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Callejeando 19. La Plazuela de Rafal y la casa de Matías Sorzano.

Plazuela de Rafal.

La Plazuela de Rafal.

Ocupando el costado de la plazuela Condesa de Vía Manuel, con fachada lateral a la calle de la Feria, encontramos el llamado palacio de la Granja, sobre cuya esquina campea un soberbio escudo labrado en el siglo XVIII con las armas de Rocamora y Maza junto a las de Ruiz y Fernández de Heredia.

Roberto Almansa Vives.

Bajo dicho escudo se muestra un bellísimo querubín enmarcado en una rocalla que, desgraciadamente, está sufriendo un deterioro galopante.

Degradación del querubín que adorna la esquina del Palacio de la Granja. Colección Javier Sánchez Portas.

La titulación de esta plazuela estuvo asociada, desde mediados del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, al marquesado de Rafal, otorgado por Felipe IV a Jerónimo Rocamora y Thomás en 1636.

Hasta la segunda mitad del siglo XVIII, el palacio del marquesado estuvo junto al Hospital; y la casa del señorío de Benferri al inicio de la calle de la Feria, muy cerca de la Plaza Mayor o de la Fruta.

Diez años después de obtener el título, en el padrón de Oriola figura el «Ilustre Marqués de Rafal» en la que llamaban «carrer del Carme»; cuando el convento del Carmen estaba al final de la actual calle del Hospital, cerca de la muralla.

Carrer del Carme. El Ilustre Marqués de Rafal. Padro de Oriola de 1646.

El primer marqués transmitió a su descendencia dos vínculos; uno con el señorío de Benferri para el primogénito de su primer matrimonio; y otro, con el marquesado de Rafal, para el del segundo.

Ambos vínculos corrieron separados durante un siglo para unirse tras la muerte sin descendencia de la cuarta marquesa.

En los repartos del equivalente de 1718 y 1719, en la calle de la Feria, muy cerca de la «Plasa de la Fruta», figura Jerónimo Rocamora Cascante, el duodécimo señor de Banferri.

Jerónimo murió cuatro años después, sin descendencia; parece ser que a causa de un disparo de arma de fuego. Sus hermanos Francisco y Juan, siguientes en la línea sucesoria, estaban ya ordenados como religiosos.

Es por eso que a veces figuraba como «Plazuela o callejón del Deán»; en referencia a Francisco de Rocamora y Cascante, deán de la Catedral.

Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVIII.

El hermano menor, de nombre Jaime, pasó a ser señor de Benferri en agosto de 1722. Y al año siguiente se casó en la Catedral con Margarita de Heredia y Bazán.

En el reparto equivalente de 1731, todavía figura el señor de Benejuzar en el «Callexon del Dean» y la marquesa de Rafal en la calle del Carmen Viejo.

Es más, en la revisión que se hizo del citado reparto en ese mimo año, llamaron Calle del Marqués a la del Carmen Viejo, es decir, a la actual calle del Hospital.

Quaderno de Revistta del Reparto del Equivalente de 1731. Archivo Municipal de Orihuela.

Jerónima era la viuda del famoso Jaime Rosell y Ruiz, caído en desgracia tras rebelarse contra el rey en la Guerra de Sucesión y fugarse con el archiduque durante años.

Ahora sabemos que, si proclamó a Carlos III desde su balcón, lo hizo en la actual calle del Hospital, más o menos donde está hoy la plaza de la Salud.

Pinchando en la siguiente imagen se accede a un artículo sobre la Guerra de Sucesión.

Enlace a artículo.

Felipe V restituyó el honor y propiedades del marqués mediante Cédula Real y regresó a Orihuela en 1726, donde murió al año siguiente. Montesinos habla poco del marqués consorte, sólo menciona su cargo de «Capitán General de las Islas Baleares o Reyno de Mallorca».

A la marquesa le dedicó varias páginas, calificándola de viuda piadosa y misericordiosa que tomó el hábito de la tercera orden de San Francisco, abrazando una vida de asperezas y mortificaciones con ayunos, vigilias y penitencias.

Cuenta también que murió el 24 de febrero de 1736. Y como había dispuesto ser enterrada en la Parroquia de Benejúzar, después de un espectacular funeral en Orihuela, acompañaron su cuerpo hasta la puerta de Almoradí, en la Corredera.

Desde allí llevaron el cadáver en coche enlutado con seis mulas hasta Benejúzar, acompañada a pie por 24 religiosos franciscanos observantes y 48 pobres, todos con hachas encendidas, rezando el santo rosario.

Y así, por el fallecimiento sin descendencia de Jerónima Rocamora Cascante, la IV marquesa de Rafal, Jaime Rocamora, señor de Benferri, se convirtió en el V marqués de Rafal.

Con el marquesado, Jaime heredó todos los privilegios y posesiones ligadas al título; como la baronía de Puebla de Rocamora.

Transcurrido un siglo, un Rocamora concentraba de nuevo todo el patrimonio familiar que el primer marqués, Jerónimo Rocamora y Thomas, había dividido en dos mayorazgos.

Jaime falleció cuatro años después, en 1740. Y la marquesa viuda, Margarita Heredia, fue la que restauró la casa solariega de los Rocamora y la convirtió en palacio del marquesado de Rafal con el aspecto que hoy conocemos.

Montesinos afirma que esta señora falleció el miércoles 2 de febrero de 1785 a la longeva edad de 89 años.

Margarita Heredia Bazán, marquesa viuda de Rafal, vista por Montesinos. Compendio Histórico Oriolano.

Todo esto se resume en dos inscripciones que permanecen en el zaguán.

Este palacio es la antigua casa solariega de los Rocamora desde el siglo XVI.

Fue restaurado por Doña Margarita Fernández de Heredia, Marquesa Vda. de Rafal y Condesa Vda. de la Granja 1757.

Zaguán del Palacio de la Granja en la actualidad. .José Antonio Ruiz Peñalver.

A partir de ese momento la plazuela comenzó a citarse como plaza o plazuela de la marquesa, del marqués, o sencillamente plaza de Rafal.

Archivo Municipal de Orihuela. Segunda mitad del siglo XVIII.
Archivo Municipal de Orihuela. Segunda mitad del siglo XVIII.
Reparto del Equivalente de 1824. Archivo Municipal de Orihuela.
Reparto del Equivalente de 1835. Archivo Municipal de Orihuela.

La décimo tercera marquesa de Rafal, María Isabel Manuel de Villena y Álvarez de las Asturias, fue además condesa de Vía Manuel, condesa de Granja de Rocamora, marquesa de Puebla de Rocamora y baronesa del Monte, con dos Grandezas de España.

En las postrimerías del siglo XIX repartió títulos entre sus hijos, haciendo cesión del marquesado en favor de Alfonso Pardo y Manuel de Villena; el decimo cuarto de Rafal.

Alfonso de Pardo y Manuel de Villena (1876-1955) XIV marqués de Rafal. El Oriol Taurino 1908.

La plaza la que albergaba su nuevo palacio ostentó el nombre de «Marques de Rafal». El Ayuntamiento, en sesión del 12 de marzo de 1958 presidida por el alcalde Luis Cartagena Soriano, dentro de un paquete de titulaciones, acordó:

Titulación de calles. De conformidad con la moción formulada por la Comisión Municipal de «Urbanismo», a propuesta del Presidente de la misma, Sr, García-Molina Martínez, por unanimidad y mediante votación ordinaria se acuerda que, en adelante, la actual «Plaza de Ramón Sijé» se titule «Plaza del Marqués de Rafal», en memoria del Excmo. Sr. Don Alfonso Pardo y Manuel de Villena, Marqués de Rafal, ilustre prócer e Hijo Adoptivo de Orihuela.

Y que la actual Plaza del Marqués de Rafal se denomine en lo sucesivo, «Plaza de la Condesa de Vía Manuel».

Ajomalba.

La condesa de Vía Manuel rehabilitó también el Condado de la Granja en 1916, título que en la actualidad ostenta Juan Manuel Agrela y Pascual de Riquelme, actual morador del palacio junto a su familia.

Si os interesa el tema, está detallado en otro artículo al que podéis acceder pinchando la siguiente imagen:

Pinchad aquí para acceder al artículo.

En junio de 1914, una serie de sucesos relacionados con la disputa política motivaron que el Consistorio oriolano, en sesión del 4 de junio, titulase esta plaza con el curioso nombre de «plaza de la Porra antes Marques de Rafal».

Pero este acuerdo no se llegó a hacer efectivo, quedando desestimado en abril de 1918 por considerarse «un baldón para el ayuntamiento». Este tema también lo traté en un artículo al que podéis acceder pinchando la siguiente imagen.

Pinchad aquí para acceder al artículo.

En el verano de 1931 la nueva corporación municipal le asignó el nombre de una gloria republicana: el político y periodista sevillano José Nakens Pérez, fallecido en 1926. Pinchando la siguiente imagen se accede a su biografía en la Real Academia de la Historia.

José Nakens. Nuevo mundo (Madrid). 14 de mayo 1908. Enlace a su biografía.

Varias veces restaurado, el caserón de los Rocamora ocupó un lugar trascendental en la historia de Orihuela. Iniciada la Guerra Civil, cumplió una misión de importancia clave para nuestro patrimonio.

El 25 de julio de 1936 se constituyó la junta oriolana dependiente de la Dirección General de Bellas Artes, a la que se le otorgaron amplias facultades para intervenir cuantos objetos de arte, históricos o científicos encontrasen en los edificios ocupados.

Ministerio de Cultura.

Aprovechando esta circunstancia, el 5 de Noviembre de 1936, la Alcaldía presentó una moción para crear un museo municipal

A fin de recoger los valores artísticos, científicos y literarios, procedentes de la grandeza y clero», aprovechando para ello la estancia en la provincia del «eminente paisano Justo García Soriano, archivero de la Academia de la Historia, encargado por el Gobierno de recoger y organizar el Tesoro Artístico de la misma.

Días después se hacía constar en acta que, la casa incautada por el Ayuntamiento para la instalación del museo, sería la numero uno de la Plaza de Nakens, perteneciente por aquellas fechas a la ex-Condesa de Cheles.

Colección Javier Sánchez Portas.

En la cuenta de gastos quedó reflejada una factura de 156,20 pesetas por la estancia de Justo García Soriano en el Palace Hotel (el desaparecido hotel Palas).

Este oriolano miembro del Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios de la Real Academia de la Historia, fue comisionado por la Junta de Incautación, transformada en 1937 en Junta Central del Tesoro Artístico, para cooperar en los trabajos de sus delegados de Murcia y Alicante. Pero según sus propias palabras, Justo pretendía centrarse en Orihuela, donde su labor podía ser más útil y fructífera.

El vetusto palacio necesitaba una restauración «para devolverle su antiguo carácter señorial» y el maestro Román Sánchez se encargó de las obras, presentando los primeros pagos de jornales en enero de 1937.

En la sesión del 16 de Marzo se leyó un escrito de García Soriano, comunicando haber terminado la instalación del museo en el que quedaban «atesoradas, las riquezas más valiosas de nuestra ciudad».

Escudo alojado en el zaguán del Palacio de la Granja. .José Antonio Ruiz Peñalver.

Los pagos a Román Sánchez se mantuvieron hasta finales de junio, importando poco más de 1.000 pesetas;  y a José Penalva se le abonaron 20 pesetas por la compra de útiles para el Museo Municipal.

La inauguración quedó fijada para el día 17 de julio de 1937, aniversario de la Reconquista. Pero dos días antes de la fecha anunciada se suspendió por falta de tiempo para ultimar detalles.

Como colofón a su obra, García Soriano redactó «El Museo de Orihuela», cuaderno publicado ese mismo año por la Junta Central del Tesoro Artístico en el que detalló su distribución y contenido.

Cartel Junta Tesoro y ejemplar del «Museo de Orihuela» de la Colección Javier Sánchez Portas.

En Septiembre, la Dirección General de Bellas Artes decretó la constitución de una Subjunta Delegada de Incautación y Protección del Tesoro Artístico, designando como presidente a Justo García Soriano.

Quien hizo saber al Ayuntamiento el nuevo carácter de Museo del Estado, agradeciendo la valiosa cooperación prestada, y suplicando que retiraran un coche y un camión que encerraban en el zaguán del museo, donde compartían espacio con valiosas lápidas y esculturas.

Zaguán del Palacio de la Granja en la actualidad. .José Antonio Ruiz Peñalver.

Volviendo al edificio, desde el punto de vista arquitectónico es una de las casas nobiliarias más interesantes de toda la provincia de Alicante. Consta de planta baja, entresuelo, piso principal y segunda planta destinada a la servidumbre.

Palacio de la Granja en la actualidad. José María Pérez Basanta.

Las fachadas están totalmente enfoscadas en color rojo, con molduras en amarillo que marcan la presencia de los distintos huecos decorados con rejas de hierro forjado y las distintas alturas de que consta el edificio.

La piedra se destina a remarcar la esquina del palacio y la excepcional portada principal,  que ofrece una esmerada labra escultórica en la que destaca un diseño que trata de ganar puntos de vista en una plaza que originalmente era pequeña y estrecha.

Palacio de la Granja en la actualidad. .José Antonio Ruiz Peñalver.

Sobre el dintel se muestran los escudos de los Rocamora y Fernández de Heredia; y sedentes sobre los frontones, dos bellas alegorías de la Justicia y la Prudencia.

Palacio de la Granja en la actualidad. José Antonio Ruiz Peñalver.
Palacio de la Granja en la actualidad. Francisco Luis Galiano Moreno
Palacio de la Granja en la actualidad. Victor Sarabia Grau.

La casa de Matías Sorzano.

La casa de Matías Sorzano. Colección Javier Sánchez Portas.

Frente a la Plazuela, en el inicio de la Calle de la Feria, encontramos un hermoso edificio conocido en la actualidad como «Palacio Sorzano de Tejada».

Es la casa de Matías Sorzano de Nájera, uno de los personajes más ricos y poderosos del siglo XIX en Orihuela. Tras un pleito de hidalguía con el Archivo de la Real Cancillería de Valladolid, con sentencia favorable, en 1804 obtuvo del Ayuntamiento oriolano el reconocimiento de nobleza, condición que le permitía ostentar escudo.

Para eso necesitaba una casa acorde a las circunstancias. Y no le valía cualquier sitio. Matías decidió edificarla frente a la más aristocrática de la ciudad: la del marqués de Rafal.

Casa de Matías Sorzano. Orihuela. José Antonio Ruiz Peñalver.

En enero de 1820, ante el notario Julián Fernández, entregó 51.439 reales en monedas de oro y plata a Josefa Sardo de Raymundo, viuda de Bernardo Ferro, y a su hija Bárbara.

Era el pago por dos casas adyacentes que tenían madre e hija pro indiviso, adquiridas en 1787 y 1797. Una en la calle de la Feria a la que sacaba dos puertas y otra que estaba situada en la traviesa.

Esta última lindaba a su vez con otra casa que ya tenía en la esquina entre la entonces llamada calle del Ángel (actual López Pozas),  y con dicha traviesa sin nombre que medio siglo después adoptó el «de la Guardia». La unión de estas tres propiedades dio lugar a la casa que conocemos.

Casa de Matías Sorzano. Fachada López Pozas. Orihuela. José Antonio Ruiz Peñalver.
Casa de Matías Sorzano. Fachada Calle Doctor Sarget. Orihuela. José Antonio Ruiz Peñalver.

A finales del siglo XX pasó a ser propiedad de la Fundación Pedrera y quedó muy transformado gracias a una «personal restauración» que me abstengo de comentar.

Si os apetece saber más de Matías Sorzano, aquí tenéis un enlace a su biografía.

Pinchad aquí para acceder a Biografía.

De lo que sí voy a hablar un poco es del escudo que campea en la esquina de su casa. Es el blasón que comparten los Solares de Tejada y Valdeosera, dos instituciones jurídico-nobiliarias nacidas en el año 844.

El hecho de estar inscrito como Señor Caballero Divisero Hijosdalgo del Solar de Tejada o del de Valdeosera se consideraba plena prueba de nobleza. En la actualidad los privilegios son honoríficos, pero en el Antiguo Régimen señorial, que perduró hasta las primeras décadas del siglo XIX, la pertenencia a estas instituciones implicaba también importantes beneficios.

Era necesario probar la hidalguía cuando el divisero se avecindaba en otra localidad, mediante pleito ante la Sala de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid.

La historia de este escudo se funde con la leyenda en la famosa batalla de Clavijo, hazaña en la que cuentan que participó Santiago Matamoros.

Concesión de privilegios para el Solar de Tejada firmada por los Reyes Católicos (1491). Y blasón del Solar de Tejada.

El rey Ramiro I, en su lucha con los musulmanes, penetró en la Rioja con un nutrido ejército cuyo maestre de campo era el Señor de Cameros, Sancho Fernández de Tejada.

Cuenta la tradición que, tras esa importante victoria, Sancho fue nombrado Alcaide de los fuertes de Viguera y de Clavijo. Junto a sus trece hijos, se dedicó a mantener los caminos (entre ellos el de Santiago) seguros y transitables, fundando la primera Orden de Caballería.

Ramiro les mostró su agradecimiento otorgándoles el privilegio de ser dueños y señores de sus tierras hasta el fin de los tiempos, concediéndoles además un símbolo, un escudo que representaría esta historia para siempre.

Jurídicamente los solares citados constituyen una modalidad de propiedad colectiva e indivisa, ya que la titularidad la ostenta una comunidad. Y todos los comuneros tienen derecho global sobre el patrimonio.

Estos señoríos han sido heredados por diversas ramas de varios linajes riojanos arraigados desde tiempo inmemorial en la Sierra de Cameros.

Dicho blasón, se compone de cuatro cuarteles divididos por una cruz patada de la orden de San Juan.

Blasón Solar de Tejada y Valdeosera en la casa Sorzano. Orihuela. José Antonio Ruiz Peñalver.

En el primer campo, muestra dos castillos almenados de los que sale una bandera, en recuerdo de las que puso Sancho en los fuertes de Viguera y Clavijo.

En el segundo, dos medias lunas con trece estrellas alrededor representan a Sancho, su esposa y sus trece hijos.

En el tercer campo un león rampante, que recuerda su parentesco con la casa real de León.

En el último se evidencia la vinculación de los solares de Tejada y de Valdeosera  con un tejo al que está atado un oso.

Las trece veneras y las cruces de Santiago que orlan los cuarteles del escudo muestran la relación de sus trece hijos con la orden de Santiago.

Las trece banderas circundantes recuerdan sus batallas triunfales frente a los musulmanes, como manifiestan las puntas hacia abajo de las medias lunas que portan.

Por último, en la bordura se lee «Laudeamus viros gloriosus et parentes nostros in generatione sua», que traducido al castellano quiere decir: «honremos a nuestros gloriosos antepasados en todas las generaciones».

El escudo que lo acompaña, con un guerrero ascendiendo en solitario al asalto de una torre o castillo, sólo puede representar el apellido de su esposa, Angela Adalid. Un adalid era un caudillo militar, el líder que encabezaba un ejército.

Casa de Matías Sorzano. Orihuela. José Antonio Ruiz Peñalver.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Texto de varios artículos publicados en 2006 con la colaboración de Jorge Belmonte Bas. Corregidos y aumentados posteriormente, contiene también algunos párrafos de mi libro «La II República y la Guerra Civil en Orihuela vistas desde el Puente de Rusia». Mi agradecimiento especial a Javier Sánchez Portas y a José Antonio Ruiz Peñalver por el repostaje fotográfico.

Biografías: Matías Sorzano de Nájera.

Matías Sorzano de Nájera.

Nacido el 25 de febrero de 1775 en «la Villa de Torrecilla de Cameros, Reino de Castilla la Vieja, provincia de Burgos -la provincia de Logroño no se creó hasta 1833- y Obispado de Calahorra», según reza en uno de sus testamentos redactado en Orihuela en 1808. En dicho testamento dice haber nacido en 1777, pero su partida de nacimiento refleja 1775.

Hijo de Juan Antonio Sorzano y de la que fue su segunda esposa, Manuela de Nájera. Llegó a Orihuela muy joven, a finales del siglo XVIII, y pronto comenzó a amasar una incalculable fortuna con sus negocios, destacando especialmente los préstamos y arrendamientos que han quedado reflejados en numerosos protocolos notariales del archivo oriolano.

En 1802 casó en Santa Justa con Ángela Adalid Ximénez, otra riojana natural de Nestares de Cameros. Tras un pleito de hidalguía con el Archivo de la Real Cancillería de Valladolid con sentencia favorable, en 1804 obtuvo del Ayuntamiento oriolano el reconocimiento de nobleza, condición que le permitía ostentar escudo.

Para eso necesitaba una casa acorde a las circunstancias; y no le valía cualquier sitio.  Matías decidió edificarla frente a la más aristocrática de la ciudad, la del marqués de Rafal. En enero de 1820 compró dos casas adyacentes que unió a la que ya tenía para hacer su palacio.

En el testamento de 1808 antes citado, tenía ya cinco hijos: Simón, Mª Simona, Teresa, Tomasa y Cándida. Tuvo 3 hijas más: Modesta, María Manuela y María del Pilar. Ocho hijos en total, de los que únicamente le sobrevivieron las hijas María y Teresa.

Su único varón, Simón Sorzano Adalid, tuvo a su vez un hijo llamado Matías Sorzano Cambronero que apenas sobrevivió a su abuelo, ya que falleció en 1865 a los diecinueve años de edad. Con el se perdió la continuación del apellido Sorzano en Orihuela.

Sus otros ocho nietos llevaban los mismos apellidos: Rebagliato Sorzano,  aunque fueron fruto de dos matrimonios diferentes: uno formado por Andrés Rebagliato Pescetto y Teresa Sorzano Adalid; y  el otro por Santiago Rebagliato Pescetto, hermano de Andrés; y Cándida Sorzano Adalid, hermana de Teresa.

El primero tuvo cinco hijos. Uno de ellos, llamado también Matías, fue alcalde de Orihuela y Caballero Cubierto. El otro tuvo tres hijas.

Matías Sorzano fue uno de los personajes más destacados de la primera mitad del siglo XIX en Orihuela. En el verano de 1808 donó seis mil reales para contribuir a «la lucha contra el francés».

Regidor municipal en 1835. Carlista declarado en una de las ciudades más carlista de España, un año después fue eliminado de la lista de mayores contribuyentes utilizada para escoger a los representantes políticos por su desafección a la Monarquía Constitucional.

Por los mismos motivos fue desterrado en 1840. Pero al regresar, su prestigio se había multiplicado. Y además se permitió el lujo de comprar al Estado varios conventos desamortizados.

Diario de avisos de Madrid. 29 de enero 1843: Venta de bienes nacionales. Pertenecientes al Clero Secular. El edificio que fue convento de las religiosas Salesas de Orihuela, situado en aquella ciudad, sus obras son enteramente nuevas, y consta de un cuadrado de 6120 palmos valencianos superficiales y 67 de altura; no se le conoce carga alguna; se halla arrendado por 1250 rs. anuales, a condición de cesar el arriendo el último día del mes en que el comprador tome posesión; ha sido tasado en 1021800 rs., cantidad en que se saca a subasta.

El de las Salesas, símbolo carlista de Orihuela fundado por el príncipe Carlos, se lo devolvió a las monjas. Y corrió con todos los gastos de traerlas de vuelta desde Madrid.

También se hizo con el de los franciscanos de Santa Ana. No he conseguido averiguar si compró también el de capuchinos. Pero la circunstancia de que en 1880 perteneciese a su yerno, Andrés Rebagliato, me hace pensar que también pasó por la manos del acaudalado Matías.

En su casa se alojó el capitán general de Valencia en 1844 a su paso por la ciudad.

Felix Herrero Valverde.

En 1847, el carro de Matías transportó al obispo carlista Félix Herrero Valverde de vuelta a casa tras su destierro. Tres años después fue nombrado Caballero Cubierto.

Entre los años 1844 y 1845, compró también varias heredades desamortizadas a Mercedarios, Agustinos y Franciscanos.

El convento de Santa Ana, durante la epidemia de cólera, fue cedido usarlo como hospital. Falleció en Orihuela el 2 de diciembre de 1862.

En 1880 sus herederos donaron el convento a los franciscanos junto con su amplio huerto.

Su retrato lo pintó Vicente López en 1840.  Pinchando sobre la imagen podéis disfrutarlo al detalle.

Enlace. Pinchad aquí.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Publicado en 2006.  Ampliado posterormente con  algunos datos de su familia que provienen del archivo «Reunión familia Díe», a cuya archivera, Concha Díe Maculet, envío mi más sincero agradecimiento.

El resto salió de fuentes consultadas por mí mismo en el Archivo Histórico, principalmente de dos de sus testamentos y de la escritura de compra de dos casas, utilizadas para construir su palacio oriolano.

Os dejo la transcripción de la compra:

Ante el notario Julián Fernández, Josefa Sardo de Raymundo, viuda de Bernardo Ferro y su hija Bárbara Ferro Sardo, venden a Matías Sorzano de estado noble, que esta presente, dos casas de habitación que son propias de su dominio y tienen las otorgantes madre e hija pro indiviso en el poblado de esta ciudad, centro y casco, parroquia de Santas Justa y Rufina, la una en su calle llamada de la feria, a la que tiene dos puertas y con la que linda a norte. De mediodía con otra casa de las otorgantes, que es la que luego se deslindará.

De levante con la calleja traviesa desde la Feria a la del Ángel, donde tiene otras dos puertas y de poniente con la casa de Francisco Lafuente, maestro relojero, que fue antes de Bartolomé Galán. Y la otra que esta situada en dicha calleja, traviesa desde la citada calle de la Feria a la del Ángel, linda por levante con la misma calleja y a la que tiene su puerta principal, de poniente con casa enfrente de los herederos de Francisco Ballesta y en parte con la del referido Francisco Lafuente, de mediodía con casa del comprador y en parte con la de los herederos de Antonio Andrada y de norte con la anterior deslindada. Comprada una en 1787 y la otra en 1797.

Hay dos ventanas con sus hojas, que se hayan formadas desde muy antiguo en la pared de la casa que queda deslindada, situada en la calleja traviesa, que dan sus vistas a poniente y caen al descubierto y casa que hoy es propiedad de Don Francisco Lafuente, maestro relojero, cuyas ventanas y rejas están colocadas la primera a seis y medio palmos desde el piso o suelo firme de dicha casa.

Y su marco es de cuatro palmos y uno y medio dedos de altura y dos con nueve dedos de anchura y la segunda a catorce palmos y tres dedos desde el mismo suelo firme y con el marco de cuatro palmos siete dedos de alto, abajo y tres palmos cinco dedos de ancho.

Con el supuesto de que sobre estas mismas servidumbres se haya pleito pendiente a instancias de dicho Señor Lafuente, en el juzgado del Señor Alcalde Mayor de esta ciudad y oficial escribano, Domingo Pacheco, y ha sido convenido entre los otorgantes vendedoras y el comprador el que este se entienda con dicho pleito, con la sola obligación en las vendedoras, madre e hija, de franquear al comprador cuantas noticias, instrucciones y documentos puedan servirle y tengan a su favor la justicia con que se consideran en la causa, además de lo que consta ya en autos y satisfagan también las costas causadas hasta la fecha de esta escritura, así en este juzgado como en el incidente que pende en la superioridad bajo cuya inteligencia le venden dicha casa.

El precio liquido de las dos casas de esta venta es la cantidad de 51.439,22 rls., los mismos que entrega de presente el comprador y las otorgantes madre e hija reciben de su mano en monedas de oro y plata.

(Prot. 1882 f. 40, 30 de Enero de 1820)