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Callejeando 07. Orden del Carmelo en Orihuela 1.

Portada Iglesia del Carmen. Orihuela. Fotografía Ajomalba.

El Carmelo en Orihuela.

Escudo de la Ciudad de Oriola. Siglo XVI.

Introducción.

El origen de los carmelitas se remonta a la época de las cruzadas, cuando un grupo de ermitaños anónimos, inspirados en el profeta Elías, se establecieron en el Monte Carmelo de Palestina. 

Tras el fracaso de las cruzadas tuvieron que emigrar a Europa; y en el siglo XIII, ya convertidos en orden mendicante, adoptaron la advocación de la Virgen del Carmen con su tradicional escapulario distintivo de los carmelitas.

La Virgen del Carmen imponiendo el escapulario a San Simón Stock. Antonio Gabriel Corvoysier. 1697. Óleo sobre lienzo. Pinchad la imagen para acceder a la obra completa en el Museo del Prado.

Regidos por una regla sencilla pero muy estricta, sus fundaciones se extendieron por la Península Ibérica comenzando por el Reino de Aragón.

A Orihuela llegaron muy tarde, en el siglo XVI. El Padre Balbino Velasco, historiador y miembro de la Orden, nos habla de una primera y breve fundación en 1537, en una casa llamada de la Virgen de Monserrate cedida por el Cabildo con el beneplácito de Justicia y Jurados.

Pero aquello fue solo un intento. Como iremos viendo, sobre todo cuando lleguemos al arrabal de San Juan, el Consell utilizaba los conventos como estímulo urbanístico en espacios poco apetecibles. 

En el verano de 1537 pretendieron instalar a los carmelitas en la ermita de Monserrate, una zona de difícil población. Pero el vicario general se opuso. No es que la fundación fuese breve; realmente no se llevó a cabo y los frailes se marcharon sin fundar.

El Arrabal en el siglo XVI según Ojeda Nieto. Dibujo de Mario Gómez.

Como ocurrió en todas las órdenes, con el tiempo los carmelitas fueron relajando sus costumbres, provocando el nacimiento de una corriente renovadora. Fue durante esa disputa cuando llegaron por segunda vez a Orihuela.

En España las reformas fueron protagonizadas por Santa Teresa de Ávila, a la que se unió San Juan de la Cruz.

Primer milagro de Santa Teresa de Jesús. Resurrección de su sobrino. 1855. Óleo sobre lienzo. Luis de Madrazo. Pinchando sobre la imagen se accede a la obra original en el Museo del Prado.

Iniciadas en la rama femenina, pronto se ampliaron a los frailes fundando el primer convento masculino reformado en 1568.

Así, los carmelitas quedaron divididos en dos grupos: los de la antigua observancia o calzados y los descalzos o teresianos, que buscaban regresar al rigor primitivo.

La reforma no fue fácil; los observantes consideraron a los descalzos «desobedientes, contumaces y rebeldes». El propio San Juan de la Cruz fue encarcelado hasta que consiguió fugarse de la prisión de Toledo.

Mientras, Teresa movía sus hilos en Roma; y poco antes de morir, sus descalzos consiguieron la separación efectiva. En 1582 fallecía la santa de Ávila dejando 15 conventos y 17 monasterios reformados.

Tres años después los carmelitas llegaban de nuevo a Orihuela. Había pasado medio siglo desde la primera vez; y fueron ellos los que se dirigieron en esta ocasión al Cabildo y al Consell, solicitando licencia y ayuda para fundar un convento de descalzos. Mal momento escogieron.

La Gloriosa Madre y Doctora Iluminada de las Españas Santa Theresa de Jesús, Virgen extática y prodigiosa, antes Religiosa Carmelita Observante Calzada; y después Madre y Fundadora de los Religiosos y Religiosas del Carmen Descalzo. Y el Glorioso San Juan de la Cruz, Español, antes Carmelita Calzado Observante y después Padre Fundador del Carmelo Descalzo. En el centro, jeroglífico de la Orden del Carmen. Dibujos del Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 5.

La fundación. Siglo XVI

En el verano de 1585 el Padre Miguel Alfonso Carranza llegó a Orihuela con la firme intención de fundar un monasterio dedicado a Nuestra Señora del Carmen.

En el quinto libro del Compendio Histórico Oriolano, a partir del capítulo 25 titulado «Donde se refiere la fundación del ejemplar convento de San Pablo Apóstol de Padres Carmelitas Calzados de esta Ciudad de Orihuela», Josef Montesinos dedicó más de cuatrocientas páginas a los carmelitas.

De este inmenso trabajo manuscrito — el cronista no escatimaba en papel y tinta he intentado extraer lo más interesante; especialmente sus descripciones visuales. Los párrafos transcritos literalmente aparecen marcados en rojo. Comienza así:

Gobernando se hallaba la Sta. Iglesia por los años 1585 el Beatísimo Padre Sixto V (…) y gobernaba los Reynos de España el gran Rey Don Felipe II de Austria. Es público y notorio que, en este referido año de 1585, el día 15 de julio, vino a esta Ciudad de Orihuela el Reverendo Padre Mro. Fray Miguel Carranza, varón sabio y ejemplar, prior que era entonces del Convento de la Ciudad de Xátiva (ahora San Felipe), siendo Vicarios Generales (por muerte del Ilmo. Sr. Obispo oriolano D. Thomás Dacion) los Ilustres Sres. D. Francisco Despuig y D. Miguel Monllor; aquél dignidad de Sacriste; y éste Canónigo de dicha Santa Iglesia Cathedral.

En esta ocasión, cosa que no siempre sucede, los datos de Montesinos encajan. Tomás Dacio fue el segundo obispo de la Diócesis de Orihuela (1578-1585); propuesto por el papa Gregorio XIII. Famoso por su calendario, Gregorio fue sucedido en abril de ese mismo año 1585 por Sixto V.

Papas. Wikipedia.org.

Estando cierto día todos los Ilustres Sres. Dignidades y Canónigos en el acostumbrado Cabildo de la Iglesia, pidió licencia para entrar dicho Padre Mro. Carranza; la cual concedida entró y explicó su embajada, suplicando a todos los presentes Señores Capitulares, tuviesen por bien y fueren servidos de dar lugar y licencia para que, por mayor decoro de esta Ciudad e Iglesia Cathedral, y para multiplicar la importante Devoción, que tan particularmente esta oriolana Ciudad tiene a la Santísima Virgen María, se pudiese fundar un Monasterio con el título y Regla de Ntra. Sra. del Carmen.

Ofreciendo de su parte y de su orden, en particular de su Provincia de Aragón, que los religiosos que en él residieran, se emplearan muy de veras en el servicio de esta Santa Iglesia Cathedral, y en el provecho espiritual de las almas de los fieles Christianos, que en esta Ciudad y Obispado había y podía haber.

Consideradas estas razones por los Ilustres Sres. Capitulares, y estando ya sus corazones enternecidos y movidos a la fina devoción de Ntra. Sra. del Carmen y de su sagrado instituto por un sermón que el día antes predicó el Padre Carranza en la Santa Iglesia Cathedral, todos unánimes y conformes dieron licencia y facultad para que en esta Ciudad pudiesen fundar los Padres Carmelitas un Monasterio de su Orden deseado por tantos años.

Obtenida la licencia del cabildo, Carranza buscó también la de la ciudad. Acompañado de varios caballeros se presentó en la Sala del Consell, donde estaban congregados el justicia y los jurados. Allí trató de convencerlos de «el decoro y la utilidad» que supondría para Orihuela contar con los carmelitas.

Estos respondieron que tras tomar «acuerdo y consulta responderían lo que más conviniese y fuese digno del servicio de Dios y quietud de esta Ciudad».

Las circunstancias habían cambiado. Había pasado medio siglo desde su primera visita; Oriola sufría duros años de sequía y el Raval Roig se estaba poblando a buen ritmo sin necesidad de estímulos.

Persuadidos por el resto de órdenes mendicantes, ante el temor de que faltasen limosnas para todos, la Ciudad, siempre dispuesta a apoyar a cualquier fundación religiosa, rechazó la oferta de los carmelitas.

El Justicia Mayor, que entonces era y se llamaba el Dr. Rudes, médico hábil, volvió por respuesta al P. Carranza, que ya no había lugar para lo que se pedía, mas antes se impediría por todos los caminos a ellos posibles; por cuanto por parte de algunos Conventos de los Religiosos de esta Ciudad habían sido así requeridos a que impidieran la entrada a los humildes Carmelitas.

Paisaje con carmelitas. 1634 – 1639. Óleo sobre lienzo. Jan Both. Pinchando sobre la imagen se accede a la obra original en el Museo del Prado.

La respuesta contrarió mucho al Padre Carranza que ya contaba con la licencia del Cabildo, concedida en «Sede Episcopal Vacante». Además apareció un benefactor o «ángel de luz», como lo llamó Montesinos.

Este fue el Ilustre y muy digno de eterna memoria y devoto nobilísimo Caballero D. Andrés Soler, Theniente que fue del Bayle General de esta oriolana Ciudad (…) que le dijo con rostro y semblante muy alegre de esta suerte: Qué es esto Padre Mro. Carranza que así le veo a usted y desmayado.

No tema, que ya sé lo que pasa; aquí estoy yo (aunque inútil) con otros muchos Caballeros Oriolanos, que perderemos la vida y hacienda para que esta obra, por sí tan santa, tenga el deseado efecto; y con esto conozcamos todos que es de Dios, pues el Demonio como tan traidor, hace todas las diligencias para impedirla.

Andrés Soler de Rocafull se lo llevó a casa y le presentó a su esposa, Beatriz Vich de Sanoguera «mujer de buena fama y reputación, digna de toda atención por su devoción, por su retiro y por su acostumbrada caridad».

Doña Beatriz recibió al carmelita «con mucha paz y alegría», «tratando con su esposo, Don Andrés, el negocio de la nueva fundación que se intentaba hacer». Y juntos decidieron llevar el «piadoso asunto» adelante.

Y si fuera necesario expender nuestras vidas, caudales y hacienda; aventurémoslo todo con tal de que triunfe la Devoción de María Santísima y se logre la fundación de su Santo Monasterio Carmelitano.   

Dice también Montesinos que algunos jurados y otros miembros del Consell no estuvieron de acuerdo con la «desabrida respuesta» que la Ciudad había dado al Padre Carranza; y ocultamente primero, y después públicamente, ofrecieron su apoyo a tan «Santo Instituto».

Con estos avales Carranza decidió intentarlo; pero como veremos, sin ayuda municipal los carmelitas lo pasaron bastante mal. Cerca de un siglo estuvieron dando tumbos hasta instalarse en el edificio que actualmente conocemos como el Carmen.

Andrés Soler comenzó a buscar una casa para fundar el convento y se abrieron varias posibilidades. Fuera del pueblo no era conveniente para unos religiosos mendicantes, que llegaban sin rentas. Agustinos, mercedarios y trinitarios no los querían cerca y estaban dispuestos a pleitear.

Pero fue Dios servido que, en la Parroquia de Santiago el Mayor, existente en la Calle de San Bartholomé el Apóstol, en la que había un hombre amigo del Ilustre Sr. D. Andrés Soler, el cual había mercado una casa del Magnífico Sr. D. Gaspar Rudes, Fiscal por su Majestad en esta Gobernación de Orihuela.

El cual vecino se llamaba Pedro Jordán, esposo de Cathalina García, que por muchos ruegos vendió la casa al Padre Mro. Carranza, según auto que pasó ante Sebastián Arriaga, en 23 de Julio de 1585, por el mismo precio, plazos y censos que él tenía (la cual estaba junto al Palacio, enfrente de la casa del Sr. D. Baltasar Rabasa).

Y el dicho Sr. D. Andrés Soler en persona, y con toda la gente, tapicerías y adornos de su casa, se obligó y ofreció componerla y aderezarla lo más decente que se pudiese, según la poca posibilidad que en ella había por entonces…

Entraron los religiosos víspera de la festividad de Santiago Apóstol, a los 24 días de Julio del referido 1585 a hora de completas.

A Fray Miguel Carranza, Fray Juan de Toro y Gallego y Fray Juan Cazorla se unieron dos carmelitas refugiados provisionalmente en Orihuela.

Fray Diego de Castro y Fray Marcelo de los Reyes llevaban desde 1583 tratando de fundar otro convento carmelita en una casa adquirida extramuros de la ciudad de Murcia; pero los frailes agustinos los consideraron demasiado cerca; y los expulsaron auxiliados por gente armada que les robó el altar y la campana. Los cinco frailes se instalaron en una la casa, situada en la actual calle del Hospital.

El 25 de julio Carranza dio su primera misa y consagró varias hostias utilizando accesorios que les prestaron los cofrades de la cercana ermita de Ntra. Sra. de Monserrate. Buscó varios testigos que certificasen que dejaba varias formas consagradas en un cofrecito de marfil donado por su benefactora.

Y llamaron a un escribano para que tomase por testimonio el día de la posesión pacífica y depósito del Santísimo Sacramento que convertía aquel humilde edificio en templo de Ntra. Sra. del Carmen al que pronto acudieron muchos devotos a diario, a cantar gozos, letanías y salves, dejando muchas limosnas, alhajas y presentallas.

Por ser el lugar y primitiva casa que tenían estos padres muy estrecha e incómoda pasaron y sufrieron muchos trabajos que toleraron desde la Fundación y posesión; y mucho más por la grande multitud de hombres, mujeres y niños que llevados de la devoción a María Santísima venían a confesar y comulgar en la nueva casa.

Los tres frailes no daban abasto; y el provincial de Aragón no les mandaba más religiosos alegando que la provincia se hallaba «algo escasa de operarios». Pero ellos sospechaban que ningún carmelita quería venir a su modesta fundación «ignorando la grande devoción, frecuencia, limosnas de los fieles y lo apacible y benévolo del clima oriolano».  

Retrato de un carmelita, hacia 1620. Óleo sobre lienzo. Luis Tristán. Pinchando sobre la imagen se accede a la obra original en el Museo del Prado.

En todo el tiempo que estuvieron en dicha primera fundación y en todas las demás a donde fueron trasladados después, los nobles pechos caritativos oriolanos ofrecieron a María Santísima muchas cosas, así para el sustento y necesaria habitación de los religiosos, como también para la ayuda de la obra, como fueron algunas camas de madera, ventanajes, colchones, almohadas, sabanas, mantas, fundas, platos, escudillas, tinajas, pedregales enteros y otras menudencias.

Así mismo ofrecieron y dieron basquiñas, mantolones, sayas de saco y tafetán de diferentes colores, algunas cadenillas de oro, plata y gargantillas, apretadores, sortijas, misales, libros y otras alhajas de oro y plata.

El provincial envió a más religiosos y aquel sitio se les quedó pequeño. Buscando «otra parte más cómoda y anchurosa», se trasladaron en septiembre a una casa propiedad del Magnífico Joan de Rocafull. Así lo cuenta Montesinos.

Y así, algunos días antes de la solemnidad de San Matheo Apóstol, se pasaron a la casa vulgarmente llamada «el Palacio»; cuyo dueño era el Magnífico D. Juan de Rocafull, Caballero oriolano, aunque esta translación no fue ejecutada a voluntad suya (como se vio después) antes se efectuó por disposición de su procurador el Dr. D. Micer Pérez, llamado el Cojo; y aunque con ruidos, se mantuvieron algunas semanas.

Cedida por uno de sus apoderados mientras el de Rocafull estaba en Xátiva «enfermo en la cama, ciego y tullido», a sus herederos «Señores de la Casa y Villa de Albatera» no les gustó la idea y los pusieron de patitas en la calle.

El vicario General les dio licencia y, a primeros de noviembre, pasado el día de Todos los Santos, lo intentaron en la ermita de Monserrate. Pero fueron desalojados rápidamente por el párroco de Santiago alegando que aquella iglesia tenía pila bautismal y no podía ser ocupada por religiosos.

1585 fue un año muy complicado para los carmelitas; pero pronto encontraron otra casa. El día de Santa Cathalina mártir (25 de noviembre) abandonaron la ermita de Monserrate.

Pero en medio de estas tribulaciones, fue Dios servido y su Santísima Madre la Virgen del Carmen, que estos afligidos padres hallasen el sitio tan cómodo y tan bien dispuesto que hoy día gozan, que fue en una de las casas de Inés Villegas, y de sus hermanos, comprada por precio de 230 escudos, debidos y ajustados pagar en cinco plazos. Compuesto y arreglado, aseado y adornado (según fue posible a esos venerables religiosos) el dicho lugar, se hizo la tercera y última translación en el mismo día de Santa Cathalina V. y M.

Aquí Montesinos patina. Ni los carmelitas se trasladaron al «sitio tan cómodo y tan bien dispuesto que hoy día gozan» (el cronista escribe esto en 1792); ni la tercera fue la «última traslación».

El Carmen Viejo en el Arrabal del siglo XVII según Ojeda Nieto. Dibujo de Mario Gómez.

El convento del Carmen se instaló en una zona próxima a la muralla; aún intramuros, pero en el límite de la ciudad, muy cerca de la torre de Embergoñes. El propio cronista se contradice posteriormente al citar los lindes.

Linda a Levante con la Calle del Hospital; por Poniente con el Río Segura; por Mediodía con la Calle que baja del Barrio de Santiago al dicho Río Segura; y por tramontana con otra Calle que baja de la Parroquia de Santiago al Segura.

Y todavía más cuando afirma que intentaron hacer un huerto, aprovechando el terreno que mediaba con el muro de la ciudad; y que se les negó la licencia por el de Albatera (Rocafull), alegando que «el terreno era vínculo de su casa con la torre que está en la esquina del muro, cerca del Río Segura, a la Puerta de Murcia».

El 12 de abril de 1586 eligieron como primer prior del convento carmelita de Orihuela al Reverendo Padre Fray Gaspar Exarch. Y en la víspera de la Navidad de ese mismo año, a base de donaciones y limosnas montaron una iglesia provisional para celebrar la misa.

La zona donde se instalaron fue conocida a partir de entonces como «Carrer del Carme» o «Plaseta del Carme»; y allí permanecieron hasta 1658, cuando la capilla que estaban construyendo se desplomó arruinando parte del convento.

Patro de Sal y Mur del any 1629. Archivo Municipal de Orihuela.

Se quedaron tristes y afligidos los religiosos viéndose más estrechos y sin terreno para poder construir el huerto, que sirviera de utilidad y gasto de la comunidad; pero en adelante fueron discurriendo los medios más convenientes para extender su convento al sitio que hoy majestuoso goza.

Este contratiempo, a la larga, les llevó a construir un convento nuevo, más céntrico y espacioso.

Comunión de una santa carmelita. Anónimo. Finales del siglo XVII. Óleo sobre lienzo. No expuesto. Pinchando la imagen se accede a la obra original en el Museo del Prado.

En la ermita de San Ginés.

Ruinas de San Ginés en la actualidad.

Los carmelitas pidieron al Consell y así les fue concedido, establecerse en la ermita de San Ginés, cerca de lo que hoy conocemos como Campoamor, en el complicado emplazamiento abandonado por los cartujos y por todas las órdenes que lo habían intentado anteriormente.

Ya hablamos en el capítulo de los jesuitas, de Tomás Pedrós y de su fundación. Los cartujos lo dejaron en 1681 y dos años después se probaron los carmelitas.

Esta Comunidad poseyó el Convento de San Ginés. La Muy Iltre. Ciudad de Orihuela, en Cabildo que celebró el día 21 de julio de 1683 dio a este Convento del Carmen la Casa, Torre y Ermita de San Ginés, con el huerto, agua viva, charco de la Gleda, términos y demás que abraza.

El 20 de agosto, a son de campana, el Prior reunió a la Comunidad en la celda de oficio, para comunicarles los 17 capítulos impuestos por la Ciudad.

El primero les obligaba a dar habitación y hospedaje a «las personas que irán a dicho campo, así hombres como mujeres». Más adelante incluyeron una excepción en el alojamiento obligatorio; en caso de «personas delincuentes, fascinerosas o inquietas, o que llevasen consigo mujeres deshonestas y de mal vivir, o otros semejantes».

Para Caballeros y Ciudadanos, disponían de la Sala grande y los dos aposentos que había en ella; y para las «personas de inferior calidad», de la hospedería que estaba dentro de la torre y enfrente de la puerta. Dicha hospedería tenía dos alcobas; y cada una de ellas, aposentos y cuartos que debían contar con camas, colchones, sábanas, almohadas y mantas.

Por el segundo capítulo se comprometían a contar con un religioso confesor que celebrase misa diaria en la ermita de San Ginés; que estaba dentro de la casa y torre. Y los domingos y fiestas de guardar, dos misas anunciadas con tres toques de campana.

Por el tercero, en caso de «rebatos de moros», tenían que admitir en la casa y torre a todas las personas, así hombres como mujeres, sin que pudiesen impedir su entrada. Y también a los soldados que acudiesen al socorro desde la Ciudad a la Marina.

El cuarto les obligaba a permitir el paso al ganado. El quinto a conservar casa, torre y ermita tal como estaban. Por el sexto debían recibir y hospedar al Virrey y Capitán con su gente, cuando vinieran a inspeccionar las torres de la Marina.

El séptimo les prohibía «enajenar, empeñar, vender ni en otra manera transportar la dicha casa, torre, tierras, agua, charco de la gleda, venta y términos ni parte alguna de aquellos a persona alguna».

Por el octavo perdían todo derecho a indemnización por mejoras en caso de abandonar la propiedad (como había ocurrido siempre), «aunque sea por miedo a rebatos de moros y enemigos por estas cercas del mar o por enfermedades de los Religiosos o por otra cualquiera causa, vía, manera o razón que se pueda imaginar».

El noveno les impedía cortar o hacer uso de los abundantes pinos de aquel paraje sin licencia del Justicia y Jurados de la Ciudad; y si lo hiciesen, pagarían una multa de 10 libras de moneda por cada árbol cortado.

Por el décimo se les permitía vender o arrendar las hierbas de la dehesa para alimento de ganados a quien quisieran, por el precio que estipulasen.

El once dejaba clara la jurisdicción de la Ciudad como única señora; y al Justicia y los Jurados de Oriola como únicos administradores de Justicia.

Del doce al dieciséis consignaban multitud de asuntos burocráticos: privilegios, fueros, transmisión del señorío directo, consecuencias si la orden abandonaba el convento de San Pablo en Orihuela, incumplimientos, etc.

El diecisiete y último exigía, para mayor seguridad, aportar confirmación escrita del Reverendísimo Padre General de la Orden de Ntra. Sra. del Carmen o del Reverendísimo Padre Provincial.

El 21 de agosto de 1683 quedaron firmados todos los capítulos. Pero la estancia, como tantas veces había sucedido en el pasado, fue forzosamente breve.

La Dehesa de Campoamor a mediados del siglo XX.

Cuatro años hace que esta Comunidad tiene la Casa y Hacienda de San Ginés, los dos primeros años en encomienda, y los otros dos en propiedad, juzgando siempre sería de mucha utilidad aquella hacienda; pero la experiencia ha enseñado no ser así, sino antes bien de mucho trabajo y pesadumbres…

El trigo y la cebada recogidos en aquel terreno no cubrían gastos ni en el año más fértil; los arrendamientos del huerto y la dehesa tampoco rentaban lo suficiente para mantener al obligado personal de la iglesia: al sacerdote confesor, al religioso de la obediencia y al mozo destinado a servirles y llevarles recado.

Dichos sacerdotes no acudían gustosos a San Ginés por el mucho trabajo, la ausencia de nieve en verano y la de carne fresca todo el año «por estar a cuatro leguas de poblado».

Los religiosos sufrían muchos enfados y peligros por los que acudían a hurtar en el huerto y en la viña; o los furtivos que cortaban leña en la dehesa; de manera que era «menester andar con armas por aquel paraje, cosa tan indecente a nuestro estado».

A todas estas pegas había que añadir el mayor de los riesgos: «que es el de lo moros, por haber llegado en diferentes ocasiones, y haber cautivado allí muchas gentes, y aquí se ha de vivir con mucho recelo».

Otra de las obligaciones más pesadas era hospedar y dar servicio a todos los vecinos de la Ciudad que iban allí a holgar. Desalmados que destrozaban las camas, la sillas y el vidriado de la cocina. Y cogían sin permiso lo que producía el huerto, con grandísimos enfados, menoscabos y pesadumbres por parte de los religiosos.

«Hombres poderosos» se presentaban con «su amiga»; y los religiosos tenían que ofrecerles cama y mesa. Luego estaba la obligación de dar paso y bebida al ganado; casi siempre de esa misma gente poderosa; ganado que destrozaba los sembrados y que tenían que sufrir en silencio o tener a sus dueños para siempre como enemigos.

Y si fuesen pocos todos estos inconvenientes, estaba la obligación de mantener y reparar las instalaciones, algunas en riesgo de ruina, con costosas obras que también corrían a su cargo.

En el asunto de la costa, como el resto de las órdenes que lo habían intentado, los carmelitas fracasaron. Era demasiado complicado vivir en una zona tan apartada, tan pobre, árida y peligrosa, a merced de los piratas berberiscos.

En el día 5 de octubre de 1686 se hizo la dejación de posesión de la Casa y demás bienes de San Ginés, en la Sala principal de las Casas Consistoriales, delante de los Sres. Jurados, por el Rvdo. Padre Superior y Presidente, Fray Lorenzo Catalá.    

Casa principal de la hacienda en 1913. Colección Sala Aniorte.

Siglo XVII. El Convento de San Pablo.

Esta nota, fechada en 1650, nos da una idea de lo que fue esa dramática epidemia que marcó un antes y un después en la historia de nuestra comarca.

Que estando la Ciudad destruida y asolada con la peste y el contagio que padeció por más de un año continuo, desde el 1647 hasta agosto del 48 que se publicó la salud, habiendo muerto mas de ocho mil personas, quedó despoblada y la mayor parte de las casas caídas y la huerta y heredades perdidas por falta de personas, y los que quedaron muy pobres.

La siguiente, marcada en violeta, pertenece a José Ojeda Nieto en su «Orihuela Imaginada».

La crisis. Esa crisis que va a dañar tanto a Orihuela en el siglo XVII va a ser aprovechada por los carmelitas para abandonar el extremo de la ciudad y bajar al mismo centro, al cogollo de la urbe…

El Consell se encontró en una difícil disyuntiva: ayudar a los monjes a instalarse en el nuevo edificio, para lo que requirió la opinión del obispo y del cabildo, o tratar de impedir el abandono del primitivo lugar, porque de llevarse a cabo -aseguran- será malo para el barrio, que perderá incentivos, porque: «El quedar arruinado El barrio a do esta dicho convento siendo aquel de los publicos desta ciudad por do [h]asen transito todos los actos publicos de prosesiones generales».

La temible peste que arrasó Oriola y la influencia de un carmelita local permitieron plantar un gran convento en el centro de la ciudad en pleno siglo XVII, hecho impensable pocos años antes.

A la posibilidad que ofrecía esta Orihuela decadente, semivacía, con muchas casas desocupadas o en ruinas, se unió la intervención del carmelita oriolano Anastasio Vives de Rocamora.

Francisco Vives, Anastasio Vives y Anastasio Vives obispo de Segorbe. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 5.

Anastasio era hijo de Francisco Vives de Rocamora, prestigioso jurista oriolano, caballero de noble familia y muy religioso. Tanto que, en 1609 ya viudo, ingresó en el convento del Carmen de Orihuela con dos de sus hijos; y en él permaneció hasta su muerte.

Su hijo Anastasio fue muy precoz; nació en 1599 y tomó el hábito con tan solo diez años; edad a la que ingresó, o mejor dicho lo ingresaron en la orden. Concluidos sus estudios, enseñó Artes en Alicante y Teología en Valencia.

En 1634 Anastasio, apenas un treintañero, era ya prior del convento oriolano. Pero sólo fue el principio de una exitosa carrera de la que dejaré algunas pinceladas. Pinchando en su retrato, que aparece un poco más abajo, podéis acceder a su biografía.

En el año 1653, siendo prior de los carmelitas de Valencia, lo nombraron Provincial de la orden en Aragón. Y Orihuela, orgullosa de su hijo, le envió una carta de felicitación.

Cinco años después, fue Anastasio el que escribió al Consell anunciándoles el envío de doce religiosos dispuestos a reactivar la reforma descalza. Según sus propias palabras «dejaban las comodidades de sus conventos para padecer en un tan pobre y arruinado convento como el de Orihuela».

Terminado su mandato como Provincial, él mismo decidió retirarse al convento de su ciudad natal «que entonces se hacía casa de reforma».

Y llegó a oídos de Fray Anastasio que el Consell tenía hecha promesa de erigir una ermita a San Pablo, adoptado por la ciudad a raíz de la peste de 1648.

La elección había sido por sorteo, entre veinticuatro santos posibles. Quiso el azar que fuese San Pablo el patrón secundario de Orihuela y su «abogado contra la peste».

Anastasio les propuso levantar un nuevo convento dedicado al apóstol. A cambio percibiría la suma que el Consell tenía destinada a la construcción de la ermita. Para terminar de convencerles, añadió la promesa de ofrecer a los oriolanos clases de latinidad, policía y virtud.

Habiendo pues determinado el Rvdo. Padre Mro. Fray Sebastián Vilanova, Prior de este Convento, situado entonces en la Calle del Hospital y Parroquia de Santiago (según lo que ya tengo enunciado) con el Rvdo. Padre Mro. Fray Anastasio Vives de Rocamora (después Provincial y Obispo de Segorbe) y demás religiosos de su Convento, trasladarle a la Parroquia de Stas. Justa y Rufina en el año de 1658 por habérseles caído la Iglesia y parte del Convento, a las casas que eran del Dr. D. Pedro Fernández de Mesa, Canónigo y Dignidad de Sacriste que fue de la Sta. Iglesia Cathedral, y los solares adjuntos a dichas casas, hasta los patios de la casa de los Jinjoleros.

El año 1660 fue decisivo en su vida. Consiguió el compromiso de la Ciudad mediante concordia, para que donase mil libras en diez años, a razón de cien libras por año que emplearía en el nuevo convento.

Se le diese al Prior y Religiosos del expresado Convento del Carmen mil libras de moneda corriente Valenciana, de limosna para dicho convento y su obra, en diez años, y por tres Tercias en cada uno...

Además, recomendado por el propio Consell, Anastasio alcanzó la mitra de Segorbe, circunstancia que Orihuela celebró con los festejos acostumbrados cuando nombraban obispo a un oriolano: Te deum Laudamus, encendido de antorchas como en la noche de Santa Justa, faroles en la Sala del Consell, luminarias en las casas y disparo de cien morteretes y lombardas desde la peña.

Anastasio Vives y Rocamora. Orihuela 16-V-1599 – Onda (Castellón) 20-V-1674. Carmelita, obispo de Segorbe. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

Arropado por su pueblo, fray Anastasio marchó a Segorbe en 1661 y ya no volvió a Orihuela.

Una biografía del siglo XVIII habla de su papel como obispo, afirmando que «Suplicó por dejación de la mitra deseando el retiro y la quietud de una celda, tratando de morir sin embarazos de Gobierno».

La que publica el obispado de Segorbe añade que sufragó la portada mayor y el retablo de la capilla del Carmen de su catedral, donde fue enterrado. 

Y que la muerte violenta de dos canónigos curados, unida a su edad, precipitaron su renuncia a la mitra.

Catedral basílica de Segorbe (Castellón).

No he podido saber qué pasó con dichos canónigos; lo cierto es que se retiró al convento de carmelitas de Onda, en Castellón, donde cuentan que aparcó todos sus privilegios y vivió como uno más; hasta barrer, no solo su celda, sino todo el convento y que murió dos años después, el 20 de mayo, domingo de la Santísima Trinidad de 1674.

A su poderosa influencia se debe el traslado del convento del Carmen al centro de la ciudad. Para el Consell no era conveniente que los carmelitas abandonasen la zona que ocupaban junto a la muralla, cuyo estatus habían elevado sencillamente con su presencia. Pero la mediación de Fray Anastasio fue decisiva.

Portadas del convento, Iglesia y capilla del Carmen

De esta forma se solucionaron temporalmente los problemas de los carmelitas oriolanos; con el propio Consell convertido en patrono perpetuo del convento de San Pablo.

Esta determinación del Ilustre Ayuntamiento Oriolano se puso en ejecución por su Provisión de 19 de enero del año 1660 (ante el escribano Francisco López Ganga), con las condiciones que la Ciudad había de ser Patrona de ese convento, y de su Capilla Mayor de la Iglesia Nueva, que se había de construir cuanto antes, con el derecho de ser enterrados en ella los Sres. Capitulares y Justicias…

También se trató que el glorioso Apóstol San Pablo había de ser el Patrono Titular del Altar Mayor e Iglesia, y otras condiciones que se concordaron en diferentes juntas…

Años después, el Consell regaló el solar del antiguo convento al marqués de Rafal «por no conocérsele dueño». A partir de entonces, a la zona que abandonaron se le llamó «Carme Vell» o «Carmen viejo». Y a la nueva ubicación «Calle del Carmen» y «Plaza del Carmen».

Reparto Equivalente 1717. Archivo Municipal de Orihuela.

En el año 1661, los carmelitas estaban dispuestos a edificar su nuevo convento bajo la advocación del glorioso apóstol San Pablo. A la ya citada cesión de Pedro Fernández de Mesa, «casas con los solares adjuntos hasta los patios de la casa de los Jinjoleros», se unió la de Doña Gerónima Orumbella y Rocamora, esposa del prestigioso abogado D. Juan de la Torre.

(Doña Gerónima) Les hizo donación absoluta, pura e irrevocable, que se llama «inter vivos», de un solar de casas que tenía y poseía, situado en esta Ciudad de Orihuela, en la Parroquia de las Gloriosas Stas. Justa y Rufina.

Que era de las casas llamadas «Dels Rocamoras del Hort», en la calle de Pamies, que afronta por Levante con casas que fueron de D. Roque Botella, presbítero, Cura de Sta. Justa; por poniente con el Río Segura; por Mediodía con la Calle de Pamies; y por Tramontana con la calle que baja de la Plazuela del Hospital a Río Segura, por casas solares que fueron de D. Josef Pérez Pasqual, Caballero Oriolano.  

Plano de confección propia sobre original siglo XVIII.

Como era lógico, comenzaron inmediatamente con la iglesia que les patrocinaba el Consell. Pero su construcción dio más problemas de los previstos; hasta el punto de que unas copiosas lluvias provocaron el desplome de la media naranja aún sin techar.

Para el convento, cuya primera piedra se colocó el día de la virgen del Carmen de 1680, habían comprado dos solares lindantes. El Consell les cedió otro en la calle Jinjolero y otro junto al hospital, que dedicaron a jardín.

Muchos años pasaron los Religiosos con sola la habitación, e Iglesia antigua provisional, cuyos principios dispusieron en este convento hasta que, en el año de 1680, siendo Prior el Rvdo. Padre Predicador Fray Fco. Paredes, se puso mano a la Obra y Fábrica de la nueva Iglesia; púsose la primera piedra el día 16 de julio, propio de María Sma. del Carmen, que fue Domingo, del enunciado año 1680.

Reparto Equivalente 1718. Archivo Municipal de Orihuela.

Templo y convento fueron inaugurados en 1686, el mismo año que abandonaron la ermita de San Ginés, en la costa. 

Se acabó la obra de esta Iglesia Carmelitana (como luego se dirá) en el año de 1686, día 1 de enero, y se trasladó a ella el Smo. Sacramento en una solemnísima procesión.

El jueves 24 de enero por la tarde, el obispo Antonio Sánchez del Castellar bendijo el nuevo templo acompañado de los miembros del Consell y de numeroso público.

Gracias a Dios, se concluyó la Iglesia de María Sma. del Carmen, dedicada por Concordia de su comunidad con la Muy Ilte. Ciudad al Apóstol y Doctor de las Gentes el Sr. San Pablo, es muy aseada Y primorosa, está situada en una hermosa y espaciosa plazuela…

La Iglesia es de una Nave de proporcionada elevación y anchura, toda ella muy blanca y adornada con bellas tribunas; el órgano es bueno y de especiales voces; sus capillas son hermosas y perfectamente adornadas.

A 25 viernes (julio de 1686), día propio de la Conversión del Apóstol San Pablo, se trajo en solemne Procesión General, la Cabeza, Imagen y Sagrada Reliquia del Glorioso Santo, desde la Santa Iglesia Cathedral, con las imágenes de San Elías Profeta, San Alberto de Cicilia, San Andrés Corsino, San Franco de Sena, Santa Theresa de Jesús y Santa María Madalena de París, todos carmelitas, ricamente aseadas, llevadas en sus tabernáculos…   

Esta gran obra modificó totalmente el trazado urbanístico de la zona. A la parcela inicial le fueron añadiendo más y más casas empleadas en la edificación y en la formación de la plazuela conocida a partir de entonces como del Carmen. También se alteraron o suprimieron callejuelas; como la que a la derecha de la torre salía al río.

Dibujo del Convento del Carmen. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 5.

El convento comenzó a funcionar con diversas fuentes de ingresos: legados de los propios frailes que entregaban al ingresar o en herencia; los de las beatas y otras personas pías que donaban en efectivo o en propiedades.

Es destacable la de un devoto oriolano que fue alcaide del castillo de Guardamar; les dejó nada menos que 600 tahúllas de tierra. Estas fincas se ponían en arriendo y generaban pingües rentas fijas.

Los entierros en capillas, las misas pagadas y los sermones remunerados completaban el capítulo de ingresos, suficientes para mantener dignamente a los dieciséis frailes que formaban la comunidad a finales del siglo XVII.

En un acta firmada en abril de 1697 se acordó socorrer a los Religiosos Carmelitas con todo lo necesario en la forma siguiente:

1/ Que se haya de dar a los Religiosos, cada tres años, un hábito, escapulario y capilla de estameña parda. Y porque los Religiosos legos rompen más su ropa, singularmente, los que tienen obediencia de trabajo, a más de este socorro, tengan los hábitos usados que dejan los Sacerdotes y Coristas, según la prudente disposición del Reverendo Prior y Clavarios.

2/ Se haya de dar a cada uno capa y capilla blanca de estameña de diez en diez años.

3/Vestido interior, esto es, jubón y calzones de paño pardo que dure cada tres años.

4/ Medias de paño pardo, o estameña de cuerpo cada tres años.

5/ Ropa blanca, una camisa, unos calzones y un par de medias de lienzo gordico, y un jubón de lienzo cada año.

6/ Un pañuelo pardo cada año.

7/ Recado de escribir y socorro de otras necesidades, que se ofrecen conforme lo pide la misma necesidad, y a la prudencia y caridad del Prior y Clavarios…

Restos del Convento y la Iglesia del Carmen.

Iglesia y Convento en el siglo XVIII.

Escudo carmelita Capilla VOT. Orihuela. Fotografía Ajomalba

En este capítulo vamos a conocer el convento y la iglesia de los carmelitas oriolanos a finales del siglo XVIII. Para ello voy a utilizar las extensas descripciones de un testigo presencial. De nuevo se trata de nuestro cronista Josef Montesinos, en el año 1792.

Este Convento Carmelitano, aunque no es muy grande, es bastantemente capaz, está situado en su hermosa Plazuela; sus claustros son muy bonicos, curiosos y aseados, en su Luneto hay una capaz cisterna de agua reposada para consumo de la Comunidad, que se llena del Río Segura por la luna de enero.

La Cocina, Refectorio, Deprofundis, Despensas, Graneros, Portería y Parador, son buenos y muy decentes; la escalera, que es de dos órdenes, con su grande reja al huerto, y varios lienzos de especial pintura, se hizo en el año de 1771.

Las Celdas generalmente son buenas, capaces y divertidas, pues las más de ellas tienen terrados con sus emparrados; la Librería es capaz y tiene libros muy selectos; pero la lástima es el poco cuidado que se tiene de ella, por lo que se pierden muchos libros, especialmente de los Santos, Padres y Expositivos, por lo poco que se manejan.

La misma desgracia padece su Archivo, con sus papeles y escrituras; pues deberían haber señalado un religioso hábil (con excepciones de Coro) para cuidar de ambas cosas.

El huerto es muy aseado, se cogen en él naranjas, limones, dátiles, melocotones, albericoques, bresquillas, habas, mucha berza, claveles, rosas y flores.   

Plano de confección propia sobre original siglo XVIII.

En el caso de la iglesia y la capilla de la Virgen del Carmen me veo obligado a resumir mucho. Sigo marcando los párrafos en rojo en las transcripciones literales.

La Iglesia es de una Nave de proporcionada elevación y anchura, toda ella muy blanca y adornada con bellas tribunas; el órgano es bueno y de especiales voces; sus capillas son hermosas y perfectamente adornadas.

Montesinos comienza en la capilla mayor, poco honda y con un retablo grande, curioso y dorado; contenía un lienzo del Salvador de bastante mérito y otro de Nuestra Señora del Carmen.

El camarín de San Pablo, titular de la Iglesia, contenía una imagen de talla; y un lienzo para cubrirlo que reflejaba su martirio. También varias estatuas de santos y obispos; y una lámpara de plata con las armas de Orihuela que ardía constantemente a costa de la Ciudad, recordando su patronazgo.

La torre era alta y fuerte, con un curioso remate y todas sus esquinas de cantería. Contaba con cuatro campanas, tres naturales y una de madera, la famosa «carraca» utilizada en Semana Santa.

La puerta, frontera al Altar Mayor, era de buena fachada, construida con piedra de Abanilla y buen cancel. Encima tenía el Coro, con tres ventanas a la plazuela; el órgano y treinta asientos de madera tallada de los que hablaré más adelante.

El cronista enumera cuatro capillas en el lado de la Epístola: La primera sin retablo por ser la Puerta del Claustro; la segunda dedicada a María Magdalena de París, con camarín, imagen, lienzo para cubrirla y un púlpito con la imagen de San Cirilo.

La tercera dedicada a Santa Teresa de Jesús, contaba con retablo de talla dorada, camarín, imagen de la santa (vestida con un traje costeado por la marquesa de Rafal) y lienzo para cubrirlo.

Y la cuarta estaba dedicada a la Inmaculada Concepción junto a los santos Ángelo Mártir y Alberto Confesor; todos representados en un lienzo de doce palmos. Esta capilla tenía una puerta que subía al Coro y daba acceso a la torre.

Tenía otras cinco capillas del lado del Evangelio: la de San José; la del Santísimo Cristo de los Afligidos; la de San Elías; la de Nuestra Señora de los Desamparados; y la de Nuestra Señora del Carmen, que equivalía a una iglesia separada por su hermosura y grandeza.

Jeroglíficos del Convento y de la VOT del Carmen. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 5.

En el siglo XVIII derribaron la vieja capilla que utilizaban como iglesia provisional y levantaron una flamante y espléndida obra a la que se accedía por la portada barroca, con dos ángeles que siguen custodiando el escudo carmelita. Propiedad de la Venerable Orden Tercera, en la década de 1770, adquirieron la monumental imagen de Salzillo.

Capilla de Ntra. Sra. del Carmen. Esta Capilla de María Sma. del Carmen es muy grande, curiosa, aseada, blanca, elevada y clara; tiene Coro muy bonico, con su grande balcón de hierro azul, reja de lo mismo, junto a la cual, pero a la parte de afuera, junto al cancel hay una Capilla de María Sma. en su muerte y asunción, compuesta de un aseado retablo corlado, con buen Camarín; y cristales con marco dorado, que guardan la Soberana Imagen que regaló a esta Iglesia con su cama muy decente Don Joaquín Camacho, Presbítero, Sacristán Mayor de la Sta. Iglesia Cathedral.

Camarín del altar mayor, construido en 1740. Alberga una Virgen del Carmen, talla de Salzillo. Baltasar Gómez Berná.

La Capilla de Ntra. Sra., como voy diciendo tiene su buen crucero y media naranja, en cuyos cuatro óvalos hay cuatro hermosos lienzos con otros tantos Santos Carmelitas… El Altar de María Sma. es grande, hermoso, magnífico, de preciosa talla dorada con su gran Camarín que contiene en precioso trono a María Sma. circuida de Ángeles y Serafines, hechura del célebre Zarcillo murciano…

Camarín del altar mayor, construido en 1740. Alberga una Virgen del Carmen, talla de Salzillo. Baltasar Gómez Berná.

En cuanto al número de religiosos que lo ocupaban, durante la centuria fue aumentando hasta superar los cuarenta. En 1771 el General de la orden decidió reducir la exorbitante cantidad de individuos que ingresaban sin dotación ni subsistencia, ajustándolos a las rentas de cada convento. Hechos los cálculos, dejó el de Orihuela con 23 religiosos.

Reducción y Decretos dispuestos por el P. General del Carmen, de la antigua y regular observancia, para las provincias de su cargo en estos Reynos, con la Provisión auxiliatoria del Real y Supremo Consejo de Castilla. Madrid, 1772.

Montesinos también nos ofrece el «Estado actual de los Padres y demás individuos que componen la Reverenda Comunidad del Convento de san Pablo de Orihuela en el presente año de 1792 que esto se escribe». Con nombres y apellidos enumera al prior, veinte padres (maestros, confesores, predicadores, y un organista), nueve jóvenes coristas y cuatro donados o sirvientes.

Convento e Iglesia del Carmen desde el huerto. Colección Rodríguez Tejuelo.

Siglo XIX.

Restos del Convento y la Iglesia del Carmen.

Comenzamos el siglo XIX con otro recuento, con nombres y apellidos, efectuado por Montesinos a comienzos del siglo XIX con el título: «Estado presente de esta Reverenda Comunidad del Convento de San Pablo de la Ciudad de Orihuela en el año de 1809».

En él se reduce considerablemente el número de padres. Figuran el prior, doce padres, cinco coristas estudiantes (de los que dos murieron «miserablemente ahogados en el Río Segura estándose bañando»), cuatro novicios de coro y cinco religiosos legos.

Las primeras expropiaciones de tierras fueron mermando los recursos de la comunidad, haciendo cada vez más difícil el sostenimiento de sus miembros. Y para colmo, llegó la epidemia de fiebre amarilla de 1811.

El primero en morir fue el prior, provocando la huida de diez religiosos que abandonaron la ciudad por miedo al contagio. Los que quedaron: media docena de frailes, criados, el cocinero y el arrendador del huerto, murieron a causa de la enfermedad. Con el convento vacío, la Justicia se hizo cargo del edificio poniendo un candado en la portería. Era el principio del fin.

En diciembre regresaron los diez supervivientes y se instalaron de nuevo. Hasta que por decreto del gobierno liberal de 1820 quedaron suprimidas las comunidades carmelitas de Orihuela y de la vecina Cox, cuyos miembros fueron agregados al convento de Alicante, donde permanecieron durante el Trienio Constitucional.

Crédito público (Madrid). 3 de agosto 1822.

Abolida la Constitución por decreto de Fernando VII, en el verano de 1823 el convento de Orihuela se abrió de nuevo y los carmelitas solicitaron el traslado de la imagen de San Pablo; depositada por el Ayuntamiento en la Iglesia de Santa Justa para su conservación.

Desastre tras desastre, en 1831 se les hundió la capilla de Ntra. Señora del Carmen, que fue reparada en la medida de lo posible. Tres años después sufrieron la terrible riada que se llevó por delante la antigua casa de la Ciudad con el puente de Poniente.

El remate llegó con el decreto de 1835 que significaba la definitiva exclaustración de los carmelitas y la desamortización de todas sus propiedades. 

Real Decreto suprimiendo los monasterios y conventos que no tengan 12 individuos profesos. Pinchad sobre la imagen para acceder al texto completo.

El 22 de agosto el convento quedó completamente abandonado. Sus bienes muebles, imágenes, ornamentos y elementos sagrados fueron inventariados y desalojados. Dicho inventario fue publicado por nuestro cronista local, mi buen amigo Antonio Luis Galiano, en un artículo titulado «1835: el ocaso del Carmelo en Orihuela y el inventario desamortizador de sus bienes muebles».

Vacío y extremadamente ruinoso, el edificio se había convertido en un peligro para vecinos y transeúntes. Al no encontrar a nadie que se hiciese cargo de los elevados costes de su demolición, el Ayuntamiento decidió ponerse en contacto con la Junta de Enajenación de Conventos Suprimidos y se vendió en 69.000 reales.

Diario de avisos de Madrid. 29 de enero 1843: Venta de bienes nacionales. Pertenecientes al Clero Secular. Por providencia del señor intendente de rentas de la provincia de Alicante, está señalado para el día 30 del presente mes de enero de doce a una de su tarde, en una de las Salas Consistoriales del Excmo. Ayuntamiento Constitucional de esta muy heroica villa de Madrid, el doble remate de las fincas nacionales siguientes:

El edificio convento que fue de los religiosos Carmelitas de Orihuela, situado en la plaza del Carmen de dicha ciudad, en estado ruinoso, consta de 22500 pies valencianos superficiales y 52 de altura; se halla sin arrendar; ha sido tasado en 68700 rs., cantidad en que se saca a subasta sin que se le reconozca carga alguna.

Plaza del Carmen. Colección Javier Sánchez Portas.

Los materiales aprovechables procedentes del derribo se dedicaron a la adaptación de la nueva Casa Consistorial en el viejo pósito de la Plaza Nueva. Con el resto de las ruinas adecentaron las calles, las riberas del río fronterizas al convento y los caminos de Torrevieja y Alicante.

Antes del derribo habían trasladado la espectacular sillería del coro, atribuida a Juan Bautista Borja al igual que la de la catedral. Es la misma que luce en la actualidad en el convento de las agustinas de San Sebastián.

Si Montesinos no nos engaña, originalmente estaba formada por treinta asientos, de los que sólo se conservan veintitrés. Están tallados en nogal con escenas y personajes vinculados a la orden. El citado cronista describe en 1792 una veintena de santos y santas carmelitas comenzando por San Elías.

El Coro, aunque no es grande, es primoroso; con tres ventanas que caen a la Plazuela; tiene su hermosa Sillería de nogal, que se hizo por los años de 1738, con 30 asientos altos y bajos, con muchos buriles, y Santos de la Orden, todo de superior mérito; y con San Elías, San Eliseo, San Dionisio, San Alberto Patriarca…

San Elías. Detalle del antiguo coro del convento de San Pablo. Actualmente en el de las agustinas de San Sebastián. Obra de Juan Bautista Borja siglo XVIII. Fotografía Agulló.

De la Iglesia de San Pablo sólo se mantiene la sobria portada y un pequeño fragmento unido a la capilla de la Virgen del Carmen; que al ser propiedad de la Venerable Orden Tercera, se conservó y reedificó en 1850. En esta obra los concejales oriolanos costearon la reparación del altar mayor evocando el patronato adquirido en el siglo XVII sobre la antigua iglesia demolida.

Iglesia del Carmen. Ministerio de Cultura.

El Segura. 10 de julio 1878: Ha comenzado el solemne novenario que los devotos y hermanos de Ntra. Sra. del Carmen dedican todos los años a la Inmaculada Virgen del Carmelo. El día 16 habrá misa y Comunión General. Por la tarde y después de la novena, se llevará en carro triunfal y procesionalmente la Imagen de Ntra. Sra. del Carmen recorriendo las calles de Santiago, Sta. Justa, Plaza de la verdura, Feria, Sta. Lucía, Soleres, Plaza de la Soledad, Mayor, Ángel, Plaza de la Verdura, Río, Plaza de las Salesas, Santiago y Plaza del Carmen.

Portadas del Carmen. Ministerio de Cultura.

Exclaustrados los frailes y desamortizados los conventos, la rama masculina del Carmelo en España quedó prácticamente extinguida, recuperándose muchos años después.

A Orihuela no regresaron los carmelitas, pero llegaron las Carmelitas…

Plaza, convento e iglesia del Carmen en la actualidad. Google Maps.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Adaptación de los guiones confeccionados para Radio Orihuela Ser, serie dedicada a la orden del Carmelo en Orihuela. Os dejo enlaces a tres programas.

Programa 1.
Programa 1.
Programa 2.
Programa 2.
Programa 3.
Programa 3.

Apuntes sobre el Teatro Circo y su reconstrucción en Orihuela.

Algunos apuntes sobre el Teatro Circo en el centenario de su reconstrucción en Orihuela.

Alberto Zerón Huguet.

Introducción

En la segunda mitad del siglo XIX dos entretenimientos primaban entre la ciudadanía española por difusión y número de seguidores: el teatro y el circo. 

Toda ciudad medianamente importante debía contar al menos con un coliseo estable; este es el caso del Teatro Principal en Alicante y Cartagena, del Teatro de los Infantes -actual Romea- en Murcia o del Teatro de la Corredera en Orihuela.

En estos locales, los nuevos empresarios programaban largas temporadas contratando a las principales orquestas y compañías dramáticas.

Pronto, gracias al crecimiento económico y cultural, la gran afluencia de público permitió que en una pequeña capital de provincia como Alicante subsistiesen varios de estos locales de recreo.

Teatro Principal; Alicante, 1915.

Por otra parte, el circo se había renovado incorporando ejercicios ecuestres, animales exóticos, trapecistas, equilibristas y magos. Ante semejante despliegue, las compañías ambulantes eran recibidas con gran entusiasmo y continuamente aparecían y desaparecían provisionales carpas o barracones de madera.

Grabados Circo Price. Madrid siglo XIX.

A medio camino entre el teatro estable y la carpa estaban los llamados teatros circo que se proyectaron y construyeron siguiendo la moda que, desde París, se extendía por muchas ciudades europeas. Obras teatrales, óperas, zarzuelas, circo, conciertos; estos recintos polivalentes, permitían ofrecer todo tipo de espectáculos.

Programa Teatro Circo Apolo.

En España, proliferaron en el último tercio de la centuria, siendo el más famoso el derruido Teatro Circo Price de Madrid.

Proyecto Teatro Circo de Price
Teatro Circo de Price

Revisando la historia de los teatros circo cercanos: Cartagena (1879), Albacete (1887), Alicante (1881) y Murcia (1892), podemos comprobar que estos auténticos supervivientes, han llevado una trayectoria muy parecida y afortunadamente, gracias a la presión popular, con más o menos reformas y modificaciones, se mantienen actualmente en pie.

Teatro Circo Valencia.
Teatro Circo Mataró.
Teatro Circo Barcelona.
Teatro Circo Puente-Genil.
Teatro Circo Albacete.
Teatro Circo Albacete.

En el caso del Teatro Circo Alicantino, hay una circunstancia singular: su desmontaje y posterior reconstrucción en Orihuela entre los años 1907 y 1908.

Antecedentes Alicantinos

Vista de Alicante (Jean Laurent, ca. 1870).

Entre los años 1880 y 1881, el maestro carpintero Rafael Marco Boronat, dirigió la construcción de un barracón de madera  ubicado en la plaza del Barranquet (actual plaza de Chapí).

Teatro Principal en la Plaza del Barranquet, actualmente titulada de Ruperto Chapí. En 1839 se instaló en ella una plaza de toros y en 1848 se levantó el Teatro.

Estaba frente al Teatro Principal;  por lo que fue conocido popularmente como «el circo de la plaza del teatro». Se anunciaba como Circo Ecuestre y comenzó su actividad en el verano de 1881, exclusivamente con espectáculos de carácter circense. 

Al comienzo de la siguiente temporada estival se trabajó activamente para terminar la colocación del escenario, decorados y otros útiles necesarios que lo adaptaron para albergar con dignidad representaciones dramáticas.

Rafael Marco Boronat se ocupó de la maquinaria e iluminación; de la parte musical se encargó Pablo Gorgé Soler, patriarca de una familia de músicos alicantinos, director y fundador de la banda La Lira.

El renovado centro de recreo abrió sus puertas el 1 de julio de 1882 ya con el nombre de Teatro Circo;  y como reclamo al espectador, en la puerta  elevaban globos aerostáticos a los acordes de una banda de música.

Exhibición de globos aerostáticos.

Aprovechando que en aquellos momentos el género lírico era el preferido entre el público alicantino se especializaron en zarzuelas y conciertos sin abandonar las funciones teatro y de circo.

Esa misma temporada actuó varias veces un joven Isaac Albéniz, que llegaba de pasear su virtuosismo por diversas ciudades europeas. 

Más éxito tuvo la ópera italiana; con Rigoletto, Lucrecia Borgia o Marina consiguieron gran afluencia de público.

Concierto de Isaac Albéniz en el Teatro-Circo de Alicante, año 1882. Biblioteca de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, legado de la familia de Pablo Portes.

La cercanía del Principal debió ser un lastre para el joven Teatro Circo. En 1883 una nueva y ambiciosa sociedad abría la temporada con la compañía circense de los hermanos Rizarelli, que venía de triunfar por todo el mundo. 

A primeros de mayo la prensa anunciaba la demora en el debut «para no molestar al público del cercano Teatro Principal». La esperada apertura llegó el 18 de mayo; y fue un éxito rotundo. Durante varias semanas, los espectadores abarrotaron el local a dos funciones diarias.

El posteriormente llamado Teatro Circo Viejo se mantuvo durante una década programando todo tipo de espectáculos en la temporada veraniega. 

Pero las presiones de los propietarios del Teatro Principal y la reorganización urbanística de la zona forzaron su desaparición. Su última función fue la zarzuela «El anillo de hierro» representada en el verano de 1891.

Partitura «El Anillo de Hierro».

En octubre de ese mismo año, Rafael Marco, Pablo Gorgue y un grupo de artistas formaron una empresa y decidieron levantar un nuevo y bello edificio. 

Rafael tenía bastante experiencia; no en vano había participado activamente en la construcción de la Plaza de Toros de San Juan, en la de la casa flotante del Club de Regatas y en la reforma del Teatro Principal.

El Teatro Circo Alicantino o Circo Nuevo, como fue conocido popularmente, se erigió en la Plaza de Balmes, en terreno de propiedad municipal. 

Rafael Marco presentó una instancia en el ayuntamiento solicitando una concesión por 15 años para emplazar un edificio de carácter provisional que fabricaría en madera y ladrillo. 

Su inauguración coincidió con un hito en la historia de Alicante: la instalación del alumbrado eléctrico.

Teatro Circo de Alicante. 1892. Biblioteca Gabriel Miró.

El 22 de mayo de 1892 llegaba a Alicante Isaac Peral encargado de dirigir el proyecto. Aprovechando esta circunstancia, visitó el nuevo teatro supervisando los ensayos de su alumbrado; tres días después abría sus puertas con una espectacular compañía ecuestre. 

Durante una década se mantuvo en la brecha, alternando su faceta musical y circense; pero el cambio de siglo multiplicó la oferta de ocio.

Teatro de Verano en Alicante.

En 1903 Alicante disponía ya de seis establecimientos recreativos; entre ellos el nuevo Teatro de Verano, directo competidor, como su nombre indicaba, para la temporada estival.  A partir de aquí su actividad fue en disminución limitándose a ofrecer actuaciones esporádicas de circo.

En 1907 se cumplían los 15 años de concesión y la completa cartelera alicantina ofertaba ópera en el Teatro Principal; cinematógrafo y funciones en el Salón Novedades, en el Recreo Alicantino y en el Salón Moderno; exhibiciones gimnásticas en la Plaza de Toros;  y para colmo, el Teatro de Verano preparaba su nueva temporada. 

El futuro del Teatro Circo se presentaba bastante negro; pero aún no estaba todo perdido.

A primeros de junio, «La Correspondencia de Alicante» elogiaba la decisión municipal de concederle una prórroga de nueve meses y anunciaba la inminente llegada en el correo de Madrid de Eugenio Casals, a la cabeza de una excelente compañía de zarzuela, que llegaba triunfante de Buenos Aires para comenzar el día 14 una espectacular temporada en el Teatro Circo.

Pero las cosas se torcieron, el señor Casals, tras reunirse con un grupo de empresarios, aceptó la dirección del Teatro de Verano precipitando así el fin del Teatro Circo Alicantino.

Durante el mes de agosto «La Voz de Alicante» anunciaba la subasta para su demolición y para la adquisición de los materiales, muebles y demás enseres.

Recortes de prensa alicantina de la época.

Ésta tuvo lugar a las doce de la mañana del día 10 de septiembre de 1907, en el despacho del notario Lorenzo de Irizar. Y la demolición se llevó a cabo durante el mes de octubre; mientras la prensa reclamaba la construcción de una plaza mercado.

En 1921 se inauguraba el precioso edificio del Mercado Central de Abastos que desde entonces ocupa su lugar.

Solar del «Mercado Viejo» y nuevo Mercado Central de Abastos edificado en el solar del Teatro Circo.

El Teatro Circo en Orihuela

Desde 1840, la Orihuela decimonónica contaba para su recreo con el Teatro de Orihuela o de la Corredera. Este espacioso local, derribado recientemente, fue erigido por Francisco Regidor Reig y tenía capacidad para 900 personas.

Calle de la Corredera. Orihuela. J. Laurent, ca. 1870.

Con el transcurrir de los años, el edificio ya muy deteriorado, pasó a manos de los nietos del fundador; quienes en 1887 lo pusieron en venta con mobiliario y enseres.

Desaparecida la Plaza de Toros de San Agustín, los espectáculos ecuestres y otras funciones de circo se desarrollaban en recintos portátiles instalados generalmente en la Plaza Nueva.

Plaza Nueva. Colección Javier Sánchez Portas.
Cinematógrafo en la Plaza Nueva de Orihuela.

La primera referencia a la construcción de un teatro circo en Orihuela aparece en prensa a finales de 1895. Se anunciaba la formación de una sociedad cuya cabeza visible era Vicente López Durana.

El nuevo propietario del Teatro de la Corredera pensaba construir un teatro de hierro de acuerdo a las exigencias modernas; y para tal menester, pretendía adquirir el Teatro Circo de Alicante.

Este sombrerero alicantino, se había casado en 1870 con la oriolana Antonia Vilar, propietaria del convento de San Gregorio y de gran parte del de la Merced.

El matrimonio residió varios años en Alicante, por lo que conocían de sobra el Teatro Circo de la Plaza de Balmes.

Al trasladarse a Orihuela, López Durana se dedicó plenamente al negocio de los alquileres obrando y reformando sus conventos hasta desvirtuarlos totalmente. 

Una vez comprado el enorme edificio de la Corredera en 1895, si hubiese conseguido el Teatro Circo Alicantino, posiblemente hubiese destinado el viejo teatro a viviendas de alquiler; pero esto no es más que una opinión personal. 

Lo cierto es que a pesar de anunciar a bombo y platillo su restauración, fracasada la compra, se deshizo del Teatro de la Corredera.

Fachada del Teatro Romero en 1900. Archivo Municipal de Orihuela.

En 1905 volvió a circular la noticia de una nueva sociedad que pretendía erigir un teatro circo.  

Además de Eduardo Romero Sansano (propietario del local de la Corredera), entre los accionistas estaba Ramón Pastor Vilar, sobrino de López Durana, cuyos padres habían poseído el convento y plaza de toros de San Agustín (vendido y convertido en colegio de Jesús y María) y también la parte de la Merced que aún se conserva. Quizás por ello se barajaba este edificio entre los posibles emplazamientos.

Por segunda vez, se negoció la compra del de Alicante, ya por entonces en horas bajas. Pero habría que esperar dos años más.

En septiembre de 1907 los hermanos Antonio y Ángel Roca de Togores, entre la sorpresa y admiración de sus paisanos, se hicieron con los «materiales, muebles y demás enseres» del Teatro Circo Alicantino. No tuvieron que negociar mucho; como ya hemos dicho, los adquirieron en subasta pública ante notario.

La ubicación tampoco fue un problema; lejos de complicarse como sus predecesores en la búsqueda de un solar céntrico, adquirieron un huerto propiedad de un tal Sr. Giménez.

Teatro Circo Orihuela.

Utilizando la actual calle de Rufino Gea, un triste callejón llamado del Salitre que partiendo de la calle Loazes giraba hasta morir en el río, conectaron el teatro con el Casino y con la zona comercial totalmente reformada a finales del siglo XIX.

Calle Salitre/Rufino Gea. Antonio Ballester.

Antonio Roca de Togores cedió la propiedad del Teatro Circo a la sociedad anónima Circo de Orihuela, formada con un capital social de 35.000 pesetas, dividido en setenta acciones de quinientas pesetas cada una, pagaderas en cinco plazos de veinte duros cada uno. 

Dichas acciones acabaron en manos de uno de los socios, Vicente Esquer Esquer, procurador oriolano cuyo nombre quedó para siempre asociado al edificio, pues pasó a denominarse Teatro Circo Esquer. 

Las obras comenzadas en octubre se desarrollaron con rapidez. Para el mes de enero tenían instalado el armazón para el graderío y las columnas ya se elevaban por encima de los huertos que lo rodeaban.

La inauguración tuvo lugar el 25 de abril de 1908, Sábado de Gloria. A pesar de haber escogido y anunciado para tal evento la actuación de una «notable compañía de zarzuela», fue la compañía dramática de Jaime Rivelles la encargada de estrenar el nuevo coliseo oriolano.

Colección Javier Sánchez Portas

En un teatro de la época no podía faltar el cinematógrafo y de ello, según la prensa coetánea, se encargaron los hermanos Carreño.  

En junio se construyó la cámara que albergaría la máquina con arreglo a la normas de seguridad. Ellos mismos contrataban a los artistas para amenizar las proyecciones de cine mudo.

El 10 de abril de 1909, el diario «La Época» anunciaba un proyecto para la construcción de la nueva plaza de abastos;  que sorprendentemente se ubicaba en el solar ocupado por el flamante Teatro Circo.

Calle Alfonso XIII. Anuncio del teatro. Colección Javier Sánchez Portas

Todo quedó en un proyecto; pero resulta bastante sospechoso que entre aquellos concejales figurase  Romero Sansano, que como ya hemos dicho, era propietario del teatro vecino.

Al contrario de lo que ocurrió en Alicante, fue el viejo coliseo recientemente restaurado el que se sintió amenazado. 

Con un aforo de casi 2.000 espectadores, el teatro circo doblaba al Teatro Romero y eso le permitía ofrecer unos precios más populares.

Funciono sin sobresaltos hasta 1929. En esa fecha, se realizó una primera reforma para dotarlo de mayor seguridad e higiene, instalándose además un completo equipo de proyección cinematográfica.  

Teatro Circo de Orihuela años 30. Colección Javier Sánchez Portas.
Teatro Circo de Orihuela años 30. Colección Javier Sánchez Portas.

Bajo la dirección de un nuevo arrendatario, Pedro Muñoz Mendes, la reapertura tuvo lugar el 19 de octubre con la proyección de la película Cagliostro el Aventurero. 

Hasta la década de 1920 la plaza del teatro había continuado en manos de la familia Esquer y no era más que un trozo de huerto apisonado. 

Durante la II República, ya en poder del Ayuntamiento, se emprendieron ciertas mejoras en el llamado ensanche del Teatro Circo.

Calle Alfonso XIII, Fermín Galán durante la II República. Anuncio del teatro. Colección Javier Sánchez Portas
Archivo Histórico Provincial de Alicante.

Entre los años 1933 y 1934 se expropiaron y fueron derribadas dos casas de la calle Escorrata y se aprobó el proyecto de apertura y ensanche de la calle del Salitre, redactado por el arquitecto municipal Severiano Sánchez Ballesta. 

Para ello demolieron parte de la posada de Valeriano Barber Carrió, siendo el maestro de obras municipal Román Sánchez, el encargado de la pavimentación.

La plaza del Teatro se retituló como plaza del Poeta Sansano, en honor al literato y periodista Juan Sansano Benisa; y la calle del Salitre como de Rufino Gea, recordando al famoso cronista de la ciudad.

Juan Sansano Benisa y su diario alicantino. (Orihuela 1887 – Alicante 1955).

El Teatro Circo de Orihuela o Teatro Circo Esquer fue el referente cultural de la comarca durante gran parte del siglo XX ofertando cine, teatro, zarzuela, óperas, danza, circo y hasta combates de boxeo.

Antonio Ballester Vidal.

A lo largo de su existencia han desfilado por su escenario las más diversas manifestaciones culturales y festivas: compañías teatrales, figuras de la canción, cupletistas, orquestas y todo tipo de artistas. 

Por otro lado, a nivel local ha albergado festivales benéficos, juegos florales, bailes, conferencias, etc.

Dejando cada vez más de lado su faceta teatral y asumiendo la de cinematógrafo, aguantó el paso de los años con cierta dignidad; pero hablando de centenarios, no podemos olvidar un último servicio a la cultura local.

Teatro Circo Esquer.

El 13 de febrero de 1977 albergó el estreno mundial de la ópera prima teatral de Miguel Hernández «Quien te ha visto y quien te ve, sombra de lo que eras«, a cargo del grupo teatral La Cazuela, de Alcoy.

En 1978 como otros muchos teatros de la época se vio abocado al cierre. A partir de entonces, comenzó un periodo con todo tipo de especulaciones sobre el futuro del edificio.

Teatro Circo Esquer. Vista aérea.

Los técnicos aconsejaban su demolición y reconstrucción en otro emplazamiento; los propietarios aceptaban la construcción de un nuevo teatro integrado en un edificio de viviendas; los vecinos pedían una plaza pública o un parque; y por último, un colectivo cultural encabezado en aquellos años por Javier Sánchez Portas, exigía la puesta en valor de un símbolo de la cultura oriolana del siglo XX.

Teatro Circo Esquer en ruinas.

Mientras tanto, el añejo edificio soportaba inundaciones, actos vandálicos y conatos de incendio. 

Al igual que en otras localidades, tuvo que ser la lucha decidida de un grupo de ciudadanos la que removió las conciencias para recuperar este referente histórico absolutamente excepcional.

En 1986, el Ayuntamiento de Orihuela compró el Teatro Circo para emprender su recuperación con la inestimable ayuda de la Diputación Provincial y la Consellería de Obras Públicas y Urbanismo.

Se había perdido un tiempo precioso y su estado era de ruina. El viejo coliseo necesitaba algo más que una restauración. Con carácter de urgencia se eliminaron los residuos acumulados y se acometió un cerramiento de carácter provisional.

Colección Javier Sánchez Portas.

El proyecto de recuperación debía respetar en la medida de lo posible la tipología de sus elementos que imprimían el carácter de época al edificio; pero a la vez se buscaba crear un recinto polivalente que permitiera un uso diverso, con gran capacidad de aforo y con las modernas condiciones de confortabilidad. Para ello se redistribuyeron las localidades y se modificaron los espacios resultantes de los derribos.

Colección Javier Sánchez Portas. Ajomalba
Colección Javier Sánchez Portas. Ajomalba.

Totalmente rehabilitado, dotado de nuevo mobiliario y convertido para siempre en edificio estable, fue inaugurado el 6 de Noviembre de 1995 por la Reina Doña Sofía con un concierto a beneficio de la Obra Social Diocesana de San José Obrero de Orihuela.

Joaquín Marín.
Víctor Sarabia Grau.
Víctor Sarabia Grau.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba)

El presente trabajo publicado en Alicante, es fruto de un encargo de la revista cultural «El Salt», a través de mi buena amiga Consol Payá. Apareció en el número 14, durante la primavera del año 2008, en el centenario de su reconstrucción en Orihuela.

José Antonio Ruiz Peñalver.
Alberto Zerón Huguet.

Fuentes Documentales y Bibliografía.

SÁNCHEZ PORTAS, Javier, SAN NICOLAS ROMERA, César, VALVERDE ESPEJO, Luís. El Teatro Circo de Orihuela (1908-1995), 1995. REUS BOYD-SWAN, Francisco. El Teatro en Alicante: 1901-1910, 1994. GALIANO PÉREZ, Antonio Luís. Orígenes del Teatro Circo de Orihuela. En La Lucerna nº 38, Septiembre de 1995. LLORET I ESQUERDO, Jaume. Personatges de l’Escena Alicantina, 2002.

El Eco de la Provincia. Alicante, 1881-1882. Las Circunstancias. Alicante, 1881. La Unión Democrática. Alicante, 1883-1887. El Alicantino. Alicante, 1892. El Amic del Poble. Alicante, 1899. La Correspondencia Alicantina. Alicante, 1903-1907. La Voz de Alicante. Alicante, 1904-1907.

El Independiente. Orihuela, 1892. El Pueblo. Orihuela, 1892-1929. El Thader. Orihuela, 1895- 1896. La Huerta. Orihuela, 1907-1908. La Nueva Era, Orihuela, 1907. La Época. Orihuela, 1907-1908. El Eco de Orihuela. Orihuela, 1912. Renacer. Orihuela, 1929. Actualidad. Orihuela, 1929. El Diario. Orihuela, 1905-1907.

Versión PDF: Pulsar aquí.

Callejeando 04. El Obispo Félix Herrero y las salesas de Orihuela.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.

Las Salesas y el obispo Félix Herrero Valverde.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Ajomalba.

Introducción:

Plazuela de las Salesas en 2011. Fotografía de «El Tío Cachi».

Dejamos el capítulo anterior de esta serie en pleno declive del colegio de señoritas instalado por Joseph Tormo en el edificio que los jesuitas habían abandonado tras su expulsión.

Fallecido este prelado en 1790, pasaron por la silla episcopal de Orihuela Antonio Despuig y Dameto, F. Javier Cabrera Velasco, F. Antonio Cebrián Valda y Simón López García.

Antonio Despuig y Dameto. Obispo de Orihuela 1791-1795. Arzobispo de Valencia 1795. Retrato de Agustín Esteve. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

De orígenes humildes, Simón López alcanzó la mitra oriolana en enero de 1816.

Sus problemas con el Gobierno comenzaron en el «trienio liberal», con el restablecimiento de la Constitución aceptada en marzo de 1820 por Fernando VII. Curiosamente, Simón había sido diputado por Murcia en las Cortes de Cádiz.

Los liberales sabían que la difusión de las bondades de la Constitución entre los ciudadanos era imprescindible y delegaron esta responsabilidad nada menos que en los párrocos.

El púlpito era la principal fuente de información entre una población mayoritariamente analfabeta; y las órdenes reales se solían leer en la iglesia.

Pero no todos los obispos aceptaron el regreso de la «Carta Magna»; entre los que se resistieron apareció señalado el de Orihuela.

El Constitucional. (Madrid). 1 de abril 1820: En estos mismos días de júbilo, en la época en que empezamos a ser hombres libres, dejando de ser esclavos miserables, en los mismos momentos que la opinión pública está en todo su entusiasmo, acaban de hacerle frente los Ilustrísimos de Zamora y Málaga; y últimamente, según noticias, el ilustrísimo de Orihuela que no ha querido jurar la Constitución, y ha defendido a su clero que lo haga.

No satisfechos aún con esto, empiezan a combatirla desde los pulpitos, sacerdotes ilusos, preocupados y de intenciones no muy puras…

En cuanto a obispos y cabildos, que se restablezca en todo su vigor el decreto de las Cortes para ocupar las temporalidades a todos los que resistan adherirse a la voluntad de la Nación; y por lo respectivo a los abusos del pulpito y confesionario que se han cometido y puedan cometerse, que se exija la más terrible responsabilidad al Vicario eclesiástico, y éste a los párrocos, capellanes mayores, y prelados de todas religiones.

El cardenal Luis de Borbón apoyó decisivamente la Constitución y el régimen liberal a través de una extensa pastoral publicada el 15 de marzo.

Su texto fue ampliamente difundido por los prelados españoles, entre ellos los de Orihuela y Murcia. Parecía que Simón López estaba dispuesto a obedecer y que todo era una calumnia.

El Constitucional. (Madrid). 17 de abril 1820: Si es un deber que exige el bien de la patria denunciar a la opinión pública a todos aquellos individuos que faltan a sus obligaciones sociales, no es menos importante el de volver por el buen nombre de los que equivocadamente son calumniados.

Una equivocación es lo que dice el señor R. G. en el Constitucional de 1º de Abril acerca del ilustrísimo señor don Simón López, obispo de Orihuela, de haberse negado a jurar la Constitución y habérselo defendido a su clero.

En confirmación de su adhesión al nuevo sistema fundamental, copio literalmente el encabezamiento y pie con que ha hecho reimprimir S. S. I. la pastoral del señor Cardenal de Borbón.

Nos don Simón López indigno obispo de Orihuela, a todos nuestros muy amados diocesanos, salud y nuestra bendición paternal, sabed:

Que cuando pensábamos daros una instrucción pastoral del modo cristiano político con que debéis conduciros en las actuales críticas circunstancias para el mejor servicio de Dios y de la patria, puso en nuestras manos la divina Providencia la pastoral que con el mismo intento ha dirigido a su grey el eminentísimo señor Cardenal don Luis de Borbón, cuyos sentimientos son tan análogos a los nuestros, que no nos queda que hacer sino el comunicárosla, a cuyo efecto he dispuesto se reimprima y circule, siendo literalmente como sigue.

Carta pastoral del Excmo. Sr. D. Luis de Borbón. Murcia. Imprenta Teruel. Año 1820. Pinchando sobre la imagen se accede al documento completo.

Y mandamos a los curas la lean en el primer día festivo, al ofertorio de la misa mayor, y exhorten al pueblo a su observancia. Palacio Episcopal de Orihuela a 8 de Marzo de 1820. Simón, obispo de Orihuela.

Pero ni la orden del cardenal ni la seria amenaza de expatriación convencieron al obispo de Orihuela para que mandase a sus párrocos propagar la Constitución entre los feligreses.

El Conservador (Madrid). 20 de julio 1820: Contestación impresa del reverendo obispo de Orihuela a un oficio del Sr. Secretario de la Gobernación de la península, en que le invitaba mandar que los párrocos de su diócesis instruyesen a los pueblos de las ventajas de la Constitución.

En ella decía S. Ilma. que bastante tenían que hacer los operarios de la viña del Señor con enseñar sus feligreses la doctrina cristiana y la moral del evangelio, sin meterse a explicarles la política; tanto más cuando que ésta se halla en oposición a lo que le sugería su conciencia.

Su postura de abierta rebeldía la difundió la prensa de toda España y no podía ser tolerada. Simón tomó un barco en Cartagena y salió hacia el destierro, encontrando refugio en Roma.

Transcribo algunas noticias de las peripecias del viaje.

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 27 de agosto 1820: De Murcia nos escriben que el 17 a las 5 de la mañana se embarcó en el falucho de Vicente Ramón Galiana, el disidente obispo de Orihuela don Simón López; pero el mal tiempo hizo volver al puerto el barco, que salió de nuevo en la mañana del día siguiente viernes 18.

Se dirige a Barcelona, en busca de embarcación de mayor porte para pasar a Roma, a donde se ha ofrecido Galiana a conducirle si no la encuentra.

No lleva consigo más persona que el capuchino fray Francisco de Villanueva. El cabildo ha nombrado gobernador del obispado al canónigo doctoral.

El Universal (Madrid). 25 de septiembre 1820: Sabemos que el Sr. D. Simón López, obispo de Orihuela, ha llegado con toda felicidad a Niza.

Durante el resto del año la prensa liberal centró su interés en el paradero del obispo fugado, publicando diversos bulos.

Un día afirmaban que estaba arrepentido y deseando volver; otro que su grey estaba escandalizada por su conducta. Hasta llegaron a darlo por muerto.

El Constitucional (Madrid). 12 de octubre 1820: El padre don Simón López no ha querido dejar sus ovejas sin un recuerdo digno de su celo apostólico. Después de su fuga se ha publicado en su desgraciada diócesis una pastoral incendiaria, que el gobierno ha mandado recoger.

Correo constitucional. 17 de octubre 1820: Sabe V. Rma. que por la conducta perversa y atrevida del Rdo. ex-obispo de Orihuela D. Fr. Simón López se halla escandalizada la Nación, y señaladamente la Grey que abandonó por no obedecer las autoridades, dando margen a los incautos a un cisma, dudar de la verdad y de los sólidos principios de la Constitución a que se subscribió…

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 10 de noviembre 1820: Dícese que apenas llegado a Roma ha fallecido en aquella capital del orbe católico el P. D. Simón López, obispo de Orihuela.

Miscelánea de comercio, política y literatura (Madrid). 23 de noviembre 1820: Murcia 18 de noviembre. El Liberto dice que, habiendo tenido el obispo de Orihuela a su llegada a Roma una conferencia con su santidad, salió tan abochornado, que inmediatamente le sobrevino una fuerte indisposición, de cuyas resultas murió con el desconsuelo de fallecer separado de su rebaño.

El Constitucional (Madrid). 27 de noviembre 1820: Es falsa la noticia de la muerte del reverendo obispo de Orihuela; no solo no ha muerto, sino que ha abierto los ojos al verdadero conocimiento. S. S. por medio del señor Nuncio intercede por aquel prelado, y pide que se le permita restituirse al seno de su grey en atención a que el exceso que cometió fue producto de un momento de acaloramiento; y que S. I., siguiendo el ejemplo de otros obispos de España, se somete al régimen constitucional.

Casi todo era falso. El «expatriado obispo de Orihuela» se había instalado en Roma; no estaba ni mucho menos arrepentido ni dispuesto a someterse; y su rebaño, gobernado en su ausencia por el canónigo doctoral Félix Herrero, apoyaba plenamente la rebeldía del prelado.

Simón López García. Obispo de Orihuela 1815-1824. Arzobispo de Valencia 1824-1831. Retrato de Miguel Parra en la Catedral de Valencia. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

Orihuela era un reducto ultracatólico, absolutista y anticonstitucional. Para hacernos una idea del ambiente que se respiraba durante el trienio liberal, he transcrito este artículo publicado en Barcelona tras el violento ataque a un periodista murciano.

Diario constitucional de Barcelona. 1 de febrero 1822: Murcia 12 de enero. En Orihuela se ha ejecutado esta mañana un atentado, que ha acabado de patentizar el perverso estado en que se encuentra en dicho pueblo la opinión.

El ciudadano Miguel Ródenas, patriota, exaltado, redactor del diario popular de Murcia, que desde Alicante regresaba a esta ciudad, ha sido acometido en esta mañana, al salir de Orihuela, por algunos de los que de ésta se han refugiado allí por sus opiniones serviles, y ha recibido heridas de que con mucha dificultad podrá recobrarse según informan los facultativos que de ésta han ido a curarle a Monteagudo, pueblo adonde ha podido llegar.

Lo gracioso es que Ródenas se refugió a unos frailes que estaban allí inmediatos, y estos le abandonaron a aquellos caribes. Orihuela es el foco del servilismo en este país, el lugar donde se guarecen los perseguidos por sus atentados contra las instituciones que nos rigen.

Y pueblo tan infatuado que se alaban de ser serviles y enemigos de la Constitución. Con la noticia de este suceso, se han alarmado aquí las gentes y pensaban ponerse de acuerdo con los de Cartagena para hacer una visita a Orihuela.

No es de extrañar el mal estado de Orihuela, pues hay muchas causas para ello.

El obispo tan servil, la abundancia de canónigos, frailes y demás diseminantes, la Universidad, el Colegio, etc., etc., todos amenazados de ser suprimidos o trasladados a Alicante o Murcia, pueblos liberales y donde no podrán gallear, son motivos todos para que el servilismo domine imperiosamente allí.

Si las reformas se hubiesen hecho con la rapidez conveniente, Orihuela sería ya una ciudad de labradores y de consiguiente, de hombres pacíficos.

En octubre de 1823 Fernando VII disolvió las Cortes y abolió la Constitución.

Dos meses después, cumplidos tres años de destierro, Simón López regresó a Orihuela como un héroe; entrando a hombros de sus feligreses. Así lo contó uno de los más destacados periódicos ultracatólicos y absolutistas.

El Restaurador (Madrid). 10 de diciembre 1823: Orihuela 2 de diciembre. El jueves 28 del pasado tuvo esta leal y religiosa ciudad el nuevo placer de ver sentado en su silla a su dignísimo Prelado el Ilmo. Sr. D. Simón López, después de más de tres años de ausencia por la expatriación que le impuso el gobierno revolucionario en agosto de 1820, y que ha sufrido con la mayor constancia y heroísmo, sin que le haya arredrado su ancianidad ni el que aquel impío gobierno no le señalase un maravedí para su subsistencia.

Entre las tres y cuatro de la tarde llegó a las puertas de esta ciudad en su coche, acompañado del señor Gobernador en su ausencia, y de su Tesorero, que de antemano habían salido a recibirle hasta Fuente de la Higuera, en cuyas puertas le esperaban en rigurosa formación la Milicia Realista de infantería y caballería, y un inmenso pueblo que, haciendo quitar las mulas, condujeron el coche casi sin tocar en tierra por medio de los lodos hasta la santa Iglesia Catedral, en donde se hallaba congregado el venerable Cabildo con ropa de coro para recibirle.

Se cantó un solemne «Te Deum» saludado por tres descargas de fusilería; hubo bendición y concesión de indulgencias, y después, acompañado del referido Cabildo, de los Prelados de las órdenes religiosas, Ayuntamiento y Nobleza, pasó a su palacio, dificultándole el paso el indecible número de hombres, mujeres y niños que a porfía anhelaban por besar la mano de su Pastor, quien satisfizo sus deseos en cuanto estuvo de su parte.

En el interior del palacio le aguardaban las escuelas de niños con vítores alusivos al objeto, que le recibieron cantando coplas semejantes a esta:

Pueblo orcelitano/ he aquí a tu pastor/muéstrale tu afecto/respeto y amor. /Y puesto que ahora/ no hay Constitución/que mande y prospere/ nuestro DON SIMÓN.

Durante un año Félix Herrero quedó como vicario general de la diócesis.

Hasta que el Papa nombró a Simón arzobispo de Valencia; y Herrero Valverde alcanzó la mitra oriolana.

Félix obispo de Orihuela.

Félix Herrero Valverde. Obispo de Orihuela 1824-1858. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

Félix había nacido en Fuenlabrada (Madrid) el 5 de octubre de 1770.

Canónigo doctoral, gobernador eclesiástico en ausencia de Simón López y vicario general a su regreso, se convirtió en obispo de Orihuela en noviembre de 1824.

Este prelado se había propuesto organizar un establecimiento para la enseñanza en Orihuela; un colegio de señoritas que llenase el vacío dejado por el declive del de la Purísima Concepción, fundado por Tormo.

Para dotarlo de prestigio y asegurar su correcto funcionamiento decidió encomendárselo a una orden religiosa con experiencia en formación femenina.

Félix mantenía estrecho contacto con las Reales Salesas de Madrid a través de su prima Juana Francisca de Sales Pérez Valverde, que profesaba en dicho convento.

Y la religiosa aceptó viajar a Orihuela formando parte de la fundación.

El proyecto recibió el total apoyo del Ayuntamiento oriolano; y nombraron a un comisionado para que viajase junto al obispo al Real Monasterio de Madrid.

En octubre de 1825 consiguieron el permiso del rey Fernando VII. La empresa parecía estar debidamente encauzada; pero el estado del edificio y la falta de recursos económicos para habilitarlo frenaron su puesta en marcha.

Juan Alfonso de Alburquerque. «Cordobapedia».

Disponemos del testimonio de un testigo presencial. Se trata del canónigo y futuro prelado Juan Alfonso de Alburquerque, cuyas «Memorias de Orihuela» fueron publicadas por José Manuel Cuenca Toribio en el Boletín de la Real Academia de la Historia en 1986.

De ellas voy a transcribir algunos fragmentos que iré intercalando marcados en rojo.

Se hallaba afligida la comunidad de este monasterio por no tener otra iglesia que la antigua capilla de los PP. Jesuitas, que era muy pequeña y de ningún lucimiento, y aunque estaba contigua la iglesia nueva que tenían trazada dichos PP. al tiempo de su expulsión en el siglo pasado, como solo había algunos cimientos y el nuevo monasterio carecía de los fondos necesarios para ejecutar el plan grandioso que en aquellos se manifestaba, no había esperanza de que tuviese una buena iglesia sino después de muchos años y de costosos sacrificios para una fundación naciente y en tiempos tan calamitosos.

Es aquí donde entraron en escena los infantes de España Carlos María Isidro de Borbón y la portuguesa María Francisca de Asís de Braganza.

En el mes de abril de 1826 se fundó en esta Ciudad, en el edificio que antiguamente fue Colegio de la Compañía de Jesús, un monasterio de religiosas salesas, que al efecto vinieron del Rl. De Madrid, y se declararon patronos y protectores de esta fundación los Serenísimos Señores Infantes de España D. Carlos María Isidro de Borbón y su augusta esposa Dª. María Francisca de Asís de Braganza.

Don Carlos había nacido en 1788; era por lo tanto cuatro años más joven que su hermano el rey. Y abrigaba muchas esperanzas de convertirse en su sucesor.

En su tercer matrimonio, Fernando VII seguía sin descendencia.

Retrato de Dª. María Francisca de Braganza y Borbón. Pintura de Vicente López Portaña. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.
La implicación de la infanta María Francisca de Braganza en la fundación del Real Monasterio de la Visitación de Orihuela fue absoluta. Las salesas siempre guardaron con gratitud y respeto su recuerdo, refiriéndose a ella como «la fundadora». Entre las muchas obras de valor que atesoraron las monjas procedentes de las donaciones realizadas por la infanta tuvo un lugar muy especial esta preciosa mantilla datada hacia 1826, que al parecer le perteneció, y que las religiosas conservaban como una auténtica reliquia. Texto y fotografía de Jorge Belmonte Bas.

La posible llegada al trono del infante Carlos se convirtió en la esperanza de los partidarios de la vuelta al absolutismo y del mantenimiento de las viejas costumbres, entre ellos la ultracatólica Orihuela y su obispo, que ya había tenido problemas con los liberales antes de alcanzar la mitra.

Estas circunstancias y la fuerte vinculación de la infanta con las Salesas de Madrid la llevaron a aceptar el patronato del monasterio en Orihuela a principios de 1826. Así lo explicó la prensa liberal dieciocho años después.

Don Félix Herrero Valverde era muy atendido del pretendiente, y logró del mismo la erección de aquel establecimiento. Don Carlos costeó la obra, don Carlos fue el alma de todo, y él mismo y su esposa tomaron el título de fundadores.

Con poderes de ambos infantes, se compraron en gran porción fincas que habían de servir para la primera dotación de las madres, y en nombre de SS. AA. se practicó todo por manera que Valverde hizo adquirir entonces a aquellos la mayor popularidad en esta ciudad…

«Vista del nuevo Real Convento de la Visitación de Madrid, vulgo las Salesas». Por Hermenegildo Víctor Ugarte, en Madrid, año de 1758. Memoria de Madrid.
 

Nombrados por el rey fundadores y patronos, los infantes dotaron al nuevo convento de rentas y fincas. En tan solo tres meses adecentaron el viejo convento lo suficiente para que ocho religiosas y una pretendiente se instalaran en clausura el diez de abril, tras soportar un largo viaje.

La superiora se llamaba Sor María Luisa Valcárcel, una de las monjas era Juana Francisca, la prima del obispo; y una pretendiente, llamada Ana Herrero Valverde, supongo que era su hermana.

Inmediatamente se encargó de la construcción de la nueva iglesia y de la remodelación del convento a Fray Antonio de Benimassot, el mismo que luego construiría los dos puentes de madera sobre el Segura.

En marzo de 1829, a petición de su hermano y de su cuñada, el rey lo igualó en derechos al de Madrid concediéndole una pensión perpetua de 50.000 reales y titulándolo con el siguiente nombrecito: Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela, regla de San Francisco de Sales.

En el Real Equivalente de ese mismo año la antigua «Plaza de la Compañía» adoptó el nombre del convento; el mismo por el que simple y cariñosamente se les conoce en toda España: «Plaza de las Salesas».

Dicha titulación quedó ratificada en el nomenclátor a mediados de la centuria y es la que conserva en la actualidad.

Real Equivalente año 1829. Archivo Municipal de Orihuela.

Ese mismo año y el posterior Orihuela y su obispado sufrieron varias desgracias de carácter natural de las que dejó constancia nuestro canónigo cronista.

En todo el año 1829 se vio de un modo nada equívoco el patrocinio que dispensa esta Soberana Señora (La Virgen de Monserrate) a la dichosa ciudad encomendada a su cuidado.

Los terribles temblores de tierra ocurridos en 21 de marzo, que después continuaron por espacio de muchos meses y arruinaron varios pueblos de la comarca, sólo parece respetaron a Orihuela, que inmediatamente acudió a implorar el patrocinio de su Patrona; conducida en pública rogativa a la Santa Iglesia Catedral con numeroso, lucido y devoto acompañamiento, a las once de la noche del citado día 21 de marzo.

Grabado siglo XIX. Ceremonia del ramo sobre el «Puente Viejo». 

Pocos meses después hubo una grande crecida en el río Segura, y convocado por sonido de la campana el Cabildo Excmo., el Ayuntamiento y el pueblo, se llevó en procesión la imagen de Ntra. Sra. de Monserrate al puente de piedra, y arrojando su ramo a las aguas con las preces y ceremonias de estilo, se observó la disminución de aquella antes de siete minutos, siendo las diez y media de la noche.

No voy a hablar de la actuación del obispo Herrero durante el terremoto de 1829. Ya lo hicieron Gregorio Canales Martínez y Fermín Crespo Rodríguez en el trabajo titulado «Félix Herrero Valverde (1770-1858), un obispo carismático».

Forma parte de la obra coral «La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones». La podéis descargar pinchando la siguiente imagen.

Enlace a la obra «La catástrofe sísmica de 1829 y sus repercusiones» en el repositorio de la Universidad de Alicante.

Os dejo también otro enlace a un artículo mío sobre el terremoto contado por la prensa de entonces.

Enlace a «El terremoto de 1829 en el Diario Balear».

Orihuela «Brasero del Carlismo».

Iglesia de las Salesas años 30 siglo XX. Ministerio de Cultura.

En 1832, tras seis años de obras, la iglesia quedó totalmente reedificada con todo lujo de ornamentos. Así lo cuenta Alburquerque.

Se dignaron los Serenísimos Señores Infantes Protectores, por su propia voluntad movida sin duda por nuestro Dios, escribir a la comunidad franqueando cuantos caudales fueran necesarios para dicho objeto. Inmediatamente se principió la obra y se continuó rápidamente en términos que, en los primeros meses de 1832 se vio del todo acabada con solidez y magnificencia, contribuyendo además los augustos fundadores con las más costosas preciosidades para el adorno y servicio de la iglesia.

En todos los altares se hallan colocadas las pinturas más exquisitas; los ornamentos y vasos sagrados  son muchos y de muy buen gusto; hay un magnífico tabernáculo con su viril, una graciosa urna para el monumento, cruz procesional y ciriales, dos lámparas en el altar mayor, y las varas del palio, todo de plata, y una alba riquísima con un encaje muy fino de hilo de oro de más de una vara de ancho; todo esto y mucho más que aquí no se refiere han donado pidosamente y con santa liberalidad los Serenísimos Infantes.

La iglesia fue bendecida por el obispo el 2 de mayo de 1832. Durante cuatro días, miles de personas celebraron el evento por las calles de Orihuela.

Una orquesta interpretaba agradables sonatas en un tablado que instalaron en la plazuela. Desde la explanada del Seminario se disparó un castillo de fuegos artificiales y hasta se elevó un globo aerostático.

El Ilmo. Sr. Obispo de esta diócesis D. Félix Herrero Valverde, que tanto trabajó para que se realizase esta útil fundación en Orihuela, tuvo el singular placer de consagrar dicha iglesia en el día miércoles dos de mayo de este año 1832 asistido del Cabildo Ecco., cleros de las parroquias, Seminario Conciliar y comunidades religiosas, y del Ito. Ayuntamiento, convidados todos por la comunidad de las Salesas en nombre de SS. AA. RR., los Serenísimos infantes fundadores.

En la noche del día 1º de mayo se colocaron las reliquias en la capilla provisional formada al efecto de madera y cubierta de damascos en la plazuela que existe frente a la puerta de la referida iglesia.

Desde la víspera hubo repique general de campanas, disparo de morteretes e iluminación en toda la ciudad, continuando a las horas de costumbre en los días 2, 3 y 4; durante la consagración se disparaban tres morteretes cada cuarto de hora.

El día 2, a las cinco de la mañana, salió procesionalmente de la Catedral el Sr. Obispo con el Cabildo, Seminario y parroquias. Se dio una vela de cuatro onzas a todos los eclesiásticos de ambos estados secular y regular que asistieron, y terminada la consagración de la iglesia y altar mayor, cantó la misa solemne de pontifical el Ilmo. Prelado, finalizándose la función a las once y media.

En las noches de los días 1, 2, 3 y 4 de mayo había una buena orquesta tocando agradables sonatas en un tablado dispuesto al intento en la plazuela de la iglesia de dicho Rl. monasterio.

Fueron las más vistosas iluminaciones las del mismo, la del Palacio Episcopal y la del Seminario; en la plaza de éste se disparó un bonito castillo de fuego la noche del día 2; y en la del 3 se elevó un globo aerostático.

En septiembre de 1833 falleció el rey Fernando VII.

Fernando VII. «El deseado» y «El felón». Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

El día 29 de septiembre de 1833 a las tres menos cuarto de la tarde falleció en Madrid el Rey N. Señor D. Fernando VII de Borbón.

Comunicada esta noticia al Cabildo para que se hiciesen los funerales de costumbre, nombró dos comisarios que tratasen sobre esto con los nombrados al efecto por el Ayuntamiento.

Se dieron las disposiciones oportunas y se hicieron las exequias el miércoles 30 de octubre.

Fernando VII había abolido la Ley Sálica impuesta por Felipe V. Con esta modificación negaba a su hermano la posibilidad del acceder al trono; estableciendo como sucesora a su hija Isabel, concebida con su cuarta esposa.

El Infante no se resignó a perder sus derechos sucesorios y se proclamó rey con el nombre de Carlos V, hecho que inicio la primera guerra carlista.

En septiembre de 1834 falleció también María Francisca de Asís, la benefactora del monasterio. Así reflejó la prensa liberal la muerte de la aspirante al trono.

Diario balear. 9 de octubre 1834: Noticias diversas. Muerte de Doña María Francisca, esposa de D. Carlos. Anécdotas concernientes a este acontecimiento.

Las noticias que hemos recogido relativas a la anunciada muerte de Doña María Francisca, esposa de don Carlos, el pretendiente de España, nos confirman en la seguridad del suceso.

Esta señora, si bien doliente y enferma hace algún tiempo, ha muerto sin duda alguna víctima de la irascibilidad de su carácter y el furor que abrigaba en su pecho al ver desvanecidas las locas esperanzas que había concebido de ser Reina de España…

Pronto Orihuela sería conocida como el «brasero del carlismo». Su obispo se declaró abiertamente partidario del pretendiente y fue confinado por el gobierno en un pueblo manchego llamado La Solana.

Carlos María Isidro de Borbón. Primer pretendiente al trono. Enlace a su Biografía en la Real Academia de la Historia pinchando sobre la imagen.

El 28 de marzo del 1837 una partida carlista hacía su entrada en Orihuela y los oriolanos la recibieron engalanando sus balcones; con repique de campanas.

El día 28 de marzo de este año 1837, a las nueve y media de la mañana, entraron en esta Ciudad de Orihuela las tropas carlistas en número de unos mil y quinientos hombres de infantería y caballería, al mando del coronel Domingo Forcadell, y salieron el día 1º de abril a las dos de la tarde.

Las tropas al mando de Domingo Forcadell Michavila, lugarteniente de Cabrera, permanecieron cinco días en Orihuela; mientras el Ayuntamiento y todos los funcionarios públicos se refugiaron en Cartagena. A ojos del canónigo Alburquerque no causaron muchos problemas gracias a la «prudente y circunspecta conducta» de los oriolanos.

Los empleados públicos, muchas personas particulares y el Ayuntamiento se retiraron antes a la plaza de Cartagena, habiendo dejado instalada una junta de administración y gobierno compuesta de sujetos que no fuesen mal mirados de los carlistas, para atender al ejercicio de la autoridad civil, y esta providencia fue muy acertada, pues con ella se evitaron desórdenes y tropelías que eran de temer en tales circunstancias.

Se conservó bastante bien el orden , y en general no se causaron vejaciones ni a las personas ni a las casas, habiendo trabajado con todo afán los de la Junta, ya para contener a los mal entretenidos de la ciudad que en los días de revueltas suelen medrar, ya para que los jefes de los carlistas tuviesen igualmente reprimidos a sus soldados; estos esfuerzos consiguieron su objeto.

A la entrada de estas tropas se pusieron colgaduras en los balcones, se repicaron campanas y por la noche se iluminaron las casas.

Así lo reflejó la prensa liberal:

El Eco del comercio y El Español. Madrid, 6 de abril de 1837.

El Eco del comercio (Madrid). 6 de abril 1837: MURCIA, 1° de abril. El 29 del mes anterior entraron los facciosos en Orihuela en número de 1000 infantes y 100 caballos. El 28 habían salido de aquí 100 caballos y 300 infantes, a Abanilla, que dista cinco leguas a hacer un reconocimiento.

Y habiendo tropezado con ellos a la entrada del pueblo, nos cogieron cinco de caballería, que se asegura han sido muertos. Tres de ellos eran jóvenes apreciables y de categoría.

La ciudad se ha puesto en defensa y es increíble el entusiasmo de la provincia, pues hasta hoy han concurrido más de 8000 infantes y 700 caballos.

El Español (Madrid). 6 de abril 1837: … Se mandaron veredas a toda la provincia, se han hecho parapetos, zanjas y toda clase de fortificaciones; y en menos de veinte y cuatro horas nos encontramos con 8.000 hombres en Murcia, pues todos los pueblos lejos, cerca, pequeños y grandes, han rivalizado en llenar sus deberes con el mayor entusiasmo.

Pasó la noche y tuvimos noticia de que el enemigo salió de Abanilla a Orihuela, cuya población han llenado de luto por asesinar a tres nacionales de caballería y dos carabineros, siendo lo más sensible el modo; después de desnudarlos, los hicieron pedazos a sablazos y bayonetazos.

Esto fue el 29, día en que entraron en Orihuela…

Así lo justificó la prensa carlista:

Gaceta Oficial. Órgano oficial de prensa carlista. 25 de abril 1837:

Gaceta Oficial. 25 de abril 1837: Los periódicos de Madrid han confirmado la noticia que dimos en los números precedentes sobre la entrada de Forcadell en Orihuela y Elche con 2OOO hombres.

Con este motivo dice el Eco del Comercio: ¿no es escandaloso que, en pueblos como Orihuela y el Elche, haya entrado una parte de la facción tan poco considerable?

Los pueblos deben ser multados para castigar su indolencia. No hay tal indolencia, diga lo que quiera el Eco del Comercio. Hay sí una adhesión marcada y muy laudable por la causa de la RELIGIÓN y del REY.

Los pueblos quieren ya romper las indignas prisiones con que los tiene encadenados el despotismo de la revolución: los pueblos quieren volver a su estado normal, a sus buenas costumbres, al culto de sus padres que ven proscrito y perseguido; a la paz y sosiego, incompatibles con el estado de fermentación y ansiedad a que los han reducido las teorías revolucionarias.

Esto es lo que quieren los pueblos; y cansados ya de tantas convulsiones, anhelan por un principio de orden y de estabilidad; abren sus puertas a los soldados de CARLOS V, defensores de aquel principio, que lo es de su ventura y seguridad, y hacen votos muy sinceros por el triunfo de sus armas…

… Según las últimas noticias de Valencia, Forcadell salió de Orihuela hacia Villena, engrosando sus filas con la mucha gente que se le ha presentado.

El Eco del Comercio dice a este propósito: «Parece que se ha aumentado la facción en Orihuela; se ha unido a los facciosos el comandante que fue de realistas Aledo, y el capitán de los mismos Don Nicolás Fuster».

El Cabildo Catedralicio, como la mayoría de la Iglesia oriolana, se mostró abiertamente partidario del absolutismo; hasta los alumnos del Seminario se unieron a las milicias de Forcadell.

Pero dicha actitud no los libró de pagar 12.000 reales de los 80.000 que el comisario de guerra carlista impuso a las clases pudientes de la ciudad.

Orihuela a principios del siglo XIX con el precario «puente de tablas». Colección Javier Sánchez Portas.

Las consecuencias de la visita carlista y la cariñosa acogida oriolana no se hicieron esperar. Algunos días después, el jefe político de Alicante acudió a Orihuela acompañado de la Guardia Nacional y una partida de Caballería del Ejército.

Elementos suficientes para sostener la autoridad en «un pueblo que había recibido a balazos en otras ocasiones a los encargados de la administración».

Diario constitucional de Palma de Mallorca. 17 de mayo 1837: Orihuela 15 de abril. En esta se hallan el Sr. jefe político de la provincia, don Manuel Carreras y don Antonio Sirvent con alguna tropa y bastante fuerza de la milicia.

El primero ha circulado a los alcaldes constitucionales de los pueblos de la misma un interrogatorio que comprende 28 puntos, entre los que figuran como principales los siguientes:

Si se retiraron los fondos públicos, alhajas de iglesia, armas, municiones, etc.; qué mozos han quedado en el pueblo entre 17 y 40 años; quiénes han seguido a la facción voluntariamente, quiénes forzados, y los nombres de sus padres o tutores, y qué opiniones disfrutan estos últimos.

Qué número de caballos se han llevado de los comprendidos en la requisición; a quién pertenecían, por qué no los retiraron; si se deliberó por las autoridades acerca de la posibilidad de resistir a la facción, cuál fue el acuerdo y dónde consta; listas nominales de los empleados públicos que hay en el pueblo, de los que se evacuaron y de los que se quedaron.

Qué familia dejan los que hayan sido fusilados, y sus circunstancias; qué conducta han observado los eclesiásticos y exclaustrados, expresándose el número de estos: qué vecinos hay que tengan que hacer reclamaciones para ser indemnizados.

Si se han secuestrado los bienes de los que se han fugado a la facción tanto en estos últimos días como anteriormente; y si se han exigido las multas a los padres o tutores de los mozos que lo hayan verificado.

Con estas y otras disposiciones del Sr. jefe político es regular se consiga el objeto de su venida, que es castigar a los que con su traición cooperan al buen éxito de la facción, y le preparan el camino para que entren en los pueblos, talen, saqueen y asesinen.

Las tropas realistas apresaron a un puñado de oriolanos y expulsaron de la ciudad a las monjas salesas. Las diez y ocho o veinte religiosas que en ese momento formaban la comunidad quedaron confinadas en Alicante hasta que, semanas después, salieron de vuelta a Madrid.

A pocos días de haberse retirado aquellas tropas, se presentó en esta ciudad el jefe político interino de la provincia, que era D. José de Pascino, acompañado de algunos de Guardia Nacional y de una partida de Caballería del Ejército.

Y en la noche del 15 de abril comunicó sus órdenes para que pasaran confinadas a la Plaza de Alicante hasta diez personas; por cierto de las más pasivas y menos influyentes en la población.

Fueron entre otras los canónigos D. Domingo Herrero y el penitenciario D. Juan Alfonso Alburquerque, que escribe estas memorias; y cesó con tal motivo en el dicho día 15 de abril en Gobierno de la Diócesis.

Las personas que salimos desterradas sufrimos esta suerte por trece, quince, dieciséis y más meses, y los que éramos eclesiásticos sufrimos además que se nos retuviese, a disposición del Gobierno y por orden suya las dos terceras partes de nuestras rentas.  

El jefe político interino, continuando su providencia en esta ciudad, extrajo de su monasterio a la comunidad de religiosas salesas, las trasladó a Alicante y las distribuyó en los tres conventos de religiosas que allí hay; y después de algunas semanas, fue conducida al monasterio de Madrid.

El jefe político había decidido que, para restablecer la tranquilidad pública en Orihuela y regenerar el espíritu de sus habitantes, se fortificase la ciudad, estableciendo en ella una guarnición de la Milicia Nacional cuyos gastos se satisfarían por el vecindario de Orihuela en general.

Aún más, el mismo jefe político dispuso ocupase Orihuela como por castigo una compañía de la Guardia Nacional de Crevillente, que permaneció aquí, a costa de las multas graves que se impusieron a ciertas y determinadas persona, por más de dos meses.  

El Ayuntamiento apeló a la Diputación y esta corporación acordó que exigiese 20.000 reales para atender al socorro por 20 días de la milicia que la guarnecía, a las personas que hubiesen mostrado mayor desafección por la causa nacional.

El Ayuntamiento contestó que no podía encargarse de tan odiosa selección y prefería dimitir. El asunto pasó a las Cortes.

El Eco del comercio (Madrid). 17 de septiembre 1837: El caso de Orihuela fue verdaderamente escandaloso; pero no sabemos a quién culpar más por ello, si a las autoridades que sabiendo el mal espíritu de que está animado un pueblo, cuyo obispo y cabildo eclesiástico tenían pervertida la opinión desde muy antiguo; y que los facciosos habían de sacar de él grandes recursos, lo abandonaron enteramente sin preparar la mejor defensa, ni auxiliar por ello a los milicianos nacionales y demás patriotas que lo deseasen.

O al pueblo mismo, que falto de armas y abandonado por los que podían servir de pie para la defensa, no tenían ya los medios de hacerla con esperanza de salir bien.

No es decir por esto que no hubiese cierta criminalidad de parte de una población comparativamente grande, como Orihuela, no solo en el espíritu antiliberal y en la parcialidad que mostró por la facción, sino también en no tener de antemano preparados los medios de defensa para un caso semejante…

Partida Carlista. Augusto Ferrer-Dalmau.

El obispo a la fuga.

En mayo de 1837 Félix Herrero Valverde desapareció de su confinamiento. Por Real Orden fue extrañado y despojado de todas sus temporalidades y honores.

Se obligó a dimitir al vicario elegido por el obispo y, para gobernar la mitra, el Gobierno «recomendó» a Joaquín Sáez de Quintanilla, un canónigo de claro talante liberal.

Después de muchas vicisitudes que tuvo que sufrir el Sr. Obispo de esta Diócesis, D. Félix Herrero y Valverde desde la muerte de Fernando VII, por la guerra civil que se había encendido en España, se hallaba confinado en un pueblo de la Mancha llamado la Solana, y de allí desapareció en el mes de mayo de 1837.

El Eco del comercio (Madrid). 12 de junio 1837: ORIHUELA, 6 de junio. El obispo de esta diócesis, que hace mucho tiempo estaba confinado en el pueblo de la Solana por el gobierno, ha desaparecido de allí sin que se sepa su paradero ni la dirección que ha llevado.

Se ha expedido una real orden mandando extrañarle del reino, y ocupar sus temporalidades. También se ha prevenido al cabildo eclesiástico que proceda al nombramiento de gobernador de la mitra, lo cual se verificará dentro de pocos días.

En su virtud se expidió una Rl. Orden declarándole extrañado de estos Reinos, y mandando que fuesen ocupadas sus temporalidades, quedase despojado de todos los honores, que no se nombrase en las preces públicas de la iglesia y que procediese el Cabildo a nombrar Gobernador de la Mitra, para cuyo destino se recomendaba muy especialmente por el Gobierno a D. Joaquín Sáez Quintanilla, maestrescuela de esta Santa Iglesia.

El obispo de Orihuela, que abiertamente presidía la Junta Carlista en Aragón, excomulgó al canónigo elegido por el Gobierno y ordenó al Cabildo Catedralicio que eligiese a otro u otros canónigos para el nombramiento de gobernador, provisor y vicario general de la diócesis.

La Verdad (Valencia) 24 de abril de 1938: El obispo de Orihuela, hombre bajito y regordete, de genio vivo, de prodigiosa actividad y de algún mundo, tiene como unos 60 años, aunque no los representa por su persona aniñada y de carácter vivaracho, exagerado y terrorista en sus opiniones. De espíritu dominante, es el verdadero presidente de la Junta carlista establecida en Morella, y el rival que da más celos a Cabrera.  

El Correo nacional (Madrid). 9 de agosto 1838: DOCUMENTO CARLISTA. CIRCULAR DEL REBELDE OBISPO DE ORIHUELA AL CABILDO Y CURAS DE SU DIÓCESIS. EXCOMUNIÓN, Nos D. Félix Herrero Valverde, por la gracia de Dios y de la santa sede apostólica, obispo de Orihuela, delegado apostólico, etc. A nuestro ilustrísimo cabildo catedral y al colegial, a todos los curas párrocos, vicarios y demás eclesiásticos del clero secular y regular, y a todos nuestros diocesanos, hacemos saber:

Que desde el momento que llegó a nuestra noticia el nombramiento o elección que nuestro cabildo catedral hizo de gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis en la persona del doctor D. Joaquín Sáez de Quintanilla, la tuvimos y consideramos nula y de ningún valor, y al titulado gobernador por ilegítimamente nombrado, y por intruso.

Pero no habiéndonos sido posible manifestar y publicar nuestro juicio, voluntad y resolución, ni hacerla conocer en nuestra diócesis por las circunstancias en que la misma se hallaba, y nos hallábamos también, no pudimos ocurrir de otro modo a tan grave mal, que contrariando nuestras facultades para que reservadamente y del modo posible se remediasen las necesidades de nuestros diocesanos, que debían originarse por falta de jurisdicción legítima.

Más ahora que se nos presenta ocasión de declararla y manifestarla, y hacer conocer la verdad a nuestros diocesanos en materia tan importante, con esperanza de que llegue a su noticia y a la del mismo titulado gobernador.

Solícitos de la salvación de las almas, que Dios nuestro señor ha puesto a nuestro cuidado, no solo le hemos declarado y declaramos como gobernador, vicario general y oficial ilegítimo e intruso, sino que también, desde este lugar en que nos hallamos y en el que ejercemos, hacemos jurisdicción ordinaria por delegación apostólica, como en nuestra propia diócesis con la autoridad de Dios omnipotente; Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de los bienaventurados S. Pedro y S. Pablo y de todos los santos, le excomulgamos y declaramos excomulgado al expresado Dr. D. Joaquín Sáez de Quintanilla, que se dice gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis de Orihuela.

Si en el preciso término de ocho días siguientes al que llegare a su noticia esta nuestra declaración y excomunión que fulminamos contra el mismo, no cesa y se separa del gobierno de nuestra diócesis y de todo acto y gestión de cualquier clase que sea, propia de verdadero y legítimo gobernador, provisor y vicario general de la misma, sirviéndole dicha noticia que tenga y término de ocho días que le señalamos, por las tres moniciones canónicas que se le harían en el dicho término…

… Mandamos en virtud de santa obediencia a nuestro cabildo catedral, colegial y a todos nuestros diocesanos eclesiásticos y seculares de cualquier clase y condición que sean, no reconozcan ni obedezcan a D. Joaquín Sáez de Quintanilla por gobernador, provisor y vicario general de nuestra diócesis desde el mismo instante en que llegue a su noticia lo que dejamos declarado, dispuesto y mandado.

Y para que nuestra misma diócesis no carezca de persona que la rija y gobierne a nuestro nombre y con nuestras facultades, se las concedemos cumplidas y como de derecho se requieren a nuestro Ilmo. cabildo catedral, para que luego que reciba y sea cerciorado de esta nuestra declaración, proceda a hacer elección y nombramiento de gobernador, provisor y vicario general en uno o más individuos, dignidades o canónigos residentes en la actualidad que esté o estén adornados de sana doctrina y demás circunstancias que se requieren por las leyes de la iglesia, sobre lo que le encargamos la conciencia.

Dado en Mirambel, firmado de nuestra mano, y refrendado por nuestro infrascrito secretarlo de cámara a 17 de mayo de 1838. Félix, obispo de Orihuela.

Partida carlista de Ramón Cabrera. Augusto Ferrer-Dalmau.

Esta prepotencia escandalizó a la prensa liberal.

El Eco del comercio (Madrid). 30 de septiembre 1838: Ha llegado a noticia de S. M. la Reina Gobernadora que el M.R. arzobispo don Bernardo Francés Caballero, extraño de estos reinos, y cuya diócesis se halla impedida y al cargo del gobernador que eligió ese cabildo catedral en uso de sus facultades para casos de igual naturaleza, trata de turbar la paz que ha disfrutado hasta ahora, valiéndose para ello del R. Obispo de Orihuela don Félix Herrero Valverde, excitándole a que desde el territorio enemigo en el que reside se entrometa a dirigir aquella división como lo ha pretendido dicho obispo, este atentado envuelve un criminal desprecio de la potestad soberana…

El Eco del comercio (Madrid). 5 de octubre 1838: El estado crítico y lastimoso en que se halla hoy esta desgraciada diócesis de Orihuela, las desgracias de que casi por ensalmo nos hemos libertado, pero que se reproducirán si no se eliminan las causas que las producen, indican que indudablemente hay un mal grave que en descargo de mi deber, ya como patriota que siente los males de su patria, ya como ministro que llora las heridas que con puñal en mano abren en las entrañas de la religión los que por su ministerio deben ser sus más fieles defensores…

Esto mismo es lo que se ve hoy día en este obispado. El escandaloso atentado del cabildo catedral en el 28 de julio último, es un producto necesario de los precedentes que existían.

El seminario de San Miguel que debió dar eclesiásticos doctos, instruidos en las sanas doctrinas de la verdadera religión, tan celosos ministros de Jesucristo como íntegros y fieles ciudadanos, solo ha presentado egoístas orgullosos que si bien aprendieron algunos párrafos de teología, carecían siempre de los demás conocimientos de las ciencias eclesiásticas…

El largo pontificado de don Simón López, prelado de muy buenas costumbres, pero absolutamente iliterato; el no menos extenso del rebelde obispo Valverde, ignorante también, pero de corazón dañino y muy siniestras intenciones, han influido poderosamente para poblar la diócesis de eclesiásticos ignorantes empapados en las doctrinas ultramontanas, dispuestos siempre a llevar adelante a toda costa los planes de sus mecenas.

Los sucesos harto conocidos en el obispado desde 1825 hasta 1834, la conducta artera del obispo extrañado, entonces doctoral de la santa iglesia, su inobediencia al gobierno siendo trasladado a Coria, sus maquinaciones hasta la entrada del ejército francés…

El ejemplo funesto dado por él de perjurio y traición habiendo jurado a nuestra Isabel II por legítima heredera del trono en San Gerónimo de Madrid en junio de 1833, por cuyo acto recibió la recompensa de la gran cruz de Isabel la Católica que admitió, como igualmente el tratamiento de excelencia, el modo vil de que se valió para engañar al gobierno desde la Solana, donde estaba confinado, escapándose de allí a la facción; sus continuos y sostenidos conatos de mantener el espíritu de rebelión en el obispado por medio de sus agentes y por seguidas comunicaciones con muchos del cabildo… 

El cabildo en su elección en junio del año anterior usó de su derecho en silla impedida. El obispo extrañado no puede en tal estado ejercer actos jurisdiccionales, privado como está de todos sus derechos. Y si esto sucede en un obispo extrañado residiendo en un país libre y neutral

¿Qué poder, qué jurisdicción podrá tener uno que campeado en el bando rebelde hace la guerra traidoramente a la nación y a la reina?

Aún más es delito, es un crimen atroz emplear esas armas contra el estado. ¿Y qué delito mayor puede cometer un ciudadano que estar en comunicación con enemigos del estado, aceptar sus comisiones y poner en ejecución sus planes inicuos de subversión y rebeldía?

Pues este es el crimen de los canónigos de Orihuela…

La separación o suspensión provisional de algunos curas, los más marcados de carlismo y de satélites de Valverde, y recoger las licencias de predicar y confesar a los eclesiásticos notoriamente desafectos, es lo único que ha hecho a fin de impedir que los enemigos de nuestra reina llevasen a cima sus proyectos.

Que esto se ha conseguido en gran parte; que el gobernador de la mitra ha herido en lo más vivo a los rebeldes, lo demuestra el feroz encono del obispo traidor, y los no interrumpidos trabajos de sus secuaces, ya para sacarlo del destino, ya para ridiculizarle, hacer ilusoria su autoridad y presentarle a la vista de toda la diócesis como intruso y excomulgado, y con él a todos los eclesiásticos fieles al juramento de nuestra constitución y reina, como se ve en todas las iglesias del obispado…

Propaganda contra el Carlismo.

El Eco del comercio (Madrid). 16 de octubre 1838: Con la mayor sorpresa y el sentimiento más profundo se ha enterado la augusta Reina Gobernadora de las comunicaciones de V. S. y otras autoridades acerca de la conducta observada por la mayoría del cabildo catedral de Orihuela, con motivo de la carta que recibió del obispo rebelde de aquella diócesis don Félix Herrero Valverde, declarando incurso en excomunión al gobernador eclesiástico…

El Correo nacional (Madrid). 18 de noviembre 1838: Había en la diócesis de Orihuela un obispo que habiendo sido por diez años el cuchillo de todos los que diferían de sus opiniones, permaneció en sus diócesis hasta hace algún tiempo, pero no con tanta quietud que no hubiera provocado contra sí medidas muy antiguas que datan desde setiembre de 1834…

Siguió este señor obispo su marcha contra la Reina y sus instituciones, apoyado en una tolerancia que hasta cierto punto es la causa de nuestros males, y pareciéndole esto poco, se unió con Cabrera. Esa llegada de un obispo sanguinario fue para Cabrera un refuerzo extraordinario, y le hizo presidente de la junta que tenía establecida.

Este obispo rebelde no encontró otra cosa mejor que hacer en obsequio de su partido que promover un cisma, y para eso suponiendo ser un delegado del pontífice dirigió al cabildo de Orihuela una pastoral diciendo que el gobernador eclesiástico de aquella diócesis estaba mal nombrado, y que en su consecuencia debía proceder al nombramiento de otro.

Es de advertir que el gobernador era un sabio, un patriota, es preciso hacerle esta justicia, y por eso no agradaba al obispo rebelde. ¿Y qué hizo el cabildo de Orihuela que había respetado por espacio de seis meses a este gobernador?

Se reúne para obedecer las órdenes de un obispo declarado rebelde, lo mismo que si hubieran sido comunicadas por el gobierno de Madrid; y para proceder a esta elección pasa un oficio al alcalde diciendo que, con motivo de la pastoral del obispo se reunía para verificar lo que en ella se disponía.

El juez encontrándose con un recado de esta especie, reunió unos cuantos nacionales y pasó a arrestar a los canónigos trasladándolos a las casas de ayuntamiento con la decencia que debió y dio parte. Se mandó formar causa sobre este hecho escandaloso y los canónigos fueron llevados a la isla de Tabarca…

Volvieron, señores, los canónigos a consecuencia de una orden y se reúnen autorizados por el gobierno para obedecer las órdenes de un obispo extrañado y declarado rebelde…

El resultado es, señores, que Carlos V da órdenes a nuestro gobierno y éste a la diócesis, porque en nombre de D. Carlos se ha pasado esa orden, que por fin ha cumplimentado el cabildo de Orihuela. Yo veo, señores, en la conducta que aquí se ha observado que se sigue un plan contrario al sistema que la nación ha proclamado.

Diario de avisos de Madrid (Madrid). 13 de abril 1839: TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA. Por el presente, y en virtud de providencia del tribunal supremo de justicia, se cita, llama y emplaza al R. obispo de Orihuela don Félix Herrero Valverde, cuyo paradero se ignora, para que en el término de nueve días que por este primer edicto se le asignan, se presente en dicho supremo tribunal …

En septiembre de 1839 el pretendiente Carlos cruzó la frontera francesa con su familia tras siete largos años de lucha. La primera Guerra Carlista había terminado.

Nuestro prelado Félix Herrero, al igual que su antecesor, había huido a Italia.

El regreso de las Salesas.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Francisco Luis Galiano Moreno.

Por Real Decreto de 1841, las propiedades de las órdenes religiosas pasaron a ser bienes nacionales. Todos los conventos masculinos de Orihuela más el de las salesas fueron subastados y adquiridos por particulares.

Diario de avisos de Madrid. 29 de enero 1843: Venta de bienes nacionales. Pertenecientes al Clero Secular. El edificio que fue convento de las religiosas Salesas de Orihuela, situado en aquella ciudad, sus obras son enteramente nuevas, y consta de un cuadrado de 6120 palmos valencianos superficiales y 67 de altura; no se le conoce carga alguna; se halla arrendado por 1250 rs. anuales, a condición de cesar el arriendo el último día del mes en que el comprador tome posesión; ha sido tasado en 1021800 rs., cantidad en que se saca a subasta.

El 18 de julio de 1844, entre las cinco y las seis de la mañana, tras solicitar la piedad de la reina, buena parte de las salesas expulsadas siete años antes, regresaron a Orihuela. Al menos tres habían muerto en Madrid.

El Católico (Madrid). 16 de julio 1844: El jueves de la semana pasada salieron de esta corte con dirección a su monasterio de Orihuela las religiosas Salesas que la revolución había expulsado de él y traídolas a reunirse con sus hermanas las del monasterio de la Visitación de esta corte.

El gobierno, previos los informes de la diputación provincial de Alicante y del ayuntamiento de Orihuela, ha accedido a las instancias que le tenían hechas las religiosas para que se les permitiera regresar a su monasterio.

Así se ha verificado al fin; si bien llevan el desconsuelo de regresar solo quince cuando fueron diez y ocho las que vinieron, habiendo fallecido aquí tres de estas. Van acompañadas de su correspondiente escolta, y las acompañan también dos de sus capellanes.

La despedida de sus hermanas que tuvieron el consuelo de hospedarlas, ha sido en extremo tierna cual puede imaginarse. Felicitamos al gobierno por haber obrado en justicia atendiendo tan razonable demanda; pero es preciso además que procure remediar el estado de miseria en que se encuentran las vírgenes del Señor y que debe abochornar a todo gobierno que se precie de justo y de caballero.

El Clamor público. Madrid, 24 de julio de 1844.

El Clamor público (Madrid). 24 de julio 1844: Orihuela, a 20 de Julio. Han llegado procedentes de esa corte 12 religiosas Salesas y ocupado al momento su monasterio. Es el tercer viaje que, en el transcurso de 18 años han hecho estas Vírgenes del Señor para quienes puede decirse que se ha relajado el voto de perpetua clausura. Vinieron en 1826 y se marcharon a Madrid en 1837.

Por si ignoran ustedes la historia de la fundación de este convento y la de su supresión, la referiré con brevedad. Don Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis, extrañado ahora del reino por haberse unido a la facción, era muy atendido del pretendiente, y logró del mismo la erección de aquel establecimiento.

Don Carlos costeó la obra, don Carlos fue el alma de todo, y él mismo y su esposa tomaron el título de fundadores.

Con poderes de ambos infantes, se compraron en gran porción fincas que habían de servir para la primera dotación de las madres, y en nombre de SS. AA. se practicó todo por manera que Valverde hizo adquirir entonces a aquellos la mayor popularidad en esta ciudad.

Recuerdo haber visto en una de las mejores habitaciones del edificio el retrato del infante del más exacto parecido. No sé qué se habrá hecho de este cuadro.

En marzo del año 37, es público que el rebelde Forcadell invadió este país, y cierto también que aquí halló inmensos recursos y escandalizó a la nación el extraordinario número de hombres que reclutó para sus filas.

Y aunque se habló mucho de las simpatías que en esta ciudad encontró, no seré yo quien diga que también las tuvieran las Salesas, porque su carácter religioso y su sexo las ponen a cubierto de toda inconsideración.

Luego que la población volvió a la obediencia del gobierno de Cristina, en nombre de su excelsa hija, la autoridad superior de la provincia, entre otras medidas, tomó la de cerrar el convento referido; y sus moradoras fueron trasladadas al de su orden de Madrid.

Respecto a la justicia, utilidad y conveniencia de esta restauración, vds. como más entendidos dirán lo que les parezca; únicamente me limito a observar que el vulgo, que solo juzga de las exterioridades de los gobiernos, da por seguro y próximo el triunfo de los carlistas.

Las infelices monjas de los otros tres conventos se sostienen de limosnas que la caridad y la filantropía de la sociedad de señoras les proporcionan ¿Cómo ha de atenderse también sin perjuicio de aquellas al alimento de las recién venidas?

Deseo sinceramente a estas tranquilidad y resignación para sufrir las privaciones de sus hermanas. (Corresponsal del Clamor Público).

El Católico (Madrid). 16 de julio 1844

El Católico (Madrid). 26 de julio 1844: MURCIA. ORIHUELA, 22 de julio. Hace cuatro días llegaron a esta ciudad las religiosas Salesas, a quienes S. M. ha permitido regresar a su monasterio, del que arbitraria e injustamente fueron arrancadas el año 37.

Han sido recibidas con todo respeto y con satisfacción; y todos los padres de familias celebran mucho su venida, con la cual se tendrá un colegio de educación para niñas, que tanta falta hace en este país.

El Católico (Madrid). 6 de agosto 1844: Al anunciar hace días la traslación de las religiosas Salesas de Orihuela desde esta corte, a donde las echó la revolución, a su antiguo monasterio de dicha ciudad, dijimos que habían sido acompañadas por una escolta.

Mejor informados hoy, debemos manifestar que no fue esto cierto pues las religiosas salieron solas y solas fueron todo el camino sin más acompañamiento que dos eclesiásticos y el criado de la generosa persona que ha corrido con satisfacer todos los gastos de esta traslación después de haber procurado hacerlas en Orihuela el más grato recibimiento.

La generosa persona que corrió con todos los gastos era otro famoso carlista declarado. Matías Sorzano, regidor municipal de Orihuela en 1835, fue eliminado de la lista de mayores contribuyentes utilizada para escoger a los representantes políticos por su desafección a la Monarquía Constitucional.

Retrato de Matías Sorzano Nájera. Óleo sobre lienzo. Vicente López. Enlace al Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Matías había optado también por el destierro; pero terminada la guerra regresó a Orihuela y se permitió comprar al Estado al menos tres conventos desamortizados. Entre ellos estaba el de las Salesas; y se lo devolvió a las monjas.

El obispo Herrero Valverde aún tardaría tres años en volver de Roma. En 1847, ya anciano, entró en Orihuela montado en el carro de Matías, aclamados ambos por la multitud. Había permanecido toda una década como prelado doméstico del Papa Gregorio XVI.

El Tiempo (Madrid). 15 de noviembre 1846: Por la siguiente circular del gobernador eclesiástico de Orihuela, venimos a saber oficialmente el levantamiento del destierro del obispo de aquella diócesis, D. Félix Herrero Valverde, ausente hace diez años.

«La Reina nuestra señora (Q. D. G.) se ha dignado alzar el extrañamiento impuesto al ilustrísimo señor D. Félix Herrero Valverde, dignísimo obispo de esta diócesis; según se nos comunica en real orden.

En su consecuencia hemos dispuesto se cante un Te Deum en acción de gracias en todas las parroquias de esta diócesis, y se nombre al prelado en la colecta de la misa y demás oraciones públicas. Lo que comunicamos a V. para su cumplimiento.

Dios guarde a V. muchos años. Palacio Episcopal de Orihuela, 6 de noviembre de 1846.

El Heraldo (Madrid) 28 de marzo 1847: Gacetilla de provincias. Orihuela, 23 de marzo. «Ayer a las cinco de la tarde entró en esta ciudad el Ilmo. Señor don Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis, acompañado del señor jefe superior político de la provincia.

Había ordenado S. M. que se le recibiera con todos los honores debidos a su alta dignidad, y se han llenado sus deseos, siendo muy grande la satisfacción y contento del prelado por el grande entusiasmo con que ha sido recibido».

La prensa liberal se quejó del trato que recibía el prelado carlista y pidió que lo vigilasen.

El Español. 13 de octubre 1847: Recordamos al señor ministro de Gracia y Justicia, cuya prudencia y tino nos son bien conocidos, que procure enterarse del verdadero estado de las cosas en la diócesis de Orihuela…

La autoridad del prelado debe sin duda ser sostenida en todo lo tocante a la disciplina de su iglesia; pero la posición particular del de Orihuela, que, como todo el mundo sabe, pasó al campo de D. Carlos, exige de parte del gobierno la vigilancia necesaria a impedir que las pasiones y los resentimientos del hombre de partido influyan en la conducta del prelado…

El Clamor Público (Madrid) 13 de noviembre 1846: En el día 6 del corriente recibieron las autoridades de Orihuela una Real orden, participándoles que S. M. se ha servido permitir a don Félix Herrero Valverde, obispo de aquella diócesis, que vuelva a ella mandando que se le haga el recibimiento correspondiente a su jerarquía…

… Para conocer la trascendencia de tal medida, no basta considerar el espíritu público de aquella población fanática hasta el extremo; es preciso también tomar en cuenta las circunstancias del agraciado, sin olvidar que se le ha indultado antes de que pudiera implorar la Real Clemencia, como se deprende del cotejo de la fecha.

Siendo Valverde el canónigo más moderno de la iglesia de Orihuela, y hallándose en la edad de 45 años, se le dio la mitra en 1824 para recompensar sus servicios a favor del absolutismo y la persecución que, como gobernador de la misma, hizo a los liberales de aquella época.

Cuando doña Isabel II fue jurada princesa de Asturias, Valverde le prestó homenaje y recibió la gran cruz de Isabel la Católica. Al poco tiempo, ocurrida la muerte de Fernando VII, conspiró públicamente a favor de don Carlos, y el gobierno le extrañó.

Estuvo con este motivo ausente del obispado, hasta la invasión del cólera; entonces suplicó que se le permitiese residir en él protestando de su lealtad a la Reina.

No tardó mucho tiempo en repetir su anterior conducta, y se le destinó a la Solana, desde donde dirigió varias exposiciones a S. M., queriendo justificarse y prometiéndole adhesión.

Por entonces fue cuando Cabrera tenía ya organizadas algunas fuerzas facciosas en el Maestrazgo, y creyó Valverde que era la mejor ocasión de servir al despotismo. Se unió a aquellas hordas; tomó parte activa en todo cuanto hicieron y mereció ser nombrado presidente de la junta carlista de Mirambell.

Verificado el convenio de Vergara; el obispo de Orihuela no quiso acogerse a él; fue de los últimos facciosos que abandonaron la Península, marchó a Roma bajo la protección del cardenal Lambruschini y se estableció luego en el convento de Loreto, donde habrá recibido la autorización para volver.

Este es el hombre a quien el gobierno permite volver a España y ocupar el puesto que abandonó para seguir la causa de don Carlos. Entretanto, militares, ilustrados que han derramado su sangre en defensa del Trono de doña Isabel II, se hallan ausentes de su patria, sin que se les conceda regresar a ella.

Félix Herrero Valverde. Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela.

Herrero Valverde falleció el 29 de marzo de 1858 y fue enterrado en el altar mayor de la iglesia del monasterio que había fundado en Orihuela.

La Paz. Murcia. 11 de abril 1858: Orihuela 3 de abril. El lunes 29 del pasado mes, a las dos menos cuarto de la tarde, falleció el Ilustrísimo Sr D. Félix Herrero Valverde, obispo de esta diócesis. Inmediatamente fue embalsamado su cadáver y puesto en un modesto catafalco en un salón de su propio palacio, donde se dijeron misas por el eterno descanso de su alma en cuatro altares que al efecto se construyeron.

Estuvo expuesto todo el día 30; y el 31, a las once de la mañana, se principiaron los oficios, según el ritual de los obispos, habiendo sido sepultado a las tres de la tarde del mismo día en el monasterio de religiosas salesas de esta ciudad, de que era fundador.

Monasterio de las Salesas. Víctor Sarabia Grau.

Epílogo.

Monasterio de Las Salesas. Retratos de los santos franceses cofundadores de la Orden de la Visitación de Nuestra Señora. Francisco de Sales (1567/1622) y Juana Francisca Fremyot de Chantal (1572-1641).
Puerta del Convento. Foto Ajomalba.

La entrada al convento, situada a la izquierda, ostenta unidos los escudos de España y Portugal, países de nacimiento de los príncipes fundadores.

Manuel Sola Pérez.

Las imágenes contenidas en las cuatro hornacinas de la fachada de la iglesia (decapitadas en la Guerra Civil), son obra de Santiago Baglietto y representan a San Carlos Borromeo y San Francisco de Asís, por los nombres de los príncipes Carlos y Francisca, y a San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal como fundadores de la Orden de la Visitación.

Foto Ajomalba. Ministerio de Cultura.

Terminada la contienda, se tallaron nuevas cabezas para las cuatro esculturas;  y la cruz, destruida también, fue sustituida por un Sagrado Corazón de Jesús. Y esto me da pie para contar una anécdota:

El Sagrado Corazón de Jesús es una antiquísima devoción que llegó a España y a sus colonias americanas a través de los Jesuitas en el siglo XVII.

He contado como, expulsados estos, su colegio en Orihuela pasó a manos del Obispado para albergar una casa de enseñanza y colegio para niñas pobres cuyo impulsor fue el obispo José Tormo, enemigo declarado de la Compañía de Jesús como la mayoría de los prelados de la época. 

Tormo persiguió duramente esa veneración a una parte del cuerpo considerándola una práctica pagana. A sus devotos se les llamaba despectivamente alacoquistas o cordícolas. Con la extinción de la Compañía, el Sagrado Corazón sufrió un periodo de ostracismo para regresar años después con gran impulso.

Foto Ajomalba. Ministerio de Cultura.

En la inacabada iglesia de los jesuitas levantaron un espectacular templo para las Salesas. Sobre el frontón colocaron la cruz desaparecida durante la Guerra Civil; que terminada la contienda fue sustituida por un Sagrado Corazón de Jesús, aquella devoción que el obispo Tormo pretendió erradicar.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

No, no se trató de recordar a los jesuitas. Resulta que la gran impulsora del culto al Sagrado Corazón en el siglo XVII fue Santa Margarita María Alacoque.

Santa Margarita María Alacoque.

Esta religiosa, apoyada posteriormente por los hijos de San Ignacio, aseguraba que se le apareció Jesús y le transmitió las siguientes palabras:

Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio e ingratitud…

¿A qué orden pertenecía Margarita? A la de la Visitación de Santa María; esas monjas conocidas popularmente como salesas que hasta hace poco ocupaban el edificio. Seguramente fueron ellas las que eligieron el Sagrado Corazón de Jesús para decorar el frontón de su iglesia.

Sagrado Corazón. Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.

En el año 2012 las salesas regresaron a Madrid; al monasterio de donde llegaron hace casi dos siglos. La escasez de vocaciones, su avanzada edad y la imposibilidad de mantener el enorme edificio provocaron esta decisión.

En enero de 2019 colocaron en la plazuela un busto en bronce del que fue obispo de Orihuela entre los años 1996 y 2005, Victorio Oliver Domingo. Es obra del imaginero Ramón Cuenca Santo.

Plazuela de las Salesas. 18 de enero de 2019. Ayuntamiento de Orihuela.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba). 

Mi agradecimiento a Jorge Belmonte Bas.

A continuación os dejo el decreto del Consell por el que se declara el monasterio como Bien de Interés Cultural y un reportaje fotográfico realizado por mí mismo.

Pinchando la siguiente imagen se accede al decreto del Consell por el que se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, el Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela:

Enlace.

Galería fotográfica del Monasterio de la Visitación.

Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.
Real Monasterio de la Visitación de Santa María de Orihuela. Foto Ajomalba.