De Tudmir a Oriola 33.
Con Jaime I instalado definitivamente en su territorio, Zayyan mandó fortificar los muros de Valencia,cerró sus puertas a cal y canto y envió una embajada al sultán de Túnez pidiendo ayuda.
En la pascua de 1238 la hueste aragonesa dejó el Puig para iniciar el definitivo asedio a la capital. Trabuquetes y fundíbulos golpearon sus murallas.
En agosto, llegaron los refuerzos de Túnez: 12 galeras y seis zabras cargadas de provisiones, armas y dinero. Jaime envió a cincuenta caballeros y doscientos infantes que se emboscaron para recibirlos. Recelosos, los sarracenos no desembarcaron. Encendieron fuegos y tocaron tambores para que los sitiados supiesen de su presencia.
Estos, alborozados, respondieron del mismo modo. Pensaban que los sitiadores abandonarían el cerco al verse entre dos frentes.
La respuesta de Jaime no dejó lugar a dudas: encendió más de quinientos fuegos rodeando Valencia y envió aviso a Tarragona y Tortosa para que armasen galeras.
Imagen: Entrada triunfal en Valencia del rey Jaime I, de Fernando Richart Montesinos (1884). Museo de Bellas Artes de Castellón.