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La noche del 5 de marzo de 1914 en la calle Sarmiento.

Introducción.

Una modesta traviesa que une el Paseo con la Calle de San Juan ostenta una enigmática fecha como titulación: Cinco de Marzo.

Este callejón, fruto de la canalización de una acequia, se abrió en 1881 y fue bautizado como calle de Sarmiento en agradecimiento a la actuación del gobernador civil en la riada que sufrió Orihuela aquel año.

El eco de la provincia. 20 de septiembre 1881: Por Real decreto de 13 del actual, ha sido trasladado al Gobierno civil de Murcia el Sr. D. Francisco Banquells, que desempeñaba el cargo de Gobernador civil de nuestra provincia, y por otro decreto de la misma fecha, se nombra para esta vacante al Sr. D. Francisco Javier Sarmiento.

El Constitucional. 8 de octubre 1881: Anoche se recibieron en el Gobierno Civil graves noticias por telegrama. El alcalde de Orihuela telegrafía diciendo que la inundación del Río Segura es inminente.

Las pérdidas de la huerta son de grandísima consideración; la vega estaba toda inundada, y por consecuencia, el pánico se había apoderado de aquella desdichada ciudad víctima de estos estragos. Nuestro Gobernador, el Sr. Sarmiento, es muy posible que salga para los pueblos inundados a dictar disposiciones y a animar con su presencia a aquellos habitantes.

El Graduador. 14 de octubre 1881: Procedente de Orihuela llegó anteanoche a esta capital, el Gobernador de esta provincia, Sr. Sarmiento. Tenemos a la vista varias cartas de Orihuela, en la que se nos manifiesta los resultados prácticos que ha tenido para esta castigada población, la oportuna llegada de dicho señor.

Suprimimos todos los elogios que hacen de esta autoridad por no lastimar su exquisita modestia; pero séanos permitido a nosotros, nada acostumbrados a derramar incienso, hacer verdadera justicia, manifestar nuestra satisfacción al ver que las familias de esos pueblos, que más han sufrido en el último desbordamiento del Segura, se muestran agradecidos al celo, actividad e inteligencia con que la nueva autoridad de esta provincia ha acudido a los puestos de mayor riesgo y donde eran, por consiguiente, más necesarios toda clase de auxilios, tanto para evitar mayores daños, como para socorrer a los pobres que por efecto de las circunstancias lo habían perdido todo o podían perecer de hambre por falta de trabajo y hasta de artículos comer.

Consignamos las anteriores noticias, según se nos comunican, para honra del Sr. Sarmiento y satisfacción de la provincia.

Ayuntamiento de Orihuela. Sesión Municipal del 17 de noviembre de 1881: Se acuerda como prueba de grato recuerdo y consideración a la persona del Sr. Gobernador Civil de esta provincia, se ponga el nombre de Calle de Sarmiento a la nuevamente abierta próxima al paseo, que pone en comunicación la Puerta Nueva con la calle de San Juan, fijándose el correspondiente azulejo que lo determine.

La Calle Cinco de Marzo en el año 2004. Fotografía Ajomalba.

Comprobado que el gobernador de Alicante por aquellas fechas se llamaba Francisco Javier Sarmiento y que el callejón conservó su nombre hasta 1914, año en el que se le llamó «Cinco de marzo», sólo se me planteaba una duda.

¿Qué ocurrió el cinco de marzo de 1914 en la calle Sarmiento?
Asesinato de Canalejas. Portada y esquela del ABC.

Antecedentes

El asesinato de Canalejas en noviembre de 1912 puso fin al sistema de turnos de Gobierno establecido entre liberales y conservadores.

Ambos partidos se fueron fragmentando en diversos grupúsculos: Reformistas, Socialistas, Anarquistas, Nacionalistas, Republicanos, Integristas, Tradicionalistas, Jaimistas, Católicos, etc.

En el ámbito local, Alfonso Pardo y Manuel de Villena, marqués de Rafal, aspiraba de nuevo a la representación parlamentaria de este distrito como jefe del Partido Conservador oriolano.

Alfonso Pardo y Manuel de Villena, marqués de Rafal. Jefe del Partido Conservador.

Las elecciones del 8 de marzo de 1914 en Orihuela se presentaban muy reñidas. Su oponente Manuel Ruiz Valarino, jefe del Partido Liberal, había movido bien sus fichas pactando alianzas electorales con los antiguos partidarios del marqués.

Manuel Ruiz Valarino. Jefe del Partido Liberal

El hijo de Ruiz Capdepón gozaba de gran influencia política en toda la provincia; pero el marqués de Rafal manejaba hábilmente los hilos del poder que en ese momento disfrutaba.

Ambos partidos disponían de un periódico local que utilizaban como órgano de propaganda y látigo de la oposición: «El Eco de Orihuela» por parte del Partido Conservador y «El Diario» por parte de los liberales.

Por supuesto, las versiones que cada periódico ofreció del suceso al que nos vamos a referir inclinaron el peso de la noticia hacia sus propios intereses.

Trinitario Ruiz Capdepón.

Las disputas entre «rafalistas» y «valarinistas» fueron subiendo de tono. Como muestra de la tensión política local, desde la víspera de los hechos, el director de «el Diario» José M. Teruel, permanecía detenido en el retén municipal. Estaba acusado de abofetear a un macero municipal.

Los hechos.

Vamos a comenzar con la versión liberal.

EL Diario. 6 de marzo 1914.

El 6 de marzo de 1914, en primera plana y a toda pagina, el citado periódico denunció la existencia de una partida de matones a las ordenes del marqués a la que bautizaron como «partida de la porra»

EL Diario. 6 de marzo 1914: Provocación. Ciudadanos atropellados y apaleados. Desacatos a una autoridad militar. Tiros a la multitud indefensa. Indignación popular. Más detenciones a personas dignas. Poco después de las siete, salió a patrullar por las calles de la tranquila Orihuela, una «Partida de la Porra», formada por sujetos de mala catadura y peor aspecto, reclutados seguramente entre el hampa de la sociedad orcelitana, armados de sendas varas de fresno, los cuales se distribuyeron en grupos por las calles de la ciudad, convertida en ese momento en algo peor que una kábila rifeña.

Don Manuel y Don Vicente Ruiz Valarino, acompañados del exmagistrado del tribunal supremo Don Álvaro Landeira, acababan de cenar en el Hotel España y marchaban a su domicilio, acompañados como siempre de un grupo de amigos y correligionarios.

Al llegar a la calle Sagasta, los partidarios de la porra apaleaban salvajemente a un joven de unos 16 años. Protestaron de forma pacífica y ordenada ante el brutal espectáculo, pero los guardias municipales que allí estaban, les acometieron sable en mano, desacatando y atentando contra el capitán de Corbeta, D. Manuel Ruiz Valarino que, aun después de mostrar el carnet militar, fue maltratado y rodeado por una chusma de porristas.

Calle de Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

Entre tanto, otros guardias sable en mano, penetraron en la farmacia de nuestro correligionario Carlos Román a viva fuerza, porque en ella se habían refugiado algunos perseguidos, mientras que personas respetables eran atropelladas indignamente por los de la porra y otros guardias.

De pronto, entre aquella confusión sonó un disparo y luego otro, y un tercero. Según testigos presenciales del suceso y entre ellos uno de mayor excepción cuyo nombre reservamos para darlo a quien corresponde, los disparos partieron de los guardias municipales.

Fueron detenidos y conducidos al retén, arbitrariamente, perfectos caballeros, honra de la moralidad, el decoro y la decencia. Un espectáculo repugnante, asqueroso.

«El Oriol taurino» 15 de agosto 1908. Mi agradecimiento a José M. Dayas.

Según esta primera versión, cuando el candidato Ruiz Valarino se dirigía a su casa después de cenar en el Hotel España acompañado de su hermano y de un grupo de amigos y seguidores, presenciaron como en la calle Sarmiento, los «de la porra» apaleaban salvajemente a un adolescente en connivencia con los guardias municipales.

Las «partidas de la porra» se hicieron famosas en la segunda mitad del siglo XIX. No eran más que grupos de matones contratados para apalear a opositores y atacar las redacciones de periódicos contrarios.

Al fondo, Hotel de España. Colección Javier Sánchez Portas.

Al recriminarles por tal abuso, los citados caballeros fueron agredidos por los matones y acometidos por los guardias. Sable en mano les obligaron a buscar refugio en la farmacia del conocido liberal Carlos Román Miralles, yerno de Francisco Díe Pescetto.

De allí les sacaron por la fuerza, organizándose una trifulca que acabó con tres tiros; disparos que, según los «valarinistas», partieron de las armas de los guardias. Varios liberales, «gente decente y honrada», fueron detenidos y conducidos al retén municipal.

El Eco de Orihuela. 6 de marzo 1914.

Ese mismo día «el Eco de Orihuela» ofrecía otro punto de vista en la última columna de la segunda página.

El Eco de Orihuela. 6 de marzo 1914: El sangriento suceso de anoche. Anoche entre dos luces se notó un cambio que hacía presagiar desagradables acontecimientos. Los agentes de la autoridad extremaron sus precauciones, ejecutando con toda escrupulosidad y tacto las ordenes de cacheo recibidas.

Se vigilaba de un modo especial a determinados individuos altamente sospechosos. Tenía confidencias la policía de que un individuo apellidado Mateo, que goza de fama de duro, «guardia de corps» de ciertos elementos que bullen estos días en las hasta ayer incruentas luchas políticas.

Alrededor de las nueve de la noche de ayer, la pareja compuesta por los guardias municipales Juan Pedro Fernández y Tomas Pérez, advirtió la presencia en el Boulevard de Sagasta del referido Mateo, al que trataron de cachear.

La resistencia descompasada del aludido, y la concurrencia de algunos sujetos que acudieron a todo correr desde la parte norte del paseo, promovió un altercado en el que terciaron algunos transeúntes que se dispusieron a auxiliar a la autoridad.

Entonces un grupo situado en la esquina de la farmacia del Sr. Román, con voces y actitudes desacompasadas provocó la aproximación de los agentes, ocurriendo entonces según afirman testigos presenciales, que desde el interior de algunas viviendas y en el arroyo se hizo armas contra los agentes.

Entre los nombres que se barajan, solo queremos dar uno a la estampa, el del guardia Juan Pedro Fernández, que resultó herido por arma de fuego, con alojamiento del proyectil que esta mañana le ha sido extraído del costado izquierdo. Fue herido por la espalda y en dirección de arriba abajo.

Según la versión conservadora, la autoridad había sido informada de que individuos altamente sospechosos merodeaban por la ciudad.

Alrededor de las nueve de la noche, la pareja de guardias municipales formada por Juan Pedro Fernández y Tomás Pérez, trataron de cachear a un tipo con fama de duro llamado Mateo, cuando un numeroso grupo de sujetos acudió corriendo de la parte norte del paseo, entonces llamado de Sagasta, promoviendo un altercado con los agentes.

Argumentaba también que unos ciudadanos acudieron en apoyo de la autoridad y que desde la farmacia comenzaron a provocar a los agentes; al acudir estos a sofocar el alboroto, fueron tiroteados desde un balcón hiriendo al guardia Juan Pedro Fernández, con alojamiento de proyectil en el costado izquierdo.

El Paseo, entonces calle Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

El sábado día 7, víspera de la jornada electoral, «el Eco de Orihuela» ampliaba, en defensa de su versión, que los tiros sólo podían proceder de un portal elevado por la trayectoria de la bala; que ésta era del nueve y no del doce, calibre que usaban los guardias; y que los testigos hablaban de un tipo vestido de señorito que al parecer huyó por los tejados.

Ese mismo día, la noticia llegó a Madrid. En el mismo diario, de tendencia liberal, figuraban cuatro apartados.

La Mañana (Madrid). 7 de marzo 1914:

Primeramente la versión gubernamental.

La Mañana (Madrid). 7 de marzo 1914: ESCÁNDALOS ELECTORALES. EL DISTRITO DE ORIHUELA. Referencias oficiales. El gobernador de Alicante dice que, según le comunica el alcalde de Orihuela, algunas personas significadas de la política del Sr. Ruiz Valarino han alterado el orden y herido de gravedad a un guardia del Municipio.

Con este motivo han sido detenidas varias personas, entre ellas D. Pedro María García Murphy, ex concejal y ex teniente alcalde, afiliado a la política de Ruiz Valarino, y D. Rafael Blasco, oficial de la Delegación de Hacienda de Alicante.

También está detenido el portero del señor Ruiz Valarino, como presunto autor de la herida del guardia. Se asegura que el promotor de los sucesos fue el diputado provincial Sr. Ballesteros.

El punto de vista del periódico, defendiendo a Ruiz Valarino.

Aclaraciones y comentarios. Hasta aquí las referencias oficiales que recogimos en nuestro deber de informadores; pero conviene hacer constar que el suceso de que se hace mérito, y cuantos ocurran ahora en aquel distrito, tienen origen muy distinto al que se le quiere atribuir por los delegados del Gobierno.

Nuestro respetable amigo el ex ministro Sr. Ruiz Valarino, que tan merecidamente disfruta fama de prudente y que reúne cualidades por nadie superadas de sensatez y civismo, viene siendo objeto de una persecución sin freno en los distritos de Orihuela y Dolores.

Como la mayoría de aquellos electores, decididos adeptos del Sr. Ruiz Valarino, no pueden olvidar cuánto deben a su celo infatigable; es necesario apelar a las mayores violencias para el logro del atropello que el Gobierno se propone.

Bien parco nuestro amigo en la publicidad de los desmanes que contra él se cometen, se ha limitado hasta ahora a dirigir al presidente del Consejo denuncias de algunas felonías y avisos de justificados temores.

Las prudentes advertencias del Sr. Ruiz Valarino no han sido atendidas y ha ocurrido algo de lo que tenía que suceder por falta de previsión y exceso de arbitrariedad.

Responsable de lo acontecido y de cuanto en este orden desagradable pueda suceder en aquella región es el Gobierno que desatentadamente persiste en una actitud condenable, puesto que ya debía estar convencido de que ni aun con sus mayores violencias conseguirá arrebatar las actas que tan bien conquistadas tienen allí nuestros amigos.

Un telegrama de los electores oriolanos al presidente del Consejo firmado por Amancio Meseguer.

Amancio Meseguer López y Amancio Meseguer Manresa. Archivo Municipal de Orihuela.

ORIHUELA. — Al presidente Consejo de ministros decimos: Lamentable espectáculo que ofrecen atropellos y coacciones de todo género que se cometen a diario por amparadores de la candidatura ministerial, llegado al colmo con la amenaza personal realizada en plena calle al hijo adoptivo de Orihuela Sr. Ruiz Valarino, y desacatos a ilustres personalidades, hiere de tal modo la dignidad de los oriolanos que determina un acto de solidaridad que reviste por sí solo los caracteres de la más enérgica protesta.

A este fin, los diversos partidos: integrista, carlista, maurista, liberal y republicano, hacen pública su coalición en defensa de la candidatura de nuestro paisano Sr. Ruiz Valarino, a la par que declinan en el señor marqués de Rafal y sus patrocinadores la responsabilidad de los sucesos que puedan sobrevenir ya que no es tolerable que al amparo de la protección oficial se convierta en sangrienta burla las garantías que la Constitución otorga y se haga irritante menosprecio de las leyes, con agravio de la cultura de una población que en nuestras luchas políticas ha sido siempre modelo de sensatez y cordura. Por la Asamblea electoral. Amancio Meseguer.

Y una nota de Trinitario Ruiz Valarino, hermano del candidato liberal.

Trinitario Ruiz Valarino. Manuscrito y retrato.

ORIHUELA, 6. No es ya el atropello, es el atentado personal organizado oficialmente el que se dirige contra mí. El mismo individuo que me amenazó hace unos días recorrió anoche algunas calles dando mueras a mi hermano, candidato por este distrito, y a mí en presencia de varios guardias municipales.

Más tarde, al salir mi hermano de casa, un guardia del Ayuntamiento intentó detenerle violentamente poniendo las manos sobre su persona, no obstante haberlo exhibido documentos que acreditan su personalidad como capitán de corbeta.

El alcalde nombró ayer setenta individuos que funcionan como partida de garrote. La indiferencia con que se reciben mis denuncias produce los naturales resultados. Ruiz Valarino.

Conclusión y rotulación de la calle.

Calle de Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

Lo cierto es que el altercado ocurrido aquella noche fue el motivo de la nueva titulación de la calle Sarmiento.

El 28 de abril Alfonso Pardo Manuel de Villena, marqués de Rafal, en carta a «el Eco de Orihuela», anunciaba su retirada de la política tras la victoria de Ruiz Valarino.

Alfonso Pardo y Manuel de Villena, marqués de Rafal.

Madrid 28 de abril de 1914. Señor Don Tomás Brotons. Orihuela. Mi distinguido amigo: Cuando a insistentes requerimientos de los amigos de ese distrito me decidí a presentar mi candidatura para Diputado, ya hice saber que lo que consideraba un sacrificio lo haría muy gustoso por corresponder al afecto y trabajos que durante la oposición se me había demostrado por aquellos.

Llevando esa mira podrá Vd. conjeturar cuán grande es mi sentimiento actual por el desenlace que han tenido los acontecimientos que han sido coronados por la proclamación en el Congreso, del Señor Ruiz Valarino…

No puedo por menos de reconocer fracasada la ilusión que un día me hice con respecto a ese distrito, y ese fracaso alcanza a mi persona política en lo que respecta a Orihuela, desde el momento que no he logrado ser en ella el candidato de muchos elementos de las derechas, con cuyo apoyo esperaba contar; y cuando partidos como el carlista e integrista no han dudado en dar sus votos al candidato demócrata no apoyando mi candidatura ni siquiera como «mal menor» …

Por unas u otras razones creo que ha llegado el momento en que me despida de los amigos para que ellos, recobrada su libertad de acción vean qué rumbos deben tomar o designen persona que pueda llevar a cabo con más éxito que yo la labor que bajo mi dirección ha resultado infructuosa…  

Tanto Vd. como todos los amigos saben que pueden contar siempre con la buena amistad de su afmo. amigo s. s. q. s. m. b. El Marqués de Rafal.

Plaza de la Pía. Casa del marqués de Rafal, sede del Partido Conservador y futuro palacio. Colección Javier Sánchez Portas.

Sin la financiación del marqués y sin partido, el diario conservador «cerró la persiana».

El Eco de Orihuela. 4 de junio 1914: EL PARTIDO CONSERVADOR SUCUMBE A LA INJUSTICIA. La dignidad y la vergüenza nos obligan a desaparecer. «El Eco de Orihuela», órgano del partido conservador de este distrito, cierra con este número la serie de su publicación, de la misma manera que la agrupación política de que ha sido voz pone, con el acuerdo que vamos a hacer público en las presentes líneas, final a su pública actuación.

Ese mismo 4 de junio, en sesión ordinaria, el concejal Román Miralles pidió al Ayuntamiento que la calle de Sarmiento se denominase calle del Cinco de Marzo en recuerdo y memoria de los mártires de la libertad y de los amigos del Sr. Ruiz Valarino, que fueron atropellados y tiroteados en aquella calle esa memorable noche.

Y que a la plaza que hasta entonces se llamaba del Marqués de Rafal, se la denominase en adelante «Plaza de la Porra», para recordar siempre a los oriolanos esa indigna partida que fue vergüenza de un pueblo honrado y culto.

Plaza del marqués de Rafal. Actualmente Condesa de Vía-Manuel. José Antonio Ruiz Peñalver.

El alcalde propuso también que se destruyese el retén municipal; puesto que en él no habían penetrado detenidas más que personas decentes; y que ese edificio, mazmorra para «valarinistas», no debía ser deshonrado con la estancia en él de algún criminal.

El Diario. 5 de junio 1914.

El Diario. 5 de junio 1914: LA DEMOLICIÓN DEL RETÉN MUNICIPAL. Terminada la sesión del Ayuntamiento, una brigada de albañiles esperaban la orden de comenzar a demoler lo que fue cárcel de las personas decentes de Orihuela, durante los últimos seis meses de barbarie y vejaciones porque hemos atravesado; y los primeros golpes de pico que sonaron, para derribar aquella mazmorra inmunda y antihigiénica, la multitud considerable que había en las plazas de la Constitución y de Cubero, prorrumpió en vivas a la libertad, al pueblo libre, a D. Manuel Ruiz Valarino y aplaudió entusiásticamente a los operarios que demolían aquellas prisiones.

Quedó acordado por unanimidad y el 16 de junio, el propio Ruiz Valarino en solemne acto, descubrió la placa.

El Diario, 17 de junio de 1914. La llegada de Don Manuel Ruiz Valarino. Al llegar la manifestación a la calle Sagasta, se detuvo para que nuestro ilustre diputado, descubriera la lápida colocada en la calle de Sarmiento, a la cual se le ha dado el nombre de calle del «Cinco de Marzo de 1914».

El acto resultó solemne, disparándose en este momento, cuatro bombas, las cuales despidieron infinidad de versos alusivos de los sucesos acaecidos en Orihuela en estos días pasados.

El Paseo, entonces calle Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

En las cuentas aprobadas por el Ayuntamiento el 20 de junio de 1914 figura el pago de 17 pesetas, importe de una lápida para la calle Sarmiento.

Fotografía Ajomalba.

No he encontrado el correspondiente pago por la de la «Plaza de la Porra»; por lo que sospecho que nunca llegó a ostentar la Plaza de Rafal , hoy Condesa de Vía Manuel, tan ignominioso título.

Epílogo

Esta humilde y castigada calleja tiene un significado especial para mí. Nací en el «Paseo de Calvo Sotelo» y mis abuelos maternos vivían en la «Calle de San Juan», entonces «de Antonio Piniés»; su tránsito era el cordón umbilical entre mi madre y mi abuela.

Casa Ballesteros. José María Pérez Basanta.

Además, fue quizá mi primer descubrimiento en el tema callejero. Nadie me supo decir por qué la llamaron cinco de marzo y lo tuve que averiguar.

Era un callejoncito modesto entre dos casonas. El espacio de una acequia cubierta y sus «brazas», sin puertas ni vecinos; por lo que fue maltratada desde el mismo momento en que la abrieron.

El Día. 23 de junio 1887: La calle de Sarmiento de esta ciudad está de pésame, a las muchas desdichas que sobre ella pesan, ya en forma de escombros que obstruyen su tránsito, ya por su poco aseo, etc. etc. hay que añadir unas ligeras reparaciones que se han hecho en una casa, propiedad de D. Francisco Ballesteros Villanueva, en la cual han dejado en su fachada y en la parte superior de ella tres canales, sistema antiguo, sin duda con el objeto de que por ellas llore sus desgracias la repetida calle…

Ciento veinticinco años después de la nota anterior, la casa de Ballesteros sigue amenazándola en forma de ruina. Y la bella rejería que ostentaba le fue extirpada de raíz.

Ahora sólo alberga urinarios y contenedores de basura…

La calle 5 de marzo en 2004 y en la actualidad. Fotografías Ajomalba.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Publicado en 2006. Reformado y ampliado en 2022.

Callejeando 30. ASJ 4. San Juan.

La Calle de San Juan (Naveros). José María Pérez Basanta.
Correo Literario de Murcia. 15 septiembre 1792.

La Calle de San Juan, Naveros y la Virgen del Remedio.

Calle de San Juan. Empezando por la salida de los huertos. AMO 1714-1719.

Nuestro anterior paseo quedó interrumpido en la Barrera de Almoradí, anexa a la de San Juan. Ambas barreras se convirtieron en una calle al urbanizar en paralelo los huertos fronterizos.

Este es el origen del topónimo adoptado por la zona: «Los Huertos».

Huertos de la barrera de Almoradí. AMO 1714-1719.

El arco del Remedio:

Penetramos de nuevo en el arrabal por el desaparecido arco del Remedio de la Calle de San Juan; un viejo portillo entre las puertas de Callosa y Almoradí ornamentado y ampliado cuando estaba a punto de iniciarse el siglo XVIII.

Dos fotografías de 1910. Capilla de la Virgen del Remedio al final de la calle de San Juan. Colección Javier Sánchez Portas y Archivo J. Damián Rocamora.

«Los Remedios» es advocación mariana muy ligada desde sus orígenes a la Orden de la Santísima Trinidad, instalada en el barrio desde el siglo XVI.

La propia palabra hace alusión a lo que restablece la salud. Es por eso que el pueblo la abrazó como abogada contra la peste.

Tanto en Alicante donde es patrona, como en Orihuela, esta devoción llegó de la mano de los trinitarios, penetrando profundamente entre los vecinos de esta zona de huerta intramuros.

Iglesia y convento de la Trinidad. José María Pérez Basanta.

Según refleja Gisbert en su «Historia de Orihuela», en 1613, dos labradores compraron un lienzo de la Virgen de los Remedios y lo colocaron frente al callejón de Reales, muy cerca del de Cantareros.

En 1755, predicando el trinitario Francisco Manzón, renovaron el lienzo y el antiguo lo sortearon entre los mayordomos de su cofradía, que tenía la sede en el convento de la Trinidad.

En la peste de 1648 Alicante atribuyó la sanación de la epidemia a la intercesión de la Virgen del Remedio; y no olvidemos que los trinitarios viajaban constantemente al puerto de Alicante para llevar a cabo su función de redimir cautivos.

Ntra. Sra. del Remedio. Alicante. Gozos a Ntra. Sra. del Remedio.

Sea como fuere, edificado el arco de la calle San Juan en 1699, le colocaron una imagen de la Virgen del Remedio, protectora contra las epidemias. Dicho arco fue reedificado en 1765 al igual que el de la Corredera; y llegó a siglo XX en condiciones aceptables.

En el reverso de la siguiente fotografía, fechada el 23 de octubre de 1910, está escrito:

Orihuela, 23 de Octubre de 1910. A D. Domingo Guillén. Recuerdo de la fiesta celebrada en la calle de San Juan, en honor a Ntra. Sra. del Remedio, venerada en su hermita (sic) de dicha calle, el día de la presente fecha. El mayordomo, Tomás J. Leonís. Rubricado.

Nuestra Señora del Remedio. Calle de San Juan. 1910. Archivo J. Damián Rocamora.

Gracias a la prensa sabemos que, en 1908, los vecinos costearon una nueva y hermosa peluca fabricada por Justo Giménez. Y que en 1911 una vecina pagó de su bolsillo el manto que luciría en la procesión.

La iberia. 11 de agosto 1908: Los vecinos de la calle de San Juan han costeado el importe de una magnífica peluca para su patrona la Virgen del Remedio. La peluca es una obra de arte que honra a su autor Justo Giménez.

El Eco de Orihuela. 8 de diciembre de 1911: Mañana noche será conducida procesionalmente a su ermita de la Calle de S. Juan y desde la morada de doña Julia Mercader, cuya señora ha costeado un rico manto, la Imagen de la Virgen del Remedio.

Al igual que en la Corredera, los vecinos de la Calle de San Juan celebraban anualmente las fiestas de su patrona. Dichas fiestas duraban tres días repletos de actividades.

Mejor os dejo el programa publicado para el año en el que le pusieron la nueva peluca.

La Huerta. 28 de septiembre 1908: Fiestas en la calle de S. Juan. Los vecinos de San Juan preparan, con el mayor entusiasmo, grandes fiestas en honor a Nuestra Señora del Remedio, que tendrán lugar los días 7, 8, 9, 10 y 11 del próximo octubre. A juzgar por el programa, las fiestas aludidas prometen dejar nombre. A continuación lo publicamos íntegro para conocimiento de nuestros lectores:

Día 7. — A las siete de la mañana, Misa de Réquiem en. Sufragio de los difuntos de la calle. A las ocho de la noche, inauguración de la espléndida iluminación, colocación y bendición de la nueva peluca a Nuestra Sra. del Remedio.

Día 8. — A las nueve de la noche, elevación de globos; tracas, voladores y dulzaina. Día 9. — A las ocho de la noche, saldrá del arco de la calle una magnífica cabalgata que recorrerá las principales calles de la ciudad.

Día 10.— A las cinco de la tarde, hará su entrada la laureada banda de Rojales que recorrerá las principales calles de la ciudad disparándose infinidad de voladores. A las ocho de la noche, procesión, velada musical y disparo de una gran cuerda de fuegos de artificio.

Día 11. — Al amanecer, gran diana por la referida banda de Rojales; a las ocho, Misa solemne y sermón; de 10 a 12 concierto musical; de tres a seis, juegos populares, entre los que figuran la carrera del cangrejo y la olla misteriosa; y gran concierto musical; por la noche a las siete, procesión general, terminada la cual habrá velada musical dando fin a tan solemnes fiestas con una traca de 500 metros y gran «Bomba» final.

Notas. — En todos los días de fiestas habrá dulzaina, morteretes y voladores; como también grandes iluminaciones, adjudicándose un objeto de arte como premio a la fachada que resulte mejor engalanada. Se suplica la asistencia, con luz a todos los vecinos y devotos de la Virgen.  

El anuncio de las fiestas de la calle San Juan continuó apareciendo regularmente en prensa hasta la desaparición de los periódicos locales, en 1931. Y cada año presentaban alguna novedad; como la elevación de globos aerostáticos o la batalla de flores de 1929.

El principio del fin del arco llegó con la instalación de un potente motor de riego en 1913. Tras dos años de funcionamiento, los vecinos se quejaron de la «bomba que subía las aguas de la acequia de Escorratel»; cuyo acueducto pasaba por debajo del arco y lo estaba arruinando completamente.

Su denuncia quedó impresa en la prensa local.

El Conquistador. 11 de diciembre 1915: Según manifiestan los vecinos de la calle de S. Juan, en 14 del pasado mes de Noviembre elevaron una instancia al Excmo. Ayuntamiento, en la que exponían que el arco de entrada a dicha calle, en donde se venera la imagen de Nuestra Sra. de los Remedios, se ve amenazado de inminente ruina a causa de la reciente elevación de las aguas, que mecánicamente se obtienen por el «Heredamiento» de la acequia del Escorratel.

Que esas aguas son perjudiciales por la excesiva humedad que producen en los edificios colindantes a dicho arco, y que por tanto, rogaban a la Excma. Corporación, que se obligara al «Heredamiento» que beneficia esas aguas, bien a fortificar los cimientos del arco de referencia con fabricación hidráulica, bien entubando las aguas que se eleven para evitar filtraciones.

Cerca de un mes hace, Sr. Alcalde, que se ha presentado la instancia suscrita por los vecinos de la calle de San Juan, y esta demora en la resolución de ella, hace también que preguntemos: ¿Tiene S. S. noticia de esa solicitud?…

… El bien público, debe, como no ignora S. S.; anteponerse siempre al bien particular de una empresa o entidad cualquiera por respetable que sea; mucho más en el caso presente, en que de desplomarse el arco de referencia, pudieran ocurrir desgracias personales, tratándose como se trata de un punto de constante y obligado tránsito a la carretera. Confiamos pues, Sr. Alcalde, en que dispondrá que con la mayor urgencia, se proceda a las reparaciones a que haya lugar.

El alcalde mandó repararlo y el semanario integrista se lo agradeció dedicándole una letras:

El Conquistador. 5 de febrero 1916: Como nos han informado que se han hecho ya las oportunas reparaciones de albañilería, para evitar el que las aguas que el «Heredamiento» extrae de la acequia del Escorratel continuaran socavando los cimientos del arco de la ermita de la calle de San Juan y edificios colindantes, no podemos por menos que aplaudir a S. S. si bien con la salvedad, de que para llevar a cabo esas reparaciones, no bastaron nuestras denuncias, sino que fue preciso que las aguas de tal acequia rebosaran, corriendo libremente por dicha calle de S. Juan.

Vecina de la calle de San Juan. Gaspar Poveda Grau.

A pesar de aquella rehabilitación, el deterioro continuó reforzado por el paso de vehículos cada vez más grandes y potentes.

La última noticia que he encontrado relativa al arco ya la mencioné en la Corredera. Está fechada en 1926; cuando Severiano Sánchez Ballesta, arquitecto municipal, aconsejó el derribo de ambos arcos por no tener valor artístico y provocar rincones infecciosos impidiendo el tránsito de grandes vehículos.

En el proyecto de demolición, Sánchez Ballesta incluyó la construcción de una hornacina o capilla al costado de la calle para albergar la desahuciada imagen mariana. Y el 9 de diciembre de 1928 se inauguró su nuevo emplazamiento con un gran festejo:

El pueblo. 10 de diciembre 1928: Ayer mañana tuvo lugar la bendición de la nueva capilla edificada en la Calle de San Juan, dedicada a Ntra. Sra. del Remedio, Patrona de dicha calle. Bendijo el local el M. I. Sr. Dr. D. Luis Almarcha, Vicario General, y al acto asistió la Mayordomía y casi todos los vecinos, reinando un gran entusiasmo. Se dispararon multitud de bombas y los Mayordomos obsequiaron espléndidamente a las personas invitadas al acto.

Actualidad. 13 de diciembre 1928: El pasado día nueve a las once de su mañana tuvo lugar la bendición de la nueva Ermita construida en la calle de San Juan de esta ciudad de la que es Patrona nuestra Señora la Virgen del Remedio.

El local que estaba artísticamente adornado con profusión de luces y flores fue bendecido por M. I. Sr. Dr. D. Luís Almarcha asistido del sacerdote Don Ramón Garriga; acudieron al acto una representación del Excmo. Ayuntamiento, la Mayordomía y todos los vecinos de la calle entre los que reinó un gran entusiasmo.

Se dispararon multitud de bombas y al final los invitados fueron espléndidamente obsequiados con dulces, licores y cigarros. Felicitamos a los vecinos de dicha calle por la fe y entusiasmo que tan visiblemente profesan a su patrona y muy especialmente a las camareras y mayordomos que tan incansablemente trabajan por el mayor esplendor de los festejos que tan acertadamente saben organizar.

En recuerdo de aquel arco, en la esquina con Ronda de Santo Domingo, permanece una hornacina de la Virgen del Remedio, la advocación venerada durante siglos por los vecinos de la calle de San Juan.

Nuestra Señora del Remedio. Hornacina Calle de San Juan.

Lo Carrer de Sant Joan, la calle de San Juan.

Como hemos podido comprobar a lo largo de nuestro paseo, las iglesias y conventos han marcado la nomenclatura vial oriolana provocando titulaciones que han resistido el cambio de idioma y el paso de los siglos.

Es el caso de Santa Justa, Santiago, San Agustín, San Francisco, el Carmen o San Sebastián.

Nombres que han aguantado incluso la desaparición del edificio, como San Gregorio, Capuchinos o Santa Lucía. Únicamente durante el breve paréntesis de la II República, nuestros munícipes osaron alterar alguna titulación religiosa.

Y de todas ellas, sólo una se mantuvo ausente durante la Dictadura de Franco y buena parte de la Democracia. Un largo paréntesis que acabó en el año 2012 gracias a la Ley de Memoria Histórica: Lo Carrer de Sant Joan/ la calle de San Juan.

Lo Carrer de Sant Joan. AMO 1636-1660.

En abril de 1913 el concejal García Murphy  propuso darle el nombre del doctor Sarget por haber tenido éste farmacia y clínica en la calle de San Juan. Pero dicha propuesta llevaba la siguiente coletilla:

«Si esto pudiera suponer molestia para los sentimientos religiosos de los oriolanos, que se dé su nombre a la calle de la Feria». Ya sabemos el resultado.

El primer titular de la calle, después de San Juan, fue José Rogel Soriano; uno de los músicos españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XIX. No confundir con su hermano Federico, el de los Cantores de la Pasión, quien como hemos citado en su momento, conserva su calle cerca de la Corredera.

Ambos eran hijos de José Rogel y Bernarda Soriano; casados en 1827 en la Parroquia de Santiago. Aunque este matrimonio bautizó en la Catedral a siete niños y dos niñas, en el censo de 1854 vivían en la Puerta Nueva (el actual paseo) con tres hijos varones y una sirvienta.

José era diez y seis años mayor que Federico; entre los dos estaba Mariano. La primera petición de una calle para José Cayetano Rogel Soriano llegó a través de J. Poveda Mellado, quien redactó la siguiente biografía:

Actualidad. 26 de septiembre 1929: GLORIAS DEL ARTE. José Rogel Soriano. Hojeando cierto día uno de los tomos de la gran obra del Diccionario Enciclopedia Espasa, di con el nombre de este ilustre compositor: José Rogel. De su biografía pude sacar los siguientes datos: José Rogel, compositor español, nació en Orihuela en 1829 (su partida de nacimiento dice que fue en 1827, fecha que cuadra con la del padrón) y murió en Cartagena el 26 de enero de 1901.

Tuvo por maestro de piano al organista don Pascual Pérez, el cual le dio gratuitamente lecciones de composición, contrapunto y fuga. Se dedicó a la música desde muy niño, y a la inverosímil edad de nueve años, instrumentó algunas piezas, de ópera; de donde podernos admirar que Rogel fuera más adelante, y en la villa y corte de Madrid, uno de los grandes maestros; sabedlo así. Sus composiciones son tantas que sería un absurdo obvio el hacer mención de ellas en estas cuatro líneas que le dedicamos a su memoria…

… Poco tiempo duró su estancia en Orihuela; Rogel Soriano fue mandado por su padre a Valencia para cursar la carrera de leyes, y durante su estancia en la misma, despilfarró su actividad en un sin número de composiciones: misas, marchas, villancicos, bailables, jotas, estudios de solfeo, flauta y piano, y tal actividad se continuó en Madrid, donde el incansable maestro escribió la friolera de 181 obras; algunas de ellas en un acto, en dos, en tres y en cuatro.

Su primera obra estrenada, en el teatro Lope de Vega, en 1854, fue «Loa a la libertad». Creador del llamado género bufo, de sus obras, «El joven Telémaco», fue la que más éxito obtuvo, siendo ésta representada en Madrid el mismo día que murió su autor.

Rogel Soriano nos es grato mencionar que fue director de orquesta, teniendo a su lado, y como segundas partes, a los ilustres e inmortales maestros, gloria de la música, Bretón y Chapí. Le fue impuesta por S. M. el Rey, don Alfonso XII, la Gran Cruz de Carlos III y la Cruz del Cristo de Portugal, y por lo cual era Excelentísimo e Ilustrísimo señor, como así figura en Madrid entre los grandes hombres.

Rogel Soriano terminó su carrera siendo abogado a los 18 años; pero para nada quiso hacer uso de la misma. Por sus méritos sobrados,  justo es que así como otros oriolanos ilustres (…) Rogel Soriano tenga también en nuestra ciudad una calle que perpetúe su gloriosa memoria. Es justo, repetimos, y debe hacerse.

La calle de San Juan fue titulada con su nombre en mayo de 1931, recién proclamada la II República. Y permaneció como calle de José Rogel Soriano hasta abril de 1939.

Renacer. 9 de mayo de 1931.

El ilustre músico falleció en 1901; y precisamente en ese año, nació en Valencia Antonio María Piniés y Roca de Togores; el siguiente titular de la calle de San Juan.

Antonio Piniés, hijo del barón de la Linde, se casó con María Luisa Almunia Roca de Togores, hija de la marquesa de Rubalcava.

La boda se celebró el 25 de abril de 1927, en el oratorio privado del Palacio de Rubalcava; y ofició la ceremonia el Vicario General de la diócesis y Chantre de la Catedral, Luis Almarcha.

Una vez casados, la pareja se instaló en una casona de la Calle Santa Lucía, propiedad de la marquesa de Rubalcava: el actual palacio de la Linde.

Actual palacio de la Linde. Colección Javier Sánchez Portas.

Durante los sucesos del 18 de julio de 1936 que provocaron la Guerra Civil, Antonio era jefe local de Falange Española y estuvo implicado en el intento de liberar a José Antonio Primo de Rivera.

Detenido posteriormente, en noviembre de ese mismo año fue juzgado en Alicante por un Tribunal Popular y condenado a muerte. Acabó fusilado en el cementerio municipal alicantino, víctima de una represalia por los bombardeos a la capital.

Calle de Antonio Piniés. 1940-2012. Foto Ajomalba.

Cuatro años después, en el homenaje franquista a los«mártires de la Cruzada», la calle de San Juan recibió su nombre.

Con el fin de testimoniar el reconocimiento que Orihuela debía al libertador de España de las garras del marxismo, al iniciador del glorioso alzamiento y en el resto de los designados al elemento civil a Falange, a los tradicionalistas y a los militares que dieron sus vidas por Dios y por España.

Esta titulación duró desde de octubre de 1940 hasta junio de 2012, fecha en la que se aplicó la Ley de Memoria Histórica. Pero como había ocurrido con otras titulaciones seculares, el cambio había sido a nivel postal.

Para los oriolanos siempre fue la calle de San Juan, titulación que mantiene en la actualidad.

José Rogel Soriano, otro ilustre oriolano olvidado, se quedó sin calle para siempre. Como consuelo, su nombre aparece impreso en uno de los medallones que adornan el Teatro Circo de Orihuela.

Huerto conventual de San Juan. Antonio Ballester Vidal.

Antes de pasar a hablar de edificios, de traviesas o callejones, hay que decir que la que hoy conocemos como calle de San Juan estaba dividida en dos partes claramente diferenciadas. La más cercana al arco era una amplia zona agrícola con escasas viviendas.

Abarcaba, a lo ancho, desde el Colegio de los dominicos a las traseras de la Corredera; y a lo largo, desde la barrera al callejón de Reales; o lo que es lo mismo hasta las tapias del convento de las clarisas.

Huerto de las Clarisas. Antonio Ballester Vidal.

Del muro a Reales, la calle no era más que un polvoriento camino entre huertos; destacando especialmente una enorme finca cuyo propietario era Miquel Peres de Terol, personaje del siglo XVI identificado por Ojeda Nieto.

Raval de Terol. AMO 1636-1660.

José Manuel Dayas ha localizado a un personaje homónimo bautizado en la Catedral de Orihuela, en el verano de 1573. Se llama Miguel Pérez; y en su partida de bautismo, la madrina esta registrada como «Beata Terola». Probablemente fuese su hijo.

La extensa propiedad aparece en los padrones como «solares de Terol» o «Raval de Terol». La más completa definición, localizada un padrón del XVII, dice así: «Solares de Terol desde la calle de reales hasta la barrera».

AMO 1636-1660.

Para haceros una idea de cómo era esta zona agrícola intramuros sólo tenemos que compararla con la huerta oriolana en la actualidad. Viviendas pegadas a los caminos formados en torno a las acequias.

Dichas acequias eran utilizadas como alcantarillado al aire libre provocando olores, inundaciones y estorbos, sobre todo durante las mondas.

A pesar de la progresiva urbanización, la división se mantuvo hasta el siglo XIX. Gisbert, en su «Historia de Orihuela» lo explica así:

La calle de San Juan recibe por el vulgo el nombre de Naveros por lo que se refiere a su segunda mitad, la más próxima a la huerta.

Calle de San Juan. Archivo Mariano Pedrera.

Desgraciadamente no he conseguido averiguar la procedencia de esa titulación oficiosa. La raíz toponímica «nava» proviene de un sustantivo latino que hace referencia a una zona llana, pantanosa o inundable. Aparece en muchos municipios y accidentes geográficos de toda España.

Navero puede ser originario de las Navas o también un apellido. La segunda opción es poco probable; pues no hemos encontrado ningún individuo bautizado con ese apellido en la provincia de Alicante. La relación podría estar en las frecuentes inundaciones que sufría la zona.

El Pueblo. 3 de febrero 1925: Esperan los vecinos de la segunda parte de la calle de San Juan que oigan sus justísimas aspiraciones; para no ahogarse en tiempos de riada, y no enfangarse en los de lluvia.

La noticia anterior demuestra que la antigua zona agrícola intramuros seguía claramente diferenciada bien entrado el siglo XX. Aún hoy, escondidos tras las tapias de los callejones, permanecen como recuerdo el huerto de las clarisas y el del barón de la Linde.

Fotografía Google.

En la parte de Naveros tenemos tres callejones a cada lado. El primero se llama Flete y no aparece en los padrones hasta el siglo XIX.

Esta palabra sólo se usa ya en el transporte marítimo; pero según la Real Academia, el término sirve para cualquier tipo de transporte. Es más, ponen como ejemplo «los arrieros buscan flete». La proximidad del arco me hace pensar que, una vez ensanchado este en la segunda mitad del XVIII, se convirtió en una especie de carretería.

Hace mucho que no tiene placa. Mostraba su humilde nombre pintado en la pared hasta que tiraron la casa esquinera. Esta calleja y la de Mojica, que sí aparece en el siglo XVII, eran un solo callejón que giraba sobre sí mismo para acabar en el punto de partida; por lo que vulgarmente lo llamaban «del Rodeo».

AMO 1636-1660. Fotos Ajomalba.

Lo mismo ocurría con las de Escala y Bolas; dos calles sin salida que terminaban en huertos. El de Escala es nombre antiguo que ya figura en el XVII. Bolas es más reciente, seguramente del XIX.

De estos cuatro callejones, actualmente sólo el de Mojica tiene salida gracias a la Calle Ramón Sijé, abierta en el siglo XX. Así pues, en este primer tramo de la calle, los callejones (antes caminos de huertos) no tenían salida.

AMO 1636-1660. Fotos Ajomalba.
La Calle de San Juan. José María Pérez Basanta.

De la calle Cantareros, que comunica con la Corredera, ya hemos hablado en la entrega anterior. La de Reales es título antiquísimo que aparece al menos desde el siglo XVI.

Fotografía Ajomalba.

Era un sendero entre tapias de huertos, un camino público que garantizaba el paso hacia el camino real al estilo de las veredas de realengo en la huerta, de ahí probablemente su nombre.

Cantareros desde Reales. Fco. Luis Galiano Moreno.

Carrer de Sent Joan desde lo carrer dels reals als Ostals. AMO 1636-1660.

A partir del cruce con Reales empezaba la parte urbanizada; la verdadera calle de San Juan. En la anterior imagen, obtenida de un padrón del siglo XVII queda bastante claro el espacio que abarcaba: calle de San Juan de la calle de reales a los hostales.

La Calle de San Juan. José María Pérez Basanta.

En esta parte tenemos otras tres traviesas: Barberos, ya mencionada en la Corredera; Cedaceros y Cinco de Marzo. Cedaceros es otro nombre gremial que hace referencia a los artesanos que fabricaban cedazos y cribas.

Rótulo Cedaceros. Madrid.
La Calle de San Juan. José María Pérez Basanta.

La de Cinco de Marzo era una callejuela sin puertas que, hasta hace poco, conservaba una bella colección de rejerías. Ahora está totalmente deteriorada.

Hasta el último cuarto del siglo XIX, era parte del trazado de la acequia vieja de Almoradí.

En noviembre de 1881 se cubrió la acequia y se bautizó con el nombre de Calle de Sarmiento. El 4 de junio de 1914 fue titulada como Cinco de Marzo.

La Calle de San Juan. Esquina cinco de marzo. José Gálvez Pujol.

Para mí ese callejón tenía un significado especial. Yo nací en el Paseo y mis abuelos vivían en la calle de San Juan. Por lo que me contaron, esa calleja era una especie de cordón umbilical entre mi madre y mi abuela.

Nadie sabía explicarme el porqué de esa fecha en su titulación. Interesado en el asunto, acabé escribiendo un artículo monográfico llamado «La noche del 5 de marzo de 1914 en la calle de Sarmiento». Os dejo el enlace.

Enlace al artículo

Edificios:

En la calle de San Juan sólo quedan tres edificios reseñables.

La Calle de San Juan. Antonio Ballester Vidal.

Por orden de antigüedad, el primero es el monasterio de clarisas de San Juan de la Penitencia, que dio nombre a todo el arrabal. Ya hablé de él en otro artículo monográfico ilustrado por Antonio Ballester. Os dejo el enlace: .

Enlace artículo
Monasterio de San Juan. Fco. Luis Galiano Moreno.

El segundo fue palacio de la Baronía de la Linde, título concedido por Carlos III en el siglo XVIII a Manuel Antonio Terán y Álvaro de los Ríos, señor de la Linde y primer barón.

Palacio de la Linde. Fco. Luis Galiano Moreno.

A nosotros nos interesa el séptimo barón, Antonio María de Piniés Sánchez Muñoz, nacido en Zaragoza en 1860.

Este noble aragonés, vecino de Valencia, casó en febrero de 1896 con María de la Encarnación Roca de Togores y Enríquez de Navarra. Tuvieron seis hijas y un solo hijo, Antonio María, del que ya hemos hablado anteriormente por ser titular de la calle.

Palacio de la Linde. José María Pérez Basanta.

El matrimonio llegó a Orihuela con el cambio de siglo. En octubre de 1900, don Antonio presentó instancia en el Ayuntamiento solicitando permiso para derribar la casa número 44 de la calle San Juan, que había pertenecido a Francisco Moreno Bernabeu. Su esposa se la había comprado ese mismo año a la heredera, Mª Teresa Moreno Tobilla.

Palacio de la Linde. José María Pérez Basanta.

A los ochocientos metros del solar le agregaron tres fincas más: dos casas en la calle de Barberos y un huerto atravesado por una acequia, con su propia zenia.

El resultado fue el curioso y desconocido palacio de la Linde construido en 1901 frente al monasterio de San Juan. Un edificio neogótico que merece la pena contemplar detenidamente.

Casa natal, antes y después. En el centro, los hermanos Hernández.

El tercero es la moderna y polémica reedificación de la casa donde el 30 de octubre de 1910 nació el oriolano más universal: Miguel Hernández Gilabert. Sin comentarios.

Casa natal Miguel Hernández. La Verdad.

Había un cuarto edificio interesante, el palacio del marqués de Lacy, ubicado entre San Juan y La Corredera; pero fue demolido. He conseguido recopilar algunos datos interesantes sobre el primer marqués.

Nacido en los años 20 del siglo XIX, Salvador de Lacy y Pascual de Bonanza era hijo del matrimonio formado por Miguel Lacy y María Ana Pascual de Bonanza y Roca de Togores, casados en la Parroquia de Santa María de Alicante en 1818.  

Palacio del marqués de Lacy. Colección Javier Sánchez Portas.

En 1848 era diputado por Alicante y casó con Manuela Reig y González de Villaventín en 1856. Al fallecer el oriolano Pascual Reig, su esposa y otras tres sobrinas heredaron una casona de labor agrícola con una parcela de 223 tahúllas en Elda. Poco a poco, el matrimonio se hizo con las otras tres cuartas partes de la finca. 

Calle de San Juan. Colección Javier Sánchez Portas.

En octubre de 1878 su esposa falleció en Orihuela y Salvador quedó como único propietario de la heredad de Elda que acabó llamándose «Finca Lacy». Pronto contrajo matrimonio en segundas nupcias con María de la Concepción Zafra Torres.

El año que murió su primera esposa, Salvador había sido Caballero Cubierto en la Semana Santa oriolana:

El Segura. 24 de abril 1878: La procesión del Entierro estuvo muy concurrida y perfectamente ordenada por los Sres. Comisarios de festividades de este Iltre. Ayuntamiento que como de costumbre presidió el acto, siendo Caballero estandarte D. Salvador de Lacy, y pilares de la Soledad cuatro Sres. Abogados y cuatro Oficiales del Batallón Reserva de Orihuela.

Calle de San Juan. Archivo Mariano Pedrera.

También ese mismo año, «El Segura» insertó en sus página unos artículos sobre agricultura práctica publicados por Lacy en Madrid en 1868, cuando todavía era diputado a Cortes.

La serie empezaba con una carta remitida a Adolfo Clavarana en la que afirmaba que acudir a los bancos, con intereses del ocho al diez por ciento, era una ruina para el labrador:

Yo que llevo veinte y dos años de experiencia y me precio de ser labrador práctico, aunque propietario de muchas fincas obtengo no obstante, rentas exiguas (a pesar de mis muchos adelantos) confieso ingenuamente que me vería perdido sin remedio, el día que sujetara mi patrimonio a hipoteca de tal importancia.

En 1882 el Vicario Capitular de la Diócesis estaba organizando una peregrinación a Roma; y nombró una junta preparatoria para la «romería». El presidente era Salvador de Lacy y el vicepresidente Adolfo Clavarana.

No sé qué hizo en Roma; pero un año después, Salvador de Lacy y Pascual de Bonanza conseguía el marquesado de Lacy de manos del Papa León XIII. El título era considerado en España como pontificio y extranjero.

Diario oficial de avisos de Madrid. 6 de marzo 1884: El Ministerio de Gracia y Justicia autorizó a D. Salvador de Lacy y Pascual de Bonanza para que, conservando el carácter de su procedencia y previo pago del impuesto especial correspondiente, pudiese usar en España, con la denominación de Lacy, al título de Marqués que le ha sido concedido por Su Santidad.

Colección Javier Sánchez Portas

Lacy participó en la gestación de los andenes comprando los terrenos por cuenta del Ayuntamiento. Delegaron en él para que, desde Madrid, procediese al ajuste y adquisición del huerto de San Gregorio, propiedad del duque de Tamames; y de nueve tahúllas y media del marqués de Serdañolas.

También prestó su palacio y una heredad en San Antón para la instalación provisional del Colegio Jesús María.

Enlace Jesús María

Su hijo homónimo y heredero del título fue bautizado en la Parroquia de San José de La Murada. Se llamaba  Salvador María Concepción Lacy Zafra, nacido en 1879. Capitán de Caballería, en 1910 pertenecía al regimiento Dragones de Montesa. Tres años después se casó con Elisa Alberola.

Fachada y solar del palacio. Colección Javier Sánchez Portas

Para terminar, voy a transcribir un interesante documento de 1904 publicado en la «Gaceta de los caminos de hierro» y en «Transportes Férreos». Se trata de un proyecto de tranvía Orihuela-Murcia con tracción animal:

DOCUMENTOS OFICIALES. Ministerio de Agricultura, Industria, Comercio y Obras públicas. Dirección General de Obras públicas. Ferrocarriles. Concesión y construcción. Vistos las instancias, proyecto y resguardo de constitución de fianzas presentadas en este Ministerio por D. Salvador de Lacy y Pascual de Bonanza, Marqués de Lacy, como Director de la Sociedad anónima titulada «Proyecto de Tranvía de Orihuela a Murcia», con domicilio en la primera de dichas poblaciones.

Solicitando la concesión de un tranvía, con tracción animal, que desde la plaza del Carmen de Orihuela ha de seguir por la calle del Hospital, plazas de Santiago y Monserrat y calle de San Francisco, y, saliendo de la población, continuará por la carretera de segundo orden del Alto de las Atalayas a Murcia (por Orihuela), siguiendo por ella y por los poblados intermedios hasta entrar en Murcia por las inmediaciones de la Plaza de Toros.

Continuando después por la calle de López Puigcerver, terminando en la plaza de las Barcas de dicha ciudad, con una ampliación o ramal desde esta plaza a la estación del ferrocarril de Alicante a Murcia (Mercancías); esta Dirección general ha resuelto anunciar en la Gaceta de Madrid y en el Boletín oficial de la provincia de Murcia la petición formulada por el Sr. Marqués de Lacy.

Siendo Murcia capital de 100.000 habitantes, Orihuela ciudad de 25.000, siendo muy reducida la distancia que las separa, de más estará decir que un tranvía entre ambas poblaciones se le descubre efectivamente posibilidad de una próspera vida. Pero dejamos la consideración de nuestros abonados si entre tales relaciones está indicado un tranvía con tracción animal, mandado ya retirar hasta en los más insignificantes servicios.

La calle de San Juan

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba)

Publicado en el día de San Juan de 2020. Año de la pandemia.

Enlace al siguiente capítulo.



Callejeando 28. ASJ 2. Los Hostales.

Archivo Mariano Pedrera.
Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVIII.
Los Hostales. Entre las casas de los Roca y los Pizana. Colección Javier Sánchez Portas.

Los Hostales/ Bajada del Puente Nuevo.

Lo carrer de els Ostals desde la porta de Elig a la Corredora.

No se puede describir mejor. Como bien nos indica el siguiente padrón, confeccionado en el siglo XVII, la calle de los Hostales abarcaba el terreno comprendido entre la puerta de Elche y la Corredera.

Un espacio extramuros, surcado de acequias, donde se fueron concentrando hostales, posadas, mesones y paradores de carros.

Archivo Municipal de Orihuela. Padrón 1651.
Calle Alfonso XIII. Colección Javier Sánchez Portas
Calle Alfonso XIII. Colección Javier Sánchez Portas

Esta zona extramuros comenzó a poblarse en el siglo XV, periodo de gran expansión urbanística. En la centuria anterior había sido escenario principal del asedio sufrido durante la Guerra de los dos Pedros.

Entre la puerta de Elche y un portillo que llamaban del Salvador (a la altura de la actual casa de Rubalcava, en la calle Mayor) estaba uno de los puntos más débiles de la muralla, un tramo descuidado por considerarlo bien protegido por las cuatro acequias que actuaban a modo de foso.

Pero en aquella contienda las acequias fueron cegadas y, utilizando máquinas de asedio, los castellanos lograron abrir una brecha de sesenta brazas; destrozando también dos molinos, seguramente los antecedentes del molino del molino Grande y del «moli fariner del señor de Coix».  

Molino de Cox. Principios del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

Esta última y añeja instalación hidráulica, que contaba en el siglo XIX con cuatro piedras de moler, pertenecía a Diego Marín Barnuevo , señor de Cox y de la Condomina, caballero de la Cruz de Carlos III y senador vitalicio (1810-1884) . 

Ello motivó que, en la sesión del 14 marzo de 1861, la Comisión municipal del Nomenclátor dictaminase preocupada que, a ese callejón llamado del Molino, se le debía llamar calle del Molino de Cox para evitar confundirla con otra calle de igual nombre que existía en el arrabal de San Agustín. Se referían a la Calle del Molino, paralela a la Plaza Nueva; que pasó a llamarse del Molino Grande.

Puente de Levante y Molino de Cox
Puente de Levante y Molino de Cox.
Molino de Cox. Principios del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle Molino de Cox/Macando. Archivo Rafa Almira

Este callejón fue alineado y reformado a finales del XIX con motivo de las obras de construcción del Casino Orcelitano. Su titulación se mantuvo hasta que, en 1984, se lo dedicaron a uno de los propietarios del «Bar Zara»: Antonio Rodríguez Egío, alias “Macando”.

Calle Molino de Cox/Macando
Archivo Rafa Almira
Antonio Rodríguez Egío “Macando”.
Archivo Lola Sánchez

El diseño y urbanización de la calle de los Hostales comenzó a trazarse en 1747, cuando Luis Roca y Moncada decidió construir una «casa principal, en el sitio que estaban las pertenecientes a su mayorazgo, hermoseando el frontis y dando línea recta al edificio».

La construcción del palacio que alberga el actual hotel Tudemir cambió la fisonomía de la zona, sacando una “casa noble” al arrabal por encima de la muralla que, convertida en un obstáculo, fue desapareciendo para conformar la que ahora es la calle Alfonso XIII.

Biblioteca Fernando de Loazes. En el Palacio de los Roca.

Pinchando en la siguiente imagen se accede a un pequeño artículo sobre dicha construcción y el conflicto que provocó con su vecino, el de Pizana.

Rocas y Pizanas
Enlace a artículo
Francisco Luis Galiano Moreno

Con el paso del tiempo, el obsoleto muro que llegaba hasta la esquina del «Vallet» quedó cubierto por casas adosadas al exterior.

Quizá siguiendo el ejemplo de los Roca, los mercedarios emprendieron la restauración de su enorme edificio conventual en la segunda mitad del siglo XVIII, cambiando la orientación de su portada principal hacia la nueva calle; por encima de la muralla; en línea con el extremo del palacio.

Alfonso XIII Merced
Calle Alfonso XIII. Archivo Alberto Zerón.
Calle Alfonso XIII. Colección Tejuelo.

Como ya he comentado, fronteriza con la de los Roca estaba la casa de los Pizana. Pascual Madoz afirmó en su diccionario que, por su capacidad y arquitectura, ambas casas podían considerarse palacios. Durante más de veinte años, desde 1864 hasta la construcción del actual en 1888, fue la sede del «Casino Orcelitano».

La calle de los Hostales en 1886. Al fondo el casino en la casa de Pizana. Colección Antonio Luis Galiano Pérez.

En la década de 1890 albergó las instalaciones de la «Fonda España», propiedad de Joaquín Alonso Lidón.

Gran Hotel de España
Colección Javier Sánchez Portas.

Junto a la fonda, en las accesorias del edificio, se abrieron varios comercios:

El primitivo murciano. Manuel Clemares.

«El primitivo murciano». Primera casa en novedades. Alfonso XIII núm.4, junto a la Fonda España. Mercería, pasamanería, cuellos, puños y corbatas, perfumería del país y extranjera, guantes de piel, lana, hilo, seda, sombrillas, paraguas,abanicos, bisutería, artículos de punto, sedas, algodones de bordar, peines y peinetas, artículos de piel, corsés e infinidad de artículos del ramo.

Regentado por Manuel Clemares, pasó luego a llamarse «El Murciano»; ofreciendo productos de mercería, perfumería, camisería, juguetería, peletería, bisutería y grandes oportunidades.

El Murciano. Manuel Clemares.
El Murciano. Foto Belda. Archivo Cánovas Saavedra.

En 1904 la Fonda España sufrió profundas reformas para convertirse en el Gran Hotel de España, un lujoso establecimiento con gran salón para banquetes.

Durante años fue el hospedaje más prestigioso de Orihuela; hasta la construcción del Hotel Palace en el otro extremo de la calle de Loazes.

En 1915 lo regentaba su hijo, Joaquín Alonso Cifuentes; quien como veremos, acabaría comprando el Hotel Palace.

«El Eco del Segura» 1909.
Calle Alfonso XIII. Al fondo Gran Hotel de España. Colección Javier Sánchez Portas.

Otro establecimiento de la misma época alojado en los bajos de la casa de Pizana fue el «Café de Levante». Famoso por sus tertulias, en la publicidad ofrecía selecto café, helados; y, en los días especiales, sopada, flanes y almojábanas. Reformado en 1907, era propiedad de Manuel Esquiva.

Café de Levante. Junto al Casino.

Los Pizana eran dueños también de una enorme y antigua posada parador, al menos desde el siglo XVII. El añejo edificio se extendía hasta el inicio del puente de Levante dejando una estrecha vía que provocaba continuas quejas por su mal estado.

El 30 de octubre de 1886, el alcalde Ballesteros Villanueva se encargó personalmente de comprar la Posada de Pizana ante el notario de Murcia Juan de La Cierva Soto, con el fin de que «la demoledora piqueta del material progreso, echase al suelo el vetusto edificio, esparciendo las ruinas de pasados siglos para que sobre sus restos se elevasen modernos edificios más en armonía con las leyes de la arquitectura moderna y de la urbana policía».

El antiquísimo edificio cayó en diciembre de ese mismo año; y en parte del solar se edificó el nuevo «Casino Orcelitano». Transcribo algunas noticias publicadas por aquellas fechas:

La crónica. 30 de septiembre de 1886: Zanjadas ya algunas dificultades que se ofrecieron para la adquisición de la posada de Pizana, parece que su dueño ha prestado el consentimiento para que se venda, o mejor dicho para que se permute por tierras de la huerta que den igual producto anual, y por lo tanto dentro de poco se otorgará la escritura, y consiguientemente, podrá precederse al derribo de ese edificio, cumpliéndose así por fin, el deseo constante el capricho decidido, y el sueño más dorado de ciertos y determinados sujetos que en nuestra opinión no pueden ser completamente felices mientras no vean en ruinas ese vetusto edificio, que había llegado a ser la pesadilla de sus noches de insomnio. ¡Que sea pues en hora buena!

La crónica. Campaña diciembre de 1885: ¡ACUDID, GOLOSOS! A la hospedería de Pizana, que ha llegado el conocido Antonio García Monerri con abundante surtido en turrones de Jijona, yema, nieve y duro; peladillas finísimas y anises.

El día. Campaña de diciembre de 1885 a marzo de 1886: EL CONOCIDO DENTISTA DE ELCHE D. RAMON GONZÁLVEZ tiene el honor de poner en conocimiento de sus numerosos parroquianos, y del público en general, que habiéndose trasladado los ex -dueños de la Posada de Pizana, a la del Sol, él pasará una temporada en esta última. Allí ofrece sus servicios, en todo lo que concierne a su profesión desde las 8 de la mañana a la 1 de la tarde en la POSADA DEL SOL, CUARTO NÚMERO 12.

Hospedaje de Pizana y Molino de Cox. 1870. Colección Javier Sánchez Portas.

Su derribo propició la construcción del nuevo «Casino Orcelitano» y el ensanche y urbanización de la calle que, hasta finales del XIX se nombraba sencillamente como calle del Puente nuevo o Bajada del Puente.

Calle de Loazes. Colección Javier Sánchez Portas.

El diario de Orihuela. 15 de noviembre de 1886: Hasta el domingo próximo se admiten en la «Sociedad Unión Agrícola Orcelitana» proposiciones para el derribo de la posada de Pizana y aprovechamiento de materiales.

El diario de Orihuela. 25 de noviembre de 1886: Ayer tarde comenzó el derribo de la posada de Pizana, el cual se hace según se nos dice por cuenta de la «Sociedad Unión Agrícola».

El diario de Orihuela. 2 de diciembre de 1886: Ayer empezaron a venderse los materiales de la Posada de Pizana la cual, ya desocupada por el inquilino, se está derribando en su totalidad.

El diario de Orihuela. 4 de diciembre de 1886: Con la teja y piedra de la derruida Posada de Pizana se ha quedado el Casino Orcelitano.

La Crónica. 16 de diciembre de 1886: La posada de Pizana ha desaparecido ya casi por completo, faltando solo la nivelación del terreno y las aceras para que lo que en su día fue un vetusto edificio quede convertido en una ancha avenida o arteria principal de la ciudad. Adelante pues y que Orihuela progrese poco a poco pero sin descanso hasta ponerse a la altura de las mejores poblaciones de su clase y censo.

Y ya que hablamos de esa mejora debida real y verdaderamente a la sociedad agrícola orcelitana, justo seria que esa nueva calle llevase el nombre de quien la ha hecho y que por lo tanto se llamase calle de la Unión, o si dicha sociedad es tan modesta que declina ese merecido honor, podría llamarse calle del Progreso, o de Loaces, Moncada o Rocamora si en ella se quiere perpetuar la memoria de alguno de esos ilustres hijos de Orihuela, que honran la patria historia.

Y la «memoria perpetuada» fue la de Loazes.

El diario de Orihuela. 19 de septiembre 1887: Es otro de los puntos de la crónica de la semana que merece nuestra atención el acto llevado a cabo por la corporación municipal, al acordar la titulación de la nueva calle abierta en la subida del Puente Nuevo y la que pone en comunicación la calle Mayor con la de la Feria.

Sin duda alguna que nuestro Ayuntamiento ha interpretado los deseos de la población buscando dos nombres ilustres entre los más esclarecidos hijos de Orihuela.

El nombre de Cardenal Loaces, honra de esta vieja ciudad y gloria de la Iglesia española, al señalar una de las calles de la población, recordará siempre una de las páginas de nuestra brillante historia.

El diario de Orihuela. 6 octubre 1887: Ya están terminados los rótulos de las calles del Cardenal Loaces, Capitán Grifol y Santacruz. Los títulos en caracteres negros están grabados en tableros de mármol blanco de Macael.

El diario de Orihuela. 11 octubre 1887: La colocación de los rótulos en las calles nuevamente tituladas, ha sido el asunto que ha dado importancia a la semana que finó ayer. Los nombres de tres hijos ilustres de Orihuela han sido grabados en mármol y serán pronunciados al mencionar las calles que titulan por las generaciones venideras.

La Calle del Puente Nuevo, era complementaria a los Hostales. Además de la de Pizana, albergaba el Hospedaje de Buena Vista; con cuadras y coche de punto para recoger a los viajeros en la Estación de Ferrocarril.

Completaban la oferta comercial varias tabernas, cafetines, horchaterías, modestas casas de comida…

El diario de Orihuela. Campaña publicitarias en diciembre de 1886: HOSPEDAJE DE BUENA VISTA. Se ha trasladado a él, Juan Lidón, antiguo dueño de la posada de Pizana, el cual ofrece en su nuevo establecimiento a sus numerosos parroquianos cómodas habitaciones y un esmerado servicio de cocina.PARA LAS PASCUAS.

El diario de Orihuela. Campaña publicitarias en diciembre de 1886: El conocido TURRONERO DE JIJONA Antonio García, que por espacio de muchos años venía parando en la derruida posada de Pizana, ha llegado a esta ciudad con un gran surtido en turrones de todas clases y peladillas de lo más escogido, y está de parada en el HOSPEDAJE DE BUENA VISTA.

En 1895, una riada afectó seriamente al Hospedaje de Buena Vista, socavando parte de sus cimientos, especialmente en las cuadras. Con el cambio de siglo se anunciaba en prensa como Hotel o Parador de Buena Vista, propiedad de la viuda de Francisco Abadía.

Hospedaje de Buena Vista. Principios del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle de Loazes y Puente de Levante. Colección Javier Sánchez Portas.

Utilizando el vocabulario de la época, con el cambio de siglo todo lo añejo desapareció para levantar una calle elegante, vestida a la moderna; aseñorada, con hoteles, casino, casas lujosas y automóviles aparcados.

Calle de Loazes. Colección Javier Sánchez Portas.

Con esa drástica reforma la calle de Loazes se convirtió en el corazón comercial y social de Orihuela. Con el paso de los años, el Hospedaje de Buena Vista se transformó en «Palace Hotel».

Riada de marzo de 1924. A la izquierda las obras del Palace Hotel. Colección Javier Sánchez Portas.

En mayo de 1924, «El Pueblo» anunciaba la próxima inauguración del Hotel Palace que, con todo lujo y confort, había construído el rico propietario José Gea Lidón.

Buscando la cronología de riadas se puede comprobar que hubo una en marzo de ese mismo año; y así quedaron retratadas las obras.

Palace Hotel en sus primeros años. Colección Javier Sánchez Portas.

Dos años después, concretamente en noviembre de 1926, Joaquín Alonso Cifuentes, propietario del desaparecido Gran Hotel de España, se hacía cargo del Palace Hotel en calidad de director propietario; prometiendo importantes modificaciones en el café y restaurant en beneficio de los clientes, especialmente, para los turistas extranjeros (puso de moda entre las señoras tomar el té) .

Calle de Loazes desde el Puente de Levante.

La corriente nacionalista y autárquica de la España de la posguerra hizo que el Palace Hotel cambiase a Hotel Palas, establecimiento que recuerdo vagamente acompañando a mis padres durante mi infancia; sobre todo, la puerta giratoria.

Carta con membrete del «Hotel Palas». 1952.

Derribado en la primera mitad de los ochenta, fue sustituido por el edificio que albergó la sede principal de la Caja de Ahorros del Mediterráneo; de la que solo quedaba (no sé qué será de ella ahora) el aula cultural.

Calle de Loazes desde el Puente de Levante. En primer plano, el Palace Hotel. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle de Loazes y Hotel Palas poco antes del derribo. Colección Rafa Almira.

Para saber más de la urbanización de esta calle y de la construcción del Casino, os dejo otro artículo monográfico al que podéis llegar pinchando la siguiente imagen.

Enlace a artículo Casino.

En septiembre de 1887, reformada totalmente la calle del Puente Nuevo y cercano el cuarto centenario de su nacimiento, recibió el nombre de Fernando de Loazes arreglando la injusticia cometida con uno de los oriolanos más universales; ignorado hasta entonces en el callejero oficial.

Busto del Patriarca. José M. Pérez Basanta.

La verdadera calle de «los Loases», en la que el ilustre patriarca nació, desapareció en el siglo XVIII con la construcción del convento de Jesuitas que luego pasó a las Salesas.

Sobre la primitiva calle de Loazes, os dejo otro artículo pinchando la siguiente imagen:

Enlace a artículo

En 1926, para acabar de ennoblecer la calle. instalaron un «kiosco biblioteca»:

El pueblo. 1 de abril 1926: Kiosco de la Caja de Nuestra Señora de Monserrate. Kiosco de buenas y sabias lecturas. Artes, ciencias, religión, literatura, cuanto pueda desear el espíritu más selecto y culto está a la venta o se admite a encargo en este kiosco, situado en la espaciosa calle de Loaces, junto al puente, embelleciendo la amplia avenida, arteria principal de la ciudad de Orihuela.

Kiosco de la Caja de Ahorros de Ntra Sra de Monserrate. 1926.

El pueblo. 4 de octubre 1926: Todo entusiasta de las buenas lecturas, debía acudir al magnífico kiosco de la Caja de Ahorros de Nuestra Señora de Monserrate, situado en la calle Loazes. Allí encontraría un inmenso y variado surtido en obras de arte, ciencias, religión y literatura.

Calle de Loazes con el Kiosco. Ministerio de Cultura.
Calle de García Hernández desde el Puente de Levante. Colección Javier Sánchez Portas.
Ferretería Penalva en calle de Loazes. Colección Javier Sánchez Portas.

Durante la II República titularon la de Loazes como calle de García Hernández; y la de Alfonso XIII pasó a llamarse Fermín Galán. Los dos mártires de la República fusilados por la sublevación de 1930.

Con la República llegó de Murcia un pastelero (mi abuelo), que trajo consigo las recetas aprendidas en el Horno de la Fuensanta. Se llamaba Emilio Albarracín Garcerán. Y se instaló frente al Casino.

Pastelería «La Murciana» 1932.
Pastelería «La Murciana». De Emilio Albarracín. En la foto Lilita Albarracín, mi madre.

Mi abuelo me decía que en Orihuela había dos zonas para confiterías: Loazes-Los Hostales y Plaza Nueva-Cubero.

«La Modernista». Calle Alfonso XIII, esquina Loazes. Colección Javier Sánchez Portas.

En la esquina entre Loazes y Los Hostales estaba «La Modernista» de Joaquín Reymundo, abierta en 1870. El edificio fue reedificado en 1905 y decorado por Enrique Luis. Y la confitería pasó a su nieto, Joaquín Gili Reymundo.

«El Pueblo» 1926

Lo que no sabía, y descubrí hace muy poco, es que dicha confitería en Alfonso XIII 8, fue regentada como sucursal de «La Murciana», también por mi abuelo.

Murcia deportiva. Semanario deportivo. 7 de octubre 1946.

Otro confitero de apellido Reymundo y de nombre Luis, se estableció a principios del siglo XX junto al puente de Levante.

Y como olvidar la famosa confitería Agrasot en el siglo XIX. Propiedad de Ramón, el hermano de Joaquín. Desde 1899 a 1901, la confitería figura como: «Agrasot (Viuda de Ramón), Hostales».

Hasta que la viuda traspasó la confitería a Mariano Ros García, quien en 1902 aparece ya como propietario. Este confitero estaba establecido anteriormente en la Plaza Nueva (1885) y también en la calle del Colegio.

«El Labrador» julio de 1902.

Luego llegó la confitería del Ángel (en el año 1928 aprox.), instalada en el viejo convento de los mercedarios, convertido en viviendas y locales.

Para caramelos y bombones la repostería del ÁNGEL. Especialidad en masa dormida. Caramelos de la Cofradía del Perdón con el lujoso estuche forma nazareno.—Alfonso XIII, 1.

Aguantó el tipo casi un siglo, como única representante del gremio en la zona. Hasta que, en enero del año 2023, cerró definitivamente sus puertas dejando a «los hostales» sin pastelerías.

Confitería «El Ángel» 1929.

Dejemos las confiterías y volvamos a la calle de Loazes. Otro establecimiento emblemático abierto durante la II República fue el Zara.

En 1931, uno de sus propietarios, Rafael Gas Soriano (1900-1985), era camarero del Casino Orcelitano, presidente de la Sociedad de Camareros el Oriol y vicepresidente de la agrupación socialista.

En el Zara. Rafael Gas Soriano y Rafael Gas Céspedes. Archivo Lola Sánchez.

El otro, mencionado anteriormente en la calle Molino de Cox, fue Antonio Rodríguez Egío «Macando».  Protagonista de sus tertulias.

El 17 de julio de 1935, Antonio Rodríguez Egío (Macando) y Rafael Gas Soriano, dejaron el Casino Orcelitano y se instalaron en el número 4 de la Calle de Loazes.

El Zara y su edificio desaparecieron también en la década de los noventa para ser sustituido por una especie de cubo.

La tertulia en el Bar Zara. El Cartel de Semana Santa es de 1962. De izquierda a derecha: Antonio Rodríguez Egío «Macando»; José Martínez Arenas; (desconocido); Luis Cartagena Soriano; (con boina) Mariano Bregante Rabaza; Pepe Gil (de Tejidos Gil en la C/ Mayor); (con boina) Antonio Sánchez «el Civiles» (carpintero de la calle Timor); (desconocido); Luis Saavedra Bonilla; (desconocido). Colección Cánovas Saavedra.
La barra del Zara a finales de los 50. Archivo JM Dayas.
El Zara en sus últimos años. Archivo Rafa Almira.
Calle de Loazes
Calle de Loazes. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle de Loazes desde el Puente de Levante. El principio del fin. Archivo Mariano Pedrera.

La traviesa que parte de Loazes hasta el Teatro Circo, se llamó en lo antiguo del Salitre de Rocamora. Un triste callejón que giraba al final para terminar en el río.

Nombrado sencillamente como callejón del Salitre, fue modificado a comienzos del siglo XX para dar acceso al nuevo Teatro Circo.

Loazes esquina Salitre/Rufino Gea.
Calle del Salitre. Antonio Ballester Vidal.

Urbanizado durante la II República al igual que el llamado ensanche del Teatro Circo, en febrero de 1934 se presentó el proyecto de apertura y ensanche de la calle del Salitre, redactado por el arquitecto municipal Severiano Sánchez Ballesta.

Recibió su actual nombre el 12 de marzo de 1969, en honor a uno de nuestros cronistas locales, José Rufino Gea Martínez.

Ensanche del Teatro Circo. Antonio Ballester Vidal.

En cuanto al ensanche del Teatro Circo, se llamó Plaza del Poeta Sansano, homenajeando al poeta y periodista oriolano Juan Sansano Benisa (1887-1955).

Para saber más sobre su traslado y reconstrucción; para ver imágenes de nuestro teatro, pinchad el siguiente enlace.

Enlace a artículo.

Volviendo a «los Hostales», la calle mantuvo su titulación durante siglos, aunque alguna vez aparezca también como «Los Mesones».

PENALVA HERMANOS. Alfonso XIII, núm. 12.
Anuncios de 1887 y 1924.

Perdió su nombre tradicional en una sesión municipal, celebrada el 10 de octubre de 1896; donde se manifestó el deseo «expresado por sus vecinos y propietarios» de sustituirlo por el del Beato Diego José de Cádiz; quedando aprobado por unanimidad.

Fray Diego José de Cádiz, predicando desde «La Sala» en 1787. Dibujo de Montesinos.
Alfonso XIII en 1910. Entierro del obispo Juan Maura. Colección Javier Sánchez Portas.

No sabemos si en realidad fue iniciativa de sus moradores; pero lo cierto es que pronto comenzaron a quejarse de un título tan extenso. Y poco le duró el nombrecito de marras; el 10 de mayo de 1902, para celebrar la mayoría de edad de Alfonso de Borbón y su acceso al trono, se decidió «perpetuar tan gloriosa fecha» otorgando a esta calle el nombre de Alfonso XIII. 

«El Alcalde Presidente manifestó que el día 17 del actual se verificará la jura de S.M. el Rey Don Alfonso XIII, como consecuencia de haber cumplido la mayor edad, entrando a reinar, como dispone la Constitución del Estado y que el Ayuntamiento debía asociarse al jubileo general de la Nación.

El Ayuntamiento, adhiriéndose a la proposición del Sr. Presidente, acordó por unanimidad, que para perpetuar tan gloriosa fecha se ponga el nombre de Calle de Alfonso XIII a la que hoy tiene por título del Beato Fray Diego José de Cádiz». 

Alfonso XIII. Francisco Luis Galiano Moreno.

Una porción de fachada con el escudo de los mercedarios y la pésima recomposición de la portada del templo -demolido y reconvertido en museo de Semana Santa-, es lo que nos queda del enorme convento e iglesia de la Merced.

Francisco Luis Galiano Moreno.

El escudo presenta en la parte superior la cruz de la catedral de Barcelona. En la inferior las barras de Aragón. Completa la talla una corona real en honor a su benefactor, el rey Jaume I.

En el siguiente enlace podréis encontrar una breve historia de los mercedarios en Orihuela:

Enlace a artículo

Desamortizado en el siglo XIX, pasó a manos de un industrial catalán llamado Vilaregut. Cuando falleció, su viuda lo puso en venta. Lo compraron unas señoras oriolanas para acabar troceado y repartido.

Alfonso XIII y Ballesteros Villanueva. Francisco Luis Galiano Moreno.

Los tres trozos resultantes están claramente diferenciados: La parte de convento que se conserva, los altos edificios y la situada en el Vallet. Para conocer la historia de esta compraventa os aconsejo pinchar el siguiente enlace.

Enlace a artículo.
Calle Alfonso XIII. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle Alfonso XIII. Colección Javier Sánchez Portas.

En noviembre de 1878, Atanasio García Cubero, terrateniente metido a político (llegó a ser alcalde de Orihuela) y sobrino del obispo Cubero, solicitó derribar la Posada de La Luna, al final de los Hostales (otro hospedaje centenario, al igual que la del Sol), para construir un enorme y lujoso edificio.

Dos años después, el propio prelado costeó parte del embovedado de parte de una acequia maloliente que daría lugar a la calle Escorrata, cuando se decidieron a unirla con la de Salitre en el primer cuarto del siglo XX.

La casa de Cubero en 1929. Colección Javier Sánchez Portas. 

La «Casa de los Hostales» estaba dividida en tres caserones independientes comunicados por un patio interior; uno para cada uno de sus hijos: Pedro María, Carola y Emilia García Murphy.  También, de forma independiente, fueron cayendo hasta que solo quedó el de la esquina con Escorrata.

Edificio de los García Murphy a principios del XX. Colección Javier Sánchez Portas.
El último en caer. Jorge Belmonte Bas.

Como curiosidad, al fallecer Benito Pérez Galdós en 1920 le dieron su nombre a la calle Unión Agrícola (actual Avenida España). Por no ofender a dicha institución, se lo pasaron a la modesta calleja de la Escorrata.

Al proclamarse la II República, insistieron en otorgar el nombre del escritor a la calle Unión Agrícola; determinando al final que fuese la del Obispo Rocamora; pues Unión Agrícola sería Pablo Iglesias.

II República. Calle de Fermín Galán. Colección Javier Sánchez Portas.

Actualmente, una modesta calle en Orihuela Costa recuerda la figura de Benito Pérez Galdós; eso sí, acompañado por Miguel de Cervantes, Juan Ramón Jiménez y Concha Espina.

Benito Pérez Galdós

La última traviesa, paralela a la escorrata, está dedicada a Federico Rogel, fallecido en 1915. Este músico oriolano transcribió en 1880 la primera partitura en nomenclatura musical del famoso «canto de la pasión»; dejando escritos unos cantos religiosos populares transmitidos oralmente durante siglos.

Vamos a situarnos en la parte final de la calle Alfonso XIII. Desde ahí nos podemos imaginar la esquina de la muralla; es decir, en el chaflán que forman las calles de Alfonso XIII y Ballesteros Villanueva.

Y el muro medieval que por un lado llegaba hasta la torre que se conserva detrás del Hotel Tudemir, junto a lo que fue la puerta de Elche y por el otro en línea recta hasta las torres al pie de la sierra, en lo que fue la puerta de Crevillente.

Para ayudar un poco, os dejo este vídeo:

Fotografía: Francisco Luis Galiano. Vídeo: José Antonio Ruiz Peñalver

En el verano de 1926 el arquitecto municipal Severiano Sánchez Ballesta proyectó enderezar el entronque le la Corredera con los Hostales, dejando una calle bien ancha que se prolongaría con nuevas construcciones en la carretera de Almoradí.

Esto no se materializó totalmente hasta finales de los sesenta, cuando derribaron los tres cuerpos del edificio del obispo Cubero. En su lugar levantaron altísimos edificios que se retranquearon para facilitar el acceso a la Corredera y formar una pequeña plazuela.

Alfonso XIII/San Juan. Colección Javier Sánchez Portas.

En realidad, Sánchez Ballesta pretendía modernizar toda la zona alineando las callejuelas sinuosas para que los rayos solares mejorasen su salubridad, especialmente Ballesteros Villanueva, San Juan y Pintor Agrasot.

Las dos primeras quería ensancharlas enderezando sus líneas magistrales. Para las dos últimas proponía derribar también sus arcos finales, según su opinión sin valor artístico; y que solo provocaban rincones infecciosos, impidiendo el tránsito de grandes coches, obligados a circular por la calle del Colegio.

Sus imágenes pasarían a capillas instaladas en los laterales de las calles.

Alfonso XIII/San Juan/Corredera. Colección Javier Sánchez Portas

Como veremos, consiguió tirar el de la calle San Juan, bastante deteriorado. El de la Corredera aguantó pocos años más, hasta la II República.

Pero de la Corredera, hablaremos en el siguiente capítulo...

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba)

Siguiente capítulo

Mi agradecimiento a Javier Sánchez Portas por la mayoría de las fotografías.

Callejeando 27. El Arrabal de San Juan Bautista 1.

Idealización del Arrabal de San Juan sobre un boceto de Ojeda Nieto. © Pepe Sarabia. Leyendas: Ajomalba.

El Arrabal de San Juan Bautista 1.

Lo Raval de Señor Sant Joan. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVI.

Introducción.

Cuando el escaso espacio encorsetado por las murallas se fue saturando, comenzó el proceso de ocupación y urbanización de los terrenos extramuros. Ya hemos hablado en anteriores entregas de cómo se formaron los arrabales: grupos de modestas viviendas que se arracimaron en torno a los caminos que partían de las puertas de Oriola. Desbordada la ciudad en sus límites, esos caminos se transformaron en calles y luego en barrios que se integraron en la población.

Imagen del Cartulario de Orihuela. Archivo Histórico Nacional.

Si repasamos la imagen del cartulario que representa la Oriola medieval, podemos distinguir claramente el río Segura como foso natural reforzando la muralla desde la torre Embergoñes hasta la puerta de Elche.

Más allá, tres acequias y un marjal cumplían esa misma función defensiva, dificultando un posible asedio. Dichas acequias eran las de Almoradí, Escorratel y Callosa. El marjal o zona pantanosa era conocido como el Vallet (actualmente Ballesteros Villanueva y el Paseo).

Porta Nova desde el Vall a la porta de Crevillent. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.
El Vallet/Ballesteros Villanueva. Colección Javier Sánchez Portas
Calle Sagasta/El Paseo. Con castillo reconstruido digitalmente. Colección Javier Sánchez Portas.

A Levante se abrían dos puertas: la de Crevillente, en el extremo del Barrio nuevo; y la de Elche, al final de la calle Mayor. En ambas localizaciones podemos encontrar todavía restos de torres y murallas.

Restos al extremo de la calle de Miguel Hernández

La de Crevillente generó el Ravalet, barrio que creció pegado a la sierra desde época musulmana. Se corresponde con las calles que hoy conocemos como Miguel Hernández (Calle de Arriba) y Ruiz Capdepón (Carretería). Esta última quedó destinada al aparcamiento de los carros y caballerías que llegaban a la ciudad y poco a poco fue acogiendo a carreros, herreros, carpinteros, etc…

Ravalet. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.
Carrer Damunt. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.
Carretería. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVIII.

La puerta de Elche dio lugar al llamado Arrabal Moderno; que tuvo que acomodarse inicialmente en la zona conocida como los Hostales, la que en la actualidad se corresponde con las calles de Loazes y Alfonso XIII.

Carrer dels Ostales desde la porta de Elig a la Corredora. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.
Bajada del Puente y los Hostales Siglo XIX. Colección Javier Sánchez Portas.

El arrabal moderno empezó a expandirse en el siglo XV, cuando el Consell orientó hacia él a los nuevos pobladores. Y creció de forma irregular, acomodándose al espacio que quedaba entre las acequias (a las anteriormente citadas hay que unir una cuarta, la de Almoravit). Así se formaron la Corredora y la calle de San Juan.

La Corredera siglo XIX. Ministerio de Cultura.

Una vez avenado el Vallet, los dos barrios quedaron conectados y se abrió una tercera puerta: la “Porta Nova”.

Carrer del Vall y Porta Nova. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

En paralelo a la calle de Arriba y siguiendo el curso de la acequia de Almoradí, se formó la calle del Socorro o del Colegio (hoy Adolfo Clavarana).

Carrer del Colegi. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

La fusión de estos dos barrios nacidos en los extremos de la muralla a Levante acabó formando el gran arrabal del que vamos a hablar durante varias entregas: el de San Juan Bautista. Todo el conjunto quedó protegido por una nueva cerca de la que todavía nos queda la puerta de Callosa.

Puerta de Callosa. Siglo XVI.

Las fundaciones religiosas como medio de promoción urbanística.

Un elemento decisivo para la población del arrabal fueron las órdenes mendicantes. En una zona difícil de urbanizar y repoblar el Consell utilizó un recurso infalible: la fundación de conventos situados estratégicamente en diferentes puntos del arrabal.

Estos edificios religiosos reforzaban la imagen del barrio y su construcción aseguraban el éxito de población. El arrabal de San Juan necesitó de tres.

El primer intento de instalar religiosos en la zona tuvo lugar en el siglo XIV con la llegada de los mercedarios. El Consell les regaló tierras y dinero para construir un convento bajo la advocación de Santa Eulalia, la patrona de Barcelona. Este primer convento de la orden de la Merced y la ermita de la Mare de Deu de Monserrat nos da pistas sobre nuestra identidad catalana por aquellas fechas. Pero no cambiemos de tema.

Escudo de los mercedarios en Orihuela.

Vivir en aquella zona pantanosa y surcada de acequias era muy complicado; y el Consell intentó poner remedio canalizando las aguas de Vallet. Con un convento en la zona y el terreno bien avenado, los pobladores se instalarían rápidamente en este descampado levantando sus casas entre acequias, escorredores y portillos. Pero no contaron con el conflicto entre Castilla y Aragón.

La Guerra de los dos Pedros acabó con el proyecto. El largo asedio por parte de las tropas castellanas de Pedro I dejó el convento y sus alrededores completamente arruinados. Escarmentados, los mercedarios se instalaron dentro de la muralla abandonando el edificio y frustrando la consolidación del arrabal. Hubo que esperar al siglo siguiente.

La última Iglesia de los Mercedarios, intramuros. Colección Javier Sánchez Portas.

En la centuria posterior las cosas cambiaron. A mediados del XV se incrementó el número de pobladores y el Consell compró tierras junto a los Hostales para repartirlas con la obligación de construir inmediatamente. En caso contrario los terrenos serían confiscados para entregarlos a otros colonos dispuestos a edificar. Así se formó la vieja Carrer Corredora o calle Corredera.

Corredora. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

Por otra parte, la favorable acogida por parte de los oriolanos a los Franciscanos de Santa Ana animó a la rama femenina de la Orden, las Clarisas, a instalarse en Orihuela; y para ello se trasladaron seis religiosas desde el Real Monasterio de Santa Clara de Murcia al viejo edificio abandonado por los mercedarios, fundando un nuevo convento bajo la advocación de San Juan Bautista.

Huerto de las Clarisas. © Antonio Ballester Vidal.

Era el pistoletazo de salida con un primer convento en el centro del arrabal. En 1499, el Consell bautizó la unión de los dos barrios con el título de Arrabal Moderno de San Juan Bautista. Antes lo había fortificado con una primitiva muralla.

El Raval de Sant Joa. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVI.

En la zona cercana a la sierra lo habían intentado primero con los franciscanos, en el siglo XIV; pero estos escogieron otra ermita en un lugar más apartado, en el Raval Roig, donde permanecen en la actualidad.

El solar se lo quedaron los dominicos en la centuria posterior; y de propina, la ladera de la sierra, encajonando totalmente el Ravalete. La progresión natural de este arrabal hubiera seguido la sierra hasta San Antón, pero quedó cortado.

Colegio de Predicadores Santo Domingo.

Cerrado el paso se abrió una nueva vía: la calle del Colegio, formada entre las traseras del Ravalete y los márgenes de la acequia de Almoradí, la que marca su trazado.

En 1488, con motivo de la visita de los Reyes Católicos, se construyó una puerta en lo que había sido un portillo. Una obra de nueva planta con los escudos de Aragón y de Castilla. 

Porta Nova. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

Por otro lado, en la ampliación de la muralla del siglo dieciséis, la puerta que daba salida a la calle de Arriba se trasladó al inicio del Camino de Callosa, alejándola de la sierra. Bloqueado el Ravalete, la entrada a la ciudad se desplazó a la calle que unía las dos nuevas puertas. De esta forma, la calle del Colegio se convirtió en un tramo más de la arteria que atravesaba toda la ciudad formando parte del camino real de Valencia a Murcia.

Puerta de Almoradí o de la Corredera. Colección Javier Sánchez Portas.

El tercer sector, pegado al río, era aún más difícil de urbanizar por contener las malolientes e incómodas adoberías. En este caso, el convento urbanizador fue el de los trinitarios, que llegaron a mediados del siglo XVI. Estos frailes enviados desde Murcia no fueron bien vistos por sus vecinos: los Mercedarios, dedicados a la misma función de liberar cautivos, y las clarisas, con el convento a medio hacer.

Las Adoverías/Barrio de la Trinidad
Adoverías y Trinidad. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

Pero el Consell sabía que con esta construcción creaba un nuevo espacio de población completando así el arrabal de San Juan. Con el nuevo muro construido en la segunda mitad del siglo XVI se consolidaba el arrabal con una cerca que, partiendo de la sierra unía la puerta de Callosa y la de Almoradí hasta llegar al río. Contaba con dos puertas: La de Callosa y la de Almoradí. Más de cien años después se abrió un arco al final de la calle de San Juan; un tercer acceso dedicado a la virgen del Remedio.

El Rabalete encajonado.

A partir del convento de San Juan y dentro de la nueva muralla, se mantuvo una zona agrícola; un conjunto de huertos que pertenecían a diversos propietarios como los predicadores y las Clarisas. Destacaba especialmente un amplio sector conocido como los Solares de Terol.

Solars de Terol. Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

Este espacio permitió que en siglos posteriores se siguiese construyendo intramuros. De hecho, aún quedan algunos huertos ocultos entre las calles de San Juan y Corredera.

Huerto de las Clarisas. © Antonio Ballester Vidal.

Al otro lado del muro, la actual calle Ronda de Santo Domingo, suma de las tres barreras que aparecían en los padrones del XIX: la de la Corredera, la de San Juan y del Colegio (las barreras eran algo así como calles de una sola acera).

Puerta de Callosa desde Ronda de Santo Domingo

Enfrente quedaron los huertos de los vecinos, entre el Camino de Almoradí y el de Callosa. De ahí el nombre adoptado por esa zona: «los huertos».

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Crónica fotográfica de Antonio Ballester. Las clarisas de San Juan. Ajomalba.

Crónica de Antonio Ballester Vidal, el fotógrafo de la Plaza Nueva. Las Clarisas de San Juan.

En el último tercio del siglo XV, Oriola ansiaba fundar un monasterio de monjas; trataban así de evitar la marcha forzosa de vocaciones femeninas a otras poblaciones.

El 29 de septiembre de 1474 el Consell encomendó la búsqueda de un emplazamiento adecuado a justicia y jurados.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

Una vez localizado, debían calcular su precio y presentarlo ante la ciudad para comenzar los trámites.

La favorable acogida por parte de los oriolanos a los Franciscanos de Santa Ana a mediados del siglo XV animó a la rama femenina de la Orden, las Clarisas, a probar suerte en Orihuela.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

Los jurados habían escogido para ellas el solar donde estuvo ubicado el convento de Santa Eulalia, en el arrabal moderno; abandonado por los frailes mercedarios tras utilizarse como baluarte frente a la muralla durante el largo asedio sufrido durante la «Guerra de los dos Pedros».

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

De esta forma promocionaban una zona en proceso de expansión. Las aguas del pantanoso Vallet se habían canalizado y nuevos pobladores se habían instalado en unas parcelas cercanas cedidas por el Consell formando la primitiva Corredora.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

El convento de clarisas bajo la advocación de San Juan Bautista consolidaba la urbanización de un arrabal que acabó adoptando el nombre del monasterio: el Arrabal Moderno de San Juan Bautista.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

El 17 de febrero de 1490 el Papa Inocencio VIII autorizó la fundación del convento y tres años después, seis religiosas franciscanas se trasladaron desde el Real Monasterio de Santa Clara de la ciudad de Murcia.  

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

Instaladas las monjas, en 1494 solicitaron al Consell alimentos para subsistir y albañiles para adecentar su convento.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

También se dirigieron al rey Fernando el Católico pidiendo ayuda para salvaguardar su honestidad frente a las miradas curiosas de los vecinos.

En abril del mismo año, desde Medina del Campo, llegaba la respuesta de su majestad en la que facultaba a los justicias y jurados para comprar las casas a dichos vecinos y ubicarlos en otro lugar de la ciudad, derribándolas y adquiriendo además sus huertas.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

Con el apoyo real, las dotes recibidas por el ingreso de novicias y las limosnas del pueblo subsistían dignamente permitiéndose además comenzar la edificación del primitivo templo.

Tras muchas penalidades, en 1575 Beatriz Martínez, viuda de Marcos Rosell, hacía testamento incluyendo al monasterio de San Juan entre sus beneficiarios.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

A su muerte, acaecida en noviembre de 1580, recibieron la generosa suma de 7000 libras. Esta donación les creo ciertos pleitos con el heredero universal de Doña Beatriz.

Otros problemas, esta vez con los herederos de la acequia de Almoradí, les llevaron de nuevo a los tribunales. Las clarisas tenían una noria para tomar agua de la citada acequia.

Tras vencer en una larga lucha judicial con los regantes que pretendían suprimir la citada noria y con todas sus apelaciones denegadas, el 6 de julio de 1616, la inutilizaron cortada en ocho pedazos.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

Durante cuarenta años, a pesar de las amenazas de excomunión, las monjas reparaban o sustituían la noria, y los regantes la aserraban, la atascaban con estacas y piedras o sencillamente la destrozaban.

En su desesperación, llegaron a acudir al Papa en solicitud de excomunión para los autores. Pero fue el rey Felipe IV quien firmó sentencia a favor de las clarisas, teniendo que insistir aún dos veces más, la última en 1659.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

También en 1626, tuvieron un breve enfrentamiento con el Cabildo, que pretendía celebrar misas y sufragios en su iglesia, pero en unos meses, el asunto quedó zanjado amistosamente.

El monasterio se fue poblando de aristocráticos apellidos: Rosell, Roca, Togores, Rocamora, Masquefa, Rocafull, etc. y con ellos las dotes, que invertían en censos, tierras o edificios para arrendar.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

En el censo de Oriola de 1646, en lo Carrer de Sant Joan, figura «Lo convent de monges de Sant Joan del orde de Sant Frances». «Sor Clara Rocamora dixo tener trenta y tres religioses».

En 1735 eran propietarias de 551 tahullas de regadío; con sus cuantiosas rentas levantaron el edificio actual en dos etapas, que duraron gran parte del siglo XVIII.

En 1773, la abadesa solicitó a la ciudad el permiso para ampliar el edificio, alineando la calle que va de San Juan a la Puerta Nueva, la actual Tintoreros, concediéndoles licencia para ocupar dos palmos de la citada calle.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

Las obras concluyeron en 1780. Sufrió importantes daños en el terremoto de 1829; también en las inundaciones de 1879, siendo inmediatamente reparados con fondos procedentes de donativos. Las extensas propiedades de las monjas habían sido desamortizadas.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

En 1936, las religiosas tuvieron que abandonar el convento y refugiarse en casas particulares. Este fue asaltado por los milicianos haciendo una pira con parte de sus imágenes. Durante la guerra la iglesia estuvo cerrada y el convento pasó al comité de refugiados. Las monjas supervivientes regresaron en 1939. 

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.

Antonio Ballester hizo este reportaje fotográfico pocos años después, en la segunda mitad de los cuarenta.

Monasterio de clarisas de San Juan Bautista de Orihuela. Antonio Ballester Vidal.
Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).
Fotografías de Antonio Ballester Vidal.
Iglesia de San Juan en la actualidad. © José María Pérez Basanta.

Para saber más, os recomiendo el libro del Reverendo Andrés De Sales Ferri Chulio «El Monasterio de San Juan de la Penitencia de Orihuela 1493 – 1993», publicado con motivo del quinto centenario del monasterio.  También el estudio de Marí Cruz López, en el octavo centenario de la fundación de las Clarisas.