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Callejeando 34. ASJ 8. Callejas del Ravalete.

Las traviesas o callejones del Rabalete.

Para terminar la serie dedicada al arrabal de San Juan Bautista he dejado un puñado de callejones del Ravalete cuya historia pretendo contar de una forma diferente. Si os place acompañarme en el estudio, me apetece mostraros la «fuentes» que lo fundamentan.

Dicho estudio abarca quince modestas callejuelas que en buena parte de los padrones no se molestaron en reflejar; y cuando lo hicieron, les asignaron titulaciones generalmente arbitrarias y puntuales.

A veces aparecían simplemente numeradas en dos bloques: la traviesas de la calle de Arriba hacia la peña y las traviesas de dicha calle hacia la del Colegio.

Otras veces, el listado combinaba nombres y números de traviesa. Teniendo en cuenta que la numeración otorgada dependía de por dónde empezaba a contar el que lo redactaba; y de cuántas callejas decidía incluir en su lista, os podéis imaginar la dificultad que entraña su investigación individual.

El colmo de la sencillez era reflejar las diecisiete calles en dos motes: «Carrer damunt ab les traveses» y «Carrer del Colegi ab les traveses».

Tengo que añadir una más al estudio; la que unía la calle del Colegio con la de San Juan y el Paseo. Junto a la de Reales, eran las únicas traviesas del Colegio hacia el sur.

Ya hablé de la de Reales en otro capítulo; así pues, con la actual calle de Cedaceros, que solía figurar siempre mezclada entre ellas, completaré el Arrabal de San Juan.

Con las de Arriba y el Colegio serán diez y ocho las calles rastreadas. Lo podéis ver más claro en este plano artesanal.

Plano de confección propia.

Ya he dicho alguna vez que, hasta la segunda mitad del XIX, las calles no tuvieron nombre oficial; y exceptuando unas cuantas que mantuvieron su titulación popular en el tiempo, el habitante más ilustre o el más conocido, solía darles título provisionalmente.

En estas callejas tan humildes, cualquier vecino era lo suficientemente importante para que le asignasen su nombre temporalmente.

La tarea de identificarlas a través del tiempo es un proceso muy complicado; solamente una de las quince calles ha mantenido la titulación los cuatro siglos que abarca este trabajo; quizá porque de verdad era la más ancha.

Pero no todo van a ser pegas. Su particular ubicación permite localizarlas en conjunto fácilmente; al final de la ciudad entre las puertas de Callosa y de Crevillente. Entre la Carretería y el Colegio de Predicadores.

Teniendo en cuenta que la calle del Colegio se urbanizó durante el siglo XVI, vamos a comenzar nuestra investigación en la centuria posterior.

Siglo XVII.

Padrón de Sal y Muro del año 1629. Archivo Municipal de Orihuela.

La recaudación de impuestos por parte de la Hacienda Real hacía necesario formar periódicamente unos listados llamados padrones o vecindarios. En ellos se registraba a cada uno de los vecinos pagadores y la cantidad que debían aportar. Esta es la principal fuente para el estudio de las calles durante la Edad Moderna.

El primer padrón que vamos a utilizar es «de Sal y Muro»; un documento que pronto va a cumplir cuatrocientos años. Redactado en 1629, en esta zona apuntaron las siguientes calles:

«Patro de sal y mur del any 1629»: Carrer de Diego León, Carrer de Contreres, Carrer de Utiel, Carrer de Escuder, Carrer del Colegí, Carrer de la Toledana, Carrer de la figuera, Carrer de Losano, Carrer de Comí, Carrer Damunt, Carrer de Moyano, Carrer Ample, Carrer de la Comare Rodríguez.

Padrón de Sal y Muro del año 1629. Archivo Municipal de Orihuela.

En este primer listado, incluyendo las de Diego León (actualmente Cedaceros), la del Colegi y Damunt, tenemos trece nombres. Nos quedan una decena de calles de las que siete parecen ser hacia la del Colegio y tres hacia la peña.

El padrón confeccionado en 1636 es muy deficiente y sólo aporta los siguientes nombres.

Patro del mur y sal any 1636: C. damunt, C. de burello, C. de gallego, C. del colegi, C. ¿despri?, C. de la figuera, C. de la toledana, C de mosén torres, C de Perpiña y C. de contreras.

Padrón de Sal y Muro del año 1636. Archivo Municipal de Orihuela.

El padrón de vecinos de la ciudad confeccionado en 1651 consigna una decena de nombres y lo hace ordenadamente. Cuatro de las de Arriba a la peña y seis a la del Colegio. Debían ser las más pobladas en ese momento.

Patro de els vehins de la pnt Ciutat fet en lo any 1651: Carrer de amunt des de la porta de Crevillent, travesa de burello a la peña, carrer ample, travesa de Martínez Matacochinos, travessa del carrer de Alcoser.

Carrer del colegi ab ses traveses desde el colegi a la porta nova, travessa de trigueros, travesa de la figuera, travesa de la toledana, travessa de escuder, travesa del carrer de utiel, travessa del carrer de Giles.

Padrón de los vecinos. 1651. Archivo Municipal de Orihuela.

Del resto de padrones consultados en dicha centuria he extraído los siguientes nombres:

Carrer o Travesa de Javaloyes, Carrer de Fonllana, Carrer de la almazara, Carrer de la morera, Carrer de Soto y Carrer de la Peñeta.

Padrón de Sal y Muro del año 1654. Archivo Municipal de Orihuela.

Terminamos el siglo XVII con veintinueve nombres. Suponiendo que estén las dieciocho al menos una sola vez, tenemos once repeticiones con diferente titulación.

Carrer ample, carrer de Burello, travesa de Martínez Matacochinos, travessa del carrer de Alcoser, carrer de la peñeta, carrer de la almazara, carrer de Contreras, carrer de Trigueros, carrer de la Toledana, carrer de la figuera, de Utiel, carrer de Comí, carrer de Javaloyes, carrer de Gallego o de mosén Gallego, carrer de mosén Torres, carrer de Perpiña, carrer de la morera, carrer de Escuder, carrer de Moyano, carrer de Fonllana, carrer de Losano, carrer de Soto, carrer de Gil o Giles, carrer de la Comare Rodríguez, carrer de Nafa, carrer ¿despri?.

Siglo XVIII.

Repartos de Equivalente. Siglo XVIII. Archivo Municipal de Orihuela.

Los repartos del siglo XVIII aportan muy poca información. En los primeros, entre muchas traviesas numeradas, registran como callejones de la del Colegio, las traviesas de Torres, de Follana y de la Toledana. Transcribo tres años consecutivos como muestra.

Contribución Equivalente 1717: Calle de Arriba, primera traviesa que va a la peña, (prosigue la calle de Arriba entre todas) segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta traviesas; calle de Comins y salida a la calle del Colegio, calle del Colegio, primera traviesa de la calle del colegio empezando por la entrada, 2ª traviesa, 3ª traviesa, cuarta, quinta, sexta y séptima traviesa.

En el de 1718 se numeran las de arriba empezando por la puerta de la yedra. Se referían a la añeja puerta de Crevillente.

Repartimiento para reparo de fortificaciones. Año 1718: Calle del Colegio empezando por la salida, primera traviesa (prosigue Calle del Colegio entre todas), segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta, última traviesa y traviesa que sale a la calle de San Juan.

Calle de arriba empezando desde la puerta de la yedra, primera traviesa (prosigue la calle de arriba entre todas) segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta traviesa.

Transcribo también las que aparecen en el reparto de 1719.

Repartimiento para gastos de fortificaciones y cuarteles. Año 1719: Calle de arriba, primera traviesa de la peña, prosigue la calle de arriba, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta y séptima traviesas de la peña con «prosigue la calle de Arriba» entre ellas.

Calle del Colegio empezando desde el huerto, primera traviesa de la Calle del Colegio, segunda, tercera, cuarta, quinta, repite la quinta, sexta y séptima, todas con «prosigue la calle de Arriba» entre ellas.

A mediados del siglo XVIII solían registrar siete traviesas a la peña con la expresión «prosigue la calle de arriba» entre ellas; y siete u ocho traviesas de la calle del Colegio con «prosigue la calle del Colegio». O sencillamente «sigue o prosigue» entre ellas.

Reparto del Real Equivalente hecho entre los vecinos en 1750. Archivo Municipal de Orihuela.
Reparto del Real Equivalente hecho entre los vecinos en 1750. Archivo Municipal de Orihuela.

Como excepción que confirma la regla, a veces registraban «lo carrer ample» o la calle Ancha.

Terminamos esta centuria con los nombres populares que nos dejó Joseph Montesinos. Una lista incluida en el primer libro de su «Compendio Oriolano». Catorce calles en la zona comprendida entre Santo Domingo y la Carretería.

Del Colegio, de Arriba, de las Capillas, de la Cruz, de la Morera, de las cuatro Esquinas, del Collerero, de Pacheco, del Cura, del Huerto, de la Cueva, de la Hancha, de Pedrajas y del Barranco.

Siglo XIX.

En los primeros repartos del siglo XIX todo sigue igual de espeso. Tenemos que esperar dos décadas para empezar a encontrar titulaciones más allá de la calle Ancha.

El de 1824 es el reparto más completo de la centuria. Refleja el nombre de dieciséis calles con las de arriba y del colegio. Sólo nos falta una, la de Comí, un callejón cerrado junto al Colegio. Además están perfectamente ordenadas, siete hacia la peña y siete hacia el Sur.

Libro de reparto del Real Equivalente de 1824: Calle de Arriba, Callejón de la Escala, Taleque, Barranco, Morquera, Callejón Ancho, Matamoros, Cueva.

Calle del Colegio, Callejón de la Cruz, Calle de la Morera, Callejón de las cuatro esquinas, Callejón Estrecho, Callejón de Pacheco, Callejón de D. Pedro Sánchez, Callejón de Royo.

Reparto del Real Equivalente para 1824. Archivo Municipal de Orihuela.

El de 1829 da un paso atrás volviendo a alternar nombres con numeraciones.

1829: Calle del Colegio, Callejón de la Cruz, Callejón 1º de la calle del Colegio, Callejón de las cuatro esquinas, 3ª traviesa de la Calle de Arriba, 4ª traviesa de la Calle de Arriba, 5ª traviesa de la Calle de Arriba, Callejón de Royo.

Calle de Arriba, Callejón del Barranco, Callejón del Taleque, Callejón de la Escala, Callejón de la Morquera, Callejón de Matamoros, Callejón Ancho, Callejón de la Cueva.

Pueden aparecer y desaparecer nombres; por ejemplo, en el reparto de 1832, entre los callejones del Taleque y la Morquera metieron un supuesto «callejón de Triana» que se correspondería en la actualidad con el de Velasco. Al año siguiente se esfumó; reduciendo a cuatro el número de callejas hacia la peña.

Repartos Equivalentes años 1832 y 1833. Archivo Municipal de Orihuela.

Libro de reparto del Real Equivalente de 1833: Calle del Colegio, Callejón de la Cruz, Calle de la Morera, Calle de las cuatro esquinas, Callejón Estrecho, 4ª traviesa a la calle de arriba, Callejón de Royo.

Calle de Arriba, Callejón del Taleque, Callejón de la Morquera, Callejón de Matamoros, Callejón Ancho.

Libro de reparto del Real Equivalente de 1833. Archivo Municipal de Orihuela.

En 1842 sólo anotaron cinco calles y en 1845 se limitaron a consignar los callejones de Tintoreros, del Colegio, de Arriba y de la Cruz.

Libro de reparto del Real Equivalente de 1845. Archivo Municipal de Orihuela.

En 1845 se produjo una reforma legal que sentó las bases del sistema tributario actual. Dejamos aquí los socorridos repartos.

En el ecuador del siglo XIX, concretamente entre los años 1859 y 1861 se estaba formando el primer callejero de Orihuela. Coello tampoco pudo aclarar mucho en su famoso plano de 1859.

«Atlas de España y de sus posesiones de ultramar» de Francisco Coello. Plano de Orihuela. 1859.

Se pueden leer claramente los callejones de la Cueva, Ancho y de Royo. Y parece que se distinguen los de Taleque, de la Cruz, Morera y 4 esquinas; pero no lo tengo muy claro. El resto los dejó en blanco o utilizó números de traviesas.

En febrero de 1861, la «comisión municipal nombrada para el arreglo del nomenclátor, numeración de casas y rotulación de calles» preparó un dosier con las que, en su opinión, debían conservar su nombre tradicional y las que merecían ser rebautizadas.

Decidieron conservar los siguientes títulos en la zona:

Calle del Colegio. 1ª Clase. Calle de Santa Matilde. 3ª Clase. Calle de la Cruz. 3ª Clase. Calle de la Cueva. 3ª Clase. Calle Ancha. 3ª Clase. Calle de Matamoros. 3ª Clase. Calle del Barranco. 3ª Clase.

Y aconsejaron modificar los siguientes:

La Calle de Arriba, trocando su nombre que nada significa por el de Calle de Diego de Orihuela, honrará la memoria del esforzado batallador, hijo de esta Ciudad, cuya menor gloria fue librar a ésta, con riesgo de su persona, de los furores de un monstruo que anidaba en sus próximos bosques. 2ª Clase.

La Calle de Royo, titulándose de Lope de Espejo, dirá a los venideros que un oriolano ilustró ambos apellidos, como teólogo y como poeta, con admiración de su Siglo. 3ª Clase.

La traviesa cuarta de la Calle de Arriba se denominará Calle de la Concepción, en devoción a este Sagrado Misterio. 3ª Clase.

La traviesa tercera a la Calle de Arriba se llamará Calle Estrecha, pues es la más angosta de las del arrabal de S. Juan. 3ª Clase.

La Calle de las cuatro esquinas con el Callejón de los Reales, se titulará Calle de los Reales. 3ª Clase.

La Calle de la Morquera tomará el nombre de Calle de la Cuesta. 3ª Clase.

La Calle de la Morera y de Talenque, que forman una sola dividida por la antigua Calle de Arriba, recobrando el primitivo nombre de la primera, se llamará Calle de la Morería. 3ª Clase.

En este arrabal se muestra un plano sin nombre propio; el de las Calles de Cedaceros y de Campillo a la del Colegio; puede llamarse Tránsito a la Calle del Colegio. 3ª Clase. 

De todas la propuestas de modificación planteadas por la comisión, sólo se cumplieron las de las calles Estrecha y Concepción.

Siglo XX/XXI

Acudir a Gisbert en sus «Datos Sueltos para la continuación de la historia de Orihuela», publicados en los albores del siglo XX, no ayuda nada. Transcribo el texto literal.

Del lado septentrional de esta calle (la de Arriba) parten hacia el monte una porción de callejas, ocho según el plano de Coello, cual de la acera meridional surgen otras ocho, según dicho plano, llegando todas estas a la calle del Colegio menos una, la sexta a contar desde la Carretería, que termina antes y por lo tanto no tiene salida.

Los nombres de estas travesías son: Ancha, Barranco, Bolas, Concepción, Cruz, Cuatro Esquinas, Cueva, Escala, Flete, Matamoros, Mojica, Morera, Morquera, Royo, Santa Matilde y Talenque.  Las 1ª, 2ª, 7ª, 8ª y 12ª, pero no las demás, figuran en el padrón de la feligresía de 1700; el nombre de Concepción procede de mediados de este siglo (escrito a finales del XIX) y las de Talenque y Morera son continuación la una de la otra.

… Y una travesía antes de estrechar la calle, o sea en su primer tercio, que dirige a la calle de Cedaceros y termina en la confluencia de esta con la de Campillo.  

El plano que menciona, como podéis comprobar, solo muestra las quince que he numerado.

«Atlas de España y de sus posesiones de ultramar» de Francisco Coello. Plano de Orihuela. 1859.

Pero es que, además, para cuadrar las supuestas dieciséis calles, incluye en el paquete las de Bolas, Escala, Flete y Mojica, traviesas de la parte final de la Calle de San Juan.

El siguiente listado municipal, confeccionado muy pocos años después, induce también a error al suprimir la más reconocida, la calle Ancha. Y para cubrir la falta incluye Barranco, nombre ya obsoleto.

La Huerta. 13 de agosto 1907: Ordenanzas municipales de la Ciudad de Orihuela. Los barrios en que la población se divide comprenden las siguientes calles: Barrio 7°. Calles del Colegio, Estrecha, Reales, Royo, Concepción, Cuatro Esquinas, Cruz, Santa Matilde y Barrera del Colegio. Barrio 8º. Calle de Arriba, Cueva, Matamoros, Morquera, Morera, Velasco, Barranco y Taleque.

Y por fin, estas son las catorce calles, siete y siete, que han llegado al callejero del siglo XXI. Aunque la de los Cantos ha desparecido como tal al modificar el entorno de la casa museo Miguel Hernández.

Miguel Hernández: Cantos, Taleque, Velasco, Morquera, Matamoros, Ancha y Calle del Poeta.

Adolfo Clavarana: De la Cruz, Moreras, Cuatro esquinas, estrecha, Concepción, Santa Matilde y Royo.

Sin olvidar la calle de Cedaceros, que sale hacia la de San Juan y al Paseo.

Plano Google siglo XXI.

Con todo lo recopilado vamos a tratar de identificarlas una a una partiendo desde Santo Domingo. Tenemos un montón de calles con apellidos que corresponden a diferentes moradores en diferentes siglos, titulaciones que intentaré relacionar, en la medida de lo posible, con las actuales.

Las notas que aparecen en color mostaza nos pueden servir de ayuda. Son extractos de protocolos de Bautista Ramón, un escribano bastante curioso y descriptivo cuyo trabajo, que abarca el periodo 1707-1740, rastreé hace años.

Traviesas al Norte o a la Peña.

Plano de confección propia.

1 Peñeta/Escalas/Los Cantos. (Desaparecida).

Calle de Arriba y, a la izquierda, el Callejón de los Cantos.

La primera y más próxima al colegio era muy modesta y aparece en la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII como de la Peñeta, diminutivo valenciano de peña. En 1710 la castellanizaron seguramente por los decretos de nueva planta.

1710. Calle de la Peñita.

1716. Calle de la Peñeta de Trigueros.

1718. Calle de Trigueros que antes se llamaba de la Peñeta.

Intentaron unirla a veces a la «calle nombrada de Trigueros» o «calleja de Trigueros que toma de la calle del Colegio». Años después volvieron a citar la antigua titulación en la venta de un solar para casa.

1731. Calleja de la Peñeta contigua al Colegio de Predicadores. Casa a Tramontana. Casa de la Capellanía a Levante y Poniente y Capilla del Rosario a Mediodía.

Y trataron de alinearla también con el callejón pegado a la iglesia que salía hasta la del Colegio.

1735. Calle que sube del callejón de las capillas a la puerta de los carros, espaldas de la capilla del Rosario.

En el XIX figuraba como «calle de las Escalas» y en el XX la llamaban de los Cantos. Con ese último nombre pasó a formar parte del «universo hernandiano» al albergar la sede social del mítico equipo de fútbol «La Repartiora», mencionada por Ramón Pérez Álvarez.

Canfali Vega Baja. 27 de junio 1984: El Miguel Hernández que yo conocí como poeta, como amigo, como consecuente político, era también el Miguel que formaba parte del equipo de la «Repartiora». (…) Indagué acerca de la formalidad que presidía sus reuniones en el «local social» del equipo, en la calle de los Cantos, frente a su huerto…

En la actualidad, la remodelación del «rincón hernandiano» ha convertido el espacio en una especie de plaza; y la calle como tal ha desaparecido.

2 Talec/Talech/Taleque.

Fotografía Ajomalba.

Originariamente llamada Talec o Talech, mantiene esta titulación desde principios del siglo XVIII.

1718 Calleja de Talech, que toma de la calle de arriba. Poniente con casa de Trigueros con callejón de por medio.

1731. Calleja vulgarmente llamada del Taleque, que toma de la calle de Arriba con la Peña del Castillo a Tramontana.

La taleca (en plural les taleques) es en catalán un saquito o bolsa de tela destinada a llevar el dinero. También la bolsa de tela donde los pastores llevaban la comida.

«La Semana». 15 de marzo de 1897.

La prensa. 30 de noviembre 1890: Todos los electores que habitan en la calle de Taleque, que es la última travesía de la calle de Arriba, más los que habitan en la calle Ancha, que es la segunda travesía de la citada calle, habrán de emitir sus votos en la Caridad.

De momento no me atrevo a adjudicarle ninguno de los nombres que nos quedan sin identificar en el siglo XVII. Seguiré buscando entre los notarios.

3 Barranco/Velasco

Ésta se llamó «Calle del Barranco» durante el siglo XVIII; y curiosamente figura en el listado un vecino llamado como yo, Antonio Mazón.

Años 1730 y 1732 Calleja del Barranco que toma de la de Arriba. Con casa de Antonio Mazón.

Repartos Equivalentes años 1832 y 1833. Archivo Municipal de Orihuela.

En 1824 seguía figurando como del Barranco; pero como ya he dicho anteriormente, en un reparto de 1832, entre el «callejón de Talaque» y el «Callejón de la Morquera» figuraba el «callejón de Triana»; y en el de 1833 se pierde.

Velasco aparece por primera vez en un listado de principios del siglo XX. Sólo he encontrado un Velasco que podría cuadrar. Manuel de Velasco y Brena, teniente general fallecido en 1904. Pero, de momento, es sólo una suposición.

Fotografía Ajomalba.

4 De la Almazara/Morquera

Morquera es titulación del siglo XIX. Os explico mi teoría.

En 1713 callejón de la Almazara del Cabildo Eclesiástico.

En 1716, una casa que antes era una cueva, en la Parroquia de San Salvador, Raval de San Juan. Al remate del callejón de la almazara de hacer aceite, propia del cabildo eclesiástico que toma de la calle de arriba. Linda con dicha almazara y con la peña.

En 1734 «Casa de la Almazara del Cabildo», en la Calle de Arriba.

En castellano, la morquera, ajedrea o hisopillo es un arbusto leñoso de color verde, con florecillas blancas o rosadas. Crece bien en suelos rocosos, como la sierra y se utilizaba con fines medicinales y gastronómicos; especialmente para aliñar aceitunas.

También podría ser un apellido; pero no me cuadra. La mencionan como «Morqueras» o «Calle de la Morquera».

Hay otra explicación, por la que yo me decanto: en catalán morquera es el recipiente donde se guarda la morca o solaje del aceite.

Así podría ser la misma que aparece en los padrones del siglo XVII como «de la Almazara»; y en lo protocolos del XVIII como «de la Almazara del Cabildo eclesiástico», un establecimiento propiedad de los canónigos que estaba al remate de la calle, junto a una casa en la peña que antes era una cueva.

Este paralelismo no deja de ser una suposición mía.

5 Matamoros.

Fotografía Ajomalba.

Se le podría atribuir el nombre de Saura por eliminación. La nombra el escribano en el XVIII y no me cuadra en ningún otro sitio; pero lo dejo en una suposición pendiente de ratificar.

1724 calle de Arriba a Mediodía, calleja nombrada de Saura.

Año 1737 Callejón de Saura que toma de la calle de Arriba a la Peña.

La titulación que se ha conservado es de principios del siglo XIX y aparece por primera vez en el reparto de 1824.

Matamoros es el apodo común del apóstol Santiago en España. También es un topónimo y un apellido común. Tenemos el ejemplo de la dehesa de Matamoros (actualmente Campoamor).

6 Calle Ancha.

Carrer Ample. AMO. 1636-1660.

La de la calle Ancha es la titulación más antigua de todas las traviesas, cuatrocientos años. Ya aparece en el siglo XVII como «carrer ample» y pasa al XVIII como la calle Ancha.

1716-1740 Calle Ancha que toma de la de arriba.

En los repartos del primer tercio del siglo XIX la anotan como «Callejón Ancho». Y a mediados de la centuria quedó oficialmente titulada como calle Ancha.

La prensa. 30 de noviembre 1890: Todos los electores que habitan en la calle de Taleque, que es la última travesía de la calle de Arriba, más los que habitan en la calle Ancha, que es la segunda travesía de la citada calle, habrán de emitir sus votos en la Caridad.

Fotografía Ajomalba.

7 De la Cueva/del Poeta.

La última, titulada en la actualidad calle del Poeta, se llamó calle de la Cueva a finales del XVIII (la nombra Montesinos). De la Cueva fue durante todo el siglo XIX y buena parte del XX. Incluso, la comisión para el arreglo del nomenclátor dio la titulación por buena.

El nombre definitivo fue casi accidental. En 1969 el Ayuntamiento había acordado dar el nombre de Miguel Hernández a la calle en la que había vivido el poeta oriolano, atendiendo así a la petición formulada por escritores, periodistas y poetas de diversas provincias españolas.

Pero ocultaron su nombre colocando dos preciosas lápidas en las que simplemente se leía «calle del poeta». Para colmo, una de ellas fue robada.

Ya en Democracia, la calle de Arriba recibió el nombre completo de Miguel Hernández. Y pusieron dos chapas modernas.

La lápida superviviente, la que habían colocado al inicio, pasó a nominar la primera traviesa de la calle de Miguel Hernández. Y luce hermosa en el antiguo callejón de la Cueva, ascendido así a «Calle del Poeta».

Fotografía Ajomalba.

Traviesas al Sur.

Plano de confección propia.

Hacia el sur salen las traviesas de la calle de Arriba a la del Colegio. Son ocho y empezaré de nuevo por el Colegio, o como decían entonces, por el huerto de Santo Domingo.

1 De Comí/ de las Capillas. (Desaparecida).

El primer callejón, inmediato al colegio de predicadores se llamaba de Comí. En el siglo XVII aparece como. «Lo carrer o travesa que va del carrer del Colegi al de Amunt, nomenat de Comi».

Carrer de Comí. AMO. 1629.

A mediados del siglo XVI tenemos un maestro de obras llamado Guillem de Comí. Este prestigioso cantero trabajaba para sus vecinos, los dominicos.

También prestó sus servicios en Santa Justa, en la Catedral (donde la familia tenía enterramiento), en la Sala del Consell (donde fabricó la escalera) y en San Martín de Callosa. Probablemente vivía con su familia en este callejón.

Durante la construcción de la capilla del Rosario, a finales del XVII, el Consell permitió a los predicadores reducirlo hasta permitir tan sólo en paso de un hombre «a pie o a caballo».

1714 Callejón de Comí, inmediato al colegio de predicadores.

Aparece en un reparto de 1717 y, a finales del XVIII, Montesinos lo llama «de las capillas», por estar contiguo al muro de la iglesia de Santo Domingo, de donde sobresalen dichas capillas.

No aparece en los repartos del siglo XIX. En fecha desconocida le pusieron un portón que se puede ver en la fotografía siguiente.

Calle del Colegio y Callejón cerrado. Colección Javier Sánchez Portas.

Aunque ya ni lo mencionase la comisión del nomenclátor (quizá por estar cerrado) a finales del XIX seguía existiendo el «callejón de las capillas» como demuestra el siguiente artículo de prensa.

El diario de Orihuela. 7 de septiembre 1888: AYUNTAMIENTO. Sesión de ayer 6 de septiembre de 1888. Se nombró una comisión para que examinen si por los propietarios de casas o terrenos colindantes al callejón de las Capillas, se ha tomado algún terreno de la vía pública, observando al propio tiempo si existen plantaciones en dicho callejón que perjudiquen al muro de la iglesia de Santo Domingo, contiguo al referido callejón.

Ahora forma parte del descampado/plaza en el lateral del Colegio.

Fotografía Ajomalba.

2 De Trigueros, de la Cruz.

Lo carrer o travessa de Trigueros aparece en padrones y escrituras del XVII. Hemos hablado de ella relacionada con la de la Peñeta.

Carrer o travessa de Trigueros. AMO. 1636-1660.

El nombre de la de la Cruz, que conserva en la actualidad, lo menciona Montesinos a finales del XVIII. Hay que tener en cuenta que la Cruz que le da nombre, no pasó al lateral de la capilla y por tanto al callejón hasta 1771, cuando la imagen de la Virgen de Monserrate le arrebató la titularidad de la ermita.

Lateral de la ermita de la calle de Arriba y callejón de la Cruz. José Antonio Ruiz Peñalver.

En el siglo XIX se consolida la «Calle de la Cruz, que sirve de tránsito entre la calle del Colegio y la de Arriba, cercana al Colegio de Santo Domingo».

El pueblo : semanario social y agrario – 1925 julio 13.

3 De la Morera

La «de la Morera» es la segunda más antigua. Arrastra el nombre desde finales del siglo XVII y permanece invariable en el XVIII.

1727. Calleja de la Morera que toma de la del Colegio.

1740. Calleja de la Morera.

La comisión del nomenclátor, en el siglo XIX, trató de unirla en una sola calle con la de Taleque; y llamar a ambas «de la Morería», pues según ellos era el nombre original.

Moreras y Taleque. Fotografía Ajomalba.

Estaban equivocados y la propuesta no prosperó. Pero no andaban muy desencaminados; la última morería oriolana quedaba muy cerca, en los terrenos de Santo Domingo.

En la actualidad se menciona sencillamente como «Moreras».

Fotografía Ajomalba.

4 De la Figuera/ Cuatro Esquinas.

Lo Carrer de la Figuera o la Calle de la Higuera es continuación de la de Reales; un camino real entre huertos que comunicaba el colegio con San Juan y la Corredera. Tanto este callejón como el de la morera conservaban huertos en su interior.

En el siglo XVIII aparece el nombre de «Cuatro esquinas». El escribano lo mencionó en un arrendamiento de 1738.

1738. Una casa de habitación y morada en la Parroquia del Salvador, Raval de San Juan en la calle nombrada del Colegio a las Cuatro Esquinas.

Fotografía Ajomalba.

El callejón fue alineado y ensanchado a finales del XIX expropiando terreno a varios vecinos.

AYUNTAMIENTO. Sesión de 29 de noviembre de 1888. Se aprobó el pago de 15 pesetas a D. Ramón Rebollo como indemnización del terreno tomado para la vía pública a una casa de la propiedad de dicho señor situada en la calle de las Cuatro Esquinas.

AYUNTAMIENTO. Sesión de 30 de octubre de 1896. Que se abonen 15 pesetas a José Ruiz Martín, dueño de una casa en la calle de Cuatro esquinas, por el importe del terreno expropiado de dicho edificio para ensanche de la vía pública.

El periodista y poeta Juan Sansano Benisa nació el 30 de septiembre de 1887 en el número 12 de esta calle. Años después, en 1926, le escribió un verso.  

Calle de las Cuatro Esquinas ¡Cuándo te volveré a ver, para ver a tus vecinas, marchar a misa y volver!

5 De la Toledana/Estrecha.

A la quinta traviesa la llamaron «Carrer de la Toledana» durante todo el siglo XVII y principios del XVIII. Aparece ya en el padrón de 1629.

Carrer de la Toledana. AMO. 1629.

Al ser un callejón estrecho, el escribano le llamaba «Calleja de la Toledana». No tengo explicación para el nombre; pero se repite en varias poblaciones españolas.

1724. Calle de Arriba a Tramontana. A poniente Calleja de la Toledana.

En los repartos del primer tercio del siglo XIX, a la tercera traviesa empezando por la Carretería la apuntaban como «Callejón Estrecho».

La titulación oficial le llegó en marzo de 1861, cuando la comisión para el nuevo nomenclátor decidió llamarla «Calle Estrecha».

Sesión 14 de Marzo de 1861. La comisión nombrada para el arreglo del nomenclator, numeración de casas y rotulación de calles: A la calle que se denomina tercera traviesa de la calle Arriba se le puede llamar Calle estrecha por ser la más estrecha que existe en esta ciudad.

Fotografía Ajomalba.

6 De Pacheco/de la Concepción.

Podría ser lo «carrer o travessa de Escuder» del siglo XVII. También la de «mosén Torres». Pero no tengo ninguna prueba de momento.

La primera referencia segura es del siglo XIX como «calle de Pacheco». También cuarta traviesa de la calle del Colegio, pues solo contaban seis.

En 1861 la comisión del nomenclátor decidió llamarla calle de la Concepción.

Sesión 14 de Marzo de 1861. La comisión nuevamente nombrada para el arreglo del nomenclator, numeración de casas y rotulación de calles las ligeras variaciones que creen indispensables hacer en la travesía cuarta de la calle de arriba creen los infraescritos que se puede denominar Calle de la Concepción, en devoción a este sagrado misterio.

A finales de la centuria aún recordaban el nombre de Pacheco.

El diario de Orihuela. 27 de agosto 1889: Venta de 4 casas en la misma ciudad; 3 en la calle del Royo y 1 en la Calle de la Concepción, antes Pacheco.

Fotografía Ajomalba.

7 De D. Pedro Sánchez/ de Santa Matilde.

La séptima podría ser la de Utiel a principios del XVII. Y en la segunda mitad de esa centuria la «de Perpiñá» o la «de Javaloyes» ; incluso ambas titulaciones en diferentes años.

En la traviesa de Utiel vivía una viuda de Javaloyes; y cuando me aparece la «de Javaloyes» consta una viuda de Perpiñá. Pero todo se queda en teoría.

Lo cierto es que en el reparto de 1824 la llaman «callejón de D. Pedro Sánchez».

La quinta traviesa de la Calle del Colegio (ya he dicho que en esas fechas sólo contaban seis) fue ensanchada y embellecida. Y su nombre definitivo le llegó en noviembre de 1855.

Fotografía Ajomalba.

Libro de actas de 1854-1855. Sesión de 15 de noviembre de 1855. El Sr. García Ródenas, síndico, manifestó, que en la traviesa quinta de la Calle del Colegio a la de Arriba se habían hecho mejoras de algún tiempo a esta parte, que la habían embellecido, cuya circunstancia unida a la de ser una calle bastante ancha y desahogada, con varias casas decentes, era de opinión, se le borrase el nombre de traviesa quinta, y se le remplazara con el de «Calle de Santa Matilde» y habiéndose conferenciado sobre el particular se acordó, como lo propone el Sr. Síndico, variándose la inscripción y el título en los hacederos padrones de vecindario, pasándose las papeletas de este acuerdo a quien corresponda.

Conserva su rótulo añejo, del XIX, en la parte norte. Y otro moderno, del siglo XX y tapado por un tubo, en el otro extremo.

Fotografía Ajomalba.

8 De Contreras/ Collerero/Cosme el Nuncio/ de Royo.

La última traviesa con la de Arriba tuvo muchos nombres antes de ser la del Royo. Es la «de Contreras» en el siglo XVII y principios del XVIII.

1726. Calle del Colegio a Mediodía. Levante Calleja de Contreras.

Me baso en la descripción de una casa que linda a Poniente con la calle de la Carretería Vieja y a Levante con el callejón de Contreras.

1732. Calle de la Carretería Vieja a Poniente. A Levante Callejón de Contreras. 

A veces un golpe de suerte vale por meses de trabajo. Buscando otra cosa hace años, me topé con un protocolo notarial en el que el escribano se había esmerado en su trabajo registrando una venta.

Fotografía Ajomalba.

Arrabal de San Juan, Calleja llamada del Royo, antes de Cosme el Nuncio y en lo antiguo del Collerero, que es la primera traviesa de la del Colegio a la de Arriba.

Repasé un par de padrones del XVIII y comprobe que en la traviesa más cercana a la Carretería vivía Lorenzo Román «el Collerero». El Collerero era el artesano que fabricaba collarones para las bestias de carga. Y el Nuncio era una especie de mensajero; como el actual mensajero del Papa. 

Fotografía Ajomalba.

En los planos, esta calle contaba con un huerto; como el trozo de tierra que conserva en la actualidad. Creo que es el que se anunciaba en prensa.

La Vega del Segura. 7 de enero 1905: Naranjas sin helar. La rica naranja del huerto del Sr. Bonafós. Mandarina, imperial, sangre y blanca. Cortadas del día en el huerto de la calle del colegio núm. 40. Se venden por docenas y cientos, tanto caída como cortada del árbol.

16 De Diego León/del horno de Carpio/Cedaceros.

Terminamos con la actual calle de Cedaceros, la única que hemos tratado hacia el sur; la que comunica la del Colegio con el Paseo y la calle de San Juan.

Se corresponde con la de Diego León en el siglo XVII. Aparece frecuentemente muy próxima a la Carretería y solo sé que el titular era un escribano que trabajaba en dicha centuria.

La he encontrado también en protocolos notariales del XVIII como calleja del horno o del horno de Carpio que toma de la del Colegio y sigue a la de San Juan, con horno de cocer pan y convento de San Juan con acequia de por medio.

1734. Calle del Colegio a Tramontana. Levante y Mediodía Calleja del horno de Carpio que sigue a la Puerta Nueva.

1734. Dos casas contiguas con tres puertas. Dos a la Calle del Colegio, a Tramontana, y una a la calleja a Mediodía que sigue de la Puerta Nueva al horno llamado de Carpio.

A mediados del XIX, los de la comisión del nomenclátor trataron de llamarla «Tránsito a la Calle del Colegio», pero quedó como parte de la calle Cedaceros y así sigue.

En este arrabal se muestra un plano sin nombre propio; el de las Calles de Cedaceros y de Campillo a la del Colegio; puede llamarse Tránsito a la Calle del Colegio. 3ª Clase. 

Epílogo.

Protocolos Notariales siglo XVIII. Archivo Histórico de Orihuela.

Por desgracia se quedan fuera demasiadas titulaciones que tengo claro pertenecen a estos callejones; pero que no puedo situar exactamente.

El Callejón de Saura que tomaba de la Calle de Arriba a la Peña; el Callejón de Follana que tomaba del Colegio a la de Arriba; lo Carrer de Losano; la Travesa Javaloyes, la callejuela de Mosén Juan Cambronero; la calleja de Mosén Torres; lo carrer de Perpiñá; lo carrer de Burello…

Todas parecen ser apellidos de añejos moradores. Personajes que quedaron inmortalizados en uno o varios varios padrones.

La travesa de Martínez Matacochinos; la travessa del carrer de Alcoser; lo carrer de Utiel ; lo carrer de Gallego o de mosén Gallego; lo carrer de Escuder; lo carrer de Moyano; lo carrer de Soto; lo carrer de Gil o de los Giles; lo carrer de la Comare Rodríguez…

Fragmentos como el siguiente, tomado del inventario de la viuda de un panadero, son el único medio para seguir relacionando calles.

1732. Casa de habitación y morada sita en esta Ciudad, Parroquia de San Salvador, Raval de San Juan, en la calle de Contreras. Lindes por levante y mediodía con casas de la herencia de Mosén Juan Cambronero. Por poniente con dicha calle y por tramontana con casa de Pedro Mengual y dicha casa la hubo de Antonio Gil de Parya…

Protocolo de Bautista Ramón. 1732. Archivo Histórico de Orihuela.

En este caso, que os dejo como ejemplo, el escribano asegura que muy cerca, o en la propia calle de Contreras, vivieron personajes que podrían estar relacionados con las titulaciones de Cambronero o de Gil.

Cuando tenga tiempo volveré a los rastreos de protocolos en el archivo. Ahora los índices están digitalizados. Hace años los digitalizaba yo con la cámara.

Sigue abierta la investigación y espero no haberos aburrido con el formato.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Callejeando 33. ASJ 7. Colegio.

Idealización del Arrabal de San Juan sobre un boceto de Ojeda Nieto. © Pepe Sarabia. Leyendas: Ajomalba.

Arrabal de San Juan 7. El Colegio.

Dedicamos la entrega anterior a la Puerta de Crevillente como origen del Rabalete y de la calle que se formó con las casas construidas en los márgenes del camino.

En esta hablaremos de otra puerta y de otra calle paralela a la anterior; la que se formó «abajo», en las traseras de las casas de la calle de arriba cuando desplazaron la puerta de Callosa separándola de la peña; cuando aprovechando los márgenes de la acequia, modificaron totalmente un tramo del camino de Valencia a Murcia, que atravesaba nuestra ciudad.

También dedicaré unas líneas a lo que significó para la zona la construcción del Colegio de Predicadores, monumental edificio que tuvo mucha culpa de esos cambios urbanísticos.

Pero antes, permitidme remontarme al siglo XV, la centuria anterior a la llegada de los dominicos; cuando se amuralló el arrabal de San Juan completo por primera vez.

Era una forma de animar a los pobladores que estaban ocupando aquel complicado terreno de huertos y acequias...

La Muralla del Ravalete y la Puerta de Callosa.

Ravalet. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

Mosén Bellot, a quien debemos las siguientes notas contenidas en sus «Anales de Orihuela», nos da la fecha y el motivo por el que fue amurallado el Rabalete por primera vez.

Porque en el año 1430 iba encendida la guerra del rey don Juan II de Castilla, ordenó el Consell que se hiciese la muralla del Rabalete, aunque algunos contradecían por tener solares en el puesto.

Entre los años 1429 y 1430 se enfrentaron Juan II de Castilla y Alfonso V de Aragón, conocido como el Magnánimo.

El castellano declaró oficialmente la guerra en el verano de 1429 y ésta se mantuvo hasta la firma de una tregua en julio de 1430.

En dicha tregua se reconoció la derrota aragonesa; pero las hostilidades de baja intensidad se mantuvieron durante varios años; y Oriola, ciudad de frontera, decidió reforzar las defensas de un arrabal en crecimiento.

La decisión de construir una muralla molestó a los propietarios de los solares invadidos por el nuevo muro y su camino de ronda; una obra que les cayó justo encima.

Y es que, siguiendo la línea del muro, el Consell ordenó también la apertura de un callejón exterior para guardias y rondas.

1449. Y porque las guardas y rondas puedan ir desembargadamente por la muralla del Rabalete, abrieron un carrerón desde la morería, junto a la sierra, hasta el río, e hicieron puentes de vigas en las cequias.

Dicho carril, dotado con varios puentes para sortear las acequias, nacía en la flamante morería, de la que hablaremos seguidamente, y llegaba hasta el río en la zona de las adoverías, actual Barrio de la Trinidad. En la actualidad, más de medio milenio después, se llama «Ronda de Santo Domingo».

Al igual que la de Crevillente, a la que dejó obsoleta, la nueva Puerta del Rabalete se construyó pegada a la sierra. Y adoptó el nombre de Callosa por quedar al inicio de dicho camino; hoy «camino viejo de Callosa».

El nuevo portal contaba con abrevadero público alimentado por una noria que tomaba el agua de la acequia de Almoradí.

En el año 1432 se hizo el abrevadero de la puerta del Rabalete, y porque tuviese continuamente agua fresca, consignó el consejo (Consell) un florín cada año para adovar la ñora de donde venía el agua, que se deshizo cuando mudaron la acequia de Almoradí, desde la muralla hasta el huerto de Vilanova.

Un responsable guardaba las llaves; lo cerraba por las noches y lo abría al amanecer.

1449 Bartolomé Menargues, a quien el Consell tenía encomendada la llave de la Puerta de Callosa con orden que no la abriese antes del sol salido…

La morería del Rabalete.

Panorámica de la zona en 1910.

La morería del arrabal de San Agustín, creada por Alfonso X en el siglo XIII, se extinguió durante la Guerra de los Pedros. Y la apetecible zona pasó a manos de vecinos cristianos.

Oriola pasó luego muchos años tratando de atraer a familias mudéjares; musulmanes peninsulares que seguían practicando su religión en la sociedad cristiana de la Edad Media antes de las conversiones forzosas del siglo XVI.

Inicialmente pensaron urbanizar un huerto cercano a la incipiente Corredera; pero se decidieron por otro terreno agrícola de más de seis tahullas que expropiaron al extremo del Rabalete.

Entre los años 1445 y 1449 construyeron allí diez casas y una mezquita.

Transcribo unos párrafos del padre Agustín Nieto Fernández en la obra «Orihuela en sus documentos IV. Musulmanes y Judíos en Orihuela (Siglos XIV-XVIII)».

La construcción de la morería. Hecha la apreciación del huerto y de las plantaciones, el Justicia y Jurados, con la fuerza del amplio poder concedido, encargan la construcción al maestro Ferrando de Jumilla, quien puso al momento manos a la obra.

De las cuentas presentadas por el obrero de muros, valles y castillo los jornales empiezan a pagarse el 15 de noviembre de 1446…

… En 1448 aún continuaba la obra, pues del 1 de septiembre de dicho año es el encargo dado al Justicia y Jurados para que la mezquita sea acabada y cubierta con el menor gasto que se pueda, y en fecha 18 de abril de 1449 hay nota de pago para la obra de la mezquita.

La flamante morería urbana quedó rodeada con una tapia y se prohibió la residencia a pobladores cristianos. A estas alturas estaréis pensando que los musulmanes estaban bien considerados entre la población oriolana.

Pues no; era una relación de pura necesidad promovida por el Consell. La huerta pedía brazos; la industria de la seda comenzaba a despuntar con masivas plantaciones de moreras; y ellos eran los más capacitados para estos menesteres.

Así lo resume Bellot en sus «Anales de Orihuela».

Y cuando ellos se la quitaron a los moros (la ciudad), les dejaron poblar en parte del rabal, que antes que se fundara el convento de San Agustín, se decía mayor, cuyas casas responden hoy de censo al Rey

(…) La morería primera se despobló, como estaba sujeta en tiempos de guerra a los primeros ímpetus del enemigo.

Pero viendo el Consell la falta que hacían, procuró que se poblase comprándoles solar y obrando casas donde hoy está el colegio, y aún se ve (escribe esto en el siglo XVII) el fundamento de la muralla en la calle, junto a la pared principal de dicho colegio.

Con la oferta de casa y mezquita llegaron algunas familias mudéjares; pero la morería nunca llegó a funcionar. Concentrada en la ciudad, la minoría musulmana era objeto de un control insoportable, con frecuentes humillaciones y represalias populares.

Por poner un ejemplo: en 1450, recién terminada la mezquita, musulmanes y judíos quedaron obligados a arrodillarse al paso de cualquier procesión cristiana y al toque de campanas para la oración.

A eso había que añadir el permanente riesgo de asalto; como el que tuvo lugar cinco años después en la morería de Valencia.

Es evidente que la población musulmana vivía mejor dispersa en los señoríos rurales; donde muchas veces eran mayoría.

En poblaciones como Crevillente o Albatera podían mantener buena parte de sus costumbres sin ser molestados. El señor no se metía en sus vidas mientras trabajasen duro y pagasen más que los cristianos.

Inicialmente se instalaron algunos musulmanes de Elche y de Murcia, con gran disgusto de estas poblaciones que perdían jornaleros cualificados.

Pero el proyecto se fue pronto al garete. En enero de 1451 la nueva morería estaba despoblada y el Consell decidió vender las casas a pobladores cristianos.

En cuanto a la parcela, que se quedó con el nombre de morería, la utilizaron para fundar un convento que atrajese población a esta nueva zona del arrabal.

De nuevo transcribo a Agustín Nieto en «Orihuela en sus documentos IV».

El hecho cierto es que la morería debió quedar despoblada este mismo año de 1451, pues en la sesión del 22 de agosto el Consejo toma el acuerdo de que se pueda edificar un convento de frailes menores de la observancia en el arrabal de la Puerta de Elche, en el lugar donde estaba construida la morería, haciendo gracia de tanto terreno como necesiten.

Se la ofrecieron a los franciscanos de Cartagena, interesados en instalarse en Oriola; pero siguiendo sus normas de construcción, siempre alejados de la población, los franciscanos escogieron la ermita de Santa Ana del arrabal Roig; un sitio más apartado y solitario en las puertas de Murcia.

Rembrandt . Un fraile franciscano.1655.

El Consell respetó su decisión. Vendió las casas y el terreno de la «morería»; entregando a los franciscanos la mitad de los cuatro mil sueldos obtenidos en concepto de limosna para la fundación de su convento.

En la siguiente centuria fue otra orden la que se instaló en el solar rechazado por los franciscanos.

Los Predicadores de Santo Domingo.

Colegio de Santo Domingo en 1863. Colección Javier Sánchez Portas.

Los dominicos llegaron a comienzos del siglo XVI y se establecieron en una pequeña ermita bajo la advocación de la Virgen del Socorro y San José.

En la centuria anterior, lo habían hecho en la ermita de San Ginés; muy cerca de lo que hoy es Campoamor.

De ahí se trasladaron a un pobre convento bajo la advocación de San Pedro mártir, situado en la partida de Matet; cerca del palacio de Algorfa.

La tradición asocia su llegada a Orihuela con una epidemia de peste. Así lo contó Montesinos:

No hay duda que por aplacar la justa ira del Gran Dios enojado, hizo Orihuela continuas y repetidas rogativas; pero por más súplicas que enviaban los pobres afligidos al Recto Tribunal Divino, no se daba por entendido aquel amoroso Padre Celestial; por cuyo motivo el noble caballero oriolano D. Andrés Soler, Jurado que era a la sazón, se encaminó a pasos apresurados desde su casa, situada junto a la Puerta de Elche, muy fervoroso y devoto a una mediana Ermita, dedicada a María Santísima del Socorro, cercana al Portal de Crevillente, retirada hacia el vecino Monte, en el sitio que hoy se llama y es la Pedrera del Colegio, al fin de la Calle de arriba…

El Jurado Soler imploró socorro a la Virgen portadora de dicho título y esta escuchó sus humildes súplicas. Y le dio un mensaje para el Consell.

Te digo que hagas saber al Ayuntamiento de esta ciudad que en el instante que proporcione medios para la entrada de los hijos fervorosos de mi capellán Domingo en esta Ciudad, cuyos religiosos se hallan moradores (como no lo ignoras) en el mediano Convento de San Pedro Mártir de Matet, en la Heredad de Algorfa, a fin de que fervorosos prediquen la importante devoción de mi Santo Rosario, cesará la peste.

Montesinos no tiene en cuenta que los ayuntamientos son una institución del siglo XVIII. Soler, miembro del Consell, comunicó el recado de la Virgen al Justicia y al resto de los Jurados; y estos autorizaron la fundación el 7 de septiembre de 1510.

Y habiendo entrado en Orihuela por la Puerta de Almoradí, que está al fin de la Corredera, cantando el Santo Rosario, cesó la peste; y una sonora campana llamada desde entonces del Rosario, que está en la torre de la Catedral, se estuvo tocando por sí sola con admiración de todos, por espacio de cuatro horas, que duró el piadoso acto de la solemnísima procesión. Después fueron y tomaron la posesión de dicha ermita y fundaron el Convento donde está el primer magnífico claustro del Colegio…

Grabado de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden, y los papas dominicos. Matías de Irala Yuso. 1747. Biblioteca Nacional de España.

Leyendas aparte, lo cierto es que la ciudad quería un convento para revitalizar la zona. Y fueron los dominicos porque los franciscanos habían rechazado anteriormente la oferta.

Los predicadores ocuparon provisionalmente la ermita, situada donde hoy está la iglesia.

Y dos años después, con ayuda del Consell, adquirieron el terreno anexo, con patios, huertos, morerales, tierras y palomar, llamado vulgarmente «la morería» por el motivo anteriormente explicado.

La primitiva iglesia fue consagrada en 1527 y junto a ella se edificó un modesto convento. Javier Sánchez Portas detalla muy bien esta primera compra de terreno y como, en menos de setenta años, se hicieron con más de dos docenas de casas, huertos y solares cercanos.

En 1547, con un edificio de baja calidad constructiva y todavía en obras, entró en escena el adinerado obispo de Lérida.

A partir de 1553, bajo el mecenazgo de don Fernando de Loazes, en el solar del convento de Nuestra Señora del Socorro se comenzó a levantar el edificio renacentista más importante de la Comunidad Valenciana; utilizando palabras de Pascual Madoz, una «montaña enorme de piedra sillería».

Nuestra Señora del Socorro y D. Fernando de Loazes según Josef Montesinos.

El heredero y verdadero ejecutor de los planes del arzobispo fue su hijo Fray Juan de Loazes, nombrado rector perpetuo del Colegio. La nueva obra se principió por la iglesia, cuya capilla mayor se conserva en la actualidad.

Esta fue una de las condiciones del legado de Loazes, pues en ella quería su futuro mausoleo, su monumento funerario. 

Es por ello que sabemos que la ermita primitiva coincide con la parte trasera de la Iglesia actual. Una mala ubicación sobre una corriente de aguas pluviales que desciende de la sierra y de la que se arrepintieron muchas veces.

La siguiente nota pertenece a la «Historia de la Provincia de Aragón de la Orden de Predicadores», publicada en 1599.

Dieron principio a la fábrica y fueron en ella tan desgraciados que derribándose hubieron de hacer la iglesia tres veces y el claustro dos y aún eso no perfecto, sino que hoy está por acabar.

Durante la siguiente centuria siguieron luchando por mantenerla en pie a base de apuntalamientos y reparaciones; hasta que decidieron reedificarla completamente; pero ni así.

Los problemas continuaron y las bóvedas de piedra se cambiaron por ladrillos para aligerar peso, manteniéndose las obras hasta mediados del XVIII. Toda una odisea constructiva cuyo resultado es la Iglesia de Santo Domingo.

En cuanto al sepulcro encomendado en la fundación, ni lo vio Loazes ni su hijo, a pesar de que llegó a octogenario. Los huesos del patriarca tuvieron que esperar siglo y medio para descansar en un espectacular monumento funerario desaparecido en la Guerra Civil. 

«En el año 1726 se trasladaron sus restos al Colegio y se depositaron en un Mausoleo de mármol de 6 ½ palmos de altura que está colocado en la Iglesia, a la izquierda del Presbiterio, sobre el cual está su efigie también de mármol, con sus insignias Episcopales y Patriarcales, con un hermoso epitafio dividido en dos inscripciones a la derecha e izquierda». Apuntes de Justo García Soriano. Fotografía: Colección Javier Sánchez Portas.

Todo la interesante historia de los Loazes y el complicado proceso constructivo del edificio están perfectamente detallados por Javier Sánchez Portas en su imprescindible obra «El Patriarca Loazes y el Colegio Santo Domingo de Orihuela» que recomiendo especialmente.

Enlace descarga gratuita. Repositorio Universidad de Alicante. 

Pinchando sobre la fotografía os la podéis descargar con plena seguridad y completamente gratis en el repositorio de la Universidad de Alicante.

La gran inversión económica de Loazes cambió radicalmente la fisonomía de la zona.

Para la construcción de su faraónico edificio se expropiaron casas, se ocupó el camino de Crevillente y se desplazó y reedificó la Puerta de Callosa en 1558.

Colegio de Santo Domingo de Orihuela. 

Diez años después el Consell cedió oficialmente a los dominicos todo el espacio entre el edificio y la sierra.

Tenemos una nota de 1568 transcrita por Pepe Ojeda. Viene a decir que el Consell incorporaba al Colegio el trozo de carril desde la nueva Puerta de Callosa hasta la peña; y que no lo hacía sólo para embellecimiento y adorno de la ciudad; sino también para evitar molestias a frailes, estudiantes y colegiales.

La tradicional entrada a la ciudad quedó cerrada. Sólo para casos de inundación o de otra necesidad apremiante, los predicadores estaban obligados a devolver la servidumbre de paso; abriendo sus puertas de la calle de Arriba y de San Antón.

Final de la Calle de Arriba. Puerta trasera de acceso al Colegio de Santo Domingo.

Cuando la ciudad les donó la ermita y el huerto no podían imaginar el tamaño que alcanzaría la construcción dominica.

Santo Domingo en «La Ilustración Española y Americana». 1874.

Bloqueado el crecimiento del Rabalete, al otro lado comenzó a formarse el arrabal de la «Font Cuberta», en «la lladera de la serra de Oriolet».

Exterior del edificio del Colegio Santo Domingo y camino.

Los pobladores del camino de entrada a Orihuela no tomarían conciencia de barrio hasta la construcción de la ermita del «glorioso senct Antoni Abad».

En esta misma web disponéis de un artículo monográfico sobre el barrio de San Antón; separado del Rabalete por el Colegio de Santo Domingo. Para acceder a él pinchad el siguiente enlace.

Enlace a artículo sobre San Antón.

La Nueva Puerta de Callosa.

La puerta de Callosa en la actualidad. Baltasar Gómez Berná.

Aunque fue ensanchado inicialmente, aquel portal cercano a la ermita del Socorro que pegado a la sierra daba acceso a la calle de los Olmos o calle de Arriba, se había convertido en un obstáculo para encajar el inmenso edificio proyectado por Loazes. Por lo que, a mediados del siglo XVI, se obró una puerta de nueva planta sin escatimar gastos.

Fabricada en 1558 con inspiración renacentista acorde con el Colegio de Predicadores a la que está unida, la Puerta de Callosa presenta un ángel espada en mano, entre dos leones y el escudo «cuatribarrado» entre dos orioles. Así lo reflejó Montesinos:

El (portal) de Sto. Domingo es magnífico, se fundó en el año de 1558; como lo declara esta inscripción.

Grabados de la Puerta de Callosa según Montesinos.

Gisbert lo llama «portal de Santo Domingo o de Valencia».

Al final (de la calle del Colegio) existe el portal denominado de Santo Domingo o de Valencia desde que fue construido en 1558. Consta de un soberbio arco de piedra jabalina de extraordinaria elevación sobre el cual descuella una gigantesca estatua del Arcangel S. Miguel, espada en mano, como defendiendo la ciudad, un Oriol a cada lado con el lema HERODVI DOMVS DUX EST EORUM; y mas bajo esta inscripción valenciana:

EN LO ANI DE NOSTRA REDEMCIO MDLVIII SE ACABA AQEST PORTAL SENT IVRATS LOS MOLT MAGNIFICHS SENORS MELCHIOR GROADELLAS, IVAN FERNANDES DE TVESTA, FRANCES ALMODOVER, ANDRE MANRESA, IVAN MIRO.

Se puede traducir como: En el año de nuestra redención de 1558 se acaba este portal siendo Jurados los muy magníficos señores Melchor Groadellas, Joan Fernández de Tuesta, Francés Almodovar, Andreu Manresa, Joan Miró.

En su «Orihuela Imaginada», Ojeda Nieto nos informa de los profesionales que tomaron parte en su construcción.

Las condiciones, o capítulos, de las obras fueron meticulosas. Todo quedó perfectamente definido, desde los elementos decorativos (ángel, escudos) hasta precisiones estructurales como la inclinación de la vertiente del agua para proteger las puertas y la decoración.

Las fuentes, en este caso, son explícitas. Sabemos que Diego Flores «ymaginario», proyectó la decoración, que el pintor Aledo dibujó las letras y que Antonio Gisbert terminó la obra de arquitectura, mientras las puertas de madera las hizo el carpintero Trujillo. Trabajaron en ella los maestros Antón Perales , Gomara…, mientras Juan Ros se encargaba de acarrear la piedra necesaria.

Por su cara exterior, la nueva y espectacular puerta de Callosa se completaba con un ensanche habilitado entre acequias y arrobas; una «bona plaça» que lucía su respectiva cruz de término certificando la cristiandad de sus habitantes. A finales del siglo XVI dicha cruz estaba algo deteriorada para la magnificencia de la nueva puerta.

En la misma obra antes citada, Ojeda Nieto transcribe un documento titulado «Modificación urbana: cruz y plaza frente al portal de Callosa».

Este acuerdo municipal, adoptado en mayo de 1596 para «rreputaçio de dita ciutat», nos informa del traslado de la vieja cruz a la Puerta de Almoradí y su sustitución por otra «acondicionada e ab molt bon fonament».

La nueva puerta de Callosa quedó unida al colegio; y ese es probablemente el motivo de que siga en pie.

¿Recordáis lo que pasó con los de San Juan y la Corredera? Pues se propuso también derruir el arco de Santo Domingo.

Pero el colegio estaba declarado monumento artístico y, al estar anexo al edificio, lo consideraron parte integrante del mismo; por eso se salvó.

Sesión del 20 de agosto de 1931: A propuesta del Sr. Cubí se acuerda por unanimidad dar el nombre de Pérez Galdós a la calle del Obispo Rocamora, indicando el propio señor la conveniencia de derruir el arco de la calle del Colegio, acerca de lo cual no recae acuerdo por estimar la presidencia que antes hay que averiguar si se considera parte integrante del Colegio Santo Domingo, declarado recientemente monumento artístico, en cuyo caso debía recibir autorización de la superioridad.

La construcción del ansiado convento, lejos de impulsar su crecimiento como ocurrió en otros barrios de la ciudad, fue un factor de aislamiento para los vecinos de la calle de arriba; que hasta entonces, gozaban al menos de buena comunicación como camino de entrada y salida de la ciudad.

El Ravalete sobre un plano de 1927.

El tráfico se desvió a una nueva vía: La calle del Socorro o del Colegio, de la que hablaremos seguidamente.

Además de los nombres citados, a finales del siglo XIX comenzaron a llamar a la puerta «de la Olma», por un olmo muy corpulento y frondoso que se puede apreciar en la siguiente imagen.

Las dos caras de la Puerta de Callosa o de la Olma. Orihuela.

El diario de Orihuela. 1 de abril 1887: Nuestro querido amigo el conocido comerciante Sr. D. Abelardo Teruel tiene a su hijo mayor con una afección a la vista por efecto de un lamentable accidente.

Parece ser que al pasar en uno de los anteriores días dicho niño con su familia por la puerta de la Olma, le saltó al ojo izquierdo una chispa de hierro hecho ascua, del yunque de un herrero que vive junto a dicha puerta y que trabaja en la calle.

Puerta de Callosa o de la Olma. Con la herrería a la izquierda.

El independiente. 8 de agosto 1892: Por los guardias del fielato de consumos de la Olma se decomisó el sábado una corambre de aceite que venía en un capazo cubierto de ropa lavada.

No le valió su astucia a la que trataba de burlar la vigilancia de los guardias introduciendo el matute.

Fielato de la Olma, con y sin caseta de consumos. Ministerio de Cultura y Colección Sánchez Portas.

La calle del Colegio.

Fotografía Ajomalba.

La calle del Colegio es una de las más modernas (del arrabal de San Juan), no obstante lo cual, sostiene Montesinos que los moros la llamaron Brain; su primitivo nombre fue de Elche y en una escritura de venta de 17 de enero de 1746 se denominó de la Arboleda, lo que indica su origen.  

Fantasías de Montesinos aparte, los títulos que cita Gisbert en su «Historia de Orihuela», ofrecen algunas pistas sobre su origen; pero son nombres que no he podido comprobar.

Carrer del Colegi. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

La que hoy conocemos como calle de Adolfo Clavarana nació del sendero arbolado que se formó en los márgenes de la acequia de Almoradí, partiendo del Vallet.

Un camino natural que llamaban de Elche, donde los colonos se fueron asentando y que adquirió importancia al colocar dos puertas en sus extremos: La que llamaron Nueva a finales del siglo XV y la de Callosa en el XVI.

Fue calle del Socorro en el siglo XVI, titulación lógica por ser la que llevaba a la ermita y luego al convento de Nuestra Señora del Socorro.

AMO. Padrones 1636-1660.

En un padrón de la primera mitad del siglo XVII figura con nombre y apellidos: «Carrer del Colegi ad ses traveses desde el colegi a la Porta Nova». O sea: «Calle del Colegio y sus traviesas desde el Colegio a la Puerta Nueva». Resumido luego a Carrer del Colegi; o del Colegio a partir del XVIII.

AMO. Padrones siglos XVII y XVIII.

Su titulación actual se debe a Adolfo Clavarana Garriga, famoso abogado, periodista y escritor que nació en Orihuela el 9 de Septiembre de 1844.

El llamado «apóstol de la prensa católica» alcanzó gran fama a escala nacional.

Clavarana falleció en 1905. Nueve años después, en febrero de 1914, el concejal García Mercader pidió «reparar una injusticia cometida con un oriolano ilustre que tantos días de gloria había dado a su patria chica», cuyo nombre solicitó para la calle del Colegio. Las placas se colocaron dos meses después.

El caso de esta calle durante la II República es único. El concejal Sánchez Moya solicitó varias veces el nombre de Francisco Ferrer Guardia para la calle de Adolfo Clavarana; pero sus propuestas pasaban a la Comisión de Ornato sin resultado. Consiguió salirse con la suya y el cambio quedó acordado.

Pero la familia del señor Clavarana logró convencerle de que debía respetar el nombre de tan ilustre hijo de Orihuela; y el acuerdo quedó revocado en la siguiente sesión.

El nombre de Ferrer Guardia se lo pasaron a la calle de Santa Lucía y la de Clavarana no fue retitulada. 

No me extiendo más con el señor Clavarana. Podéis acceder a su biografía completa pinchando en la siguiente imagen.

Enlace a biografía pinchando sobre la imagen.

El nombre que mantuvo durante siglos y el que ha quedado fijado en la memoria de los oriolanos es Calle del Colegio, la que llevaba al Colegio de Predicadores y luego al Colegio de Santo Domingo.

El independiente mayo de 1892: El último tercio de la calle del Colegio, es verdaderamente desdichado. Hace un par de meses, se extendió en el piso, ignoramos por orden de quien, una capa de arena, que dejó la calle intransitable para las personas.

Como si fuese esto poco se esparcieron, acá y acullá sendos pedruscos que dificultaban el tránsito de los carruajes. Ahora se ha echado una calzada, no de grava que era lo lógico, sino de piedras del tamaño de melones chicos (dos meses después).

Como parte del Camino Real de Valencia a Murcia soportaba gran cantidad de tráfico rodado que obligaba a extremar su conservación.

Aconsejamos al que se quiera suicidar se dé unos paseitos por el final de la calle del Colegio. ¡Y cuidado que lo están arreglando hace un trimestre! Pero ¡que si quieres!

Aquello resulta el desarreglo más arreglado que darse puede. No parece si no que los peones camineros no tienen por ahí nada que hacer y que se entretienen allí jugando y echando a perder en un día lo compuesto en dos.

La calle, en su primer tramo, fue adoquinada en 1902 con un presupuesto de 5.390 pesetas.

El Labrador. 28 de abril 1902: Vaya un badén chiquirritito y cuco que nos han hecho en la calle del Colegio los señores de los adoquines. Qué suavidad de declives.

Los herreros están de enhorabuena, vehículo que pase por el microscópico badén se parte por el eje, de seguro, y que no sea más que eso.

El sábado por la noche celebraron los vecinos de la calle del Colegio, con música, la terminación del adoquinado en el primer trozo de dicha calle. Para cuando esté terminado por completo, oímos decir proyectan una gran fiesta.

Dos años después volvían las reclamaciones por los numerosos baches.

La Comarca. 23 de abril 1904: A consecuencia de las últimas lluvias, se encuentran algunas de nuestras calles en pésimo estado. Por ejemplo, la calle del Colegio.

En ella hay baches para dar y vender; y esto no es corriente ni les viene muy bien a los pobres carreteros; pues según nos manifiestan personas que nos inspiran gran confianza, quedaron dos carros atascados ayer y muy cerca de dar un vuelco y tener que lamentar alguna desgracia.

En 1921 se solicitó a la Dirección General de Obras Públicas, una concesión económica para terminar de adoquinar la calle del Colegio en su último tramo y reparar el existente.

Al igual que su vecina, la calle de Arriba, la del Colegio trató de consolidar una fiesta a finales del siglo XIX.

El independiente. 15 de abril 1893: Los vecinos de la calle del Colegio dedican a San José, un solemne triduo en la iglesia de Santo Domingo. El triduo comenzó ayer y terminará mañana.

Con tal motivo se preparan en la referida calle los siguientes festejos:

Esta noche de nueve a once un punto de música; por la tarde cucañas. Mañana domingo: de diez y media a doce de la mañana música, por la tarde vacas, y por la noche disparo de un bonito árbol de fuegos artificiales.

Mañana al anochecer, saldrá de la referida iglesia la imagen de San José que será conducida procesionalmente por las calles de la ciudad.

El Thader. 23 de septiembre 1895: Esta noche celebrarán los vecinos de la calle del Colegio una gran fiesta en la que habrá música, dulzaina, cohetes, cuerda, aeróstatos y demás diversiones propias de esta clase de esparcimientos. Reina mucha animación y esperamos ver muy concurrida esta calle tan olvidada por las noches.

La Independencia. 24 de septiembre 1895: Anoche hubo una solemne y divertida fiesta en la calle del Colegio. Acudió numerosísima concurrencia.

Hubo gran cabalgata. Dos vehículos, vistosamente engalanados con multitud de caprichosas flores, eran arrastrados por dos hermosos borricos. Varios vecinos de la calle del colegio que iban montados en los vehículos arrojaban a los balcones, preciosos y elegantes «bouquets» de alfalfa.

Para finalizar tan divertida fiesta, se dispararon dos bonitas cuerdas de fuegos artificiales. Todos cuantos asistieron anoche a la fiesta, ahorraron risa y diversión para lo que queda de mes, sino la despilfarran.

Damos nuestra enhorabuena al iniciador de la fiesta Antonino el Zapatero y demás vecinos que contribuyeron con su óbolo a que los curiosos, que fueron muchos, disfrutasen un buen rato. Qué se repita.

Calle del Colegio desde Ruiz Capdepón. Archivo Zerón Huguet.

La Bella Nereida. 1 de octubre 1904: En la calle del Colegio preparan los vecinos grandes fiestas para conmemorar espléndidamente el quincuagésimo aniversario de la declaración dogmática del misterio de la Inmaculada Virgen María, patrona de dicha calle.

Esta calle, tradicional donde las haya, conservaba hasta hace muy poco una hermosa estructura y varios edificios de interés. De ellos apenas queda un palacio; y una portada que fue trasladada al Museo San Juan de Dios.

Casa de Capdepón desde la calle del Colegio.

La increíble falta de protección de esta zona, no incluida en el casco histórico, ha convertido el trayecto a uno de nuestros más emblemáticos monumentos y al llamado «rincón hernandiano» en un indigno caos urbanístico lleno de casas vacías en amenazante ruina; solares abandonados y alguna vivienda de nueva planta.

Una dejadez imperdonable que ya no tiene remedio.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).