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El barrio y la ermita de San Antonio Abad.

Apuntes para la historia del barrio de San Antón.

«San Sebastián fue francés
y San Roque peregrino,
y lo que tiene a los pies
San Antón es un cochino.»

En 1925, Julio López Maymon, deán de Cartagena en Murcia, publicó en prensa tres artículos dedicados al popular barrio de San Antón. La serie, subtitulada «rebusco tripartito», comenzaba así:

«Hace ya unos doscientos cincuenta años que Orihuela viene dedicando solemnidades religiosas y profanas a San Antonio Abad, austero cenobita que, con inspiración vigorosa, llevó a un memorable lienzo, el pincel ungido del maestro J. de Patinir.»

Empezando por la citada obra de Patinir, a lo largo del artículo encontraréis otras de la colección del Museo del Prado inspiradas en San Antonio Abad. Pinchando sobre cualquiera de ellas se accede a los cuadros con todo lujo de información y detalles.

 Las tentaciones de San Antonio Abad
Joachim Patinir. 1520-1524.
Enlace Museo del Prado.

¡Cuadro lleno de luz y de pintoresco interés, que en las almas oriolanas despierta aquella alborada risueña de la infancia! «El 17 de enero es el día consagrado por la tradición para que la Ciudad, jubilosa y piadosa a un tiempo mismo, afirme sus festivales en el agreste paraje solitario en el resto del año, de San Antón».

Si os parece, vamos a dar un repaso al proceso histórico que dio lugar a su formación.

La Partida de las Fuentes

Vista aérea de San Antón

En la segunda mitad del siglo XVI,  más allá de la flamante puerta de Callosa, se estaba gestando lentamente una especie de nuevo arrabal “fora del Portal, damunt lo cami que va a la Font Cuberta de ves la penya del castell”.

En «la lladera de la serra de Oriolet» creció tímidamente a base de nuevas viviendas emplazadas a lo largo del camino real que daba acceso a Orihuela a través de la “Font Cuberta”, un paraje singular dotado de varias fuentes particulares y un conjunto de «fons de la ciutat al peu de la serra del castell».

Palmeras d´Oriola (1890)
Ralph Püttner.
En Revista Ilustración Catalana. 

La proximidad de los predicadores y la posibilidad de utilizar el agua de la sierra para regar y llenar las «balsas de cocer linos y cáñamo», atrajo a determinados pobladores con ciertas necesidades profesionales. Esta circunstancia comenzó a forjar una identidad propia marcada principalmente por el espacio físico.

El denominado azarbe de las Fuentes conducía las aguas residuales de dichas fuentes al Segura desde tiempo inmemorial. Hasta que los regantes consiguieron que se mudase el desagüe por un nuevo cauce que las llevaba al azarbe de Abanilla.

La obra, mal ejecutada, acabó en un fiasco de agua empantanada, un peligroso almarjal que obligó a prohibir temporalmente el uso de las balsas de cocer linos y cáñamos.

El palmeral anegado.
Foto Ajomalba

La reapertura del azarbe con las balsas clausuradas provocó el abandono de las tareas de limpieza y conservación; las famosas mondas. El almarjal tardó poco en extenderse de nuevo por la toda zona hasta convertirse en un «entorno pernicioso para la salud humana».

La cosa se puso todavía más fea en 1642, cuando fallecieron media docena de dominicos del vecino Colegio de Predicadores. Estudiado el problema, los expertos lo achacaron a las avenidas de la rambla de Benferri, agravadas por el abandono de las mondas del mencionado azarbe de las Fuentes durante varios años.

Sin actividad laboral, los propietarios preferían perder sus tierras, antes que hacerse cargo de una limpieza que resultaba más cara que hacer un cauce nuevo. Sin otra alternativa, el Consell se hizo cargo de la obra amparado en el beneficio público. Pero aquello solo fue un parche temporal. Durante la mortífera peste de 1648 la ciudad volvió a intervenir en la zona como medida profiláctica, desecando todos los almarjales.

Dos años después, un nuevo cauce de una media legua, abocaba las aguas de nuevo en el río. Las balsas volvieron a funcionar y, en 1651, se dictaron los estatutos ordenando que las mondas del nuevo azarbe se iniciasen todos los años a primeros de agosto.

Era sólo era una victoria temporal. La salubridad de la zona llevó a la ciudad de cabeza durante siglos.  Si os interesa el tema, tratado puntualmente por Ojeda Nieto, David Bernabé Gil tiene un excelente trabajo monográfico sobre los almarjales que os dejo en la bibliografía.

Azarbe de las Fuentes.

La segunda mitad del siglo XVII fue crucial para la consolidación y desarrollo del nuevo barrio. Se cumplía un siglo desde que los dominicos se apropiaron de parte del camino real, sellando el Ravalete.

Con las aguas encauzadas mejoró notablemente la salubridad del paraje; y los nuevos aires del palmeral animaron al Cabildo de la Catedral para comprar una finca de recreo al pie de la sierra.

El Cabildo y la ermita de San Antonio Abad.

San Antonio Abad en un paisaje.
Fray Juan Bautista Maino. 1612-1614.
Enlace Museo del Prado.

Montesinos afirma que en el siglo XVI ya había en esos terrenos una ermita dedicada a San Antonio Abad; cuando Orihuela pertenecía a la diócesis de Cartagena. Y que desapareció dos años antes de conseguir el Obispado. López Maymón, que tuvo la posibilidad de «rebuscar» en el archivo diocesano, no menciona esa primitiva fundación; pero dice lo siguiente:

«Desde remota antigüedad poseía el Cabildo Catedral por haberse desamortizado, el perímetro del terreno comprendido entre el Monte Oriolet y el Castillo. Aunque la fecha se ignora, se sabe fijamente, que en el término apuntado camino en arriba, partido de las Fuentes se edificó una casa; que andando el tiempo, y como veremos vino en ruinas, que han desaparecido sin que quede de ellas más vestigios que las notas escritas…»

Siguiendo con las notas del deán, en agosto de 1657, los canónigos compraron a Luis García Espejo, dos balsas con una casa y fuentes de agua viva; con sus tendedores y tierras incultas. La parcela estaba situada entre el monte Oriolet y el Castillo, en el camino en arriba, partido de las Fuentes. El notario fue Francisco Muñoz (1643-1674); y el precio fue de 300 libras.

En junio de 1660 decidieron aliñar la casa adquirida y buscar un inquilino dispuesto a habitarla, aunque fuese de balde. Pero era muy mal momento. La crisis demográfica producida por la peste había dejado demasiados solares libres en el casco urbano para fijarse en aquel paraje solitario. Alejado de la ciudad y rodeado de balsas para cocer el cáñamo, el barrio seguía sin ser especialmente atractivo.

En tiempos difíciles, de epidemias y plagas, la protección de un santo era fundamental para la mentalidad de la época. Si las enfermedades eran consideradas como castigos divinos; resultaba razonable buscar un intercesor cualificado; un santo taumaturgo de reconocido prestigio profiláctico. Por otro lado y como ya hemos dicho muchas veces, la erección de un edificio religioso aportaba prestigio y seguridad a la zona.

El 15 de enero del año de 1665, siendo obispo de Orihuela (1660-1665), el dominico Fray Acacio March de Velasco, el Cabildo de la Catedral dio licencia y permiso a Ginés Sánchez, alpargatero y a otros devotos, para edificar una Ermita en honor a Antonio Abad, santo eremita, taumaturgo y sanador; la advocación oportuna para el barrio.

San Antonio Abad y San Pablo.
Diego de Velázquez.
Enlace Museo del Prado.

En este caso Montesinos coincide con el deán. Además da los nombres de los primeros mayordomos, encargados de levantar el edificio:

«Ginés Sanches, Espardañer; Jayme Basques, ¿Algecer?; Juan Montesinos, Labrador; Juan Pérez, ¿Calero?; y Marcos Pérez, Labrador; todos vecinos de la presente Ciudad de Orihuela.»

A los canónigos les pareció bien la propuesta; y para tal menester les cedieron la casa y solar que tenían hacia el camino de arriba.

“Sin que sea visto con esto hacer daño en los extendedores de los “brinos” (fibras) de las balsas, ni en la casa y picaderos, aunque sea con los árboles que allí planten, y reservándose el Cabildo, la superintendencia, patronato y demás derechos que le compiten por ser dentro del término de la Parroquia”.

Ermita de San Antón.

Ginés y compañía hicieron acto de obligación y reconocimiento, quedando la ermita superditada a la parroquia del Salvador. El 24 de mayo les concedieron permiso para postular limosnas. Las cantidades recogidas, destinadas a edificar la ermita, estaban controladas por el Racionero Sr. Roca.

Tenemos una nota de 1667, localizada por Ojeda Nieto, en la que Alonso Cebrían carretero de bueyes y Miguel Palomares, ambos de Oriola se comprometían a entregar a Ginés Sánchez, alpargatero, 150 carretadas de piedra para edificar la ermita de San Antonio Abad, que tiene a su cargo en la partida de las fuentes.

“Alonso Sebrian, carreter de bous y Miquel Palomares, de Oriola. Prometen y se obliguen donar y entregar a Gines Sanches espardener … e al que tendrá a carrech el fer y edificar la hermita del Sr. Sant Antoni Abat, que esta al pnt fabricant prop les fonts de la pnt Çiutat -150- carretades de pedra pera la dita fabrica de dita hermita.”

San Antonio Abad
Francisco Rizi, 1665.
Enlace Museo del Prado.

López Maymón sólo afirma que la primera misa del día de San Antonio Abad se cantó en enero de 1671. Montesinos acota la construcción entre los años 1666 y 1668; y la bendición el 15 de enero de ese mismo año. Según este cronista, la cosa fue más o menos así:

«Concluyeron la aseada, hermosa aunque mediana Hermita en 12 de Enero del año 1668, la cual bien adornada fue bendecida en 15 de los mismos por el Sr. Dr. D. Bartholome Fernandez, Cura de la Santa Iglesia Catedral con asistencia de muchos fieles devotos; a la noche siguiente, Víspera del Glorioso San Antonio, se iluminó toda la Hermita exterior e interior, hasta los vecinos árboles se colgaron de bombas (…) a la tarde hubo fiesta, Carrera de caballos, y a la noche iluminación y salidas de Fuegos artificiales. Fue nombrado Capellán por el Muy Ilustre Cabildo, para la custodia de esta Hermita D. Miguel Ruiz…»

Bendecida año arriba, año abajo, la obra no estaba ni mucho menos acabada. Además, al tiempo que la ermita, fabricaron junto a ella una vivienda para el ermitaño (o reformaron la vieja casa que venía en las escrituras). Llamado también santero, su tarea consistía en recoger las limosnas y dirigir las cuadrillas de mozos que, por Navidad, postulaban con el estandarte del santo por la ciudad, el campo y la huerta.

Otro dato que aporta Montesinos y omite López Maymón, es la solicitud del gremio de alpargateros, guiteros (cordeleros) y paleros, que tenían sede en el convento de la Trinidad, para hacerse cargo del cuidado del culto de la ermita y de la celebración de la fiesta. La nota la reprodujo «El Social», en enero de 1909:

«En 1671, el gremio de alpargateros, guiteros y paleros se estableció en la capilla de San Antonio Abad, con la obligación de celebrar la fiesta anual el 17 de Enero. De esta fecha data la celebración de la tradicional romería que tiene lugar todos los años el día del Santo, o el domingo inmediato, en las cercanías de la ermita de San Antón».

Ermita de San Antón.
José Antonio Ruiz Peñalver.

Siguiendo con las notas del deán, la construcción de casa y ermita se mantuvo muchos años. En 1682 se autorizó al Sacriste López Escobar para vender un cáliz a un platero; invirtiendo el producto en las obras de la ermita. El 4 de enero de 1683 destinaron a la obra otras 15 libras procedentes de las ventas de unas crismeras y un cáliz con pie de bronce (las crismeras las compró el obispo).

La ermita del «glorioso senct Antoni Abad», culminada a finales del XVII, creó la conciencia de barrio y le procuró el nombre que hoy conocemos: Barrio de San Antonio Abad; o sencillamente, San Antón.

Al ser considerada como capilla de la Iglesia Catedral, sin perjuicio de la jurisdicción ordinaria, el Cabildo quedó al cuidado de que no faltase el culto al Santo; nombrando los ministros necesarios para controlar la actuación de los mayordomos y del santero, encargado del mantenimiento y administración del edificio.

A principios del siglo XVIII ya se predicaba en la ermita con la solemnidad adecuada; y los obispos de Orihuela, antes de hacer su entrada oficial en la ciudad, descansaban en la casa anexa a la ermita. Montesinos documenta esta costumbre ya en el siglo XVII:

«Cabildo, 4 de noviembre de 1666. Decreverunt: Que los gastos que estarán así en los coches, lo que se dona a los cocheros, como lo que será menester para adornar la casa de las Fonts y fer el altar en la Portanova pera el día de la Entrada del Señor Bisbe, lo pague la Mayordomía.»

Ermita de San Antón. Francisco Luis Galiano Moreno.

La fecha se corresponde con la llegada del obispo José Berges (1666-1678), el sucesor del que había autorizado la fundación de la ermita. López Maymón, contando cómo el Cabildo designaba a los suyos para recibir al nuevo obispo en la casa de San Antón, ofrece un listado de los canónigos receptores con su correspondiente prelado. Su lista empieza en el año 1714:

«En 9 de Agosto de 1714, los canónigos Ruiz y Villafranca para el obispo don José de Espejo y Cisneros; en 28 de Febrero de 1718, al mencionado Ruiz para el Obispo Rodríguez de Castelblanco; en 7 de Julio de 1738, al sacrista Ordoñez Villaquirant (futuro marqués de Arneva) para el Obispo Gómez de Terán; en 19 Abril de 1761, a Monecal para el Obispo don Pedro Albornoz y Tapia; en 14 de Septiembre de 1767, a Santa Cruz y Vélez para el Obispo don José Tormo; en 22 de Marzo 1792, al canónigo Balaguer para el Obispo Despuig Dameto; y así sucesivamente hasta nuestros días».

Ermita y casa de San Antón.
José Antonio Ruiz Peñalver.

Crónica del nuevo obispo en San Antón.

En este apartado me limitaré a transcribir la crónica de la llegada de Ramón Plaza Blanco, publicada en «El obrero» el 18 de noviembre de 1913. Ilustrándola con fotografías de prelados posteriores.

«Por la tarde, por el camino que conduce a la ermita de San Antón se hace difícil el paso; pues la aglomeración de gente es enorme y el número de almas incalculable».

Obispo Goldáraz en San Antón
Antonio Ballester Vidal

«A las tres y media llegó el Ilustrísimo Sr. obispo a la citada ermita en automóvil, acompañado por varios canónigos de la Catedral. Le recibieron el Ayuntamiento y otros canónigos, encargándose de darle la bienvenida el magistral de la Catedral, quien con párrafos elocuentes, elogió la conducta del nuevo prelado. En la ermita recibió a algunas personas.»

Obispo Barrachina en San Antón
Antonio Ballester Vidal

«A las tres y cincuenta minutos se dispuso que partiera la comitiva para Orihuela y al salir el Sr. obispo por la puerta de la casa del cura de la ermita, el fotógrafo rogó a S.I. que se detuviera un poco, para hacer funcionar su aparato».

Obispo Barrachina en San Antón
Antonio Ballester Vidal

«Acto seguido se organizó el cortejo en esta forma: Rompía la marcha la banda municipal de esta Ciudad, detrás los cuatros maceros del Ayuntamiento, de gala y montados a caballos; seguidamente, el Iltmo. Señor Obispo montado en una mula, dándole escolta montados a caballo los concejales de este Ayuntamiento

Obispo Goldáraz en San Antón
Antonio Ballester Vidal

«Detrás en carruaje, el diputado por este distrito, Sr Ruiz Valarino, el Alcalde accidental y varios Concejales en carruaje; y una multitud enorme de gente que aclamaba al nuevo prelado; a lo cual contestaba el obispo con bendiciones.»

Obispo Goldáraz en San Antón
Antonio Ballester Vidal

San Antonio Abad y los antonianos.

Dice el deán que, en enero de 1728, surgieron las primeras pendencias y discusiones entre los mayordomos de San Antón; y que el Cabildo designó al canónigo Juan Timor (el que tiene la calle frente a la plaza de la Anunciación) para que pusiera orden; siendo este el primer nombramiento oficial de un canónigo con carácter de comisario.

San Antonio Abad.
Luis Tristán, siglo XVII.
Enlace Museo del Prado.

En 8 de marzo del año del Señor de 1734, el canónigo Maestre leyó al Cabildo un memorial del Abad del convento de San Antonio Abad de Valencia, solicitando permiso para fundar una cocina de su orden en la ermita de San Antón de Orihuela.

La orden de San Antonio Abad, instalada extramuros de la ciudad desde el siglo XIV, era muy popular entre los valencianos. Su condición de hospitalarios los hacía óptimos para regentar un establecimiento en el camino de Orihuela; cuidando al mismo tiempo de la ermita. Pero si hacemos caso a Montesinos, el Cabildo se resistió cuanto pudo a la ocupación.

«8 de Enero de 1735; Decreverunt: Que cometan a los Señores Chambre y Arcediano, y que vean cómo componer el que los Religiosos de San Antonio Abad, no se entrometan ni ocupen la Hermita de esta Ciudad.»

Añade el famoso cronista, que los padres de Valencia tuvieron que entrar en litigio y que el obispo, amante de la paz y opuesto a pleitos, les amparó en la posesión de la ermita. López Maymón zanja el tema de la forma más sencilla, afirmando que el Cabildo consultó con el obispo José Flores Osorio (1728-1738), y la respuesta fue favorable.

Sea como fuere, en 1736, los Padres Antonianos de Valencia montaron uno de sus establecimientos en la casa contigua a la ermita, a cosa de medio cuarto de legua de Oriola, en las faldas del monte Oriolet. Joseph Montesinos les dedica un capítulo que «refiere en él la ilustre fundación del Heremitorio Hospicio de San Antonio Abad, de Religiosos Hospitalarios del Fuego-Sacro, que magestuoso resplandecía extramuros de Orihuela.»

Armas de los padres de San Antonio Abad. Compendio Histórico Oriolano Tomo 7 cap. 1.
Joseph Montesinos.

El citado capítulo es muy extenso; pero como es habitual en Montesinos, hay que escarbar mucha paja para obtener algún dato sustancioso. Por desgracia, y a decir de López Maymón, hay poca información documental de su estancia en Orihuela.

La Orden de los Hermanos Hospitalarios de San Antonio, también conocidos como Antonianos, se fundó en la Edad Media para cuidar a los que sufrían el llamado “fuego sacro”.

Las tentaciones de San Antonio Abad.
El Bosco. 1510 – 1515. 
Enlace Museo del Prado.

El también llamado “fuego de San Antonio” producía fiebres muy altas, alucinaciones, epilepsia y necrosis de las extremidades. Esta enfermedad solía atacar a los pobres que comían pan elaborado con harina de centeno almacenado en malas condiciones y contaminado con un hongo llamado cornezuelo. Los síntomas se asociaron a las alucinaciones que sufrió el santo cuando era tentado por el demonio en el desierto.

San Antonio Abad se representa habitualmente como un anciano barbudo con un cerdo a los pies. El significado del animal que le acompaña se ha tergiversado con el paso del tiempo. Considerado animal impuro por las tres religiones monoteístas, un cerdo a los pies del santo representaba su triunfo sobre la impureza y sobre la carne.

Indultado por los cristianos, el cerdo terminó siendo el animal que se mataba públicamente en una sangrienta fiesta a la que se invitaba a todos los vecinos para demostrarles (a ellos y al inquisidor de turno) que en la familia no habían moros ni judíos.

San Antonio Abad.
Joan Reixach, 1450-1460.
Enlace Museo del Prado.

Pero no cambiemos de tema. Fundada la orden de los Antonianos, la Tau, el cerdo, los Evangelios, el fuego y las campanillas quedaron fijados como símbolos de Antonio Abad, el santo sanador y protector del ganado.

Instalados en el camino de Santiago, la hermandad hospitalaria ganó fama entre los enfermos del «fuego sacro o de San Antón», que acudían en peregrinación obteniendo gran porcentaje de curas.

Exceptuando los casos graves, en los que los antonianos amputaban los miembros necrosados, la explicación del prodigio es bastante sencilla: después de la larga caminata depuradora sin probar harina contaminada, el enfermo peregrino recibía una alimentación sana, buen pan, vino y alguna carne de cerdo. Caminata de vuelta y a casa como una rosa.

Ruinas del Monasterio de San Antonio Abad. Castrojeriz. Ruta Jacobea.

Según López Maymón, no hay constancia de la fecha exacta de su llegada a Orihuela; pero a principios de 1737 el cabildo certificó tener ocupada la ermita y su territorio por la comunidad religiosa de frailes legos o ermitaños de San Antonio Abad. Y en octubre de ese mismo año se concretó la escritura con el abad de Valencia.

Montesinos es más preciso, situando la llegada el 7 de diciembre de 1736. En dicho día, llegaron de Valencia tres frailes ejemplares de conocido celo y virtud religiosa, tomando posesión del eremitorio y hospicio con las advocaciones de San Antonio Abad y Santa Bárbara, Virgen y Mártir (no sé si tendrá relación con la vecina fábrica de tratamiento de salitre para la obtención de pólvora).

A esta reducida plantilla se unieron tres religiosos legos y un cura encargado de confesar y predicar. Instalados los antonianos en su nuevo hospicio, ampliaron la obra. He hecho un resumen con la larga descripción de Montesinos, excluyendo la iglesia con todas sus alhajas y ornamentos.

Tentaciones de San Antonio Abad.
David Teniers, 1647. 

Enlace Museo del Prado.

El eremitorio y hospicio de San Antonio Abad, estaba en el Paseo de las Alamedas de San Antón; o de la fuentes blandas, «llamadas así por la benignidad de sus pocas aguas frías en verano, y calientes en el invierno, en tanto grado, que arrojan de sí humo espeso”. Alrededor de la ermita sólo habían plantaciones, el salitre antes mencionado y las pocas casas que llamaban el Nuevo Barrio de San Antón.

Para acceder a la ermita se subía a una plazuela de sesenta y ocho palmos, a través de doce escalones de piedra negra jabalina. En dicha plazuela, adornada con palmeras, se encontraba el Hospicio a la izquierda y la Iglesia a la derecha, en su mismo piso. Y se subía a la portería por seis escalones de piedra negra.

Tau en la ermita de San Antón.
Manuel Rodríguez.

Todo el frontis exterior era muy blanco y hermoso, con un primoroso «relax de Sol». La portería era aseada, con sus poyos y dos magníficos aljibes que, una vez llenos, podían abastecer la casa por dos años. Contaban con sala de profundis, refectorio, cocina, despensa, balcón de hierro, alcobas, salas de estudio, granero y bodega.  Más un parador con cuadras, caballerizas, gallinero, palomar, cochineras y conejeras.

El deán solo añade que las relaciones entre frailes y canónigos fueron cordiales y que en abril de 1752, el superior se llamaba Fray José Berenguer, personaje dibujado por Montesinos en su obra.

Ermita de San Antón Orihuela.
Manuel Rodríguez.

Entre las limosnas en especie que buscaban la protección del santo, una de las más rentables para los antonianos eran los cerditos. Donados por los fieles, les cortaban el rabo, las orejas, y les colgaban una campanilla al cuello para ser fácilmente identificados. Convertidos de esta guisa en «cerdos de San Antón», los soltaban para que la Providencia (léase los sufridos vecinos) se encargase de su alimentación.

Una vez engordados podían venderlos, sacrificarlos para obtener la carne, o la opción más rentable: sortearlos el día de la fiesta.

Para el comedido Montesinos, muy respetuoso en el tratamiento a los religiosos, los frailes valencianos abusaban de la buena fe de los vecinos de San Antón, recaudando muchas limosnas en el barrio oriolano que acababan en las arcas de «la casa grande de San Antonio», en Valencia.

«Se sorteaba a las seis de la tarde un “serdo gordo y grande”, del valor de unos 25 o 30 pesos; del que sacarían sobre 200 (…) Los cerdos que ellos llamaban de San Antón, llevaban cortadas las orejas y el rabo por divisa; en esto tenían una ganancia soberbia, pues los criaban sin costarles un maravedí, a costa de los innumerables daños que causaban en las haciendas de los vecinos; y porque eran de los frailes, habían de callar. Lo cierto es que era una de las mayores estafas que se han visto en estos tiempos.»

Dibujo de Joseph Montesinos.

Siendo obispo Joseph Tormo, tras casi medio siglo en Orihuela, los antonianos dejaron la ermita y la casa de San Antón. Su orden quedó extinguida por bula papal de Pío VI, el 24 de agosto de 1787, a instancias del rey Carlos III.

«Deberán reunirse en pocas casas los Sacerdotes en forma de Comunidad bajo la autoridad del Ordinario con la facultad de hacer tránsito a otra Orden el que quisiere, quedando los Legos en plena libertad de tomar el estado conveniente; acudiendo a dichos religiosos en estas comunidades reunidas con el vestido, sustento y demás necesario, cumpliendo los Sacerdotes las cargas de las fundaciones mientras permanecen en las casas como sacerdotes seculares, sin otra insignias externa de su Orden…»

El establecimiento volvió a manos del Cabildo; y el santero o ermitaño, a la casa contigua. Como recuerdo, quedó el curioso sistema de financiación de los antonianos, antecedente de la famosa rifa que, según López Maymón, se viene celebrando en beneficio de la ermita desde 1840 hasta hoy.

A principios de 1792, ya de vuelta a su función de simple ermita, el Cabildo detectó algunas deficiencias en la administración de las limosnas por parte del santero; y creó el nuevo oficio de superintendente; un canónigo elegido para inspeccionar, administrar y cuidar todo lo referente a la ermita de San Antonio Abad.

Ermita de San Antón. Orihuela
Fotografía Francisco Luis Galiano Moreno

El propio Cabildo se preocupó de mantenerla con decencia, costeando algunas reparaciones; como la que tuvo lugar en 1793 por importe de 46 libras y 4 sueldos. También se encargaron de que a los vecinos no les faltase la misa todos los domingos y días festivos.

La última noticia aportada por el deán referente al siglo XVIII es el nombramiento del capellán de la ermita en 1797: el religioso Fray Vicente Sancho.

El fuerte de San Fernando y la Q.B.

Plano de Orihuela, 1811.
Ampliación Batería de San Fernando.

En los diferentes planos confeccionados durante la Guerra de la Independencia a principios del siglo XIX, se nombra de diferentes formas un mismo baluarte: “Batería de Fernando VII”, “Batería de San Fernando y finca de parapeto que apoya en la montaña”, “Batería avanzada en la punta de la saeta para defender las avenidas del Camino de Valencia y el de Callosa”.

También se menciona otra muy cercana, en el “Palomaret”, dominándola en altura. Es la que está en la peña, sobre el patio de Santo Domingo, con un Sagrado Corazón en la actualidad.

En el «Plan de Fortificación de la Ciudad de Orihuela y su Castillo», de 1811, obra de Antonio Benavides, brigadier del III Ejército acuartelado en Orihuela, se detalla la cortina defensiva entre San Fernando y la Sierra; protegiendo la posible retirada de San Antón y ofendiendo más de cerca al enemigo si intentaba pasar por los puestos del Oriolet. Tanto preparativo no sirvió de nada. Los franceses se marcharon sin que la guerra llegase a Orihuela.

Colección Javier Sánchez Portas.

En el verano de 1848, casi cuatro décadas después de su construcción, el Ayuntamiento estudiaba la forma de conservar la Batería o Fuerte de San Fernando; próxima al paraje de San Antón, en la barrera del Colegio. Pretendían evitar la lenta demolición que estaba sufriendo utilizada como estercolero.

Los munícipes tuvieron en cuenta los muchos gastos que podría ocasionar su reparación, dado el estado en que se encontraba. Pero deseaban conservarlo como “memoria del entusiasmo de este Pueblo en la Guerra de la Independencia, cuando se construyó”. Picados en el amor patrio, acordaron poner todos los medios necesarios para su reparación; ya fuese por cuenta del común, o cediéndola a cualquier propietario que se comprometiese a rehabilitar el histórico edificio. Un brindis al sol.

En la primera mitad del siglo XIX, el palmeral seguía ocupado por varias fincas dedicadas a la explotación agrícola y a la industria del cáñamo. Dos siglos después, las balsas de cocer seguían molestando a la población.

Para obtener la fibra, el cáñamo necesitaba “fermentar” sumergido en agua. Las balsas se llenaban por la mitad; y para evitar que flotase la planta, colocaban encima pesadas piedras. El agua estancada seguía siendo foco de mosquitos y enfermedades.

El Ayuntamiento prohibió primero la cocción en balsas durante los meses de verano. También exigió que los vertidos de su vaciado no acabasen en los acueductos de los que se tomaba agua para beber.

 Balsa de cocer cáñamo.
Archivo José A. Latorre.

En agosto de 1848, se estudió la posibilidad de comprar las balsas por:

“Los perjuicios que ocasionan a la salud pública y los grandes beneficios que resultarían al vecindario (inutilizadas), aprovechando las aguas en baños a que por su virtudes pueden ser aplicables, formar un lavadero bastante capaz y cómodo para todas las estaciones y por ultimo distribuyendolas en el riego de las tierras del partido del Escorratel que tan escasa se halla por la altura, pudiendo enajenarse su dotación entre los dueños de aquellas y lo cual rendiría necesariamente recursos suficientes para reintegrar los desembolsos que ocasione su adquisición y aumentando anualmente los fondos comunes.

En febrero de 1854, el Fuerte de San Fernando estaba completamente arruinado y las aguas de su foso estaban estancadas con riesgo de corromperse. Como suele pasar en este pueblo, seis años después de prometer su restauración a toda costa, el edificio estaba en estado terminal.

En el verano de 1859, el flamante obispo Pedro María Cubero, decidió construir a sus propias expensas unos lavaderos públicos situados en terreno de aprovechamiento común, en el Barrio de San Antón.

Pedro María Cubero y López de Padilla
(Doña Mencía, 1810-Orihuela, 1881)
Obispo de Orihuela

«Al haberse ausentado muchas personas acomodadas por temor del cólera morbo que nos aflige… Que para remediar este mal y deseoso de la mejora material de esta Ciudad había creído conveniente construir a sus propias expensas una fábrica que cubra los lavaderos públicos situados en terreno de aprovechamiento común en el Barrio de S. Antón».

Al año siguiente, apoyado por los regantes del Escorratel, compró tierras y seis balsas de maceración para ser destruidas; utilizando las aguas para riegos, lavaderos y baños. La finca, una de las que componían el palmeral pasó a llamarse La QB (de Cubero). Nombre rotulado en la fachada de su famosa casa de labor construida en la década de 1860.

La Q. B.
Archivo Pedro de Vicente

En 1868, el prelado ofreció mejorar y ensanchar la zona de acceso cediendo terreno junto al lavadero. El maestro municipal, Manuel García, acompañado de la comisión de Ornato, marcó la línea de casas existentes en la parte opuesta, dejando una calle de nueve metros con ochenta centímetros para facilitar el tránsito, aún en días de gran concurrencia.

La Q. B.
Archivo Pedro de Vicente

En cuanto al fuerte, el Ayuntamiento adoptó la solución de siempre: sin fondos para la reconstrucción, aprobaron demolerlo y utilizar sus escombros para rellenar el foso; dejando la explanada que antiguamente había. Los escombros restantes, pagarían los gastos de demolición.

La Q. B.
Colección Celia Senén.

Por motivos que desconozco el acuerdo no se llevó a cabo; pues a comienzos de 1873, Atanasio García Cubero, sobrino del obispo, se quejaba del espolón que formaba el baluarte, obstruyendo el paso en el camino a la ermita de San Antón. Solicitaba demolerlo, visto su mal estado, y utilizar la piedra obtenida (seguramente para mejorar el edificio de la Q.B.).

En 1880 el Fuerte de San Fernando, contiguo a la pared del huerto de los dominicos, fue demolido. El obispo Cubero falleció un año después, quedando la propiedad de la Q.B. en manos de su sobrino, Atanasio García Cubero, quien ya la administraba anteriormente.

La Q. B.
Archivo Pedro de Vicente

En cuanto a los terrenos resultantes del derribo del fuerte, pasaron a una nueva sociedad, formalizada en 1893 con el nombre de “La Luz”. Era el emplazamiento que buscaban para instalar sus generadores, alimentados por combustible. Atanasio, alcalde por esas fechas, apalabró el solar por 7000 pesetas con el presidente de la mercantil, Diego Roca de Togores.

Huerto del Colegio de Santo Domingo.
Al fondo la Fábrica de la Luz.
J. David photography, París. (1.901).
Colección Jesús R. Tejuelo.

En abril de 1894, las notas municipales dejan constancia de que la fábrica de la luz estaba ya instalada en el sitio de la Batería de San Fernando, en San Antón. Cumplida esta función, fue donado gratuitamente al Ayuntamiento en noviembre de 1927, por la sociedad Eléctrica Wandosell. Para saber más de la fábrica de la luz, pinchad la siguiente imagen.

Fábrica de insecticidas Q.I.S.A.
Enlace al artículo

La primera intención municipal, fue convertirlo en Cuartel de la Guardia Civil; pero no hubo fondos. Acabada la Guerra Civil, pasó por las manos de las monjas dominicas en una permuta municipal. Luego se convirtió en la fábrica de insecticidas QUISA (Química Insecticida Sociedad Anónima).

Su última función, mucho más lúdica, fue albergar la discoteca “Momentos” tras una profunda reforma. Demolida en los años noventa, el terreno fue absorbido por el vecino colegio en una polémica cesión municipal.

En cuanto a la finca de Cubero, con su impresionante edificio historicista, en el verano de 1898 se anunciaba como baños públicos en la prensa local:

«Nuestro respetable amigo y suscriptor D. Atanasio García Cubero, ha instalado en su finca, la Q B, situada frente a la fábrica de la luz eléctrica, un establecimiento balneario que reúne inmejorables condiciones, según verán nuestros lectores en el anuncio.»

«BAÑOS DE LA Q B. Quedarán abiertos al público desde el día 1° de julio del presente año 1898 en la finca «La Q. B.» con las aguas alumbradas por el renombrado médico D. Carlos Bianchi, en el rincón de San Antón, a los precios siguientes:

Un baño en balsa de familia y pequeña, 0,75 cénts; por abono de nueve, 6 pesetas. Un baño y ducha 1’25; por abono de nueve 10 pesetas. Los baños medicinales pagarán además lo que cuesten los ingredientes que se empleen. No se darán ninguna clase de ducha ni prepararán baños medicinales sin previa autorización de un facultativo. Los baños estarán abiertos desde la salida del sol hasta las diez de la noche. No se dará ningún baño sin la entrega del billete, que se expenderán Hostales 30 y en la finca «La Q. B.». El establecimiento pondrá carruaje a domicilio a 0’25 cénts., por asiento, ida y vuelta.»

La Q. B.
Archivo Pedro de Vicente
La Q. B.
Colección Javier Sánchez Portas.

También albergó una fábrica de cáñamo como podemos comprobar en el siguiente anuncio. Después de la Guerra Civil, la Q.B. pertenecía a Carolina García Murphy, hija de Atanasio.

Gracias a la escritura sabemos que la Q. B. estaba compuesta por treinta y seis tahúllas de tierra en blanco «aguirnaldadas» con palmeras. Con casa, cuadra, balsa de cocer cáñamo, noria, casilla, salón dedicado al baño y un lavadero, que por aquellas fechas ya estaba semirruinoso.

Contaba con riego del Azarbe de las Fuentes, por medio de acenia y aprovechamiento del agua que nacía de un manantial situado en media tahúlla que lindaba con la sierra, en el camino de San Antón, cerca de la tapia del colegio que fue convento de dominicos.

La Q. B.
Archivo Pedro de Vicente

Demolido el edificio y convertido el solar en plaza de la QB, en marzo de 1987 se colocó un busto fundido en bronce conmemorando el 45 aniversario de la muerte de Miguel Hernández.

Archivo La Verdad

Dos apuntes más del siglo XIX: En 1878, el Ayuntamiento estudiaba plantar una alameda en San Antón, buscando el sitio más adecuado para llevarla a cabo y poder hacer en ella el mercado de ganado.

En septiembre de 1890, una sociedad murciana adquirió el molino de vapor sito en el paseo de San Antón. Comenzaron moliendo pimentón; pero la sociedad, dotada de gran capital como sucursal de una fábrica establecida en Murcia, se proponía surtir de harinas a toda Orihuela y a los pueblos de la Vega. José Luciano Botá, en representación de León Marín Baldó (vecino de Murcia) solicitó construir en terreno de su propiedad, junto al citado molino, un pabellón adosado de planta baja y un piso; con fachada lateral en dirección al muro de cerramiento del huerto de Santo  Domingo.

El Balneario de San Antón.

Grabado del balneario en todo su esplendor.

El Diario de Murcia. 25 de julio 1901: Los baños de San Antón, / merced a sus propietarios, / ¡qué saludables que son! / Baños más extraordinarios, / no los hay, ni en el Cantón. / Su agua de color verdoso / semejante a la del mar, / cura el estado morboso / y la secreción biliar, /de un modo maravilloso. / También cura el herpetismo, / dispepsia, catarro crónico, / la diarrea, el reumatismo / y hasta el baile de San Mónico / o San Vito, que es lo mismo.

Para poder formarse una idea concreta de la virtud que poseen estas aguas, con aplicación a la acción terapéutica, basta leer el resultado del análisis practicado por los famosos químicos Sres. D. Manuel Ríos de la Pedraja y D. José María Sarget, los cuales clasifican dichas aguas, de acidulo-salinas, conteniendo en alto grado, sulfatos de cal, sosa y magnesia, carbonato de cal y ácido carbónico, cuyas sales, van disueltas en las aguas, sin alterar su limpidez y diafanidad, a beneficio del exceso de dicho ácido carbónico; pudiendo comprobarse su existencia por medio de la evaporación en vasijas en las que quedan por precipitación, grandes depósitos de dichas sales.

Los propietarios del establecimiento balneario a que nos referimos, no han omitido por su parte gasto ni sacrificio alguno para llegar a conseguir, como hoy lo han hecho, que aquel, resulte uno de los mejores en su clase digno de ser visitado por cuantas personas apetezcan comodidad, aseo y limpieza, sí que también por aquellas que padezcan cualquiera afección de la piel aun de las más rebeldes a todo tratamiento médico.

La tarita de precios vigente en el balneario, no puede ser más accesible y económica para todas las clases de la sociedad. Se facilita a los bañistas, carruajes propiedad de los dueños de los baños, para ir a todas las horas del día.

Diario Orcelitano
Julio de 1904

«Al salir de Orihuela por la antigua puerta de Santo Domingo, dejando a la izquierda el monumental edificio que fue Universidad, se entra, doblando a la izquierda, en la carretera, de Alicante, que bordea en unos doscientos metros el antiguo fuerte de San Fernando, a cuyo final, girando otra vez a la izquierda, por delante de la fábrica de electricidad «La Luz», se llega a la calle única de la barriada de San Antón, doblada en ángulo recto, cuyo vértice mira al Suroeste, y cuyos lados, el más corto es de 70 metros y el más largo de unos doscientos metros hasta la ermita de San Antón, se extienden por delante y a unos 6 u 8 metros de la sierra del Castillo, levantándose entre ésta y este lado del ángulo que forma la calle, principal y como al medio de la misma, el edificio de los Baños de San Antón, con una distancia total de Orihuela de 350 metros».

«Esta situación tan ventajosa del rico venero de las aguas minero-medicinales proporciona al establecimiento fresca y amplia sombra que le da la sierra del castillo, situada a su espalda, desde las primeras horas de la tarde en el estío, estación en la que casi siempre reina la suave brisa del Levante. Por estas razones el camino de los baños conviértese en paseo todas las tardes, por resultar un agradable sitio de recreo el «Balneario» separado de la carretera de Alicante por extensos bosques de palmeras».

Palmeral y baños de San Antón.
Clisé de Pablo Correu y Cama
Gentileza de Esteban Sanmartín Alonso

El texto anterior es obra del médico y escritor Justo Lafuente Esquer. Forma parte de un lujoso panfleto publicitario del balneario de San Antón, un establecimiento que revolucionó el barrio durante varios años.

Al mismo tiempo que Atanasio García abría los baños de la Q. B., los hermanos Antonio y Alberto Iborra Martínez proyectaban algo más ambicioso: un auténtico y moderno balneario de aguas medicinales.

La primera noticia de carácter municipal data del verano de 1899, cuando solicitaron al Ayuntamiento utilizar unos terrenos del común en San Antón, junto a los Baños de Hombres. Pretendían plantar unos eucaliptos a dos metros de la fachada.

«Lindando con el edificio que han construido en la Barriada de S. Antón para balneario, existe un trozo de terreno de unos setenta metros de largo por doce de ancho, al parecer, perteneciente al común de los vecinos (…) en cuyos terrenos se depositan inmundicias y materias orgánicas en descomposición que producen malos olores de que se resienta la salud pública, ofreciendo además a la vista del espectador un aspecto repugnante; y con el objeto de hacer desaparecer aquel foco de infección y hermosear en lo posible tan ameno sitio y a fin de evitar que en lo sucesivo se depositen aquellas inmundicias solicitan de la Exma. Corporación se sirva concederles a perpetuidad el mencionado trozo de terreno para llevar a efecto la mejora  que tratan de realizar en aquel sitio.»

La comisión de ornato recomendó la cesión. Consideraban la obra digna de elogio. En su informe explican que los hermanos Iborra quieren hacer un muro para cercar el terreno solicitado y convertirlo en un paseo dotado de eucaliptos y otros árboles,«para solaz y esparcimiento del público en general y de los bañistas en particular.» En la transformación de la parcela eliminaron también dos pequeñas balsas para curtir pieles.

Como ya he dicho, el proyecto era más ambicioso que unos simples baños. El concepto balneario era una notable innovación con fines curativos y profilácticos. El avance de los análisis químicos en el siglo XIX permitía conocer la composición de las aguas y, según sus características, recomendarlas para los problemas respiratorios, reumatismos, molestias gastrointestinales, enfermedades venéreas, afecciones de la piel…

«El Oriol», mayo de 1900: «Adelantan los trabajos que los hermanos Sres. Iborra están haciendo en el balneario de San Antón. Consisten estos en una amplia galería que de acceso a un baño-piscina para señoras. Es de aplaudir el empeño en que por servir a su numerosa clientela, muestran dichos señores. Mucha suerte.»

Para ayudar en el proyecto de mejora del barrio, el Ayuntamiento enviaba las ruinas de los derribos que se producían en la ciudad al camino de San Antón; pasando posteriormente «el rulo municipal». A los vecinos les pareció muy bien esta disposición; pero pidieron que la ruina no cayese dentro de sus propiedades, linderas con el camino, pues les causaba graves daños.

El Palmeral de Orihuela

«El Oriol, agosto de 1900: «El balneario de San Antón se ve cada vez más concurrido y los triunfos de sus aguas en las afecciones de la piel y reumatismos son cada día más patentes. Enhorabuena a los propietarios, Sres. Iborra Hermanos.»

«La Comarca», agosto de 1903: «Cada día aumenta el número de bañistas que acuden a probar los beneficios de las salutíferas aguas del balneario de San Antón. Dada la proximidad de dicho establecimiento, y de lo agradable que por aquellos sitios se hace un paseo, éste sigue concurridísimo por las tardes. De los pueblos cercanos acuden sin número de carruajes conduciendo bañistas.»

El balneario como tratamiento médico dio paso al baño como práctica de ocio en verano por puro placer. Los Iborra jugaban con los dos palos; aunque el asunto medicinal siempre fue el principal aliciente. Estas noticias publicitarias son todas de de 1904:

«Los Sres. Iborra han instalado tinas especiales destinadas únicamente para los señores que quieran bañarse por recreo, estando aparte las que utilizan los enfermos. Esta medida ha de resultarles muy beneficiosa.»

Las «tinas» del Balneario.
Colección Javier Sánchez Portas

«Nuestros estimados amigos los señores Iborra, dueños del balneario de San Antón, no omiten gasto ni sacrificio de ninguna clase para dar todo género de facilidades y beneficios al público que favorece diariamente su bien montado establecimiento. Dichas ventajas consisten en la rebaja que han hecho en la tarifa de precios de los baños de pila, ducha, balsa y demás servicios, lo cual hará que aumente el número de bañistas.»

«Desde el día 1º del presente mes de abril se halla abierto al público el establecimiento balneario de S. Antón de los señores Iborra hermanos. En el poco tiempo que se hallan funcionando en esta temporada estos baños, ya han realizado sus aguas tres curas maravillosas. Tres pacientes que sufrían enfermedades secretas y a los que prescribieron las antedichas aguas los facultativos D. Pedro Villalba, de Murcia, y D. Francisco Giménez, de Santomera, han marchado a sus respectivos pueblos completamente buenos.»

San Antón se había puesto de moda y la prensa no paraba de elogiar y publicitar el balneario como si se tratase de un fenómeno internacional.

«Indolentemente reclinado sobre la falda de la sierra en la que asoman sus negras bocas abandonadas minas, hállase el establecimiento balneario de aguas medicinales de S. Antón. La Naturaleza, parece que colocó expresamente en aquel sitió pintoresco, el manantial de agua curativa, para que los pacientes a la vez que con ellas encuentran la salud del cuerpo, recreen la vista con las delicias del paisaje y absortos en su contemplación, olviden por un momento sus dolores.»

El Palmeral desde el Balneario.
Colección Javier Sánchez Portas
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«Enfrente del establecimiento y al otro lado de la carretera que hay junto a la puerta, se extiende un espeso palmeral cercado. Los vientos suaves imprimen movimientos ondulantes y voluptuosos a las verdes palmas. A la izquierda y sobre una eminencia breve y respaldada por la sierra, levántase la pequeña pero blanca ermita de S. Antón.»

«A la derecha, la prolongación de la carretera que a la ciudad conduce orillada de modestas casitas y al extremo de ellas, el edificio fábrica de luz eléctrica con su chimenea en cuya boca asoma negro penacho de humo, en la hora de encender las enormes calderas. A la espalda, la montaña que semeja ciclópea pantalla que mitiga los ardores del sol de julio. A la puerta del balneario, numerosos agüistas de ambos sexos, charlan de todo, en tanto esperan se desocupe la marmórea pila en donde han de bañarse, o la ducha, o el vaporario, que han de utilizar.»

«Y este grupo, a medida que la tarde va declinando, aumenta con nuevos bañistas que llegan en numerosos carruajes o a pie, polvorientos y sudorosos, con la piel lustrosa por la transpiración, pero que al breve rato salen de los espaciosos cuartos donde se dan la ablución cotidiana, remozados, confortados y refrescados.»

«Como la nombrada curativa de aquellas aguas ha corrido en alas de la fama en vertiginosa carrera, toda la península Ibérica, y el extranjero, no es extraño, escuchar pronunciación catalana, gallega, andaluza, vascongada, valenciana etc.»

«Entre los que frecuentan el establecimiento sí que también se oye alguno que otro extranjero que chapurrea nuestro idioma para expresar en él sus ideas, y es de notar, que cuantos visitan esos baños, y toman sus aguas, a los pocos días se deshacen en elogios de sus propiedades medicinales y de la rapidez con que sienten aliviarse sus dolencias los que las sufren. Dice el refrán, que cada uno habla de la feria, según le va en ella, pero a los que toman las aguas de los baños de San Antón, a todos les va bien, y bien hablan de ellos cuantos la prueban.»

«Como que además de la virtud de curar, la temperatura del agua de los baños de los señores Iborra hermanos, tal y como sale del abundante manantial, es agradabilísima en la actual estación, son numerosísimas las personas que concurren a tomar baños de placer y en este concepto, aún resulta más agradable el estar en aquel ameno lugar, porque los encantos de la naturaleza, son realzados y en no pocas ocasiones eclipsados por la belleza de nuestras paisanas.»

«Los baños de San Antón, serán con el tiempo a no dudarlo, (y ya empiezan a serlo) un elemento de riqueza para Orihuela; por eso los oriolanos debemos de mirarlos con atención y cariño y procurar en cuanto sea posible y esté de nuestra parte ayudar a sus propietarios, para que los constantes sacrificios que realizan no sean (que no lo serán) infructuosos y pueda esta ciudad llegar a ser una estación balnearia, como las más importantes de España, ya que para ello se cuenta con los necesarios elementos.»

Baños de San Antón

En poco tiempo, el balneario de San Antón estaba consiguiendo en el barrio, un efecto parecido al que en su tiempo produjo la ermita. Así lo afirma el siguiente artículo, además de proporcionarnos una descripción de las instalaciones :

«Recordamos lo que era hace pocos años la barriada de San Antón: unas cuantas casas feas, de paredes derruidas, oscuras, estrechas, insalubres, donde se albergaban pobres gentes, desafiando toda clase de enfermedades. Después, en una de aquellas casas, junto a la falda de la montaña, se descubrió un manantial; se formó una balsa, cuyo primer poseedor la destinó a baños.»

«El agua brotaba de los peñascos en abundancia, clara, fresca, convidando en los calurosos días del estío a disfrutar de ellas, mitigando las molestias que nos causa la temperatura en la presente época, pero nada más.  ¿Quién había de decir que dichas aguas llevaban en sus componentes la salud, además, para muchos que buscan el remedio a sus males?  Y así pasó el tiempo: todos los años acudían allí las gentes, que no pueden permitirse otros lujos, y por una insignificante remuneración al dueño, entraban en la destartalada y viejísima casa, donde se refrescaban en la estrecha balsa.»

«El edificio lo formaban cinco piezas reducidísimas: una salita de descanso rodeada de puertecillas, que conducían a las tinas; a la izquierda de la entrada otra puertecilla donde se veía la herrumbrosa bomba, de que se valían para extraer el agua de la balsa general y llevarla a los aparatos de calefacción y de allí a las tinas; después la balsa o manantial resguardado por una baranda de hierro pintado de encarnado y como final, al fondo, un pasadizo con media docena de cuartos para desnudarse.»

«Esto era antes el hoy balneario de San Antón. Se notó al principio que muchos bañistas de los que tomaban por recreo aquellas aguas y que bien padecían del estómago y del bazo, úlceras varicosas y tórpidas etc. etc. notaban extraordinario y notable alivio en sus padecimientos a los pocos días de estar yendo allí. Mas luego se realizaron curas asombrosas en enfermedades de las vías urinarias, venéreas y sífilis.»

«La ciencia comprobó después por medio de detenido análisis, la virtud medicinal de aquellas aguas. Hoy aquella barriada se ha transformado. Los antiguos y modestísimos baños son un balneario con todas las exigencias, con todas las comodidades modernas que puedan encontrarse en los más renombrados de España.  Hermosa y espaciosísima balsa para baños de recreo, pilas de mármol para enfermos y para los que no estándolo quieran bañarse en agua templada, vaporarios, sala de duchas, pulverizadores, etc.»

«El paisaje donde está situado el edificio, ofrece agradable perspectiva. Se levanta en la falda oriental del monte, en cuya cumbre se conservan las ruinas del antiguo castillo romano, guardián de la vieja Orihuela.»

«La puerta del balneario está sombreada por una fila de árboles, que se extienden gran trecho, y al frente, el palmeral, hermoso bosque de palmeras. Puede irse allí sólo por disfrutar del panorama sentado a la puerta, así, a la caída de la tarde, cuando corre la brisa deliciosa embalsamada por los tomillos y florecillas del monte.»

«El balneario de San Antón tiene ya conseguida su fama: pero aún necesita más, necesita que nadie ignore, que sus aguas son extraordinariamente medicinales. Yo por mi parte, pienso nadar allí, sin calabazas.»

La cima del éxito y la fama internacional llegó en 1906 :

«Una importante casa francesa, la de Mr. Benoit, ha tomado en arriendo, por tres años, a los Sres. Iborra Hermanos, el balneario situado extramuros de esta población. Las aguas medicinales de dichos baños, son ya muy conocidas por su virtud contra las enfermedades venéreas y de la piel. Mr. Benoit piensa introducir en el Balneario de San Antón, importantísimas reformas: y hacer al mismo tiempo una propaganda activísima de dichas aguas. Orihuela está de enhorabuena.»

Balneario y manantial de San Antón.
Etiqueta destinada a Francia y Argelia.
Impreso por Pichot (París).

«Se ha presentado en el Gobierno civil de esta provincia una instancia suscrita por don Antonio y D. Alberto Iborra Martínez, solicitando obtener la declaración de utilidad pública de las aguas medicinales del balneario de San Antón, pidiendo también permiso para vender dicha agua embotellada.»

«El Gobierno acaba de reconocer por medio de una real orden la utilidad pública de estas aguas por sus asombrosas virtudes curativas. Orihuela pues cuenta con un balneario que no tardará mucho en proporcionar pingües ganancias a la industria y al comercio orcelitanos.»

“Se ha recibido en esta ciudad una expedición de 10.000 botellas, que serán llenadas inmediatamente de agua del balneario de S. Antón para remitirlas a las principales ciudades del extranjero. Figura en las etiquetas un grabado del delicioso paisaje donde se asienta el edificio del balneario, bajo el rótulo de «Orihuela, aguas mercuriales, únicas en el mundo». La concurrencia de bañistas forasteros es cada vez mayor y el crédito de tan portentosas aguas medicinales comienza a extenderse por toda Europa, con lo cual Orihuela gana mucho”.

«Los baños de San Antón situados extramuros de esta ciudad, acaban de ser declarados de utilidad pública por medio de una real orden. La noticia, como hijos de Orihuela que somos, nos complace mucho. Aquellos baños mal encerrados en un viejo y ruinoso casetón antes, se han convertido ahora en hermoso y bien servido balneario, adorno de aquel sitio amenísimo. La constancia y los desvelos de los hermanos Iborra han tenido su recompensa. Orihuela, dotada, de un clima delicioso y de una vega fecundísima, cuenta con una riqueza más para repartir entre los humildes laboriosos.»

En 1907 se reconocían unánimemente el trabajo de los hermanos Iborra, que habían convertido los antiguos baños de San Antón en un excelente balneario a la altura de los más renombrados de España. Como prueba de la categoría del barrio, en febrero de ese mismo año, el Ayuntamiento aprobó que en el llamado “Barrio de San Antón”, desde la fábrica de la luz eléctrica hasta a la ermita del santo, se titulase calle de San Antonio Abad.

Si antes he comparado la función regeneradora del balneario con la de la ermita en otro tiempo, las facultades curativas de sus aguas, a decir de los periódicos y los científicos de la época, tampoco tenían nada que envidiar al pan bendito del propio San Antonio Abad. Leed si no este increíble artículo publicado en mayo de 1911:

«EL BALNEARIO DE SAN ANTÓN. A pocos pasos de la hermosa ciudad que baña el Segura, y al pie de la sierra del castillo; existe desde tiempo inmemorial un manantial de agua de paladar ligeramente salino, al que los habitantes de la comarca atribuían propiedades extraordinarias para la curación de determinadas enfermedades.»

«Su fama, cada día más creciente, pregonada en todos los tonos por los que en dichas aguas no solo habían encontrado alivio a sus dolencias, sino completa curación, movieron a sus propietarios a aclarar las propiedades medicinales de aquellas; y prestando así un gran servicio a la humanidad doliente, y sin titubear en el éxito de la empresa, remitieron hace poco tiempo al eminente y químico y sabio profesor de la Facultad de Medicina de París doctor Pouchet, y  previas las necesarias precauciones de lacrado, taponamiento y lavado, cantidad suficiente de aguas, para verificar análisis detallados y concienzudos.

«Practicados estos, el éxito ha sido maravilloso, pues entre los elementos reconocidos «cualitativamente», se ha encontrado el mercurio y también el ácido azótico, arsénico, litio, manganeso y boro, con exclusión absoluta de cobre.»

«Este resultado, y la presencia del «radium» en cantidad suficiente para ejercer su acción terapéutica,  demuestra de modo elocuente, que las aguas minero-medicinales de San Antón, pertenecen a las cloruro sódicas, bicarbonatadas magnésicas y bicarbonatadas sódicas, de maravillosos resultados para la completa y radical curación de la sífilis, cuyo micro organismo productor, destruyen completamente,  y de gran influencia por su notable poder antiséptico en las dermatopatías de origen infeccioso y en los efectos catarrales endometríticos por su acción sobre los gonococos y en todas las afecciones del aparato digestivo y catarros intestinales, por lo que sin incurrir en exageraciones debemos proclamar como “únicas aguas mercuriales en el mundo” a las mineromedicinales de San Antón de Orihuela.»

«Tan excelente resultado que supera todas las esperanzas concebidas, ha sacado de su inacción a los propietarios del manantial, quienes han construido un sólido y confortable edificio-balneario, con todas las dependencias propias de esta clase de establecimientos, y tratan por todos los medios de darlo a conocer al público, a cuyo efecto tino de estos días pondrán en circulación y profusamente, un elegante y bien escrito folleto, que contiene entre otros detalles verdaderamente útiles, referentes al balneario, la opinión de gran número de médicos notables que relatan infinidad de casos, en que enfermos desahuciados por la ciencia, han encontrado su completa curación, usando en baños, lavado y bebida, — según los casos — las prodigiosas aguas mercuriales de San Antón.»  

«La eficacia de dichas aguas para la curación radical de las enfermedades de la piel, ha sido comprobada hace muy pocos días por uno de nuestros redactores,  que encontrándose en Orihuela padeciendo hacía tres meses, de una granulación infecciosa espantosa en cuello, piernas y brazos, que le impedía todo movimiento, consiguió su restablecimiento total, con sólo aplicar a las partes doloridas, durante tres días, algodones empapados con aquellas aguas.»  

«Este caso y muchísimos más notables y de gran resonancia, que continuamente se consiguen, y que en Orihuela y pueblos inmediatos, son del dominio público, nos mueven a recomendar a nuestros lectores con todo interés las aguas de San Antón, en la seguridad de que aquellos que padezcan enfermedades de las indicadas, y acudan al repetido Balneario, nos agradecerán haber leído estos mal hilvanados renglones, que son débil demostración de gratitud de un paciente, que a las aguas mercuriales de San Antón debe su actual y excelente estado de salud.»

Balneario y manantial de San Antón.
Etiqueta nacional

La propaganda era brutal. Aquellos jóvenes emprendedores (Antonio Iborra no había cumplido diecisiete años cuando arrancó el balneario) habían montado seguro y lucrativo negocio para ellos y una fuente de riqueza para el barrio y la ciudad.

De los hermanos Iborra Martínez, Antonio se casó con Elisa Lidón Ballesta en febrero de 1912. Dos años después falleció Alberto, en octubre de 1914, víctima de rápida y traidora enfermedad. Tenía cuarenta y nueve años.

La publicidad de la década de 1920 seguía recomendando aquellas aguas para curarlo casi todo «las enfermedades del estómago, el herpetismo, los infartos del hígado y del bazo, las úlceras varicosas y tórpidas, los catarros crónicos, y otras enfermedades que exigían el empleo de mercurio

Como nota curiosa citar que, en enero de 1919, el propio Joaquín Sorolla comió en los Baños de San Antón por cuenta del Ayuntamiento cuando visitó Orihuela. Os dejo un enlace al artículo que narra dicha visita.

Enlace a crónica de la visita de Sorolla.

Los años pasaron; las modas y los gustos cambiaron. Mediados los años veinte, coincidiendo con la Dictadura de Primo de Rivera, la gente de posibles buscaba el ocio, el sol y los baños de placer en la costa. El balneario de San Antón volvió a su función de simples baños al alcance de la gente humilde. Antonio, concejal y teniente alcalde de Orihuela, falleció en mayo de 1930, con sólo cuarenta y ocho años.

Parece ser que las propiedades salutíferas del manantial, solo funcionaron con su viuda, Elisa Lidón, quien vivió muchos años más regentando las instalaciones como «baños de San Antón» hasta los años cincuenta.

La fiesta romería de San Antón.

El Pueblo
Edición N. P. Jesús

Como en todas las ermitas, una vez popularizado el santo, la ciudad acabó acudiendo en romería a pedir sus favores una vez al año, durante su fiesta. Erradicado el “fuego de San Antón”, las virtudes del santo eremita pasaron de medicina a veterinaria; encargado de proteger y sanar a los animales.

Vamos a conocer la fiesta de San Antonio Abad dos épocas diferentes; con dos siglos de diferencia. Montesinos la describe así en el siglo XVIII, cuando estaban los antonianos:

«Todos los años se celebraba la Fiesta del Sto. Patriarca Antonio en su propio día 17 de enero por la ¿Reverenda? corta Comunidad, con asistencia del Clero de la Catedral; todo a sus expensas y de innumerables devotos que llevaban muchas ofertas de cera, aceite, harina, cerdos pequeños y dinero. Misa Mayor, que celebraba un Cura teniente, y Sermón Histórico Panegírico. A la tarde había fiesta con la música de la Cathedral…»

Romería de San Antón en 1907.
Archivo ABC

«En dicho día se sorteaba a las seis de la tarde un “serdo gordo y grande”, del valor de unos 25 o 30 pesos; del que sacarían sobre 200. En todo su recinto, por mañana y tarde, se celebraba “porrate” general (porrat: feria celebrada bajo la advocación de un santo en su ermita o santuario) en el que se vendían todas las cosas imaginables, al más delicado gusto, como eran turrones, confituras, blancos, perniles, longanizas, dátiles, uvas, cardos, naranjas, garbanzos, avellanas; había besamanos, paseo público, carreras de caballos muy bien enjaezados y compuestos; y sobre tres mil personas que concurrían a tan plausible función, a tomar el Pan bendito y a adorar la Sagrada Reliquia del Santo Glorioso, a cuyo eremitorio llevaban los molineros, arrieros y labradores sus bestias; y les daban tres vueltas por su derredor y comían el pan bendito…»

Esta otra es del «El Día» en 1888:

«La tradicional fiesta que todos los años se celebra en San Antón ha satisfecho por completo en el presente las aspiraciones de los concurrentes a tan popular romería. Un gentío inmenso invadía por completo desde las primeras horas de la mañana aquellos sitios; las crestas de elevadas rocas se veían también coronadas de gentes que en amigable consorcio habían concertado una gira en el monte, y esperaban con ansia fuese llegada la hora de devorar el suculento y bien condimentado arroz con costra, propio y exclusivo de este país».

«La pequeña ermita donde se venera y presta religioso culto a San Antonio Abad, no podía albergar más personas; aquél reducido santuario se hallaba por completo invadido de fieles que iban a escuchar de labios del eminente orador sagrado D. Andrés Die, la biografía del Santo».

«Excusamos decir que fueron infinitos los puestos que ocuparon los vendedores exponiendo al público el objeto de sus mercancías, y tenemos que consignar con satisfacción, que el laborioso e inteligente industrial D. Joaquín Reymundo, colocó un precioso kiosco, obra exclusiva de su reconocido ingenio, en donde se servían toda clase de exquisitos dulces y riquísimas pastas».

«Amenizó en la tarde tan bulliciosa fiesta la banda municipal, tocando con fruición bonitas y escogidas piezas de su repertorio. Los vendedores, según hemos oído decir a personas autorizadas, hicieron buen negocio, y la rifa del cerdo, como todos los años, alcanzó un gran contingente. Al sujeto que ha correspondido en suerte el cerdo rifado, se llama José García».

Y esta de prinncipios del siglo XX:

«Luciendo el sol a ratos se celebra la romería a la ermita de San Antón. Un gentío inmenso desfila por aquellos alrededores. Los confiteros y los dueños de carruajes de alquiler hacen su agosto en pleno enero. De los pueblos de la comarca viene bastante concurrencia».

Romería de San Antón a principios del siglo XX.

«Por la mañana dan las caballerías las tres vueltas de costumbre al santuario, después de las cuales los jinetes adquieren rollos del Santo. En las laderas del monte, numerosas familias cantan, corren y se divierten aguardando la hora de comer la clásica paella, guisada al aire libre y condimentada con las más honestas y efusivas expansiones de la alegría».

«Abajo, entre una doble fila de confiteros bien provistos de las bolas de rigor, de vendedores de dátiles, torraos, turrón de panizo y otras golosinas, avanzan los labriegos, quienes después de visitar al Santo, ponen sus cédulas para la rifa del cerdo».

«A primera hora de la tarde suena el acelerado tintineo de los carruajes de alquiler que llegan rebosantes de gente de la ciudad. La banda municipal se sitúa en la puerta de la ermita, ejecutando bonitas composiciones de su repertorio. Pasa la tarde entre música y paseos. Romeros de toda edad y categoría entregan a sus Julietas, como simbólica muestra de adhesión y constancia, las pesadas de bolas».

Romería de San Antón a principios del siglo XX. Colección Antonio Miravete.

«San Antón, las cinco y con sol, dice el refrán; y hasta las cinco no comienza el rápido desfile. Cuando el sol se pone, pliegan sus tenderetes todos los vendedores, recogen las mercancías sobrantes (que han de servir en la fiesta de San Sebastián)».

«Muchas familias pasan el día de gira en el monte y las casas de comidas que por allí cerca se establecen tienen buena venta. Al oscurecer, nadie queda en las cercanías de la Ermita, salvo un corto número de curiosos que asiste a la extracción de la cédula premiada en la rifa del cerdo. Esa es a grandes rasgos la Romería de San Antón».

Por último, vamos a terminar como empezamos, con Julio López Maymón, hablando de la romería y de la rifa, en 1925:

«Es en verdad un acontecimiento oriolano la romería del 17 de Enero, todos los años a San Antón. La Ciudad se traslada, vestida de fiesta al indicado paraje, tan triste y solitario de ordinario; allí se rinde culto a la piedad visitando la Ermita; a la tradición, apuntando la «séula», en las muchas mesas instaladas al efecto; a la costumbre comprando la pesá en los puestos, que en larga fila se extiende, dibujando el camino ligeramente encuestado, que conduce a la explanada llena de gente jubilosa.»

Romería de San Antón.
Juan Fenoll Villegas.

«Antiguamente,  junto al vallado del huerto de palmeras, vecino de la Q. B, se congregaban los carruajes y troncos de lujo. La huerta, indumentada con el vestido típico, con la «ropica» sacada del arca de madera blanca que huele a peros, concurría a oír la Misa que canta la Parroquia del Salvador y el sermón donde se predican las gloriosas «hazañerías» del Santo Cenobita; y después a que las caballerías reciban la bendición y que coman los rollicos mezclados con los piensos.»

«Cuadro de tonos de luz y ráfagas de vida. Acervo de recuerdos de edades y de seres. Día de transformaciones se oye Misa como si fuese día dominical; no se trabaja… cual si estuviésemos en Domingo…; y hasta en la casa más pobre, el yantar es típico… ha de ser; así… el arroz y costra… y las bolas… y el palmito… y el turrón de «paniso» y el de alegría….»

Programa de Fiestas 1985.
San Antón
.

«La rifa dio comienzo en el año 1840, o sea hace ochenta y cinco años; era superintendente don Tomás Veas, Racionero. Con los ingresos se blanqueó la fachada del edificio, se compusieron ornamentos sagrados y otras mejoras; sobraron 436 reales y 21 céntimos que se invirtieron en celebrar Misas al fuero de dos pesetas con cincuenta, céntimos…»

«Todos hemos puesto y seguimos poniendo nuestra «seula al cochino»; no puede concebirse esta fiesta sin esta rifa. La suerte adjudica al puerco, y con lo que rinde el ingreso de ella descontando gastos, se atiende al culto del santo y a la conservación de la casa célebre del santero, y hospedería de los frailes, y hoy habitación del Capellán, y departamento oficial para el señor de San Antón».

La cerda de San Antón.
Manuel Rodríguez.

«Rogar a Orihuela, que siga como hasta aquí, prestando su concurso a esta fiesta tradicional; que el culto a las costumbres de nuestros padres, a las tradiciones de nuestros mayores, es el culto santo a la Patria chica.»

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba)

Un servidor, mi hermana
y mi prima, en San Antón

Bibliografía: «De la Fiesta de San Antón», rebusco tripartito de Julio López Maymón (1925); «Orihuela imaginada, la ciudad en los siglos XVI y XVII» de José Ojeda Nieto; «Compendio Histórico Oriolano» de Joseph Montesinos. «Insalubridad y bonificaciones de almarjales en el Bajo Segura antes de las Pías Fundaciones de Belluga», de David Bernabé Gil.

Archivo Municipal de Orihuela, Libros de Actas; Archivo Histórico de Orihuela, Protocolos; Biblioteca Virtual de Prensa Histórica: El Pueblo, El Oriol, El Diario de Orihuela, El Oriolano, La Comarca, La Crónica, El Día, La Huerta, El Diario Orcelitano, El Social, El Obrero.

Mi agradecimiento a José María Penalva y a José Manuel Dayas.

Algunas noticias de la seda en Orihuela. Siglos XIX y XX.

En lo que todos están de acuerdo es en considerar el siglo XIII como la época en que la seda empieza a tener importancia, pues ya la documentación alumbra «gestos» relacionados con la seda o las moreras. Incluso empiezan a aparecer, de un modo u otro, notas en las ordenanzas municipales. Sin embargo, será el siglo XV ―desde mediados― cuando las fuentes comienzan a ser más explícitas y aporten datos más fiables, dando cuenta de sederías, comercialización de la seda, ventas de hoja y plantaciones de moreras. Tanto es así que hay autores que califican esta centuria como la del «renacimiento de las sederías», tras el parón que había sufrido con la Reconquista. Y ya, en las centurias siguientes, sobre todo siglos XVI-XVIII, se descubrirá tanto el esplendor como las crisis de la sericicultura…

José Ojeda Nieto. «La seda de Orihuela en la época foral».

 Orihuela. Barraca de la Huerta. Kurt Hielscher 

El proceso de la elaboración de la seda fue siempre algo más que una simple industria; una herencia cultural, una señal de identidad  transmitida de padres a hijos como eslabones de una larga cadena que se remontaba a la Edad Media, cuando agricultores y artesanos musulmanes la implantaron en Uryula.

La morera se mantuvo durante siglos como uno de los principales cultivos en Orihuela por la necesidad de recolectar su hoja para alimentar a los artífices del «precioso fruto de la seda».

Los auténticos bosques de siglos anteriores, dieron paso a terrenos de labranza flanqueados por hileras de moreras; pasando a ser un cultivo complementario que proporcionaba ingresos extraordinarios a los agricultores.

En la segunda mitad del siglo XIX, la falta de formación del huertano, la constante caída de precios agravados por la especulación y las enfermedades endémicas del gusano, pusieron en peligro la continuidad de esta secular fuente de ingresos...

La seda en Orihuela. Noticias del siglo XIX.

El diario de Orihuela, 28 de mayo de 1887: Cierto que ha habido una regular cosecha de seda; pero los cosecheros no han ganado nada. El precio de la hoja, por su misma escasez, ha sido tan subido, tantos los gastos hechos, y tan bajos los valores que han dado a la seda los que se aprovechan de las circunstancias para comerciar con el sudor de la huerta que sigue como antes de comenzar la incubación de los gusanos.

Ya se ve; el capullo de la seda aguanta poco, una vez formado: los compradores lo conocen así, y como ya no quedan aquí aparatos para ahogar, ni hay quien quiera proteger a los desvalidos huertanos, éstos no tienen más remedio que sucumbir y entregarse a discreción para que las casas valencianas y francesas hagan de ellos lo que les dé su santa gana.

Así se ve que una de las pocas esperanzas que en la huerta existían se ha desvanecido por completo. Y como la huerta es nuestra principal y casi única fuente de vida, y está agotada ¿qué ha de suceder en la población? Esto es triste por demás.

© Antonio Ballester Vidal

El diario de Orihuela, 8 de junio de 1887: El movimiento mercantil iniciado ha sido únicamente por el impulso de vida recibido con la venta del capullo, el cual ha dado una cosecha pocas veces vista y se ha vendido a cuarenta y cinco pesetas arroba que es un buen precio.

Para que puedan comprender nuestros lectores la importancia que tiene para esta comarca la cría del gusano de la seda, básteles saber que entre los varios comisionados para la compra de capullo que hay en esta ciudad, uno solo lleva compradas unas 1780 arrobas, que importan más de 16.000 duros, calculándose que unida a esta cantidad la invertida en compras por los demás comisionados, habrá quedado repartido entre nuestros huertanos más de un millón de reales producto exclusivo de una sola industria agrícola cuyos resultados aún no pueden fijarse por ser todavía bastante la cantidad de capullo que no se ha llevado a la venta.

© Antonio Ballester Vidal

El independiente. 10 de mayo de 1894: La campaña sericícola. La cosecha de la seda, que está en el último periodo, marcha bien; las simientes dadas por las fábricas que tienen tanto interés en que haya seda, son excelentes y confirman una vez más que puede aumentarse esta riqueza con garantía de que no se pierden los gusanos.

Sin embargo, los cosecheros han incurrido en el mismo error de otros años; en criar más semilla de la que permite la hoja de morera de que disponen. Por esta causa, la hoja se ha cotizado hoy a veinte y a veinticuatro duros la onza (ocho cargas) y a este precio no trae cuenta la cría de la seda, aunque paguen muy caros los capullos. Lo más sensible es que ni a veinticuatro duros la onza, se encuentra la hoja que hace falta.

Hay gusanos que están ya dos días sin comer por falta de hoja; algunos cosecheros se encuentran muy angustiados. Estos hechos confirman lo que venimos diciendo mucho tiempo: que es conveniente la plantación de moreras, puesto que en este país se produce la hoja con tanta facilidad. Con hoja abundante y barata, cosa sencilla en esta zona, la cría de la seda es un excelente negocio.

Lo estaremos repitiendo hasta conseguir que propietarios y colonos realicen un vasto plan de repoblación de morerales, como ha sucedido en Italia, cuyo país produce sedas 40 veces más que nosotros, con la hoja abundante y barata.

El siglo XX.

© Antonio Ballester Vidal

La comarca. 29 de mayo de 1903: LA COSECHA DE LA SEDA. En el Raiguero de Bonanza se cotizó ayer tarde la arroba del capullo de la seda a 54 pesetas, arroba de 12 y medio kilos. Anoche se nos dijo que en otros sitios de esta vega se llegó a pagar la arroba de tan preciado artículo hasta 60 pesetas.

Se hace preciso mirando por los intereses de nuestros pobres colonos, que las autoridades locales para evitar abusos, dicten las medidas que el caso requiere, obligando a los compradores fijen en los sitios donde tienen establecidas las romanas, el precio que rija en el día.

De este modo se evitará que a cada dos horas haya variación en los precios del capullo de la seda. Lo que decimos lo consignamos a ruego de varias personas que lamentan que los huertanos sean objeto de burla y explotación por parte de los forasteros…

© Antonio Ballester Vidal

El diario orcelitano. 21 de mayo de 1904: Si no la principal producción de nuestra vega, es una de las más importantes y a la que los huertanos dedican parte de su atención preferente, la cría del gusano de seda.

De esta producción, sacaban los que a ella se dedicaban en años anteriores pingües beneficios que en parte compensaban los solícitos cuidados, los desvelos y sacrificios que tan delicados animalitos exigen en las distintas fases de su vida; pero ya hace unos cuantos, que los malas condiciones en que realizan este negocio sus productores, ha dejado sentir su acción funesta en los precios que la rica mercancía alcanza.

Hace algunos años, no tantos que no haya quien lo recuerde, había en Orihuela desde la última decena del mes de mayo, hasta los últimos días de junio, un verdadero mercado de capullo de seda, al que los productores sacaban su mercancía e imponían los precios de la misma, cosa la más racional; y a ese mercado concurrían los acaparadores que se proveían de la cantidad que necesitaban, al precio corriente, que oscilaba en alza o baja, según la menor o mayor cantidad de mercancía que en el día se ponía a la venta.

© Antonio Ballester Vidal

Pero desde algún tiempo, sin que podamos averiguar la causa, se perdió aquella costumbre que tanto bien proporcionaba a los huertanos y a la población, con la mayor animación de aquel rico mercado, estableciéndose la que existe en la actualidad de esperar que los agentes de tal o cual acaparador se presenten en el domicilio del cosechero y le impongan el precio a lo que no produjo, a llevar el capullo a la casa tal o cual, en donde se hace el negocio en condiciones idénticas a las que lo hacen los agentes de que hablamos anteriormente.

Tal vez la verdadera causa de la depreciación de la producción del capillo de seda en esta vega, sea debido al gran aumento que de la misma se hace en otros países como Italia; pero es indudable también que las condiciones en que se haga la oferta y la demanda del artículo, han de influir buena parte en su valor.

Es muy triste pensar los trabajos que pasan nuestros pobres huertanos para conseguir, robándole al cuerpo horas de reposo y haciendo gastos pecuniarios superiores a sus alcances, adquiriendo deudas para satisfacerlas con creces cuando se vende el capullo, que al llegar la época en que pudiera recoger el fruto de tanto desvelo y sacrificio, unos cuantos egoístas comerciantes impongan unos precios que son sin duda la ruina de los pobres.

El problema de la seda, debería de ser estudiado detenidamente por las personas que pueden por su talento o su autoridad resolverla en bien de nuestros huertanos, porque es una de las fuentes de riqueza de nuestra agricultura que vemos en peligro de agotarse.

© Antonio Ballester Vidal

El Eco de Orihuela. 5 de septiembre de 1912: Los fabricantes de Murcia, han tomado el acuerdo de no repartir este año la simiente del gusano de la seda hasta después del 25 de Noviembre próximo. Por esta vega no dará resultado dicho acuerdo, todavía que por ella hace días se está repartiendo simiente procedente de Valencia de un tal D. Higinio Gómez.

En las bobinas, Justa Sabater Pamies. © Antonio Ballester Vidal

El diario. 30 de mayo de 1913: Intereses locales. Otra producción muy importante de nuestra vega es el capullo de seda que actualmente se está recolectando. Antiguamente, pero no mucho, la cosecha del capullo de seda rendía más producto, por el precio que alcanzaba sin duda, debido a que en esta ciudad, había ahogaderos del gusano y florecía  la industria de la hilatura de la seda.

Pero muerta esta industria y desaparecidos aquellos ahogaderos, los productores tuvieron que sucumbir a los especuladores que cada año, bajo pretextos análogos, fueron mermando el precio de la producción llegándose en los últimos pasados, a cotizarse la arroba del capullo a treinta pesetas; precio nada remunerador que de haber prevalecido, habría dado como resultado último, la anulación total de la cosecha; pues si bien a ésta se dedican en su mayor parte las mujeres de la huerta, y no se tiene como principal producción o base de producción, sino como ayuda, como auxiliar, precio tan bajo, no remuneraba ni siquiera los múltiples y delicados cuidados que exige esa rica producción.

Tiene importancia en Orihuela la cosecha de la seda y merecería que se estudiara con detenimiento, pues podría llegar a ser una verdadera riqueza local si se trabajara en las condiciones científicas que exige con lo cual, y quitando en lo posible los intermediarios especuladores, la producción aumentaría, y el rendimiento en precio sería el conveniente a los intereses de los cosecheros.

Sabemos, que en este sentido, se intenta algo para el año próximo, lo cual será, establecer ahogaderos, para poder exportar el capullo directamente; y esto como vía de ensayo; que si diera resultado, como es de desear, el año venidero después de la prueba, se establecería la industria del hilado de la seda, para enviarla así a los centros consumidores; y esto daría como resultado práctico, el aumento de precio en la compra del capullo, con lo que se favorecería el desarrollo de la producción y el mejoramiento de la misma.

© Antonio Ballester Vidal

El pueblo. 4 de mayo de 1925: Sericultura. Una de las fuentes de riqueza que podría ser para nuestra huerta, y también para nuestros campos, trasformados por los recientes canales de secanos en regadíos es el cultivo del gusano de seda, de ese precioso bombícido originario de la China e introducido ya algunos siglos y aclimatado felizmente en España, sobre todo en Andalucía, Valencia y de alto en bajo en toda la vega del Segura.

Y digo que podría ser fuente de riqueza dicho cultivo, porque si bien en otro tiempo parece que lo fue, hoy día ciertamente ya no lo es, y poco a poco va desapareciendo; y hasta juzgo que con el tiempo, si las cosas no cambian, se perderá en nuestra huerta por completo.

Pues por una parte, la cría del gusano de seda lleva consigo grandes trabajos y no pequeñas molestias, ya que la labradora y también el labrador (al final toda la familia) durante los dos meses que se necesitan para el desarrollo de aquellos, tienen que estar de continuo al cuidado de los mismos y luego cederles la casa o barraca, con frecuencia tan reducida, amén de tener que aspirar el olor nada agradable y no creo que higiénico, que constantemente exhalan.

Y por otra parte después de tanto trabajo ¿qué le ocurre al cosechero? Que sobre no darle con frecuencia la onza de simiente los kilos de capullo que esperaba, se ve obligado a vender éste al precio irrisorio que cuatro fábricas, si llega, se lo quieran comprar; pues como no hay competencia y el producto no puede ser almacenado, los pobres huertanos tienen que entregar su cosecha al precio que los señores acaparadores les place comprarlo.

Es cierto que el precio en que se vende hoy la seda es superior al que tenía 15 años atrás; pero también entonces en la huerta una mujer ganaba cuando lo había, un jornal que nunca pasaba de 0,75 a 1 peseta; mientras que hoy, trabajando menos horas, gana desde 2’50 hasta 5 pesetas y en esta proporción está igualmente el salario del hombre y aún en mucho mayor el coste de casi todos los artículos de primera necesidad.

Consecuencia de esa mala venta del capullo es que mientras antes se veían los bancales de la huerta cruzados en todas direcciones por filas de moreras, en el día se van arrancando como algo inútil y sustituyéndolas por el naranjo y otros plantías que dan más alto rendimiento. Pues bien, en vista de todo lo dicho pregunto yo para terminar

¿Es qué los poderes públicos que saben tasar al agricultor el precio máximum del trigo y de las patatas, no podrían fijar a los fabricantes el precio mínimum de la arroba de la seda en unas 125 pesetas?

© Antonio Ballester Vidal

El pueblo. 7 de febrero de 1927: Del cultivo de la seda. El Sr. Ingeniero Director de la Estación de Sericultura de Murcia nuestro amigo D. Felipe González Marín nos ha hecho días pasados una visita, la que como todas las anteriores ha sido fecunda en resultados prácticos en pro del cultivo de la seda y de la morera.

La escogida concurrencia de agricultores que escucharon la autorizada palabra y sabias enseñanzas del Sr. González, sobre todo los propietarios de los campos de los nuevos riegos, quedaron encantados y decididos a implantar con toda intensidad el cultivo de la morera, para preparar con esto la producción del gusano de seda.

Mostró los nuevos procedimientos para la cría del gusano, presentando ante los agricultores los modelos de andanas y de incubadoras. Habló de las esperanzas de aumentar considerablemente la producción nacional elevando la actual cifra de kilos de seda a seis u ocho millones, y si se pudiese,  a la que antiguamente se producía en España de doce millones. El Sr. González fue muy felicitado.

© Antonio Ballester Vidal

El ahogadero de capullo y la fábrica de la seda.

El pueblo. 11 de abril de 1927: Acontecimiento agrícola trascendental. El ahogadero de capullo de seda funcionará el día 26. El Gobierno, accediendo a las constantes demandas de nuestra primera autoridad local y a las gestiones de nuestra Federación de S. A. C. ha concedido las 14.000 ptas. necesarias para ultimar las obras del ahogadero del capullo de seda, sito en el barrio de San Antón, obra que tan grandes beneficios ha de reportar a nuestros agricultores en la cría de la seda.

Nuestro ahogadero se abrirá al público el día 26 del corriente mes, habiendo sido nombrado para la dirección técnica del mismo, el competente Ingeniero Agrónomo D. Joaquín Cruz y Brú, el que en su afán de favorecer al agricultor, no escatimará ningún género de sacrificio y estará, día y noche, dispuesto a atender a nuestros sederos.

© Antonio Ballester Vidal

El precio del ahogo, será el de 10 céntimos por kilo entregándose al agricultor, antes de dicha operación, un recibo de los kilos en vivo que presente para el cobro del premio de 0,50 por kilo, que concede el Estado. Esté recibo se hará efectivo, por el Estado, cuando acuerde el libramiento o se descontará en el Banco de España o en nuestra Federación de Sindicatos Agrícolas Católicos.

Además, en las mismas oficinas del Ahogadero se librará un vale para que el cosechero de seda cobre 25 céntimos por kilo de seda que se elabore del capullo por él presentado. Estos veinte y cinco céntimos deberá reclamarlos a la persona o entidad que adquieren el capullo ahogado.

Dado el bajo precio iniciado en las compras de capullo, y la diferencia enorme de precio que en la vecina ciudad de Murcia se ha notado todos los años del capullo ahogado, creemos que la inauguración de nuestro ahogadero ha venido a salvar a nuestra vega en el momento más crítico, y a librar a nuestros agricultores del monopolio que las casas compradoras ejercían sobre esta producción. Agricultores, ahogad y así defenderéis vuestros intereses.

© Antonio Ballester Vidal

Actualidad. 23 de febrero de 1928: La Comisaría de la Seda, por medio de la sub-delegación regional de Murcia, ha proporcionado a los agricultores tanto de la huerta como de los nuevos riegos en secano más de 14.000 plantones de moreras gratuitamente, incluso los portes, que previamente los pidieron.

También va a prestar a los sederos que lo soliciten incubadoras para la vivificación de la simiente del gusano. Con este procedimiento no solo se aviva un porcentaje mucho mayor que con los procedimiento rudimentarios en uso, sino que la simiente así avivada nace con más robustez y por consiguiente se mejora la calidad y sanidad del gusano, lo que se traduce en mayor cosecha.

Con respeto a las distintas operaciones técnicas respectivas de la cría del gusano, nos permitimos pedir, recogiendo la opinión y el deseo de los sederos y las conveniencias del servicio, que esta zona pase a formar parte de la Estación sericícola de Murcia, desglosándola de la Sección agronómica de Alicante.

La fábrica de la seda de Orihuela.

Se da el caso de que muchos cosecheros de este término presentan las cajas en Murcia a nombre de cosecheros de aquella provincia. Esperamos que por quien corresponda y a instancia persistente de nuestro alcalde D. Francisco Díe, del Sud-Comisario regional D. Emilio Díez de Revenga, y de los ingenieros de la Estación sericícola de Murcia, nos resolverán favorablemente las observaciones y peticiones formuladas, por encajar dentro de la mejor organización para conseguir el fomento de la crianza del gusano de la Seda, a lo que contribuirá en gran parte la fábrica que rápidamente se está levantando junto al convento de San Francisco, en la puerta de Murcia, para hilados de Seda.

La citada fábrica de la seda de Orihuela, inaugurada en 1928, pertenecía al industrial catalán Alberto Noguera Casabosch; quien pocos meses después concedió una entrevista al diario «El Pueblo». El nombre correcto del ingeniero director, mencionado dos veces en el artículo, es Giuseppe Sironi Bianchi.

© Antonio Ballester Vidal

El pueblo. 28 de mayo de 1928: La industria de la seda en Orihuela. Visita a la fábrica del Sr. Noguera. Nuestro interés por todo cuando sea progreso adelanto y engrandecimiento de Orihuela, nos llevó en la tarde de ayer a visitar la fábrica de la seda recientemente inaugurada, de la cual es propietario el rico industrial Barcelonés D. Alberto Noguera.

Al llegar al edificio, fuimos recibidos por el Ingeniero Director del establecimiento Sr. Yironi Josí, hombre altamente ilustrado, el cual con suma amabilidad nos fue explicando y enseñando el funcionamiento de la nueva y perfecta maquinaria por él instalada.

En las amplias naves de la fábrica notamos el buen gusto de quienes la dirigen, aunque no se puede admirar el conjunto por estarse ampliando o completando el local donde se ha de colocar nuevas máquinas. En el salón de máquinas depuradoras de la rica fibra, saludamos al Sr. Noguera, con quien entablamos conversación sobre la cría, clase y producción del gusano de seda.

Es D. Alberto Noguera, afable y comunicativo, en él se aprecia al industrial culto y conocedor del negocio a que se dedica. La cría del gusano de la seda carece en esta huerta de aquellos requisitos científicos que hoy día son necesarios para el mejoramiento de la seda y el rendimiento en Kilos de la preciada cosecha.

Sucede que por los procedimientos antiguos y rutinarios que emplean los cosecheros de la seda, el gusano en los primeros días de su existencia ya empiezan a padecer, puesto que por la mala incubación de la semilla nacen en diferentes tiempos, eso da lugar a que unos vengan a la vida con dos o más días de retraso que otros, y como es consiguiente y con el fin de igualarlos a los primeros que nacieron, se les somete a un régimen de ayuno altamente perjudicial para su salud y desarrollo.

© Antonio Ballester Vidal

Para remediar esta falta, están las incubadoras modernas, que dado su calor graduado, hacen que la semilla germine por igual, naciendo los gusanos a un mismo tiempo y en condiciones de comer, todos por igual.

Yo me comprometo a remediar este primordial defecto instalando en Orihuela ¡en esta misma fábrica! una incubadora capaz de incubar 1000 onzas de simiente que se entregaría a los cosecheros cuando el gusano estuviese en condiciones de recibir los primeros cebos, de esta forma, el cosechero, tendría garantías que hoy no las tiene, puesto que la semilla sería, de buena procedencia y especial calidad. La parte técnica hace mucho en estos trabajos.

Un cosechero que ha seguido nuestras instrucciones le ha pesado a una onza de semilla 60 kilos de seda. La calidad de la seda criada en esta huerta no es ni mejor ni peor que las de otras regiones, y en efecto, nos enseña la extraída de diferentes capullos, criados fuera de nuestra huerta y la recolectada por nuestros paisanos y no se nota la más mínima diferencia.

© Antonio Ballester Vidal

Son inicuas las competencias de los compradores que muchas veces redunda en perjuicio del cosechero, puesto que se recurre a malos medios para pagar unos céntimos más por kilo de capullo; pero esto no es para mí motivo de preocupación, yo estoy en guardia y no dejaré que nadie se aproveche ni medre a salud del productor.

Tenemos capullo comprado para todo el año ¡unos miles de kilos! lo bastante para que no paren nuestros operarios. ¡Unas 107 mujeres!  Y al año que viene, cuando las obras e instalaciones estén terminadas, ocuparemos a unas 250 aproximadamente.

Nos despedimos del Sr. Noguera y del ingeniero director Sr. Josí altamente agradecidos, deseándoles gran acierto y prosperidad industrial; ya que ello será motivo de engrandecimiento para nuestra patria chica.

Según reza en el libro de caja de 1929, en aquella primavera se celebró una ceremonia de bendición de la fábrica efectuada por sus vecinos de Santa Ana. En los apuntes quedó reflejado un banquete servido por el Hotel Palace de Orihuela y el regalo a los franciscanos que participaron en la celebración religiosa.

Mi agradecimiento a Carles Bonet Corbalán.

En septiembre de ese mismo año de 1929, buena parte de las mujeres que trabajaban en la fábrica de Alberto No­guera se declararon en huelga reivindicando la jornada de ocho horas establecida por ley desde hacía diez años.

© Antonio Ballester Vidal

Actualidad. 5 de septiembre de 1929: Cuestiones Sociales. Sobre lo acaecido en la fábrica de la seda. Uno de los deberes primordiales de la prensa, sea ésta del matiz que fuere, es el de tener informada a la opinión de cuanto de transcendencia ocurra.

Porque así lo creo, y ya que Actualidad me ha demostrado no tenerle vedado a nadie el camino para la manifestación de opiniones e ideas, voy a permitirme unas consideraciones, no para enturbiar la cuestión —que a estas horas puede aunque aparentemente haber terminado— sino para razonar lo acaecido en la Fábrica de Hilaturas de Alberto Noguera.

Sin haber vivido el fondo de la cuestión, no ignoro algunos pormenores de la conducta seguida por aquella empresa para con sus obreras desde que vino a la actividad local, y como que este asunto dimana del incumplimiento allí de la jornada legal de 8 horas, es suficiente el argumento para tachar a aquella empresa de responsable. Responsable, repito, de que ayer miércoles y quién sabe si más días, holgaran las obreras de los diversos talleres, es a mi juicio la empresa en cuestión.

© Antonio Ballester Vidal

El lunes 15 de diciembre de ese mismo año, un grupo de obreros se dirigió a la fábrica de la seda. El alcalde intentó apaciguarlos y retrasarlos para facilitar la llegada de la Guardia Civil, pero dicha fábrica resultó apedreada. Después llegó la República; y la Guerra Civil…

José M. Penalva Balaguer y Emilio Salar Ruiz en la fábrica. Colección Javier Sánchez Portas.

Terminada la contienda, la seda se benefició de los planes proteccionistas del nuevo régimen, que fomentó especialmente la producción del capullo de seda.

Propaganda del año 1939.

En diciembre de 1939, la Federación Católica-Agraria (futura Caja Rural Central) adquirió la Fábrica de Hilados y Torcidos de Seda de Orihuela a los Herederos de Alberto Noguera por 750.000 pesetas.

Ramón Noguera Romaní, José Calvo Esquiva y José Godoy Robles. © Antonio Ballester Vidal

Incentivado el cultivo de la morera, se produjo una notable recuperación temporal; pero muy lejos de los objetivos previstos. En 1941 se creaba el Servicio de Sericicultura, un organismo específico dependiente del Instituto de Fomento de la Producción de Fibras Textiles.

Ramón Noguera, Balaguer, José Calvo Esquiva, Giuseppe Sironi y José Godoy Robles. © Antonio Ballester Vidal

La fábrica alcanzó su zenit en los años cincuenta, época en la que Antonio Ballester decidió inmortalizarla con este completo reportaje fotográfico.

José Calvo Esquiva con uno de los hermanos Balaguer. © Antonio Ballester Vidal

En las fotografías de Ballester que acompañan este artículo aparece como director de la fábrica el hijo del fundador, Ramón Noguera Romaní (1909-1971), casado con la oriolana Carmen Germán Botella.

Lolita Martínez Cartagena en la máquina de escribir. © Antonio Ballester Vidal

También José Godoy Robles, encargado del peso; Giuseppe Sironi Bianchi, el ingeniero; y Lolita Martínez Cartagena, escribiendo a máquina. Justa Sabater Pamies, con las bobinas de seda y el contable, José Calvo Esquiva, apodado «el nano» por razones evidentes.

Ramón Noguera Romaní, José Calvo Esquiva y José Godoy Robles. © Antonio Ballester Vidal
José Calvo Esquiva, contable y Jesús Cano Trigueros, responsable del economato, en el Puente de Levante. Colección José M. Dayas.

En febrero de 1954 se constituyó la mercantil «Sedas Orihuela», que se hizo cargo de las propiedades que hasta entonces habían sido de la Federación. La nueva mercantil que gestionó la fábrica de la seda estuvo presidida por personajes oriolanos como Antonio Balaguer Ruiz, Eusebio Escolano Gonzalvo o José Balaguer Balaguer.

© Juan Fenoll Villegas

El 19 de febrero de 1965, el entonces príncipe y aspirante al trono, Juan Carlos de Borbón, visitó la fábrica de Orihuela y fue recibido por los directivos de la Federación y por el alcalde Luis Cartagena Soriano.

Despedida y cierre.

Quiero terminar este artículo con una historia que me contó mi buen amigo José Antonio Muñoz Grau, relacionada con la fábrica de la seda y con su familia. La mujer que figura sentada en primer plano en la siguiente fotografía se llamaba Dolores Grau Sabater; y antes de trabajar en la fábrica había sido monja, al igual que sus dos hermanas. Como «hermanita de los ancianos desamparados» había profesado en la congregación de Caravaca.

Sentada, en primer plano, Dolores Grau Sabater. © Antonio Ballester Vidal

Amadeo Muñoz Moñino fue uno de los primero empleados de la fábrica de la seda y allí conoció a Ana Grau Marín, sobrina de la religiosa exclaustrada mencionada anteriormente.

Archivo J. Antonio Muñoz Grau.
Archivo J. Antonio Muñoz Grau.

La pareja se casó y se instalaron en una vivienda frente a la fábrica. Amadeo tenía el turno de noche, de ocho de la tarde a seis de la mañana. Su hijo aún recuerda como le llevaba la cena todos los días a eso de las nueve…

Amadeo Muñoz Moñino y Ana Grau Marín. Archivo J. Antonio Muñoz Grau.
Comida familiar de los Muñoz-Grau frente a la fábrica de la seda. Archivo J. Antonio Muñoz Grau.

Cuando Sedas Orihuela cerró sus  puertas en 1977 después de medio siglo de funcionamiento, el padre de José Antonio Muñoz Grau fue el encargado de desmantelar la maquinaria para ser vendida como chatarra.

La vecina iglesia conventual de los franciscanos de Santa Ana dejó de bendecir la simiente del gusano antes de proceder a su reparto, como hacía cada primavera; y Amadeo Muñoz terminó su vida laboral como conserje en la Caja Rural Central. 

© Antonio Ballester Vidal

Entre los años 2011 y 2017, el antiguo ahogadero secante de gusanos de seda de San Antón, fue cedido por la Generalitat Valenciana al Ayuntamiento de Orihuela.

Antonio José Mazón Albarracín. Ajomalba.

Ilustrado principalmente con fotografías de Antonio Ballester Vidal, más el archivo de José Antonio Muñoz Grau.

PDF. Artículo resumen publicado en la revista «Canelobre».
Enlace a vídeo. Documental (1979-1983): Una industria primorosa. Sobre la seda de Orihuela. Cervantes Virtual.

Jesuitas en Santo Domingo 1. (1868-1873).

Santo Domingo. Marie de Lavernade (1860). Dibujo carboncillo y témpera. Colección Javier Sánchez Portas.

El regreso de los jesuitas a Orihuela.

Exclaustrados los dominicos en 1836, su impresionante edificio quedó en manos del Estado hasta que fue cedido al Obispado de Orihuela. Concretamente a Pedro María Cubero y López de Padilla, en marzo de 1864.

Pedro María Cubero López de Padilla

Desde su nombramiento como prelado oriolano en 1859, Cubero proyectaba abrir un centro de segunda enseñanza en la capital de su diócesis. Es por ello que, inmediatamente, solicitó el edificio de los predicadores para tal menester. Pero no quería un colegio de jesuitas. A don Pedro le inspiraban poca confianza los hijos de San Ignacio y prefería a los escolapios de San José de Calasanz.

La Paz. 18 de octubre de 1859: Parece que el Ilmo. Sr. Obispo de Orihuela ha sido autorizado a instancias suyas, para crear un colegio de PP. Escolapios en el notable edificio que ocupaban en Orihuela los extinguidos monjes de la orden de Predicadores.

Hay constancia de unas obras de reparación aprobadas en 1862 y terminadas en el verano de 1863; poco antes de la teórica cesión.

La Correspondencia de España. 9 de octubre de 1862: Se ha recibido en Alicante, aprobado por la superioridad, el presupuesto formado para llevar a cabo las obras de reparación del convento de Santo Domingo de Orihuela, que encierra tanta belleza artística, siendo también el edificio por sí mismo una verdadera joya del arte.

El Pensamiento español. 7 de noviembre de 1862: Ha sido aprobado por la superioridad el presupuesto formado para llevar a cabo las obras de reparación del magnífico edificio que fue convento de Santo Domingo de Orihuela, hoy destinado a biblioteca y museo, visitado por los reyes a su paso por aquella ciudad. La suma que se destina a aquel objeto asciende a 32.000 reales, debiendo salir inmediatamente a licitación pública las obras proyectadas.

La Correspondencia de España. 16 de agosto de 1863: Ya se han terminado las obras de reparación que se estaban ejecutando en el ex-convento de  Santo Domingo de Orihuela, donde se hallan establecidos el museo y la biblioteca provincial.

Pero la entrega real y definitiva se retrasó hasta octubre de 1867. Y fueron jesuitas los escogidos para retomar la educación en Orihuela cuando casualmente se cumplían cien años de su expulsión, en 1767.

En su monumental trabajo sobre la Compañía de Jesús en la Historia Contemporánea, Manuel Revuelta atribuye la decisión de Cubero a la influencia de la familia Roca de Togores y a las dudas de los escolapios ante un proyecto de tal envergadura.

El imparcial. 21 de diciembre de 1867: La Revista comercial de Alicante ha oído decir que se piensa establecer una comunidad de jesuitas en el ex-convento de Santo Domingo de Orihuela.

La España. 9 de abril de 1868: En la última sesión celebrada por la junta de Obras públicas de la provincia de Alicante, se informó favorablemente el proyecto de reparación del exconvento de Santo Domingo de Orihuela.

La Correspondencia de España 15 de julio de 1868: Se ha pedido al señor rector de la universidad literaria de Valencia autorización para establecer en la ciudad de Orihuela un colegio de segunda enseñanza dirigido por padres jesuitas, para cuyo planteamiento solo falta, según parece, llenar las formalidades del expediente.

En la primavera de 1868, tras varios tira y afloja, la junta provincial autorizó las reformas pertinentes y el prelado puso en marcha un colegio de jesuitas en el edificio de Santo Domingo bajo la advocación de San Estanislao de Kotska.

A pesar de las reservas iniciales, Cubero hizo buenas migas con los hijos de San Ignacio; y con mucha ilusión se dedicaron a preparar el primer curso en el nuevo colegio.

A mediados de septiembre abrieron las aulas con más de un centenar de alumnos externos y los internos reseñados en el siguiente listado, publicado en 1922:

Catálogo general 1872-1922. AMO.

La Paz. 30 de julio de 1868: Desde Orihuela. Están para terminar las obras que el Excmo. e Ilmo. Señor obispo de esta diócesis, con el entusiasmo que le es tan propio y en fuerza al amor a las ciencias y a las artes que tanto le caracteriza, emprendió, hace algún tiempo en el edificio, convento que fue de Santo Domingo y universidad literaria de la ciudad de Orihuela, con el objeto de prepararlo para un colegio de segunda enseñanza.

En su consecuencia, la instalación de éste, bajo la dirección de padres jesuitas y con el nombre de Colegio de San Estanislao, tendrá lugar, Dios mediante, en el próximo año literario; y serán admitidos en él, no solo alumnos internos con sujeción al reglamento impreso que se ha principiado ya a circular, sino también externos.

Aún estaban organizando las primeras clases cuando «la Gloriosa» se llevó por delante a Isabel II y a la Compañía de Jesús. La orden para disolver el colegio llegó de la capital y los jesuitas se marcharon pacíficamente por orden de la junta provincial, con gran disgusto de la población.

Hay que tener en cuenta que los liberales y republicanos locales eran minoría. En Alicante, provincia con clara mayoría republicana, se decía que Orihuela era «el pueblo más levítico de España, el más carlista y guarida de jesuitas».

La Paz. 3 de octubre de 1868: La Junta revolucionaria interina de Alicante ha acordado pasar una comunicación a la Junta revolucionaria de Orihuela para que disuelva desde luego el colegio establecido en aquella ciudad con el nombre de San Estanislao, mandando que en el término de 24 horas salgan de la provincia los padres Jesuitas que en él se encuentran.

Dentro de una fuerte campaña anticlerical, el 12 de octubre de 1868 el Ministerio de Gracia y Justicia ordenó la supresión de la Compañía de Jesús, cerrando definitivamente todos sus centros y colegios. Desde ese momento, los individuos de dicha orden no dependían de sus antiguos superiores y no podían volver a reunirse en cuerpo ni comunidad; ni siquiera usar el hábito.

Despojado de sus profesores, el obispo se vio obligado a entregar el edificio a un delegado del gobierno; y no me creo que su actitud fuese tan benevolente como asegura la siguiente noticia.

Colegio de Santo Domingo en 1863. Colección Javier Sánchez Portas.

 La Correspondencia de España. 8 de febrero de 1869: Con la conducta de la mayor parte de los obispos y los cabildos, forma contraste la del señor obispo de Orihuela que ha prestado un gran servicio a las letras. Apenas se presentó el comisionado del gobierno para la incautación, lo recibió con aquella benevolencia propia de los patriarcas, le manifestó que obedecía con gusto las órdenes del ministro de Fomento, le entregó la biblioteca, y aún le indicó que visitase la del seminario.

El comisionado, que era el Sr. García Aguado, le contestó que el propósito del gobierno era solamente facilitar el uso público de la riqueza literaria; que las bibliotecas de los seminarios estaban exceptuadas de la incautación porque eran útiles a los estudiantes y públicas en muchos puntos, y que no se trataba de arrancar de las provincias, en beneficio de Madrid toda esta riqueza, sino de distribuirla convenientemente para bien de todos, de manera que la biblioteca episcopal de Orihuela sería probablemente agregada a la pública de la misma ciudad. Así es la verdad: a Madrid solo vendrán aquellos objetos que puedan considerarse como nacionales, quedando en las provincias todo lo demás.

La revolución había suprimido la Compañía; pero no expulsado a sus miembros. Estos se fueron recolocando de manera discreta, organizándose en pequeños grupos. Y muchos volvieron a la enseñanza; ocupación donde tenían experiencia y prestigio.

Cuando el obispo retomó el proyecto volvió a pensar en los escolapios. Pero al enterarse de que algunos jesuitas planeaban abrir un centro educativo en Alicante que podría hacerle la competencia, los volvió a llamar para que se encargaran de su colegio en Orihuela.

Catálogo general 1872-1922. AMO.

Regresaron gustosos en 1872; el mismo año que comenzaba la III Guerra Carlista. La comunidad de jesuitas encubiertos estaba compuesta por dieciséis individuos: cinco sacerdotes, cinco profesores licenciados en Filosofía y media docena coadjutores dedicados a tareas auxiliares. En los listados del Catálogo General publicado con motivo de su cincuenta aniversario, aparecen catorce nombres:

Rector: Hermenegildo Jacas. Padres: Francisco Alvarado, Baltasar Homs, José Mª Lasquibar, Gregorio Pano, Jorge Manuel Pérez, Santiago Pérez y Martín Rando. Hermanos: Domingo Barcóns, Juan Canudas, Joaquín Cid, Francisco C. Gálvez, José Jeremías y Ramón Niumbó.

Catálogo general 1872-1922. AMO.

El curso se inició puntualmente el lunes 16 de septiembre, como colegio episcopal, con el nombre de Santo Domingo. Y se desarrolló con relativa normalidad contando de nuevo con el apoyo y cariño de la sociedad oriolana, que veneraba a los jesuitas. Los alumnos del curso 1872-73, según el Catálogo General antes citado, fueron los siguientes:

Aguilera de Hernández de Tejada, Carlos. / Aguilera de Hernández de Tejada, Domingo. / Alpañés Altamira, José. / Arnaldo Gálvez, José. /Arronis Huertas, Bernardino. / Bueno Llopis, Ángel. / Cañizares Rodríguez, Ramón. / Capelo Villorín, Federico. / Cartagena Albero, Joaquín. / Carretero Rebollo, Inocencio. / Carrió Puigcerver, Bartolomé. / Castaños López, Luis. / Castejón Paredes, Francisco. / Celdrán Cánovas, Alejo. / Clavarana Garriga, José Casto. / Coig Rebagliato, Carlos. / Coig Rebagliato, Juan. / Company Urquijo, Enrique. / Costa Navarro, Leopoldo. / Cubí Reig, Manuel. / Duréndez Moltó, Antonio. / Duréndez Moltó, Joaquín. / Fernández Martínez, Miguel. / Ferrer Oms, Baldomero. / Foulquier Bassás, Manuel. / García de Buranda, Balbino. / Garriga Soler, Mariano. / Gea Martínez, Rufino. / Gijón Maseres, Francisco. / Gil Hernández, Miguel Mª. / Giménez Austria, Pedro. / Grifol Aliaga, José. / Grifol Aliaga, Máximo. / Gómez Valdivia, José. / Gutiérrez Escolano, Cándido. / Huertas Gómez, José. / Huertas Gómez, Mariano. / Ibáñez Aliaga, Daniel. / Iborra Martínez, Antonio. / Jacas Maseres, José. / López Pinzón, José. / López Pozas, José. / Lucas Lucas, José. / Luis Alegre, Ángel. / Luis Alegre, Severiano. / Maciá Pomares, Antonio. / Manresa, Carmelo. / Marín Guzmán, Emilio. / Martínez Molera, Luis. / Martínez Pérez, Camilo. / Maseres Munoz, Joaquín. / Maseres Munoz, José. / Mata Melgares, Pedro. / Mazón Mollardo, Carlos. / Mejías Rebagliato, Francisco. / Melgar García, Tomás. / Michelena Rogel, José. / Molina Escobedo, Federico. / Molina Escobedo, Francisco. / Mora Martínez, Antonio. / Moreno de Alba, Serafín. / Moreno Núñez-Flores, Joaquín. / Moreno Pastor, Santiago. / Navarro de Cuenca, José. / Parra Rodríguez, Luis. / Pascual de Bonanza P. de B., José. / Pascual del Pobil Martínez de M., Luis. / Pascual del Pobil Martínez de M., Mariano. / Pascual del Pobil M. de Medinilla, Rafael. / Pastor Soto, Manuel. / Payá Pérez, Rafael. / Pérez Grau, José. / Pérez Martínez, José Antonio. / Pérez Vidal, Pablo. / Puche Laborda, Miguel. / Quílez Richart, Pablo. / Ramírez Meseguer, Rafael. / Rebollo Manzanares, José Manuel. / Richart Quílez, Vicente. / Rico Mora, Calixto. / Ripoll Rodríguez, Paulino. / Riquelme Escudero, José Antonio. / Roca de Togores Roca de Togores, Diego. / Roca de Togores Téllez de Girón, Jaime. / Roca de Togores Téllez de Girón, Luis. / Roca de Togores Téllez de Girón, Mariano. / Rogel Lebrés, Manuel. / Rojas (de) Pascual de Bonanza, Juan. / Ros García, Mariano. / Rubio Berná, Lucio. / Sáenz Pizana, Felipe. / Salazar Botella, Francisco. / Sandoval Bassecourt, Alfonso. / Sánchez Baeza, Leandro. / Turón Bosca, Vicente. / Valls Lacárcel, Juan. / Zerón García, Luis. / Zerón García, Mariano.

El turbulento año de 1873 en Orihuela.

Sátira Amadeo de Saboya.

El 11 de febrero de 1873, cansado de soportar a sus nuevos súbditos, Amadeo de Saboya abandonaba España. Inmediatamente se dio por hecho que su abdicación significaba la proclamación de la República.

Al día siguiente se reunía de urgencia el Ayuntamiento de Orihuela para dar lectura a un telegrama del gobernador recibido a la una de la madrugada. En él les anunciaba la renuncia del rey, la proclamación de la República y el listado de ministros que componían la flamante asamblea soberana; exigiendo encarecidamente que mantuviesen el orden en la población.

Recibida la noticia, acordaron informar a los oriolanos publicando bandos y edictos; convocaron a la banda municipal para una cívica celebración; retiraron el cuadro de Amadeo del salón de sesiones y colgaron en los balcones la bandera republicana.

Eran momentos muy complicados en los que Orihuela vivía bajo la amenaza directa de las partidas carlistas. Sus incursiones paramilitares provocaban saqueos y violentos ataques, especialmente contra liberales y republicanos, que se sentían indefensos.

El Constitucional. 15 de febrero de 1873: Anteayer fue vilmente asesinado en Orihuela, como dijimos en nuestro número de ayer por las turbas carlistas, el consecuente liberal D. Antonio Gutiérrez, concejal elegido por el sufragio universal. El desgraciado recibió un balazo en el pecho que lo dejó muerto en el acto, regando el suelo con sangre liberal.

El Constitucional. 20 de febrero de 1873: Ayer, según tenemos entendido, llegó a esta capital una comisión de verdaderos republicanos de Orihuela a manifestar que, para resistir a los carlistas era indispensable que proporcionen armas a los republicanos y liberales de siempre, pues de lo contrario aquella populosa ciudad está vendida, a consecuencia de haberse repartido doscientos cuarenta fusiles entre los más decididos partidarios del carlismo.

La Paz. 21 de febrero de 1873: Sabemos que el señor gobernador civil de la provincia de Alicante ha dirigido al alcalde de Orihuela el siguiente telegrama: Gobernador a alcalde: Enterado de su telegrama. Dé V. las gracias en nombre del gobierno a todas las autoridades que han contribuido con sus esfuerzos a rechazar las partidas carlistas. He puesto en conocimiento del gobierno ese suceso que tanto enaltece a los liberales de Orihuela y le encarezco la necesidad de que se proporcione a ese vecindario armas para su defensa.

Propaganda anti carlista.

Durante el año 1873, una partida carlista formada por entre 300 y 600 hombres a las órdenes de Joaquín Aznar se movió libremente por la provincia. En Orihuela contaban con muchos partidarios; principalmente en la huerta; donde encontraban auxilio en forma de armas, víveres, dinero y muchas veces con voluntarios que se unían a la facción.  Los fusiles que el gobierno repartía entre los liberales, acababan muchas veces en manos de los rebeldes.

El Constitucional. 3 de abril de 1873: Según nos escriben de Orihuela ha sido asesinado, recibiendo un trabucazo, el consecuente liberal D. Luciano Vinal y también ha sido herido su hijo. Esta hazaña de los carlistas ha tenido lugar apenas ha salido de aquella ciudad la Guardia civil que la guarnecía.

La Paz. 5 de abril de 1873: Sabiendo las autoridades de Orihuela que de los 400 fusiles entregados a los voluntarios había desaparecido una gran parte, dispusieron anteayer un reconocimiento, del cual no aparecieron más que 70 fusiles.

El Gobierno ha  dispuesto que se remitan a Orihuela otros 200; con encargo especialísimo de que sólo sean entregados a las personas de cuyos antecedentes liberales y honrados no pueda dudarse. Suponemos que los 330 fusiles que faltaban estarán ya en poder de los carlistas.

A mediados de junio se supo que otro centenar de oriolanos se habían incorporado a una partida carlista; y que esta había sido dispersada por los voluntarios de la República con ayuda de la Guardia Civil. Hicieron catorce prisioneros que, en su huida, arrojaron boinas, municiones y cananas.

Tal era el grado de aceptación del carlismo en Orihuela que las autoridades pidieron ayuda al Ejército, temiendo que el pueblo intentase liberar a los guerrilleros cautivos.

El 14 de julio se proclamó la independencia del Cantón Murciano. Cartagena era el núcleo del federalismo en España y su ayuntamiento fue sustituido por una junta revolucionaria. El Regimiento de Iberia, los Cazadores de Mendigorría y otros jefes militares se unieron al famoso revolucionario Antonio Gálvez.

Sátira de la I República. Pi y Margall presidente.

El Gobierno. 28 de julio de 1873: El alcalde de Orihuela dice con referencia a viajeros llegados a Murcia, que en Monteagudo hay sobre 300 insurrectos con dos piezas de artillería, esperando mayores fuerzas para caer sobre Orihuela.

El Constitucional. 29 de julio de 1873:  Anteanoche salieron de esta capital (Alicante) a las órdenes del brigadier gobernador militar de la provincia, fuerzas de infantería, carabineros y guardia civil en dirección a Orihuela, hacia cuya ciudad pensaba dirigirse, según se dijo, Antoñete Gálvez con una columna de insurrectos de Cartagena.

Es de suponer que, en vista de la actitud en que se han colocado los habitantes de aquella ciudad, y del auxilio que les lleva la autoridad militar, las fuerzas invasoras del cantón murciano, mudarán de propósito pues parece que no quedaron muy satisfechas del recibimiento que se les hizo en Lorca, de donde fueron rechazadas con justa indignación. No creemos que los cantones federales que tengan el derecho de exigir socorros pecuniarios con las armas en la mano, de las provincias limítrofes.

Ayer mañana salió el inspector de vigilancia con dirección a Orihuela, en donde parece que se ha recobrado la tranquilidad, pues Antoñete Gálvez, no se ha dirigido a aquella ciudad.

Esta última información era errónea. Si Orihuela no tenían suficiente con contener a los carlistas, los cantonalistas cartageneros pusieron también sus ojos en la fértil huerta del Segura y atacaron por sorpresa. La situación era completamente caótica. Os dejo dos narraciones de aquel acto de rapiña: la gubernamental, en los partes telegráficos; y la de los revolucionarios cantonales, en su diario oficial.

El Cantón Murciano. 30 de julio de 1873: En Orihuela parece que se han reconcentrado algunos guardias civiles. Si es para encargarse del servicio de su instituto, las autoridades del cantón serán gustosos que lo recorran; pero si se presentan en son de guerra, el cantón murciano que todavía no ha visto derramar la sangre de ninguno de sus hijos, se verá en la triste necesidad de expulsarlos o rendirles a obediencia.

La Paz. 31 de julio de 1873: Decía «El Cantón Murciano» de ayer: A las doce de esta noche pasada, salió de Cartagena una expedición militar importantísima de la que recibiremos noticias en breve. Dispuestos a rectificar en cualquier inexactitud, añadiremos que esa expedición se hallaba en la madrugada de ayer en Orihuela, donde sorprendió a la Guardia Civil, con cuya fuerza trabó lucha en la que tomó parte la artillería resultando muertos y heridos de ambas partes, afortunadamente en escaso número.

El grueso de la fuerza de la Guardia Civil, mandada por el Gobernador Militar de Alicante, Sr. Ruiz Piñero, logró retirarse, no pudiendo hacer lo mismo el corto número de los de caballería que se hallaban en la posada de Pisana, que fueron hechos prisioneros por la fuerza de Gálvez. De Murcia salió también ayer mañana una columna con los cañones, pero según nos aseguran, no pasaron de la Aparecida. En Orihuela fue, según se dice, reinstaurada la junta revolucionaria.

Posada de Pizana. Colección Javier Sánchez Portas.

La Independencia Española. 31 de julio de 1873: Alicante. He aquí los partes oficiales del ataque a Orihuela: 30 (10 mañana). Gobernador delegado a ministro Gobernación. Según noticias telegrafista de Orihuela, llegadas fuerzas insurrectas, tropa línea con artillería de Cartagena. Colisión con Guardia civil. Cada uno sostiene sus puestos. Hace un rato suspendiose fuego. Hay algunos heridos. Autoridad militar y yo procuramos enviar refuerzos.

Estoy estación telegráfica. 30 (11,25 mañana). El delegado del gobierno civil en Orihuela, en telegrama de las 10,50 mañana dice lo siguiente: «No habiendo puesto el alcalde las avanzadas que se le habían ordenado, una fuerza de 800 soldados se ha presentado en la plaza de la Constitución (la Plaza Nueva), tomando las posiciones más importantes.

La plaza de la Constitución o Plaza Nueva en el XIX.

La Guardia civil, que ha sabido por mí la novedad y que estaba alojada, no ha podido reunirse más que en número de unos 70 hombres, los que se han batido como leones, si bien hemos tenido que ceder ante el número y posición ventajosa del enemigo; pero haciendo esfuerzos supremos he podido poner este telegrama.

Ha cesado el fuego; puedo asegurarle la muerte de un soldado y otro herido y algunos guardias. Ignoro el paradero del brigadier y de la mayor parte de la Guardia, que en retirada se habían posesionado de las posadas. La caballería, sorprendida en la posada, no ha tomado parte. Inmensa la responsabilidad que pesa sobre el alcalde. Noticias telegráficas de Orihuela, y que no las garantizo, según me han dicho, brigadier ha salido por la carretera de esa.

Me han dicho que la caballería ha sido desarmada. Unos cuantos guardias han huido, otros escondidos y otros prisioneros. No respondo de la exactitud de todo esto. Necesitamos refuerzos con urgencia, y solo quedan 100 hombres en plaza y castillo.»

El Cantón Murciano. 1 de agosto de 1873: ORIHUELA. Lo avanzado de la hora en que ayer hizo su entrada en ésta la columna expedicionaria que cayó sobre Orihuela la mañana del 30, nos impidió reseñar el brillante comportamiento de los soldados y voluntarios ante la resistencia que desde el primer momento encontraron de la guardia civil.

Había citada una compañía de voluntarios de Murcia en la estación del ferrocarril, distante de Orihuela más de dos horas, y reunidas las fuerzas de Iberia y parte de Mendigorria, dirigidas por Pernas, Carreras y Real, todas al mando de Antonio Gálvez, se presentaron en el pueblo a las cinco y media de la mañana, encontrando unos 180 guardias civiles a punto de formarse en la plaza, algunos otros en varias casas y unos 40 carabineros de caballería en completo descuido.

Las fuerzas federales entraron llevando a su cabeza a la compañía de voluntarios de Murcia, que lo solicitó con empeño y mandaba un cuñado de Gálvez, y detrás el regimiento Iberia, dirigiéndose por otro extremo las dos compañías de Mendigorria al mando de su jefe, ciudadano del Real. No bien observaron los carabineros la llegada de fuerzas y comprendieron su importancia, en vez de acudir en busca de sus caballos, adoptaron aptitud pacífica gritando: ¡todos somos unos! y el capitán expresó que se entregaba voluntariamente.

Seguía avanzando la columna y a la vista del grupo de guardia civil, el Brigadier Piñeiro, gobernador militar de Alicante, jefe de las fuerzas centralistas, dio la voz de fuego, que encontró mucha vacilación en los primeros momentos, pero que al fin fue obedecida.

Entonces los valientes voluntarios rompieron el suyo y con los soldados se arrojaron denodadamente sobre la plaza, donde se produjo una dispersión no del todo desordenada, puesto que aun pudieron reunirse unos 130 en los primeros pasos de la carretera de Alicante, merced a la ligereza de sus maniobras, sostenidas por el empeñado fuego que hacían desde cada esquina y barraca de las que cruzaban en su retirada.

Al brigadier Piñeiro le agarró por la faja un cabo del ejército federal metiendo el brazo por una ventana baja; éste le disparó su revólver y el cabo mencionado le soltó; viéndose ileso apuntó con su carabina y falló el tiro; aún le hizo otro disparo; estaba distante sin ros ni espada, refugiándose en el grupo de guardias que lejos ya del pueblo, le montaron en una burra blanca.

Un guardia a quien del Real suplicó se entregase prometiéndole cariño, contestó descargando su fusil, cuya bala rozó la cabeza de Real, por lo que un soldado que acudió, le mató instantáneamente de un tiro a poca distancia. Dicho jefe contribuyó mucho a que sus soldados no se ensañaran en los fugitivos que se negaban a entregarse, por lo que se hicieron sólo unos 14 guardias prisioneros entre ellos un oficial, además de los 40 carabineros con sus caballos entregados.

Hubo sin embargo que deplorar la desgracia de cinco guardias muertos y nueve heridos, teniendo los federales un soldado muerto, dos heridos (uno gravemente en el pecho y otro en el brazo que le fue amputado) y ademas recibió una grave herida en un muslo el capitán de voluntarios, cuñado de Gálvez.

Dos compañías federales que había en Monteagudo acudieron tarde a la estación y se decidieron a acercarse al pueblo cuando supieron el resultado. Los voluntarios de Murcia causaron admiración al ejército por su arrojo, y los soldados brillaron en su competencia con los famosos hortelanos. Los jefes y oficiales ganaron  en valor a todos, y su dirección inteligente hubiese completado el éxito al haber conocido el terreno.

Concluida la misión, el ex-coronel Pernas dirigió el siguiente telegrama a la estación de Alicante: El coronel Pernas al ministro de la Guerra. Tomado Orihuela. En mi poder 20 caballos de Guardia Civil y carabineros con sus jinetes y armas, e incluso el caballo del brigadier y el de su hijo; además 15 guardias, de Infantería; varios muertos y heridos. Mi fuerza entusiasmada. Tres cuartos de hora de fuego. Marcho sobre Alicante.

Pero en Alicante le esperaban un gran contingente de tropas, por lo que se dio la vuelta en Albatera y, tras recaudar diez mil duros entre los oriolanos, regresó a Cartagena.

Con el ayuntamiento a la fuga, se hizo cargo del gobierno municipal una junta revolucionaria hasta que el delegado del Gobernador Civil pudo nombrar a un grupo de “personas de orden” de distintas procedencias políticas. El 17 de agosto suspendió a los antiguos concejales, acusados de alteración del orden público y abandono de sus obligaciones. Y nombró un ayuntamiento provisional encabezado por Federico Agrasot. Un consistorio que, como podemos comprobar, no podía pagar ni a los maestros.

El magisterio español. 10 de septiembre de 1873: Cierre de escuelas. Los maestros de ambos sexos de la ciudad de Orihuela han cerrado las escuelas por no poder continuar desempeñando sus funciones sin comer, y han dirigido una exposición a las autoridades participándoles del hecho y la causa de tal resolución.

Orihuela en 1862. Colección Javier Sánchez Portas.

El 17 de septiembre, después de saquear Granja de Rocamora y Cox, donde quemaron el registro civil, una partida carlista aterrorizaba de nuevo a Orihuela inutilizando previamente el telégrafo para incomunicarlos. Ante aquella nueva amenaza, un destacamento del Ejército, que por entonces sitiaba Cartagena, tuvo que acudir para ponerlos en fuga.

La Paz. 20 de septiembre de 1873: Ayer corrió la noticia de que había empeñada lucha entre fuerzas carlistas y liberales hacia el campo de la Matanza, donde se aseguraba se oía fuego, indicándose algunos detalles más, sin duda forjados por desocupados. Anoche fue desmentida oficialmente esa noticia por telegrama del alcalde de Orihuela.

La ayuda llegó tarde. Los carlistas se colaron de nuevo hasta la cocina con el apoyo de sus numerosos partidarios locales. Y cargaron bien sus alforjas. Demasiadas pulgas para un solo perro.

Partida Carlista. Pintura de Ferrer Dalmau

El Constitucional. 27 Setiembre 1873: Orihuela. A las cinco y media de la mañana de hoy, han entrado en esta las dos partidas carlistas de Rico y Aznar sin disparar un tiro y apoderándose en el acto de la casa de ayuntamiento. En esta ocasión ha sucedido lo mismo que en la entrada de Toñete y en la primera de Aznar; sorpresa y pura sorpresa a pesar de estar gravando el presupuesto con las dietas de la gente movilizada que tiene el ayuntamiento para solo alarmar al vecindario: pues en cuanto llega el momento preciso se eclipsan y no se encuentran por ninguna parte.

Como tienen tantas simpatías en esta localidad las ideas que defienden ambos cabecillas, tan luego se apercibieron de que estaban aquí los carlistas, hubo repique general de campanas, música por las calles tocando la marcha real en medio de las demostraciones más entusiastas de sus innumerables partidarios y algún que otro muera escapado de recalcitrantes que se avenían mal al propósito de los más de que no hubiese ningún insulto.

Por lo demás, fuera de tres carros de cajones de tabaco y 12.000 reales que han tomado de la Administración de Rentas; 10.000 reales y el secuestro del cobrador de Contribuciones; 3.000 reales del Registro de la propiedad; 20 caballos de particulares; 71 mantas morellana y la quema del registro Civil, la de todos los documentos y antecedentes del reparto para cubrir el déficit Municipal con algún que otro efecto de la casa Ayuntamiento.

Más bien parecía que el vecindario se disponía a presenciar una gran fiesta o torneo que la entrada de una facción en son de guerra según el semblante jovial con que discurrían por la población desde la más encopetada señora, hasta la más humilde trapera.

En fin, ha sido un gran día de jolgorio para los carlistas, si no se les hubiera aguado en lo mejor de su entusiasmo, con la noticia de que venía fuerza en su persecución; lo cual les ha obligado a marcharse a las diez y media, llevándose sobre 150 hombres que se le han unido aquí.

Como dato para la historia no quiero dejar de decirle que de los liberales de pega que nos ingirió el partido radical en su paso por el poder, sobre 15 de ellos se han ido con la partida, siendo lo más notable que el municipal del Alcalde Radical D. Félix Lafuente que se dice, fue el que hirió a D. Antonio Gutiérrez, consecuente y antiguo liberal, ha sido el primero que ha soltado la máscara liberal con que le adornaron los radicales de aquí y se ha marchado con la partida, después de romper en casa del escribano la causa que se le formó por aquel delito, y de robarle a D. Carlos Coy el caballo.

La expulsión. Noviembre de 1873.

Cuando comenzó el curso de 1873 en el Colegio de Santo Domingo la situación de España era completamente caótica. A las guerras carlistas y coloniales se habían unido las cantonales. Alicante había sido bombardeada por barcos del cantón de Cartagena y Orihuela saqueada dos veces en menos de dos meses.

Manicomio Nacional. Sátira 1873.

Tras los ataques de cantonalistas y carlistas, el gobernador había ordenado mantener vigilancia constante en los puntos más elevados durante el día, y avanzadas de noche, con peatones dispuestos para el momento en que avistasen la aproximación de fuerzas carlistas. Y dado el caso, armar a la población para que se hiciesen fuertes en el edificio que les pareciese más seguro hasta la llegada de las tropas de la República.  

Como ya he dicho varias veces, Orihuela era una ciudad profundamente carlista en una provincia mayoritariamente republicana. Recordemos que, el propio Carlos, primer pretendiente tradicionalista, había costeado un convento de salesas sobre el solar del colegio de los jesuitas expulsados. Y sin embargo, el diputado por Orihuela era el comerciante alicantino Juan Maisonnave, miembro del Partido Republicano Democrático Federal, fundado por su hermano Eleuterio Maisonnave, ministro de la Gobernación.

El Constitucional. 28 de octubre de 1873: Tenemos entendido que el señor Gobernador de la provincia o algún delegado suyo deben salir de un momento a otro para Orihuela con fuerza de la guardia civil. Según nos han asegurado, el objeto principal de esta visita es activar el cobro de las contribuciones.

El Constitucional. 30 de octubre de 1873: En nombre del Sr. Piñango, nos contesta ayer el periódico semioficial de esta localidad, negando sea cierto que el gobernador de la provincia o un delegado suyo piensen salir con fuerza de la guardia civil para Orihuela. El señor gobernador no ha necesitado ni necesita salir a activar el pago de las contribuciones, porque desde su despacho sabe hacer cumplir las órdenes de la superioridad y a los alcaldes con sus deberes.

Durante la segunda semana de noviembre, un retén de voluntarios de la República estuvo merodeando el colegio, molestando a padres y profesores con la excusa de proteger a la ciudad de cualquier sorpresa carlista.

El día trece alguien denunció a los jesuitas; y el alcalde, que ya no era el que nombró el gobernador en agosto, sino Luis Muñoz, estaba seguro en el ajo. El catorce por la tarde avisó de que no acudiría el retén porque habían llegado a Orihuela fuerzas de la Guardia Civil.

Las dos formas de ver la república enfrentadas.

A partir de aquí vamos a repasar a través de la prensa diez días complicados y poco conocidos en la historia del Colegio de Predicadores; apoyándonos básicamente en dos diarios alicantinos: uno republicano liberal y el otro republicano federal.

El Constitucional. 16 de noviembre de 1873: Última hora: Ayer tuvieron que marchar precipitadamente a Orihuela varios padres de familia a recoger a los niños que tenían en el colegio de jesuitas establecido en dicha ciudad. Según hemos oído decir, se ha mandado cerrar dicho colegio y han sido reducidos a prisión y conducidos a Murcia el director y los profesores; habiendo quedado tan solo uno encargado de entregar los colegiales a sus familias. Se decía anoche que en aquella ciudad había alguna efervescencia a consecuencia de este suceso que ha excitado naturalmente la atención pública.

El 15 de noviembre a la una y media de la madrugada, el alcalde se presentó en el colegio acompañado del delegado de orden público, del secretario del gobernador, setenta guardias civiles y un grupo de voluntarios de la República en lo que parecía ser una redada. La turba armada actuó con nocturnidad para que la ciudad no se enterase de lo que estaba pasando.

La orden de desalojo la traía el secretario del gobernador; pero la voz cantante era la del propio alcalde quien ordenó a los jesuitas que desalojasen el edificio en diez minutos y se subiesen a un coche que les esperaba en la puerta.

A la pregunta de a dónde los llevaban, respondieron: al exilio. Trece de los dieciséis miembros fueron desalojados y conducidos por la fuerza. En el colegio solo quedaron dos coadjutores y un enfermo de tuberculosis en estado terminal.

Llegaron a Murcia a las siete de la mañana y fueron presentados en el Gobierno Civil. El gobernador, ajeno a todo lo ocurrido, telegrafió al Ministerio de la Gobernación pidiendo instrucciones. Allí le contestaron que el destino final de los jesuitas era Cádiz. Probó a colocarlos temporalmente en la residencia del obispo murciano; pero ante la negativa de éste a aceptarlos, fueron alojados en casas particulares; quedando en libertad bajo palabra.

El Gobierno. 18 de noviembre de 1873: Por disposición del gobernador de Alicante han sido conducidos a Murcia 13 sacerdotes procedentes del colegio de jesuitas establecido en Orihuela, regresando el que se creyó menos caracterizado entre ellos para estar al cuidado de dicho establecimiento. El gobernador de Murcia dispuso que no fuesen conducidos a la cárcel, sino al palacio del obispo; pero habiéndose negado a ello la autoridad eclesiástica, han sido alojados con todas las precauciones convenientes en algunas casas de particulares que se ofrecieron a responder de su seguridad.

Por la mañana la noticia corrió como la pólvora y muchos oriolanos se congregaron en torno al colegio mostrando su desacuerdo con la expulsión. Algunos padres de alumnos llegaron a viajar a Madrid para protestar por semejante atropello que dejaba a sus hijos sin colegio con el curso empezado.

El Constitucional. 18 de noviembre de 1873: El viernes (14) salió de Alicante para Orihuela el secretario de este gobierno de provincia D. Carmelo Navarro, acompañado del inspector de vigilancia, y llegaron a dicha ciudad ya entrada la noche. A las once se presentaron en el convento donde se halla establecido el colegio, acompañados del alcalde y fuerza de guardia civil, e inmediatamente fueron admitidos en su interior; los guardias se situaron en los claustros, y las autoridades referidas intimaron a los padres jesuitas la orden de prisión: protestaron estos de la violencia y representaron que tenían que devolver y responder a los padres de familia el sagrado depósito de los hijos que les habían confiado, y solicitaron inútilmente que se les permitiese quedar a dos de ellos, custodiados de la manera que se creyese oportuno, durante algunos días a fin de entregar los colegiales a sus parientes y encargados.

La orden era terminante, y a las 12 de la noche salieron en un coche para Murcia, acompañados por el señor secretario y la fuerza pública. Al despertar los niños al día siguiente, fueron entregados por la autoridad local a los encargados o amigos que tenían en Orihuela, habiendo casa que ha alojado 8 y 10 colegiales. No sabemos las causas que han motivado esa detención; pero indudablemente habrán sido graves, dada la forma con que se ha llevado a cabo.

Dícese que se acusa a los jesuitas de tener inteligencias con los carlistas, falta grave en hombres que deben estar y creíamos estaban dedicados exclusivamente a la enseñanza y a la caridad. Orihuela con no tener ese colegio pierde bastante; también pierden bastante los padres de familias que educaban allí sus hijos: por eso repetimos, es más de deplorar que los que tenían la misión de la enseñanza y de la caridad cristiana, se consagrasen a atizar nuestras discordias civiles, si es cierto, que nosotros no lo sabemos, que favorecían la causa carlista.

Al día siguiente de este suceso, es decir el sábado, murió uno de los padres jesuitas que se hallaba en el convento gravemente enfermo. Los que fueron conducidos a Murcia han quedado en clase de detenidos en casas particulares, y ayer se dijo que ya estaban en libertad; pero esto debe ser una equivocación, debida sin duda a no haber sido encarcelados.

El domingo por la noche llegó a Orihuela el prefecto de la orden, a hacerse cargo de lo ocurrido y a arreglar los negocios que dependían de los padres jesuitas. La conducta pública de estos sacerdotes y la manera como se conducían en la población y con los colegiales era digna del mayor elogio: eso hemos oído de labios liberales y por lo tanto nada sospechosos en el asunto de que nos ocupamos.

En Orihuela la indignación fue creciendo alimentada por la prensa, que hizo públicos algunos detalles de crueldad innecesaria; como que uno de los maestros, enfermo de tuberculosis y ya con los santos óleos recibidos, había fallecido ese mismo día. Acusaron de inhumanidad al alcalde y al Gobierno Civil por su comportamiento con aquellos sacerdotes y con los propios niños que despertaron con el colegio desmantelado y sin sus cuidadores.

Aun así, «el Constitucional» abrió al principio un margen de duda ante las acusaciones de simpatía con el carlismo. Pero no les pareció oportuno equiparar a estos sacerdotes con los religiosos que empuñaban las armas contra el gobierno.

El Constitucional. 20 de noviembre de 1873: Parece que el alcalde Sr. Muñoz y el delegado del gobernador, trataron a aquellos sacerdotes sin miramientos y que no se guardó con ellos consideración alguna, mientras que por noticias particulares que hemos recibido, y otros datos auténticos, resulta todo lo contrario. También se afirma en ella que el gobernador de esta provincia quiere enviar a dichos sacerdotes a Cádiz y de allí a Ultramar, cosa que en verdad se nos resiste creer.

Reproducir como una aclaración de aquellos hechos la circular insertada el 17 de setiembre en el Boletín Oficial que solo se refiere a los sacerdotes que empuñan las armas en favor de D. Carlos, o que desde el púlpito provocan a la rebelión y a los que predican animadversión al gobierno y a sus representantes, nos parece que es autorizar a que se dude de la razón que sin duda ha asistido a la primera autoridad de la provincia para proceder del modo que lo ha hecho.

Nosotros deploramos que se haya cerrado ese centro de enseñanza, y lo deploramos, por los padres de familia que habían confiado la educación de sus hijos a aquellos sacerdotes, y creemos que si hay pruebas de que esos eclesiásticos conspiraban contra el actual orden de cosas, merecen un severo castigo, pero no acertamos a comprender cómo es que han quedado simplemente arrestados y en libertad de circular por Murcia, hombres a quienes se tienen sin duda por peligrosos.

Anoche oímos decir que el señor ministro de la Gobernación desaprueba la conducta del alcalde de Orihuela, señor Muñoz, en la manera de llevar a cabo la prisión de los jesuitas. No salimos garantes de la verdad de la noticia que solo acogemos como un rumor que no extrañamos, dada la independencia de carácter y rectitud del Señor Maisonnave.

La actuación oriolana se dividió en tres frentes: Por un lado el ayuntamiento envió una comisión a Madrid abogando por los jesuitas; por otro los padres de los alumnos se entrevistaron con el Ministro de Gobernación, el alicantino Maisonnave, cuyo hermano, como hemos dicho, era diputado por Orihuela; y con el presidente Castelar quien a su vez recibió una carta abierta del Obispo de Orihuela que fue publicada por la prensa.   

El Constitucional. 21/Semanario católico 22 de noviembre de 1873: COLEGIO DE ORIHUELA. Sigue preocupándose la opinión pública, de los misteriosos sucesos de Orihuela. La prisión del Rector y profesores del Colegio de segunda enseñanza de dicha ciudad, ha tenido por consecuencia la clausura de aquel centro de enseñanza, establecido al amparo de las leyes, montado con el mayor esmero e inteligencia, a expensas del Sr. Obispo de la diócesis.

Tenía este colegio gran número de discípulos, por los conocimientos científicos y literarios que difundía, por el método de enseñanza y por la necesidad que sentía la provincia de un establecimiento de esa clase. Deploramos pues sinceramente su clausura, y no acertamos a comprender por qué no se han conciliado las exigencias que han motivado la prisión de los 13 sacerdotes con los intereses del establecimiento, y muy particularmente con los de tantos padres de familia que tenían confiados sus hijos a aquellos profesores.

Sobre este importante extremo, el señor Obispo de la diócesis ha dirigido al, señor presidente del Poder Ejecutivo y al señor ministro de la Gobernación la razonada exposición que tenemos el gusto de reproducir:

Colegio de Santo Domingo.

Excmo. Señor presidente del Poder ejecutivo de la nación. El obispo de Orihuela, que suscribe, se ve hoy en el imprescindible caso de acudir a V. E. con el doloroso motivo que respetuosamente expone: Hace año y medio que venía funcionando un colegio de segunda enseñanza creado por mí, en la que fue universidad convento de dominicos de esta ciudad, cuyo magnífico edificio de todos celebrado, me lo reservó con este objeto cuando hice la cesión canónica de los bienes de mi diócesis con arreglo al concordato de 1851, librándolo indudablemente por este medio de la ruina que irremediablemente le hubiera sobrevenido, y proporcionando un medio de útil y provechosa enseñanza a la numerosa juventud de esta ciudad y de toda la provincia y limítrofes, con las demás ventajas que siempre llevan consigo esta clase de establecimientos.

El colegio de cuya creación di conocimiento al Gobierno supremo, llenaba los deseos y esperanzas de los innumerables padres de familias que habían puesto a sus hijos bajo la dirección y escuela de buenos profesores buscados por mí, que si bien eran de origen de la Compañía de Jesús, estaban reunidos o colegiados únicamente como simples eclesiásticos sujetos a mi autoridad, sin otra misión ni más objeto que el del ejercicio de su noble magisterio y del auxilio esmerado que además pudiesen prestar al pueblo en sus necesidades religiosas.

Y aquí, Excmo. Señor, séame permitido dar un testimonio de justo reconocimiento por lo bien que lo han desempeñado, no solamente a satisfacción mía, sino con la general aprobación, aplauso y hasta entusiasmo de cuantos han tenido ocasión de admirar el orden, la moralidad, ilustración y religiosidad de sus prácticas, ejercicios y notables adelantos. Pues bien Excmo. Señor, este colegio que, en su favor llevaba tan recomendables condiciones, y que merecía la aceptación y encomios de la generalidad de las gentes, cuya voluntad se había ganado a costa de sus esfuerzos y trabajo.

Este colegio, repito, fue ocupado a las doce de la noche del día 15 del corriente por la autoridad de esta población auxiliada de fuerza armada en cumplimiento, según se dice, de orden superior, y sin más tiempo que el absolutamente preciso y sin el menor conocimiento que se me hubiese dado, fueron presos su Rector y profesores, deportándolos seguidamente a la ciudad de Murcia sin haberles manifestado la causa y motivos de su precipitada prisión.

Creo, Excmo. Señor, que estos, deben ser muy graves o importantes cuando han dado lugar a una determinación tan apremiante, tan general y tan silenciosa, a pesar de las consideraciones debidas a tantos niños que allí se encontraban, y de las consecuencias y sustos que pudieran apoderarse de tan tiernas o inocentes criaturas. Graves habrán de ser cuando han dado lugar a una medida de tanta trascendencia, que yo la respeto y respetaré, considerándola como emanada del poder supremo.

Y además de la ocupación del colegio y deportación de su Rector y profesores, se me asegura que se ha formado inventario de todo lo que en dicho colegio existe, sobre cuya medida he reclamado a esta autoridad sin resultado hasta esta fecha, porque todos los efectos, útiles, enseres y servicio del establecimiento es absolutamente mío como costeado a mis expensas, sin que ni la Provincia, ni el Municipio hayan contribuido en nada para ello, porque si algunas personas generosas me han ayudado para llevar a cabo tan provechoso objeto, de cuenta mía será entenderme con ellos.

Reclamo pues con todo el derecho de rigorosa justicia que todo se me entregue por ser notorio que es de mi exclusiva propiedad. Dios guarde a V. E. muchos años Orihuela 17 de noviembre de 1873. Excmo. Sr. Pedro María, Obispo de Orihuela. Exmo. Sr. Presidente de Poder ejecutivo de la nación y Excelentísimo Sr. Ministro de Gobernación.

Las autoridades en Madrid y en Alicante, después de tanto descontrol federalista, estaban tratando de ofrecer una nueva imagen de orden y justicia. Ya sólo “El Nuevo Municipio”, órgano del Partido Republicano Federal, consideraba justa la medida aplicada según ellos a “unos sacerdotes a cuyo cuidado estaban centenares de niños para recibir educación y que al paso de una partida carlista por delante del colegio había dado vivas a la religión y a Carlos”.  

El Municipio. 1873.

El municipio. 21 de noviembre de 1873: Las autoridades de la provincia no han querido cerrar el colegio de Santo Domingo de Orihuela, ni es su ánimo que queden sin instrucción esos centenares de niños. El señor Gobernador de la provincia ha dado ya orden, y a estas horas debe de  estar cumplimentada, para que le sea entregado al Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo, el local del colegio con todos sus enseres, y su Ilustrísima podrá, disponer su apertura cuando guste, poniendo a su frente a los profesores que tenga por conveniente; pero que se ocupen sólo de dar instrucción, apartándose de enseñar cosas enteramente extrañas a las materias que comprende la enseñanza, bien sea superior o elemental.

Los jesuitas declararon que todas las acusaciones eran falsas y culparon al alcalde; cuya denuncia estaba basada intencionadamente en un malentendido. Que los “vivas” a la religión y a Estanislao, atribuidos por los republicanos al conocido jefe carlista que operaba en Alicante, Estanislao Bolinches, eran en realidad un homenaje al santo jesuita cuya festividad celebraban el 13 de noviembre.

Alegaron que los oriolanos estaban muy contentos con su trabajo y que el colegio funcionaba perfectamente bajo el amparo del obispo. Y sus argumentos convencieron al ministro y al gobernador.

El Constitucional. 22 de noviembre de 1873: Sucesos de Orihuela. Dice el colega ministerial que las autoridades de la provincia no han querido cerrar el colegio de Santo Domingo de Orihuela y que ya se han dado las órdenes para que se entregue al Excmo. e Ilmo. Señor Obispo el local y todos sus enseres, pudiendo disponer su apertura y poner a su frente los profesores que tenga por conveniente; pero añade a guisa de dómine, que aquellos solo deben ocuparse de dar instrucción, apartándose de enseñar cosas enteramente extrañas a las materias que comprende la enseñanza, bien sea Superior o elemental.

Es pues lógico suponer que El Nuevo Municipio entiende que la prisión de los 13 sacerdotes ha sido ordenada por el señor ministro de la Gobernación y ejecutada por el señor gobernador de la provincia por medio de un delegado, acompañado del inspector de orden público y el alcalde, Sr. Muñoz, y de fuerza de guardia civil y voluntarios, sólo porque en aquel colegio se enseñaban cosas enteramente extrañas al programa de enseñanza: ¿qué cosas serán esas?

No podemos entrar a examinar esos hechos; pero El Nuevo Municipio ofrece ocuparse ampliamente del asunto, y le agradeceremos que en sus aclaraciones no olvide decirnos por qué no existe expediente gubernativo anterior a la prisión y se procede ahora a formarlo para justificar los procedimientos dictatoriales; por qué motivo aquellos peligrosos sacerdotes pasearon libremente por Murcia inmediatamente después de su prisión; y por último desearíamos saber si la prisión del escribano de Elche, José Gómez, llevada a cabo la misma noche que la de los sacerdotes, y conducido del mismo modo a Murcia en virtud de órdenes que a su paso por Elche dejó el delegado del gobernador, tiene alguna relación con los sucesos del colegio de Sto. Domingo.

Hoy debe trasladarse a Orihuela el Sr. Gobernador de la provincia; No sabemos si este viaje estará relacionado con la entrega del edificio del colegio de Santo Domingo y los enseres y efectos de que se incautó el alcalde de aquella ciudad.

El gobernador civil de Alicante, que ya había ordenado la devolución de las llaves al obispo, decidió viajar personalmente a Orihuela para impartir justicia. Norberto Piñango llevaba dos meses y medio en el cargo; y formaba parte de los republicanos moderados alicantinos que buscaban controlar la situación con el apoyo de los conservadores, garantizando el orden y la propiedad después de tanta locura.

El político viajó personalmente a Orihuela y constituyó un nuevo ayuntamiento cuyo primer acuerdo fue restituir el colegio y nombrar a Piñango hijo adoptivo. Junto al obispo pronunció un discurso desde el balcón de la Posada del Sol, entre vítores y aclamaciones de los oriolanos que llenaban la calle de los Hostales, donde estaba emplazada dicha posada.

En cuanto a los jesuitas, regresaron fortalecidos, casi como héroes. El rector había pensado volver a Orihuela como salieron; discretamente durante la noche para evitar desórdenes públicos por parte de los ciudadanos que los esperaban ansiosos. Pero el nuevo ayuntamiento afirmó que toda la ciudad estaba conmovida y que la injuria pública exigía una reparación pública.

Una comisión presidida por el alcalde viajó a Murcia y los trajo la tarde del día 25. Por el camino se tropezaron con carros y tartanas de oriolanos que habían salido a recibirlos y así entraron en la ciudad, entre ovaciones y vivas del pueblo.

El Constitucional. 27 de noviembre de 1873: COLEGIO DE SANTO DOMINGO DE ORIHUELA. No hay ya necesidad de que el nuevo municipio se moleste en decirnos los motivos que obligaron a la autoridad a tomar las medidas que tomó para que abandonasen los señores jesuitas el colegio. Los dignos profesores que por disposición gubernativa fueron extrañados a Murcia, regresaron anteayer a Orihuela, y el mismo señor gobernador les instaló de nuevo en el colegio de Sto. Domingo.

Este acto de severa justicia le enaltece y le ha conquistado las simpatías generales de aquella ciudad. El Sr. Piñango ha tenido ocasión sin duda de comprobar personalmente, lo calumnioso de la delación de que fueron víctimas aquellos ilustrados sacerdotes. Así proceden los hombres de corazón. El señor gobernador debe estar satisfecho; todos le concederán desde hoy más su confianza; porque verán en él, a la par que el enérgico y decidido campeón del orden y de la libertad, el hombre recto y justiciero. Reciba nuestra más cordial enhorabuena, y se la damos también a los habitantes de la bella ciudad del Segura por la reapertura de aquel centro de enseñanza.

Según nos escriben de Orihuela, la estancia en aquella ciudad del Sr. Gobernador civil D. Norberto Piñango, ha sido fecunda en satisfactorios resultados. Sabido es que son dificilísimas las circunstancias por que atraviesa aquella población, en la cual, como en otras muchas, la administración municipal se halla abandonada, debido sin duda a que de algún tiempo a esta parte atienden los ayuntamientos más a las contiendas políticas que a las cuestiones administrativas, lo cual es su verdadera misión.

Presentada la dimisión del último ayuntamiento, el Sr. Piñango se ha visto obligado a constituir otro; y en tan ardua tarea ha obrado, según nos aseguran, con el mayor pulso; pues prescindiendo por completo de afecciones políticas, ha convocado a todos los hombres de arraigo del partido liberal, sin pararse en matices de bandería, y ha constituido un ayuntamiento en el que figuran concejales de varias procedencias políticas, si bien todos liberales, que es lo que allí importa más.

He aquí los nombres de los que forman el nuevo ayuntamiento. Alcalde. —Antonio Esquer.  Tenientes de alcalde. — José Bueno. — Tomás García Ródenas. — Francisco López García. —Federico Agrasot. —Luciano Bora.— Ramón Mesples.  Concejales. — José Maseres.—Tomás Soler, —Julián de Torres.—Manuel Pastor.— Félix Lafuente.—Francisco Hones.—Francisco Germán.— Honorio Alegre.—Manuel Alfaro.—Alfonso Ferrer. — Manuel Escudero.— Carlos Martí. — José Martín.— José Sánchez.—Antonino Ibarra.— José Brotóns.—Vicente Moreno.

Hasta el diario republicano federal tuvo que rendirse a la evidencia narrando los hechos sin poner ninguna pega, sin aportar ninguna crítica. Alabando el comportamiento del gobernador y su actuación en Orihuela.

El nuevo municipio. 28 de noviembre de 1873: El viaje del señor gobernador por medio de una carta de un anónimo amigo de Orihuela. El viaje del señor gobernador ha sido una continuada ovación. En todos los pueblos por donde ha pasado la primera autoridad de la provincia. Entró en Orihuela el día 24 y acto continuo, con una actividad propia de su carácter, hizo que el alcalde convocase al ayuntamiento, e inmediatamente se reunió éste, acordando presentar la dimisión.

Aceptada que fue, al momento se ocupó, de acuerdo con las personas de más significación y simpatías entre los partidos liberales, de los individuos que habían de constituir la nueva municipalidad, y lo realizó con tal acierto, que se ha granjeado la estimación y el más profundo agradecimiento de todos los habitantes de Orihuela, que ansían entrar en una era de paz y de tranquilidad, única manera como los pueblos pueden desarrollar su vida y fomentar, sus intereses.

Constituido el municipio con elementos procedentes de todos los partidos liberales dio pruebas de que al formarlo no han existido las miras egoístas de bandería pues solo se ha inspirado el Sr. Piñango en el bienestar de nuestra querida población. Estoy seguro que esta fecha se recordará con alegría por todos, y así lo ha manifestado el pueblo que, al tener conocimiento de lo que se estaba efectuando, ha hecho pública la satisfacción con que recibía el nuevo ayuntamiento, prorrumpiendo en vivas al señor gobernador.

Pero donde el entusiasmo traspasó los límites naturales, fue cuando accediendo a los reiterados ruegos del ayuntamiento, que a su vez, lo hacía en nombre del partido liberal, participó que los jesuitas volverían. Los contribuyentes y gran número de personas de todas clases de la sociedad, se dirigieron en coches y galeras a Murcia.

Al regresar, como el pueblo en masa había rodeado la casa donde estaba hospedado el Sr. Piñango, salió al balcón, desde donde le dirigió la palabra, siendo saludado con aplausos entusiastas, e interrumpido varias veces por los trasportes de alegría a que se entregaban la multitud allí reunida.

El Sr. Obispo por su parte, se presentó también en el balcón y con elocuentes frases dijo que la misión del pueblo se reduce a cuidar solícito de sus familias y de sus haciendas, siendo siempre modelo de honradez y de respeto y de obediencia a las autoridades.

Por la noche se le hizo una magnífica serenata y después la música recorrió las calles entonando «La Marsellesa». Se me ha dicho que el Obispo dio ayer en San Miguel un viva a nuestro común amigo el ministro de la Gobernación, que fue calurosamente repetido.

El destituido alcalde, Luis Muñoz, se vio obligado a dar explicaciones; desentendiéndose por carta abierta de aquella polémica actuación cuya responsabilidad atribuyó íntegra a las autoridades provinciales.

La Correspondencia de España. De Orihuela, con fecha 28 de noviembre, nos escribe D. Luis Muñoz diciendo que es en efecto cierta la noticia que dimos de haberse dispuesto por el gobernador civil de Alicante la reapertura del colegio de Santo Domingo de Orihuela, restituyendo a él los mismos profesores que fueron capturados el día 16 de noviembre y conducidos a Murcia; pero que no es cierta la especie que atribuye al alcalde de Orihuela culpabilidad que no tiene, toda vez que el Sr. Muñoz, primera autoridad local a la sazón, no hizo más que concurrir a presenciar el acto de la captura de dichos profesores auxiliando al delegado de la autoridad superior de la provincia, que con la fuerza de la guardia civil se presentó en dicha ciudad la noche del citado día, y cuyo auxilio le prestó obedeciendo el superior mandato.

La Ilustración Española y Americana. 1874.

El municipio. 29 de noviembre de 1873: Nuestro activo corresponsal de Orihuela, nos remite la carta que tenemos el gusto de reproducir a continuación. Querido amigo: Continuando lo que ayer dije a V. respecto del viaje del señor Piñango a esta ciudad, debo manifestarle, que en su visita al colegio de Santo Domingo fue seguido de una multitud inmensa que le aclamaba sin cesar.

En este establecimiento, donde ha permanecido largo rato, ha sido recibido por el rector y por las personas más notables de la población, que una vez más le han demostrado el afecto que ha sabido conquistarse, en todos los partidos.

Olvidaba decir a V. que el ayuntamiento, en su primera sesión, le ha declarado hijo adoptivo de nuestra ciudad. A su salida de Orihuela, le han acompañado gran número de vecinos, hasta cerca de un kilómetro de la población, y hasta Cox, el señor obispo, el alcalde don Antonio Esquer, D. Carlos Bianchi, varios concejales y otras personas distinguidas. Con esto concluyo mi compromiso de darle cuenta de cuanto aquí ocurriese, y deseando se afirme la paz y tranquilidad de que tanto necesita esta población.

A cuenta de los jesuitas, el republicano Piñango se dio un buen baño de masas y se metió en el bolsillo a una población muy conservadora y monárquica. Su populista comportamiento y el de sus superiores con el obispo de Orihuela y los hijos de San Ignacio fue recordado seis años después por «El Eco de la Provincia».

El eco de la provincia. 19 de septiembre de 1879: ¿Pues no se atreve El Graduador de ayer a decirnos que sus amigos no han favorecido a los Padres Jesuitas de Orihuela? ¡Qué cosas tiene el diario neo-moderado- posibilista! 

Diga, hermano: ¿Quién en 1873 restituyó a los Jesuitas al colegio de Santo Domingo de Orihuela? Una orden del Sr. Castelar, Presidente de la República.

Diga, hermano: ¿Quién públicamente estrechó la mano de los Reverendos Padres de la Compañía de Jesús brindándoles protección cuando en 1873 entraron en Orihuela? El Sr. Piñango, Gobernador de esta provincia nombrado por el Gobierno de la República.

Diga, hermano: ¿Quiénes en 1873 saludaron con vítores y aclamaciones al delegado del Gobierno del Sr. Castelar, porque volvió los Jesuitas al Colegio de Santo Domingo? Muchos republicanos de Orihuela.

Diga, hermano: ¿Por qué en 1873 nuestro dignísimo señor Obispo dio un cariñoso abrazo al señor Piñango en el balcón de la posada del Sol de Orihuela? Porque su Excelencia Ilustrísima quiso de este modo dar un público testimonio de su gratitud al Gobierno de la República, por la protección que éste dispensó a los padres de la compañía de Jesús restituyéndolos a su Colegio de Orihuela.

Diga, hermano: ¿Quién aumentó el número de los alumnos en el Colegio de los Jesuitas? El mismo republicano Sr. Piñango que tuvo el buen acuerdo de entregar a un hijo suyo para que lo educasen estos padres.

Diga, hermano: ¿Quién calificó de carlistas a los Jesuitas? Un diario republicano que se publicaba en Alicante titulado El Nuevo Municipio.

Diga, Hermano: Y ¿quién justificó después con escritos laudatorios la restitución de los hijos de San Ignacio a su colegio de Orihuela? El mismo Nuevo Municipio, diario republicano que se publicaba en esta capital en 1873.

Lea El Graduador la colección de este periódico correspondiente al mes de Noviembre de aquel año, la protección que les dispensó entonces; y este señor debe estar satisfecho porque no ignora que los Jesuitas ruegan por él para que persevere en los religiosísimos propósitos que manifestó a su paso por las esferas gubernativas.

Ya ve pues, El Graduador, como sus patronos favorecieron a los hijos de la Compañía de Jesús ¿Tan poca memoria le queda al diario neo moderado posibilista, cuando tiene necesidad que nosotros le recordemos los hechos?

Según el Catálogo General citado varias veces, a la plantilla inicial del colegio se unieron en 1873:

Los padres: J. Francisco Dalmases, Martín Juan, Bernardo Requeséns y  José Salvans. Y los hermanos: Santiago Codina y Pablo Guilá.   

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba 2021).

Cuando se van a cumplir 150 años de la fundación del Colegio de Santo Domingo.

Mi agradecimiento a Javier Sánchez Portas y J. Manuel Dayas.

Justo García Soriano y Gabriel Miró

Justo García Soriano y Gabriel Miró.

La célebre enemistad entre Justo García Soriano y Gabriel Miró se ha fundamentado siempre en el conocido artículo “El Obispo Leproso: sandeces, injurias y otros excesos”, publicado en “El Pueblo” de Orihuela el 21 de septiembre de 1927 que os transcribo completo al final. Pero permitidme anticipar un pequeño fragmento:

“Nos asombraría esto en el Sr. Miró que es hijo de madre oriolana, sí no supiéramos que a su misma patria alicantina le ha querido quitar la gloria del origen de uno de sus mejores productos industriales negando, con el invento de una burda patraña, la clásica oriundez y antigüedad de su célebre turrón”.

Sobre este detalle del turrón he descubierto que, meses antes, concretamente el 27 de diciembre de 1926, Justo publicó un artículo titulado “La Antigüedad del Turrón” en “Los Lunes del Imparcial”, suplemento literario madrileño. Desgraciadamente, no he conseguido acceder a dicho trabajo (sólo se conservan los ejemplares hasta el año 1924).

Pero según cuenta el propio Justo en un farragoso borrador de carta destinada a Gabriel Miró, salió de la lectura de un capítulo del “Libro de Sigüenza”, publicado en 1917. Y no gustó nada al célebre escritor alicantino. Si os interesa leer la obra completa, pinchando la siguiente imagen se accede a una versión digital del libro.

Enlace al «Libro de Sigüenza» de Gabriel Miró.

El contenido de esta obra había aparecido anteriormente desmenuzada en numerosas revistas y periódicos, como «La Hormiga de Oro», editada en Barcelona en 1914; cuyo fragmento cuenta precisamente la historia del confitero catalán llamado Pablo Turróns en el siglo XVIII a la que se refiere Justo y que he transcrito también. 

La Hormiga de Oro. 19 de diciembre de 1914.

Se pregunta el conocido escritor Sr. Miró en un artículo literario: ¿Qué leyenda o qué códice nos dirá el origen de la dulce y famosa industria de este lugar levantino? y después de presentamos a un señor Sigüenza jijonófilo hasta las cachas, dice: “…Y un día, cercano de las Pascuas, entra Sigüenza en una confitería de Barcelona.» Describe el movimiento del elegante saloncito despacho de la confitería, y añade: Ve Sigüenza los muros de turrón, ya en cajas, ya en dorada desnudez con sus lunares de canela. Y todo Jijona, sus mujeres, sus almendros, sus manzanos, sus parrales se le ofrece a su alma risueño y delicioso.

—¡Jijona, Jijona!—exclama Sigüenza—Entonces, un señor bien portado, de frondoso bigote, de ojos que denotan cansancio, quizás del estudio de la Jurisprudencia, porque debe de ser de la Magistratura, probablemente un abogado fiscal, amigo de confianza de la casa, advierte a nuestro caballero, lo mismo que si le recordase un un artículo de la ley de Enjuiciamiento Civil:

— Ese turrón que usted señalaba no es de Jijona, sino de Cocentaina. — ¡Sí, sí, de Cocentaina! Oh, Cocentaina, es un pueblo amable, silencioso, huele a maíz tierno, a alcáceres, a feracidad, con su castillo tostado, sus robustas nogueras, su palacio ducal de primorosos artesones, en cuyas salas hay un Circulo Democrático. Tal vez un almacén de calzado. Sí; el turrón de Cocentaina es riquísimo; pero no olvidemos que Jijona es la cuna, el regazo y la maestría de ese manjar que preside las fiestas familiares de más grande ternura!

El abogado fiscal, que no es abogado fiscal, sino dueño de la opulenta confitería barcelonesa, queda algo mohíno escuchándole. Y luego le responde:—Mire; en 1703 hubo una epidemia de peste en Barcelona. Fue una ruina para el gremio de especieros-dulceros. Buscando su remedio se juntan los cónsules, y abren, en 27 de octubre, un concurso de pasteles, ofreciéndose recompensas a los dos de gusto más regalado, que puedan resistir un mes sin malearse, que tengan la semejanza de piedra, uno; del pergamino, el otro; que vendidos al precio de todos los pasteles, dejen el beneficio del 50 por 100. Estos pasteles se llamarán «conmemorativos.» Sigüenza mira recelosamente al docto dulcero. ¿No será este hombre un ironista? Pero, no; no debe serlo; habla con exaltación foral; el precio fijo, es dogma crematístico inexorable de aquella casa; y sin embargo, a Sigüenza se le hace alguna merced en el coste de su humilde compra.

Enlace a Gabriel Miró Ferrer, obras digitalizadas en la BNE. Pinchad la imagen.

No; no es posible el humorismo. Y sigue escuchando que los tres brazos del Concejo se comprometen a la propaganda de los pasteles premiados, desde la Purísima a la Candelaria. Concurren trece gremieros; y triunfan Pablo Turróns y Pedro Xercavins. El pastel de Turróns tiene una cabal semejanza con un pedazo de piedra de granito; está hecho de miel, de avellanas y piñones. El de Pedro Xercavins forma un pergamino de neules, de hostias con un relleno delicioso. El día 2 de diciembre, los pregoneros de la ciudad mandan que en regocijo por la desaparición de la peste, merquen todos el turróns y el neula. Los párrocos aconsejan, en misa mayor, a sus feligreses que celebren la salud y todas las fiestas de tan dulce modo. Pero, ¿y Jijona, entonces? Y Sigüenza pide noticias del turrón a un culto jijonenco.

Y en Jijona sólo saben que hacen diez mil quintales de turrones todos los años… No tiene leyenda ni códice del turrón este pueblo levantino; y el relato que de su origen ofrece el confitero a Sigüenza, hace de este dulce un símbolo y una glosa de muchas dulzuras que prorrumpen del dolor o lo evocan. En estos días de fiesta de hogar, comiendo el pastel del gremiero Pablo Turróns ¿no encontrasteis el sabor de una almendra amarga, y el amargo dejo de una fecha, de una memoria desventurada…? Jijona se apodera, sabiamente, de los secretos del dulce de las Pascuas. Siempre que pasa Sigüenza por este pueblo recoge una emoción de feminidad, y en lo hondo hay un sentimiento inefable de tristeza. GABRIEL MIRÓ.

Al darse cuenta de que había sido demasiado duro con Miró burlándose públicamente de su historia del siglo XVIII cuando los clásicos españoles ya hablaban del tradicional dulce alicantino, Justo trató de disculparse; y en su borrador, transcrito a continuación, parecía sincero.

AMO. LJGS. Borrador de carta a Gabriel Miró.

Sr. D. Gabriel Miró: Mi distinguido amigo: Sin duda le han engañado a V. al hablarle de mi articulejo “Antigüedad del Turrón”. Cuando lo lea V. verá qué, en rigor, no hay en él nada que pueda molestarle y menos pretendo hacer de erudito. Tuve que escribir un artículo de actualidad de Pascuas para “Los Lunes del Imparcial” y un pasaje de su bello libro de Sigüenza me dio pie en cierto modo para componerlo. Si V. carece de disciplina y de hacienda epigráfica y bibliográfica, yo en cambio carezco al parecer de la sensibilidad hermenáutica y lente crítica que V. me atribuye, necesarias para descubrir raíces sentimentales y contornos literarios.

En estas cosas soy un pobrecillo ingenuo. Leí su fantasía catalana del Turróns; y tomándola al pie de la letra me hice cruces ¿Cómo es posible, me dije, que un alicantino tan culto como el Sr. Miró, que ha leído a nuestros clásicos, ignore la rancia antigüedad de la más dulce gloria de su tierra, siendo así que nuestros escritores del siglo de oro mencionan el turrón tan a menudo?

Pero ya, ya. Ahora me lo explico todo y reconozco avergonzado mi ridícula ingenuidad. Perdóneme pues. Rechazo, desde luego, el propósito que V. me supone de darle una lección y castigarle. Jamás en mí tan pedante osadía, por Dios. Se lo juro. Si expresé mi asombro en público y no a V. privadamente, fue porque pensé y sigo pensando que así correspondía tratándose de un escritor tan del público como V. (y por ello es necesario no sólo sacarle a V. del error, sino a cuantos le leen); y porque logro únicamente el honor de dialogar con V. cuando yo le visito; y esto sólo me es posible muy de tarde en tarde.

Haría V. mal en guardarme rencor por una niñería como esta. Aunque no tuve el menor pensamiento de ofenderle, le vuelvo a pedir mil perdones y le envía, con los saludos respetuosos para su familia, un cariñoso saludo su siempre muy devoto.

Supongo que esta disculpa y el intento de acercamiento, fue infructuoso. Ni siquiera sé si el borrador llegó a ser carta y si la leyó Miró. Lo cierto es que, meses después, Justo redactó este agresivo artículo bajo el seudónimo de Juan Oriol. En él, no sólo le vuelve a recriminar la mención al origen catalán del turrón; aprovecha también para hacer una minuciosa y demoledora crítica a su obra «El Obispo Leproso» ambientada en Oleza / Orihuela. Incluso Azorín se lleva su parte. Transcribo también el texto completo.

Orihuela 21 de Septiembre de 1927. ORIHUELA EN LA LITERATURA CONTEMPORANEA «El obispo leproso»: sandeces, injurias y otros excesos.  Desde que nuestro comprovinciano Azorín puso de moda, para la pedantesca «generación del 98», la pintura tétrica de los pueblos españoles,— influencias del Greco,- del Ángel Guerra de Galdós, de Maurice Barres, de Zuloaga y de todos los calumniadores de «la España negra»,— los seguidores del escritor monovero, y en especial los novelistas «ebenes» de la actual generación, nos vienen ofreciendo en sus libros descripciones cada vez más falsas y sombrías de la vida provinciana; ocurriósele a Martínez Ruiz dedicar en su novela Antonio Azorín algunas páginas a nuestra ciudad, retratándola con tintas grises y pálidos colores,— calumnia de esta gaya luz que nos alumbra y de la reciente policromía de nuestra vega,— y no habían de faltarle imitadores que exagerasen sus inexactitudes y recargasen de negro el cuadro de la vida y el paisaje orcelitanos.

Otro comprovinciano nuestro, el alicantino Gabriel Miró, en sus recientes novelas Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso, se complace también en pintar una Orihuela lúgubre, ridícula y fanática, ofendiendo a la verdad y a nuestro patriotismo. Nos asombraría esto en el Sr. Miró que es hijo de madre oriolana, sí no supiéramos que a su misma patria alicantina le ha querido quitar la gloria del origen de uno de sus mejores productos industriales, negando, con el invento de una burda patraña, la clásica oriundez y antigüedad de su célebre turrón. Modestos periodistas provincianos, no pretendemos hacer un juicio literario de la última novela de Miró, bien juzgada y sentenciada ya por la crítica madrileña y por el fallo adverso de la Real Academia Española.

Cierto que no: le han faltado críticos amigos que la han querido poner en los cuernos de la Luna, osando decir que está escrita con un estilo tan puro, castizo y clásico como el de Santa Teresa de Jesús… ¡Jesús, y qué cosas nos han revelado ciertos críticos! – Es, sin embargo, el estilo de Él obispo leproso una taracea abigarrada y anacrónica de arcaísmos y neologismos modernistas, de voces culteranas y de vocablos vulgares y dialectales. Estas palabras de nuestro dialecto regional, típicas de nuestro pueblo, las emplea el Sr. Miró sin subrayarlas ni ponerlas en boca de los personajes de la novela, sino cuando habla por cuenta propia, lo cual prueba que no las usa como elemento colorista, sino por ignorancia supina de la propiedad y pureza de la lengua castellana. Tenemos marcadas en nuestro ejemplar de El obispo leproso más de cien voces dialectales que el Sr. Miró intercala inconscientemente éntrelas exquisiteces de su prosa preciosista.

El fuerte, y aun el conato de originalidad del estilo barroco del Sr. Miró, es el abuso de las sinestesias o metáforas comprimidas, digámoslo así, cosa tan vieja, no obstante, como el padre Homero. De aquí que nos hable a cada paso de «un helor azul», de «un olor de blancura nueva», de «un ruido fresco», de «un silencio desnudo» y de «un silencio como un paño precioso», de «un fragante ovillo de luz», de que «estrujaron el silencio», de que «se cuajaba la sombra», de «Una sombra aceitada de antigüedad», de que «Pablo sintió el vuelo de los años encima de su corazón», etc. etc..

Todas estas expresiones traslaticias, de sabor bíblico, transferencias dé unos sentidos a otros, como las llamó Bandelaire, y luego caballo de batalla dé los decadentistas y simbolistas franceses, no son más que puro judaísmo literario y estilo de raza hebraica. ¡Alegorismo a todo trapo! Adoptado el sistema y adquirida velocidad, en pleno, vértigo de metáforas en busca de matices de sensación y quintaesencias de emoción, nada más fácil que despeñarse en el abismo de los mayores dislates. Y así en la última novela de Miró se los halla a miles, tan delirantes como los siguientes, que escogemos al azar: «Oleza se le ofreció tierna y olorosa como un huerto de piedra» (Pág. 262). «Tía Elvira alababa la suerte de su cuñada por tener un ‘hijo tan hija» (pág. 277). El padre Bellod «torcióse para mirar con su ojo entero», (pág. 298). «El trueno del Segral se enroscaba por los muros» (pág. 300). «…vaciándose de un temblor encendido que se descalfaba en las aguas dulces del Segral» (pág. 358). Pablo se hallaba tan intranquilo que hubo de apretarse el costado y las sienes «porque sus latidos hacían temblar las vidrieras» (pág. 321,). Y deslizándose ya por el despeñadero de las hipérboles y metáforas, no es de admirar que del pobre joven nos diga el novelista que «su frente se le endureció pensando» (pág.334) y que «su culpa de grande hinchaba hasta desencajarle su recóndita sensibilidad infantil» (pág. 338).

Pero dejemos aparte estas y otras lindezas por el estilo, que repugnan a nuestra lógica, acaso por no estar bien iniciados en tales recovecos o embelecos; estéticos; y vengamos a lo que de la novela nos importa únicamente, es decir, lo que se refiere a Orihuela. Y cuenta que por las descripciones de Miró, ni nosotros ni nadie hubiéramos podido reconocer en su Oleza a nuestra ciudad, si no hubiesen otros indicios y alusiones que las identifican. Ya el título de El obispo leproso, traído por los cabellos a pretexto -de un personaje episódico que nada tiene que ver con el asunto de la novela, alude a una bella tradición oriolana, la de la fundación del Colegio de Santo Domingo por nuestro insigne paisano el Arzobispo don Fernando de Loazes.

Pero no se piense por ello que se trata de una novela histórica local, de la Orihuela del siglo XVI, tan pletórica de bellos recuerdos y relatos y de sugestiones artísticas. Bien se guarda el Sr. Miró de intentar esas reconstrucciones retrospectivas, que requieren una considerable cultura, y le llevarían a un tremendo fracaso. No; la acción no pasa más allá del año 1880; es decir, época contemporánea. Y por lo demás, redúcese simplemente a una de tantas novelas de costumbres sociales, en que se falsea a sabiendas la realidad, no con el plausible propósito de idealizarla y embellecerla, sino, a impulsos de un prejuicio hostil y sectario, con el designio de trazar una sátira injuriosa. La vida y costumbres de nuestros padres y el carácter religioso de nuestro pueblo son caricaturizados de modo grotesco y ofensivo.

No tiene propiamente argumentó la novela. Constitúyela una serie de descripciones y escenas incongruentes que quieren representar encuadras caricaturescos la Orihuela de hace cuarenta o cincuenta años. Muchos personajes de ella llevan los nombres, más o menos desfigurados, de algunos paisanos nuestros que vivían entonces y todos hemos conocido; pero  sus tipos se hallan arbitraria y burdamente deformados. Todo tiende, en resumen, a presentar a nuestra ciudad como un poblacho de vivir ruin y enconado, como un hervidero de bajas pasioncillas, de gazmoñerías ridículas y de chismes de comadres y sacristanes. Ni aun recata a veces la pincelada lúbrica y pornográfica. El fin primordial de la novela es ridiculizar nuestras prácticas devotas y nuestras tradiciones religiosas; por eso uno de los blancos a que con más saña se dirigen los tiros de la sátira es este Colegio de Jesuitas, donde— ¡ingrata apostasía!— el autor se educó e instruyó cristianamente.

Como botones de muestra reproduciremos unos cuantos pasajes de El obispo leproso, en que se patentiza cuanto decimos: Al describir Miró a un joven sacerdote olecense, poeta, dice: « — en sus versos… se sienten requebradas señoritas y señoras de este pueblo… El banquillo de su confesonario amanece como un tocador de novia, todo de flores, y entre las flores, cartas de pena, sin firma; allí se arrodillan las señoritingas y se las oye confesarse sollozando…Su lengua iba descubriendo todas las intimidades de la ciudad, como si soltara los vendajes de un cuerpo llagado…» (pág. 109). Las mujeres, limpias y aseadas de nuestro pueblo, las pinta el novelista así:«… mocitas y viejas del arrabal y de la huerta, vestidas de pendones y mugres, flacas y descalzas…» (pág. 366).

Nuestras bellas y típicas procesiones de Semana Santa, como cuánto hay de más hermoso y venerable en nuestra ciudad, sufren asimismo el ataque irónico e injurioso del desapoderado escritor. Véase un trozo de la descripción que de ellas hace; «En este pueblo las damas que parecen más decentes se complacen en ataviar de pecadoras las imágenes de las arrepentidas, como si amaran en esas santas las deshonestidades que ellas no pueden cometer. ¡En cambio, la cofradía de la Dolorosa tiene cada perdida!… (pág. 170). «Y vino un rumor penoso de correas, de maderos, de yugo que crujía, de pies que se hincaban como el arado, de resollar de cuerpos tirantes… Y se paró el «trono» de la «Cena». Lo llevaban veinte huertanos de ropón bermejo, con la cola torcida a los riñones y la falda cazcarrienta de aplastársela con las esparteñas enfangadas; una mano de pezuña agarrándose al muñón de badana de las andas, que les partía los hombros, y la otra en la horquilla para los descansos», (pág. 171). ¡«Falda cazcarrienta»! ¡«Esparteñas enfangadas»! ¡«Manos de pezuña» ¡Así, con tan amables epítetos describe Miró a nuestros fervorosos huertanos nazarenos!…

Pero ¿para qué seguir copiando? No hay página en la novela que no contenga ofensas y desahogos como los transcritos. ¿Debemos soportarlos pacientemente los buenos oriolanos? ¿No sería mayor ignominia pasar en silencio tan groseros insultos? Por muy excelso que se considere en sus alturas literarias el Sr. Miró no podemos tolerarle sus injurias y desdenes. Y en nombre de nuestra ciudad ofendida, rechazamos indignadamente las calumnias y dicterios con que la denigra en ese esperpento novelesco que titula El obispo leproso. JUAN ORIOL.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba). 2021.

Biografías apuntadas: Rufino Gea.

J. Rufino Gea Martínez

José Rufino Gea Martínez.

Según el libro de bautismos de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, años 1857-1870, José Rufino Gea Martínez nació en Bigastro el 27 de Agosto de 1859 y fue bautizado al día siguiente con los nombres José, Rufino y Manuel.

Era el sexto de nueve hijos: María Dolores (1849); José Antonio (1850); Dionisia Francisca (1852); María de la Cruz Monserrate Rosa (1854); Antonio Bernardo (1856); José Rufino (1859); Juan Balbino (1861); Josefa (1864); y Rafael (1865).

Hijos de Juan José Gea Lidón, labrador, natural de Orihuela y de Josefa Martínez Cánovas, natural de Almoradí.

Sus abuelos paternos fueron Juan Pedro Gea, natural de Espinardo y Antonia Lidón, de Orihuela. Los maternos José Martínez, natural de Rojales y Teresa Cánovas, de Bigastro.

1872/1882.

De familia adinerada, comenzó sus estudios en la primera promoción que montaron los jesuitas en Orihuela, en el curso 1872-1873. Se mantuvo en Santo Domingo hasta 1877. Pero no consiguió el título de bachiller hasta 1886.

Colección Javier Sánchez Portas.

Como muchos alumnos de los jesuitas, cultivó la poesía y la literatura desde su juventud. En enero de 1878 le publicaron en “El Segura” un poema titulado “Serenata”; obrita que volvió a publicar en septiembre de 1885 en “El martes”. Semanas después, en ese mismo año 1878 y en el mismo semanario, apareció un poema titulado «A una Rosa», firmado por Elvira Sacasa de Villanueva, su futura esposa.

1883.

El 19 de mayo, en «La Lectura Popular» le publicaron otra poesía; esta vez de temática religiosa, titulada «La Cruz».

El 27 de agosto contrajo matrimonio con Elvira Sacasa Villanueva. De esta forma emparentó con el ilustre Francisco Ballesteros Villanueva; el que sería su gran valedor.

1884.

Figura como administrador de «El noticiero de Orihuela», publicación de la que no han sobrevivido ejemplares. Sólo se conservan en la Biblioteca Fernando de Loazes estos recibos firmados por él.

Mi agradecimiento a J. Sánchez Portas.

1885.

Nació su primera hija; a la que pusieron María Dolores.

En marzo fundó un semanario al que llamó “El Oriolano”. Tenía la redacción en la calle de Tintoreros; y aunque se declaró «incoloro», desde el primer número se dedicó a fustigar al Partido Conservador de Cánovas; adversario del Partido Liberal Fusionista de Sagasta. En octubre incrementó las publicaciones a tres veces por semana.

El verano de 1885 fue el del cólera morbo. Desde «El Oriolano» se organizó una suscripción para «pobres epidemiados». Implacable y destemplado con los conservadores, críticó la huida de los concejales.

En noviembre falleció el rey Alfonso XII y liberales y conservadores firmaron el pacto del Pardo para turnarse en el poder. Cánovas dimitió, dejando paso a Sagasta, quien formó gobierno.

El Oriolano. 29 de octubre de 1885: Hoy debe reunirse el Ayuntamiento según costumbre, y según costumbre también es probable que no se celebre la sesión ordinaria que corresponde. Porque no asistirá número suficiente de concejales  como ocurrió el jueves de la semana anterior.

Y por consiguiente no se elegirán los tenientes de alcalde, cargos que según el artículo 56 de la Ley municipal vigente debieron proveerse el día primero de julio. De donde resulta que hace cuatro meses menos dos días que nuestro ayuntamiento está evidentemente faltando a la ley, sin que hasta la fecha ni el gobernador, ni el ministro, ni nadie haya procurado meter en cintura a nuestro municipio.

El Oriolano. 31 de octubre de 1885: El acto realizado el jueves por el ayuntamiento puso de relieve las pasiones que acibaran su anémica existencia, hizo brotar a la superficie el lodo que desde hace tiempo viene acumulándose en su fondo, y que al removerse salpica el rostro de los representantes de Orihuela que en la corporación municipal ocupan un cargo que jamás merecieron, un cargo que, lejos de otorgárseles para satisfacer ruines aspiraciones, ejercen tan solo para labrar su descrédito como también el de nuestros intereses locales.

1886.

Publicaciones de 1885 y 1886

En enero formó parte de la comisión que en varios carros se dirigió a Murcia en busca del famoso dramaturgo José Zorrilla. También participó en una publicación coral entre «La Crónica» y «El Oriolano» como homenaje al prestigioso visitante. Su contribución se tituló «Zorrilla y yo».

El Oriolano. 15 de enero de 1886: El viernes 15 a las diez de la mañana, con un tiempo frío y lluvioso que impidió en parte el lucimiento de la recepción, llegó a esta ciudad el popular poeta D. José Zorrilla en unión de su sobrino D. Luciano Revenga, del Sr. D. Nicolás Acero, y de D. Pedro Valcárcel, y acompañados de D. Francisco Die Pescetto, D. Vicente Moreno, Director de «La Crónica» y D. Rufino Gea, Director de «El Oriolano», comisión que en carruajes del Sr. Rebagliato fue a Murcia a invitar y traer al ilustre vate. El recibimiento fue tan popular como entusiasta; música municipal y el pueblo entero, sin distinción de clases, salieron a esperarle a la salida de la población.

En política, sus servicios fueron recompensados con la llegada de los liberales al poder. Nombrado secretario del alcalde, su trabajo en el ayuntamiento le permitió hurgar entre los viejos papeles de la ciudad. Así nació su más importante vocación: la de historiador local. Con el tiempo llegó a ser Cronista honorario de la ciudad de Orihuela.

El Oriolano: 24 de enero de 1886: En la sesión celebrada el jueves último por el Ayuntamiento se reiteró la aprobación de todos los acuerdos tomados por el municipio desde la entrada en él de los fusionistas, nombrándose depositario de los fondos municipales a D. Manuel Aliaga, oficial primero de la Secretaría a D. Eduardo Lozano, y segundo, con destino a la secretaría particular de la alcaldía, a D. J. Rufino Gea.

Las secretarías municipales eran la especialidad de los Sacasa, su familia política. Uno de sus cuñados, Fernando Sacasa Villanueva, había sido secretario del Ayuntamiento de Jacarilla hasta que, ese mismo año, lo nombraron secretario interino del ayuntamiento de Callosa de Segura. En 1887 consiguió la plaza en propiedad y se casó en callosa con una tal Cruz Gea.

En 1888 falleció. Pero eso no es todo; el suegro de Rufino, Fernando Sacasa Brotóns, natural de Benejuzar, se jubiló en 1889 como secretario del Ayuntamiento de Bigastro; plaza que “heredó” su hijo Adolfo Sacasa Villanueva en 1894. Por último, Braulio Gilabert Sacasa fue muchos años secretario del Ayuntamiento de Rojales con la plaza en propiedad.

Manuela Adelaida Villanueva Castaño. Archivo de Mª Dolores Bregante Illescas. Mi agradecimiento a José Manuel Dayas.

Dolores Villanueva Castaño era la madre del famoso político Francisco Ballesteros Villanueva (quizá por eso puso Dolores a su primera hija) y hermana de Manuela Adelaida Villanueva; casada con Fernando Sacasa Brotóns; suegro de Rufino y padre de sus dos esposas.

Fernando Sacasa Brotóns. Archivo de Mª Dolores Bregante Illescas. Mi agradecimiento a José Manuel Dayas.

En julio, Rufino Gea obtuvo por fin el bachiller en Alicante y un nombramiento honorario de la madrileña asociación de escritores y artistas. En octubre cerró «El Oriolano» y en noviembre comenzaron sus problemas con la vista.

El Diario de Orihuela. 2 de julio de 1886. Se ha graduado de Bachiller en el instituto de la provincia nuestro amigo y compañero en la prensa Sr. D. J. Rufino Gea, director de El Oriolano. Sea enhorabuena.

La Crónica. 15 de julio de 1886: Nuestro particular amigo y compañero de la prensa local, Don José R. Gea, ha sido nombrado socio honorario y representante en esta Ciudad de la asociación de Escritores y Artistas de Madrid, por cuya honrosa distinción le damos la más cumplida enhorabuena.

El Día. 21 de noviembre de 1886: Nuestro querido amigo D. Rufino Gea ex- director de “El Oriolano” se halla padeciendo una afección a la vista. Deseamos de todas veras su pronto restablecimiento

Eran tiempos en los que recitaba sus poesías y participaba en debates como miembro de la «Academia del Casino»; donde fue nombrado secretario de la sección artística y literaria en compañía de Antonio Bonafós, personaje con el que acabará tenéndo un «lance de honor»; pero no adelantemos acontecimientos.

El diario de Orihuela. 28 de diciembre de 1886: La fiesta solemne por excelencia que ha tenido lugar en los tres pasados días fue indiscutiblemente la celebrada en la noche del domingo en el elegante salón del Casino Orcelitano con motivo de la inauguración de la Academia científico- literaria.

Honró con su presencia el acto el sabio y virtuoso Prelado de esta Diócesis, asistiendo además los presidentes de algunas sociedades y autoridades locales así como una numerosa concurrencia entre la que sobresalía lo más distinguido del bello sexo de esta ciudad y todas las personas notables en ciencias, artes y literatura de la localidad.

Procedió a la lectura de un precioso soneto el Sr. Bonafós, y el nombrar a tan fecundo escritor local basta para comprender que presentaría una nueva muestra de su musa sutil y juguetona contraria a la poesía del Sr. Gea, de corte tierno y delicado como hija de una inspiración errante y vigorosa por entre arroyos y flores.

El diario de Orihuela. 30 de diciembre de 1886: La Academia científico-literaria celebrará su primera sesión ordinaria el domingo próximo, a las seis de la tarde en el salón del Casino Orcelitano.

El tema que se pondrá a discusión es el siguiente: “Educación de la mujer. Derecho de ésta a ser educada como el hombre”. Tiene pedida la palabra en pro el Sr. Gea y en contra los señores Bonafós y Lafuente. Parece que en el curso del debate serán aludidos y terciarán en la discusión otros señores académicos.

Su hermano José, alférez auxiliar de la caja de reclutas, perdía en Bigastro a su único hijo de cuatro años.

1887.

Nació su primer hijo varón, bautizado con los nombres de José y María. Fruto de su actividad en la selecta academia de Casino Orcelitano publicó «Los oradores de la Academia»; creando cierta polémica amplificada por la prensa a causa de algunos «oradores» excluidos en la citada obra.

La Crónica. 26 de mayo de 1887: Debido sin duda a la galantería de nuestro buen amigo D. José Rufino Gea, hemos tenido el placer de recibir el folleto que con el título de Los oradores de la Academia, ha publicado hace poco dicho señor.

Deficientes en absoluto para hacer la crítica razonada de esos retratos a pluma leídos por su autor en la sesión de fin de curso celebrada por la academia científico-literaria de esta ciudad, nada decimos de su forma y fondo…

Con especial gusto hemos leído esos notables retratos, extrañando muy mucho por cierto que entre ellos no se halle el de cierto orador que por su mérito y además por su cargo de presidente de la sección de literatura de esa academia, no es para olvidado, o suprimido, como se ha hecho sin duda por un olvido involuntario.

El Día. 16 de octubre de 1887: El programa de la festividad literaria que tendrá lugar en la Academia científico-literaria esta noche, será salvo alguna modificación: Lectura por el Secretario señor Gea de una Memoria sobre los trabajos del pasado curso.

Discurso del Sr. Bonafós sobre el tema Fin social de la mujer; lectura de poesías, discurso del señor Sarget, notas cosmológicas, discurso del Presidente. La orquesta amenizará los intermedios; aparte de las muchas personas que están invitadas sabemos asistirán muchas señoras y señoritas, por lo que creemos se verá concurridísima la Academia.

1888.

En 1888 seguía en el cargo de secretario municipal y continuaba participando en los debates y discursos de la Academia del Casino, trasladado ya a su nuevo y lujoso edificio.

Casino Orcelitano. Colección Javier Sánchez Portas.

Desde el año anterior se hablaba de abrir en Orihuela una administración subalterna. Entre los meses de mayo y junio se arrendó una casa y se fabricaron los muebles para la instalación de la subalterna de Hacienda; que se haría cargo de impuestos, alcoholes, lotería, etc. , liberando algunas plazas en el Ayuntamiento; entre ellas la de Rufino.

En julio, en medio de este proceso de cambios, falleció su hija Lolita, con tan sólo dos años de edad.

El Diario de Orihuela. 18 de julio de 1888: Después de una breve enfermedad falleció ayer la niña María de los Dolores Gea y Sacasa llenando de amargo desconsuelo a sus padres a quienes deseamos sirva de lenitivo la participación que tomamos en su profunda pena.

La Crónica. 22 de julio de 1888: Nuestro particular amigo D. Rufino Gea, ha tenido la desgracia de perder una niña de corta edad. Reciba nuestro amigo lo mismo que su distinguida señora, la expresión de sentimiento que desde nuestras columnas le dirigimos.

En agosto lo nombraron oficial de la administración subalterna; dimitiendo de su empleo de secretario en la sesión municipal del día 30. En la siguiente, celebrada el 6 de septiembre, el alcalde suprimió la plaza vacante y unas cuantas más por la necesidad de recortar gastos del presupuesto.

El  Diario de Orihuela. 11 de agosto de 1888: Leemos en nuestro apreciable colega «El Criterio Murciano»: Por R. O. ha sido trasladado de la subalterna de Orihuela a la de Cartagena el oficial quinto D. José María Tarín habiendo sido nombrado para la vacante que este deja D. Rufino Gea.  

La Crónica. 12 de agosto de 1888: Ha sido nombrado oficial quinto de la Administración Subalterna establecida en esta Ciudad, nuestro particular amigo D. Rufino Gea, en sustitución de D. José M.ª Tarín que ha sido trasladado a la de Cartagena.

La Crónica/El Diario de Orihuela. AYUNTAMIENTO. Sesión del 30 de agosto de 1888. Fue leído un oficio de don Rufino Gea, en el que hace renuncia del cargo que venía desempeñando en la alcaldía, por haber sido nombrado oficial 5º en la Administración Subalterna establecida en esta Ciudad. Acordóse admitir la dimisión presentada por D. Rufino Gea, del cargo de oficial de la secretaría municipal.

El  Diario de Orihuela. AYUNTAMIENTO. Sesión del 6 de septiembre de 1888. A propuesta del alcalde presidente quien invoca la necesidad de introducir economías en el presupuesto municipal, particularmente en la parte de personal donde resulta un excedente por la supresión entre otros de los servicios de estadística llevados a la Administración subalterna, se acuerda la supresión de la plaza de oficial vacante por renuncia del Sr. Gea; de otras dos de oficial que desempeñaban los Sres. Ibáñez y Soria; y de otras dos de auxiliares vacantes…

Hecho esto, trasladaron algunos servicios de la secretaría a la administración subalterna. En un principio se pensó montarla en la calle de Santacruz; pero al final, las oficinas quedaron instaladas en el número 10 de la calle de San Juan. El 13 de octubre, dichas oficinas fueron asaltadas por ladrones.

1889.

En la renovación de la junta del Casino Orcelitano, no exenta de polémica, le correspondió el cargo de bibliotecario.

La crónica. 3 de enero de 1889: La Junta Directiva del Casino Orcelitano, ha quedado constituida de la siguiente forma: Presidente, D. José María López; Vice- Presidente, D. Atanasio García Cubero; Vocal, D. Federico Torres; Inspector, D. Carlos Die; Secretario, D. Trinitario Martínez; y Bibliotecario, D. Rufino Gea. El Sr. presidente saliente D. Manuel Roca de Togores, dio posesión a todos los antedichos señores.

A finales de abril, Rufino dimitió del empleo de inspector interino en la administración subalterna de Hacienda, por causas desconocidas para la prensa.

El orcelitano. 28 de abril de 1889: El Inspector interino de esta Subalterna, D. Rufino Gea, ha presentado la dimisión de su cargo. De resultar cierta la noticia, ignoramos la causa que haya motivado semejante resolución.

El orcelitano. 4 de agosto de 1889: Por motivo de las economías de Hacienda cesaron el 31 de julio en destinos D. Rufino Gea y D. José Soler, oficiales de la sección de recaudación de esta Administración subalterna.

El motivo estaba claro: en la sesión del 12 de septiembre volvía al Ayuntamiento ocupando la plaza vacante de administrador de Consumos.

El diario de Orihuela. 13 de septiembre de 1889: Por motivos de su quebrantada salud ha presentado la dimisión del cargo de Administrador de Consumos nuestro particular amigo D. José Olmos Martínez, habiendo sido admitida por el Ayuntamiento.

Ha sido nombrado por el Ayuntamiento para ocupar la vacante de Administrador de consumos de esta ciudad, nuestro apreciable amigo D. Rufino Gea Martínez. Nuestra enhorabuena.

El orcelitano. 15 de septiembre de 1889: El jueves en la tarde, tomó posesión del cargo de Administrador de consumos, nuestro querido amigo y antiguo compañero en la prensa, D. Rufino Gea. Que sea enhorabuena.

También apareció en prensa como «accionista» de la futura plaza de toros, aportando dos pesetas para su construcción. En noviembre su esposa cayó enferma; y en pocos días falleció.

El diario de Orihuela. 12 de noviembre de 1889: Se halla enferma de alguna gravedad, la esposa de nuestro antiguo compañero en la prensa, D. Rufino Gea. Hacemos fervientes votos al cielo por su pronto y completo restablecimiento.

El diario de Orihuela. 15 de noviembre de 1889: Ayer tarde a las seis, falleció víctima de aguda enfermedad, la esposa de nuestro querido amigo D. Rufino Gea, administrador de consumos de esta población. Damos nuestro más sentido pésame a la familia de la finada, y deseándole al propio tiempo el lenitivo necesario para soportar tan rudo golpe.

El orcelitano. 17 de noviembre de 1889: A las siete y media de la mañana del viernes, fue conducida a la última morada, el cadáver de la virtuosa madre de familia, esposa de nuestro querido amigo D. Rufino Gea, D.ª Elvira Sacasa Villanueva. Reciba su desconsolado esposo y demás familia, nuestro más sentido pésame, por tan irreparable pérdida.

1890.

En enero fallecía también su madre.

El orcelitano. 2 de febrero de 1890: El miércoles último falleció la madre de nuestro querido amigo D. Rufino Gea. Damos al Sr. Gea el más sentido pésame, y Dios le conceda la resignación cristiana suficiente para soportar tan rudo golpe.

En pocos meses reparó la «irreparable pérdida» de su esposa casándose de nuevo en Bigastro con una cuñada trece años más joven que Elvira. Se llamaba Dolores Sacasa Villanueva. Y en julio le cayó la lotería.

El diario de Orihuela. 22 de mayo de 1890: Ayer tarde contrajo matrimonio en el pueblo de Bigastro, nuestro particular amigo D. Rufino Gea Martínez con su hermana política la señorita doña Dolores Sacasa Villanueva. Reciban los nuevos esposos nuestra más cordial enhorabuena, deseándoles al propio tiempo una larga y próspera luna de miel.

El diario de Orihuela. 14 de julio de 1890: En el sorteo de lotería verificado el día 11 del actual han sido agraciados con un premio de 5.000 pesetas, nuestros apreciables amigos D. Francisco López García, D. José Ferrer Lafuente, D. Juan Ramos Botella, D. Manuel Aliaga Galindo, D. Adolfo Lizón, D. José María López y D. Rufino Gea, cuyo número premiado lo jugaban en compañía y es procedente de Cartagena. Reciban nuestra enhorabuena.

El 15 de julio Rufino Gea escribió un artículo sin firma con el título “Conservadores y Romeros”. En él criticaba la unión de parte de los conservadores con los liberales “gracias a la habilidad desplegada por dos zurcidores de voluntades que a la mejor hora, a la de los repartos, les había salido al partido conservador local”.

Les acusaba de traicionar a Capdepón en la desgracia; “ya que en las prosperidades y cuando era ministro de Ultramar solicitaron de él y obtuvieron con pródiga mano sus favores”. Terminaba pidiendo una gasa negra para cubrir al Oriol (se celebraban las fiestas); aunque mejor aconsejaba esconderlo por lo que pudiera ocurrir.

Antonio Bonafós, sabiendo que lo había escrito Rufino, claro perjudicado en esta fusión como luego veremos, escribió al director de “El Diario de Orihuela” contra el autor del artículo sin firma que trataba de atribuirle propósitos ruines y bastardos en su actuación política.

Celoso de su honra, esperaba que si era honrado y caballero el autor de dicho artículo, revelase su nombre en las columnas del periódico, para que la opinión pública pudiese juzgar a quien de modo tan bajo y artero intentaba vengar enemistades personales.

Pedía resolver el tema “en el lugar propio para estas cuestiones”. Rufino le contestó inmediatamente, aceptando el lance de honor.

El Diario de Orihuela. 16 de julio de 1890: Sr. Director de El Diario. Muy señor mío: He visto el traslado que me da V. del comunicado que le dirige el Sr. Bonafós con motivo del artículo que ayer insertó El Diario y por cuyo contenido se considera injuriado el Sr. Bonafós. Pide el nombre del autor: “ego sum”, pues no niego nunca la paternidad a mis hijos ni rehuyo las consecuencias de engendrarlos.

Y como el Sr. Bonafós ha de llevar esta cuestión a otro terreno, allí le espero, previa la manifestación que me hará indudablemente de los conceptos injuriosos vertidos en mi artículo, pues en este tengo la seguridad de no haber escrito palabra alguna que constituya injuria ni deshonra para dicho señor, y si así no lo entiende el Sr. Bonafós a sus órdenes queda quien es de V. atento y s. s. q. b. s. m. Rufino Gea.

Aunque parezca una tontería, esto era el sucedáneo de un duelo entre caballeros a finales del siglo XIX. Pero casi nunca llegaba la sangre al río. Una vez escogidos los padrinos, estos se limitaban a extender unas actas en la que se hacía constar lo sucedido; anulando el lance cuando el ofensor daba explicaciones al ofendido y este las aceptaba.

El Diario de Orihuela. 18 de julio de 1890: A continuación insertamos con mucha satisfacción el acta redactada por virtud del lance de honor suscitado entre los Sres. Bonafós y Gea, cuyo contenido es el siguiente:

En la ciudad de Orihuela a 17 de Julio de 1890, reunidos los señores D. José Lizón Peñafiel y D. Pedro Llorente Iturriaga en representación de D. Antonio Bonafós de Más, y los señores D. Ramón Agrasot y D. José María Sarget a nombre de D. J. Rufino Gea, procedieron al esclarecimiento de los conceptos vertidos por dicho Sr. Gea en el artículo titulado Conservadores y romeros inserto en El Diario de Orihuela número 1164; conceptos que consideró el Sr. Bonafós altamente ofensivos a su honra, declarando explícita y terminantemente los representantes del autor del escrito en cuestión, que éste no ha tenido intención en lastimar el honor ni la dignidad del Sr. Bonafós, en ninguna de las manifestaciones de la ofensa, dada su caballerosidad; consignando por otra parte, que al haberle guiado otra clase de móviles no hubiera esquivado asistir al terreno que se le invita. — José María Sarget.—Ramón Agrasot.— José Lizon Peñafiel. — Pedro Llorente.

A primeros de septiembre asistió a un banquete homenaje a Ruiz Capdepón. Rufino Gea se lució con una poesía sobre la libertad que fue acogida con atronadores aplausos. Os dejo un fragmento:

Con empeño sin igual / conquistó la invicta España/ en hermosa y leal campaña/ el sufragio universal./ Un ilustre liberal / hijo de esta hidalga tierra / que tantas glorias encierra / sancionada por el rey / ha suscrito aquella ley / que un lustro de luchas cierra./ Y por modo accidental / Orihuela ha conseguido / que vaya su nombre unido/ al sufragio universal…

1891.

El 25 de febrero nació su hijo Rufino. El primer varón con su nueva esposa Dolores. En abril, el semanario “La Prensa” lo presentó dentro de una hipotética candidatura concejil del partido fusionista.

El diario de Orihuela. 26 de febrero de 1891: En la tarde de ayer dio a luz con toda felicidad un robusto niño la esposa de nuestro querido amigo D. Rufino Gea. Nuestra enhorabuena a tan dichosos padres.

El diario de avisos. 13 de noviembre de 1891: En Dominicos Vela y Alumbrado todo el día con misas de 9, 10, 11 y 12. La Vela en sufragio de doña Elvira Sacasa de Gea.

1892.

Pasó el verano en Torrevieja, con su familia.

1893.

Nació una hija a la que volvieron a llamar María Dolores; como su madre; como la hermana que había muerto.

El 5 de enero, siguiendo el proceso pactado entre liberales y conservadores, disolvieron las Cámaras y convocaron elecciones legislativas. El 5 de marzo, con la manipulación habitual se eligieron 400 diputados con clara victoria de los liberales que obtuvieron 279.

Rufino fue interventor en el tercer distrito, primera sección, junto al hermano del pintor Agrasot y el doctor Sarget; los mismos que habían actuado de «padrinos» en su «lance de honor».

El independiente. 3 de marzo de 1893: A continuación publicamos la lista de interventores, para la elección de diputados a Cortes nombrados por la Junta Provincial del Censo para este distrito electoral con designación de las secciones y locales en que se han de constituir las mesas. TERCER DISTRITO. Primera sección. Caridad Escuela de Párvulos: D. José María Sarget y Lillo, D. José Rufino Gea Martínez, D. Ramón Agrasot Juan y Trinitario Martínez Trives.

Victorioso en las generales, el Partido Liberal convocó en noviembre una multitudinaria reunión en el salón de sesiones del Ayuntamiento para preparar (nunca mejor dicho) las municipales. Más de un centenar de personalidades políticas abarrotaron las dependencias.

Rufino formó parte de nuevo de la comisión de distrito de la Caridad; esta vez junto a Atanasio García Cubero,  José María Sarget, Ramón Agrasot, José Cartagena y Manuel Ferris.

El domingo 19, mientras los reservistas oriolanos de preparaban con una misa de tropa en Santa Justa para luchar en el Riff, se celebraron las elecciones locales. El resultado fue ajustado con una mayoría formada por 14 liberales de diversas procedencias.

1894.

Nació su hija Elvira Victoria.

El independiente. 8 de enero de 1894: Juicio. Hoy se celebrará, a consecuencia del matute de latas de petróleo aprehendidas el otro día, representando a la administración el alcalde accidental D. Eugenio Maestre y el administrador de Consumos D. Rufino Gea.

En julio fue apartado de su cargo municipal y no perdió el tiempo. El día 14, “El Oriolano” volvía a la calle después de ocho años de silencio. Salía a defender los ideales del Partido Liberal, vencedor en las últimas elecciones generales y municipales. Y a influir en las elecciones a diputados provinciales, previstas para septiembre.

El Oriolano no ha venido a la vida pública a reñir batallas contra determinadas personalidades, y menos contra aquellas que formando en las primeras filas de nuestro partido, gozan de un prestigio y de una representación que somos los primeros en reconocer.

Solo sí, (y esto lo decimos muy alto para que todos lo oigan) defenderemos con empeño y resolución los principios de moralidad que inscribimos sin vacilaciones de ningún género en nuestra bandera; porque deseamos, y a conseguirlo consagraremos nuestros esfuerzos, que los ayuntamientos de Orihuela se inspiren francamente en ese lema patriótico y honrado.

El Oriolano. Último número.

Desde sus páginas se enfrentó al jefe local y futuro diputado, su amigo Sarget; y no dudó en criticar lo que consideraba una débil jefatura del partido.

El Oriolano. 4 de agosto 1894: NUESTRO PARECER. El señor Sarget debe estar satisfecho de su obra. Le hablamos conocido y celebrado como médico peritísimo en el arte dé curar; su laboriosidad en este ramo tan difícil le ha conquistado, con su infatigable perseverancia, un puesto envidiable entre todos sus compañeros.

Su indiscutible talento se ha desparramado en libros, conferencias y memorias que elevaron su reputación científica sobre el nivel de tantas otras no cimentadas sobre tan sólidas bases.

Obrero infatigable del trabajo, a él se consagró con el entusiasmo de la juventud, conquistándose un puesto envidiable entre sus conciudadanos que alabaron siempre su ciencia, su caballerosidad y su bondad de carácter. Y sin embargo, todas estas cualidades que hicieron de nuestro amigo el más querido de los oriolanos, apenas si han contribuido a elevarle sobre el nivel del más mediocre de los jefes de partido…

Basta para ello dirigir una mirada retrospectiva que abarque la influencia de nuestro distinguido correligionario en el partido liberal de nueve meses a la fecha. ¡Qué de errores, qué de ligerezas, que desconocimiento tan absoluto de los resortes de la política para dirigir un organismo como el nuestro, modelo de sumisión y mansedumbre! …

… Influencia, poder, favores, correligionarios sumisos, todo se le dio en abundancia, lastimando en obsequio suyo la delicadeza del jefe queridísimo que antes marchaba a la cabeza del partido sin otro afán que engrandecerle y conquistarle el aplauso y el respeto de los adversarios y de los indiferentes…

¿Consiste acaso toda su habilidad en rodearse de esa camarilla que todo lo perturba, que todo lo apetece, atenta más bien, como los hechos lo han demostrado, a satisfacer sus aspiraciones egoístas, atropellando por toda clase de conveniencias y contribuyendo con su sospechosa conducta a menoscabar el aprecio y oscurecer el prestigio de que ha gozado siempre en el país nuestro dignísimo representante en Cortes?

¿Se le otorgó acaso la más alta representación de nuestra comunión política para fomentar aspiraciones indebidas, desatender la opinión más sana de la mayoría de sus correligionarios y crear alrededor de su persona y de lo que representa ese vacío y ese aislamiento, precursor indudable de la ruina de todos?…

…Los hechos le habrán demostrado la conveniencia de apartar al partido liberal oriolano, que tan ciegamente le obedece, de los perniciosos derroteros por los que, se le lleva; y si el Sr. Sarget a quien pesa demasiado la indecisa jefatura que echaron sobre sus débiles hombros, apetece como no lo dudamos, demostrar que por encima de pasajeras satisfacciones personales, que en tantas ocasiones ha desdeñado, están para él los altos intereses del partido y los necesarios sacrificios que todos debemos hacer en obsequio del prestigio y de la representación que legítimamente ostenta el señor Ruiz Capdepón, propicio es el momento de hacerlo evidente renunciando una jefatura que no posee con el beneplácito y la satisfacción de todos, y que nunca debió separarse del amigo queridísimo que la ejercía. Este es nuestro parecer.

La administración era su casa; imprenta la de Luis Zerón, en los Hostales; y la frecuencia, los miércoles y los sábados.

El 25 de agosto, publicó el que sería sus último número. Con motivo de su visita, empleó más de la mitad del periódico en un largo bosquejo biográfico sobre Trinitario Ruiz Capdepón, ministro de Gracia y Justicia (el famoso político liberal era su obsesión).

Los opositores a José María Sarget llegaron a reunirse en su casa. Pero el propio Capdepón «recomendó» la candidatura de Sarget; que resultó elegido en la elecciones de septiembre. «El Oriolano» había durado menos que el verano.

A mediados de noviembre volvieron sus problemas oftalmológicos y tuvo que retirarse a descansar.

La noticia diaria. 13/14 de noviembre de 1894: En la Merced todo el día, y misa de 10 en sufragio de doña Elvira Sacasa de Gea. (R. I. P.)

El Independiente. 15 de noviembre de 1894: Enfermo. Hemos sabido que nuestro estimado amigo y compañero en la prensa D. Rufino Gea se encuentra bastante delicado de la vista. Le deseamos una pronta y total mejoría.

El Orden. 18 de noviembre de 1894: Nuestro apreciable amigo el Sr. D. Rufino Gea, hállase desde hace algunos días bastante molestado por una afección a la vista. Deseamos al antiguo compañero en el periodismo una pronta mejoría.

El Orden. 30 de diciembre de 1894: Nuestro querido amigo y antiguo compañero en la prensa Sr. D. Rufino Gea se halla muy mejorado de la grave afección a la vista que ha padecido. Lo celebramos.

1895

En este año nació su hijo Fernando Pascual. Rufino, ya recuperado de su enfermedad visual, volvió a la administración de consumos en medio de un gran escándalo.

El nuevo alcalde lo había repuesto sin contar con nadie y los concejales no aceptaron la imposición considerando como administrador a su sustituto, el Sr. Cebrián.

El asunto se complicó y estuvo mucho tiempo en la prensa. Curiosamente, su principal detractor fue su amigo y «padrino», el concejal Ramón Agrasot.

El Independiente. 18 de enero de 1895: Enhorabuena. Restablecido de la afección a la vista que desde hace algún tiempo padecía nuestro querido amigo D. Rufino Gea, hoy ha vuelto a encargarse de la Administración municipal de Consumos. Celebramos el restablecimiento de nuestro querido amigo.

La Región. 19 de enero de 1895: Última hora. La sesión de ayuntamiento de hoy que ha presidido el nuevo alcalde señor Maestre ha tenido un final desastroso. Con motivo de la vuelta del Sr. Gea a la administración de consumos, hecho ocurrido con la anuencia del alcalde y sin conocimiento de la corporación municipal, el Sr. Agrasot, un segundo antes de levantar la sesión, la presidencia ha indicado a esta si no daba cuenta, de la vuelta a su cargo del antiguo administrador, obligación que expresamente dispone la ley municipal, y como el Sr. Maestre, contestara que eso no iba en la orden del día y levantara la sesión, se promovió un tumulto espantoso en que concejales y público vociferaban y clamaban contra lo ocurrido mientras el alcalde abandonaba el salón saliendo de “estampía”.

La Región. 21 de enero de 1895. Ayuntamiento. Extracto de la Sesión del Sábado. (…) Por último y sin usar de la fórmula empleada por todos sus antecesores de preguntar si algún concejal deseaba, hacer alguna manifestación antes de levantar la sesión, el Sr. Maestre cogió la campanilla para decir la frase “se levanta la sesión” al tiempo que el señor Agrasot pidió la palabra para preguntar al alcalde si tenía que poner en conocimiento de la corporación el hecho de haberse nombrado algún empleado, pues la ley obligaba al alcalde a hacerlo y como presidente de la comisión de consumos tenía noticia de haberse nombrado administrador.

El Sr. Maestre contestó que él no había nombrado al administrador de consumos, sino que este había vuelto a su destino después de algunos meses de enfermo. El Sr. Lafuente pide la palabra para demostrar la inexactitud de lo dicho por el alcalde y este, presuroso  y descompuesto, dice que el asunto no va incluido en la orden del día y que por lo tanto no se podía hablar sobre él.

La Región. 28 de enero de 1895: En tanto entienda el autor de tal disparate legal, que los concejales no necesitan acreditar su personalidad, ante su presidente; que se dirigen a este no con instancias ni exposiciones, sino en simple reclamación a que la ley les da derecho y del cual se burla el alcalde y escarnece, por temor a la sesión extraordinaria que no se concederá acaso, pero que es lo mismo, pues la opinión sabe que si el alcalde sostiene a cierto empleado puesto por él ilegalmente, es solo porque no deja hablar a los concejales y les niega todo derecho, que de otro modo, el ridículo de que huye como gato escaldado del agua fría, ya le habría sobrevenido por la torpeza cometida por él y el secretario al unir sus destinos a los del Sr. Gea, ya que hoy, dignamente, el día que el ayuntamiento deje sin efecto aquel nombramiento, no podrán continuar en sus puestos aquellos señores.

El Independiente. 29 de enero de 1895: Cuestión de Consumos. El escándalo producido ayer en la puerta de la Administración de Consumos entre un concejal y el señor Gea, tuvo por causa, según nos asegura el primero, el no reconocer al segundo el carácter de Administrador que ostenta, fundándose el concejal en que el Administrador nombrado por el Ayuntamiento, es otro. Esta es cuestión que se viene arrastrando hace días sin que le veamos por ahora el término.

Este asunto llegó a adquirir tintes violentos cuando, ante un carro cargado de vino en la puerta de la Olma, Rufino perdió los nervios.

Las protestas de algunos concejales continuaron en las siguientes sesiones, promoviéndose varios escándalos y un debate entre todos los periódicos locales; unos a favor y otros en contra del Sr. Gea. Al final, la comisión nombrada por el ayuntamiento a petición del concejal Agrasot, no pudo refutar las cuentas del Sr. Gea; y siguiendo ordenes superiores, este siguió en el cargo.

El orden. 10 de febrero de 1895: MURMURACIONES. Ocho señores ediles del Municipio han escrito una epístola al diputado informándole de las ilegalidades del nuevo Alcalde y de otras menudencias. Entre estas últimas, se dice figura una petición de la cual, al parecer, depende la felicidad de Orihuela. Ya comprenderán nuestros lectores que asunto tan trascendental no puede ser otro que la cesantía del Sr. Gea…  ¡La felicidad del país dependiendo de un apellido de tres letras.

El independiente. 12 de febrero de 1895: Papeles son papeles. Y cartas son cartas. Aunque haya quien tenga la frescura de negarlo, es completamente cierto que los concejales han recibido una carta del jefe supremo del partido liberal en Orihuela, compuesta de tres plieguecillos orlados de luto, en que se les compete a aprobar todo lo hecho por el alcalde señor Maestre, y asegurando que el señor Gea está bien puesto en su cargo de Administrador de Consumos, tanto por lo que se refiere a la parte legal, cuanto por su idoneidad demostrada  haciendo subir en quince días la recaudación del impuesto.

Así como el Alcalde ha recibido otra aprobando sin distingos su conducta desde que se posesionó de la presidencia del Ayuntamiento. Conque no hay más que conformarse con la voluntad de los dioses mayores y menores. Cartas lo mandan.

El Thader. 17 de julio de 1895: Las hijas de la Armengola. I. La historia nos cuenta sus grandes hazañas; la madre y las hijas salvaron la patria, clavando en el muro del alto Hans-Har-huala la enseña gloriosa de Orcelis cristiana. II.

Desde entonces acá, pasan los siglos y aquellas aguerridas oriolanas, no son ya de los moros el espanto, no esgrimen el acero con pujanza; ellas ahora como entonces y cual siempre vibra en sus ojos el calor del alma, y dignas descendientes de las otras, con su dulce mirar, hieren y matan. Rufino Gea.

El orden. 8 de septiembre de 1895: El Sr. Administrador de consumos ha remitido una notita de lo recaudado durante el mes de agosto a todos los periódicos locales, menos a “El Orden”. Sr. Gea, ¿qué motivos tiene Vd. para prescindir de un deber de cortesía que en otras ocasiones ha sabido Vd. guardar con nosotros espontáneamente? (…)  ¡Don Rufino! ¡Don Rufino! ¿Qué delito cometí para que perdáis el tino y no os acordéis de mí?

1896

Después de tantos meses en el candelero, Rufino desapareció del foco mediático. En este año solo lo he encontrado por una donación de cinco pesetas en la suscripción organizada para sufragar los gastos que ocasionaba el concurso de los soldados romanos en las procesiones de Semana Santa.

1897

El 2 de Febrero, la asociación benéfica titulada “La Caridad” organizó varias funciones de teatro y otras actividades a beneficio de la Cocina Económica y la Conferencia de San Vicente de Paul.

Estaba presidida por Severiano de Madaria y Rufino era el tesorero. Además leyó una de sus poesías. Como es un poco larga, he transcrito sólo el principio y el final.

La Semana 12 de febrero de 1897: Versos. Publicamos las composiciones poéticas de los señores Sarget y Gea, leídas en la función teatral del día 2. LOS BUENOS. Manuel, un guapo chico/ se casó con Mercedes de Zapico. / Era tan bueno el mozo/ tan rico, tan formal y tan amable / que todas las mujeres sin rebozó / juzgaban al marido irreprochable / y sin duda ninguna / desde luego afirmar pueden ustedes / que todas, envidiando su fortuna / hubieran deseado ser Mercedes. (…)

Qué ocurrió, no se sabe mas es cierto / que una mañana le encontraron muerto / y aquellos que envidiaron los placeres / del marido tan bueno y tan amable /para enseñanza de hombres y mujeres / sentaron este axioma incuestionable: / Con hermosa mujer y con doblones / no se puede ser bueno en ocasiones / y viene a tierra la virtud más alta / si el hambre sobra y el dinero falta. R. Gea.

En mayo tuvo otra hija.

La semana. 16 de mayo de 1897: Enhorabuena. Se la damos de todas veras a D. José Balaguer Muñoz y a D. Rufino Gea, cuyas señoras esposas han dado a luz con toda felicidad en la pasada semana.

1898.

Vocal del sindicato por el partido de Beniel, colaboró en la constitución de la Sociedad de labradores, redactando sus ordenanzas.

También se encargó personalmente de la publicación quincenal «La Huerta de Orihuela», confeccionada en la misma redacción y por la misma imprenta que «El Oriolano».

1899.

Como director de “La Huerta de Orihuela”, se ofreció para publicar de forma oficial y gratuita los acuerdos del Sindicato y todos los asuntos relacionados con la Comunidad de Labradores. Secretario del sindicato, quedó comisionado para la formación de padrones de propietarios y colonos. A pesar de sus esfuerzos la publicación sólo aguantó diez números y en marzo despareció.

En torno al cambio de siglo tuvo otro hijo, de nombre Juan; pero no he localizado su fecha exacta de nacimiento. Sólo sé que estudiaba dos cursos por debajo de Fernando. Su hijo Rufino comenzaba ya a destacar como estudiante con los jesuitas en el Colegio de Santo Domingo.

1900.

Su obra “El Pleito del Obispado, 1383-1564”, ganó los juegos florales organizados por la Cruz Roja. Se la dedicó al Ayuntamiento por facilitar su investigación.

En la sesión del 3 de noviembre de dicho año, la Corporación Municipal, acordó adquirir 25 ejemplares, nombrándole Cronista Honorario de la ciudad, animándole a seguir trabajando entre los archivos municipales que hasta entonces se encontraban en deplorable olvido.

En dichos juegos florales, su hija Lolita fue paje en la corte de amor de la reina de la fiesta, Julia Bonafós.

El oriol. 8 de octubre de 1900: Hemos recibido un ejemplar de la interesante obra «El pleito del Obispado» páginas de la Historia de Orihuela, dadas a luz en correctísimo estilo, con suma galanura de frase y admirable erudición, por el conocido escritor, respetable y particular amigo nuestro, D. J. Rufino Gea.

El volumen que consta de 208 páginas, ostenta una hermosísima carta prólogo de nuestro sapientísimo Prelado, y los retratos de éste y del primer Obispo de Orihuela, siendo completado, además, por buen número de documentos inéditos sacados del archivo municipal de esta ciudad.

Nuestro querido y muy estimado amigo el ilustrado y conocido escritor D. Rufino Gea, literato que goza de justa reputación en la república de las letras, debido a los notables escritos que han brotado de su fecunda y elocuente pluma, y a quien Orihuela es deudora de algunos favores conseguidos recientemente para los habitantes de esta feraz vega merced a los trabajos periodísticos de dicho señor, enriquecerá muy en breve la literatura de esta ciudad con la publicación de una interesante y hermosa obra, cuyo título es: El Pleito del Obispado 1383-1564.

La aparición de este libro, que se publica a ruegos de numerosos amigos y compañeros del autor, viene a prestar un señalado servicio a toda esta localidad y de un modo particular a las personas aficionadas y amantes de conocer y guardar noticias y documentos que nos impongan de los usos y costumbres de nuestros antepasados.

Esperamos con verdadera impaciencia llegue el momento de poder obtener un ejemplar de la citada obra a la cual auguramos una buena acogida por parte del público.

La Ilustración Española y Americana. Madrid, 15 de noviembre de 1900: El pleito del Obispado. 1383-1564 por D. J. Rufino Gea. El Sr. D. J. Rufino Gea obtuvo un premio en los Juegos Florales de Orihuela por el trabajo histórico que lleva por título el que encabeza estas líneas.

Es un acabado estudio de investigación histórica que, así como obtuvo el premio del Jurado calificador, obtendrá la aprobación y el aplauso de los inteligentes en este linaje de estudios. El precio del libro, que va ilustrado con dos fotograbados, es de 1,50 pesetas.

El oriol. 15 de noviembre de 1900: Rara avis es la aparición de un libro nuevo en Orihuela y no porque la falte, vida intelectual. Precisamente se cultivan en ella las ciencias y las letras con la profusión de que pueden dar fe multitud de centros docentes, tales como un seminario, un colegio de secunda enseñanza, ocho escuelas primarias de ambos sexos, varias academias, hasta de facultad mayor, una biblioteca pública y un ateneo.

Existen además dos conventos de frailes, dedicado uno a escuela de teología y de filosofía el otro para sus profesos y novicios.

Hay un cabildo catedral, un colegio de abogados y muchos individuos dotados de títulos académicos que se dedican a la profesión de medicina, de farmacia y de otras artes liberales. Tiene periódicos y trabajan o pretenden trabajar tres imprentas.

A continuar esta noble afición ha venido el libro del Sr. Gea, cuyo talento y buen gusto era ya ventajosamente conocido del público en las lides literarias.

Modestamente lo presenta su autor como páginas de la Historia de Orihuela, cuando en realidad podía haber dicho que su trabajo es la misma historia de esta ciudad en el tiempo que comprende desde el año 1383 al de 1564.

Avalorado tan eximio trabajo con la inserción que le acompaña de multitud de documentos paleográficos de referencia al mismo y tomados del Archivo histórico municipal oriolano, cuya transcripción no agradecerán nunca bastante los eruditos.

Lástima grande, que cegado por un mal entendido patriotismo, no haya echado de ver el Sr. Gea un lunarcillo que desluce un tanto su trabajo como obra de un diligente, imparcial y concienzudo historiador.

¿De dónde saca que esta ciudad tuvo obispo antes de que España sucumbiera en el desastre de Guadalete, según afirma en la pág. 2 de su libro? No hay un historiador serio de cosas eclesiásticas, antiguo ni moderno, que lo sostenga.

El Diario de Murcia. 12 de diciembre de 1900: Según noticias fidedignas, empezará a publicarse el próximo mes de Enero, primero del siglo XX, la «Historia de Orihuela», cuyo primer volumen se formará con los datos históricos recopilados por los Sres. D. Agustín y D. Ernesto Gisbert, padre e hijo respectivamente.

Los trabajos de la obra, se harán bajo los auspicios y sabia dirección de nuestro Ilustrísimo Prelado. Tanto la ordenación del primer tomo, como la redacción de los sucesivos, estarán a cargo de los Sres. D. Manuel Bañón, D. Juan Carrió, D. Santiago Moreno, D. José Clavarana, D. Rufino Gea y don Manuel Ferris. La referida Historia, se publicará por entregas de veinticuatro páginas, a real cada entrega.

1901.

Nació otra de sus hijas. No conseguí saber el nombre de todas hasta el año 1913, cuando aparecen juntas en un periódico. Lo explicaré cuando lleguemos a la fecha.

El oriol. 15 de enero de 1901: Ha dado a luz con toda felicidad una preciosa niña la esposa de nuestro distinguido amigo el popular literato orcelitano y cronista de nuestro Excmo. Ayuntamiento, don Rufino Gea. Nuestra más cordial enhorabuena.

Rufino seguía administrando la renta de consumos y persiguiendo el fraude de los «matuteros». Trabajaba con la Comunidad de Labradores y, en sus ratos libres, aspiraba a la Secretaría del Juzgado Municipal.

El labrador. 7 de octubre de 1901: Vacante. Se ha anunciado para proveerse la de secretario suplente del juzgado municipal de esta ciudad y han presentado solicitudes al efecto los señores D. Mariano Soria Porras, oficial encargado ya muchos: años y Rufino Gea, administrador de la renta de consumos.

En el señor Gea, a nuestro juicio, existe la incompatibilidad señalada en el artículo 497 su relación con los 474, 475 y 477 de la ley orgánica del poder judicial que no reproducimos por no creerlo oportuno. No dudamos que el dignísimo señor juez de primera instancia de esta ciudad habrá de resolver el asunto.

El Diario de Murcia. 7 de noviembre de 1901: El sábado recibió nuestro respetable amigo el distinguido escritor e ilustrado Administrador de Consumos D. J. Rufino Gea, una carta anónima en la que se le denunciaba que en una casa de la calle del Hospital existía almacenada una importante cantidad de aceite que se había introducido en la población sin satisfacer los correspondientes derechos de consumos.

Inmediatamente, y de acuerdo con sus jefes, ordenó que los dependientes del resguardo practicasen un minucioso registro en la casa de referencia, el que dio por resultado decomisar nueve cueros, conteniendo 56 arrobas de aceite y una hoja de madera con dos arrobas de jabón.

Tan escandaloso fraude ha sido comentadísimo en esta ciudad por creerse complicado en él, un señor concejal de la Comisión de Consumos, que poco después de ser decomisadas las especies, presentó la dimisión cumpliendo órdenes del jefe de la policía local.

Con tanta actividad, en noviembre volvió a caer enfermo; pero se recuperó pronto.

Diario de Murcia. 24 de noviembre de 1901: Desde Orihuela. Tenemos una verdadera satisfacción al noticiar a nuestros lectores la notable mejoría que ha experimentado en su enfermedad nuestro distinguido amigo el batallador periodista e ilustrado cronista de Nuestro Excmo. Ayuntamiento D. J. Rufino Gea, por cuyo completo restablecimiento nos interesamos vivamente.

1902.

Corresponsal telegráfico de el «Diario de Murcia». Vocal y secretario de la comisión ejecutiva de la Junta de Hacendados de Orihuela.

A pesar de las presuntas incompatibilidades denunciadas por «El Labrador», en mayo se examinó en Valencia para Secretario del Juzgado Municipal y consiguió un sobresaliente.

Las Provincias. Diario de Valencia. 18 de mayo de 1902: No habiéndose presentado en tiempo hábil el aspirante que faltaba a examinarse para secretario de juzgado municipal, se ha disuelto la junta examinadora, habiendo sufrido dichos ejercicios los diez presentados, que lo han sido (el tercero es D. José Rufino Gea Martínez) los cuatro primeros obtuvieron la nota de sobresaliente, y los seis restantes la de aprobado. Nuestra enhorabuena.

Pero no hizo falta. Jubilado el depositario de fondos municipales, consiguió la plaza que buscaba en el Ayuntamiento.

El Labrador. 26 de mayo de 1902: Ha sido jubilado con el haber anual de mil pesetas el depositario de fondos municipales D. Manuel Aliaga, siendo nombrado para sustituirle el que era administrador de consumos D. Rufino Gea.

Entre los años 1901 y 1903, Rufino participó en la publicación de la «Historia de Orihuela», de Ernesto y Agustín Gisbert.

Historia de Orihuela. 1901-1093.

1903.

Nombrado Bibliotecario del Casino Orcelitano como parte de su Junta Directiva. Colaborador del semanario ilustrado «El Orcelitano».

Escribió un voluminoso estudio titulado «La Acequia Molina y sus regantes. Apuntes históricos y repartos de agua».

Pinchando en la siguiente imagen se accede a la obra completa.

Enlace a la obra completa en la Biblioteca Valenciana Digital.

El Diario de Murcia. 23 de abril de 1903: Libro curioso. Con el título de «La acequia de Molina», ha publicado nuestro compañero en la prensa y corresponsal estimado de este periódico en Orihuela D. J. Rufino Gea, un libro muy bien impreso y editado con lujo que contiene las noticias históricas y repartos de agua que afectan a dicho cauce en el término de la vecina ciudad.

La Comarca. 27 de abril de 1903: LA ACEQUIA DE MOLINA. Apuntes históricos y repartos de aguas. Interesantísima resulta, la última obra que acaba de publicar el conocido e ilustrado escritor oriolano D. Rufino Gea.

Dicha obra, que lleva el título con que encabezamos las presentes líneas demuestra un extraordinario y notable en todos los conceptos, hallándose enriquecida con documentos curiosísimos, haciendo una reseña histórica de estos regadíos desde la expulsión de los árabes hasta nuestros días.

La obra se halla ilustrada con los retratos de los señores D. Matías Sorzano de Nájera: D. Antonio M. Balaguer Irujo, D. Andrés Rebagliato Pescetto, D. Manuel Ceballos Ruiz, D. Tomás Soler Más, D. Francisco Ballesteros Villanueva, D. Pedro R. Mesples y el del autor, que son los que desde 1828 se han sucedido como síndicos. Además figura un plano de dicha acequia de Molina.

La obra es, como ya dejamos dicho, muy notable y digna de ser adquirida y leída por todos los oriolanos que se interesen por las cosas de nuestra tierra. Felicitamos al Sr. Gea por haber visto coronado por el más lisonjero éxito sus patrióticos deseos, y recompensados sus trabajos por la satisfacción que esto ha de producirle.

El molino, cuando lo compró Wandosell. Colección Tejuelo.

En mayo, el rico propietario Pío Wandosell pretendía dotar a Orihuela de un nuevo alumbrado eléctrico que pudiera utilizarse de sol a sol, aprovechando para ello el salto de aguas que existía en su Molino de la Ciudad.

Rufino Gea Martínez acudió al acto de exposición de los planos de obra, como representante de los heredamientos de las acequias de Callosa en tanda de Orihuela, Almoradí, Almoravit y Escorratel. Y no puso pegas al proyecto.

Pío Wandosell

En septiembre apareció un nuevo semanario que recuperó un viejo título. «El Orcelitano» nombraba a Rufino Gea entre sus ilustrados colaboradores.

Sólo he encontrado dos artículos; uno en septiembre titulado «Ocasión oportuna», sobre la construcción de los caminos de Hurchillo y Beniel; y otro en octubre abundando en el tema con el título «Las Carreteras de Hurchillo y de Beniel».

1904.

La existencia de «El Orcelitano» fue breve; cerró en enero. En marzo murió su suegra y en abril sufrió un ataque de neuralgia que le obligó a guardar cama. En mayo fue designado representante del Juzgado de Aguas en oposición al proyecto de desvío del río para hacer un salto de agua en Abarán.

El Diario Orcelitano. 26 de marzo de 1904: Ha fallecido en el vecino pueblo de Bigastro la señora madre política de nuestro querido amigo D. Rufino Gea.

El entierro se verificó en la tarde de ayer siendo extraordinaria la concurrencia que acompañó al cadáver hasta la última morada. Reciba nuestro buen amigo y su distinguida familia la expresión de nuestro sentimiento.

Manuela Adelaida Villanueva Castaño. Suegra de Rufino. Archivo de Mª Dolores Bregante Illescas. Mi agradecimiento a José Manuel Dayas.

El Diario Orcelitano. 29 de abril de 1904: En la tarde de ayer regresó a Barcelona después de haber permanecido varios días en el vecino pueblo de Bigastro, a donde vino con motivo del reciente fallecimiento de su señora madre, nuestro distinguido amigo don Manuel Sacasa…

… A consecuencia de un ataque de neuralgia, se ha visto obligado a guardar cama nuestro querido amigo D.  Rufino Gea, el cual ya se encuentra totalmente restablecido. Reciba nuestra enhorabuena.

Gracias al “Diario Orcelitano” sabemos que ese año pasó su «descanso estival» en Torrelamata. En julio marchó con la familia; en agosto regresó para resolver asuntos municipales y luego volvió a la playa hasta septiembre.

El Diario Orcelitano. 16 de julio/4 de agosto de 1904: Esta tarde sale para la Mata a pasar la temporada de veraneo nuestro estimado amigo D. Rufino Gea y familia. Feliz viaje. /Anteayer estuvo en esta, el depositario de fondos públicos del municipio,nuestro querido amigo D. Rufino Gea, quien después de evacuados los negocios que a esta le traían, salió nuevamente para Torrelamata.

En la siguiente noticia alguien se lio con el trabajo de Rufino. Que yo sepa, sólo Justo García Soriano se atrevió con el tema de la Armengola. El libro que estaba preparando se ambientaba en el siglo XVIII; es decir, medio milenio después.

El Diario Orcelitano. 10 de agosto de 1904: Sabemos que nuestro querido y particular amigo el distinguido literato, D. J. Rufino Gea, se ocupa en la actualidad y en la colonia veraniega de Torre la Mata, en escribir un interesantísimo libro quedará a la estampa en el próximo mes de octubre, el cual está llamado a descubrirnos la verdad de la obscura tradición de La Armengola, pues que el Sr. Gea, en una de sus incesantes exploraciones por antiguas bibliotecas y archivos, ha encontrado riquísimos documentos de aquella época, que ponen bien a las claras, la verdad de los hechos acaecidos, y en el año en que ocurrieron.

Deseando estamos, y con nosotros todos los que conocen la idea del señor Gea, de desenterrar una verdad, que el anunciado libro se dé al público para que se sepamos de una vez y para siempre, la verdad de esa nebulosa y casi fantástica tradición que nos legaron nuestros antepasados y lo que aún nadie había podido desentrañar. Mucho tendrá que, agradecer la historia patria al Sr. Gea, después de publicar el libro que tiene en preparación.

El diario conservador “La Comarca” trató de ponerlo en un aprieto con la disyuntiva de liberal o católico. Todo comenzó cuando el citado diario publicó la lista de los que habían pagado cinco pesetas para participar en un Congreso Mariano en Barcelona.

Entre ellos figuraba su hijo Rufino, interno en Santo Domingo. Pidió una rectificación y «La Comarca» mantuvo la polémica durante tres semanas.

Ya en octubre, Rufino les envió una carta abierta en la que explicaba que los padres de la Compañía de Jesús habían invitado a sus alumnos a contribuir con donativos para dicho congreso; y que su hijo, como uno de tantos, había aportado cinco pesetas.

Pero que un niño de trece años carecía de libertad para comprometerse con ninguna asamblea; y que él no lo había autorizado ni pensaba hacerlo.

La Comarca. 4 de octubre de 1904: Rectificación. Nuestro amigo D. Rufino Gea nos ruega hagamos constar que ni a su hijo se le ha hecho indicación alguna para asistir al Congreso de las Congregaciones Marianas que se ha de reunir en Barcelona, ni ha sido inscrito en las listas de concurrentes, como por error se ha dicho.

También quiere que conste que no hubiese autorizado tal inscripción. Bueno, que conste, pero conste que esto último lamentamos tenga tanto empeño hacerlo constar el Sr. Gea.

Porque parece algo así como si creyese que el asistir al Congreso Mariano había de imprimir a su hijo algún estigma vergonzoso.

O que tomando en serio lo dicho por «Unión Republicana», opina que no se puede ser depositario de un ayuntamiento liberal y mandar un hijo a un congreso católico, o para ser católico estorba ser liberal.

Nosotros nos apresuramos a complacer al amigo particular pero lamentamos muy mucho los términos en que hace la rectificación.

En ese mes de octubre viajó también a Madrid acompañando al alcalde Pedro R. Mesples en unas gestiones de administración local.

En diciembre escribió otra carta abierta, esta vez en «La Vega del Segura», aclarando su participación en el asunto de la desviación del Segura.

El director del citado periódico, el conservador Antonio Pescetto, le acusó directa y públicamente a través de otra carta abierta que Rufino contestó.

Transcribo el intercambio epistolar. Por último, el 19 de diciembre se desplazó al Gobierno Civil de Murcia para presentar un escrito de oposición al proyecto de desviar el río Segura.

La Vega del Segura. 14 de diciembre de 1904: Sr. D. Rufino Gea. Muy Sr. mío: Mucho se murmura y se asegura por la población que es V. el autor de los tres escritos que se han publicado en el diario de esta localidad “El Adalid”, bajo el epígrafe de “Embrollos acuáticos” y que tanto éstos como los que se han publicado en algún otro periódico, siempre han sido con la tendencia de personalizar el cargo que he desempeñado para atacarme directamente y con la innobleza del que así escribe.

Si esto es así, firme los escritos o diga que son suyos, como lo hago yo para defenderme, y no sea V. de aquellos que para que no les califiquen, suelen tirar la piedra y esconder la mano, y luchemos en buena lid como lo hace toda persona honrada con el fin de que triunfe la verdad. En espera de su contestación queda de V. afmo. S. S. q. b. s. m. Antonio Pescetto.

El adalid/La Vega del Segura. 15 de diciembre de 1904: Sr. D. Antonio Pescetto. Muy Sr. mío: He leído la carta que ayer me escribe desde las columnas del periódico que tan hábilmente dirige, y le ruego con todo encarecimiento que no haga usted caso de los chismes y murmuraciones que me atribuyen la paternidad de los embrollos acuáticos, así como yo tampoco hice caso, y aún creo que le aconsejé á V. que hiciera lo mismo, cuando esos mismos chismes y murmuraciones atribuyeron a V. la paternidad de aquellas hojas famosas del famoso Ayala, labrador de usted en la Daya, cuya paternidad negó V. en el juzgado. Si V. quiere insertar esta carta en el periódico que ha publicado la suya, como espero y procede, se lo agradecerá su afino, y S. S. Q. L. B. L. M.  J. Rufino Gea.

La Vega del Segura. 15 de diciembre de 1904:. D. Rufino Gea. Muy Sr. mío: He recibido su atenta y queriéndole complacer, ha ordenado que se inserte inmediatamente …

… Mucho me satisface el contenido de su carta, porque como Secretario de la Junta de Hacendados, espero me ayudará a defenderme y hacer comprender a todo el mundo que en nada que yo tomo parte existen chanchullos: así pues, espero que el autor de dichos escritos cuando termine los «Embrollos Acuáticos», emprenda los terrestres, y si él no lo hace, lo haremos nosotros para aplastarle. Sin más por hoy, queda de V. afmo. S. S. q. s. m. b. Antonio Pescetto.

1905.

En febrero estaba otra vez “enfermo de la vista” y viajó a Madrid “con objeto de someterse al tratamiento de un oculista de la Corte”.

Publicó «Los oriolanos de antaño. Memorias de 1700 a 1760», cuya reseña en “El Graduador” de Alicante y En “Las Provincias” de Valencia, he transcrito.

El Graduador (Alicante) 18 de marzo de 1905. “El distinguido escritor oriolano Don J. Rufino Gea, ha tenido la amabilidad, que sinceramente le agradecemos, de remitirnos los dos cuadernos hasta ahora publicados de su notable obra “Los Oriolanos de antaño” (Memorias de 1700 a 1760).

La obra va ilustrada por el dibujante D. M. Garriga Soler, y constará de un solo tomo. Se repartirá por cuadernos al precio de 25 céntimos de peseta uno, distribuyéndose a los suscriptores dos cuadernos al mes. La obra es de gran importancia histórica, escrita con galanura de lenguaje muy recomendable, y seguramente tendrá el mejor éxito en la ciudad de Orihuela y en cuantos se dedican al estudio de los tiempos pasados”.

Las Provincias. 25 de abril de 1905: Los oriolanos de antaño. (Crónica interesante). La antigua e histórica ciudad de Orihuela tiene un excelente cronista. D. José Rufino Gea que así se llama, joven todavía, experto en los estudios históricos, investigador incansable de las bibliotecas y archivos de su ciudad natal; solo tiene una falta para lucir como debiera, y es su excesiva modestia. Ha dado ya algunas muestras de sus interesantes trabajos.

Una de ellas, el libro titulado El pleito del Obispado, que da mucha luz sobre las curiosísimas contiendas sostenidas durante dos siglos y medio por el clero y los magistrados civiles de Orihuela, para emanciparse de la autoridad de los obispos de Cartagena, prueba, al par que sus laboriosas pesquisas paleográficas, su arte y su buen criterio para escribir la historia como ahora se exige.

Otro libro suyo La acequia de Molina, es de gran interés para los agricultores de aquella fertilísima huerta. Ahora ha comenzado a publicar otra obra de mayores alientos.

La titula Los ORIOLANOS DE ANTAÑO, memorias de 1700 a 1760, y para hacer más agradable su lectura, ha adoptado la forma de una autobiografía, en la cual un ungido personaje de aquel tiempo, hijo de la antigua ciudad de Teodomiro, refiere los accidentes de su vida y lo que pasó en su tiempo.  El Sr. Rufino Gea ha elegido aquella época por ser muy interesante para Orihuela.

«Me propongo, dice el supuesto cronista, describir la acrisolada fidelidad de mis compatriotas, y diré cómo esta hermosa virtud, tan arraigada en los pechos oriolanos, acarreó a esta república, hambres, pestes, guerras, saqueos, latrocinios y muertes: que estas y otras crueles calamidades hizo caer sobre Orihuela nuestra lealtad al señor rey D. Felipe V, cuando los ingleses y los austriacos le disputaron el trono de sus mayores; relataré mi intervención en aquellas luchas sangrientas, las fatigas que padecimos, los actos heroicos que realizamos y la bellaquería con que fueron premiados tan gloriosos esfuerzos; hablaré también de nuestras fiestas y diversiones, y de los pleitos, escándalos y desafueros que algunas de ellas ocasionaron; de las contiendas que los reverendos canónigos han tenido con sus obispos, y contaré cómo uno de los más ilustres prelados vio alzarse, revueltos contra él, a los señores del Cabildo, a los frailes, monjas, regidores y gremios, venciéndolos y subyugándolos a todos.»  

Tres cuadernos se han repartido de este erudito libro, que afirmará sin duda el renombre que goza ya el cronista de Orihuela entre los aficionados a los estudios históricos, y en especial entre los “amadors de les glories valencianes”.

En la junta general de regantes de la acequia de Molina, celebrada en mayo, Antonio Pescetto volvió a la carga acusando a Francisco Ballesteros de manipular los riegos en su propio beneficio con la complicidad de Rufino.

Éste contestó que eso era falso; que venían regando así desde tiempo inmemorial. Se publicó en “El Diario” con el título “Denuncia Falsa”; y Pescetto respondió con una carta abierta que terminaba así:

El Diario. 29 de mayo de 1905: …Es muy previsor nuestro Síndico de la acequia de Molina D. Rufino Gea, puesto que nos cita para suspender la tanda de la acequia temporalmente precaviendo los desórdenes que ha de producir la sequía ocupándose del porvenir sin remediar como le dije los desórdenes que existían ni hacer siquiera mención de ellos.

Me abstengo de todo comentario y la opinión que juzgue, absteniéndome de manifestar las irregularidades que se vienen cometiendo en asuntos de aguas…

En junio se celebró una reunión de todos los jueces de la vega en el salón de Aguas del edificio “La Caridad” para tratar el tema de una posible desviación del río; y se acordó por unanimidad recurrirla ante el director general de Obras públicas; comisionando a Rufino para ese trabajo.

Como representante de toda la Vega Baja viajó a Murcia.

En julio consiguieron impugnar todos los proyectos de desviaciones y de nuevo pasó el verano con la familia en la costa.

En octubre volvió a la Corte acompañando al alcalde accidental Severiano de Madaria en unas gestiones económicas.

El Diario. 7 de septiembre de 1905: De Torrevieja, donde ha pasado una temporada, ha regresado con su familia nuestro amigo D. Rufino Gea.

A primeros de noviembre enfermó y pasó unos días en cama. Se recuperó a tiempo para participar en las reuniones destinadas a formar la Cámara Agrícola de Orihuela, de la que fue nombrado secretario. Y de viajar a Alicante con una comisión municipal encabezada por el alcalde para saludar al nuevo Gobernador Civil.

El Diario. 7 de noviembre de 1905: Por completo restablecido de la leve dolencia que le retuvo algunos días en cama hemos tenido el gusto de saludar a nuestro respetable amigo el depositario de fondos municipales D. Rufino Gea. Le felicitamos.

1906.

Como secretario de la Cámara Agraria, convocó en enero las primeras reuniones en la sede que anteriormente había sido el “Círculo Republicano”.

Entre otras cosas,  barajaron la posibilidad de suprimir el impuesto de consumos; discutieron  la creación de una guardia rural costeada por los propietarios y consiguieron que todos los exportadores de naranjas indicasen en sus cajas la marca de Orihuela.

En marzo presentó en “El Diario” un proyecto para construir de cemento las acequias de Orihuela, con un presupuesto superior al millón de pesetas. Por aclamación, fue elegido vocal del sindicato de la Comunidad de Labradores.  

En abril se celebró una reunión en el ayuntamiento para nombrar una “comisión suprema” encargada de organizar las fiestas para el sexto centenario de la aparición de la Virgen de Monserrate. Rufino quedó como vicesecretario de la misma. También trabajó como secretario suplente del juzgado.

En junio su hijo Rufino obtuvo brillantes notas y marchó a Barcelona a estudiar ingeniería. En septiembre participó activamente en los actos del Centenario de la Virgen de Monserrate.

El 24 de septiembre le nació otra hija “hermosa y robusta” a decir de sus colegas de prensa. En octubre acompañó a su hijo a Barcelona y en noviembre volvieron sus problemas con la vista. En diciembre tenía en casa a dos criaturas enfermas.

El diario. 3 de septiembre de 1906: Organización de las fiestas para el centenario de la Virgen de Monserrate. El programa se encargó de redactarlo el ilustrado cronista del Ayuntamiento D. J. Rufino Gea, a quien conocéis sobradamente por los trabajos que ha llevado a cabo en favor de los huertanos, oponiéndose a las desviaciones del Segura, y siendo el alma de nuestra Cámara Agrícola.

Pues bien, D. Rufino que es un literato de cuerpo entero, ha escrito un esquema de los festejos, que da el opio, con su poquito de preámbulo histórico, encargándose de cuidar de la impresión encomendada a la imprenta de La Lectura Popular y las portadas o tapas a los talleres de litografía de la renombrada casa de Ortega de Valencia. El programa quita el sentido…

1906. Fiestas centenario de la Virgen de Monserrate.

1907.

Secretario de la junta directiva de la Cámara Agrícola de Orihuela. En enero viajó a Valencia para asistir a la reunión de la Federación Agraria de Levante.

En marzo dimitió del cargo de depositario del fondo municipal, decisión aplaudida unánimemente por la prensa.

Fue sustituido por Mariano Botella Canales. A finales de abril fue elegido por unanimidad por la junta para representar a la Cámara Agrícola en la Asamblea Nacional de Agricultores organizada por el Ministerio de Fomento.

El Correo Español. Madrid, 1 de mayo de 1907: Asamblea de agricultura. En Orihuela se celebró ayer una importante reunión de comerciantes y agricultores, tratando de la Asamblea de agricultura convocada por el ministro de Fomento. Se acordó enviar como representante a D. Rufino Gea.

El evento tuvo lugar el 18 de mayo en el Círculo Mercantil de Madrid y se alargó una semana. Rufino fue propuesto por la federación de Levante para la ponencia de mercados y transportes.

En junio salió con su familia para instalarse en su finca de la huerta; y a ellos se unió Rufino hijo, que regresó de Barcelona con notas excelentes. En agosto firmaba la respuesta a un cuestionario remitido por el Ministerio de Fomento, y publicado en prensa. Comenzaba así:

«La Iberia». 14 de agosto de 1907: Observación previa. Este término municipal consta de 12.590 hectáreas de secano y 6.474 de regadío, con una población rural de 16.170 habitantes. La mayor finca de secano tiene 3.100 hectáreas; la de regadío 76, y la menor de uno y otro consta de 5 a 6 áreas.

Bastantes fincas de regadío y algunas de secano las cultivan sus dueños; pero por lo general predomina el arrendamiento, a medias y terrajes para el secano, a un tanto de moneda al año para el regadío. Son a medias, en el secano, los productos del plantío (olivos, almendros, viñas etc.) y el terraje consiste en una unidad por cada cinco y a veces por cada cuatro del producto de las tierras destinadas a sembradura…

A finales de septiembre viajó a Burjassot, de nuevo comisionado por la Cámara, para estudiar los efectos de un nuevo insecticida contra el Poll Roig (el piojo rojo). A la vuelta impartió una conferencia sobre el tema en el Casino Orcelitano.

En noviembre publicó una carta abierta explicando a un periodista murciano la peligrosidad de «El piojo rojo y la negrilla».

«La Iberia» presumía de los vastos conocimientos de su ilustrado colaborador, que no paraba de dar conferencias sobre insecticidas, técnicas de poda y otros artes de la agricultura. En diciembre participó en una reunión de propietarios y agricultores para formar un sindicato de exportadores de frutas. Para Navidad, cayó enfermo; pero se recuperó pronto.

«La Iberia». 7 de octubre de 1907: La obra de la Cámara Agrícola. Los agricultores de esta vega están de enhorabuena, porque debido a la actividad que en este asunto ha desplegado la Cámara Agrícola, y especialmente su incansable secretario D. Rufino Gea, será Orihuela la primera población de España en donde el sabio ingeniero valenciano D. José M. Martí dé a conocer su descubrimiento…

1908.

En marzo decía el corresponsal de “El Liberal” que su compañero y amigo Rufino Gea «no tiene más Dios, ni más Santa María» que Orihuela y la prosperidad de Orihuela y la vega de Orihuela. Y le publicó una carta de la que he sacado algunos fragmentos:

Según mis noticias, son catorce los proyectos de desviación solicitados: tres en Calasparra, uno en Cieza, otro en Ojós; otro en Abarán, tres en Archena, dos en la contraparada, dos en Lorca y uno en Mula. (…)  En 22 de diciembre de 1906 Murcia y Orihuela vencieron y la real orden de concesión fue anulada; pero como en la sentencia quedó un resquicio abierto (…) al poco tiempo de ocupar el poder el partido conservador; porque el Consejo de Obras Públicas, fundándose en que el progreso y las necesidades de la vida moderna exigen el desarrollo de esta clase de industrias, declaró que no se causaba con ellas perjuicio alguno a los regantes de Murcia y Orihuela. (…) todo eso no vale un comino para la satisfacción que experimentarán los huertanos al ver sus pimentonares y naranjales mustios y decaídos por falta de agua, pero iluminados por lámparas incandescentes y conducidos por tranvías amplios, cómodos y veloces…

El domingo cinco de abril tomó parte en el “mitin del río” como parte de una campana contra las desviaciones del río. Lo organizaba la Federación Agraria del Valle del Segura, y junto a él hablaron el alcalde, el juez de aguas, el presidente del Casino Orcelitano y algún concejal.

Gerente del sindicato de productores de naranja de Orihuela, su organización presumía de recibir el fruto de manos del labrador, señalarlo con una marca, ponerlo en Londres, venderlo y entregar a su dueño el producto en venta, liquidado y limpio.

Lograban casi siempre transportar las remesas de naranjas a Londres en el menor tiempo posible, sin sufrir averías que las inutilizasen para el consumo.  

A primeros de junio visitó Madrid con otra comisión agrícola. En julio, Luis Barcala, al que había visitado en Madrid, le dedicó una larga carta abierta publicada en «La Iberia». El resto del año lo pasó viajando comisionado por el sindicato.

1909

Como gerente del sindicato siguió viajando y participando en todo tipo de iniciativas agrícolas. Demostraciones de insecticidas, conferencias, etc. Y a mediados de abril le nació otra hija.

En noviembre volvió al ayuntamiento de forma interina. Pero gracias al sistema de turnos, con el regreso de los liberales, le tocaba recuperar la plaza en propiedad.

El Tiempo. 4 de enero de 1909: Nuevo almacén El Sindicato de productores de Naranja del que es gerente D. Rufino Gea, ha adquirido en alquiler un nuevo local para almacén, que por estar situado en el paseo de la Estación frente a la Glorieta y por permitir dar más amplitud a sus negocios, supone una mejora para el dicho sindicato.

El Eco de Orihuela. 28 de diciembre de 1909: La secretaría de Ayuntamiento que en tiempo de los conservadores se donó a D. Matías Pescetto, ahora en tiempos de los liberales la desempeñará en propiedad D. Rufino Gea cuyo nombramiento se acordará en la primera sesión hábil que celebre el nuevo Ayuntamiento.

La carrera política de dicho señor, los  indiscutibles e importantísimos servicios prestados a su partido, sus profundos conocimientos administrativos, su parentesco en fin con el Sr. Ballesteros ¿no son razones poderosísimas para que eso ocurra?

¿Quién acaso ha guiado siempre los inciertos pasos de los alcaldes liberales en el vasto campo administrativo? el Sr. Gea. ¿Quién ha sido el brazo ejecutor de las imperantes órdenes del Sr. Ballesteros? el Sr. Gea.

¿Quién en los momentos difíciles para el partido, ha apartado la nave de los mil escollos que amenazaban destruirla? el Sr. Gea. Pues todos esos méritos son más que suficientes para que aspirando el Sr. Gea a la Secretaría del Ayuntamiento vea colmadas sus aspiraciones.

En septiembre se nombró un nuevo contador de fondos y, a petición suya se le subió el sueldo a mil pesetas anuales. En diciembre dicha subida fue puesta en tela de juicio y el contador suspendido.

Al mismo tiempo, el diario conservador aseguraba que el Sr. Gea había privado de sus valiosos servicios al alcalde; y que la retirada era para “in eternum”.

También publicaba la lista de políticos que Rufino tenía en contra para alcanzar la plaza de secretario del Ayuntamiento: El Sr. Linares, el Sr. Ballesteros hijo, los ocho concejales del Sr. Coig,  el Sr. D. Andrés Pescetto y el Sr. García Murphy.

Dos diputados provinciales y diez concejales contra el Sr. Gea. Ya  se rumoreaba que Gea acabaría aceptando el cargo de contador de fondos como solución de emergencia; sin aportar titulación alguna.

1910.

En enero volvió a caer enfermo; no sé si por el disgusto. Las posibilidades de recuperar el cargo de secretario en el Ayuntamiento se anularon al certificarse la alianza de su partido con una escisión de los conservadores.

Esta alianza implicaba ceder algunos cargos ya comprometidos. Todos reclamaban su parte del botín y no había disponibles tantos puestos como solicitudes de correligionarios. De nada sirvió apelar a Capdepón o a Ballesteros reclamando su plaza de secretario.

El Eco de Orihuela. 4 de enero de 1910: Para contentar a ciertos elementos, ha sido preciso que el partido canalejista cometa una gran injusticia con uno de sus más significados miembros y esto sólo, dará la medida de a cuánto asciende esa influencia.

Nadie ignora los indiscutibles méritos de D. Rufino Gea candidato a ese cargo, ni creemos exista quien a regateárselos se atreva. Ha sido el Sr. Gea, el verdadero peón que ha puesto su inteligencia no mediana, sus conocimientos no escasos y su actividad poco común, al servicio de todos los alcaldes liberales.

Él y solamente él, podrá allá en su interior, aquilatar los servicios que al partido lleva prestados y quizás no sean los más despreciables, el silencio que siempre ha guardado.

Ha atravesado el partido en Orihuela, por vicisitudes más o menos grandes y el Sr. Gea mientras los más se encogían de hombros, trabajaba con fe, para que los liberales saliesen airosos.

Se han presentado elecciones en las que el partido liberal ha podido sufrir un descalabro y la pericia y laboriosidad del señor Gea, han evitado éste.

Todo eso se ha pagado con el arrumbamiento político de ese señor, por conservar el puesto a un recomendado de los señores Coig y amigos.

En abril, al plantearse la constitución de cajas rurales, «El Diario» recordó los grandes beneficios que el sindicato estaba aportando a la agricultura oriolana y aplaudió a todos los socios del mismo; pero muy singularmente al gerente, don J. Rufino Gea que había puesto su actividad e inteligencia privilegiada al servicio de tan benéfica institución.

La dirección general de Administración local anunció por el término de 30 días un concurso para proveer la plaza de contador de fondos municipales del Ayuntamiento.

El 23 de mayo se anunció al Sr. Gea con carácter interino. La vacante se anunció en los periódicos oficiales cumpliendo el precepto legal y por fin, en la sesión supletoria del 28 de mayo lo nombraron oficialmente contador de fondos municipales; pero sin perder el carácter de interino.

El Eco de Orihuela. 9 de junio de 1910: Para “solventar asuntos particulares”, marchó ayer a la Corte nuestro querido amigo el contador de fondos municipales D. Rufino Gea. Así poco más o menos «rezaba» ayer una de las gacetillas del periódico de «casa y boca» de los demócratas.

Y miren Vds. que es desgracia; si el Sr. Gea hubiese continuado de agrícola a secas, nadie se atrevería a sacarle partido a ese viaje, pero como dicho señor es político, y por añadidura ha aceptado un cargo que antes no quiso, todo el mundo se ha creído con derecho a rumorear y fantasear sobre susodicho viaje.

De todas las cábalas que no han sido pocas la más verosímil es que dicho viaje está relacionado con el asunto de la secretaria, constante aspiración del Sr. Gea y que no ha abandonado todavía. El tiempo aclarará el misterio.

Creo poder aclarar esos asuntos particulares. Su hijo Rufino había aprobado brillantemente los ejercicios de ingreso al cuerpo de Telégrafos; y en breve salía destinado a la capital para incorporarse a dicho cuerpo y realizar las prácticas.

En agosto volvió a caer “ligeramente enfermo”. En noviembre asistió al multitudinario banquete que los servicios de la Fonda España ofrecieron en el Teatro Circo, engalanado de flores y con la banda municipal en el escenario, a Trinitario Ruiz Capdepón y a su hijo, el joven diputado,  Manuel Ruiz Valarino.

1911.

El 13 de febrero fallecía en Madrid D. Trinitario Ruiz Capdepón y al día siguiente casi toda Orihuela lloró su pérdida. En marzo, “El Diario” preparó un número especial del que transcribo el texto aportado por Rufino. Transcribo también la envenenada respuesta de «El Eco de Orihuela», metiendo el dedo en la herida.

El Diario. 9 de marzo de 1911.

El Diario. 9 de marzo de 1911: Uno de los empeños más grandes y generosos de D. Trinitario, y que más honran su memoria, fue el de poner en práctica el adagio inglés que dice: Más avispas se cogen con miel, que con vinagre.

Y repartió favores, influencias y destinos a granel, pero cuando llegó la hora de la desgracia, la hora de prueba, se sorprendió de haber cogido tan pocas. Algunas avispas le lastimaron con sus aguijones, pero la generosidad de su alma, se acrecentaba con el santo amor a su querida Orihuela. Fue un gran hombre de bien. J. RUFINO GEA

El Eco de Orihuela. 13 de marzo de 1911: En el extraordinario que el «órgano oficioso» dedicó a la memoria del Sr. Ruiz Capdepón, colaboraron ilustres escritores y algunos que no sabía yo fuesen escritores. Don J. Rufino Gea, que es de los primeros, nos hizo saber que el ilustre muerto, mostró gran, empeño en poner en práctica el adagio ingles que dice “Más avispas se cogen con miel que con vinagre”.

Algunas avispas le lastimaron con sus aguijones— añadía el culto periodista. Y yo en el acto, recordé que un señor que se había hartado de la miel del senador oriolano,  le lastimó un día tan sin piedad, que el corazón del venerable anciano tuvo herida para mucho tiempo.

Si el lector no conoce ese hecho, es porque anda desmemoriado. Ocurrió cuando aquellas elecciones en las que intervino la liga Católica. Dios me libre pensar que el señor Gea, tuviese presente ese recuerdo al llenar sus cuartillas, a pesar de que la avispa en cuestión también le clavó a él un aguijonazo (el de la secretaría) que si se ha curado, es por la contaduría, aunque interina.

Solucionada la vida de su hijo Rufino (el mayor del segundo matrimonio), costeó el traspaso de un comercio para su primogénito. En abril, José Gea Sacasa viajó a Barcelona ya como propietario de «El Indio» a comprar géneros para su nuevo establecimiento.

El diario. 15 de abril de 1911: Por virtud de escritura otorgada por la señora viuda de D. José Martínez Costa a favor de nuestro amigo Don J. Rufino Gea, ha sido traspasado a este el comercio de tejidos denominado «El Indio», situado en la calle de Calderón de la Barca núm. 13. El Sr. Gea ha encargado a su hijo mayor D. José Gea Sacasa la dirección del establecimiento; y saldrá en breve para Valencia y Barcelona para hacer las compras de la temporada.

Felicitamos a nuestro buen amigo por esta adquisición y no dudamos de que bajo la acertada dirección de su hijo, tan conocido y acreditado en el comercio local, adquirirá el establecimiento «El Indio» la importancia que merece.

De aquel verano solo tengo constancia de cortos viajes a Murcia o a Alicante, acompañando al alcalde. En junio salió un nuevo semanario muy agresivo con los liberales y con Rufino. Se llamaba «La Cantárida», y volvió a hacer público todo el lío de su cargo municipal.

La Cantárida. 12 de julio de 1911: El Sr. Gea decía en todos los tonos que él deseaba la secretaría del municipio no por el sueldo sino por el cargo. —Ya te contentaras con dos pesetas — solían murmurar algunos maliciosos. Y en efecto se ha contentado con ser contador interino.

Una pregunta. ¿Se ha anunciado ya la vacante de su cargo o es que D. Rufino va a ser el eterno interino?

En el apartado familiar todo parecía ir bien: José con su tienda; Rufino destinado a las oficinas de Telégrafos en Madrid; Fernando viajó a Tarragona; y Juan obtuvo dos matrículas de honor en segundo de bachillerato. Pero esa paz pronto se iba a truncar.

En julio cayó enfermo su hijo José y en septiembre su esposa; ambos de gravedad. Su mujer se recuperó; pero el primogénito acabó falleciendo el 16 de noviembre con 24 años.

El diario. 17 de noviembre de 1911: D. José Gea Sacasa. Víctima de larga y penosa enfermedad bajó ayer a la tumba el joven cuyo nombre sirve de epígrafe a estas líneas.

En la primavera de la vida, cuando todo le sonreía y para él era el mundo un valle de ilusiones por realizar, deja la tierra sumiendo en el más profundo desconsuelo a sus padres y hermanos.

La parca, que no repara en edades ni condiciones para asestar sus golpes le arrebató la vida a los 24 años de edad, cuando empezaba a dar pruebas de su ingenio mercantil.

Descanse en paz el finado y reciba su familia, muy especialmente su señor padre, nuestro querido amigo D. Rufino, la sincera expresión del profundo pesar de la redacción de El Diario, por tan irreparable pérdida.

El Eco de Orihuela. 17 de noviembre de 1911: PEPE GEA ¡Triste es tener que anotar la muerte de un amigo, pero esta tristeza invade toda el alma si el amigo es un joven!

En poco tiempo hemos tenido que registrar en estas columnas el fallecimiento de bastantes amigos en plena juventud.

Esta vez le toca el turno a Pepe Gea, amigo queridísimo, cuyas numerosas relaciones las había conquistado con su carácter amable y afectuoso. La loca Parca ha puesto fin a su vida cuando comenzaban a realizarse sus sueños.

A su temprana edad había ya montado un establecimiento de tejidos, al que había dado un sólido crédito debido a sus vastos conocimientos mercantiles.

Su vida ha sido breve, más todos tenemos gratas impresiones de su amistad, con todos ha sido siempre afable, siempre cariñoso.

En su casa ha dejado un doloroso vacío. Sus padres y hermanos pasan en estos momentos por una desconsoladora amargura. Por  si puede serles de algún alivio, le testimoniamos la inmensa parte que tomamos en su dolor.

El diario. 18 de noviembre de 1911: Ayer tarde fue conducido a su última morada, el cadáver del que en vida fue el joven José Gea Sacasa.

El acto resultó una imponente manifestación de duelo, realizado por numerosas personas de todas las clases sociales de Orihuela, en demostración de las generales simpatías con que contaba el finado y de que goza su familia.

La vida siguió adelante y, en diciembre, se firmaron las escrituras del nuevo “Sindicato Agrícola de Orihuela”, heredero del “Sindicato de Productores de Naranja”.

Su misión era facilitar abonos y semillas a buen precio y dar salida a las cosechas; esta vez ya con capital propio. Rufino era uno de los propietarios y vocal de la junta directiva.

1912.

En enero acompañó a una nutrida comisión de norteamericanos y franceses que visitaron Orihuela para estudiar los progresos agrícolas, cultivos, sistemas de riego, producción y lucha contra las plagas. De su gestión municipal he hallado noticias de algunos viajes a Alicante.

Tras muchas solicitudes de la prensa conservadora para que mostrasen las cuentas municipales, sufrió una rigurosa inspección de la comisión fiscalizadora, de la que salió con su prestigio reforzado.

Hechas las comprobaciones, sus operaciones eran conformes; llevadas con escrupulosidad y con arreglo a ley. Tras la inspección, volvió a enfermar y no levantó cabeza durante el mes de diciembre.

Diario de Alicante. 2 de noviembre de 1912: Hoy se hallaban en esta capital, procedentes de Orihuela, el diputado provincial D. Francisco Ballesteros Meseguer, el alcalde de dicha población D. José Ferrer Lafuente y el antiguo periodista D. Rufino Gea.

El Diario 11 de noviembre de 1912: NUBE DE VERANO. Sí, lectores de tal podemos calificar con razón y en justicia, la que aparentemente amenazadora se formó alrededor de la pulquérrima gestión del contador de los fondos de este Ayuntamiento, nuestro ilustrado amigo y veterano compañero, D. José Rufino Gea Martínez, en la sesión que la Corporación celebró el día 23 de octubre…

… pero todo ello fue como una aparatosa nube de verano, muy obscura, precedida de grandes relámpagos y anunciada por formidables truenos, pero que a la postre, apenas sí lanzó de sus entrañas a la tierra una ligera llovizna que humedece el suelo y sienta el polvo.

Esto es realmente lo ocurrido: la comisión señalizadora que con tanto celo ha cumplido su misión de inspeccionar las cuentas y libros de la contaduría municipal, ha dictaminado tan satisfactoriamente para el Sr. Gea, que podemos afirmar que éste, después del trabajo concienzudo de la comisión, ha salido de aquella investigación más honorable; más digno de respeto; más acreedor a la consideración de su incuestionable probidad y pericia, y colocado en el lugar que corresponde a funcionarios inteligentes, honrados, dignos y veraces.

Por los informes oficiosos que señores de la comisión investigadora nos han facilitado, el Sr. Gea, destruyó con pruebas irrecusables, los cargos formulados por la diputación provincial y colocados en el pliego como acusación formidable; y las cuentas, como los libros, están al día perfectamente y sin motivo alguno de discusión ni censura. (…) Sinceramente felicitamos al Sr. Gea por el resultado de una gestión, cuyo término no puede ser más honroso para nuestro ilustrado amigo.

En cuanto a la familia, su esposa y su hija viajaron a Barcelona en junio. En julio fue él quien acompañó a Lola a la Ciudad Condal.

Creo que el motivo de estos viajes fue el traslado temporal de su hijo mayor, Rufino, antes de fijar su residencia definitiva en Madrid como oficial de Telégrafos con destino en la central.

Fernando, «aventajado escolar», aprobó el quinto de bachillerato con gran aprovechamiento en el instituto general y técnico de Alicante. Y el pequeño Juan obtuvo tres matrículas de honor en tercero de bachillerato. En diciembre, las pequeñas Concepción y María enfermaron levemente.

Guía oficial de España 1913.

En la Guía Oficial de España, sección Dirección de Agricultura, Minas y Montes, publicaban anualmente la relación de presidentes y secretarios de las juntas directivas de las cámaras agrícolas de toda España.

El nombre de D. Rufino Gea Martínez figuró como secretario de la de Orihuela desde 1913 a 1925. Lo que significa que lo mantuvieron en el cargo varios años después de muerto.

1913.

El jueves 16 de enero a las ocho de la mañana salió de Orihuela un tren cargado de representantes de toda la Vega Baja para asistir a la asamblea de regantes del Segura convocada por la junta de hacendados de Murcia.

En la estación de la capital fueron recibidos diputados, alcaldes, concejales, jueces de aguas y otras autoridades. Entre ellos viajó Rufino como orador representante del sindicato de productores de naranja.

Tras contestar al saludo afectuoso del alcalde de Murcia, en nombre del pueblo de Orihuela, propuso constituir una federación de regantes de la vega baja del Segura formada por los representantes de cada pueblo como cuerpo consultivo, suprema autoridad en materia de riegos y completamente independiente de los vaivenes de la política.

A finales de enero, el Juzgado de aguas escogió a Antonio Roca de Togores como titular y a Rufino Gea de suplente para delegado de la Federación de regantes de la vega baja del Segura.

En febrero volvió a caer enfermo. Y gracias a una curiosa noticia tenemos constancia de los nombres de todas sus hijas.“El eco de Orihuela” dedicó medio periódico a un grupo de señoras oriolanas, muy indignadas por las diversiones impropias del santo tiempo de Cuaresma.

Con toda la energía de su alma, como católicas y como madres de familia, protestaban por las ofensas a las costumbres cristianas y a los nobles y tradicionales sentimientos de esta culta población.

Entre ellas figuraban la mujer y las hijas de Rufino: Dolores Sacasa de Gea, Lola Gea Sacasa, Elvira Gea Sacasa, Mercedes Gea Sacasa, Concha Gea Sacasa y María Gea Sacasa.

Antes de triunfar en Alicante, Juan Sansano Benisa compró una imprenta en la calle de San Pascual. Y tras varias publicaciones, en marzo de 1913 lanzó un nuevo diario oriolano llamado “El Regional”. Sansano se jactaba de contar con artistas que no abandonarían su magna obra, como el cultísimo escritor D. Rufino Gea que ofrecía “el oro molido de nuestras grandezas históricas en breves narraciones”.

Juan Sansano en 1913.

Dicho diario duró menos de nueve meses; y no tengo constancia de ninguna publicación de Rufino. En ese momento estaba muy ocupado preparando la biografía de Capdepón, cuya suscripción ya se anunciaba en prensa.

El Diario. 21 de marzo de 1913: Por la memoria del Excmo. Sr. D. Trinitario Ruiz Cápdepón. Nuestro distinguido amigo el publicista, D. J. Rufino Gea ha anunciado la aparición para en breve, de la obra en que ha de perpetuar la memoria del más grande e ilustre de los oriolanos contemporáneos; de nuestro malogrado paisano, el Excelentísimo Señor D. Trinitario Ruiz Capdepón.

En el boletín de suscripción que para la misma, ha repartido el autor, hace como un esquema de lo que será la obra, que contendrá en primer lugar, la biografía del Ilustre finado, dividida en varios capítulos  interesantísimos, de los que el Sr. Gea, da galana muestra en el boletín que acabamos de hablar; además, la obra contará con un apéndice con las oraciones parlamentarias más notables del Sr. Ruiz Capdepón; una especie de compilación de la obra legislativa de aquel ilustre ex-ministro; y todo cuanto pueda ser útil al conocimiento de la historia de un tan gran patricio, como nuestro malogrado paisano.

Intercalados en el curioso texto, habrá gran profusión de fotograbados, desollando en primer término, uno con el retrato de D. Trinitario, y otros, con los de los alcaldes de Orihuela, que lo han sido durante el tiempo en que D. Trinitario representó este distrito en Cortes, y algunos, de la morada del ilustre y llorado paisano.

La obra, se editará a todo lujo, constará de más de doscientas páginas, siendo su precio el de cinco pesetas. Deseamos muy de veras,  ver terminada la obra del Sr. Gea, con la cual se rendirá un tributo de gratitud al gran oriolano, cuyo primer amor fue el de la patria chica.

De su empleo en el Ayuntamiento, «El Eco de Orihuela» nunca dejó de recordar su condición de forzoso interino. Transcribo la siguiente noticia que resume todo lo ocurrido con el cargo.

El Eco de Orihuela. 24 de mayo de 1913: LA PREBENDA DE D. RUFINO. Se ha anunciado a concurso la plaza de contador de fondos municipales de Orihuela (De «Diario de Alicante»). La anterior noticia hará exclamar al lector ¿y va a perder don Rufino su prebenda? ¿Va a dejar su interinidad?  

Como la cosa tiene «miga» y en nuestra opinión promete dar juego, vamos a comentar debidamente, la noticia que va a la cabeza de estas líneas.

Don Rufino Gea Martínez, goza de omnímoda influencia en la actual situación. Esa influencia no se debe tanto a sus méritos y a su historia dentro del partido, como a su parentesco con el omnipotente zar.

Don Rufino centraba sus sueños dorados en la secretaría del Ayuntamiento, cargo apetitoso por su buen sueldo, y porque permite, por su calidad de jefe de las oficinas municipales, atender a gerencias y otros cargos similares.

Pero se interpuso el Sr. Pescetto, quien bien cogido a los faldones de su hermano político, señor Linares y éste a su vez a los de Trinitario Ruiz Valarino, se hizo el invencible; quedose don Rufino sin secretaría y ella el señor Pescetto porque así lo dispuso quien podía hacerlo.

Claro es: don Rufino no iba a estar mirando, y aunque según se dijo profirió varias veces la frase de «o la secretaría o nada» no se contentó con esto y aceptó gustoso la contaduría de fondos municipales, cargo que por su índole, no podía tener otro carácter que el de interino.

Esa interinidad, con mofa de las leyes y con perjuicio para los contadores que hicieron una oposición para ingresar en el cuerpo, se ha prolongado muchísimo tiempo. Ahora, parece ha sonado la hora de su cese y sobre don Rufino se cierne la cesantía.

¿Ha de avenirse éste con ella? ¿Ha de consentirla su protector y pariente? No y mil veces no. El concurso se ha anunciado a juzgar por lo que dice el aludido colega alicantino, pero al municipio no le faltan medios y creíble es los pondrá en práctica para prolongar más la interinidad de don Rufino.

Y si así no ocurre, si el Ayuntamiento no abriga tan aviesas intenciones, es porque el señor Pescetto se decide a vivir de sus rentas y mandar al cuerno la codiciada secretaría, que pasará “in continenti” a manos del señor Gea.

Una u otra afirmación ha de cumplirse, pues es más dable creer en la cuadratura del círculo que en que D. Rufino Gea Martínez no cobre de los fondos municipales por el desempleo de este o el otro destino.

Durante 1913 hizo muchos viajes a Alicante. A primeros de julio formó parte, en nombre del Ayuntamiento, de una comisión que se desplazó a Murcia para entrevistarse con el director general de Obras Públicas, personaje al que consiguieron traer de visita a Orihuela.

Inmediatamente viajó a la corte representando al Juzgado de aguas para entrevistarse con el ministro de Fomento.

A la vuelta, como juez privativo accidental, convocó una junta general de síndicos y electos para el día 25. Con tanta actividad en agosto volvió a caer enfermo. «El Eco de Orihuela» volvió al tema de la prebenda anunciando como salidas para Rufino, el cargo de Juez de Aguas que dejaba José Balaguer Murcia, nombrado presidente de la Cámara de Comercio.

En octubre enfermó su hija Mercedes, aunque no de gravedad. Y recibió una carta de Justo García Soriano en la que le pedía ayuda para identificar al autor de la Murgetana, origen de la leyenda de la Armengola que estaba investigando. Transcribo la respuesta:

AMO. LJGS.

Orihuela 29 de octubre de 1913. Sr. D. Justo García Soriano. Estimado amigo: Mucho me favorece usted con su carta del 27, pero bien poco puede servirle el auxilio que de mi reclama V. No es V. el único que ha creído que por haber revuelto yo algunos papelotes del archivo municipal he venido a ser el ítem de las antiguallas oriolanas; y lo siento bien de veras, porque me hubiera gustado sacar del polvo algunas historietas merecedoras de letras de molde. Del autor de La Murgetana no tengo noticias; parece que vivió en Murcia aunque nació en Orihuela.

Y si es así, el jurado Gaspar García será tal vez el autor de aquel poema, porque escribió también un libro referente a historia de Murcia; y esta inclinación a cosas murcianas parece confirmar aquella residencia. De todos modos, con el vivo deseo de poderle complacer, escribo hoy a un amigo de la vecina capital inteligente en la materia, y si sabe algo de tal personaje, seguramente que me dará noticias de él. Haré por que se vean los registros parroquiales de los años que V. me indica, y si tuviere usted alguna noticia que nos aproximare más al año de su nacimiento dígamela porque esas pesquisas son pesadas y engorrosas para luchas por tercera persona.

El trabajo que se propone realizar es para mí sumamente simpático, y como V. ha demostrado aptitudes singulares al hacer sus estudios universitarios, no dudo del éxito. De los paisanos espere V. poco: desgraciadamente, en nuestra tierra los tiempos no dan más que chismes, tiquis miquis y agua bendita. A mí puede V. mandarme cuanto guste, y para demostrarle mi afecto del único modo que permiten mis alcances, tendré el gusto de enviarle dentro de pocos días un ejemplar de mis últimos garabatos literarios, que lleva por título Ruiz y Capdepón, su vida y su labor en el gobierno.

Es para que lo lea V. como oriolano y no como expatrio.  Me daba cierta pena que a aquel buen señor que tanto hizo por la tierra, no se le dedicaran más que alabanzas cuando daba mercedes, y nadie se acordara de él después de muerto; y de aquí mi librejo que terminé a disgusto porque ni aun la familia ha querido facilitarme datos para que la biografía (o lo que sea) resulte más completa.

Es V. joven, trabajador, tiene V. alientos y vive V. en otro ambiente más saludable que el de la tierra. Adelante, amigo García, que no hay satisfacción que se iguale a la que siente el hombre al hacer algo honroso por la tierra en que nació, aunque esta le pagare casi siempre mal. Suyo amigo y servidor. Rufino Gea.         

Orihuela, Tip. L. Popular, 1913.

Sr. D. Justo García. Mi estimado amigo: mil gracias por las noticias que me comunica de nuestro poeta. Si el tal era sastre, no podía ser jurado porque a estos cargos no tenían acceso los tales en aquellos tiempos. Y por mayor seguridad he examinado algunos papeles de nuestro archivo.

Efectivamente, el jurado de 1582 se llamaba Gaspar García de Laza, en las varias listas de ciudadanos que he visto no encuentro nada referente al García Ortiz. Las actas de 1608 que traté de ver por si había alguna dedicatoria a ejemplares a nuestro Concejo no existen, y tampoco su nombre en algunos padrones de años anteriores.

En el apéndice al diccionario enciclopédico de Montaner hay una breve reseña biográfica que dice que era muy entendido en las cosas de España, que nació en Orihuela y residió en Murcia, donde escribió la Murgetana, y Anales de las Coronas del Reino de Murcia. La octava que me envía me gusta mucho, no desmaye V. por estas dificultades biográficas que, con paciencia se irán venciendo.

Los pergaminos de la Catedral han sido hasta ahora infructuosos, sospecho que D. Andrés Baquero debe de tener algunos datos porque está escribiendo una obra referente a artistas murcianos y quizá haya tropezado con algo: le escribo pidiéndole noticias que creo me dará si las tiene.

Quizás nos veamos dentro de unos días que iré a Madrid de paso para la provincia de Santander. Por correo va el ejemplar ofrecido referente a Capdepón. Ha sido un desastre editorial como verá por la lista de suscriptores al final. Suyo buen amigo: Rufino Gea.

En septiembre publicó “Ruiz y Capdepón: Su vida, su labor en el Gobierno, sus proyectos y discursos parlamentarios”. Transcribo el comentario del veterano periodista murciano José Martínez Tornel.

El Liberal. 8 de noviembre de 1913: Don Rufino Gea, conocido escritor oriolano ha escrito y publicado un libro cuyo título es «Ruiz y Capdepón. Su vida, su labor en el Gobierno, sus proyectos y discursos parlamentarios».

El señor Gea se ha lanzado a la empresa de dejar consignado en un libro, cuanto su cariño a aquel ilustre oriolano le ha dictado que debía escribirse «in memoriam». Y lo ha hecho reciamente y con suma discreción.

A los pocos días de la muerte del Sr. Ruiz Capdepón se quiso, en Orihuela, hacer muchas cosas en honor de su hombre; no sé las que se habrán realizado o seguirán en proyecto pero sí digo que es la de que se encargó el Sr. Gea y ha realizado es de las más delicadas y más honrosas.

Dedicarle a su muerte un libro es tanto como levantarle una estatua de mármoles y bronces en el mundo intelectual; un libro no es solo, es quinientos, es mil. Y está en mil partes; no sufre las inclemencias del tiempo como los monumentos de piedra y, además es amado como tal y por la clasificación que le corresponde.

El Sr. Gea ha escrito, en pocas líneas la muerte cristiana del Sr. Ruiz Capdepón, pidiendo la estampa de la Virgen de Monserrate que su madre le dio para que la llevara siempre con él cuando salió por primera vez de Orihuela; encanta y emociona tan sencillo y sentido relato.

Digo que los amigos y buenos oriolanos volverán pronto la vista al libro del Sr. Gea pues y los hijos del finado, a quienes se les da hecha y muy imparcialmente una historia fiel y completa de la vida, trabajos y méritos de su señor padre…  

En noviembre viajó a Albacete y Santander para comprar patata de siembra para el sindicato. Pero la última semana de dicho mes le reservaba otro duro hachazo. Su hijo Fernando, que tantas alegrías prometía, cayó muy enfermo y falleció.

El diario. 22 de noviembre de 1913: Le han sido administrados los últimos sacramentos a nuestro joven amigo don Fernando Gea Sacasa, por cuya mejoría hacemos fervientes votos.

El Eco de Orihuela. 24 de noviembre de 1913: Ha tenido un triste desenlace la enfermedad que padecía nuestro joven amigo  D. Fernando Gea Sacasa. Reciba su atribulada familia el testimonio de nuestro más sentido pésame.

El diario. 25 de noviembre de 1913: D. FERNANDO GEA SACASA. La vida, tiene crueldades de madrastra, para ciertos seres, que por empezarla, la aman como madre y así ha sucedido a nuestro malogrado y joven amigo D. Fernando Gea Sacasa, que empezaba a gozar la vida, en la que seguramente hubiera sido un triunfador, porque tenía inteligencia, voluntad y sentimiento, probados…

como estudiante había demostrado su capacidad envidiable, obteniendo notas meritísimas en exámenes rigurosos, había probado que tenía voluntad para dedicarse a la investigación de la ciencia, y tenía un delicado sentimiento, basado en la bondad y en la honradez…

… Al dolor que experimenta su afligida familia por pérdida tan irreparable y muy particularmente, al que destroza el corazón de su padre, nuestro querido amigo D, J. Rufino Gea, nos asociamos de todas veras.

Enterrado su hijo, se instaló en Alicante con toda la familia y pasó allí una temporada. Desde allí escribió a Justo García Soriano esta triste misiva comunicándole la muerte de su hijo y felicitándole el año nuevo.

AMO. LJGS.

Alicante, 29-12-13. Sr. D. Justo García Soriano. Mi estimado amigo: Hice mi viaje a la provincia de Santander con el propósito de saludar a V. a mi regreso; pero un telegrama avisándome haberse agravado mi hijo de 16 años que dejé enfermo, me ha obligado a regresar precipitadamente, con tan mala fortuna que falleció horas antes de mi llegada a Orihuela; y viéndome precisado a trasladar a esta mi familia por una temporada.

Usted ha leído mi libro con verdadero afecto de amigo; mil gracias por sus bondadosos juicios. Mis pesquisas sobre García Ortiz han sido infructuosas; el Sr. Baquero carece de noticias de tal personaje como verá V. por la adjunta.

Con el espíritu quebrantado por mis desdichas, de nada puedo serle útil; y deseándole mejor fortuna y feliz año nuevo, es suyo buen amigo s. s. Rufino Gea.

García Soriano le contestó al día siguiente:

Sr. D. Rufino Gea. Mi distinguido amigo. En este momento acabo de recibir su atta. carta, fecha ayer en Alicante, donde le han llevado desgracias de familia.

No quiero aplazar un solo día el expresarle mi más sentido pésame, uniéndome a usted en espíritu para acompañarle en su pena por una pérdida que, por propia experiencia sé bien lo que significa.

Pronto hará un año que en sólo veinticuatro horas perdí yo dos hijas de cuatro meses, cuando me hallaba en pleno idilio familiar. Inútil es prodigar en estos amarguísimos instantes tópicos y frases hechas de filosófico consuelo.

Son estas desgracias tremendas heridas del alma que solo el tiempo y la consideración de que nadie se libra sin calamidades, puede restañar aunque nunca cicatrizar totalmente.

Es muy triste, y más para un padre ver una vida que apenas comienza a sonreír quebrarse en capullo, aunque se comprenda que es dulce morir con la miel en los labios antes de saborear las amarguras que traen pronto los años viriles.

Este consuelo es el que pronto le deseo; a la vez que a su demás familia. Gracias por la carta del Sr. Baquero que adjunta me remite.

Cuando usted y este señor, los más eruditos conocedores de las cosas oriolanas y murcianas no me pueden aportar nuevos datos acerca de nuestro compatriota, a buen seguro me ha de ser muy difícil hallar nueva luz sobre su vida y escritos.

No por eso desmayo, pues algo la suerte me ayuda y llevo ya bastante adelantado mi estudio. Quisiera antes del próximo verano darlo a la estampa a ser posible.

Como no me dice las señas de su residencia en Alicante, le dirijo esta carta a Orihuela, desde donde creo se la enviarán ahí. Su servidor y amigo. J.G.S.

1914.

Durante el mes de febrero, «El Eco de Orihuela» volvió a la carga publicando trozos sueltos de su libro sobre Ballesteros para atacar a los liberales oriolanos.

Le llamaban «D. J. R. Gea, cronista de la casa Ballesteros-Valarino and company”. En abril cayó enfermo su hijo Rufino y junto a su esposa tuvo que viajar a Madrid para cuidarlo.

A final de mes regresó a Orihuela. En mayo volvió también su hijo para terminar su recuperación.

El Diario. 18 de abril de 1914: Con motivo de la enfermedad que padece su señor hijo el oficial de telégrafos, D. Rufino, y de la que afortunadamente, ya se haya en la convalecencia, hace días salió para la corte, nuestro distinguido amigo don Rufino Gea, en compañía de su distinguida esposa.

28 de abril: Ha regresado de la Corte nuestro distinguido amigo y correligionario D. J. Rufino Gea. 6 de mayo: Con objeto de reponer su quebrantada salud, ha llegado a esta procedente de la Corte, nuestro querido amigo y paisano el joven oficial de telégrafos, D. Rufino Gea Sacasa, al que enviamos nuestra bienvenida, deseándole un total y rápido restablecimiento.

En Junio fue elegido de nuevo representante de la Vega Baja para acudir a una asamblea que se celebró el día ocho en Murcia.

Su hijo Juan aprobó el cuarto año de bachillerato en el instituto de Alicante con la honrosísima calificación de sobresaliente.

Y su hija María Dolores obtuvo siete matrículas de honor en la escuela de maestras de Alicante.

Boletín Oficial de la provincia de Murcia. 9 de junio de 1914: JUZGADO MUNICIPAL DE SAN JUAN. Don Mariano Avilés Zapata, Juez municipal del distrito de San Juan de esta ciudad.

Hago saber: Que para hacer pago a Don Rufino Gea Martínez, como Gerente de la Sociedad «Sindicato Agrícola de Orihuela», de la cantidad de quinientas pesetas y costas reclamadas en juicio verbal a Francisco Lucas García, se sacan a subasta los siguientes bienes embargados a éste: Dos vacas, tasadas en mil pesetas; y dos novillas, tasadas en quinientas pesetas.

El 29 de agosto, iniciada la primera guerra mundial, como secretario de la Cámara Agrícola redactó un informe dirigido al Ministerio de Fomento, titulado “Los intereses locales y la guerra”.

Dicho informe fue publicado en dos entregas en “El Diario”. Me ha parecido interesante transcribir la producción de la Vega Baja en aquel año.

…Los productos agrícolas más importante en esta región son los siguientes: a. — De seis a siete millones de kilogramos de pimentón molido valorados en ocho o diez millones de pesetas, que se exporta en su mayor parte a los mercados de ambas américas;

b.— Cincuenta mil quintales de cáñamo que se exporta principalmente a Francia y algunos puntos del interior, en especial a Cataluña;

c. — Ciento cincuenta mil cajas de naranjas (de 400 a 700 naranjas por caja) valoradas en dos millones de pesetas.

Se exporta a los mercados de Inglaterra, Alemania, Francia, Bélgica y Holanda; d. — La recolección de la patata de segunda cosecha se verifica en octubre y noviembre con un rendimiento probable de unos dos millones de kilogramos y precio de diez o doce pesetas los 100 kilos según las circunstancias.

La recolección mayor tiene lugar en abril, mayo y junio y se eleva a doce o quince millones de kilogramos, exportándose al interior y costa Norte de África principalmente. La cosecha de trigo, cebada y cereales, ha sido muy escasa en el regadío y nula en el secano por falta de lluvias….

En octubre se encargó del Juzgado privativo de aguas. Y como uno de los delegados de la Vega Baja, acudió a la reunión multitudinaria celebrada en la sala capitular del ayuntamiento de Murcia para confeccionar los reglamentos del Sindicato General de Riegos del Segura.

En noviembre viajó a Santander y a Bilbao, supongo que a comprar patata de siembra como el año anterior.

1915.

A partir de 1915 las apariciones en prensa se reducen a sus publicaciones. De este año sólo he encontrado constancia de un viaje a Madrid.

Fue en marzo; viajó a la Corte como parte de una comisión encabezada por el obispo y el alcalde. Buscaban soluciones para los jornaleros locales en situación apuradísima; literalmente «desgraciados sin trabajo y sin pan».

1916.

El siguiente borrador, sin fecha, es de marzo; lo escribe Justo desde Murcia, a donde se acababa de trasladar.

Sr. D. Rufino Gea. Mi buen amigo y distinguido paisano: Su carta fecha 9 de febrero último, me fue remitida con gran retraso desde Albacete a Madrid, donde me hallaba a la sazón con el pie en el estribo para hacer mi traslado a esta capital, donde ahora me tiene V. más cerca, a su disposición y deseando servirle, como siempre.

El trastorno y baraúnda que originan estas mudanzas con toda una casa y una familia por delante, ha sido el motivo de no haber podido dar pronta respuesta a su grata misiva. Yo he preferido demorarla para poder hacerlo cumplidamente y con algún sosiego, del que ya hoy por fin dispongo.

La empresa histórica que tiene Vd. entre manos, me parece digna de sus hombros y de su laboriosidad. Es una compasión que la historia de Orihuela esté aún incompleta y casi por hacer. En nuestros Archivos hay tesoros ocultos de noticias interesantes, que están aún como el arpa de Becquer. (1)  

Yo que he querido siempre muy románticamente a mi ciudad natal, aun quejoso de sus ingratitudes, he soñado desde mi infancia con resucitar también algún día esas glorias pretéritas oriolanas, hoy en triste olvido. Esto me ha hecho sentir siempre honda y espontánea simpatía por las investigaciones que ha ido Vd. realizando con lisonjero éxito.

Yo también he trabajado mucho en silencio. Mis estudios profesionales y mi huroneo continuo por bibliotecas y archivos me han proporcionado no escaso caudal de noticias sobre Orihuela y su comarca. Aquí las tengo, en heterogéneas apuntaciones y notas, a su disposición. ¿Quiere Vd. que unamos nuestros esfuerzos? Por mi parte complacido y honrado.

(1) En el Archivo Hist. Nac., en la Sal. de Ms. de la Bibl. Nac., en la de la Academia de la Historia, existen no pocos documentos relativos a Orihuela de que tengo la clave. De los Archivos de Simancas, de la Corona y de otros locales. Existen muchas cosas interesantes.

Aquí, en los de Murcia, no faltan tampoco noticias valiosas que completan lagunas y esclarecen puntos oscuros. Con ellos hay materia más que de sobra para obtener una cosecha opulentísima. Ahora estamos muy cerca. Yo no tardaré en hacer una escapada por esa población.

Acaso venga usted antes alguna vez por aquí. De una u otra forma podemos ponernos de acuerdo en una próxima entrevista. Aquí tiene Vd. su casa en la calle de la Sociedad, núm. 19, 2º; y a un buen amigo que le estima muy de veras en Justo García Soriano.

Carta respuesta de Rufino Gea.

Orihuela, 1 de abril de 1916. Sr. D. Justo García Soriano. Mi buen amigo: Anoche recibí su estimada con la de recomendaciones y tarjetas que le agradezco.

El documento que me indica V. del cura de la parroquia del Salvador ya lo vi en el A. H. y como es bastante lato y latazo, sólo tomé de él el extracto que figura en el catálogo del Sr. Paz.

En Madrid, para donde me propongo salir esta tarde, me tiene V. a sus gratas órdenes, Magdalena, 38 pral. derecha.

Si quiere algo de allá puede ahorrarse el sello poniendo doble sobre y al exterior esta dirección: Telégrafos a Rufino Gea Sacasa, oficial del cuerpo, Magdalena 38 pral. Solo puedo estar allá 4 ó 5 días. Y yo le avisaré de cuando me detengo en esa.

Hoy he encontrado en nuestro Archivo más cartas sobre la universidad oriolana. Dio ruido pues hubo de llevarme el asunto a las Cortes de Denia en 1604.

Esto de Cortes en Denia me choca bastante: me fastidia el no encontrar las cartas de nuestro procurador en esas Cortes, a las que sigo la pista porque el asunto lo merece. Como aún hemos de charlar mucho antes de que nuestro parto se lance por esos mundos, ya cambiaremos impresiones de todo. A sus órdenes. R. Gea.  

Fragmento de una carta de Justo García Soriano enviada desde Murcia a su alumno Pedro Saínz Rodríguez, en Madrid.

Murcia, 5 de abril de 1916. Querido Periquito: Puedes aprovechar la ocasión de hallarse en esa corte mi paisano D. Rufino Gea, Cronista oficial de Orihuela, que regresará de ahí para esta, el viernes o el sábado. Se hospeda bien cerca de tu casa, calle de la Magdalena núm. 38, pral. drcha. (…) estoy ahora en buena amistad con el Sr. Gea.

Desde el próximo mes comenzaremos a publicar, en colaboración, una serie de monografías con el título Páginas de la Historia de Orihuela, compuestas en su mayor parte con documentos inéditos de los más curiosos y sabrosos.

Concederemos preferencia a lo episódico y a lo que se refiere a la historia interna y social. Uno de los capítulos, que corre a mi cargo, versará acerca de la literatura y la imprenta en Orihuela (reseña bio-bibliográfica) que formara pendant  (término utilizado en la bibliografía de arte para designar a una pareja de piezas) con el de la Universidad Oriolana, la cual tuvo más importancia de la que se le ha dado.

El siguiente texto, transcrito de un borrador de Justo sin fecha, lo sitúo aquí pues es por fuerza anterior a la publicación de «La Historia de Orihuela..» que debía prologar.

“Ver el pasado como fue es el mayor goce y la más noble curiosidad del hombre y además la más útil. La verdad debe saberse siempre. Si pudiéramos conocer la verdad de lo pasado y de lo presente de la humanidad, seríamos sabios perfectos». [Renán. Historia del pueblo de Israel].

Sr. D. Rufino Gea. Mi querido amigo: el domingo hube de regresar precipitadamente de esa ciudad porque se me puso enfermo mi nene menor. Lo he tenido muy grave hasta ayer en que comenzó a iniciarse la mejoría y hoy ya está fuera de peligro, afortunadamente.

A causa de este disgusto y preocupación no me ha sido posible escribirle aún el prólogo. Hoy, ya más tranquilo, me pondré manos a la obra, y el sábado próximo o el domingo, lo más tarde, lo tendrá Vd. En su poder Deo Volente. Sin otra novedad, es suyo aftmo. Justo García Soriano.

En mayo publicó el primer cuaderno de “la Historia de Orihuela escrita por los contemporáneos de los sucesos, 1500-1900” confeccionada en la Imprenta de «La Lectura Popular».

Carta de Justo García Soriano. Archivo Provincial de Hacienda de Murcia. Colección Javier Sánchez Portas.

Carta de Justo a Rufino, con el membrete del Archivo Provincial de Hacienda de Murcia.

6 de mayo de 1916. Sr. D. J. Rufino Gea. Mi querido amigo: Ahí le mando unas cuartillas más del prólogo, hasta la 21 inclusive. Con ellas tendrá de sobre para el primer pliego, pues he estrechado mucho la letra y los renglones en estas últimas.

Le agradeceré me remita las pruebas para su corrección y se las devolveré enseguida por la Agencia. Sabe le quiere y le considera su afmo. Justo García Soriano.  

El conquistador. 13 de mayo de 1916: La Historia de Orihuela. Hemos recibido el primer cuaderno de La Historia de Orihuela, escrita por los contemporáneos de los sucesos que el Cronista honorario de esta ciudad, D. Rufino Gea, ha empezado a dar a la estampa precedida de un erudito prólogo de nuestro paisano el doctor en Filosofía y Letras D. Justo García Soriano.

El Sr. Gea realiza una labor verdaderamente patriótica con ese libro, conjunto de curiosísimos documentos que ha sacado con una paciencia digna de aplauso de los archivos de Orihuela y de fuera de ella, presentando al lector cuadros animados y vivientes de las vicisitudes porque atravesó Orihuela al correr de los siglos.

Ofrece esa Historia un aspecto muy original, porque al presentarse los hechos narrados por los mismos oriolanos que intervinieron en ellos, les da el agradable interés que tiene la historia íntima, interna, la verdadera Historia de Orihuela, viéndose a aquellos antepasados nuestros luchando fieramente por sus amadísimos privilegios y tradiciones, por el engrandecimiento de su adorada patria, y sosteniendo abrumadoras contiendas con Murcia, Alicante, Callosa, Catral y con todos los pueblos que aspiran a emanciparse de la jurisdicción de esta ciudad.

Las luchas del cabildo con los obispos, las sublevaciones del pueblo, las pendencias entre los conventos, las fiestas, los ruidosos pleitos que sostiene la ciudad con los que atentan a sus prerrogativas; la interesantísima correspondencia de los embajadores y procuradores en Cortes, y el caudal inagotable de incidentes que se promueven en la fatigosa lucha por la existencia, dan a esta obra un interés excepcional para los oriolanos, pues de sus páginas se destaca la importancia grandísima que Orihuela tuvo en los pasados tiempos.  

Felicitamos al Sr. Gea por su meritísimo trabajo, al que de todas veras deseamos que correspondan cuantos tienen el deber de contribuir al conocimiento de los hechos realizados por nuestros antepasados. La obra, además de numerosas ilustraciones, es una prueba del adelanto realizado por la tipografía de «La Lectura Popular», en cuyo acreditado establecimiento se edita.

Fragmento de una carta de Justo García Soriano enviada desde Murcia a su alumno Pedro Saínz Rodríguez, en Madrid.

Murcia, 15 de mayo de 1916. Querido Pedro: Mi tarea literaria es lenta y bastante indecisa. Lo que más me ha ocupado estos últimos días en la redacción de un prólogo para “La Historia de Orihuela escrita por los contemporáneos de los sucesos (1500-1900) que, como te anuncié, ha comenzado a publicar por entregas el cronista honorario de aquella ciudad D. J. Rufino Gea.

En la lista de conocidos míos, presuntos suscriptores que me pidió dicho señor, incluí tu nombre en la seguridad que serías uno de ellos. Así que supongo que, a estas fechas, tendrás ya en tu poder el primer cuaderno de esta nueva obra que me parece interesante.

Deseo que me hagas saber pronto tu sincera opinión acerca de la misma. De mi prólogo solo van en esta primera entrega cuatro páginas, pues es largo y la hubiera llenado por completo.

El Sr. Gea tiene un concepto muy artístico y ameno de la Historia y su libro será un almacén de documentos curiosísimos, zurcidos primorosamente por asuntos para formar cuadros monográficos completos. Y, a propósito del Sr. Gea, ahora puedes aprovechar la ocasión para conocerlo y hablarle de nuestra labor.

Según me ha escrito, ayer marchó de nuevo a Madrid y ahí permanecerá hasta el miércoles. Para en la Plaza del Progreso, 19, pral… Un abrazo entrañable de tu fraternal. Justo.

Ciudadanía. 20 de mayo de 1916: HISTORIA DE ORIHUELA. D. J. Rufino Gea ha publicado el primer cuaderno del primer tomo de «La Historia de Orihuela escrita por los contemporáneos de los sucesos». La obra del Sr. Gea arranca en su narración desde el año 1500 o sea desde la época a donde llega Gisbert con la suya y que fue editada hace unos años bajo los auspicios del insigne Obispo de esta Diócesis Sr. Maura.

La parte de la Historia de Orihuela que comprende la obra del Sr. Gea es muy interesante. En ella se desarrollan hechos de transcendencia suma para Orihuela y para cada uno de sus habitantes.

Colección Javier Sánchez Portas.

Orihuela, la magnífica, sostiene con tesón no desmentido en todo el trascurso de la historia su independencia, sus fueros, sus privilegios; es nota que da carácter a sus habitantes.

En la Obra del Sr. Gea veremos las hazañas de nuestros antepasados, y constantemente hallaremos satisfecha nuestra curiosidad conociendo hechos de personas cuyos apellidos nos serían conocidos y aun hoy conoceremos y conviviremos con descendientes de los personajes de la Historia de Orihuela del señor Gea.

El libro está intercalado con profusión de grabados y de notas y datos curiosísimos. Un libro que deberá estar en todas las bibliotecas y no creemos que haya oriolano que no lo adquiera.

La Vega. 21 de mayo de 1916: La Historia de Orihuela. Escrita por los contemporáneos de los sucesos. Obra ilustrada con retratos, vistas y autógrafos. Se publica por cuadernos de 24 páginas al precio de 40 céntimos cada uno. Administrador: D. Juan Gea Sacasa, calle de Ruiz Capdepón núm. 11. Orihuela. Tip. Lectura Popular. ORIHUELA.

Carta de Justo a Rufino, con el membrete del Archivo Provincial de Hacienda de Murcia.

25 de mayo de 1916. Sr. D. Rufino Gea. Mi querido amigo: Le supongo a V. ya regresado de la Corte. Adjunta le envío otra porción de cuartillas de mi prólogo. He llevado dos semanas muy ocupado y preocupado por cosas perentorias y me ha sido imposible terminar la faena. Las restantes cuartillas se las enviaré la semana venidera.

Recibí el 1º cuaderno y no he de decirle que me gustó. Es un soberbio comienzo. Lástima que la 1ª pág. quede en blanco. Dígame Vd, cómo ha respondido el público a su llamamiento. La tardanza del 2º cuaderno me hace temer malas noticias.

En el pliego del prólogo se deslizaron dos erratas, una de ellas de bulto. Deseo saber las novedades que haya. Ya le contaré algunas minucias. Le quiere muy de veras su buen amigo. Justo García Soriano.  

Sólo pudo ver la luz esa primera entrega; a los pocos días de su publicación perdió un ojo y sus hijos trataron de apartarlo de la investigación histórica. Respuesta de Rufino, el hijo mayor, a la carta de Justo García Soriano.

AMO. LJGS.

26-5-1916. Sr. D. Justo García Soriano. Muy Sr. Mío: por encargo de mi padre le acuso recibo de su grata del 25. Los temores que tiene son fundados.

Por desgracia papá ha perdido un ojo hace unos días. Desde luego suspenderá la publicación de la obra empezada, y espero también la suspensión de todo trabajo que a investigación histórica se refiera.

Como usted sabe, papá padecía mucho de la vista. En su último viaje se le infectó una úlcera, dando lugar a la formación de un flemón que ha determinado la pérdida total del ojo.

El domingo pienso regresar a Madrid, en cuya central de Telégrafos me tiene a su disposición; y en esta le atenderá en lo que guste mi hermano Juan mientras papá siga imposibilitado de poder hacerlo. Atentamente es S.S.S. Rufino Gea Sacasa.

Fragmento de una carta de Justo García Soriano enviada desde Murcia a su alumno Pedro Saínz Rodríguez, en Madrid.

Murcia, 11 de junio de 1916. Mi querido Pedro: … Gea ha tenido que suspender la publicación de La Historia de Orihuela. El pobre, que ya padecía de la vista, se ha quedado tuerto a consecuencia de una oftalmia.

Los médicos le han ordenado que se abstenga de todo esfuerzo visual; así que no sé si la suspensión de su obra será definitiva o sólo temporal.

Es una lástima, pues hubiera hecho un gran servicio a esta región, publicando gran número de documentos, pues así es probable que se pierdan para siempre.

Mi prólogo consta de unas cincuenta cuartillas; y en él trazo a grandes rasgos de las vicisitudes histórico-políticas de Orihuela y pongo una extensa bibliografía de obras impresas y las referentes a mi patria chica.

El plan de Gea era exponer en una serie de monografías los hechos más culminantes, la historia de los siglos XVI al XX (…) Recibe un fuerte abrazo de tu fraternal. Justo García Soriano.

José Rufino Gea Martínez.

En diciembre aceptó el encargo del marqués de Arneva para confeccionar un «resumen histórico-geográfico» para los Exploradores de España, cuya institución presidía Wandosell en Orihuela.

Habiéndose generalizado entre los exploradores de España la plausible costumbre de conocer de antemano por medio de sucinto resumen histórico-geográfico las localidades que han de visitar, y teniendo en proyecto nuestros vecinos de la Tropa de Murcia una excursión a esta ciudad, ruegan se les facilite una síntesis del historial de la misma.

Y reconociendo este Concejo la competencia de V. en tales trabajos y sus dotes de ilustración e inteligencia, le ruega encarecidamente se dignase honrarnos con dicho resumen, y autorizar su publicación por el citado Concejo de Murcia, enviándole por anticipado nuestras más efusivas gracias. Orihuela 13 de diciembre de 1916.

El Presidente. El marqués de Arneva. Sr. D. Rufino Gea, Cronista de esta Ciudad.    

Carta del marqués y publicación de Rufino Gea. Colección Javier Sánchez Portas.

“Día de Prueba”: En el Parque de Exploradores de la calle de Arneva, hay un gentío inmenso que espera la salida de los muchachos que componen esta patriótica institución presidida por el Exmo. Sr. Marqués de Arneva.

Sigue el desfile de la tropa hasta el Santuario de la Virgen de Monserrate que es presenciado por un inmenso gentío que aplaude la marcialidad de los niños y jóvenes de Orihuela que integran tan sublime como patriótica institución.

Por la tarde visitaron el palacio episcopal en donde en presencia del Excmo. Prelado se cantó el himno de la institución, bendiciendo el Dr. Plaza y Blanco a la tropa desde uno de sus balcones.

Al regresar al parque, los Marqueses de Arneva con su proverbial bondad, obsequiaron muy espléndidamente con pastas y dulces a todos los niños y jóvenes que integran la dicha institución de los Exploradores, quedando los concurrentes altamente agradecidos a las finas pruebas de atención y de amabilidad recibidas de los aristócratas señores ya mencionados, saliendo todos muy satisfechos de la suntuosa morada de los señores D. Adolfo Wandosell y Doña Mercedes de Echevarría.

Exploradores de España Tropa Alicante. Archivo Miguel Ángel Martínez Ruiz 

1917.

Revista Oróspeda. 1 de enero de 1917: DEL ARCHIVO DE ORIHUELA. Las Riadas. El día 28 del pasado noviembre se reprodujo en  esta ciudad la piadosa ceremonia, tantas veces practicada, de conducir la Virgen de Monserrate al puente y arrojar al río el precioso ramo de nuestra excelsa Patrona para que librase la población y la huerta de la inundación que las amenazaba...

Justo García Soriano se había montado en Murcia su propia revista literaria de entrega quincenal. En su tercer número contó con la pluma de Rufino Gea. Pinchando sobre la cabecera del periódico se accede al artículo completo.

Pinchando sobre esta imagen se accede al artículo.

Carta de Rufino a Justo.

9 de enero de 1917. Mi amigo Justo: al día siguiente de escribir a V. me avisó Gómez Ferrer su venida a esta donde contrató 8 ó 10 funciones y leyó el drama que se llevó para ensayar; pero sentí tales remordimientos de dar al público el parto que le escribí desistiendo de representarla.

La empresa de aquí se alborota al enterarse de mi resolución; Gómez Ferrer me escribe insistiendo en que quiere representarla, y yo, pecador de mí, le envío los papeles para que empiecen los ensayos, a condición de que si en ellos ve que la obra no se presta para la representación, que no la lleve adelante.

El público creo yo que no la pateará, pero crea V. que estoy arrepentido de estos fregaos; y puesto que V. y el Sr. Jara han inferido a mi instancia para que se cometa este crimen literario, no dejen de venir para el 19 o el 20 que se efectuará. Ya se lo diré a V. más seguro cuando se fije la fecha por el Sr. Gómez Ferrer.

Lamento lo de la papelera. De eso tendrá muchas. García Guillén dice que está muy ocupado ahora, y que más adelante verá si puede enviarle algo.

No confíe V. mucho que D. Vicente es así. Aquí me invitan a que imprima eso. Ya veremos si le sorprendo a V. con ese montón de ripios en letras de molde. Siempre buen amigo. R. Gea.  He abreviado el pregón y enumerado algunas escenas.

«Los nietos de la Armengola» Drama histórico en tres actos, original y en verso, seguido de un Bosquejo histórico documentado. Estrenado en el teatro Circo de Orihuela la noche del 22 de Enero con gran éxito de público.

Ciudadanía. 26 de enero de 1917: DE TEATROS. En el Circo. Con buenísima entrada se celebró el lunes pasado la extraordinaria función de despedida de la Compañía que estrenaba el drama en 3 actos y en verso «Los nietos de la Armengola» original de D. J Rufino Gea.

No nos detenemos a enumerar, aunque fuera esbozándolas, las exquisiteces que encierra tan hermosa producción, lo que hubiéramos hecho gustosos si hasta nosotros no llegara la noticia de que muy pronto se pondrá a la venta este drama.

Trazada con insuperable estilo, nos da a conocer tan erudito escritor en «Los Nietos de la Armengola», pintoresco cuadro de la vida oriolana 400 años ha; cuando el pueblo, que no podía sufrir por más tiempo las vejaciones de los Señorones que gobernaban, se levantó sin distinción de sexos, pretendiendo emanciparse a toda costa, de la tutela de aquellos desalmados que con tanta maestría nos pinta D. Rufino fustigándoles.

Colección Javier Sánchez Portas.

El primer acto de un sabor tan da nuestra tierra, cautivó a todos y por eso al oír las primeras escenas estallaron estruendosos aplausos y obligado ante la insistencia del numeroso público, salió a escena el Sr. Gea arreciando entonces la ovación, que prolongaban sugestionados los «Rabalocheros» que invadían la entrada general.

Estos se sucedieron con frecuencia y al final entusiasmado el auditorio, se alzó el telón repetidas veces siendo aclamadísimo el autor que visiblemente emocionado, agradecía en el alma la ofrenda que como premio le tributaban los oriolanos.

También para el Director de la Compañía resonaron abundantes aplausos. Compenetrado el Sr. Gómez Ferrer de lo que era la obra, dio a «Antón Sánchez» una creación inimitable realizando una labor muy esmerada. Con nuestro juicio de que es un excelente actor, coincide la prensa de Alicante que ayer hablaba de su debut elogiándole.

Francisco Gómez Ferrer. Primer actor y director de Teatro.

La Vega. 28 de enero de 1917: La aplaudida compañía de D. Francisco Gómez, se despidió del público oriolano el pasado lunes con la representación de los Nietos de la Armengola, en la que cosechó su autor, Don Rufino Gea, merecidísimos aplausos, de la distinguida concurrencia que llenaba el coliseo de los Sres. Esquer. Orihuela acudió al teatro de la calle de la Escorrata en la noche del 22, alegre, entusiasmada, deseosa de ver en escena los apuntes de la historia local que se iba a mostrar ante su vista.

Eran dignos de observaciones, los comentos y leyendas que en el gallinero decían las sencillas gentes del Rabaloche que se enorgullecían más y más de haber  nacido en sus casucas infectas y obscuras, porque en esos callejones angostos, nació la inmortal heroína de la ciudad, y en cuyos arrabales resonaron con más tesón los primeros gritos de la independencia cristiana.

El drama de que nos ocupamos, merece la aprobación crítica, pues en él flota un buen caudal de erudición, cuyos conocimientos, unidos al buen gusto literario de que se halla revestido el señor Gea, hace que los personajes de Los Nietos de la Armengola sean interesantes al espectador, que ve en ellos pedazos del pasado de una raza viril y amante de sus tradiciones.

Por la acertada interpretación de Los Nietos de la Armengola, bien merece un aplauso la señora Sánchez, cuya justeza en el tipo de la Parracha, mereció la más cariñosa aprobación del respetable público, así como la señorita Muñoz y los señores Gómez Ferrer, Domínguez (L.), Salinas, Domínguez (M.) y cuantos intervinieron en el éxito de esta bella obra que tuvo la bondad de hacer sentir a los espectadores, amor y admiración por su tierra.

El público premió al autor y actores con entusiastas ovaciones que les hicieren salir al palco escénico repetidas veces a recibir el homenaje merecido que los concurrentes les ofrendaban.

Oróspeda. 1 de febrero de 1917: TRIUNFO TEATRAL. El día 22 del pasado Enero se estrenó en el Teatro Circo de Orihuela un drama en tres actos y en verso de nuestro querido amigo y colaborador, el distinguido literato y cronista oficial de aquella ciudad don Rufino Gea, titulado «Los nietos de la Armengola», por la compañía Gómez Ferrer.

La obra, que trata del interesante tema histórico de la lucha de las Germanías en la ciudad, está muy bien concebida, es interesantísima por su asunto y tiene una versificación limpia y correctísima. Sus paisanos tributaron un cariñoso homenaje al autor, mereciendo la representación entusiastas ovaciones. Felicitamos muy sinceramente al señor Gea.

Con el trabajo que tenía ya preparado publicó en el semanario “El Conquistador” un resumen histórico geográfico de Orihuela por entregas.

Y posteriormente “Paginas sueltas para la historia de Orihuela”. Desechado el proyecto de «La Historia de Orihuela escrita por los contemporáneos de los sucesos» devolvió a Justo García Soriano las cincuenta cuartillas que había redactado a modo de prólogo; de las que sólo había utilizado cuatro en la primera entrega.

El conquistador. 1 de septiembre de 1917: Hemos conseguido del eximio cronista de esta ciudad Don Rufino Gea que nos ceda para su publicación en este semanario cuantas cuartillas tiene escritas sobre notas históricas de Orihuela, de gran interés.

Serán continuación de las breves apuntaciones que estamos publicando del Sr. Gea, y de seguro que el público de nuestro pueblo ha de agradecernos el sacrificio que esto nos ocasiona con tal de poder saborear las bellezas de dicción y estilo, con qué el conocido cronista oriolano nos da a conocer nuestro pasado.

Carta de Rufino a Justo.

7 Diciembre 1917. Sr. Justo García Soriano. Mi estimado amigo: Adjunta la carta de Loazes sobre fundación del Colegio que le ruego me devuelva después de utilizada. También remito las cuartillas que he encontrado de un prólogo.

Creo que las que faltan se imprimieron en el primer cuaderno que tendrá V. Yo no pude recogerlos de la imprenta porque en aquellos días ocurrió mi catástrofe de la vista.

Le envío ejemplares de la hoja referente al Homenaje a Loazes: vea si puede publicar El Liberal el programa del certamen.

Justo García Soriano. AMO. LJGS.

No tengo ni tiempo para rascarme, pues el viaje a Madrid me ha echado sobre mis débiles hombros una serie de trabajos urgentes que me tiene aburrido. Las entregas de la Historia de Gisbert se están cercando pues al morir la viuda se ha hecho un revoltijo con sus papeles.

Nuestro obispo está contento de nuestro proyecto y le presta una valiosísima cooperación. Dígale al amigo Báguenas que hice presente al Sr. Ruiz Valarino el viva de la carta a D. Vicente y guardó muy complacido.

De la germanía tiene un bosquejo hartamente malo en el apéndice del engendro dramático Los Nietos de la Armengola. No lo deje V. de la mano por que haga el trabajo en Orihuela en el siglo XVI (16).

Me parece que la biografía va a quedar desierta, no encuentro quien quiera acometer una obra. Es lástima que V. no pueda hacerlo. A mandar cuanto guste a su amigo. R. Gea.

En respuesta a su petición y por mediación de Justo, «El Liberal» publicó completo el programa del certamen.

El Liberal. 12 de diciembre de 1917: HOMENAJE A LOAZES. Orihuela, nuestra ciudad hermana, se apresta a conmemorar solemnemente, el día 3 de Marzo del año próximo, el séptimo quincuagenario de la muerte de su hijo ilustre don Fernando de Loazes.

Fue este esclarecido oriolano Arzobispo de Valencia y Patriarca de Antioquía y una de las figuras más descollantes y prestigiosas del foro, de la política y del pensamiento español del siglo XVI.

Escribió notables obras de Teología y Derecho. Fundó el monumental Colegio de Santo Domingo y antigua Universidad literaria de Orihuela, y a su influjo se debió la creación de aquella diócesis.

Orihuela debía aún este póstumo homenaje de gratitud a un varón ilustre, que tantas pruebas de amor dio a su patria chica. Los pueblos, al honrar a sus hijos preclaros, se honran a si mismos y dan a la vez una alta prueba de civismo y cultura.

El Sr. Obispo de Orihuela es el Presidente honorario de la Comisión organizadora del homenaje. Todas las personas que además la forman son garantía segura de gran éxito.

Proyéctanse varios festejos, entre ellos unas solemnes Honras fúnebres en el Colegio de Santo Domingo, en las que será orador el Muy Ilustre Señor Deán de Murcia don Julio López Maymón; un Torneo Escolar, en los claustros del citado Colegio, y un Certamen literario, cuyo programa publicamos a continuación.

Temas en Prosa. 1. D. Fernando de Loazes. —Estudio biográfico y bibliográfico. Extensión aproximada: cien cuartillas escritas por el anverso. 2. El Colegio de Predicadores y la Universidad de Orihuela. —Monografía histórico descriptiva, de la misma extensión que el estudio anterior. 3. Orihuela en el siglo XVI.— Monografía histórica de una extensión aproximada de cincuenta cuartillas.

Temas en verso. 4. El amor a la Patria. —Estrofas con libertad de metro. 5. Felipe II y D. Fernando de Loazes. —Diálogo en relación con el acuerdo de las Cortes de Monzón en 1563 (cuyo brazo eclesiástico presidió D. Fernando de Loazes) referente a la separación de Orihuela del Obispado de Cartagena, dotándola de Obispo propio. 6. Loazes y Orihuela. Estrofas con libertad de metro.  7. Himno a Orihuela. —Este tema tendrá dos premios, uno para la letra y otro para la música.

Condiciones. 1. Los premios a los temas, que se procurará estén en relación con la importancia de éstos, se anunciarán oportunamente, como así mismo los nombres de las personas que han de constituir el Jurado Calificador.  

2. Los trabajos se remitirán al Secretario de la comisión organizadora, precisamente antes del 21 de Febrero próximo.

3. El concursante pondrá un lema a la cabeza del tema que desarrolle, cuyo lema constará también en sobre cerrado que será abierto, si obtiene los honores del triunfo, en la fiesta que se celebrará con dicho objeto, leyéndose en ella las composiciones en verso premiadas. Al final de esta fiesta se cantará el Himno a Orihuela y a fin de que pueda hacerse su estudio oportunamente, los autores remitirán sus trabajos en la forma indicada, antes del día primero de Febrero.

4. La Comisión organizadora se reserva el derecho de imprimir los trabajos premiados, y en este caso regalará a los autores el número de ejemplares que se acuerde. Orihuela 6 de Diciembre de 1917. —Mariano Olmos, presidente; Rufino Gea y José Clavarana, vicepresidentes; Luis Masares y Manuel Garrió, vocales; Manuel Ferris, tesorero; y Pedro Pourtau, secretario.

1918.

En 1918 continuó publicando las “Paginas sueltas para la historia de Orihuela”; media página en la tercera y cuarta hoja del «El Conquistador»; pero no siempre.

Como pedía a Justo en su carta, en febrero fue publicado el programa del certamen de Loazes, a dos columnas en portada, por «El Liberal» de Murcia.

El conquistador. 12 de enero de 1918: El presidente de la sociedad La Péñola ha dirigido una expresiva comunicación a la Junta organizadora del homenaje a Loazes ofreciendo la cooperación de los socios para la fiesta que se trata de hacer para honrar la memoria de aquel esclarecido oriolano.

La Junta ha aceptado muy complacida el ofrecimiento de los socios de La Péñola, y teniendo en cuenta que la mayoría de ellos han demostrado sus excelentes aptitudes dramáticas les ha encomendado la representación del episodio histórico en un acto y en verso que con el título D. Fernando de Loazes en las Cortes de Monzón ha escrito D. Rufino Gea para ponerlo en escena la noche del Certamen.

Orihuela 25 febrero 18. Sr. Justo García Soriano. Mi querido amigo: Anoche quedó entregado su trabajo al Sr. Cavero. En la mañana me ha dicho que lo leyó de un tirón y que le ha gustado mucho. Esta tarde se leerá en junta del jurado. Elías Abad ha desistido de presentar el estudio biográfico por falta de tiempo para terminarlo. Julio mandó el suyo el sábado, según tengo entendido.

Ahora que ya ha salido V. de sus ahogos de tiempo podrá ver los trajes que necesitamos, que son los que siguen: 1 para Felipe II, que puede servir el de Tenorio de luto, liso, con capa corta. 1 manto real para el acto del solio. 1 sotana morada para obispo o arzobispo, con esclavina del mismo color y solideo.

4 de caballeros o nobles, con capeta, birrete y espada. 2 de paje. 2 de maceros (mazas hay aquí). 2 de enviado sin capa ni espada, pero con sombrero. 12 (antes eran 25) de caballeros o procuradores en cortes. Como sólo salen en el acto del solio no se necesitan sombreros; algunas capetas y espadas pues no creo necesario que todos usen adminículos.  

Ya cuidará la acreditada pericia de V. que adapten a la época y que se envíen provistos de los correspondientes calzones de punto o malla. Si pueden mandarlos el viernes en el coche que sale para esta a las 2 de la tarde de la parada de San Antonio, se estimará. Ya sabe V. que son 90 pesetas el precio de alquiler. Si hay que pagarlos antes, avise y se le enviarán.

Si llego a esperar que V. comprase la caja de cerillas, no alcanzo el tren ¡cuántas apreturas! Ya iremos saliendo de todo. El miércoles le mandaré algunos programas por si quiere dar noticia en Levante. Y no va más. Un abrazo de su buen amigo. Rufino. Ya he leído que Velasco no sale.  ¡Qué lástima!

Rufino encabezaba la comisión organizadora del homenaje a Loazes. Conseguido el vestuario y el atrezo, el día 3 de marzo se representó en el Teatro Circo su obra «D. Fernando de Loazes en las Cortes de Monzón». El papel de Loazes lo representó su hijo Juan.

“Nadie se hubiese preocupado de recordar la fecha de la defunción del excelso Loazes; solo al cronista de nuestra ciudad, el Sr. Gea, entusiasta rebuscador en archivos y bibliotecas para la reconstrucción de la historia de nuestro pueblo, tuvo el feliz pensamiento de celebrar el séptimo quincuagenario de la muerte del más ilustre de nuestros compatriotas, cuyo pensamiento comunicado a los restantes entusiastas oriolanos que forman la comisión organizadora de los festejos ha obrado el milagro de que estos se celebren al fin, y de que Orihuela recuerde un día la época de su mayor esplendor, importancia y poderío. Bien por D. Rufino Gea”.

El Liberal. 5 de marzo de 1918. ORIHUELA. Homenaje a Loazes. Se han celebrado con todo lucimiento los festejos en honor de la memoria del ilustre oriolano don Fernando de Loazes. Comenzaron a las seis de la tarde de ayer con un concierto musical en la calle de Loazes y siguieron con el certamen literario en el Teatro Circo, a las nueve de la noche. Dicho coliseo estaba brillantísimo viéndose en las localidades de preferencia, elegantísimas señoras y lindísimas señoritas de lo más distinguido de nuestra sociedad selecta.

Leyó una razonada memoria el secretario del Jurado D. Manuel Ferris, que fue muy aplaudida, y pronunció un elocuentísimo discurso lleno de patriotismo y de brillantes párrafos e imágenes bellas el magistrado jubilado D. Luis López Bo, a quien se le tributaron muestras de general complacencia y simpatías, siendo ovacionado.

El primer premio del certamen fue adjudicado por mitad al Deán de la Catedral de Murcia nuestro paisano D. Julio López Maymón y al juez municipal de esta, aspirante a la judicatura D. Luis Escurra y Sánchez; el segundo premio se adjudicó a un eruditísimo trabajo de nuestro paisano el doctor en Filosofía y Letras D. Justo García Soriano, y obtuvieron otros premios D. Luis Ezcurra, D. José Gea Sacasa, D. Ángel Ezcurra Sánchez, D. José Garrigós Marín y en el himno a Loazes obtuvieron el premio de la letra el señor Macía y el de la música el maestro, nuestro paisano D. Carlos Moreno.

Los jóvenes señores Garrigós, Linares, Gea, Ezcurra y Jiménez, representaron un cuadro dramático en verso alusivo a la vida del cardenal Loazes, debido a la brillante pluma del culto escritor e inspirado poeta D. José Rufino Gea, que obtuvo un éxito tan justo como ruidoso teniendo su autor que salir a recibir los homenajes de la escena repetidas veces. Los intérpretes de la obra fueron muy aplaudidos.

Esta mañana se ha celebrado en la iglesia del convento de Santo Domingo, fundado por el señor Loazes, y en cuyo presbiterio descansan sus restos, la misa de Réquiem por el reposo de su alma. La ha oficiado nuestro prelado el doctor D. Ramón Plaza y Blanco: se ha cantado la gran Misa del maestro D. Hilarión Eslava y responsos del mismo autor, ejecutados por una nutridísima y bien abordada orquesta que ha dirigido el competente maestro de capilla señor Perpiñán.

Pronunció el discurso de honras fúnebres el Deán de Murcia D. Julio López Maymón, que ha estado elocuentísimo. Ha presidido la función religiosa el Ayuntamiento en Corporación. Y durante la celebración de ella ha estado cerrado todo el comercio local. Todos los actos han resultado brillantísimos y con enorme concurrencia pudiendo estar bien satisfecha la comisión organizadora. Corresponsal.

La conmemoración del 350 aniversario del fallecimiento del Patriarca fue todo un éxito. De aquel certamen literario salieron las primeras publicaciones sobre Loazes y la fundación del Colegio de Predicadores: García Soriano, López Maymón, Abad Navarro, etc. Los organizadores recibieron el siguiente recuerdo autógrafo de Rufino Gea

Colección Javier Sánchez Portas.

«A los magníficos señores D. Mariano Olmos, D. Rufino Gea, D. José Clavarana, D. Luis Maseres, D. Manuel Ferris, D. Manuel Carrió y D. Pedro Portau. El homenaje que habéis dedicado a mi memoria demuestra que hay personas generosas en la patria que yo tanto amé que saben honrarla al honrar a los que le sacrificaron valimiento y fortuna.

Reciba la Comisión organizadora de la memorable fiesta del 3 de marzo de 1918 esta expresión de mi gratitud, y que Dios guíe y fortalezca a mis paisanos para conducir a Orihuela por el camino de la prosperidad y la virtud. El Dr. Fernando de Loazes. Por la copia R. G.»

Rufino, como siempre que desplegaba grandes esfuerzos, cayó enfermo. Lo cuenta su hijo Juan en una carta enviada a Justo García Soriano, otro de los triunfadores del certamen. Le enviaba de vuelta el vestuario de la representación y el importe del alquiler del mismo.

Orihuela 5 de marzo de 1918. Sr. D. Justo García Soriano. Muy Sr. Mío: Mi papá se vio obligado a meterse en cama ayer tarde y esto le impidió verle. Por su encargo, le envío adjunto la llave de la caja del vestuario y las noventa ptas. de su alquiler.

La caja la lleva el mismo coche. También incluyo la nota de lo que contenía la caja, que está conforme. Se le agradecerá que remita el recibo de las Hijas de Comontes, para justificante de las cuentas. Y dándole gracias por todas estas molestias, queda de V. atto. s. s. q. b. s. m. Juan Gea.

En cuanto a las “Paginas sueltas para la historia de Orihuela” de «El Conquistador», su publicación fue perdiendo periodicidad. Se mantuvo a trancas y barrancas hasta quedar interrumpida bruscamente en mayo. El 29 de junio publicaron una última entrega para dar fin a la serie.

Ese 29 de junio se celebró el «Día de la prensa católica». Después de varios actos religiosos, a las ocho de la tarde se celebró una velada literaria musical en la sede de la Caja de Ahorros de Monserrate. El joven Juan Gea Sacasa declamó un poema de corte clásico titulado «El himno guerrero». Iba para militar el pequeño de los Gea.

Carta de Rufino Gea a Justo García Soriano. AMO. LJGS.

20 de agosto de 1918. Amigo Justo: Escribí a V. dándole las gracias por la matrícula de mi hijo y encargué a este que le visitara, pero le dijeron que estaba V. ausente. Yo también estuve a verle días después y lo mismo me dijeron en hacienda.

Lo que yo le diría a V. es que de Loazes había dos retratos en Valencia en el arzobispado y en aquel cabildo, ambos iguales y encargamos una copia que se recibió bastante después y no puedo mandárselo porque tiene más de un metro de alto, y para sacar una copia fotográfica reducida necesito más tiempo del que V. indica a vuelta de correo.

Me es materialmente imposible porque he visto al fotógrafo y me dice que hasta el jueves no puede sacarla y necesita un día más para las demás operaciones, de modo que el sábado no se la podría mandar si cumple.

Las fotografías o clichés que vio V. en El Conquistador son de los jesuitas y no quiero pedírselas porque sé de cierto que me las han de negar, y más para mandarlas fuera.

Yo lamento que me haga V. estos encargos con tanta premura, porque mi deseo ha sido y es siempre servirle; y es una gran lástima que el interesantísimo trabajo de V. se publique sin esas ilustraciones. Sin tiempo para más monserga su s.s. y afto. amigo. R. Gea.   

En noviembre se constituyó la junta de la Cámara de Comercio y lo nombraron vocal cooperador.

1919

Emprendió la publicación “Historia de los Oriolanos: Resumen de empresas guerreras, contiendas políticas y eclesiásticas; fundaciones, calamidades y regocijos, de la Muy Noble, Leal y Fiel Ciudad de Orihuela, desde la Reconquista a los tiempos modernos”.

Carta de Rufino a Justo, con membrete del Sindicato Agrícola.

AMO. LJGS.

28 de enero de 1919. Amigo Justo: No se quejará V. de que no acudo el día señalado al emplazamiento. Así va ello. No he podido comprimirme más y aún dejo algo en el tintero.

Cito tanto nombre por vía de gancho, porque presumo que cada uno le tomará ejemplares y se agotará la obra. Amén. Sin embargo queda plenamente autorizado, si le parece demasiado extenso o insustancial, para tirarlo al cesto consabido. Sin tiempo para más queda suyo buen amigo. Rufino Gea.

Carta de Juan, el hijo de Rufino domiciliado en Madrid, a Justo García Soriano.

Madrid, 11 de noviembre de 1919. Sr. D. Justo García Soriano. Mi querido amigo: Recibí su carta del 3 junto con la hoja de estudios legalizada, por cuya diligencia le quedo agradecido. He tenido sumo gusto en hacer la visita que en su carta me encargaba para Doña Gloria – su cuñada- y su esposo.

Verdaderamente, como V. me dice en su carta, son personas amabilísimas, de cuya bondad y afable trato he quedado encantado. Por ellos he sabido que quizá venga V. destinado en comisión a la Academia de la Historia, hacia fin de mes.

Si es así, tendré sumo gusto en saludarle en esta. Reciba un afectuoso saludo de su buen amigo. Juan Gea Sacasa.

1920.

En octubre sufrió un desgraciado accidente en la carretera de Beniel. Tras ser atendido de urgencia en una barraca, fue trasladado a su casa, en la calle de Ruiz Capdepón.

Falleció de «periencefalitis traumática» la madrugada del 4 de noviembre de 1920, a los sesenta y un años. Enterrado en el Cementerio de Orihuela.

El Liberal. 26 de octubre de 1920: Orihuela. Atropellado por un automóvil. El sábado en la tarde, en la carretera de Beniel, fue atropellado por un automóvil el ilustrado publicista, cronista de esta ciudad don J. Rufino Gea Martínez.

El señor Gea se dirigía a pie a una finca que tiene en la citada carretera cuando sufrió el percance. En estado grave, pues sufría al parecer fractura de un hueso del cráneo, la de unas costillas y diferentes contusiones, fue conducido a una barraca allí cercana donde le prestaron auxilio los facultativos que llevaron los mismos conductores del automóvil desde esta ciudad.

Después fue trasladado a su domicilio en donde hoy continua algo mejor dentro de la gravedad que padece.

El Liberal. 5 de noviembre de 1920: Orihuela. Ayer de madrugada falleció, el cronista honorario de esta ciudad don J. Rufino Gea Martínez, que, como saben nuestros lectores, fue atropellado por un automóvil en la carretera de Beniel, después de luchar con la muerte varios días por consecuencia de las heridas y contusiones que le causó el choque con el auto que le atropelló.

Su muerte ha sido generalmente sentida y su entierro fue una imponente manifestación de duelo realizada por todas las clases sociales de esta ciudad. Descanse en paz y reciba su atribulada familia la expresión de nuestro más sentido pésame por la irreparable pérdida que llora.

Calle de Ruiz capdepón. Colección Javier Sánchez Portas.

Epílogo:

De las 1.200 páginas previstas en 50 cuadernos de 24 páginas cada uno, quedaron publicados 11 cuadernos; o lo que es lo mismo, 264 páginas de la “Historia de los Oriolanos»….

Carta de Justo a su hijo Juan.

Sr. D. Juan Gea Sacasa. Orihuela. Mi distinguido amigo: por una esquela de defunción me entero con gran sentimiento de la muerte de su buen padre y querido amigo mío (q. g. h.). Me explico perfectamente el dolor que estarán experimentando a estas horas, pues yo he pasado ya por él y aún tengo sin cicatrizar la herida.

Realmente la muerte de su padre es una gran pérdida, no sólo para Vds., para la familia, sino que también para sus amigos y para Orihuela, que no reemplazará tan fácilmente el vacío que deja un hombre de sus méritos.

Puede tener el triste consuelo de que ha pasado a la inmortalidad por su laboriosidad. Mientras perdure Orihuela y el recuerdo de su historia, vivirá la memoria de su benemérito cronista, su historiador infatigable. Me asocio de todo corazón al dolor de Vds. Y cuentan con el afecto y la consideración de su justo amigo y s. s. p. l. s. Justo García Soriano.

Carta de Juan a Justo.

Orihuela 12 de noviembre de 1920. Sr. D. Justo García Soriano. Toledo. Mi distinguido amigo: recibí su sentido pésame que le agradezco en el alma, como así mismo la frases de elogio y cariño que tiene V. para la memoria de mi difunto padre. Mi familia me encarga le haga presente su vivo agradecimiento. Juan Gea.

En 1924, su hijo Juan era oficial del cuerpo jurídico de la Armada en el departamento de Cartagena. Rufino daba conferencias en Madrid sobre radiotelefonía con el título: “Esquema general de una comunicación inalámbrica; emisión, propagación y recepción”.

Como ilustre oficial del Cuerpo de Telégrafos e ingeniero de Telecomunicaciones, ejerció como docente, conferenciante y escritor.

Obras de Rufino Gea Sacasa.

En 1925 Rufino estaba casado con María Javaloy y triunfaba escribiendo libros sobre radiotelefonía y Radiotelegrafía. Y Juan, “bizarro oficial de Marina”, celebró una “aristocrática” boda en Monserrate, oficiada por el Deán de la Catedral, con la señorita Mercedes Sánchez Martínez.

En los años sesenta era general de la Armada. Un hermano de María Javaloy de nombre Andrés, se casó con una hermana de Rufino, de nombre María. Fruto de este matrimonio nació Maruja Javaloy Gea.

Medio siglo despues de su muerte, el 12 de marzo de 1969 la calle del Salitre recibió el nombre de Rufino Gea Martinez.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Mi agradecimiento a Jesús García Molina, Javier Sánchez Portas y José Manuel Dayas.