José María Muñoz y Bajo de Mengibar: esplendor y ocaso del «héroe de la caridad».

Litografía 1881. Colección Javier Sánchez Portas.

La Riada de Santa Teresa.

El 15 de octubre de 1879,  una terrible inundación pasó a la historia de nuestras desgracias con el nombre de «Santa Teresa».

Después de ciento treinta y nueve años, aquella riada sigue siendo la más famosa, la primera de la que tenemos imágenes.

El Guadalentín en Lorca, 1879.  «La Ilustración española y americana», núm. 40.

La tragedia se fraguó la víspera, en Almería; una fuerte tromba de agua desbordó el río Guadalentín.

Cuando el afluente volcó su caudal en un Segura ya muy crecido, formaron un mortífero frente de agua y lodo que se fue abriendo paso buscando el mar; una ola destructiva que arrasó la vega, de Murcia a Guardamar.

Riada de Santa Teresa en Murcia. 1879. «La Ilustración española y americana», núm. 40.

A la capital llegó sobre las dos de la madrugada superando ampliamente la protección del Malecón. Inundada la fábrica del gas, Murcia quedó completamente a oscuras. 

El agua corrió libremente por sus calles desatando un infierno iluminado tan sólo por antorchas. Las campanas de la Catedral tocaron a rebato seguidas por las de todas las parroquias y conventos,  mientras el hospital y la cárcel quedaban sepultados por el agua.

Pinchad la siguiente imagen para acceder a un curioso vídeo de Esteban Linares.

1879. Murcia, riada de Santa Teresa. «La Ilustración española y americana», núm. 40. Enlace.

En la huerta, las alarmas se transmitieron a través de cuernos y caracolas. Anegadas las acequias y desbordado el Reguerón, el agua derribó las barracas borrando huertos y caminos. 

Casas destruidas en el camino de Beniaján. Archivo General de la Región de Murcia.

En pocas horas, la Vega del Segura quedó sepultada por el lodo. Las cifras totales de la catástrofe fueron impresionantes: centenares de muertos y miles de familias que lo perdieron todo.

Riada de Santa Teresa en Murcia.

En Orihuela y su huerta los daños materiales fueron también incalculables. La tremenda riada alcanzó alturas históricas, marcando el agua casi cuatro metros en la Corredera.

Orihuela. Ceremonia del ramo de la virgen en el Puente Viejo.
Distribución de comida en la Corredera. La Ilustración Italiana. Noviembre de 1879.
1879. Orihuela, riada de Santa Teresa. «La Ilustración española y americana», núm. 40.
1879. Orihuela, riada de Santa Teresa. «La Ilustración española y americana», núm. 40.

Pero las trágicas noticias de lo ocurrido en el día anterior evitaron las desgracias personales. Cuando la crecida llegó a Orihuela, su población se había puesto a salvo buscando las zonas altas.

«Las inundaciones en España. Los habitantes de la llanura huyendo hacia Orihuela buscando refugio». En prensa británica.
España. El curso del Segura a través de Orihuela en tiempo ordinario. Prensa francesa.

La tragedia fue descrita al detalle por un gran número de diarios a nivel nacional, destacando especialmente la campaña emprendida por «el Diario de Murcia».

Este periódico abrió una suscripción popular en auxilio de los damnificados, una iniciativa que pronto alcanzó difusión internacional. Las terribles imágenes conmovieron al mundo.

El Diario de Murcia, 15 octubre de 1879.

Un periodista francés propuso editar una publicación monográfica cuyos fondos se destinaron íntegramente a las víctimas.

Aquella revista, en la que participaron ilustres personalidades de la época, se tituló «Paris-Murcie».

Portada de la revista Paris-Murcie. 14 de diciembre de 1879.

Gracias a una carta abierta, el citado diario murciano consiguió también que Alfonso XII se desplazase a las zonas afectadas.

En Orihuela recorrió sus enlodadas calles y rezó ante la imagen de la Patrona, a la que prometió una corona de oro. En aquella visita se retituló la Plaza del Salvador con su nombre: Plaza de Alfonso XII.

Grabado que ilustra la visita de Alfonso XII. Alcantarilla.

José María Muñoz, el «héroe de la caridad».

Colección Javier Sánchez Portas.

José María Muñoz y Bajo de Mengibar nació en abril de 1814, en Cabezuela, un pueblo del Valle del Jerte en la provincia de Cáceres.

Era hijo de Alonso Muñoz, destacado guerrillero en la lucha contra Napoleón que durante la primera Guerra Carlista abrazó la causa del pretendiente. Murió fusilado por el ejército isabelino en 1834, en Plasencia.

Partida de nacimiento de José María Muñoz.

Nuestro protagonista había ingresado en el Seminario con el propósito de ordenarse sacerdote; pero la trágica muerte de su padre cambió sus planes.  Abandonó los estudios, tomó las armas y acabó incorporándose a las filas carlistas.

Aquella guerra terminó cinco años después con el famoso «abrazo de Vergara». Gracias al pacto, los empleos y grados del ejército carlista quedaron reconocidos, pudiendo servir a Isabel II acatando la Constitución. Pero el joven Muñoz abandonó la milicia.

Colección Javier Sánchez Portas.

En 1840 era secretario del Gobierno Civil de Gerona, localidad donde contrajo matrimonio con la gerundense Carlota Ortiz, quien le dio dos hijos.

José María pronto empezó a destacar en los negocios tocando muchos palos: comerciante de harinas, tabacos y ganado; empresario en fundiciones y minas. 

En pocos años acumuló una considerable fortuna que le permitió saltar a la capital, donde se dedicó a la construcción y a la bolsa.

El éxito financiero le abrió las puertas de la Administración, alcanzando el puesto de Contador del Tribunal de Cuentas del Reino.

Por esas fechas se instaló en el centro de Madrid, en la calle de Tetuán, viviendo como un acaudalado hombre de negocios en la corte de Isabel II. Hasta que el cambio de Gobierno provocado por «la Gloriosa» le apartó de cargo en 1869.

Tras un largo viaje por América llegó a Alicante, donde decidió pasar el resto de su vida dedicado a la filantropía. Dijeron de él las malas lenguas que con las obras de caridad trataba de expiar algunos pecados.

Pero lo cierto es que decidió emplear parte de su fortuna en proyectos altruistas en Cabezuela, su localidad natal; y en Alicante, la adoptiva.

Y en esas, la riada se Santa Teresa le procuró su gran oportunidad de pasar a la historia.

Mientras el Gobierno, desbordado por la magnitud de la tragedia, preparaba el plan de emergencias, Muñoz se puso manos a la obra. Dicen que seguía un lema: «primero ayudar, luego rezar».

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Muñoz repartió entre los damnificados dos millones de reales; cien mil duros, como reza al pie de sus estatuas; una auténtica fortuna de la época que quiso entregar personalmente en las poblaciones afectadas.

El generoso donativo llamó la atención de la prensa y el retrato del filántropo extremeño se popularizó a nivel internacional.

El Diario de Murcia publicó una carta en su portada calificándolo como «uno de esos gigantes, faros luminosos, estrellas esplendorosas que guían y alumbran a la Humanidad».

Las Junta de Socorro, tras consultar a pedáneos, párrocos y vecinos, confeccionaron listados de beneficiarios, y en cada Ayuntamiento se escenificaron pomposas ceremonias de reparto.

1879. «La Ilustración española y americana», núm. 40.

Acompañados por bandas de música, a los actos acudieron obispos, gobernadores, diputados, concejales y, por supuesto nuestro filántropo, quien recibía personalmente el calor y agradecimiento de las multitudes congregadas.

Cuentan que recorrió las zonas devastadas en tren, en carro; y, si no era posible, a lomos de caballos o mulas. Así, repartido en lotes, aquellos desgraciados, uno a uno, recibieron el dinero de manos del propio Muñoz.

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Pronto empezaron los reconocimientos oficiales: Cabezuela del Valle, su localidad natal, le nombró Hijo Predilecto y mandó fundir un busto en su honor.

José María Muñoz en Cabezuela. Autor A. Yerro. Fundidor Vicente Ríos.

Las ciudades de Alicante, Murcia, Orihuela y Cuevas de Almanzora le nombraron hijo adoptivo; dedicándole calles y otros homenajes.

Benemérito de la provincia de Alicante, el Gobierno le concedió la Gran Cruz de Beneficencia, ignorando una propuesta para nombrarlo Marqués de la Caridad.

En Orihuela, donde había socorrido a un centenar de familias, el «Héroe de la Caridad» recibió una corona de plata bendecida por el Obispo Pedro María Cubero con la inscripción:

«Al insigne Sr. Muñoz por su generoso desprendimiento en 27 de Octubre. Orihuela agradecida».

El Constitucional. 25 de marzo 1880: Orihuela, 23 Marzo 1880. Sr. Director del Constitucional. Mi estimado amigo: Todo cuanta haga en obsequio del Sr. Muñoz será poco, pues nada hay en el mundo de que no sea merecedor, por los grandiosos actos de caridad de que no hay otro ejemplo; por eso los pueblos en que tantas lágrimas ha enjugado, haciendo con sus dones la dicha de las familias más afligidas y desgraciadas por la inundación, corresponden agradecidos, de la mejor manera que pueden hacerlo y no dudamos que el Gobierno de S. M. concederá la gracia, tiempo hace reclamada por la opinión pública y por la ciudad de Cuevas y otras poblaciones.

Comprendiendo esto Orihuela, se está ocupando en los preparativos, para solemnizar en el próximo domingo de Pascua, la coronación del Sr. Muñoz que será una gran fiesta a que concurrirán los forasteros y extranjeros que pensaron hacerlo el día de San José en que debió tener efecto el referido acto el cual tendrá lugar de once a doce de la mañana en los salones consistoriales, con asistencia del señor Obispo y de nuestro dignísimo Gobernador Sr. Santamaría, Junta de Socorros, Ayuntamiento y demás corporaciones y autoridades y todo el vecindario en que rebosa el entusiasmo por ese hombre extraordinario.

Después de la ceremonia, irá la comitiva a la calle de Mancebería, una de las principales y más perjudicadas por la inundación, para descubrir los rótulos de su nuevo nombre, calle de Muñoz, y bendecirla; y estará adornada con colgaduras, como toda la ciudad, con ramos, flores y arcos, iluminación y fuegos artificiales; por la noche todo lo que significa el triunfo de la virtud más sublime; la más digna del hombre y la más querida de Dios, la caridad.

Después habrá recepción en casa de los señores Rebagliato, quienes inspirándose en sus nobles y caritativos sentimientos en su amistad para el Sr. Muñoz, y en las entusiastas manifestaciones de sus convecinos, no han perdonado medio para que la artística y bellísima corona de plata y oro destinada al Sr. Muñoz, sea digna de su cabeza y que los festejos, sean también dignos del héroe de la caridad.

Seguro de que en esa capital se leerá con gusto la solemnidad que Orihuela prepara en obsequio del Sr. Muñoz, me permito darle los anteriores detalles. Con este motivo se despide de V. su afectísimo S. S. y A., JR.

En marzo de 1880, la calle de la Mancebería fue rotulada e inaugurada como calle de Muñoz.

Colección Javier Sánchez Portas.

La Correspondencia de España. 31 de marzo 1880: Orihuela, 31. 11,15 mañana. Se ha solemnizado con gran pompa el acto de coronar al Sr. Muñoz, asistiendo el gobernador civil de la provincia, el obispo de la diócesis, las autoridades, corporaciones y un gentío inmenso.

Seguidamente, con entusiasmo indescriptible, descubriose la lápida de la calle de «Muñoz», cuyos vecinos pobres fueron socorridos con dinero contratando la reconstrucción de seis casas, arruinadas por la inundación en dicha calle, nombrando una junta para las obras y dejando fondos para ellas.

Anoche hubo sorprendentes fuegos artificiales y otros festejos en honor del ilustre filántropo Sr. Muñoz, que sale mañana para Murcia siguiendo su cuarta expedición caritativa.

Colección Javier Sánchez Portas.

Las cuatro estatuas de Muñoz.

Muñoz en la Plaza Camachos de Murcia, donde permaneció más de treinta años.

Como ya he dicho, la prensa difundió su gesto altruista; y en la cima de su popularidad, iniciaron una suscripción popular para levantarle un monumento.

Lo recaudado dio para cuatro estatuas de bronce de tamaño natural, que se fundieron en los talleres de Federico Roviralta, en Santander.

Membrete de la fundición.

Según reza al pie de las esculturas, siguieron el modelo diseñado por un tal Federico de la Vega, escultor del que no he podido encontrar información.

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La primera se inauguró en Orihuela; en mayo de 1886 una comisión ciudadana se dirigió al Ministerio de la Gobernación solicitando una de las cuatro estatuas destinadas a perpetuar la memoria de José María Muñoz.

La prensa local recibió la noticia con alborozo:

El diario de Orihuela. 21 de julio 1886: LA ESTATUA DE MUÑOZ. Como decíamos en nuestro número anterior, en la Alcaldía de esta ciudad, se ha recibido la Real orden, por la que se autoriza a la Excma. Corporación Municipal, para que se coloque en la plaza de la Constitución, la estatua del célebre filántropo Excmo. señor D. José María Muñoz.

El ser ingrato es un crimen. La gratitud es una ley; y nosotros haciéndonos intérpretes del sentimiento público, enviamos al ilustre patricio, el testimonio de nuestra gratitud, en nombre de los pobres que socorrió en aquélla terrible y aterradora fecha.

La Corporación Municipal quedó autorizada para colocar al célebre filántropo en la Plaza de la Constitución.

Las obras de cantería para el pedestal salieron a pública subasta; y en 1887, su estatua estaba instalada en la plaza más céntrica de Orihuela, frente a al edificio del ayuntamiento.

Montaje de confección propia. La estatua de Muñoz insertada sobre una fotografía de la Plaza Nueva. Colección Javier Sánchez Portas.

La de Cuevas de Almanzora se inauguró solemnemente el 12 de noviembre de 1888. Al igual que en Orihuela, el sitio elegido fue la Plaza de la Constitución, frente al ayuntamiento.

Fotos antiguas de Almería.

La de Murcia, un mes después, el 13 de diciembre del mismo año. El arquitecto municipal, José Marín Baldó, diseñó un espectacular pedestal que triplicaba el tamaño de la estatua, colocándola en la Plaza de Camachos.

Muñoz en la Plaza Camachos de Murcia.

En Alicante, por expreso deseo de Muñoz, tuvieron que esperar a su muerte.

El «héroe de la caridad» dejó este mundo el 8 de junio de 1890, a consecuencia de una hepatitis. 

Doce días después colocaron la última estatua sobre un pedestal de cuatro metros de altura, en la plaza o paseíto de Ramiro; un romántico y recoleto jardín urbanizado cinco años antes.

Estatua de Muñoz en Alicante. Plaza Ramiro.

La trayectoria posterior de las cuatro gemelas fue diferente. Curiosamente, la última colocada, la de Alicante, fue la que menos duró en su emplazamiento; tan sólo ocho años.

Alicante. Plaza Ramiro.

En 1898 fue retirada por orden del alcalde, a quien no gustó el resultado artístico. A decir verdad, pocos fueron los halagos y muchas las críticas por el aspecto de las esculturas.

Fotografía Ajomalba.

El regidor alicantino pretendía fundirla y levantar un nuevo monumento digno de semejante varón y de la ciudad de Alicante.  Pero al final, acabó en un depósito municipal rodeada de trastos.

En los ochenta del siglo pasado, un periodista la encontró arrumbada en la Antigua Cochera de Tranvías. Y aunque parezca increíble, acabó vendida al peso. Unos chatarreros de San Vicente pagaron por ella 30.000 pesetas.

Cuando la noticia llegó a la prensa intentaron recuperarla; el Ayuntamiento de Cabezuela del Valle, donde Muñoz es venerado, estaba también interesado. Pero no lograron rebajar el precio: sus nuevos propietarios exigían por ella un millón de las antiguas pesetas.

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En Orihuela, antes de terminar la centuria, el emplazamiento del «campeón de la caridad» estaba muy deteriorado; con el jardín arruinado y la verja sin barrotes. 

La independencia. 8 de julio 1895: La estatua de D. José María Muñoz se encuentra en lamentabilísimo estado. ¡Que abandono! Ya no queda ni señal de que allí ha existido un jardincito muy bien arreglado.

De la verja que rodea al Sr. Muñoz han desaparecido la mayor parte de los barrotes. Aquello se ha quedado exclusivamente para que los chiquillos se entreguen a sus entretenimientos inocentes.

Colección Javier Sánchez Portas.

En el otoño de 1900 el Ayuntamiento cambió al señor Muñoz por una fuente pública.

Y al héroe de la caridad lo destinaron en principio a la plaza de la Pía; pero allí pensaron que sería un estorbo los martes, cuando instalasen el mercado de aves.

Plaza de la Pía con la Inmaculada en el sitio que le negaron a Muñoz.

Y así fue como nuestro filántropo acabó desterrado en Monserrate, donde todavía permanece.

La calle se la quitaron en 1940 para homenajear a Luis de Rojas, «Caído por Dios y por España»; y últimamente ha recuperado el título de Mancebería.

Fotografía Ajomalba.
Plaza de Monserrate. Ministerio de Cultura.

La de Murcia aguantó poco más de treinta años; hasta que la reforma de la plaza obligó a retirarla. Durante diez permaneció tumbada en el patio del Ayuntamiento.

En el verano de 1931 propusieron que ocupase el pedestal de un San Francisco destrozado meses antes, en la proclamación de la II República.

Finalmente la reubicaron en el Paseo del Malecón, sobre un modesto pedestal.

Muñoz en el Malecón de Murcia, con otro pedestal.

Solamente la de Cuevas de Almanzora permanece en su ubicación original; y guarda una curiosa historia narrada por el famoso periodista Carlos Herrera, natural de dicha localidad.

A principios del siglo XX aplicaron al señor Muñoz un barniz oscuro para proteger el bronce de las inclemencias.

Esta circunstancia provocó que el pueblo comenzase a llamarlo «el Santo Negro». Y con ese nombre quedó para siempre; a pesar de que fue «aclarado» y puesto a punto muchos años después.

Muñoz en Cuevas de Almanzora (Almería). José Antonio Ruiz Peñalver.

En 2014 el Ayuntamiento de Cabezuela del Valle celebró el bicentenario del nacimiento de su ilustre hijo y presentó una completa biografía.

«José María Muñoz, el heróe de la caridad». Bicentenario de su nacimiento: Cabezuela, 1814-2014.- Autor: Fernando Flores del Manzano Publicado por el Ayuntamiento de Cabezuela del Valle.- 2014.-

Murcia aprovechó la efeméride para adecentar la escultura del Malecón; limpiando el pedestal de pintadas.

Fotografía Ajomalba.

En Orihuela nadie se acordó de Muñoz ni de su aniversario. Así pues, no es de extrañar que muchos vecinos no sepan quien fue ese señor con levita que en Monserrate habita…

El olvidado «Héroe de la Caridad».

Fotografía Ajomalba.
Fotografía Ajomalba.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Enlace a un vídeo del programa que realicé para Radio Orihuela Ser. Pinchad la siguiente imagen.