Lacy, Grifol y la tienda de Muley-el-Abbas.

Fotografía Ajomalba.

Lacy, Grifol y la tienda de Muley-el-Abbas.

En agosto de 1859, el Sultán de Marruecos se comprometió a terminar con las constantes agresiones que sufrían los súbditos españoles a manos de las kábilas insumisas del Rif.

A pesar de este acuerdo firmado en Tetuán, los moros de Anyera arrasaron un fuerte en construcción perteneciente al recinto defensivo de Ceuta; mancillando además el escudo español que delimitaba la frontera.

Este pequeño incidente fue la ocasión propicia para que el Gobierno del general O’Donnell sepultara las luchas políticas internas y sembrara el sentimiento de unidad nacional que solo consigue una guerra.

El 5 de septiembre de 1859 el sultán Abderramán recibió un ultimátum exigiendo la urgente reparación del ultraje. Cuatro días después fallecía Abderramán sucediéndole su hijo Sidi Mohamed, quien hizo caso omiso de la amenaza.

El Sultán Abd ar-Rahmán ibn Hisham

El 22 de octubre de 1859 España declaraba la guerra a Marruecos, enviando a Ceuta un impresionante ejercito con apoyo de artillería naval. En noviembre comenzaba su imparable progresión hacia Tetuán.

El Sultan Sidi Mohamed Ben Abderrahman.

En las primeras escaramuzas cayó el oficial oriolano Domingo Grifol. Aunque su graduación era de capitán, figuraba como teniente del Regimiento de Castilla.

Murió defendiendo el reducto «Isabel II». Los reductos eran fortificaciones improvisadas por los ingenieros españoles en la guerra africana para proteger los terrenos conquistados. Los tres principales se llamaban: Isabel II, Francisco de Asís y Príncipe Alfonso.

En la documentación se dice que había fallecido el 9 de diciembre de 1859; pero he encontrado este parte de guerra del día siguiente que lo cita como herido.

La Correspondencia de España. 12 de diciembre 1859: El Sr. Capitán general y en jefe del ejército de África en despacho telegráfico dice a este ministerio lo que sigue: «Campamento del Otero, 10 de diciembre de 1839. Nuestras pérdidas en el glorioso combate de ayer han consistido en los muertos y heridos siguientes:

Regimiento Castilla. Muertos: Subteniente D. Ricardo Sanz; cadete D. Balbino Palacios. Heridos: Coronel D. Eduardo Aldanesse; Capitán D. Cayetano Ventura; Capitán D. Juan Luis Gutiérrez; Teniente D. Domingo Grifol; Teniente D. Fermín Jaurés; Teniente D. Vicente Parga y Suarez; Teniente D. Salvador Gares Contreras; Subteniente D. José Palao Pérez. Contusos: Teniente Coronel D. Antonio Moreno y Boba.

El caso es que Domingo Grifol acabó falleciendo.

Las victorias de Castillejos y Cabo Negro hicieron a los españoles dueños del valle de Tetuán y el 6 de febrero la ciudad caía en poder de los españoles.

Tropas españolas en Tetuán.

BENARROCH, Isaac. El indiano, el kadí y la luna: Los españoles desembarcaron en Río Martín y todas las obras de defensa allí construidas fueron inútiles después de verse sometidas al bombardeo de los buques, y las tropas de O’Donnell establecieron sus reales en el valle de Tetuán, ante la vista de la ciudad, meta de sus esfuerzos.

El día 4 de febrero, Jacob fué testigo desde su azotea del tremendo descalabro infligido a Muley-el-Abbás, donde éste perdió hasta su rica tienda de campaña. Por la tarde entraron en la ciudad los dos príncipes, pálidos como la muerte, a todo el escape de sus caballos, gritando con descompuestas voces: ¡ Huid, huid ! ¡El que nos ame que nos siga ¡ ¡Todo se ha perdido! ¡ Tetuán es de los cristianos!

El príncipe Muley el Abbas firmó el armisticio el 25 de marzo de 1860, dando fin a las hostilidades.

El 20 de Junio de 1861 el Ayuntamiento oriolano recibió una comunicación de manos de Luis Nogués y Roselló, teniente del Regimiento de Navarra. La voy a transcribir textualmente; tal como fue leída por el secretario municipal:

Sres.  Alcalde e individuos del Ayuntamiento Constitucional de la ciudad de Orihuela. Muy Sres. Míos: Desde la memorable jornada del día 4 de febrero del año anterior, en que tanta gloria copó a las armas españolas que pelearon en el continente africano, contra el imperio marroquí y que dio por inmediato resultado la ocupación de la plaza de Tetuán, tengo el pensamiento de legar a esa ciudad, una prenda de guerra que simbolice los faustos acontecimientos de aquella campaña.

La divina providencia, permitió que un día tan favorable para nuestras armas, tuviera la buena suerte de apresar con las esforzadas tropas del Regimiento de Navarra confiadas a mi mando, parte de las tiendas en que se hallaba acampado el ejercito enemigo, que mandaba el Gran Califa del Imperio, Muley-el-Abbas.

Una de estas pues, de gran estima para mí, y que no dudo lo será para todos los amantes de las glorias nacionales, la desligue desde entonces, y es la que ofrezco hoy a mis queridos conciudadanos de Orihuela.

Y en efecto ¿dónde mejor pudiera depositar mi ofrenda que en el pueblo que me vio nacer, donde pasé los primeros años de mi niñez y no pocos de la juventud, donde están encerrados los recuerdos de los objetos mas entrañables para mí, y donde cuento, en fin, todavía familia, intereses y muchas y leales afecciones?

Pensando estoy también de que esa ciudad y en representación suya la Ilustre Corporación a quien me dirijo, interpretando fielmente mis sentimientos y buen deseo, me dispensará la honra de aceptar ese parco don de mi reconocimiento, sino como una prueba de gran valor, al menos por el que pueda tener histórico y en este concepto relativo, ya que recuerda días de gloria para la patria.

En la confianza de poder yo, en un día más o menos cercano, ofrecer personalmente a esa corporación el mencionado obsequio, he dejado tal vez pasar ocasión mas oportuna de realizarlo, pero una vez que mis propósitos por ahora no espero conseguirlos, y a fin de no demorar mas lo que ha sido ya por tanto tiempo objeto de mi anhelo, aprovecho la ocasión que se me presenta de pasar a esa, el teniente de mi regimiento, D. Luis Nogués y Roselló, y le autorizo y comisiono para que en mi nombre ofrezca a esa Ilustre Corporación, la referida tienda de campaña de que es portador, así como también de esta.

Se ofrece con la mayor consideración de VV. SS. Atento y Seg. Serv. Q. B. SS. MM. El Brigadier Mariano de Lacy. Madrid 11 de junio de 1861.

Ni que decir tiene, que la corporación aceptó gustosa el obsequio y la tienda se expuso ante el público los días 23 y 24 de junio de 1861, en la Plaza de la Constitución (actual Plaza Nueva).

Colección Javier Sánchez Portas.

La Correspondencia de España. 25 de junio 1861: Por el brigadier, Sr. Lacy, ha sido regalada una tienda de campaña de los moros al ayuntamiento de Orihuela. Este glorioso trofeo, cogido por nuestros soldados en la guerra de África, ha sido expuesto al público de aquella ciudad, debiendo después custodiarse en el archivo municipal, constando al mismo tiempo en actas, el aprecio con que ha sido recibida por la corporación.

Los costos de dicha exposición ascendieron a 588 reales con 28 céntimos, quedando después depositada en el archivo municipal. También se acordó colocar los retratos de Mariano de Lacy y de Domingo Grifol en los salones del ayuntamiento donde todavía permanecen.

Retrato de Mariano de Lacy. Antonio Ruidavets Lledó (1861). Ayuntamiento de Orihuela.

Los cuadros fueron pintados por Antonio Riudavets y recibió por ellos 1000 reales de vellón en septiembre de ese mismo año.

Retrato de Domingo Grifol. Antonio Ruidavets Lledó (1861). Ayuntamiento de Orihuela.

El diario de Orihuela. 6 de septiembre 1887: Parece que la nueva calle antes denominada del Puente Nuevo será titulada en breve con el nombre de «Cardenal Loaces» y la calle que hoy indistintamente se la llama de Cuartero o Illa se denominará «Calle del Capitán Grifol». Según nuestros informes en una de las próximas sesiones del Ayuntamiento tendrá confirmación esta noticia.

En la sesión municipal del 19 de septiembre de 1887, el consistorio otorgó el nombre del Capitán Grifol a la calle llamada hasta entonces de Illa, recordando a Domingo Grifoll:

Ilustre hijo de esta ciudad muerto en el campo del honor por defender la integridad de la Patria en la última guerra que España sostuvo con el imperio Agareno.

El diario de Orihuela. 19 de septiembre 1887: Es otro de los puntos de la crónica de la semana que merece nuestra atención el acto llevado a cabo por la corporación municipal, al acordar la titulación de la nueva calle abierta en la subida del Puente Nuevo y la que pone en comunicación la calle Mayor con la de la Feria.

Sin duda alguna que nuestro Ayuntamiento ha interpretado los deseos de la población buscando dos nombres ilustres entre los más esclarecidos hijos de Orihuela. El nombre de Cardenal Loaces, honra de esta vieja ciudad y gloria de la Iglesia española, al señalar una de las calles de la población, recordará siempre una de las páginas de nuestra brillante historia.

El nombre del capitán Grifol, grabado con caracteres indelebles en los gloriosos anales del ejército español, traerá eternamente a la memoria que Orihuela envió también sus hijos a la gloriosa guerra de África, en la cual, el capitán Grifol, con valerosa bizarría, contribuyó muriendo en el campo de batalla a lavar con su sangre generosa la ofensa inferida al pabellón nacional.

El Ayuntamiento, pues, hizo el jueves una brillante jornada. Recorrió un gran trecho en el camino del agradecimiento. Glorificó dos nombres que dieron gloria y honor a Orihuela.

El diario de Orihuela. 6 octubre 1887: Ya están terminados los rótulos de las calles del Cardenal Loaces, Capitán Grifol y Santacruz. Los títulos en caracteres negros están grabados en tableros de mármol blanco de Macael.

Placa original en mármol blanco de Macael.

El diario de Orihuela. 11 octubre 1887: La colocación de los rótulos en las calles nuevamente tituladas ha sido el asunto que ha dado importancia a la semana que finó ayer. Los nombres de tres hijos ilustres de Orihuela han sido grabados en mármol y serán pronunciados al mencionar las calles que titulan por las generaciones venideras.

Un ilustre príncipe de la Iglesia, un eminente hombre público que llegó a ocupar los primeros puestos del Estado y un esclarecido capitán que vertió su sangre peleando por la honra nacional en la ardiente tierra africana, dan con su apellido insigne, nombre a tres calles de esta población.

Loaces, Santacruz y Grifol no pueden ya ser borrados por el tiempo de las páginas de la patria historia. El Ayuntamiento ha interpretado fielmente los deseos del vecindario. Orihuela no puede menos de aplaudir el buen acierto que ha tenido en el asunto la Corporación municipal.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Publicado en 2006. Adaptado y ampliado en 2018 y 2022.

Imperio de Marruecos. Mapa plaza española de Ceuta y su campo.