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La política oriolana entre las elecciones de 1931 y la victoria del Frente Popular en 1936.

Orihuela, años treinta. Ministerio de Cultura.

– ¿Es Orihuela una ciudad importante? – ¿Qué si lo es?, bajo todos conceptos.

En religión; en nobleza; en historia; en población; en riqueza; en arte; y hasta en belleza. – ¿Qué es un pueblo religioso, dice usted? – En general me atrevo a decir que más que Valencia.

En este punto sólo algunas regiones del norte de España le podrán igualar. Igualar…; que aventajarle… ¡ lo dudo¡.

En la huerta de Orihuela las costumbres son aún patriarcales. ¡Que hormigueo de hombres de la huerta a las iglesias de la Ciudad Episcopal en los domingos de Cuaresma ¡

¡Y que comuniones tan nutridas en la mayor parte de los templos¡… Y cuente usted que Orihuela tiene muchos templos. Entre iglesias, ermitas y capillas pasan de veinticinco..  

José Sanfeliú, Magistral de Orihuela.  Actualidad. Núm. 22, 17 de julio de 1928.

La política oriolana entre las elecciones de 1931 y la victoria del Frente Popular en 1936.

Miguel Hernández con 14/15 años (1924/5).

Con sus principios y valores en proceso de cambio, la pasión por la literatura y el sentido del compromiso empujaron al Miguel Hernández a impregnarse de las nuevas corrientes; comenzando a mudar de la mística a la política activa.

Éste era un concepto prácticamente nuevo; pero también el inicio de una singladura arriesgada para quien como él, procedía de un sector social modesto y de unas generaciones que habían pasado la adolescencia bajo la Dictadura de Primo de Rivera.

El general Primo de Rivera y su gabinete.

Ahora, en una ciudad de provincias, comenzaba a moverse en una desconocida política democrática de masas. A Miguel, la mocedad le llegó en 1931, un año fundamental para la historia de España. La fortuna le deparó una excedencia de cupo en lo militar y una primera etiqueta política en su militancia.

Consecuente con su tiempo, el joven poeta de Orihuela se dejó influir por otras compañías alejándose, de momento, del catolicismo activo para explorar nuevos campos.

Y en aquel primer verano republicano, influido por su amigo Augusto Pescador Sarget, fue nombrado presidente fundador de las Juventudes Socialistas locales.

Miguel Hernández. Colección Paco Escudero Galante. Coloreada por Rafael Navarrete, en su página «La Historia a color».

La proclamación de la República.

Según el censo confeccionado el año anterior, Orihuela contaba en 1931 con una población de 38.500 personas; de las que más de 23.000 estaban domiciliadas en sus diferentes partidas rurales.

Con una economía basada en la agricultura en la que estaban fuertemente arraigadas las figuras del arrendatario y el pequeño propietario rural, sin apenas conflictos sindicales, la actividad política se había mantenido muy alejada de las corrientes obreras reivindicativas imperantes a nivel nacional, adormecida en manos de un puñado de terratenientes que además de las tierras, controlaban los sindicatos católicos.

Barraca en la huerta de Orihuela. Ministerio de Cultura.

Creados nominalmente a finales del siglo XIX para paliar la vergonzosa situación de explotación y miseria de las clases trabajadoras y prevenir la posible protesta social, habían experimentado un fuerte crecimiento sólo en los años veinte gracias a la coyuntura excepcional creada durante la Dictadura de Primo de Rivera.

Semanario «El Pueblo» órgano de prensa de los Sindicatos Católicos.

Con una eficaz amalgama de religión y conservadurismo antiliberal, intentaron mantener a raya la expansión de las ideas marxistas que, como un reguero de pólvora, prendían entre los jornaleros.

El progresivo crecimiento de los sindicatos aconfesionales fue desplazando a estás organizaciones católico-agrarias, que con la llegada de la República, pasaron a identificarse plenamente con los sectores políticos más reaccionarios y ultraconservadores, sirviendo posteriormente de base para la formación de la CEDA.

En los distintos comicios celebrados en los años 30, el perfil del votante oriolano, de bajo nivel cultural en la mayoría de los casos, se decantó siempre por los partidos de la derecha contraria al liberalismo político, liderados generalmente por adinerados personajes de prestigio y terratenientes locales.

Con estas premisas, el movimiento republicano a nivel local, tuvo en sus inicios un escaso poder de penetración social en la inmovilista ciudad del Segura.

Calderón de la Barca. Colección Javier Sánchez Portas.

En Orihuela, los candidatos monárquicos, seguros de su aplastante victoria, apenas se molestaron en desplegar una campaña electoral en condiciones.

Llegado el 12 de abril de 1931, aunque los resultados fueron favorables a la Monarquía, el triunfo de los republicanos en la mayoría de las capitales de provincia, fue interpretado como un rechazo frontal a la institución.

A pesar de la predecible y contundente derrota local de la conjunción republicano-socialista oriolana en las elecciones municipales, la abdicación de Alfonso XIII y la proclamación de la República el día 14, alteraron todas las reglas del juego.

Ese día, las sorprendentes noticias que llegaban de Murcia, congregaron a gran número de simpatizantes republicanos en los alrededores de la «Casa del Pueblo».

Calderón de la Barca. A la derecha, la «Casa del Pueblo». Colección Javier Sánchez Portas.

A media tarde, desde sus balcones, Ricardo García, José Ortiz, José María Sarabia y José Escudero Bernicola pronunciaron enaltecidos discursos interrumpidos por ovaciones y vivas a la Republica.

A las 7 de la tarde, una emotiva manifestación encabezada por una bandera tricolor comprada esa misma mañana en Murcia, a los acordes de La Marsellesa, certificó el incruento cambio de régimen.

Inmediatamente quedó suspendida la constitución del Ayuntamiento monárquico, y un comité escogido de entre los miembros de la conjunción republicano-socialista se posesionó interinamente del Consistorio.

Aquella misma noche, la Comisión Revolucionaria cedió la presidencia al republicano de más edad, para luego entregar la vara provisionalmente a Ricardo García López.

El 23 de abril de 1931 se formó oficialmente la Gestora que, a instancias del Gobierno Civil de la provincia, quedó compuesta por los miembros más destacados de las formaciones aliadas.

La Alcaldía se mantuvo en manos de Ricardo García López (Presidente del Partido Republicano Radical); los síndicos fueron Fernando Plaza Gómez y Eladio Turón Sánchez (del Partido Republicano Radical Socialista): y los tenientes de alcalde, uno por cada distrito, José María Lucas Parra, Pedro Muñoz Méndez y José María Pescetto Román (de los diversos partidos republicanos) y Antonio Cubí Tomé, José Ortiz Juan, Daniel Cases García y Andrés Martínez Jacobo (del Partido Socialista).

En Orihuela, como en otros muchos Ayuntamientos, se repitieron las elecciones del 12 de abril por manifiestas irregularidades denunciadas ante el Gobierno Civil.

El sorprendente desenlace de las elecciones había descolocado a los dos bandos. Los monárquicos no podían creer que, a pesar de su amplia victoria en las urnas (31 concejales electos, justamente los que presentaron), habían perdido todo el poder.

A los republicanos les sucedía lo contrario; ni en sus más optimistas previsiones habían soñado hacerse con el control absoluto del Ayuntamiento.

Ayuntamiento en 1931. Ministerio de Cultura.

El sistema escogido para nombrar las gestoras provisionales, tanto en las Diputaciones Provinciales, como en aquellos Ayuntamientos cuyas elecciones se repitieron por presunto fraude, propició que las irregularidades empleadas por los monárquicos en abril, se repitieran en mayo protagonizadas por los nuevos regidores.

Formado el Consistorio exclusivamente por socialistas y republicanos, debía encargarse tan sólo de cuestiones administrativas urgentes.

En la práctica, sin embargo, controlaron en su favor todo el poder municipal organizando actos de propaganda y cambiando los nombres de las calles por significados personajes republicanos, ante la aparente desaparición de los elementos conservadores.

Celebrados los comicios sin la concurrencia de los monárquicos, la Comisión Provisional se reunió el 6 de Junio de 1931 a la 7,30 de la tarde, para constituir el Ayuntamiento compuesto por 33 concejales escogidos equitativamente entre socialistas, republicanos de izquierda y republicanos conservadores.

Durante casi un bienio, un grupo de profesionales liberales y trabajadores cualificados (abogados, impresores, tipógrafos), junto a otros miembros de la clase media, se hicieron con el poder e intentaron acometer un ambicioso proyecto reformista que encontró un fuerte rechazo entre las élites dominantes.

Pero más allá de los problemas externos, los desencuentros entre las diferentes minorías, fueron minando la credibilidad del Consistorio.

Tras deshacerse de los radicales, los socialistas recordaron constantemente al resto de los republicanos que sus votos daban y quitaban la Alcaldía y, en una de estas disputas iniciada entre Antonio Cubí y el alcalde Lucas Parra, salieron a la luz acusaciones de coacciones y apaños en los colegios electorales durante la repetición de los comicios municipales de abril, circunstancia que aprovechó el despechado Ricardo García para convertir la indiscreción en un escándalo a nivel nacional.

Esta polémica, que llegó a los juzgados, se mantuvo de actualidad durante todo el bienio.

Plaza Nueva y Calle Luis Barcala, 1931. Ministerio de Cultura.

Los partidos políticos oriolanos.

Tras años de vacío político impuesto por el directorio militar, a partir de 1930 emergieron multitud de partidos que sufrieron múltiples escisiones y fusiones con periodos de fragmentación y de nuevos reagrupamientos.

Se pueden utilizar diversos criterios para etiquetarlos, siendo el más habitual dividirlos en derechas e izquierdas. Pero no podemos olvidar otros criterios tan importantes como el tipo de régimen político que propugnaban, que permitiría clasificarlos en republicanos y monárquicos.

Entre los partidos que aceptaban la República figuraban los de base obrera y los llamados burgueses. Los monárquicos se dividían a su vez en tradicionalistas y alfonsinos.

Pero no todo era blanco o negro, los dos grandes partidos de masas (la Derecha Regional Valenciana de Luis Lucia, integrada en la CEDA, y el PSOE), se declararon accidentalistas, sin ocultar su voluntad de modificar las reglas del juego cuando llegasen al poder.

Partiendo de los dos bloques que se enfrentaron en las municipales de 1931, el complicado proceso de descomposición y realineamiento, culminó en un solo lustro, en una nueva y total bipolarización en los comicios de 1936.

Los experimentos conservadores habían comenzado en la primavera de 1930, cuando se creó la Unión Monárquica Nacional, partido presidido por un ex-ministro de la Dictadura. Defendía la Monarquía y la obra de Miguel Primo de Rivera mientras criticaban la permisividad de una transición que estaba favoreciendo la multiplicación de organizaciones revolucionarias.

Las «Fuerzas Vivas» de Orihuela en torno a Alfonso XIII: el Obispo Irastorza, Paco Díe, Almarcha, Escolano, Balaguer….

Representado en Orihuela por Eusebio Escolano, estaba integrado por dirigentes primorriveristas y miembros de Unión Patriótica. Al disolverse, la mayoría de sus componentes pasaron a Renovación Española y a otros partidos de extrema derecha como el Partido Nacionalista Español, del doctor Albiñana.

Con la irrenunciable propiedad de la tierra y el discurso religioso como cemento aglutinador, la derecha se presentó ante la católica Orihuela como garante de los antiguos valores pisoteados por el nuevo régimen.

Durante la Segunda República permaneció extremadamente dividida, con una amalgama de partidos con intereses y discursos diferentes. Podemos clasificarlos en tres grupos: derecha republicana, derecha accidentalista y la declaradamente monárquica, dentro de la cual pugnaban, como ya hemos dicho, tradicionalistas y alfonsinos.

Colección Javier Sánchez Portas.

Inicialmente, el espacio que representaban estos partidos estaba ocupado en Orihuela por la Comunión Tradicionalista, formación extremista que aglutinaba al Partido Católico Nacional (más conocido como Integrista) y al Partido Católico Tradicionalista, con especial implantación local, que tuvo sus más destacados representantes en Juan Villaescusa y en el médico Ángel García Rogel.

Esta organización fue siempre la más activa y movilizada, con continuos «mítines monstruo», multitudinarias misas y pomposas actividades en las que exhibían a su vistosa milicia denominada requeté.

Colección Javier Sánchez Portas.

En 1932 las derechas despertaron de un año sabático. El populista Gil Robles recorrió la provincia abarrotando locales en un paseo triunfal. Los asistentes a sus mítines escuchaban esperanzados los discursos a favor de la Iglesia y en contra de la Reforma Agraria y de los sindicatos.

Colección Javier Sánchez Portas.

La Derecha Regional aglutinó a los sectores conservadores de la burguesía agraria valenciana con un claro mensaje católico-social y de regionalismo valenciano.

Curiosamente, a pesar de su escasa implantación en la provincia de Alicante, Orihuela contó con una de sus primeras asociaciones locales, dirigidas por Antonio Balaguer Ruiz y Eusebio Escolano Gonzalvo.

Antonio Balaguer Ruiz.

Éste último, a través del partido Acción Nacional (rebautizado como Acción Popular), llegó a ser diputado de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), poderosa organización de carácter interclasista, con ramificaciones en los ámbitos económico, sindical y religioso.

Archivo Municipal de Orihuela.

La Derecha Liberal Republicana, partido de antiguos dirigentes monárquicos como Alcalá Zamora, intentó también captar el favor de las clases conservadoras temerosas del efecto revolucionario aceptando el régimen republicano.

Archivo Municipal de Orihuela.

En Orihuela estaba representada entre otros, por Federico Linares Pescetto, Francisco Germán Pescetto y Eduardo Almunia Roca de Togores. Toda esta actividad política conservadora quedó paralizada temporalmente por el pronunciamiento militar del general Sanjurjo en agosto de 1932; primer intento serio de frenar las aspiraciones de la joven República.

Pero la ingenua y alocada conspiración conocida como «la Sanjurjada» fue bien resuelta por Azaña, y sólo consiguió reforzar la posición del Gobierno, avivando el adormecido entusiasmo republicano.

El general José Sanjurjo Sacanell y Joaquín Chapaprieta Torregrosa.

Posteriormente se crearon nuevas formaciones: El Partido Republicano Conservador, representado por el incombustible político José Martínez Arenas; Renovación Española, representada en Orihuela por Indalecio Casinello; Partido Agrario Español, representado por Manuel Bonafós.

A regañadientes, se forjaron débiles alianzas de mínimos entre los partidos monárquicos, a los que se acabaron uniendo los radicales de Ricardo García y el republicano independiente Joaquín Chapaprieta, veterano político torrevejense que tuvo su momento de gloria intentando la unión circunstancial de las derechas comarcales.

Estas negociaciones escandalizaron a la derecha católica oriolana que, habiendo vencido claramente en su circunscripción, se resistía a pactar con republicanos masones.

La victoria del bloque antimarxista acalló temporalmente las críticas. Haciendo de tripas corazón para retirar a los candidatos más extremistas e incluyendo a los republicanos, habían logrado derrotar a la izquierda en las urnas.

Pero las maniobras efectuadas por el Partido Radical no fueron asumidas por todos sus militantes,  y su organización quedó muy fracturada. A la difícil cohabitación de radicales y cedistas se fue sumando la actitud combativa de socialistas y republicanos de izquierda. 

Francisco Ros Alifa. Archivo Salvador Ros.

Más allá de la doctrina de cada partido, en el fondo de la rivalidad subyacía un afán de simpatías y odios personales. Resulta curioso revisar las Actas Municipales y estudiar la actitud de algunos dirigentes oriolanos, aliados o competidores, que se zancadilleaban sin pudor, en especial las disputas con Ricardo García en su afán por conseguir la vara de alcalde en el primer bienio y la pugna con Francisco Ros Alifa en el segundo, personalizada en Mazón Torrecillas, radical-socialista expulsado de su partido, con el que tuvo enfrentamientos verbales y físicos.

A partir de 1935 comenzó una nueva tendencia en las filas derechistas de la comarca. Hasta entonces, la Comunión Tradicionalista había monopolizado el espacio ultraderechista y antirrepublicano aglutinando en sus filas a tradicionalistas, integristas, upetistas y alfonsinos conversos.

El requeté era sin duda la milicia más atractiva por cantidad y preparación. Pero apareció Falange Española, partido liderado por el hijo del Dictador al que se fusionaron las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas, y comenzó a recibir un goteo de afiliados que buscaban un partido moderno, con una doctrina cercana a los triunfantes dictadores europeos y muy alejada del añejo carlismo.

José Antonio Primo de Rivera. Inicios de Falange Española.

El 22 de julio, protegido por la Guardia Civil y por las Fuerzas de Asalto, José Antonio Primo de Rivera celebró un mitin en el cine Imperial de Callosa de Segura.

Su semilla cayó en tierra fértil y numerosos jóvenes de las zonas rurales de la Vega Baja decidieron enfundarse la camisa azul bajo el liderazgo local asumido por Antonio Piniés, barón de La Linde.

Casa de Antonio Piniés Roca de Togores. Colección Javier Sánchez Portas.

En el caso de las izquierdas, aunque todos los grupos que apoyaban la República compartían valores irrenunciables como democracia parlamentaria, laicismo y reforma de la educación como herramienta de mejora social, las diversas sensibilidades hicieron imposible articular un programa consensuado.

Así pues, alcanzado su objetivo primordial, derribar a Alfonso XIII, el Frente Antimonárquico se fue diluyendo, reforzando el compromiso entre socialistas, radicales socialistas y Acción Republicana, mientras desplazaban a los radicales de Ricardo García, que llegó a calificar al Ayuntamiento oriolano de «faccioso».

Este añejo republicano abandonó el Consistorio dedicándose a reorganizar su partido, a través del cual editaría el semanario «El Radical», en el que a imagen y semejanza de su idolatrado líder nacional fustigó por igual a monárquicos, revolucionarios y nacionalistas periféricos de izquierda, a los que tildaba de separatistas.

Alejandro Lerroux, que al proclamarse la República formó parte del Gobierno provisional, pasó a la oposición antes de finalizar el año 1931. La estrategia centrista de los radicales, con bandazos a izquierda y derecha a la caza del voto moderado, le procuró un gran resultado en los comicios generales de 1933, pero a costa de forzados guiños a la derecha de Gil Robles.

Estos pactos devolvieron a don Ricardo a la Alcaldía de Orihuela y llevaron a don Alejandro a la Presidencia del Gobierno. Y es que, a pesar de referirnos a la política en el ámbito local, las alianzas, escisiones y rupturas en los partidos oriolanos, son extrapolables en la mayoría de los casos al resto de España, ya que las organizaciones y partidos locales seguían directrices de carácter nacional.

La izquierda republicana estuvo muy fraccionada en el primer bienio. El grupo que más destacó fue el Partido Radical Socialista, liderado en Orihuela por José Escudero Bernicola. Fruto de una escisión de los radicales, postulaba la unión entre socialismo y república con un programa liberal muy avanzado, válido para intelectuales y obreros.

José Escudero Bernicola. Abogado y político.

Además de Escudero, nombrado gobernador en 1931, componían el Comité Local: José Ortiz Juan, Pedro Muñoz Méndez, Eladio Turón Sánchez, Francisco Oltra Pérez, Luis Carrió Pastor y David Galindo Martínez.

Los militantes de Acción Republicana, el partido de Manuel Azaña, procedían principalmente de las clases medias, experimentando un crecimiento lento y constante en todo el territorio nacional.

En 1934, con la fundación de Izquierda Republicana, esta formación acabó por reunir a todo el sector progresista del republicanismo. En Orihuela, estaba representado por el abogado José María Lucas Parra, que gracias a los acuerdos con los socialistas, arrebató la Alcaldía a Ricardo García en el verano de 1931.

Los republicanos de izquierda comenzaban a reagruparse tras un complicado proceso de escisiones.

También en 1934, David Galindo Martínez pasó a liderar otra nueva formación llamada Unión Republicana, en la que confluyeron los más progresistas de Partido Republicano Radical y los más conservadores del Partido Republicano Radical Socialista.

Galindo alcanzó la Alcaldía en junio de 1931, siempre con el apoyo del grupo socialista que también seguía la estrategia del partido a nivel nacional, cediendo la representación del poder a los partidos republicanos.

Augusto Pescador y otros miembros del Partido Socialista en 1935. AMO. Sección «Archivo Gráfico». Colección Joaquín Ezcurra Alonso.

Los socialistas eran la formación más sólida al caer la Dictadura. Bajo este régimen, el PSOE y la UGT fueron tolerados y fortalecidos, consolidando su estructura al margen de las demás fuerzas políticas que llegaron a acusarles de colaboracionismo con Primo de Rivera.

Mientras que para el resto de los grupos opositores, la caída del directorio militar fue el pistoletazo de salida para reagruparse y definirse, el Partido Socialista estaba muy consolidado en todo el territorio nacional, de ahí su resistencia inicial a aliarse con los republicanos burgueses.

La «Casa del Pueblo» oriolana, instalada durante la Dictadura, se convirtió en el centro neurálgico de política local desplazando a la añeja Casa de la Democracia, presidida por el republicano radical Ricardo García en 1924.

La «Casa del Pueblo». Colección Javier Sánchez Portas.

El grupo socialista oriolano, junto al sindicato Unión General de Trabajadores, contaba en sus filas con Daniel Cases García (Presidente), Rafael Gas, Vicente Ibáñez, Antonio Cubí Tomé, Isidoro Sánchez Mora, Antonio Esquiva, Pedro Martínez Vegara, Manuel Bas y José Alonso Egio.

El resto de las formaciones de izquierda no estuvieron representadas en Orihuela durante la Segunda República. Grupos como el Partido Comunista o la CNT, no aparecieron hasta 1936.

Evolución política

17 de Julio de 1932. La corporación republicana en la puerta del ayuntamiento presidida por Alberto Escudero Bernícola.

La Vega Baja fue, durante la Segunda República, un hervidero político condicionado por la permanente confrontación entre ricos propietarios y una masa obrera que dependía del «jornal de la huerta».

Las promesas de la República provocaron una gran politización de estas clases trabajadoras rurales, multiplicando su afiliación a los partidos y sindicatos obreros, especialmente a la hegemónica UGT y a sus Casas del Pueblo.

Frente al sistema agrario establecido, con una estructura de propiedad que condenaba a la miseria al numeroso colectivo de jornaleros agrícolas, apareció la promesa del sindicalismo reivindicativo y de una auténtica Ley de Reforma Agraria, a cuyas directrices se resistía la patronal.

La burocracia empantanó cualquier proyecto y los rumores o falsos mitos se extendieron rápidamente entre los pequeños propietarios y muchos arrendatarios, quienes a veces no estaban muy alejados de las circunstancias de los jornaleros, pero temblaban al oír hablar de expropiación de tierras.

La izquierda obrerista, como en otras zonas del regadío valenciano, tropezó aquí con la oposición de un complejo bloque social.

En el primer bienio, con un Ayuntamiento de izquierdas, se plantearon grandes proyectos sin llegar nunca a consumarse, proyectos de transformación económica y social que habían causado muchas ilusiones entre los obreros del campo. Suspendido el Ayuntamiento progresista, le llegó el turno a Ricardo García; y su gestora radical-cedista poco pudo deshacer.

Huerta de Orihuela. Ministerio de Cultura.

En la huerta, el salto hacia atrás no fue sencillo. Los jornaleros se aferraron al sistema de turno riguroso de empleo, controlado desde las Casas del Pueblo, mientras los propietarios volvían a contratar a los que siempre habían trabajado en sus fincas, rechazando a todo el que se hubiese relacionado con sindicatos obreros.

Este forcejeo derivó en situaciones de fuerza y grupos de falangistas comenzaron a reunirse clandestinamente para perpetrar acciones violentas, a veces de carácter defensivo, otras de pura provocación y amedrentamiento.

La ideología combativa y revolucionaria que había separado a los partidos obreros de los burgueses acabó superándose cuando, bajo la amenaza que procedía de la Alemania de Hitler, su colaboración se hizo necesaria en las elecciones generales de 1936.

El éxito en la provincia fue tal, que no hizo falta ni segunda vuelta, la victoria del Frente Popular fue aplastante y la candidatura fue elegida en su totalidad.

Archivo Municipal de Orihuela.

La lista total quedó compuesta por cuatro diputados socialistas, tres de Izquierda Republicana, uno de Unión Republicana, dos de la CEDA (entre ellos Eusebio Escolano) y un centrista independiente. Inmediatamente, el gobernador civil repuso al Ayuntamiento suspendido.

Para republicanos y socialistas, los comicios de febrero de 1936 supusieron una especie de reválida que les permitió retomar con orgullo la labor emprendida en el primer Bienio, achacando su destitución a «manejos caciquiles».

En las manifestaciones de los portavoces municipales quedó reflejada la disposición de los tres grupos mayoritarios ante la nueva etapa que comenzaba.

David Galindo recomendó a sus compañeros alegría, cordura y sensatez en sus conductas. José María Lucas recomendó a los suyos cordura y serenidad; pero Antonio Cubí dijo sentirse con más autoridad que nunca y en nombre de su minoría, condicionó la colaboración leal con los republicanos al cumplimiento del pacto acordado.

Colección Javier Sánchez Portas.

Mientras Izquierda Republicana y Unión Republicana pedían mesura y contención, los socialistas se mostraron dispuestos a cumplir escrupulosamente los postulados del Frente Popular.

En sesión extraordinaria celebrada el día 21 de marzo de 1936, el sastre Francisco Oltra Pérez, miembro de Izquierda Republicana, se hizo con la Alcaldía según lo pactado, por 22 votos a favor y dos papeletas en blanco.

Oltra tomó posesión inmediatamente y se procedió a escoger las dos Tenencias de Alcaldía que estaban vacantes, recayendo por unanimidad en el ex alcalde David Galindo, de Unión Republicana y en el socialista Amado Granell.

Amado Granell Mesado en 1936.

Al igual que en el Gobierno de la Nación, la representación del poder quedaba en manos de los republicanos y los socialistas se mantenían en segundo plano, recordando al flamante alcalde que debía su cargo a la minoría socialista que había secundado la iniciativa del Frente Popular con la disciplina que les caracterizaba, pero a cambio le exigían «dar vigor a la República».

La victoria del Frente Popular y el aumento del desempleo rural motivado por la crisis agrícola hizo aflorar toda la conflictividad latente, reactivando espectacularmente la afiliación obrera en la huerta en una nueva etapa de gran dinamismo político.

Orihuela en 1935. Archivo Cánovas Seiquer.

Cualquier decisión que adoptase el Gobierno en materia de reforma agraria era recibida como una amenaza por los propietarios y tachada de insuficiente por las organizaciones obreras.

Sin otro medio de información que la recibida a través de su agrupación política, sus dirigentes difundían y magnificaban a la medida de sus intereses las medidas gubernamentales y sobre todo, los sucesos de orden público, exacerbando a una población inculta y fácilmente manipulable.

Archivo Municipal de Orihuela.

En esta tesitura, el discurso violento y la confrontación física en defensa de las ideas fueron utilizados de manera general.

Los derechistas tenían que parar a toda costa lo que veían como una revolución y, poco a poco, el miedo se fue apoderando de la huerta tejiendo un bucle sangriento de represalias y contrarrepresalias. 

Los partidos moderados en ambos bandos habían fracasado. Todo quedó en manos de tradicionalistas, falangistas y el ala más radical del socialismo, liderada por Largo Caballero, a la que se unieron comunistas y anarquistas, grupos dotados de milicias armadas y entrenadas para la confrontación física.

La conspiración militar estaba en marcha y la Guerra Civil se esbozaba como una posibilidad creciente…..

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Publicado en el catálogo de la exposición «La Orihuela de Miguel Hernández. 1910-1942» .

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La Posición del Cabildo Catedral de Orihuela en la Guerra de Sucesión.

La posición del Cabildo Catedral de Orihuela en la Guerra de Sucesión.

Resumen:

El Cabildo Catedral de Orihuela pasó una difícil situación durante la Guerra de Sucesión. Especialmente cuando la ciudad abrazó la causa austracista, dada su lealtad a Felipe V y sus buenas relaciones con el obispo de Cartagena Luis Belluga.

P. Pedemonte. Retrato del Obispo Belluga. 1762. Palacio Episcopal, Obispado de Cartagena.

En este artículo analizamos los pormenores de la posición del cabildo durante el conflicto y la represión de algunos capitulares afines al austracismo.

Seguir leyendo La Posición del Cabildo Catedral de Orihuela en la Guerra de Sucesión.

La Calle de Colón.

Ajomalba. 2017.

La calle de Colón.

La calle de Colón desde el Puente de Poniente. Colección Javier Sánchez Portas.

En cada aniversario de la llegada de Colón a América, una de nuestras calles cumple años: la que lleva su nombre, la calle de Colón.

Inaugurada el 16 de octubre de 1892, cuando todavía no existía, las circunstancias de este bautizo nonato demuestran que la imprevisión y falta de recursos de nuestro Ayuntamiento es un mal que arrastramos desde tiempos inmemoriales.

Hasta entonces, la bajada del Puente de Poniente era lo que hoy llamaríamos un punto negro en la circulación. En una zona tan transitada, la pronunciada pendiente combinada con el violento giro hacia la calle del Ángel provocaba frecuentes accidentes entre carruajes y algún que otro atropello a los peatones.

Anotaciones sobre Plano Villanueva.

Tratando de solucionar de una vez el problema y mejorar el ornato público en una zona tan sensible, el Ayuntamiento adquirió dos casas en la calle Mayor y otra en la de la Feria para ser derribadas abriendo un acceso directo a la de la Feria, la vía que formaba parte de la carretera Alicante-Murcia.

La cercanía del cuarto centenario del descubrimiento de América puso en bandeja a las autoridades municipales oriolanas una ocasión para dar brillo especial a esta apertura. La llamarían Calle de Colón y así lo anunciaron públicamente.

El independiente. 10 de octubre 1892: AYUNTAMIENTO. Sesión del 9 de octubre de 1892. Autorizar al Sr. Presidente para que solemnice en la forma que tenga por conveniente la fecha del IV centenario del descubrimiento de América, y que la calle que ha de abrirse desde la calle Mayor a la plaza de Caturla, se denomine de Colón en memoria de aquel grande acontecimiento.

El sábado quedó definitivamente convenido el precio que se le ha de dar al señor Candela por la casa en la que se ha de producir la reforma que tanta falta hace para el ensanche de la calle, y para que los carruajes puedan transitar con más facilidad. Según nuestras noticias muy pronto empezará el derribo.

A pesar de las penurias económicas de aquellos años, por todo el país se celebraron eventos relacionados con la gesta de Colón: publicaciones, congresos, conferencias, exposiciones, etc.

Carteles IV Centenario del descubrimiento de América.

Para conocer de primera mano lo que pasó durante aquellos días en Orihuela, usaremos principalmente «El Independiente», diario local muy critico con el Ayuntamiento que circulaban por aquellas fechas. Y también alguna noticia del semanario «El Pueblo», mucho más favorable al Consistorio.

El martes, víspera de la Virgen del Pilar, «El Independiente» dedicó un amplio artículo a Colón y su histórica gesta; mencionando que Murcia también había dedicado al insigne marino la antigua calle de la Alameda.

El independiente. 11 de octubre de 1892.

Orihuela no podía ser menos. Para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento, ensalzado por el Papa León XIII en una encíclica, el obispo invitó al Ayuntamiento a una gran ceremonia que celebrarían el domingo 16 de octubre en la Catedral.

El Consistorio se unió a la celebración aportando la banda municipal e invitando al vecindario para que mostrase colgaduras e iluminaciones en sus balcones.

La calle de Colón desde la calle del Ángel. Colección Javier Sánchez Portas.

A dos días del evento, la calle de Colón seguía siendo un proyecto en fase de derribo. De las casas adquiridas para formarla, una se mantenía todavía en pie por impago al propietario.

Tras muchas prórrogas y con ayuda económica de los vecinos que mejoraban sus propiedades, el viernes 14 anunciaron un acuerdo con el señor Candela para demoler su vivienda.

Un redactor de «El Independiente» apodado «Armengolito» comenzó a sembrar dudas y denunció que, en la urgencia, habían destinado a la calle de Colón unos adoquines adquiridos para la del Ángel.

El independiente. 15 de octubre 1892: Cartas municipales. Mi querido: D. Atanasio: Me han asegurado que tiene V. en proyecto grandes mejoras, entre las que entra la apertura de la futura calle de Colón, por más que todos aguardábamos el miércoles pasado con verdadera ansiedad, esperando ver confirmado el rumor de que la demoledora piqueta comenzaría ese día a derribar los edificios llamados a desaparecer para la apertura de la referida vía, y estamos ya en sábado y no solo continúan en pie sino que comienza a susurrarse que no hay nada de lo dicho por más que yo no lo creo…

También me han contado algo relacionado con unos adoquines que ahora después de traídos a nuestra ciudad, resulta que se quedan, no en el aire por que se caerían, pero sí sin ser colocados en la calle del Ángel para cuyo adoquinado parece se ordenaron traer. Pero yo no he creído esto, o todo lo más, caso de ser cierto, supongo que esa mejora la reserva V. para una vez conseguido tenga Colón una calle en nuestra ciudad. ¿Verdad que he acertado y que lo demás son solo habladurías? Su affmo. «Armengolito».

No había tiempo material ni para adecentar el terreno; pero, a pesar de todo, el sábado se publicó el programa de fiestas del centenario y éste incluía la inauguración de la calle de Colón por parte del obispo. Le acompañaría el Ayuntamiento entero, el Cabildo de la Catedral, autoridades civiles y militares, diputados provinciales, representantes de la prensa y demás invitados a la ceremonia.

El independiente. 15 de octubre 1892: FIESTAS DEL CENTENARIO EN ORIHUELA. La comisión encargada de las fiestas del Centenario en nuestra ciudad, nos ha facilitado el siguiente programa de las mismas que tendrán lugar en el día de mañana.

1º Al amanecer, diana por la banda de música municipal. 2º A las 10, se trasladará el Ayuntamiento, precedido de la banda municipal, desde las Casas Consistoriales, a la Santa Iglesia Catedral para asistir a los solemnes cultos con que el Cabildo Catedral conmemora aquella gloriosa fecha, pronunciando la oración sagrada el M. I. Sr. Canónigo Magistral D. Francisco Cotau; terminando tan solemne acto religioso con un «Te Deum» a grande orquesta.

3º A las 11 y media, el Ayuntamiento acompañado del Ilmo. Sr. Obispo de la diócesis, Cabildo Catedral, autoridades civiles y militares, diputados provinciales, representantes de la prensa y demás invitados, se trasladará desde la Santa Iglesia Catedral, a la calle del Ángel, con objeto de descubrir la lápida de la calle que ha de llevar el nombre del insigne marino genovés, operación que ejecutará nuestro ilustrísimo Prelado, amenizando el acto la banda municipal.

4º A las 12, comidas a los enfermos del Hospital, a los que se servirá el siguiente menú: Sopa cubierta, Cocido, Pavo en pepitoria, Arroz con leche. 5º A las 12 y media, comida a los asilados de la Casa de Beneficencia, a los que se servirá el siguiente menú: Sopa, Cocido, Guisado de pava, Frutas y dulces. A todos estos actos concurrirá nuestro Ilmo. Prelado, disolviéndose la comitiva terminados que sean estos, en la puerta del Palacio Episcopal.

«El Independiente» advirtió de lo ridículo que podría resultar descubrir con tanta pompa la lápida de Colón en un solar indecente, entre escombros y restos de las casas derribadas. Pero el Ayuntamiento siguió adelante.

El independiente. 15 de octubre 1892: Pero como habrán notado nuestros lectores, lo que verdaderamente es monumental, excepcional y archi notable es aquello de descubrir la lápida de la calle de Colón. Rompe cabezas, ¿Dónde está la calle?

Porque no creemos quiera hacérsenos pasar por tal el solar feo e indecente que existe en el sitio que ocuparon las casas de Candela y Portillo. Vamos hombre, que la cosa resulta de lo más chusco que darse puede. Y para tal acto se ha invitado a nuestro Ilmo. Prelado, al Cabildo Catedral, a las autoridades civiles y militares, a los diputados provinciales por esta circunscripción, y por poco por poco no invitan hasta a nuestro diputado a Cortes, al gobernador de la provincia y al presidente del Consejo de ministros.

Después de todo, empeñados en hacer una plancha, han hecho bien, cuanto más grande mejor. Aunque francamente bien mirada la cosa, no merece calificarse de plancha. Sino de una humorada en la que los invitantes parece como si quisiesen tomar el pelo o quedarse con los invitados. Porque resulta aquello de bautizar la criatura antes que nazca.

¿No podría haberse suprimido este número del programa, aunque solo sea porque si entre nosotros hay aquel día algún forastero no lleve que contar tales cosas de Orihuela? Válganos Dios Señor, y qué ocurrencias más desdichadas tienen algunos hombres. Pero es lo que se habrán dicho. Para algo somos notables. Poner nombre a una calle que exista lo hace cualquiera. Y nosotros no podemos hacer vulgaridades.

La Calle de Colón. Colección Javier Sánchez Portas

El domingo 16 numeroso gentío ocupaba la calle del Ángel y la bajada del puente para presenciar el acto de inauguración de una calle que nadie veía. En el centro del solar lleno de ruinas habían colocado unos palos vestidos con telas sosteniendo un cuadro cubierto por unas cortinas.

Acabada la ceremonia religiosa en la Catedral, autoridades e invitados precedidos por la banda municipal se trasladaron al solar para descubrir una lápida que llevaría para siempre el nombre del «insigne marino Genovés». Para no hacer mucho el ridículo la ceremonia fue muy breve; sin aplausos ni palabras oficiales; «un triste homenaje a Colón».

El independiente. 17 de octubre 1892: Las fiestas del Centenario en nuestra ciudad fueron tal y como las supusimos después de enterados del programa. Lo único bueno que hubo fue la fiesta religiosa preparada por nuestro muy ilustre Cabildo Catedral.

Numeroso gentío ocupaba desde las 11 de la mañana parte de la calle del Ángel, y hasta la mitad del puente de la calle Mayor con objeto de presenciar el acto de la inauguración de lo que con el tiempo y si Dios quiere será calle de Colón.

Dos palos vestidos de tela azul y blanca y ostentando gallardetes y escudos se destacaban en el centro del solar de la casa de Candela, sosteniendo un cuadro de cerca de un metro de ancho con esta inscripción: «Calle de Colón», cubierto por unas cortinas.

Al llegar la comitiva frente a este «tambalache», la banda municipal batió la marcha real y el Sr. Cubero puso en manos de nuestro Ilmo. Prelado el cordón que descubría el cuadro que arriba describimos, continuando la comitiva, una vez descubierto el antedicho cuadro, su marcha en dirección al Hospital.

El público sin duda aguardaba algo más de tan solemne inauguración, puesto que quedó frío… tan frío casi como nuestro alcalde que se circunscribió a tocar el cordón descubridor. Ni un aplauso, ni una muestra de asentimiento, ni una palabra oficial. ¡Pobre Colón!

Decididamente, hubiese resultado más la cosa si se hubiese suprimido del programa, siguiendo nuestro consejo, esta inauguración que ha resultado no solo extemporánea e intempestiva, sino ridícula.

El lunes «El Independiente» se mofó a placer de la esperpéntica ceremonia, afirmando que la calle de Colón había existido ocho o diez horas en un letrero; y se preguntaban cuánto tardaría en nacer la criatura bautizada.

El independiente. 17 de octubre 1892: La nota dominante del día fue ayer las fiestas del Centenario. Por más que ya de ellas nos ocupamos, aunque a la ligera en otro lugar, la inauguración de la nonnata calle de Colón merece párrafo aparte. Porque bien es verdad que desde el primer momento predijimos que la cosa resultaría un desastre, pero la realidad superó nuestras predicciones.

Entre dos grandes montones procedentes del derribo de las casas de Candela y Portillo, estaba colocado el cuadro con el título de la calle que, aunque todavía no ha nacido, existe en la mente de nuestro accidental alcalde el cual la dará a luz lo antes posible sin duda alguna, porque después de bautizada, no debe ya caberle en la cabeza.

Numeroso público acudió a presenciar el acto, y antes de que se descorriesen las cortinas nos preguntaba un forastero: Escuche V. señor mío ¿Qué hay detrás de esa cortina? ¿Acaso algún anuncio para la venta de todos esos materiales al rededor amontonados? Pero una vez descorrido el velo, se dio mi buen hombre a buscar la calle que le anunciaban y que no veía por ninguna parte; y fue a dar con un cuartito bastante escusado que en pie ha quedado de los derribos hechos…

¡Valiente calle han dedicado a Colón! —Es que la calle han de abrirla todavía, le dijimos nosotros. — Pues bien podían haber, para después de abierta, guardado la dedicatoria, porque por ahora esto no es calle es una porquería. La calle de Colón ha existido ocho o diez horas en letrero. Veremos ahora cuánto tarda en existir de hecho, en nacer o sea la con tanta anticipación bautizada criatura.

Durante toda la semana el asunto continuó apareciendo en la prensa para escarnio del Ayuntamiento.

El independiente. 19 de octubre 1892: Hace cuatro días que se inauguró oficialmente la futura imperfecta calle de Colón y todavía no han comenzado los derribos para abrirla ni se sabe cuándo comenzarán. ¿Verdad que tendría muchísima gracia que después de inaugurada la calle y haber hecho la ceremonia de descubrir el cuadro resultase que se quedaba la calle en proyecto? Pues de menos nos hizo Dios.

El independiente. 20 de octubre 1892: Hace unos días que tenemos en Orihuela oficialmente inaugurada una nueva calle. Calle que, aunque se vuelva uno mico, es imposible que pueda dar con ella, sino se la busca en la cabeza de nuestro alcalde accidental…

Todo el mundo esperaba, y así se nos aseguró a nosotros que, al día siguiente de la inauguración, comenzaría la apertura, pero pasan días y más días; las cosas continúan «in statu quo», el ridículo crece y la calle de Colón inaugurada con tanta precipitación y cuya apertura nadie ve tal vez posible en mucho tiempo, se convierte en la fábula del día y es el tema cómico de todas las conversaciones…

La derribada casa de Candela costó al municipio cinco mil pesetas; y la que queda en pie está ajustada, si nuestros informes son verídicos, por cuatro mil… Con estas nueve mil pesetas, tendremos aquel trozo de calle del Ángel, metido a la línea de la calle Mayor y nada más; falta todavía dinero para expropiar una casa de la calle de la Feria, pagar el solar de la de Portillo, y dos o tres trozos de otras casas que es necesario derribar para que la proyectada calle quede formada…

Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

Por fin, a mediados de noviembre, procedieron a trazar la línea a la que había de sujetarse la nueva calle, que fue alineada en anchura y dirección con la de San Agustín. Y buscando el equilibrio, trataron de formar una plaza análoga a la de Cubero en la margen izquierda del Segura.

El independiente. 17/18 de noviembre 1892: Ayer, con asistencia del Sr. Alcalde accidental, bastante número de concejales y grande de curiosos, se procedió a trazar la línea a que ha de sujetarse la nueva calle de Colón. La calle resultará de 7’80 metros de ancha y en su alineación se ha tenido en cuenta la de la calle de San Agustín.

En la tarde del miércoles se reunieron frente al solar de lo que fueron casas de Candela y Portillo, con objeto de trazar la línea definitiva a que ha de sujetarse la futura calle de Colon… Se hizo un trazado lógico, tomándose como punto de partida la anchura y dirección de la calle de San Agustín.

De esta manera, más tarde o más temprano, cuando haya ocasión para ello, con solo meter hasta metro y medio la casa del Sr. Cartagena, será la nueva vía continuación de la calle de San Agustín, formándose a la margen izquierda del Segura, junto al puente viejo, una plaza análoga a la plaza de Cubero.

Las protestas de «El Independiente» continuaron a cuenta del estorbo que producía el derribo en la calle de la Feria y de la arbitraria venta de los materiales sin mediar subasta.

El independiente. 23 de noviembre 1892: La plaza de Caturla está convertida en almacén del maderamen y herraje procedente del derribo de la casa que por cuenta del ayuntamiento se derriba en la calle de la Feria para la apertura de calle de Colón. Quien ha de dar luz, da humo. ¿Tiene acaso el ayuntamiento más derecho que un particular a interceptar la vía pública con estos chismes?

Con motivo de la venta de los materiales procedentes de los derribos de la casa de Candela propiedad del Ayuntamiento, parece que tuvo el alcalde un altercado ayer con un vecino que deseaba adquirir parte de aquellos al celebrarse la oportuna subasta, y se encontró con que los materiales se los llevaban (sin haber mediado subasta y sin otra razón que estimarlo oportuno el alcalde) el regidor Síndico y otros particulares, sin que él, que tenía derecho a ellos con su dinero como otro cualquiera, pudiese aprovechar la ocasión que la venta de los materiales referidos podía ofrecerle de comprarlos baratos para una obra que proyecta…

El semanario «El Pueblo», más benevolente con el alcalde, hacía hincapié en el ornato de las fachadas que deberían observar los vecinos de la nueva calle.

El pueblo. 28 de noviembre 1892: Felicitamos sinceramente a D. Atanasio G. Cubero por haber adquirido una casa de la calle de la Feria cuyo derribo parcial es necesario para la apertura de la calle de Colón.

El anterior dueño de la finca de referencia tenía ofrecido el trozo de ella que fuese necesario para la citada vía y a última hora presentaba dificultades para cumplir sus espontáneos ofrecimientos. El Sr. Cubero, dueño actual de la mencionada casa, cede al municipio lo que necesita para trazar la futura calle…

A propósito: ¿No se va a obligar a los propietarios de las casas de la calle de Colón que construyan fachadas, al menos cuando lleven a cabo en aquellas algunas reparaciones? Lo preguntamos porque como hemos visto que se están poniendo balcones y rejas en espaldas (hoy pechos enlucidos) de casas que se están burlando del ornato…

Años después construyeron los dos preciosos edificios que la flanqueaban; de los que sólo uno se conserva: el de Juan Villaescusa, edificado en 1914.

Edificio Villaescusa en los años 30 del siglo XX. Archivo Ajomalba.

En la actualidad Colón no tiene rótulo; he ahí la paradoja; nació como un rótulo sin calle y ahora es una calle sin rótulo. Sirva esta historia, extraída, adaptada y ampliada de uno de mis artículos publicado en 2006, para reivindicar una placa decente para la Calle de Colón; aunque no la descubra el obispo.

Como anexo final, me ha parecido curioso una especie de programa de fiestas que, en tono de humor, imaginó un redactor de «El Pueblo» quince días antes de la celebración.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba 2017).

«El Pueblo». 1 de octubre de 1892.

El pueblo. 1 de octubre 1892: FESTEJOS. Celebrados el día 16 de los corrientes por el Excmo. Ayuntamiento con motivo del IV Centenario del descubrimiento de América. A la una de la mañana. Todos los serenos cantan la hora y en las arcas municipales entran y salen las ratas como Pedro por su casa.

A las dos. El simpático «Colasillo» da la séptima vuelta por los puentes. Repetición del coro de serenos. A las tres. D. Atanasio le da un repaso a la perorata que ha de pronunciar más tarde al bautizar a un solar con el nombre de calle de Colón. A las cuatro. El alcalde da una cabezada y el sereno del barrio entona un himno al genovés que empieza: «¡Ave María Purísima!» y termina: «¡Sereno!». El concejal de semana va a la plaza, a ver si se pesca alguna falta, teniendo en cuenta la grandeza del hecho que se conmemora y contra su costumbre.

A las cinco. Repique de campanas, misas en varias iglesias, escasa gente por las calles y solemne salida del sol. A las seis. Mozas de servicio dirigiéndose a lo que llamamos plaza de Abastos. Echan su parrafito sobre el zarandeado D. Cristóbal. A éste, unas lo hacen fraile, otras «monjo» y las más le llaman inventor del cacao y del café. A las siete. Dan los relojes esta hora y el número de domésticas «transeúntas» va en aumento. El sol también alumbra a esta hora, con más fuerza que en las anteriores.

A las ocho. Empieza a verse por los balcones alguna colgadura. A las nueve. Las colgaduras aumentan un poco y Colón corre de boca en boca dando ocasión a que se digan muchas tonterías por algunos sabios. Un concejal dice muy formal que en 1492 era capitán general de la isla de Cuba Martínez Campos y que vino a Orihuela a proponer un ayuntamiento de notables. Varios concejales se prueban el frac y por estarles estrecho no van a ninguna parte.

A las diez. El alcalde, cuatro concejales y el secretario municipal se dirigen a la Catedral con acompañamiento de guindillas, maceros, músicos y curiosos. Gran función religiosa que resulta la única solemnidad que ha tenido lugar en honor de Colón. A las once «Te Deum» en él citado templo del cual sale una procesión cívica que se dirige a los establecimientos benéficos para asistir a las comidas que se dan a los recogidos en ellos.

Al pasar por una obra, el alcalde pone en manos del Ilmo. Sr. Obispo un cordón después de dedicar sentidas (y no sentidas) palabras al pueblo allí presente para mayor gloria del héroe que se festeja. Nuestro queridísimo prelado, descubre un cuadro que dice: «Calle de Colón». Por el pequeño tamaño del marco no se ha podido colocar en él esta otra inscripción: «Aquí se va a construir una calle que cuando se termine será bautizada con el glorioso nombre de Colón».

A las doce, repique en todas las iglesias como de ordinario. Comida a los enfermos del Hospital. El sol está alto para mejor alumbrar, según ha dispuesto el Excmo. Ayuntamiento. Comida a los asilados en la Casa de Beneficencia. A la comisión del ramo se le abre la boca de apetito. Comprendida la indirecta por los concurrentes al acto, se va cada uno a su casa. A la una de la tarde. Gran comida general. La Corporación municipal dispone, por falta de un local capaz, que cada vecino coma en su propia casa. Hay excepciones.

A las dos. Hace un poco de calor atmosférico para que no falte calor del otro a estos festejos. A las tres. Colón suda el quilo al ver nuestro entusiasmo. A las cuatro. Paseo. El que quiere compra una «perrica» de torraos. A las cinco. Continúa el paseo. Llega el tren. procedente de Murcia. En la estación ferroviaria, los andenes que a ella conducen y la Glorieta, poca animación. A las seis. Sigue el paseo. Llega el tren de Alicante. Anochece. Se enciende el petróleo público.

A las siete. Partida de billar en el Casino jugada por dos individuos que no saben ya qué hacer para honrar a Colón. En algunos balcones, pocos, aparecen faroles del tiempo de Colón. A las ocho, cena siguiendo los mismos trámites que en la comida. Debut de una pésima compañía infantil en nuestro teatro. A las nueve. Los que están en el teatro pierden la poca afición que tienen por esta clase de diversiones.

A la diez. Aburrimiento general y salida de los serenos. Algunos beodos aparecen por las calles. A las once. Los del teatro se «divierten». Se acuerda por unanimidad que cada cual se marche a su cama. A las doce. Terminación de estas fiestas.

San Gregorio y los descalzos alcantarinos.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

San Gregorio y los descalzos alcantarinos.

La calle de San Gregorio toma su nombre de un desaparecido convento franciscano en el que los descalzos alcantarinos pervivieron poco más de dos siglos.

En concreto desde 1600, año de la fundación, hasta 1835, momento en el que abandonaron convento e iglesia en aplicación del proceso desamortizador emprendido por el Gobierno de la Nación.

Para la nostalgia quedó la capilla de la Venerable Orden Tercera, que ya solo podemos contemplar a través de añejas fotografías desde que fue demolida para erigir en su solar la moderna iglesia de San Vicente Ferrer.

Era el último recuerdo de aquel cenobio erigido bajo la advocación de San Gregorio Taumaturgo.

Los franciscanos descalzos o alcantarinos

La trayectoria de la orden franciscana está marcada por continuas renovaciones en el intento de aproximarse al ideal evangélico dictado por Francisco de Asís.

A través de los años fueron surgiendo hermanos dispuestos a intensificar sus ideales de austeridad, pobreza y soledad.

En el clima de reforma religiosa impulsada por la política de los Reyes Católicos y ejecutada por el también franciscano cardenal Cisneros, durante el siglo XVI despuntaron varios religiosos españoles; personajes como Ignacio de Loyola o Teresa de Jesús; y también un franciscano llamado Pedro de Alcántara.

Pedro de Alcántara.

Nacido en 1499, Juan de Garavito procedía de una de las familias más nobles y ricas de Alcántara (Cáceres).

En 1515, tras abandonar los estudios de leyes en Salamanca, tomó los hábitos, adoptando el nombre de Pedro.

En las filas de los conventuales reformados, fundó el convento de El Palancar, famoso por sus reducidas dimensiones.

Pronto comenzaron a sumársele nuevos hermanos, por lo que necesitó abrir casas para alojarlos.

Como hicieron sus predecesores, marchó a Roma donde su proyecto fue bien recibido, volviendo como Comisario General. Brillante orador, amigo de Santa Teresa de Jesús y consejero de reyes, su carismática personalidad arrastró a muchos franciscanos a vivir su proyecto.

La reforma de los descalzos, conocidos a partir de entonces como alcantarinos, se fue propagando por España, Portugal, Italia y los territorios de ultramar.

La fundación en Oriola 

Para abordar el estudio histórico de esta fundación disponemos de los documentos conservados en los archivos oriolanos y también de los trabajos de cronistas anteriores.

Dibujo de Joseph Montesinos en 1794. Archivo Caja Rural Central. Copia digital en el Archivo Histórico de Orihuela. (En adelante CRC/AHO)

En primer lugar repasaremos el «Cathalogo de los conventos del obispado de Orihuela», manuscrito confeccionado a mediados del siglo XVIII que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, reproducido por Juan Bautista Vilar:

San Gregorio: En el día 22 de Abril del año 1600 se tomó posesión de este Convento de Padres descalzos de la Provincia de S. Juan Bautista, con la advocación de S. Gregorio Taumaturgo, con todas las licencias necesarias.

Siendo Obispo de esta Ciudad el Iltmo Señor D. Joseph Estevan; Governador de ella D. Alvaro Vique; justicia criminal Nicolao Viudes, Jurados Enrrique Marquefa, Diego Fernández de Mesa y Bartholomé Viudes, cuia posessión tomó el Rd. Padre Fray Gaspar Valera Predicador con Comissión del Rdo. Padre Fray Antonio Sobrino que era Comisario Prov, de dta. Provincia, por ausencia del Rdo. Padre Provincial Fray Antonio Alvaro, que se hallava en Roma. (1)

Medio siglo después, Montesinos se refiere a la «fundación del exemplar comvento de San Gregorio Thaumaturgo, extramuros de esta Ciudad de Orihuela»:

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 117-118. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Gobernando estaba en paz la nave de San Pedro por los años de 1600 el Papa Clemente VIII […] gobernaba las Españas, el gran Rey Felipe III de Austria.

Por estos felices tiempos, se hallaba predicando el Reverendo Padre Fray Gaspar Valera, Religioso Franciscano Descalzo de la Provincia de San Juan Bautista, en esta Ciudad de Orihuela; hízolo con tan buen espíritu, exemplo y eficacia, y la movió a tan singular Devoción del Seráfico Instituto, que luego comenzó a tratar de que fundasen los suyos en ella y tomassen posessión del Convento.

Y habiendo venido la noticia del Sapientísimo y Reverendo Padre Antonio Sobrino, que por entonces se hallaba decorado con el Oficio de Comisario Provincial, diole parte de ello al Ilmo. Sr. D. Josef Estevan, IV Obispo de Orihuela el qual, aunque al principio lo dificultó por cuantos inconvenientes ocasionados de la maldita envidia, cuando las continuas insistencias con que la Ciudad, Justicia y Jurados lo pedían, dio licencia para que los referidos Padres tomassen posesión. (2)

Las notas recopiladas por Ernesto Gisbert a finales del XIX (3) aportan poco; más bien parecen tomadas de los anteriormente citados.

El primer cronista que aborda el tema con rigor documental es José Rufino Gea, publicando su trabajo en un semanario local a modo de fascículos entre los años 1917 y 1918. (4)

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

Con lo recopilado por todos ellos y utilizando las actas municipales del año 1600, que se conservan en el Archivo Municipal de Orihuela, analizaremos los acontecimientos que rodearon a dicha fundación cotejándolos con la situación histórica de la ciudad.

Quiero empezar diciendo que los descalzos llegaron a Oriola tarde y en mal momento; pero que lo hicieron bien recomendados.

En marzo del año 1600 quedó registrada la carta de Joan Alfonso Pimentel de Herrera, conde de Benavente y virrey de Valencia en el período 1598-1602, en la que aconsejó al Consell oriolano la conveniencia de fundar un convento de franciscanos descalzos en la ciudad.

Archivo Municipal de Orihuela. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 192.

Los Padres descalços de S. Francisco me han dicho como tratan de fundar un Conbento de su Orden en esa ciudad subjeto a la Provincia de Valencia, que aunque yo se que por ser esta obra tan buena y de que ha de rredundar tanto bien, estoy cierto acudiran a esto con mucho cuidado, pero por la debocion particular que tengo a esta Religion he querido rrecomendarlo a Vs.ms. a quienes Ntro. Señor guarde. En Valencia 17 marco 1600. (5)

En aquellas fechas Oriola andaba muy preocupada por las noticias recibidas desde Valencia y Cartagena, cartas que anunciaban que las ciudades de Xátiva y Alcoy estaban apestadas.

También se quejaban amargamente ante el secretario del rey de que, cumpliendo el mandato de Su Majestad, en 1592 habían reconstruido totalmente la «torre de la foradada» y la habían dotado de artillería, aljibe, guardias y atajadores pero los murcianos no habían hecho lo propio con la del cabo del Pinatar, y se estaban colando los moros apresando muchos cautivos entre pastores y labradores.

Por otro lado, atraídos por su riqueza y, al abrigo del reciente obispado, la ciudad se había saturado de órdenes religiosas.

Oriola albergaba ya a los añejos mercedarios, a los franciscanos observantes con sus hermanas clarisas, a los agustinos y agustinas, a los carmelitas, a los trinitarios y a los dominicos, cuyo rector, hijo de Loazes, gestionaba el traslado de media docena de dominicas del monasterio de las Magdalenas de Valencia para instalarlas en el beaterío de Santa Lucía. (6)

Convento de Santa Lucía. Colección Javier Sánchez Portas.

Aunque la orden franciscana estaba implantada en Oriola desde el siglo XV, a lo largo de la centuria siguiente habían florecido en ella diversas reformas, sinceros intentos de restablecer el espíritu de su fundador, como las de los descalzos y la de los capuchinos, que no tardaron mucho en llegar a la ciudad episcopal.

Demasiadas bocas ociosas para alimentar.

El principal valedor de la fundación era el padre Gaspar Valera, franciscano alcantarino del convento de Callosa de Segura, fundado en 1585.

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

Quizás para no desairar al virrey, la ciudad concedió su autorización provisional solicitando del obispo Joseph Esteve la oportuna licencia que, teniendo en cuenta el precario estado en el que se encontraban algunos conventos, contravendría las recomendaciones de Trento.

Dejaban así en manos del prelado la polémica decisión de autorizar otra fundación cuando las que ya estaban instaladas apenas podían subsistir.

El obispo, lavándose las manos, respondió con carta fechada en 14 de abril, y les dijo que calculasen ellos si la ciudad contaba con recursos suficientes para fabricar una casa franciscana sustentándola dignamente, y que si así era, él concedería la licencia.

AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 210

Me advierten Vs. ms. que yo de primero licencia a dichos frayles y que después Vs. ms. ajuntaran consejo y procuraran que se determine lo que mas conbiniere al servicio de Ntro. Señor.

A lo cual respondo que Vs. ms. miren si la ciudad puede sustentar tantos monasterios y si hay fuerças para todo lo que es menester para fabricalles una casa y lo anexo a ella, que determinado primero esto y pareziendoles a Vs. ms. que esto conbiene havisandome y resolucion acudiré luego con la licencia y servire a Vs. ms. y a essa ciudad como devo, advirtiendo a Vs. ms. la necesidad que padezen los demas monasterios. (7)

En apoyo del proyecto, acudió el comisario provincial Antonio Sobrino enviando una carta desde el convento callosino.

En ella opinaba que una ciudad tan principal y devota, podría fabricar y mantener una casa para doce franciscanos.

AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 209.

A mi paresceme que en ciudad tan principal y devota dificultar si podra sustentar doze pobres siervos de Dios hijos de St. Francisco y hazerles casa, es punto fácil de resolver. (8)

Sobrino supo tentar a un Consell orgulloso con su estatus de cabeza de gobernación política y religiosa; una ciudad que estaba creciendo y acometiendo todo tipo de mejoras en búsqueda del «ornato» que permitiese demostrar el momento de su máximo esplendor.

Para acabar de convencerles, Gaspar Varela, quien a la postre sería el primer prior del convento oriolano, recordó los deseos del virrey para la principal ciudad del reino después de Valencia, haciendo hincapié en que el nuevo convento pertenecería a la provincia de San Juan Bautista de Valencia, no así el de recoletos de Santa Ana que era castellanos.

AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 211

Tuviesen por bien que se edificase convento de descalzos, no obstante que había un convento recoleto de San Francisco, que es de la provincia de Castilla, y el que ellos quieren edificar es de la provincia de Valencia, y que la ciudad es de muchos vecinos y la mas principal del reino después de la de Valencia. (9)

En contra de la fundación levantaron la voz los observantes de Santa Ana, que protestaron por escrito ante el Consell al ver en peligro gran parte de sus ingresos en concepto de limosnas.

Apelando al Concilio de Trento, les recordaron la prohibición de fundar conventos en ciudades que no pudiesen mantenerlos cómodamente.

Estos padres ya dicho, en tiempo atrás tomaron el convento que ahora tienen en Callosa, por donde nos an ynpidido limosnas que della y de los demas lugares solia este nuestro convento tener, por donde si en algun particular somos molestos y cargosos a esta ciudad es porque la necesidad nos aze andar muy a menudo enfadando.

El manda que no se funden conventos donde comodamente por la via ordinaria, sin pedir milagros, no se puedan sustentar. (10)

Ante tales argumentos el Consell se reunió el lunes 17 de abril para tratar y resolver ese negocio; y a pesar de que «habían hecho mucha fuerza» las razones del prelado, todos los presentes «unánimes y conformes en voto y parecer, teniendo por cierto que Dios había inspirado sus corazones para que los de esta ciudad les favoreciesen y ayudasen el asunto», aceptaron la fundación dando cuenta al obispo por carta para que concediese la suya.

Licencia del Consell para fundar el convento. Abril de 1600. AMO.

Conseguidas todas las licencias se cometió a Marco Sáez para dar morada a los descalzos y Oriola anunció orgullosa al virrey que, a pesar de tener otra casa de San Francisco, de haber acogido recientemente los conventos del Remedio y del Carmen, ambos muy necesitados, aceptaban a los alcantarinos dejando su subsistencia en manos de la divina providencia.

El 22 de abril tomaron posesión de tres casas situadas en el arrabal de San Agustín, junto a la barrera de Hurchillo donde se acomodaron temporalmente.

El sitio donde tomaron posessión fue el dicho Arrabal de San Agustín, en un pequeño callejón que se atajó con tablas, y algunos días estuvieron en él los Religiosos, con bastante estrechez y trabajo, hasta que enfrente de él tomaron tres casas pequeñas, de las cuales una servía de Santa Iglesia; la otra de portería; y la tercera de morada de los Religiosos, y en este paraje estuvieron hasta poder pasarse al combento, el cual se empezó a fabricar en 1601.

Sentose la primera piedra con muy grande primor y solemnidad, Domingo de la Septuagésima, asistiendo a este lucidísimo acto toda la clerecía, Señores Canónigos, Justicia, Jurados, en forma de Ciudadanos Nobles, Plebeyos y los más graves Religiosos de las demás comunidades.

Y para más solemnizar la fiesta, que de cuyo ya era grande, fue la Música de la Santa Iglesia Cathedral, y cantaron con regular melodía, en honor y gloria del Santo Obispo Gregorio, Patrono del nuevo combento. (11)

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 118-119. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

El apoyo municipal a la nueva fundación no solo incordió a los observantes de Santa Ana; mercedarios, agustinos, trinitarios y carmelitas pleitearon durante años contra los alcantarinos de San Gregorio.

Pero la decisión estaba ya tomada y las obras del nuevo convento franciscano y su iglesia se acometieron con premura gracias a las ayudas y limosnas del Consell.

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

El 20 de mayo concedieron licencia para sacar piedra de la «Peña del Castillo», sobre la casa antigua de Baltasar Pedrós y el 3 de junio, acordaron una limosna mensual de 3 libras sobre las rentas de la ciudad.

Con este respaldo y con donativos particulares continuaron las obras, instalándose en el nuevo edificio aun sin acabar a finales de 1603.

Rápidamente ampliaron y mejoraron su cenobio. En 1618 se hicieron con dos tahullas anexas para ampliar el huerto. En 1627 construyeron establos y pajar. En 1626 instalaron una barraca para criar seda…

El carácter reformista de los descalzos, con un comportamiento acorde a los postulados de su prédica, les hizo acreedores del cariño y respeto de los oriolanos; especialmente en las epidemias de 1648 y 1678; en este último año, la ciudad se dirigió al Provincial de la Orden, para agradecerle los desvelos de los descalzos:

Sucedió en esta ciudad de Orihuela el contagio de la peste, que duró en ella desde el mes de abril hasta los primeros de Agosto. Se sacrificaron víctimas de la caridad, y del consuelo público de la ciudad diez Religiosos de este Convento, saliendo de él a servir y consolar a los apestados del Hospital, y murieron de los diez cinco. (12)

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

A finales de la centuria comenzaron las reformas en la iglesia conventual. En 1698 compraron al ladrillero Tomás Pérez, 5.200 ladrillos para reformar la cubierta. (13)

Durante el siglo XVIII, las riadas estuvieron a punto de echar por tierra el edificio, quedando parcialmente dañado, por lo que se emprendieron obras imprescindibles, reforzando además arcos y paredes de la iglesia.

En su máximo apogeo, alcanzado en el siglo XVIII, el convento alojaba en sus muros a 50 religiosos y 8 pretendientes.

Su huerto, de casi cinco tahullas, contaba en fechas de la desamortización con 13 limoneros, 16 naranjos dulces y 2 agrios, 13 palmeras, 3 laureles, 1 peral, 3 higueras, 1 saúco, 14 parras, 2 pruneros, 1 albaricoquero y 22 granados. (14)

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

Con ayuda municipal urbanizaron toscamente el paseo de la alameda cubriendo los hondos con carretas de «ruinas y casquijo» para evitar que quedara impracticable por las lluvias.

Se compuso de cantería el puente sobre la acequia y se adornó con una cruz de término fabricada en 1735, que incluía las armas de la ciudad.

Gracias a la permuta efectuada por el Marqués de las Hormazas con la casa de Rafal a principios del siglo XIX, se ejecutó un camino para sustituir el «transito angosto que atravesaba los huertos del sitio de San Gregorio», completando así el precursor trazado de la actual calle de San Gregorio.

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.
San Gregorio Thaumaturgo y la Virgen de Monserrate.

El Consell decidió que adoptase la advocación de San Gregorio Taumaturgo, abogado contra terremotos e inundaciones, por la devoción que la ciudad tenía a ese «santo bienaventurado», votado como intercesor ante las continuas avenidas del río que causaban tanto daño; en palabras de Montesinos:

Consultado por entreambos Cabildos, Eclesiástico y secular, que vocación y título se le daría al combento, convinieron todos en que fuese el de San Gregorio Thaumaturgo, obispo y confesor; y que se edificasse cerca de las orillas o márgenes del Río Segura, fuera del Arrabal de San Agustín, para que fuese amparo y defensa contra las grandes y terribles inundaciones que solían padecer de ordinario; y allí tomaron la deseada posessión, el día 22 de Abril del referido Año 1600, con grande contento y aplauso de toda la Ciudad. (15)

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fol. 118. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Así pues, cuando llovía más de la cuenta y el Segura comenzaba a desbordarse, sacaban al santo en rogativas «a fin de aplacar la ira de Dios».

Y eran estas tan frecuentes, que el padre guardián se quejaba al Consell de que la imagen de San Gregorio, además de pequeña, estaba indecente por las muchas veces que se había metido en el río, aconsejando hacer otra mayor y dejar la vieja para mojarla cuando hubiese necesidad.

Pero poco le quedaba al taumaturgo como intercesor meteorológico. El año 1672 comenzó diluviando y casi todo el mes de enero se pasó en perpetua rogativa.

Ya había sacado el Consell a San Gregorio en procesión al río, precedido como de costumbre de seis nobles caballeros con antorchas blancas, y sucedió que las lluvias continuaron, el Segura creció, rompió los frágiles costones que aprisionaban sus turbias aguas y, por espacio de varios días, esparció en la ciudad y en la vega la desolación y la muerte, arrasándolo todo con empuje tan extraordinario, que hasta el propio convento de San Gregorio amenazaba con derrumbarse sobre sus cimientos. (16)

San Gregorio imaginado por Montesinos. CRC/AHO.

No se había recuperado el pueblo de tanta desgracia cuando, dos meses después, el Segura comenzó a crecer de nuevo.

El pósito estaba vacío, el pueblo aterrorizado no podía contar con San Gregorio pues el acceso era imposible y sus frailes se habían refugiado en otros conventos.

Así pues echaron mano de la imagen más cercana. Nuestra Señora de Gracia fue sacada de San Agustín y colocada en un improvisado altar sobre el puente. Pero el río seguía creciendo.

El 7 de Marzo se reunió el Consell y acordó sacar en procesión hasta la iglesia catedral a la Virgen María de Montserrat.

Al llegar al puente de Poniente, el ramo de la patrona cayó al río e inmediatamente, las aguas comenzaron a descender. Con esta ya famosa ceremonia terminó la función intercesora contra las inundaciones de San Gregorio.

El milagro del ramo. Grabado siglo XIX.
Exclaustración y desamortización

El siglo XIX fue particularmente duro con los descalzos. Durante la Guerra de Independencia, al quedar extramuros, el convento fue fortificado para seguir el plan de defensa de la ciudad. En el primer plano confeccionado, aparece como Batería de San Gregorio. (17)

Acabada la guerra, la subsistencia posterior del convento no fue nada fácil. Como la de las demás congregaciones masculinas, su historia terminó con la desamortización eclesiástica.

El domingo 23 de Agosto de 1835 los religiosos fueron expulsados; era el final del convento.

El amplio edificio, fue subastado y adquirido por Juan Vilaregut, quien lo convirtió en locales y casas de inquilinos; y tres años después, el Ayuntamiento trasladó a sus cuadras el matadero municipal.

Croquis borrador de Orihuela. Año 1811. Ministerio de Defensa.

Al igual que la Merced y San Agustín, en 1868 el edificio fue adquirido por las hermanas Antonia y Petra Vilar, quedando en manos de la primera en 1875. (18)

Si os apetece, pinchando la siguiente imagen podéis acceder a un artículo que, junto a Jorge Belmonte, escribí sobre el tema.

Enlace al artículo.

La escritura hacía constar que fue convento de San Gregorio, en la alameda del mismo nombre, que lindaba al frente con la alameda, a la izquierda con huerta propia, a espaldas con tierras del marqués de Boil y a la derecha con la capilla de la Tercera Orden de San Francisco.

Lindando también con la alameda, habían construidas seis casas de planta baja, que formaban parte del edificio. La iglesia conventual, situada entre el convento y la capilla de la Orden Tercera, desapareció transformada en almacén. (19)

En septiembre de 1885 Vicente López Durana, esposo de Antonia Vilar, pretendió edificar en los terrenos de San Gregorio. El Ayuntamiento, tras el informe de Ornato, acordó pedir a Durana los títulos de propiedad.

Calle de San Gregorio a comienzos del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

Tres meses después, presentados a nombre de Antonia, le acusaron de apropiarse de parte de la Alameda que era del común. También de destruir la columna y base de la cruz de término, por lo que le negaron la solicitud.

Arrabal de San Agustín. Planos de población (1810)
Aunque la calidad es pésima, esta fotografía muestra la capilla de la VOT y la iglesia conventual de San Gregorio, convertida en almacén; ya con el campanario construido en el callizo que las separaba.
La Venerable Orden Tercera y la Cofradía del Perdón

Al igual que los franciscanos de Santa Ana, los alcantarinos de San Gregorio contaron con una Venerable Orden Tercera cuya capilla, separada de la iglesia por un callizo, fue el único edificio que se salvó gracias a su carácter seglar.

Capilla de la Tercera Orden de San Francisco. Es ya la Iglesia de San Gregorio que conocimos en el siglo XX. La torre fue eliminada después. Colección Javier Sánchez Portas

Fundada a mediados del siglo XVIII, esta institución costeó varias imágenes; entre ellas la de Nuestro Padre Jesús de la Caída obra de Salzillo y, desde mediados del XIX, organizó el traslado de dicha imagen el Martes Santo para formar parte de la procesión general del Viernes Santo.

Desaparecida la iglesia conventual la capilla se destinó al culto. Pero a principios del siglo XX, ante el mal estado que presentaba, fue clausurada temporalmente.

La restauración, a cargo del maestro Francisco Sánchez y de un carpintero llamado Sanz, fue financiada por suscripción popular; comenzó en 1905 y en febrero de 1906 quedaba reinaugurada.

Capilla de la VOT convertida en ermita, ya sin la torre. (Archivo García- Molina)

Las obras de restauración comenzadas en el templo de San Gregorio, tocan a su término. La suscripción abierta con tal objeto, y cuya lista de señores donantes hemos ido publicando, ha dado los más lisonjeros resultados. La iglesia de San Gregorio abrirá pronto sus puertas al culto.

Un esfuerzo más y se coronará la obra, pues para ello falta bien poco. Merecen un aplauso sincero el maestro de obras Sr. Sánchez (D. Francisco) y el Sr. Sanz (carpintero) encargados de la restauración. En ella han derrochado buen gusto e inteligencia. Sobre todo el pintor Sr. Sánchez, que gratuitamente esta haciendo allí una verdadera obra de arte. (20)

Capilla de la VOT de San Gregorio, ya adaptada y sin la torre.
En esta fotografía podemos comprobar la distribución del convento de San Gregorio, con la capilla de la VOT, la torre e Iglesia de los Alcantarinos y restos de lo que fue el edificio conventual. Al fondo el chalet de los Gálvez. Colección Javier Sánchez Portas
Aspecto de los edificios en los años 40-50 (Colección Javier Sánchez Portas). Sobre la fotografía anterior, ampliada, el dibujo de Montesinos (CRC/AHO).
Caballería del Perdón frente a la iglesia de San Gregorio © Antonio Ballester Vidal.

En 1927 se fundó la Cofradía del Perdón como heredera natural de la VOT. Durante la Guerra Civil se clausuró de nuevo la iglesia, trasladando algunas de sus imágenes al museo creado por Justo García Soriano en el antiguo palacio de la casa de Rafal.

Caballería del Perdón frente a la iglesia de San Gregorio © Antonio Ballester Vidal.

Terminada la contienda en abril de 1939, los cofrades del Perdón descubrieron que gran parte del piso de mármol había sido arrancado, y que cavado en el suelo de tierra, había un foso para asistencia del camión del cuerpo de bomberos que utilizaba el edificio como garaje.

También encontraron la cama del conductor instalada en el camarín de Nuestro Padre Jesús.

Nuestro Padre Jesús de la caída. San Gregorio © Antonio Ballester Vidal.

Con ayuda de los vecinos,  la vieja capilla reconvertida en iglesia fue de nuevo acondicionada acabándose las obras en el año 1943.

Erigida la nueva parroquia de San Vicente Ferrer en 1968 con feligreses procedentes de la Catedral y de Santa Justa, en octubre de 1971 desapareció el único vestigio del convento alcantarino.

Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer, erigida en los terrenos de la capilla de la VOT de San Gregorio, exconvento de franciscanos descalzos alcantarinos. Colección Javier Sánchez Portas.
Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer. Colección Javier Sánchez Portas.
Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer. Colección Javier Sánchez Portas
Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer. Colección Javier Sánchez Portas
Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer. Colección Javier Sánchez Portas

La entrañable ermita fue derruida y sustituida por un moderno edificio parroquial que, a pesar de su nueva titulación, para los oriolanos será siempre San Gregorio.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Publicado en la revista de Moros y Cristianos de Orihuela en 2013. Mi más sincero agradecimiento a Consol Payá Amat y a Gloria Doménech Giner.

Notas: 

(1) Cathalogo de los conventos del obispado de Orihuela…. AHN, Estado, leg. 2945. (ms, mediados del XVIII). En: VILAR, Juan Bautista en Orihuela, una ciudad valenciana en la España moderna, vol. III, pág. 907. Orihuela.1981.

(2) MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 117-118. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela. Los corchetes sustituyen un fragmento en el que Montesinos se extiende con una interminable lista de reyes que gobernaban Europa.

(3) GISBERT Y BALLESTEROS, Ernesto; Historia de Orihuela, vol. III, Orihuela.1901.

(4) GEA MARTÍNEZ, J. Rufino. «Páginas sueltas, documentadas de la Historia de Orihuela». En: El Conquistador, núms.178-179 (9-16 feb. 1918).

(5) Archivo Municipal de Orihuela. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 192.

(6) SÁNCHEZ PORTAS, Javier. El Patriarca Loazes y el Colegio Santo Domingo de Orihuela, pág. 30. Orihuela. 2003.

(7) AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 210

(8) AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 209

(9) ibíd.

(10) AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 211

(11) MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 118-119. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

(12) Cathalogo de los conventos del obispado de Orihuela…. AHN, Estado, leg.2945. (ms, mediados del XVIII). En: VILAR, Juan Bautista en Orihuela, una ciudad valenciana en la España moderna, vol. III, pág. 908. Orihuela.1981.

(13) NIETO FERNÁNDEZ, Agustín. ORIHUELA EN SUS DOCUMENTOS III: Los Franciscanos en Orihuela y su Comarca S. XIV-XX, pág. 205. Murcia. 1992.

(14) ibíd. Págs. 218-219.

(15) MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fol. 118. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

(16) GEA MARTÍNEZ, J. Rufino. “Páginas sueltas, documentadas de la Historia de Orihuela”. En: El Conquistador, núm.179 (16 feb. 1918).

(17) MUÑOZ PORTAU, Mercedes. «Aproximación a la Guerra de Independencia en Orihuela y su obispado: problemática castrense en un sector de retaguardia». Anales de Historia Contemporánea (Murcia) Vol. 1 (1982) p. 19-45.

(18) MAZÓN ALBARRACÍN, Antonio J/BELMONTE BAS, Jorge. «Aportaciones para el estudio de los conventos de La Merced, San Agustín y San Gregorio». Revista deorihuela, núm.9 (2007).

(19) Es parte del edificio que fue convento de San Gregorio, situado a las afueras de la Barrera del Matadero, en la alameda de su nombre, linda a levante con huerto propio, a poniente con camino a Hurchillo, mediodía con portería del convento y norte con la capilla de la tercera orden de S. Francisco, con callizo en medio. Tiene 6 ventanas con reja y una sin ella, puerta principal y 3 interiores, todas con cerrojo, llave y picaporte. (AHO. Protocolos Notariales).

(20) El Diario, núm. 243, (16 ene.1906).

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Apuntes sobre el Teatro Circo y su reconstrucción en Orihuela.

Algunos apuntes sobre el Teatro Circo en el centenario de su reconstrucción en Orihuela.

Alberto Zerón Huguet.

Introducción

En la segunda mitad del siglo XIX dos entretenimientos primaban entre la ciudadanía española por difusión y número de seguidores: el teatro y el circo. 

Toda ciudad medianamente importante debía contar al menos con un coliseo estable; este es el caso del Teatro Principal en Alicante y Cartagena, del Teatro de los Infantes -actual Romea- en Murcia o del Teatro de la Corredera en Orihuela.

En estos locales, los nuevos empresarios programaban largas temporadas contratando a las principales orquestas y compañías dramáticas.

Pronto, gracias al crecimiento económico y cultural, la gran afluencia de público permitió que en una pequeña capital de provincia como Alicante subsistiesen varios de estos locales de recreo.

Teatro Principal; Alicante, 1915.

Por otra parte, el circo se había renovado incorporando ejercicios ecuestres, animales exóticos, trapecistas, equilibristas y magos. Ante semejante despliegue, las compañías ambulantes eran recibidas con gran entusiasmo y continuamente aparecían y desaparecían provisionales carpas o barracones de madera.

Grabados Circo Price. Madrid siglo XIX.

A medio camino entre el teatro estable y la carpa estaban los llamados teatros circo que se proyectaron y construyeron siguiendo la moda que, desde París, se extendía por muchas ciudades europeas. Obras teatrales, óperas, zarzuelas, circo, conciertos; estos recintos polivalentes, permitían ofrecer todo tipo de espectáculos.

Programa Teatro Circo Apolo.

En España, proliferaron en el último tercio de la centuria, siendo el más famoso el derruido Teatro Circo Price de Madrid.

Proyecto Teatro Circo de Price
Teatro Circo de Price

Revisando la historia de los teatros circo cercanos: Cartagena (1879), Albacete (1887), Alicante (1881) y Murcia (1892), podemos comprobar que estos auténticos supervivientes, han llevado una trayectoria muy parecida y afortunadamente, gracias a la presión popular, con más o menos reformas y modificaciones, se mantienen actualmente en pie.

Teatro Circo Valencia.
Teatro Circo Mataró.
Teatro Circo Barcelona.
Teatro Circo Puente-Genil.
Teatro Circo Albacete.
Teatro Circo Albacete.

En el caso del Teatro Circo Alicantino, hay una circunstancia singular: su desmontaje y posterior reconstrucción en Orihuela entre los años 1907 y 1908.

Antecedentes Alicantinos

Vista de Alicante (Jean Laurent, ca. 1870).

Entre los años 1880 y 1881, el maestro carpintero Rafael Marco Boronat, dirigió la construcción de un barracón de madera  ubicado en la plaza del Barranquet (actual plaza de Chapí).

Teatro Principal en la Plaza del Barranquet, actualmente titulada de Ruperto Chapí. En 1839 se instaló en ella una plaza de toros y en 1848 se levantó el Teatro.

Estaba frente al Teatro Principal;  por lo que fue conocido popularmente como «el circo de la plaza del teatro». Se anunciaba como Circo Ecuestre y comenzó su actividad en el verano de 1881, exclusivamente con espectáculos de carácter circense. 

Al comienzo de la siguiente temporada estival se trabajó activamente para terminar la colocación del escenario, decorados y otros útiles necesarios que lo adaptaron para albergar con dignidad representaciones dramáticas.

Rafael Marco Boronat se ocupó de la maquinaria e iluminación; de la parte musical se encargó Pablo Gorgé Soler, patriarca de una familia de músicos alicantinos, director y fundador de la banda La Lira.

El renovado centro de recreo abrió sus puertas el 1 de julio de 1882 ya con el nombre de Teatro Circo;  y como reclamo al espectador, en la puerta  elevaban globos aerostáticos a los acordes de una banda de música.

Exhibición de globos aerostáticos.

Aprovechando que en aquellos momentos el género lírico era el preferido entre el público alicantino se especializaron en zarzuelas y conciertos sin abandonar las funciones teatro y de circo.

Esa misma temporada actuó varias veces un joven Isaac Albéniz, que llegaba de pasear su virtuosismo por diversas ciudades europeas. 

Más éxito tuvo la ópera italiana; con Rigoletto, Lucrecia Borgia o Marina consiguieron gran afluencia de público.

Concierto de Isaac Albéniz en el Teatro-Circo de Alicante, año 1882. Biblioteca de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, legado de la familia de Pablo Portes.

La cercanía del Principal debió ser un lastre para el joven Teatro Circo. En 1883 una nueva y ambiciosa sociedad abría la temporada con la compañía circense de los hermanos Rizarelli, que venía de triunfar por todo el mundo. 

A primeros de mayo la prensa anunciaba la demora en el debut «para no molestar al público del cercano Teatro Principal». La esperada apertura llegó el 18 de mayo; y fue un éxito rotundo. Durante varias semanas, los espectadores abarrotaron el local a dos funciones diarias.

El posteriormente llamado Teatro Circo Viejo se mantuvo durante una década programando todo tipo de espectáculos en la temporada veraniega. 

Pero las presiones de los propietarios del Teatro Principal y la reorganización urbanística de la zona forzaron su desaparición. Su última función fue la zarzuela «El anillo de hierro» representada en el verano de 1891.

Partitura «El Anillo de Hierro».

En octubre de ese mismo año, Rafael Marco, Pablo Gorgue y un grupo de artistas formaron una empresa y decidieron levantar un nuevo y bello edificio. 

Rafael tenía bastante experiencia; no en vano había participado activamente en la construcción de la Plaza de Toros de San Juan, en la de la casa flotante del Club de Regatas y en la reforma del Teatro Principal.

El Teatro Circo Alicantino o Circo Nuevo, como fue conocido popularmente, se erigió en la Plaza de Balmes, en terreno de propiedad municipal. 

Rafael Marco presentó una instancia en el ayuntamiento solicitando una concesión por 15 años para emplazar un edificio de carácter provisional que fabricaría en madera y ladrillo. 

Su inauguración coincidió con un hito en la historia de Alicante: la instalación del alumbrado eléctrico.

Teatro Circo de Alicante. 1892. Biblioteca Gabriel Miró.

El 22 de mayo de 1892 llegaba a Alicante Isaac Peral encargado de dirigir el proyecto. Aprovechando esta circunstancia, visitó el nuevo teatro supervisando los ensayos de su alumbrado; tres días después abría sus puertas con una espectacular compañía ecuestre. 

Durante una década se mantuvo en la brecha, alternando su faceta musical y circense; pero el cambio de siglo multiplicó la oferta de ocio.

Teatro de Verano en Alicante.

En 1903 Alicante disponía ya de seis establecimientos recreativos; entre ellos el nuevo Teatro de Verano, directo competidor, como su nombre indicaba, para la temporada estival.  A partir de aquí su actividad fue en disminución limitándose a ofrecer actuaciones esporádicas de circo.

En 1907 se cumplían los 15 años de concesión y la completa cartelera alicantina ofertaba ópera en el Teatro Principal; cinematógrafo y funciones en el Salón Novedades, en el Recreo Alicantino y en el Salón Moderno; exhibiciones gimnásticas en la Plaza de Toros;  y para colmo, el Teatro de Verano preparaba su nueva temporada. 

El futuro del Teatro Circo se presentaba bastante negro; pero aún no estaba todo perdido.

A primeros de junio, «La Correspondencia de Alicante» elogiaba la decisión municipal de concederle una prórroga de nueve meses y anunciaba la inminente llegada en el correo de Madrid de Eugenio Casals, a la cabeza de una excelente compañía de zarzuela, que llegaba triunfante de Buenos Aires para comenzar el día 14 una espectacular temporada en el Teatro Circo.

Pero las cosas se torcieron, el señor Casals, tras reunirse con un grupo de empresarios, aceptó la dirección del Teatro de Verano precipitando así el fin del Teatro Circo Alicantino.

Durante el mes de agosto «La Voz de Alicante» anunciaba la subasta para su demolición y para la adquisición de los materiales, muebles y demás enseres.

Recortes de prensa alicantina de la época.

Ésta tuvo lugar a las doce de la mañana del día 10 de septiembre de 1907, en el despacho del notario Lorenzo de Irizar. Y la demolición se llevó a cabo durante el mes de octubre; mientras la prensa reclamaba la construcción de una plaza mercado.

En 1921 se inauguraba el precioso edificio del Mercado Central de Abastos que desde entonces ocupa su lugar.

Solar del «Mercado Viejo» y nuevo Mercado Central de Abastos edificado en el solar del Teatro Circo.

El Teatro Circo en Orihuela

Desde 1840, la Orihuela decimonónica contaba para su recreo con el Teatro de Orihuela o de la Corredera. Este espacioso local, derribado recientemente, fue erigido por Francisco Regidor Reig y tenía capacidad para 900 personas.

Calle de la Corredera. Orihuela. J. Laurent, ca. 1870.

Con el transcurrir de los años, el edificio ya muy deteriorado, pasó a manos de los nietos del fundador; quienes en 1887 lo pusieron en venta con mobiliario y enseres.

Desaparecida la Plaza de Toros de San Agustín, los espectáculos ecuestres y otras funciones de circo se desarrollaban en recintos portátiles instalados generalmente en la Plaza Nueva.

Plaza Nueva. Colección Javier Sánchez Portas.
Cinematógrafo en la Plaza Nueva de Orihuela.

La primera referencia a la construcción de un teatro circo en Orihuela aparece en prensa a finales de 1895. Se anunciaba la formación de una sociedad cuya cabeza visible era Vicente López Durana.

El nuevo propietario del Teatro de la Corredera pensaba construir un teatro de hierro de acuerdo a las exigencias modernas; y para tal menester, pretendía adquirir el Teatro Circo de Alicante.

Este sombrerero alicantino, se había casado en 1870 con la oriolana Antonia Vilar, propietaria del convento de San Gregorio y de gran parte del de la Merced.

El matrimonio residió varios años en Alicante, por lo que conocían de sobra el Teatro Circo de la Plaza de Balmes.

Al trasladarse a Orihuela, López Durana se dedicó plenamente al negocio de los alquileres obrando y reformando sus conventos hasta desvirtuarlos totalmente. 

Una vez comprado el enorme edificio de la Corredera en 1895, si hubiese conseguido el Teatro Circo Alicantino, posiblemente hubiese destinado el viejo teatro a viviendas de alquiler; pero esto no es más que una opinión personal. 

Lo cierto es que a pesar de anunciar a bombo y platillo su restauración, fracasada la compra, se deshizo del Teatro de la Corredera.

Fachada del Teatro Romero en 1900. Archivo Municipal de Orihuela.

En 1905 volvió a circular la noticia de una nueva sociedad que pretendía erigir un teatro circo.  

Además de Eduardo Romero Sansano (propietario del local de la Corredera), entre los accionistas estaba Ramón Pastor Vilar, sobrino de López Durana, cuyos padres habían poseído el convento y plaza de toros de San Agustín (vendido y convertido en colegio de Jesús y María) y también la parte de la Merced que aún se conserva. Quizás por ello se barajaba este edificio entre los posibles emplazamientos.

Por segunda vez, se negoció la compra del de Alicante, ya por entonces en horas bajas. Pero habría que esperar dos años más.

En septiembre de 1907 los hermanos Antonio y Ángel Roca de Togores, entre la sorpresa y admiración de sus paisanos, se hicieron con los «materiales, muebles y demás enseres» del Teatro Circo Alicantino. No tuvieron que negociar mucho; como ya hemos dicho, los adquirieron en subasta pública ante notario.

La ubicación tampoco fue un problema; lejos de complicarse como sus predecesores en la búsqueda de un solar céntrico, adquirieron un huerto propiedad de un tal Sr. Giménez.

Teatro Circo Orihuela.

Utilizando la actual calle de Rufino Gea, un triste callejón llamado del Salitre que partiendo de la calle Loazes giraba hasta morir en el río, conectaron el teatro con el Casino y con la zona comercial totalmente reformada a finales del siglo XIX.

Calle Salitre/Rufino Gea. Antonio Ballester.

Antonio Roca de Togores cedió la propiedad del Teatro Circo a la sociedad anónima Circo de Orihuela, formada con un capital social de 35.000 pesetas, dividido en setenta acciones de quinientas pesetas cada una, pagaderas en cinco plazos de veinte duros cada uno. 

Dichas acciones acabaron en manos de uno de los socios, Vicente Esquer Esquer, procurador oriolano cuyo nombre quedó para siempre asociado al edificio, pues pasó a denominarse Teatro Circo Esquer. 

Las obras comenzadas en octubre se desarrollaron con rapidez. Para el mes de enero tenían instalado el armazón para el graderío y las columnas ya se elevaban por encima de los huertos que lo rodeaban.

La inauguración tuvo lugar el 25 de abril de 1908, Sábado de Gloria. A pesar de haber escogido y anunciado para tal evento la actuación de una «notable compañía de zarzuela», fue la compañía dramática de Jaime Rivelles la encargada de estrenar el nuevo coliseo oriolano.

Colección Javier Sánchez Portas

En un teatro de la época no podía faltar el cinematógrafo y de ello, según la prensa coetánea, se encargaron los hermanos Carreño.  

En junio se construyó la cámara que albergaría la máquina con arreglo a la normas de seguridad. Ellos mismos contrataban a los artistas para amenizar las proyecciones de cine mudo.

El 10 de abril de 1909, el diario «La Época» anunciaba un proyecto para la construcción de la nueva plaza de abastos;  que sorprendentemente se ubicaba en el solar ocupado por el flamante Teatro Circo.

Calle Alfonso XIII. Anuncio del teatro. Colección Javier Sánchez Portas

Todo quedó en un proyecto; pero resulta bastante sospechoso que entre aquellos concejales figurase  Romero Sansano, que como ya hemos dicho, era propietario del teatro vecino.

Al contrario de lo que ocurrió en Alicante, fue el viejo coliseo recientemente restaurado el que se sintió amenazado. 

Con un aforo de casi 2.000 espectadores, el teatro circo doblaba al Teatro Romero y eso le permitía ofrecer unos precios más populares.

Funciono sin sobresaltos hasta 1929. En esa fecha, se realizó una primera reforma para dotarlo de mayor seguridad e higiene, instalándose además un completo equipo de proyección cinematográfica.  

Teatro Circo de Orihuela años 30. Colección Javier Sánchez Portas.
Teatro Circo de Orihuela años 30. Colección Javier Sánchez Portas.

Bajo la dirección de un nuevo arrendatario, Pedro Muñoz Mendes, la reapertura tuvo lugar el 19 de octubre con la proyección de la película Cagliostro el Aventurero. 

Hasta la década de 1920 la plaza del teatro había continuado en manos de la familia Esquer y no era más que un trozo de huerto apisonado. 

Durante la II República, ya en poder del Ayuntamiento, se emprendieron ciertas mejoras en el llamado ensanche del Teatro Circo.

Calle Alfonso XIII, Fermín Galán durante la II República. Anuncio del teatro. Colección Javier Sánchez Portas
Archivo Histórico Provincial de Alicante.

Entre los años 1933 y 1934 se expropiaron y fueron derribadas dos casas de la calle Escorrata y se aprobó el proyecto de apertura y ensanche de la calle del Salitre, redactado por el arquitecto municipal Severiano Sánchez Ballesta. 

Para ello demolieron parte de la posada de Valeriano Barber Carrió, siendo el maestro de obras municipal Román Sánchez, el encargado de la pavimentación.

La plaza del Teatro se retituló como plaza del Poeta Sansano, en honor al literato y periodista Juan Sansano Benisa; y la calle del Salitre como de Rufino Gea, recordando al famoso cronista de la ciudad.

Juan Sansano Benisa y su diario alicantino. (Orihuela 1887 – Alicante 1955).

El Teatro Circo de Orihuela o Teatro Circo Esquer fue el referente cultural de la comarca durante gran parte del siglo XX ofertando cine, teatro, zarzuela, óperas, danza, circo y hasta combates de boxeo.

Antonio Ballester Vidal.

A lo largo de su existencia han desfilado por su escenario las más diversas manifestaciones culturales y festivas: compañías teatrales, figuras de la canción, cupletistas, orquestas y todo tipo de artistas. 

Por otro lado, a nivel local ha albergado festivales benéficos, juegos florales, bailes, conferencias, etc.

Dejando cada vez más de lado su faceta teatral y asumiendo la de cinematógrafo, aguantó el paso de los años con cierta dignidad; pero hablando de centenarios, no podemos olvidar un último servicio a la cultura local.

Teatro Circo Esquer.

El 13 de febrero de 1977 albergó el estreno mundial de la ópera prima teatral de Miguel Hernández «Quien te ha visto y quien te ve, sombra de lo que eras«, a cargo del grupo teatral La Cazuela, de Alcoy.

En 1978 como otros muchos teatros de la época se vio abocado al cierre. A partir de entonces, comenzó un periodo con todo tipo de especulaciones sobre el futuro del edificio.

Teatro Circo Esquer. Vista aérea.

Los técnicos aconsejaban su demolición y reconstrucción en otro emplazamiento; los propietarios aceptaban la construcción de un nuevo teatro integrado en un edificio de viviendas; los vecinos pedían una plaza pública o un parque; y por último, un colectivo cultural encabezado en aquellos años por Javier Sánchez Portas, exigía la puesta en valor de un símbolo de la cultura oriolana del siglo XX.

Teatro Circo Esquer en ruinas.

Mientras tanto, el añejo edificio soportaba inundaciones, actos vandálicos y conatos de incendio. 

Al igual que en otras localidades, tuvo que ser la lucha decidida de un grupo de ciudadanos la que removió las conciencias para recuperar este referente histórico absolutamente excepcional.

En 1986, el Ayuntamiento de Orihuela compró el Teatro Circo para emprender su recuperación con la inestimable ayuda de la Diputación Provincial y la Consellería de Obras Públicas y Urbanismo.

Se había perdido un tiempo precioso y su estado era de ruina. El viejo coliseo necesitaba algo más que una restauración. Con carácter de urgencia se eliminaron los residuos acumulados y se acometió un cerramiento de carácter provisional.

Colección Javier Sánchez Portas.

El proyecto de recuperación debía respetar en la medida de lo posible la tipología de sus elementos que imprimían el carácter de época al edificio; pero a la vez se buscaba crear un recinto polivalente que permitiera un uso diverso, con gran capacidad de aforo y con las modernas condiciones de confortabilidad. Para ello se redistribuyeron las localidades y se modificaron los espacios resultantes de los derribos.

Colección Javier Sánchez Portas. Ajomalba
Colección Javier Sánchez Portas. Ajomalba.

Totalmente rehabilitado, dotado de nuevo mobiliario y convertido para siempre en edificio estable, fue inaugurado el 6 de Noviembre de 1995 por la Reina Doña Sofía con un concierto a beneficio de la Obra Social Diocesana de San José Obrero de Orihuela.

Joaquín Marín.
Víctor Sarabia Grau.
Víctor Sarabia Grau.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba)

El presente trabajo publicado en Alicante, es fruto de un encargo de la revista cultural «El Salt», a través de mi buena amiga Consol Payá. Apareció en el número 14, durante la primavera del año 2008, en el centenario de su reconstrucción en Orihuela.

José Antonio Ruiz Peñalver.
Alberto Zerón Huguet.

Fuentes Documentales y Bibliografía.

SÁNCHEZ PORTAS, Javier, SAN NICOLAS ROMERA, César, VALVERDE ESPEJO, Luís. El Teatro Circo de Orihuela (1908-1995), 1995. REUS BOYD-SWAN, Francisco. El Teatro en Alicante: 1901-1910, 1994. GALIANO PÉREZ, Antonio Luís. Orígenes del Teatro Circo de Orihuela. En La Lucerna nº 38, Septiembre de 1995. LLORET I ESQUERDO, Jaume. Personatges de l’Escena Alicantina, 2002.

El Eco de la Provincia. Alicante, 1881-1882. Las Circunstancias. Alicante, 1881. La Unión Democrática. Alicante, 1883-1887. El Alicantino. Alicante, 1892. El Amic del Poble. Alicante, 1899. La Correspondencia Alicantina. Alicante, 1903-1907. La Voz de Alicante. Alicante, 1904-1907.

El Independiente. Orihuela, 1892. El Pueblo. Orihuela, 1892-1929. El Thader. Orihuela, 1895- 1896. La Huerta. Orihuela, 1907-1908. La Nueva Era, Orihuela, 1907. La Época. Orihuela, 1907-1908. El Eco de Orihuela. Orihuela, 1912. Renacer. Orihuela, 1929. Actualidad. Orihuela, 1929. El Diario. Orihuela, 1905-1907.

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