De Tudmir a Oriola 37.
Mursya, año 1242. El emir Muhamad ben Hud, apenas controlaba la capital. Durante el gobierno de Zayyan, el territorio murciano se había desintegrado y la situación era realmente caótica.
Toledo, febrero de 1243. El infante Alfonso de Castilla ultimaba en Toledo los preparativos para una nueva expedición en tierras andaluzas cuando se presentó una embajada murciana para ofrecerle el Reino de Murcia.
Tras informar a su padre y pedirle consejo, el infante Alfonso partió hacia Alcaraz.
Játiva era la ciudad más importante del reino después de Valencia. Cuando Jaime I regresó de Aragón, Rodrigo de Lizana le suplicó que rescatase a su primo enviando una hueste sobre la ciudad.
El rey accedió y se dirigió hacia Játiva con un ejército para exigir la entrega de los prisioneros.
Una vez firmado el pacto de Alcaraz, el infante Alfonso se creyó en el derecho a hacer valer su papel de aliado del Emir murciano.
En los mismos territorios camparon huestes castellanas y aragonesas. El choque entre las dos coronas parecía inevitable.