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Callejeando 05. La Calle de las Gradas.

Fotografía: Víctor Sarabia Grau.

La Calle de las Gradas y la de los Meca.

La llamada calle de Santa Justa partía en los padrones de los siglos XVIII y XIX  desde  la casa del Marquesado de Arneva y transcurría hacia el sur entre los templos de Santa Justa y las Salesas para terminar en la calle del Río.

Anteriormente se citaba en escrituras como de los Ruisos o Ruises; y  también como de «las gradas de Santa Justa» o «las gradas» a secas, por los escalones de piedra picada del portal mayor de la iglesia parroquial.

Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela
Archivo Municipal de Orihuela
Iglesia de las Santas Justa y Rufina. Vista aérea

Nosotros partimos del monasterio de las Salesas, dirección Norte, encontrando a la izquierda un callejón camuflado perfectamente delimitado al costado del convento.

En la actualidad permanece cerrado por una fachada con puerta y su salida a la plaza de Togores está también condenada.  Es el que en el XVIII llamaban de los jesuitas.

Fotografía Ajomalba

Yo sostengo que esta humilde calleja cerrada fue antes una calle más ancha, la de Ferrando de Loazes; y lo explico en un artículo monográfico al que podéis acceder pinchando en la siguiente imagen.

Enlace al artículo: Lo Carrer de Loazes.

Lo carrer dels Loazes o de Ferrando Loazes lindaba con la Plazuela de las Torres, situada en la curva del río junto a la muralla, donde ahora tenemos el convento de las Salesas.

Víctor Sarabia Grau.

Nacía frente a una placeta que coincide con la «longeta» de Santa Justa, en la actualidad casa parroquial y plazuela de las Salesas, antes de la Compañía de Jesús.

Siglo XVII. Confección propia sobre plano siglo XVIII.
Visión idealizada de Pepe Sarabia.
Archivo Rafa Almira.

Por lo tanto, me parece un error la placa homenaje a la casa natal del Patriarca. Dicha placa está a la entrada de la calle Meca; que recuerda a los Pérez de Meca.

Calle Meca. José M. Pérez Basanta

Antes ostentó el apellido de otra ilustre familia, los Masquefas, titulación que se mantuvo en los padrones de cumplimiento de Santa Justa hasta 1766.

Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela.
Siglo XVIII. Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.

Los causantes de la actual titulación fueron el regidor Fernando Pérez de Meca, fallecido en 1730 y, sobre todo, el canónigo Alejandro Pérez de Meca. Ambos vecinos de la calle en el siglo XVIII.

El mismo plano un siglo después. Confección propia sobre original del siglo XVIII.

En la calle Meca funcionó un asilo de las hermanitas de los ancianos desamparados, fruto de las gestiones practicadas por el obispo Victoriano Guisáosla y por la conferencia de San Vicente de Paul.

Este instituto femenino, fundado tan solo una década antes por Saturnino López Novoa y Teresa de Jesús Jornet, inauguró sus instalaciones el 2 de Mayo de 1883 en la casa propiedad de José Roca de Togores, con todo el apoyo y beneplácito municipal. El día 12 llegaron las religiosas; y  tras celebrar una ceremonia en Santa Justa tomaron posesión del mismo.

La lectura popular. 1 de septiembre 1883: En nuestra querida ciudad se ha fundado un asilo de hermanitas de los pobres, donde son ya muchos los infelices que han encontrado amparo y consuelo en su vejez. El edificio lo ha regalado un solo católico, cuyo nombré no queremos revelar para no ofender sus sentimientos de verdadera caridad.

Entrada al antiguo asilo. Colección Javier Sánchez Portas.

La crónica, 7 de enero 1886: Correspondiendo a la atenta invitación que se nos hizo por la Superiora del Asilo de los pobres ancianos desamparados, acudimos gustosos a aquel establecimiento para presenciar la solemne inauguración de la bonita Capilla que, a expensas de nuestro dignísimo Prelado, se ha construido recientemente…

… Terminada la ceremonia religiosa pasamos al establecimiento donde hoy se hallan convenientemente albergados 39 pobres ancianos de ambos sexos, encontrándolo todo, tan en orden y con tan esmerada limpieza que es de admirar en gran manera el cuidado que las hermanitas emplean.

El establecimiento pronto se les quedó pequeño. En junio de 1923 el Ayuntamiento, reservando el perjuicio a terceros, cedió terreno del dominio público a la superiora del asilo dándole a su vez permiso para emprender obras de ampliación.

Sus vecinos, sintiéndose perjudicados, se negaron a perder el único ensanche de que disponía la calle Meca.  Ante sus alegaciones, el Consistorio decidió dar marcha atrás y, en marzo de 1924 seguían estudiando la posible ampliación del asilo, esta vez uniéndole una casa adyacente.

Entrada al antiguo asilo. Colección Javier Sánchez Portas.

Pero la única solución fue trasladarlo a un local más espacioso. Dicho traslado tuvo que esperar veinte años.  Las obras del nuevo asilo comenzaron durante la Dictadura de Primo de Rivera y continuaron a trancas y barrancas durante la República.

Iniciada la Guerra Civil, el gobierno pretendió convertirlo en manicomio. Acabada la contienda continuaron las obras y en 1946 se trasladaron frente a la Lonja, en el sitio que hace poco han abandonado. 

Nuevo asilo de ancianos. Colección Esteban Sanmartín.

El solar del antiguo asilo, con su patio descubierto, fue vendido.  En el descubierto se instaló un cine, o mejor dicho, un recinto multiusos cuyo trazado es ahora un aparcamiento. Se llamaba cine Cargen por los apellidos de sus propietarios: Cardona y Genoves.

Una terraza de verano utilizada como pista de patinaje en invierno. También se alquilaba como teatro y se organizaban en ella combates de boxeo.

Fotografía Ajomalba

En lo que fue el edificio del asilo se construyó otro cine, el Casablanca, duplicando así la oferta con uno de verano y otro de invierno. Primero cerró el Cargen, luego el Cine Casablanca; pero nacido de su cantina y como recuerdo de aquellos tiempos, nos queda el buen hacer y el cariño que derrochan Inmaculada y sus hijos en el Bar Casablanca.

Os dejo un montaje en vídeo del cambio:

Calle Meca. Años cuarenta del siglo XX. Archivo Celia Senén.

Muy cerca, lindando con esta calle, con la de los Jesuitas y con la Plaza de Togores, se construyó un gran teatro a finales del siglo XVIII que mencionan Montesinos y Gisbert.

Plano Google Maps

Este último, cuando cita las casas de comedias en sus «Datos sueltos para la continuación de la historia de Orihuela».

Con licencia de 12 de Marzo de 1790, el empresario hacentista y catalán Francisco Baus, edificó desde sus cimientos otra en la calle de Meca en un solar del murciano don Mariano Aguado Martínez, marqués de Campo Hermoso, inscribiéndose en letras de oro sobre un arco CANENDO ET RIENDO CORRIGE MORES A EXPENSAS DE FRANCISCO BAUS AÑO DE MDCCLXXXX. Fue inaugurada el sábado 21 de Agosto de dicho año (1790)  con la comedia Las armas de la hermosura.

Se refiere al marqués de Nonduermas y Conde de Monte Hermoso, regidor de la Ciudad de Murcia.  Buscando la relación de este noble murciano con Orihuela descubrí que, al morir su esposa, Mariano se casó con la viuda del primer Conde de Pinohermoso, que vivía en la Plaza de la Pía; y en terceras nupcias con su hija, Piedad Roca de Togores.  

En cuanto a Francisco Baus, era un prestigioso empresario teatral que Mariano se trajo de Murcia con su compañía de cómicos.

La leyenda «Cantando y riendo, se corrigen las costumbres» aparecía en muchos teatros de la época. Durante el reinado de Carlos III se intentó utilizar el teatro como foco de ilustración; y este abrió sus puertas tan solo dos años después de su muerte.

Plano incluido el artículo «El Coliseo de Comedias de la Calle Meca» de Mª Cruz López.

Para los interesados recomiendo el artículo «El Coliseo de Comedias de la Calle Meca», de Mª Cruz López. Además del plano anterior, contiene mucha información de la que haremos un breve resumen:

Era un edificio amplio y sólido con capacidad para ochocientas personas repartidas en cuatro gradas. Contaba con veinticuatro palcos, bancos para la Ciudad, para la Curia, para la Real Justicia y un palco especial para el propietario. Disponía de cinco puertas y tres escaleras.

Sección de un teatro del siglo XVIII.

Los precios de entrada oscilaban entre los tres cuartos y los doce reales de vellón; pero lo más curioso es que, a pesar de que prohibieron fumar en su interior, y de que mantenían varios pozos con cubos como medida de seguridad, el edificio ardió completamente en 1822 y fue demolido.

Plano de confección propia sobre original del XVIII, con los datos del anterior.

 Al fondo, encontramos una plazuela que recuerda el ilustre apellido de los Togores.

Fotografía Ajomalba

También la traviesa de Meca y dos calles más: una antiquísima llamada Xinxolers o Jinjoleros, que antes comprendía la actual Madre Elisea; y otra cuyo nombre le llegó por nacer cerca del muro del río: la calle Malecón.

Travesía Meca. Calleja que une la calle Meca. Restos de lo que parece ser una torre. Archivo Mariano Pedrera
Calle Malecón. Fotografía Ajomalba
Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela
Siglo XVIII. Archivo Municipal de Orihuela
Fotografía Ajomalba

Volvemos a la calle principal que tomaba el nombre de las gradas que forman parte de la portada principal de Santa Justa, también llamada por el mismo motivo «Puerta de Las Gradas».

Iglesia de las Santas Justa y Rufina. Vista aérea

Dicha portada se proyectó a mediados del siglo XVIII para soportar el empuje de un edificio sobrecargado.

Puerta de las Gradas. Ministerio de Cultura.

En su artículo «Del gótico al barroco en la Puerta de las Gradas», Javier Sánchez Portas documenta el accidentado proceso que llevó a emprender esta obra.

Puerta de las Gradas. Ministerio de Cultura.

En 1749, un año después de la construcción de la capilla de la Comunión y en plena vorágine recaudadora de diezmos, la junta parroquial decidió acabar con las goteras sustituyendo los terrados por tejados como ya se había hecho con éxito en la parroquia de Santiago. Y, al igual que aquella, dotarla de algunos remates y pirámides.

Ya metidos en harina, o mejor en yeso, decidieron abrir nuevas ventanas e intentaron centrar la puerta practicando un buque en la pared,  trasladando así la portada «como cosa de una vara hacia tramontana», piedra a piedra.

El proyecto fue un desastre y muy pronto comenzaron a aparecer grietas. En 1752 estaba reventada y a punto de desplomarse. Consultaron a varios expertos, entre ellos al maestro mayor de la Catedral de Murcia.  No había solución, era necesario demoler lo hecho y reconstruir toda la fachada.

El nuevo proyecto fue diseñado por Fray Antonio de Villanueva, y ejecutado por el maestro cantero Cristóbal Sánchez. Las obras se mantuvieron a trancas y barrancas desde 1753 hasta 1762, quedando tal y como permanecen, incompletas.

José María Pérez Basanta.

A simple vista se pueden contemplar  los agujeros de los andamios que deberían estar cubiertos. También los capiteles superiores y cuatro de los cinco medallones sin desbastar.

Estos medallones debían reflejar la vida y martirio de las Santas Justa y Rufina; pero solo se talló el central.

Puerta de las Gradas. Ministerio de Cultura.
Foto Ajomalba.

Hay un detalle anecdótico en esta portada. En agosto de 1755, el maestro Cristóbal Sánchez se comprometió a fabricar las dos impresionantes columnas que flanquean la puerta de una sola pieza,  siendo de su cuenta arrancarlas y traerlas a pie de obra desde la cantera de Abanilla.

Tenía de plazo hasta el fin de enero de 1756, seis meses;  pero pasaron diez y no pudo encontrar dos piedras con las dimensiones necesarias.  Así pues propuso y le fue concedido, que una de las dos llevase un pequeño añadido, un trocito de piedra imperceptible.

Cuando paséis por ahí,  fíjaos en la parte superior de la columna de la derecha y podréis comprobarlo.

Puerta de las Gradas. Francisco Luis Galiano Moreno.

Por último, recordar que en el siglo XIX, los apellidos Loazes y Masquefas volvieron al callejero oriolano; pero con diferente rango.

Al Patriarca le dedicaron la reurbanizada bajada del Puente Nuevo en su cuarto centenario. Los Masquefas se tuvieron que conformar con el modesto callejón que sube a la peña desde la Plaza de Ramón Sijé.

Busto del Patriarca. Fotografía: José M. Pérez Basanta

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Artículo publicado en 2006, corregido, reconstruido y ampliado. Dedicado a José Luis Satorre.

Pinchad aquí para acceder al programa de radio.
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Callejeando 04. El Obispo Félix Herrero y las salesas de Orihuela.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.

Las Salesas y el obispo Félix Herrero Valverde.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Ajomalba.

Introducción:

Plazuela de las Salesas en 2011. Fotografía de «El Tío Cachi».

Dejamos el capítulo anterior de esta serie en pleno declive del colegio de señoritas instalado por Joseph Tormo en el edificio que los jesuitas habían dejado tras su expulsión.

Fallecido este prelado en 1790, pasaron por la silla episcopal de Orihuela Antonio Despuig y Dameto, F. Javier Cabrera Velasco, F. Antonio Cebrián Valda y Simón López García.

Antonio Despuig y Dameto. Obispo de Orihuela 1791-1795. Arzobispo de Valencia 1795. Retrato de Agustín Esteve. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

De orígenes humildes, Simón López alcanzó la mitra oriolana en enero de 1816.

Sus problemas con el Gobierno comenzaron en el «trienio liberal», con el restablecimiento de la Constitución aceptada en marzo de 1820 por Fernando VII. Curiosamente, Simón había sido diputado por Murcia en las Cortes de Cádiz.

Los liberales sabían que la difusión de las bondades de la Constitución entre los ciudadanos era imprescindible y delegaron esta responsabilidad nada menos que en los párrocos.

El púlpito era la principal fuente de información entre una población mayoritariamente analfabeta; y las órdenes reales se solían leer en la iglesia.

Pero no todos los obispos aceptaron el regreso de la «Carta Magna»; entre los que se resistieron apareció señalado el de Orihuela.

El Constitucional. (Madrid). 1 de abril 1820: En estos mismos días de júbilo, en la época en que empezamos a ser hombres libres, dejando de ser esclavos miserables, en los mismos momentos que la opinión pública está en todo su entusiasmo, acaban de hacerle frente los Ilustrísimos de Zamora y Málaga; y últimamente, según noticias, el ilustrísimo de Orihuela que no ha querido jurar la Constitución, y ha defendido a su clero que lo haga.

No satisfechos aún con esto, empiezan a combatirla desde los pulpitos, sacerdotes ilusos, preocupados y de intenciones no muy puras…

En cuanto a obispos y cabildos, que se restablezca en todo su vigor el decreto de las Cortes para ocupar las temporalidades a todos los que resistan adherirse a la voluntad de la Nación; y por lo respectivo a los abusos del pulpito y confesionario que se han cometido y puedan cometerse, que se exija la más terrible responsabilidad al Vicario eclesiástico, y éste a los párrocos, capellanes mayores, y prelados de todas religiones.

El cardenal Luis de Borbón apoyó decisivamente la Constitución y el régimen liberal a través de una extensa pastoral publicada el 15 de marzo.

Su texto fue ampliamente difundido por los prelados españoles, entre ellos los de Orihuela y Murcia. Parecía que Simón López estaba dispuesto a obedecer y que todo era una calumnia.

El Constitucional. (Madrid). 17 de abril 1820: Si es un deber que exige el bien de la patria denunciar a la opinión pública a todos aquellos individuos que faltan a sus obligaciones sociales, no es menos importante el de volver por el buen nombre de los que equivocadamente son calumniados.

Una equivocación es lo que dice el señor R. G. en el Constitucional de 1º de Abril acerca del ilustrísimo señor don Simón López, obispo de Orihuela, de haberse negado a jurar la Constitución y habérselo defendido a su clero.

En confirmación de su adhesión al nuevo sistema fundamental, copio literalmente el encabezamiento y pie con que ha hecho reimprimir S. S. I. la pastoral del señor Cardenal de Borbón.

Nos don Simón López indigno obispo de Orihuela, a todos nuestros muy amados diocesanos, salud y nuestra bendición paternal, sabed:

Que cuando pensábamos daros una instrucción pastoral del modo cristiano político con que debéis conduciros en las actuales críticas circunstancias para el mejor servicio de Dios y de la patria, puso en nuestras manos la divina Providencia la pastoral que con el mismo intento ha dirigido a su grey el eminentísimo señor Cardenal don Luis de Borbón, cuyos sentimientos son tan análogos a los nuestros, que no nos queda que hacer sino el comunicárosla, a cuyo efecto he dispuesto se reimprima y circule, siendo literalmente como sigue.

Carta pastoral del Excmo. Sr. D. Luis de Borbón. Murcia. Imprenta Teruel. Año 1820. Pinchando sobre la imagen se accede al documento completo.

Y mandamos a los curas la lean en el primer día festivo, al ofertorio de la misa mayor, y exhorten al pueblo a su observancia. Palacio Episcopal de Orihuela a 8 de Marzo de 1820. Simón, obispo de Orihuela.

Pero ni la orden del cardenal ni la seria amenaza de expatriación convencieron al obispo de Orihuela para que mandase a sus párrocos propagar la Constitución entre los feligreses.

El Conservador (Madrid). 20 de julio 1820: Contestación impresa del reverendo obispo de Orihuela a un oficio del Sr. Secretario de la Gobernación de la península, en que le invitaba mandar que los párrocos de su diócesis instruyesen a los pueblos de las ventajas de la Constitución.

En ella decía S. Ilma. que bastante tenían que hacer los operarios de la viña del Señor con enseñar sus feligreses la doctrina cristiana y la moral del evangelio, sin meterse a explicarles la política; tanto más cuando que ésta se halla en oposición a lo que le sugería su conciencia.

Su postura de abierta rebeldía la difundió la prensa de toda España y no podía ser tolerada. Simón tomó un barco en Cartagena y salió hacia el destierro, encontrando refugio en Roma.

Transcribo algunas noticias de las peripecias del viaje.

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 27 de agosto 1820: De Murcia nos escriben que el 17 a las 5 de la mañana se embarcó en el falucho de Vicente Ramón Galiana, el disidente obispo de Orihuela don Simón López; pero el mal tiempo hizo volver al puerto el barco, que salió de nuevo en la mañana del día siguiente viernes 18.

Se dirige a Barcelona, en busca de embarcación de mayor porte para pasar a Roma, a donde se ha ofrecido Galiana a conducirle si no la encuentra.

No lleva consigo más persona que el capuchino fray Francisco de Villanueva. El cabildo ha nombrado gobernador del obispado al canónigo doctoral.

El Universal (Madrid). 25 de septiembre 1820: Sabemos que el Sr. D. Simón López, obispo de Orihuela, ha llegado con toda felicidad a Niza.

Durante el resto del año la prensa liberal centró su interés en el paradero del obispo fugado, publicando diversos bulos.

Un día afirmaban que estaba arrepentido y deseando volver; otro que su grey estaba escandalizada por su conducta. Hasta llegaron a darlo por muerto.

El Constitucional (Madrid). 12 de octubre 1820: El padre don Simón López no ha querido dejar sus ovejas sin un recuerdo digno de su celo apostólico. Después de su fuga se ha publicado en su desgraciada diócesis una pastoral incendiaria, que el gobierno ha mandado recoger.

Correo constitucional. 17 de octubre 1820: Sabe V. Rma. que por la conducta perversa y atrevida del Rdo. ex-obispo de Orihuela D. Fr. Simón López se halla escandalizada la Nación, y señaladamente la Grey que abandonó por no obedecer las autoridades, dando margen a los incautos a un cisma, dudar de la verdad y de los sólidos principios de la Constitución a que se subscribió…

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 10 de noviembre 1820: Dícese que apenas llegado a Roma ha fallecido en aquella capital del orbe católico el P. D. Simón López, obispo de Orihuela.

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 23 de noviembre 1820: Murcia 18 de noviembre. El Liberto dice que, habiendo tenido el obispo de Orihuela a su llegada a Roma una conferencia con su santidad, salió tan abochornado, que inmediatamente le sobrevino una fuerte indisposición, de cuyas resultas murió con el desconsuelo de fallecer separado de su rebaño.

El Constitucional (Madrid). 27 de noviembre 1820: Es falsa la noticia de la muerte del reverendo obispo de Orihuela; no solo no ha muerto, sino que ha abierto los ojos al verdadero conocimiento. S. S. por medio del señor Nuncio intercede por aquel prelado, y pide que se le permita restituirse al seno de su grey en atención a que el exceso que cometió fue producto de un momento de acaloramiento; y que S. I., siguiendo el ejemplo de otros obispos de España, se somete al régimen constitucional.

Casi todo era falso. El «expatriado obispo de Orihuela» se había instalado en Roma; no estaba ni mucho menos arrepentido ni dispuesto a someterse; y su rebaño, gobernado en su ausencia por el canónigo doctoral Félix Herrero, apoyaba plenamente la rebeldía del prelado.

Simón López García. Obispo de Orihuela 1815-1824. Arzobispo de Valencia 1824-1831. Retrato de Miguel Parra en la Catedral de Valencia. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

Orihuela era un reducto ultracatólico, absolutista y anticonstitucional. Para hacernos una idea del ambiente que se respiraba durante el trienio liberal, he transcrito este artículo publicado en Barcelona tras el violento ataque a un periodista murciano.

Diario constitucional de Barcelona. 1 de febrero 1822: Murcia 12 de enero. En Orihuela se ha ejecutado esta mañana un atentado, que ha acabado de patentizar el perverso estado en que se encuentra en dicho pueblo la opinión.

El ciudadano Miguel Ródenas, patriota, exaltado, redactor del diario popular de Murcia, que desde Alicante regresaba a esta ciudad, ha sido acometido en esta mañana, al salir de Orihuela, por algunos de los que de ésta se han refugiado allí por sus opiniones serviles, y ha recibido heridas de que con mucha dificultad podrá recobrarse según informan los facultativos que de ésta han ido a curarle a Monteagudo, pueblo adonde ha podido llegar.

Lo gracioso es que Ródenas se refugió a unos frailes que estaban allí inmediatos, y estos le abandonaron a aquellos caribes. Orihuela es el foco del servilismo en este país, el lugar donde se guarecen los perseguidos por sus atentados contra las instituciones que nos rigen.

Y pueblo tan infatuado que se alaban de ser serviles y enemigos de la Constitución. Con la noticia de este suceso, se han alarmado aquí las gentes y pensaban ponerse de acuerdo con los de Cartagena para hacer una visita a Orihuela.

No es de extrañar el mal estado de Orihuela, pues hay muchas causas para ello.

El obispo tan servil, la abundancia de canónigos, frailes y demás diseminantes, la Universidad, el Colegio, etc., etc., todos amenazados de ser suprimidos o trasladados a Alicante o Murcia, pueblos liberales y donde no podrán gallear, son motivos todos para que el servilismo domine imperiosamente allí.

Si las reformas se hubiesen hecho con la rapidez conveniente, Orihuela sería ya una ciudad de labradores y de consiguiente, de hombres pacíficos.

En octubre de 1823 Fernando VII disolvió las Cortes y abolió la Constitución.

Dos meses después, cumplidos tres años de destierro, Simón López regresó a Orihuela como un héroe; entrando a hombros de sus feligreses. Así lo contó uno de los más destacados periódicos ultracatólicos y absolutistas.

El Restaurador (Madrid). 10 de diciembre 1823: Orihuela 2 de diciembre. El jueves 28 del pasado tuvo esta leal y religiosa ciudad el nuevo placer de ver sentado en su silla a su dignísimo Prelado el Ilmo. Sr. D. Simón López, después de más de tres años de ausencia por la expatriación que le impuso el gobierno revolucionario en agosto de 1820, y que ha sufrido con la mayor constancia y heroísmo, sin que le haya arredrado su ancianidad ni el que aquel impío gobierno no le señalase un maravedí para su subsistencia.

Entre las tres y cuatro de la tarde llegó a las puertas de esta ciudad en su coche, acompañado del señor Gobernador en su ausencia, y de su Tesorero, que de antemano habían salido a recibirle hasta Fuente de la Higuera, en cuyas puertas le esperaban en rigurosa formación la Milicia Realista de infantería y caballería, y un inmenso pueblo que, haciendo quitar las mulas, condujeron el coche casi sin tocar en tierra por medio de los lodos hasta la santa Iglesia Catedral, en donde se hallaba congregado el venerable Cabildo con ropa de coro para recibirle.

Se cantó un solemne «Te Deum» saludado por tres descargas de fusilería; hubo bendición y concesión de indulgencias, y después, acompañado del referido Cabildo, de los Prelados de las órdenes religiosas, Ayuntamiento y Nobleza, pasó a su palacio, dificultándole el paso el indecible número de hombres, mujeres y niños que a porfía anhelaban por besar la mano de su Pastor, quien satisfizo sus deseos en cuanto estuvo de su parte.

En el interior del palacio le aguardaban las escuelas de niños con vítores alusivos al objeto, que le recibieron cantando coplas semejantes a esta:

Pueblo orcelitano/ he aquí a tu pastor/muéstrale tu afecto/respeto y amor. /Y puesto que ahora/ no hay Constitución/que mande y prospere/ nuestro DON SIMÓN.

Durante un año Félix Herrero quedó como vicario general de la diócesis.

Hasta que el Papa nombró a Simón arzobispo de Valencia; y Herrero Valverde alcanzó la mitra oriolana.

Félix obispo de Orihuela.

Félix Herrero Valverde. Obispo de Orihuela 1824-1858. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

Félix había nacido en Fuenlabrada (Madrid) el 5 de octubre de 1770.

Canónigo doctoral, gobernador eclesiástico en ausencia de Simón López y vicario general a su regreso, se convirtió en obispo de Orihuela en noviembre de 1824.

Este prelado se había propuesto organizar un establecimiento para la enseñanza en Orihuela; un colegio de señoritas que llenase el vacío dejado por el declive del de la Purísima Concepción, fundado por Tormo.

Para dotarlo de prestigio y asegurar su correcto funcionamiento decidió encomendárselo a una orden religiosa con experiencia en formación femenina.

Félix mantenía estrecho contacto con las Reales Salesas de Madrid a través de su prima Juana Francisca de Sales Pérez Valverde, que profesaba en dicho convento.

Y la religiosa aceptó viajar a Orihuela formando parte de la fundación.

El proyecto recibió el total apoyo del Ayuntamiento oriolano; y nombraron a un comisionado para que viajase junto al obispo al Real Monasterio de Madrid.

En octubre de 1825 consiguieron el permiso del rey Fernando VII. La empresa parecía estar debidamente encauzada; pero el estado del edificio y la falta de recursos económicos para habilitarlo frenaron su puesta en marcha.

Juan Alfonso de Alburquerque. «Cordobapedia».

Disponemos del testimonio de un testigo presencial. Se trata del canónigo y futuro prelado Juan Alfonso de Alburquerque, cuyas «Memorias de Orihuela» fueron publicadas por José Manuel Cuenca Toribio en el Boletín de la Real Academia de la Historia en 1986.

De ellas voy a transcribir algunos fragmentos que iré intercalando marcados en rojo.

Se hallaba afligida la comunidad de este monasterio por no tener otra iglesia que la antigua capilla de los PP. Jesuitas, que era muy pequeña y de ningún lucimiento, y aunque estaba contigua la iglesia nueva que tenían trazada dichos PP. al tiempo de su expulsión en el siglo pasado, como solo había algunos cimientos y el nuevo monasterio carecía de los fondos necesarios para ejecutar el plan grandioso que en aquellos se manifestaba, no había esperanza de que tuviese una buena iglesia sino después de muchos años y de costosos sacrificios para una fundación naciente y en tiempos tan calamitosos.

Es aquí donde entraron en escena los infantes de España Carlos María Isidro de Borbón y la portuguesa María Francisca de Asís de Braganza.

En el mes de abril de 1826 se fundó en esta Ciudad, en el edificio que antiguamente fue Colegio de la Compañía de Jesús, un monasterio de religiosas salesas, que al efecto vinieron del Rl. De Madrid, y se declararon patronos y protectores de esta fundación los Serenísimos Señores Infantes de España D. Carlos María Isidro de Borbón y su augusta esposa Dª. María Francisca de Asís de Braganza.

Don Carlos había nacido en 1788; era por lo tanto cuatro años más joven que su hermano el rey. Y abrigaba muchas esperanzas de convertirse en su sucesor.

En su tercer matrimonio, Fernando VII seguía sin descendencia.

Retrato de Dª. María Francisca de Braganza y Borbón. Pintura de Vicente López Portaña. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.
La implicación de la infanta María Francisca de Braganza en la fundación del Real Monasterio de la Visitación de Orihuela fue absoluta. Las salesas siempre guardaron con gratitud y respeto su recuerdo, refiriéndose a ella como «la fundadora». Entre las muchas obras de valor que atesoraron las monjas procedentes de las donaciones realizadas por la infanta tuvo un lugar muy especial esta preciosa mantilla datada hacia 1826, que al parecer le perteneció, y que las religiosas conservaban como una auténtica reliquia. Texto y fotografía de Jorge Belmonte Bas.

La posible llegada al trono del infante Carlos se convirtió en la esperanza de los partidarios de la vuelta al absolutismo y del mantenimiento de las viejas costumbres, entre ellos la ultracatólica Orihuela y su obispo, que ya había tenido problemas con los liberales antes de alcanzar la mitra.

Estas circunstancias y la fuerte vinculación de la infanta con las Salesas de Madrid la llevaron a aceptar el patronato del monasterio en Orihuela a principios de 1826. Así lo explicó la prensa liberal dieciocho años después.

Don Félix Herrero Valverde era muy atendido del pretendiente, y logró del mismo la erección de aquel establecimiento. Don Carlos costeó la obra, don Carlos fue el alma de todo, y él mismo y su esposa tomaron el título de fundadores.

Con poderes de ambos infantes, se compraron en gran porción fincas que habían de servir para la primera dotación de las madres, y en nombre de SS. AA. se practicó todo por manera que Valverde hizo adquirir entonces a aquellos la mayor popularidad en esta ciudad…

«Vista del nuevo Real Convento de la Visitación de Madrid, vulgo las Salesas». Por Hermenegildo Víctor Ugarte, en Madrid, año de 1758. Memoria de Madrid.
 

Nombrados por el rey fundadores y patronos, los infantes dotaron al nuevo convento de rentas y fincas. En tan solo tres meses adecentaron el viejo convento lo suficiente para que ocho religiosas y una pretendiente se instalaran en clausura el diez de abril, tras soportar un largo viaje.

La superiora se llamaba Sor María Luisa Valcárcel, una de las monjas era Juana Francisca, la prima del obispo; y una pretendiente, llamada Ana Herrero Valverde, supongo que era su hermana.

Inmediatamente se encargó de la construcción de la nueva iglesia y de la remodelación del convento a Fray Antonio de Benimassot, el mismo que luego construiría los dos puentes de madera sobre el Segura.

En marzo de 1829, a petición de su hermano y de su cuñada, el rey lo igualó en derechos al de Madrid concediéndole una pensión perpetua de 50.000 reales y titulándolo con el siguiente nombrecito: Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela, regla de San Francisco de Sales.

En el Real Equivalente de ese mismo año la antigua «Plaza de la Compañía» adoptó el nombre del convento; el mismo por el que simple y cariñosamente se les conoce en toda España: «Plaza de las Salesas».

Dicha titulación quedó ratificada en el nomenclátor a mediados de la centuria y es la que conserva en la actualidad.

Real Equivalente año 1829. Archivo Municipal de Orihuela.

Ese mismo año y el posterior Orihuela y su obispado sufrieron varias desgracias de carácter natural de las que dejó constancia nuestro canónigo cronista.

En todo el año 1829 se vio de un modo nada equívoco el patrocinio que dispensa esta Soberana Señora (La Virgen de Monserrate) a la dichosa ciudad encomendada a su cuidado.

Los terribles temblores de tierra ocurridos en 21 de marzo, que después continuaron por espacio de muchos meses y arruinaron varios pueblos de la comarca, sólo parece respetaron a Orihuela, que inmediatamente acudió a implorar el patrocinio de su Patrona; conducida en pública rogativa a la Santa Iglesia Catedral con numeroso, lucido y devoto acompañamiento, a las once de la noche del citado día 21 de marzo.

Grabado siglo XIX. Ceremonia del ramo sobre el «Puente Viejo». 

Pocos meses después hubo una grande crecida en el río Segura, y convocado por sonido de la campana el Cabildo Excmo., el Ayuntamiento y el pueblo, se llevó en procesión la imagen de Ntra. Sra. de Monserrate al puente de piedra, y arrojando su ramo a las aguas con las preces y ceremonias de estilo, se observó la disminución de aquella antes de siete minutos, siendo las diez y media de la noche.

No voy a hablar de la actuación del obispo Herrero durante el terremoto de 1829. Ya lo hicieron Gregorio Canales Martínez y Fermín Crespo Rodríguez en el trabajo titulado «Félix Herrero Valverde (1770-1858), un obispo carismático».

Forma parte de la obra coral «La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones». La podéis descargar pinchando la siguiente imagen.

Enlace a la obra «La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones» en el repositorio de la Universidad de Alicante.

Os dejo también otro enlace a un artículo mío sobre el terremoto contado por la prensa de entonces.

Enlace a «El terremoto de 1829 en el Diario Balear».

Orihuela «Brasero del Carlismo».

Iglesia de las Salesas años 30 siglo XX. Ministerio de Cultura.

En 1832, tras seis años de obras, la iglesia quedó totalmente reedificada con todo lujo de ornamentos. Así lo cuenta Alburquerque.

Se dignaron los Serenísimos Señores Infantes Protectores, por su propia voluntad movida sin duda por nuestro Dios, escribir a la comunidad franqueando cuantos caudales fueran necesarios para dicho objeto. Inmediatamente se principió la obra y se continuó rápidamente en términos que, en los primeros meses de 1832 se vio del todo acabada con solidez y magnificencia, contribuyendo además los augustos fundadores con las más costosas preciosidades para el adorno y servicio de la iglesia.

En todos los altares se hallan colocadas las pinturas más exquisitas; los ornamentos y vasos sagrados  son muchos y de muy buen gusto; hay un magnífico tabernáculo con su viril, una graciosa urna para el monumento, cruz procesional y ciriales, dos lámparas en el altar mayor, y las varas del palio, todo de plata, y una alba riquísima con un encaje muy fino de hilo de oro de más de una vara de ancho; todo esto y mucho más que aquí no se refiere han donado pidosamente y con santa liberalidad los Serenísimos Infantes.

La iglesia fue bendecida por el obispo el 2 de mayo de 1832. Durante cuatro días, miles de personas celebraron el evento por las calles de Orihuela.

Una orquesta interpretaba agradables sonatas en un tablado que instalaron en la plazuela. Desde la explanada del Seminario se disparó un castillo de fuegos artificiales y hasta se elevó un globo aerostático.

El Ilmo. Sr. Obispo de esta diócesis D. Félix Herrero Valverde, que tanto trabajó para que se realizase esta útil fundación en Orihuela, tuvo el singular placer de consagrar dicha iglesia en el día miércoles dos de mayo de este año 1832 asistido del Cabildo Ecco., cleros de las parroquias, Seminario Conciliar y comunidades religiosas, y del Ito. Ayuntamiento, convidados todos por la comunidad de las Salesas en nombre de SS. AA. RR., los Serenísimos infantes fundadores.

En la noche del día 1º de mayo se colocaron las reliquias en la capilla provisional formada al efecto de madera y cubierta de damascos en la plazuela que existe frente a la puerta de la referida iglesia.

Desde la víspera hubo repique general de campanas, disparo de morteretes e iluminación en toda la ciudad, continuando a las horas de costumbre en los días 2, 3 y 4; durante la consagración se disparaban tres morteretes cada cuarto de hora.

El día 2, a las cinco de la mañana, salió procesionalmente de la Catedral el Sr. Obispo con el Cabildo, Seminario y parroquias. Se dio una vela de cuatro onzas a todos los eclesiásticos de ambos estados secular y regular que asistieron, y terminada la consagración de la iglesia y altar mayor, cantó la misa solemne de pontifical el Ilmo. Prelado, finalizándose la función a las once y media.

En las noches de los días 1, 2, 3 y 4 de mayo había una buena orquesta tocando agradables sonatas en un tablado dispuesto al intento en la plazuela de la iglesia de dicho Rl. monasterio.

Fueron las más vistosas iluminaciones las del mismo, la del Palacio Episcopal y la del Seminario; en la plaza de éste se disparó un bonito castillo de fuego la noche del día 2; y en la del 3 se elevó un globo aerostático.

En septiembre de 1833 falleció el rey Fernando VII.

Fernando VII. «El deseado» y «El felón». Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

El día 29 de septiembre de 1833 a las tres menos cuarto de la tarde falleció en Madrid el Rey N. Señor D. Fernando VII de Borbón.

Comunicada esta noticia al Cabildo para que se hiciesen los funerales de costumbre, nombró dos comisarios que tratasen sobre esto con los nombrados al efecto por el Ayuntamiento.

Se dieron las disposiciones oportunas y se hicieron las exequias el miércoles 30 de octubre.

Fernando VII había abolido la Ley Sálica impuesta por Felipe V. Con esta modificación negaba a su hermano la posibilidad del acceder al trono; estableciendo como sucesora a su hija Isabel, concebida con su cuarta esposa.

El Infante no se resignó a perder sus derechos sucesorios y se proclamó rey con el nombre de Carlos V, hecho que inicio la primera guerra carlista.

En septiembre de 1834 falleció también María Francisca de Asís, la benefactora del monasterio. Así reflejó la prensa liberal la muerte de la aspirante al trono.

Diario balear. 9 de octubre 1834: Noticias diversas. Muerte de Doña María Francisca, esposa de D. Carlos. Anécdotas concernientes a este acontecimiento.

Las noticias que hemos recogido relativas a la anunciada muerte de Doña María Francisca, esposa de don Carlos, el pretendiente de España, nos confirman en la seguridad del suceso.

Esta señora, si bien doliente y enferma hace algún tiempo, ha muerto sin duda alguna víctima de la irascibilidad de su carácter y el furor que abrigaba en su pecho al ver desvanecidas las locas esperanzas que había concebido de ser Reina de España…

Pronto Orihuela sería conocida como el «brasero del carlismo». Su obispo se declaró abiertamente partidario del pretendiente y fue confinado por el gobierno en un pueblo manchego llamado La Solana.

Carlos María Isidro de Borbón. Primer pretendiente al trono. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

El 28 de marzo del 1837 una partida carlista hacía su entrada en Orihuela y los oriolanos la recibieron engalanando sus balcones; con repique de campanas.

El día 28 de marzo de este año 1837, a las nueve y media de la mañana, entraron en esta Ciudad de Orihuela las tropas carlistas en número de unos mil y quinientos hombres de infantería y caballería, al mando del coronel Domingo Forcadell, y salieron el día 1º de abril a las dos de la tarde.

Las tropas al mando de Domingo Forcadell Michavila, lugarteniente de Cabrera, permanecieron cinco días en Orihuela; mientras el Ayuntamiento y todos los funcionarios públicos se refugiaron en Cartagena. A ojos del canónigo Alburquerque no causaron muchos problemas gracias a la «prudente y circunspecta conducta» de los oriolanos.

Los empleados públicos, muchas personas particulares y el Ayuntamiento se retiraron antes a la plaza de Cartagena, habiendo dejado instalada una junta de administración y gobierno compuesta de sujetos que no fuesen mal mirados de los carlistas, para atender al ejercicio de la autoridad civil, y esta providencia fue muy acertada, pues con ella se evitaron desórdenes y tropelías que eran de temer en tales circunstancias.

Se conservó bastante bien el orden , y en general no se causaron vejaciones ni a las personas ni a las casas, habiendo trabajado con todo afán los de la Junta, ya para contener a los mal entretenidos de la ciudad que en los días de revueltas suelen medrar, ya para que los jefes de los carlistas tuviesen igualmente reprimidos a sus soldados; estos esfuerzos consiguieron su objeto.

A la entrada de estas tropas se pusieron colgaduras en los balcones, se repicaron campanas y por la noche se iluminaron las casas.

Así lo reflejó la prensa liberal:

El Eco del comercio y El Español. Madrid, 6 de abril de 1837.

El Eco del comercio (Madrid). 6 de abril 1837: MURCIA, 1° de abril. El 29 del mes anterior entraron los facciosos en Orihuela en número de 1000 infantes y 100 caballos. El 28 habían salido de aquí 100 caballos y 300 infantes, a Abanilla, que dista cinco leguas a hacer un reconocimiento.

Y habiendo tropezado con ellos a la entrada del pueblo, nos cogieron cinco de caballería, que se asegura han sido muertos. Tres de ellos eran jóvenes apreciables y de categoría.

La ciudad se ha puesto en defensa y es increíble el entusiasmo de la provincia, pues hasta hoy han concurrido más de 8000 infantes y 700 caballos.

El Español (Madrid). 6 de abril 1837: … Se mandaron veredas a toda la provincia, se han hecho parapetos, zanjas y toda clase de fortificaciones; y en menos de veinte y cuatro horas nos encontramos con 8.000 hombres en Murcia, pues todos los pueblos lejos, cerca, pequeños y grandes, han rivalizado en llenar sus deberes con el mayor entusiasmo.

Pasó la noche y tuvimos noticia de que el enemigo salió de Abanilla a Orihuela, cuya población han llenado de luto por asesinar a tres nacionales de caballería y dos carabineros, siendo lo más sensible el modo; después de desnudarlos, los hicieron pedazos a sablazos y bayonetazos.

Esto fue el 29, día en que entraron en Orihuela…

Así lo justificó la prensa carlista:

Gaceta Oficial. Órgano oficial de prensa carlista. 25 de abril 1837:

Gaceta Oficial. 25 de abril 1837: Los periódicos de Madrid han confirmado la noticia que dimos en los números precedentes sobre la entrada de Forcadell en Orihuela y Elche con 2OOO hombres.

Con este motivo dice el Eco del Comercio: ¿no es escandaloso que, en pueblos como Orihuela y el Elche, haya entrado una parte de la facción tan poco considerable?

Los pueblos deben ser multados para castigar su indolencia. No hay tal indolencia, diga lo que quiera el Eco del Comercio. Hay sí una adhesión marcada y muy laudable por la causa de la RELIGIÓN y del REY.

Los pueblos quieren ya romper las indignas prisiones con que los tiene encadenados el despotismo de la revolución: los pueblos quieren volver a su estado normal, a sus buenas costumbres, al culto de sus padres que ven proscrito y perseguido; a la paz y sosiego, incompatibles con el estado de fermentación y ansiedad a que los han reducido las teorías revolucionarias.

Esto es lo que quieren los pueblos; y cansados ya de tantas convulsiones, anhelan por un principio de orden y de estabilidad; abren sus puertas a los soldados de CARLOS V, defensores de aquel principio, que lo es de su ventura y seguridad, y hacen votos muy sinceros por el triunfo de sus armas…

… Según las últimas noticias de Valencia, Forcadell salió de Orihuela hacia Villena, engrosando sus filas con la mucha gente que se le ha presentado.

El Eco del Comercio dice a este propósito: «Parece que se ha aumentado la facción en Orihuela; se ha unido a los facciosos el comandante que fue de realistas Aledo, y el capitán de los mismos Don Nicolás Fuster».

El Cabildo Catedralicio, como la mayoría de la Iglesia oriolana, se mostró abiertamente partidario del absolutismo; hasta los alumnos del Seminario se unieron a las milicias de Forcadell.

Pero dicha actitud no los libró de pagar 12.000 reales de los 80.000 que el comisario de guerra carlista impuso a las clases pudientes de la ciudad.

Orihuela a principios del siglo XIX con el precario «puente de tablas». Colección Javier Sánchez Portas.

Las consecuencias de la visita carlista y la cariñosa acogida oriolana no se hicieron esperar. Algunos días después, el jefe político de Alicante acudió a Orihuela acompañado de la Guardia Nacional y una partida de Caballería del Ejército.

Elementos suficientes para sostener la autoridad en «un pueblo que había recibido a balazos en otras ocasiones a los encargados de la administración».

Diario constitucional de Palma de Mallorca. 17 de mayo 1837: Orihuela 15 de abril. En esta se hallan el Sr. jefe político de la provincia, don Manuel Carreras y don Antonio Sirvent con alguna tropa y bastante fuerza de la milicia.

El primero ha circulado a los alcaldes constitucionales de los pueblos de la misma un interrogatorio que comprende 28 puntos, entre los que figuran como principales los siguientes:

Si se retiraron los fondos públicos, alhajas de iglesia, armas, municiones, etc.; qué mozos han quedado en el pueblo entre 17 y 40 años; quiénes han seguido a la facción voluntariamente, quiénes forzados, y los nombres de sus padres o tutores, y qué opiniones disfrutan estos últimos.

Qué número de caballos se han llevado de los comprendidos en la requisición; a quién pertenecían, por qué no los retiraron; si se deliberó por las autoridades acerca de la posibilidad de resistir a la facción, cuál fue el acuerdo y dónde consta; listas nominales de los empleados públicos que hay en el pueblo, de los que se evacuaron y de los que se quedaron.

Qué familia dejan los que hayan sido fusilados, y sus circunstancias; qué conducta han observado los eclesiásticos y exclaustrados, expresándose el número de estos: qué vecinos hay que tengan que hacer reclamaciones para ser indemnizados.

Si se han secuestrado los bienes de los que se han fugado a la facción tanto en estos últimos días como anteriormente; y si se han exigido las multas a los padres o tutores de los mozos que lo hayan verificado.

Con estas y otras disposiciones del Sr. jefe político es regular se consiga el objeto de su venida, que es castigar a los que con su traición cooperan al buen éxito de la facción, y le preparan el camino para que entren en los pueblos, talen, saqueen y asesinen.

Las tropas realistas apresaron a un puñado de oriolanos y expulsaron de la ciudad a las monjas salesas. Las diez y ocho o veinte religiosas que en ese momento formaban la comunidad quedaron confinadas en Alicante hasta que, semanas después, salieron de vuelta a Madrid.

A pocos días de haberse retirado aquellas tropas, se presentó en esta ciudad el jefe político interino de la provincia, que era D. José de Pascino, acompañado de algunos de Guardia Nacional y de una partida de Caballería del Ejército.

Y en la noche del 15 de abril comunicó sus órdenes para que pasaran confinadas a la Plaza de Alicante hasta diez personas; por cierto de las más pasivas y menos influyentes en la población.

Fueron entre otras los canónigos D. Domingo Herrero y el penitenciario D. Juan Alfonso Alburquerque, que escribe estas memorias; y cesó con tal motivo en el dicho día 15 de abril en Gobierno de la Diócesis.

Las personas que salimos desterradas sufrimos esta suerte por trece, quince, dieciséis y más meses, y los que éramos eclesiásticos sufrimos además que se nos retuviese, a disposición del Gobierno y por orden suya las dos terceras partes de nuestras rentas.  

El jefe político interino, continuando su providencia en esta ciudad, extrajo de su monasterio a la comunidad de religiosas salesas, las trasladó a Alicante y las distribuyó en los tres conventos de religiosas que allí hay; y después de algunas semanas, fue conducida al monasterio de Madrid.

El jefe político había decidido que, para restablecer la tranquilidad pública en Orihuela y regenerar el espíritu de sus habitantes, se fortificase la ciudad, estableciendo en ella una guarnición de la Milicia Nacional cuyos gastos se satisfarían por el vecindario de Orihuela en general.

Aún más, el mismo jefe político dispuso ocupase Orihuela como por castigo una compañía de la Guardia Nacional de Crevillente, que permaneció aquí, a costa de las multas graves que se impusieron a ciertas y determinadas persona, por más de dos meses.  

El Ayuntamiento apeló a la Diputación y esta corporación acordó que exigiese 20.000 reales para atender al socorro por 20 días de la milicia que la guarnecía, a las personas que hubiesen mostrado mayor desafección por la causa nacional.

El Ayuntamiento contestó que no podía encargarse de tan odiosa selección y prefería dimitir. El asunto pasó a las Cortes.

El Eco del comercio (Madrid). 17 de septiembre 1837: El caso de Orihuela fue verdaderamente escandaloso; pero no sabemos a quién culpar más por ello, si a las autoridades que sabiendo el mal espíritu de que está animado un pueblo, cuyo obispo y cabildo eclesiástico tenían pervertida la opinión desde muy antiguo; y que los facciosos habían de sacar de él grandes recursos, lo abandonaron enteramente sin preparar la mejor defensa, ni auxiliar por ello a los milicianos nacionales y demás patriotas que lo deseasen.

O al pueblo mismo, que falto de armas y abandonado por los que podían servir de pie para la defensa, no tenían ya los medios de hacerla con esperanza de salir bien.

No es decir por esto que no hubiese cierta criminalidad de parte de una población comparativamente grande, como Orihuela, no solo en el espíritu antiliberal y en la parcialidad que mostró por la facción, sino también en no tener de antemano preparados los medios de defensa para un caso semejante…

Partida Carlista. Augusto Ferrer-Dalmau.

El obispo a la fuga.

En mayo de 1837 Félix Herrero Valverde desapareció de su confinamiento. Por Real Orden fue extrañado y despojado de todas sus temporalidades y honores.

Se obligó a dimitir al vicario elegido por el obispo y, para gobernar la mitra, el Gobierno «recomendó» a Joaquín Sáez de Quintanilla, un canónigo de claro talante liberal.

Después de muchas vicisitudes que tuvo que sufrir el Sr. Obispo de esta Diócesis, D. Félix Herrero y Valverde desde la muerte de Fernando VII, por la guerra civil que se había encendido en España, se hallaba confinado en un pueblo de la Mancha llamado la Solana, y de allí desapareció en el mes de mayo de 1837.

El Eco del comercio (Madrid). 12 de junio 1837: ORIHUELA, 6 de junio. El obispo de esta diócesis, que hace mucho tiempo estaba confinado en el pueblo de la Solana por el gobierno, ha desaparecido de allí sin que se sepa su paradero ni la dirección que ha llevado.

Se ha expedido una real orden mandando extrañarle del reino, y ocupar sus temporalidades. También se ha prevenido al cabildo eclesiástico que proceda al nombramiento de gobernador de la mitra, lo cual se verificará dentro de pocos días.

En su virtud se expidió una Rl. Orden declarándole extrañado de estos Reinos, y mandando que fuesen ocupadas sus temporalidades, quedase despojado de todos los honores, que no se nombrase en las preces públicas de la iglesia y que procediese el Cabildo a nombrar Gobernador de la Mitra, para cuyo destino se recomendaba muy especialmente por el Gobierno a D. Joaquín Sáez Quintanilla, maestrescuela de esta Santa Iglesia.

El obispo de Orihuela, que abiertamente presidía la Junta Carlista en Aragón, excomulgó al canónigo elegido por el Gobierno y ordenó al Cabildo Catedralicio que eligiese a otro u otros canónigos para el nombramiento de gobernador, provisor y vicario general de la diócesis.

La Verdad (Valencia) 24 de abril de 1938: El obispo de Orihuela, hombre bajito y regordete, de genio vivo, de prodigiosa actividad y de algún mundo, tiene como unos 60 años, aunque no los representa por su persona aniñada y de carácter vivaracho, exagerado y terrorista en sus opiniones. De espíritu dominante, es el verdadero presidente de la Junta carlista establecida en Morella, y el rival que da más celos a Cabrera.  

El Correo nacional (Madrid). 9 de agosto 1838: DOCUMENTO CARLISTA. CIRCULAR DEL REBELDE OBISPO DE ORIHUELA AL CABILDO Y CURAS DE SU DIÓCESIS. EXCOMUNIÓN, Nos D. Félix Herrero Valverde, por la gracia de Dios y de la santa sede apostólica, obispo de Orihuela, delegado apostólico, etc. A nuestro ilustrísimo cabildo catedral y al colegial, a todos los curas párrocos, vicarios y demás eclesiásticos del clero secular y regular, y a todos nuestros diocesanos, hacemos saber:

Que desde el momento que llegó a nuestra noticia el nombramiento o elección que nuestro cabildo catedral hizo de gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis en la persona del doctor D. Joaquín Sáez de Quintanilla, la tuvimos y consideramos nula y de ningún valor, y al titulado gobernador por ilegítimamente nombrado, y por intruso.

Pero no habiéndonos sido posible manifestar y publicar nuestro juicio, voluntad y resolución, ni hacerla conocer en nuestra diócesis por las circunstancias en que la misma se hallaba, y nos hallábamos también, no pudimos ocurrir de otro modo a tan grave mal, que contrariando nuestras facultades para que reservadamente y del modo posible se remediasen las necesidades de nuestros diocesanos, que debían originarse por falta de jurisdicción legítima.

Más ahora que se nos presenta ocasión de declararla y manifestarla, y hacer conocer la verdad a nuestros diocesanos en materia tan importante, con esperanza de que llegue a su noticia y a la del mismo titulado gobernador.

Solícitos de la salvación de las almas, que Dios nuestro señor ha puesto a nuestro cuidado, no solo le hemos declarado y declaramos como gobernador, vicario general y oficial ilegítimo e intruso, sino que también, desde este lugar en que nos hallamos y en el que ejercemos, hacemos jurisdicción ordinaria por delegación apostólica, como en nuestra propia diócesis con la autoridad de Dios omnipotente; Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de los bienaventurados S. Pedro y S. Pablo y de todos los santos, le excomulgamos y declaramos excomulgado al expresado Dr. D. Joaquín Sáez de Quintanilla, que se dice gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis de Orihuela.

Si en el preciso término de ocho días siguientes al que llegare a su noticia esta nuestra declaración y excomunión que fulminamos contra el mismo, no cesa y se separa del gobierno de nuestra diócesis y de todo acto y gestión de cualquier clase que sea, propia de verdadero y legítimo gobernador, provisor y vicario general de la misma, sirviéndole dicha noticia que tenga y término de ocho días que le señalamos, por las tres moniciones canónicas que se le harían en el dicho término…

… Mandamos en virtud de santa obediencia a nuestro cabildo catedral, colegial y a todos nuestros diocesanos eclesiásticos y seculares de cualquier clase y condición que sean, no reconozcan ni obedezcan a D. Joaquín Sáez de Quintanilla por gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis desde el mismo instante en que llegue a su noticia lo que dejamos declarado, dispuesto y mandado.

Y para que nuestra misma diócesis no carezca de persona que la rija y gobierne a nuestro nombre y con nuestras facultades, se las concedemos cumplidas y como de derecho se requieren a nuestro Ilmo. cabildo catedral, para que luego que reciba y sea cerciorado de esta nuestra declaración, proceda a hacer elección y nombramiento de gobernador, provisor y vicario general en uno o más individuos, dignidades o canónigos residentes en la actualidad que esté o estén adornados de sana doctrina y demás circunstancias que se requieren por las leyes de la iglesia, sobre lo que le encargamos la conciencia.

Dado en Mirambel, firmado de nuestra mano, y refrendado por nuestro infrascrito secretarlo de cámara a 17 de mayo de 1838. Félix, obispo de Orihuela.

Partida carlista de Ramón Cabrera. Augusto Ferrer-Dalmau.

Esta prepotencia escandalizó a la prensa liberal.

El Eco del comercio (Madrid). 30 de septiembre 1838: Ha llegado a noticia de S. M. la Reina Gobernadora que el M.R. arzobispo don Bernardo Francés Caballero, extraño de estos reinos, y cuya diócesis se halla impedida y al cargo del gobernador que eligió ese cabildo catedral en uso de sus facultades para casos de igual naturaleza, trata de turbar la paz que ha disfrutado hasta ahora, valiéndose para ello del R. Obispo de Orihuela don Félix Herrero Valverde, excitándole a que desde el territorio enemigo en el que reside se entrometa a dirigir aquella división como lo ha pretendido dicho obispo, este atentado envuelve un criminal desprecio de la potestad soberana…

El Eco del comercio (Madrid). 5 de octubre 1838: El estado crítico y lastimoso en que se halla hoy esta desgraciada diócesis de Orihuela, las desgracias de que casi por ensalmo nos hemos libertado, pero que se reproducirán si no se eliminan las causas que las producen, indican que indudablemente hay un mal grave que en descargo de mi deber, ya como patriota que siente los males de su patria, ya como ministro que llora las heridas que con puñal en mano abren en las entrañas de la religión los que por su ministerio deben ser sus más fieles defensores…

Esto mismo es lo que se ve hoy día en este obispado. El escandaloso atentado del cabildo catedral en el 28 de julio último, es un producto necesario de los precedentes que existían.

El seminario de San Miguel que debió dar eclesiásticos doctos, instruidos en las sanas doctrinas de la verdadera religión, tan celosos ministros de Jesucristo como íntegros y fieles ciudadanos, solo ha presentado egoístas orgullosos que si bien aprendieron algunos párrafos de teología, carecían siempre de los demás conocimientos de las ciencias eclesiásticas…

El largo pontificado de don Simón López, prelado de muy buenas costumbres, pero absolutamente iliterato; el no menos extenso del rebelde obispo Valverde, ignorante también, pero de corazón dañino y muy siniestras intenciones, han influido poderosamente para poblar la diócesis de eclesiásticos ignorantes empapados en las doctrinas ultramontanas, dispuestos siempre a llevar adelante a toda costa los planes de sus mecenas.

Los sucesos harto conocidos en el obispado desde 1825 hasta 1834, la conducta artera del obispo extrañado, entonces doctoral de la santa iglesia, su inobediencia al gobierno siendo trasladado a Coria, sus maquinaciones hasta la entrada del ejército francés…

El ejemplo funesto dado por él de perjurio y traición habiendo jurado a nuestra Isabel II por legítima heredera del trono en San Gerónimo de Madrid en junio de 1833, por cuyo acto recibió la recompensa de la gran cruz de Isabel la Católica que admitió, como igualmente el tratamiento de excelencia, el modo vil de que se valió para engañar al gobierno desde la Solana, donde estaba confinado, escapándose de allí a la facción; sus continuos y sostenidos conatos de mantener el espíritu de rebelión en el obispado por medio de sus agentes y por seguidas comunicaciones con muchos del cabildo… 

El cabildo en su elección en junio del año anterior usó de su derecho en silla impedida. El obispo extrañado no puede en tal estado ejercer actos jurisdiccionales, privado como está de todos sus derechos. Y si esto sucede en un obispo extrañado residiendo en un país libre y neutral

¿Qué poder, qué jurisdicción podrá tener uno que campeado en el bando rebelde hace la guerra traidoramente a la nación y a la reina?

Aún más es delito, es un crimen atroz emplear esas armas contra el estado. ¿Y qué delito mayor puede cometer un ciudadano que estar en comunicación con enemigos del estado, aceptar sus comisiones y poner en ejecución sus planes inicuos de subversión y rebeldía?

Pues este es el crimen de los canónigos de Orihuela…

La separación o suspensión provisional de algunos curas, los más marcados de carlismo y de satélites de Valverde, y recoger las licencias de predicar y confesar a los eclesiásticos notoriamente desafectos, es lo único que ha hecho a fin de impedir que los enemigos de nuestra reina llevasen a cima sus proyectos.

Que esto se ha conseguido en gran parte; que el gobernador de la mitra ha herido en lo más vivo a los rebeldes, lo demuestra el feroz encono del obispo traidor, y los no interrumpidos trabajos de sus secuaces, ya para sacarlo del destino, ya para ridiculizarle, hacer ilusoria su autoridad y presentarle a la vista de toda la diócesis como intruso y excomulgado, y con él a todos los eclesiásticos fieles al juramento de nuestra constitución y reina, como se ve en todas las iglesias del obispado…

Propaganda contra el Carlismo.

El Eco del comercio (Madrid). 16 de octubre 1838: Con la mayor sorpresa y el sentimiento más profundo se ha enterado la augusta Reina Gobernadora de las comunicaciones de V. S. y otras autoridades acerca de la conducta observada por la mayoría del cabildo catedral de Orihuela, con motivo de la carta que recibió del obispo rebelde de aquella diócesis don Félix Herrero Valverde, declarando incurso en excomunión al gobernador eclesiástico…

El Correo nacional (Madrid). 18 de noviembre 1838: Había en la diócesis de Orihuela un obispo que habiendo sido por diez años el cuchillo de todos los que diferían de sus opiniones, permaneció en sus diócesis hasta hace algún tiempo, pero no con tanta quietud que no hubiera provocado contra sí medidas muy antiguas que datan desde setiembre de 1834…

Siguió este señor obispo su marcha contra la Reina y sus instituciones, apoyado en una tolerancia que hasta cierto punto es la causa de nuestros males, y pareciéndole esto poco, se unió con Cabrera. Esa llegada de un obispo sanguinario fue para Cabrera un refuerzo extraordinario, y le hizo presidente de la junta que tenía establecida.

Este obispo rebelde no encontró otra cosa mejor que hacer en obsequio de su partido que promover un cisma, y para eso suponiendo ser un delegado del pontífice dirigió al cabildo de Orihuela una pastoral diciendo que el gobernador eclesiástico de aquella diócesis estaba mal nombrado, y que en su consecuencia debía proceder al nombramiento de otro.

Es de advertir que el gobernador era un sabio, un patriota, es preciso hacerle esta justicia, y por eso no agradaba al obispo rebelde. ¿Y qué hizo el cabildo de Orihuela que había respetado por espacio de seis meses a este gobernador?

Se reúne para obedecer las órdenes de un obispo declarado rebelde, lo mismo que si hubieran sido comunicadas por el gobierno de Madrid; y para proceder a esta elección pasa un oficio al alcalde diciendo que, con motivo de la pastoral del obispo se reunía para verificar lo que en ella se disponía.

El juez encontrándose con un recado de esta especie, reunió unos cuantos nacionales y pasó a arrestar a los canónigos trasladándolos a las casas de ayuntamiento con la decencia que debió y dio parte. Se mandó formar causa sobre este hecho escandaloso y los canónigos fueron llevados a la isla de Tabarca…

Volvieron, señores, los canónigos a consecuencia de una orden y se reúnen autorizados por el gobierno para obedecer las órdenes de un obispo extrañado y declarado rebelde…

El resultado es, señores, que Carlos V da órdenes a nuestro gobierno y éste a la diócesis, porque en nombre de D. Carlos se ha pasado esa orden, que por fin ha cumplimentado el cabildo de Orihuela. Yo veo, señores, en la conducta que aquí se ha observado que se sigue un plan contrario al sistema que la nación ha proclamado.

Diario de avisos de Madrid (Madrid). 13 de abril 1839: TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA. Por el presente, y en virtud de providencia del tribunal supremo de justicia, se cita, llama y emplaza al R. obispo de Orihuela don Félix Herrero Valverde, cuyo paradero se ignora, para que en el término de nueve días que por este primer edicto se le asignan, se presente en dicho supremo tribunal …

En septiembre de 1839 el pretendiente Carlos cruzó la frontera francesa con su familia tras siete largos años de lucha. La primera Guerra Carlista había terminado.

Nuestro prelado Félix Herrero, al igual que su antecesor, había huido a Italia.

El regreso de las Salesas.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Francisco Luis Galiano Moreno.

Por Real Decreto de 1841, las propiedades de las órdenes religiosas pasaron a ser bienes nacionales. Todos los conventos masculinos de Orihuela más el de las salesas fueron subastados y adquiridos por particulares.

Diario de avisos de Madrid. 29 de enero 1843: Venta de bienes nacionales. Pertenecientes al Clero Secular. El edificio que fue convento de las religiosas Salesas de Orihuela, situado en aquella ciudad, sus obras son enteramente nuevas, y consta de un cuadrado de 6120 palmos valencianos superficiales y 67 de altura; no se le conoce carga alguna; se halla arrendado por 1250 rs. anuales, a condición de cesar el arriendo el último día del mes en que el comprador tome posesión; ha sido tasado en 1021800 rs., cantidad en que se saca a subasta.

El 18 de julio de 1844, entre las cinco y las seis de la mañana, tras solicitar la piedad de la reina, buena parte de las salesas expulsadas siete años antes, regresaron a Orihuela. Al menos tres habían muerto en Madrid.

El Católico (Madrid). 16 de julio 1844: El jueves de la semana pasada salieron de esta corte con dirección a su monasterio de Orihuela las religiosas Salesas que la revolución había expulsado de él y traídolas a reunirse con sus hermanas las del monasterio de la Visitación de esta corte.

El gobierno, previos los informes de la diputación provincial de Alicante y del ayuntamiento de Orihuela, ha accedido a las instancias que le tenían hechas las religiosas para que se les permitiera regresar a su monasterio.

Así se ha verificado al fin; si bien llevan el desconsuelo de regresar solo quince cuando fueron diez y ocho las que vinieron, habiendo fallecido aquí tres de estas. Van acompañadas de su correspondiente escolta, y las acompañan también dos de sus capellanes.

La despedida de sus hermanas que tuvieron el consuelo de hospedarlas, ha sido en extremo tierna cual puede imaginarse. Felicitamos al gobierno por haber obrado en justicia atendiendo tan razonable demanda; pero es preciso además que procure remediar el estado de miseria en que se encuentran las vírgenes del Señor y que debe abochornar a todo gobierno que se precie de justo y de caballero.

El Clamor público. Madrid, 24 de julio de 1844.

El Clamor público (Madrid). 24 de julio 1844: Orihuela, a 20 de Julio. Han llegado procedentes de esa corte 12 religiosas Salesas y ocupado al momento su monasterio. Es el tercer viaje que, en el transcurso de 18 años han hecho estas Vírgenes del Señor para quienes puede decirse que se ha relajado el voto de perpetua clausura. Vinieron en 1826 y se marcharon a Madrid en 1837.

Por si ignoran ustedes la historia de la fundación de este convento y la de su supresión, la referiré con brevedad. Don Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis, extrañado ahora del reino por haberse unido a la facción, era muy atendido del pretendiente, y logró del mismo la erección de aquel establecimiento.

Don Carlos costeó la obra, don Carlos fue el alma de todo, y él mismo y su esposa tomaron el título de fundadores.

Con poderes de ambos infantes, se compraron en gran porción fincas que habían de servir para la primera dotación de las madres, y en nombre de SS. AA. se practicó todo por manera que Valverde hizo adquirir entonces a aquellos la mayor popularidad en esta ciudad.

Recuerdo haber visto en una de las mejores habitaciones del edificio el retrato del infante del más exacto parecido. No sé qué se habrá hecho de este cuadro.

En marzo del año 37, es público que el rebelde Forcadell invadió este país, y cierto también que aquí halló inmensos recursos y escandalizó a la nación el extraordinario número de hombres que reclutó para sus filas.

Y aunque se habló mucho de las simpatías que en esta ciudad encontró, no seré yo quien diga que también las tuvieran las Salesas, porque su carácter religioso y su sexo las ponen a cubierto de toda inconsideración.

Luego que la población volvió a la obediencia del gobierno de Cristina, en nombre de su excelsa hija, la autoridad superior de la provincia, entre otras medidas, tomó la de cerrar el convento referido; y sus moradoras fueron trasladadas al de su orden de Madrid.

Respecto a la justicia, utilidad y conveniencia de esta restauración, vds. como más entendidos dirán lo que les parezca; únicamente me limito a observar que el vulgo, que solo juzga de las exterioridades de los gobiernos, da por seguro y próximo el triunfo de los carlistas.

Las infelices monjas de los otros tres conventos se sostienen de limosnas que la caridad y la filantropía de la sociedad de señoras les proporcionan ¿Cómo ha de atenderse también sin perjuicio de aquellas al alimento de las recién venidas?

Deseo sinceramente a estas tranquilidad y resignación para sufrir las privaciones de sus hermanas. (Corresponsal del Clamor Público).

El Católico (Madrid). 16 de julio 1844

El Católico (Madrid). 26 de julio 1844: MURCIA. ORIHUELA, 22 de julio. Hace cuatro días llegaron a esta ciudad las religiosas Salesas, a quienes S. M. ha permitido regresar a su monasterio, del que arbitraria e injustamente fueron arrancadas el año 37.

Han sido recibidas con todo respeto y con satisfacción; y todos los padres de familias celebran mucho su venida, con la cual se tendrá un colegio de educación para niñas, que tanta falta hace en este país.

El Católico (Madrid). 6 de agosto 1844: Al anunciar hace días la traslación de las religiosas Salesas de Orihuela desde esta corte, a donde las echó la revolución, a su antiguo monasterio de dicha ciudad, dijimos que habían sido acompañadas por una escolta.

Mejor informados hoy, debemos manifestar que no fue esto cierto pues las religiosas salieron solas y solas fueron todo el camino sin más acompañamiento que dos eclesiásticos y el criado de la generosa persona que ha corrido con satisfacer todos los gastos de esta traslación después de haber procurado hacerlas en Orihuela el más grato recibimiento.

La generosa persona que corrió con todos los gastos era otro famoso carlista declarado. Matías Sorzano, regidor municipal de Orihuela en 1835, fue eliminado de la lista de mayores contribuyentes utilizada para escoger a los representantes políticos por su desafección a la Monarquía Constitucional.

Retrato de Matías Sorzano Nájera. Óleo sobre lienzo. Vicente López. Enlace al Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Matías había optado también por el destierro; pero terminada la guerra regresó a Orihuela y se permitió comprar al Estado al menos tres conventos desamortizados. Entre ellos estaba el de las Salesas; y se lo devolvió a las monjas.

El obispo Herrero Valverde aún tardaría tres años en volver de Roma. En 1847, ya anciano, entró en Orihuela montado en el carro de Matías, aclamados ambos por la multitud. Había permanecido toda una década como prelado doméstico del Papa Gregorio XVI.

El Tiempo (Madrid). 15 de noviembre 1846: Por la siguiente circular del gobernador eclesiástico de Orihuela, venimos a saber oficialmente el levantamiento del destierro del obispo de aquella diócesis, D. Félix Herrero Valverde, ausente hace diez años.

«La Reina nuestra señora (Q. D. G.) se ha dignado alzar el extrañamiento impuesto al ilustrísimo señor D. Félix Herrero Valverde, dignísimo obispo de esta diócesis; según se nos comunica en real orden.

En su consecuencia hemos dispuesto se cante un Te Deum en acción de gracias en todas las parroquias de esta diócesis, y se nombre al prelado en la colecta de la misa y demás oraciones públicas. Lo que comunicamos a V. para su cumplimiento.

Dios guarde a V. muchos años. Palacio Episcopal de Orihuela, 6 de noviembre de 1846.

El Heraldo (Madrid) 28 de marzo 1847: Gacetilla de provincias. Orihuela, 23 de marzo. «Ayer a las cinco de la tarde entró en esta ciudad el Ilmo. Señor don Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis, acompañado del señor jefe superior político de la provincia.

Había ordenado S. M. que se le recibiera con todos los honores debidos a su alta dignidad, y se han llenado sus deseos, siendo muy grande la satisfacción y contento del prelado por el grande entusiasmo con que ha sido recibido».

La prensa liberal se quejó del trato que recibía el prelado carlista y pidió que lo vigilasen.

El Español. 13 de octubre 1847: Recordamos al señor ministro de Gracia y Justicia, cuya prudencia y tino nos son bien conocidos, que procure enterarse del verdadero estado de las cosas en la diócesis de Orihuela…

La autoridad del prelado debe sin duda ser sostenida en todo lo tocante a la disciplina de su iglesia; pero la posición particular del de Orihuela, que, como todo el mundo sabe, pasó al campo de D. Carlos, exige de parte del gobierno la vigilancia necesaria a impedir que las pasiones y los resentimientos del hombre de partido influyan en la conducta del prelado…

El Clamor Público (Madrid) 13 de noviembre 1846: En el día 6 del corriente recibieron las autoridades de Orihuela una Real orden, participándoles que S. M. se ha servido permitir a don Félix Herrero Valverde, obispo de aquella diócesis, que vuelva a ella mandando que se le haga el recibimiento correspondiente a su jerarquía…

… Para conocer la trascendencia de tal medida, no basta considerar el espíritu público de aquella población fanática hasta el extremo; es preciso también tomar en cuenta las circunstancias del agraciado, sin olvidar que se le ha indultado antes de que pudiera implorar la Real Clemencia, como se deprende del cotejo de la fecha.

Siendo Valverde el canónigo más moderno de la iglesia de Orihuela, y hallándose en la edad de 45 años, se le dio la mitra en 1824 para recompensar sus servicios a favor del absolutismo y la persecución que, como gobernador de la misma, hizo a los liberales de aquella época.

Cuando doña Isabel II fue jurada princesa de Asturias, Valverde le prestó homenaje y recibió la gran cruz de Isabel la Católica. Al poco tiempo, ocurrida la muerte de Fernando VII, conspiró públicamente a favor de don Carlos, y el gobierno le extrañó.

Estuvo con este motivo ausente del obispado, hasta la invasión del cólera; entonces suplicó que se le permitiese residir en él protestando de su lealtad a la Reina.

No tardó mucho tiempo en repetir su anterior conducta, y se le destinó a la Solana, desde donde dirigió varias exposiciones a S. M., queriendo justificarse y prometiéndole adhesión.

Por entonces fue cuando Cabrera tenía ya organizadas algunas fuerzas facciosas en el Maestrazgo, y creyó Valverde que era la mejor ocasión de servir al despotismo. Se unió a aquellas hordas; tomó parte activa en todo cuanto hicieron y mereció ser nombrado presidente de la junta carlista de Mirambell.

Verificado el convenio de Vergara; el obispo de Orihuela no quiso acogerse a él; fue de los últimos facciosos que abandonaron la Península, marchó a Roma bajo la protección del cardenal Lambruschini y se estableció luego en el convento de Loreto, donde habrá recibido la autorización para volver.

Este es el hombre a quien el gobierno permite volver a España y ocupar el puesto que abandonó para seguir la causa de don Carlos. Entretanto, militares, ilustrados que han derramado su sangre en defensa del Trono de doña Isabel II, se hallan ausentes de su patria, sin que se les conceda regresar a ella.

Félix Herrero Valverde. Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.

Herrero Valverde falleció el 29 de marzo de 1858 y fue enterrado en el altar mayor de la iglesia del monasterio que había fundado en Orihuela.

La Paz. Murcia. 11 de abril 1858: Orihuela 3 de abril. El lunes 29 del pasado mes, a las dos menos cuarto de la tarde, falleció el Ilustrísimo Sr D. Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis. Inmediatamente fue embalsamado su cadáver y puesto en un modesto catafalco en un salón de su propio palacio, donde se dijeron misas por el eterno descanso de su alma en cuatro altares que al efecto se construyeron.

Estuvo expuesto todo el día 30; y el 31, a las once de la mañana, se principiaron los oficios, según el ritual de los obispos, habiendo sido sepultado a las tres de la tarde del mismo día en el monasterio de religiosas salesas de esta ciudad, de que era fundador.

Monasterio de las Salesas. Víctor Sarabia Grau.

Epílogo.

Monasterio de Las Salesas. Retratos de los santos franceses cofundadores de la Orden de la Visitación de Nuestra Señora. Francisco de Sales (1567/1622) y Juana Francisca Fremyot de Chantal (1572-1641).
Puerta del Convento. Foto Ajomalba.

La entrada al convento, situada a la izquierda, ostenta unidos los escudos de España y Portugal, países de nacimiento de los príncipes fundadores.

Manuel Sola Pérez.

Las imágenes contenidas en las cuatro hornacinas de la fachada de la iglesia (decapitadas en la Guerra Civil), son obra de Santiago Baglietto y representan a San Carlos Borromeo y San Francisco de Asís, por los nombres de los príncipes Carlos y Francisca, y a San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal como fundadores de la Orden de la Visitación.

Foto Ajomalba. Ministerio de Cultura.

Terminada la contienda, se tallaron nuevas cabezas para las cuatro esculturas;  y la cruz, destruida también, fue sustituida por un Sagrado Corazón de Jesús. Y esto me da pie para contar una anécdota:

El Sagrado Corazón de Jesús es una antiquísima devoción que llegó a España y a sus colonias americanas a través de los Jesuitas en el siglo XVII.

He contado como, expulsados estos, su colegio en Orihuela pasó a manos del Obispado para albergar una casa de enseñanza y colegio para niñas pobres cuyo impulsor fue el obispo José Tormo, enemigo declarado de la Compañía de Jesús como la mayoría de los prelados de la época. 

Tormo persiguió duramente esa veneración a una parte del cuerpo considerándola una práctica pagana. A sus devotos se les llamaba despectivamente alacoquistas o cordícolas. Con la extinción de la Compañía, el Sagrado Corazón sufrió un periodo de ostracismo para regresar años después con gran impulso.

Foto Ajomalba. Ministerio de Cultura.

En la inacabada iglesia de los jesuitas levantaron un espectacular templo para las Salesas. Sobre el frontón colocaron la cruz desaparecida durante la Guerra Civil; que terminada la contienda fue sustituida por un Sagrado Corazón de Jesús, aquella devoción que el obispo Tormo pretendió erradicar.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

No, no se trató de recordar a los jesuitas. Resulta que la gran impulsora del culto al Sagrado Corazón en el siglo XVII fue Santa Margarita María Alacoque.

Santa Margarita María Alacoque.

Esta religiosa, apoyada posteriormente por los hijos de San Ignacio, aseguraba que se le apareció Jesús y le transmitió las siguientes palabras:

Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio e ingratitud…

¿A qué orden pertenecía Margarita? A la de la Visitación de Santa María; esas monjas conocidas popularmente como salesas que hasta hace poco ocupaban el edificio. Seguramente fueron ellas las que eligieron el Sagrado Corazón de Jesús para decorar el frontón de su iglesia.

Sagrado Corazón. Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

En el año 2012 las salesas regresaron a Madrid; al monasterio de donde llegaron hace casi dos siglos. La escasez de vocaciones, su avanzada edad y la imposibilidad de mantener el enorme edificio provocaron esta decisión.

En enero de 2019 colocaron en la plazuela un busto en bronce del que fue obispo de Orihuela entre los años 1996 y 2005, Victorio Oliver Domingo. Es obra del imaginero Ramón Cuenca Santo.

Plazuela de las Salesas. 18 de enero de 2019. Ayuntamiento de Orihuela.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba). 

Mi agradecimiento a Jorge Belmonte Bas.

A continuación os dejo el decreto del Consell por el que se declara el monasterio como Bien de Interés Cultural y un reportaje fotográfico realizado por mí mismo.

Pinchando la siguiente imagen se accede al decreto del Consell por el que se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, el Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela:

Enlace.

Galería fotográfica del Monasterio de la Visitación.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

Callejeando 03. La Compañía de Jesús.

Colegio y plazuela de la Compañía. Plaza de Santa Justa. Plano Villanueva. 1748. AHN.

La Plazuela de la Compañía.

Dejamos nuestro anterior paseo en la desaparecida «Casa del Paso».

José M. Pérez Basanta.

Al salir del Museo de la Muralla, en el pasadizo que evoca el pasaje que dicha casa ofrecía, encontramos dos plazas. La primera es la antigua Plaza Mayor, Plaza de la Fruta o Plaza de Santa Justa.

Plaza Antonio Balaguer. José M. Pérez Basanta.

De esta importante plaza, que en la actualidad lleva el nombre de Antonio Balaguer, hablaremos en el capítulo 18.

La que a nosotros nos interesa es la segunda; más reducida y situada justo enfrente de la fachada de la iglesia conventual del Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.  

Transcribo en color morado la nota de Gisbert redactada en los albores del siglo XX.

De las Salesas: Se conoció en otro tiempo con el título de la Compañía en razón a que el actual Monasterio de la Visitación fue casa de residencia de los jesuitas.

La Plazuela de las Salesas en 2011. Fotografía de «El Tío Cachi».

Efectivamente esta es la plaza o plazuela que, con anterioridad al siglo XIX, llamaban de la Compañía de Jesús o simplemente de la Compañía.

Y la nombraron así porque en el solar que ahora ocupa el citado monasterio se estableció, a finales del siglo XVII, el Colegio de la Inmaculada Concepción, San Joaquín y Santa Ana, regentado por los jesuitas.

«Plasuela de la Compañía de Jesús». Contribución Equivalente año 1718. Archivo Municipal de Orihuela.
«Plasa de la Compañía». Contribución Equivalente año 1719. Archivo Municipal de Orihuela.

Antes la llamaron «Plazuela de la marquesa» por la casa del marquesado de Rafal donde se instalaron los jesuitas. Y luego «de las salesas», nombre que conserva en la actualidad.

Sentados en tan recoleto emplazamiento vamos a dedicar dos entregas de esta serie a las dos órdenes religiosas que le han dado nombre.

Jesuitas en Orihuela. Primeros intentos.

La Compañía de Jesús apareció en un periodo de renovación en la Iglesia Católica, gracias al empeño de Íñigo López de Loyola, quien pasaría a la Historia como Ignacio de Loyola.

Aunque en 1538 ya se les denominaba «Compañía de Jesús», la institucionalización de la orden se llevó a cabo en 1540 con la aprobación del Papa Paulo III.

Paulo III aprobando la Compañía de Jesús. Pintura anónima.

Más de medio siglo después, concretamente en abril de 1597, el Gobernador Álvaro Vique y Manrique, se dirigía al justicia y a los jurados de la ciudad de Oriola, declarándose devoto de la Compañía de Jesús y anunciando la visita del Padre Prepósito con la intención de fundar en la ciudad, una cartuja de la renovadora orden de San Ignacio.

Esta carta de finales del siglo XVI y dos más del XVII procedentes del Archivo general de Valencia, aparecieron en las «Páginas sueltas, documentadas de la Historia de Orihuela», publicadas en prensa por Rufino Gea en 1917. He transcrito buena parte de ellas en color rojo.

Al justicia y jurados de la ciudad de Orihuela. Muy magníficos señores: El padre prepósito de la compañía de Jesús, va a esa ciudad a lo que en ella sabrán vuestras mercedes lo que al servicio de Ntro. Señor convenga la obra que se intenta.

Yo salgo fiador que en breve tiempo se conocerá y que las almas han de ser aprovechadísimas de su asistencia, porque en todos los lugares donde habita esta compañía lo saben.

Así, suplico a vuestras mercedes que, como tan grandes cristianos, los favorezcan y amparen de manera que hallen el acogimiento en esa ciudad, que un pueblo tan cristiano y de su calidad requiere que hallen, que es servicio que a Ntro. Señor se hará en ello, que es el principal sustento por lo que soy devoto de dicha compañía.

De toda merced que esa ciudad le haga la recibiré yo grandísima; guarde Ntro. Señor a vuestras mercedes. De Valencia a 8 de abril 1597. Y si en Madrid se ofrece algo en servir a esa ciudad, allá me tengan, que sin costa la serviré. Don Álvaro Vique y Manrique.

Esa recomendación no se tuvo en cuenta; y sí la enviada tres años después por Joan Alfonso Pimentel de Herrera, conde de Benavente y Virrey de Valencia, quién en 1600 sugirió la conveniencia de fundar un cenobio de franciscanos descalzos.

Carta de Joan Alfonso Pimentel de Herrera. Año 1600. Archivo Municipal de Orihuela.

A pesar de haber acogido recientemente los conventos de San Sebastián y del Carmen, ambos muy necesitados, la petición del virrey fue complacida erigiéndose también el de San Gregorio.

Definitivamente no era el momento para la fundación jesuita en una Orihuela saturada de órdenes religiosas.

Monograma jesuita.

El segundo intento tuvo lugar cuatro décadas después, concretamente en 1637, cuando la Compañía de Jesús estaba en pleno apogeo con más de trece mil miembros establecidos en varios países.

En esta ocasión Tomás Pedrós Santacilia estuvo muy cerca de ser el gran benefactor de los jesuitas en Orihuela.

Hijo del próspero comerciante oriolano Gaspar Pedrós y heredero de su gran fortuna, su esposa, Vicenta Mayor, falleció prematuramente.

Viudo y sin descendencia, en 1635 decidió que en ninguna cosa podría mejor emplear sus propiedades que en fundar un monasterio en Orihuela.

Aconsejado por terceros decidió costear una cartuja en el antiguo convento de San Ginés, que los mercedarios estaban a punto de abandonar. Y para ello dispuso la donación irrevocable de toda su hacienda.

Pero ciertas dificultades con el privilegio de amortización y un malentendido con los cartujos en uno de sus viajes a Valencia, le hicieron cambiar de idea.

Visitó el Colegio de San Pablo y acabó llevándose en su propio coche a tres o cuatro padres jesuitas para que fundasen uno de sus colegios en Orihuela. 

En esta primera carta de 1637 dirigidas a Luis de Rivas, provincial de la orden jesuita (1635-1638), el padre Vicente Arcayna narraba su visita a Orihuela y la disposición de Pedrós a cederles casa y hacienda.

Antes había visitado en Alicante al obispo Juan García Arlés, mostrándole las cartas de favor que traía del virrey de Valencia.

Thomás Pedrós visto por Montesinos. Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6.

JHS. Mi P. Provincial: Pax Crhisti. A 15 de septiembre me partí de esta casa para Origüela; llevé carta de favor del Señor Virrey, para el Señor Obispo, al cual hallé en Alicante y allí tuve consulta en compañía de los cuatro Padres que están en aquella residencia con su señoría.

Y pareció que el P. Sanz y yo, con cartas del mismo Obispo y las que traje de Valencia, fuéramos a Origüela a tratar con Tomás Pedrós de nuestra fundación, y llegué a 24, y luego habiendo sido recibido Tomás Pedrós con grande contento, empecé a tratar con su Md. de nuestro negocio.

He hallado que la hacienda que da para la fundación es muy lucida… Aunque no faltan émulos que le persuaden lo contrario, la ciudad nos es muy afecta y escribo a nuestro Presidente General la dicha fundación y nos ha hecho donación de buena parte del sitio (que es el que a V. R. con el Señor Obispo pareció bien) junto a la fuente nueva.

Ofrece también todas las alhajas necesarias para la vivienda de los que allí fueren, y asegura que no les faltará el sustento; y éste todo el tiempo que tardase el hacerse habitación cómoda en el edificio nuevo para seis u ocho; y que ayudará el dicho edificio con buena parte de la hacienda que se reserva para sus alimentos.

Se reserva un cuarto alto que se podrá cerrar sin que haya comunicación con los entresuelos bajos, y ofrece que aun en el cuarto alto que se reserva para su majestad, no entrará mujer alguna si no en caso de enfermedad grave suya.

Conforme a esto me parece que todo está claro y que V. R. puede desde luego dar orden se saque la amortización en la forma que está apuntado en el papel que va con ésta porque el asegurar esta fundación sólo depende de sacar dicho privilegio no quiero alargarme más en esto. Ntro. Señor guarde a V. E. etc. Valencia Octubre 21 an. 1637. Vicente Arcayna.

Colegio de San Pablo. Valencia. Fotografía de «Valencia Bonita».

Pedrós les ofrecía su casa y todas las alhajas necesarias para la vivienda; y el sustento asegurado para seis u ocho padres «todo el tiempo que tardase el hacerse habitación cómoda en el edificio nuevo».

Ante esta disposición, el único requisito necesario era la obtención del privilegio de amortización, trámite fiscal que, como citamos anteriormente, retrasó el anterior proyecto con los cartujos.

En febrero de 1638 Arcayna trasladó a su superior algunas dudas que comenzaban a asaltarle respecto a la fundación.

Pero Pedrós las despejó: acogería a los jesuitas en su casa, renunciando a las criadas por la incomodidad que sufrirían los padres al convivir con mujeres. Y si era necesario estaba dispuesto a abrazar el sacerdocio.

Todo parecía estar preparado y así se lo comunicó al Provincial en una carta escrita en Orihuela con fecha 18 de febrero de 1838.

Padre Luis Rivas, Provincial. La semana pasada escribía a V. R. que temía tuviese buen suceso esta fundación y apunté las causas de este mi temor; y habiéndolo encomendado a Dios me resolví comunicarlas a Tomás Pedrós; y fue tan grande el sentimiento que de ellas tuvo, dijo tales razones e hizo tales ofrecimientos, que me parece no ser posible desistir de ella ...

Ofreciome que, así como se había privado del gasto del coche y cochero, y las dos mulas del coche las había aplicado al cultivo de las heredades, con lo cual le ahorraba doscientas libras de gasto cada año, me prometía que todas las seiscientas libras de sus alimentos las aplicaría para el desempeño y aumento de su hacienda, hasta que llegase a mil y quinientas de renta líquida cada un año y después las aplicaría para el edificio del futuro Colegio.

Y que si reparaba en las mujeres que estaban en su cuarto para su servicio y guisarnos la comida, que él se hacía clérigo y ordenaba de sacerdote como ya lo tenía comunicado con el Señor Obispo y se contentaba que V. R. enviase otro hermano nuestro para que nos guisase la comida y atendiese al gobierno doméstico; y con esto no habría ocasión de vivir en sus casas por tiempo alguno mujer alguna, y no siendo más que cuatro los que se sustentarían de su hacienda en breve estaría desempeñada y tenía la renta liquida suficiente para una lucida fundación.

Cuán equivocado estaba. Pedrós parecía dispuesto a todo con tal de acallar los comentarios que lo tachaban de hombre liviano e inconstante por haber abandonado tan fácilmente a los cartujos.

Pero la oposición de las autoridades civiles y eclesiásticas y la decisión de la propia orden de instalarse primero en Alicante, motivó que el voluble Pedrós retomara su proyecto inicial, por el cual fundó en 1639, muy cerca de lo que hoy es Campoamor, la Cartuja de Vía Coeli.

En 1640 los jesuitas establecieron dos escuelas de Gramática en Alicante.

En cuanto a la cartuja, desapareció cuatro décadas después; y los bienes de Tomás Pedrós fueron utilizados por el Cabildo Catedralicio para fundar «El lugar nuevo de los canónigos», es decir Bigastro.

Tercer y definitivo intento.

Armas de la Compañía de Jesús y retrato de Ignacio de Loyola. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

Para la definitiva fundación del convento jesuita utilizaremos principalmente las notas de Joseph Montesinos, marcadas en rojo e ilustradas con algunos de sus dibujos. Figuran en el tomo ocho capítulo primero de su «Compendio Histórico Oriolano».

El magnifico y muy Ilustre Sr. D. Juan Rocamora, varón recto, justo, temeroso de Dios, y muy inclinado a las Casas Sagradas él, que viendo muy floreciente esta oriolana Ciudad, su amada Patria, de varias comunidades religiosas como en sí gozaba, movido del Reverendo Padre Juan Maza, sabio jesuita, su muy cercano pariente, dijo en cierta ocasión en la plaza mayor de esta ciudad, a presencia de varios caballeros, las siguientes palabras:

Amados Señores de toda mi veneración y respeto, en ocasión que estoy solicitando en esta nuestra patria una nueva fundación a ruegos de los Reverendos Padres Regulares Jesuitas, no puedo por menos dejar de decir a ustedes que al amenísimo jardín del estado eclesiástico que en esta ciudad componen con vistosa variedad su Muy Ilustre Cabildo, Dignidades, Canónigos, Curas, Clérigos, Santa Iglesia Cathedral, Parroquias, Conventos y Comunidades Religiosas, sólo le faltan, aunque adornada de tan bellas y olorosas flores, la de este lirio morado, símbolo del zelo de la Sabiduría y de la perfección esforzada.

Batallón para que, acompañado de las demás flores, oliesen y formasen agraciados ramilletes, sean más olorosas y fragantes por unidas las suavidades de sus religiosas virtudes.

Escribió a la Majestad del Sr. D. Carlos II de Austria, Rey Cathólico de las Españas sobre la expresada fundación, hallando varias dificultades movidas entre los dos Muy Ilustres Cabildos y con algunas comunidades religiosas; y estando todo calmado en paz, se verificó la fundación de este oriolano Colegio bajo la protección e invocación de la Purísima Concepción de María Santísima.

Gobernando en España el Sr. D. Carlos II, el político; teniendo las riendas del universal gobierno de la Santa Iglesia el Pontífice Inocencio XII; y siendo obispo de esta diócesis oriolana el Itmo. Sr. D. Antonio Sánchez del Castellar, muy afecto a dichos Regulares Jesuitas.

Carlos II «El Hechizado».

Para este efecto vinieron del máximo colegio de Valencia seis Padres Jesuitas de próvida sabiduría y excelentes prendas para el caso, con los necesarios poderes. Y lo fueron el Reverendo Padre Miguel Ángel Pascual de Ruiz; el padre Juan de León; el Padre Juan Maza; el Padre Francisco Alemán; el Padre Antonio Casaus; y el Padre Josef de Yuste.

Los que tomaron posesión de su nueva fundación junto al río Segura, en una grande casa antigua que para dicho establecimiento dio liberalmente el predicho Señor Marqués de Rafal D. Juan Rocamora en el año de 1696, primer día de la Pascua del Espíritu Santo, que fue el 24 de Mayo, con grande acompañamiento de Señores Eclesiásticos, Religiosos, Nobles y Plebeyos.

Para la extensión del sitio que era, y al presente lo es el mejor de la Ciudad, fue preciso tomar la mayor parte de un grande malecón antemural del Río Segura, lo que se hizo con Real Cédula del Sr. D. Felipe V de Borbón, de resulta de los buenos informes que para ello prestó y dio la Muy Ilustre Ciudad.

Montesinos, tan impreciso como siempre, nos dice que la fundación llegó de manos de Juan Rocamora, marqués de Rafal. Y dibujó dos bustos o retratos con ese nombre.

Al primero lo llamó Ilustre Sr. D. Juan Rocamora Maza Cascante y Ruiz. Al segundo, Magnífico Señor D. Juan Rocamora y Maza, Señor de la Granja, Marqués de Rafal, Caballero en la Orden de Santiago. Fallecido en 1717.

Los nombres, títulos y fecha de fallecimiento están equivocados. El cronista mezcla personajes y títulos de diferentes épocas. Y Ernesto Gisbert, que lo usó para redactar su «Historia de Orihuela», otorga también erróneamente el marquesado de Rafal a Juan Rocamora y Maza.

Jesuitas. La ciudad en 1690 otorgó facultad a los padres de la Compañía de Jesús para establecer una casa de residencia y consiguieron algunas fincas de huerta y campo de Dª María Manuela Valenzuela y Vázquez de Fajardo, marquesa de Rafal y de D. Pedro Dávalos de Rocamora, conde de la Granja.

Pero pasó algún tiempo y solo a gestiones de D. Juan Rocamora y Maza, marqués de Rafal, lograron instalarse, bajo la advocación de San Joaquín, Santa Ana y la Purísima Concepción, en una casa del expresado D. Juan en la plaza llamada desde entonces de la compañía, hoy de las Salesas…

Vamos a intentar identificar a los personajes que participaron en esta obra pía:

Bustos de Juan Rocamora Maza Cascante y Ruiz. Fundador. Juan Rocamora y Maza. Fundador. María Manuela Vázquez y Fajardo, fundadora. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

Sólo hubo un marqués de nombre Juan y fue el tercero. Cuñado de María Manuela Fernández de Valenzuela, la fundadora, se llamaba Juan Rocamora García de Lasa y falleció en 1691.

Juan Rocamora y Maza nunca fue marqués de Rafal, sino señor del lugar de la Granja. Casado con Beatriz Ruiz Rocamora, ambos vecinos de Orihuela, hicieron testamento en abril de 1600 estableciendo un vínculo para su heredero que incluía el lugar de La Granja y las posesiones de Benferri y Benimira.

Juan Rocamora y Maza falleció a principios del siglo XVII dejando establecido que, en el caso de que sus herederos directos quedasen sin descendencia, dicho vínculo quedaría a favor de la Compañía de Jesús, para que fundasen uno de sus colegios en Orihuela.

Su hijo Francisco de Rocamora y Ruiz fue el primer Conde de la Granja de Rocamora; y su nieto Francisco de Rocamora y Vallebrera, el segundo.

Muerto éste sin descendencia, el título pasó a su hermana Elsa, la tercera condesa, quien también murió sin sucesión.

El condado fue reclamado por su tía Violante Rocamora, hermana del primer conde, convirtiéndose en la cuarta condesa de la Granja y pasando a residir en Orihuela.

El quinto y último conde (hasta el siglo XX cuando el título fue rehabilitado) fue su hijo, el religioso fray Pedro Dávalos Maza y Rocamora.

Esquina de actual palacio de la Granja, antes casa de Rafal. Escudo labrado en el siglo XVIII con las armas de Rocamora y Maza junto a las de Ruiz y Fernández de Heredia. Roberto Almansa Vives.

Por otro lado, tenemos a Gaspar Rocamora y García de Lasa, quien sí fue marqués de Rafal; en concreto el segundo. Este señor estaba empeñado en que su primo lejano, el mencionado fray Pedro Dávalos le nombrase heredero del condado de la Granja para volver a unir los dos títulos en manos de los Rocamora.

Gaspar falleció en 1666. Su viuda y marquesa consorte, María Manuela Fernández de Valenzuela, decidió salvar su alma legando buena parte de sus bienes a comunidades religiosas; propósito que su cuñado Juan, el tercer marqués mencionado anteriormente, le disputó en los tribunales durante años.

En su testamento María Manuela dejó encargada la fundación en Orihuela de un convento de monjas o, en su defecto, de una residencia o colegio de la compañía de Jesús. Esta donación fue el impulso definitivo que necesitaban los jesuitas.

Bienes procedentes de Dª María Manuela Valenzuela, marquesa de Rafal, para fundar la residencia o colegio de la Compañía de Jesús en Orihuela: dos casas valoradas en 600 libras. Una finca de secano de más de dos mil tahúllas próxima a la costa, muy cerca de las salinas de Orihuela, que los jesuitas llamaron en su honor «la Marquesa»; otra gran hacienda de secano, colindante con la anterior denominada «el Peinado». Y otra de regadío en Orihuela, cercana al señorío de Rafal, de 250 tahúllas llamada «San Bartolomé».

Por otra parte, fray Pedro Dávalos Maza y Rocamora, fallecido también sin descendencia, ejecutó la disposición testamentaria redactada por su abuelo a favor de la Compañía de Jesús.

Bienes vinculados para fundar el Colegio de la Compañía por el Ilmo. Sr. D. Juan de Rocamora y Maza, señor de la Granja: El lugar de la Granja con dominio directo sobre el lugar y término con censos irredimibles. La hacienda y casa llamada Benferrejo o Benferri. Y la hacienda y casa con ermita llamada de Benimira, en término de Callosa y huerta de Orihuela.

Estos polémicos y generosos legados crearon interminables pleitos con los herederos; especialmente con la casa de Rafal. Pinchando la siguiente imagen se accede al documento completo que explica el pleito sobre las propiedades de La Granja, Benferri y Benimira.

Biblioteca valenciana Nicolau Primitiu. Mediados del siglo XVIII. Enlace a publicación completa.

Otro benefactor y propagandista de los jesuitas en Orihuela fue el obispo Sánchez de Castellar, quien les brindó una generosa ayuda monetaria calculada en 8.000 libras.

Contactó con ellos en 1694, fijando su establecimiento en Orihuela para el año siguiente. También influyó decisivamente en sus canónigos para que aceptasen la fundación, perdonando los diezmos generados por las propiedades administradas por los jesuitas.

La propia ciudad de Orihuela acogió y apoyó con gusto a los hijos de San Ignacio cediéndoles a perpetuidad las cátedras de gramática y retórica, aportando 230 libras anuales para alimentar a los maestros.

Esta decisión molestó a las otras órdenes religiosas, especialmente a los dominicos que habían echado el ojo a la generosa dotación económica.

Tomaron posesión el 21 de mayo de 1695. Al menos es lo que dice el inventario de conventos del obispado que figura en el tercer volumen de «Orihuela, una ciudad valenciana en la España Moderna», de Juan Bautista Vilar:

El día 21 de Mayo del año 1695, con licencia de S. M. Cathólica el Gran Carlos Segundo, e intervención de la Real justicia, y del Ilmo. Señor D. Antonio Sánchez del Castellar, que gobernaba este Obispado de Orihuela, tomaron posesión los Padres de la Compañía de Jesús de esta Provincia de Aragón de una corta heredad de huerta en la de esta ciudad, dos heredades de Campo del Pozo de Salinas y una casa de habitación en la población de la misma, que por la disposición testamentaria de Dª María Manuela Valenzuela Vázquez y Fajardo, Marquesa de Rafal; y por su muerte quedaron sujetas para ayuda a la fundación de un Colegio de la Compañía en esta Ciudad.

Jesuitas dibujados por Montesinos. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

Ojeda Nieto data la consagración por parte del obispo el 22 de mayo de 1695. Y resume así su llegada e instalación en la casa que les había dejado la difunta benefactora:

La llegada de los jesuitas, en la última década del siglo XVII, y su fácil asentamiento los convertirá en un modelo clásico de lo que supone llegar a una localidad y encontrarse abiertas las puertas de las mejores familias. Pues es sabido que la Compañía se instaló en las casas de «Dona María Manuela Valenzuela Vázquez y Fajardo … III Marquesa de Rafal … , en la casa del Carrer dels Ruisos … , Plazeta apellada de la Marquesa»…

Montesinos vuelve a mencionar como propietario de la casa al tercer marqués, Juan Rocamora, el cuñado de doña María Manuela fallecido en 1691; cuatro años antes de la fundación.

Los jesuitas se valieron (para su fundación) de los entresuelos baxos, que eran grandes aunque de poca elevación, y parte de las caballerizas de la antigua referida casa del Sr. Marqués D. Juan Rocamora, donde dispusieron la iglesia, la sacristía, y todo se dispuso en la mejor forma que se pudo, en la forma siguiente:

La iglesia estaba situada en la plazuela; era muy honda, poco alta; las paredes de tapias, el techo de tablas y el suelo muy húmedo; se bajaba a ella por cuatro gradas y su plan era el presente: la longitud 30 palmos, su latitud 15 y su elevación 16; el Altar Mayor (que es el mismo que hoy está en el oratorio de las educandas) estaba hacia poniente; era primoroso, y de talla moderna dorada, dedicado a la Concepción Purísima de María Santísima; y al Sagrado Corazón de Jesús…

A pesar de llamarse Colegio de la Inmaculada Concepción, San Joaquín y Santa Ana, se limitó a ser residencia hasta 1724 en que formalmente comenzó a impartir clases de filosofía y teología. Añado de nuevo las notas de Gisbert claramente «inspiradas» en Montesinos.

Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

La primitiva iglesia de los jesuitas era de tapias, techo de madera y muy honda, hasta el punto de bajarse a ella por medio de cuatro gradas.

Trataron de construir otra y comenzaron las obras el 31 de julio de 1733 que dejaron sin concluir cuando salieron de Orihuela; templo demolido en 1768 para edificar el actual como veremos al hablar de las Salesas.

Y queriendo ampliar también el colegio principiaron a realizarlo el 9 de marzo de 1734, quedando habilitado el 30 de julio de 1753.

Como casa de residencia continuaron hasta 1723 ó 1724 en que instituyeron un colegio en que se enseñaba filosofía y teología y al que en el último de dichos años se unieron las cátedras de gramática y retórica que la ciudad creó en 1439, en la casa del Ayuntamiento, y trasladó en 1593 al llamado estudio viejo, detrás de la cárcel, y más tarde se agregaron a la Universidad.

Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

En 1733 emprendieron la reforma y ampliación del colegio y la construcción de un nuevo templo.

Montesinos afirma que pusieron la primera piedra el 31 de julio, día de San Ignacio de Loyola, por mano del obispo Josef Flores Osorio, con asistencia de autoridades civiles y religiosas. La nota festiva la pusieron los músicos de la catedral «cuyos profesores cantaron con suave melodía»; y el disparo de varios castillos de fuegos artificiales.

Al parecer los solares les parecieron escasos. Aprovechando que sus vecinos los marqueses de Rafal, partidarios del archiduque en la Guerra de Sucesión, habían huido y sus propiedades estaban en manos del fisco, se apropiaron ilegalmente de dos casas.

En el año de 1710, en la noche del día 8 de Noviembre, sobre un arco antiguo que duró hasta el de 1771 que se demolió para formar y hermosear con varios ensanches la calle que había entre el nuevo y jesuítico colegio y dos casas del Ilustre Palacio de los Sres. Rocamoras, sus insignes bienhechores, juntando muchos alarifes y con el correspondiente silencio, sigilosamente formaron un tránsito de 8 palmos, por el que se pasaron a dicho Palacio y una casa contigua, alegando posesión de lo que no era de ellos ni les pertenecía.

Los Señores Marqueses Rocamoras se resintieron mucho de un hecho tan infame; pusieron instancia, y siguiendo los Regulares Tribunales, ganaron el pleito como era debido.

En noviembre de 1734 la Real Clemencia restituyó todos los bienes confiscados a los de Rafal. Y la marquesa Jerónima de Rocamora y Cascante, ya viuda, decidió recobrar judicial o extrajudicialmente unas casas que su padre había agregado al vínculo y mayorazgo del Marquesado de Rafal.

Dichas casas estaban ocupadas por los padres de la Compañía de Jesús y les reclamaba los alquileres o intereses, mostrando su disposición a ajustar amigablemente la venta.

Pero los expresados Regulares, con su acostumbrada política y cartas que trajeron del Reverendísimo Padre Andrés de Perussa confesor del Sr. D. Felipe V, implorando la protección de los enunciados Señores, lograron cuanto quisieron, porque estos generosamente le dieron el Palacio y Casa para que en ellos establecieran las Aulas de Gramática, Retórica y Filosofía hasta que se hiciese la obra nueva, como en efecto conocí yo en ellas la referida enseñanza, y la cursé de un tiempo.

En enero de 1735 Joseph García, rector del Colegio, y la marquesa de Rafal firmaron una concordia ante el escribano Bautista Alemán por la que se resolvía la enajenación forzosa mediante justiprecio tasado por expertos alarifes escogidos por ambas partes. Los «hijos de San Ignacio» desembolsaron 1.800 libras en moneda del reino.

Protocolos de Bautista Alemán. 1735. Archivo Histórico de Orihuela.

El colegio quedó habilitado en 1753. Los jesuitas se habían convertido en la orden favorita de los poderosos principalmente a través de la educación de sus hijos. Su centro de estudios era el más prestigioso de Orihuela, por encima incluso de los celosos dominicos. Y su patrimonio iba aumentando considerablemente.

En el siguiente año de 1734 se dio principio a la obra de lo restante del Colegio. El que estuvo en disposición de habitarse en el año de 1753, como efectivamente se pasaron a él los padres; y se estrenaron las aulas, aposentos, dormitorios y demás oficinas en el 30 de Julio, víspera del Padre S. Ignacio de Loyola, en cuya noche hubo plausible iluminación con bombas, faroles, deslumbrantes y calamones, costoso disparo de artillería, sonoro repique de campanas, fuegos artificiales, dulzainas y la música del Regimiento de Caballería del Algarbe que estaba acuartelado en esta Ciudad.  

En 1755 el séptimo marqués de Rafal Antonio de Heredia y Rocamora recuperó la propiedad histórica de la Granja, venciendo a los Jesuitas en otro pleito. Pero el título de conde había quedado extinguido.

Lo rehabilitó la decimotercera marquesa de Rafal en 1916; y lo separó del marquesado.

El 2 de abril de 1767 la Compañía de Jesús fue disuelta y sus religiosos expulsados de España. La iglesia que estaban construyendo quedó a mitad y fue demolida un año después.

Pragmática Sanción de Carlos III, para el extrañamiento de los regulares de la Compañía de Jesús. 2 de abril de 1767. Archivo Histórico Nacional. Consejos.

Se dio principio a la obra con bastante actividad y se prosiguió hasta el año 1767 que sucedió la expulsión y extrañamiento…

Y así quedó, en el lastimoso estado que hoy día vemos (Montesinos escribe a finales del XVIII), que es a punto de arrancar los superiores arcos, crucero, media naranja y cubiertas. Tiene su gran crucero primorosa sacristía y capillas ondas por cada lado.

El siguiente documento es una relación de sus bienes, puestos en venta tras la expulsión: cuatro heredades y tres casas, incluyendo un establecimiento situado en la calle del Río conocido como el «Mesón de la Compañía».

Plan general de bienes vendibles. Colegio de la Compañía de Jesús. 1769. Biblioteca Valenciana. Fondo antiguo.

El edificio del Colegio de la expulsada Compañía de Jesús quedó en manos del obispo Josef Tormo.

Todo este sitio se lo dio el Rey Carlos III con consulta de su extraordinario Consejo al Ilmo. Sr. D. Josef Tormo de Juliá, dignísimo obispo de esta Diócesis para que dispusiese de él a su voluntad…

Dos retratos del obispo Josef Tormo y Juliá. El primero está atribuido a José Vergara Gimeno y está expuesto  en el Centre Cultural La Nau de Valencia. El segundo es de Antonio Llopis, y se expone  en el Palacio Episcopal de Orihuela, Museo de Arte Sacro.

En 1772, cinco años después de la expulsión y por Real Cédula, el edificio se convirtió en casa de enseñanza y colegio de niñas bajo la advocación de la Purísima Concepción.

El impulsor y alma de esta institución fue el citado obispo Josef Tormo, enemigo declarado de la Compañía de Jesús. Así cuenta Montesinos, testigo presencial, su fundación.

Fundación del Ilustre Real Colegio de niñas educandas de esta ciudad de Orihuela. En el año de 1772, gobernando felizmente la mística nave de San Pedro su verdadero sucesor el Santísimo Pontífice Clemente XIIII, de feliz recordación, y siendo absoluto Rey Cathólico de las Españas el Sr. Don Carlos III de Borbón, el Justo, que en Gloria yace.

El Ilustrísimo y Reverendísimo Sr. D. Josef Tormo de Juliá, dignísimo obispo de esta Diócesis oriolana, deseoso del mejor y mayor esplendor de esta Muy Noble y siempre fidelísima Ciudad de Orihuela, martes día 10 de Junio, y tercero de la Solemnísima Pascua del Espíritu Santo por su tarde, fundó, erigió y estableció el Magnífico Real Colegio de la Enseñanza de Niñas Educandas, bajo el auspicio y especioso título de la Purísima Concepción de María Santísima.

Con el mayor gozo y alegría de todo el pueblo, que verdaderamente carecía de tan apreciable habilidad de bordar, coser, formar medias, leer y escribir y demás cosas pertenecientes  a las niñas. Se fundó este Colegio de lo mejor y más principal parte de lo que había sido de los Regulares Jesuitas …

Anteriormente se demolió todo lo antiguo y superfluo del edificio; y de las rentas de los bienes de los expatriados Jesuitas, se obró todo lo moderno: Salas, aposentos, escalera, cocinas, despensas y el suntuoso Oratorio de la Purísima Concepción, que en dicha tarde del 10 de Junio de 1772 bendijo con solemnidad y pompa el Ilmo. Sr. Josef Tormo.   

El obispo Josef Tormo visto por Montesinos y el escudo de armas del colegio. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 8, cap. 1.

Bajo los auspicios del obispo Tormo el colegio gozó de gran éxito; pero la obra no le sobrevivió. Su lugar lo ocuparon las Salesas; de ello hablaremos en el próximo capítulo.

En cuanto a los jesuitas, volvieron cien años después y se instalaron en el lujoso edificio de sus viejos rivales los predicadores. Pero eso ya es otra historia a la que podéis acceder pinchando el siguiente enlace al artículo «Jesuitas en Santo Domingo».

Enlace a los artículos sobre Santo Domingo.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Callejeando 02. Calle del Río y «Casa del Paso».

Fragmento plano de Fray Antonio Villanueva: 1. Río Segura; 2. Calle del Río; 3. Puente y Ayuntamiento; 4. Granero del Cabildo; 5. Carnicerías; 6. Pescaderías; 7. Plaza de la Fruta; 8. Casa del Paso; 9. Plazuela de la Compañía; 10. Calle del Ángel.
 

La calle del Río.

Imagen idealizada de la Sala y el Puente. José Domingo Sarabia.

Partiendo de la desaparecida «Sala del Consell» continuamos nuestro paseo literario usando el acceso que, a través del arco de la entrada a la ciudad, permitía desviar el tránsito hacia la calle del Río.

Calle del Río. Colección Javier Sánchez Portas. Fragmento.

Poco tiempo vamos a perder en el tema de rotulación; su nombre ha permanecido invariable a través de los siglos: de «Carrer del riu» a «Calle del río». Ni en la II República lo cambiaron.

Siglo XVII. Archivo Municipal de Orihuela.
Siglo XVIII. Archivo Municipal de Orihuela.

El olfato es el sentido más capaz de transportarnos en el recuerdo y muchos oriolanos añorarán los penetrantes aromas de verduras, pescados y salazones que desprendían la plaza y el mercadillo que se instalaba en esta zona hasta hace pocos años.

Desde que, como medida higiénica, Jaime II autorizase la instalación de ocho carnicerías junto al puente en 1321, en los callejones que unían esta calle con la plaza de la fruta se ubicaron carnicerías y pescaderías.

Calle del Río desde el puente de Poniente, en torno a 1910. Se distingue perfectamente la carnicería de Francisco Antón «el Maco». Mi agradecimiento a Alberto Cánovas, José María Piñeiro y José Luis Gea.
La base de esta casa, junto al río, tuvo que ser de piedra maciza para aguantar los envites del río. Un auténtico muro de contención.
Calle del Río. Colección Javier Sánchez Portas.
Animación Calle del Río. Pinchad.
La calle del Río en tres fotografías de las últimas décadas del siglo XX.

Siguiendo más o menos el trazado de esta calle (la anchura del río se ha reducido considerablemente) discurría la muralla de origen almohade con reformas posteriores. En el museo se pueden contemplar cuatro torreones y unos ochenta metros lineales de muro de tapial.

Y sin más que contar sobre ella, quiero dedicar el resto del capítulo a una histórica casa ya desaparecida cuyo solar soporta actualmente el aulario «Casa del Paso», dependiente de la Universidad «Miguel Hernández».

El nombre con el que se ha titulado este edificio tiene su origen en la mansión de los Señores de Jacarilla, la familia Togores.

Aulario Casa del Paso. Universidad «Miguel Hernández». José M. Pérez Basanta.

Para conocer un poco de su historia utilizaremos algunas notas de Mosén Bellot y otras de José Ojeda Nieto, quien tuvo la gentileza de enviármelas personalmente «para que dedujese y sacase mis propias conclusiones».

También el monumental estudio «Los Togores Señores de Jacarilla, siglos XV-XIX», escrito por Manuel Gálvez, con quien también tuve el gusto de conversar personalmente.

La obra, interesantísima, esta alojada en el repositorio de la Universidad de Alicante. Para descargar un ejemplar solo tenéis que pinchar en la siguiente imagen.

Enlace para la descarga en el repositorio de la Universidad de Alicante.

Con todos estos datos voy a intentar resumir la historia de la «Casa del Paso» y sus antecedentes en los terrenos cercanos a la plaza de las carnicerías, en la calle del Río.

Plaza de las Salesas y callejón de Togores que permitía «el Paso» a través del edificio.

La casa de los Togores y el alcázar del Infante.

Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas.

Ernesto Gisbert en su «Historia de Orihuela» sembró un montón de dudas asociando la casa de los Togores al alcázar del Infante Fernando y al posible hospedaje de los Reyes Católicos.

Otros Edificios. Alcázar del infante D. Fernando, señor de Orihuela a mediados del siglo XIV, en donde el mismo moró, constituyó su consejo de guerra y estableció la Chancillería de la que fue presidente el obispo de Cartagena D. Alfonso Vargas.

En 1488 sirvió de hospedaje a los Reyes Católicos y de palacio de las Cortes que estos celebraron en nuestra ciudad.

Difícil es marcar su situación porque unos la fijan en el grupo de casas que hay entre la Merced y la Plazuela del Salvador, otros en la casa llamada del Paso en la calle del Río, que perteneció a los Togores y hoy a los Sandovales, y otros a la calle de Meca o, mejor dicho, en la plaza de Togores y fincas de esta familia y de los Ruices.  

Vamos a empezar con la visita de los Reyes Católicos.

Leyendo a Mosén Bellot queda claro que no durmieron en la calle del Río. Este cronista, que conocía bien el antiguo emplazamiento del alcázar, afirma que, tras llegar a la ciudad por la Puerta Nueva y recorrer las calles más importantes, los reyes entraron en la Colegial (la futura catedral).

1488 … Y hecha allí la oración, se vinieron a las casas del Obispo de Tarazona, que se juntaron con las de Juan Soler, alcaide, con el paso que hoy se ve encima del callejón que está enmedio.

Montesinos dice lo mismo (seguramente siguiendo a Bellot) y sitúa las casas del famoso obispo en la Plazuela de la Soledad, junto a la calle de los Soleres.

Se fueron a las magníficas casas del Ilustrísimo Sr. D. Andrés Martínez y Ferris, Obispo de Tarazona, que para mayor comodidad se juntaron con las de D. Juan Soler, Alcayde del Castillo Oriolano, sobre cuyas puertas principales se leyó por muchos años esta inscripción: Aquí estuvieron hospedados los serenísimos y cathólicos Sres. Reyes Don Fernando II y Doña Isabel, que vinieron a esta Ciudad a celebrar las Cortes en el año de la humana reparación 1488.

Esta localización coincide con el «grupo de casas que hay entre la Merced y la Plazuela del Salvador» mencionado por Gisbert.

Descartado como morada de los Reyes Católicos en su estancia en Orihuela, vamos con la localización del alcázar.

Volvemos a la crónica de Mosén Bellot, en 1356, cuando Oriola esperaba a su Señor, el infante Fernando; hijo del rey de Aragón, Alfonso IV «el Benigno» y de la princesa Leonor de Castilla. Acababa de empezar la famosa Guerra de los dos Pedros.

Miniatura del Cartulario de Orihuela. Asedio durante la Guerra de los Dos Pedros. 

1356. Escribió el Infante como ya estaba en camino para venirse a Orihuela. Data en Córdoba 29 de julio, Y el procurador y el consejo determinaron que se hiciese pregón para que todo el mundo estuviese apercibido con sus armas, lanceros, ballesteros y los de caballo sin armas, para poder salir a recibirlo con humilde reverencia, alegremente y con buena orden ...

En septiembre visitaba por primera vez su señorío de Orihuela con el propósito de reclutar gente y conseguir pertrechos para la contienda.

Entraron los Infantes a 27 de septiembre de 1356, con regocijo general, por la puerta que en nuestros días han desecho que dicen del Burdel; y hecho el paseo por las calles principales se fue a su posada que era el alcázar, donde a la fecha hoy (primer cuarto del siglo XVII) están las casas de don Luis Togores y Francés Ruiz.  

Mosén Bellot se refería a Luis Togores Ladrón, el VIII señor de Jacarilla, nacido en 1563 y fallecido en 1621; por lo tanto coetáneo suyo.

Un protocolo notarial localizado por José Ojeda Nieto aclara que el edificio antecedente a la Casa del Paso lindaba con el solar donde estuvo el famoso alcázar del Infante Fernando.

Es el testamento conjunto de Don Joseph Rosell y Desprats cavaller y Doña Ysabel Rocamora, conjuges Señors de Benejuçer.

José Gaspar Rosell y Ruiz era el II señor de Benejúzar y estaba casado con Isabel Rocamora y Molins, hija del marqués de Rafal. (Isabel había estado casada en primeras nupcias con Nicolau Molins). El documento, fechado el 18 de octubre de 1662, cita entre los bienes dejados para el mayorazgo, el solar del alcázar.

«Solar de casses hon vivia lo qº françes Ruis de Soler géneros, germa de mon avui maternal de mi dit testador» (el abuelo materno de don José Rossell), que era «lo Alcazar del Señor Infant Don fernando Segons»

Y precisa que el citado solar, antiguo alcázar, lindaba con casas del Señor de Jacarilla, con la Calle del Río y «carrer de Pau Ruis que hix a la plaça major de Stes. Justa y Rufina».

El mayorazgo debió pasar, según testamento, al hijo mayor, don Alfonso Rossell y Rocamora, el que fue III señor de Benejúzar. (Según nota al margen, don José Rossell falleció el 30 de octubre de 1666 entre las dos y las tres de la madrugada y la mujer el 24 de abril de 1667, entre las seis y las siete).

El museo de la Muralla nos brinda una excelente oportunidad de asomarnos a la ventana del tiempo; de contemplar con nuestros propios ojos los restos de un palacio gótico anexo a la «Casa del Paso» y a la cara interna de la muralla. Este edificio es la ubicación más creíble del famoso alcázar.

Pinchando la siguiente imagen podéis acceder al museo virtualmente.

Enlace a Museo de la Muralla. José M. Pérez Basanta.

Antecedentes de la «Casa del Paso».

Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas.

Mosén Bellot vuelve a mencionar la casa de los Togores en otra Guerra, la de las Germanías. Afirma que los comuneros la saquearon y le pegaron fuego. En aquellos momentos, la casa pertenecía a Jaime Togores e Ibáñez de Ruidoms IV Señor de Jacarilla.

Pero los agermanados se vengaban de Luis Togores Roca, su segundo hijo, destinado a la milicia.

1520… Con esto se acabó del todo el gobierno de esta ciudad, y todos los buenos que pudieron se ausentaron de ella, y la plebe se desvergonzó tanto viendo su Germanía tan favorecida hasta de los oficiales del Rey y tan preminentes como el baile general, que con furor diabólico arremetieron a las casas de Luis Togores y Andrés Soler, y las derribaron…

Luis era cuñado del Patriarca don Fernando de Loazes. Y como lugarteniente del gobernador Pedro Maza, en el verano de 1521 participó en la célebre batalla de Bonanza junto al marqués de los Vélez. Allí derrotaron a los comuneros o agermanados; y se ocupó personalmente de ahorcar y castigar a los rebeldes.

Su hermano pequeño de nombre Jaime, el más querido por su madre doña Brianda Roca y Rocafull, recibió su herencia con la condición de tomar el nombre y las armas de los Roca, formando el nuevo apellido «Roca de Togores». Todos los que han ostentado y ostentan este compuesto son sus descendientes.

El 19 de noviembre de 1560 otro Jaime Togores, el VI Señor de Jacarilla, concertó el matrimonio de su hijo, Juan Togores Rocamora con Juana Ladrón. El novio recibió la donación del lugar de Jacarilla y de unas casas en las que habitaba, situadas en la ciudad de Orihuela.

Parroquia de la Señora Santa Justa, que lindaba de dos partes con dos calles públicas, de otra con casas y hostal del magnífico mosén Antonio Gasch, y de otra con casas del magnífico Gaspar Ruiz y calle pública, estimando su valor en 2.000 libras de moneda de Valencia.

Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas

Pocos años después, concretamente en 1572, Jacarilla y las casas de Santa Justa quedaron vinculadas, continuamente inseparables e indivisas en poder de Luis Togores Ladrón, VIII Señor, el mismo que cita Bellot como coetáneo suyo.

Por su inventario de bienes (con un completo listado de enseres domésticos) sabemos que nació en el edificio antecedente de la «Casa del Paso»; y que allí mismo murió en 1621.

Unas casas grandes con un palacio que está en la plaza de las carnicerías de la presente ciudad, situadas en la dicha presente ciudad de Orihuela, en la parroquia de Santa Justa, que lindan de una parte con la dicha plaza, y de otra con la calle llamada del Río y de otra parte con casas de Francisco Ruiz de Cascante, caballero.

Medio siglo después, la casa aparecía en las capitulaciones matrimoniales de Luis Togores Rosell, XII Señor de Jacarilla. Estaba valorada en mil libras, diez mil reales; y la heredó su primogénito, Luis Togores Valenzuela, el señor número XIII.

Otra nota de 1663, localizada por también por Pepe Ojeda, nos confirma su ubicación.

En lo carrer del Riu; poseía tres portales, y lindaba de Levante con la plaza de las carnicerías y donde se vendían los peces, a donde tenía dos portales. De poniente con las casas de Francisco Ruiz de Cascant y carrer de Pau Rois, appellat de la pilota donde tenía otro portal.

Esta cita nos permite ubicar también un trinquete para el «joc de la pilota». De esta práctica plenamente valenciana hablaremos más adelante, cuando lleguemos al otro trinquete situado en las traseras del convento de Santa Lucía.

La «Casa del Paso».

Casa del Paso. Archivo Celia Senén.

En 1690 Luis Togores Valenzuela, miembro del Consell por el estamento militar, decidió reedificar su casa y pidió licencia para «tallar» en el campo de San Ginés unos rollizos de pino destinados a cubrirla.

En el primer libro de su «Compendio histórico geográfico de la fundación de la ciudad de Orihuela» Josef Montesinos redactó una pequeña biografía de este personaje.

El Ilustre Sr. D. Luis Togores de Valenzuela, natural de Orihuela, Nobilísimo Caballero, Dueño y Señor de Jacarilla, Alcaide del castillo de la Villa de Guardamar, Capitán de las Costas Marítimas de San Ginés, Gobernador Militar y Político de esta oriolana ciudad desde el primero de Enero de 1696 hasta el 9 de Diciembre de 1699…

Terminada su construcción a principios del siglo XVIII, esta es la casa que llegó al siglo XX.

Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas.

Firme partidario de la causa borbónica, su flamante vivienda fue saqueada cuando Orihuela cambió de bando en la Guerra de Sucesión.

Terminada la contienda y una vez casados sus tres hijos, vivió en la «Casa del Paso» junto a su fiel ama de llaves y un par de esclavos que tenía para su servicio.

Como dato curioso añadir que, a pesar de que el vaso funerario de los Togores estaba en la capilla de San Lorenzo de Santa Justa, Luis Togores Valenzuela rompió la tradición familiar y quiso enterrarse en la iglesia de los Jesuitas, sus vecinos y amigos, vestido con el hábito de San Ignacio.

Sigue Montesinos… Que por sus accidentes se vio obligado a renunciar el gobierno; y falleció en el año de 1726. Yace en la iglesia que fue de los Regulares Jesuitas, en su propio sepulcro, con esta corta inscripción. «Aquí yace D. Luis Togores y Valensuela, Señor de Xacarilla: año de 1726».    

Gracias a su inventario de bienes, confeccionado en el año de su muerte, tenemos descripción de la casa original.

La planta principal estaba compuesta por una antesala, en donde entre otros muebles había un retrato de Felipe IV y otro de la reina. Tenía un cuarto que sacaba ventana al balcón de la calle, donde colgaba un retrato de Luis Togores Robles de cuerpo entero.

Otro cuarto con ventana al balcón; un cuarto con ventana al jardín; un comedor y una cocina. Y el entresuelo estaba dividido en dos partes: una para criados y esclavos, y otra destinada a almacén.

Gracias a las fotografías conservadas podemos añadir que su fachada era muy sobria, con la planta baja de sillería y la noble de mampostería enfoscada. Ambas decoradas con rejas de hierro forjado.

Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas

Por el portalón que daba a la Calle del Río se accedía a un pasaje en cuyo interior estaba la puerta de la casa. A su vez permitía conectar con un callejón llamado de Togores que terminaba en la plaza de la fruta. Esta es la razón por la que se la denominaba «del paso».

En el ecuador del siglo XVIII, vivía en ella Luis Togores Robles, el XIV señor de Jacarilla. Luis creía tener derecho preferente a los mayorazgos de Rafal, fundados por los García de Laza.

Como descendiente de Leonor García de Laza, la esposa Luis Togores Ladrón, inició un pleito que duró más de un cuarto de siglo.

La obsesión por ser y llamarse «Señor de Rafal» fue tal que modificó continuamente su firma hasta anteponer el apellido García de Laza, firmando como Luis García de Laza, antes Togores.

En un principio, la justicia parecía decantarse a su favor; pero la sentencia definitiva favoreció al entonces marqués de Rafal, en 1763. Esto me sugiere una hipótesis:

¿Podría ser que el escudo que lucía en la esquina de la casa esperase esa sentencia favorable para ser desbastado con García de Laza entre los apellidos y así se quedase al no conseguirlo?

Casa del Paso. Escudo sin desbastar.

El siguiente señor de Jacarilla fue su hijo, Ignacio Togores Escorcia, que falleció sin descendencia. Ya cincuentón y todavía soltero, casó en Murcia con una niña de catorce años. Tuvieron un hijo pero murió con menos de un año.

Heredó el título y la casa su hermano Francisco Togores Escorcia, quien falleció de fiebre amarilla en 1811. Su muerte, también sin descendencia, significó el fin del linaje de los Togores cuyo apellido había permanecido inalterable desde el siglo XV.

A la muerte de Francisco heredó el mayorazgo y la casa Francisco de Paula Sandoval Togores, pasando a llamarse «Casa de los Sandovales». De este pasó a su hijo Francisco de Paula Sandoval Melgarejo, quien alquiló la casa o parte de ella al Ayuntamiento, para la instalación del cuartel de la Guardia Civil en 1854.

Ayuntamiento de Orihuela. Sesión ordinaria. 29 de Septiembre de 2009: Según consta en la documentación anexa, cabe destacar que el 16 de Septiembre 1854 se creó el primer Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela bajo el mando del Segundo Capitán de Infantería Don Benito Guindulain y con sede en C/ del Río, nº 10, en la desaparecida CASA DEL PASO.

En el último cuarto del siglo XIX se menciona frecuentemente la «casa del paso» como casa cuartel en la que se emplazaban también las oficinas militares y la caja de reclutas. En mayo de 1887, el coronel al mando de las oficinas militares, se quejó al ayuntamiento del mal estado en que se hallaba.

Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas

El edificio pertenecía por aquellas fechas a José Joaquín Sandoval Melgarejo, terrateniente afincado en la Mancha fallecido en noviembre de 1899. Pero seguramente trataban con su hijo, el abogado y político domiciliado en Madrid, Alfonso Sandoval, barón de Petrés.

Alfonso, nacido en Murcia, había estudiado en el Colegio de Santo Domingo y conservaba algunos amigos de la infancia en Orihuela.

El cuartel de la Guardia Civil y las oficinas militares fueron trasladadas, pero sólo temporalmente. La historia de estos traslados está contada en un artículo monográfico al que podéis acceder pinchando en el siguiente enlace.

Enlace a artículo sobre la Guardia Civil.

Tenemos constancia de que en ausencia del acuartelamiento, a la casa se le aplicó un lavado de imagen.

El Diario de avisos. 8 de octubre de 1891: No se habla de otra cosa que de las reparaciones hechas en la fachada de la «casa del Paso» que da al callejón de Togores sin haberse ordenado la instalación de los correspondientes tubos de desagüe ni haberse sujetado a plano alguno, toda vez que los trabajos se han proseguido hasta rebajar aquella dejándola en una nevada que también se ha tejado.

Siempre pendiente de una profunda restauración, aguantó como Cuartel de la Guardia Civil hasta que en 1960 se trasladaron al edificio de San Francisco.

Derribo Casa del Paso. Archivo Pedro de Vicente.

Derribo y construcción del campus.

En el año 1969 la «Casa del Paso» fue parcialmente demolida y así permaneció mucho tiempo. Era el anticipo de la amplia destrucción patrimonial que se avecinaba a nivel general en toda Orihuela. Irónicamente, ese mismo año, la ciudad fue declarada «Conjunto histórico artístico». 

Derribo Casa del Paso. Archivo Pedro de Vicente.
Ruinas Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas.
Ruinas Casa del Paso.
Ruinas Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas.
Ruinas Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas.
Ruinas Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas.

Para la construcción del «Campus de las Salesas» de la Universidad Miguel Hernández, se acabó de derribar el edificio muchos años después.

Solar Casa del Paso

Como nota positiva, dicha obra permitió emprender, entre las Navidades de 1997 y el mes de marzo de 1999, las más importantes excavaciones arqueológicas realizadas en Orihuela, dos mil metros cuadrados de solar.

Solar Casa del Paso

Y en una acertada decisión, se decidió preservar en el sótano visitable, un singular tesoro patrimonial que nos brinda una excelente oportunidad de asomarnos a la ventana del tiempo.

Si os apetece conocerlo virtualmente a través de un vídeo, pinchad la siguiente imagen.

Enlace visita virtual al Museo de la Muralla. José M. Pérez Basanta.

En el Museo de la Muralla han quedado al descubierto las murallas almohades, los baños y casas islámicas, el palacio gótico atribuido al infante y otras viviendas bajomedievales cristianas…

Su imprescindible visita nos brinda una oportunidad única de contemplar con nuestros propios ojos un trozo de esta vieja calle; una zona estratégica de nuestra ciudad en distintas épocas.

Aulario Casa del Paso. Universidad «Miguel Hernández». José M. Pérez Basanta.

Antonio José Mazón Albarracín.  (Ajomalba).

Mi agradecimiento a José Ojeda Nieto, Manuel Gálvez Fernández y Jorge Belmonte Bas.

Callejeando 01. El Puente de Poniente.

Vista del río Segura desde poniente. Orihuela Murcia [sic]. Laurent, J. 1816-1886. Fecha: ca. 1870.

Los muros de Orihuela del lado del oeste son bañados por este río; un puente de barcas da acceso a la villa. (Al-Idrîsî, siglo XII).

Vista del río Segura desde levante. Orihuela Murcia [sic]. Laurent, J. 1816-1886. Fecha: ca. 1870.

Puente de Poniente y Sala del Consell.

El puente popularmente conocido como viejo ha sido a lo largo de la historia un reto para la ciudad. Fabricado con barcas, con tablas o de piedra, era el único enlace entre el casco urbano y el «Raval del Pont».

Con la expansión de este arrabal, convertido en el Mayor o de San Agustín, se erigió el puente de Levante, correspondiéndole a este, los títulos de Mayor, Viejo o de Poniente.

Grabado siglo XIX. Ceremonia del ramo sobre el puente. Al fondo, la Sala.

En las reseñas históricas recopiladas por Mosén Pedro Bellot se habla de un puente de madera que a principios del siglo XIV estaba a merced de las crecidas del río, necesitando ser «adobado» constantemente, motivo por el que el consejo estableció un pontaje (impuesto por uso del puente) que se cobraba a los ganaderos que lo utilizaban.

El Día de navidad (de 1320) amaneció el río tan crecido que cubrió el puente, y las gentes del Raval y heredades no podían pasar a misa. Y el consejo mandó que todos los maestros y toda la gente de la villa acudiesen a ayudarles, y así fue adobado y presto, y como era tanta costa, hacían pagar a los ganados una cabeza por mil.

Vista del río Segura desde levante. Orihuela Murcia [sic]. Laurent, J. 1816-1886. Fecha: ca. 1870. Fotografía: papel albúmina; 245 × 339 mm sobre cartulina de 372 × 481 mm 17/3/36.

Esta precariedad y la tragedia que suponía carecer de iglesia cuando el Segura, con demasiada frecuencia, incomunicaba a los vecinos de su otra orilla, obligó a utilizar la ermita situada extramuros bajo la advocación de San Sebastián y San Roque (donde ahora está el convento), que se convirtió en ayuda de parroquia o capilla de la Catedral con su pila bautismal. Para asistirla, un cura residía continuamente en ese lado del río. Erigido el Convento de San Agustín, dicha función quedó obsoleta.

Recodo del Segura a principios de siglo (Kurt Hielscher).

Pero no todo eran inconvenientes. La sencillez del puente permitía destruirlo en caso de necesidad convirtiendo el río en un foso defensivo, como así ocurrió en la guerra entre Castilla y Aragón, conocida como «de los dos Pedros».

El puente Quebrado se dijo porque en la primera guerra del rey Don Pedro de Castilla lo mandó quebrar el consejo, y en el año 1361, en el cual se hizo paz, mandó dar 50 sueldos para adobarle.

Para renovarlo cada década, además del esfuerzo económico, era necesario talar demasiados árboles «y no se podían criar tantas alamedas», así que en el año 1415 decidieron fabricarlo en piedra por primera vez.

En 1451 se colocaron las cimbras de un gran puente de un solo ojo que durante dos siglos y medio restauraron una y otra vez, quedando obsoleto a comienzos del siglo XVIII. Se reedificó totalmente ante la necesidad de contar con un acceso seguro para los carros que se dirigían al molino.

Vista desde el mediodía de la Casa de la Ciudad de Orihuela adornada con motivo de la Proclamación al trono de Carlos III, grabado de Alagarda. Siglo XVIII.

Al final del puente, un arco abierto en la muralla,  permitía la entrada a la ciudad y mediante un pasadizo abovedado que cruzaba por debajo del la Casa Consistorial se desviaba el tránsito incómodo de la calle del Ángel hacía la del Río.

Fachada de tramontana de la Casa de la Ciudad, adornada con motivo de la Proclamación de Carlos III. Grabado de Alagarda. Siglo XVIII.

.. de sillería de la mejor calidad blanca, fuerte y granimenuda, con pilastras de trece palmos de altura y piedras de cuatro palmos y medio unas y otras de tres palmos y medio, dos palmos de altas y todo el espesor de la pared con las tres caras bien labradas, orden corintio, arco abocinado y sobre él, el escudo de armas de la ciudad. Las puertas con su erraje grueso de madera vieja, chapado en oja delata, con las serraduras de la mayor firmeza y hermosura.

Esta descripción del arco aparece en los «Capítulos y condiciones formadas para la construcción y reparación de las obras de las Casas Consistoriales del Ilustre Ayuntamiento de esta ciudad de Orihuela», redactados en 1777.

Plano obras Sala. Año 1777. Archivo Municipal de Orihuela.

En su plano adjunto comprobamos que aparece el «tránsito por baxo de la cassa de la ciudad»;  o más concretamente por debajo de «la Sala de Cabildos».

¿Qué era citada Sala?

Fray Diego de Cadiz predicando desde un balcón de la Sala. Dibujo de Josef Montesinos. 1787.

La Sala era una dependencia de, aproximadamente noventa metros cuadrados, donde se reunía el Consell de la Ciudad. Su elevado emplazamiento hace pensar que, además de referirse a la Sala del Consell, los oriolanos utilizaban el nombre popular que recibía la estancia construida sobre las viviendas para albergar la paja, llamada comúnmente «la sala».

Diseño de la Ciudad de Orihuela mirada por el Mediodía. Joseph Vicente Alagarda y Eysarch. Segunda mitad del siglo XVIII. En la parte inferior izquierda, con el número 15, la Casa de la Ciudad.

Este apelativo acabaría identificando a todo el edificio. La Casa Consistorial fue construida de ladrillo en el siglo XIV y reedificada en piedra a finales del XVI;  formando con el sólido puente que le servía de apoyo un impresionante edificio defensivo.

La Sala y el Puente. Dibujo de Pepe Sarabia

El puente viejo, reedificado como hemos dicho a principios del siglo XVIII, en 1763 presentaba de nuevo un aspecto deplorable.

El estado en que se encuentra el puente, haciéndose en el de cada día agujeros, y que tiene mucha parte de sus maderas y barandillas podridas y señaladamente se ha derribado en una caballada tanto de su suelo que no puede pasar seguramente cabalgadura alguna para introducir molienda alguna en el molino en perjuicio del arrendador que paga licencia a la ciudad y con la contingencia de poder caer en el río algunas criaturas de las que transitan por dicho puente.

El principio del fin llegó en 1829. En ese año, además de los famosos temblores de tierra que asolaron la Gobernación oriolana, las copiosas lluvias otoñales aumentaron considerablemente el caudal del río Segura.

En enero de 1830 volvió a llover torrencialmente, llegando a diluviar durante veintinueve horas y media seguidas entre los días 28 y 29. 

El día 30 se desprendió un sillar del arco que sostenía el puente, encargándose de la reparación el maestro Antonio Sánchez, quien puso una piedra muy ajustada cerrándolo de nuevo. Pero tan solo era el primer aviso.

El 15 de octubre de 1834 nadie pudo evitar que cediese ante los envites de una nueva riada. Tres días después, la Sala, desprovista de apoyo, corrió su misma suerte.

Expediente sobre reparación o reedificación de la Casa antigua Consistorial de esta ciudad. Antonio Sánchez, 1836. Archivo Municipal de Orihuela.

Todo lo que quedó en pie hubo de ser demolido. En el «Expediente sobre reparación o reedificación de la Casa antigua Consistorial de esta ciudad», fechado en 1836, Antonio Sánchez confeccionó unos preciosos «Planos explicados por letras, números y colores», pero el consistorio no pudo sufragar la obra y fue desechada.

Pasados seis años, se vendió el terreno a Luis Abadía para construir  un edificio de viviendas. En 1848 su viuda Josefa Larranzi se vio obligada a deshacerse del mismo.

El edificio que en la actualidad ocupa su lugar, conserva en el zaguán una pequeña joya. Si alguien les abre la puerta (manda narices) podrán contemplar una de las representaciones más antiguas de nuestro oriol, datada en 1598.

En 1598, obrando la puerta de la ciudad que sale a San Agustín o San Sebastián, se hace por el maestro Pierres un escudo de armas en piedra jabalina.

José Ojeda Nieto afirma que este escudo y el de San Roque, expuesto en el claustro de la Catedral, son coetáneos y pertenecen a la desaparecida puerta de San Agustín.

San Roque en el claustro de la Catedral.

Pero volvamos al puente. Tras varios proyectos de reedificación, el obispo Félix Herrero Valverde se ofreció al Ayuntamiento para encargarse personalmente de dirigir la habilitación de dos nuevos y sólidos puentes de madera; administrando, eso sí, los 20.000 reales que para ello había dispuesto el Consejo.

Félix Herrero Valverde.

Aceptada su propuesta escogió para tal menester al capuchino Fray Antonio de Benimassot, del convento de Monovar, que ya había trabajado en las Salesas.

Las obras duraron desde el 19 de Mayo al 8 de agosto de 1835. El puente de Benimassot fue un verdadero fracaso; pronto comenzó a perder el nivel y poco a poco se fue deteriorando hasta que en 1842 amenazaba con desplomarse.

El ingeniero de caminos Elías Aquino dirigió la construcción de un nuevo puente de madera de pino endurecido en las aguas de las salinas.

Quedó terminado el 22 de abril de 1843. Esta vez probaron su solidez aparcando en su doble calle cinco carros de bueyes bien cargados de pimiento molido. Pero tampoco duró mucho.

En el verano de 1868 la Sociedad Material para Ferrocarriles y Construcciones de Barcelona instaló un nuevo puente de hierro del que se conservan planos y algunas fotografías.

Archivo Municipal de Orihuela.
Colección Javier Sánchez Portas.
Colección Javier Sánchez Portas.
Colección Javier Sánchez Portas.
Gigantes y cabezudos en el Puente de Poniente Colección M. Soriano.
El puente de Poniente a principios del siglo XX.

Reconstruido y sustituido varias veces durante el siglo XX.

El conquistador. 12 de mayo 1917: Basta con que un ingeniero del Estado diga que por ser el Puente de Poniente de esta Ciudad de la exclusiva pertenencia del Municipio ya no hay medio de que se reconstruya por el Estado, como solicitaba la Cámara de Comercio; para que ésta como toda Orihuela, quede como convencida y abandone las gestiones que debía hacer para conseguir su laudable propósito, como lo han conseguido poblaciones comarcanas.

Aquí nadie recuerda, al parecer, que el Puente de Poniente actual se construyó con dinero patrióticamente desembolsado por los oriolanos para cubrir las acciones que a dicho fin emitió el Municipio y que para la mayoría de los accionistas han resultado un papel mojado, perdiendo por completo lo entregado (…) Los Puentes, por consiguiente, no son propiedad del Municipio sino de la exclusiva pertenencia de los oriolanos, como particulares, no como vecinos de la Ciudad. Como es ineludible el tránsito por ambos puentes, dispensable es que se construya con fondos particulares…

Sesión municipal del 19 de Julio de 1934: Ultimado el despacho ordinario, el Sr. Alcalde advierte de la necesidad de restringir el tránsito pesado por los dos puentes que existen en la población sobre el Segura, en vista de que los informes emitidos por los técnicos a los que particularmente ha encargado el reconocimiento, resultan extraordinariamente faltos de solidez, en atención a lo cual,  por unanimidad se acuerda no permitir el paso de vehículos cuyo peso total exceda 1.500 kg. y que ello se comunique a los gobernadores de Valencia, Alicante y Murcia y al ingeniero jefe de firmes especiales.

En las fallas celebradas durante la II República en Orihuela, algunos vecinos se burlaron del penoso estado del Puente.

Falla de la Calle Fermín Galán (Los Hostales). Autor: Lucio Sarabia e hijos. Archivo García-Molina.
Puente de Poniente en los años 60 del siglo XX.
Foto Loíno.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba 2006).           

Galería Fotográfica.

Colección Javier Sánchez Portas.
Vista desde el Puente de Poniente. Colección Javier Sánchez Portas.

     

Vista desde el Puente de Poniente. Ministerio de Cultura.
Vista desde el Puente de Poniente. Colección Javier Sánchez Portas.
Vista desde el Puente de Poniente. Ministerio de Cultura.
Vista desde el Puente de Poniente publicada en enero de 1925 en la revista La Esfera, ilustración mundial. En el pie reza: «Vista de Orihuela (Alicante) desde el río Segura, Fot. Hielscher».
Vista desde el Puente de Poniente.
Vista desde el Puente de Poniente.