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Callejeando 29. ASJ 3. Corredera.

Orihuela Murcia [sic]. Calle de la Corredera. Laurent, J. Ca. 1870.

La Corredera y las Adoberías.

La Corredera 1879. Riada de Santa Teresa.

El inicio de la Edad Moderna coincidió con un notable crecimiento demográfico. Atrás quedaba el horrendo siglo XIV; una centuria de guerras, de hambrunas y epidemias que diezmaron notablemente la población; especialmente la peste negra de 1348, cuyas terribles consecuencias se dilataron en el tiempo.

Un siglo después la coyuntura mejoró lo suficiente para revertir sus efectos; y a Oriola llegaron nuevos pobladores. Eran brazos necesarios para cultivar la tierra, por lo que el Consell repartió tierras junto a los Hostales entre los colonos dispuestos a edificar una casa. Así se formó la vieja «Carrer de la Corredora» y así lo reflejó el cronista Mosén Bellot en sus «Anales de Orihuela»:

Corredora, en valenciano. AMO 1636-1660.

Año 1448: Venían muchos a poblar y ya no había solares que dar, y compró el consejo un pedazo de tierra junto a los hostales y lo repartió.

Este nombre tradicional, presente en muchas localidades, está asociado a calles rectas; vías idóneas para correr caballos. Es lo que significa este topónimo según el diccionario de la Real Academia: Lugar destinado para correr caballos o calle que antes fue corredera de caballos.

Corredera, en castellano. AMO 1717-1719

Pasó de Corredora a Corredera por motivos de cambio de idioma; conservando este título hasta el verano de 1908, cuando el concejal García Mercader propuso al Ayuntamiento que una calle oriolana se llamase del Pintor Agrasot; y a ser posible que fuese la Corredera «Por el aplauso que se tributaba y la estimación que se tenía en el mundo artístico de la pintura a las obras que llevaban la firma del ilustre hijo de Orihuela Joaquín Agrasot y Juan».

No fue un asunto sencillo. Joaquín Agrasot tuvo la desgracia de no nacer en Valencia y a Orihuela le costó mucho reconocer a su universal hijo. La primera petición tuvo lugar el 31 de agosto de 1903, en el diario «La Comarca». Pensaron inicialmente en la calle Unión Agrícola (actual Avenida España). La biografía de este ilustre oriolano está a vuestra disposición pulsando la siguiente imagen. Estructurada en seis capítulos, es en el quinto donde se cuenta todo lo relativo al tema de la calle.

Pulsando esta imagen se accede al primer capítulo de su biografía
Pulsando esta otra se accede al quinto.

Diario de Alicante. 10 de agosto 1908: En la sesión que celebró el sábado el Ayuntamiento, el concejal Sr. García Mercader propuso a dicha corporación se diera el nombre del pintor Agrasot a la calle de la Corredera, palabra tradicional que nada significa, y así se acordó por unanimidad. De modo que de hoy en adelante se le llamará calle del Pintor Agrasot…

Como suele pasar con todas estas calles seculares, el cambio de nombre solo tuvo carácter postal. Los oriolanos siguieron y siguen llamándola como sus mayores. Nunca he escuchado a un vecino nombrarla Pintor Agrasot. Sigue y seguirá siendo la añeja Corredera a pesar de haber perdido toda su identidad.

La Corredera/Pintor Agrasot. Colección Javier Sánchez Portas.

Pero antes de seguir con ella, utilizaremos su primera traviesa a la derecha, llamada Travesía de Trinidad, para hablar de un espacio aledaño que comenzó a urbanizarse un siglo después.

Ya hemos mencionado anteriormente la importancia que tenía para el desarrollo de una zona urbana la construcción de un convento. Entre la Corredora y el río quedaba un espacio conocido como las Adoberías.

Las adoberías fueron en Aragón lo que en Castilla se llamó curtidurías: establecimientos artesanos en los que se efectuaban labores relacionadas con el curtido y tinte de pieles. Antes de llegar a manos de los zapateros, guanteros o cualquier otro artesano que necesitase este material, los cueros pasaban por dos tipos de profesionales: los “blanquers”, que raspaban carne y pelos, y los “assaonadors”, que la adobaban con sustancias pestilentes.

Estos negocios necesitados de mucha agua y espacio para el secado, eran focos de insoportables hedores por lo que estaban situados en lugares apartados de la población, muy cerca del río; como este.

AMO 1636-1660.

Podéis imaginar cómo llegaban las pieles de las carnicerías: sucias y con trozos de carne pegada. Para limpiarlas las sumergían en abundante agua que eliminaba los restos y pelos; residuos que iban a parar al río. Y luego los tratamientos a base de sustancias químicas que a veces llevaban en su composición orina y excrementos de animales… 

AMO 1719-1722.

Joseph Montesinos nos habla de estas instalaciones y otras dos, en 1791:

Hay tres adoverías públicas, todas a cargo de sus dueños particulares. Dos de ellas, que son las mejores, muy buenas y capaces, tienen su ubicación junto a los márgenes del Río Segura en una acequia mediana, abundante de agua corriente, enfrente del convento de los Padres Trinitarios, extramuros. La otra está en la calle llamada de la Acequia, mirando hacia el nuevo camino que divide el grande jardín del Excmo. Sr. Marqués de las Hormazas (la futura glorieta) igualmente extramuros sobre una mediana escorrata de agua viva. La antigua que había en el Puente nuevo, junto al matadero, se extinguió y acabó en el año de 1775, para hacer la grande posada nueva.

En recuerdo de aquellos sufridos artesanos nos quedó la calle Adoberías. Pero inexplicablemente, dicha titulación tradicional se corrompió en el siglo XX pasando a Overía, palabra que no significa nada y que ahora nombra a la calle que discurre junto al convento.

AMO 1636-1660.

La zona cambió radicalmente con la llegada los Trinitarios entre los años 1557 y 1558. Estos frailes enviados desde Murcia no fueron bien vistos por los demás conventos; lo que no era ninguna novedad: más religiosos, menos limosnas a repartir.

En este caso protestaron especialmente los mercedarios, dedicados a la misma función de liberar  cautivos;  y sobre todo las Clarisas; situadas muy cerca, con el convento a medio hacer y con multitud de problemas de los que hablaremos al llegar a su calle.

Fotografías Ajomalba

Pero el Consell sabía que permitiendo esta construcción creaba un nuevo espacio de población que completaba el arrabal de San Juan. Pocos años después de su instalación se terminó la barrera desde la puerta de Callosa hasta el río, abarcando también esta zona.

Aunque empezaron muy escasos de rentas, los trinitarios pronto se hicieron con propiedades rústicas y regentaron un par de molinos, uno de los cuales llegó al siglo veinte como Molino de la Trinidad. Entre sus muros llegaron a vivir más de treinta religiosos; pero en el proceso desamortizador del siglo XIX, los frailes fueron exclaustrados y su edificio despedazado. 

Molinos de la Trinidad y Bajo.

El 21 de marzo de 1829, a cosa de las seis y media de la tarde se sintió en Orihuela un fuerte temblor de tierra, quebrantando varios edificios públicos. La torre del convento de la Santísima Trinidad se desplomó matando a un muchacho y arrasando buena parte del templo.

La Trinidad a principios del siglo XX. No tiene torre y la iglesia está destruida. Colección Javier Sánchez Portas.

El Colegio de San José.

Manuel Domingo Sol, conocido como “Mosén Sol”, fundó en 1883 la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos; cuyo objetivo era el fomento, sostenimiento y cuidado de las vocaciones eclesiásticas a través de los colegios de San José, al servicio de los prelados de cada diócesis.

Manuel Domingo Sol. «Mosén Sol»

A Orihuela llegaron por iniciativa de Ramón Belló, canónigo arcipreste de la Catedral de Orihuela y rector del Seminario Conciliar. En el verano de 1886 fue designado vicario capitular del flamante prelado Juan Maura Gelabert. Como nota curiosa, en su designación se retiraron ocho de los diez y seis canónigos electores.

Los sacerdotes operarios se habían establecido en Murcia en 1888 por iniciativa de Francisco Belló Martínez, rector del seminario murciano. Francisco era el hermano mayor de Ramón Belló; quien compró las ruinas del que había sido convento de la Trinidad (también se hizo con la Plaza de Toros de San Agustín, futuro colegio de Jesús María).

Convento de la Trinidad. Fotografía Ajomalba.

El antiguo convento de Trinitarios Calzados estaba derruido y semi abandonado, en manos de varios dueños. Ramón reparó parte del edificio y habilitó la capilla de la comunión, única parte del templo que se mantenía en pie.  El fundador, Mosén Sol, visitó nuestra ciudad, haciendo visura del edificio y entrevistándose con el famoso Adolfo Clavarana, director de «La Lectura Popular».

En mayo de 1889 “El Diario de Orihuela” daba cuenta de lo adelantadas que estaban las obras. Y el 8 de junio de la bendición de la capilla por parte de Don Ramón. La apertura de la iglesia, con misa diaria, y acceso desde la plaza de la Trinidad causó gran júbilo entre los vecinos del barrio.

Convento e iglesia de la Trinidad. Monjas dominicas. Fotografía: José M. Pérez Basanta.

A pesar de lo precario del edificio, decidió inaugurar el colegio en el curso 1888-1889; poniéndose al frente del mismo. Con la promesa de apoyo del prelado, en agosto presentó los papeles en el registro del Obispado y «El Diario de Orihuela» publicó las bases del Colegio de Vocaciones Eclesiástica de San José para seminaristas de clase humilde; quedando Don Ramón como protector y director honorario.

En mayo de 1890, transcurrido el primer año, se reanudaron las obras de rehabilitación del resto del edificio para el curso siguiente. También compraron el antiguo huerto del convento para esparcimiento de los futuros sacerdotes. Quedó así formado un bello colegio con capacidad para 150 alumnos.

Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de San José. Claustro.

Ramón Belló falleció el 21 de enero de 1892 tras penosa enfermedad. En sus disposiciones testamentarias dejó como herederos del edificio a la Hermandad de Sacerdotes Operarios.

El obispo Javier Irastorza transformó el colegio en seminario menor en 1925, unificado posteriormente al de San Miguel. Al acabar la Guerra Civil se instalaron en la Trinidad las desahuciadas dominicas de Santa Lucía que adecentaron el vetusto edificio y levantaron la actual torre campanario.

El claustro de las dominicas en la actualidad. José M. Pérez Basanta 

Del traslado de las dominicas de Santa Lucía al ex convento de la Trinidad, hablamos en el capítulo 22. Si os interesa, pinchad en la siguiente imagen.

Enlace artículo dominicas.
Convento de la Trinidad. Fotografía Ajomalba.

Una casualidad histórica: aunque la edificación de la iglesia se realizó en diversas etapas, en su portada quedó impreso el año de su inauguración. Por una curiosa coincidencia, en mayo de ese mismo año 1580 llegaba a Argel Fray Juan Gil, procurador general de los trinitarios, que tras entregar el correspondiente rescate, liberó a un cautivo llamado Miguel de Cervantes.

La Corredera/Pintor Agrasot. Colección Javier Sánchez Portas.

Volvemos a la Corredera. Haciendo esquina con el primer callejón de la izquierda permanece el solar que albergó el llamado Teatro de Orihuela; un espacioso local con un aforo parecido al que ofrece el Teatro Circo en la actualidad. Para hablar del que fue llamado “el Coliseo de la Corredera”, vamos a comenzar por lo que dejó escrito Ernesto Gisbert a principios de siglo XX:

El actual teatro de la calle de la Corredera, capaz para 850 a 900 personas, fue construido en 1840 por D. Francisco Regidor Reig, habiéndolo traspasado sus nietos a una sociedad cuyos esfuerzos han sido inútiles para levantar el coliseo a la altura que Orihuela merece.

A través de la prensa, vamos a hacer un pequeño recorrido por su historia. La primera noticia que he localizado data de 1886

El Día. 11 de abril 1886: Ya está contratada la compañía de zarzuela que ha de trabajar en nuestro teatro desde el primer día de la próxima pascua, teniendo una gran satisfacción en manifestar que no nos desagrada el conjunto de ella. Por no haber llegado aún la lista del personal no podemos darla hoy completa, pero si diremos, forman parte de ella la señora Nadal, Ciudad, y Cubas, así como los señores Navarrete, Rojas, Pons y Morales. Deseamos un buen abono a la empresa.

La puesta a la venta por parte de los nietos que cita Gisbert apareció también en la prensa local.

La Crónica. 24 de febrero 1887: Se vende una casa teatro situada en esta ciudad y su calle de la Corredera, con todas sus dependencias, enseres y demás objetos inherentes a la misma que en ella existen, por el precio de adquisición que lo es de 9000 pesetas, y condiciones ventajosísimas para el adquirente.

Durante ese año de 1887, a pesar de la amenaza de cierre inminente, los anuncios de representaciones en el Teatro de la Corredera continuaron. La prensa dio cuenta del notable prestidigitador conde Abel y su bella señora; presentando números de hipnotismo y adivinación. Y de una compañía de Zarzuela con «el tenor cómico, señor Queralt, oportuno y ocurrente y sin chocanería».

En enero de 1888 se abría una esperanza; y en abril de 1888 el asunto parecía estar encauzado.

El Diario de Orihuela. 24 de enero 1888: La cuestión del Teatro se halla en mejor estado que hace unos días a causa de haberse agrupado ayer algunos hombres de verdadero patriotismo con el fin de bien en esta o aquella forma, salvar el viejo coliseo de la Corredera, del peligro que le amenaza. Los propietarios de palcos y butacas deben hacer también un sacrificio y avenirse a una fórmula que sea beneficiosa para todos pues ante la realidad de perder sus propiedades como sucederá si el Teatro llega a ir a subasta les conviene más y harán a la población un bien que siempre se les tendrá en cuenta, allanar los obstáculos que se ofreciesen para la formación de la sociedad de compra cuyo único móvil e interés no es otro que el más acendrado patriotismo. Nosotros esperamos que la cosa se arregle y se logre disipar el peligro que amenaza al vetusto coliseo.

El Diario de Orihuela. 26 de abril 1888: EL TEATRO. El viejo coliseo de la Corredera se ha salvado por fin de la demolición que le ha estado amenazando durante un corto periodo de tiempo. Desde que la Sociedad Cooperativa, cuya conducta en este asunto nunca elogiaremos bastante, concibió el proyecto de adquirir la propiedad del Teatro, formulamos nosotros la resolución del problema tan complicado como el de la conservación de aquel edificio, haciendo la afirmación de que no sería destruido y que, por el contrario, al ser de la pertenencia de dicha sociedad se mejoraría notablemente.  

Lo había comprado una sociedad llamada «la Cooperativa»; cuyo presidente y cabeza visible era el sombrerero alicantino Vicente López Durana, personaje del que ya me he ocupado en anteriores trabajos. Se había casado en 1870 con la oriolana Antonia Vilar, propietaria del convento de San Gregorio y de gran parte del de la Merced.

El matrimonio residió varios años en Alicante; y al trasladarse a Orihuela, López Durana se dedicó plenamente al negocio de los alquileres obrando y reformando sus conventos hasta desvirtuarlos totalmente. El negocio de este señor no era el teatro y mi teoría es que todo fue una operación inmobiliaria. Durana pensaba construir un teatro de hierro de acuerdo a las exigencias modernas; y para tal menester, pretendía adquirir el Teatro Circo de Alicante; cosa que hicieron otros oriolanos pocos años después.

Una vez conseguidos el enorme edificio de la Corredera y el Teatro Circo Alicantino, posiblemente hubiese destinado el viejo edificio a su negocio de alquileres; pero esto no es más que una opinión personal. Podéis ampliar el tema pinchando la siguiente imagen que os llevará a un trabajo monográfico.

Enlace a artículo Teatro Circo.

La temporada terminó aquel verano con gran asistencia de público movilizado por el posible cierre del único teatro oriolano. «La Cooperativa» o mejor dicho, Durana no había logrado traer el teatro de hierro; pero en mayo había adquirido las decoraciones del Teatro Español de Alicante, utilizadas para lavar la cara del viejo coliseo de la Corredera. En diciembre, la prensa local animaba al público a acercarse al rehabilitado teatro que estaba en manos de Antonio Ortín:

La Crónica. 8 de diciembre 1888: El miércoles abrirá sus puertas nuestro vetusto coliseo de la calle de la Corredera, después de haber permanecido cerradas por largo tiempo. (…) El desprendimiento del nuevo empresario del teatro de la Corredera, D. Antonio Ortín, que con actividad pasmosa y sin perdonar para ello gasto ni sacrificio se ha propuesto despertar en nosotros la afición que existe en todas las poblaciones de alguna importancia por el culto de Talía, merece el aplauso y el apoyo de todo el que quiera no ver morir por completo nuestro teatro y que suceda con él lo que con la plaza de toros… (Se referían a la plaza de toros habilitada en el ex convento de San Agustín que luego fue Jesús María).

Durante una década el coliseo de la Corredera siguió presentando números tan excitantes como la Compañía automática y los Fantoches españoles, “manejados por actores expertos y conocedores del arte escénico, los fantoches españoles tienen tal gracia y naturalidad en sus movimientos que, seguros estamos que en muchos casos, llegan a mayor altura que muchos actores auténticos.”  Pero en los últimos años de la centuria estaba ya decrépito y el público tampoco ayudaba mucho a dignificarlo.

La Región. 8 de enero de 1895: Es de suma necesidad si ha de continuar funcionando el destartalado Coliseo de la Corredera, que concurran algunas parejas de la benemérita además de los municipales, con el objeto de que no permitan bajo ningún concepto que se profieran expresiones malsonantes, más bien propias de un circo taurino, que de un centro de cultura y moralidad, poniendo a buen recaudo a todo aquel que no esté con la debida decencia.

El coliseo abría y cerraba cada vez más deteriorado. A comienzos de 1896 anunciaban una función de prestidigitación e hipnotismo cuya entrada general costaba veinticinco céntimos y la butaca tres reales.

El Thader. 16 de enero 1896: No hay mal que cien años dure, ni vieja que no murmure; y decimos esto, porque al fin se van a abrir las puertas del incomparable teatro de la Corredera para dar entrada, a su pintoresco patio, al público en general. Mañana a las ocho y media de la noche tendrá lugar en nuestro coliseo la primera función de prestidigitación e hipnotismo, de las que piensa dar en la corta temporada que va a permanecer en ésta, el notable ilusionista D. Daniel Ribera, condecorado por SS. MM. el Rey de España y el de Portugal. La entrada general a veinticinco céntimos; butaca con entrada tres reales. Invitamos al público orcelitano, honre con su asistencia nuestro coliseo, si quiere pasar un rato distraído…

Por fin, en el verano de 1900 un auténtico emprendedor llamado Eduardo Romero Sansano compraba el «antiquísimo teatro con el noble propósito de que no quedara derruido en totalidad el templo de Thalía haciendo en él obras de reparación y de espléndido decorado».

El Oriol. 23 de junio 1900: Nuestro respetable amigo don Eduardo Romero ha adquirido en propiedad el destartalado edificio que existe en la calle de la Corredera con el nombre de Teatro de Orihuela. Sabemos que dicho señor está animado de los mejores propósitos para comenzar muy en breve grandes obras de restauración en el antiguo coliseo, las que habrán de dar por resultado dotar a esta querida ciudad de un teatro que esté en consonancia con la cultura que radica en ella. Plácemes merece el Sr. Romero y por nuestra parte somos los primeros en enviarle un caluroso aplauso alentándole a que no levante mano de su proyecto hasta verlo coronado por el éxito feliz que es de esperar.

AMO permiso de obra en julio de 1900.

Apremiado por la cercanía de los juegos florales organizados por la Cruz Roja, Eduardo Romero se esforzó especialmente por adelantar los preparativos. Celebrado con éxito el evento, en diciembre abrió sus puertas al público con el nombre de «Teatro Romero».

El Oriol. 15 de noviembre 1900: El reconocimiento que Orihuela debe a D. Eduardo Romero es de aquéllos que no puede expresarse con palabras, sino con hechos; y mañana,  cuando el desinteresado propietario pueda obtener, siquiera sea una escasa remuneración del capital invertido en dotar a Orihuela de un teatro digno, es cuando hemos de mostrar todos los oriolanos, sin distingo de clases, la estimación en que tenemos los sacrificios que por nosotros ha hecho una persona amante de la cultura y el engrandecimiento de nuestro país. La elegancia, el buen gusto y las comodidades con que ha sido reedificado nuestro principal templo de Thalía son de todos conocidos, solo nos resta pues, enviar al Sr. Romero un entusiasta aplauso desde nuestras columnas, fiel trasunto del que el pueblo le dedica, y a su apreciable hijo darle cumplidísimo parabién por el concurso personal que a las obras ha prestado, decorando con la inspiración que siente su alma de artista, gran parte del que fue un día destartalado caserón. En el próximo mes de Diciembre abrirá sus puertas el flamante coliseo a una selecta compañía de zarzuela género chico, por el que tanto delirio sienten hoy todos los públicos, y que será del beneplácito del nuestro indudablemente. Deseamos al Sr. Romero todo género de prosperidades con su nuevo teatro, que bien acreedor es a ellas por su desinteresada abnegación.

Los precios eran: «Plateas por abono, 5 ptas., a diario 6 id. Palcos por id.4 id., a diario, 5 id. Butacas por abono 1’50 id. a diario 2 id. Lunetas por abono 1 id; a diario 1, 25 id. Delanteras 0,70 id. Entradas a Plateas y Palcos, 0,75 id. Entrada general, 0,40 id.»

El Teatro de la Corredera.

Además de las películas cinematográficas de “alta novedad y gran atracción”, la empresa del coliseo se propuso que desfilasen por él los más reputados artistas del género  de variedades: El concienzudo domador Mr. T Nof, portando una jauría de perros amaestrados; el excelente imitador y transformista “Minuto”, acompañado por su esposa Zaida, quien presentaba «la mariposa luminosa, obteniendo un éxito verdaderamente ruidoso en tan sugestivo experimento.»

Minuto, además de imitador era «un formidable tirador, haciendo prodigiosos blancos con el rifle». Lo cierto es que en una de sus actuaciones en Orihuela, se pegó un tiro en el pie y tuvieron que suspender la función. También desfiló por el coliseo la bellísima y notable bailarina Eloísa Carbonell, reina de la farruca y del garrotín; la gran Isabel Muñoz, reina de la jota; las bailarinas Zulimas, maestras en el arte coreográfico; The Kukolin’s, profesores de habilidad, fuerza y destreza….

La Iberia, enero de 1909.

Aunque el cuplé era un género demasiado atrevido para la conservadora sociedad oriolana, la celebrada y bella Lisette presentó un “espectáculo ameno y moral, porque esta simpática artista, puede ser vista y escuchada, tanto por las señoras, como por las personas de moral más escrupulosa.”

En la actuación de otra coupletista llamada Aretina, preciosidad como mujer, y notable como artista, se produjo un desorden por la oposición de los más reaccionarios a la petición insistente de la mayoría del público:

Los escrupulosos protestantes, debieron de estar curados de espanto, después de la exhibición de la hermosa coupletista. Además, todos saben o deben saber que esta distinguida artista, como todas sus compañeras, no se exhiben en los espectáculos con gabán de pieles…

El golpe de gracia le llegó cuando montaron el moderno y cercano Teatro Circo (el propio Romero Sansano con otros accionistas había intentado comprarlo). El nuevo coliseo era más versátil y mucho más moderno.

En noviembre de 1910, una nueva empresa se hizo cargo del Teatro de la Corredera; y en enero se formó un escándalo monumental con una bailarina.

El Eco de Orihuela. 5 de enero 1911: En pocas líneas. El pasado lunes actuó en el Teatro Romero una bailarina. Respecto a la índole de su trabajo, tanto considerado en su aspecto artístico, como en el decente, por ligereza de ropas, movimientos lascivos etc., el cronista ni entra ni sale. Allá el público, supremo juez. Pero es que el cronista conoce un hecho insólito, que no quiere dejar sin el correspondiente comentario.

Que si porque la bailarina enseñaba más o enseñaba menos (cultura rifeña) se armó entre parte del público una zaragata de dos mil demonios, que llegó a revestir todos los caracteres de un escándalo. Determinados espectadores, roncos de tanto gritar, en la plena actuación de sus lascivos deseos, sin reparar en las señoras que había en el Teatro, quisieron convertir este en lugar inmundo. Y como la empresa no accediera a tan censurables pretensiones los zaragateros  espectadores hicieron presa de su furor en las butacas y varias de estas, en número de 18, quedaron destrozadas…

Otra trifulca, ésta de carácter político, se armó en enero de 1904 con los emergentes republicanos. Esta noticia es de «La Época», un diario de Madrid:

Escándalo en el teatro de Orihuela. Según noticias que telegrafían de Orihuela, anoche se produjo un escándalo morrocotudo con motivo de la representación del drama María Antonieta, basado en episodios de la Revolución Francesa. Antes de empezar el espectáculo, el teatro estaba totalmente ocupado por los republicanos de Orihuela, que protestaron por los horrores que en la obra ocurren al grito de «fuera, fuera», y eso no lo hicieron los republicanos…

En la primavera de 1913 todo había terminado. El Teatro Romero acabó en pública subasta.

El Diario. 2 de abril 1913: En el juzgado de primera instancia de esta ciudad tendrá lugar mañana la venta en pública subasta del Teatro Romero.

El Diario. 28 de noviembre 1913: Se venden doce filas de butacas de las que pertenecieron al Teatro Romero. Para tratar condiciones darán razón en el Teatro Circo.

En el vacío edificio del antiguo teatro, se celebraron banquetes y otros actos sociales. En el verano de 1914 se reunieron sesenta comensales del partido maurista.

A comienzos de 1915, el local fue alquilado por el Sindicato Agrario de Orihuela, para utilizarlo como centro social, dar conferencias y hacer propaganda.

Las últimas noticias del «Coliseo de la Corredera» son de octubre de 1929 cuando denunciaron una cornisa a punto de desplomarse; y un año después; cuando la huelga de la sociedad de Albañiles «La Unión» paralizó las obras del edificio del «Teatro Romero» y del asilo.

Tras pasar por almacén de cítricos y taller de automóviles, se dedicó a locales y viviendas hasta que fue declarado en ruina, procediendo a su demolición ya en el siglo XXI.

Teatro de la Corredera. Derribo final. Fotografía Jorge Belmonte.

Antes de continuar con la Corredera vamos a hablar de las dos traviesas que la unen con San Juan. Aunque ambas mantienen los nombres gremiales de Cantareros y Barberos, sólo la de Barbers aparece en los padrones de principios del XVII.

AMO 1636-1660.
AMO 1714-1719

La puerta trasera o puerta falsa del Teatro de la Corredera salía al callejón de Barberos, donde se mantenía un azulejo con la palabra teatro que mucha gente recordará. Por este motivo fue conocido popularmente como el Callejón del Teatro.

Esto me da pie para una anécdota asquerosa: a pesar de su notable aforo, este establecimiento público carecía de servicios; por lo que los espectadores utilizaban este y otro callejón cercanos para aliviar sus necesidades con el consiguiente enfado de los vecinos ¿os imagináis los entreactos con esa cantidad de personas sin un urinario disponible?

Fotografía Ajomalba.

La Crónica. 3 de febrero de 1887: Varios vecinos de la Corredera, se han acercado a nuestra redacción manifestando que muchos de los asistentes al teatro han dado en la mala costumbre de hacer aguas en el callejón que va desde dicha calle a la plaza de la Trinidad, convirtiendo dicho sitio en un verdadero mingitorio con notable incomodidad del olfato y no poco perjuicio de la higiene.

Vecinos y transeúntes se quejan con sobradísima razón de un estado de cosas tan grave. Y por particular excitación de unos y otros, llamamos eficazmente la atención del Sr. Alcalde a fin de que atienda tan justa reclamación y evite un mal tan antiguo como perjudicial, haciendo por ejemplo que una pareja de municipales ponga coto a ese abuso que tanto desdice de la cultura y policía que corresponde a una población como esta.

Fotografía Ajomalba

Los vecinos del callejón de Barberos se cansaron de reclamar y utilizaron una táctica que la prensa llamó “agua por agua”. Consistía en arrojar por las ventanas el contenido de sus cubos y letrinas mientras toda esa multitud aliviaba la vejiga. 

AMO 1636-1660.

A la otra traviesa que figura en los padrones del XVII la llaman de “les negres”. Cantareros no aparece hasta principios del XVIII, cuando la de los Negros desaparece. No habiendo otra, considero que es la misma. La Cantarería en el XVII estaba ubicada junto a la Mancebería, en lo que ahora llamamos «el Rodeo».

AMO 1719-1722.

La Corredera terminaba en un arco conocido como la puerta de Almoradí o de la Corredera.  En 1449, cuando comenzaba a poblarse la zona, cuenta Montesinos que un sacerdote llamado Pere Brizuela y Campomanes, vecino de la calle y de noble familia, construyó junto a su casa, muy cerca del arco, una modesta capilla con torre y campanas.

Montesinos reproduce una supuesta placa colocada en la puerta de la ermita, de piedra negra jabalina, con letras de oro.

La ermita, levantada sobre la acequia y los bancales adyacentes, quedó bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción y San Ambrosio Obispo. A su muerte, en el año 1487 la donó en escritura a los vecinos de la calle y en ella fue enterrado.

En 1510, con motivo de una terrible peste, cambiaron la advocación mariana de la Asunción por la de la Salud, y del copatrono San Ambrosio nunca más se habló.

Puerta de Almoradí. Colección Javier Sánchez Portas.

La noche del 17 de diciembre de 1591, ante el asombro de la ciudad, el edificio «vino todo a tierra», matando al sacristán, de nombre Juan Andrés, y a su esposa Thadea. El obispo reunió a los patronos; 24 vecinos de la calle (Montesinos ofrece el listado) reconocidos como jefes y mayordomos, para que intentasen reconstruirla.

Pero la falta de recursos económicos obligó al Consell a demolerla descubriendo la acequia. Los terrenos fueron devueltos al heredero y pariente más cercano del fundador. Los restos de Brizuela pasaron a la Merced; y las imágenes que en ella se veneraban fueron repartidas entre diferentes templos con excepción de la Virgen de la Salud, que a petición de los vecinos quedó en casa de un tal Juan Jiménez hasta que pudiesen reedificar la capilla.

Según Ojeda Nieto, el arco de la Corredera fue ampliado en 1602 para adaptarlo al paso de carros. Esta fecha se acerca mucho a la de 1608, aportada por Gisbert para situar la construcción de la capilla sobre el arco o puerta. En 1678 los vecinos colocaron a ambos lados las imágenes de San Roque y San Sebastián, abogados contra la peste; y en el exterior la de San Pablo.

Al otro lado del portal, había una especie de plaza presidida por una cruz de término. Daba inicio a un paseo o alameda, un lugar de recreo con árboles plantados por los propios vecinos. La zona era conocida como la Barrera de Almoradí.

AMO 1714-1719
Puerta de Almoradí o de la Corredera. Colección Javier Sánchez Portas.

Santuario y arco fueron mejorados en 1759, adornándolo con las barras de Aragón y con el escudo del Oriol por la parte exterior. Gracias a las fotografías que se conservan, sabemos que llegó al siglo XX bien conservado, con cuatro mini campanarios y tres relojes. Las últimas obras en el arco datan del verano de 1909.

El principio del fin llegó en el verano de 1926 cuando el maestro de obras Severiano Sánchez Ballesta redactó un proyecto para mejorar las calles del Arrabal de San Juan. Entre otras propuestas incluía la eliminación de los arcos que daban término a las calles de San Juan y del Pintor Agrasot; colocando capillas laterales para albergar las imágenes. En este primer envite cayó sólo la de San Juan.

Cuatro años después, gran número de vecinos solicitaron que se arreglase de una vez el arco en ruinas. O bien que lo suprimiesen colocando la imagen de la virgen en una hornacina, como habían hecho en la calle de San Juan. El informe del maestro de obras Francisco Sánchez apoyó la demolición para evitar un derrumbe accidental producido por la trepidación de los camiones que lo cruzaban.

Cuando el derribo parecía claro, llegó otro escrito firmado por más de un centenar de vecinos (algunos arrepentidos) que se oponían al derribo de la Ermita de Nuestra Señora de la Salud. Para ellos no estaba en tan mal estado; y pedían respeto y consideración por la propiedad de una calle y su tradición.

La Corredera/Pintor Agrasot.

El asunto se alargó dos años más, hasta agosto de 1932 cuando el concejal Ortiz, hablando en nombre de los vecinos, pidió que se derruyera por su estado ruinoso y por lo que dificultaba el tránsito de carruajes. Tras un informe de la Comisión de Ornato se acordó su demolición dejándola en manos del maestro Sánchez, sin costo para el Ayuntamiento. El propio Sánchez se comprometió a sufragar los gastos a condición de disponer de los materiales del derribo.

No debió ser rentable. En septiembre le cedieron la demolición del Sepulcro (que no se llevó a cabo), para ver si con ello podía recuperar algo de lo perdido con el derribo del arco de la Corredera. Eliminado el obstáculo, la Barrera de Almoradí se fue convirtiendo en calle urbanizando los huertos cercanos para formar una línea paralela de casas enfrente. Esa zona se quedó con el nombre de «Los Huertos».

De todas estas historias solo queda una hornacina en mitad de la calle con una imagen de la Virgen de la Salud, cuyas fiestas eran memorables. Disponemos de un programa facilitado por la comisión de festejos en 1887.

Fiestas en la Corredera.

El Diario de Orihuela. 14 de octubre 1887: Día 14. — Al toque de oración de la tarde, dulzaina, repique de campanas, morteretes y disparo de una numerosa cohetería.

Día 15. — A las cinco de la mañana repique de campanas, morteretes, dulzaina y cohetería, todo lo que se repetirá a las 11 de la misma. A las 5 de la tarde hará su entrada en esta ciudad la laureada banda de música de los niños de la Beneficencia de Murcia, recorriendo varias calles de la población. A las seis de la tarde será conducida procesionalmente la imagen de Nuestra Señora de la Salud desde su ermita de la calle de la Corredera a la iglesia del monasterio de San Juan de la Penitencia. De 8 y media a 10 y media de la noche, ejecutará la referida banda en la calle dicha las más escogidas piezas de su repertorio.

Día 16. — A las cinco de la mañana diana por la prenombrada banda, dulzaina, repique de campanas y morteretes, quemándose gran número de cohetes. A las ocho y media, se celebrará en la expresada iglesia de San Juan, misa solemne y sermón que predicará el R. P. Fray Agustín Malo, Guardián del convento de Santa Ana de esta ciudad. De 3 a 5 se verificarán los divertidos juegos populares de la cucaña, los sacos, etc. en los que tomarán parte los más adiestrados aficionados.

Estas horas serán amenizadas por la precitada banda de la Beneficencia de Murcia. A las 6 se devolverá procesionalmente a su ermita, la imagen de la Virgen, luciendo a esta hora la fachada de la ermita una magnífica y sorprendente iluminación. De 8 y media a 11 de la noche, serenata final por la antedicha banda, terminando los festejos con la ascensión de un globo monstruo, obra del vecino M. H. La calle estará durante los tres días vistosamente engalanada luciendo por las noches profusas y bonitas iluminaciones.

Como propina os dejo esta reseña del verano de 1887. Habla de la fiesta de San Bartolomé y de lo que hacían con los pobres huertanos «escaldaos» que atravesaban la Corredera en la ruta hacia la pedanía homónima:

El Diario de Orihuela. 25 de agosto 1887: Todo se va perdiendo. La fiesta de ayer que todos los años atraía a la calle de la Corredera gran concurrencia, ha quedado reducida a la nada. Es cierto que con ello han ganado las costumbres públicas pues no tenía nada de agradable y culto el ver a una pobre huertana o huertano que jinete en caballería más o menos espantadiza iba o regresaba de San Bartolomé y detrás una turba de chiquillos gritándoles «Los escaldados» y armando un ruido infernal con latas, carracas y cencerros hasta que el acosado festero o festera daba con su cuerpo en tierra entre la burla y la risa de la gente. Por fortuna tan incultos hábitos han desaparecido y de ello podemos felicitarnos.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba)

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Apuntes sobre el Teatro Circo y su reconstrucción en Orihuela.

Algunos apuntes sobre el Teatro Circo en el centenario de su reconstrucción en Orihuela.

Alberto Zerón Huguet.

Introducción

En la segunda mitad del siglo XIX dos entretenimientos primaban entre la ciudadanía española por difusión y número de seguidores: el teatro y el circo. 

Toda ciudad medianamente importante debía contar al menos con un coliseo estable; este es el caso del Teatro Principal en Alicante y Cartagena, del Teatro de los Infantes -actual Romea- en Murcia o del Teatro de la Corredera en Orihuela.

En estos locales, los nuevos empresarios programaban largas temporadas contratando a las principales orquestas y compañías dramáticas.

Pronto, gracias al crecimiento económico y cultural, la gran afluencia de público permitió que en una pequeña capital de provincia como Alicante subsistiesen varios de estos locales de recreo.

Teatro Principal; Alicante, 1915.

Por otra parte, el circo se había renovado incorporando ejercicios ecuestres, animales exóticos, trapecistas, equilibristas y magos. Ante semejante despliegue, las compañías ambulantes eran recibidas con gran entusiasmo y continuamente aparecían y desaparecían provisionales carpas o barracones de madera.

Grabados Circo Price. Madrid siglo XIX.

A medio camino entre el teatro estable y la carpa estaban los llamados teatros circo que se proyectaron y construyeron siguiendo la moda que, desde París, se extendía por muchas ciudades europeas. Obras teatrales, óperas, zarzuelas, circo, conciertos; estos recintos polivalentes, permitían ofrecer todo tipo de espectáculos.

Programa Teatro Circo Apolo.

En España, proliferaron en el último tercio de la centuria, siendo el más famoso el derruido Teatro Circo Price de Madrid.

Proyecto Teatro Circo de Price
Teatro Circo de Price

Revisando la historia de los teatros circo cercanos: Cartagena (1879), Albacete (1887), Alicante (1881) y Murcia (1892), podemos comprobar que estos auténticos supervivientes, han llevado una trayectoria muy parecida y afortunadamente, gracias a la presión popular, con más o menos reformas y modificaciones, se mantienen actualmente en pie.

Teatro Circo Valencia.
Teatro Circo Mataró.
Teatro Circo Barcelona.
Teatro Circo Puente-Genil.
Teatro Circo Albacete.
Teatro Circo Albacete.

En el caso del Teatro Circo Alicantino, hay una circunstancia singular: su desmontaje y posterior reconstrucción en Orihuela entre los años 1907 y 1908.

Antecedentes Alicantinos

Vista de Alicante (Jean Laurent, ca. 1870).

Entre los años 1880 y 1881, el maestro carpintero Rafael Marco Boronat, dirigió la construcción de un barracón de madera  ubicado en la plaza del Barranquet (actual plaza de Chapí).

Teatro Principal en la Plaza del Barranquet, actualmente titulada de Ruperto Chapí. En 1839 se instaló en ella una plaza de toros y en 1848 se levantó el Teatro.

Estaba frente al Teatro Principal;  por lo que fue conocido popularmente como «el circo de la plaza del teatro». Se anunciaba como Circo Ecuestre y comenzó su actividad en el verano de 1881, exclusivamente con espectáculos de carácter circense. 

Al comienzo de la siguiente temporada estival se trabajó activamente para terminar la colocación del escenario, decorados y otros útiles necesarios que lo adaptaron para albergar con dignidad representaciones dramáticas.

Rafael Marco Boronat se ocupó de la maquinaria e iluminación; de la parte musical se encargó Pablo Gorgé Soler, patriarca de una familia de músicos alicantinos, director y fundador de la banda La Lira.

El renovado centro de recreo abrió sus puertas el 1 de julio de 1882 ya con el nombre de Teatro Circo;  y como reclamo al espectador, en la puerta  elevaban globos aerostáticos a los acordes de una banda de música.

Exhibición de globos aerostáticos.

Aprovechando que en aquellos momentos el género lírico era el preferido entre el público alicantino se especializaron en zarzuelas y conciertos sin abandonar las funciones teatro y de circo.

Esa misma temporada actuó varias veces un joven Isaac Albéniz, que llegaba de pasear su virtuosismo por diversas ciudades europeas. 

Más éxito tuvo la ópera italiana; con Rigoletto, Lucrecia Borgia o Marina consiguieron gran afluencia de público.

Concierto de Isaac Albéniz en el Teatro-Circo de Alicante, año 1882. Biblioteca de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, legado de la familia de Pablo Portes.

La cercanía del Principal debió ser un lastre para el joven Teatro Circo. En 1883 una nueva y ambiciosa sociedad abría la temporada con la compañía circense de los hermanos Rizarelli, que venía de triunfar por todo el mundo. 

A primeros de mayo la prensa anunciaba la demora en el debut «para no molestar al público del cercano Teatro Principal». La esperada apertura llegó el 18 de mayo; y fue un éxito rotundo. Durante varias semanas, los espectadores abarrotaron el local a dos funciones diarias.

El posteriormente llamado Teatro Circo Viejo se mantuvo durante una década programando todo tipo de espectáculos en la temporada veraniega. 

Pero las presiones de los propietarios del Teatro Principal y la reorganización urbanística de la zona forzaron su desaparición. Su última función fue la zarzuela «El anillo de hierro» representada en el verano de 1891.

Partitura «El Anillo de Hierro».

En octubre de ese mismo año, Rafael Marco, Pablo Gorgue y un grupo de artistas formaron una empresa y decidieron levantar un nuevo y bello edificio. 

Rafael tenía bastante experiencia; no en vano había participado activamente en la construcción de la Plaza de Toros de San Juan, en la de la casa flotante del Club de Regatas y en la reforma del Teatro Principal.

El Teatro Circo Alicantino o Circo Nuevo, como fue conocido popularmente, se erigió en la Plaza de Balmes, en terreno de propiedad municipal. 

Rafael Marco presentó una instancia en el ayuntamiento solicitando una concesión por 15 años para emplazar un edificio de carácter provisional que fabricaría en madera y ladrillo. 

Su inauguración coincidió con un hito en la historia de Alicante: la instalación del alumbrado eléctrico.

Teatro Circo de Alicante. 1892. Biblioteca Gabriel Miró.

El 22 de mayo de 1892 llegaba a Alicante Isaac Peral encargado de dirigir el proyecto. Aprovechando esta circunstancia, visitó el nuevo teatro supervisando los ensayos de su alumbrado; tres días después abría sus puertas con una espectacular compañía ecuestre. 

Durante una década se mantuvo en la brecha, alternando su faceta musical y circense; pero el cambio de siglo multiplicó la oferta de ocio.

Teatro de Verano en Alicante.

En 1903 Alicante disponía ya de seis establecimientos recreativos; entre ellos el nuevo Teatro de Verano, directo competidor, como su nombre indicaba, para la temporada estival.  A partir de aquí su actividad fue en disminución limitándose a ofrecer actuaciones esporádicas de circo.

En 1907 se cumplían los 15 años de concesión y la completa cartelera alicantina ofertaba ópera en el Teatro Principal; cinematógrafo y funciones en el Salón Novedades, en el Recreo Alicantino y en el Salón Moderno; exhibiciones gimnásticas en la Plaza de Toros;  y para colmo, el Teatro de Verano preparaba su nueva temporada. 

El futuro del Teatro Circo se presentaba bastante negro; pero aún no estaba todo perdido.

A primeros de junio, «La Correspondencia de Alicante» elogiaba la decisión municipal de concederle una prórroga de nueve meses y anunciaba la inminente llegada en el correo de Madrid de Eugenio Casals, a la cabeza de una excelente compañía de zarzuela, que llegaba triunfante de Buenos Aires para comenzar el día 14 una espectacular temporada en el Teatro Circo.

Pero las cosas se torcieron, el señor Casals, tras reunirse con un grupo de empresarios, aceptó la dirección del Teatro de Verano precipitando así el fin del Teatro Circo Alicantino.

Durante el mes de agosto «La Voz de Alicante» anunciaba la subasta para su demolición y para la adquisición de los materiales, muebles y demás enseres.

Recortes de prensa alicantina de la época.

Ésta tuvo lugar a las doce de la mañana del día 10 de septiembre de 1907, en el despacho del notario Lorenzo de Irizar. Y la demolición se llevó a cabo durante el mes de octubre; mientras la prensa reclamaba la construcción de una plaza mercado.

En 1921 se inauguraba el precioso edificio del Mercado Central de Abastos que desde entonces ocupa su lugar.

Solar del «Mercado Viejo» y nuevo Mercado Central de Abastos edificado en el solar del Teatro Circo.

El Teatro Circo en Orihuela

Desde 1840, la Orihuela decimonónica contaba para su recreo con el Teatro de Orihuela o de la Corredera. Este espacioso local, derribado recientemente, fue erigido por Francisco Regidor Reig y tenía capacidad para 900 personas.

Calle de la Corredera. Orihuela. J. Laurent, ca. 1870.

Con el transcurrir de los años, el edificio ya muy deteriorado, pasó a manos de los nietos del fundador; quienes en 1887 lo pusieron en venta con mobiliario y enseres.

Desaparecida la Plaza de Toros de San Agustín, los espectáculos ecuestres y otras funciones de circo se desarrollaban en recintos portátiles instalados generalmente en la Plaza Nueva.

Plaza Nueva. Colección Javier Sánchez Portas.
Cinematógrafo en la Plaza Nueva de Orihuela.

La primera referencia a la construcción de un teatro circo en Orihuela aparece en prensa a finales de 1895. Se anunciaba la formación de una sociedad cuya cabeza visible era Vicente López Durana.

El nuevo propietario del Teatro de la Corredera pensaba construir un teatro de hierro de acuerdo a las exigencias modernas; y para tal menester, pretendía adquirir el Teatro Circo de Alicante.

Este sombrerero alicantino, se había casado en 1870 con la oriolana Antonia Vilar, propietaria del convento de San Gregorio y de gran parte del de la Merced.

El matrimonio residió varios años en Alicante, por lo que conocían de sobra el Teatro Circo de la Plaza de Balmes.

Al trasladarse a Orihuela, López Durana se dedicó plenamente al negocio de los alquileres obrando y reformando sus conventos hasta desvirtuarlos totalmente. 

Una vez comprado el enorme edificio de la Corredera en 1895, si hubiese conseguido el Teatro Circo Alicantino, posiblemente hubiese destinado el viejo teatro a viviendas de alquiler; pero esto no es más que una opinión personal. 

Lo cierto es que a pesar de anunciar a bombo y platillo su restauración, fracasada la compra, se deshizo del Teatro de la Corredera.

Fachada del Teatro Romero en 1900. Archivo Municipal de Orihuela.

En 1905 volvió a circular la noticia de una nueva sociedad que pretendía erigir un teatro circo.  

Además de Eduardo Romero Sansano (propietario del local de la Corredera), entre los accionistas estaba Ramón Pastor Vilar, sobrino de López Durana, cuyos padres habían poseído el convento y plaza de toros de San Agustín (vendido y convertido en colegio de Jesús y María) y también la parte de la Merced que aún se conserva. Quizás por ello se barajaba este edificio entre los posibles emplazamientos.

Por segunda vez, se negoció la compra del de Alicante, ya por entonces en horas bajas. Pero habría que esperar dos años más.

En septiembre de 1907 los hermanos Antonio y Ángel Roca de Togores, entre la sorpresa y admiración de sus paisanos, se hicieron con los «materiales, muebles y demás enseres» del Teatro Circo Alicantino. No tuvieron que negociar mucho; como ya hemos dicho, los adquirieron en subasta pública ante notario.

La ubicación tampoco fue un problema; lejos de complicarse como sus predecesores en la búsqueda de un solar céntrico, adquirieron un huerto propiedad de un tal Sr. Giménez.

Teatro Circo Orihuela.

Utilizando la actual calle de Rufino Gea, un triste callejón llamado del Salitre que partiendo de la calle Loazes giraba hasta morir en el río, conectaron el teatro con el Casino y con la zona comercial totalmente reformada a finales del siglo XIX.

Calle Salitre/Rufino Gea. Antonio Ballester.

Antonio Roca de Togores cedió la propiedad del Teatro Circo a la sociedad anónima Circo de Orihuela, formada con un capital social de 35.000 pesetas, dividido en setenta acciones de quinientas pesetas cada una, pagaderas en cinco plazos de veinte duros cada uno. 

Dichas acciones acabaron en manos de uno de los socios, Vicente Esquer Esquer, procurador oriolano cuyo nombre quedó para siempre asociado al edificio, pues pasó a denominarse Teatro Circo Esquer. 

Las obras comenzadas en octubre se desarrollaron con rapidez. Para el mes de enero tenían instalado el armazón para el graderío y las columnas ya se elevaban por encima de los huertos que lo rodeaban.

La inauguración tuvo lugar el 25 de abril de 1908, Sábado de Gloria. A pesar de haber escogido y anunciado para tal evento la actuación de una «notable compañía de zarzuela», fue la compañía dramática de Jaime Rivelles la encargada de estrenar el nuevo coliseo oriolano.

Colección Javier Sánchez Portas

En un teatro de la época no podía faltar el cinematógrafo y de ello, según la prensa coetánea, se encargaron los hermanos Carreño.  

En junio se construyó la cámara que albergaría la máquina con arreglo a la normas de seguridad. Ellos mismos contrataban a los artistas para amenizar las proyecciones de cine mudo.

El 10 de abril de 1909, el diario «La Época» anunciaba un proyecto para la construcción de la nueva plaza de abastos;  que sorprendentemente se ubicaba en el solar ocupado por el flamante Teatro Circo.

Calle Alfonso XIII. Anuncio del teatro. Colección Javier Sánchez Portas

Todo quedó en un proyecto; pero resulta bastante sospechoso que entre aquellos concejales figurase  Romero Sansano, que como ya hemos dicho, era propietario del teatro vecino.

Al contrario de lo que ocurrió en Alicante, fue el viejo coliseo recientemente restaurado el que se sintió amenazado. 

Con un aforo de casi 2.000 espectadores, el teatro circo doblaba al Teatro Romero y eso le permitía ofrecer unos precios más populares.

Funciono sin sobresaltos hasta 1929. En esa fecha, se realizó una primera reforma para dotarlo de mayor seguridad e higiene, instalándose además un completo equipo de proyección cinematográfica.  

Teatro Circo de Orihuela años 30. Colección Javier Sánchez Portas.
Teatro Circo de Orihuela años 30. Colección Javier Sánchez Portas.

Bajo la dirección de un nuevo arrendatario, Pedro Muñoz Mendes, la reapertura tuvo lugar el 19 de octubre con la proyección de la película Cagliostro el Aventurero. 

Hasta la década de 1920 la plaza del teatro había continuado en manos de la familia Esquer y no era más que un trozo de huerto apisonado. 

Durante la II República, ya en poder del Ayuntamiento, se emprendieron ciertas mejoras en el llamado ensanche del Teatro Circo.

Calle Alfonso XIII, Fermín Galán durante la II República. Anuncio del teatro. Colección Javier Sánchez Portas
Archivo Histórico Provincial de Alicante.

Entre los años 1933 y 1934 se expropiaron y fueron derribadas dos casas de la calle Escorrata y se aprobó el proyecto de apertura y ensanche de la calle del Salitre, redactado por el arquitecto municipal Severiano Sánchez Ballesta. 

Para ello demolieron parte de la posada de Valeriano Barber Carrió, siendo el maestro de obras municipal Román Sánchez, el encargado de la pavimentación.

La plaza del Teatro se retituló como plaza del Poeta Sansano, en honor al literato y periodista Juan Sansano Benisa; y la calle del Salitre como de Rufino Gea, recordando al famoso cronista de la ciudad.

Juan Sansano Benisa y su diario alicantino. (Orihuela 1887 – Alicante 1955).

El Teatro Circo de Orihuela o Teatro Circo Esquer fue el referente cultural de la comarca durante gran parte del siglo XX ofertando cine, teatro, zarzuela, óperas, danza, circo y hasta combates de boxeo.

Antonio Ballester Vidal.

A lo largo de su existencia han desfilado por su escenario las más diversas manifestaciones culturales y festivas: compañías teatrales, figuras de la canción, cupletistas, orquestas y todo tipo de artistas. 

Por otro lado, a nivel local ha albergado festivales benéficos, juegos florales, bailes, conferencias, etc.

Dejando cada vez más de lado su faceta teatral y asumiendo la de cinematógrafo, aguantó el paso de los años con cierta dignidad; pero hablando de centenarios, no podemos olvidar un último servicio a la cultura local.

Teatro Circo Esquer.

El 13 de febrero de 1977 albergó el estreno mundial de la ópera prima teatral de Miguel Hernández «Quien te ha visto y quien te ve, sombra de lo que eras«, a cargo del grupo teatral La Cazuela, de Alcoy.

En 1978 como otros muchos teatros de la época se vio abocado al cierre. A partir de entonces, comenzó un periodo con todo tipo de especulaciones sobre el futuro del edificio.

Teatro Circo Esquer. Vista aérea.

Los técnicos aconsejaban su demolición y reconstrucción en otro emplazamiento; los propietarios aceptaban la construcción de un nuevo teatro integrado en un edificio de viviendas; los vecinos pedían una plaza pública o un parque; y por último, un colectivo cultural encabezado en aquellos años por Javier Sánchez Portas, exigía la puesta en valor de un símbolo de la cultura oriolana del siglo XX.

Teatro Circo Esquer en ruinas.

Mientras tanto, el añejo edificio soportaba inundaciones, actos vandálicos y conatos de incendio. 

Al igual que en otras localidades, tuvo que ser la lucha decidida de un grupo de ciudadanos la que removió las conciencias para recuperar este referente histórico absolutamente excepcional.

En 1986, el Ayuntamiento de Orihuela compró el Teatro Circo para emprender su recuperación con la inestimable ayuda de la Diputación Provincial y la Consellería de Obras Públicas y Urbanismo.

Se había perdido un tiempo precioso y su estado era de ruina. El viejo coliseo necesitaba algo más que una restauración. Con carácter de urgencia se eliminaron los residuos acumulados y se acometió un cerramiento de carácter provisional.

Colección Javier Sánchez Portas.

El proyecto de recuperación debía respetar en la medida de lo posible la tipología de sus elementos que imprimían el carácter de época al edificio; pero a la vez se buscaba crear un recinto polivalente que permitiera un uso diverso, con gran capacidad de aforo y con las modernas condiciones de confortabilidad. Para ello se redistribuyeron las localidades y se modificaron los espacios resultantes de los derribos.

Colección Javier Sánchez Portas. Ajomalba
Colección Javier Sánchez Portas. Ajomalba.

Totalmente rehabilitado, dotado de nuevo mobiliario y convertido para siempre en edificio estable, fue inaugurado el 6 de Noviembre de 1995 por la Reina Doña Sofía con un concierto a beneficio de la Obra Social Diocesana de San José Obrero de Orihuela.

Joaquín Marín.
Víctor Sarabia Grau.
Víctor Sarabia Grau.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba)

El presente trabajo publicado en Alicante, es fruto de un encargo de la revista cultural «El Salt», a través de mi buena amiga Consol Payá. Apareció en el número 14, durante la primavera del año 2008, en el centenario de su reconstrucción en Orihuela.

José Antonio Ruiz Peñalver.
Alberto Zerón Huguet.

Fuentes Documentales y Bibliografía.

SÁNCHEZ PORTAS, Javier, SAN NICOLAS ROMERA, César, VALVERDE ESPEJO, Luís. El Teatro Circo de Orihuela (1908-1995), 1995. REUS BOYD-SWAN, Francisco. El Teatro en Alicante: 1901-1910, 1994. GALIANO PÉREZ, Antonio Luís. Orígenes del Teatro Circo de Orihuela. En La Lucerna nº 38, Septiembre de 1995. LLORET I ESQUERDO, Jaume. Personatges de l’Escena Alicantina, 2002.

El Eco de la Provincia. Alicante, 1881-1882. Las Circunstancias. Alicante, 1881. La Unión Democrática. Alicante, 1883-1887. El Alicantino. Alicante, 1892. El Amic del Poble. Alicante, 1899. La Correspondencia Alicantina. Alicante, 1903-1907. La Voz de Alicante. Alicante, 1904-1907.

El Independiente. Orihuela, 1892. El Pueblo. Orihuela, 1892-1929. El Thader. Orihuela, 1895- 1896. La Huerta. Orihuela, 1907-1908. La Nueva Era, Orihuela, 1907. La Época. Orihuela, 1907-1908. El Eco de Orihuela. Orihuela, 1912. Renacer. Orihuela, 1929. Actualidad. Orihuela, 1929. El Diario. Orihuela, 1905-1907.

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