De Tudmir a Oriola 51.

 

Corona de Castilla, en el año del Señor de 1272.

Dieciséis años llevaba Alfonso X obsesionado con la corona imperial; despilfarrando inmensas cantidades de dinero en una quimera. La perdida de privilegios por el Fuero Real y el abuso en pagos y diezmos destinados al “fecho del imperio” provocaron una rebelión nobiliaria.

No era la primera vez que los ricos hombres se resistían a las reformas políticas del rey Sabio; pero en esta ocasión, tenía en contra a los Lara, a los Castro, al señor de Vizcaya, al de Cameros… hasta su propio hermano, el infante Felipe, participó en lo que se llamó la conjura de Lerma.

Instalados en la corte de Granada, los nobles desnaturalizados cambiaron el tablero de juego de aquella guerra fría.

Buena parte de las mesnadas castellanas pasaban al servicio de Muhammad I que, por supuesto, los recibió con los brazos abiertos.

En contra de los consejos de su suegro, en la primavera de 1275, Alfonso X emprendió viaje a Francia acompañado de numeroso séquito para entrevistarse con el Papa.

En su ausencia, veinte naves con cinco mil jinetes norteafricanos atravesaron el Estrecho….