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Torrevieja en el año 1900.

Torrevieja. Vista general.

Aún se conserva en Torrevieja el uso de los pregones, lo que llama poderosamente la atención del forastero.

El pregonero, por cinco modestos reales, publica en todas las esquinas del pueblo cuanto mandan las autoridades o piden los vecinos, llamando la atención con un tamboril y voceando después el anuncio.

Recién llegado oí uno sobre venta de calzado y me gustó el sistema. A veces después de expresar a qué precio se venden unas botinas o unas piezas de tela, agrega un mandato municipal, como el siguiente:

«También se anunsia—de orden— del Sr. Alcalde—que mañana—se empiesa— a pagar—la contribusión».  

Pongo estos guiones, que marcan los descansos del pregonero, perfectamente estudiados para que se oiga mejor. Anteanoche gozó mucho la colonia forastera con este pregonero.

«Se ha perdido—un perrico—negro—pelado—con el pelo risado—al que lo presente —en las Casas—Consistoriales—se le pagará —el hallasgo».

La gente se reía, pero el perrico apareció a los pocos momentos. Verdaderamente, siendo tantas las personas que por desgracia nuestra no saben leer, el empleo del pregonero no puede ser más conveniente.

Balneario Vista Alegre. Torrevieja.

El texto anterior forma parte de la crónica postal del 11 de agosto de 1900, en que enviaba al diario murciano «Las Provincias de Levante», su anónimo corresponsal comunicaba el regreso temporal a Murcia para ocuparse de sus asuntos, dejando el encargo de seguir redactando las cartas, durante la temporada veraniega, en manos de un amigo.

También anunciaba la publicación de unos apuntes que había tomado sobre las industrias de Torrevieja.

Esta es la transcripción de una serie de ocho artículos publicados entre el lunes 13 y el miércoles 22 de agosto del año 1900 en el diario «Las Provincias de Levante».

Lunes 13 de agosto de 1900: Como le anunciaba en mi última carta, he procurado enterarme de cuanto se refiere a la vida de este pueblo, encontrando con mis investigaciones, datos interesantes para un periódico como LAS PROVINCIAS DE LEVANTE, que tanto trabaja por el fomento de las fuerzas productoras de esta hermosa región.

Hoy comienzo a consignar tales datos, sintiendo que mi falta de competencia en las materias de que voy a ocuparme, quiten importancia a este trabajo.

El trabajo en Torrevieja.

Salinas de Torrevieja.

Las Salinas.

Esta ha sido y será siempre la principal fuente de riqueza de Torrevieja. Si en ellas se trabaja mucho, el pueblo prospera; si por el contrario se las dedica poca actividad, la miseria aparece con todas sus tristes consecuencias.

Las Salinas tienen una importancia colosal; hasta el punto de que, explotadas en grande, darían sal para abastecer al mundo entero.

Pero Torrevieja tiene la desgracia de que, al enajenar el Estado todos sus establecimientos salineros, excluyera de la venta los que son objeto de esto artículo; con el fin, según afirman los compradores de aquellos, de no perjudicar a sus adquirentes.

La actividad pública dedicada a las Salinas no era grande, y el pueblo de Torrevieja lo esperaba todo de un buen arrendamiento, porque suponía que los particulares habrían de sacarle todo su fruto a esos hermosos charcos, y con ello dar a la población extraordinaria vida.

Llegó a ser una realidad el soñado arriendo; pero ¿qué ventajas ha proporcionado? Hacer su negocio los salineros de Ibiza, que tomaron el arrendamiento, acreditando sus productos y solo vendiendo los de Torrevieja cuando no quebrantan sus intereses.

La consecuencia de esto, es elaborar poca sal en Torrevieja, con lo que multitud de familias carecen de lo más indispensable para la vida.

Tan a las claras se encuentra este funestísimo juego, que arrancando la compañía arrendataria próximamente la misma sal que el Estado, la venta actual no llega a la mitad de la cosecha extraída, siendo así que un particular debe vender mucho más que el Estado, porque otorga facilidades mercantiles que no pueden encarnar en las rigoristas prescripciones de la administración pública.

¡Cómo lamentan en Torrevieja que la sociedad de capitalistas murcianos y cartageneros, que presentó pliego en la subasta del arrendamiento, no fuera la que lo obtuviese!

De las importantes personalidades que la formaban, se podía esperar la aplicación al negocio de grandes capitales y una activa exportación, sin las miras egoístas de estos salineros.

Lo menos malo de todo lo que les ocurre y puede ocurrir a los que tienen intereses en Torrevieja, es que se rescinda el contrato actual, para lo que parece que se están poniendo los medios.

Si al pueblo le perjudica que no se extraiga sal, al Estado tampoco puede convenirle obtener tan pequeñas sumas por el tanto por ciento que le corresponde; y que es tanto menor a medida que disminuyen las ventas.

Contrasta la poca actividad desplegada en la extracción de la sal, que es el alimento de esta industria, con las obras de relativa importancia realizadas por los arrendatarios.

En efecto, han construido en las Salinas, magníficos muelles, revestidos de sillería para facilitar el almacenamiento de la sal.

Salinas de Torrevieja.

Han hecho enormes eras para colocar los montones de dicho producto; han adquirido un vapor para remolcar las planchas que traen la sal a los canales de los muelles; han construido un ferrocarril de vía estrecha dotado de numeroso material móvil, para llevar en él la sal desde los montones a los embarcaderos (también aumentados y mejorados) y a la enorme fábrica de trituración y molido de sal, construida también por la Compañía, y de que me ocuparé en otro artículo.

El plan que llevan con estas obras no puede ser otro, que obtener una buena indemnización por las mismas, cuando venga la necesaria y por dichos arrendatarios deseada rescisión del contrato.

Mucho trabajo costará a Torrevieja recobrar los mercados perdidos, pero siempre obtendrá más ventajas volviendo las Salinas a la Administración pública. Su salvación seria que el Estado se decidiera a enajenar esta gran fuente de riqueza.

Industrias salineras.

Salinas de Torrevieja.

Trabajan en éstas muchos centenares de hombres, ocupados en el arranque, transporte y almacenamiento de la sal. Se trabaja igualmente en las distintas operaciones que se realizan para el embarque de ese producto.

También se construyen muchos miles de sacos y de espuertas para los envases y el acarreo. Y viven algunas casas de banca, dedicadas a la consignación de los buques.

Mas no es esto solo; sino que para preparar la sal se da trabajo a multitud de obreros en las varias fábricas dedicadas a su molido. De ellas he de ocuparme en el presente artículo.

Fábrica de Catasus, Sans y Comp. Esta Sociedad tiene su domicilio en Barcelona y es la misma Compañía arrendataria de las Salinas. Han situado el edificio frente a la estación del ferro-carril de Murcia, siendo de reciento construcción.

Se compone de un gran pabellón construido de piedra y ladrillo, con cubierta de teja plana, que mide 87 metros de largo por 10 de ancho. En el espacioso salón hay instalados catorce juegos de piedras con todos sus artefactos a la moderna, y queda sitio para otros catorce.

Los vagones vendrán desde las Salinas en el ferro-carril de vía estrecha, depositando la sal en los recipientes, perfectamente cubiertos de la lluvia, instalados junto a la línea; desde ellos será elevada a los molinos, por unos ascensores, y, después de molida, caerá a los vagones de dicho ferrocarril, que entrarán dentro de la fábrica, desde donde los sacará la locomotora para llevarlos a los embarcaderos.

Salinas de Torrevieja.

En pabellón aparte, de la misma construcción, al que se llega por una gran escalinata de mármol artificial, se encuentra el salón de máquinas.

Allí se admira un gran motor de vapor con dos cilindros de alta y baja presión y enorme volante, teniendo las poleas estriadas, pues en vez de usar correa plana, se hace la trasmisión por cinco cables redondos construidos con tiras de cuero.

El vapor se produce en dos grandes calderas con fuerza do 150 caballos. Tanto el motor como las calderas han sido construidos en los talleres del Nuevo Vulcano, sociedad industrial y de navegación, de Barcelona.

Finalmente, en otro pabellón, también aparte, hay un buen taller de reparaciones, al que entran por vía especial las locomotores y vagones del ferrocarril de las Salinas.

En suma, una magnífica fábrica, que no se sabe aún cuantos sacos podrá producir, pero que seguramente no bajará de 20.000 en las 24 horas, o sea igual cantidad de quintales métricos. Y todo el mundo se pregunta: ¿para qué tanto elemento, si se exporta tan poca sal?

Fábrica de D. Onofre Cava. También es de Barcelona el dueño de este establecimiento. Es así mismo espaciosísima y preparada para una gran elaboración.

Está situada junto a la playa del Cequión, construyéndose hará unos ocho años. Consta de dos juegos de piedras a los que da movimiento una máquina de vapor construida en los talleres del «Vulcano» de Valencia, sistema de Balancín, con fuerza de 60 caballos.

Debido a la excesiva fuerza para dar movimiento a esta fábrica, solo pudo trabajar un mes, presentando el triste aspecto de todo lo que está hecho para la vida y no funciona.

Fábrica de D. Manuel Ballester. Se titula «La Concepción». Su propietario es hijo de Torrevieja y se distingue por su gran actividad, siendo uno de los primeros exportadores de sal. Está situada en la calle del Loro.

Tiene dos piedras, movidas por una máquina con fuerza de 25 caballos, sistema Lyon, construida por Tomás Aznar, de Alicante, con caldera de 50 caballos, de la viuda de Claudio Geneboix, del Grao de Valencia.

Trabaja mucho, produciendo en las 24 horas, 1500 quintales métricos de sal molida. Las clases que en ella se hacen son refina, fina, y nº. 1, 2, 3 y 4. Está encargado de esta importante fabricación D. Manuel Brú, muy entendido en tales trabajos. Aquí hay la animación que da la vida.

Fábrica de D. Valentín Rodríguez. Aunque su propietario no es hijo del país, puede considerársele como tal, en razón a los lazos de sangre que en él ha establecido. También está dedicado, como el Sr. Ballester, a la exportación de sal, siendo ambos los que más vida dan a este pueblo.

La fábrica la tiene situada en la calle del Matadero. Consta de dos piedras movidas por una máquina de vapor con fuerza de 20 caballos. En las diez horas útiles que constituyen el día de trabajo, se obtiene una elaboración de 500 quintales métricos de sal.

Las clases en que trabajan son cuatro y las denominan: Refina, fina, anchoas y a medio moler. El encargado. D. Francisco Inglade, lleva con gran inteligencia la dirección de esta fabricación.

Salinas de Torrevieja.

Varias industrias.

Tiene Torrevieja una buena Central Eléctrica movida a vapor, progreso que no han logrado conseguir poblaciones más importantes. Pertenece dicha instalación a la Sociedad general de Centrales Eléctricas domiciliada en Bilbao, que ya tiene instaladas catorce centrales de esta clase.

Actualmente trabaja con una máquina sistema Rustón, fuerza de 50 caballos, y dos dinamos Crompton. Su corriente es trifásica y proporciona luz a más de 800 lámparas.

Pero la Sociedad propietaria, no pudiendo satisfacer todos los pedidos de alumbrado que se le hacen, ha acometido la empresa de construir una fábrica mucho más importante, que va a ser honra de Torrevieja.

Ya tienen terminado el edificio, que es de grandes dimensiones con soberbia chimenea, e instalados en él la caldera y motor con fuerza de 150 caballos, construidos por La Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona.

Solo les falta la dinamo, contratada con la Industria Eléctrica de la misma ciudad que, según nos aseguró el distinguido director de esta Central, llegará de un momento a otro. Entonces podrán dar luz a más de 2.000 lámparas, número muy suficiente para las necesidades de Torrevieja.

La fábrica de abonos químicos que, en la calle de San Policarpo posee D. Manuel Bonmatí Rico, es buena prueba de la laboriosidad de este pueblo. El espacioso local donde se halla instalada esta industria, es de reciente construcción, pues sus obras terminaron el año último.

Tiene el Sr. Bonmatí máquinas para triturar y cribar las primeras materias, proponiéndose adquirir nuevos aparatos por exigirlo así el creciente favor que los agricultores le dispensan.

Prepara los abonos completos que se le encargan, aceptando las fórmulas que se le dan por el agricultor; vende también abonos completos especiales para naranjos, olivos, viñas y granados; y así mismo expende en sus almacenes excelentes primeras materias para que el cultivador pueda elaborar el abono.

Dichas materias son el sulfato de amoniaco, el nitrato de sosa, las sales de potasa, el sulfato de hierro y los superfosfatos de cal. Sus abonos especiales para el naranjo están tan bien estudiados, que impiden que la naranja mueva o se le levante la cascara; y los que dedica al granado están preparados para las condiciones del suelo de Elche, donde dicho cultivo tiene tanto desarrollo.

El Sr. Bonmatí está dedicado buen número de años a esta industria, lo que le da gran competencia en la misma, llevando las materias fertilizantes de sus abonos completos la mayor gradación posible. Así se explica que llegue a expender anualmente más de 15.000 sacos.

La Fuensanta. Fábrica de muebles de Casanova Coll y compañía. Todos los señores que componen esta Sociedad son vecinos de Torrevieja, pero nacidos en Murcia, por lo que al fundar esta notable industria se han creído obligados a dedicarla a su venerada Patrona.

También el edificio es de reciente construcción, estando situado en las proximidades de la estación del ferrocarril de los andaluces, junto a la carretera que a la misma conduce. Se hacen en ella toda clase de muebles de madera y especialmente camas, mecedoras y sillas.

En camas compite con Valencia. En sillas construye unas especiales llamadas Sansón, muy fuertes y ligeras. Tuvimos ocasión de ver la construcción de una sillería y cama Luis XV, con calados blancos, muy elegante. Trabajan con gran economía, pues esa misma cama Luis XV la venden a cinco duros.

Ya en nuestra Exposición pudieron admirarse unos preciosos marcos tallados y construidos en esta fábrica, que obtuvieron medalla de plata. Tienen 21 máquinas, entre ellas sierras de todas clases, lijadora, torno para hacer molduras, para redondear, regruesadores, cepilladoras, y cuantas exige la construcción de muebles, hasta el punto de que la labor del operario puede decirse limitada a armar.

El movimiento de todos estos aparatos se obtiene por una máquina de Balancín construida en los talleres del Vulcano de Valencia, con fuerzas de 12 caballos.

Ordinariamente trabajan en esta fábrica 32 hombres, que pueden producir un enorme número de muebles. Al frente de ella se encuentra el inteligente socio D. Enrique Salas, que demuestra los grandes conocimientos que tiene en esta industria.

Salón principal del Casino de Torrevieja decorado por Enrique Salas Coll. Principios del s. XX. Fotografía de Alberto Darblade. Colección Francisco Sala.

Además de las importantes fábricas que vengo relatando, existen otras en Torrevieja que acreditan el amor al trabajo de sus hijos. Tales son:

La de cementos y piedras artificiales, de D. José Jiménez, situada en el barrio de los Molinos. Trabaja muy bien en portales, tableros, fregadores, escalones, mosaicos y demás artículos de esta clase.

Otra de tejidos para velas, de D. José Hernández, situada en el mismo barrio. Sus productos son muy apreciados por la gente de mar.

Otra de muebles finos, de Francisco Tuso, en la plaza de la verdura, estando muy acreditado en tales trabajos.

Otra de mecedoras y camas de madera, de D. José Valentín, establecida en la calle de Torrijos, siendo muchos los objetos que vende.

Otra también de muebles de D. Juan Balaguer en la calle de D. María de Pineda.

Y otras varias de igual clase, pues los trabajos en madera constituyen una de las especialidades de este pueblo.

Así mismo merece ser citado el maestro velero D. Agustín García, que vive en el barrio de Las Puntas, pues de bastante distancia vienen a encargarle la construcción de velas.

Los almacenes de maderas de Sala hermanos y de Antonio Tebar, situados en la Glorieta de Capdepón y barrio de Carreteros respectivamente, tienen mucha importancia.

Los bazares de Ramón Sala, calle de la Concepción; de Ramón Sempere, en la de Torrijos; y el de la calle de Orihuela, están muy bien surtidos.

Finalmente, merecen mención los almacenes de harinas de D. Vicente Castel, D. Antonio Torregrosa y de Sala hermanos.

Bellas Artes.

Banda de música en el Paseo Vista Alegre.

En este pueblo hay una extraordinaria afición a la música. Puede decirse que todos los jóvenes saben cantar y que son contadas las personas que no tocan algún instrumento.

Así son aquí tan frecuentes las misas coreadas, los conciertos en las casas particulares y las armoniosas canciones que se oyen en estas plácidas noches de verano.

Entre los músicos notables que hoy honran a este pueblo pueden contarse: al maestro Gil, director de la banda municipal, que es un artista de cuerpo entero; al excelente pianista D. Manuel Capellín, al profesor en igual instrumento, que sobresale por su gran ejecución, el distinguido abogado del Estado D. Luis Cánovas; y al notable organista y director de coros D. Antonio Capellín.

No cito las personas que se distinguen en el canto, porque habría que hacer una lista interminable.

Al hablar de Bellas Artes, hay que hacer especial mención del incomparable fotógrafo D. Alberto Darblade. No es este señor un simple industrial, que se limita a que el retrato resulte con el mayor parecido posible; es mucho más que esto; es lo que se llama un consumado artista.

Él estudia al cliente y lo coloca en la actitud y sitio que más conviene a sus condiciones, obteniendo unas fotografías que son verdaderas obras de arte.

Fotografía de Darío Quesada Ferrer. Coleccionista de los Darblade.

Torrevieja está llena de sus trabajos, admirándose en todas las casas algún retrato de tamaño natural, tan perfecto y tan artístico como puede hacerlo el mejor fotógrafo.

Y su fama ha traspasado los límites locales, no habiendo hoy una familia veraneante que no so lleve trabajos de este gran artista; por esto en Murcia es tan conocido como en su país.

La escultura tiene en Torrevieja un notable representante en D. Tomás Parodi. Trabaja el mármol y la madera admirablemente, pero encerrado en ambiente tan pequeño, no ha podido dar a conocer sus raras condiciones de artista.

¡Cuan grande sería su reputación viviendo en otro centro más importante! De sus manos ha salido el panteón que tiene en Torrevieja D. Trinitario Ruiz, padre de D. Trinitario Ruiz Capdepón. Es de piedra de Novelda, consistiendo en un precioso basamento y un gran ángel encima.

También ha esculpido el de D. Obdulio Talavera, que es su mejor obra. Tiene una base rectangular y en uno de los lados el busto del difunto, de extraordinario parecido con el natural; el segundo cuerpo lo componen dos cisnes que sostienen un crespón con la inscripción funeraria; y después se destaca el friso y arquitrabe de estilo corintio, terminando este notable monumento con una cruz de estilo bizantino. Como el anterior, es así mismo de piedra de Novelda.

Ha construido otros panteones, entre ellos el de D. Ceferino Talavera y multitud de lápidas y bajo relieves.

Es así mismo obra suya el retablo del altar mayor de la iglesia parroquial. Y en sus talleres ha esculpido un sin número de trabajos que existen en casas particulares y los adornos de proa y popa que llevan los barcos de madera construidos en Torrevieja.

Puerto de Torrevieja.

La Agricultura.

Los alrededores del pueblo no son muy fértiles; sin duda alguna por la proximidad al mar; pero estos laboriosos vecinos han conseguido sacarle el mayor producto posible, haciendo grandes plantaciones de viñedos y olivos.

De los frutos de este país, que son más estimados y de los cuales se hace alguna exportación, merecen citarse los melones.

No debo terminar esta sección sin elogiar como es debido al acaudalado propietario D. Pedro Casciaro, por su notable quinta, denominada «San José de los Hoyos», situada a la salida del pueblo junto a la carretera de Almoradí.

Este gran entusiasta de la agricultura, con una perseverancia digna de imitación, ha conseguido convertir en hermosa y agradable residencia de verano, lo que antes era un terreno árido y pedregoso, instalando además grandes bodegas y fábrica de alcoholes con lo que ha atendido al mismo tiempo la parte industrial.

Nuestra agricultura para levantarse necesita muchos que como el Sr. Casciaro dediquen a ella sus capitales.

La Pesca.

Como las salinas proporcionan poco trabajo, el pueblo ha tenido que dedicarse de lleno a obtener otros productos del mar. Así es que, a medida que ha disminuido sensiblemente la exportación de la sal, han aumentado los botes pescadores.

Las diferentes pesquerías que se hacen por los hijos de Torrevieja tienen una regular importancia y son muy interesantes. De ellas habré de ocuparme en el presente artículo y en los sucesivos.

El Bou.

Torrevieja. Botes de pesca en 1900.

Esta es la que también se conoce por la pareja, a causa de que son dos los barcos que la hacen. Actualmente son ocho las parejas dedicadas en Torrevieja a esta pesca, constituidas por diez y seis grandes barcas cuyo desplazamiento oscila entre 25 y 30 toneladas.

Cada barca va tripulada por once hombres. Además, cada pareja tiene a su servicio una embarcación menor que se llama la enviada, con tres hombree, que se dedica a llevar el pescado a los puertos de Alicante, Cartagena, Torrevieja y otros donde tiene venta.

En tierra están también al servicio de las parejas, varios pescadores dedicados a lavar, remendar y armar las redes. Por todo ello, puede calcularse que cada pareja sostiene a unas 27 familias.

Esta pesca empieza en los primeros días de octubre, prolongándose hasta los últimos de abril. Se hace con una red de las llamadas de «copo», que llega hasta el fondo del mar, y que arrastran desde sus extremos las dos barcas que forman la pareja.

La profundidad a la que pescan es de 80 a 90 brazas, o sea, aproximadamente 160 metros. El pescado lo sacan «chorrando» las redes, o sea levantándolas por medio de un cabrestante, y sale envuelto en sus mallas toda clase de aquel, predominando la pescadilla, el salmonete, pajel, besugo y caramel.

En esa época viene mucho pescado a Torrevieja; dando ocupación a gran número de arrieros que lo transportan a los pueblos del interior.

Los tripulantes de estos buques, vuelven por las noches al pueblo, a dormir en sus casas, excepto en los meses de enero, febrero y marzo, en los que la pesca es de noche y entonces el descanso lo tienen durante el día.

Las ganancias que obtiene cada pareja se hacen cuarenta partes y se distribuyen en la siguiente proporción:

11 para el dueño de los barcos o armador; 1 para cada tripulante de la pareja, que ya hemos visto son 22; 1 para cada tripulante de la enviada, que según he dicho son 3; 1 para el propietario de la enviada; 1 para el remendador de las redes; y 2 para el armador del arte de pescar.

Van disminuyendo sensiblemente las utilidades de esta pesca; en términos que hace seis años ganaba cada tripulante en la temporada una suma que no bajaba de 400 o 500 pesetas, y hoy es raro el año que sus beneficios llegan a 250 pesetas.

La causa de ello consiste en que las parejas van agotando el pescado, destruyendo los criaderos y la vegetación submarina donde cría y se alberga.

El mayor daño lo ocasionan estos pescadores con el uso de mallas excesivamente espesas o cerradas, en nuestro sentir prohibidas por las disposiciones legales.

Para evitar la ruina total de esta todavía productiva pesca, deben unirse todos los pescadores del Bou y acordar utilizar solo las redes claras. Así es como únicamente conservarán el filón que ahora explotan.

Las parejas, al terminar la temporada de pesquera, se trasladan casi todas al Atlántico a pescar la caballa y el bonito; llegando en sus excursiones hasta cerca de las Islas Canarias.

No debo terminar este artículo sin consignar que las parejas construidas en Torrevieja, se distinguen en toda la costa de levante por su mucho andar.

La pesca del atún.

Desembarcando un atún en Torrevieja a comienzos del siglo XX. Archivo F. Sala.

Es, sin disputa, la más ingeniosa de todas las pescas inventadas por el hombre, al menos de las conocidas por las playas de Levante. Empieza a cobrarse el atún en los primeros días de abril y se concluye a fines de agosto.

Hay en Torrevieja 60 botes dedicados a esta pesca. Cada uno desplaza de cinco a siete toneladas y va tripulado por tres o cuatro hombres. En clase de barcos pescadores, son éstos de lo mejor que se conoce, sobresaliendo por su mucho andar y por su gran resistencia.

Allá va toscamente expuesto como se cogen estos hermosos pescados. Cada embarcación, procura calar en sus «panas» en 1º. de abril, continuando haciéndolo hasta fines de junio.

¿Que qué son las panas y su calado? Pues por panas se entiende a unas boyas flotantes, formadas con grandes trozos de corcho encerrados en una red de esparto, sujetas por larga cuerda que en su extremo (el de la cuerda) lleva un pesado pedrusco, que las hace retener al fondo.

Dicha cuerda lleva también un ramo (léase en femenino) de pino, que se queda sumergido a una profundidad de cinco brazas. Bajo este ramo se alberga el «sorel» (en casi todas partes conocido por jurel) que en el verano es un pescadillo del tamaño del boquerón, constituyendo el alimento predilecto del atún.

Las panas se colocan por lo menos en número de diez, a lo que se llama un «andanón», situándolas muy lejos de la costa, por lo que necesitan ponerles señales y relacionarlas con los puntos más visibles.

Teniendo el pescador pobladas sus panas o sea bien repletas de «sorel», empieza la pesquera. Para ello salen de Torrevieja de dos a tres de la madrugada y a vela o a remo, según el viento, se llega al lugar donde aquél tiene «caladas sus panas».

Los tripulantes cogen una de estas boyas, la elevan al barco y colocan, en la popa del mismo, el famoso ramo de pino, hasta que el sorel se cobija bajo la embarcación, en cuyo momento retiran el ramo para que este no estorbe la pesca.

El atún que, como hemos dicho, tiene preferencia por el «sorel», viene a buscarlo, defendiéndose el infeliz pescadillo bajo el casco del barco, medida en efecto previsora porque el atún no se atreve a buscarlo en ese sitio asustándose de la sombra que proyecta el bote.

Pero como el pescador ha contratado al «sorel» para que sirva de cebo al atún, tiene que sacrificar alguna parte de sus servidores, y en ese preciso momento, en que le demandan su protección formando apiñado grupo en la popa del buque mientras este corre cuanto el viento le permite, empuña el «salabre» (o sea una pequeña bolsa de red cuya boca está sujeta a un aro de madera, y del que arranca un mango de lo mismo para facilitar su manejo) lo sumerge en el mar y eleva al bote el inocente «sorelillo», incapaz de suponer que así se responderá a su quejumbrosa demanda de hospitalidad.

Rápidamente, coge el pescador el «sorel», y ¡oh necesaria inhumanidad!, lo ensarta aún vivo por el lomo en grandes anzuelos preparados al efecto, y lo lanza por la popa a grandes distancias.

El «sorel», agonizante, se mueve en el agua y como ya se encuentra lejos del barco quita el miedo al atún para comérselo, abriendo éste su boca y tragándose furiosamente el anzuelo.

En tal situación, hay necesidad de contener al atún, porque este gran pez tiene la grave tendencia a precipitarse perpendicularmente al fondo del mar, en cuya huida manda mucha fuerza.

Contenido el pescado, se iza a bordo, entre el que da la «gambalada» (o sea el aparato compuesto del anzuelo, la cuerda y una vara a la que va sujeta la cuerda) y el «ganchero», al que se llama así porque con un fuerte gancho lo coge por el cuerpo, generalmente por las aletas ventrales.

Ya en el barco, hay que librarse de los terribles coletazos que da el gran pescado al asfixiarse. En esos angustiosos momentos no conviene acercarse mucho a la víctima.

Terminada la pesca, vuelve el bote a las «panas», dejando en ellas el ramo y «el sorel»; para ello necesitan que este último se separe del barco y vuelva a la «pana», a cuyo efecto se le espanta tirándole piedras, que lleva la embarcación, porque en el mar no se encuentran las útiles «sopas de arroyo».

Desde las diez o doce millas de la costa, en que se hace esta pesca, donde el agua alcanza la profundidad de 50 a 80 brazas, ¡casi nada!, regresa ufano el pescador al puerto, si ha conseguido hacer buena pesca. Muchas veces tiene que renunciar a matar muchos más pescados, porque hay necesidad de volver a casa a buena hora para no perder la venta.

La llegada a Torrevieja de estos innumerables botes, es uno de los espectáculos más pintorescos y que en mayor grado distraen a los veraneantes.

Desde las mesas de los frescos cafés del Casino y de España se ve el mar lleno de velas, que poco a poco se van agrandando hasta ganar el puerto.

Torrevieja. Casino y cafés a principios del siglo XX.

El reparto de las utilidades de esta pesca se hace en la siguiente forma: media parte para el dueño del «andanón», una parte para el armador o dueño del barco, y otra parte para cada uno de los tripulantes; de manera que se hacen cuatro o cinco partes y media.

Es una pesca bastante eventual, pues mientras a unos pescadores les produce mucho porque encuentran gran número de atunes, a otros les rinde muy poco o nada por tener mala suerte. Pero al que le da bien, le produce mucho, habiendo bote que en un solo día ha repartido 250 pesetas por cada parte, lo que, como se ve, es una gran utilidad.

El atún que se saca en dichos meses de verano procede del Mar Negro y busca su salida al Atlántico. Es de dos clases a las que se les distingue con los nombres de blanco y encarnado.

El blanco son las hembras que ya han desolado, y por consiguiente vienen con la carne blanda y poca sangre, como le pasa a toda hembra en la convalecencia del parto.

El encarnado son los machos, robustos y fuertes, con gran consistencia en la carne. Difiere mucho el precio de una clase a otra, porque el blanco hay que comerlo pronto para que no se pierda y el encarnado en cambio resiste mucho más la acción del calor.

Da de comer esta pesca a gran número de arrieros que lo llevan a los pueblos del interior. Como final do este relato debo apuntar que para pescar el atún se necesita buen viento, siendo los más favorables los levantes, tener mucho sorel en las panas y que no lo pierda la embarcación, por lo que el pescador necesita ir regulando su marcha a fin de que no sea mayor que la del grupo de los pescadillos.

Algunas veces sucede que, por alejarse el sorel del barco, se interpone el atún entre uno y otro. En este desgraciado caso el pescador ha perdido la pesquera y el atún se ha proporcionado un gran banquete.

Entre los accidentes o peligros de esta pesca figura el de herirse unos a otros con los anzuelos y el de caer al agua los tripulantes del barco por el fuerte tirón que da el atún al verse prisionero.

Este último peligro era antes mucho mayor, porque la cuerda de la «gambalada», terminaba en una gran gasa o anillo también de cuerda, por el que se metía la mano y se quedaba sujeta a la muñeca.

Los Valentines desembarcando atunes en Torrevieja a finales del siglo XIX.

El «gambalero» tenía que resistir con su cuerpo la fuerza que mandaba el atún, y en ocasiones era arrastrado al mar. Conocemos un caso sucedido a un pescador de la Isla de Tabarca que pone los pelos de punta.

Dicho pescador que, arrastrado por un atún al ser enganchado en el anzuelo, haciéndole resbalar violentamente por la popa del barco, en cuya caída le rompió una costilla y sumergiéndolo después en el mar, donde no se ahogó porque tuvo la serenidad de sacar la faca que siempre lleva todo pescador y generalmente atada) y cortar con ella la cuerda de la «gambalada».

Ahora es difícil que ocurran tales accidentes, porque le llevan con un corcho que colocan entre los dedos, que al apretar mucho el atún y no poderlo resistir, lo abandonan para que se lo lleve, porque la vida es antes que la pesca.

A los que veranean en Torrevieja, se les presentan ocasión de salir con los pescadores a presenciar las interesantes operaciones de la cogida del atún.

Yo estoy muy satisfecho de haberlo hecho porque el espectáculo no puede ser más bonito. Blasco Ibáñez lo pescó hace dos veranos y de su bien cortada pluma salió un precioso artículo, que me parece recordar fue publicado por «La Correspondencia de España».

Ánimo pues, y a sacar fruto del verano. Que todo no sea palique, dominó y otros excesos.

Varias pescas.

El Puerto de Torrevieja. Fotografía de Alberto Darblade.

Las principales y más constantes pesqueras que se hacen por los marinos de Torrevieja son las que dejo reseñadas en los dos artículos anteriores; pero también existen algunos dedicados al empleo de otros artes de pescar.

Los mismos atuneros, cuando no encuentran muchos comedores de «sorel», pescan la caballa, la melva y el bonito, con el ingenioso aparato llamado el «curricán», que lo forman unas plumas que, al abrirse con la marcha del barco, imitan a un pescadillo; y al querérselo comer aquellos pescados, quedan prisioneros en los anzuelos que el falso animal lleva oculto.

Esta pesquera, en cuanto a la caballa, suele algunos años revestir mucha importancia.

Hay también unos pocos «palangraneros» o que pescan con «palangres», consistente en una larga «lienza» o cuerda con muchos anzuelos, la cual se deja en el mar con una boya a cada extremo; y los «tras malleros», que cogen el pescado con redes de tres tablas; o sea, tres redes juntas, las de fuera claras y la del centro ciega o muy espesa, siendo esta más alta que las otras y formando «seno» con ellas, las cuales se «calan» en el fondo del mar y se sujetan con boyas.

«Palangraneros» y «tras malleros» son los que en la temporada de verano abastecen a la población del rico pescado blanco y de fondo.

También es pesca de verano la de la boga con «nasas». Son estas unas jaulas de junco, caladas cerca de la superficie del agua, sostenidas por boyas.

En invierno se pesca algo con «sardinales», «alacheras» y «bogueras», que son redes especiales para coger la sardina, alacha y boga respectivamente.

Para los aficionados se conoce en esta costa el «rayo», «la caña» y el «volantín», pescas que acreditan mucho de «pacientes» a los que a ellas se dedican.

En el año último han venido unos pescadores mallorquines a llevarse la gran riqueza de langostas que tenían estas aguas y que los de Torrevieja no han sabido aprovechar.

Dichos activos marineros, han descubierto a 16 o 18 millas de la costa y frente a Santapola, en un sitio conocido por los Cabezos, un enorme criadero de langostas que casi han exterminado.

Unos botes pescadores, usando nasas y redes especiales, iban despoblando los cabezos y colocándolas en viveros en las tranquilas aguas del Estacio.

Cuando ya tenían repletos los viveros venían dos pailebotes pesqueros y se las llevaban a Marsella, con lo que han obtenido una gran utilidad que realmente pertenecía a los de Torrevieja.

Esos pailebotes eran, uno de 80 toneladas, y el otro de noventa, pudiendo llevar 12 y 15 millares de langostas respectivamente. Han hecho tres viajes el primero y dos el segundo, por lo que se calcula en más de 60.000 las langostas llevadas a Marsella.

Por último, al hablar de las pescas, debo consignar que los langostinos tan grandes y gustosos que comemos en Torrevieja, están alimentados con nuestra agua, es decir, con la que discurre por el Segura, porque los cogen en la desembocadura de este río.

El aparato para aprisionarlos es el «trasmalle» antes descrito. En Guardamar hay una compañía que tiene un establecimiento pesquero para coger el langostino y exportarlo a Madrid.

La venta del pescado.

Subasta del pescado a comienzos del siglo XX.

El pescado se vende en Torrevieja como en casi todos los puertos, por el sistema de la subasta. Pero esto no impide al pescador hacer la venta por su cuenta; si bien pagando los derechos de subasta.

Esta forma de venta se debe a un pacto entre todos los pescadores, sin que por consiguiente tenga carácter oficial.

Perea es el que hace la subasta, ayudado por su hijo; Catín apunta los pesos, precios y personas; y algunos otros pescadores los auxilian, formando todos sociedad, y percibiendo un real por cada duro, que los paga el pescador y que reparten entre todos los de la compañía.

Tiene mucha importancia este negocio de la venta del pescado. La subasta se hace por reales tratándose del atún y el pescado de pareja; y por pesetas en cuanto al pescado fino.

Nadie que haya pasado algunos días en Torrevieja, podrá olvidarse del pintoresco cuadro que presentan estas operaciones.

Perea (hijo) robusto joven (que lleva locas a las domésticas de los veraneantes) vocea las posturas y anima a los compradores «¡A cuarenta y sinco, a sinco y cuarenta!» ¡Hay quien dé más! ¡Que lo voy a dar! ¡Que lo doy! ¡A cuarenta y seis y medio! ¡A cuarenta y siete! ¡Medio minuto a cuarenta y siete! ¡A la una! ¡A cuarenta y ocho!

Y así sigue hasta que toca un cuerno, señal de haberlo dejado rematado. Algunas veces tiene el cuerno gran tiempo en la boca sin soplar, esperando que aun suban el precio.

La Marina.

Botadura de un barco en Torrevieja.

En este pueblo se han construido magníficos buques de madera, revistiendo antiguamente esta industria mucha mayor importancia que en la actualidad. Hoy trabajan tres constructores de embarcaciones.

Son los más importantes Miguel Gutiérrez y Antonio Ripoll, que están asociados. Los otros dos maestros calafates, son Miguel González y Francisco Cegarra. Hacen toda clase de buques, habiendo en otro tiempo llegado a construirlos hasta de 300 toneladas.

Hoy casi solo hacen barcos de pesca y alguno que otro de recreo. Recientemente Miguel Gutiérrez y Antonio Ripoll, han construido un precioso pailebot de 30 toneladas llamado «Soledad», para el gran aficionado a la pesca D. Julio Casciaro.

Ya ha probado esta embarcación sus grandes condiciones marineras en la temporada de pesca, pues en la primavera última lo tuvo su dueño en aguas del Estrecho de Gibraltar.

Se distinguen las construcciones navales de Torrevieja, por su esbeltez, seguridad y mucha marcha, siendo universal su fama.

Este floreciente estado, se debe a que en Torrevieja se estudiaron mucho los barcos para que pudieran servir al activo contrabando que en otro tiempo se hiciera, en sociedad con los aljezareños.

De Torrevieja han salido y salen excelentes marinos, que honran a la marina mercante española. Merecen citarse entre los vivos: a Jaime Parodi, que manda el pailebot «Soledad Parodi», de la matrícula de Alicante; a Anastasio Ballester, capitán del bergantín-goleta «Safo», de Barcelona; a Eduardo Sala, que ha mandado varios buques; y a otros muchos.

De aquí era también D. José Solano, el intrépido almirante de la escuadra cantonal. Marinos antiguos los ha habido de primera fuerza, como Tomás Parodi, padre de los actuales Parodi, que salvó muchas tripulaciones de los barcos náufragos en Torrevieja, por lo que mereció la Cruz de Beneficencia; y Gerónimo Galiana, que realizó el acto más extraordinario que puede contarse en cosas de mar.

Salió Galiana de la Habana, mandando el bergantín-goleta «Eustaquia». A los pocos días de salir se le declaró a bordo la fiebre amarilla, muriendo uno tras otro todos los tripulantes, quedándose solo Galiana y un grumete de corta edad.

Este arrojado capitán, tuvo serenidad bastante para cuidar con esmero a los enfermos, construir a cada uno de los muertos su ataúd de madera con el que los arrojó al mar y atender a todas las maniobras que exigía la larga navegación que llevaba.

Llegó a Vigo sin ningún contratiempo; al entrar en la ría, pidió auxilio a unos pescadores para las maniobras de entrada, por ser ya más difícil e imposible realizarlas por un hombre solo.

Los pescadores al subir al «Eustaquia» se enteraron de que venía apestado y quisieron irse, pero ya Galiana había tomado la precaución de cortar el cable de la barca, que se alejó de su buque, y revólver en mano, los obligó a ayudarle a llevar el «Eustaquia» al lazareto. El Gobierno premió su valor y humanidad concediéndole una cruz.

El puerto de Torrevieja es sumamente peligroso cuando reinan con fuerza los vientos del 2º cuadrante; por lo que en su bahía se han perdido bastantes buques.

Naufragio de un bergantín en Torrevieja.

Aun se recuerdan con horror los naufragios del «Sbrigati», de nacionalidad italiana, del que se ahogaron cinco tripulantes, entre ellos el capitán; y el de la corbeta «Josefa», de la que pereció la mitad de su tripulación.

Es raro el año que no ocurre algún siniestro. Los barcos son arrastrados por el viento y las olas a la playa de Ferris, en donde encallan y son deshechos por el temporal. Hace mucha falta construir un espigón que corte los vientos de levante para dar seguridades al comercio.

Para remediar algo estos males, existe una buena estación de salvamento de náufragos, en la que figura un excelente bote salvavidas y un cañón lanza-cabos, sistema Lille.

Mucho más podría decirse de los honrados y trabajadores hijos de Torrevieja, pero sería hacer una guía general de este pueblo, impropia de publicaciones como LAS PROVINCIAS.

Yo rindo a Torrevieja, con mis modestos artículos, el tributo debido a sus progresos y uno mis votos a los suyos para que lleguen a ser un hecho sus justas aspiraciones, concretadas en estas dos sencillas palabras: Salinas y Puerto.

Salinas de Torrevieja.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Transcripción de una serie de ocho artículos publicados entre el lunes 13 y el miércoles 22 de agosto del año 1900 en el diario «Las Provincias de Levante».

Cuatro siglos de Mazones.

Introducción

Al poco tiempo de nacer mi hijo Pablo, emprendí la tarea de recopilar nombres, fechas, documentos, anécdotas y objetos, tanto de mi familia como de la de Amelia, mi mujer.

El objetivo, más allá del típico árbol genealógico, era ofrecerle de primera mano, toda la información posible de sus antepasados.

En el verano del 2002, tuve acceso a los libros parroquiales de Santa Justa; y con ellos tracé el esquema de mi familia paterna, identificando qué Mazones, Maçones o Masones (de las tres formas lo apuntaban los curas en el XVII y XVIII), eran mis ancestros.

La feliz coincidencia de que se mantuviesen más o menos estables me permitió seguirlos durante generaciones, hasta llegar, en algunas ramas, al siglo XVII.

A partir de ahí las dificultades se incrementaron por figurar los documentos en valenciano antiguo, con grafías muy complicadas.

Casi veinte años después, un buen amigo me facilitó datos del siglo XVII; y gracias a él, este trabajo superó la barrera del XVI.

Esto no es un árbol genealógico; a lo sumo una extensa rama que se extiende desde el siglo XVI al XXI.

Comparto mis descubrimientos en el estudio de mi familia con la esperanza de que un día, alguno de mis parientes a través del tiempo, tropiece con este modesto trabajo y le interese. Y si quisiera continuar, dispondrá de todas las fuentes utilizadas.

Como curiosidad, el primer Mazón localizado en la Parroquia de las Santas Justa y Rufina, data de 1569. Se llamaba Ginés y era hijo de Pedro. Pero seguramente, pertenecía a otra rama familiar.

Prácticamente todos mis antepasados han sido huertanos. Si tuviera que diseñar un escudo heráldico a mis mazones, se compondría de dos azadas cruzadas y un perro labrador.

Antiguo Archivo de Santa Justa, donde figuran los nacimientos, bodas y defunciones de la mayoría de mis antepasados. Trasladado al Archivo Diocesano.

Siglo XVI.

Mi primer antepasado identificado se llamaba Bertomeu Mazón, esposo de Ángela Ximénez. Este matrimonio de mediados del siglo XVI fueron padres de Juan Mazón Ximénez, el mayor de tres hermanos bautizados en La Catedral.

1.- Juan Mazón Ximénez. Bautizado el 6 de enero de 1573. Padrinos: Mosén Honorat Ximénes y Lleunor Ximénes, doncella. (Inscrito en el Libro B-01 (1532-1578) copia Folio 117).

2.- Baltazar Alfonço. Bautizado el 25 de enero 1574. (Inscrito en el Libro B-01 (1532-578) copia Folio 129 vto.).

3.- Melchior. Bautizado el 13 de abril 1576. (Inscrito en el Libro B-01 (1532-1578) copia Folio 159).

Archivo de la Catedral de Orihuela.

Siglo XVII.

Juan Mazón se casó el 10 de agosto de 1609 en la Parroquia de San Martín Obispo, de Callosa de Segura, con Catalina García. (Matrimonio inscrito en el Libro M-01 (1596-1637) Folio 15 vto.).

Juan Mazón se llamó mi bisabuelo; y casi cuatro siglos después se casó también con una García, como mi abuelo y como yo. Así pues, los apellidos de mi abuelo, de mi padre y de mi hijo han sido también Mazón García. Pero esto es sólo una curiosidad.

Su hijo Ferrando Mazón García, el que nos interesa, debió nacer en Callosa; pero no disponemos de su partida. En cambio tenemos las de cuatro de sus hermanos: los dos primeros bautizados en Callosa de Segura y los otros dos en la Catedral de Orihuela.

1.- Josefa Martina, bautizada en 1622 en Callosa. (Libro desaparecido).

2.- Francisco Juan, bautizado en 1625 en Callosa. (Libro desaparecido).

3.- Jusepa Catalina Rosera, bautizada en la Parroquia de El Salvador de Orihuela, el 16 de marzo de 1628. (Inscrita en el Libro B-05 (1614-1632) Folio 267 vto).

4.- Sebastiá Vicent, bautizado el 20 de enero de 1631 en la Parroquia de El Salvador. Padrinos: Dr. Miguel Sánchez e Ysabel Mirona, mujer de Pere Marques. (Inscrito en el Libro B-05 (1614-1632) Folio 323 vto.).

Esto nos indica que la familia se instaló inicialmente en Callosa; y luego se trasladó a Orihuela.

Lo cierto es que el citado Ferrando Mazón García se casó tres veces; y lo hizo en la Parroquia de El Salvador de Orihuela. La primera vez el 12 de julio de 1640, con Ventura Ferrández. Testigos: Juan Castell y Rogla y Fray Thomás Guteris. (Matrimonio inscrito en el Libro M-02 (1618-1664) Folio 113).

Ferrando volvió a casarse el 21 de agosto de 1644 con Magdalena Estarás. Dejaron constancia de que ambos eran viudos: él de Ventura Ferrández; y ella de Llorens Muñoz. (Matrimonio inscrito en el Libro M-02 (1618-1664) Folio 137).

Ferrando se casó por tercera vez el 17 de diciembre de 1662, con María Esteve Pasqual. Los padres de la contrayente se llamaban Mathías y Gerónima. (Matrimonio inscrito en el Libro M-02 (1618-1664) Folio 267).

De este último matrimonio nació Joseph Mazón Esteve; el mayor de tres hermanos bautizados en La Catedral:

1.- Juseph Patricio Juan Mazón Esteve. Bautizado el 26 de marzo de 1665. (Inscrito en el Libro B-07 (1658-1681) Folio 145 vto). Padrinos: el Rvdo. Francisco Martínez, cura de esta Santa Iglesia, y Ginesa Peñalver.

2.- Juan Martiniano Pasqual. Bautizado el 12 de febrero de 1670. Padrinos: Jusepe Martínez y Ángela Masquefa. (Inscrito en el Libro B-07 (1658-1681) Folio 242).

3.- Román Tomás Matías. Bautizado el 22 de diciembre de 1671. Padrinos: Francisco Gutiérrez, presbítero y Ginesa Peñalver. (Inscrito en el Libro B-07 (1658-1681) Folio 293).

Josef Mazón Esteve se casó el 2 de febrero de 1687 en la Parroquia de El Salvador de Orihuela, con Thomasa Guillém Quesada. Padres del contrayente: Ferrando y María. Padres de la contrayente: Christóval y Dorothea. Todos naturales y vecinos de Orihuela. (Parroquia de El Salvador Matrimonio inscrito en el Libro M-03 (1665-1706) Folio 163).

Thomasa era la séptima de los once hijos que tuvo el matrimonio formado por Christóval Guillem Martínez y Dorotea Quesada Martínez.

Christóval era natural de Callosa y Dorothea de Orihuela; y se habían casado también en la Parroquia de El Salvador de Orihuela, el 23 de mayo de 1655. (Matrimonio inscrito en el Libro M-02 (1618-1664) Folio 217).

Los abuelos paternos de Thomasa Guillén se llamaban Bartholomé y María. Y los maternos, Lucas e Ysabel. Thomasa y todos sus hemanos (ella fue la número 7) fueron bautizados en La Catedral.

1.- Anna María Ysabel, bautizada el 15 de agosto de 1656.

2.- María Isabel, bautizada el 17 de diciembre de 1658.

3.- Bartolome Ginés, bautizado el 24 de agosto de 1660.

4 y 5.- Lucas Cristhóval y Thomás Joseph, mellizos o gemelos bautizados el 25 de diciembre de 1662.

6.- Cristóval Andrés, bautizado el 2 de febrero de 1664.

7.- María Hisabel Thomasa Guillem Quesada, bautizada el 8 de junio de 1667. Padrinos: Francisco García y Magdalena Marí, cónyuges. (Inscrita en el Libro B-07 (1658-1681) Folio 190).

8.- Juana Baltasara, bautizada el 27 de diciembre de 1669.

9.- Jusepe Juan Gaetano, bautizado el 17 de febrero de 1672.

10.- Josepha Isabel Baltasara, bautizada el 29 de marzo de 1676.

11.- Thomás Joseph Masián, bautizado el 24 de febrero de 1678.

Pero volvamos a los mazones, que perdemos el hilo. Seguimos con Josef Mazón Esteve, nacido en 1665 y casado con Thomasa Guillén en 1687.

Siglo XVIII.

Grabado Orihuela siglo XVIII. 

No sé la fecha concreta; pero en 1724 Joseph había muerto. Su familia aparece en el padrón fiscal como «viuda y herederos de Joseph Mazón». (Archivo Municipal de Orihuela. Protoc. 1262, folio 424).

Con la preceptiva licencia de Phelipe Galtero Martínez Bomayti y Rocafull, señor de Molina, Thomasa compró a su hermano Bartolomé Guillem, cuatro tahúllas menos 12 brazas de tierra blanca con algunas higueras y un naranjo en agosto de 1729.

Al precio de 23 libras la tahúlla, gravadas con censo perpetuo y fadiga de seis dineros por tahúlla en el día de San Juan. Thomasa y Bartolomé, quedaron como linderos y no firmaron por no saber hacerlo. (Archivo Histórico de Orihuela. Protocolos de Bautista Ramón. 1267 folio 277).

De Thomasa, viuda de Mazón, he localizado varios protocolos notariales. En el siguiente, organizaron la dote para la boda de su primogénito Juan Mazón Guillem, en febrero de 1734.

Protocolos de Matheo Gilarte. Promisión de dote otorgada por Isabel Cárceles y Thomasa Guillem. A Josepha Quesada y Juan Mazón. 1734.

Promisión de dote otorgada por Isabel Carseles, muger que fue de Antonio Quesada; y Thomasa Guillém, muger que fue de Joseph Mason. A Josepha Quesada y Juan Mason. En la huerta de la Ciudad de Orihuela. Pago llamado de Beniel. A veinte y uno de febrero de mil setecientos treinta y cuatro años.

Ante mí el Escribano y testigos de esta carta paresieron Isabel Carseles, muger que fue de Antonio Quesada; y Thomasa Guillém, muger que fue de Joseph Mason, vesinas de la dicha Ciudad de Orihuela a las que doy fe y conozco.

Dizen que al servicio de Dios Nuestro Señor y con su Iglesia, tienen tratado que Josepha Quesada, donsella, hija legítima y natural de los dichos Isabel Carseles, muger que fue de Antonio Quesada, case con Juan Mason, hijo legítimo y natural de los dichos Joseph Mason y Thomasa Guillém, en pas de la Santa Madre Iglesia; y para que mas bien puedan sustentar sus obligasiones, como mejor aya lugar en derecho (ilegible)

Como les pertenece de su libre volunta otorga y consede la dicha Isabel Carseles, que aquentas de sus legitimas herensias da a la dicha Josepha Quesada, su hija, por dote y caudal suyo que llebe a dicho matrimonio las cantidades que importan los bienes siguientes según la estimasion que por personas justas les han dado de consentimiento de las partes.

Primeramente dos Arcas con sus serrajas y llaves = una artesa = tabla de ceñir = dos mesas la una con cajon = Candelero = serrederas = tapador de tinaja = bara de medir = balansa de pesso = un medio = un sedaso = seis sillas de esparto = un tablado con sus bancos = apresiado todo lo referido en trese libras y dies sueldos————————– 13L. 10s.

Item. Dos candiles = un par de trebedes = un par de parrillas = una rasera = y un par de tenasas para el fuego, abalorado todo en seis libras y seis sueldos——- 2L. 6s.

Item. Una sartén en 8 reales——-*L. 16s.

Item. Una Caldera en tres libras—— 3L. *s

Item. Un almires con su mano en dos libras dies sueldos—- 2L. 10s.

Item. De una tinaja para poner agua y vidriado dos libras dos sueldos —-2L. 2s.

Item. Un tabaque de mimbre y un arrimadillo en dies sueldos y seis dineros—–*L. 10s. 6d.

Item. Ocho sábanas de tramado en veinte y una libras y dose sueldos—– 21L. 12s.

Item. Dos colchones de lienso asul, el uno con lana; y quatro almoadas con sus fundas de gambano, las dos llenas de lana en ocho libras tres sueldos—– 8L. 3s.

Item. Una delantera de Indiana, un cobertor mancheño y un cobertor de filadis en siete libras y un sueldo — 7L. 1s.

Item. Dies y seis serbilletas, dos pares de manteles, los unos de peyne ancho, y otro par de manteles de mesa en siete libras nuebe sueldos y tres dineros— 7L. 9s. 3d.

Item. Cuatro camisas, dos de lino condino, una de tramado y otra de gambano en quatro libras seis sueldos—– 4L. 6s.

Item. Un ¿sernedor? y paños de manos en dies sueldos– *L. 10s.  

Item. Un par de ynaguas de Calamoca en quatro libras– 4L.

Item. Una mantilla de laceta blanca en una libra————1L.

Item. Manto y basquiña y delantal negro de tafetan en siete libras de moneda—– 7L.

Item. Unos pendientes de plata en ocho reales—-*L 16s.

Quentadas las otras partidas suman ochenta y seis libras onse sueldos y tres dineros———-86L. 11s. 3d.

Y la dicha Thomasa Guillem promete al dicho Juan Mason, su hijo, por cuenta de su legítima materna y de lo que ha de aber por la legitima de dicho Joseph Mason su padre la suma del balor de diferentes bienes los quales con el balor de su estimasion son los siguientes—————

Primeramente en ropa de bestir, veinte y ocho libras dies y ocho sueldos- 28L. 18s.

Y otros bienes muebles sesenta y quatro reales –6L. 8s.  

Item. Una yegua apresiada en quarenta y seis libras—-46L.

Que todas las otras partidas hasen suma de ochenta y una libra seis sueldos de esta moneda —-81L. 6s.

Para que las llebe a dicho matrimonio por dote y caudal suio y las dichas partes por lo que a cada una toca cumplir, obligaron sus bienes abidos y por aber, y dan poder a los Justisias de su Magestad para que a su cumplimiento les apremien como por sentensia definitiba possada en autoridad de cosa juzgada y por los otorgantes consentida renunsiaron los derechos de sus fabores…

En cuyo testimonio asi lo otorgaron siendo presentes por testigos Melchor Lópes, Juan Patiño y Antonio Quesada, vesinos de Orihuela y moradores en dicho pago. No firmaron las otorgantes que dixeron no saber y a su ruego firmó uno de dichos testigos del que doy fe. Antonio Quesada. Ante mí Jacinto Clemente. 

Ese mismo día, su hijo Juan Mazón, el novio, hizo también promisión de arras.

Protocolos de Matheo Gilarte. Promisión de Arras Juan Mazón. 1734.

Promisión de Arras otorgada por Juan Mason a Josepha Quesada, Donsella. En la huerta de la Ciudad de Orihuela a veinte y un días del mes de febrero de mil setecientos treinta y cuatro años. Ante mí el Escribano y testigos de esta carta Juan Mason, labrador, vesino de esta Ciudad a quien doy fe conozco:

Dixo que al servicio de Dios Nuestro Señor y con su grasia esta tratado de casar in facie ecclesiae con Josepha Quesada, donsella, hija legitima y natural de Antonio Quesada y Isabel Carseles, vesina de la misma Ciudad y por causas y motibos que tiene y le mueben.  

Como mejor aya lugar en derecho y siendo sabedor del que en este casso le pertenece de su libre voluntad por la presente otorga que manda y promete con arras propter nunsias a la dicha Josepha Quesada ochenta monedas reales de este reyno que le consigna sobre lo mejor y mas bien parado de sus bienes que de presente tiene y tubiere en adelante para que gosen del pribilegio de los bienes que al aumento de dote son concedidos por dcho y declara caben bastantemente en la desima parte en los bienes que de presente tiene.

Sabiendo efecto el matrimonio se obliga desde luego a la paga y restitución de dicha cantidad siempre que sea disuelto por muerte o diborsio o por otro casso permitido y quiere ser executado con el juramento de quien fuere parte en que lo difiere y a su fuersa y cumplimiento obliga a su persona y bienes abidos y por aber y da poder a los Justisias y Jueses de su Magestad de cuales quiera parte que sean para que a su cumplimiento le apremien como por sentensia definitiva pasado en autoridad de cosa juzgada y por el otorgante consentida renunsia los derechos a su favor y la general en formas en cuio testimonio no firmo que dixo no saber y a su ruego firmo uno de los testigos que lo fueron Antonio Quesada, Juan Patiño y Melchor Lopes de Orihuela vesinos y moradores en dicho pago de Veniel. Antonio quesada. Ante mí Jacinto Clemente.

Thomasa testó ante el escribano Matheo Gilarte el primer día de Noviembre de 1735. (Archivo Histórico de Orihuela. Protoc. 1343 folio 96).

Testamento de Thomasa Guillem. Escrituras de Matheo Gilarte (1735).

Pidió ser enterrada vestida con el hábito se San Francisco del convento de San Gregorio, en el vaso de Nuestra Señora de la Salud de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina, su parroquia.

Quería ser acompañada por 10 clérigos y 6 pobres, con misa cantada de cuerpo presente con diácono y subdiácono. Dejó pagadas cuatrocientas misas por su alma a razón de tres sueldos cada una, un tercio en Santa Justa y el resto al libre albedrío de los albaceas.

Dichos albaceas eran sus hijos Joseph, y Juan y su yerno Pedro Rodríguez.

Legó a Rafaela Mazón, sobrina, 3 arrobas y media de lino en dos entregas anuales; a Antonia Rodríguez, nieta, un almirez con su mano de bronce; a Justa Mazón, nieta, una caldera de cobre; a Victoriano Rodríguez, nieto, otra caldera de cobre más pequeña; a Joseph Mazón, nieto, veinte libras «ya fuese para manteos siendo clérigo, ya para hábitos si fuese fraile como así era su voluntad»; a Theresa Rodríguez, nieta, nueve libras en moneda y a Gerónimo Mazón, nieto, otras nueve libras.

Pagado y cumplido su testamento, nombró como herederos universales a sus hijos: Juan, Joseph, Antonio, Francisco y Josepha Mazón. Resulta cuanto menos curioso que, doscientos años antes, los varones se llamasen como mi abuelo Antonio y sus hermanos.

Testamento de Thomasa Guillem. Escrituras de Matheo Gilarte (1735).

Como parte de la herencia, en junio de 1738 los cuatro hermanos y el cuñado vendieron por cien libras, una casa de habitación, parte derruida y parte en solar, en Orihuela, parroquia del Salvador, Raval de San Agustín y calle nombrada María Pau (actual calle de San Isidro). El comprador fue un sacerdote, el licenciado Martín Quílez. Ellos continuaron viviendo cerca de la Parada de Bri y del azarbe de la Gabarrera.

El hijo mayor, Juan Mazón Guillém, labrador del que ya hemos hablado, tomó en arrendamiento a medias una heredad que Pedro Tarancón, familiar del Santo Oficio de la Inquisición, poseía en la huerta, en el pago de Beniel, con barraca, almazara y bodega, que lindaba de levante con Vereda Bonavida, de poniente con tierras de Joseph La Torre y Antonia Vicente, de mediodía con el azarbe Benicatel y de Tramontana con el camino de Beniel, acequia Molina en medio. (Archivo Histórico de Orihuela. Escribano Bautista Alemán. Protocolo 1413 folio 192).

El arrendamiento fue por ocho años que principiaron el día de San Juan de 1736. Tenía que entregar al dueño, la mitad de todos los frutos que en ella se cogiesen: cáñamo, panizo, cebada, garbanzo, hortalizas, simientes, legumbres, frutas secas y frescas, además de la de las hierbas y de la leña.

Entre otras condiciones, debía cultivar con usos y costumbres de buen labrador, hacer las mondas, pagar los diezmos, mantener una yegua de vientre y sus crías hasta cumplir un año, pudiendo usar como mediero, moderadamente dicha yegua para el trabajo y labores agrícolas, durante el tiempo que el dueño no la necesitase. Por último, debía criarle un cerdo al año.

El 8 de febrero de 1723, se casó el segundo hijo de Thomasa; que es el que a nosotros nos interesa. Se llamaba Joseph Mazón Guillem, y lo hizo con María López Siniego, hija de Juan y de Cathalina, naturales de Beniaján. Fueron sus testigos: Juan Cases y Thomas Clemente. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 48  folio 15).

Hijos de Joseph Mazón Guillem y María López Siniego :

1  Joseph Mazón López. Nacido el 25 de enero de 1724, bautizado con los nombres: Joseph, Manuel, Juan y Pablo. Compadres: Juan Cases y Josepha Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 6 folio 305-V).

2 Cathalina Mazón López. Nacida el 19 de junio de 1727 y bautizada el día 23, con los nombres: Catalina, Thomasa y Josepha. Compadres: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 6 folio 350).

3 Justa Mazón López. Nacida el 17 de Julio de 1730 y bautizada el día 24, con los nombres: Justa, Rufina, Thomasa, Josepha y María. Compadres: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 folio 45).

4 Jerónimo Mazón López. Nacido el 30 de septiembre de 1733 y bautizado el 6 de octubre, con los nombres: Jerónimo, Juan, Joseph y Mathías. Compadres: Juan Mazón y Ana Rodríguez. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 folio 105).

5 Juan Mazón López. Nacido el 23 de Julio de 1737 y bautizado el día 26, con los nombres: Juan, Joseph y Manuel. Compadres: Juan Mazón y Josepha Quesada. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 folio 194).

6 Josepha Mazón López. Nacida el 11 de enero de 1742 y bautizada con Santos Óleos, el día 15, con los nombres: Josepha, María, Antonia, Thomasa y Manuela. Compadres: Juan Mazón y Josepha Quesada. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 folio 320-V).

En 1731, Joseph compró a Juan Guillem, vecino de la villa de Callosa otras tres tahúllas de «plantonar de moreras», linderas con las que su madre había adquirido dos años antes. Tenían las mismas cargas y el mismo señor y de nuevo nadie supo firmar. (Archivo Histórico de Orihuela. Protocolo 1269 folio 2).

El 3 de Julio de 1738, ante el notario Bautista Alemán, Joseph recibió de su hermano Francisco 2 libras y seis dineros en plata, resto de las 31 libras, diez sueldos y seis dineros que le correspondieron en la partición de bienes de su madre. (Archivo Histórico de Orihuela. Protocolo 1416).

Por último, el 3 de mayo de 1740, ante el mismo notario, compró a Miguel Ramos, de Torreagüera, una tahúlla y media de moreral en el Camino de Beniel, pago del Puente Alto con riego de la Acequia Molina. El precio convenido fue de 67 libras y 10 sueldos. (Archivo Histórico de Orihuela. Protocolo 1419, folio 16).

A partir de aquí seguiremos a la hija menor, Josepha Mazón López, que se casó con su primo Joseph Mazón Ximeno el 12 de marzo de 1766; pero permitidme hacer una pausa para contaros un suceso importante.

 Grabado Orihuela siglo XVIII. 

La Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados.

 Libro fundación de la Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados. 

A finales del siglo XVIII, los moradores del partido de la huerta, instalados a una y otra parte del camino de Beniel, vivían en casas y barracas esparcidas, situadas algunas a más de una legua de Santa Justa.

El 12 de septiembre de 1778, Vicente Soler, cura de dicha parroquia, pidió al obispo que los feligreses de la huerta tuviesen igual consuelo que los de la ciudad, con un sacerdote que les administrase los Santos Sacramentos, explicase la Doctrina Cristiana, predicase el Santo Evangelio, auxiliara en sus últimas enfermedades y celebrase el Santo Sacrificio de la Misa, que muchísimos perdían.

Para ello debía fundar una ermita en la huerta, y al parecer del suplicante podía colocarse en el paraje llamado Parada Alta.

Para aquellos labradores supersticiosos, regulados desde antiguo por el calendario cristiano que regía su trabajo y su vida, el papel de la iglesia era primordial, aferrados a los santos como intercesores ante las numerosas adversidades de origen natural que les acechaban: epidemias, plagas, sequías, riadas o pedriscos.

Necesitaban tener a mano una ermita con su propio sacerdote, por lo que se unieron a la propuesta, enviando al Obispo la siguiente súplica:

Los feligreses moradores en la huerta de la parroquial de santas Justa y Rufina de esta ciudad; puestos a los pies de V.S.I. con el más profundo respeto, decimos: Que nos encontramos en la más estrecha necesidad espiritual que es decible, por falta de quien nos suministre, a su tiempo, el pasto espiritual del que carecemos; porque aunque es cierto que el cura y vicarios de la misma se esmeran cuanto pueden, en socorrernos y dárnoslos cuando le pedimos.

Siendo muchos los que componemos dicha feligresía, y grande el territorio de que consta, por más que quieran, no pueden acudir a tanto como la necesidad exige, principalmente en la explicación de la doctrina cristiana y auxiliarnos en la última hora; porque la mucha distancia, las más veces no permite que vayamos a oír la que todos los domingos se explica en nuestra Parroquia, ni menos los niños, que por su poca edad no pueden practicarlo; como así mismo dichos curas y vicarios no pueden dejar su feligresía para asistirlos en la última hora.

Por cuya razón, a V.S.I. acudimos para que compadecido de nuestra necesidad, como lo ha ejecutado con otros feligreses de varias parroquiales igualmente menesterosos que nosotros, nos dé el consuelo que pedimos, procurando que con su Santo Celo, la fábrica de una ayuda de parroquia y colocando en ella un sacerdote experimentado para que nos socorra en la necesidades ya insinuadas y otras que para no molestar a V.S.I., omitimos y dejamos a su piadosa consideración. Favor que esperamos del recto proceder de V.S.I., por cuya salud y vida rogamos a Dios en nuestras oraciones. Orihuela y Diciembre 12 de 1778.

Entre la docena de vecinos firmantes, se encontraban Josef Mazón Ximeno y su cuñado Juan Mazón López. Aceptada la propuesta, se escogió una tahúlla de tierra situada en el centro del territorio, a salvo de riadas.

 Libro fundación de la Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados. Firma de Juan Mazón.

En el año del nacimiento de Jesús Christo de 1779, quinto del Santísimo Padre Pío VI, veinte y uno del Católico Monarca Carlos III y doce del gobierno del Prelado Josef Tormo Juliá, tomó principio la obra de la Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, cuya advocación mariana fue escogida por el propio obispo, que no olvidemos era valenciano.

Tormo libró 600 pesos, destinados a la compra del terreno y los materiales precisos para su construcción, poniéndose la primera piedra el 9 de mayo. La obra se concluyó en abril de 1782 y fue bendecida un mes después.

Joseph Tormó Juliá. Obispo de Orihuela.

Mazón Mazón.

Como ya he dicho, Josepha Mazón López se casó con su primo Joseph Mazón Ximeno el 12 de marzo de 1766, con dispensa por parentesco en tercer grado y fueron testigos Bautista Nadal y Juan Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 49 folio 118).

Joseph Manuel Tomás Mazón Gimeno era hijo de Joseph y de Gerónima. Bautizado en la Parroquia de Santiago de Orihuela el 26 de julio de 1739. (Inscrito en el Libro B-08 (1717-1742) Folio 371).

Sus padres se habían casado en la Parroquia de El Salvador de Orihuela en 1738. (Matrimonio inscrito en el Libro M-05 (1729-1740) Folio 298).

Los tres primeros hijos del matrimonio Mazón Mazón fueron hembras; y cuando parecía que se acababa la línea de nuestros antepasados por falta de varón, llegó Josef.

Hijos de Joseph Mazón Ximeno y Josepha Mazón López:

1 Josepha Mazón Mazón. Nacida el 14 de abril de 1768 y bautizada con Santos Óleos el día 15, recibió los nombres: Josepha, María, Antonia y Manuela. Padrinos: Los hermanos Fernando y Antonia Mazón. (Archivo Parroquial  de Santa Justa, libro 10 folio 210-V). Se casó con Francisco Cámara y falleció, ya viuda, el 20 de mayo de 1830.

2 María Mazón Mazón. Nacida el 10 de marzo de 1771 y bautizada con Santos Óleos. Recibió los nombres: María, Theresa, Francisca y Josepha. Padrinos: Los hermanos Fernando y Antonia Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 11 folio 9).

3 Ysabel Mazón Mazón. Nacida el 17 de septiembre de 1773 y bautizada el 19 de septiembre con Santos Óleos. Recibió los Ysabel María y Justa. Padrinos: Fernando y Justa Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 11 folio 138-V).

4 Francisca Mazón Mazón. Nacida el 30 de abril de 1776 y bautizada el 1 de Mayo con Santos Óleos. Recibió los nombres: Francisca, María, Justa y Cathalina. Padrinos: Fernando y Justa Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 11 folio 294).

5 Josef Mazón Mazón. Nacido el 22 de Julio de 1779 y bautizado con Santos Óleos el día 23. Recibió los nombres: Josef y Manuel. Padrinos: Fernando y Justa Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 12 folio 94-V).

No sabemos cuándo falleció el padre, Joseph Mazón Ximeno; pero podemos situar su muerte entre la firma del anterior documento en 1779 y el censo de 1783, en el que Josepha Mazón aparece como viuda de renta media.

Según la partida de defunción, Josepha falleció a los 60 años a consecuencia de una enfermedad llamada «Sanatán». En su testamento, dictado el 27 de abril de 1803 ante el escribano real Josef Mejías, dejó encomendadas 225 misas, un tercio de ellas en Santa Justa a 4 reales de vellón de limosna cada una.

Siglo XIX.

El siglo XIX comienza con una boda, la de José Mazón Mazón, el 16 de noviembre de 1803. Su esposa se llamaba Rita Pastor Pérez, nacida en 1784, hija de Gregorio Pastor Cámara y de Rosa Pérez.

Gregorio Pastor Cámara había nacido el 6 de septiembre de 1755. Y fue bautizado el día 8 con los nombres de Gregorio, Monserrate, Joseph, Domingo y Manuel. Era hijo de Gregorio Pastor Sánchez y Rosa Cámara Ballesta; y Nieto de Joseph Pastor y Francisca Sánchez, y de Joseph Cámara y Francisca Ballesta.

José Mazón Mazón falleció el 17 de abril de 1829, y según el censo de 1854, su esposa, anciana y viuda, vivía con su criado, llamado Pedro Pulga, huérfano y soltero de 24 años de edad. Rita Pastor falleció el día de San Antonio de 1873, con casi 90 años de edad.

Su hijo Juan Mazón Pastor, fue bautizado en la Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados en 1823.

En aquellos tiempos de alta mortalidad infantil, se bautizaba a los niños cuanto antes, a ser posible el mismo día y con los santos óleos.

En peligro de muerte, cualquier familiar o vecino vertía el agua al recién nacido, y si la criatura sobrevivía, el sacerdote le bautizaba de nuevo bajo la fórmula de «sub conditione».

Vamos con los hijos de José Mazón Mazón y Rita Pastor Pérez   

1 José Mazón Pastor. Nacido el 5 de agosto de 1805 y bautizado con santos óleos el día 7. Recibió los nombres: José, Mariano, Fernando y Gregorio. Padrino: Fernando Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 85).

2 Juana Mazón Pastor. Nacida el 13 de marzo de 1807 y fue bautizada al día siguiente «sub conditione» con santos óleos. Recibió los nombres: Juana, Josefa y María. Padrinos: Manuel Pérez y Francisca Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 119). Juana murió pronto, el 25 de agosto de 1808.

3 María Mazón Pastor. Nacida el 25 de marzo de 1808 y bautizada el día 26 con santos óleos. Recibió los nombres: María Rosa de la Encarnación. Padrinos: Los anteriores. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 141). Falleció el 21 de mayo de 1830.

4 Teresa Mazón Pastor. Nacida el 15 de octubre de 1809 y bautizada el día 23 con santos óleos. Recibió los nombres: Teresa y María del Pilar. Padrinos: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 175). Teresa se casó con un tal José Pamies, y falleció de sobreparto a los 32 años.

5 Rosa Mazón Pastor. Nacida el 21 de marzo de 1811 y bautizada el día 9. Padrinos: los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 211).

6 Manuel Mazón Pastor. Nacido el 4 de marzo de 1814 y bautizado el día 5 «sub conditione». Recibió los nombres de: Manuel y Carlos. Padrinos: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 275).

7 Rita Mazón Pastor. Nacida el 9 de octubre de 1815 y bautizada el día 10 con santos óleos. Recibió los nombres: Rita, María, Dionisia y Josefa. Padrinos: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 16 fol. 18).

8 Josefa Mazón Pastor. Nacida el 20 de mayo de 1817. Bautizada con Santos Óleos, recibió los nombres: Josefa, María y Bernardina. Padrinos: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 16 fol. 50). Domiciliada en la Arroba del Revés, falleció el 20 de abril de 1867.

9 Felipe Mazón Pastor. Nacido el 4 de febrero de 1819 y bautizado el día 6, con los nombres: Felipe de Jesús, Francisco y Mariano. Padrino Francisco Abril. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro16 fol. 82).

10 y 11 Francisco Mazón Pastor y Gregorio Mazón Pastor. Nacidos en 1820. Bautizados en la Parroquia de los Desamparados. (Inscritos en el Libro B-03 (1818-1840) Folio 34 vto.). El 12 de febrero de 1826 aparece registrada la muerte de Francisco a la edad de cinco años.

12 Juan Mazón Pastor. Nacido en 1823. Bautizado en la Parroquia de los Desamparados con los nombres: Juan y Antonio. Figura en el censo de 1876. (Inscrito en el B-03 (1818-1840) Folio 79).

13 Francisca Mazón Pastor. Nacida el 26 de diciembre de 1825. Recibió los nombres de Francisca y María. Padrinos: Manuel Pérez y Francisca Mazón.

Juan, el hijo número 12, es el que nos interesa. Se casó con María de la Concepción Leal Martínez, el 21 de diciembre de 1844. No recibieron misa en aquel momento; pero la ceremonia se repitió el 25 de enero de 1845.

Concepción Leal había nacido y fue bautizada el 2 de octubre de 1825. Fueron sus padrinos: Manuel Leal y María Ibáñez. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 16 fol. 250).

Era hija de Francisco Leal Murcia y Josefa Martínez González. Nieta de Francisco Leal y Ana María Murcia; y de Miguel Martínez y Manuela González.

Según el censo de 1854, este matrimonio vivía con tres hijos pequeños y un criado de 24 años, llamado Francisco Oltra.

Juan, abuelo de mi abuelo, figura en el padrón de 1877. Tenía 58 años, era viudo y convivía con tres hijos solteros: José, Rosario y Juan. Como nota curiosa, sabía leer y escribir, habilidad no muy frecuente en la huerta del siglo XIX.

Ese fue su último censo. Falleció el 15 de enero de 1878 a causa de un fuerte catarro. Había testado ante el escribano Ramón Amat. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 fol. 274-v).

Juan Mazón Pastor y Concepción Leal Martínez tuvieron los siguientes hijos:

1 Francisca Mazón Leal. Bautizada el 4 de octubre de 1845 con el nombre de Francisca de Asís. Padrinos: Manuel Alcocer y Manuela Leal. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro.5 fol. 156-V). Falleció de calenturas el 5 de agosto de 1850.

2 Josefa Mazón Leal. Bautizada el 9 de marzo de 1847 con los nombres Josefa y Manuela. Casada con Andrés Aniorte, vivió en parada de Gay. En 1877, solo tenía un hijo de 3 años, llamado Andrés. El 2 de enero de 1884, a la edad de 36 años, falleció de parto y «eclamsia» (hipertensión anormal a partir de la vigésima semana de embarazo, con episodios convulsivos generalizados).

3 Juan Mazón Leal. Bautizado el 22 de agosto de 1849, con los nombres: Juan, Antonio, Filiberto y Gregorio. Fueron sus padrinos: Antonio Rodríguez y Josefa Murcia. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 6 fol. 174). Falleció el 25 de abril de 1860 a consecuencia de unas calenturas. Solo tenía diez años. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 77 fol. 174).

4 José Mazón Leal. Bautizado el 3 de abril de 1852. Padrinos, los mismos que el anterior. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 8 fol. 483). Aparece como arrendador de profesión. Se casó, el 29 de enero de 1882 con María Dolores Sáez Vicente. María tenía 19 años, diez menos que él. José falleció de neumonía el 21 de diciembre de 1900.

5 Concepción Mazón Leal. Bautizada el 8 de febrero de 1855, con los nombres: María de la Concepción, Juana y Gregoria. Fueron sus padrinos: Antonio Rodríguez y Josefa Murcia. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 215-v).

6 Rita Mazón Leal. Bautizada el 24 de mayo de 1857, con los nombres: Rita y María. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 310). Falleció el 2 de octubre de 1859 (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 6 fol. 165-v), con tan sólo 2 años de edad víctima de alferecía (enfermedad propia de la infancia, caracterizada por convulsiones y perdida de conocimiento, identificada a veces como epilepsia).

7 Rosario Mazón Leal. Bautizada el 19 de septiembre de 1859, con el nombre de María del Rosario. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 375-v).

8 Juan Mazón Leal. Bautizado el 5 de septiembre de 1862, con los nombres: Juan y Antonio (nombres de su hermano muerto dos años antes). Fueron sus padrinos: Tomás Rodríguez y Rosa Martínez. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 486-v).

9 Rita Mazón Leal. Bautizada el 21 de septiembre de 1865, recibió el nombre de María Rita, como su hermana fallecida. Fueron sus padrinos: Tomás Rodríguez y Rosa Martínez. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 10 fol. 209). Contrajo matrimonio con José Espinosa Pérez, de su misma edad, y vivieron en el Camino de Cartagena. Falleció el 10 de enero de 1934 con 68 años, víctima de un ataque cerebral. Recibió entierro de segunda.

10 María Mazón Leal. Bautizada el 31 de diciembre de 1868, recibió los nombres de María y Silvestra. Sus padrinos fueron los mismos que en los dos anteriores. Lo más interesante es que se especifica su domicilio, en Parada de Gay.

Y así llegamos al padre de mi abuelo, Juan Antonio Mazón Leal, que casó el 29 de marzo de 1891 con Josefa María del Socorro García Ruiz en la Parroquial Iglesia de N. P. J. en el paso del Stmo. Ecce-Homo de Molins.

Armas que usa la Ilustre Parroquial Iglesia de Molins en su sello, que es el presente titular. Magister Josephus Montesinos Pérez. 1796.

Josefa era natural de Molins, hija de Francisco García García y de Mª Dolores Ruiz Ortuño. No oyeron misa nupcial por ser tiempo prohibido. Fueron testigos José Mazón y Antonio Lizón. Oyeron misa y recibieron las bendiciones nupciales el 9 de abril de 1891.

Por esas fechas, era dueño de tres tahúllas y media en Parada de Gay con avenamiento en los azarbes Gabarrera y Mayor, como así reza en el padrón de propietarios regantes de la Acequia Molina.

Falleció el 6 de abril de 1919 a causa de una bronco-neumonía. Gracias al testamento que redactó ante el notario Luis Maseres Muñoz, un día antes de su muerte, sabemos que Josefa García ya había muerto, y que el albacea fue su hijo Juan, el único mayor de edad.

En dicho testamento, legó a sus hijos 66.248 pesetas contadas por José Gracia Noguera por expreso deseo del fallecido.

Se apartaron 2.000 para devolver una entrega a cuenta por un bancal, y 1.500 para cada uno de sus dos hijos menores, porque había invertido esa cantidad en la reducción del servicio militar de los mayores.

El resto lo dividió en seis partes iguales. Previamente había dejado la cosecha del año anterior, para pago de escritura, testamento e impuestos.

Por incompatibilidad testamental de Juan, al ser el tutor legal de sus cinco hermanos, el consejo familiar nombró protector de los menores a José Oltra Celdrán (analfabeto).

Dicho consejo lo formaron: Andrés Aniorte Mazón (hijo de Josefa Mazón Pastor, ya muy anciano) como presidente, José Espinosa Pérez, Francisco y Antonio García Ruiz (hermanos de la madre) y Julián Fuentes Lacasa como vocales. Eran todos de Orihuela menos el último que era vecino de Bigastro.

Hermanos Mazón García.

Hijos de Juan Mazón Leal y Josefa García Ruiz.

1 Josefa Mazón García. Nacida el 20 de diciembre de 1891 y bautizada el día 21. Fueron sus padrinos: José Mazón Sáez y Dolores Sáez Mazón, y sus testigos: Antonio y José Maciá. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 23 fol. 231-v). Falleció en Camino de Beniel, a consecuencia de una bronquitis el 4 de marzo de 1892. Fue enterrada un día después. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 8 Fol. 297).

2 Juan Mazón García. Nacido el 18 de enero de 1893 y bautizado con el nombre de Juan Antonio. Padrinos y testigos, los mismos que su hermana. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 23 fol. 272). Casó con Carmen Andreu, tía de mi abuela Elena.

3 José Mazón García. Nacido el 12 de junio de 1895 y bautizado un día después con el nombre de José Antonio. Padrinos y testigos, los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 32). Falleció a los cuatro meses a consecuencia de unas «fiebres perniciosas». Fue enterrado el 28 de septiembre de 1895. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 8 fol. 272).

4 Francisco Mazón García. Nacido el 10 de junio de 1896 y bautizado el día 14. Mismos padrinos y testigos que sus hermanos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 68). Se casó dos veces; la primera con María Meseguer Murcia, natural de Alquerías (Murcia). En segundas nupcias con Rosario Mazón Ballester, en 1954. Falleció en la Vereda Nueva, el 14 de junio de 1971 a consecuencia de un «jetus apoplético», a los 74 años de edad.

5 José Mazón García. Nacido en la Arroba del Revés, el 1 de junio de 1899. Este dato es importante, porque nos indica que la familia aún no se había trasladado a la Vereda Buenavida. Fue bautizado el día 2 con los mismos padrinos y testigos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 254). Se casó con Mariana Pertusa García, de Rafal y tuvo 3 hijos: Josefa (casada en 1958 con Maximiliano Gutiérrez Gómez), José y Francisco. Enviudó en el año 1947.

6 Concepción Mazón García. Nacida el 8 de diciembre de 1901, fue bautizada un día después con los mismos padrinos y testigos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 343). Se casó el 23 de abril de 1922 con José Espinosa Espinosa en la Parroquia de la Virgen de los Desamparados.

7 Antonio Mazón García. Mi abuelo nació el 24 de abril de 1904, a las diez de la noche, en Cabello y fue bautizado el día 26 con los mismos padrinos y testigos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 420).

8 Dolores Mazón García. Nació el 20 de agosto de 1907 y fue bautizada el día 22 con los mismos padrinos que sus hermanos. Fueron testigos: José Maciá y José Torres. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 25 fol. 81). También aparece domiciliada en la Arroba del Revés, por lo que el traslado a la Vereda tuvo que ser entre los años 1907 y 1919. Casó con Antonio Espinosa en febrero de 1931. La «tía Lola» falleció el 13 de Junio de 1998, como única superviviente de toda esta familia.

El Pueblo. 19 de febrero 1931: El pasado sábado y en la parroquia de Desamparados contrajeron matrimonio la bella señorita Dolores Mazón con don Antonio Espinosa, rico propietario de aquel partido. Bendijo la unión el M. I. Sr. Vicario General del Obispado, siendo padrinos, el Dr. don Eusebio Escolano y su Sra. esposa Dña. Gloria Gómez.

De izquierda a derecha: Juan Mazón, Carmen Andreu, Dolores Mazón y Antonio Espinosa.

Los Molineros y el Jacarillero. Andreu y García.

Escudo de Bigastro y plano del Molino en el siglo XVIII. Archivo de la Catedral de Orihuela.

El Lugar nuevo de los Canónigos, actualmente Bigastro, fue fundado por el Cabildo Catedralicio oriolano en 1701. Utilizó para ello, varias fincas obtenidas mediante herencias en beneficio de almas.

Imitaban así a los Predicadores de Santo Domingo que, como señores de Redován y Hondón de los Frailes, habían amasado una gran fortuna a la mayor gloria de Dios.

El Cabildo oriolano, entregó a cada uno de los primeros pobladores, 30 tahúllas de regadío, secano y olivar. Con el paso del tiempo, la mayoría de estas parcelas, fueron menguando a consecuencia de los repartos hereditarios, pero no todas sufrieron el mismo destino, unas pocas crecieron y con ellas la fortuna de sus propietarios.

Durante el siglo XVIII los bigastrenses fueron dóciles vasallos del Cabildo Catedralicio; pero con el cambio de centuria comenzaron a cuestionar la propiedad de su señor.

Las desamortizaciones eclesiásticas y la abolición de los señoríos en el siglo XIX, acabó convirtiendo a los antiguos vasallos en dueños de sus casas y tierras; así los que tenían muchas, se convirtieron en terratenientes.

La desamortización también puso al alcance del mejor postor las regalías que antes estaban en manos de la iglesia: almazara, horno, tienda y la más importante y rentable, el molino harinero que, hasta entonces, el Cabildo cedía en arrendamiento a base de contratos temporales y que pasó a formar parte del escudo de la ciudad.

Como propietarios de dicho molino, los familiares de mi abuela Elena, portaron para siempre el apodo de «los molineros».

En el ecuador del siglo XIX, concretamente el 17 de agosto de 1857, nacía en Bigastro Elena Botella Canales. Fue bautizada al día siguiente en la parroquia de Nuestra Señora de Belén, apadrinada por Francisco Díaz y Josefa Botella.

Era hija de Miguel Botella Cánovas y de Carmela Canales Galiana y nieta de Francisco Canales y Antonia Galiana, todos de Bigastro. Sus abuelos paternos, José Botella y María de Monserrate Cánovas, procedían de Callosa de Segura.

La prensa. Orihuela. 5 de abril 1891: Ha fallecido en el vecino pueblo de Bigastro la Sra. Doña Josefa Botella Canales, esposa del secretario del comité conservador de dicho pueblo y hermana de nuestros amigos los señores D. Miguel y D. José Botella. Enviamos a la familia de la finada nuestro sentido pésame.

Por añadir un último dato, uno de sus hermanos, Miguel Botella Canales, era dueño de las escuelas municipales de la calle del Sol de Bigastro, en 1904.

Elena Botella Canales y Enrique Andreu Soriano.

El que sería su esposo, Enrique Andreu Soriano, era cinco años menor. Había nacido el 7 de enero de 1862 en Almoradí. Fue bautizado un día después en la parroquia de San Andrés, con los nombres de Enrique y Teodoro. Fueron sus padrinos: Vicente Bartomeu y María Teresa Rodríguez.

Era hijo de Joaquín Andreu Belmonte y de María Teresa Soriano Bernabé, ambos de Almoradí, y nieto de Pedro Andreu y Josefa Belmonte, de Orihuela y de Carmelo Soriano e Isabel Bernabé, también de Almoradí.

Enrique y Elena se casaron el 27 de diciembre de 1885 en la parroquia de Nuestra Señora de Belén de Bigastro. (Archivo Parroquial de N. S. de Belén de Bigastro, libro 6 folio 30-v). Fueron testigos: Vicente Andreu y Juan Gómez.

Enrique «el molinero» vivía en la huerta y fue administrador de la familia Barcala. En 1890 se adhirió a los acuerdos del Partido Conservador de Orihuela. Al ser uno de los mayores contribuyentes del pueblo, fue concejal entre los años 1902 y 1904.

Unión republicana. 12 de noviembre 1903: Nuestros correligionarios de Bigastro están de enhorabuena por el resultado de la lucha electoral del domingo. En los dos distritos ha obtenido mayoría el candidato republicano según acusan los siguientes datos: Primer distrito, — D. Manuel García, monárquico, 65; D. Enrique Andreu Soriano, ídem, 57; D. Joaquín Díaz Navarro, republicano, 42 …

La iberia. 6 de noviembre 1907: Jueces Municipales del distrito de Orihuela. En Bigastro. Juez: D. Vicente Pérez Vaíllo; Suplente: D. Enrique Andreu Soriano.

Su padre, Joaquín Andreu, ya figuraba en el Anuario del Comercio y la Industria de 1879 como Molino de Harinas Joaquín Andreu en Bigastro.

Enrique aparece en los de 1903, 1904 y 1905 como Molino de Harinas de Enrique Andreu. En el de 1911, como tratante en cereales y Molino de Harinas. Y en el de la Región valenciana de 1914 también figura Harinas Enrique Andreu.

Adinerado, conservador y barcalista, (partidario del diputado Luis Barcala, que disputaba su escaño con Ruiz Valarino) venció en las elecciones de 1916, ocupando la Alcaldía hasta 1918.

Tras la victoria de sus rivales los molineros protagonizaron un enfrentamiento en la plaza de Ramón y Cajal de Bigastro que acabó con varios heridos por arma de fuego.

Diario de Alicante. 24 de febrero de 1920: BARCALISTAS Y TRINISTAS. El suceso de Bigastro. Acerca del sangriento suceso desarrollado anteayer en Bigastro entre barcalistas y trinistas hemos recibido hoy nuevos detalles que difieren muy poco de las primeras noticias: todas las versiones, incluso algunas de carácter oficial, parecen coincidir en que la agresión partió de los barcalistas.

En efecto. Los elementos trinistas habían organizado una especie de gira a los alrededores del pueblo en una finca denominada «La Rambla», para celebrar su triunfo en las elecciones municipales. Un grupo de barcalistas hallábase en el barrio llamado del «Sepulcro», y cuando los trinistas regresaban de su excursión, encontráronse con aquellos.

De uno y otro bando partieron calurosos vivas y mueras, que degeneraron luego en injurias: sobrevino así la lucha. Ambos grupos se acometieron furiosos con palos y armas de fuego sembrando el pánico por todo el pueblo.

El alcalde acudió a imponer la paz; pero fue recibido a tiros y con esto huelga decir que no se le prestó obediencia ni logró calmar los ánimos. En vista de ello reclamó urgentemente el auxilio de la Guardia civil; acudieron fuerzas de Orihuela y Jacarilla, que lograron restablecer el orden.

Este matrimonio tuvo siete hijos: Teresa, Enrique, Miguel, Francisco, José, Carmen y Joaquín.

Teresa, Enrique y Miguel Andreu Botella.

Durante la Dictadura de Primo de Rivera, dos de ellos ocuparon la Alcaldía de Bigastro. Enrique Andreu Botella en el periodo 1928-1930 y su hermano Miguel en el periodo comprendido entre enero de 1931 y la proclamación de la República. José aparece entre los nombramientos de jueces y fiscales para Bigastro en 1930.

El pueblo. 17 de junio 1929: MOVIMIENTO SOCIAL Y AGRARIO. Sindicato Agrícola Católico de Bigastro. Ayer domingo tuvo lugar en este Sindicato A. C. la Junta General al objeto de proceder a la elección de nueva junta directiva. El Consejo de Vigilancia fue constituido en la siguiente forma: Presidente D. Enrique Andreu Botella, Vicepresidente D. Federico Grau Canales y Vocales D. Francisco Esquiva Vegara y D. José Arce Navarro.

Durante el bienio conservador (1934-1936), otro hermano, Francisco, formó parte de la Comisión Gestora del Ayuntamiento. Vamos, lo que se llama una familia de derechas. 

Boletín Oficial del Obispado de Orihuela. 1 de abril 1943: BIGASTRO. Presidente del Centro Parroquial de los Hombres Don Enrique Andreu Botella.

La hermana mayor, Teresa Andreu Botella, nació el 16 de febrero de 1887 y fue bautizada, un día después en Nuestra Señora de Belén de Bigastro. (Archivo Parroquial de N. S. de Belén de Bigastro, libro 12 folio 74). Fueron sus padrinos Vicente y Teresa Andreu.

Casó con Vicente García Gálvez, el 22 de abril de 1911 en la Parroquia de Nuestra Señora de Belén de Bigastro (Archivo Parroquial de N. S. de Belén de Bigastro, libro 7 folio 36-v.), ante los testigos: Tomás García y Francisco Escobedo.

Vicente García Gálvez y Teresa Andreu Botella.

El novio, hijo de Vicente García Cases y de Inés Gálvez Pérez, había nacido en 1886, en Jacarilla, concretamente en la finca Jacarilleta, de ahí su apodo de «Jacarillero».

Al casarse, se instaló con su mujer en unas tierras de su padre localizadas en Benejúzar. Allí nació su primera hija, Elena, mi abuela.

Vicente llegó a Arneva como arrendador de Adolfo Wandosell Calvache, hijo del acaudalado minero Pío Wandosell y jugador del Real Madrid, casado en 1915 con María de las Mercedes de Echevarría y Carvajal, la VII marquesa de Arneva.

Roto el contrato de arrendamiento, Vicente se vio en dificultades; hasta que Teresa recibió de su familia una buena parcela en Arneva, al igual que su hermana Carmen, de la que hablaremos muy pronto.

En dicha parcela, Vicente edificó su casa y trajo al mundo al resto de sus hijos, llegando a ser alcalde y propietario de las escuelas de Arneva.

Pero no terminó allí sus días, en los años 50 se instaló en Orihuela, falleciendo el 31 de octubre de 1.967. Aunque yo solo tenía tres años, guardo el vago recuerdo a un anciano que jugaba a las cartas en los bajos de su casa.

A mi bisabuela Teresa la recuerdo perfectamente, con su andar lento arrastrando las zapatillas, con moño y gafas negras. Murió el 5 de junio de 1.972 en Orihuela, mientras tendía la ropa, a consecuencia de una caída que le fracturó la cadera, provocada por una tortuga.  

Familia García Andreu. De izquierda a derecha: Vicente, Teresa, Teresita, Vicente padre y Elena. Teresa estaba embarazada de Carmencita.

Hijos de Vicente García Gálvez y Teresa Andreu Botella:

1 Elena García Andreu (1912).

2 Vicente García Andreu. Muerte prematura.

3 y 4: Vicente y Teresa García Andreu. (1917). Mellizos. Sobrevivió Vicente, mi padrino, que se casó con Carmen Ortuño.

5 Enrique García Andreu. Muerte prematura.

6 Teresa García Andreu (1922). Casada con Ricardo Zapata Vegara.

7 Carmen García Andreu (1929). Casada con José Pérez Pardines.

Teresa Andreu Botella con sus hijos Vicente (fallecido) y Elena.

Mis abuelos paternos y mis padres.

Documento Nacional de Identidad de Antonio Mazón García.

Como ya he dicho, Antonio Mazón García nació el 24 de abril de 1.904, a las diez de la noche, según reza su partida de nacimiento; aunque en su DNI figuraba el día 4 de abril de 1904, es decir (04/04/04).

Huérfano de padre a los 15 años y de madre aún antes, recibió en herencia trece tahúllas de tierra, media casa, media balsa de cocer cáñamo, aperos y animales, todo ello valorado en once mil setecientas ocho pesetas de 1919.

Diez mil doscientas ocho de ellas, como sexta parte de las propiedades, y mil quinientas más porque su padre había invertido esa cantidad en cada uno de sus dos hijos mayores en reducirles el servicio militar, la llamada redención en metálico.

Elena García Andreu.

Nacida el 23 de marzo de 1912, Elena García Andreu, vivió su infancia en Arneva. Luego, comenzó a pasar largas temporadas en Bigastro, con su familia «los molineros», haciendo compañía a su tía Carmen.

El matrimonio de ésta con Juan Mazón, le dio la oportunidad de conocer a su hermano menor, Antonio. Se casaron en Julio de 1933 en Arneva, así pues, Carmen fue a la vez, tía y cuñada de Elena.  

Pronto nació su primogénito, pero dos años después estalló la guerra civil y el abuelo acabó movilizado en la quinta «del saco». Su esposa estaba embarazada de Vicente, por lo que «Antoñín», mi padre, fue acogido por su abuelo, pasando la infancia en Arneva.  

Durante la Guerra Civil, una herida leve, envió a Antonio al hospital. Al recibir el alta desertó y consiguió regresar a pie, siguiendo la vía del ferrocarril desde Valencia, caminando de noche y ocultándose de día. A partir de ahí, las cosas les fueron bien y en los años 60, edificaron su casa en Orihuela.

Según mi padre, el abuelo Antonio era muy hablador, pero yo pasé una mañana con él en la huerta (pintando árboles con veneno para los caracoles para costearme una guitarra) y solo le escuché cantar en falsete.

La salud le acompaño casi hasta el final. En las cenas de Navidad, en las que nos reunía a todos, comenzó a decir, cinco o seis años antes, que esa era su última nochebuena, y claro, al final acertó.

Falleció en Orihuela el 3 de diciembre de 1.992. No llegó a bisabuelo por tan solo seis meses.

De la abuela, que apenas conocí, todo el mundo dice que era una mujer buena, seria, piadosa y beata donde las hubiera. De salud frágil, padecía de la columna, según su versión, a consecuencia del parto de su hija Elena.

A causa de una enfermedad renal fue desahuciada en Alicante, siendo intervenida en Madrid y en Murcia (el abuelo también fue operado de vesícula en Madrid, por el doctor Duarte, un médico con tanto prestigio como para atender al mismísimo Juan Perón).

Fue otra operación, esta vez en Murcia y de bocios, la que acabó con su vida el 22 de enero de 1.970, a los 58 años de edad.

Mi abuela Elena con un servidor en el regazo, en septiembre de 1964. Y poco antes de morir, fotografiada por mi tío Julio «Norman».

Su muerte provocó uno de los recuerdos más vivos que conservo de mi infancia. Pocos días después, creo que tras un rezo, vi por primera vez lágrimas en los ojos de mi padre. Al llegar a casa del abuelo, mi tío Enrique tenía los pies metidos en una palangana con agua, y todo el mundo lloraba.

Yo permanecí en un rincón asustado, jugando con unas cartas sin comprender aún que había pasado. Tenía 5 años, pero nunca he olvidado aquellos días tristes.

Además de las fotos y documentos, de mi abuelo, conservo como un tesoro su pistola, que durmió en un cajón cuarenta años hasta que yo se la pedí.

De la abuela guardo el misal que mi mujer encontró en la casa de la huerta. Estos dos objetos, son los símbolos más representativos de aquella España franquista que les tocó vivir.  

Matrimonio Antonio Mazón García y Elena García Andreu con sus cuatro hijos.

1 Antonio Mazón García. Nacido el 13 de octubre de 1934.

2 Vicente Mazón García. Nacido el 25 de junio de 1937.

3 Enrique Mazón García. Nacido el 12 de diciembre de 1943.

4 Elena Mazón García. Nacida el 2 de marzo de 1950.

Antonio Mazón García, mi padre, nació en la Vereda Buenavida de Orihuela, como ya he dicho, el 13 de octubre de 1.934. Aquel fue un año revolucionario por excelencia en el que se sublevaron Asturias, País Vasco y Cataluña.

Antonio Mazón García, mi padre, en su infancia con su tía «Teresita» y en su primera comunión con sus padres y su hermano Vicente.

Era la segunda republica, Niceto Alcalá Zamora la presidía y Alejandro Lerroux García, primer ministro, restituía la pena de muerte. En el exterior, el nazismo se asentaba en Alemania, el ambiente estaba muy caldeado.

Vio la luz en la Vereda Buenavida, pero a los dos años, y por causa de la guerra civil, se fue a Arneva con su abuelo Vicente. Allí pasó sus primeros años mimado por sus tías y protegido por su abuelo (llegaron a llamarle Vicentico).

No le cortaban el pelo a pesar de que, por los piojos, era obligatorio; por lo que sus tías lo tenían que despiojar. Con ellas hizo teatro ambulante, recaudando fondos para la compra de una imagen de la virgen, vestido de soldado. También fue monaguillo; y su abuela intentó convertirlo en fraile.

La pólvora fue su gran pasión, y eso que el día de su comunión, sufrió la aterradora experiencia de quedarse solo en pleno castillo de fuegos artificiales. Gastaba todo lo que podía en pólvora.

Siempre con dinero en el bolsillo y en compañía de amigos mayores (en sus propias palabras, lo mejorcito de cada casa), perpetró las mil fechorías con completa impunidad.

Nunca fue amante del estudio, rechazado en Santo Domingo, ingresó en la «Academia Almi»; pero pasaba más tiempo fuera que dentro de clase.

Antonio Mazón García. Mi padre.

A los catorce años, su abuelo lo envió de regreso a la Vereda, pues ya era incontrolable y allí comenzó a trabajar por las tardes en las faenas del campo, continuando el colegio por las mañanas hasta que un día la cuerda de una cabra se enrolló en su rodilla y tras quince días de reposo casa de su tío Juan en Orihuela (Calle de Santa Justa), abandonó el colegio.

En marzo del 54, marchó voluntario a la aviación, cumpliendo el servicio militar en el acuartelamiento de Rabasa (Alicante).         

Huyendo de la agricultura se enroló en el transporte y, tras breves años de chófer, pasó por una cooperativa hasta iniciar la agencia de transporte que en la actualidad dirijo. (continuará).

Dolores Albarracín Esteban. «Lilita». Mi madre. Con amigas.

Dolores Silvestra «Lilita», mi madre, nació la noche del 31 de diciembre de 1.938 en Orihuela (nunca perdonó a su padre que, por unas horas, le cargase un año en el carnet).

Antonio Mazón García «Pablo» y Dolores Albarracín Esteban «Lilita».

Antonio y Lilita se casaron en la Catedral el 16 de junio de 1962. Fueron padrinos de boda y de sus dos hijos supervivientes, Vicente García Andreu y Carmen Ortuño.

Boda Antonio Mazón García y Dolores Albarracín Esteban. 16 de junio de 1962.

1 Antonio, nacido en 1963, bautizado por el médico, y fallecido al día siguiente.

2 Antonio José Mazón Albarracín (un servidor). Nacido el 1 de mayo de 1964, día de San José obrero, motivo de mi segundo nombre, o del trabajador. Vamos, que soy trabajador de nacimiento.

3 María Dolores Mazón Albarracín. «Mariola». Nacida el 28 de marzo de 1967.

Seguiré añadiendo datos a esta historia. Contadla a vuestros hijos y nietos; y no olvidéis nunca que para saber dónde uno va, es importante conocer de dónde viene.    

Dedicado a: Antonio, Vicente, Enrique, Elena Mazón García y a todos sus hijos y nietos, siguientes capítulos de esta historia interminable. En memoria de mi padre fallecido en el 2020. Para mi hijo.

Antonio José Mazón Albarracín.  

Archivo de la Catedral de Orihuela.

Mi agradecimiento a José Luis Satorre, párroco de Santa Justa; a Jesús García-Molina, encargado del Archivo Histórico Municipal; y a Mariano Cecilia, archivero de la Catedral, por la ayuda prestada.

A mi primo Ricardo Zapata García por los certificados que amablemente me cedió relativos a nuestra familia común, los García Andreu.  

Y un agradecimiento muy especial a mi buen amigo José Manuel.