ORIHUELA, informe preliminar

Ajomalba.

Orihuela, informe preliminar.

Localidad perteneciente a la comarca de La Vega Baja del Segura con 38.712 habitantes en 1930 y 43.619 en 1940, en la que los partidos dinásticos y los tradicionalistas aglutinaban a las clases dirigentes.

Orihuela en 1935. Archivo Cánovas Seiquer.

Con el impulso inicial del obispo Juan Maura Gelabert, desde finales del siglo XIX la Iglesia trató de organizar a los trabajadores para evitar “la subversión social”.

Entierro del obispo Juan Maura Gelabert 1910. Colección Javier Sánchez Portas.

Con esa finalidad, crearon en 1887 el Círculo Católico de Orihuela, en 1914 un Sindicato Agrícola y en 1919 la Federación de Sindicatos Agrícolas.

Impulsada por el canónigo Luis Almarcha, dicha federación contaba en 1920 con cuarenta y cinco sindicatos, alcanzando un movimiento económico cercano a los dos millones de pesetas.

Luis Almarcha Hernández

Poco a poco se fueron incorporando otros sindicatos similares de Almoradí, Benejúzar, Bigastro, Catral, Formentera, Rafal, Rojales y San Fulgencio.

Ya metidos en los años veinte, los socialistas iniciaron los trabajos para crear una organización obrera de clase. Con ayuda de los compañeros de Callosa de Segura celebraron por primera vez el Primero de Mayo en 1923.

Augusto Pescador y otros miembros del Partido Socialista en 1935. AMO. Sección “Archivo Gráfico”. Colección Joaquín Ezcurra Alonso.

Al año siguiente se creó la Agrupación Socialista que sólo contaba con veinticinco afiliados en 1929, poco antes de aparecer la Juventud Socialista.

Durante la II República las derechas locales estuvieron muy divididas. A partir de 1935 se constituyó un importante núcleo de Falange Española.

Colección Javier Sánchez Portas.
17 de Julio de 1932. La corporación republicana en la puerta del ayuntamiento presidida por Alberto Escudero Bernícola.

Los republicanos estaban encuadrados en UR, el PRRS, AR e IR. En el movimiento obrero se mantenía la hegemonía de UGT y PSOE, que vio crecer el número de sus afiliados y simpatizantes hasta alcanzar casi un tercio de los votos en 1933.

Sus dirigentes más destacados fueron Antonio Cubí, secretario local; Isidoro Sánchez, alcalde y Pascual Soriano, presidente del Frente Popular.

También se crearon Agrupaciones Socialistas en algunas partidas como La Murada o San Bartolomé/Mudamiento.  Ya en 1936 se crearon la CNT y el PCE, con gran desarrollo de los comunistas durante la Guerra Civil.

Archivo Municipal de Orihuela.

Dos años después contaban con ciento ochenta y un afiliados, entre ellos treinta y dos mujeres a pesar de “las características especiales de este pueblo” y treinta y seis compañeros destinados en el frente.

Aunque funcionaban deficientemente, disponían de siete células de barriada y una de empresa, organizando el SRI con unos mil afiliados.

Existían radios del PCE en la Media Legua, Molíns, Hurchillo, Arneva y La Murada, en la mayoría de los cuales se reconocía no haber hecho ningún trabajo para incorporar a la mujer a la vida política y sindical. Eran de los que decían “las mujeres a la cocina”.

En el aspecto sindical, la CNT creó una Colectividad Agrícola, el PCE organizó una sección de la Federación Provincial Campesina y la UGT controlaba la mayoría de los quince sindicatos locales, entre los que destacaba la Federación de Trabajadores de la Tierra, que contaba también con una Colectividad Agrícola y había colectivizado una industria de la localidad.

Según consta en la Causa General, durante la Guerra Civil fueron asesinados o fusilados tras sentencia de los Tribunales Populares un total de setenta y ocho vecinos de la localidad (aunque no todos eran oriolanos).  Estos dramáticos hechos sucedieron en diversos escenarios, principalmente entre los meses de agosto y diciembre de 1936.

Memoria. Cálculo preliminar de daños, perjuicios y asesinatos. Archivo Municipal de Orihuela.
Memoria. Cálculo preliminar de daños, perjuicios y asesinatos. Archivo Municipal de Orihuela.
Memoria. Cálculo preliminar de daños, perjuicios y asesinatos. Archivo Municipal de Orihuela.
Memoria. Cálculo preliminar de daños, perjuicios y asesinatos. Archivo Municipal de Orihuela.
Memoria. Cálculo preliminar de daños, perjuicios y asesinatos. Archivo Municipal de Orihuela.
Memoria. Cálculo preliminar de daños, perjuicios y asesinatos. Archivo Municipal de Orihuela.
Memoria. Cálculo preliminar de daños, perjuicios y asesinatos. Archivo Municipal de Orihuela.
Memoria. Cálculo preliminar de daños, perjuicios y asesinatos. Archivo Municipal de Orihuela.
Memoria. Cálculo preliminar de daños, perjuicios y asesinatos. Archivo Municipal de Orihuela.

Veintinueve eran sacerdotes o religiosos; el resto pertenecían a Falange Española o al resto de formaciones de la derecha. Únicamente se produjeron dos muertes más allá de 1936: una en 1937 y otra en 1938 (esta última por «sufrimientos en la cárcel»).

Se responsabilizó de todos estos crímenes a «milicianos del Frente Popular» o al Tribunal Popular de Alicante.

Miguel Ors reduce estas cifras a setenta y cuatro, todos hombres. De esta lista, cuarenta y dos fueron “paseados”; veintidós fusilados tras recibir condena por el Tribunal Popular; cuatro perecieron en la saca de noviembre de 1936 en Alicante; dos murieron en la cárcel y otros dos de modo desconocido. El grueso de las víctimas fueron religiosos, agricultores, abogados y militares, algunos de avanzada edad.

Muchos vecinos de Orihuela, ciento siete en total, pasaron por los Tribunales Populares de Alicante. De ellos veintidós fueron condenados a muerte, veintiuno quedaron absueltos y el resto sufrió distintas penas.

José Antonio Primo de Rivera.

El mayor juicio y el más mediático fue el celebrado contra quienes secundaron el intento de liberación de José Antonio Primo de Rivera en Alicante, un puñado de campesinos, en gran parte de la partida de El Mudamiento, reclutados por el barón de Linde, al que durante el juicio acusaron de haberles engañado.

La mayoría de las muertes “extralegales” fueron obra de unos pocos pistoleros destacando Ramón Velasco Cases, un vecino de Benejúzar apodado “El Pincelito”. Algunos fueron juzgados (Pincelito y uno de sus cómplices durante la guerra) y acabaron ejecutados al terminar la misma.

Monumento en recuerdo del asesinato de Francisco Díe.

Siguiendo con el informe de la Causa General, en agosto de 1936 fueron saqueados la mayoría de los templos, destruidos sus altares y quemadas imágenes y ornamentos.

El Seminario de San Miguel se convirtió en “campo de trabajo” en el que fueron encarceladas muchas personas durante la guerra y en la inmediata postguerra, cuando se le denominó Prisión Central.

Seminario de San Miguel. Penal para los dos bandos.

El Colegio de Santo Domingo fue utilizado como Academia de Carabineros; el Convento de la Trinidad, Guardias de Asalto; el de San Gregorio, cuartel de Bomberos; el de Capuchinos, Hospital de Sangre; el de San Francisco, cuartel de Aviación; el Colegio de Jesús María, cárcel preventiva y luego Instituto de Segunda Enseñanza; el Palacio Episcopal, Casa del Pueblo.

Colegio Jesús María, cárcel provisional.

Otros edificios religiosos sirvieron como almacenes, sedes de organismos obreros y alojamientos para los numerosos refugiados que llegaron a la ciudad.

Convento de Capuchinos. Hospital de Sangre. Archivo Paco Escudero.
Convento de Capuchinos. Hospital de Sangre. Gentileza de M.J. Aliaga.

Fueron asimismo saqueadas las numerosas ermitas e iglesias de las partidas de La Murada, La Matanza, Desamparados, La Aparecida, Molíns, Hurchillo, Torremendo, Pilar de la Horadada, Rebate, San Bartolomé y La Marquesa.

Resulta al menos curioso que cuando el fiscal de la Causa General pidió al alcalde de Orihuela que le facilitase los nombres de los sospechosos de todos estos delitos y crímenes, éste le contestase en febrero de 1942, que: «hechas las averiguaciones pertinentes por mis agentes resulta que se desconocen los nombres de los causantes de los hechos delictivos».

Como es lógico, dada la estructura económica de la ciudad, los represaliados durante el franquismo fueron en su mayoría trabajadores agrícolas y obreros manuales de diversos oficios: sastres, panaderos, albañiles, barberos, carteros, herreros, tipógrafos, carpinteros, ferroviarios, etc…

También algún abogado, estudiantes, miembros del Ejército o de las Fuerzas de Seguridad, destacando un sacerdote.

Plaza Nueva y Calle Luis Barcala, 1931. Ministerio de Cultura.

Además de los delitos citados por la Causa General, otros individuos fueron acusados por su pertenencia a la dirección de partidos y sindicatos afectos al Frente Popular o a sus diversas organizaciones.

También por haber sido alcaldes pedáneos; por milicianos o por haber intervenido en requisas, saqueos, controles de empresas, detenciones o denuncias; por haber marchado voluntarios al frente y haber alcanzado alguna graduación; por haber hecho propaganda de la “causa marxista”, por haber participado en la “recuperación de prófugos” que trataban de esquivar su marcha al frente; por haber proferido amenazas o por haber sido testigos de cargos contra personas de derechas.

Cincuenta vecinos de Orihuela fueron condenados a la pena de muerte por adhesión a la rebelión; aunque a once se les conmutó la condena por la de treinta años de reclusión mayor aplicada también a veintidós personas.

La pena más frecuente fue la de doce años y un día de reclusión menor por auxilio a la rebelión, aplicada, al menos a ciento diez procesados. Les siguieron las de veinte años de reclusión o seis años y un día, aplicadas en ambos casos a más de cuarenta acusados.

La geografía carcelaria por la que transitaron estos presos durante la postguerra fue muy variada. A nivel provincial los campos de concentración de Albatera, el Castillo de Santa Bárbara en Alicante. Las dos cárceles de la propia Orihuela, la de Elche, la cárcel de mujeres de Monóvar y, sobre todo, el Reformatorio de adultos de Alicante.

Campo de Trabajo de Albatera. Biblioteca Digital Hispánica. BNE.
Campo de Trabajo de Albatera. Biblioteca Digital Hispánica. BNE.

En el resto de España, los penales de Formentera (Baleares) o El Dueso, los campos de concentración de Aranda de Duero, San Juan de Mozarrifar, Valdenoceda o Portaceli, las prisiones de Toledo, Málaga, Gijón, San Miguel de los Reyes (Valencia), Madrid, Bilbao, Guadalajara, etc.

Archivo Municipal de Orihuela.

Muchos vecinos de Orihuela fueron enviados a trabajar en Batallones Disciplinarios o Colonias Militarizadas en el Canal del Alberche, Dos Hermanas, la reconstrucción de Belchite, Bielsa y Teruel, el pantano de Benagéber, Aranjuez o Talavera, entre otros lugares.

La Ley de Responsabilidades Políticas se aplicó a más de doscientas treinta personas; pero dada su insolvencia, casi todos fueron condenados a la inhabilitación para cargos públicos durante dos o cinco años, siendo imposible aplicarles penas económicas.

La Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo afectó a muy pocas personas, entre ellas al diputado Romualdo Rodríguez de Vera, a José María Sarabia Pardines y a José María Lucas Parra, personajes que habían pertenecido a Logias de otras localidades.

En los campos de concentración nazis fueron internados ocho vecinos de la ciudad de los cuales sobrevivieron dos. El resto fue asesinado en Gusen. Otros nueve (entre ellos el poeta Miguel Hernández) fallecieron por distintas enfermedades en las cárceles.

Fueron muy numerosos los oriolanos que marcharon al exilio, en su mayoría a Francia y sus posesiones en el Norte de África, especialmente Orán. Otros marcharon a México, Bolivia, Chile o Checoslovaquia.  Algunos fueron regresando, parcialmente al principio (se les autorizaba la estancia durante un mes) en los años cincuenta.

El buque Stanbrook con destino a Orán. 1939.

La represión contra las mujeres afectó solo a unas cuarenta personas, seis de ellas maestras. También fueron sancionados varios maestros, algunos de los cuales fueron declarados cesantes por no haberse presentado en su destino, por estar en la cárcel o en el exilio.

La Comisión depuradora de la enseñanza remitió una lista de más de cuarenta nombres, la mayoría calificados como “activistas revolucionarios”, “destacado elemento de izquierdas”, “mujeres antifascistas”, “peligrosos elementos comunistas”, etc.

Comisión Depuradora Magisterio. 1939. Archivo Municipal de Orihuela.

La depuración del personal del Ayuntamiento dio los siguientes resultados: cincuenta y un afectos por treinta y cuatro desafectos, clasificados como: “elementos de izquierdas” y “destacados elementos de izquierdas” o “destacadísimos elementos de izquierdas”.

Ayuntamiento de Orihuela en Plaza de la República.

En la empresa de los coches de línea se pidieron una docena de informes, resultado ocho afectos, dos desconocidos por ausentarse durante la guerra y un par de desafectos.

En Correos, Manuel Alzamora fue destituido por haber militado en la CNT al igual que uno de sus subalternos. Otro jefe de negociado pertenecía al PSOE. De los cuatro carteros urbanos, tres fueron denunciados por el otro, encarcelado durante la guerra. Algunos eran dirigentes del PRRS o de IR.

Depuración Riegos de Levante. Archivo Municipal de Orihuela.
Depuración Correos. Archivo Municipal de Orihuela.

La Compañía de Ferrocarriles Andaluces también pidió informes de sus empleados. Para Riegos de Levante se hicieron cuarenta y cinco informes, entre los que señaló a diez y seis desafectos.

Por supuestos delitos cometidos con posterioridad a abril de 1939 fueron detenidos, juzgados y condenados en algunas ocasiones numerosos vecinos de Orihuela: doce en 1943 por ser considerados “peligrosos”; otros fueron condenados en 1944 por reunirse en una taberna o por hacer y repartir copias de una carta de Indalecio Prieto; en 1946 por injurias contra el Régimen; en 1947 por “organización clandestina”; en 1948 por pintar letreros con vivas a la FAI, etc.

Francisco Ros Alifa.

Pero sin duda, las detenciones más numerosas fueron las que se produjeron en 1945, con ocasión del supuesto “complot comunista” tras la muerte del inspector de policía Maján, en una partida de Elche, que afectó a más de cincuenta vecinos de Orihuela, además de a otros muchos de la comarca, afiliados al PCE o a otros partidos e incluso anticomunistas declarados -como Francisco Ros Alifa- que fueron sometidos a malos tratos y torturas.

Cuando fueron trasladados al Reformatorio de Alicante, estuvieron presos algunas semanas y fueron finalmente puestos en libertad, la mayoría sin cargos.

Antonio José Mazón Albarracín
Francisco Moreno Sáez.

Nota:

Para un mejor conocimiento de lo ocurrido en Orihuela durante estos años pueden consultar (pinchando la imagen se accede a mis trabajos en versión PDF):

Pinchad aquí.

MAZÓN ALBARRACÍN, Antonio José, La II República y la Guerra Civil en Orihuela, Vistas desde el puente de Rusia. Ajomalba. Orihuela, 2010.

Pinchad aquí.

MAZÓN ALBARRACÍN, Antonio José, “La política oriolana entre las elecciones de 1931 y la victoria del Frente Popular”, en AA.VV., La Orihuela de Miguel Hernández. 1910-1942. Fundación Miguel Hernández. Murcia, 2011, págs. 29-45.

 

CASTAÑO MARTÍNEZ, Agustín y Ricardo, Orihuela durante la Guerra Civil española. Orihuela, 2011.

La Calle de Colón.

Ajomalba. 2017.

La calle de Colón.

La calle de Colón desde el Puente de Poniente. Colección Javier Sánchez Portas.

En cada aniversario de la llegada de Colón a América, una de nuestras calles cumple años: la que lleva su nombre, la calle de Colón.

Inaugurada el 16 de octubre de 1892, cuando todavía no existía, las circunstancias de este bautizo nonato demuestran que la imprevisión y falta de recursos de nuestro Ayuntamiento es un mal que arrastramos desde tiempos inmemoriales.

Hasta entonces, la bajada del Puente de Poniente era lo que hoy llamaríamos un punto negro en la circulación. En una zona tan transitada, la pronunciada pendiente combinada con el violento giro hacia la calle del Ángel provocaba frecuentes accidentes entre carruajes y algún que otro atropello a los peatones.

Anotaciones sobre Plano Villanueva.

Tratando de solucionar de una vez el problema y mejorar el ornato público en una zona tan sensible, el Ayuntamiento adquirió dos casas en la calle Mayor y otra en la de la Feria para ser derribadas abriendo un acceso directo a la de la Feria, la vía que formaba parte de la carretera Alicante-Murcia.

La cercanía del cuarto centenario del descubrimiento de América puso en bandeja a las autoridades municipales oriolanas una ocasión para dar brillo especial a esta apertura. La llamarían Calle de Colón y así lo anunciaron públicamente.

El independiente. 10 de octubre 1892: AYUNTAMIENTO. Sesión del 9 de octubre de 1892. Autorizar al Sr. Presidente para que solemnice en la forma que tenga por conveniente la fecha del IV centenario del descubrimiento de América, y que la calle que ha de abrirse desde la calle Mayor a la plaza de Caturla, se denomine de Colón en memoria de aquel grande acontecimiento.

El sábado quedó definitivamente convenido el precio que se le ha de dar al señor Candela por la casa en la que se ha de producir la reforma que tanta falta hace para el ensanche de la calle, y para que los carruajes puedan transitar con más facilidad. Según nuestras noticias muy pronto empezará el derribo.

A pesar de las penurias económicas de aquellos años, por todo el país se celebraron eventos relacionados con la gesta de Colón: publicaciones, congresos, conferencias, exposiciones, etc.

Carteles IV Centenario del descubrimiento de América.

Para conocer de primera mano lo que pasó durante aquellos días en Orihuela, usaremos principalmente «El Independiente», diario local muy critico con el Ayuntamiento que circulaban por aquellas fechas. Y también alguna noticia del semanario «El Pueblo», mucho más favorable al Consistorio.

El martes, víspera de la Virgen del Pilar, «El Independiente» dedicó un amplio artículo a Colón y su histórica gesta; mencionando que Murcia también había dedicado al insigne marino la antigua calle de la Alameda.

El independiente. 11 de octubre de 1892.

Orihuela no podía ser menos. Para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento, ensalzado por el Papa León XIII en una encíclica, el obispo invitó al Ayuntamiento a una gran ceremonia que celebrarían el domingo 16 de octubre en la Catedral.

El Consistorio se unió a la celebración aportando la banda municipal e invitando al vecindario para que mostrase colgaduras e iluminaciones en sus balcones.

La calle de Colón desde la calle del Ángel. Colección Javier Sánchez Portas.

A dos días del evento, la calle de Colón seguía siendo un proyecto en fase de derribo. De las casas adquiridas para formarla, una se mantenía todavía en pie por impago al propietario.

Tras muchas prórrogas y con ayuda económica de los vecinos que mejoraban sus propiedades, el viernes 14 anunciaron un acuerdo con el señor Candela para demoler su vivienda.

Un redactor de «El Independiente» apodado «Armengolito» comenzó a sembrar dudas y denunció que, en la urgencia, habían destinado a la calle de Colón unos adoquines adquiridos para la del Ángel.

El independiente. 15 de octubre 1892: Cartas municipales. Mi querido: D. Atanasio: Me han asegurado que tiene V. en proyecto grandes mejoras, entre las que entra la apertura de la futura calle de Colón, por más que todos aguardábamos el miércoles pasado con verdadera ansiedad, esperando ver confirmado el rumor de que la demoledora piqueta comenzaría ese día a derribar los edificios llamados a desaparecer para la apertura de la referida vía, y estamos ya en sábado y no solo continúan en pie sino que comienza a susurrarse que no hay nada de lo dicho por más que yo no lo creo…

También me han contado algo relacionado con unos adoquines que ahora después de traídos a nuestra ciudad, resulta que se quedan, no en el aire por que se caerían, pero sí sin ser colocados en la calle del Ángel para cuyo adoquinado parece se ordenaron traer. Pero yo no he creído esto, o todo lo más, caso de ser cierto, supongo que esa mejora la reserva V. para una vez conseguido tenga Colón una calle en nuestra ciudad. ¿Verdad que he acertado y que lo demás son solo habladurías? Su affmo. «Armengolito».

No había tiempo material ni para adecentar el terreno; pero, a pesar de todo, el sábado se publicó el programa de fiestas del centenario y éste incluía la inauguración de la calle de Colón por parte del obispo. Le acompañaría el Ayuntamiento entero, el Cabildo de la Catedral, autoridades civiles y militares, diputados provinciales, representantes de la prensa y demás invitados a la ceremonia.

El independiente. 15 de octubre 1892: FIESTAS DEL CENTENARIO EN ORIHUELA. La comisión encargada de las fiestas del Centenario en nuestra ciudad, nos ha facilitado el siguiente programa de las mismas que tendrán lugar en el día de mañana.

1º Al amanecer, diana por la banda de música municipal. 2º A las 10, se trasladará el Ayuntamiento, precedido de la banda municipal, desde las Casas Consistoriales, a la Santa Iglesia Catedral para asistir a los solemnes cultos con que el Cabildo Catedral conmemora aquella gloriosa fecha, pronunciando la oración sagrada el M. I. Sr. Canónigo Magistral D. Francisco Cotau; terminando tan solemne acto religioso con un «Te Deum» a grande orquesta.

3º A las 11 y media, el Ayuntamiento acompañado del Ilmo. Sr. Obispo de la diócesis, Cabildo Catedral, autoridades civiles y militares, diputados provinciales, representantes de la prensa y demás invitados, se trasladará desde la Santa Iglesia Catedral, a la calle del Ángel, con objeto de descubrir la lápida de la calle que ha de llevar el nombre del insigne marino genovés, operación que ejecutará nuestro ilustrísimo Prelado, amenizando el acto la banda municipal.

4º A las 12, comidas a los enfermos del Hospital, a los que se servirá el siguiente menú: Sopa cubierta, Cocido, Pavo en pepitoria, Arroz con leche. 5º A las 12 y media, comida a los asilados de la Casa de Beneficencia, a los que se servirá el siguiente menú: Sopa, Cocido, Guisado de pava, Frutas y dulces. A todos estos actos concurrirá nuestro Ilmo. Prelado, disolviéndose la comitiva terminados que sean estos, en la puerta del Palacio Episcopal.

«El Independiente» advirtió de lo ridículo que podría resultar descubrir con tanta pompa la lápida de Colón en un solar indecente, entre escombros y restos de las casas derribadas. Pero el Ayuntamiento siguió adelante.

El independiente. 15 de octubre 1892: Pero como habrán notado nuestros lectores, lo que verdaderamente es monumental, excepcional y archi notable es aquello de descubrir la lápida de la calle de Colón. Rompe cabezas, ¿Dónde está la calle?

Porque no creemos quiera hacérsenos pasar por tal el solar feo e indecente que existe en el sitio que ocuparon las casas de Candela y Portillo. Vamos hombre, que la cosa resulta de lo más chusco que darse puede. Y para tal acto se ha invitado a nuestro Ilmo. Prelado, al Cabildo Catedral, a las autoridades civiles y militares, a los diputados provinciales por esta circunscripción, y por poco por poco no invitan hasta a nuestro diputado a Cortes, al gobernador de la provincia y al presidente del Consejo de ministros.

Después de todo, empeñados en hacer una plancha, han hecho bien, cuanto más grande mejor. Aunque francamente bien mirada la cosa, no merece calificarse de plancha. Sino de una humorada en la que los invitantes parece como si quisiesen tomar el pelo o quedarse con los invitados. Porque resulta aquello de bautizar la criatura antes que nazca.

¿No podría haberse suprimido este número del programa, aunque solo sea porque si entre nosotros hay aquel día algún forastero no lleve que contar tales cosas de Orihuela? Válganos Dios Señor, y qué ocurrencias más desdichadas tienen algunos hombres. Pero es lo que se habrán dicho. Para algo somos notables. Poner nombre a una calle que exista lo hace cualquiera. Y nosotros no podemos hacer vulgaridades.

La Calle de Colón. Colección Javier Sánchez Portas

El domingo 16 numeroso gentío ocupaba la calle del Ángel y la bajada del puente para presenciar el acto de inauguración de una calle que nadie veía. En el centro del solar lleno de ruinas habían colocado unos palos vestidos con telas sosteniendo un cuadro cubierto por unas cortinas.

Acabada la ceremonia religiosa en la Catedral, autoridades e invitados precedidos por la banda municipal se trasladaron al solar para descubrir una lápida que llevaría para siempre el nombre del «insigne marino Genovés». Para no hacer mucho el ridículo la ceremonia fue muy breve; sin aplausos ni palabras oficiales; «un triste homenaje a Colón».

El independiente. 17 de octubre 1892: Las fiestas del Centenario en nuestra ciudad fueron tal y como las supusimos después de enterados del programa. Lo único bueno que hubo fue la fiesta religiosa preparada por nuestro muy ilustre Cabildo Catedral.

Numeroso gentío ocupaba desde las 11 de la mañana parte de la calle del Ángel, y hasta la mitad del puente de la calle Mayor con objeto de presenciar el acto de la inauguración de lo que con el tiempo y si Dios quiere será calle de Colón.

Dos palos vestidos de tela azul y blanca y ostentando gallardetes y escudos se destacaban en el centro del solar de la casa de Candela, sosteniendo un cuadro de cerca de un metro de ancho con esta inscripción: «Calle de Colón», cubierto por unas cortinas.

Al llegar la comitiva frente a este «tambalache», la banda municipal batió la marcha real y el Sr. Cubero puso en manos de nuestro Ilmo. Prelado el cordón que descubría el cuadro que arriba describimos, continuando la comitiva, una vez descubierto el antedicho cuadro, su marcha en dirección al Hospital.

El público sin duda aguardaba algo más de tan solemne inauguración, puesto que quedó frío… tan frío casi como nuestro alcalde que se circunscribió a tocar el cordón descubridor. Ni un aplauso, ni una muestra de asentimiento, ni una palabra oficial. ¡Pobre Colón!

Decididamente, hubiese resultado más la cosa si se hubiese suprimido del programa, siguiendo nuestro consejo, esta inauguración que ha resultado no solo extemporánea e intempestiva, sino ridícula.

El lunes «El Independiente» se mofó a placer de la esperpéntica ceremonia, afirmando que la calle de Colón había existido ocho o diez horas en un letrero; y se preguntaban cuánto tardaría en nacer la criatura bautizada.

El independiente. 17 de octubre 1892: La nota dominante del día fue ayer las fiestas del Centenario. Por más que ya de ellas nos ocupamos, aunque a la ligera en otro lugar, la inauguración de la nonnata calle de Colón merece párrafo aparte. Porque bien es verdad que desde el primer momento predijimos que la cosa resultaría un desastre, pero la realidad superó nuestras predicciones.

Entre dos grandes montones procedentes del derribo de las casas de Candela y Portillo, estaba colocado el cuadro con el título de la calle que, aunque todavía no ha nacido, existe en la mente de nuestro accidental alcalde el cual la dará a luz lo antes posible sin duda alguna, porque después de bautizada, no debe ya caberle en la cabeza.

Numeroso público acudió a presenciar el acto, y antes de que se descorriesen las cortinas nos preguntaba un forastero: Escuche V. señor mío ¿Qué hay detrás de esa cortina? ¿Acaso algún anuncio para la venta de todos esos materiales al rededor amontonados? Pero una vez descorrido el velo, se dio mi buen hombre a buscar la calle que le anunciaban y que no veía por ninguna parte; y fue a dar con un cuartito bastante escusado que en pie ha quedado de los derribos hechos…

¡Valiente calle han dedicado a Colón! —Es que la calle han de abrirla todavía, le dijimos nosotros. — Pues bien podían haber, para después de abierta, guardado la dedicatoria, porque por ahora esto no es calle es una porquería. La calle de Colón ha existido ocho o diez horas en letrero. Veremos ahora cuánto tarda en existir de hecho, en nacer o sea la con tanta anticipación bautizada criatura.

Durante toda la semana el asunto continuó apareciendo en la prensa para escarnio del Ayuntamiento.

El independiente. 19 de octubre 1892: Hace cuatro días que se inauguró oficialmente la futura imperfecta calle de Colón y todavía no han comenzado los derribos para abrirla ni se sabe cuándo comenzarán. ¿Verdad que tendría muchísima gracia que después de inaugurada la calle y haber hecho la ceremonia de descubrir el cuadro resultase que se quedaba la calle en proyecto? Pues de menos nos hizo Dios.

El independiente. 20 de octubre 1892: Hace unos días que tenemos en Orihuela oficialmente inaugurada una nueva calle. Calle que, aunque se vuelva uno mico, es imposible que pueda dar con ella, sino se la busca en la cabeza de nuestro alcalde accidental…

Todo el mundo esperaba, y así se nos aseguró a nosotros que, al día siguiente de la inauguración, comenzaría la apertura, pero pasan días y más días; las cosas continúan «in statu quo», el ridículo crece y la calle de Colón inaugurada con tanta precipitación y cuya apertura nadie ve tal vez posible en mucho tiempo, se convierte en la fábula del día y es el tema cómico de todas las conversaciones…

La derribada casa de Candela costó al municipio cinco mil pesetas; y la que queda en pie está ajustada, si nuestros informes son verídicos, por cuatro mil… Con estas nueve mil pesetas, tendremos aquel trozo de calle del Ángel, metido a la línea de la calle Mayor y nada más; falta todavía dinero para expropiar una casa de la calle de la Feria, pagar el solar de la de Portillo, y dos o tres trozos de otras casas que es necesario derribar para que la proyectada calle quede formada…

Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

Por fin, a mediados de noviembre, procedieron a trazar la línea a la que había de sujetarse la nueva calle, que fue alineada en anchura y dirección con la de San Agustín. Y buscando el equilibrio, trataron de formar una plaza análoga a la de Cubero en la margen izquierda del Segura.

El independiente. 17/18 de noviembre 1892: Ayer, con asistencia del Sr. Alcalde accidental, bastante número de concejales y grande de curiosos, se procedió a trazar la línea a que ha de sujetarse la nueva calle de Colón. La calle resultará de 7’80 metros de ancha y en su alineación se ha tenido en cuenta la de la calle de San Agustín.

En la tarde del miércoles se reunieron frente al solar de lo que fueron casas de Candela y Portillo, con objeto de trazar la línea definitiva a que ha de sujetarse la futura calle de Colon… Se hizo un trazado lógico, tomándose como punto de partida la anchura y dirección de la calle de San Agustín.

De esta manera, más tarde o más temprano, cuando haya ocasión para ello, con solo meter hasta metro y medio la casa del Sr. Cartagena, será la nueva vía continuación de la calle de San Agustín, formándose a la margen izquierda del Segura, junto al puente viejo, una plaza análoga a la plaza de Cubero.

Las protestas de «El Independiente» continuaron a cuenta del estorbo que producía el derribo en la calle de la Feria y de la arbitraria venta de los materiales sin mediar subasta.

El independiente. 23 de noviembre 1892: La plaza de Caturla está convertida en almacén del maderamen y herraje procedente del derribo de la casa que por cuenta del ayuntamiento se derriba en la calle de la Feria para la apertura de calle de Colón. Quien ha de dar luz, da humo. ¿Tiene acaso el ayuntamiento más derecho que un particular a interceptar la vía pública con estos chismes?

Con motivo de la venta de los materiales procedentes de los derribos de la casa de Candela propiedad del Ayuntamiento, parece que tuvo el alcalde un altercado ayer con un vecino que deseaba adquirir parte de aquellos al celebrarse la oportuna subasta, y se encontró con que los materiales se los llevaban (sin haber mediado subasta y sin otra razón que estimarlo oportuno el alcalde) el regidor Síndico y otros particulares, sin que él, que tenía derecho a ellos con su dinero como otro cualquiera, pudiese aprovechar la ocasión que la venta de los materiales referidos podía ofrecerle de comprarlos baratos para una obra que proyecta…

El semanario «El Pueblo», más benevolente con el alcalde, hacía hincapié en el ornato de las fachadas que deberían observar los vecinos de la nueva calle.

El pueblo. 28 de noviembre 1892: Felicitamos sinceramente a D. Atanasio G. Cubero por haber adquirido una casa de la calle de la Feria cuyo derribo parcial es necesario para la apertura de la calle de Colón.

El anterior dueño de la finca de referencia tenía ofrecido el trozo de ella que fuese necesario para la citada vía y a última hora presentaba dificultades para cumplir sus espontáneos ofrecimientos. El Sr. Cubero, dueño actual de la mencionada casa, cede al municipio lo que necesita para trazar la futura calle…

A propósito: ¿No se va a obligar a los propietarios de las casas de la calle de Colón que construyan fachadas, al menos cuando lleven a cabo en aquellas algunas reparaciones? Lo preguntamos porque como hemos visto que se están poniendo balcones y rejas en espaldas (hoy pechos enlucidos) de casas que se están burlando del ornato…

Años después construyeron los dos preciosos edificios que la flanqueaban; de los que sólo uno se conserva: el de Juan Villaescusa, edificado en 1914.

Edificio Villaescusa en los años 30 del siglo XX. Archivo Ajomalba.

En la actualidad Colón no tiene rótulo; he ahí la paradoja; nació como un rótulo sin calle y ahora es una calle sin rótulo. Sirva esta historia, extraída, adaptada y ampliada de uno de mis artículos publicado en 2006, para reivindicar una placa decente para la Calle de Colón; aunque no la descubra el obispo.

Como anexo final, me ha parecido curioso una especie de programa de fiestas que, en tono de humor, imaginó un redactor de «El Pueblo» quince días antes de la celebración.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba 2017).

«El Pueblo». 1 de octubre de 1892.

El pueblo. 1 de octubre 1892: FESTEJOS. Celebrados el día 16 de los corrientes por el Excmo. Ayuntamiento con motivo del IV Centenario del descubrimiento de América. A la una de la mañana. Todos los serenos cantan la hora y en las arcas municipales entran y salen las ratas como Pedro por su casa.

A las dos. El simpático «Colasillo» da la séptima vuelta por los puentes. Repetición del coro de serenos. A las tres. D. Atanasio le da un repaso a la perorata que ha de pronunciar más tarde al bautizar a un solar con el nombre de calle de Colón. A las cuatro. El alcalde da una cabezada y el sereno del barrio entona un himno al genovés que empieza: «¡Ave María Purísima!» y termina: «¡Sereno!». El concejal de semana va a la plaza, a ver si se pesca alguna falta, teniendo en cuenta la grandeza del hecho que se conmemora y contra su costumbre.

A las cinco. Repique de campanas, misas en varias iglesias, escasa gente por las calles y solemne salida del sol. A las seis. Mozas de servicio dirigiéndose a lo que llamamos plaza de Abastos. Echan su parrafito sobre el zarandeado D. Cristóbal. A éste, unas lo hacen fraile, otras «monjo» y las más le llaman inventor del cacao y del café. A las siete. Dan los relojes esta hora y el número de domésticas «transeúntas» va en aumento. El sol también alumbra a esta hora, con más fuerza que en las anteriores.

A las ocho. Empieza a verse por los balcones alguna colgadura. A las nueve. Las colgaduras aumentan un poco y Colón corre de boca en boca dando ocasión a que se digan muchas tonterías por algunos sabios. Un concejal dice muy formal que en 1492 era capitán general de la isla de Cuba Martínez Campos y que vino a Orihuela a proponer un ayuntamiento de notables. Varios concejales se prueban el frac y por estarles estrecho no van a ninguna parte.

A las diez. El alcalde, cuatro concejales y el secretario municipal se dirigen a la Catedral con acompañamiento de guindillas, maceros, músicos y curiosos. Gran función religiosa que resulta la única solemnidad que ha tenido lugar en honor de Colón. A las once «Te Deum» en él citado templo del cual sale una procesión cívica que se dirige a los establecimientos benéficos para asistir a las comidas que se dan a los recogidos en ellos.

Al pasar por una obra, el alcalde pone en manos del Ilmo. Sr. Obispo un cordón después de dedicar sentidas (y no sentidas) palabras al pueblo allí presente para mayor gloria del héroe que se festeja. Nuestro queridísimo prelado, descubre un cuadro que dice: «Calle de Colón». Por el pequeño tamaño del marco no se ha podido colocar en él esta otra inscripción: «Aquí se va a construir una calle que cuando se termine será bautizada con el glorioso nombre de Colón».

A las doce, repique en todas las iglesias como de ordinario. Comida a los enfermos del Hospital. El sol está alto para mejor alumbrar, según ha dispuesto el Excmo. Ayuntamiento. Comida a los asilados en la Casa de Beneficencia. A la comisión del ramo se le abre la boca de apetito. Comprendida la indirecta por los concurrentes al acto, se va cada uno a su casa. A la una de la tarde. Gran comida general. La Corporación municipal dispone, por falta de un local capaz, que cada vecino coma en su propia casa. Hay excepciones.

A las dos. Hace un poco de calor atmosférico para que no falte calor del otro a estos festejos. A las tres. Colón suda el quilo al ver nuestro entusiasmo. A las cuatro. Paseo. El que quiere compra una «perrica» de torraos. A las cinco. Continúa el paseo. Llega el tren. procedente de Murcia. En la estación ferroviaria, los andenes que a ella conducen y la Glorieta, poca animación. A las seis. Sigue el paseo. Llega el tren de Alicante. Anochece. Se enciende el petróleo público.

A las siete. Partida de billar en el Casino jugada por dos individuos que no saben ya qué hacer para honrar a Colón. En algunos balcones, pocos, aparecen faroles del tiempo de Colón. A las ocho, cena siguiendo los mismos trámites que en la comida. Debut de una pésima compañía infantil en nuestro teatro. A las nueve. Los que están en el teatro pierden la poca afición que tienen por esta clase de diversiones.

A la diez. Aburrimiento general y salida de los serenos. Algunos beodos aparecen por las calles. A las once. Los del teatro se «divierten». Se acuerda por unanimidad que cada cual se marche a su cama. A las doce. Terminación de estas fiestas.

El Guayú, un licor capuchino

El Guayú, un licor capuchino

La composición de esta historia se gestó en San Antón, tomando unas cañas con Rafael Almagro después de una caminata por la sierra. Allí me habló de un licor capuchino fabricado en Orihuela, y me pasó el siguiente enlace a la web de la familia Coig.

http://www.familiacoig.es/apendices/apendice-8.

Aquella misma tarde, mi insaciable curiosidad me hizo dedicar unas horas a esta preciosa anécdota, ambientada a principios del siglo XX.

Os dejo este curioso relato, resumen del que aparece en la página que recopila la historia de la Familia Coig en España con algunos añadidos propios que he localizado por ahí.
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Callejeando. Prefacio.

Charles Clifford. Orihuela. Vista general de la ciudad 1862. Colección Javier Sánchez Portas.

Callejeando. Prefacio.

Si os apetece, podemos emprender juntos un largo paseo virtual por la memoria de las añejas calles oriolanas, comentando el origen de sus titulaciones, los cambios operados en las mismas, pequeñas historias de sus edificios, descripciones de sus fachadas, y anécdotas diversas de sus vecinos; rutas urbanas convertidas en ameno pasatiempo que permita comprender mejor lo que fue nuestra ciudad.

Para aquellos que decidan acompañarme en este nostálgico paseo, pretendo conectar pasado y presente intentando mostrar algunas singularidades que Oriola/Orihuela guarda todavía en sus barrios; apelando a la necesidad de no perder la memoria.

Nuestra añeja ciudad no se ha hecho por casualidad. Es una creación colectiva de sus habitantes a través de siglos de historia. Un secular patrimonio que si no ponemos remedio va a desaparecer en pocos años.

Como inicio, es recomendable intentar comprender el vínculo entre la ciudad y el espacio territorial en que se fue desarrollando. Para ello podéis utilizar como atalaya la subida peatonal al seminario de San Miguel que, a lo largo de su recorrido, ofrece diferentes vistas en las que se aprecia muy claramente la estructura y formación de la ciudad y sus arrabales; convertidos ahora  en una especie de «totum revolutum».

Comprobad pues como, nacida en la seguridad de las alturas, se fue desparramando por la sierra hasta saltar el río e introducirse en la huerta; asentándose a partir de ese momento en un territorio de difícil defensa, expuesto a las frecuentes riadas.

Ministerio de Cultura

Y como creció dividida en cuatro sectores; cuatro espacios urbanos claramente jerarquizados: el casco o centro, el arrabal Mayor o de San Agustín, el arrabal Moderno o de San Juan y el arrabal Roig; cuatro cuarteles disueltos en tres parroquias: San Salvador, Santas Justa y Rufina, y San Jaume o Santiago; las tres nacen en el casco y cubren parte de los arrabales.

La mayor comunidad de fieles la ostenta San Salvador, división territorial que, además de absorber gran parte del casco, monopoliza el arrabal de San Juan y cubre parte del de San Agustín.

Santa Justa abarca una parte del centro, un trozo del arrabal de San Agustín y la huerta del Camino de Beniel (hasta que en el XVIII, Tormo fundó la Parroquia de los Desamparados, cubría todo el territorio hasta la frontera con Castilla).

Ministerio de Cultura

La de Santiago, con su pila bautismal de «los bordes», se ocupaba de un trocito de casco y del barrio más humilde, el Arrabal Roig o Rabaloche.

Colección Esteban Sanmartín.

Abrazado a la peña tenemos el cuartel central conocido como casco urbano; una especie de ciudadela que albergaba los templos, palacios y edificios públicos. Situada estratégicamente entre la sierra y el río, a los pies del castillo, estaba protegida por la antigua muralla, que fue absorbida por la progresiva urbanización, y necesitó ser rodeada por nuevos muros que acogiesen a los crecientes arrabales.

Desde la sierra es fácil también imaginar el primer lienzo de muralla utilizando puntos de referencia, como si de un juego de unir puntos se tratase. Una vez localizados, acercaos a la trasera de Monserrate para comenzar la reconstrucción virtual de la muralla. 

Rudimentario plano de confección propia.

Desde las torres de la calle Torreta, salimos a la plaza que fue emplazamiento de la Puerta de Murcia, lugar donde en puridad terminaba el casco y comenzaba el Arrabal Roig.

Archivo Mariano Pedrera.

Desde ahí buscaremos la torre de Embergoñes y comprobaremos que muy cerca se conserva un portillo que daba acceso al río. Luego debemos imaginar la esquina o giro del muro, que coincidiría aproximadamente con el convento de las Salesas.

Oriola imaginada. Montaje de José Antonio Ruiz Peñalver

El siguiente paso es visitar el Museo de la Muralla para tomar contacto con el aspecto real del muro y de sus torres. Y así llegaremos al Puente Mayor, donde estaba el principal acceso a la ciudad, la Puerta de la Sala o Consell.

Oriola imaginada. Dibujo de Pepe Sarabia

Siguiendo el curso del río encontraremos otra torre oculta en la trasera del Hotel Tudemir; muy cerca de ella estaba la Puerta de Elche (que en algunos protocolos del XVIII aparece como «Puerta de la Yedra»).

Caminando por los Hostales (Alfonso XIII) rodearemos los restos del convento e iglesia de la Merced, donde estuvo la torre de Navalflor; y continuando por el paseo, llegaremos a la llamada Porta Nova, que estaba a la altura del acceso a la Calle de Santa Lucía.

Sólo queda seguir por la Carretería (Ruiz Capdepón) hasta llegar al último portal con los restos de otra torre; allí, pegada a la sierra, estaba la Puerta de Crevillente dando acceso al llamado Barrio Nuevo.

Oriola imaginada. Montaje de José Antonio Ruiz Peñalver

Excluyendo el arrabal Roig o Ravaloche, extensión natural de la ciudad en dirección a Murcia que no estaba amurallado, los otros dos se protegieron con nuevos muros o barreras.

Oriola imaginada. Dibujo de Mario Gómez.

El de San Agustín, titulado en un principio arrabal del Puente o arrabal Mayor debido a su situación y extensión, adoptó el nombre del convento que permitió a sus vecinos disponer de una iglesia al otro lado del río.

Contaba con tres puertas: la de San Agustín, junto al convento; la del Burdel o Mancebía, al final de dicha calle; la de Magastre (situada más o menos en lo que ahora es el cruce de Calderón de la Barca y Obispo Rocamora).

Rudimentario plano de confección propia.

El de San Juan Bautista, que es fruto de la fusión de dos más antiguos (el llamado Ravalete ó de Crevillent y el Moderno o de Elche).

Contaba con otras dos puertas: la de Callosa, única que sigue en pie junto al Colegio de Santo Domingo; y la de Almoradí, situada al final de la Corredora.

Oriola imaginada. Dibujo de Pepe Sarabia.

Y nada más, comenzamos pues un largo paseo que, espero, sea de vuestro interés.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba), historias de Orihuela, fotos, postcast y vídeos.