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Los casinos oriolanos y el vínculo de Pizana

Casino Orcelitano. Principios del siglo XX. Colección Jesús R. Tejuelo.

Los casinos oriolanos y el vínculo de Pizana

El «Circulo Orcelitano», precursor y germen del actual casino, se fundó en 1848; quedando inmortalizado en el plano de Francisco Coello publicado en 1859 dentro del «Atlas de España y sus posesiones de Ultramar».

Lo cita en su punto 16, localizado en la calle llamada del Ángel, actualmente calle López Pozas, esquina con la subida al puente.

Plano de Francisco Coello, publicado en 1859. Fragmento.

Circulo Orcelitano. Se fundó en 1848 en la casa que actualmente (principios del siglo XX) pertenece a D. José Cartagena Rocamora, en el final de la calle Mayor o principio de la del Ángel, es decir en la subida del puente viejo; y más tarde se trasladó a la de D. Carlos Roca, en la Puerta Nueva, hasta que en 12 de enero de 1868 se fusionó con el siguiente. Regíase por un reglamento fechado en 21 de Noviembre de 1848.

La cita anterior pertenece a los «Datos sueltos para la continuación de la Historia de Orihuela» de Ernesto Gisbert Ballesteros.

Concretamente estaba emplazado en el edificio que construyó Luis Abadía utilizando los terrenos resultantes de la demolición del viejo ayuntamiento. Edificio que su viuda, Josefa Larranzi, se vio obligada a malvender en ese año de 1848 para hacer frente a sus múltiples acreedores.

Luego se mudaron al Paseo; para acabar fusionados al «Casino Orcelitano», sociedad recreativa que inauguró sus nuevas instalaciones en la casa de Pizana, en los Hostales, en junio de 1864.

Edificio que fue casa de los Pizana y sede del «Casino Orcelitano». Colección Javier Sánchez Portas. Detalle.

Así lo cita Gisbert Ballesteros a principios del siglo XX:

Casino. Se estableció en 1864 con estatutos aprobados en 24 de febrero en la calle de los Hostales y casa que fue de D. Luis Pizana, habiéndose edificado de Planta en la calle de Loazes, en el terreno que existió la posada del mismo dueño.

Y así quedó inmortalizada su inauguración en la prensa de época:

La Correspondencia de España. 10 de junio de 1864: Según noticias que recibimos de Orihuela, el día 5 se verificó allí la inauguración del nuevo Casino.

A las doce de la mañana tuvo lugar la apertura, con asistencia del Excmo. Señor obispo de la diócesis, del digno juez de primera instancia y da una numerosa y escogida concurrencia, pronunciándose discursos brillantes y alusivos al acto, y sirviéndose con verdadera profusión dulces y helados a los concurrentes, mientras la banda de música de la ciudad amenizaba el rato, tocando piezas escogidas a la puerta del local, decorado con gusto y esplendidez, principalmente la escalera, el patio y el magnífico salón destinado a juntas generales.

Por la noche se dio un gran baile, en el que entre cientos de luces y perfumados ramilletes, lucieron su belleza y elegancia las hijas del Segura. Al día siguiente se permitió la entrada en el local a cuantas personas quisieron verle, pasando de tres mil los que visitaron este establecimiento, digno de la ilustrada Orihuela, que así sabe responder a la civilizadora voz de nuestro siglo.

¿Quién era ese Pizana que titulaba casa y posada?

En 1747 Luis Roca y Moncada había «principiado a construir y edificar una casa principal, en el sitio que estaban fundadas las pertenecientes a su mayorazgo, fronteras a las del mayorazgo de Gerónimo Pizana y Ruiz, posada incluida».

Con el propósito de hermosear el frontis y dar línea recta al edificio pidió licencia al ayuntamiento y «principió el simiento de la fachada». Pero el de Pizana «salió en justicia poniendo denunciación de nueva obra», alegando perjuicios para sus casas.

Casas de Roca y de Pizana. Colección Javier Sánchez Portas.

Para evitar «costosos litigios, inquietudes y enemistades más dignas de reparo entre personas ilustres de tan cercano parentesco» firmaron una concordia ante el escribano Juan Ramón de Rufete (1).

En ella don Gerónimo aceptó retirar la demanda permitiendo continuar la obra «sin embarazo alguno». A cambio, don Luis demolió una pequeña casa de su propiedad sita al costado de levante de las de Pizana, quedando el solar a beneficio de ambas partes.

Cúpulas de los dos palacios. Colección Javier Sánchez Portas.

Además, el de Pizana se comprometió de por vida a no elevar obra alguna por encima de la alzada que entonces tenía, a fin de no impedir las vistas de la nueva y preciosa casa, la misma que hoy alberga el Hotel Tudemir.

Gerónimo Pizana y Muñoz, Coronel de los Ejércitos Nacionales.

A comienzos del siglo XIX el mayorazgo de Pizana estaba en manos del oriolano Gerónimo Pizana y Muñoz, Coronel de los Ejércitos Nacionales fallecido en 1820.

Le sucedió en el vínculo Luis Manuel Pizana Ramírez, vecino de Madrid, heredando entre otras propiedades la añeja posada y las casas números 2, 4 y 6 de la calle de los Hostales.

En diciembre de 1840, Luis Manuel compró a un cura de Lorca dos casas anexas a las suyas. El religioso actuaba como albacea testamentario de Francisca J. Molina Muro, viuda de Gerónimo García de Espejo, antes Pizana y Avellán (2). La primera casa esquinaba con el callejón. La segunda, muy descuidada, estaba dentro del mismo.

Así pues, a mediados del siglo XIX, la manzana comprendida entre la calle de los Hostales, la del Puente Nuevo y el callejón del molino pertenecían a Luis Manuel Pizana. Aclarado un poco el linajudo origen de este apellido continuaremos hablando de los casinos.

El «Casino Orcelitano» y el «Círculo de la Unión».

Ya he dicho que en 1868 desapareció el «Círculo Orcelitano», fusionado con el «Casino Orcelitano».

El Oriolano. 26 de noviembre de 1885: La dueña del Café del Casino acaba de recibir de Francia una remesa de bebidas de todas clases, entre las que figuran cien botellas de Coñac de la clase más superior que se conoce.

Hasta el año 1885, el único Casino de Orihuela estaba establecido en los Hostales y albergaba a toda la sociedad oriolana. Los socios más jóvenes se planteaban incorporar parcialmente a las damas, en un gesto de apertura y modernidad.

El Oriolano. 19 de diciembre de 1885: Algunos jóvenes tienen el propósito de rogar a la junta directiva, que según reglamento ha de nombrarse muy pronto en la sociedad Casino Orcelitano, dé en los salones del mismo algunas veladas literarias, invitando a ellas a nuestras paisanas.

La nochebuena de 1885 la prensa local anunció una junta general para elegir a la directiva.

El Oriolano. 24 de diciembre de 1885: El sábado, 26 del corriente mes, se reunirán los socios del Casino Orcelitano en junta general, para proceder a la elección de la directiva, según previenen los estatutos.

La juventud perteneciente a dicha sociedad se propone, según parece, presentar su candidatura, y solicitar de la nueva junta, la celebración de algunos bailes y conciertos. Nos alegraremos que consigan lo que desean y que las damas coadyuven con su presencia a la realización del pensamiento.

El Oriolano. 29 de diciembre de 1885: En la junta general celebrada el día 26 por la sociedad Casino Orcelitano para la renovación anual de la junta Directiva, se presentó una sola candidatura que quedó aprobada en la siguiente forma:

Presidente: D. Julián de Torres y Calzado. Vice-Presidente: D. Manuel Picazo. Vocales: D. Filomeno Lizón Lacárcel y D. Abelardo Teruel. Inspectores: D. José María López Gonzálvez y D. Antonio Bonafós Mas. Tesorero: D. Francisco Germán. Secretario: D. José Ferrer.

Según las cuentas leídas, dicha sociedad cuenta con una existencia efectiva de 10.794,24 pesetas.

En 1886 nacía en Orihuela otra sociedad para el ocio y recreo de sus clases dominantes. La versión oriolana del llamado «Pacto del Pardo» entre Cánovas y Sagasta, había devuelto la vara municipal al fusionista Francisco Ballesteros Villanueva a comienzos de año.

De mala gana, el Partido Conservador encabezado por Matías Rebagliato y Pedro Ramón Mesples, cedió el gobierno municipal dejando en manos de Ballesteros las importantísimas obras de ensanche y modernización de la ciudad.

Francisco Ballesteros Villanueva.

Las enconadas disputas políticas dividieron a la oligarquía oriolana. Fusionistas y conservadores se declararon incapaces de continuar reuniéndose bajo el mismo techo. En febrero de ese mismo año aparecía «El Día», semanario de orientación conservadora. Orihuela contaba ya con tres periódicos.

La crónica. 6 de mayo 1886: Se ha inaugurado el café establecido en el círculo de la calle Mayor que con tal motivo se vio muy concurrido (…) El círculo también se inaugurará muy en breve; solo se espera darle la última mano y recibir la correspondiente autorización que se tiene solicitada. Se titulará Círculo de la Unión; y será su presidente efectivo y honorario el señor Mesples.

Se referían a un nuevo establecimiento recreativo llamado «Circulo de la Unión», presidido por el político conservador Pedro Ramón Mesples.

El Oriolano. 20 de mayo 1886: Aprobados por el gobernador civil de la provincia los estatutos del llamado Circulo de la Unión, se inaugurará oficialmente tan pronto como se reciban los muebles que se tienen encomendados para ese centro… de recreo.

El también llamado «casino de la calle Mayor», ubicado en el palacio de Campo-Salinas,  junto al Palacio Episcopal, fue inaugurado con banda de música la mañana del sábado 17 de julio de 1886.

El Diario de Orihuela. 17 de julio de 1886: A las once de hoy ha tenido lugar la inauguración del Círculo de la Unión. Terminada la lectura, de la memoria de creación de dicha sociedad, en breves y elocuentes frases dio gracias el presidente Sr. Mesples a los invitados por haberle honrado con su presencia, a lo cual contestó el Alcalde Sr. Ballesteros manifestando el reconocimiento de que estaba poseído por la atención que se le había dispensado invitándole a tan solemne acto y haciendo votos, al terminar, por la vida y prosperidad de tan distinguido Círculo. La banda de música ha amenizado el acto, atrayendo mucha gente a la calle Mayor.

A partir de ese momento, ambas sociedades rivalizaron en la organización de las más interesantes veladas musicales y las más concurridas fiestas.

Los socios más jóvenes del «Casino Orcelitano» seguían proponiendo invitar a las oriolanas para que, los domingos por la tarde después del paseo por la Glorieta, acudiesen a sus salones.

El Oriolano. 4 de septiembre de 1886: Algunos socios del Casino Orcelitano han acogido muy bien el proyecto de invitar a nuestras paisanas para que los domingos por la tarde y después de terminado el paseo de la Glorieta, concurran a los espaciosos salones de aquella sociedad, a imitación de lo que se viene haciendo en Murcia y otras poblaciones.

No sabemos hasta qué punto podrán realizarse las loables aspiraciones de los jóvenes iniciadores del pensamiento, conocido como es el modo de ser de nuestra elegante sociedad, pero no estará de más que se procure llevarlo a la práctica sin desmayar ante los primeros obstáculos, que nunca faltan a este género de inocentes pasatiempos.

El nuevo «casino de la calle Mayor» fue adquiriendo cada vez más protagonismo.

El Diario de Orihuela. 21 de febrero de 1887: La fiesta de más grandes alcances celebrada en el domingo que finó anoche, fue el magnífico y brillantísimo baile del Circulo de la Unión, primero celebrado en tan elegante sociedad y digno de figurar en la crónica coreográfica de Orihuela. Puede estar orgulloso el novel círculo y sus socios satisfechos de haber llevado a cabo una fiesta cuyo esplendor honra sobremanera al casino de la calle Mayor.

El nombramiento de un nuevo obispo ofreció la oportunidad de lucirse a ambas sociedades. En septiembre de 1886 el «Casino Orcelitano» proyectaba engalananar la fachada de su sede y erigir varios arcos en el trayecto que había de seguir el nuevo Prelado a su llegada.

En octubre tenían muy adelantados los preparativos, comisionando al arquitecto D. Rafael Mas para el adorno de la fachada que estaban ya blanqueando. Los del «Círculo de la Unión» no se quedaron atrás adornando también su local y buena parte de la calle Mayor.

El día. 10 de octubre de 1886: El Casino Orcelitano está blanqueando su fachada, y según se nos dice, tanto éste como el Círculo de la Unión, adornarán lujosamente sus edificios, y para el efecto se hallan ya haciendo los preparativos necesarios para que en su día aparezcan con todo el esplendor que requiere el caso; y para hacer un brillante obsequio, al virtuoso y sabio Prelado que viene a hacernos la honra de hospedarse en nuestra católica Orihuela.

El diario de Orihuela. 20 de octubre de 1886: En el Casino, el adorno era muy sencillo consistiendo en el revestimiento de ramaje de todas las líneas limitantes de las puertas de sus balcones y el engalanado de la baranda del terrado con gran profusión de gallardetes.

Su iluminación espléndida era admirable compuesta de innumerables vasos de color blanco y ostentando en la parte superior formado de luces muy unidas, el título del establecimiento, repetido por un trasparente de la extensión de la fachada y situado ante las barandas de los balcones en el cual se leía la siguiente inscripción: «El Casino, al Obispo de Orihuela».

El Casino Orcelitano en 1886. Esperando al obispo Maura. Colección A. Luis Galiano Pérez.

La calle Mayor era la mayor en el gusto exhibido en el adorno. En el centro de la calle hay un semiarco trasparente de un exquisito gusto y de mucho mérito artístico en el cual se lee a uno y otro lado la siguiente inscripción: Círculo de la Unión; el edificio de esta sociedad tiene revestida toda la fachada hasta el piso principal con mirto y geránios formando sobre las puertas elegantes arcos.

A pesar del buen gusto que ha precedido en el engalanamiento de esta calle puede decirse que su lucimiento lo ha tenido de noche por su profusa iluminación. Únicamente el Círculo de la Unión contaba en su fachada dos mil vasos de colores dispuestos en caprichosas líneas de bellísimos dibujos.

El día. 24 de octubre de 1886: El Casino Orcelitano y el Círculo de la Unión, se hallaban adornados desde la puerta de entrada hasta el terrado, con profusión de ramaje, gallardetes y banderolas. Era deslumbradora, la iluminación de ambos casinos.

En la del casino se leía por medio de un trasparente la siguiente inscripción: «El Casino, al Obispo de Orihuela». En el Círculo de la Unión, era tal la profusión de luces que en su fachada había, que se contaban dos mil vasos, formando bonitos dibujos la variación de sus colores.

El «Círculo de la Unión» fue languideciendo hasta desaparecer en 1890. Sus socios fueron pasando al nuevo casino.

El diario de Orihuela. 18 de julio 1889: Anteayer quedó cerrado el café de la calle Mayor. También se dice que en breve quedará disuelto por falta de socios el Círculo de la Unión. No tenemos nosotros tales noticias y sentiríamos que las nuestras fueran las equivocadas por que quedaría Orihuela sin uno de sus más bellos círculos de recreo.

El orcelitano. 30 de marzo 1890: Se dice, y parece haber tenido exacta confirmación la noticia, que el Sr. Gobernador de la provincia, ha mandado cerrar el «Círculo de la Unión» establecido en la calle Mayor de esta ciudad. También se dice, que la causa que ha motivado la clausura, ha sido la sospecha de que en dicho círculo de recreo se infringía la ley que prohíbe ciertos juegos.

Ignoramos las facultades que competen al Gobernador en cuestión de asociaciones. No conocemos la ley, ni nos hace falta conocerla. Pero según opinión de personas autorizadas, suponen que el Gobernador no tiene suficiente competencia para ordenar la clausura de un círculo. No es nuestro ánimo discutir, si el Gobernador ha procedido o no con ligereza. Respetamos y acatamos su acuerdo y asunto concluido.

Durante la II República el edificio fue sede de la CEDA; en la Dictadura, de Falange y de Radio Orihuela.

Calle Mayor. José M. Pérez Basanta.Casino

Otro «círculo» conservador trató de independizarse del «Casino Orcelitano» años después. Pero no adelantemos acontecimientos.

La construcción del nuevo casino.

Hospedaje o Posada de Pizana en el siglo XIX. Colección Javier Sánchez Portas.

Como ya hemos dicho, adyacente a la casa que albergaba el «Casino Orcelitano», estaba el Hospedaje o Posada de Pizana, un añejo edificio que ocupaba más de mil quinientos metros cuadrados de superficie; un obstáculo que el Consistorio necesitaba derribar para el ensanche y alineamiento de la calle del Puente Nuevo, paso imprescindible para completar una especie de arteria que enlazaba la estación de ferrocarril con el corazón comercial de Orihuela.

Fallecido Luis Manuel Pizana en 1875, el mayorazgo había pasado a manos de su única hija, María del Carmen Pizana del Castillo (3). El 30 de octubre de 1886, Ballesteros se encargó personalmente de comprar la Posada ante el notario de Murcia Juan de La Cierva Soto, con el fin de derribarla.

Parte del terreno se convertiría en edificable y el «Casino Orcelitano» no desaprovechó la oportunidad que les brindaba el alcalde de construir una nueva sede.

El proyecto inicial fue obra de Jaime Sánchez García, joven arquitecto oriolano, hermano del maestro de obras Francisco Sánchez, que en 1878 estaba estudiando su carrera en Madrid.

El diario de Orihuela. 9 de noviembre 1886: Si no lo hubiéramos visto, habría sido preciso adivinarlo. El plano es precioso…. pero el presupuesto asciende a seis mil duros. Nos referimos al bellísimo plano que, para el proyecto del local del casino, ha trazado admirablemente y con gran gusto arquitectónico nuestro paisano y queridísimo amigo Sr. D. Jaime Sánchez. Lástima grande que obstáculos insuperables llegaran a levantarse ante la posibilidad actual de su realización. El entusiasmo surgido entre los socios del «Casino Orcelitano» hace presagiar un lisonjero resultado. ¿Fracasará el proyecto?

En primer lugar plantearon la reforma de los estatutos distinguiendo dos tipos de socio.

El diario de Orihuela. 12 de noviembre 1886: Entre las reformas que se tratan de hacer en los estatutos del «Casino Orcelitano» figura la siguiente: Se dividirán los socios en fundadores o de número y en accidentales. Los segundos no tendrán voz ni voto en las juntas generales.

Para adquirir el carácter de los primeros será preciso ser durante cinco años sin interrupción socio accidental o abonar en el acto del ingreso en la sociedad una cuota de entrada no fijada aún pero que fluctuará entre veinte y cinco y cincuenta pesetas.

Se ha dado de plazo hasta el día 31 de Diciembre para los señores que deseando pertenecer a aquella corporación quieran ingresar con el carácter de fundadores sin abonar cuota alguna de entrada. Las reformas obedecen al proyecto que se abriga de construir un edificio para «Casino» en el solar sobrante de la Posada de Pizana.

El proyecto municipal seguía su curso y la posada fue derribada.

El Diario de Orihuela. 20 de diciembre de 1886: Continúan casi dando de mano a las obras hace poco tiempo comenzadas, los trabajos del puente y el derribo de la posada de Pizana, vetusto edificio echado al suelo por la demoledora piqueta del material progreso que ya esparce las ruinas de los pasados siglos, cuando destructora y generatriz a un tiempo, asocia y aúna voluntades para elevar nuevamente sobre los restos del caserón viejísimo, modernos edificios más en armonía con las leyes de la arquitectura moderna y de la urbana policía.

En la junta general celebrada el 21 de noviembre de aquel mismo año, los socios del «Casino Orcerlitano» decidieron comprar el solar resultante; y construir un lujoso edificio de su propiedad recuperando el protagonismo, perdido en parte, ante el «Círculo de la Unión».

Jaime Sánchez trazó un bosquejo de proyecto; Manuel Roca de Togores puso las primeras 2.500 pesetas y «El Diario de Orihuela» lo vio todo hecho.

El Diario de Orihuela. 23 de noviembre de 1886: DE COLOR DE ROSA. Lo estamos viendo y somos reacios a creer en la realidad. El sueño de tantos años, la esperanza tanto tiempo contenida en el espíritu, se ve al fin en vías de realización hasta el punto que ya podemos darle el carácter de hecho consumado.

Si por nuestros propios ojos, volvemos a repetir, no hubiéramos visto ayer los respetables nombres que aparecen suscribiendo las acciones para, el nuevo edificio del casino, dudaríamos de la verdad ante la verdad misma.

El proyecto del Sr. Sánchez, ejecutado en un punto céntrico, en el mejor tal vez de la población como lo es el solar sobrante de la antigua posada de Pizana, será en plazo brevísimo una mejora de importancia para la localidad.

En dicho proyecto, cuyo presupuesto de obras asciende a la suma de treinta mil pesetas sin contar el valor del terreno que se calcula en diez mil, queda trazado el edificio con una bien meditada distribución en los distintos departamentos, constituyendo todo él dos cuerpos unidos por un salón de café para verano y acristalado en invierno, dirigido en sentido longitudinal, formando cruz con la latitud del edificio y dando frente a la puerta central que corresponde por la parte posterior con el jardín.

Según el plano, el nuevo casino será de planta baja, conteniéndose en el todas las comodidades que requiere la naturaleza de las sociedades de recreo. La fachada principal que dará a la nueva calle que resulte una vez derribada la referida posada, es muy sencilla y elegante, revelando su bello aspecto el buen gusto arquitectónico de nuestro querido amigo y paisano Sr. D. Jaime Sánchez.

Los inconvenientes surgidos para hallar el medio de reunir la cantidad precisa para la construcción, ha venido siendo por espacio de un mes la cuestión batallona de los socios del «Casino Orcelitano» y aunque la idea de la suscripción se había expresado por algunos con timidez por la inseguridad que siempre se ha sentido de obtener buen éxito cuando de tales empresas se ha tratado, hizo que el pensamiento no se abriera camino en los primeros días de emitido y se dejara la cosa en cierto estado de tregua sin abandonar en modo alguno la idea principal del proyecto.

En este estado las cosas y después de la Junta general celebrada en la citada sociedad en el pasado domingo, en la cual se aprobó definitivamente la reforma del reglamento y se concedieron poderes plenos a la Junta directiva para resolver con arreglo a lo que más conviniere en la cuestión de la compra del solar antes expresado, un hombre que merece bien de esta población, que ama a Orihuela con verdadero cariño, con desinteresado afecto y con plausible entusiasmo, un hombre que al lustre de sus blasones une un corazón nobilísimo y una bondad de sentimientos que revelan la hidalguía de su carácter, se inscribe en la lista de socios y abre la suscripción encabezándola con su nombre ilustre por el valor de dos mil quinientas pesetas, suscripción que en un día ha dado la suma de quince mil, y que aumentará sin duda alguna con mayor cantidad.

El entusiasmo de los socios se manifestó ayer con el decidido propósito de demostrar su gratitud obsequiando con una serenata al Ilmo. Sr. D. Manuel Roca de Togores, lo cual no pudo llevarse a efecto con harto sentimiento de aquellos por haber salido el Sr. Roca en el tren de ayer tarde para Elche.

Una nueva directiva, encabezada por Roca de Togores y el propio Ballesteros, pilotaría el proyecto.

El Diario de Orihuela. 31 de diciembre de 1886: Mañana tomará posesión la nueva Junta directiva del «Casino Orcelitano» compuesta del modo siguiente: Presidente: Ilmo. Sr. D. Manuel Roca de Togores. — Vice-presidente: Sr. D. Francisco Ballesteros. — Vocales: Sres. D. José Román y D. Antonio Ruiz.— Secretario: Sr. D. José Balaguer y Muñoz.— Tesorero: Sr. D. Ramón Garrigós.— Inspectores: Sres. D. César Giménez y D. Eladio Sánchez.— Contador-Bibliotecario: Sr. D. José Zerón.

En febrero de 1887 presentaron instancia en el Ayuntamiento junto a al bosquejo de proyecto.

Archivo Municipal de Orihuela.

El Diario de Orihuela. 10 de febrero 1887: El nuevo casino se construirá con arreglo al plano del Sr. Sánchez (D. Jaime). Las obras comenzarán en breve.

En la sesión municipal del 24 de Febrero de 1887 se recibió la solicitud de Roca de Togores, como presidente del «Casino Orcelitano», pidiendo la línea para la construcción del nuevo edificio; y a primero de marzo se abrió el foso para los cimientos.

Cuatro meses después, mientras se anunciaba la venta en pública subasta de los materiales procedentes de la demolida posada, el «Casino Orcelitano» subastaba la construcción del armazón de madera, «para la cubierta de la primera nevada» del nuevo casino.

El Diario de Orihuela. 16 de junio de 1887: El domingo a las once en la secretaría del Casino Orcelitano se verificará la subasta del armazón de madera para la cubierta de la primera nevada del edificio que la referida sociedad está construyendo en la calle de la Subida del Puente Nuevo.

Los carpinteros que deseen presentarse a la licitación podrán avistarse con el maestro de obras D. Francisco Sánchez, quien les dará todas las condiciones a las cuales habrá de ajustarse la subasta.

Calle Loazes y Casino Orcelitano.

El Diario de Orihuela. 1 de agosto de 1887: Con grandes caracteres de bronce se ha colocado en la parte superior del pórtico del nuevo edificio del Casino la siguiente inscripción: 1887— CASINO.

Archivo Municipal de Orihuela.

En agosto la prensa oriolana elogiaba las obras proyectadas por Jaime Sánchez García y ejecutadas por su hermano Francisco. Habían terminado el pórtico del nuevo casino. Restaba tan solo para terminar la fachada, la colocación de los antepechos de las ventanas para los que habían traído buen número de balaustres de Macael, localidad almeriense famosa por sus canteras de mármol.

El Diario de Orihuela. 2 de agosto de 1887: Ya está terminado el pórtico del nuevo edificio del Casino. En la fachada sólo resta colocar los antepechos de las ventanas para lo cual ha llegado ya de Macael buen número de balaustres.

Como no nos gusta ser tardos en prodigar elogios cuando los fundamenta como en la ocasión presente la verdad y la justicia, cumplimos el grato deber de enviar nuestros más sinceros plácemes a nuestro paisano D. Jaime Sánchez, autor del plano, así como a su inteligente hermano D. Francisco Sánchez, director de las obras, por el buen gusto y acierto de que han dado pruebas ambos en la confección y ejecución del proyecto.

En su día expondremos con mayor extensión el favorable juicio que nos merece el trabajo de los Sres. Sánchez y sirvan por ahora estas breves líneas como preámbulo al justo encomio que en su día haremos de nuestros queridos paisanos.

Casino Orcelitano. Fachada original. Colección Javier Sánchez Portas.

Todo parecía ir muy rápido; pero en la segunda mitad de 1887 empezaron los problemas y las obras se detuvieron. Los rumores, esparcidos sobre todo por la prensa conservadora, atribuían la paralización a la falta de dinero; lo que en parte era cierto.

El Diario de Orihuela. 26 de enero de 1888: EL CASINO. A falta de otros asuntos de qué ocuparse, ayer se dio la preferencia en los círculos políticos a la cuestión de las paralizadas obras del nuevo edificio del Casino.

Ciertamente no sabemos lo que haya de verdad en el asunto, pero sí se aseguraba anoche que se había otorgado la escritura de la casita del molino de Cox contigua a los terrenos del Casino y que pronto comenzarían los trabajos de construcción suspendidos a causa de no acceder sus dueños a la venta de dicha finca, lo cual dificultaba la prosecución de las obras con arreglo al plano adoptado.

Verdaderamente que la interrupción de los trabajos no obedecían a otra causa a pesar de las murmuraciones de los que creían que aquella suspensión era debida a falta de dinero, pues según nuestros informes si bien es verdad que no se cuenta con el capital necesario para terminar el edificio en construcción, se podría apelar el crédito y por este medio se facilitarían las sumas necesarias para llegar al fin que todos deseamos y decimos todos, porque siendo la gran obra comenzada una mejora de la cual podrá enorgullecerse Orihuela, a todos, socios y no socios, agradará que aquel proyecto llegue pronto a feliz término.

Desde el principio de las obras, ha aumentado aquel centro de recreo notablemente el número de sus individuos y nosotros sabemos de muchísimas personas, en su mayor parte artesanos, que tan pronto como se inaugure el nuevo edificio solicitarán su ingreso.

La rémora que a la prosperidad de estos establecimientos oponía hasta hace poco la antigua y pueril prevención de que las clases acomodadas y la de menestrales no cabían juntas en una misma corporación, ha desaparecido completamente y ya vive en la mente de todos que altos y bajos pueden vivir perfectamente dentro de una misma corporación sin más limitaciones que las que prescriben los estatutos de las sociedades.

¡Lástima grande que la pícara política invadiéndolo todo, atice todavía la tea de la discordia y sostenga dos casinos en una población de escaso vecindario como es la nuestra, quitando a lo viejo, a lo que sólo es de Orihuela, valiosos elementos únicamente separados en círculo aparte por el apasionamiento de los partidos!

Calle de Loazes. Colección Javier Sánchez Portas.

El 30 de mayo de 1888 Manuel Roca de Togores y Pérez de Meca, en calidad de presidente, adquirió ante notario por 10.000 pesetas el solar de 966,50 metros cuadrados, propiedad de Francisco Ballesteros (4). Y a primeros de junio se reanudaron las obras.

Era el terreno resultante de sustraer unos metros al solar de la derribada posada. Dichos metros fueron utilizados para ensanchar la antigua calle del Puente Nuevo, retitulada en septiembre de 1887 como calle de Loazes.

Calle Loazes y Casino Orcelitano. Colección Javier Sánchez Portas.

Tras otro parón por falta de fondos, en el otoño de 1888 se convocó una reunión extraordinaria de la Junta General para aprobar una operación de crédito con el Banco Hipotecario.

En noviembre de 1888 solicitaron permiso para invadir la acera con una enorme escalinata de mármol blanco y completaron el registro de la propiedad ante notario; resultando un edificio con una planta de 737 metros cuadrados y casi 230 de patio (5).

Las puertas llegaron en la primavera de 1890. Y un año después acometieron el acristalamiento de ventanas, la decoración y el mobiliario.

Subastado el arriendo del café, en otoño de 1891 se mudaron definitivamente al nuevo edificio aún con obras pendientes.

El diario de Orihuela. 17 de mayo 1890: El miércoles en la tarde fueron colocadas las magníficas puertas que dan entrada al nuevo casino en construcción, las que a juicio de personas inteligentes son una obra de gran mérito artístico y de un trabajo delicado, habiendo sido el encargado de su construcción el inteligente maestro carpintero y tallista de esta población D. José Botí, al cual felicitamos por su acertada dirección y esmerada construcción de dicha obra.

El diario de avisos. 30 de octubre 1891: Ayer quedó terminada la mudanza del Casino a su nuevo edificio quedando el antiguo con el papel en los balcones en demanda de alquiler.

Para terminar, os dejo una descripción del edificio en 1891, tal y como fue ocupado por los socios:

El diario de avisos. 4 de noviembre 1891: Todavía en embrión y ya puede asegurarse que Orihuela tendrá con el tiempo un Casino apropiado a la importancia de la población. Tiene, aunque no ultimados en el mobiliario; decorados ya completamente los departamentos del café, billar, tresillo, lectura y tertulia.

Casino Orcelitano. Sala de armas.

El primero estuvo su arreglo a cargo del murciano Sr. Noguera. En conjunto resulta bien, pero en sus detalles deja mucho que desear. Las mesas de nogal con mármol ceniza, son bonitas e igual las sillas que son de la misma madera con asiento imitación cuero grabado. Los divanes una chapucería nogueriana que muy pronto reclamarán tónicos para remediar su debilidad.

El local es espacioso y de gran elevación, resultando por tal razón escasa la luz que irradian los siete quinqués de que está dotada la habitación. Falta por tanto una lámpara central.

La inauguración se hizo el domingo con bastante concurrencia dándose por el contratista Sr. Soriano un café excelente. La estancia en este departamento es agradable, ofreciendo todas las condiciones de confort propias de la época que atravesamos.

El billar y el tresillo están decorados por manos, oriolanas notándose en ellos el buen gusto del inteligente artista Sr. D. Vicente Navarro. Cada habitación, aunque en general las preside un mismo orden de decorado, tiene dibujos y tonos distintos.

Casino Orcelitano. Billar.

En el billar informa la ornamentación, un precioso techo imitación madera de varias clases con preciosos centros de cartón piedra a la purpurina plata mate en negro y avivada la decoración con molduras madera y baquetilla central plateada.

Está empapelada a recuadro con entremolduras con papel terciopelo granate. Resulta la habitación seria y apropiada al uso a que está destinada. El tresillo está decorado más sencillamente habiendo inteligentes que asignan a este departamento un mérito artístico mayor.

El techo del saloncito llamado de «Abencerrajes» está también muy bien pintado, sobre todo las guirnaldas de flores que en él descuellan, imitación muy aproximada al natural y honra de su autor.

Salón Renacimiento. Colección Javier Sánchez Portas.

El mayor mérito del artista consiste en su desprendimiento y generosidad, pues puede decirse de él en atención al costo de la obra, que ha trabajado gratis por el gusto de contribuir a la terminación de un edificio que enaltece a la población. Por todas las razones apuntadas enviamos como es de justicia nuestros sinceros elogios al Sr. Navarro cuyas condiciones y dotes de artista ha dejado demostradas en el nuevo Casino.

Salón de Lectura. Colección Javier Sánchez Portas.

Quedan los departamentos de lectura y tertulia cuya ornamentación ha corrido a cargo del contratista Sr. Alcolea. Resultan ambos elegantísimos y aunque todavía no tienen el mobiliario correspondiente el que llegará de un día a otro, se ve ya que resultarán suntuosísimos. ¡Así han costado ellos!

El mérito mayor de estas habitaciones está en la pintura, hecha por unos artistas valencianos cuyos nombres sentimos no recordar. Los techos de ambas en lo que respecta al tallista resultan muy bien, pero lo principal de ellas está en la pintura que salvo pequeños defectos obedece a un orden elegantísimo. Tiene dos escocias preciosísimas y los tonos del color no pueden ser más agradables.

Patio Andaluz. Colección Javier Sánchez Portas.

En suma: el nuevo Casino, del cual volveremos a ocuparnos conforme se vaya adelantando, es un centro de recreo digno de Orihuela y merece que todos los que sientan verdadero interés por el progreso material de nuestra querida ciudad, pongan cuanto esté de su parte para que dicho establecimiento recobre mayor vida. Según nuestras noticias pasan de veinte los socios nuevamente alistados y es de esperar que aumenten más cada día.

El artesano honrado no debe tener reparo alguno en hacerse socio, pues allí todo el que abona su cuota es igual a los demás por empingorotados señorones que sean. La utópica igualdad de los soñadores, alcanza allí profunda y verdadera realidad.

Gran Hotel de España en el edificio que fue casa de los Pizana. Colección Javier Sánchez Portas. Detalle.

Trasladado el «casino Orcelitano», la antigua casa de Pizana albergó el Gran Hotel de España; y sus bajos el Café de Levante.

Café de Levante en el edificio que fue casa de los Pizana.

El «Círculo Oriolano».

Unión republicana. 18 de octubre 1903: La Liga Católica ha fallecido, RIP. Se han cerrado las puertas del edificio que ocupaba esta católica asociación, en señal de luto. ¡Pero se abrirán, vaya que se abrirán! Hay precedentes. Nació el Círculo Católico de Obreros, y su vida fue efímera. Se fundó el Ateneo de San Luis Gonzaga, y murió por consunción. Germinó La Liga Católica, y la debacle. ¿Qué nombre le pondrán al nuevo engendro de la reacción?

Círculo oriolano. Colección Javier Sánchez Portas.

A finales de 1903, los conservadores oriolanos decidieron otra vez montarse por su cuenta y fundaron otro casino al que llamaron «Círculo Oriolano»; nombre muy parecido al que tenía el primero que existió en la ciudad: «Círculo Orcelitano».

La comarca. 4 de diciembre de 1903: El Círculo Oriolano. De nuevo ha vuelto a abrir sus puertas el antiguo Ateneo de San Luis Gonzaga, que hora se denominará Circulo Oriolano. Ha sido nombrado presidente de esta aristocrática sociedad, el Sr. D. Federico Linares.

La comarca. 5 de diciembre 1903: Reglamento. Se ha mandado a la capital para la aprobación de la primera autoridad civil de la provincia el reglamento por el que ha de regirse el Circulo Oriolano recientemente inaugurado en la Plaza de la Pía.

El orcelitano. 7 de diciembre 1903: Con el título de «Círculo Oriolano» ha vuelto a abrirse el local en donde estuvo instalado el antiguo Círculo de «La Liga Católica». Esta vez parece que aquella nueva sociedad tendrá más elementos de vida, por tener un carácter de independencia del que carecía en la última etapa de su efímera existencia.

La comarca. 7 de diciembre 1903: He aquí la lista de los señores qué componen la Junta del nuevo circulo: Presidente, D. Federico Linares; Vice presidente, D. Ramón del Arroyo y Manuel de Villena; Vocales D. Carlos Die Pescetto, D. Francisco Germán Moreno, D. Antonio Pescetto Balaguer, D. Eladio Sevilla Alfaro, Don Juan Garrió Grifol; Tesorero, D. Tomás Brotons Pastor; Secretario, D. Asensio García Mercader; Inspectores, D. Ildefonso de Ayarra, D. Manuel Miravete Piña y D. Enrique Celdrán.

Federico Linares Martínez.

Instalado en el local donde antes estaba el «Círculo Católico de Obreros», de las clases para alfabetizar al proletariado, pasaron a las clases de esgrima; compitiendo con los del «Casino Orcelitano».

La voz de Alicante. 1 de febrero 1904: El pasado sábado se verificó, en una finca de las inmediaciones de esta ciudad, un asalto por los señores alumnos de las salas de armas del Casino y del Círculo Oriolano.

La comarca. 22 de octubre 1904: Clases. Hoy se reanudan las clases de esgrima en el Circulo Oriolano bajo la dirección del inteligente profesor y amigo nuestro D. Alfredo Bueno. Sabemos. que reina gran animación entre la juventud de aquel centro por fomentar la afición a tan higiénico sport.

Salón de esgrima. Casino Orcelitano.

No sólo competían en esgrima; el círculo contaba con su propia orquesta; y en sus elegantes salones se celebraban conferencias, conciertos y artísticas veladas teatrales.

El adalid. 16 de noviembre 1904: DE SOCIEDAD. El Sr. Presidente del Círculo Oriolano dirige la siguiente comunicación: Sr. Director de El Adalid: Ruego a V. haga público en el periódico de su digna dirección, que en la tarde de mañana, jueves 17 de los corrientes a las 6 y media dará en este centro una conferencia sobre asuntos de verdadero interés para nuestra agricultura, el Excmo. Sr. Conde de Retamoso.

Con este motivo la Junta Directiva de este Círculo, invita a cuántas personas deseen asistir al acto, sean o no socios, a la referida conferencia, por tratarse de asunto de verdadero interés para la región.

La orquesta de este centro, en obsequio a las señoras que al acto concurran, ejecutará algunas piezas de su repertorio. Agradeciéndole la publicación de estas líneas, me repito de V. afmo. S. S. q. b. s. m. Federico Linares.

El diario. 24 de abril 1906: En el Círculo Oriolano. Completamente lleno se vio antes de anoche y anoche el espacioso y elegante salón, que la aristocrática Sociedad, «Circulo oriolano» tiene destinado para teatro. Imposible citar nombres. Allí vimos muchas y distinguidísimas familias de nuestra sociedad elegante…

Todo terminó en enero de 1909. En principio acordaron trasladarse «provisionalmente» a la calle de Soleres; al mes siguiente una nueva noticia los situaba en la calle de Loazes; y uno de sus vocales presentaba la dimisión.

El orden. 1 de enero 1909: Ayer tarde celebró Junta General la Sociedad Círculo Oriolano, tomando, entre otros acuerdos, el trasladar (provisionalmente) el domicilio social a calle de Soleres núm. 6.

El orden. 16 de febrero 1909: La sociedad «Círculo Oriolano» se ha trasladado a la calle de Loaces.

La iberia. 20 de febrero 1909: Nuestro particular amigo, D. José Rodríguez de Vera, ha dimitido de su cargo de vocal en la junta directiva del «Circulo Oriolano».

En mayo de ese mismo año, los socios del «Círculo Oriolano» se fusionaron con los del «Casino Orcelitano». Los dos partidos «dinásticos» enterraban el hacha de guerra y toda la aristocrática burguesía oriolana volvió a juntarse bajo un mismo techo.

El orden. 9 de mayo 1909: Esta mañana, a las 10 y media, celebrará junta general la sociedad Casino Orcelitano, para tratar de la fusión de dicha sociedad con el Círculo Oriolano. Con este mismo objeto, también celebrará junta general esta última sociedad.

El orden. 11 de mayo 1909: El pasado domingo celebraron junta general las sociedades «Casino Orcelitano» y «Círculo Oriolano», acordando la fusión de ambos centros. Tan grato acontecimiento se celebró con dulces, licores y habanos, fino obsequio de la directiva del «Casino Orcelitano» para sus nuevos consocios, los señores que formaban la sociedad «Círculo Oriolano».

Lo cierto es que la Caja de Ahorros y Socorros y Monte de Piedad de Nuestra Señora de Monserrate había comprado el edificio a la Iglesia; y en ese mismo mes trasladó su sede al local de la Plaza de la Pía. 

Reparto de comida, principios del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

Epílogo.

Como hemos podido comprobar, todos las sociedades de recreo fundadas en Orihuela acabaron fusionadas al «Casino Orcelitano».

Con el paso del tiempo, sus socios descubrieron una pega importante en su espectacular edificio: las estrechas ventanas los aislaban visualmente del exterior; por lo que no podían exhibirse holgando en sus lujosos salones.

Casino Orcelitano con las antiguas ventanas. Colección Jesús R. Tejuelo.
En la puerta del Casino. Archivo Familia Zerón Huguet.

En la segunda mitad de la década de los 20 del siglo pasado, el «Casino Orcelitano» reformó la fachada de su sede, aun a costa de perder la armonía.

Seis de las ventanas originales fueron sustituidas por la pareja de «peceras» que ostenta en la actualidad. Estas cristaleras de gran tamaño permiten ver y ser visto en el interior del Casino.

Casino Orcelitano con las nuevas cristaleras. Archivo Paloma Pastor.

Para costear dichas obras de reforma se emitieron acciones en 1927.

Colección Javier Sánchez Portas.
Casino Orcelitano años 30 del siglo XX. Ministerio de Cultura.
Calle de Loazes. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle de Loazes. Archivo Mariano Pedrera.
Calle de Loazes. Archivo Rafael Almira.
El Casino en 2023. Francisco Luis Galiano Moreno.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Ampliación y adaptación en 2022 de un artículo publicado en 2006. 

Notas:

1 AHO. Prot. 1285.

2 AHO. Prot. 2017.

3 Estaba casado con María de la Concepción Castillo, viuda a su vez de José Juan de Torres con el que tuvo dos hijos, Carolina y Federico Torres del Castillo, hijastros de Luis Manuel Pizana.

4 AHO. Prot. 2369 fs. 95-100

5 AHO. Prot. 2369 fs. 678-681

Galería fotográfica:

Calle de Loazes y Casino Orcelitano.
Casino Orcelitano. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle Loazes y Casino Orcelitano.
Casino Orcelitano. Colección Javier Sánchez Portas.
Calle de Loazes desde el Casino. Archivo Celia Senén.
Personal del Casino. Archivo Julio Aparicio
Fichas del Casino Orcelitano. Colección Julio Aparicio.
Alberto Zerón Huguet.
Biblioteca del Casino Orcelitano. Víctor Sarabia Grau.

Los Llanes y otros chocolateros oriolanos.

Calle San Pascual. Chocolatería Esteban Llanes en primer plano a la derecha. Colección Javier Sánchez Portas.

Escribo estas líneas cuando acaban de tirar en la Corredera la última chocolatería oriolana sepultando en el olvido a un gremio que llegó a ser muy popular. Si para los ingleses la bebida por excelencia era el té; y para los americanos el café, en España se impuso el chocolate y así se mantuvo hasta mediados del siglo XX.

«No son menos favorecidos del público los chocolateros y confiteros, demostrando también su excesivo número lo aficionados que somos (los oriolanos) a las golosinas. Y en esto hay que observar que en muchas casas y en algunos conventos de monjas se confeccionan el chocolate necesario para el consumo doméstico y algunos dulces especiales». (El Ateneo de Orihuela. Noviembre de 1896).

A los oriolanos les gustaban las cosas claras y el chocolate espeso. Eran muy católicos y hacía siglos que los papas habían dictaminando que el precioso brebaje no rompía el ayuno. El chocolate era un líquido; y los líquidos estaban permitidos hasta en Cuaresma. Pero muchos, al paladearlo murmuraban entre dientes: ¡qué pena que no sea pecado!

Chocolateros oriolanos del siglo XIX.

Charles Clifford. Vista general de Orihuela. Octubre de 1862. Colección Javier Sánchez Portas.

La fabricación del chocolate en el siglo XIX requería de gran esfuerzo físico. El triturado y la molienda del cacao se realizaban «a brazo» consiguiendo un caldo espeso que, una vez calentado y manipulado, se convertía en la pasta base a la que incorporaban harina, azúcar, canela o vainilla.

En sus fábricas y obradores elaboraban tabletas de diferentes tamaños y calidades siguiendo las recetas de cada artesano. Y a gusto del consumidor, podían cargar sus bártulos y fabricarlo a domicilio.

El Día. Febrero de 1886: RECLAMO. En la fábrica de chocolate de Jaime Díaz, Puerta Nueva, al lado del relojero Alemán, se ofrece al público una rebaja de medio real por libra en todas las clases de chocolates, y media libra de gratificación a todo el que compre más de seis libras. El mismo Jaime Díaz se ofrece para ir a casas particulares a trabajar en su oficio.

Vallet y Puerta Nueva. Orihuela.

Esteban Llanes y Jaime Díaz son los primeros chocolateros oriolanos que he localizado. Llanes estaba establecido en dos locales en la calle de San Pascual desde los años sesenta del siglo XIX (al menos de eso presumía su hijo). Y Díaz en la Puerta Nueva; pero también vendía sus productos en otro establecimiento anexo al de Esteban.

Durante el año 1895 Esteban Llanes Castillo se quejó repetidamente por las obras que efectuaba su vecina Dolores Díaz; alegando que se sentía perjudicado en sus intereses. Su denuncia fue desestimada por el ayuntamiento a través de la comisión de ornato. En enero de 1896 la disputa pasó a mayores; y así lo contaron los redactores de “El Thader”:

Sabiendo que el sábado tuvieron una cuestión en la calle de San Pascual dos individuos, nos personamos en dicho lugar para informar mejor a nuestros lectores, y he aquí las noticias que hemos podido recoger: Esteban Llanes y Jaime Díaz se dedican hace tiempo a la fabricación de chocolates. El primero tiene dos establecimientos en la calle citada, uno de ellos contiguo a otro de la propiedad del segundo.

Según nos manifestó Llanes, a Díaz no le gusta mucho la vecindad y competencia de su colega por cuanto diariamente le provoca sin causa alguna. Parece que el sábado amenazó Jaime con un estoque a un hijo del Esteban, y que al enterarse este, pudo haber una riña, tal vez de fatales consecuencias si algunos amigos no hubieran mediado en el asunto.

Enterado el Sr. Alcalde por el vigilante Nicolás Rodríguez de lo que ocurría, citó a los contendientes en su despacho y se contentó con hacer a Jaime Díaz reflexiones muy morales que, como se verá, no sirvieron para hacer respetar su autoridad. Al salir de la Alcaldía los irreconciliables enemigos, cada cual marchó por su lado.

Calle San Pascual. Colección Javier Sánchez Portas.

A los pocos momentos Esteban Llanes se disponía a cenar en unión de su familia cuando penetró en su morada Antonio Alonso, nieto de Jaime Díaz, amenazando a aquel con una pistola, hecho que asegura el agredido y que puede asegurar por tener quien lo testifique.

Esta segunda cuestión también fue cortada por los amigos. El guardia municipal Valcárcel, no sabemos por qué, metió a Antonio Alonso en una peluquería establecida frente al sitio de la ocurrencia, según nos dicen, y lo cierto es que después ya no ha aparecido arma ninguna, ni se ha detenido a nadie.

Preciso es que comprenda el Sr. Mesples que la blandura no es útil en todas ocasiones y que es de todo punto necesario evitar desgracias que pudieran sobrevenir, exigiendo plena aclaración al guardia Valcárcel sobre el detalle del arma de fuego e inhibiéndose del asunto si no se cree con atribuciones para tomar medidas más serias.

En declaraciones posteriores a la prensa, el nieto de Jaime Díaz desmintió que su abuelo provocase, y mucho menos diariamente, a su «vecino y colega chocolatero»; y también que él hubiese amenazado a Llanes con un arma.

La Justicia. Agosto de 1896. Núm 1.

A finales del XIX Jaime Díaz tenía también una fábrica de chocolates en los Hostales. No he encontrado publicidad de la misma; pero sí de un establecimiento anexo a «la fábrica de chocolates de don Jaime Díaz». El anuncio de una imprenta nos aclara su ubicación en el verano de 1896. Y aparece en una rara publicación llamada «La Justicia», de la que la hemeroteca digital sólo conserva el primer número.

La Justicia. Agosto de 1896. Núm 1.

Además de los artesanos, colegas y rivales ya citados; en la última década del siglo XIX los señores Ibáñez y Compañía vendían sus chocolates marca “La Concepción” en la calle de Santa Justa. Y don José Beltrán comenzaba a elaborar sus productos con la marca «La Josefina», en la Calle del Colegio.

El Defensor de Orihuela. Marzo de 1892.

El Independiente. Noviembre de 1892: “La Concepción”. Fábrica de chocolate de los señores Ibáñez y Compañía, en la calle de Santa Justa, 12. Los chocolates elaborados en esta fábrica ofrecen la más completa garantía; también se harán chocolates por encargo y a presencia de los interesados. Los precios serán de peseta en adelante. También se pondrán a la venta azúcares, cacaos, tés, cafés tostados en grano y molidos, y pastas para postres.

La Noticia Diaria. Diciembre de 1894: “La Josefina”. Nueva fábrica de chocolates de José Beltrán Sempere. Chocolates de todas clases desde 4 a 10 reales libra. Se hacen tareas de encargo. Ventas de azúcares, cafés y tés. Colegio, 31. Orihuela.

«La Concepción» de Ibáñez y cía no consiguió llegar al siglo XX. Durante todo el mes de septiembre de 1894 estuvieron a la venta los restos del establecimiento que había sido chocolatería en la calle de Santa Justa.

El Independiente. Septiembre de 1894: GRAN REALIZACION. Se vende, por la mitad de su precio, la anaclería y géneros existentes de paquetería, en el establecimiento que fue chocolatería en la calle de Santa Justa número 12.

Chocolateros a principios del siglo XX.

En las primeras décadas del XX tenemos en Orihuela hasta tres chocolateros apellidados Díaz:

Jaime, con su fábrica de los Hostales de la que sigo sin encontrar anuncios. Pero vuelvo a localizar los de la imprenta anexa, «La Económica», que nos marca su ubicación entre los años 1905 y 1907.

La Unión Republicana. 1905-1907.

Vicente, asentado primeramente en la Plaza de la Constitución (Plaza Nueva); y que abrió posteriormente una sucursal en Príncipe de Vergara.

La Iberia. Abril de 1909: Esta mañana se ha inaugurado una expendeduría de chocolates en la calle Príncipe de Vergara, 10 (antes Vallet), sucursal de la que, en el número 11 de la Plaza de la Constitución posee el acreditado chocolatero Vicente Díaz, el que ha obsequiado espléndidamente a sus numerosos amigos en el acto de la inauguración.

Y un tercer Díaz, de nombre Francisco que tenía su establecimiento en la calle del Colegio.

El Oriol Taurino. Agosto de 1908: CHOCOLATES de todas clases de Francisco Díaz García. Calle del Colegio, 19. El dueño de este acreditado establecimiento invita al público a consumir este rico chocolate que supera a todos los conocidos hasta hoy.

El Oriol Taurino. Agosto de 1907.

En la calle del Colegio (Adolfo Clavarana a partir de 1914), trabajaban también los Hermanos Santoro.

El Oriol Taurino. Agosto de 1908: FABRICA de Chocolates de Todas Clases, elaborados a brazo de Santoro Hermanos. Colegio, 43 — Orihuela. (1909)

La Opinión. Septiembre de 1909.

Otra chocolatería de la calle del Colegio que seguía funcionando era la ya mencionada de José Beltrán, con su marca «Josefina». Beltran se hizo también distribuidor de «La Estrella», el café torrefacto recién inventado por un extremeño que alcanzó gran éxito internacional.

La Semana. Marzo de 1910.

La Comarca. Mayo de 1904: Hemos tenido el gusto de probar el hermoso café torrefacto Tejedor marca «La Estrella»  que está de venta casa de nuestro querido amigo D. José Beltrán, calle del Colegio, 31.

Acaba de recibir dicho señor, la tercera remesa de este riquísimo café, que posee patente de invención por 20 años, el cual ha conseguido en las exposiciones de Marsella (Francia) y Gand (Bélgica) diploma de honor y medalla de oro, y en la de París, diploma de honor y gran premio.

La mejor recomendación para el público será el probarlo. Auguramos al Sr. Beltrán un gran éxito con el caté marca «La Estrella» por ser el mejor que hoy se vende en España.

«Merchandising» de principios de siglo. Cafes «La estrella».

En Príncipe de Vergara (actualmente Ballesteros Villanueva) abrió también una chocolatería Luis Cánovas Sáez.

El Diario. Diciembre de 1906: El joven y estimado amigo D. Luis Cánovas Sáez, acaba de establecerse montando una lujosa chocolatería en la calle Príncipe de Vergara. De esperar es que el nuevo y laborioso industrial obtenga buen negocio de su establecimiento. Así lo deseamos nosotros.

La Puerta Nueva y Príncipe de Vergara a principios del XX. Colección Javier Sánchez Portas.

Esta pasó luego a su hermano Guillermo Cánovas Sáez, destacado tradicionalista que casó en marzo de 1916 con Caridad Serrano Pellús. En diciembre de ese mismo año nació su primogénito; al que bautizaron en la catedral con el nombre de Manuel.

El Conquistador. Marzo de 1916.

El padrino fue su hermano Ricardo Cánovas, quien tenía un establecimiento de ultramarinos en la calle Mayor. En noviembre de 1918 tuvo otro hijo. Me cuentan que la chocolatería de los Cánovas permaneció en activo hasta la la segunda mitad del siglo XX.

Ecos. Agosto de 1919: Fábrica de Chocolates, Azúcares, Pastas y Bombones. GUILLERMO CÁNOVAS.

Otro chocolatero oriolano fue Francisco Brotóns; quien montó su fábrica en la Calle del Ángel, donde tenía su domicilio. Dicha fábrica se incendió en noviembre de 1909; pero sin sufrir daños irreparables.

La Iberia. Noviembre de 1909: Anoche ocurrió un incendio en la fábrica de chocolates, que en la calle del Ángel posee Francisco Brotóns. Acudieron las autoridades y vecinos y apagaron el fuego. El primero en asistir fue José Molina (el olivero). No hubieron desgracias personales debido a la serenidad del dueño del establecimiento. Las pérdidas materiales son de alguna consideración.

El Oriol Taurino. Agosto de 1913: FÁBRICA de chocolates de Francisco Brotóns. Calle del Ángel, 7. Orihuela. — En este establecimiento se venden también vinos finos claretes del Pinoso por michetas y cántaros.

Calle del Ángel. Colección Javier Sánchez Portas.

Falta añadir a esta relación las diversas chocolaterías de la familia Llanes Catalá; los sucesores del maestro Esteban Llanes, el chocolatero de la Calle de San Pascual.

La familia Llanes-Catalá.

No sé exactamente cuando murió el maestro Esteban Llanes Castillo; pero a principios de siglo, en el rótulo del establecimiento de la calle de San Pascual se podía leer: “Chocolatería Viuda e Hijos de Esteban Llanes».

La viuda de Llanes se llamaba Soledad Catalá Navarro. Del matrimonio Llanes Catalá he localizado a tres hijos varones: Esteban, Carmelo y Juan; y a tres mujeres: Soledad, María de Monserrate y Josefa.

Calle San Pascual. Chocolatería Esteban Llanes en primer plano a la derecha. Colección Javier Sánchez Portas.

Esteban Llanes Catalá, el mayor, se hizo cargo de la chocolatería de la calle de San Pascual en 1905 (en 1915 afirmaba que la tenía diez años) y la llamó “La Oriolana”, abriendo una sucursal en la Barrrera del Matadero (actualmente Calderón de la Barca). Tenemos el siguiente anuncio publicado en el “Diario de Alicante” el 14 de abril de 1915.

LA ORIOLANA. Fábrica de chocolates. Calle de San Pascual, 15 y Barrera del Matadero, 56. Cincuenta años hace que existe esta casa fundada por el padre, del que hace diez años es el dueño D. Esteban Llanes; y un negocio que cuenta con tan dilatado tiempo es la mejor garantía que puede ofrecer al público. Esta importante y bien montada fábrica ocupa lugar preferente entre sus similares, no tan solo en Orihuela sino en la provincia, debido a que sus chocolates con vainilla y canela están elaborados con los mejores cacaos que llegan a la Península y la mano de obra es esmeradísima.

Barrera del Matadero (Calderón de la Barca). Colección Javier Sánchez Portas.

Así lo ha reconocido el público premiando tal labor con su continua demanda que aumenta de día en día y es de esperar que siga en marcha ascendente por merecerlo la iniciativa y energías desarrolladas por su primitivo fundador, inteligentemente secundado por el actual dueño, nuestro amigo D. Esteban Llanes.

Pocos datos tengo de Esteban. Se casó con Amparo Juan Iborra y no sé cuando murió. La última noticia que he encontrado sobre él es de octubre de 1916, cuando apadrinó a un hijo de su hermano Juan, quien como veremos, acabó quedándose con el local de la familia a la muerte de su madre.

El Conquistador. Octubre de 1916: Ha dado a luz felizmente un hermoso niño, la esposa de nuestro apreciable amigo D. Juan Llanes. El recién nacido será bautizado mañana en la Santa Iglesia Catedral con al nombre de Esteban y serán sus padrinos el rico industrial de esta plaza D. Esteban Llanes Catalá y su distinguida y joven esposa Dña. Amparo Juan Iborra. Nuestra cordial enhorabuena a los dichosos padres y padrinos del niño.

Dejo a Carmelo Llanes Catalá para el capítulo final como el último chocolatero oriolano. En cuanto a las hermanas, Josefa Llanes Catalá, falleció en 1910 a los 23 años.

Soledad y María de Monserrate Llanes Catalá se casaron el mismo año, en 1913. Soledad con Francisco Mira Lidón; y María con Pascual Hostalet Chust.

María Llanes Catalá. Gentileza de su bisnieta Marietta Agulló Domingo.

Pascual era jefe de los tradicionalistas oriolanos. Ya hablé de este personaje como socio de Emilio Salar en «El Japón». Os dejo un enlace a dicho trabajo pinchando sobre su fotografía.

Enlace a «El Japón»

La desgracia se cebó con este matrimonio que perdió sus tres primeros hijos. Y María falleció también muy joven, en 1924. Dejó otros tres hijos: Vicente, María y Pascual Hostalet Llanes.

El Pueblo. Marzo de 1924: Ha fallecido cristianamente Dña. María de Monserrate Llanes Cátala, esposa que fue, de nuestro particular amigo D. Pascual Hostalet. Muy apreciada por sus virtudes, vivió y murió dando hermoso ejemplo de fortaleza y resignación cristiana.

Su entierro, verificado esta tarde, ha constituido una verdadera manifestación de duelo, representada por todas las clases sociales. A su afligido esposo y demás familia acompañamos en su justa pena y rogamos a nuestros lectores pidan en sus oraciones por el eterno descanso de la finada; por la cual mañana a las 7 de la noche dará comienzo el Rosario en el Monasterio de San Juan.

La viuda de Llanes, doña Soledad Catalá, falleció en julio de 1928. Le sobrevivieron tres hijos: Carmelo, Soledad y Juan. Y los tres tuvieron chocolatería.

Chocolatería de la viuda de Esteban Llanes. Colección Javier Sánchez Portas.

Actualidad. Julio de 1928: El jueves de la pasada semana falleció confortada con los auxilios espirituales la señora doña Soledad Catalá viuda de Llanes. El entierro en la tarde del viernes constituyó sentida manifestación de duelo que puso de manifiesto las simpatías de que goza la familia de la finada. A sus hijos D. Carmelo, doña Soledad y D. Juan y demás familia la expresión de nuestra condolencia.

Actualidad. Agosto de 1928: Don Carmelo, doña Soledad y don Juan Llanes Catalá con sus respectivas familias, invitan a sus amistades y personas piadosas al diario de misas que en sufragio del alma de su señora madre doña Soledad Catalá Navarro (q. g. h.) que falleció el día 5 del pasado julio, tendrá lugar el próximo lunes día 6 en el monasterio de San Juan, desde las 7 y media hasta las once de la mañana, por lo que les quedarán eternamente agradecidos.

En 1928 al fallecer la madre, Soledad se separó de su hermano Juan y abrió su propia chocolatería en la calle del Colegio (probablemente en el antiguo obrador de Francisco Díaz García). Y Juan se quedó con el negocio familiar de la calle San Pascual (Luis Barcala).

El Pueblo. Diciembre de 1928: Mañana martes tendrá lugar la apertura del nuevo establecimiento de Chocolatería de doña Soledad Llanes, en la calle del Colegio núm. 17, donde encontrarán los más exquisitos, chocolates de su ya acreditada marca. Cafés, tés y azúcares.

Actualidad 1928.

Juan Llanes Catalá se anunciaba así a comienzos de los años treinta:

Destellos. Noviembre de 1930: ¡Suicidas!… Si alguna vez se amarga su existencia no pierda en arrebatos su paciencia, que luego sale caro tal exceso… ¿La quiere Vd. endulzar…? Si es solo eso ya está el remedio aquí por excelencia: ¡adquiera “Caramelos del Congreso”! ¡El último alarido de la ciencia! En la acreditada chocolatería de Juan Llanes, donde al mismo tiempo tiene el depósito de las renombradas pastillas de café y leche de la casa Alonso-Murcia. Al Mismo Precio de Fábrica. Barcala, 15 – ORIHUELA.

Voluntad. Abril de 1930.

Carmelo Llanes Catalá, el último chocolatero oriolano.

Calle y teatro de la Corredera.

Carmelo Llanes Catalá se casó el 17 de marzo de 1907 con Carmen Alonso en la catedral. El mismo año en el que aparece la primera publicidad de su establecimiento en la Corredera, junto al Teatro.

(1907) CHOCOLATES Especiales de Carmelo Llanes. Elaborados a brazo. Calle del Pintor Agrasot. (Antes Corredera). Cafés tostados y crudos, Thés y Azúcares.

El Oriol Taurino. Agosto de 1907.

Tengo constancia del nacimiento de una hija a finales de octubre de 1911, Josefa Llanes Alonso. Su esposa, Carmen, falleció en noviembre (por la proximidad de fechas es posible que a consecuencia del parto).

El Eco de Orihuela. Noviembre de 1911: Ha fallecido la esposa del industrial D. Carmelo Llanes. Esta mañana se ha dicho por su alma una misa de «réquiem», y esta tarde se ha conducido su cadáver al cementerio. Ambos actos se han visto muy concurridos. Enviamos nuestro sentido pésame a su desconsolada familia.

La Corredera. Colección Javier Sánchez Portas.

Carmelo se volvió a casar; esta vez con Luisa Ibarra. Y el negocio comenzó a funcionarle muy bien; en 1916 lo premiaron en una exposición en Barcelona.

“El Conquistador”. Enero 1916: En la Exposición Permanente del Tibidabo de Barcelona y Concurso Nacional de Productos Alimenticios, últimamente celebrado, ha alcanzado un brillante triunfo nuestro querido amigo y paisano D. Carmelo Llanes Catalá; pues que en ese concurso que ha tenido una nutrida representación de elaboradores de chocolates, dado, el gran número de expositores que exhibieron sus especiales marcas, el jurado calificador, apreciando las exquisitas propiedades de los elaborados a brazo por nuestro paisano, ha concedido a éste el “Diploma de Mérito”, cuyo diploma, tuvo la amabilidad de mostrarnos anoche el agraciado. Felicitamos calurosamente al amigo Llanes por su notable triunfo, que no sólo le enaltece, sino que también honra a nuestra Patria chica.

Del segundo matrimonio tengo constancia que nacieron: Luisa Llanes Ibarra, fallecida en 1917 con sólo tres años; Carmelo Llanes Ibarra, fallecido en febrero de 1931; otra Luisa (que regentó la chocolatería) y algun hermano más que desconozco (a la muerte de Carmelo hijo, la prensa dio el pésame a «sus hermanos»).

Agosto de 1917: El lunes próximo pasado voló al cielo a la edad de tres años la niña Luisita Llanes Ibarra. A sus apenados padres, D. Carmelo y Dña. Luisa, acompañamos en su justo dolor. El Pueblo/Actualidad.

Bolsa original. Colección Luis Galiano.

Febrero de 1931: Se encuentra enfermo de algún cuidado el niño Carmelo Llanes Ibarra hijo de nuestro distinguido amigo y suscritor don Carmelo. Hacemos votos por su mejoría.

Febrero de 1931: El pasado sábado recibió cristiana sepultura el niño Carmelo Llanes Ibarra, hijo de nuestro particular amigo don Carmelo. La conducción del cadáver fue una sentida manifestación de duelo, en la que figuraba representación de todas las clases sociales de la localidad, señal de las muchas amistades de que goza la familia del finado. Nuestro pésame a los padres, hermanos y familia.

Envoltorio original Chocolate Carmelo Llanes.

La chocolatería de Carmelo Llanes ya no existe; y desconozco que habrá pasado con el valioso utillaje que guardaba en su interior hasta hace unos años.

Francisco Luis Galiano, vecino de la Corredera y buen amigo, me cuenta que conoció a una hija de Carmelo llamada también Luisa. Casada con Antonio «el Carrasquín», fueron los últimos propietarios de la chocolatería ahora derribada; la última chocolatería de Orihuela.

Fotografía José Alberto Pardines Pellús. 2021
Actualidad 1928

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Mi agradecimiento a Javier Sánchez Portas, Francisco Luis Galiano y José Manuel Dayas.

Sombrereros oriolanos. De la Madrileña al Gavilán.

Fotografía José María Pérez Basanta.

De la Madrileña al Gavilán.

El objeto central de este trabajo es demostrar el origen de la última sombrerería oriolana, el Gavilán, en la calle Mayor.

De paso os hablaré de otros sombrereros instalados en Orihuela entre las dos últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, cuando el sombrero era algo más que un accesorio para cubrirse la cabeza.

Como prenda habitual e imprescindible en la vestimenta de la población, mostraba la clase social, el estatus económico, la profesión y hasta el estilo de vida de quien lo portaba.  

Integrados en la sociedad, las prendas para cubrir la cabeza, eran un negocio habitual en todas las ciudades, con talleres artesanos especializados en su confección y acreditados establecimientos que ofrecían al público las más variadas colecciones de sombreros y gorras.

La familia López Pinzón.

Nuestra historia comienza con Joaquín López Martínez, sombrerero de profesión, nacido en Orihuela en 1830 y bautizado en la Parroquia de las Santas Justa y Rufina.

Joaquín se casó con Antonia Pinzón López, vecina de Madrid. Este es el origen del nombre de la «Sombrerería Madrileña» de la calle Mayor. La que a la postre sería la precursora de la actual «El Gavilán».

No tenemos constancia de la boda; por lo que debió celebrarse en la capital. La que sí tenemos registrada es su numerosa prole.

Entre los años 1866 y 1882 este matrimonio bautizó once hijos en la Parroquia de El Salvador, con los apellidos López Pinzón: María Soledad, Bernardo, Ángel, Jesús, Joaquina, Antonia, Leonor, Magdalena, Joaquín, otra vez Joaquín (eso significa que el anterior murió) y Rosario.

—El hijo mayor, Bernardo López Pinzón, fue vocal en la junta directiva del Círculo Tradicionalista en mayo de 1894. Dos años después se casó con Emilia Casciaro y se marcharon a vivir provisionalmente a Valencia.

—De Jesús sabemos que se casó en 1900, en Torrevieja, con Magdalena Bernabé. No sé si se instaló allí. Lo cierto es que, en septiembre de 1916, el matrimonio apadrinó la boda de otra pareja en la citada localidad salinera desde donde escribo estas líneas.

—El nombre de Leonor coincide con el de la esposa de José Rufete, «El Gavilán».

—Magdalena se fue a Madrid en 1902, para ingresar como novicia en la congregación de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul.

—De Joaquín, el último varón, hablaremos más adelante.

—Rosario, la más joven, tomó también el hábito en el convento de agustinas de Orihuela, en 1904, adoptando el nombre de Sor María de la Soledad, curiosamente el de su hermana mayor.

Esta es toda la información que, por el momento, he encontrado de los hijos de los fundadores.

Orihuela en 1862. Colección Javier Sánchez Portas.

Sombrererías coetáneas, último cuarto del siglo XIX:

Anterior a la década de 1880, he encontrado la de José Rebollo, abierta en el verano de 1878 en la Calle Mayor.

A decir de los redactores de «El Segura», «un magnífico establecimiento montado con lujo y elegancia», del que no he podido localizar la ubicación exacta ni cualquier otra mención, por lo que no descarto que pueda ser el primer antecedente de «El Gavilán».

En la década siguiente, tengo localizadas varias sombrererías:

La de José Simó, conocido como el «Maestro Simó». Tiene pinta de ser la más antigua, aunque no he encontrado publicidad anterior a 1885, año en el que comienza a anunciarse en «El martes» y en «La crónica». Estabá domiciliada en  los Hostales, número 9.

«El Martes» y «La Crónica» año 1885.

En la sombrerería DE LOS HOSTALES  se ha recibido un gran surtido en fieltros para hacer sombreros de todas clases, y en todos colores, propios para la estación a precios económicos.

Especialidad en sombreros a medida de la forma y clase que el parroquiano deseé. Gorras, hongos y sombreros de copa. Sombreros a medida para los señores Sacerdotes. Composición económica de toda clase de sombreros.

Bajada del Puente y Hostales siglo XIX. Colección Javier Sánchez Portas.

Sus anuncios en prensa se mantienen regularmente hasta 1892, año en que pasa a regentarla Juan Cutillas.

En 1894 queda en manos de Antonio Pérez Salar, especialista en sombreros cordobeses, quien despliega una buena campaña publicitaria en «El Orden».

«El Orden» 1894-1895.

No debió tener mucho éxito pues en 1897 volvió a cambiar de manos, y se la quedó José Navarro Rodríguez, que vendía y planchaba sombreros a precios baratísimos: sevillanos, cordobeses y de palma.

«El Día» 1886.

La de Francisco Lozano Piñero, en Calle Mayor 26, se anunció entre los años 1885 y 1887 en «El Día».

Sombreros de todas clases y la mar en gorras de seda, a precios casi de balde. Desde dos reales y medio en adelante. Equidad, elegancia y baratura.

Gran surtido de sombreros canal (de copa semiesférica usado por el clero católico, con ala ancha y levemente doblada hacia arriba), y de castor (de fieltro)…

«El Diario de Orihuela» 1887.

Su existencia fue breve. Durante los meses de enero y febrero de 1887 «El Diario de Orihuela» anunció su liquidación.

En Casa de Francisco Lozano Pinero. Mayor, 26. Liquidación cierta en todos los artículos de dicho establecimiento, ofreciendo dicho dueño grandes rebajas, como son gorras de 2, 3, 4 y 6 reales en adelante, y un grandísimo surtido en sombreros a precios desconocidos.

Los sombreros ingleses que se han vendido a  70 reales se expenden a 50 en este establecimiento. Oriolanos: aprovechar la ocasión.

Orihuela en 1870. Colección Javier Sánchez Portas.

La de Leopoldo Lizón se anunciaba en 1886 en «El Oriolano» y en «El Diario de Orihuela» como «antiguo establecimiento»; lo que deja entender que llevaba tiempo instalada en la Calle Calderón, número 8.

En 1891 apareció en el «Diario de Avisos». Y en 1894 en el diario «El Independiente».

En este antiguo y acreditado establecimiento, se ofrece al público una bonita y variada  colección en sombreros de novedad, de multitud de clases y colores.

Especialidad en hongos ingleses a dos pesetas uno. Se facilitan toda clase de encargos en el ramo de sombrerería con prontitud y equidad.  NO EQUIVOCARSE.

En 1905 empezó a publicitarse en «El Diario» con un vistoso anuncio en el que cambia su número de policía a Calderón de la Barca, número 4.

«El Diario» 1905.

Junto al puente ofrece al público.  Inmensa y variada colección de  gorras ALTA NOVEDAD, chauffer, japonesas, rocambole, inglesas, alemanas, montañesas, ciclistas y otras mil formas.

No he podido resistirme a transcribir un anuncio que aparece junto al anterior. Va también de cubrir las cabezas. Y el tipo que se publicita, estaba alojado enfrente de esta sombrerería, en el establecimiento precursor del Hotel Palace:

IMPORTANTISIMO: A los calvos. Acaba de llegar a esta población el representante y viajante de la casa Peguha de los Estados Unidos, D. Antonio Peña Zumalacárregui, doctor en ciencias, que ha venido a dar a conocer a las personas de buen gusto, y a los calvos en particular, artículos desconocidos en España.  ANTIMICROBICIDA CALVÓTICO PEGUELA, infalible y único producto conocido para poner pelo a los CALVOS. Instalado en la Posada Buenavista.

Hospedaje Buena Vista. Colección Javier Sánchez Portas

La sombrerería Madrileña de la calle Mayor

La primera referencia que encuentro a la sombrerería madrileña de Joaquín López, en la calle Mayor, número 35, son los «consejos comerciales» publicados por «la Crónica» en mayo y junio de 1887.

Hemos tenido el gusto de admirar el magnífico y elegante surtido de sombreros de señoras, niños y niñas que procedentes de las antiguas y renombradas fábricas de Madrid y París acaba de recibir para la estación de verano nuestro particular amigo  don Joaquín López, calle Mayor, número 35.

Recomendamos muy particularmente a nuestras bellísimas lectoras el acreditado establecimiento ya citado, en la seguridad de hallar en él a precios sumamente económicos cuanto pueden desear de mayor gusto elegante capricho, y alta novedad.

No sé cuánto tiempo llevaba abierta, pero esta es la fecha más antigua que tenemos.

En agosto de ese mismo año, apareció un anuncio en «La Crónica» que se mantuvo varios meses.

«La Crónica» 1887.

Exposición permanente de sombreros, última novedad, para señoras y señoritas, caballeros y niños. Magnifico surtido de gorras de todas clases.

Grandes existencias de adornos para baile, telas y cintas para confecciones y composturas. Lavado de sombreros de paja, de castor, y todo lo concerniente al ramo de sombrerería y modista.

Precios económicos, gusto y prontitud.

«El Diario de Avisos» 1891.

En octubre de 1889, «El Diario de Orihuela» publicaba la siguiente noticia:

Va adquiriéndose en nuestra ciudad, la costumbre tan generalizada en las grandes capitales, de exponer los domingos en los comercios, los géneros y novedades recibidos.

Anoche apareció otra en la elegante sombrerería Madrileña del Sr. López, siendo numeroso el público que la visitó admirando la variedad y elegancia de los géneros expuestos.

En la sesión municipal del 7 de noviembre del mismo año, el Ayuntamiento aprobó el pago de 37, 75 pesetas a Joaquín López, por la confección de once gorras para la Guardia Municipal.

«El Thader» 1895.

Con ligeras variaciones, entre los años 1891 y 1896, se anunció en varias publicaciones; especialmente en «El Thader».

Se ha recibido un grande y bonito surtido en sombreros para señoras y niñas de las cuatro mejores casas de París y de Londres: un gran surtido en sombreros ingleses para caballeros, desde 4,50 pesetas en adelante.

Después desapareció para siempre de los anuncios de prensa.

Sombrereros en el primer cuarto del siglo XX.

En el verano de 1903 localicé un sombrerero en la calle de San Pascual; de nombre Antonio Lorenzo. Encontré otro en la misma calle en 1888, pero sin nombre ni número. Puede que fuera el mismo.

Orihuela 1909.

En 1907 se anunciaba Pascual García Limiñana, en la Plaza de la Soledad con sombreros desde 6,50 pesetas.

En 1910 el negocio pasó a su hijo Mariano García Soriano, nacido en 1889. El joven Mariano estaba afiliado al Partido Conservador.

Dos años después, «El Eco de Orihuela» hablaba de reformas en su local de la Plaza de la Soledad.

También de un viaje a Madrid, Zaragoza y Barcelona, en busca de géneros para el nuevo establecimiento que pensaba abrir en la calle Alfonso XIII número 14, donde tenía su domicilio.

En noviembre de 1912 se trasladó al «nuevo local con servicio esmerado y amable por parte del dueño y de la dependencia».

Y por compras superiores a cinco pesetas, regalaba un accesorio para cepillar el sombrero.

Ornamentó admirablemente el nuevo establecimiento, que ostentaba un rótulo anunciador realizado por el afamado pintor Monserrate Rodríguez «El Dorado», quien había decorado también el «Café Europeo», la «Banca Balaguer», y restaurado, nada menos que la imagen de Semana Santa conocida como «La Diablesa».

Pero en diciembre de 1912 volvió a la Plaza de la Soledad, adecentando su antiguo establecimiento. Según sus amigos y correligionarios de la prensa, el nuevo local no era suficiente para tanta clientela.

Plaza de la Soledad.

En 1913 se casó en Santa Justa con la agraciada señorita Enriqueta Martínez. Ese mismo año lo nombraron viajante de una importante casa americana que comerciaba sombreros jipis (sombreros de palma) y panamás.

En 1914 tuvo un robusto varón, bautizado en la catedral. También amplió su negocio instalando en la sombrerería una sección de zapatería de «alta escuela».

«El Conquistador» 1912.

En noviembre de 1912 se anunciaba la apertura de la Gran Sombrerería de Luis Beltrán García. Pero la muerte de su abuela obligó a aplazarla una semana.

Estaba ubicada en la Plaza de Cubero, número 2, en la subida al puente desde la Calle San Agustín, junto a la confitería de Evaristo Cárceles. 

Al año siguiente, Luis viajó a Madrid y Valencia para comprar las últimas novedades. A veces se anunciaba como «La sombrerería de las tres B. B. B.».

Su especialidad eran los cordobeses estilo Belmonte, los de jipi -la última novedad- y los sombreros para sacerdotes.

«El Conquistador» 1913.

En octubre de 1918 Ricardo López Martí buscaba dependiente para abrir un establecimiento en la Plaza de la Constitución (la plaza Nueva).

Una gran sombrerería con variadísimo surtido en gorras y sombreros confeccionados al último grito de las exigencias modernistas.

Plaza de la Constitución o Plaza Nueva. Colección Javier Sánchez Portas.

Géneros baratísimos nacionales y extranjeros. Últimos modelos de París, Barcelona y London. Gorras de todas formas y colores a precios reducidísimos, de paño, hilo, afelpadas, impermeables y de abrigo.

Esta casa ha recibido para la temporada de Invierno lo más chic, lo más elegante, lo más llamativo. Inmensas existencias en boinas vascas con forros de seda.

Sombreros de inmejorable calidad. Fantasía, Elegancia, Baratura. Visiten esta casa antes de adquirir vuestras prendas y se convencerán. Plaza de la Constitución, número 21. Teléfono 58.

Plaza de la Constitución o Plaza Nueva.

La Madrileña en el siglo XX

El cuatro de febrero de 1913 fallecía la «anciana y virtuosa señora» Antonia Pinzón, viuda de López, dueña de la sombrerería madrileña. Queda claro que Joaquín había muerto antes, pero no he localizado la fecha.

Presidieron el duelo el sacerdote Eduardo Soria, Ramón Garrigós y Leopoldo Lizón.

Condujeron las cintas Mariano García, José Balda, Francisco García Molina y Mariano Ros, siguiendo al féretro un numeroso cortejo en el que estaban representadas todas las clases sociales de Orihuela.

Su hijo menor, Joaquín López Pinzón, casado con Concepción Ros, se hizo cargo de la sombrerería.

En junio de 1916 viajó a Valencia y Barcelona para comprar los modelos de la nueva temporada.

En aquel verano sufrió una terrible desgracia; perdió a su único hijo, Antonio, con tan sólo once meses de edad.

En el verano de 1918 Joaquín viajó de nuevo a Valencia y Barcelona.

También a Madrid; pero esta vez, el género adquirido era para montarse por su cuenta abriendo otra sombrerería en la calle Mayor: «El modelo, gran sombrerería modernista», haciendo la competencia a sus hermanas con una importante campaña publicitaria en «El Conquistador».

«El Conquistador» 1918.

Última novedad en géneros nacionales y extranjeros, lo más elegante de la moda mundial, calidad inmejorable, precios reducidísimos.

Visiten esta casa montada con todo lujo en la calle Mayor núm. 18 y se convencerán que es la única en su clase, por la elegancia, por la calidad y por la baratura de sus artículos.

Inmensas existencias en sombreros y gorras de fantasía y boinas vascas para la temporada de invierno.

«El Conquistador» 1918.

De Joaquín hijo sabemos que, en 1925, colaboró con la Centuria Romana aportando 3 pesetas.

Y que su establecimiento seguía abierto en 1926, con la dirección Mayor, número 20 y el teléfono 124.

La última noticia sobre él, aparece en enero de 1929, participando en una campaña benéfica.

La Sombrerería Madrileña siguió adelante regentada por sus hermanas, bajo la denominación comercial «Hijas de Joaquín López», nombre que aparece grabado en algunos sombreros de principios de siglo, que aún conserva mi amigo «Rufo» en «El Gavilán».

Gentileza de la familia Rufete.

En el primer tercio del siglo XX, la que parece ser una de las nietas del matrimonio fundador (se llamaba Leonor, como una de las hijas) se casó con José Rufete Gilabert, «El Gavilán», quien dio nuevo nombre a la sombrerería.

Fotografías de Roberto López Fuentes.

Esto es todo lo que he podido recopilar por el momento. A medida que avance en mis investigaciones iré añadiendo datos.

Queda demostrado que la sombrerería, hoy llamada «El Gavilán», lleva funcionado, al menos, desde la década de 1880.

Esperemos que pronto pueda cumplir el siglo y medio con el respeto que merece como única sombrerería de Orihuela, y quizá, de toda la Vega Baja.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba) 2021.

Mi agradecimiento a José Manuel Dayas y a la familia Rufete. Agradecería cualquier información que podáis aportar.

Enlace a programa de radio. Vídeo en YouTube.

La noche del 5 de marzo de 1914 en la calle Sarmiento.

Introducción.

Una modesta traviesa que une el Paseo con la Calle de San Juan ostenta una enigmática fecha como titulación: Cinco de Marzo.

Este callejón, fruto de la canalización de una acequia, se abrió en 1881 y fue bautizado como calle de Sarmiento en agradecimiento a la actuación del gobernador civil en la riada que sufrió Orihuela aquel año.

El eco de la provincia. 20 de septiembre 1881: Por Real decreto de 13 del actual, ha sido trasladado al Gobierno civil de Murcia el Sr. D. Francisco Banquells, que desempeñaba el cargo de Gobernador civil de nuestra provincia, y por otro decreto de la misma fecha, se nombra para esta vacante al Sr. D. Francisco Javier Sarmiento.

El Constitucional. 8 de octubre 1881: Anoche se recibieron en el Gobierno Civil graves noticias por telegrama. El alcalde de Orihuela telegrafía diciendo que la inundación del Río Segura es inminente.

Las pérdidas de la huerta son de grandísima consideración; la vega estaba toda inundada, y por consecuencia, el pánico se había apoderado de aquella desdichada ciudad víctima de estos estragos. Nuestro Gobernador, el Sr. Sarmiento, es muy posible que salga para los pueblos inundados a dictar disposiciones y a animar con su presencia a aquellos habitantes.

El Graduador. 14 de octubre 1881: Procedente de Orihuela llegó anteanoche a esta capital, el Gobernador de esta provincia, Sr. Sarmiento. Tenemos a la vista varias cartas de Orihuela, en la que se nos manifiesta los resultados prácticos que ha tenido para esta castigada población, la oportuna llegada de dicho señor.

Suprimimos todos los elogios que hacen de esta autoridad por no lastimar su exquisita modestia; pero séanos permitido a nosotros, nada acostumbrados a derramar incienso, hacer verdadera justicia, manifestar nuestra satisfacción al ver que las familias de esos pueblos, que más han sufrido en el último desbordamiento del Segura, se muestran agradecidos al celo, actividad e inteligencia con que la nueva autoridad de esta provincia ha acudido a los puestos de mayor riesgo y donde eran, por consiguiente, más necesarios toda clase de auxilios, tanto para evitar mayores daños, como para socorrer a los pobres que por efecto de las circunstancias lo habían perdido todo o podían perecer de hambre por falta de trabajo y hasta de artículos comer.

Consignamos las anteriores noticias, según se nos comunican, para honra del Sr. Sarmiento y satisfacción de la provincia.

Ayuntamiento de Orihuela. Sesión Municipal del 17 de noviembre de 1881: Se acuerda como prueba de grato recuerdo y consideración a la persona del Sr. Gobernador Civil de esta provincia, se ponga el nombre de Calle de Sarmiento a la nuevamente abierta próxima al paseo, que pone en comunicación la Puerta Nueva con la calle de San Juan, fijándose el correspondiente azulejo que lo determine.

La Calle Cinco de Marzo en el año 2004. Fotografía Ajomalba.

Comprobado que el gobernador de Alicante por aquellas fechas se llamaba Francisco Javier Sarmiento y que el callejón conservó su nombre hasta 1914, año en el que se le llamó «Cinco de marzo», sólo se me planteaba una duda.

¿Qué ocurrió el cinco de marzo de 1914 en la calle Sarmiento?
Asesinato de Canalejas. Portada y esquela del ABC.

Antecedentes

El asesinato de Canalejas en noviembre de 1912 puso fin al sistema de turnos de Gobierno establecido entre liberales y conservadores.

Ambos partidos se fueron fragmentando en diversos grupúsculos: Reformistas, Socialistas, Anarquistas, Nacionalistas, Republicanos, Integristas, Tradicionalistas, Jaimistas, Católicos, etc.

En el ámbito local, Alfonso Pardo y Manuel de Villena, marqués de Rafal, aspiraba de nuevo a la representación parlamentaria de este distrito como jefe del Partido Conservador oriolano.

Alfonso Pardo y Manuel de Villena, marqués de Rafal. Jefe del Partido Conservador.

Las elecciones del 8 de marzo de 1914 en Orihuela se presentaban muy reñidas. Su oponente Manuel Ruiz Valarino, jefe del Partido Liberal, había movido bien sus fichas pactando alianzas electorales con los antiguos partidarios del marqués.

Manuel Ruiz Valarino. Jefe del Partido Liberal

El hijo de Ruiz Capdepón gozaba de gran influencia política en toda la provincia; pero el marqués de Rafal manejaba hábilmente los hilos del poder que en ese momento disfrutaba.

Ambos partidos disponían de un periódico local que utilizaban como órgano de propaganda y látigo de la oposición: «El Eco de Orihuela» por parte del Partido Conservador y «El Diario» por parte de los liberales.

Por supuesto, las versiones que cada periódico ofreció del suceso al que nos vamos a referir inclinaron el peso de la noticia hacia sus propios intereses.

Trinitario Ruiz Capdepón.

Las disputas entre «rafalistas» y «valarinistas» fueron subiendo de tono. Como muestra de la tensión política local, desde la víspera de los hechos, el director de «el Diario» José M. Teruel, permanecía detenido en el retén municipal. Estaba acusado de abofetear a un macero municipal.

Los hechos.

Vamos a comenzar con la versión liberal.

EL Diario. 6 de marzo 1914.

El 6 de marzo de 1914, en primera plana y a toda pagina, el citado periódico denunció la existencia de una partida de matones a las ordenes del marqués a la que bautizaron como «partida de la porra»

EL Diario. 6 de marzo 1914: Provocación. Ciudadanos atropellados y apaleados. Desacatos a una autoridad militar. Tiros a la multitud indefensa. Indignación popular. Más detenciones a personas dignas. Poco después de las siete, salió a patrullar por las calles de la tranquila Orihuela, una «Partida de la Porra», formada por sujetos de mala catadura y peor aspecto, reclutados seguramente entre el hampa de la sociedad orcelitana, armados de sendas varas de fresno, los cuales se distribuyeron en grupos por las calles de la ciudad, convertida en ese momento en algo peor que una kábila rifeña.

Don Manuel y Don Vicente Ruiz Valarino, acompañados del exmagistrado del tribunal supremo Don Álvaro Landeira, acababan de cenar en el Hotel España y marchaban a su domicilio, acompañados como siempre de un grupo de amigos y correligionarios.

Al llegar a la calle Sagasta, los partidarios de la porra apaleaban salvajemente a un joven de unos 16 años. Protestaron de forma pacífica y ordenada ante el brutal espectáculo, pero los guardias municipales que allí estaban, les acometieron sable en mano, desacatando y atentando contra el capitán de Corbeta, D. Manuel Ruiz Valarino que, aun después de mostrar el carnet militar, fue maltratado y rodeado por una chusma de porristas.

Calle de Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

Entre tanto, otros guardias sable en mano, penetraron en la farmacia de nuestro correligionario Carlos Román a viva fuerza, porque en ella se habían refugiado algunos perseguidos, mientras que personas respetables eran atropelladas indignamente por los de la porra y otros guardias.

De pronto, entre aquella confusión sonó un disparo y luego otro, y un tercero. Según testigos presenciales del suceso y entre ellos uno de mayor excepción cuyo nombre reservamos para darlo a quien corresponde, los disparos partieron de los guardias municipales.

Fueron detenidos y conducidos al retén, arbitrariamente, perfectos caballeros, honra de la moralidad, el decoro y la decencia. Un espectáculo repugnante, asqueroso.

«El Oriol taurino» 15 de agosto 1908. Mi agradecimiento a José M. Dayas.

Según esta primera versión, cuando el candidato Ruiz Valarino se dirigía a su casa después de cenar en el Hotel España acompañado de su hermano y de un grupo de amigos y seguidores, presenciaron como en la calle Sarmiento, los «de la porra» apaleaban salvajemente a un adolescente en connivencia con los guardias municipales.

Las «partidas de la porra» se hicieron famosas en la segunda mitad del siglo XIX. No eran más que grupos de matones contratados para apalear a opositores y atacar las redacciones de periódicos contrarios.

Al fondo, Hotel de España. Colección Javier Sánchez Portas.

Al recriminarles por tal abuso, los citados caballeros fueron agredidos por los matones y acometidos por los guardias. Sable en mano les obligaron a buscar refugio en la farmacia del conocido liberal Carlos Román Miralles, yerno de Francisco Díe Pescetto.

De allí les sacaron por la fuerza, organizándose una trifulca que acabó con tres tiros; disparos que, según los «valarinistas», partieron de las armas de los guardias. Varios liberales, «gente decente y honrada», fueron detenidos y conducidos al retén municipal.

El Eco de Orihuela. 6 de marzo 1914.

Ese mismo día «el Eco de Orihuela» ofrecía otro punto de vista en la última columna de la segunda página.

El Eco de Orihuela. 6 de marzo 1914: El sangriento suceso de anoche. Anoche entre dos luces se notó un cambio que hacía presagiar desagradables acontecimientos. Los agentes de la autoridad extremaron sus precauciones, ejecutando con toda escrupulosidad y tacto las ordenes de cacheo recibidas.

Se vigilaba de un modo especial a determinados individuos altamente sospechosos. Tenía confidencias la policía de que un individuo apellidado Mateo, que goza de fama de duro, «guardia de corps» de ciertos elementos que bullen estos días en las hasta ayer incruentas luchas políticas.

Alrededor de las nueve de la noche de ayer, la pareja compuesta por los guardias municipales Juan Pedro Fernández y Tomas Pérez, advirtió la presencia en el Boulevard de Sagasta del referido Mateo, al que trataron de cachear.

La resistencia descompasada del aludido, y la concurrencia de algunos sujetos que acudieron a todo correr desde la parte norte del paseo, promovió un altercado en el que terciaron algunos transeúntes que se dispusieron a auxiliar a la autoridad.

Entonces un grupo situado en la esquina de la farmacia del Sr. Román, con voces y actitudes desacompasadas provocó la aproximación de los agentes, ocurriendo entonces según afirman testigos presenciales, que desde el interior de algunas viviendas y en el arroyo se hizo armas contra los agentes.

Entre los nombres que se barajan, solo queremos dar uno a la estampa, el del guardia Juan Pedro Fernández, que resultó herido por arma de fuego, con alojamiento del proyectil que esta mañana le ha sido extraído del costado izquierdo. Fue herido por la espalda y en dirección de arriba abajo.

Según la versión conservadora, la autoridad había sido informada de que individuos altamente sospechosos merodeaban por la ciudad.

Alrededor de las nueve de la noche, la pareja de guardias municipales formada por Juan Pedro Fernández y Tomás Pérez, trataron de cachear a un tipo con fama de duro llamado Mateo, cuando un numeroso grupo de sujetos acudió corriendo de la parte norte del paseo, entonces llamado de Sagasta, promoviendo un altercado con los agentes.

Argumentaba también que unos ciudadanos acudieron en apoyo de la autoridad y que desde la farmacia comenzaron a provocar a los agentes; al acudir estos a sofocar el alboroto, fueron tiroteados desde un balcón hiriendo al guardia Juan Pedro Fernández, con alojamiento de proyectil en el costado izquierdo.

El Paseo, entonces calle Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

El sábado día 7, víspera de la jornada electoral, «el Eco de Orihuela» ampliaba, en defensa de su versión, que los tiros sólo podían proceder de un portal elevado por la trayectoria de la bala; que ésta era del nueve y no del doce, calibre que usaban los guardias; y que los testigos hablaban de un tipo vestido de señorito que al parecer huyó por los tejados.

Ese mismo día, la noticia llegó a Madrid. En el mismo diario, de tendencia liberal, figuraban cuatro apartados.

La Mañana (Madrid). 7 de marzo 1914:

Primeramente la versión gubernamental.

La Mañana (Madrid). 7 de marzo 1914: ESCÁNDALOS ELECTORALES. EL DISTRITO DE ORIHUELA. Referencias oficiales. El gobernador de Alicante dice que, según le comunica el alcalde de Orihuela, algunas personas significadas de la política del Sr. Ruiz Valarino han alterado el orden y herido de gravedad a un guardia del Municipio.

Con este motivo han sido detenidas varias personas, entre ellas D. Pedro María García Murphy, ex concejal y ex teniente alcalde, afiliado a la política de Ruiz Valarino, y D. Rafael Blasco, oficial de la Delegación de Hacienda de Alicante.

También está detenido el portero del señor Ruiz Valarino, como presunto autor de la herida del guardia. Se asegura que el promotor de los sucesos fue el diputado provincial Sr. Ballesteros.

El punto de vista del periódico, defendiendo a Ruiz Valarino.

Aclaraciones y comentarios. Hasta aquí las referencias oficiales que recogimos en nuestro deber de informadores; pero conviene hacer constar que el suceso de que se hace mérito, y cuantos ocurran ahora en aquel distrito, tienen origen muy distinto al que se le quiere atribuir por los delegados del Gobierno.

Nuestro respetable amigo el ex ministro Sr. Ruiz Valarino, que tan merecidamente disfruta fama de prudente y que reúne cualidades por nadie superadas de sensatez y civismo, viene siendo objeto de una persecución sin freno en los distritos de Orihuela y Dolores.

Como la mayoría de aquellos electores, decididos adeptos del Sr. Ruiz Valarino, no pueden olvidar cuánto deben a su celo infatigable; es necesario apelar a las mayores violencias para el logro del atropello que el Gobierno se propone.

Bien parco nuestro amigo en la publicidad de los desmanes que contra él se cometen, se ha limitado hasta ahora a dirigir al presidente del Consejo denuncias de algunas felonías y avisos de justificados temores.

Las prudentes advertencias del Sr. Ruiz Valarino no han sido atendidas y ha ocurrido algo de lo que tenía que suceder por falta de previsión y exceso de arbitrariedad.

Responsable de lo acontecido y de cuanto en este orden desagradable pueda suceder en aquella región es el Gobierno que desatentadamente persiste en una actitud condenable, puesto que ya debía estar convencido de que ni aun con sus mayores violencias conseguirá arrebatar las actas que tan bien conquistadas tienen allí nuestros amigos.

Un telegrama de los electores oriolanos al presidente del Consejo firmado por Amancio Meseguer.

Amancio Meseguer López y Amancio Meseguer Manresa. Archivo Municipal de Orihuela.

ORIHUELA. — Al presidente Consejo de ministros decimos: Lamentable espectáculo que ofrecen atropellos y coacciones de todo género que se cometen a diario por amparadores de la candidatura ministerial, llegado al colmo con la amenaza personal realizada en plena calle al hijo adoptivo de Orihuela Sr. Ruiz Valarino, y desacatos a ilustres personalidades, hiere de tal modo la dignidad de los oriolanos que determina un acto de solidaridad que reviste por sí solo los caracteres de la más enérgica protesta.

A este fin, los diversos partidos: integrista, carlista, maurista, liberal y republicano, hacen pública su coalición en defensa de la candidatura de nuestro paisano Sr. Ruiz Valarino, a la par que declinan en el señor marqués de Rafal y sus patrocinadores la responsabilidad de los sucesos que puedan sobrevenir ya que no es tolerable que al amparo de la protección oficial se convierta en sangrienta burla las garantías que la Constitución otorga y se haga irritante menosprecio de las leyes, con agravio de la cultura de una población que en nuestras luchas políticas ha sido siempre modelo de sensatez y cordura. Por la Asamblea electoral. Amancio Meseguer.

Y una nota de Trinitario Ruiz Valarino, hermano del candidato liberal.

Trinitario Ruiz Valarino. Manuscrito y retrato.

ORIHUELA, 6. No es ya el atropello, es el atentado personal organizado oficialmente el que se dirige contra mí. El mismo individuo que me amenazó hace unos días recorrió anoche algunas calles dando mueras a mi hermano, candidato por este distrito, y a mí en presencia de varios guardias municipales.

Más tarde, al salir mi hermano de casa, un guardia del Ayuntamiento intentó detenerle violentamente poniendo las manos sobre su persona, no obstante haberlo exhibido documentos que acreditan su personalidad como capitán de corbeta.

El alcalde nombró ayer setenta individuos que funcionan como partida de garrote. La indiferencia con que se reciben mis denuncias produce los naturales resultados. Ruiz Valarino.

Conclusión y rotulación de la calle.

Calle de Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

Lo cierto es que el altercado ocurrido aquella noche fue el motivo de la nueva titulación de la calle Sarmiento.

El 28 de abril Alfonso Pardo Manuel de Villena, marqués de Rafal, en carta a «el Eco de Orihuela», anunciaba su retirada de la política tras la victoria de Ruiz Valarino.

Alfonso Pardo y Manuel de Villena, marqués de Rafal.

Madrid 28 de abril de 1914. Señor Don Tomás Brotons. Orihuela. Mi distinguido amigo: Cuando a insistentes requerimientos de los amigos de ese distrito me decidí a presentar mi candidatura para Diputado, ya hice saber que lo que consideraba un sacrificio lo haría muy gustoso por corresponder al afecto y trabajos que durante la oposición se me había demostrado por aquellos.

Llevando esa mira podrá Vd. conjeturar cuán grande es mi sentimiento actual por el desenlace que han tenido los acontecimientos que han sido coronados por la proclamación en el Congreso, del Señor Ruiz Valarino…

No puedo por menos de reconocer fracasada la ilusión que un día me hice con respecto a ese distrito, y ese fracaso alcanza a mi persona política en lo que respecta a Orihuela, desde el momento que no he logrado ser en ella el candidato de muchos elementos de las derechas, con cuyo apoyo esperaba contar; y cuando partidos como el carlista e integrista no han dudado en dar sus votos al candidato demócrata no apoyando mi candidatura ni siquiera como «mal menor» …

Por unas u otras razones creo que ha llegado el momento en que me despida de los amigos para que ellos, recobrada su libertad de acción vean qué rumbos deben tomar o designen persona que pueda llevar a cabo con más éxito que yo la labor que bajo mi dirección ha resultado infructuosa…  

Tanto Vd. como todos los amigos saben que pueden contar siempre con la buena amistad de su afmo. amigo s. s. q. s. m. b. El Marqués de Rafal.

Plaza de la Pía. Casa del marqués de Rafal, sede del Partido Conservador y futuro palacio. Colección Javier Sánchez Portas.

Sin la financiación del marqués y sin partido, el diario conservador «cerró la persiana».

El Eco de Orihuela. 4 de junio 1914: EL PARTIDO CONSERVADOR SUCUMBE A LA INJUSTICIA. La dignidad y la vergüenza nos obligan a desaparecer. «El Eco de Orihuela», órgano del partido conservador de este distrito, cierra con este número la serie de su publicación, de la misma manera que la agrupación política de que ha sido voz pone, con el acuerdo que vamos a hacer público en las presentes líneas, final a su pública actuación.

Ese mismo 4 de junio, en sesión ordinaria, el concejal Román Miralles pidió al Ayuntamiento que la calle de Sarmiento se denominase calle del Cinco de Marzo en recuerdo y memoria de los mártires de la libertad y de los amigos del Sr. Ruiz Valarino, que fueron atropellados y tiroteados en aquella calle esa memorable noche.

Y que a la plaza que hasta entonces se llamaba del Marqués de Rafal, se la denominase en adelante «Plaza de la Porra», para recordar siempre a los oriolanos esa indigna partida que fue vergüenza de un pueblo honrado y culto.

Plaza del marqués de Rafal. Actualmente Condesa de Vía-Manuel. José Antonio Ruiz Peñalver.

El alcalde propuso también que se destruyese el retén municipal; puesto que en él no habían penetrado detenidas más que personas decentes; y que ese edificio, mazmorra para «valarinistas», no debía ser deshonrado con la estancia en él de algún criminal.

El Diario. 5 de junio 1914.

El Diario. 5 de junio 1914: LA DEMOLICIÓN DEL RETÉN MUNICIPAL. Terminada la sesión del Ayuntamiento, una brigada de albañiles esperaban la orden de comenzar a demoler lo que fue cárcel de las personas decentes de Orihuela, durante los últimos seis meses de barbarie y vejaciones porque hemos atravesado; y los primeros golpes de pico que sonaron, para derribar aquella mazmorra inmunda y antihigiénica, la multitud considerable que había en las plazas de la Constitución y de Cubero, prorrumpió en vivas a la libertad, al pueblo libre, a D. Manuel Ruiz Valarino y aplaudió entusiásticamente a los operarios que demolían aquellas prisiones.

Quedó acordado por unanimidad y el 16 de junio, el propio Ruiz Valarino en solemne acto, descubrió la placa.

El Diario, 17 de junio de 1914. La llegada de Don Manuel Ruiz Valarino. Al llegar la manifestación a la calle Sagasta, se detuvo para que nuestro ilustre diputado, descubriera la lápida colocada en la calle de Sarmiento, a la cual se le ha dado el nombre de calle del «Cinco de Marzo de 1914».

El acto resultó solemne, disparándose en este momento, cuatro bombas, las cuales despidieron infinidad de versos alusivos de los sucesos acaecidos en Orihuela en estos días pasados.

El Paseo, entonces calle Sagasta. Colección Javier Sánchez Portas.

En las cuentas aprobadas por el Ayuntamiento el 20 de junio de 1914 figura el pago de 17 pesetas, importe de una lápida para la calle Sarmiento.

Fotografía Ajomalba.

No he encontrado el correspondiente pago por la de la «Plaza de la Porra»; por lo que sospecho que nunca llegó a ostentar la Plaza de Rafal , hoy Condesa de Vía Manuel, tan ignominioso título.

Epílogo

Esta humilde y castigada calleja tiene un significado especial para mí. Nací en el «Paseo de Calvo Sotelo» y mis abuelos maternos vivían en la «Calle de San Juan», entonces «de Antonio Piniés»; su tránsito era el cordón umbilical entre mi madre y mi abuela.

Casa Ballesteros. José María Pérez Basanta.

Además, fue quizá mi primer descubrimiento en el tema callejero. Nadie me supo decir por qué la llamaron cinco de marzo y lo tuve que averiguar.

Era un callejoncito modesto entre dos casonas. El espacio de una acequia cubierta y sus «brazas», sin puertas ni vecinos; por lo que fue maltratada desde el mismo momento en que la abrieron.

El Día. 23 de junio 1887: La calle de Sarmiento de esta ciudad está de pésame, a las muchas desdichas que sobre ella pesan, ya en forma de escombros que obstruyen su tránsito, ya por su poco aseo, etc. etc. hay que añadir unas ligeras reparaciones que se han hecho en una casa, propiedad de D. Francisco Ballesteros Villanueva, en la cual han dejado en su fachada y en la parte superior de ella tres canales, sistema antiguo, sin duda con el objeto de que por ellas llore sus desgracias la repetida calle…

Ciento veinticinco años después de la nota anterior, la casa de Ballesteros sigue amenazándola en forma de ruina. Y la bella rejería que ostentaba le fue extirpada de raíz.

Ahora sólo alberga urinarios y contenedores de basura…

La calle 5 de marzo en 2004 y en la actualidad. Fotografías Ajomalba.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Publicado en 2006. Reformado y ampliado en 2022.

Y se hizo la Luz

Molino de la Ciudad. Colección Javier Sánchez Portas.

Y se hizo la Luz.

A mediados del XIX los mecheros de gas desplazaron a las obsoletas velas de cera y a los quinqués de aceite o queroseno.

Sin tiempo para consolidar su difusión por toda España, en el último cuarto de siglo llegaba una nueva y revolucionaria tecnología: la electricidad.

Farol de queroseno.

Al igual que ocurrió con el gas, la ciudad pionera fue Barcelona, donde se creó la primera central eléctrica en 1875.

Diez años después se publicaba el primer decreto para regular las instalaciones.

La implantación de este tipo de alumbrado público aportaba mucho prestigio a los municipios.

Para la sociedad de la época la llegada de la luz eléctrica significaba formar parte de las ciudades más modernas.

Aun así, el alumbrado eléctrico quedó en manos de la iniciativa privada, compitiendo inicialmente con las empresas de gas.

Por toda España se crearon multitud de sociedades que afrontaron los riesgos derivados de una tecnología incierta y precaria.

La lista de usuarios era muy reducida. Sólo comerciantes y ciertas familias acomodadas podían permitirse pagarla.

Por ello, el interés de las primeras distribuidoras se centró en el alumbrado público, un mercado relativamente seguro, a pesar del lamentable estado financiero de los ayuntamientos.

La intervención municipal quedó limitada a la concesión de los permisos de construcción y las licencias para el tendido de cables y alambres aéreos que alimentaban faroles dotados de un arco voltaico con electrodos de carbón.

Como es lógico, las primeras empresas centraron sus esfuerzos en las grandes ciudades buscando la rentabilidad.

El resto de localidades tuvieron que conformarse con modestas instalaciones creadas generalmente por emprendedores locales.

Estas pequeñas centrales llamadas fábricas de luz funcionaban con máquinas alimentadas por combustible, produciendo un fluido de baja tensión y corto alcance.

Central eléctrica siglo XIX.

La primera eléctrica oriolana.

La primera empresa eléctrica oriolana se creó en la primavera de 1893.

El 23 de marzo ante el notario Pedro Turón Lozano se formalizó la escritura de una nueva sociedad mercantil llamada «la luz» con un capital social de 100.000 pesetas.

Su fundamento era la producción de electricidad para alimentar el alumbrado público y particular de Orihuela.

Su primer objetivo, buscar un emplazamiento apartado y a la vez cercano para instalar la central eléctrica o fábrica de luz; un molesto edificio con voluminosos generadores alimentados por combustible y una gran chimenea para extraer los gases que producían. Y lo encontraron en el Partido de San Antón.

Etiqueta de las botellas del Balneario y manantial de San Antón. Archivo Carmelo Illescas Pérez.

En mayo Atanasio García Cubero, alcalde por aquellas fechas, establecía un contrato verbal con su presidente Diego Roca de Togores para venderle una finca urbana que contaba con dos casas con los números 16 y 19 de policía.

Contaban con algo más de cincuenta metros cuadrados cada una; a lo que había que añadir un trozo de terreno inculto que lindaban a levante con el llamado fuerte de San Fernando, a sur y poniente con el que fue huerto de los dominicos y al norte con el Camino de San Antón.

Archivo Celia Senén.

En mayo de 1894 comenzaron las pruebas en la «fábrica de la luz» utilizando focos de diferentes intensidades con resultados brillantes.

El lunes 21 del mismo mes el obispo Juan Maura otorgó su bendición a las instalaciones y puso los nombres de «María de Monserrate» y «Roca de Togores» a aquellas máquinas que iban a hacer de la noche, día.

Obispo Juan Maura y Gelabert. Retrato autógrafo.

Los inicios fueron costosos y muy complicados, dejando el servicio mucho que desear.

Durante  todo el verano se sucedieron las quejas por incumplimiento del pliego de condiciones: el fluido era escaso; faltaban guías; en las calles estrechas habían sustituido las prometidas lámparas de dieciséis por otras de diez; y para colmo, a la una de la madrugada la ciudad quedaba totalmente a oscuras.

A pesar de todo para la feria de aquel año se alquilaron las casetas con un suplemento de cinco pesetas por suministro e instalación de luz eléctrica; aunque para ello se suprimió el fluido en los sitios «más apartados y menos transitables de la población».

Charles Clifford. Orihuela. Vista general de la ciudad 1862. Colección Javier Sánchez Portas.

Ante la falta de recursos para cumplir con el pliego de condiciones, el 31 de Marzo de 1895 la Junta General de Accionistas acordó ampliar el capital social en 70.000 pesetas, emitiendo 140 nuevas acciones al precio de 500 cada una, lo que permitió que modestos ciudadanos participasen con los mismos derechos y deberes que los socios fundadores.

El 27 de octubre de 1897 Alejandro Roca de Togores y Pérez de Meca, militar retirado, acudió al notario como representante de la sociedad para comprar la finca apalabrada por 7.000 pesetas.

Atanasio García, ya desposeído de la vara municipal, se reservó la propiedad de las aguas y el derecho de entrada al nacimiento, cuyo uso concedió a «La luz».

La «fábrica de la luz» en San Antón.

Finalizando la centuria, la sucesión de inventos provocaron multitud de cambios. Las lámparas de arco fueron sustituidas por novísimas bombillas incandescentes más baratas y fiables.

Otro adelanto decisivo lo aportó Tesla con la corriente alterna, permitiendo transportar la energía a largas distancias.

Poco a poco se fue popularizando el uso de la electricidad en domicilios particulares; aunque seguía siendo un lujo demasiado caro.

Huerto del Colegio de Santo Domingo. Al fondo la «Fabrica de la Luz». J. David photography, París. Fechada el 2 de septiembre de 1.901. Colección Jesús R. Tejuelo.

A principios del siglo XX la mercantil oriolana estaba al borde de la ruina. El gasto en consumo de combustible para sus máquinas superaba el importe de las cuotas abonadas por los clientes.

El director técnico, apellidado Gandía, dictaminó que la causa de este déficit era el «hurto de fluido».

Y es que, en principio, no utilizaban contadores; la empresa concertaba un pago fijo con el consumidor en función del número y potencia de las bombillas contratadas dando lugar a la picaresca:

Es sabido que los abonados de mala fe, en aquellos puntos donde no se emplean los contadores, se valen para intercalar más lámparas, de alfileres, trocitos de alambre o cualquier otro medio que les sugiere la malicia.

Sin más comprobaciones la junta directiva acordó modificar los contratos sustituyendo el recibo de luz fija por el pago condicionado a un contador.

El problema radicaba en como adquirir los contadores en un momento en el que la sociedad carecía de recursos.

Publicidad de Sturges y Foley.

Decidieron vender cien acciones por el 65% de su valor a Sturges y Foley, unos británicos domiciliados en Madrid que distribuían maquinaria industrial y agrícola.

Con el dinero recibido adquirieron los contadores; pero en número insuficiente para cubrir a todos los abonados. Esto generó una complicada situación en la que los recibos por contador llegaban a importar el triple que los que carecían de él.

Además, estos últimos, quedaban en condiciones de seguir defraudando a base de enganches ilegales.

Publicidad de Sturges y Foley.

En diciembre de 1901 las dificultades económicas se acentuaron; la sombra de la quiebra planeaba sobre «la luz».

El principal acreedor era la citada sociedad Sturges y Foley, con un crédito de 60.000 pesetas asegurado por la escritura del edificio y su maquinaria.

En caso de liquidación de la sociedad, los ingleses tenían las espaldas cubiertas; o eso pensaban.

Una de las cláusulas de concesión por parte del Ayuntamiento disponía que en caso de quiebra el material y cuanto comprendiese a la instalación quedaba a disposición municipal en concepto de propiedad.

Tras deducir los perjuicios que ocasionase la interrupción del suministro según los años transcurridos -habían firmado cincuenta-, abonarían el resto.

El asunto quedaba, utilizando las palabras de la prensa local, entre el interés de los ingleses y el de «los hijos de la Armengola»; y por supuesto el Consistorio oriolano debía defender a la población por encima de los de los accionistas, por importantes que fueran.

La visita del Señor Sturges prometiendo remitir los contadores necesarios antes del mes de abril tranquilizó a la junta directiva; pero no a los pequeños accionistas.

Sobre todo cuando corrió la noticia de que estaban a punto de comenzar las obras de una nueva central  para establecer un moderno alumbrado eléctrico «de sol a sol».

Molino de la Ciudad antes de las obras que lo convirtieron en central eléctrica. Sabiendo que dichas obras se realizaron entre los años 1902 y 1905, tenemos una imagen del siglo XIX, posiblemente la del primitivo molino edificado en el siglo XVIII. Colección Jesús R. Tejuelo.

El Molino de la Ciudad.

En noviembre de 1901 el acaudalado empresario Pío Wandosell compró un lote de  dieciséis fincas entre Orihuela y Murcia. 

Una de ellas, llamada «Molino de la Ciudad», incluía un viejo molino harinero de cereales y pimentón con seis compuertas, seis ruedas motrices, seis muelas, seis soleras, seis tablas y lo más importante: un hermoso salto de agua.

Pío Wandosell Gil. 1910.

Ya he dicho que Tesla había revolucionado el transporte de fluido con la corriente alterna. Este descubrimiento permitía explotar recursos hidráulicos situados a cierta distancia del núcleo urbano.

Molino de la Ciudad.

Los generadores para alumbrado instalados en molinos se multiplicaron convirtiendo estas instalaciones en «fábricas de luz»; poseer un salto de agua cercano suponía una clara ventaja para competir en el mercado eléctrico aprovechando una energía gratuita.

Molino de la Ciudad. Colección Jesús R. Tejuelo.

Para contrarrestar el efecto entre los inversores, en Orihuela se hicieron correr rumores interesados anunciando que la energía hidráulica no sería suficiente para conseguir la fuerza motriz necesaria.

Wandosell los acalló con la visita de Gustavo Boetticher, cofundador de la sociedad «Boetticher y Navarro» y concesionario de la marca Siemens.

Pío Wandosell junto a Emilio Castelar y otros políticos del Partido Republicano Liberal.

Este prestigioso ingeniero alemán, especialista en maquinaria para aprovechamiento hidroeléctrico, certificó la potencia de la central en quinientos caballos.

Tan pronto tuvo en sus manos la escritura de constitución, don Pío lanzó a sus representantes a la búsqueda de abonados.

Molino de la Ciudad. Colección Javier Sánchez Portas.

Mientras tanto, en la junta general ordinaria convocada el 9 de febrero de 1902 en los salones de la Unión Agrícola, los accionistas de «la luz» pedían la destitución de la directiva a la que exigían responsabilidades.

Sabían que la inmediata puesta en marcha del Molino de la Ciudad acabaría con toda esperanza de recuperación; así que lo mejor era salvar lo posible.

Molino de la Ciudad. Colección Javier Sánchez Portas.

Las obras del molino comenzaron en 1902 y duraron tres años. Aprovechando la situación y para eliminar la competencia, Pío Wandosell hizo una oferta de compra por todas las acciones.

Pero no consiguió llegar a un acuerdo con los ingleses  Sturges y Foley. Y decidió competir hasta aniquilar a los de «la Luz».

Para evitar enemistarse con sus futuros clientes, mantuvo su oferta de compra a precio razonable de todas las acciones de modestos inversores oriolanos.

En 1908, la fábrica eléctrica «Molino de la Ciudad» se anunciaba en las guías arco con todos los aparatos y adelantos modernos.

Fábrica de luz eléctrica, propiedad del acaudalado minero y rico propietario de Cartagena, Pío Wandosell, el cual la ha montado donde se produce el fluido con todos los aparatos y adelantos modernos, en el sitio denominado Molino de la Ciudad, situado en medio de un bellísimo paisaje de la Puerta de Murcia, habiéndolo levantado de planta, y construido en el referido sitio un soberbio edificio. 1908.
Fábrica de luz eléctrica «Molino de la Ciudad». 1908.
Fábrica de luz eléctrica «Molino de la Ciudad». 1908.

Por fin, el 2 de mayo de 1914, Pío Wandosell solicitó el traspaso del alumbrado público de la sociedad «La luz» al Molino de la Ciudad.

Pío Wandosell en 1911, Fundación Cajamurcia.

El Ayuntamiento, encabezado en esos momentos por su hijo Adolfo, exigió garantías de que la sequía estival o las inundaciones no iban a cortar el suministro.

José Ferrer Fuster, mecánico y constructor de maquinaria, certificó que disponían de dos motores de gas, suficientes para solucionar las posibles emergencias. Y el traspaso le fue concedido.

Molino de la Ciudad. Colección Javier Sánchez Portas.
Molino de la Ciudad. Colección Javier Sánchez Portas.
Molino de la Ciudad. Colección Javier Sánchez Portas.
Molino de la ciudad. Antonio Ballester Vidal.

¿Qué pasó con el edificio de «La luz»?

En noviembre de 1927, la sociedad Eléctrica Wandosell cedió gratuitamente al Ayuntamiento el edificio de la antigua fábrica de la Luz.

El Consistorio planteó la posibilidad de que el Estado dejase de contribuir con el pago del alquiler de la casa cuartel en la Casa del Paso, ofreciendo el edificio para ser destinado a la Guardia Civil.

En mayo de 1928, el teniente del puesto preguntó al alcalde si, antes de cinco meses, podían hacer las obras necesarias para ser ocupado.

Como era habitual, el municipio carecía de fondos y el proyecto nunca llegó a materializarse.

Casa del Paso. Colección Javier Sánchez Portas.

El 22 de octubre de 1931 el nuevo Consistorio republicano desarrolló una moción para su venta en las mejores condiciones posibles, «ya que no produce beneficio alguno y por el mal estado en que se encuentra».

Se acordó que fuese tasado por el maestro de obras del Ayuntamiento para sacarlo a subasta. 

El asunto quedó paralizado y en septiembre de 1932 se ofreció de nuevo al Estado; esta vez para construir una nueva cárcel a cambio de convertir la de la Carretera de Beniel en matadero.

Tampoco prosperó la nueva propuesta.

La cárcel en la Carretera de Beniel.

En abril de 1937, tras ser valorado en 5.000 pesetas «debido a su estado ruinoso», se anunció la correspondiente subasta para su enajenación. 

La misma tuvo lugar el 12 de junio y solamente concurrió un postor: Pascual Soriano Hellín, quien se hizo con él por la cantidad de 5.000 pesetas con 50 céntimos.

En el verano de 1939, finalizada la Guerra Civil, el consistorio falangista anuló la subasta del edificio alegando defecto de forma. 

Pascual Soriano, ultimo alcalde republicano, fue declarado en paradero desconocido (había huido en el Stanbrook);  y el edificio volvió a manos del Ayuntamiento.

El Stanbrook en el puerto de Alicante.

En marzo de 1940 el rector del Colegio Santo Domingo reclamaba la demolición de unas «obras realizadas por los rojos» en la antigua «fábrica de La luz». Dichas obras  menoscababan la propiedad del huerto del colegio, colindante.

El Ayuntamiento había arrendado la antigua fábrica a la Sociedad QUISA (química insecticida S.A), fundada por Jesús Botella Brotóns y Eusebio Escolano entre otros.

Convento de Santa Lucía. Colección Javier Sánchez Portas.

Por otra parte, el solar del desaparecido convento de Santa Lucía, se había convertido en un peligro para la higiene y en un atentado al ornato público.

Restos Convento de Santa Lucía. 26 de junio de 1941. Archivo Marieli Zerón.

En el verano de 1941 Jesús Botella Brotóns propuso «La permuta del solar de las monjas de Santa Lucía cuya compra tiene concertada por el antiguo edificio de «La Luz» que tiene arrendado el Ayuntamiento mediante el abono de la diferencia de precio que arroje la peritación».

Cediéndoles el vetusto edificio extramuros de la ciudad darían a las religiosas el albergue que necesitaban y «se haría una justa y pública reparación a la ya nombrada comunidad de religiosas del acto vandálico cometido por los rojos, reduciendo a escombros su único patrimonio».

Para ello solicitaron la oportuna autorización al Ministerio de la Gobernación y el 25 de Septiembre de 1941 el gobernador civil les anunció la imposibilidad de efectuar la permuta sin antes realizar un peritaje con la valoración de ambos inmuebles.

Un mes después, el maestro de obras del Ayuntamiento tasaba el edificio «Fabrica de la Luz» en 26.000 pesetas y el solar del convento de Santa Lucía en 24.385, quedando legalizada la permuta.

El 15 de enero de 1942 Eusebio Escolano reunió al consejo de la empresa Insecticida Química S.A. para comunicarles que, a Jesús Botella, gerente de dicha sociedad a cuyo nombre estaba el arrendamiento del local que ocupaba la fábrica, le habían ofrecido adquirirlo con las siguientes condiciones:

El ayuntamiento permutaba el edificio con las dominicas de Santa Lucía por el solar del convento destruido por los rojos. Y a su vez, las monjas, les venderían el edificio contando ya con la autorización de la Santa Sede.

Las condiciones que marcaba el Ayuntamiento eran las siguientes. Pagarían a las dominicas 60.000 pesetas. Para el desescombro y ornato de la plaza resultante del solar del convento 20.000 más.

Y otras 20.000 que el consistorio debía a los PP Jesuitas por el fallo a su favor del juicio por las obras y apertura de ventanas en la pared medianera que hicieron durante el «periodo rojo».

Restos Convento de Santa Lucía. 26 de junio de 1941. Archivo Marieli Zerón.

Eusebio Escolano dejó claro que solo tendrían justificante en escritura pública de lo pagado a las monjas y justificante del maestro de obras que realizaría el desescombro y ornato de la plaza.

Pero en lo referente a los jesuitas, sería una entrega por cuenta del Ayuntamiento, sin justificante.

En cuanto a la forma de pago, Escolano aconsejó pedir un crédito. Carlos Bofill sugirió hacer una ampliación de capital, aportando el dinero los consejeros y ahorrándose el interés bancario.

Primitiva Plaza de Santa Lucía a mediados del siglo XX. Archivo Marieli Zerón.

Escolano, Botella y Bofill se mostraron dispuestos a poner su parte. Pero los otros dos consejeros afirmaron no disponer de dicha cantidad en ese momento.

Tras la correspondiente deliberación, se acordó facultar a Eusebio Escolano para comprar y escriturar el edificio situado en el Barrio de San Antón, con el número 1 de policía; cuyos lindes eran: al norte y oeste, el Camino de San Antón; al Sur, el huerto de los PP Jesuitas; y al este, la carretera de Alicante.

El precio cien mil pesetas. Dicha cantidad la pondrían a partes iguales Escolano, Botella y Bofill.

Y les sería devuelta en cuanto a ellos les conviniese haciendo la petición diez días antes. O dejándolas como pago a cuenta de las acciones en la futura ampliación de capital.

Primitiva Plaza de Santa Lucía a mediados del siglo XX

Culminada la operación, las dominicas se hicieron con el Seminario Menor; es decir, el antiguo convento de la Trinidad donde hoy permanecen.

Claustro Seminario San José. Antiguo convento de Trinitarios.
Claustro de la Trinidad en la actualidad. Ajomalba.
Hermanas Dominicas. Fotografía José M. Pérez Basanta.
Convento de la Trinidad en la actualidad. Fotografía José M. Pérez Basanta.
Exterior fábrica de insecticidas QUISA.
Interior fábrica de insecticidas QUISA.

Muchos años después, tras una profunda reforma pasó a ser discoteca «Momentos».

A final, el edificio acabó demolido en los años noventa; y el terreno absorbido por el vecino colegio.

En cuanto al Molino de la Ciudad, tras una interesada restauración pagada a precio de oro por la Unión Europea, se pudre en el abandono.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Adaptación y ampliación de un viejo artículo publicado en 2003.

Molino de la Ciudad en ruinas. Fotografía Vicente Muñoz Navarro.
Programa de Radio.
Vídeo.