Cuatro siglos de Mazones.

Introducción

Al poco tiempo de nacer mi hijo Pablo, emprendí la tarea de recopilar nombres, fechas, documentos, anécdotas y objetos, tanto de mi familia como de la de Amelia, mi mujer.

El objetivo, más allá del típico árbol genealógico, era ofrecerle de primera mano, toda la información posible de sus antepasados.

En el verano del 2002, tuve acceso a los libros parroquiales de Santa Justa; y con ellos tracé el esquema de mi familia paterna, identificando qué Mazones, Maçones o Masones (de las tres formas lo apuntaban los curas en el XVII y XVIII), eran mis ancestros.

La feliz coincidencia de que se mantuviesen más o menos estables me permitió seguirlos durante generaciones, hasta llegar, en algunas ramas, al siglo XVII.

A partir de ahí las dificultades se incrementaron por figurar los documentos en valenciano antiguo, con grafías muy complicadas.

Casi veinte años después, un buen amigo me facilitó datos del siglo XVII; y gracias a él, este trabajo superó la barrera del XVI.

Esto no es un árbol genealógico; a lo sumo una extensa rama que se extiende desde el siglo XVI al XXI.

Comparto mis descubrimientos en el estudio de mi familia con la esperanza de que un día, alguno de mis parientes a través del tiempo, tropiece con este modesto trabajo y le interese. Y si quisiera continuar, dispondrá de todas las fuentes utilizadas.

Como curiosidad, el primer Mazón localizado en la Parroquia de las Santas Justa y Rufina, data de 1569. Se llamaba Ginés y era hijo de Pedro. Pero seguramente, pertenecía a otra rama familiar.

Prácticamente todos mis antepasados han sido huertanos. Si tuviera que diseñar un escudo heráldico a mis mazones, se compondría de dos azadas cruzadas y un perro labrador.

Antiguo Archivo de Santa Justa, donde figuran los nacimientos, bodas y defunciones de la mayoría de mis antepasados. Trasladado al Archivo Diocesano.

Siglo XVI.

Mi primer antepasado identificado se llamaba Bertomeu Mazón, esposo de Ángela Ximénez. Este matrimonio de mediados del siglo XVI fueron padres de Juan Mazón Ximénez, el mayor de tres hermanos bautizados en La Catedral.

1.- Juan Mazón Ximénez. Bautizado el 6 de enero de 1573. Padrinos: Mosén Honorat Ximénes y Lleunor Ximénes, doncella. (Inscrito en el Libro B-01 (1532-1578) copia Folio 117).

2.- Baltazar Alfonço. Bautizado el 25 de enero 1574. (Inscrito en el Libro B-01 (1532-578) copia Folio 129 vto.).

3.- Melchior. Bautizado el 13 de abril 1576. (Inscrito en el Libro B-01 (1532-1578) copia Folio 159).

Archivo de la Catedral de Orihuela.

Siglo XVII.

Juan Mazón se casó el 10 de agosto de 1609 en la Parroquia de San Martín Obispo, de Callosa de Segura, con Catalina García. (Matrimonio inscrito en el Libro M-01 (1596-1637) Folio 15 vto.).

Juan Mazón se llamó mi bisabuelo; y casi cuatro siglos después se casó también con una García, como mi abuelo y como yo. Así pues, los apellidos de mi abuelo, de mi padre y de mi hijo han sido también Mazón García. Pero esto es sólo una curiosidad.

Su hijo Ferrando Mazón García, el que nos interesa, debió nacer en Callosa; pero no disponemos de su partida. En cambio tenemos las de cuatro de sus hermanos: los dos primeros bautizados en Callosa de Segura y los otros dos en la Catedral de Orihuela.

1.- Josefa Martina, bautizada en 1622 en Callosa. (Libro desaparecido).

2.- Francisco Juan, bautizado en 1625 en Callosa. (Libro desaparecido).

3.- Jusepa Catalina Rosera, bautizada en la Parroquia de El Salvador de Orihuela, el 16 de marzo de 1628. (Inscrita en el Libro B-05 (1614-1632) Folio 267 vto).

4.- Sebastiá Vicent, bautizado el 20 de enero de 1631 en la Parroquia de El Salvador. Padrinos: Dr. Miguel Sánchez e Ysabel Mirona, mujer de Pere Marques. (Inscrito en el Libro B-05 (1614-1632) Folio 323 vto.).

Esto nos indica que la familia se instaló inicialmente en Callosa; y luego se trasladó a Orihuela.

Lo cierto es que el citado Ferrando Mazón García se casó tres veces; y lo hizo en la Parroquia de El Salvador de Orihuela. La primera vez el 12 de julio de 1640, con Ventura Ferrández. Testigos: Juan Castell y Rogla y Fray Thomás Guteris. (Matrimonio inscrito en el Libro M-02 (1618-1664) Folio 113).

Ferrando volvió a casarse el 21 de agosto de 1644 con Magdalena Estarás. Dejaron constancia de que ambos eran viudos: él de Ventura Ferrández; y ella de Llorens Muñoz. (Matrimonio inscrito en el Libro M-02 (1618-1664) Folio 137).

Ferrando se casó por tercera vez el 17 de diciembre de 1662, con María Esteve Pasqual. Los padres de la contrayente se llamaban Mathías y Gerónima. (Matrimonio inscrito en el Libro M-02 (1618-1664) Folio 267).

De este último matrimonio nació Joseph Mazón Esteve; el mayor de tres hermanos bautizados en La Catedral:

1.- Juseph Patricio Juan Mazón Esteve. Bautizado el 26 de marzo de 1665. (Inscrito en el Libro B-07 (1658-1681) Folio 145 vto). Padrinos: el Rvdo. Francisco Martínez, cura de esta Santa Iglesia, y Ginesa Peñalver.

2.- Juan Martiniano Pasqual. Bautizado el 12 de febrero de 1670. Padrinos: Jusepe Martínez y Ángela Masquefa. (Inscrito en el Libro B-07 (1658-1681) Folio 242).

3.- Román Tomás Matías. Bautizado el 22 de diciembre de 1671. Padrinos: Francisco Gutiérrez, presbítero y Ginesa Peñalver. (Inscrito en el Libro B-07 (1658-1681) Folio 293).

Josef Mazón Esteve se casó el 2 de febrero de 1687 en la Parroquia de El Salvador de Orihuela, con Thomasa Guillém Quesada. Padres del contrayente: Ferrando y María. Padres de la contrayente: Christóval y Dorothea. Todos naturales y vecinos de Orihuela. (Parroquia de El Salvador Matrimonio inscrito en el Libro M-03 (1665-1706) Folio 163).

Thomasa era la séptima de los once hijos que tuvo el matrimonio formado por Christóval Guillem Martínez y Dorotea Quesada Martínez.

Christóval era natural de Callosa y Dorothea de Orihuela; y se habían casado también en la Parroquia de El Salvador de Orihuela, el 23 de mayo de 1655. (Matrimonio inscrito en el Libro M-02 (1618-1664) Folio 217).

Los abuelos paternos de Thomasa Guillén se llamaban Bartholomé y María. Y los maternos, Lucas e Ysabel. Thomasa y todos sus hemanos (ella fue la número 7) fueron bautizados en La Catedral.

1.- Anna María Ysabel, bautizada el 15 de agosto de 1656.

2.- María Isabel, bautizada el 17 de diciembre de 1658.

3.- Bartolome Ginés, bautizado el 24 de agosto de 1660.

4 y 5.- Lucas Cristhóval y Thomás Joseph, mellizos o gemelos bautizados el 25 de diciembre de 1662.

6.- Cristóval Andrés, bautizado el 2 de febrero de 1664.

7.- María Hisabel Thomasa Guillem Quesada, bautizada el 8 de junio de 1667. Padrinos: Francisco García y Magdalena Marí, cónyuges. (Inscrita en el Libro B-07 (1658-1681) Folio 190).

8.- Juana Baltasara, bautizada el 27 de diciembre de 1669.

9.- Jusepe Juan Gaetano, bautizado el 17 de febrero de 1672.

10.- Josepha Isabel Baltasara, bautizada el 29 de marzo de 1676.

11.- Thomás Joseph Masián, bautizado el 24 de febrero de 1678.

Pero volvamos a los mazones, que perdemos el hilo. Seguimos con Josef Mazón Esteve, nacido en 1665 y casado con Thomasa Guillén en 1687.

Siglo XVIII.

Grabado Orihuela siglo XVIII. 

No sé la fecha concreta; pero en 1724 Joseph había muerto. Su familia aparece en el padrón fiscal como «viuda y herederos de Joseph Mazón». (Archivo Municipal de Orihuela. Protoc. 1262, folio 424).

Con la preceptiva licencia de Phelipe Galtero Martínez Bomayti y Rocafull, señor de Molina, Thomasa compró a su hermano Bartolomé Guillem, cuatro tahúllas menos 12 brazas de tierra blanca con algunas higueras y un naranjo en agosto de 1729.

Al precio de 23 libras la tahúlla, gravadas con censo perpetuo y fadiga de seis dineros por tahúlla en el día de San Juan. Thomasa y Bartolomé, quedaron como linderos y no firmaron por no saber hacerlo. (Archivo Histórico de Orihuela. Protocolos de Bautista Ramón. 1267 folio 277).

De Thomasa, viuda de Mazón, he localizado varios protocolos notariales. En el siguiente, organizaron la dote para la boda de su primogénito Juan Mazón Guillem, en febrero de 1734.

Protocolos de Matheo Gilarte. Promisión de dote otorgada por Isabel Cárceles y Thomasa Guillem. A Josepha Quesada y Juan Mazón. 1734.

Promisión de dote otorgada por Isabel Carseles, muger que fue de Antonio Quesada; y Thomasa Guillém, muger que fue de Joseph Mason. A Josepha Quesada y Juan Mason. En la huerta de la Ciudad de Orihuela. Pago llamado de Beniel. A veinte y uno de febrero de mil setecientos treinta y cuatro años.

Ante mí el Escribano y testigos de esta carta paresieron Isabel Carseles, muger que fue de Antonio Quesada; y Thomasa Guillém, muger que fue de Joseph Mason, vesinas de la dicha Ciudad de Orihuela a las que doy fe y conozco.

Dizen que al servicio de Dios Nuestro Señor y con su Iglesia, tienen tratado que Josepha Quesada, donsella, hija legítima y natural de los dichos Isabel Carseles, muger que fue de Antonio Quesada, case con Juan Mason, hijo legítimo y natural de los dichos Joseph Mason y Thomasa Guillém, en pas de la Santa Madre Iglesia; y para que mas bien puedan sustentar sus obligasiones, como mejor aya lugar en derecho (ilegible)

Como les pertenece de su libre volunta otorga y consede la dicha Isabel Carseles, que aquentas de sus legitimas herensias da a la dicha Josepha Quesada, su hija, por dote y caudal suyo que llebe a dicho matrimonio las cantidades que importan los bienes siguientes según la estimasion que por personas justas les han dado de consentimiento de las partes.

Primeramente dos Arcas con sus serrajas y llaves = una artesa = tabla de ceñir = dos mesas la una con cajon = Candelero = serrederas = tapador de tinaja = bara de medir = balansa de pesso = un medio = un sedaso = seis sillas de esparto = un tablado con sus bancos = apresiado todo lo referido en trese libras y dies sueldos————————– 13L. 10s.

Item. Dos candiles = un par de trebedes = un par de parrillas = una rasera = y un par de tenasas para el fuego, abalorado todo en seis libras y seis sueldos——- 2L. 6s.

Item. Una sartén en 8 reales——-*L. 16s.

Item. Una Caldera en tres libras—— 3L. *s

Item. Un almires con su mano en dos libras dies sueldos—- 2L. 10s.

Item. De una tinaja para poner agua y vidriado dos libras dos sueldos —-2L. 2s.

Item. Un tabaque de mimbre y un arrimadillo en dies sueldos y seis dineros—–*L. 10s. 6d.

Item. Ocho sábanas de tramado en veinte y una libras y dose sueldos—– 21L. 12s.

Item. Dos colchones de lienso asul, el uno con lana; y quatro almoadas con sus fundas de gambano, las dos llenas de lana en ocho libras tres sueldos—– 8L. 3s.

Item. Una delantera de Indiana, un cobertor mancheño y un cobertor de filadis en siete libras y un sueldo — 7L. 1s.

Item. Dies y seis serbilletas, dos pares de manteles, los unos de peyne ancho, y otro par de manteles de mesa en siete libras nuebe sueldos y tres dineros— 7L. 9s. 3d.

Item. Cuatro camisas, dos de lino condino, una de tramado y otra de gambano en quatro libras seis sueldos—– 4L. 6s.

Item. Un ¿sernedor? y paños de manos en dies sueldos– *L. 10s.  

Item. Un par de ynaguas de Calamoca en quatro libras– 4L.

Item. Una mantilla de laceta blanca en una libra————1L.

Item. Manto y basquiña y delantal negro de tafetan en siete libras de moneda—– 7L.

Item. Unos pendientes de plata en ocho reales—-*L 16s.

Quentadas las otras partidas suman ochenta y seis libras onse sueldos y tres dineros———-86L. 11s. 3d.

Y la dicha Thomasa Guillem promete al dicho Juan Mason, su hijo, por cuenta de su legítima materna y de lo que ha de aber por la legitima de dicho Joseph Mason su padre la suma del balor de diferentes bienes los quales con el balor de su estimasion son los siguientes—————

Primeramente en ropa de bestir, veinte y ocho libras dies y ocho sueldos- 28L. 18s.

Y otros bienes muebles sesenta y quatro reales –6L. 8s.  

Item. Una yegua apresiada en quarenta y seis libras—-46L.

Que todas las otras partidas hasen suma de ochenta y una libra seis sueldos de esta moneda —-81L. 6s.

Para que las llebe a dicho matrimonio por dote y caudal suio y las dichas partes por lo que a cada una toca cumplir, obligaron sus bienes abidos y por aber, y dan poder a los Justisias de su Magestad para que a su cumplimiento les apremien como por sentensia definitiba possada en autoridad de cosa juzgada y por los otorgantes consentida renunsiaron los derechos de sus fabores…

En cuyo testimonio asi lo otorgaron siendo presentes por testigos Melchor Lópes, Juan Patiño y Antonio Quesada, vesinos de Orihuela y moradores en dicho pago. No firmaron las otorgantes que dixeron no saber y a su ruego firmó uno de dichos testigos del que doy fe. Antonio Quesada. Ante mí Jacinto Clemente. 

Ese mismo día, su hijo Juan Mazón, el novio, hizo también promisión de arras.

Protocolos de Matheo Gilarte. Promisión de Arras Juan Mazón. 1734.

Promisión de Arras otorgada por Juan Mason a Josepha Quesada, Donsella. En la huerta de la Ciudad de Orihuela a veinte y un días del mes de febrero de mil setecientos treinta y cuatro años. Ante mí el Escribano y testigos de esta carta Juan Mason, labrador, vesino de esta Ciudad a quien doy fe conozco:

Dixo que al servicio de Dios Nuestro Señor y con su grasia esta tratado de casar in facie ecclesiae con Josepha Quesada, donsella, hija legitima y natural de Antonio Quesada y Isabel Carseles, vesina de la misma Ciudad y por causas y motibos que tiene y le mueben.  

Como mejor aya lugar en derecho y siendo sabedor del que en este casso le pertenece de su libre voluntad por la presente otorga que manda y promete con arras propter nunsias a la dicha Josepha Quesada ochenta monedas reales de este reyno que le consigna sobre lo mejor y mas bien parado de sus bienes que de presente tiene y tubiere en adelante para que gosen del pribilegio de los bienes que al aumento de dote son concedidos por dcho y declara caben bastantemente en la desima parte en los bienes que de presente tiene.

Sabiendo efecto el matrimonio se obliga desde luego a la paga y restitución de dicha cantidad siempre que sea disuelto por muerte o diborsio o por otro casso permitido y quiere ser executado con el juramento de quien fuere parte en que lo difiere y a su fuersa y cumplimiento obliga a su persona y bienes abidos y por aber y da poder a los Justisias y Jueses de su Magestad de cuales quiera parte que sean para que a su cumplimiento le apremien como por sentensia definitiva pasado en autoridad de cosa juzgada y por el otorgante consentida renunsia los derechos a su favor y la general en formas en cuio testimonio no firmo que dixo no saber y a su ruego firmo uno de los testigos que lo fueron Antonio Quesada, Juan Patiño y Melchor Lopes de Orihuela vesinos y moradores en dicho pago de Veniel. Antonio quesada. Ante mí Jacinto Clemente.

Thomasa testó ante el escribano Matheo Gilarte el primer día de Noviembre de 1735. (Archivo Histórico de Orihuela. Protoc. 1343 folio 96).

Testamento de Thomasa Guillem. Escrituras de Matheo Gilarte (1735).

Pidió ser enterrada vestida con el hábito se San Francisco del convento de San Gregorio, en el vaso de Nuestra Señora de la Salud de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina, su parroquia.

Quería ser acompañada por 10 clérigos y 6 pobres, con misa cantada de cuerpo presente con diácono y subdiácono. Dejó pagadas cuatrocientas misas por su alma a razón de tres sueldos cada una, un tercio en Santa Justa y el resto al libre albedrío de los albaceas.

Dichos albaceas eran sus hijos Joseph, y Juan y su yerno Pedro Rodríguez.

Legó a Rafaela Mazón, sobrina, 3 arrobas y media de lino en dos entregas anuales; a Antonia Rodríguez, nieta, un almirez con su mano de bronce; a Justa Mazón, nieta, una caldera de cobre; a Victoriano Rodríguez, nieto, otra caldera de cobre más pequeña; a Joseph Mazón, nieto, veinte libras «ya fuese para manteos siendo clérigo, ya para hábitos si fuese fraile como así era su voluntad»; a Theresa Rodríguez, nieta, nueve libras en moneda y a Gerónimo Mazón, nieto, otras nueve libras.

Pagado y cumplido su testamento, nombró como herederos universales a sus hijos: Juan, Joseph, Antonio, Francisco y Josepha Mazón. Resulta cuanto menos curioso que, doscientos años antes, los varones se llamasen como mi abuelo Antonio y sus hermanos.

Testamento de Thomasa Guillem. Escrituras de Matheo Gilarte (1735).

Como parte de la herencia, en junio de 1738 los cuatro hermanos y el cuñado vendieron por cien libras, una casa de habitación, parte derruida y parte en solar, en Orihuela, parroquia del Salvador, Raval de San Agustín y calle nombrada María Pau (actual calle de San Isidro). El comprador fue un sacerdote, el licenciado Martín Quílez. Ellos continuaron viviendo cerca de la Parada de Bri y del azarbe de la Gabarrera.

El hijo mayor, Juan Mazón Guillém, labrador del que ya hemos hablado, tomó en arrendamiento a medias una heredad que Pedro Tarancón, familiar del Santo Oficio de la Inquisición, poseía en la huerta, en el pago de Beniel, con barraca, almazara y bodega, que lindaba de levante con Vereda Bonavida, de poniente con tierras de Joseph La Torre y Antonia Vicente, de mediodía con el azarbe Benicatel y de Tramontana con el camino de Beniel, acequia Molina en medio. (Archivo Histórico de Orihuela. Escribano Bautista Alemán. Protocolo 1413 folio 192).

El arrendamiento fue por ocho años que principiaron el día de San Juan de 1736. Tenía que entregar al dueño, la mitad de todos los frutos que en ella se cogiesen: cáñamo, panizo, cebada, garbanzo, hortalizas, simientes, legumbres, frutas secas y frescas, además de la de las hierbas y de la leña.

Entre otras condiciones, debía cultivar con usos y costumbres de buen labrador, hacer las mondas, pagar los diezmos, mantener una yegua de vientre y sus crías hasta cumplir un año, pudiendo usar como mediero, moderadamente dicha yegua para el trabajo y labores agrícolas, durante el tiempo que el dueño no la necesitase. Por último, debía criarle un cerdo al año.

El 8 de febrero de 1723, se casó el segundo hijo de Thomasa; que es el que a nosotros nos interesa. Se llamaba Joseph Mazón Guillem, y lo hizo con María López Siniego, hija de Juan y de Cathalina, naturales de Beniaján. Fueron sus testigos: Juan Cases y Thomas Clemente. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 48  folio 15).

Hijos de Joseph Mazón Guillem y María López Siniego :

1  Joseph Mazón López. Nacido el 25 de enero de 1724, bautizado con los nombres: Joseph, Manuel, Juan y Pablo. Compadres: Juan Cases y Josepha Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 6 folio 305-V).

2 Cathalina Mazón López. Nacida el 19 de junio de 1727 y bautizada el día 23, con los nombres: Catalina, Thomasa y Josepha. Compadres: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 6 folio 350).

3 Justa Mazón López. Nacida el 17 de Julio de 1730 y bautizada el día 24, con los nombres: Justa, Rufina, Thomasa, Josepha y María. Compadres: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 folio 45).

4 Jerónimo Mazón López. Nacido el 30 de septiembre de 1733 y bautizado el 6 de octubre, con los nombres: Jerónimo, Juan, Joseph y Mathías. Compadres: Juan Mazón y Ana Rodríguez. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 folio 105).

5 Juan Mazón López. Nacido el 23 de Julio de 1737 y bautizado el día 26, con los nombres: Juan, Joseph y Manuel. Compadres: Juan Mazón y Josepha Quesada. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 folio 194).

6 Josepha Mazón López. Nacida el 11 de enero de 1742 y bautizada con Santos Óleos, el día 15, con los nombres: Josepha, María, Antonia, Thomasa y Manuela. Compadres: Juan Mazón y Josepha Quesada. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 folio 320-V).

En 1731, Joseph compró a Juan Guillem, vecino de la villa de Callosa otras tres tahúllas de «plantonar de moreras», linderas con las que su madre había adquirido dos años antes. Tenían las mismas cargas y el mismo señor y de nuevo nadie supo firmar. (Archivo Histórico de Orihuela. Protocolo 1269 folio 2).

El 3 de Julio de 1738, ante el notario Bautista Alemán, Joseph recibió de su hermano Francisco 2 libras y seis dineros en plata, resto de las 31 libras, diez sueldos y seis dineros que le correspondieron en la partición de bienes de su madre. (Archivo Histórico de Orihuela. Protocolo 1416).

Por último, el 3 de mayo de 1740, ante el mismo notario, compró a Miguel Ramos, de Torreagüera, una tahúlla y media de moreral en el Camino de Beniel, pago del Puente Alto con riego de la Acequia Molina. El precio convenido fue de 67 libras y 10 sueldos. (Archivo Histórico de Orihuela. Protocolo 1419, folio 16).

A partir de aquí seguiremos a la hija menor, Josepha Mazón López, que se casó con su primo Joseph Mazón Ximeno el 12 de marzo de 1766; pero permitidme hacer una pausa para contaros un suceso importante.

 Grabado Orihuela siglo XVIII. 

La Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados.

 Libro fundación de la Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados. 

A finales del siglo XVIII, los moradores del partido de la huerta, instalados a una y otra parte del camino de Beniel, vivían en casas y barracas esparcidas, situadas algunas a más de una legua de Santa Justa.

El 12 de septiembre de 1778, Vicente Soler, cura de dicha parroquia, pidió al obispo que los feligreses de la huerta tuviesen igual consuelo que los de la ciudad, con un sacerdote que les administrase los Santos Sacramentos, explicase la Doctrina Cristiana, predicase el Santo Evangelio, auxiliara en sus últimas enfermedades y celebrase el Santo Sacrificio de la Misa, que muchísimos perdían.

Para ello debía fundar una ermita en la huerta, y al parecer del suplicante podía colocarse en el paraje llamado Parada Alta.

Para aquellos labradores supersticiosos, regulados desde antiguo por el calendario cristiano que regía su trabajo y su vida, el papel de la iglesia era primordial, aferrados a los santos como intercesores ante las numerosas adversidades de origen natural que les acechaban: epidemias, plagas, sequías, riadas o pedriscos.

Necesitaban tener a mano una ermita con su propio sacerdote, por lo que se unieron a la propuesta, enviando al Obispo la siguiente súplica:

Los feligreses moradores en la huerta de la parroquial de santas Justa y Rufina de esta ciudad; puestos a los pies de V.S.I. con el más profundo respeto, decimos: Que nos encontramos en la más estrecha necesidad espiritual que es decible, por falta de quien nos suministre, a su tiempo, el pasto espiritual del que carecemos; porque aunque es cierto que el cura y vicarios de la misma se esmeran cuanto pueden, en socorrernos y dárnoslos cuando le pedimos.

Siendo muchos los que componemos dicha feligresía, y grande el territorio de que consta, por más que quieran, no pueden acudir a tanto como la necesidad exige, principalmente en la explicación de la doctrina cristiana y auxiliarnos en la última hora; porque la mucha distancia, las más veces no permite que vayamos a oír la que todos los domingos se explica en nuestra Parroquia, ni menos los niños, que por su poca edad no pueden practicarlo; como así mismo dichos curas y vicarios no pueden dejar su feligresía para asistirlos en la última hora.

Por cuya razón, a V.S.I. acudimos para que compadecido de nuestra necesidad, como lo ha ejecutado con otros feligreses de varias parroquiales igualmente menesterosos que nosotros, nos dé el consuelo que pedimos, procurando que con su Santo Celo, la fábrica de una ayuda de parroquia y colocando en ella un sacerdote experimentado para que nos socorra en la necesidades ya insinuadas y otras que para no molestar a V.S.I., omitimos y dejamos a su piadosa consideración. Favor que esperamos del recto proceder de V.S.I., por cuya salud y vida rogamos a Dios en nuestras oraciones. Orihuela y Diciembre 12 de 1778.

Entre la docena de vecinos firmantes, se encontraban Josef Mazón Ximeno y su cuñado Juan Mazón López. Aceptada la propuesta, se escogió una tahúlla de tierra situada en el centro del territorio, a salvo de riadas.

 Libro fundación de la Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados. Firma de Juan Mazón.

En el año del nacimiento de Jesús Christo de 1779, quinto del Santísimo Padre Pío VI, veinte y uno del Católico Monarca Carlos III y doce del gobierno del Prelado Josef Tormo Juliá, tomó principio la obra de la Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, cuya advocación mariana fue escogida por el propio obispo, que no olvidemos era valenciano.

Tormo libró 600 pesos, destinados a la compra del terreno y los materiales precisos para su construcción, poniéndose la primera piedra el 9 de mayo. La obra se concluyó en abril de 1782 y fue bendecida un mes después.

Joseph Tormó Juliá. Obispo de Orihuela.

Mazón Mazón.

Como ya he dicho, Josepha Mazón López se casó con su primo Joseph Mazón Ximeno el 12 de marzo de 1766, con dispensa por parentesco en tercer grado y fueron testigos Bautista Nadal y Juan Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 49 folio 118).

Joseph Manuel Tomás Mazón Gimeno era hijo de Joseph y de Gerónima. Bautizado en la Parroquia de Santiago de Orihuela el 26 de julio de 1739. (Inscrito en el Libro B-08 (1717-1742) Folio 371).

Sus padres se habían casado en la Parroquia de El Salvador de Orihuela en 1738. (Matrimonio inscrito en el Libro M-05 (1729-1740) Folio 298).

Los tres primeros hijos del matrimonio Mazón Mazón fueron hembras; y cuando parecía que se acababa la línea de nuestros antepasados por falta de varón, llegó Josef.

Hijos de Joseph Mazón Ximeno y Josepha Mazón López:

1 Josepha Mazón Mazón. Nacida el 14 de abril de 1768 y bautizada con Santos Óleos el día 15, recibió los nombres: Josepha, María, Antonia y Manuela. Padrinos: Los hermanos Fernando y Antonia Mazón. (Archivo Parroquial  de Santa Justa, libro 10 folio 210-V). Se casó con Francisco Cámara y falleció, ya viuda, el 20 de mayo de 1830.

2 María Mazón Mazón. Nacida el 10 de marzo de 1771 y bautizada con Santos Óleos. Recibió los nombres: María, Theresa, Francisca y Josepha. Padrinos: Los hermanos Fernando y Antonia Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 11 folio 9).

3 Ysabel Mazón Mazón. Nacida el 17 de septiembre de 1773 y bautizada el 19 de septiembre con Santos Óleos. Recibió los Ysabel María y Justa. Padrinos: Fernando y Justa Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 11 folio 138-V).

4 Francisca Mazón Mazón. Nacida el 30 de abril de 1776 y bautizada el 1 de Mayo con Santos Óleos. Recibió los nombres: Francisca, María, Justa y Cathalina. Padrinos: Fernando y Justa Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 11 folio 294).

5 Josef Mazón Mazón. Nacido el 22 de Julio de 1779 y bautizado con Santos Óleos el día 23. Recibió los nombres: Josef y Manuel. Padrinos: Fernando y Justa Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 12 folio 94-V).

No sabemos cuándo falleció el padre, Joseph Mazón Ximeno; pero podemos situar su muerte entre la firma del anterior documento en 1779 y el censo de 1783, en el que Josepha Mazón aparece como viuda de renta media.

Según la partida de defunción, Josepha falleció a los 60 años a consecuencia de una enfermedad llamada «Sanatán». En su testamento, dictado el 27 de abril de 1803 ante el escribano real Josef Mejías, dejó encomendadas 225 misas, un tercio de ellas en Santa Justa a 4 reales de vellón de limosna cada una.

Siglo XIX.

El siglo XIX comienza con una boda, la de José Mazón Mazón, el 16 de noviembre de 1803. Su esposa se llamaba Rita Pastor Pérez, nacida en 1784, hija de Gregorio Pastor Cámara y de Rosa Pérez.

Gregorio Pastor Cámara había nacido el 6 de septiembre de 1755. Y fue bautizado el día 8 con los nombres de Gregorio, Monserrate, Joseph, Domingo y Manuel. Era hijo de Gregorio Pastor Sánchez y Rosa Cámara Ballesta; y Nieto de Joseph Pastor y Francisca Sánchez, y de Joseph Cámara y Francisca Ballesta.

José Mazón Mazón falleció el 17 de abril de 1829, y según el censo de 1854, su esposa, anciana y viuda, vivía con su criado, llamado Pedro Pulga, huérfano y soltero de 24 años de edad. Rita Pastor falleció el día de San Antonio de 1873, con casi 90 años de edad.

Su hijo Juan Mazón Pastor, fue bautizado en la Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados en 1823.

En aquellos tiempos de alta mortalidad infantil, se bautizaba a los niños cuanto antes, a ser posible el mismo día y con los santos óleos.

En peligro de muerte, cualquier familiar o vecino vertía el agua al recién nacido, y si la criatura sobrevivía, el sacerdote le bautizaba de nuevo bajo la fórmula de «sub conditione».

Vamos con los hijos de José Mazón Mazón y Rita Pastor Pérez   

1 José Mazón Pastor. Nacido el 5 de agosto de 1805 y bautizado con santos óleos el día 7. Recibió los nombres: José, Mariano, Fernando y Gregorio. Padrino: Fernando Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 85).

2 Juana Mazón Pastor. Nacida el 13 de marzo de 1807 y fue bautizada al día siguiente «sub conditione» con santos óleos. Recibió los nombres: Juana, Josefa y María. Padrinos: Manuel Pérez y Francisca Mazón. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 119). Juana murió pronto, el 25 de agosto de 1808.

3 María Mazón Pastor. Nacida el 25 de marzo de 1808 y bautizada el día 26 con santos óleos. Recibió los nombres: María Rosa de la Encarnación. Padrinos: Los anteriores. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 141). Falleció el 21 de mayo de 1830.

4 Teresa Mazón Pastor. Nacida el 15 de octubre de 1809 y bautizada el día 23 con santos óleos. Recibió los nombres: Teresa y María del Pilar. Padrinos: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 175). Teresa se casó con un tal José Pamies, y falleció de sobreparto a los 32 años.

5 Rosa Mazón Pastor. Nacida el 21 de marzo de 1811 y bautizada el día 9. Padrinos: los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 211).

6 Manuel Mazón Pastor. Nacido el 4 de marzo de 1814 y bautizado el día 5 «sub conditione». Recibió los nombres de: Manuel y Carlos. Padrinos: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 15 fol. 275).

7 Rita Mazón Pastor. Nacida el 9 de octubre de 1815 y bautizada el día 10 con santos óleos. Recibió los nombres: Rita, María, Dionisia y Josefa. Padrinos: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 16 fol. 18).

8 Josefa Mazón Pastor. Nacida el 20 de mayo de 1817. Bautizada con Santos Óleos, recibió los nombres: Josefa, María y Bernardina. Padrinos: Los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 16 fol. 50). Domiciliada en la Arroba del Revés, falleció el 20 de abril de 1867.

9 Felipe Mazón Pastor. Nacido el 4 de febrero de 1819 y bautizado el día 6, con los nombres: Felipe de Jesús, Francisco y Mariano. Padrino Francisco Abril. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro16 fol. 82).

10 y 11 Francisco Mazón Pastor y Gregorio Mazón Pastor. Nacidos en 1820. Bautizados en la Parroquia de los Desamparados. (Inscritos en el Libro B-03 (1818-1840) Folio 34 vto.). El 12 de febrero de 1826 aparece registrada la muerte de Francisco a la edad de cinco años.

12 Juan Mazón Pastor. Nacido en 1823. Bautizado en la Parroquia de los Desamparados con los nombres: Juan y Antonio. Figura en el censo de 1876. (Inscrito en el B-03 (1818-1840) Folio 79).

13 Francisca Mazón Pastor. Nacida el 26 de diciembre de 1825. Recibió los nombres de Francisca y María. Padrinos: Manuel Pérez y Francisca Mazón.

Juan, el hijo número 12, es el que nos interesa. Se casó con María de la Concepción Leal Martínez, el 21 de diciembre de 1844. No recibieron misa en aquel momento; pero la ceremonia se repitió el 25 de enero de 1845.

Concepción Leal había nacido y fue bautizada el 2 de octubre de 1825. Fueron sus padrinos: Manuel Leal y María Ibáñez. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 16 fol. 250).

Era hija de Francisco Leal Murcia y Josefa Martínez González. Nieta de Francisco Leal y Ana María Murcia; y de Miguel Martínez y Manuela González.

Según el censo de 1854, este matrimonio vivía con tres hijos pequeños y un criado de 24 años, llamado Francisco Oltra.

Juan, abuelo de mi abuelo, figura en el padrón de 1877. Tenía 58 años, era viudo y convivía con tres hijos solteros: José, Rosario y Juan. Como nota curiosa, sabía leer y escribir, habilidad no muy frecuente en la huerta del siglo XIX.

Ese fue su último censo. Falleció el 15 de enero de 1878 a causa de un fuerte catarro. Había testado ante el escribano Ramón Amat. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 7 fol. 274-v).

Juan Mazón Pastor y Concepción Leal Martínez tuvieron los siguientes hijos:

1 Francisca Mazón Leal. Bautizada el 4 de octubre de 1845 con el nombre de Francisca de Asís. Padrinos: Manuel Alcocer y Manuela Leal. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro.5 fol. 156-V). Falleció de calenturas el 5 de agosto de 1850.

2 Josefa Mazón Leal. Bautizada el 9 de marzo de 1847 con los nombres Josefa y Manuela. Casada con Andrés Aniorte, vivió en parada de Gay. En 1877, solo tenía un hijo de 3 años, llamado Andrés. El 2 de enero de 1884, a la edad de 36 años, falleció de parto y «eclamsia» (hipertensión anormal a partir de la vigésima semana de embarazo, con episodios convulsivos generalizados).

3 Juan Mazón Leal. Bautizado el 22 de agosto de 1849, con los nombres: Juan, Antonio, Filiberto y Gregorio. Fueron sus padrinos: Antonio Rodríguez y Josefa Murcia. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 6 fol. 174). Falleció el 25 de abril de 1860 a consecuencia de unas calenturas. Solo tenía diez años. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 77 fol. 174).

4 José Mazón Leal. Bautizado el 3 de abril de 1852. Padrinos, los mismos que el anterior. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 8 fol. 483). Aparece como arrendador de profesión. Se casó, el 29 de enero de 1882 con María Dolores Sáez Vicente. María tenía 19 años, diez menos que él. José falleció de neumonía el 21 de diciembre de 1900.

5 Concepción Mazón Leal. Bautizada el 8 de febrero de 1855, con los nombres: María de la Concepción, Juana y Gregoria. Fueron sus padrinos: Antonio Rodríguez y Josefa Murcia. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 215-v).

6 Rita Mazón Leal. Bautizada el 24 de mayo de 1857, con los nombres: Rita y María. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 310). Falleció el 2 de octubre de 1859 (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 6 fol. 165-v), con tan sólo 2 años de edad víctima de alferecía (enfermedad propia de la infancia, caracterizada por convulsiones y perdida de conocimiento, identificada a veces como epilepsia).

7 Rosario Mazón Leal. Bautizada el 19 de septiembre de 1859, con el nombre de María del Rosario. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 375-v).

8 Juan Mazón Leal. Bautizado el 5 de septiembre de 1862, con los nombres: Juan y Antonio (nombres de su hermano muerto dos años antes). Fueron sus padrinos: Tomás Rodríguez y Rosa Martínez. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 486-v).

9 Rita Mazón Leal. Bautizada el 21 de septiembre de 1865, recibió el nombre de María Rita, como su hermana fallecida. Fueron sus padrinos: Tomás Rodríguez y Rosa Martínez. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 10 fol. 209). Contrajo matrimonio con José Espinosa Pérez, de su misma edad, y vivieron en el Camino de Cartagena. Falleció el 10 de enero de 1934 con 68 años, víctima de un ataque cerebral. Recibió entierro de segunda.

10 María Mazón Leal. Bautizada el 31 de diciembre de 1868, recibió los nombres de María y Silvestra. Sus padrinos fueron los mismos que en los dos anteriores. Lo más interesante es que se especifica su domicilio, en Parada de Gay.

Y así llegamos al padre de mi abuelo, Juan Antonio Mazón Leal, que casó el 29 de marzo de 1891 con Josefa María del Socorro García Ruiz en la Parroquial Iglesia de N. P. J. en el paso del Stmo. Ecce-Homo de Molins.

Armas que usa la Ilustre Parroquial Iglesia de Molins en su sello, que es el presente titular. Magister Josephus Montesinos Pérez. 1796.

Josefa era natural de Molins, hija de Francisco García García y de Mª Dolores Ruiz Ortuño. No oyeron misa nupcial por ser tiempo prohibido. Fueron testigos José Mazón y Antonio Lizón. Oyeron misa y recibieron las bendiciones nupciales el 9 de abril de 1891.

Por esas fechas, era dueño de tres tahúllas y media en Parada de Gay con avenamiento en los azarbes Gabarrera y Mayor, como así reza en el padrón de propietarios regantes de la Acequia Molina.

Falleció el 6 de abril de 1919 a causa de una bronco-neumonía. Gracias al testamento que redactó ante el notario Luis Maseres Muñoz, un día antes de su muerte, sabemos que Josefa García ya había muerto, y que el albacea fue su hijo Juan, el único mayor de edad.

En dicho testamento, legó a sus hijos 66.248 pesetas contadas por José Gracia Noguera por expreso deseo del fallecido.

Se apartaron 2.000 para devolver una entrega a cuenta por un bancal, y 1.500 para cada uno de sus dos hijos menores, porque había invertido esa cantidad en la reducción del servicio militar de los mayores.

El resto lo dividió en seis partes iguales. Previamente había dejado la cosecha del año anterior, para pago de escritura, testamento e impuestos.

Por incompatibilidad testamental de Juan, al ser el tutor legal de sus cinco hermanos, el consejo familiar nombró protector de los menores a José Oltra Celdrán (analfabeto).

Dicho consejo lo formaron: Andrés Aniorte Mazón (hijo de Josefa Mazón Pastor, ya muy anciano) como presidente, José Espinosa Pérez, Francisco y Antonio García Ruiz (hermanos de la madre) y Julián Fuentes Lacasa como vocales. Eran todos de Orihuela menos el último que era vecino de Bigastro.

Hermanos Mazón García.

Hijos de Juan Mazón Leal y Josefa García Ruiz.

1 Josefa Mazón García. Nacida el 20 de diciembre de 1891 y bautizada el día 21. Fueron sus padrinos: José Mazón Sáez y Dolores Sáez Mazón, y sus testigos: Antonio y José Maciá. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 23 fol. 231-v). Falleció en Camino de Beniel, a consecuencia de una bronquitis el 4 de marzo de 1892. Fue enterrada un día después. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 8 Fol. 297).

2 Juan Mazón García. Nacido el 18 de enero de 1893 y bautizado con el nombre de Juan Antonio. Padrinos y testigos, los mismos que su hermana. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 23 fol. 272). Casó con Carmen Andreu, tía de mi abuela Elena.

3 José Mazón García. Nacido el 12 de junio de 1895 y bautizado un día después con el nombre de José Antonio. Padrinos y testigos, los mismos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 32). Falleció a los cuatro meses a consecuencia de unas «fiebres perniciosas». Fue enterrado el 28 de septiembre de 1895. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 8 fol. 272).

4 Francisco Mazón García. Nacido el 10 de junio de 1896 y bautizado el día 14. Mismos padrinos y testigos que sus hermanos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 68). Se casó dos veces; la primera con María Meseguer Murcia, natural de Alquerías (Murcia). En segundas nupcias con Rosario Mazón Ballester, en 1954. Falleció en la Vereda Nueva, el 14 de junio de 1971 a consecuencia de un «jetus apoplético», a los 74 años de edad.

5 José Mazón García. Nacido en la Arroba del Revés, el 1 de junio de 1899. Este dato es importante, porque nos indica que la familia aún no se había trasladado a la Vereda Buenavida. Fue bautizado el día 2 con los mismos padrinos y testigos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 254). Se casó con Mariana Pertusa García, de Rafal y tuvo 3 hijos: Josefa (casada en 1958 con Maximiliano Gutiérrez Gómez), José y Francisco. Enviudó en el año 1947.

6 Concepción Mazón García. Nacida el 8 de diciembre de 1901, fue bautizada un día después con los mismos padrinos y testigos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 343). Se casó el 23 de abril de 1922 con José Espinosa Espinosa en la Parroquia de la Virgen de los Desamparados.

7 Antonio Mazón García. Mi abuelo nació el 24 de abril de 1904, a las diez de la noche, en Cabello y fue bautizado el día 26 con los mismos padrinos y testigos. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 24 fol. 420).

8 Dolores Mazón García. Nació el 20 de agosto de 1907 y fue bautizada el día 22 con los mismos padrinos que sus hermanos. Fueron testigos: José Maciá y José Torres. (Archivo Parroquial de Santa Justa, libro 25 fol. 81). También aparece domiciliada en la Arroba del Revés, por lo que el traslado a la Vereda tuvo que ser entre los años 1907 y 1919. Casó con Antonio Espinosa en febrero de 1931. La «tía Lola» falleció el 13 de Junio de 1998, como única superviviente de toda esta familia.

El Pueblo. 19 de febrero 1931: El pasado sábado y en la parroquia de Desamparados contrajeron matrimonio la bella señorita Dolores Mazón con don Antonio Espinosa, rico propietario de aquel partido. Bendijo la unión el M. I. Sr. Vicario General del Obispado, siendo padrinos, el Dr. don Eusebio Escolano y su Sra. esposa Dña. Gloria Gómez.

De izquierda a derecha: Juan Mazón, Carmen Andreu, Dolores Mazón y Antonio Espinosa.

Los Molineros y el Jacarillero. Andreu y García.

Escudo de Bigastro y plano del Molino en el siglo XVIII. Archivo de la Catedral de Orihuela.

El Lugar nuevo de los Canónigos, actualmente Bigastro, fue fundado por el Cabildo Catedralicio oriolano en 1701. Utilizó para ello, varias fincas obtenidas mediante herencias en beneficio de almas.

Imitaban así a los Predicadores de Santo Domingo que, como señores de Redován y Hondón de los Frailes, habían amasado una gran fortuna a la mayor gloria de Dios.

El Cabildo oriolano, entregó a cada uno de los primeros pobladores, 30 tahúllas de regadío, secano y olivar. Con el paso del tiempo, la mayoría de estas parcelas, fueron menguando a consecuencia de los repartos hereditarios, pero no todas sufrieron el mismo destino, unas pocas crecieron y con ellas la fortuna de sus propietarios.

Durante el siglo XVIII los bigastrenses fueron dóciles vasallos del Cabildo Catedralicio; pero con el cambio de centuria comenzaron a cuestionar la propiedad de su señor.

Las desamortizaciones eclesiásticas y la abolición de los señoríos en el siglo XIX, acabó convirtiendo a los antiguos vasallos en dueños de sus casas y tierras; así los que tenían muchas, se convirtieron en terratenientes.

La desamortización también puso al alcance del mejor postor las regalías que antes estaban en manos de la iglesia: almazara, horno, tienda y la más importante y rentable, el molino harinero que, hasta entonces, el Cabildo cedía en arrendamiento a base de contratos temporales y que pasó a formar parte del escudo de la ciudad.

Como propietarios de dicho molino, los familiares de mi abuela Elena, portaron para siempre el apodo de «los molineros».

En el ecuador del siglo XIX, concretamente el 17 de agosto de 1857, nacía en Bigastro Elena Botella Canales. Fue bautizada al día siguiente en la parroquia de Nuestra Señora de Belén, apadrinada por Francisco Díaz y Josefa Botella.

Era hija de Miguel Botella Cánovas y de Carmela Canales Galiana y nieta de Francisco Canales y Antonia Galiana, todos de Bigastro. Sus abuelos paternos, José Botella y María de Monserrate Cánovas, procedían de Callosa de Segura.

La prensa. Orihuela. 5 de abril 1891: Ha fallecido en el vecino pueblo de Bigastro la Sra. Doña Josefa Botella Canales, esposa del secretario del comité conservador de dicho pueblo y hermana de nuestros amigos los señores D. Miguel y D. José Botella. Enviamos a la familia de la finada nuestro sentido pésame.

Por añadir un último dato, uno de sus hermanos, Miguel Botella Canales, era dueño de las escuelas municipales de la calle del Sol de Bigastro, en 1904.

Elena Botella Canales y Enrique Andreu Soriano.

El que sería su esposo, Enrique Andreu Soriano, era cinco años menor. Había nacido el 7 de enero de 1862 en Almoradí. Fue bautizado un día después en la parroquia de San Andrés, con los nombres de Enrique y Teodoro. Fueron sus padrinos: Vicente Bartomeu y María Teresa Rodríguez.

Era hijo de Joaquín Andreu Belmonte y de María Teresa Soriano Bernabé, ambos de Almoradí, y nieto de Pedro Andreu y Josefa Belmonte, de Orihuela y de Carmelo Soriano e Isabel Bernabé, también de Almoradí.

Enrique y Elena se casaron el 27 de diciembre de 1885 en la parroquia de Nuestra Señora de Belén de Bigastro. (Archivo Parroquial de N. S. de Belén de Bigastro, libro 6 folio 30-v). Fueron testigos: Vicente Andreu y Juan Gómez.

Enrique «el molinero» vivía en la huerta y fue administrador de la familia Barcala. En 1890 se adhirió a los acuerdos del Partido Conservador de Orihuela. Al ser uno de los mayores contribuyentes del pueblo, fue concejal entre los años 1902 y 1904.

Unión republicana. 12 de noviembre 1903: Nuestros correligionarios de Bigastro están de enhorabuena por el resultado de la lucha electoral del domingo. En los dos distritos ha obtenido mayoría el candidato republicano según acusan los siguientes datos: Primer distrito, — D. Manuel García, monárquico, 65; D. Enrique Andreu Soriano, ídem, 57; D. Joaquín Díaz Navarro, republicano, 42 …

La iberia. 6 de noviembre 1907: Jueces Municipales del distrito de Orihuela. En Bigastro. Juez: D. Vicente Pérez Vaíllo; Suplente: D. Enrique Andreu Soriano.

Su padre, Joaquín Andreu, ya figuraba en el Anuario del Comercio y la Industria de 1879 como Molino de Harinas Joaquín Andreu en Bigastro.

Enrique aparece en los de 1903, 1904 y 1905 como Molino de Harinas de Enrique Andreu. En el de 1911, como tratante en cereales y Molino de Harinas. Y en el de la Región valenciana de 1914 también figura Harinas Enrique Andreu.

Adinerado, conservador y barcalista, (partidario del diputado Luis Barcala, que disputaba su escaño con Ruiz Valarino) venció en las elecciones de 1916, ocupando la Alcaldía hasta 1918.

Tras la victoria de sus rivales los molineros protagonizaron un enfrentamiento en la plaza de Ramón y Cajal de Bigastro que acabó con varios heridos por arma de fuego.

Diario de Alicante. 24 de febrero de 1920: BARCALISTAS Y TRINISTAS. El suceso de Bigastro. Acerca del sangriento suceso desarrollado anteayer en Bigastro entre barcalistas y trinistas hemos recibido hoy nuevos detalles que difieren muy poco de las primeras noticias: todas las versiones, incluso algunas de carácter oficial, parecen coincidir en que la agresión partió de los barcalistas.

En efecto. Los elementos trinistas habían organizado una especie de gira a los alrededores del pueblo en una finca denominada «La Rambla», para celebrar su triunfo en las elecciones municipales. Un grupo de barcalistas hallábase en el barrio llamado del «Sepulcro», y cuando los trinistas regresaban de su excursión, encontráronse con aquellos.

De uno y otro bando partieron calurosos vivas y mueras, que degeneraron luego en injurias: sobrevino así la lucha. Ambos grupos se acometieron furiosos con palos y armas de fuego sembrando el pánico por todo el pueblo.

El alcalde acudió a imponer la paz; pero fue recibido a tiros y con esto huelga decir que no se le prestó obediencia ni logró calmar los ánimos. En vista de ello reclamó urgentemente el auxilio de la Guardia civil; acudieron fuerzas de Orihuela y Jacarilla, que lograron restablecer el orden.

Este matrimonio tuvo siete hijos: Teresa, Enrique, Miguel, Francisco, José, Carmen y Joaquín.

Teresa, Enrique y Miguel Andreu Botella.

Durante la Dictadura de Primo de Rivera, dos de ellos ocuparon la Alcaldía de Bigastro. Enrique Andreu Botella en el periodo 1928-1930 y su hermano Miguel en el periodo comprendido entre enero de 1931 y la proclamación de la República. José aparece entre los nombramientos de jueces y fiscales para Bigastro en 1930.

El pueblo. 17 de junio 1929: MOVIMIENTO SOCIAL Y AGRARIO. Sindicato Agrícola Católico de Bigastro. Ayer domingo tuvo lugar en este Sindicato A. C. la Junta General al objeto de proceder a la elección de nueva junta directiva. El Consejo de Vigilancia fue constituido en la siguiente forma: Presidente D. Enrique Andreu Botella, Vicepresidente D. Federico Grau Canales y Vocales D. Francisco Esquiva Vegara y D. José Arce Navarro.

Panteón familiar en el cementerio de Bigastro.

Durante el bienio conservador (1934-1936), otro hermano, Francisco, formó parte de la Comisión Gestora del Ayuntamiento. Vamos, lo que se llama una familia de derechas. 

Boletín Oficial del Obispado de Orihuela. 1 de abril 1943: BIGASTRO. Presidente del Centro Parroquial de los Hombres Don Enrique Andreu Botella.

La hermana mayor, Teresa Andreu Botella, nació el 16 de febrero de 1887 y fue bautizada, un día después en Nuestra Señora de Belén de Bigastro. (Archivo Parroquial de N. S. de Belén de Bigastro, libro 12 folio 74). Fueron sus padrinos Vicente y Teresa Andreu.

Casó con Vicente García Gálvez, el 22 de abril de 1911 en la Parroquia de Nuestra Señora de Belén de Bigastro (Archivo Parroquial de N. S. de Belén de Bigastro, libro 7 folio 36-v.), ante los testigos: Tomás García y Francisco Escobedo.

Vicente García Gálvez y Teresa Andreu Botella.

El novio, hijo de Vicente García Cases y de Inés Gálvez Pérez, había nacido en 1886, en Jacarilla, concretamente en la finca Jacarilleta, de ahí su apodo de «Jacarillero».

Al casarse, se instaló con su mujer en unas tierras de su padre localizadas en Benejúzar. Allí nació su primera hija, Elena, mi abuela.

Vicente llegó a Arneva como arrendador de Adolfo Wandosell Calvache, hijo del acaudalado minero Pío Wandosell y jugador del Real Madrid, casado en 1915 con María de las Mercedes de Echevarría y Carvajal, la VII marquesa de Arneva.

Roto el contrato de arrendamiento, Vicente se vio en dificultades; hasta que Teresa recibió de su familia una buena parcela en Arneva, al igual que su hermana Carmen, de la que hablaremos muy pronto.

En dicha parcela, Vicente edificó su casa y trajo al mundo al resto de sus hijos, llegando a ser alcalde y propietario de las escuelas de Arneva.

Pero no terminó allí sus días, en los años 50 se instaló en Orihuela, falleciendo el 31 de octubre de 1.967. Aunque yo solo tenía tres años, guardo el vago recuerdo a un anciano que jugaba a las cartas en los bajos de su casa.

A mi bisabuela Teresa la recuerdo perfectamente, con su andar lento arrastrando las zapatillas, con moño y gafas negras. Murió el 5 de junio de 1.972 en Orihuela, mientras tendía la ropa, a consecuencia de una caída que le fracturó la cadera, provocada por una tortuga.  

Familia García Andreu. De izquierda a derecha: Vicente, Teresa, Teresita, Vicente padre y Elena. Teresa estaba embarazada de Carmencita.

Hijos de Vicente García Gálvez y Teresa Andreu Botella:

1 Elena García Andreu (1912).

2 Vicente García Andreu. Muerte prematura.

3 y 4: Vicente y Teresa García Andreu. (1917). Mellizos. Sobrevivió Vicente, mi padrino, que se casó con Carmen Ortuño.

5 Enrique García Andreu. Muerte prematura.

6 Teresa García Andreu (1922). Casada con Ricardo Zapata Vegara.

7 Carmen García Andreu (1929). Casada con José Pérez Pardines.

Teresa Andreu Botella con sus hijos Vicente (fallecido) y Elena.

Mis abuelos paternos y mis padres.

Documento Nacional de Identidad de Antonio Mazón García.

Como ya he dicho, Antonio Mazón García nació el 24 de abril de 1.904, a las diez de la noche, según reza su partida de nacimiento; aunque en su DNI figuraba el día 4 de abril de 1904, es decir (04/04/04).

Huérfano de padre a los 15 años y de madre aún antes, recibió en herencia trece tahúllas de tierra, media casa, media balsa de cocer cáñamo, aperos y animales, todo ello valorado en once mil setecientas ocho pesetas de 1919.

Diez mil doscientas ocho de ellas, como sexta parte de las propiedades, y mil quinientas más porque su padre había invertido esa cantidad en cada uno de sus dos hijos mayores en reducirles el servicio militar, la llamada redención en metálico.

Elena García Andreu.

Nacida el 23 de marzo de 1912, Elena García Andreu, vivió su infancia en Arneva. Luego, comenzó a pasar largas temporadas en Bigastro, con su familia «los molineros», haciendo compañía a su tía Carmen.

El matrimonio de ésta con Juan Mazón, le dio la oportunidad de conocer a su hermano menor, Antonio. Se casaron en Julio de 1933 en Arneva, así pues, Carmen fue a la vez, tía y cuñada de Elena.  

Pronto nació su primogénito, pero dos años después estalló la guerra civil y el abuelo acabó movilizado en la quinta «del saco». Su esposa estaba embarazada de Vicente, por lo que «Antoñín», mi padre, fue acogido por su abuelo, pasando la infancia en Arneva.  

Durante la Guerra Civil, una herida leve, envió a Antonio al hospital. Al recibir el alta desertó y consiguió regresar a pie, siguiendo la vía del ferrocarril desde Valencia, caminando de noche y ocultándose de día. A partir de ahí, las cosas les fueron bien y en los años 60, edificaron su casa en Orihuela.

Según mi padre, el abuelo Antonio era muy hablador, pero yo pasé una mañana con él en la huerta (pintando árboles con veneno para los caracoles para costearme una guitarra) y solo le escuché cantar en falsete.

La salud le acompaño casi hasta el final. En las cenas de Navidad, en las que nos reunía a todos, comenzó a decir, cinco o seis años antes, que esa era su última nochebuena, y claro, al final acertó.

Falleció en Orihuela el 3 de diciembre de 1.992. No llegó a bisabuelo por tan solo seis meses.

De la abuela, que apenas conocí, todo el mundo dice que era una mujer buena, seria, piadosa y beata donde las hubiera. De salud frágil, padecía de la columna, según su versión, a consecuencia del parto de su hija Elena.

A causa de una enfermedad renal fue desahuciada en Alicante, siendo intervenida en Madrid y en Murcia (el abuelo también fue operado de vesícula en Madrid, por el doctor Duarte, un médico con tanto prestigio como para atender al mismísimo Juan Perón).

Fue otra operación, esta vez en Murcia y de bocios, la que acabó con su vida el 22 de enero de 1.970, a los 58 años de edad.

Mi abuela Elena con un servidor en el regazo, en septiembre de 1964. Y poco antes de morir, fotografiada por mi tío Julio «Norman».

Su muerte provocó uno de los recuerdos más vivos que conservo de mi infancia. Pocos días después, creo que tras un rezo, vi por primera vez lágrimas en los ojos de mi padre. Al llegar a casa del abuelo, mi tío Enrique tenía los pies metidos en una palangana con agua, y todo el mundo lloraba.

Yo permanecí en un rincón asustado, jugando con unas cartas sin comprender aún que había pasado. Tenía 5 años, pero nunca he olvidado aquellos días tristes.

Además de las fotos y documentos, de mi abuelo, conservo como un tesoro su pistola, que durmió en un cajón cuarenta años hasta que yo se la pedí.

De la abuela guardo el misal que mi mujer encontró en la casa de la huerta. Estos dos objetos, son los símbolos más representativos de aquella España franquista que les tocó vivir.  

Matrimonio Antonio Mazón García y Elena García Andreu con sus cuatro hijos.

1 Antonio Mazón García. Nacido el 13 de octubre de 1934.

2 Vicente Mazón García. Nacido el 25 de junio de 1937.

3 Enrique Mazón García. Nacido el 12 de diciembre de 1943.

4 Elena Mazón García. Nacida el 2 de marzo de 1950.

Antonio Mazón García, mi padre, nació en la Vereda Buenavida de Orihuela, como ya he dicho, el 13 de octubre de 1.934. Aquel fue un año revolucionario por excelencia en el que se sublevaron Asturias, País Vasco y Cataluña.

Antonio Mazón García, mi padre, en su infancia con sus tías «Teresita y Carmencita»; y en su primera comunión con sus padres y su hermano Vicente.

Era la segunda republica, Niceto Alcalá Zamora la presidía y Alejandro Lerroux García, primer ministro, restituía la pena de muerte. En el exterior, el nazismo se asentaba en Alemania, el ambiente estaba muy caldeado.

Vio la luz en la Vereda Buenavida, pero a los dos años, y por causa de la guerra civil, se fue a Arneva con su abuelo Vicente. Allí pasó sus primeros años mimado por sus tías y protegido por su abuelo (llegaron a llamarle Vicentico).

No le cortaban el pelo a pesar de que, por los piojos, era obligatorio; por lo que sus tías lo tenían que despiojar. Con ellas hizo teatro ambulante, recaudando fondos para la compra de una imagen de la virgen, vestido de soldado. También fue monaguillo; y su abuela intentó convertirlo en fraile.

La pólvora fue su gran pasión, y eso que el día de su comunión, sufrió la aterradora experiencia de quedarse solo en pleno castillo de fuegos artificiales. Gastaba todo lo que podía en pólvora.

Siempre con dinero en el bolsillo y en compañía de amigos mayores (en sus propias palabras, lo mejorcito de cada casa), perpetró las mil fechorías con completa impunidad.

Nunca fue amante del estudio, rechazado en Santo Domingo, ingresó en la «Academia Almi»; pero pasaba más tiempo fuera que dentro de clase.

Antonio Mazón García. Mi padre.

A los catorce años, su abuelo lo envió de regreso a la Vereda, pues ya era incontrolable y allí comenzó a trabajar por las tardes en las faenas del campo, continuando el colegio por las mañanas hasta que un día la cuerda de una cabra se enrolló en su rodilla y tras quince días de reposo casa de su tío Juan en Orihuela (Calle de Santa Justa), abandonó el colegio.

En marzo del 54, marchó voluntario a la aviación, cumpliendo el servicio militar en el acuartelamiento de Rabasa (Alicante).         

Huyendo de la agricultura se enroló en el transporte y, tras breves años de chófer, pasó por una cooperativa hasta iniciar la agencia de transporte que en la actualidad dirijo. (continuará).

Dolores Albarracín Esteban. «Lilita». Mi madre. Con amigas.

Dolores Silvestra «Lilita», mi madre, nació la noche del 31 de diciembre de 1.938 en Orihuela (nunca perdonó a su padre que, por unas horas, le cargase un año en el carnet).

Antonio Mazón García «Pablo» y Dolores Albarracín Esteban «Lilita».

Antonio y Lilita se casaron en la Catedral el 16 de junio de 1962. Fueron padrinos de boda y de sus dos hijos supervivientes, Vicente García Andreu y Carmen Ortuño.

Boda Antonio Mazón García y Dolores Albarracín Esteban. 16 de junio de 1962.

1 Antonio, nacido en 1963, bautizado por el médico, y fallecido al día siguiente.

2 Antonio José Mazón Albarracín (un servidor). Nacido el 1 de mayo de 1964, día de San José obrero, motivo de mi segundo nombre, o del trabajador. Vamos, que soy trabajador de nacimiento.

3 María Dolores Mazón Albarracín. «Mariola». Nacida el 28 de marzo de 1967.

Seguiré añadiendo datos a esta historia. Contadla a vuestros hijos y nietos; y no olvidéis nunca que para saber dónde uno va, es importante conocer de dónde viene.    

Dedicado a: Antonio, Vicente, Enrique, Elena Mazón García y a todos sus hijos y nietos, siguientes capítulos de esta historia interminable. En memoria de mi padre fallecido en el 2020. Para mi hijo.

Antonio José Mazón Albarracín.  

Archivo de la Catedral de Orihuela.

Mi agradecimiento a José Luis Satorre, párroco de Santa Justa; a Jesús García-Molina, encargado del Archivo Histórico Municipal; y a Mariano Cecilia, archivero de la Catedral, por la ayuda prestada.

A mi primo Ricardo Zapata García por los certificados que amablemente me cedió relativos a nuestra familia común, los García Andreu.  

Y un agradecimiento muy especial a mi buen amigo José Manuel.     

Cubero y el Seminario de Orihuela en 1867.

Pedro María Cubero López de Padilla.

El obispo Cubero y el día de la Inmaculada de 1867 en el Seminario de Orihuela.

Seminario Conciliar de la Purísima Concepción y el Príncipe San Miguel.

Antecedentes:

La población del llano de San Miguel como origen de Orihuela es uno de los misterios más apasionantes de nuestra historia.

Más allá de algunos hallazgos prehistóricos, debajo del seminario permanecen por localizar las evidencias que demuestren que allí estuvo la primitiva ciudad tardorromana o goda (Aurariola), repoblada por los musulmanes (Uryula) y luego por los pobladores cristianos (Oriola).

De su iglesia o ermita del Príncipe y Arcángel San Miguel, apenas se sabe.  Más allá de que tenía anexo el beaterio más antiguo de los dos que tuvo Orihuela.

La ermita de San Miguel en el grabado del Cartulario.

Dicho establecimiento fue ampliado a comienzos del siglo XVII y acabó absorbiendo al otro, desplazadas sus «bones dones» por la llegada de las monjas de Santa Lucía.

Del citado beaterio cuenta Bellot que el Consell concedió licencia a varias mujeres devotas para construir celdas y hacer vida retirada bajo la regla de San Francisco en 1445; y que dos años después se instituyó el cargo de superiora en la persona de Giomar Masquefa, fallecida en 1463, quien dejó su cargo a su hija Leonor, la mujer de Pedro Fajardo.

Montesinos, siempre menos creíble, data la fundación del beaterio en 1503 y también atribuye el cargo de superiora a Luisa Fajardo, una pariente del marqués de los Vélez, personaje decisivo en nuestra historia por encabezar el saqueo sufrido por Oriola en 1521, durante la Guerra de Germanías.

Baltasar Gómez Berna

Un trabajo más reciente de mi admirado José Ojeda Nieto, nos ofrece valiosa información.  Se titula «La ermita de San Miguel antes de ser Seminario». Os lo voy a resumir:

Los datos salen de un pleito de finales del siglo XVI entre la familia de los Fajardoque decían ser fundadores de dicha iglesia y contar con una sepultura dentro de ella y la cofradía de San Miguel que negaban tal fundación y afirmaban que la ermita era iglesia sufragánea de San Salvador .

Para empezar, uno de los cofrades, ya anciano, afirmaba que:

«Oriola fue ganada a los moros y conquistada por los cristianos que edificaron y fundaron la ciudad en el Plano de San Miguel. En dicho plano había un lugar y población de casas y los cristianos que poblaron reedificaron la ciudad en lo alto. También fundaron y edificaron la iglesia de San Miguel».

En los testimonios de unos y otros salen a relucir muchos detalles de la Ermita. Así nos enteramos de que a fines del siglo XV había un retablo con tres figuras: San Miguel, San Francisco y Santa Clara.

Que las beatas o «bones dones» vivían en ocho celdas, con dos patios. Que contaban con una cisterna y un aljibe de aguas pluviales; con una gran cocina y con un huerto.

Que en 1595 la Cofradía de San Miguel decidió alargar la ermita, llevando hacia atrás la capilla mayor, y en las obras se destruyó el sepulcro ya mencionado. Los testigos afirman que lo que contenía, eran los cuerpos de cuatro beatas veladas y con el hábito de San Francisco.

El dichoso pleito nos da otro dato importante: en 1619 los capuchinos solicitaron y les fue concedido instalarse en San Miguel para fundar su monasterio. Pero dicho permiso fue revocado al no considerarla ermita, como las de Santa Ana, San Sebastián o el Socorro, utilizadas para fundar conventos.

San Miguel se consideraba iglesia sufragánea dependiente de la jurisdicción o autoridad del Salvador. ¿Os imagináis el convento de los capuchinos en lugar del Seminario? pues estuvo cerca.

Montaje con una imagen del siglo XVIII. Ajomalba.

A comienzos del siglo XVIII, tras la Guerra de Sucesión, la ermita estaba en pésimo estado.

En 1738, Juan Elías Gómez de Terán alcanzó la mitra oriolana. Y al poco de llegar a Orihuela, encomendó a los sacerdotes píos operarios congregación de origen italiano, la tarea de poner en marcha un seminario.

Retrato y escudo del fundador. Colección José Manuel Dayas.

Dos años después fundó el Seminario de San Miguel,  para formar y reciclar sacerdotes. Y en 1742 le agregó el de la Purísima Concepción para niños educandos.

Unificados en 1744 por Bula de Benedicto XIV y la provisión real de Felipe V, la doble institución recibió el nombre de Seminario Conciliar de la Purísima Concepción y el Príncipe San Miguel.

Seminario Conciliar de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas. Fragmento.

A la muerte del prelado, aún con la sede vacante, el Cabildo Catedralicio intentó hacerse con el control del Seminario. Sus «sonadas» disputas con el vicerrector, pasaron de los insultos a las amenazas y de las amenazas a los tiros.

La expulsión de los Jesuitas en 1767 produjo un trasvase de alumnos a sus aulas. Ese mismo año alcanzó la mitra José Tormo, quien lo amplió con un nuevo edificio a Levante y lo dotó además de una gran Biblioteca.

Josef Tormo y Juliá.

Gómez de Terán y Tormo pasaron a la historia como los obispos constructores del seminario durante el siglo XVIII. En la siguiente centuria otro prelado destacó también por sus aportaciones al edificio.

Pedro María Cubero López de Padilla.

Pedro María Eustaquio Cubero López de Padilla nació en Doña Mencía, provincia de Córdoba, en 1810. A los catorce años entró en el seminario y con veintitrés fue ordenado presbítero.

Retrato de autor desconocido. Ayuntamiento de Doña Mencía. Colección Julia Ferrer Vilar.

La experiencia en el funcionamiento de estos establecimientos era indudable. Su carrera comenzó como profesor de Filosofía y Teología en el Seminario de San Pelagio de Córdoba. Tras pasar por la vicerrectoría fue nombrado rector; y no abandonó dicho cargo hasta llegar a obispo, dos décadas después.

La Paz de Murcia. 14 de julio de 1858: Ha sido presentado para la mitra de Orihuela, el señor don Pedro Cubero, deán de la santa iglesia y rector del seminario de Córdoba.

En mayo de 1858, Isabel II lo propuso al Papa para el obispado de Orihuela; propuesta que Pío IX aceptó en septiembre.

El 27 de febrero de 1859 fue consagrado en la  Catedral de Córdoba, y el 3 de abril de entró en Orihuela. A finales de mayo lo hizo en Alicante; donde pasó dos semanas. En ese verano se desató una epidemia.

La Correspondencia Autógrafa. 26 de agosto de 1859: El Ilmo. Sr. D. Pedro María Cubero López de Padilla, obispo de Orihuela, ha dirigido a sus diocesanos una elocuente y religiosa pastoral con el triste motivo de la calamidad del cólera morbo.

Según este, de la misma ciudad dicen el 23 que va desapareciendo; en las últimas veinte y cuatro horas solo habían muerto tres de los anteriores invadidos. El número de atacados no pasa de 12 y es más benigna la dolencia.

Diario de Córdoba. 26 de octubre de 1859: Merecida Recompensa.  El Excmo. e Ilmo. Sr. D. Pedro María Cubero, Obispo de Orihuela, ha sido agraciado con la gran Cruz de Isabel la Católica.

Con ella ha premiado S. M. no solo sus anteriores servicios, sino los muy especiales prestados por este Prelado durante la última invasión del cólera morbo Asiático, época en que se ha distinguido notablemente por sus paternales cuidados y por los sacrificios de todas clases que ha hecho en beneficio de sus pueblos.

Ya en otras ocasiones hemos dicho que el Ilmo. Sr. Cubero estaba llamado a ocupar un lugar eminente en el Episcopado Español, y vemos con gusto que los acontecimientos justifican nuestros pronósticos.

Superado el cólera morbo e instalado en su nuevo obispado, pronto demostró que venía dispuesto a prestar especial atención al seminario; por ejemplo recuperando y dando lustre a la ceremonia de jurar la beca.

La Correspondencia de España. 25 de febrero de 1861: El acto de jurar la Beca que hacía algunos años no se verificaba en el seminario de Orihuela, se ha verificado este año con mucha solemnidad. Consiste este acto en hacer una sencilla profesión de fe, prometiendo a la vez obedecer al prelado y a sus sucesores, guardar la regla y estatutos del seminario y mirar en todo tiempo por su esplendor, mejoras y adelantamientos, recibiendo inmediatamente la investidura de la Beca.

A las nueve de la mañana los seminaristas destinados a jurar la Beca, en número de 160, ocupaban sus respectivos lugares en la iglesia del Seminario, vestidos de manto azul celeste y con la Beca blanca doblada sobre el brazo izquierdo. En frente del altar mayor y en el mismo presbiterio, había una mesa cubierta de damasco con un crucifijo alumbrado por dos velas, y sobre la mesa el libro de los evangelios.

El señor obispo así que llegó a la iglesia oró por un breve rato, y colocado en pie junto a la mesa mencionada, imploró por medio de algunas oraciones los auxilios divinos y bendijo las Becas. Habiendo tomado asiento, el señor rector, vicerrector y demás catedráticos se colocaron en pie a derecha e izquierda y comenzaron a llegar los seminaristas de seis en seis.

El señor rector, con la fórmula de la jura de Beca en la mano, y visiblemente enternecido, les preguntaba si se conformaban con la creencia de nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica Romana; si prometían obediencia al Excmo. e Ilmo. señor obispo y a sus sucesores, y si hacían propósito firme de guardar los estatutos y procurar el bien, mejora y lustre del seminario.

Los seminaristas, en número de seis, como se ha dicho, hincados de rodillas con la mano derecha puesta sobre el libro de los evangelios, respondían afirmativamente a estas tres preguntas. Acto continuo los señores catedráticos les vestían la Beca, y recibida la bendición del prelado se volvían a sus puestos.

En seguida tomó la palabra el señor obispo y manifestó que en todo tiempo y en todos los pueblos había tenido lugar esa clase de juramentos que unían a los hombres con tan sagrado vínculo en asociaciones, corporaciones y comunidades particulares, diferentes unas de otras por sus trajes, usos y costumbres, lo mismo entre los cínicos que entre los adoradores del verdadero Dios.

Remontándose en la historia de la religión  hizo notar los votos y profesiones del pueblo hebreo, en seguida los juramentos de los primeros fieles, de los anacoretas, y por fin, los de todas las instituciones cristianas.

El venerable prelado concluyó recordando a los seminaristas los pensamientos que debía excitar en sus almas los colores de su hermoso traje: el azul del manto el del cielo a que deben dirigir todas sus aspiraciones; el blanco de la Beca, la pureza de costumbres, que imitando a su excelsa patrona ha de caracterizar su conducta y el escudo del sagrado corazón de Jesús, que llevan sobre el lado izquierdo del pecho, la carrera de amor, abnegación y sufrimientos que tienen que hacer si quieren ser buenos ministros de aquel que dijo:

«El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome una cruz y me siga».

Y decidió engrandecer el edificio con un lujoso Salón de Actos o de Grados en el ala Este; con nuevas aulas y con un huerto jardín.

Las obras comenzaron en 1863, un año después de la visita que la reina hizo a Orihuela (parece ser que en dicha visita entregó a Cubero un generoso donativo para el Seminario).

Litografía de Isabel II. Colección Javier Sánchez Portas. Opúsculo histórico de la ciudad de Orihuela con motivo de su visita en 1862. Biblioteca Valenciana Digital.

De ese año tenemos una descripción que hizo José Pastor de la Roca, periodista, filósofo y novelista nacido en Dolores, antiguo alumno del seminario.

El museo universal. 20 de diciembre 1863: Descripción del Seminario conciliar; la fundación del ilustrísimo señor obispo de la diócesis don Juan Elías Gómez de Terán, con arreglo a las prescripciones del concilio de Trento y bajo la advocación de la Purísima Concepción y San Miguel Arcángel, cuya erección fue aprobada por bula de Su Santidad en 7 de marzo de 1743 y real provisión de 28 de mayo del mismo año.

Su posición sobre una graciosa explanada del monte presenta un golpe de vista magnífico y sobremanera pintoresco, ofreciendo el rico panorama que desde él se descubre.

Su fábrica, sencilla y moderna, presenta una admirable uniformidad arquitectónica de grato efecto y su iglesia pequeña, aunque bonita y ricamente decorada con ornamentación espléndida deja bien poco que desear al más exigente; dos de sus grandes piezas están destinadas a la biblioteca, que es selecta, y al archivo general de la diócesis.

La fachada que corresponde exactamente al Mediodía, mide una extensión de 638 palmos valencianos y la gran explanada que se extiende al frente, tiene 795 de longitud por 130 de latitud.  

Este extenso Seminario, al cual puede subirse cómodamente con carruaje por su espacioso camino o rampa, contiene dos grandes cisternas alimentadas por las vertientes de la montaña del castillo, que se eleva a la espalda de aquel por la parte del Norte.

Los accesorios de este establecimiento magnífico, despojados ya en parte de la aridez agreste de que adolecieran, deben al actual prelado y al celoso rector del mismo importantes mejoras que continuarán en mayor escala en lo sucesivo.

Por de pronto el limonero, el naranjo, el nogal, la vid con sus rastreros parásitos admirablemente plantados con simetría, casi en la misma peña, hermosean la delantera y la amenizan, así como también los puntos laterales de la explanada, al paso que el atrevido entusiasmo del citado señor obispo proyecta extender las plantaciones a todo el primer término de la montaña desde dicho punto hasta el caserío y transformándola, según su expresión misma que le hemos oído, en una florida colina de Estambul.

Vista de Orihuela. El museo universal. 3 de diciembre 1863.

El 19 de marzo de 1864, en la subcomisión de Gracia y Justicia, el diputado a Cortes Sr. Rivero Cidraque, abogó para que se aumentase la asignación al seminario conciliar de Orihuela.

No tengo más noticias hasta 1867, año en el que culminaron las obras. En Orihuela no había prensa; pero el diario «La Paz de Murcia» tenía un corresponsal que enviaba por carta las noticias locales.

La Paz de Murcia. 13 de enero de 1867: El señor obispo de esta diócesis, que ha llevado a cabo no pocas obras de importancia en el tiempo que se halla entre nosotros, está introduciendo grandes reformas en el magnífico seminario conciliar de San Miguel, sin duda el primero de su clase en España.

Hemos tenido ocasión de visitar el grandioso salón que se está terminando con destino a actos públicos y que es verdaderamente una obra notable. Quizá no sea más capaz el paraninfo de la universidad central y por de contado tiene mayores dimensiones que el teatro de la universidad de Valencia.

El decorado de estilo ojival, es sencillo pero de buen efecto. En el lugar preferente se colocarán los retratos de S. M. y del Sumo Pontífice; obras que están terminando el pintor D. Manuel Olmos, hijo de esta población, y según tenemos entendido también adornará el salón el busto del señor obispo, que se ha encargado al escultor Sr. Riudavest.

El 6 de junio de ese mismo año, Pedro María Cubero se embarcó en Alicante, en un vapor de la empresa López con rumbo a Barcelona. Su destino final, junto al resto del episcopado español, era Roma.

Allí se reunieron con el Papa Pío IX (este pontífice fue quien años antes había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción «Ineffabilis Deus»). Tras expresarle su apoyo, el cardenal arzobispo de Santiago y el resto de arzobispos y obispos españoles regresaron a Barcelona a mediados de julio a bordo del buque «San Quintín». Dos años después, este pontífice convocaría el primer concilio celebrado en el Vaticano.

A finales de noviembre todo estaba preparado para la gran inauguración del nuevo Salón de Actos del Seminario de Orihuela.

La Paz de Murcia. 23 de noviembre de 1867:  En el Seminario conciliar de San Miguel de Orihuela se está construyendo un magnífico salón que se destina para los grados, en cuyos trabajos se adelanta con rapidez; pues tiene que inaugurarse el día 8 del próximo diciembre.

Dirige la obra el dignísimo prelado D. Pedro María Cubero López de Padilla, haciendo él las veces de arquitecto, y a su celo tan sólo se debe la obra. El referido salón es de construcción gótica con soberbia y elevada bóveda, y con cuantos adornos aconseja el orden a que pertenece.

Se ha levantado una especie de plataforma, y sobre ella un rico dosel, bajo el cual se ostentarán, pintados al óleo, los retratos de nuestra Soberana y el magnífico Pontífice Pío IX.

Para la gran función que ha de celebrarse el día de la Inmaculada Concepción de María, debe asistir todo lo más notable de la provincia, hallándose ya invitados el señor gobernador civil, Consejo, Ayuntamiento, cabildos catedral y colegial, el clero parroquial de la diócesis, uno de los señores senadores del reino y lo más distinguido de Orihuela.

Los colegiales adornarán e iluminarán toda la fachada del Seminario, lo mismo que un patio interior que se ha reedificado, el que contendrá elegantes arcos de mirto, bellísimos adornos en sedas y flores, gran número de lucernas, lámparas, arañas, etc., etc., y ya brilla en todos los rostros de los habitantes del Colegio la alegría reveladora del gran objeto para que el salón se destina, pues debe producir en lo sucesivo raudales de ciencia y sabiduría.

El señor obispo pronunciará un discurso de apertura, al que contestarán con otros los señores catedráticos, admitiendo y corroborando las ideas vertidas en aquel, y muchos seminaristas recitarán o leerán poesías alusivas, en cuya confección ya se ocupan los más aventajados.

Todo hace esperar que la función que se prepara para el 8 del último mes del año, será brillante; y que dejará un recuerdo en aquella población.

Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

El día de la inmaculada Concepción de 1867.

Las fiestas de inauguración tuvieron lugar el día de la Inmaculada Concepción, titular del seminario. Entre los días 17 y 21 de diciembre, «La Paz» dio cuenta de las obras ejecutadas y de todo lo acaecido en aquella memorable jornada. Lo contó a través de tres cartas publicadas en cuatro artículos que he transcrito completos.

Las tres cartas (cuatro artículos) montadas en una sola portada.

La Paz de Murcia. 17 de diciembre de 1867: FIESTAS EN EL SEMINARIO DE ORIHUELA. Carta primera: Orihuela, 9 de diciembre de 1867. Señor director del «Diario Mercantil» de Valencia.

La inauguración del magnífico salón para aperturas de curso y actos literarios que se verificó el día de la Concepción en este Seminario, sírveme de ocasión para darle algunos antecedentes sobre dicha casa. Particularmente sobre su hermosa posición topográfica, sus excelentes condiciones higiénicas, su régimen y disciplina interior y sus prácticas escolares, terminando con la descripción arquitectónica del nuevo salón y fiestas verificadas con este motivo.

D. Juan Elías Gómez de Terán, obispo de esta diócesis, hombre dotado de un gran talento, de vasta erudición, sobre todo de un genio activo y emprendedor (pues a él se le deben muchas construcciones así de iglesias como de asilos de Beneficencia de este obispado), deseando cumplir con lo dispuesto por el Concilio de Trento sobre creación de Seminarios, determinó dotar a esta diócesis de una casa de la que tanta necesidad sentía.

Juan Elías Gómez Terán. Real Academia de la Historia.

El punto por él elegido fue la montaña conocida en este país con el nombre de El Castillo, por razón del que en su cima construyeron los árabes y del que todavía se conservan algunos restos, no obstante haber sido volado por el rey D. Felipe V.

Hállase separada esta montaña de la cordillera general denominada Cruz de la Muela, que es una de las ramificaciones de la Sierra Segura, por un cerro denominado el Oriolet, situado en la parte del Norte, cerro admiración de los geólogos por ser de roca primitiva y hallarse enclavado entre ambas montañas, sin tener con ellas semejanza alguna.

La población está situada a la parte del Mediodía de la montaña, y en la grande explanada que esta forma en la mitad de su altura, existió antiguamente una ermita de San Miguel, y más tarde un beaterio.

El señor obispo Terán levanto en ella el actual Seminario Conciliar, aprovechando parte de las anteriores construcciones, y dándoles nueva forma y distribución. El obispo Tormo continuó la obra y últimamente el actual ha terminado el edificio.

Dos retratos del obispo Josef Tormo y Juliá. El primero está atribuido a José Vergara Gimeno y está expuesto  en el Centre Cultural La Nau de Valencia. El segundo es de Antonio Llopis, y se expone  en el Palacio Episcopal de Orihuela, Museo de Arte Sacro.

Súbese al Seminario por dos escaleras, la una angosta y abierta casi en su totalidad sobre la roca viva y por la que en cinco minutos puede bajarse desde la puerta del seminario a la Catedral; la otra escalera es magnífica, serpentea por la montaña y sus rampas suaves son tan anchas que con facilidad podrían subir carruajes, si no fuesen obstáculo los portales que tienen para impedir el arrastre del piso en los días de lluvia.

En la primera rampa se encuentra el granero del Seminario y enfrente la casita del jardinero. La última rampa se divide en dos a derecha e izquierda, dando entrada a la grande explanada que existe delante del edificio y que parte sirve de paseo a los alumnos en los días serenos y tranquilos, y parte está destinada a jardín.

Desde esta explanada se descubre un magnífico panorama, punto de vista magnífico, pues todo el territorio es de regadío y los caseríos y pueblos que se divisan son muchos. Abraza este panorama una extensión de Levante a Poniente de cerca de once leguas; y dos y media de latitud en su parte media.

Todo este territorio está regado por el Segura y en él se descubren a la simple vista, la ciudad de Murcia, Algezares, Monteagudo, Beniel, Bigastro, Benejúzar, Jacarilla, Almoradí, Dolores, Rafal y otros varios pueblos con infinidad de caseríos.

Traseras del Seminario. Colección Esteban Sanmartín.

Sobre esta explanada levántase el Seminario aislado teniendo su fachada principal hacia el Mediodía y a sus pies la población, resguardado del Norte por la misma montaña, que a su espalda continúa en sucesivo ascenso.

Mide 150 metros de longitud y 48 de latitud; su altura es proporcionada y está adornado con tres filas de ventanas que lo hermosean; su conjunto se destaca sobre la montaña, descubriéndose a la simple vista desde una distancia considerable.

Como el Seminario no fue todo fundado de planta sino que ya existían algunas obras cuando se construyó; su fachada no es perfectamente simétrica en su división, y se halla distribuida en el modo siguiente: Empezando por la parte de Poniente, 24 metros forman la parte llamada Gramática, porque en ella habitan los alumnos del primer periodo de Segunda enseñanza.

El Seminario con el aspecto anterior a la Guerra Civil; con el reloj en la torre del campanario. Colección Javier Sánchez Portas.

Sigue la portada con 10 metros de extensión y dos puertas; la una da entrada al Seminario y la otra a la iglesia; sobre estas hay dos balcones que dan luz a las habitaciones del señor obispo. La construcción de dicha portada es muy bella y es toda de piedra berroqueña con algunas esculturas; entre las dos puertas se ven las armas del fundador Terán, cuyos cuarteles están formados con mármoles de colores.

Colección Javier Sánchez Portas.

Continúa la iglesia, cuyo altar principal se halla a Levante, midiendo con el camarín 32 metros. Levántase con el resto de la fachada una elegante torrecilla con dos campanas y un reloj, cuyos sonidos llegan a escucharse hasta cerca de media legua de la población.

Iglesia del Seminario años 30 siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas

La iglesia y la parte siguiente del edificio hasta 53 metros, son obra del señor obispo Terán desde sus fundamentos, formando su construcción un recinto casi cuadrado, en cuyo centro existe un espacioso patio.

El señor obispo Tormo, viendo que no era capaz el Seminario para los jóvenes que a él acudían, continuó la obra extendiéndola 32 metros en su fachada y dejando sin cerrar el área del nuevo patio, que ha terminado el actual obispo con el nuevo salón construido, cuya situación es de Norte a Mediodía.

Patio del Seminario. Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

Las condiciones higiénicas del Seminario es inútil encarecerlas; aislado, con ventanas a todos vientos y a gran altura, hacen que no reinen en él ninguna clase de enfermedades; prueba de ello es que no hay en el edificio punto alguno para enfermería.

A ello contribuye mucho el tener cada alumno su habitación particular e independiente, con su correspondiente ventana, y de una capacidad suficiente para colocar desahogadamente una cama, una mesita de estudio, dos sillas, cofre, palanganero y una percha.

Régimen y descripción interior: El señor Terán dotó a esta casa de unas sabias constituciones, pero como los tiempos varían, fueron adicionadas por el señor Tormo, después por el señor D. Simón López, que de esta silla pasó a esa Metropolitana, y últimamente el Excelentísimo e Ilmo. Sr. Cubero, actual obispo, ha formulado y planteado un nuevo reglamento, que abraza la parte disciplinar y también la enseñanza.

He aquí en pocas palabras resumidas ambas cosas: Los alumnos se levantarán a las cinco y media, a las seis estudian hasta las siete, a esta hora bajan todos a la iglesia para oír misa y otras prácticas religiosas hasta las ocho, toman en seguida el desayuno y a las ocho y media entran en cátedra los humanistas de primero y segundo periodo, a las nueve los teólogos y canonistas y todos salen a las once; estudian hasta las doce, bajan a comer, y terminada la comida tienen un rato de recreo, ya en el interior del edificio, ya en la explanada antes indicada.

Seminaristas en el recreo.

Y a la una se retiran a dormir hasta las dos; estudian hasta las tres y por segunda vez vuelven a las cátedras; a las cuatro y media recreo, a las seis estudio hasta las ocho en que se reza el rosario, se cena y a las nueve todos se retiran a sus habitaciones.

En cuanto a la enseñanza, se sigue el mismo plan dado por el gobierno en los estudios de primero y segundo periodo de segunda enseñanza; en teología y cánones el plan de seminarios; dos veces a la semana, jueves y domingos, tienen por turno los alumnos actos literarios, tomando punto con veinte cuatro horas de anticipación, ya por el Maestro de las Sentencias y por el Catecismo de San Pío V, ya por la Biblia; los miércoles y sábados por las noches hay academias, con otras varias clases de ejercicios literarios que sería prolijo enumerar. (Se continuará).

Refectorio del Seminario. Colección Javier Sánchez Portas

La Paz de Murcia. 18 de diciembre de 1867: FIESTAS EN EL SEMINARIO DE ORIHUELA. Carta primera (continuación):

Estos actos literarios se verificaban en una de las cátedras de más capacidad, pero como estas se encuentran situadas debajo del piso principal, habiéndose aprovechado para la construcción el desnivel del terreno, se hallan cerca de un metro más bajas que el piso de la explanada y con el techo, aunque abovedado bajo, siendo frías y húmedas en los días lluviosos.

No existía además un punto bastante espacioso y aislado en el que pudieran verificarse las aperturas; y el actual prelado, desde el momento en que vio el edificio, concibió el gran pensamiento de dotar a la casa de un salón tan necesario y que fuese digno del justo renombre de que goza, y bastante a colocar a este Seminario en primera línea.

Este ha sido el motivo de llevar a cabo el salón magnífico, cuyo proyecto había concebido, y cuya inauguración tuvo la gran satisfacción de realizar el día de la Concepción, Patrona de este Seminario.

Descripción del salón. Hállase en la parte de Levante y ocupa toda el ala de Norte a Mediodía, y para llegar a él se necesita atravesar todo el Seminario en su parte longitudinal.

Dos puertas dan entrada a una bonita antesala abovedada, de cuyo centro pende una araña de bronce: dos ventanas, una a Levante y otra a Poniente le dan luz; mide cerca de 8 metros de longitud por 6 de anchura.

Seminario. Salón de actos o grados. Colección Javier Sánchez Portas.

Frente a las dos puertas de su entrada, otras dos conducen al magnífico y espacioso salón; entre ambas puertas se ve un cuadro de proporciones regulares que representa la Imagen de la Concepción; y sobre ellas se leen las siguientes inscripciones:

Sobre la puerta derecha: «IN ULTIMUN OPUS, MAGNUM ORNAMENTUM HUJUS SEMINARII INSCRIPTIO. INSPIRAT. DIRIGIT. VIGILAT. ADEST. PERSTAT. IN CORDIS. SEMPER. INTIMIS. ET. ARTIS. ET. SCIENTIAE. ET. DISCIPLINOE. ET. ORDINIS. DECOR. ZELUSQUE. OMNIA. DOCILI. JUVENTUTI. FIDEM. INTER. ALIA. HAE. FACIUNT. AEDES. QUAS. QUIDEM. MAGNO. COETU. STIPATUS. ET. CONGRATULATUS. ENCAENIAVIT. VI. IDUS. DECEMBRIS. DULCISSIMO. INMACULATAE. CONCEPTIONIS. DIE. ANNI. MDCCCLXVII. ET. A. SUO. PONTIFICATU. VIII. D. D. PETRUS. MARIA. CUBERO. LOPEZ. DE. PADILLA. L. D. O. M». 

Colección Javier Sánchez Portas.

Sobre la puerta de la izquierda: «IN. SEMINARII. CONCILIARIS. OPERA. MAXIMEQUE. IN. ULTIMUM. EPIGRAMA, GYMNASII EXTRUCTOR PERDIGNUS. HONORE JOANNES, QUI UT JUVENES DOCEAT SUBDERE SAXA FACIT. PRAEBUIT HUIC OPERI INCREMENTA INGENTIA JOSEPH. ARTES UT JUVENUM DISCERE VENA QUEAT, FULGENT ARSQUE MINERVAQUE DICUNT ULTIMA PETRI, IN JUVENES STUDIUM HAEC CONTULIT AMPLA LOCA. VIVAT, GREXQUE  SUUS CONCORDI VOCE PRECETUR, IPSI UT CONCEDAT PROSPERA CUNCTA DEUS. PRINCIPIUM MAGNUM HAUD PARVUM MEDIUM EXITUS ORNAT. PONTIFICES TALES INCLITA PLECTRA CANANT. L. D. O. M.

Colección Javier Sánchez Portas.

Penetremos en el salón: éste es de gusto gótico y mide 22 metros, 5 decímetros hasta la plataforma y 8 de latitud; su altura hasta la cresta de la bóveda es de 10 metros. La plataforma se eleva sobre el piso unos 8 decímetros, y tiene 4 metros y medio hasta su fondo, que sumados con los 22 metros y medio del salón forman 27 metros de longitud.

Ocho grandes ventanas de tres metros de altura y anchas de uno y 6 decímetros, que arrancan desde el pavimento, le dan luz. Sobre las ventanas y en los medios puntos de los arcos se ven 8 rosetones; y dos sobre el dosel de la plataforma con cristales de colores.

Entre las dos puertas de entrada hay una columna octógona de unos dos metros y sobre ella el busto de mármol del actual prelado, cuyo parecido deja alguna cosa que desear. Detrás están las armas del prelado, y corona todo el conjunto el capuchón que le sirve de dosel; el todo tendrá sobre unos cuatro metros, y es de estilo gótico para armonizar con todo el salón.

Colección Javier Sánchez Portas.

La tribuna se halla sobre la antesala y desde sus dos balcones cubiertos con cristales pintados se ve de frente todo el salón; en ella pueden colocarse cómodamente más de 60 personas.

En los rosetones que forman los arcos en los puntos donde se cortan, se ven las armas del Seminario, de los fundadores y del actual prelado, símbolos de las ciencias, figuras alegóricas, la imagen de la Virgen etc…

Y del centro de la bóveda se hallan suspendidas tres magníficas arañas de bronce y cristal que se destacan sobre el fondo encarnado de las colgaduras de la plataforma; dejando admirar su bella construcción.

La plataforma está decorada de un modo regio; súbese a ella por cinco gradas; dos rejas duras, de hierro fundido de lindo dibujo, cierran el recinto de los jueces y una alfombra cubre el piso en toda su extensión.

Un dosel de terciopelo carmesí cubre los retratos de Pío IX y de la Reina, ambos de cuerpo entero y de tamaño natural. Grandes colgaduras adornan las paredes del resto de la plataforma y tanto éstas como el dosel hállanse galoneados de oro.

Once sillones góticos con asientos y respaldo de terciopelo están destinados al tribunal, y en su centro se halla la gran mesa cubierta también de terciopelo con franjas, lazos y borlas de oro.

Tres de los sillones «góticos» en el centro de esta fotografía de 1910. Colección Javier Sánchez Portas.

El piso es de mármol blanco, así como los zócalos de las columnas; las paredes y bóvedas están estucadas de un modo especial usado en este país, de color de caña, y las columnas y juego de arcos de blanco mate; el conjunto sorprende y admira hasta a las mismas personas que han visitado muy notables edificios. Al penetrar en él se traslada la imaginación a la Edad Media, y cree uno hallarse en el salón del gran consejo de algunos de aquellos castillos que tanto abundan en los siglos XII y XIII.

No crea usted que este salón ha sido construido por artistas célebres; por el contrario, todos los que en él han trabajado son hombres dotados de talento, pero que se hallan, oscurecidos en pueblos de segunda clase, porque ellos mismos no saben lo que valen, o mejor, porque no aspiran a la celebridad. Son semejantes a los arquitectos y escultores de los siglos medios, que levantaban monumentos admiración de las generaciones que les han sucedido, muriendo con ellos sus nombres que la historia no registra en páginas.

Los artistas que han trabajado en esta obra, son los siguientes: D. Manuel García, maestro de obras, al que desearíamos ver ya hace tiempo con el título de arquitecto, porque de este modo podría desplegar mejor su reconocido talento; Jaime Aparicio, carpintero, ha construido todo el ventanaje; Manuel Olmos ha pintado los dos hermosos retratos de que hemos hablado y los cristales de las vidrieras; todos tres hijos de Orihuela.

Los sillones han sido construidos en Valencia por Ramón Tamarit, y en ello ha dado a conocer su aptitud para el tallado; el busto del señor obispo y la columna son del escultor Antonio Riudavest, que aunque no es hijo de esta ciudad; reside en ella bastantes años. El adornista ha sido el señor Puchades, de Valencia, que ha colocado los cortinajes, dosel, etc.

Pero aunque estos eran los constructores, otro se hallaba al frente de la obra; cerca de cinco años se han empleado en la construcción del salón, y raro ha sido el día en que este director jefe ha dejado de visitarlas e inspeccionarlas; este director es el señor obispo; todo ha sido inspirado por él, él ha dado la idea, ha corregido los planos y modelos, todo ha pasado por sus manos, no se colocaba una piedra o un ladrillo sin que él lo dispusiera, lo vigilara, lo dirigiera, dando con esto pruebas de su celo, y sobre todo de sus conocimientos y amor a las artes.

¡Dichosos los pueblos que tales hombres tienen a su cabeza! Lástima que no pueda disponer de las rentas que en otros tiempos disfrutaba este obispado, porque renovaría todas las iglesias, estimularía los ingenios, daría impulso a las artes, y muchos pueblos poseerían ya buenas parroquias en vez de las mezquinas que hoy existen, y entre ellas algunas ruinosas.

Las obras de Cubero gritan muy alto que España es siempre la patria de los grandes prelados. Pero me he extendido demasiado en esta carta: en la inmediata daré a usted cuenta de las fiestas celebradas el domingo. (Se continuará).

Iglesia del Seminario en los años 30 del siglo XX. El altar mayor, dedicado habitualmente a San Miguel, aparece ocupado por la Inmaculada Concepción. Colección Javier Sánchez Portas.

La Paz de Murcia. 20 de diciembre de 1867: FIESTAS EN EL SEMINARIO DE ORIHUELA. Carta segunda: Orihuela, 10 de diciembre de 1867. Señor director del «Diario Mercantil».

Terminadas las obras del salón y finalizadas también las de la habitación rectoral que ha sido transformada y amueblada de nuevo, el señor obispo señaló el día de la Concepción, Patrona del Seminario, para la inauguración.

El alcalde de esta ciudad y demás individuos del Ayuntamiento se ofrecieron espontáneamente a prestar todo su apoyo, con el objeto de solemnizar el acto; se formó una comisión compuesta de dos concejales y dos superiores del Seminario, que invitaron por medio de tarjetas a todas las personas de regular posición social, así de la población como de la diócesis; estas tarjetas solo servían para el acto de inauguración y para que las señoras visitasen el salón después de terminado el acto; el segundo y tercer día la entrada se ha permitido a todo el mundo desde las nueve de la mañana hasta igual hora de la noche.

Recibieron especial invitación el señor gobernador de la provincia, el Consejo provincial, el cabildo catedral, colegial, cuerpo de beneficiados y el Juzgado; y todos honraron con su presencia el acto.

El día señalado, los alumnos, fortalecidos antes con la sagrada Comunión, asistieron a la capilla, donde se cantó por tres colegiales una bonita misa; hizo el panegírico el señor rector canónigo doctoral, doctor D. Francisco Pedrós, y terminada la misa, dicho señor rector dio la bendición Papal, cuya facultad le fue concedida en razón de haber asistido al centenar de San Pedro.

A las once y media las campanas del Seminario anunciaron que el señor obispo y los convidados subían la montaña y salió a recibirles la comunidad con sus superiores.

El aspecto de la escalera era magnífico, pues toda ella veíase cubierta de gente que ansiosa esperaba el momento de penetrar en el Seminario.

Ministerio de Cultura. Años 30 siglo XX.

Acompañaban al señor obispo el gobernador, su secretario, los individuos del Consejo Provincial, el Ayuntamiento, los diputados provinciales de esta población, una comisión del Instituto de Alicante.

El juzgado, el senador señor Rebagliato, los señores Ganga y Lacy, comisiones de los cabildos catedral y colegial y otras varias personas de distinción, ostentando la mayor parte cruces y condecoraciones debidas a sus talentos, méritos y servicios.

La música de la ciudad tocaba en tanto piezas escogidas. Llegada a la explanada, entró la comitiva primero en la iglesia, dirigiéndose después al salón. Dejémosla en él y pasemos a hacer una descripción de los adornos interiores y exteriores del Seminario.

Estos han sido obra de los mismos colegiales, a los que se dividió en secciones dándoles cuanto pidieron y se les distribuyó el terreno que cada sección debía adornar. La comunidad estaba entusiasmada de tal modo que ha sacrificado los ratos de recreo para trabajar, y de esta manera no ha perdido ni un momento de estudio.

Las secciones en competencia fabricaron juguetes, flores, lámparas transparentes, arcos de variado gusto y otros varios y todos bellos adornos.  Todas las ventanas tenían colgaduras y pabellones formados con los colores nacionales; de ventana a ventana corría un orden de faroles de colores; sobre las repisas dos farolillos, y colgando del centro una gran bomba; la portada tenía transparentes en los balcones; y toda ella estaba cubierta de vasos de colores; el jardín se iluminó a la veneciana.

Querer describir los adornos interiores es casi imposible; tantos y tan variados han sido. El techo de la portería desapareció detrás de las banderas de varios colores que de él pendían, sus paredes se han adornado con ramajes, lazos de colores, flores artificiales, grandes lámparas y farolillos. 

El pequeño tránsito que se encuentra antes del gran claustro abovedado de la iglesia, estaba adornado con varias clases de faroles y lámparas de papel rizado, recortes de papel formaban varios y caprichosos juegos en el techo. En un gran transparente, colocado a la derecha, se leía que la entrada era libre.

Rector y profesorado del Seminario. Colección Javier Sánchez Portas

El gran claustro de la iglesia se veía todo cubierto de arcos; y de las paredes y bóvedas, pendían multitud de lazos y de cintas; debajo de cada arco se veían transparentes con poesías dirigidas al señor obispo, gobernador, consejo, cabildo, etc.

Del centro de la bóveda pendía primero un bergantín-goleta hecho con la mayor minuciosidad; seguía una gran lámpara de caprichosa construcción, cuya parte central tenía movimiento, y después una torre y dos grandes arañas, obras todas de un colegial que ha desplegado en ellas toda su habilidad.

En el fondo de este corredor se encontraba el retrato de Benedicto XIV, que expidió la bula de creación del Seminario, teniendo a su derecha el del señor Terán, fundador, y a la izquierda el del Sr. Tormo, continuador de los otros; los tres adornados con colgaduras; todo este claustro formaba una bonita perspectiva.

El espacio que se encuentra antes de entrar al corredor, está formado por cuatro grandes arcos; estos, lo mismo que las paredes, han desaparecido bajo el follaje y adornos, con sus correspondientes flores artificiales, lámparas y farolillos.

Frente a la puerta del corredor y en el centro, se ha colocado una fuente y junto a la pared, dos modelos de pequeñas dimensiones del altar mayor de la capilla del Seminario y del salón que se iba a inaugurar; delante del altar se veía un farol de caprichosa figura.

El corredor siguiente tiene adornadas sus paredes con arcos apuntados, transparentes y faroles figurando mitras y pirámides; del techo cuelgan lámparas y arañas de mil formas, y por todas partes lucen variados adornos; todos los trasparentes contienen versos alusivos a la fiesta, exceptuando los ocho últimos, en los que se ven caricaturas dignas de Ortego.

Cierra este corredor un arco árabe muy bien pintado, cuyo fondo es trasparente, y suspendida del techo entre las dos puertas de entrada se ve una granada que se abrió al entrar en el salón el señor obispo y convidados, dejando escapar una porción de pajarillos.

En la pared hay un cuadro de caligrafía muy bien trabajado. Así el barco como los demás adornos que he enumerado se iluminaban por la noche; además de las muchas luces de aceite, había doscientas de petróleo, de modo que las sombras desaparecían ante tan vivos resplandores.

Repito que todos los adornos han sido obra de los alumnos, a los que se les facilitó un taller de carpintería y los colores necesarios. Solo el entusiasmo explica lo que han hecho. Regresemos al salón donde dejamos al señor obispo y convidados.

Sobre la plataforma tomaron asiento las comisiones y personas de carácter oficial y el claustro del Seminario con el traje académico; el señor obispo tomó la palabra y pronunció un discurso en el que expresó clara y sencillamente las razones que le habían impulsado a levantar esta obra, para dar gloria al Seminario, para manifestar su cariño a la juventud, en cuya educación y dirección ha pasado todos sus años, puesto que cuando fue nombrado obispo de esta diócesis se hallaba desempeñando el cargo de rector del Seminario de Córdoba, cuya casa no abandonó desde el día en que vistió de beca, habiendo desempeñado en él sucesivamente los cargos y enseñado por espacio de muchos años.

Retrato que se conserva en el seminario San Pelagio de Córdoba, en donde Pedro Mª Cubero fue alumno, profesor y posteriormente rector. Julia Ferrer Vilar

Manifestó que la vida del hombre depende de la educación que recibe en los primeros años, y que abrazando la enseñanza de los Seminarios los dos extremos, es decir, la perfección de la inteligencia y la perfección del corazón, sólo esta educación podía oponerse al torrente y desbordamiento general de que hoy se resienten las inteligencias y las costumbres, y que todos por esta razón debemos tener interés por el engrandecimiento de los Seminarios.

Terminó dando las gracias el señor gobernador y demás que con su presencia al acto de la inauguración manifestaban de un modo evidente su interés por el engrandecimiento del Seminario.

La entonación de voz del señor obispo, vigorosa y valiente, su expresión fácil y correcta, y su lenguaje hijo del corazón y del entusiasmo, conmovió al público que le escuchaba con la atención más profunda. En la carta siguiente continuaré  dando cuenta, de lo ocurrido en tan solemne acto. (Se continuará).

Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

La Paz de Murcia. 21 de diciembre de 1867: FIESTAS EN EL SEMINARIO DE ORIHUELA. Carta tercera: Orihuela, 12 de diciembre de 1867. Señor director del «Diario Mercantil» de Valencia.

Después del señor obispo, cuyo discurso he reseñado en la carta anterior, usó el señor rector de la palabra trazando a grandes rasgos la historia de los Seminarios Conciliares.

Manifestó esa gran verdad que todos confiesan, de que la Iglesia ha cobijado siempre en su seno las ciencias y que sin su solicitud, hubieran perecido en la Edad Media todos los documentos de la antigüedad.

Habló después de la enseñanza eclesiástica española, citando los concilios de Toledo, entre ellos el IV, celebrado en 633, y se concretó por último al Seminario de Orihuela, reseñando su historia.

Siento no recordar las elocuentes frases con que el señor rector dio las gracias a todos los convidados y su felicitación al señor obispo; si pudiera proporcionarme una copia del discurso se la remitiría, porque sé que va a publicarse.

El senador D. Andrés Rebagliato, felicitó luego en breves frases al señor obispo y al Seminario, en nombre de las personas invitadas, manifestando que todos participaban de su alegría, y que él y sus compañeros estaban dispuestos a prestar su apoyo en favor del Seminario.

El secretario del establecimiento, señor Castelló, leyó a continuación algunas poesías alusivas al acto, escritas por los alumnos y por varias personas extrañas a la casa que se han dignado honrarla de este modo, repartiéndose ejemplares impresos a los convidados.

Don Antonio Tortosa, autor de las inscripciones puestas en las lápidas que incluí en mi carta primera, leyó y repartió también esta obra literaria. El primer teólogo dio las gracias a todos los concurrentes en nombre de la comunidad, con un sencillo discurso.

Baltasar Gómez Berna.

Entre tanto se habían reunido en la sala los colegiales  que debían cantar un himno; letra de uno de ellos y música del organista de la Catedral, D. José Ramón. En medio del más profundó silencio se escuchó el ritornelo tocado en el piano y armónium por dos alumnos, resonando después el coro compuesto de unas cuarenta voces; las estrofas se componían de un dúo de bajo y contralto, un terceto de los mismos y tiple; un solo de bajo y otro de tenor; el final de la obra arrancó nutridos aplausos.

Terminado el acto de la inauguración se dirigieron todos los concurrentes a la capilla, en la que se cantó el «Te Deum» en acción de gracias y se cruzaron varios de los señores invitados. Con esto terminó la fiesta de la mañana. 

Por la larde la multitud inundaba las plazas del seminario, agrupándose sobre la puerta deseosa de penetrar en él. Fue necesario pedir auxilio a la guardia civil y municipal para despejar y ordenar a la gente; permitiendo la entrada a los que presentaban papeletas; y a pesar de esto, no se vio desocupado el salón y tránsitos que a él conducen, hasta bien entrada la noche.

Al oscurecer se encendieron todas las lámparas, trasparentes, etc. y se iluminó el salón. El señor obispo, convidados y varias familias invitadas ocuparon el salón cantándose el himno por segunda vez. Algunos alumnos gramáticos, recitaron versos pidiendo días de vacaciones; y uno de los señores convidados apoyó su petición, siendo otorgada la gracia por el señor obispo.

Poesía original confeccionada para el acto con fotografías del Papa y del Obispo. Colección Javier Sánchez Portas.

Un bonito castillo de fuegos artificiales costeado por el Ayuntamiento, hizo abandonar a todos los concurrentes el salón; dirigiéndose a las ventanas y plazas del Seminario, terminando con esto las fiestas del día primero.

Epílogo.

Tras breve enfermedad, a la edad de 71 años, Pedro María Cubero falleció el 10 de noviembre de 1881 en el palacio episcopal de Orihuela.

Pedro M. Cubero López. Colección Javier Sánchez Portas.

La Época. Madrid. 11 de noviembre de 1881: Hemos recibido el siguiente despacho telegráfico de nuestro servicio particular: «ORIHUELA 10 (11.57). —El señor obispo de esta diócesis, Sr. Cubero, ha fallecido a las once menos cuarto. El sentimiento es general en toda la ciudad».

No es extraño; las bellísimas cualidades del malogrado D. Pedro Cubero López, como político, como orador, como hombre, y sobre todo como prelado, le habían granjeado el respeto, el cariño y admiración de cuantos le habían escuchado, ya en el Senado en 1876, o ya en la iglesia.

Su conducta y su ciencia le hicieron ser nombrado rector del colegio de San Pelagio de Córdoba, hasta que en 1858 pasó a ocupar el obispado de Orihuela. Lamentamos tan notable pérdida.

Pedro María Cubero. Esquela mortuoria. Colección Javier Sánchez Portas.

El eco de la provincia. 12 de noviembre de 1881: Antes de expirar el dignísimo Prelado de esta Diócesis D. Pedro María Cubero, recibió un afectuoso telegrama del Romano Pontífice, quien le enviaba su santa bendición, expresando el deseo de que se restableciera la salud de tan insigne Prelado, para el bien de la iglesia y de la Diócesis que ha regido.

Ocurrido el fallecimiento de S. E. I., el señor Deán de la Catedral, que se encontraba a la cabecera de la cama del noble enfermo, cumplió el ceremonial establecido para tales casos, apoderándose del Sello Mayor del Obispado, dirigiéndose inmediatamente al templo Catedral, desde cuyo púlpito anunció la muerte del Sr. Obispo.

La campana mayor de la misma iglesia se dio a vuelo tocando a muerto, reuniéndose acto seguido el cabildo eclesiástico que reasume la jurisdicción de la Diócesis hasta el nombramiento por el mismo del Gobernador de la Mitra.

El cadáver de nuestro inolvidable señor Obispo fue embalsamado en la tarde de anteayer, y amortajado con las vestiduras pontificales se halla expuesto al público en palacio. La capilla ardiente está establecida en el salón de Obispos, y a ella acuden incesantemente los vecinos de Orihuela y pueblos comarcanos para honrar con lágrimas y oraciones los restos humanos del que fue nuestro cariñoso pastor.

Los seminaristas del colegio de San Miguel, los alumnos del de Santo Domingo y las comunidades de religiosos Franciscanos y Capuchinos, acuden también a la capilla ardiente rezando responsos por el alma del señor Obispo, y en la mañana de ayer se celebraron gran número de misas en altares erigidos en aquella. El entierro de S. E. I. se celebrará hoy con inusitada pompa religiosa.

Los periódicos de esta capital, sin distinción de matices políticos, se ocupan ayer de la muerte del que fue nuestro dignísimo Prelado, expresando con sentidas frases la profunda pena que por este sensible suceso experimentan sus redacciones y el noble pueblo de Alicante, que fue objeto del cariño de aquel ilustre sacerdote.  

«El Constitucional» se expresa así: «Ayer se recibió en esta capital la infausta noticia del fallecimiento del Ilustrísimo señor D. Pedro María Cubero, obispo de Orihuela. Dios haya acogido en su seno el alma de tan virtuoso Prelado, modelo de caridad cristiana. Nos ocuparemos detenidamente de este suceso que ha afectado profundamente a la Diócesis que tenía a su cargo tan ilustre sacerdote».  

Dice «El Graduador»: «Ayer se recibió la infausta noticia de haber fallecido el que fue M. I. y digno Obispo de esta diócesis. D. Pedro María Cubero. La fatal noticia circuló rápidamente por todas las iglesias y centros oficiares de esta ciudad, siendo a la vez objeto de la atención pública y de sentimiento general el fallecimiento de tan querido Prelado. En vano los fieles de Orihuela y las comunidades religiosas han hecho rogativas por la salud del sacerdote. La muerte implacable cortó el hilo de tan preciosa vida. Q. E. P. D.».

Y últimamente «La Unión Democrática» consagra a la memoria del señor Obispo las siguientes líneas: «Ayer a la una y media de la tarde se recibió en esta capital un telegrama fechado en la vecina ciudad de Orihuela, en el que se participaba la triste nueva del fallecimiento del Sr. Obispo de la Diócesis, D. Pedro M. Cubero, ocurrido cuando se esperaba el alivio de las dolencias que afligían a S. I.

Amigos de rendir siempre un tributo a la verdad, y por otra parte, impresionados ante el frío cadáver del que fue Obispo de Orihuela diremos, trabajados por estas dos tendencias, que ha sido generalmente sentida la muerte de S. I., y nosotros, aunque no siempre juzgados con imparcialidad en punto a creencias, enviamos nuestro sentido pésame a la respetable familia de S. I., y hacernos fervientes votos porque su alma yazca en el seno del Omnipotente.»

Colección Jesús Rodríguez Tejuelo.

Su cadáver fue acompañado hasta San Miguel por una inmensa multitud y allí quedó depositado, junto a la epístola del altar mayor de la iglesia del Seminario.

En el verano de 1889, ya bajo el episcopado de Juan Maura y Gelabert, se creó el Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de San José para seminaristas de clase humilde, ubicado en el antiguo convento de los trinitarios que, al día de hoy, ocupan las dominicas de Orihuela.

En 1925, el obispo D. Javier Irastorza lo convirtió en seminario menor. 

Fotografía realizada en el Seminario, poco antes de la Guerra Civil. En el centro el obispo Javier Irastorza Loinaz. En la fila del obispo, el segundo por la derecha Antonio Roda. Archivo Lola Arques y Ginés Gea.

Durante la Guerra Civil fue Penal o «Campo de Trabajo» para ambos bandos; albergando en la posguerra a su recluso más famoso: Miguel Hernández. Pinchando la siguiente imagen podéis acceder al artículo «El Campo de San Miguel».

Pinchad la imagen para acceder al artículo sobre el penal de San Miguel.
Alumnos del seminario oriolano. Primera mitad años cuarenta del siglo XX. Colección Consol Payá Amat.

En 1942 fue devuelto a la diócesis sufriendo otra gran reforma y reparación entre los años 1946 y 1951. El autor del proyecto fue el ilicitano Serrano Peral, arquitecto de cabecera del futuro obispo Almarcha. Además del Seminario, le encargó el Oratorio Festivo y el entorno de la Catedral; es decir: la recomposición del claustro y la reforma y urbanización de la Plaza del Salvador.

Planos confeccionados en 1945 para la reforma de Serrano Peral.

Si os apetece saber más sobre su fundación, construcción y alumnos ilustres, os remito al libro «Orígenes del Seminario de Orihuela, 1742–1790», obra de varios autores, publicado en 1992 con motivo de su 250 aniversario.

El Seminario en la actualidad. Francisco Luis Galiano Moreno.
El Seminario en la actualidad. José Antonio Ruiz Peñalver.
El Seminario en la actualidad. Coque Celdrán.
El Seminario en la actualidad. Francisco Luis Galiano Moreno.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Mi agradecimiento a José Ojeda Nieto por la información sobre la ermita de San Miguel. Y a Javier Sánchez Portas por la espléndida documentación gráfica que ilustra el artículo.

Biografías apuntadas: Adolfo Clavarana.

A los lados del retrato, casas donde nació y murió Clavarana. Fotografías de P. Correu. En «La Vega del Segura», 4 de marzo de 1905.

Antecedentes familiares.

Nota escrita, de puño y letra, por Adolfo Clavarana. Archivo Lourdes Clavarana Caballero.

Vamos a comenzar su biografía medio siglo antes de que naciese «El apóstol de la prensa católica».

Hablaremos del primer Claverana o Clavarana nacionalizado español utilizando los «documentos y papeles curiosos»; papeles que su famoso bisnieto archivó y que sus descendientes han conservado.

Luis XVI en la guillotina. 21 de enero de 1793. Charles Benazech.

Como consecuencia de la Revolución Francesa, en enero de 1793 fue ejecutado Luis XVI.

Dos meses después los franceses estaban en guerra con España y los nacidos al otro lado de los Pirineos eran sospechosos para la corona española; temerosa de un posible contagio.

Como nota curiosa, el hijo y el biznieto de los personajes que figuran en el siguiente pasaporte tienen calle en Orihuela dos siglos después: Caturla y Clavarana.

Josef Caturla Jordán, Abogado de los Reales Consejos, Regidor Perpetuo de Alicante, Ministro Familiar del Santo Oficio, Alcalde Mayor y Teniente Corregidor de la Ciudad de Orihuela…

Por el presente concedo libre y seguro pasaporte a Juan Claverana, de estado casado con Joaquina Illescas y  tres hijos, de Ejercicio Comerciante, domiciliado en esta Ciudad de Orihuela. Natural del Lugar de Bosdarros, en Francia.

Está en España treinta y siete años. Sus señas pelo cano color blanco, ojos pardos, con algunas pecas de viruela, para que salga extrañado del Presente Reino de Valencia…

Orihuela y Abril diez y ocho del mil setecientos noventa y tres años.

Con el citado pasaporte, expedido en Orihuela seis días antes, el 24 de abril de ese mismo año, el comerciante francés afincado en Orihuela, Juan Claverana o Clavarana, consiguió viajar a Murcia.

Para no acabar expatriado y con sus bienes embargados como consecuencia de las Reales Órdenes del cuatro y del quince de marzo, testificó ante el escribano murciano, Juan Mateo Atienza.

Orihuela y Abril diez y ocho del mil setecientos noventa y tres años. Archivo Lourdes Clavarana Caballero.

Juan Claverana, natural de la provincia de Bearn en el Reyno de Francia, vecino de la ciudad de Orihuela, Reyno de Valencia, y hallado por aora en la ciudad de Murcia, puesto a los pies de Vª. Rl. Mag., con el más profundo respeto, dice:

Que va a treinta y siete años que salió de Francia, en la que por entonces reinaba el buen orden, y florecía la Religión con el más tierno y respetuoso Amor a sus soberanos.

Se transfirió a los felices Reynos de Va. Mag. y citada ciudad de Orihuela con destino al comercio, en el que estubo de Factor Casa de Pedro Superviela hasta fines del año mil setecientos setenta y seis, en que el suptte. estableció su casa Tienda de comercio por menor en la misma ciudad.

Y a poco tiempo contrajo matrimonio con Joaquina Villescas (sic) del que tiene tres hijos en pupilar edad constituidos.

Empleado en el cumplimiento de todas sus obligaciones de catholico fiel, vasallo de Vª. Rl. Mag., buen vecino; y del ara de su Estado, vivía el Exponente con la mayor tranquilidad y sosiego, coadyudándole su amada Esposa para llevar con gusto las cargas del Matrimonio; y los indispensables cuidados de un padre para la buena educación y crianza de sus hijos...

Y también en relación a la conducta en lo Moral y Político; pues en quanto a lo primero, podrá hacer constar de su católica crehencia, frecuencia de Sacramentos, y aplicación, y empleo en Obras de Piedad, en los ratos y ocasiones que ha podido hacerlo sin faltar a las obligaciones de su estado.

Y en cuanto a lo segundo, responde que no habrá vecino que se pueda quexar haberle ofendido en obra, ni en palabra, ni superior secular, ni Eclesiástico que haya tenido que hacer cosa alguna con el exponente; quien ha mirado con tanta delicadeza el respeto debido a la Religión y soberanos; que en las actuales ocurrencias, no permitía en su casa conversaciones respectivas a ellas.

Y cuando no podía evitar el oírlas, manifestaba el odio y detestación que tenía a los delirios a que se decía entregada la infeliz Nación Francesa.

Y por un efecto de lealtad y amor a Vta. Real Persona, gratificó dos mozos de buena talla para el alistamiento voluntario en el Rl. Servicio exigido por Vª. Mag. con cuarenta y dos pesos, que era lo que alcanzaban sus facultades después del preciso mantenimiento de su familia…

Aunque el pasaporte y la escritura figuraban a nombre de Juan Claverana, ya firmaba como Clavarana; españolizando al máximo su apellido francés.

Firma original en 1793. Archivo Lourdes Clavarana Caballero.

Jean Claveranne había nacido en Bosdarros, en la antigua provincia de Bearn, a los pies de los Pirineos franceses. Y llegó a España en 1756.

Instalado en Orihuela, estuvo trabajando para Pedro Superviela hasta el año 1776 (es posible que este comerciante fuese de su misma nacionalidad; el apellido parece la adaptación del francés Supervielle).

En el documento anterior pedía la domiciliación oficial en Orihuela y el alzamiento de sus embargos; y para ello confiaba su destino y el de su familia a la Piedad de Su Majestad.

Estaba casado con la oriolana Joaquina Illescas; quien le había dado tres hijos.

Tenemos algunas referencias anteriores de su trabajo como comerciante de seda; por ejemplo el siguiente documento fechado en el año 1786.

En la Real Aduana de Valencia, a nueve de Enero de 1786, Don Juan Pérez de Arce, del Consejo de S. M. su Secretario, Administrador General de Rentas Generales, Tabacos, Lanas, y demás agregadas de esta Ciudad, y Reyno de Valencia, y Encargado del Govierno, o Comandancia del Resguardo, y Rondas de Unión, etc.

Es un manifiesto para transportar ciento setenta y una libras valencianas de «seda y ladillo en pelo», certificada en Orihuela el seis de Diciembre de 1785.

También tenemos un pago; fechado un año después.

Año de 1786. Real Aduana de Alicante. Fielato de Orihuela. Número 1562. Administración de Rentas Generales de cuenta de la Real Hacienda. Guardas de las Rentas de Diezmos de la Mar de Castilla, y Puertos Secos, sus Agregados, y demás Generales, dejad pasad a Ramón Alinere a Valencia, y entregar a Jerónimo Alinere, mil quinientos y cinqta pesos en moneda de oro y plata que remite D. Juan Claverana, con Obligación de Responsiba, en el término de quince días, valga pr. ocho. Orihuela, veinte de Diciembre de 1786. Sin enmda. Toribio Moñino.

Reales Aduanan de Valencia y Alicante. Enero y diciembre de 1786. Archivo Lourdes Clavarana Caballero.

No sé cuando murió. Pero uno de los hijos de Juan Clavarana, de nombre Bernabé, casó con la italiana Teresa Maricone Pescceto.

Los Maricone eran comerciantes de origen genovés instalados en Alicante a principios del siglo XVIII.

Y un hijo de estos, Julián Clavarana Maricone, casó con Ana Garriga Lillo…

Adolfo Clavarana Garriga

Adolfo Clavarana Garriga nació en Orihuela el 9 de Septiembre de 1844. Hijo del comerciante Julián Clavarana Maricone y de Ana Garriga Lillo. Fue bautizado en la Catedral con los nombres: Adolfo, Monserrate y Gorgonio.

Excluyendo los datos documentados en su partida de bautismo, para componer la crónica de sus primeros años sólo disponemos de las biografías de Clavarana escritas antes y después de su muerte y difundidas hasta la saciedad por la prensa católica de toda España con un propósito claramente ejemplarizante.

Destacan especialmente las redactadas por Amancio Meseguer. Para su más destacado discípulo (y luego para todo el mundo) don Adolfo gozaba de «clarísimo entendimiento e inflexible lógica que le arrebataba irresistiblemente a buscar la verdad»; era un escritor chispeante, un hábil músico, un pintor aventajado, un caricaturista temible, un poeta ocurrente…

Su único defecto; el pecado subsanado oportunamente, fue su paso por el Partido Liberal; una ideología «demoníaca» que, una vez «caído del caballo», se dedicó a combatir el resto de su vida.

Esta relación de virtudes prodigiosas narradas por Meseguer pretendía principalmente dejar constancia de la presencia de Cristo en sus decisiones; y de la inquebrantable fe en Dios del apóstol.

Al leer sus biografías hay que tener en cuenta su parcialidad exagerando virtudes y ocultando defectos hasta rozar la hagiografía.

Criado entre liberales progresistas del morrión, allá por los años de 1844 en que nació, D. Adolfo Clavarana fue también liberal; pero dotado por Dios de clarísimo entendimiento, su inflexible lógica le arrastraba irresistiblemente a buscar la verdad; lo cual procuraba a los veintidós años, encaramándose en el desván de la casa para devorar las obras de Balmes, mientras los demás rabiaban, y pateaban, y le buscaban inútilmente para que atendiese al comercio de su suegro, en cuya casa habitaba; la prosa comercial le cargaba sobremanera, a pesar de su título de Perito Mercantil.

Huyendo de ella, su genio de artista le hizo músico hábil, pintor aventajado, caricaturista temible, poeta ocurrente, y, por último, en diez y ocho meses, abogado; esfuerzo que por poco le cuesta la vida. Pero el Señor se la conservaba para empresas mayores. (Amancio Meseguer en «El siglo Futuro», 15 de febrero de 1905).

Tras realizar sus estudios primarios en Orihuela, Clavarana obtuvo el título de perito mercantil en Valencia, en 1863. Tres años después, con 22 cumplidos, casó con Josefa Bofill Regidor y, según su biógrafos, se instaló en casa de su suegro, don Ramón Bofill, quien le dio trabajo como dependiente en un inconcreto comercio.

Ramón Bofill se había casado en la Catedral con Paulina Regidor en 1844. He tratado de encontrar su establecimiento en la segunda mitad del siglo XIX; y he localizado un almacén de ultramarinos (azucar, cacao, etc.) de un tal Ramón Bofill en los Hostales, sin concretar el segundo apellido.

Jesús Millán menciona en un artículo a un rico comerciante con tres criadas llamado Ramón Bofill Fontanals.

Con los datos que dispongo actualmente, en relación con su familia política puedo afirmar que Josefa, la esposa de Clavarana, era hermana de Carlos Bofill Regidor, farmacéutico, abogado, ferviente católico y concejal de Orihuela.

Casado con Concepción Garriga en 1888, enviudó en mayo de 1901; perdió un hijo de quince años en 1904 y falleció en julio de 1922.

También era hermana de Dolores Bofill; casada con el famoso Ernesto Gisbert, juez destinado en Madrid que recopiló los datos para «la Historia de Orihuela» a finales del XIX.

Con los mismos apellidos he encontrado también a Ramón Bofill Regidor, médico cirujano licenciado en Madrid en 1878; que ejerció en Orihuela y falleció en 1912.  Y a tres hermanas más: Teresa, Conchita y Esperanza.

Sus biografías cuentan que a Clavarana, a pesar de su titulación como Perito Mercantil, le aburría el comercio; y en horas de trabajo, devoraba las obras del teólogo carlista Jaime Balmes desatendiendo el negocio de su suegro.

Que a disgusto de su familia abandonó el empleo y, una vez conseguido el bachiller superior en 1869, emprendió la carrera de abogado en Murcia y la terminó en Salamanca; donde obtuvo la licenciatura en Derecho Civil y Canónico el 14 de Marzo de 1874.

Según cuenta su amigo Álvaro Landeira, magistrado del Tribunal Supremo, la elección de la carrera de Derecho estuvo motivada por su milagrosa aparición en Orihuela, de paso hacia Torrevieja en unos carnavales.

Era el momento oportuno para marcarle el camino (las vidas de los santos son así).

Jóvenes, casi niños, nos conocimos en Valencia al comenzar la carrera; él la Mercantil, y yo la de Derecho. La mayor intimidad se estableció entre nosotros, porque a Adolfo era imposible tratarle sin sentirse subyugado por la magia de su peregrino ingenio y atraído por el raro conjunto de sus brillantísimas cualidades …

… Corría el año 1870 y me encontraba yo en Murcia. Varios amigos con quienes tenía afinidades de profesión, de edad y hasta de gustos, me propusieron ir a pasar los días de Carnaval en Torrevieja.

Llegamos a Orihuela y nos ocupamos en buscar un carruaje que nos llevara al punto de nuestro destino y, estando en esto, vi pasar a Adolfo por la calle, le llamé y nos arrojamos uno en brazos del otro. Como hacía algún tiempo que no nos veíamos, quise saber en qué se ocupaba.

Advertí que se hallaba hondamente preocupado y dudoso acerca del rumbo que debería tomar en aquella época de incertidumbres y desvaríos y se me ocurrió decirle: ¿por qué no aprovechas la libertad de enseñanza, cursas en la Universidad libre de Murcia y te haces Abogado?

Madurada la idea fue aceptada por Adolfo, se convirtió de nuevo en estudiante y a mi lado siguió los estudios con una constancia igual a su aprovechamiento. Terminada la carrera, recibió el grado de Licenciado, previos brillantísimos ejercicios en la Universidad de Salamanca.

¿Necesitaré decir lo que fue Adolfo como Abogado? Apenas abierto su bufete era ya un Jurisconsulto de cuerpo entero. Módico y desprendido en la percepción de honorarios, identificado con sus clientes cuyos intereses defendía por cuantos medios le sugería su poderosa inteligencia, sobrio claro y preciso en sus escritos forenses de elocuencia originalísima, nerviosa, contundente, en sus informes orales, su fama se extendió a toda la provincia y aún fuera de ella. (Álvaro Landeira en «La Voz de Alicante», 23 de marzo de 1905).

En mayo de 1875 se adscribió al Colegio de Abogados de Orihuela; montó su bufete, y cuentan que pronto alcanzó gran prestigio a nivel provincial.

En abril de 1878 era socio suscriptor de «La Unión Agrícola Orcelitana» con el número 8. En ese mismo año comenzó a publicar en «El Segura» y «La Voz de Orihuela».

He transcrito buena parte de un artículo en el que hacía patente su animadversión por el liberalismo económico y la revolución industrial. Me parece muy interesante.

El Segura. 8 de mayo de 1878: Era yo casi niño cuando oía a uno de mis profesores de la Escuela Industrial repetir el sistemático panegírico de esos instrumentos con que el hombre ha procurado defenderse de la terrible ley del trabajo.

Condenar las máquinas, decía volviendo a los eternos argumentos de años anteriores, equivaldría señores, a condenar la aguja, a condenar el arado, a condenar la pluma, y en buena lógica o se ha de caer en esos absurdos o ha de admitirse como axioma irrefutable que las máquinas siempre constituyen un verdadero progreso.

Blasfemia parece en pleno siglo diez y nueve sostener algo que sea contrario a los vertiginosos progresos de la mecánica aplicada a la industria.

Desde entonces he observado que las grandes máquinas han dado lugar a las grandes industrias; que las grandes industrias no han sido otra cosa que grandes monopolios y que si en orden al consumo, máquinas, industrias y monopolios han realizado grandes progresos abaratando los productos y satisfaciendo desde los instintos fastuosos del rico hasta las ridículas vanidades del pobre, en cambio y en orden a la producción y distribución de la riqueza han causado no pocos males, y lo diré sin reparo, un verdadero retroceso.

Las grandes industrias han matado a las pequeñas, y al verificarse este cambio, los que ayer eran jefes de su obrador y capitalistas modestos que trabajaban en su propio hogar, hoy son pobres, obreros agrupados en inmensos talleres, donde ya que no les es posible sacudir el yugo de un trabajo que ellos consideran tributario de la avaricia, se contentan con aprender doctrinas antisociales y soñar revoluciones demagógicas.

Este cambio no es un progreso. La centralización del trabajo es un mal social de los más graves y el pauperismo su más inmediata consecuencia.

Inglaterra puede vanagloriarse de ser en industria la señora feudal del mundo, y sin embargo Londres, Manchester, Liverpool y otras de sus ciudades más populosas; acusan las cifras relativas más desconsoladoras de mendigos, ladrones y prostitutas.

La gran industria ha centralizado el oro, y la centralización del oro ha enriquecido a unos pocos a expensas de reducir al mayor número a la esclavitud del trabajo asalariado, hermana gemela de la indigencia y del embrutecimiento.

Ha destruido la clase media, esa clase que en los pueblos modernos parecía destinada por la providencia a conservar el fuego sagrado de la virtud y de la ciencia.

Ha aglomerado en esos grandes centros una población inmensa que a cada oscilación del consumo responde con una crisis aflictiva, con un tumulto amenazador o con una revolución sangrienta.

El círculo trazado por la moderna ciencia económica y cuya fórmula consiste en producir para abaratar, abaratar para estimular el consumo, para sostener la producción. Las consecuencias de esta doctrina son temibles.

La necesidad de abaratar aumentada por la rivalidad exige la disminución del precio de los jornales, el aumento de las horas de trabajo o la invención de nuevas máquinas que necesitan menos obreros.

La explotación del hombre por el hombre se hace cada día más dura y el obrero se ve en el caso de asociarse para defenderse con las armas en la mano no de lo que él llama la avaricia del Burgués. 

¿Puede darse un espectáculo más extraño y una lección más elocuente que la de una turba de obreros incendiando sus propias fábricas? Adolfo Clavarana.

Secretario y Síndico del Ayuntamiento de Orihuela, había entrado en política de la mano de Tomás Capdepón Martínez, poderoso personaje nacido en Almoradí.

Capdepón fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado por el distrito de Dolores.

Afiliado al partido liderado por Sagasta dentro del sistema bipartidista que debía estabilizar la Monarquía, Capdepón falleció en 1877 y su heredero político fue nada menos que su sobrino, Trinitario Ruiz Capdepón.  

En 1892 un redactor de «El Independiente» utilizando el seudónimo «Pepe Verdades» mencionó a «un hombre afiliado al partido liberal desde tiempos de D. Julián Clavarana y por tanto capdeponista desde los tiempos de D. Tomás Capdepón».

Lo que deja claro que su padre, o su hermano Julián (interventor Militar y Comisario de Guerra) militaron en los liberales. El caso es que, fallecido su mentor, las ideas políticas de Adolfo cambiaron radicalmente.

Tomás Capdepón. La Ilustración Española y Americana. 15 de mayo de 1877.

De su matrimonio con Josefa Bofill nacieron ocho hijos: José, Fernando, María, Adolfo, José, Dolores, Julián y Teresa.

Clavarana tuvo que enterrar a cuatro de los varones y a una de las niñas. La primera defunción que tengo registrada la anunció «El Segura» en 1878.

El Segura. 14 de agosto de 1878: Nuestro particular y querido amigo D. Adolfo Clavarana, ha tenido la inmensa desgracia de perder uno de sus hijos víctima de una penosa y larga enfermedad. Sentimos tan lamentable pérdida y le acompañamos en su justo y natural dolor.

Caja de Socorros y Ahorros. «La Agrícola». Colección Javier Sánchez Portas.

En 1879 fue socio fundador y el autor del reglamento de la Caja de Socorros y Ahorros. Conocida como «la Agrícola», acabó instalada el los bajos de la casa de Tinitario Ruiz Capdepón.

Un año después, en la primavera de 1880, nacía el Partido Liberal Fusionista; y en pocos meses, los suyos con Sagasta a la cabeza llegaban al poder.

Caja de Socorros y Ahorros. «La Agrícola». Colección Javier Sánchez Portas.

En ese mismo 1880 terminaba la carrera de Medicina en Valencia su discípulo inseparable; el divulgador de su vida y de su obra.

Amancio Meseguer López era hijo de Amancio Meseguer Amorós (otro de los fundadores de «La Agrícola» fallecido en 1894 ) y cuñado del famoso político liberal Francisco Ballesteros.

Amancio Meseguer. Orla Facultad de Medicina Valencia curso 1879-1880.

Médico cirujano, homeópata, escritor, traductor, poeta, gran activista católico y biógrafo de Clavarana, Amancio casó en abril de 1888 con la torrevejense Ana Manresa. De este matrimonio nació Amancio Meseguer Manresa.

Amancio Meseguer López y Amancio Meseguer Manresa. Archivo Municipal de Orihuela.

(Clavarana) No tardó en ser el primer abogado de la comarca; y fiel a sus principios liberales, él era quien manejaba el palo de la gaita fusionista (entonces constitucional) en este cacicato.

Desempeñó los cargos de síndico y secretario del Ayuntamiento, y allí hizo famoso su ingenio en unas tan memorables como liberales elecciones; pero repugnaban a su natural honrado las miserias y bajezas de la política liberal; y no pudiendo aguantar más aquella atmósfera, que le revolvía el estómago, se separó de ella cabalmente y de intento al subir al poder Sagasta.

Como no le faltaron tentadoras ofertas de los liberales fusionistas, y como hubiera llegado a mucho y pronto, pues le acompañan iniciativa e ímpetu irresistibles, imaginación fogosa, palabra chispeante y finísima sátira, los amigos le tuvieron y tienen por loco, o por un exagerado, indigno de que se le atienda…

…Si la Iglesia nuestra Madre no oculta lo que fue el Apóstol de las gentes, antes que viese y oyese a nuestro Divino Redentor, cuando se le apareció en el camino de Damasco, ¿por qué ocultar lo que fue Clavarana antes de ser insigne maestro del periodismo católico y el primer hombre de nuestra comunión entre los que ya han recibido el premio de cuantos perseveraron en el combate?

Un trueno en su mocedad; hombre de inagotable y mal empleado ingenio, cuando comenzó a sentar la cabeza, el primer abogado de la comarca; cuando se le antojó licenciarse en Derecho, en diez y ocho meses se hizo abogado; el más listo de los políticos; el más elocuente de los letrados; el más travieso de los secretarios de Ayuntamiento.

El más terrible de los escritores; el más sangriento satírico; ese fue Clavarana liberal; hombre llamado a ser todo lo que hubiera querido, por los caminos de perdición: alcalde, diputado, ministro, cacique máximo…

Pero un día, día bendito que los católicos españoles debíamos señalar con piedra blanca, oyó Clavarana predicar a Cristo crucificado por la sinagoga moderna, y aquel hombre de fuego se postró ante los pies del Señor, repitiendo la frase del Apóstol:

—Señor, ¿Qué queréis que haga? —Y cuando se cercioró y aseguró de la voluntad de Dios respecto de él echó a rodar todo lo que le apartaba de Cristo, y comenzó a predicar a las muchedumbres una cruzada que sólo Dios sabe los pecados que ha evitado, los bienes que ha acarreado, las familias y pueblos que ha regenerado, las almas que ha salvado (Amancio Meseguer en «El siglo Futuro», 15 de febrero de 1905).

Clavarana era miembro, junto a su esposa y su cuñado, de la tercera orden de San Francisco; pero su «caída en el camino de Damasco» llegó en marzo de 1877, en unos ejercicios espirituales para caballeros organizados en la Merced por los jesuitas José María de La Hoz y Hermenegildo Jacas, rector de Santo Domingo entre los años 1871 y 1881.

Su implicación en el apostolado católico y en todo lo que tuviese que ver con la Iglesia fue en aumento y muy pronto comezaría su gran obra.

Manual del colegial, devocionario para uso de los jóvenes que se educan en los colegios. Hermenegildo Jacas (1827-1897).

El eco de la provincia. 26 de enero de 1882: Según nos escriben de Orihuela, también allí se ha constituido una junta diocesana para promover la peregrinación española a la capital del orbe católico, que con la aprobación del Sumo Pontífice, y bajo la Dirección de los Obispos, ha de tener lugar en la primavera próxima.

La junta a que aludimos se compone de los Sres. que a continuación se expresan: Presidente honorario. Muy Ilustre Sr. D. Antonio Begué, Deán, Vicario capitular y Provisor de esta Diócesis. Presidente activo. Sr. D. Salvador de Lacy y Pascual de Bonanza, ex-diputado a Cortes y propietario. Vice-Presidente. Sr. D. Adolfo Clavarana, abogado y propietario.

Aguardaba el Señor a su escogido. Quejábase un día al Padre José María La Hoz de su amarguísima condición de burlarse de todo; y entonces el Padre le dijo: Emplee V. esa cualidad en el servicio de Dios, que para eso se la ha dado. Y ahí nació la idea de La Lectura Popular.

Fundóla por su ardentísimo amor a la verdad y anhelo de que fuera conocida de todos, en particular del pueblo, a quien profesaba entrañable afecto.

Se propuso hacer un Cencerro católico; y pensó sacrificar a esta obra los ratos libres con algunos duros mensuales de su bolsillo en bien de la ilustración de las pobres víctimas de las añagazas y embustes del liberalismo; y Dios bendijo la obra según la recta intención que le guió, llegando a tirar hasta setenta mil ejemplares a pesar del abandono en que tenía la parte comercial de la obra, y de la falta de propaganda. (Amancio Meseguer en La Vega del Segura, 4 de marzo de 1905).

Discreta cabecera del primer número de La Lectura Popular.

El 3 de mayo de 1883 fundaba el periódico quincenal «La Lectura Popular» en el que se dedicó a difundir pequeños relatos basados en la moral religiosa con un exitoso sistema de venta y distribución.

LA LECTURA POPULAR. Publicación católica quincenal. Gratuita para las clases trabajadoras. Con censura eclesiástica. Esta publicación tiene por objeto difundir gratis entre el pueblo la sana lectura moral y religiosa, presentándola bajo formas amenas y ligeras para que se propague más fácilmente.

La suscripción se hace por acciones, medias acciones o cuarto de acción. Cada acción da derecho a recibir cien ejemplares de cada número o sea doscientos periódicos al mes, que el accionista reparte por sí entre sus criados, colonos, operarios, feligreses, etc. o bien deja su distribución al arbitrio de esta administración para que la haga en las aldeas, huertas, caseríos, fábricas, escuelas, establecimientos penales, etc. Precios de suscripción: una acción 4 pesetas mensuales. Media acción 2 pesetas. Un cuarto 1 peseta.

El llamado «apóstol de la prensa católica» manejaba hábilmente la sátira, y sus sencillos relatos gozaron de gran éxito.

«La Lectura Popular» alcanzó fama mundial (se vendía en América Latina a través de una corresponsalía en Cuba) con una tirada superior a los sesenta mil ejemplares.

Al año siguiente de su lanzamiento don Adolfo cerró el bufete. Tenemos el testimonio de su amigo, el magistrado Álvaro Landeira:

Pasaron los años y en 1884, me hallaba yo de fiscal en la Audiencia de Cartagena. Un amigo que acababa de llegar de Orihuela me indicó que Adolfo, por escrúpulos de orden religioso, trataba de dejar el ejercicio de la abogacía en que tanto renombre había conquistado.

La noticia me produjo verdadero asombro, porque no concebía que Adolfo, en plena juventud, con vigor físico, con reputación profesional siempre creciente y con dotes intelectuales por nadie superadas, echase por la borda el bienestar presente y futuro de su familia, que era precisamente su idolatría.

El proyecto me pareció tan descabellado, que tomé el tren y me fui a Orihuela, resuelto a quemar el último cartucho para disuadirle de lo que consideraba un enorme desatino.

Me recibió con los brazos abiertos, le signifiqué que deseaba tratáramos a solas un asunto grave y convinimos salir a la mañana siguiente a dar un paseo por la huerta, durante el cual podíamos hablar sin testigos.

Hecho así, me cercioré por boca del mismo Adolfo de que estaba irrevocablemente resuelto a darse de baja como abogado.

Todas mis reflexiones fueron inútiles y cuando yo, haciendo un último esfuerzo porque presentía la derrota, le argumenté en el sentido de la perfecta compatibilidad que existía entre una vida cristiana ajustada y el ejercicio honrado de una profesión que le reservaba grandes triunfos y positivas ventajas; se detuvo, me cogió de un brazo y fijando en mí una mirada en que se transparentaban a la vez tristeza y decisión, me dijo:

—Tú no eres el mismo: en el terreno religioso has retrocedido.— Te equivocas, le contesté: estoy donde estaba hace diez años. Sea, replicó, pero te advierto que en estas materias no es lícito detenerse: el que no avanza, retrocede.

Comprendí que me las había con un espíritu heroico, saturado de ansias de sacrificio por la santa causa de la Religión Católica, admiré su grandeza y me confesé vencido. (Álvaro Landeira en «La Voz de Alicante», 23 de marzo de 1905).

Pero no sólo dejó la abogacía; elegido concejal en 1885 renunció al Ayuntamiento y al Partido Liberal del que había sido gran propagandista. Lo abandonó todo para dedicarse en cuerpo y alma a su periódico y al apostolado católico.

El Oriolano. 17 de diciembre de 1885: El Sr. Rebagliato ha recibido una R. O. del ministerio de la Gobernación nombrando alcalde presidente de nuestro Ayuntamiento al señor D. Francisco Ballesteros.

En virtud de la toma de posesión de los concejales fusionistas, cesarán en sus cargos los interinos señores Burunda, Román, Abril, Guillén, Ortuño, Ruiz y Botella, siendo reemplazados por los señores D. Francisco Ballesteros, D. César Giménez, D. Francisco Román, D. Adolfo Clavarana, D. Francisco García, D. Pedro Costa, D. Juan Bautista Iborra y D. José Ferrer. El señor Clavarana es probable que no tome posesión…

… A las once de la mañana de hoy se ha reunido en sesión el Ayuntamiento, presidido por el señor Rebagliato. Han asistido doce concejales.

Dióse cuenta del despacho ordinario que no extractamos por falta, de espacio, entre el cual figura la R. O. nombrando al Sr. Ballesteros alcalde presidente del ayuntamiento para el bienio de 1885-87…

… El presidente saluda a los nuevos concejales felicitándose de su ingreso en la corporación, y especialmente al señor Ballesteros, a quien desea acierto y prosperidad en el ejercicio de su cargo (…) No han tomado posesión los concejales fusionistas señores Clavarana, García e Iborra.

La aventura de «La Lectura Popular» comenzó en el establecimiento de Cornelio Payá, en la calle Mayor número 37.

Pero pronto, en 1884, Clavarana montó su propia imprenta emplazada en la calle de Bellot número 3, donde tenía su domicilio.

Dirigida en 1885 por Luis Zerón, allí se confeccionaron varios periódicos y otras publicaciones.

Autor de infinidad de cuentos morales, de numerosos artículos de carácter político, económico, humorístico y, sobre todo, religioso, buena parte de su producción literaria se condensó en una gran obra titulada «Lecturas populares. Colección de cuentos, artículos y diálogos de buen humor»; cuya primera edición se imprimió en Madrid en 1885.

Reeditada muchas veces en la imprenta de «La Lectura Popular», en 1910 estaba compuesta por siete volúmenes. En 1925 se amplió a diez.

Semanario católico. 16 de enero de 1886: LECTURAS POPULARES. Colección de Cuentos, Artículos y Diálogos de buen humor originales de D. Adolfo Clavarana. El prólogo: Habrán ustedes oído nombrar por ahí, y aun tal vez conocerán de vista y quizá también de trato, a cierto periódico semanal, chiquirritito, travieso, enredador, de poca apariencia pero de mucha sustancia, listo, vivaracho, siempre festivo y decidor, aun a propósito de las cosas más serias de este mundo y del de más allá: periódico más amigo de codearse con el pueblo en sus inferiores capas, como se dice ahora, que de hollar crujientes alfombras y lustrosos mármoles palaciegos; periódico de índole vulgar y callejera, aunque de nobles y elevados instintos…

… ¿A qué multiplicar señas y contraseñas, si dando sencillamente su nombre salimos del paso con mucha mayor facilidad? Llámase pues La Lectura popular, y es su patria Orihuela…  Se vende al módico precio de una peseta en toda España, regalándose dos ejemplares al que tome 12 y 20 al que tome 100.

Pinchando en la siguiente imagen se accede a una de sus recopilaciones alojada en la Biblioteca Nacional.

Acceso a obra en la Biblioteca Nacional de España.

En julio de 1887, una romería compuesta por más de mil peregrinos con cien sacerdotes llegó a Lourdes. Estaba formada por valencianos, catalanes y baleares que se reunieron en Barcelona para subir en procesión al santuario de Montserrat. De los «romeros» oriolanos y murcianos se había encargado Clavarana.

Semanario católico. 14 de mayo de 1887: La peregrinación valenciana a Monserrate y a Lourdes, que se está organizando en la capital de este antiguo reino, promete ser esplendorosa. (…) Los «Ecos de María Inmaculada», que es la Revista órgano oficial de la peregrinación, da cuenta ya de la constitución de la Junta central de Cataluña en Barcelona, bajo la presidencia del Ilmo. Sr. Obispo de aquella capital.

En breve quedará también constituida otra Junta regional, que lo será de Orihuela y Murcia, para lo cual ha sido comisionado D. Adolfo Clavarana, Director de La Lectura Popular.

Cromo francés con la imagen del Cardenal Lavingerie.

De la ciudad condal salieron en tren para llegar a Lourdes en una notable y exitosa manifestación católica que duró cuatro días.

El cardenal francés Lavigerie dio su bendición a los romeros españoles entre los que figuraba don Adolfo con gran protagonismo. No sé qué pidió en Lourdes; pero ese mismo año perdió a su hija María con sólo cuatro años.

El Día. 23 de octubre de 1887: El jueves falleció a la temprana edad de cuatro años una hija de nuestro querido amigo Don Adolfo Clavarana. Reciban sus desconsolados padres nuestro más sentido pésame.

Semanario católico. 7 de enero de 1888: El trabajo del ilustre director de La Lectura Popular de Orihuela, D. Adolfo Clavarana, que lleva por nombre «Certámenes para fomentar la lectura católica» es tomado en consideración por la Junta y lo ha pasado a la Comisión ejecutiva, la cual queda encargada de hacer el Reglamento para llevar a cabo tan excelente idea.

Adolfo Clavarana y sus objetos de uso personal.

Don Adolfo militaba en el carlismo. Pero en 1888 nacía el Partido Integrista o Partido Católico Nacional, como reacción al intento de acercamiento de los carlistas al liberalismo político, traicionando sus esencias.

El diario «El Siglo Futuro» era el órgano de propaganda a nivel nacional y difundía en sus páginas artículos de Clavarana cuya fama seguía creciendo..

…Vencida su hereditaria y liberal repugnancia, se adhirió al partido carlista. ¡Sorpresa grande fue aquí con ocasión de la Misa de acción de gracias por la salud de D. Jaime, el verle venir por la calle Mayor, a la cabeza de los concurrentes, y entre dos carcas de lo más caracterizado del género!…

¡Heroica acción, conocidas las circunstancias! Cuando la deplorable amputación del partido carlista, Clavarana, siguiendo en el firme criterio que a los carlistas le había conducido, se dio por amputado; se quedó con los que después fueron apodados integristas, y fue uno de los ochenta que merecieron ser citados a la primera y secreta reunión preparatoria del partido tradicionalista, en cuyas determinaciones influyó notablemente… (Amancio Meseguer en «El siglo Futuro», 15 de febrero de 1905).

La nueva formación integrista caló muy hondo en la Vega Baja. Y por supuesto contó con la pluma, el impulso y la influencia de «el apóstol». Ese mismo año enfermó de cuidado por primera vez.

El alicantino, diario católico. 3 de marzo de 1888: Está enfermo de algún cuidado nuestro querido amigo D. Adolfo Clavarana, Director de La Lectura popular de Orihuela.

Encargamos a nuestros lectores ofrezcan oraciones a Dios por la salud del valiente campeón de la causa católica en nuestra provincia, pues su muerte, dejaría un vacío difícil de llenar en el campo de la propaganda católica.

En 1890 la que parecía muy enferma fue su mujer; tanto como para darle la extrema unción. Durante seis años, Josefa Bofill siguió apareciendo en prensa con la «salud quebrantada»; pero la viuda de Clavarana hizo bueno el refrán «Mujer enferma, mujer eterna», como veremos más adelante.

El diario de Orihuela. 17 de noviembre de 1890: Ayer tarde le fueron administrados los últimos Sacramentos a Dña. Josefa Bofill Regidor, esposa de nuestro querido amigo D. Adolfo Clavarana y Garriga. Deseamos a la enferma el pronto y radical restablecimiento.

El diario de Orihuela. 18 de noviembre de 1890: Con motivo de la grave enfermedad que padece doña Josefa Bofill y Regidor, ayer tarde llegó a esta población procedente de Madrid su querida hermana doña Dolores, acompañada de su apreciable esposo y estimado amigo nuestro D. Ernesto Gisbert, Juez de primera instancia del distrito del Este de Madrid.

La Prensa. 23 de noviembre de 1890: Se halla muy mejorada de la enfermedad que ha puesto en peligro su vida, la Sra. Dña. Josefa Bofill, esposa de nuestro apreciable amigo el Sr. D. Adolfo Clavarana.

Clavarana se integró plenamente en la Comunión Tradicionalista sin dejar sus asuntos religiosos. En agosto de 1893 formó parte del consejo diocesano para organizar una peregrinación a Roma que montó el obispo de Orihuela.

Estaba presidido por su cuñado, Carlos Bofill; y Adolfo Clavarana y Amancio Meseguer eran vocales.

Nacida en octubre de 1894 en los talleres de «La Lectura Popular» salió otra publicación católica auspicida por Clavarana y dirigida por José Saravia Vergel.

Se titulaba «La Noticia Diaria» y tenía, como anunciaron en su primer número, una clara vocación de moralidad pública.

La Noticia Diaria. 15 de octubre de 1894: «La Noticia Diaria» es un periódico más pero un periódico que sale al campo, no a servir de instrumento a pasiones políticas; intereses de partido ni aspiraciones personales…

… huyendo de los vicios de periodismo, enterará a sus suscriptores de los asuntos locales y generales que más interesen; publicará telegramas de su servicio particular; insertará revistas útiles, y amenizará su  lectura con variedades científicas y literarias, charadas, cuentos, anécdotas y aun si fuese posible con caricaturas y grabados; pues todo, depende del favor que el público le dispense.

En cuanto a la parte religiosa, nuestros lectores hallarán en ella no solo las noticias locales relativas al culto, sino que dada la prioridad que entre católicos merece esta sección, la consagraremos atención especialísima.

Y no decimos más porque preferible es ofrecer poco y cumplir lo ofrecido, que llenar columnas, de pomposas ofertas para echarlas después al olvido.

Mientras se imprimió en los talleres de «La Lectura Popular» su redacción pasó por la Plaza de la Fruta, la Corredera y Capuchinos.

Por motivos que desconozco, a partir del número 184, publicado en junio de 1895, redacción y administración pasaron a la Plaza de Santiago (domicilio del director) y se confeccionó en la imprenta de Luis Zerón, ubicada en los Hostales. Pero sin el apoyo de Clavarana sólo aguantó hasta el 24 de julio.

En ese mismo año de 1895 el hijo homónimo de Clavarana, director de «La Lectura Popular», terminaba la carrera de Derecho y se colegió en Orihuela.

También por esas fechas comenzó a trabajar en la imprenta un joven que sería referente en la historia del periodismo conservador alicantino del siglo XX: Juan Sansano Benisa o Sansano Más, como gustaba firmar sus obras.

El nuevo alicantino. 23 de noviembre de 1895: ECOS DE LA PROVINCIA. El notable escritor católico y popular periodista, nuestro particular amigo D. Adolfo Clavarana Bofill, director de La Lectura Popular, se ha inscrito en el Colegio de Abogados de Orihuela, teniendo su despacho en aquella ciudad calle de Bellot, número 3.

El 15 de enero de 1897 Adolfo Clavarana testó ante el notario Ramón Amat. En dicho testamento, conservado el Archivo Histórico que tuve el gusto de leer hace años, dejó escrito que guardaba en el cajón derecho de la mesa de su gabinete unas «memorias para después de mi fallecimiento».

Nunca he sabido que fue de ellas. Quizá las aprovechó Meseguer en sus biografías...

Gabinete escritorio de Clavarana y cuarto en el que murió. Fotografías de P. Correu. En “La Vega del Segura” 4 de marzo de 1905.

En los últimos suspiros de la centuria, en plena Navidad, don Adolfo recibió un duro golpe. Dios le volvía a poner a prueba.

El estandarte católico, diario de Tortosa. 27 de diciembre de 1899: En Orihuela falleció santamente el miércoles de la semana pasada el joven D. José Clavarana y Bofill, hijo de nuestro muy querido amigo D. Adolfo, uno de los periodistas que con más denuedo luchan en defensa del Catolicismo.

No hay que decir cuánta parte tomamos en la natural pena que aflige a tan respetable amigo, pero como sabemos que no se paga de vanas palabras de consuelo no hacemos sino pedir a nuestros lectores que eleven a Dios sus preces por el alma del malogrado joven, aunque piadosamente pensando, es de suponer que sus virtudes habrán obtenido la recompensa que se concede a los elegidos.

Año 1900

Con el cambio de siglo Amancio Meseguer comenzó a publicar sus hagiografías que elevaban a Clavarana a la santidad; haciendo de ello un género. Ésta la redactó para un diario católico de Tortosa:

El estandarte católico, diario de Tortosa. 21 de mayo de 1900: CLAVARANA. Adolfo Clavarana, perito mercantil, y asociado a los 22 años al comercio de su suegro, salió de él por interior impulso, dando con el pie a los prosaicos géneros de la tienda entre los que cabía.

En diez y ocho meses se vio bachiller y abogado. No sin que le costase estar a las puertas de la muerte. Hallólas cerradas; y el primer año ganó para la matrícula; y al segundo era el primer abogado de la comarca; mas como su modestia corría pareja con su ímpetu, no llegó a tal punto sin que tuvieran que empujarle los amigos para que abogase, y aún que pedirle el título sin que él lo supiese.

Liberal fusionista, Secretario y Síndico del Ayuntamiento, y electorero habilísimo; en los memorables ejercicios espirituales del P. Jacas y el P. La Hoz, cayó a los pies del incomparable P. la Hoz, que le quiso como a hijo, y encaminó su ya famosa vis cómica, a la gloria de Dios.

Lógico sobre todo, y sobre lógico hombre de recta intención entregado a Dios, cumplió el primer mandamiento rechazando ventajosas, ciertas y tentadoras ofertas de los liberales, y, convirtióse en el más terrible enemigo con que hoy cuenta el liberalismo en España.

Dejóse la abogacía por aquello de San Francisco de Sales de que una cosa es la justicia y otra la judicatura, y fundando «La Lectura Popular», se vio en él cumplida la promesa de la Sagrada Escritura de que el que busca el reino de Dios y su justicia, recibe lo demás por añadidura; pues realizó el milagro de la literatura metido en un oscuro rincón.

Músico hábil; caricaturista chispeante y pintor aventajado, vive hoy agobiado de obligaciones, enfermedades y trabajos, sin más mira que la gloria de Dios y la ruina del liberalismo, fuente de nuestras desdichas presentes  y de las futuras, no menos abundantes y terribles.

Quiera Dios dar larga vida y fuerzas para bien de su gloria y de la propaganda en España. AMANCIO MESEGUER.  

En 1902, un artículo firmado por Adolfo Clavarana fue republicado en Madrid por el diario integrista «El Siglo Futuro», provocando un escándalo a escala nacional. Pero la denuncia no pareció inquietarle:

“¿Cómo pagaremos al Sr. Canalejas el honor que acaba de dispensarnos? Porque han de saber ustedes que el Sr. Canalejas, ex-ministro de Agricultura, ex-ministro de Gracia y Justicia y candidato a la jefatura del partido ultra-democrático-español, se ha dignado descender desde las alturas de su posición política a medir sus armas con el último periodista del último periódico de la prensa mínima de España”.

Si os interesa leer dicho artículo o cualquier otro número de la Lectura Popular, pinchando en la siguiente imagen se accede al depósito en la Hemeroteca Digital.

Enlace a «La Lectura Popular» en la Hemeroteca Digital.

La Correspondencia de Alicante. 12 de agosto de 1902: ORIHUELA. Canalejas y Clavarana.—En el juicio.— Escurriendo el bulto.— Juicios y comentarios.— Noticias. «La Lectura Popular», periódico integrista que publica aquí D. Adolfo Clavarana, dio a luz el 1° de julio un artículo firmado por dicho señor, titulado «La democracia en paños menores», en el cual ponía de oro y azul al Sr. Canalejas.

Reimpreso el artículo por «El Siglo Futuro» y aumentado así el escándalo, creyó conveniente el jefe de los demócratas salir a la defensa de su honra llevando a los tribunales al autor de «La democracia en paños menores», y a este efecto, por medio de su procurador en Orihuela D. Luis Ibáñez, demandó a juicio de conciliación a D. Adolfo Clavarana.

Señalado el acto para las once de la mañana del sábado último, era natural que produjera tan singular atención. Es el Sr. Clavarana un abogado muy listo, escritor chispeante, intencionado, demoledor, que goza aquí de muchas simpatías por su amabilidad, por su talento, por su perspicacia, si bien como apóstol y santón del integrismo sean criticadas sus exageraciones y los fuegos de bengala con que divierte a sus parroquianos desde las columnas de «La Lectura».

Colocado frente a frente del Sr. Canalejas y dispuesto D. José a medir sus armas con el jefe de los íntegros oriolanos, lo que en otras circunstancias y entre otras personas no hubiese tenido importancia alguna, despertó desde el primer momento la atención de toda le prensa española, y ha sido y es la comidilla de todas las conversaciones entre nosotros; porque si bien la modestia de D. Adolfo no gusta de ciertas manifestaciones, como jefe de grupo diminuto pero jefe al fin, y como periodista, hábil y experto, no podía desperdiciar la fortuna que se le colaba de rondón por las puertas de su casa.

Ello es que todo el mundo esperaba aquí ansiosamente la llegada del sábado y que esta singular expectación la aumentaba el tic tac tiqui tac del manipular del telégrafo que ha funcionado mucho con preguntas, advertencias y recomendaciones.

Y llegó el sábado. Ya de muy mañana se comentaban con deleite ciertas declaraciones arrogantes que atribuían a D. Adolfo el propósito de dar al señor Canalejas con la badila en los nudillos: al local del juzgado municipal fueron acudiendo curiosos, dignidades eclesiásticas, abogados, comerciantes, periodistas… todos fueron acogidos con la exquisita amabilidad que distingue al juez D. Enrique Olmos, y gracias a sus disposiciones, para todos hubo sitio en el pequeño local de la Audiencia.

A las once se presentó el Sr. Clavarana acompañado de su hermano político D. Carlos Bofill, en calidad de hombre bueno; por parte del Sr. Canalejas lo era el presidente del Ateneo de San Luis Gonzaga, D. Joaquín Carrió, y dado principio al acto y leída la demanda en la que se pedía que el Sr. Clavarana se retractara de lo dicho, expuso este su declaración, que llevaba escrita, en los siguientes términos:

Que ante todo debe rectificar algunos fundamentos, de la demanda, el primero de los cuales es atribuir al que habla el artículo a que este acto se refiere, puesto que tal artículo está escrito por D. Adolfo Clavaraca y Bofill, y se demanda a D. Adolfo Clavarana y Garriga; y el segundo es que el citado artículo no ha sido publicado en el «Siglo Futuro», sino en la «Lectura Popular» de Orihuela.

Estas palabras dejaron a todo el mundo estupefacto. No era de él el artículo, sino de su hijo, y todos se dieron a cavilar quién pudiera ser el Espíritu Santo que había inspirado salida tan original y que tampoco ha convencido a la gente.

Aplauden los amigos tan habilísima respuesta; lamentan los indiferentes que hombre de tan claro talento no haya estado en lo firme, y se gozan los liberales con lo que, llaman la caída; pero lo cierto es que este asunto ha perdido su interés y que todos convienen en que «La Lectura Popular» ha perdido ya el derecho y la autoridad para llamar a los liberales embusteros y farsantes.

La Lectura Popular. 15 de julio de 1903: … Fue muy felicitado el Sr. Botella por muchos oyentes, entre los que había varios compañeros de profesión.

También nosotros le felicitamos así como aceptamos y agradecemos a nuestra vez las felicitaciones que de todas partes se nos dirigen por haber salido airosos en nuestro pleito con el Sr. Canalejas; pues la Audiencia de Madrid obrando en justicia se ha visto obligada a absolvernos de la querella que con tanto empeño ha seguido contra nosotros el apóstol del anticlericalismo español.

Al final, la responsabilidad del artículo recayó en su hijo.

Y aunque inicialmente fue absuelto por la Audiencia Provincial de Madrid, Canalejas recurrió y Adolfo Clavarana Bofill acabó condenado por el Tribunal Supremo a la pena de tres años y siete meses de destierro a 25 kilómetros de la Ciudad de Orihuela, una multa de 500 pesetas y el pago de las costas procesales.

El Pueblo de Valencia. 5 de marzo de 1904: PERIODISTA CONDENADO Ha sido condenado Adolfo Clavarana a siete años de destierro, multa y pago de costas, por haber escrito en un periódico de Orihuela artículos injuriosos contra el Sr. Canalejas.

La Comarca. 7 de marzo de 1904: El Tribunal Supremo ha condenado a D. Adolfo Clavarana Bofill, hijo del director de nuestro apreciable colega local La Lectura Popular en la querella que contra él venía sosteniendo el Sr. Canalejas por un artículo publicado por el primero y que el segundo consideró injurioso, a la pena de 3 años y siete meses de destierro, multa y pago de costas procesales.

Como oriolanos sentimos de todas veras el resultado de este pleito y ofrecemos al Sr. Clavarana el testimonio de nuestro afecto. Son las «satisfacciones» que recoge el que escribe.

Adolfo Clavarana Bofill y su esposa, Rosario Fernández Sánchez de Molina. En Granada. Gentileza de Lourdes Clavarana Caballero.

La Lectura Popular. 15 de marzo de 1904: He aquí la parte dispositiva de la sentencia con que el Tribunal Supremo ha terminado este asunto. «Fallamos que debemos condenar y condenamos a Adolfo Clavarana y Bofill a la pena de 3 años y 7 meses de destierro a 25 kilómetros de la Ciudad de Orihuela, multa de 500 pesetas y al pago de las costas procesales; y caso de insolvencia para el pago de las costas de la acusación privada y de la multa, a que sufra un día más de destierro por cada cinco pesetas que dejare de satisfacer etc. Hasta aquí la sentencia.

Cualquier consideración que hiciéramos acerca de ella, por digna, respetuosa y templada que fuese, pudiera creerse hija del despecho. No debemos, por consiguiente, decir hoy una sola palabra más.

Aparte de que aún no conocemos los considerandos en que se ha fundado el tribunal para echar por tierra la Sentencia de la Audiencia de Madrid que absolvía al procesado. Cuando los conozcamos los publicaremos. Entretanto bendigamos a Dios que nos permite padecer persecución por la justicia.

Adolfo hijo no tuvo tiempo de cumplir la pena. Perdió rápidamente la salud y, tras penosa enfermedad, falleció con 36 años cumplidos. Dios seguía probando a Clavarana.

La voz de Alicante. 23 de mayo de 1904: ORIHUELA. Se ha iniciado una pequeña mejoría en la grave enfermedad que padece nuestro querido amigo don Adolfo Claravana y Bofill. Lo celebramos al mismo tiempo que deseamos al enfermo un pronto y total restablecimiento.

La Comarca. 27 de mayo de 1904: Viaticado. Ayer tarde le fueron administrados los últimos Sacramentos a nuestro querido amigo D. Adolfo Clavarana Bofill. Dios quiera concederle la salud, si le conviene.

La Defensa (Alcoy). 28 de mayo de 1904: Tras larga y penosa enfermedad, falleció a las doce de la noche del miércoles último en Orihuela, D. Adolfo Clavarana Bofill, hijo del distinguido periodista católico y director de La Lectura Popular de aquella población, D. Adolfo Claravana Garriga, reconciliado fervorosamente con los auxilios de nuestra sacrosanta Religión.

La justicia de la tierra condenó hace pocos días por delito de imprenta al joven Clavarana, con la pena de destierro, pero la justicia divina parece ha querido premiar al valiente escritor desterrándole de este mundo de miserias y bajezas. Dios le haya acogido en su amoroso seno.

La Comarca. 28 de mayo de 1904: Entierro. Ayer tarde fue conducido a su última morada el cadáver del que en vida fue D. Adolfo Clavarana y Bofill.

Aun abusando de la frase de cajón en estas reseñas de que el acto fue una imponente manifestación de duelo, nunca con más propiedad se puede aplicar. Todas las clases de la sociedad tuvieron representación en el fúnebre cortejo, evidente prueba de las simpatías que el finado gozaba en esta ciudad y de las que goza su señor padre.

Largas filas de asilados, pobres y labradores precedían al féretro con luces y, tras la parroquia del Salvador, con cruz alzada, seguía el cadáver encerrado en lujoso ataúd.

En la presidencia del duelo iban los individuos de la familia D. José Clavarana, D. Carlos Bofill, D. Eduardo G. Mazparrota y don Joaquín Cartagena y algunos sacerdotes y Padres de la Compañía de Jesús. Reiteramos a toda su distinguida y apenada familia nuestro más sentido pésame.

El 14 de Febrero de 1905 día de San Valentín, destrozado por la muerte de su hijo y con múltiples achaques, Clavarana falleció de bronco neumonía a los sesenta años en su domicilio de la calle de Bellot en Orihuela.

Cuando se le anunció lo grave de su enfermedad y la conveniencia de administrarle los últimos Sacramentos acogió la noticia con muestras, no de resignación, sino de admirable alegría, así que los recibió con serenidad imperturbable y con la devoción y piedad propias de un santo.

Fortalecido ya con los auxilios de la Iglesia, creyó que ya no necesitaba nada más; y así mandó que nadie entrara a su aposento fuera de las personas absolutamente necesarias. Quería estar unido muy de veras con Dios.

Ya entrada la agonía, con el fin de aliviarle en los accesos de tos violenta y en las angustias que le iban aumentando, le quitó su hija el crucifijo que estrechaba en sus manos; mas al instante con voz apagada sí, pero aun resuelta dijo prontamente: «Venga, venga lo que es mío», y dándole de nuevo el Crucifijo, lo acercó a sus labios y con efusión y ternura lo besó una y muchas veces; y levantaba los ojos y lo miraba confiadamente.

¡Cuántos besos volvía a imprimir en la imagen de su Salvador crucificado! Allí tenía su alivio, su esperanza, su recompensa.

Avanzaba ya la última noche y empezaba ya a rayar el alba. El hombre de Dios, que hasta entonces había conservado claro el entendimiento y había gozado de tan serena tranquilidad, que llegó a sentir escrúpulo de ello, perdió por momentos el uso de los sentidos.

Tal estado duraría como media hora escasamente…. A las 5 y 15 entregaba su hermoso espíritu a Dios, a los 60 años, 5 meses y 5 días de su edad; y 28 años de su conversión. (UN TESTIGO OCULAR, en La Vega del Segura, 4 de marzo de 1905).

Su entierro fue una enorme manifestación de duelo popular; y la noticia corrió durante semanas por los periódicos católicos de toda España y América Latina.

Su leyenda de «apóstol» siguió engrandeciéndose después de muerto y sus obras se reeditaron hasta la saciedad.

La Vega del Segura. 14 de febrero de 1905: Esta mañana a las cinco, entregó su alma a Dios, D. Adolfo Clavarana y Garriga, fundador y director de «La Lectura Popular» y uno de los primeros periodistas católicos del mundo.

La prensa católica ha perdido uno de sus más valientes campeones y Orihuela uno de sus hijos más ilustres. Al dar a la familia del finado nuestro más sentido pésame, le hacemos presente la parte activa que en su pena tomamos, como católicos, como periodistas y como oriolanos.

La Vega del Segura prepara un número extraordinario, dedicado al orcelitano ilustre y al periodista católico, que aparecerá el día que se cumpla el novenario de su fallecimiento.

Entierro Adolfo Clavarana. Calle del Ángel. Fotografía de P. Correu. En «La Vega del Segura» 4 de marzo de 1905.

El Siglo Futuro. 15 de febrero de 1905: Hoy ha fallecido D. Adolfo Clavarana Garriga; director que era del periódico católico La Lectura Popular, abogado distinguido y literato insigne, que hizo célebre su nombre en Europa y América con ingeniosos escritos que brotaron de su elocuente y brillante pluma. El fallecimiento de tan estimado caballero ha sido muy sentido, causando general pesar.

El Sr. Clavarana ha fallecido después de una larga enfermedad, soportada con edificante resignación cristiana. El finado militaba en el partido integrista siendo una de las figuras de más relieve del mismo. Deja varios escritos dedicados a las clases trabajadoras.

En Orihuela gozaba de general estimación por su afabilidad, ameno trato y sólida cultura. Con la muerte del Sr. Clavarana ha perdido Orihuela uno de sus hijos más ilustres, y la causa católica uno de sus más valientes campeones. El entierro se verificará mañana, prometiendo resultar una imponente manifestación de duelo.

Entierro Adolfo Clavarana. En los Hostales. Fotografías de P. Correu. En “La Vega del Segura” 4 de marzo de 1905.

El Siglo Futuro. 15 de febrero de 1905: Muchos pésames recibimos ayer por la muerte de Clavarana, de sacerdotes y religiosos, de personas de toda clase y condición que, cuando se enteraron de la noticia, manifestaron la pena que sentían por la desaparición del «primer adalid que tenía hoy en España nuestra santa causa».

—Ha muerto un gran caudillo de Dios; nos decía un sacerdote. Y es verdad; porque Clavarana, escritor y político, en su casa y en su periódico, con su palabra y con su pluma, ha sido eso, un hombre lleno de Dios, en honra y gloria del cual y por amor del prójimo, ha consumido su bendita existencia, desde el día que, como otro Santo, oyó el llamamiento de la gracia y correspondió a ella, con todo el fuego de su corazón ardiente y nobilísimo.

Entierro Adolfo Clavarana. Despedida en Capuchinos. Fotografía de P. Correu. En «La Vega del Segura» 4 de marzo de 1905.

El Siglo Futuro. 15 de febrero de 1905: La muerte de Clavarana llenará de aflicción a todos los buenos católicos, y millares y millares de corazones acompañarán en su luto a «EL SIGLO FUTURO».

Si España fuera aún España, hoy sería un día de conmoción y duelo universal para los españoles. La pérdida es muy grande y dolorosa, y el vacío que deja imposible de llenar.

No creo que nadie, por medio de la prensa periódica, haya hecho tanto bien en estos tiempos como el hombre insigne y gran cristiano que acaba de morir.

Eco de la Alcarria, semanario católico. 22 de febrero de 1905: Don Adolfo Clavarana era un sabio y era un santo. Era un gigante en sabiduría y santidad. Y el vacío que deja en la propaganda y vindicación católica es imposible de llenar cumplidamente.

Clavarana ya descansa en el Señor y ha muerto, como mueren los valientes, en la brecha y disparando contra el execrable liberalismo, desde su inexpugnable fortaleza La Lectura Popular, los más certeros y punzantes dardos de su copiosa e inexhausta aljaba.

Y con su desaparición y con su muerte la España católica ha perdido uno de sus ilustres y hábiles caudillos, una de sus potentes inteligencias, una de sus glorias más inmarcesibles y la pluma mejor templada y más curtida en la vindicación y defensa del catolicismo y de la iglesia.

Dios nos lo dio; Dios nos lo quitó; sea Dios siempre bendito.

Entierro Adolfo Clavarana. Despedida en el cementerio. Fotografía de P. Correu. En “La Vega del Segura” 4 de marzo de 1905.

La Lectura Popular. 1 de marzo de 1905: DON ADOLFO CLAVARANA Y GARRIGA. Cuando el alma está saturada de amargura, difícilmente puede articularse la palabra: lágrimas solo brotan del corazón.

Aún no había dejado de manar sangre la herida abierta por el fallecimiento del malogrado joven D. Adolfo Clavarana Bofill ferviente colaborador en esta obra y cuya pérdida aún llorábamos; apenas habían transcurrido cinco años de la muerte de su otro hijo D. José, joven en quien por sus excepcionales facultades teníamos todas puestos nuestros ojos y se abre de nuevo la tumba para recibir los mortales despojos del padre dolorido, del esposo amantísimo; del hombre incomparable que fundó y dirigió esta humilde publicación, en la cual vertió los raudales de su entendimiento y los fervores de su alma enamorada de la verdad y puesta fidelísimamente a su servicio.

D. Adolfo Clavarana Garriga ha dejado este mundo a los sesenta años de edad sin que los padecimientos físicos que de antiguo le aquejaban, ni los sinsabores y contradicciones de que siempre halló sembrado su camino lograran doblegar aquel espíritu consagrado por entero a la lucha de cuyos resultados pende la dicha o la perdición de los hombres y de los pueblos…

… No podemos expresar cuánto agradecemos estas muestras de cristiana fraternidad; y así en nombre de la familia de Don Adolfo Clavarana como en el de La Lectura Popular, enviamos a todos un cordialísimo “Dios se lo pague”…

…Con el favor de Dios iremos publicando algunos trabajos que nuestro llorado Director deja inéditos, unos concluidos, y otros a falta de la última mano. Pidan por nosotros con ahínco nuestros amigos para que Dios nos tenga de la suya. La Redacción.

La Lectura Popular. 1 de marzo de 1905: CLAVARANA Y LA PRENSA. El inimitable y venerado maestro, el compañero y amigo del alma, el brillante escritor, el esforzado paladín de la causa católica, el genial e infatigable periodista Adolfo Clavarana ha muerto.

Su colosal figura se destacará siempre ocupando un lugar preeminente entre los polemistas católicos que han reñido con la impiedad recias batallas en estos aciagos tiempos, por eso el vacío que su muerte deja en nuestras filas es imposible de llenar, la herida que esta separación nos produce, es de aquellas que nunca se restañan. La prensa católica está de duelo…  

…Los últimos momentos de Clavarana han sido los de un santo. A vida de trabajo y de sacrificio consagrada a Dios no podía menos de seguir la envidiable muerte que ha tenido.

El que estas líneas escribe ha tenido el consuelo de recibir una de las postreras miradas del ilustre escritor, una de aquellas miradas suyas penetrantes, inteligentes que encerraban un mundo de ideas…

Desaparecido el padre, su hijo Julián se encargó de la revista y de la imprenta.

El conquistador. 1 de junio de 1911: BIBLIOGRAFIA . Adolfo Clavarana. Hemos recibido en esta Redacción la conferencia que el correcto y renombrado escritor D. Amancio Meseguer ha pronunciado en Barcelona sobre el insigne fundador de La Lectura Popular, D. Adolfo Clavarana Garriga.

Hablando del mejor de los discípulos de Clavarana redunda toda alabanza, ello de por sí se alaba. Con precisión admirable nos da todas las fechas de la vida de Don Adolfo y sus primeras ocupaciones, retratando con pinceladas de maestro al genio que no cabía detrás del mostrador que ataba sus alas, por eso más que en drogas pensaba en Balmes y se le encontraba solitario engolfado de continuo en sus habituales meditaciones.

Pinta después con galanura inimitable sus travesuras y destreza en el terreno político, durante su permanencia en el partido liberal, su carácter impetuoso e insosegable, la rectitud y energía de su alma por fin cae doblegada al poder de la gracia.

Convertido en sencillo, caritativo, generoso y de fortaleza inquebrantable; es modelo de padres, de amos, de cristianos; pero como las grandes almas no caben en los estrechos límites de una familia, sino que vuelan arrastrando a la sociedad y señalando su paso por la historia, Clavarana siente la necesidad de hacer algo más y funda un periódico, La Lectura Popular, obra que Dios premia llegando a tirar 70.000 ejemplares.

Tales decisiones le acarrean el odio de los liberales que ¡oh poder de la pasión! le tachan de vividor y le calumnian, a pesar de lo cual Clavarana ni siquiera una vez hizo uso de su finísima ironía, no permitiéndose ni las licencias que antes de convertirse se permitía con sus amigos.

Con el poder atrayente de su pluma sigue el Sr. Meseguer, presentando al biografiado como antiliberal predicando contra los errores que profesó.

Habla después con mucha soltura y sal de los trabajos de La Lectura Popular, donde nos presenta al hombre privado, y si siempre se ha dicho que no hay hombre grande para su ayuda de cámara, con Clavarana acaece lo contrario, el hombre privado es tan grande que su grandeza corre parejas con la fama del escritor.

La última parte de la Conferencia donde trata de Clavarana como apologista, la forman los juicios más notables que de Clavarana se han publicado todos ellos de mucho valor y algunos de excepcional mérito, en lo cual ha obrado muy bien el Sr. Meseguer.

Porque así resalta mejor la obra del apologista resaltando como resaltan y conviniendo como convienen todos los críticos en las mismas apreciaciones a pesar de haber escrito sin leerse unos a otros en la mayoría de los casos y de no haber tenido todos la misma intención, ni participar del mismo criterio, pues no todos los juicios fueron escritos para honrar al maestro, sino para juzgar al escritor.

Resalta en la obra del Sr. Meseguer, orden, concisión, amenidad y el poder subyugador de una frase castiza y limpia bebida en los mejores autores clásicos.

Su estilo es terso, sin redundancias superfluas, sin pleonasmos cargantes, sin figuras empalagosas; corre su pluma con facilidad y tiene un excelente oído para la música de la palabra.

Maneja con singular destreza el diálogo y posee el difícil arte de preparar los finales, por eso la Conferencia se lee sin cansancio, de una sentada, como he oído a muchas personas ilustradas que lo han hecho y así sucedió al que estas líneas escribe.

Damos la más cordial enhorabuena al autor y recomendamos al público su obra que se vende en la calle del Colegio número 15 al módico precio de 50 céntimos.

La Voz de Alicante. Esquela primer aniversario.

En el noveno aniversario de su muerte, Orihuela se acordó de que a don Adolfo no le habían dado una triste calle ni le habían levantado un monumento. ¡Cosas de Liberales!

La correspondencia de Orihuela. 5 de febrero de 1914: CLAVARANA. El día catorce del actual se cumplirá el noveno aniversario de la muerte del gran escritor D. Adolfo Clavarana y Garriga. El mundo católico, lloró la muerte del excelso polemista, que logró atraer hacia Orihuela, miradas de admiración de todos los puntos de la tierra.

El nombre de Orihuela se conoció en muchas partes de Europa y América, por la circulación de la benemérita e inimitable «Lectura Popular»; no obstante, Orihuela bien poco ha hecho en honor de Clavarana; un número extraordinario de «La Vega del Segura», unos funerales y el notable libro «Adolfo Clavarana», de D. Amancio Meseguer.

Ni en una piedra ha puesto su nombre; ni una lápida eterniza su gloria; ni una calle tiene por título su apellido, ¿No es acto doloroso? Cuando se pasen muchos años será más admirado en su patria chica Clavarana.

Cuando el lodo de la generación actual, desaparezca con ella, y el espíritu de Clavarana alumbre con todo el apogeo de su gloria, el gran escritor tendrá estatua, tendrá calles que lleven su nombre, y será glorificado como se merece.

Hacemos este recuerdo, por si el Ayuntamiento de Orihuela, al cumplirse el noveno aniversario de la muerte de Clavarana, se digna tomar algún acuerdo, encaminado a honrar la memoria del ilustre oriolano.

… Cuanto se haga por el insigne escritor orcelitano, será poco. Orihuela aplaudiría cualquier acto en honor de su preclaro hijo.

El 26 de febrero de 1914 la propuesta llegó a la sesión municipal. El concejal García Mercader, director de «El Eco de Orihuela», órgano del Partido Conservador, pidió titular la calle del Colegio con el nombre de Adolfo Clavarana.

El Eco de Orihuela. 27 de febrero 1914: Acuerdo digno de aplauso. Nuestro Ayuntamiento celebró ayer sesión en primera convocatoria. Despachados los asuntos puestos en la orden del día, nuestro director Sr. García Mercader usó de la palabra en estos o parecidos términos:

«Señores concejales: el Ayuntamiento, en sesión celebrada el 5 de abril del pasado año acordó rotular con el nombre del Dr. Sarget la calle de la Feria.

Ese homenaje tributado a un hijo ilustre de Orihuela, que por lo merecido y justiciero recibió el asentimiento y aplauso de toda la opinión, aun no se ha cumplido, a pesar de haber transcurrido cerca de un año».

Yo demando de la Corporación, acuerde el inmediato cumplimiento de lo que toda Orihuela recibió con gran aplauso y también pido se repare una injusticia cometida con otro oriolano no menos ilustre y que tantos días de gloria legó a su patria chica; me refiero al excelente y chispeante escritor don Adolfo Clavarana Garriga, con cuyo nombre pido se rotule la calle del Colegio.

El Ayuntamiento por unanimidad acordó en consonancia con lo pedido por nuestro director y nos consta que el Sr. Alcalde ha encargado ya las lápidas que han de rotular dichas calles y en cuanto se reciban, se procederá a descubrirlas dándole al acto la debida solemnidad.

Hasta cierto punto era comprensible la pasividad de los liberales en el asunto. Clavarana había sido su más feroz enemigo.

La propuesta fue aceptada, pero la placa no se colocó tan fácilmente.

Antes de ver la calle titulada, como en una maldición bíblica falleció su hijo Julián; el último varón de la familia. Ya sólo quedaban Dolores y Teresa.

El diario. 20 de octubre de 1914: Esta mañana le han sido administrados los últimos sacramentos a nuestro distinguido amigo particular el letrado y director del quincenario local «La Lectura Popular» D. Julián Clavarana; por el restablecimiento del paciente nos interesamos de todas veras.

El diario. 23 de octubre de 1914: Víctima de penosa y larga enfermedad, falleció anoche nuestro distinguido amigo el joven abogado y director de «La Lectura Popular» D. Julián Clavarana Bofill, cuya muerte ha sido generalmente sentida por las grandes simpatías de que el finado gozaba.

Descanse en paz y reciba su atribulada y distinguida familia la expresión sincera del pesar que experimenta la redacción de «El Diario».

El Conquistador. 24 de octubre de 1914: A las once de la noche del 22, de este mes exhaló el último suspiro el Director de «La Lectura Popular» D. Julián Clavarana Bofill. Nos asociamos al justo dolor que por tamaña desgracia siente la familia del finado.

La Vigilia de la Adoración Nocturna establecida en Capuchinos se aplicará hoy por el eterno descanso del alma de D. Julián Clavarana, a cuya Asociación perteneció en vida como «honorario».

En abril de 1918 fue el Señor Martínez Arenas el encargado de volver a pedir la reparación de la «deuda sagrada» que el Ayuntamiento tenía contraída con dos muertos ilustres (Sarget y Clavarana); y por fin pusieron la placa en la calle donde don Adolfo había nacido.

Fotografía Ajomalba.

En 1931 llegó la II República y acordaron cambiarle el nombre por el de Francisco Ferrer Guardia. Pero la familia del señor Clavarana, encabezada por su viuda, consiguió convencer al consistorio republicano para que respetase el nombre de «tan ilustre hijo de Orihuela».

Revocado el acuerdo, el título de Ferrer Guardia recayó en la vecina calle de Santa Lucía.

Josefa Bofill Regidor, viuda de Adolfo Clavarana. Tras ella, su retrato. Archivo Lourdes Clavarana Caballero.

La viuda de Clavarana no sólo vivió para enterrar a su último hijo y ver puesta la placa.

En 1924 veraneaba en Torrevieja con su hija Teresa y sus nietos Rosarito y Adolfo Clavarana Fernández, estudiante de Medicina.

Falleció el 8 de octubre de 1931.

En cuanto a «La Lectura Popular», aguantó también hasta la II República; concretamente hasta octubre de 1932, cuando se publicó la esquela de la viuda.

A la muerte de Julián Clavarana siguió funcionando en manos de Amancio Meseguer. También la dirigió y redactó nada menos que don Luis Almarcha.

Adolfo nunca imaginó que su criatura sería la publicación más longeva de la prensa de Orihuela y que llegaría a estar en las manos de un futuro obispo de León. Seguro que le habría hecho ilusión.

Esto es lo que he recopilado hasta ahora sobre el personaje. Cualquier detalle o documento que localice, será añadido.

Si encontráis algún error, disponéis de fotografías o información añadida, será un placer incorporarlas.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Mi agradecimiento a Javier Sánchez Portas, a José Manuel Dayas y a Lourdes Clavarana Caballero.

Diego de Orihuela y el Cocodrillo.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Inicio del libro 2, II parte. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

En 1861, la comisión municipal encargada del nomenclátor de las calles de Orihuela, propuso un nombre para la calle de Arriba desconocido al menos para mí.

La Calle de Arriba, trocando su nombre que nada significa por el de Calle de Diego de Orihuela, honrará la memoria del esforzado batallador, hijo de esta Ciudad, cuya menor gloria fue librar a ésta, con riesgo de su persona, de los furores de un monstruo que anidaba en sus próximos bosques.

Habían propuesto calles para la Armengola, para Hernando de Marfa, Íñigo de Arún, Juan Jover, Ibáñez de Oriol, Gil y Llovet, personajes que figuran en dicha leyenda.

También para Juan de Eslava, destacado en la Guerra de los dos Pedros; pero ¿Quién era el dichoso Diego de Orihuela?

Siguiendo la pista de los míticos guerreros oriolanos, conseguí localizar al personaje en el capítulo treinta de la segunda parte del libro II del Compendio Histórico Oriolano de Josef Montesinos, titulado «Varones ilustres en armas».

En el punto «Clase de Señores Capitanes», aparece Don Diego Orihuela Olivares Ruidons y Loaces. Una especie de superhéroe; una mezcla entre el «capitán América» y San Jorge.

De haber triunfado, como la de la Armengola, esta podría formar parte de nuestras leyendas. Mira que he leído fantasías de Montesinos; pero esta se lleva la palma.

La biografía del «Capitán Orihuela» es tan delirante (hasta para el propio Montesinos) que paso a transcribirla literalmente.

El Capitán Diego de Orihuela.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Capítulo 30 del libro 2, II parte. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Clase de Señores Capitanes 1. Don Diego Orihuela Olivares Ruidons y Loaces (merece en mi estimación el primer lugar entre los de su clase), célebre Héroe por su valor, por su animosidad, por su prudencia y por su honradez; desde niño se inclinó y aficionó a las armas; solo su aspecto hacía temblar a los enemigos; era tal cual lo estampa aquí mi pluma para memoria de los venideros.

Este Iltre. Héroe sirvió en los Rs. Ejércitos de los Sres. Don Fernando II de Aragón; Don Felipe I de Austria, su yerno; y el grande emperador Carlos V, que le estimó sobremanera.

Se halló en las Guerras de Alemania, Italia y Nápoles, en las que obró prodigios su valerosa espada, destrozando y matando innumerables enemigos.

En el vestir, calzar y comer se trataba como si fuera un pobre soldado; se quitaba el pan de la boca para socorrer a cualquier súbdito, si le veía necesitado. Cuidaba todo el ejército, y si veía que algún soldado estaba fatigado, hacía por él la guardia y desempeñaba sus obligaciones.

Don Diego Orihuela Olivares Ruidons y Loaces, según Montesinos. Compendio Histórico Oriolano. Libro 2, II parte. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Estando en Lombardía le rodearon 27 soldados para quitarle la vida; pero él solo con su espada (aunque a costa de varias heridas que sanó y dos dedos que le cortaron), acabó con ellos, les cortó las cabezas, y enrrastradas con un cordel, las presentó al Excmo. Sr. Marqués de Camargo, su General.

Se admiró este y le dixo: Don Diego, guarde a otra vez su vida, y no se exponga a tanto peligro; pero intrépido y cortés respondió:  Sr. Marqués, la Milicia es el más fuerte escalón en que hace pie la más acreditada Nobleza; por eso es Máxima del valor en ella, el vivir con Victoria, o morir con fortaleza.

Buelto a España trabaxó intrépidamente contra los Moros de Granada, y entre las valerosas hazañas que hizo, una fue la de haver vencido y destrozado con su compañía bien aguerrida a 1400 Moros que se le pusieron delante.

Socorrió (por hallarse en grave peligro) al Exército de Lorca, y a las Villas de Velilla, Zelda, Ugesar y Aguaderas, con sus castillos y fortalezas.

A fin de que se ampliara más el Exército Cathólico, se halló en la Batalla y feliz Victoria de las Escuchas, cerca de Lorca, a tres leguas de distancia, en cuyo sitio acometió sin temor alguno a los Moros de Almería y ambos Vélez, en número de 500 peones y 300 ginetes con muy pocos soldados de su Regimiento; por estar repartidos en la defensa de varios pueblos.

Se halló en la desgraciada jornada de Argel, que hizo Carlos V. a cuya empresa no se adhirió por contemplarla peligrosa, como así sucedió.

En fin, accidentado y lleno de heridas y cicatrices, con media nariz y tres dedos menos, con licencia del César, se retiró a esta su Patria la Fidelísima Ciudad de Orihuela, que a la sazón se hallaba afligida por una monstruosa fiera llamada Cocodrillo, que salía en las cercanías de esta ciudad, hacia las puntas de Albatera y Sierra de Callosa, cuyo término estaba cubierto de espesísimas pinadas, carrizales y jarrales que producían fieros monstruos como lobos, zorras, leopardos, ossos, venados y cammos.

La palabra «cocodrillo» aparece en el Tesoro de los diccionarios históricos de la lengua española como antiguo sinónimo de cocodrilo.

La fiera de que hablamos, con su aspecto: piel llena de escamas que retrocedían las balas que a ella llegaban, espantosos silvos y cruel voracidad; tenía amedrentados a los sujetos de mayor valor; mató y se comió a innumerables de los que transitaban por los caminos, y a los que salieron en repetidas ocasiones a asesinarla; sirviendo de pasto los miserables a su insaciable voracidad.

El ilustre capitán don Diego, cual otro esforzado David contra Goliat, esforzado y animoso, fortalecido con el dulce Nombre de Jesús, y con la seguridad de que en todas la Iglesias de la Ciudad se exponía el Señor Sacramentado en la mañana del día 19 de Septiembre de 1547, se determinó a salir y matar a la fiera que tantos daños causaba.  

En efecto, vestido de hierro, puesto en su caballo con lanza, rodela y daga, se fue al paraje donde el monstruo salía; el que luego que sintió las herraduras del caballo, se le presentó en medio del camino.

Pero generosamente animado con el Nombre de Jesús, enrristró la lanza y acometiendo brioso se la entró por la garganta; y echando pie a tierra lidió con la fiera que sostenía apretadamente con la lanza, y echando mano a la daga, arma corta de dos filos, se la metió por los delgados de la barriga que tenía blandos, e hiriéndola de muerte exhaló en sus manos el último aliento con tales bramidos que atemorizó las selvas y las innumerables gentes que armadas estaba desde lexos, esperando algún miserable, catástrofe en el valeroso Dn. Diego.

Conseguido el triunfo; amarrada la fiera con fuertes cordeles, tirados por doce bueyes, fue trayda a la Plaza Mayor de Orihuela, donde se vio su monstruosidad terrible: tenía cabeza de dragón, escamas como ballena, su cuerpo como de cuatro toros, los pies pequeños y la cola enroscada como de sierpe.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Capítulo 30 del libro 2, II parte. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Tenía de peso 99 arrobas castellanas; según la relación testimoniada que se envió al emperador Carlos V al otro día del triunfo que fue Domingo día 20 de Septiembre de 1547.

Congregados ambos Muy Ilustres Cabildos en la insigne Colegiata Iglesia del Salvador, que al presente es la Santa Cathedral, se cantó en acción de gracias al Todopoderoso el sagrado cántico del Te Deum, a lo que se siguieron tres noches de luminarias, con vistosos juegos de cañas, toros, corridas y costosos disparos de Artillería.

Por acuerdo del Ilustre Ayuntamiento se colocó su busto montado a caballo, armado de hierro con morrión, espaldar y lanza y el monstruo a sus pies, en memoria del triunfo y agradecimiento al dicho señor capitán que al presente se conserva en las salas Consistoriales Oriolanas con esta inscripción que aquí se copia:

Don Diego de Orihuela. Insigne Capitán de Infantería. Mató una Fiera llamada Cocodrillo que atemorizaba los Pueblos Comarcanos.

Este Grande e Ilte. Capitán que tantas hazañas hizo en defensa de sus Reyes y de su Patria, falleció en ella, en estado de celibato, el día 24 de Mayo de 1553, a los 65 años de su Edad.

Su entierro fue plausible y su cadáver, llevado previamente en triunfo, fue sepultado por su especial devoción en la Iglesia de Ntra. Sra. de Monserrate, junto a las gradas de su propia capilla, en donde rezaba y oraba con mucha frecuencia.     

Qué imaginación tenía el bueno de Montesinos. En su disculpa alegaremos que, entre los siglos XVI y XVIII, gracias al conocimiento de nuevas especies en América y África, se tejieron nuevas leyendas con cocodrilos o temibles lagartos por toda España. Por ejemplo la del dragón del patriarca, en Valencia; o la del «Drac de na Noca», en Palma…    

 Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba), historias de Orihuela, fotos, postcast y vídeos.