividad y de algún mundo, tiene como unos 60 años, aunque no los representa por su persona aniñada y de carácter vivaracho, exagerado y terrorista en sus opiniones. De espíritu dominante, es el verdadero presidente de la Junta carlista establecida en Morella, y el rival que da más celos a Cabrera.  

El Correo nacional (Madrid). 9 de agosto 1838: DOCUMENTO CARLISTA. CIRCULAR DEL REBELDE OBISPO DE ORIHUELA AL CABILDO Y CURAS DE SU DIÓCESIS. EXCOMUNIÓN, Nos D. Félix Herrero Valverde, por la gracia de Dios y de la santa sede apostólica, obispo de Orihuela, delegado apostólico, etc. A nuestro ilustrísimo cabildo catedral y al colegial, a todos los curas párrocos, vicarios y demás eclesiásticos del clero secular y regular, y a todos nuestros diocesanos, hacemos saber:

Que desde el momento que llegó a nuestra noticia el nombramiento o elección que nuestro cabildo catedral hizo de gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis en la persona del doctor D. Joaquín Sáez de Quintanilla, la tuvimos y consideramos nula y de ningún valor, y al titulado gobernador por ilegítimamente nombrado, y por intruso.

Pero no habiéndonos sido posible manifestar y publicar nuestro juicio, voluntad y resolución, ni hacerla conocer en nuestra diócesis por las circunstancias en que la misma se hallaba, y nos hallábamos también, no pudimos ocurrir de otro modo a tan grave mal, que contrariando nuestras facultades para que reservadamente y del modo posible se remediasen las necesidades de nuestros diocesanos, que debían originarse por falta de jurisdicción legítima.

Más ahora que se nos presenta ocasión de declararla y manifestarla, y hacer conocer la verdad a nuestros diocesanos en materia tan importante, con esperanza de que llegue a su noticia y a la del mismo titulado gobernador.

Solícitos de la salvación de las almas, que Dios nuestro señor ha puesto a nuestro cuidado, no solo le hemos declarado y declaramos como gobernador, vicario general y oficial ilegítimo e intruso, sino que también, desde este lugar en que nos hallamos y en el que ejercemos, hacemos jurisdicción ordinaria por delegación apostólica, como en nuestra propia diócesis con la autoridad de Dios omnipotente; Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de los bienaventurados S. Pedro y S. Pablo y de todos los santos, le excomulgamos y declaramos excomulgado al expresado Dr. D. Joaquín Sáez de Quintanilla, que se dice gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis de Orihuela.

Si en el preciso término de ocho días siguientes al que llegare a su noticia esta nuestra declaración y excomunión que fulminamos contra el mismo, no cesa y se separa del gobierno de nuestra diócesis y de todo acto y gestión de cualquier clase que sea, propia de verdadero y legítimo gobernador, provisor y vicario general de la misma, sirviéndole dicha noticia que tenga y término de ocho días que le señalamos, por las tres moniciones canónicas que se le harían en el dicho término…

… Mandamos en virtud de santa obediencia a nuestro cabildo catedral, colegial y a todos nuestros diocesanos eclesiásticos y seculares de cualquier clase y condición que sean, no reconozcan ni obedezcan a D. Joaquín Sáez de Quintanilla por gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis desde el mismo instante en que llegue a su noticia lo que dejamos declarado, dispuesto y mandado.

Y para que nuestra misma diócesis no carezca de persona que la rija y gobierne a nuestro nombre y con nuestras facultades, se las concedemos cumplidas y como de derecho se requieren a nuestro Ilmo. cabildo catedral, para que luego que reciba y sea cerciorado de esta nuestra declaración, proceda a hacer elección y nombramiento de gobernador, provisor y vicario general en uno o más individuos, dignidades o canónigos residentes en la actualidad que esté o estén adornados de sana doctrina y demás circunstancias que se requieren por las leyes de la iglesia, sobre lo que le encargamos la conciencia.

Dado en Mirambel, firmado de nuestra mano, y refrendado por nuestro infrascrito secretarlo de cámara a 17 de mayo de 1838. Félix, obispo de Orihuela.

Partida carlista de Ramón Cabrera. Augusto Ferrer-Dalmau.

Esta prepotencia escandalizó a la prensa liberal.

El Eco del comercio (Madrid). 30 de septiembre 1838: Ha llegado a noticia de S. M. la Reina Gobernadora que el M.R. arzobispo don Bernardo Francés Caballero, extraño de estos reinos, y cuya diócesis se halla impedida y al cargo del gobernador que eligió ese cabildo catedral en uso de sus facultades para casos de igual naturaleza, trata de turbar la paz que ha disfrutado hasta ahora, valiéndose para ello del R. Obispo de Orihuela don Félix Herrero Valverde, excitándole a que desde el territorio enemigo en el que reside se entrometa a dirigir aquella división como lo ha pretendido dicho obispo, este atentado envuelve un criminal desprecio de la potestad soberana…

El Eco del comercio (Madrid). 5 de octubre 1838: El estado crítico y lastimoso en que se halla hoy esta desgraciada diócesis de Orihuela, las desgracias de que casi por ensalmo nos hemos libertado, pero que se reproducirán si no se eliminan las causas que las producen, indican que indudablemente hay un mal grave que en descargo de mi deber, ya como patriota que siente los males de su patria, ya como ministro que llora las heridas que con puñal en mano abren en las entrañas de la religión los que por su ministerio deben ser sus más fieles defensores…

Esto mismo es lo que se ve hoy día en este obispado. El escandaloso atentado del cabildo catedral en el 28 de julio último, es un producto necesario de los precedentes que existían.

El seminario de San Miguel que debió dar eclesiásticos doctos, instruidos en las sanas doctrinas de la verdadera religión, tan celosos ministros de Jesucristo como íntegros y fieles ciudadanos, solo ha presentado egoístas orgullosos que si bien aprendieron algunos párrafos de teología, carecían siempre de los demás conocimientos de las ciencias eclesiásticas…

El largo pontificado de don Simón López, prelado de muy buenas costumbres, pero absolutamente iliterato; el no menos extenso del rebelde obispo Valverde, ignorante también, pero de corazón dañino y muy siniestras intenciones, han influido poderosamente para poblar la diócesis de eclesiásticos ignorantes empapados en las doctrinas ultramontanas, dispuestos siempre a llevar adelante a toda costa los planes de sus mecenas.

Los sucesos harto conocidos en el obispado desde 1825 hasta 1834, la conducta artera del obispo extrañado, entonces doctoral de la santa iglesia, su inobediencia al gobierno siendo trasladado a Coria, sus maquinaciones hasta la entrada del ejército francés…

El ejemplo funesto dado por él de perjurio y traición habiendo jurado a nuestra Isabel II por legítima heredera del trono en San Gerónimo de Madrid en junio de 1833, por cuyo acto recibió la recompensa de la gran cruz de Isabel la Católica que admitió, como igualmente el tratamiento de excelencia, el modo vil de que se valió para engañar al gobierno desde la Solana, donde estaba confinado, escapándose de allí a la facción; sus continuos y sostenidos conatos de mantener el espíritu de rebelión en el obispado por medio de sus agentes y por seguidas comunicaciones con muchos del cabildo… 

El cabildo en su elección en junio del año anterior usó de su derecho en silla impedida. El obispo extrañado no puede en tal estado ejercer actos jurisdiccionales, privado como está de todos sus derechos. Y si esto sucede en un obispo extrañado residiendo en un país libre y neutral

¿Qué poder, qué jurisdicción podrá tener uno que campeado en el bando rebelde hace la guerra traidoramente a la nación y a la reina?

Aún más es delito, es un crimen atroz emplear esas armas contra el estado. ¿Y qué delito mayor puede cometer un ciudadano que estar en comunicación con enemigos del estado, aceptar sus comisiones y poner en ejecución sus planes inicuos de subversión y rebeldía?

Pues este es el crimen de los canónigos de Orihuela…

La separación o suspensión provisional de algunos curas, los más marcados de carlismo y de satélites de Valverde, y recoger las licencias de predicar y confesar a los eclesiásticos notoriamente desafectos, es lo único que ha hecho a fin de impedir que los enemigos de nuestra reina llevasen a cima sus proyectos.

Que esto se ha conseguido en gran parte; que el gobernador de la mitra ha herido en lo más vivo a los rebeldes, lo demuestra el feroz encono del obispo traidor, y los no interrumpidos trabajos de sus secuaces, ya para sacarlo del destino, ya para ridiculizarle, hacer ilusoria su autoridad y presentarle a la vista de toda la diócesis como intruso y excomulgado, y con él a todos los eclesiásticos fieles al juramento de nuestra constitución y reina, como se ve en todas las iglesias del obispado…

Propaganda contra el Carlismo.

El Eco del comercio (Madrid). 16 de octubre 1838: Con la mayor sorpresa y el sentimiento más profundo se ha enterado la augusta Reina Gobernadora de las comunicaciones de V. S. y otras autoridades acerca de la conducta observada por la mayoría del cabildo catedral de Orihuela, con motivo de la carta que recibió del obispo rebelde de aquella diócesis don Félix Herrero Valverde, declarando incurso en excomunión al gobernador eclesiástico…

El Correo nacional (Madrid). 18 de noviembre 1838: Había en la diócesis de Orihuela un obispo que habiendo sido por diez años el cuchillo de todos los que diferían de sus opiniones, permaneció en sus diócesis hasta hace algún tiempo, pero no con tanta quietud que no hubiera provocado contra sí medidas muy antiguas que datan desde setiembre de 1834…

Siguió este señor obispo su marcha contra la Reina y sus instituciones, apoyado en una tolerancia que hasta cierto punto es la causa de nuestros males, y pareciéndole esto poco, se unió con Cabrera. Esa llegada de un obispo sanguinario fue para Cabrera un refuerzo extraordinario, y le hizo presidente de la junta que tenía establecida.

Este obispo rebelde no encontró otra cosa mejor que hacer en obsequio de su partido que promover un cisma, y para eso suponiendo ser un delegado del pontífice dirigió al cabildo de Orihuela una pastoral diciendo que el gobernador eclesiástico de aquella diócesis estaba mal nombrado, y que en su consecuencia debía proceder al nombramiento de otro.

Es de advertir que el gobernador era un sabio, un patriota, es preciso hacerle esta justicia, y por eso no agradaba al obispo rebelde. ¿Y qué hizo el cabildo de Orihuela que había respetado por espacio de seis meses a este gobernador?

Se reúne para obedecer las órdenes de un obispo declarado rebelde, lo mismo que si hubieran sido comunicadas por el gobierno de Madrid; y para proceder a esta elección pasa un oficio al alcalde diciendo que, con motivo de la pastoral del obispo se reunía para verificar lo que en ella se disponía.

El juez encontrándose con un recado de esta especie, reunió unos cuantos nacionales y pasó a arrestar a los canónigos trasladándolos a las casas de ayuntamiento con la decencia que debió y dio parte. Se mandó formar causa sobre este hecho escandaloso y los canónigos fueron llevados a la isla de Tabarca…

Volvieron, señores, los canónigos a consecuencia de una orden y se reúnen autorizados por el gobierno para obedecer las órdenes de un obispo extrañado y declarado rebelde…

El resultado es, señores, que Carlos V da órdenes a nuestro gobierno y éste a la diócesis, porque en nombre de D. Carlos se ha pasado esa orden, que por fin ha cumplimentado el cabildo de Orihuela. Yo veo, señores, en la conducta que aquí se ha observado que se sigue un plan contrario al sistema que la nación ha proclamado.

Diario de avisos de Madrid (Madrid). 13 de abril 1839: TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA. Por el presente, y en virtud de providencia del tribunal supremo de justicia, se cita, llama y emplaza al R. obispo de Orihuela don Félix Herrero Valverde, cuyo paradero se ignora, para que en el término de nueve días que por este primer edicto se le asignan, se presente en dicho supremo tribunal …

En septiembre de 1839 el pretendiente Carlos cruzó la frontera francesa con su familia tras siete largos años de lucha. La primera Guerra Carlista había terminado.

Nuestro prelado Félix Herrero, al igual que su antecesor, había huido a Italia.

El regreso de las Salesas.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Francisco Luis Galiano Moreno.

Por Real Decreto de 1841, las propiedades de las órdenes religiosas pasaron a ser bienes nacionales. Todos los conventos masculinos de Orihuela más el de las salesas fueron subastados y adquiridos por particulares.

Diario de avisos de Madrid. 29 de enero 1843: Venta de bienes nacionales. Pertenecientes al Clero Secular. El edificio que fue convento de las religiosas Salesas de Orihuela, situado en aquella ciudad, sus obras son enteramente nuevas, y consta de un cuadrado de 6120 palmos valencianos superficiales y 67 de altura; no se le conoce carga alguna; se halla arrendado por 1250 rs. anuales, a condición de cesar el arriendo el último día del mes en que el comprador tome posesión; ha sido tasado en 1021800 rs., cantidad en que se saca a subasta.

El 18 de julio de 1844, entre las cinco y las seis de la mañana, tras solicitar la piedad de la reina, buena parte de las salesas expulsadas siete años antes, regresaron a Orihuela. Al menos tres habían muerto en Madrid.

El Católico (Madrid). 16 de julio 1844: El jueves de la semana pasada salieron de esta corte con dirección a su monasterio de Orihuela las religiosas Salesas que la revolución había expulsado de él y traídolas a reunirse con sus hermanas las del monasterio de la Visitación de esta corte.

El gobierno, previos los informes de la diputación provincial de Alicante y del ayuntamiento de Orihuela, ha accedido a las instancias que le tenían hechas las religiosas para que se les permitiera regresar a su monasterio.

Así se ha verificado al fin; si bien llevan el desconsuelo de regresar solo quince cuando fueron diez y ocho las que vinieron, habiendo fallecido aquí tres de estas. Van acompañadas de su correspondiente escolta, y las acompañan también dos de sus capellanes.

La despedida de sus hermanas que tuvieron el consuelo de hospedarlas, ha sido en extremo tierna cual puede imaginarse. Felicitamos al gobierno por haber obrado en justicia atendiendo tan razonable demanda; pero es preciso además que procure remediar el estado de miseria en que se encuentran las vírgenes del Señor y que debe abochornar a todo gobierno que se precie de justo y de caballero.

El Clamor público. Madrid, 24 de julio de 1844.

El Clamor público (Madrid). 24 de julio 1844: Orihuela, a 20 de Julio. Han llegado procedentes de esa corte 12 religiosas Salesas y ocupado al momento su monasterio. Es el tercer viaje que, en el transcurso de 18 años han hecho estas Vírgenes del Señor para quienes puede decirse que se ha relajado el voto de perpetua clausura. Vinieron en 1826 y se marcharon a Madrid en 1837.

Por si ignoran ustedes la historia de la fundación de este convento y la de su supresión, la referiré con brevedad. Don Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis, extrañado ahora del reino por haberse unido a la facción, era muy atendido del pretendiente, y logró del mismo la erección de aquel establecimiento.

Don Carlos costeó la obra, don Carlos fue el alma de todo, y él mismo y su esposa tomaron el título de fundadores.

Con poderes de ambos infantes, se compraron en gran porción fincas que habían de servir para la primera dotación de las madres, y en nombre de SS. AA. se practicó todo por manera que Valverde hizo adquirir entonces a aquellos la mayor popularidad en esta ciudad.

Recuerdo haber visto en una de las mejores habitaciones del edificio el retrato del infante del más exacto parecido. No sé qué se habrá hecho de este cuadro.

En marzo del año 37, es público que el rebelde Forcadell invadió este país, y cierto también que aquí halló inmensos recursos y escandalizó a la nación el extraordinario número de hombres que reclutó para sus filas.

Y aunque se habló mucho de las simpatías que en esta ciudad encontró, no seré yo quien diga que también las tuvieran las Salesas, porque su carácter religioso y su sexo las ponen a cubierto de toda inconsideración.

Luego que la población volvió a la obediencia del gobierno de Cristina, en nombre de su excelsa hija, la autoridad superior de la provincia, entre otras medidas, tomó la de cerrar el convento referido; y sus moradoras fueron trasladadas al de su orden de Madrid.

Respecto a la justicia, utilidad y conveniencia de esta restauración, vds. como más entendidos dirán lo que les parezca; únicamente me limito a observar que el vulgo, que solo juzga de las exterioridades de los gobiernos, da por seguro y próximo el triunfo de los carlistas.

Las infelices monjas de los otros tres conventos se sostienen de limosnas que la caridad y la filantropía de la sociedad de señoras les proporcionan ¿Cómo ha de atenderse también sin perjuicio de aquellas al alimento de las recién venidas?

Deseo sinceramente a estas tranquilidad y resignación para sufrir las privaciones de sus hermanas. (Corresponsal del Clamor Público).

El Católico (Madrid). 16 de julio 1844

El Católico (Madrid). 26 de julio 1844: MURCIA. ORIHUELA, 22 de julio. Hace cuatro días llegaron a esta ciudad las religiosas Salesas, a quienes S. M. ha permitido regresar a su monasterio, del que arbitraria e injustamente fueron arrancadas el año 37.

Han sido recibidas con todo respeto y con satisfacción; y todos los padres de familias celebran mucho su venida, con la cual se tendrá un colegio de educación para niñas, que tanta falta hace en este país.

El Católico (Madrid). 6 de agosto 1844: Al anunciar hace días la traslación de las religiosas Salesas de Orihuela desde esta corte, a donde las echó la revolución, a su antiguo monasterio de dicha ciudad, dijimos que habían sido acompañadas por una escolta.

Mejor informados hoy, debemos manifestar que no fue esto cierto pues las religiosas salieron solas y solas fueron todo el camino sin más acompañamiento que dos eclesiásticos y el criado de la generosa persona que ha corrido con satisfacer todos los gastos de esta traslación después de haber procurado hacerlas en Orihuela el más grato recibimiento.

La generosa persona que corrió con todos los gastos era otro famoso carlista declarado. Matías Sorzano, regidor municipal de Orihuela en 1835, fue eliminado de la lista de mayores contribuyentes utilizada para escoger a los representantes políticos por su desafección a la Monarquía Constitucional.

Retrato de Matías Sorzano Nájera. Óleo sobre lienzo. Vicente López. Enlace al Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Matías había optado también por el destierro; pero terminada la guerra regresó a Orihuela y se permitió comprar al Estado al menos tres conventos desamortizados. Entre ellos estaba el de las Salesas; y se lo devolvió a las monjas.

El obispo Herrero Valverde aún tardaría tres años en volver de Roma. En 1847, ya anciano, entró en Orihuela montado en el carro de Matías, aclamados ambos por la multitud. Había permanecido toda una década como prelado doméstico del Papa Gregorio XVI.

El Tiempo (Madrid). 15 de noviembre 1846: Por la siguiente circular del gobernador eclesiástico de Orihuela, venimos a saber oficialmente el levantamiento del destierro del obispo de aquella diócesis, D. Félix Herrero Valverde, ausente hace diez años.

«La Reina nuestra señora (Q. D. G.) se ha dignado alzar el extrañamiento impuesto al ilustrísimo señor D. Félix Herrero Valverde, dignísimo obispo de esta diócesis; según se nos comunica en real orden.

En su consecuencia hemos dispuesto se cante un Te Deum en acción de gracias en todas las parroquias de esta diócesis, y se nombre al prelado en la colecta de la misa y demás oraciones públicas. Lo que comunicamos a V. para su cumplimiento.

Dios guarde a V. muchos años. Palacio Episcopal de Orihuela, 6 de noviembre de 1846.

El Heraldo (Madrid) 28 de marzo 1847: Gacetilla de provincias. Orihuela, 23 de marzo. «Ayer a las cinco de la tarde entró en esta ciudad el Ilmo. Señor don Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis, acompañado del señor jefe superior político de la provincia.

Había ordenado S. M. que se le recibiera con todos los honores debidos a su alta dignidad, y se han llenado sus deseos, siendo muy grande la satisfacción y contento del prelado por el grande entusiasmo con que ha sido recibido».

La prensa liberal se quejó del trato que recibía el prelado carlista y pidió que lo vigilasen.

El Español. 13 de octubre 1847: Recordamos al señor ministro de Gracia y Justicia, cuya prudencia y tino nos son bien conocidos, que procure enterarse del verdadero estado de las cosas en la diócesis de Orihuela…

La autoridad del prelado debe sin duda ser sostenida en todo lo tocante a la disciplina de su iglesia; pero la posición particular del de Orihuela, que, como todo el mundo sabe, pasó al campo de D. Carlos, exige de parte del gobierno la vigilancia necesaria a impedir que las pasiones y los resentimientos del hombre de partido influyan en la conducta del prelado…

El Clamor Público (Madrid) 13 de noviembre 1846: En el día 6 del corriente recibieron las autoridades de Orihuela una Real orden, participándoles que S. M. se ha servido permitir a don Félix Herrero Valverde, obispo de aquella diócesis, que vuelva a ella mandando que se le haga el recibimiento correspondiente a su jerarquía…

… Para conocer la trascendencia de tal medida, no basta considerar el espíritu público de aquella población fanática hasta el extremo; es preciso también tomar en cuenta las circunstancias del agraciado, sin olvidar que se le ha indultado antes de que pudiera implorar la Real Clemencia, como se deprende del cotejo de la fecha.

Siendo Valverde el canónigo más moderno de la iglesia de Orihuela, y hallándose en la edad de 45 años, se le dio la mitra en 1824 para recompensar sus servicios a favor del absolutismo y la persecución que, como gobernador de la misma, hizo a los liberales de aquella época.

Cuando doña Isabel II fue jurada princesa de Asturias, Valverde le prestó homenaje y recibió la gran cruz de Isabel la Católica. Al poco tiempo, ocurrida la muerte de Fernando VII, conspiró públicamente a favor de don Carlos, y el gobierno le extrañó.

Estuvo con este motivo ausente del obispado, hasta la invasión del cólera; entonces suplicó que se le permitiese residir en él protestando de su lealtad a la Reina.

No tardó mucho tiempo en repetir su anterior conducta, y se le destinó a la Solana, desde donde dirigió varias exposiciones a S. M., queriendo justificarse y prometiéndole adhesión.

Por entonces fue cuando Cabrera tenía ya organizadas algunas fuerzas facciosas en el Maestrazgo, y creyó Valverde que era la mejor ocasión de servir al despotismo. Se unió a aquellas hordas; tomó parte activa en todo cuanto hicieron y mereció ser nombrado presidente de la junta carlista de Mirambell.

Verificado el convenio de Vergara; el obispo de Orihuela no quiso acogerse a él; fue de los últimos facciosos que abandonaron la Península, marchó a Roma bajo la protección del cardenal Lambruschini y se estableció luego en el convento de Loreto, donde habrá recibido la autorización para volver.

Este es el hombre a quien el gobierno permite volver a España y ocupar el puesto que abandonó para seguir la causa de don Carlos. Entretanto, militares, ilustrados que han derramado su sangre en defensa del Trono de doña Isabel II, se hallan ausentes de su patria, sin que se les conceda regresar a ella.

Félix Herrero Valverde. Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.

Herrero Valverde falleció el 29 de marzo de 1858 y fue enterrado en el altar mayor de la iglesia del monasterio que había fundado en Orihuela.

La Paz. Murcia. 11 de abril 1858: Orihuela 3 de abril. El lunes 29 del pasado mes, a las dos menos cuarto de la tarde, falleció el Ilustrísimo Sr D. Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis. Inmediatamente fue embalsamado su cadáver y puesto en un modesto catafalco en un salón de su propio palacio, donde se dijeron misas por el eterno descanso de su alma en cuatro altares que al efecto se construyeron.

Estuvo expuesto todo el día 30; y el 31, a las once de la mañana, se principiaron los oficios, según el ritual de los obispos, habiendo sido sepultado a las tres de la tarde del mismo día en el monasterio de religiosas salesas de esta ciudad, de que era fundador.

Monasterio de las Salesas. Víctor Sarabia Grau.

Epílogo.

Monasterio de Las Salesas. Retratos de los santos franceses cofundadores de la Orden de la Visitación de Nuestra Señora. Francisco de Sales (1567/1622) y Juana Francisca Fremyot de Chantal (1572-1641).
Puerta del Convento. Foto Ajomalba.

La entrada al convento, situada a la izquierda, ostenta unidos los escudos de España y Portugal, países de nacimiento de los príncipes fundadores.

Manuel Sola Pérez.

Las imágenes contenidas en las cuatro hornacinas de la fachada de la iglesia (decapitadas en la Guerra Civil), son obra de Santiago Baglietto y representan a San Carlos Borromeo y San Francisco de Asís, por los nombres de los príncipes Carlos y Francisca, y a San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal como fundadores de la Orden de la Visitación.

Foto Ajomalba. Ministerio de Cultura.

Terminada la contienda, se tallaron nuevas cabezas para las cuatro esculturas;  y la cruz, destruida también, fue sustituida por un Sagrado Corazón de Jesús. Y esto me da pie para contar una anécdota:

El Sagrado Corazón de Jesús es una antiquísima devoción que llegó a España y a sus colonias americanas a través de los Jesuitas en el siglo XVII.

He contado como, expulsados estos, su colegio en Orihuela pasó a manos del Obispado para albergar una casa de enseñanza y colegio para niñas pobres cuyo impulsor fue el obispo José Tormo, enemigo declarado de la Compañía de Jesús como la mayoría de los prelados de la época. 

Tormo persiguió duramente esa veneración a una parte del cuerpo considerándola una práctica pagana. A sus devotos se les llamaba despectivamente alacoquistas o cordícolas. Con la extinción de la Compañía, el Sagrado Corazón sufrió un periodo de ostracismo para regresar años después con gran impulso.

Foto Ajomalba. Ministerio de Cultura.

En la inacabada iglesia de los jesuitas levantaron un espectacular templo para las Salesas. Sobre el frontón colocaron la cruz desaparecida durante la Guerra Civil; que terminada la contienda fue sustituida por un Sagrado Corazón de Jesús, aquella devoción que el obispo Tormo pretendió erradicar.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

No, no se trató de recordar a los jesuitas. Resulta que la gran impulsora del culto al Sagrado Corazón en el siglo XVII fue Santa Margarita María Alacoque.

Santa Margarita María Alacoque.

Esta religiosa, apoyada posteriormente por los hijos de San Ignacio, aseguraba que se le apareció Jesús y le transmitió las siguientes palabras:

Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio e ingratitud…

¿A qué orden pertenecía Margarita? A la de la Visitación de Santa María; esas monjas conocidas popularmente como salesas que hasta hace poco ocupaban el edificio. Seguramente fueron ellas las que eligieron el Sagrado Corazón de Jesús para decorar el frontón de su iglesia.

Sagrado Corazón. Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

En el año 2012 las salesas regresaron a Madrid; al monasterio de donde llegaron hace casi dos siglos. La escasez de vocaciones, su avanzada edad y la imposibilidad de mantener el enorme edificio provocaron esta decisión.

En enero de 2019 colocaron en la plazuela un busto en bronce del que fue obispo de Orihuela entre los años 1996 y 2005, Victorio Oliver Domingo. Es obra del imaginero Ramón Cuenca Santo.

Plazuela de las Salesas. 18 de enero de 2019. Ayuntamiento de Orihuela.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba). 

Mi agradecimiento a Jorge Belmonte Bas.

A continuación os dejo el decreto del Consell por el que se declara el monasterio como Bien de Interés Cultural y un reportaje fotográfico realizado por mí mismo.

Pinchando la siguiente imagen se accede al decreto del Consell por el que se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, el Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela:

Enlace.

Galería fotográfica del Monasterio de la Visitación.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.