Justo García Soriano. 16. 1915.

No sé si es mi más antiguo recuerdo, o una falsa reminiscencia debida a relatos y fotografías posteriores. Me contemplo niño, muy niño, todo azul: ojos, llenos de expresión inteligente y de vida; largo abriguito de terciopelo con encajes en el cuello y en las bocamangas…

Junto a mí una señora elegante, sin rostro—no lo recuerdo—que es mi madre, pela cuidadosamente la blanca, fresca y rezumante naranja de mi merienda… Estamos en una gran plaza circular, la de Oriente, junto a una gran y puntiaguda verja, y un banco de granito corrido, también circulares. En medio el airón de bronce de la estatua ecuestre de Felipe IV por Juan de Bolonia…

Felipe IV. Plaza de Oriente. Madrid.

Al fondo, pesadote y blanco, el gran monte de piedra del Palacio Real. Y seguro que estaría también el cochecito flameante de banderolas arrastrado por un burro enano, en que tocaban la campana brillante otros niños, más niños, muchos niños un poco mayores que yo.

Cuando mi padre llegaba cansado y sonriente de dar tanta clase en el colegio que dirigía en la próxima Costanilla de los Ángeles, nos iríamos poco a poco hasta la casa de la calle de la Luna en la que había nacido dieciséis o diecisiete meses antes. Era el año de 1915….   

 Justo García Morales. «Primera Memoria».

Justo García Soriano comenzó el año 1915 impartiendo clases en el Colegio Cardenal Cisneros, en Costanilla de los Ángeles. Sin saberlo, apuraba sus últimos meses en la enseñanza privada.

El 18 de febrero la subsecretaría del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes convocó oposición para cuarenta y cinco plazas de oficiales de tercer grado del cuerpo facultativo de archiveros, bibliotecarios y arqueólogos.

Nuestro biografiado presentó la correspondiente instancia para poder formar parte de la misma, acompañada de los certificados de antecedentes penales y de buena conducta; este último firmado por el alcalde del barrio de La Estrella.

A finales de marzo la convocatoria apareció anunciada en la prensa de Madrid con los miembros del tribunal y un largo listado de opositores entre los que figuraba Justo García Soriano. Solamente he transcrito los nombres de los profesores.

La Correspondencia de España. 31 de marzo de 1915: CUERPO DE ARCHIVEROS. El Tribunal designado para juzgar los ejercicios de oposición para el ingreso en el Cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos está formado por D. Francisco Rodríguez Marín, D. José Joaquín Herrero, D. José Ramón Mélida, D. Antonio Ballesteros, D. José Castillo y Soriano, D. Francisco Navarro Santín y D. Agustín Bullón de la Torre.

Puerta del Sol. Madrid, 1915. BNE.

Inmediatamente acudió a su buen amigo, el periodista y diputado por Almería Luis Antón, para que desplegase su red de influencias, práctica común en la España de todos los tiempos.

Tenemos constancia de las cartas de recomendación al famoso escritor y político requenense José Joaquín Herrero Sánchez; y al abogado y periodista madrileño José del Castillo Soriano. Ambos eran Jefes en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Transcribo las respuestas.

15 de abril de 1915. Sr. D. Luis Antón del Olmet. Mi querido amigo: Tendré muy presente el interés de V. por D. Justo García Soriano, opositor al cuerpo de Archiveros y mucho celebraré que los ejercicios que el interesado practique me permitan en justicia comunicar a V. noticias satisfactorias. Ya sabe que es suyo afectuoso amigo y s. s. q. e. s. m. Autógrafo: José J. Herrero.

José del Castillo y Soriano. Preciados, 23. Madrid, 22 de abril de 1915. Sr. D. Luis Antón del Olmet. Mi querido amigo: Recibo su atta. interesándose por el opositor a las plazas del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos D. JUSTO GARCÍA SORIANO, y excuso decirle lo mucho que celebraría que las circunstancias permitieran que su recomendado realizase sus aspiraciones. Es siempre suyo buen amigo q. e. s. m. Autógrafo: José del Castillo y Soriano.

Cuando sólo le faltaba realizar el último ejercicio, insistió pidiéndole todas las recomendaciones posibles en el propio tribunal. Dejó escrito un farragoso borrador sin fecha, plagado de tachones.

Querido Luis: Hasta ese tranquilo rincón de la tierra murciana al que has ido en busca de unos días de descanso y para huir de enojosas importunaciones, te persiguen mis súplicas y demandas. Perdónamelo. Hoy no tengo más padre que a ti, al antiguo camarada de la infancia y de los primeros escarceos literarios.

Ayer terminé el 2º segundo ejercicio de mis oposiciones y en él he quedado bien; mejor que en el primero según opinión de algunos jueces del tribunal. Sin embargo, ya sabes que esto no basta. El lunes continuará el último ejercicio, que es muy breve, y en él espero igualmente hacer un papel decoroso.

El próximo jueves, día 8, lo más tarde, se dará el fallo definitivo y la propuesta. Bien comprenderás que estos días son los culminantes y empeñadísimos en que se decide la suerte de la batalla. Tu presencia aquí, en estos momentos, hubiera sido garantía absoluta de mi éxito, pues ahora es cuando había que quemar los últimos cartuchos, como tú sabrás hacerlos.

Así como más riesgo de ser acosado a todas horas con influencias y recomendaciones de todas partes por lo general. No ignoras que estos señores se acuerdan con preferencia del que tienen más cerca y es más insistente.

No obstante, puedes suplir tu valiosa presencia recordándoles por última vez la recomendación que de mí les tienes hecha, especialmente y con el interés que sé que por mí te tomas, a D. Agustín Bullón. Este señor vive en la calle Mayor nº 85. Confío en que le escribas aprovechando el inmediato correo, pues el tiempo urge.

Mucho siento, querido Luis, importunarte, pero no he dudado hacerlo. Ojalá sea la última vez. Solo tú puedes ampararme, y en estos momentos se decide mi porvenir y el pan de mi familia. Gracias, muchas gracias te anticipa tu incondicional y buen amigo que te desea salud y felicidad. Justo García Soriano.  

La respuesta fue muy breve:

Querido Justo: Llevas las cartas de órdago. Espero serán útiles. Te abraza tu amigo. Luis Antón del Olmet.

Cuando consiguió la plaza se lo comunicó a su amigo y esta fue su respuesta:

El Diputado a Cortes por Almería. Querido Justo: Me alegré en el alma. Avisa cuando te destinen para pedir tu traslado a Madrid. Haría que trabajaras en El Parlamentario. Con mi afecto fraternal. Luis.

Carta de Antón del Olmet matasellada en el Congreso de los Diputados. AMO. LJGS.

En la primavera de 1915 Eloísa quedó de nuevo embarazada. Y como demuestra el siguiente recibo, seguían viviendo en el piso de la calle de La Luna por el que pagaban un alquiler de setenta pesetas al mes.

Recibo Alquiler. Madrid, abril de 1915. AMO. LJGS.

De sus colaboraciones en el periódico «El Parlamentario» sólo tengo constancia de un artículo titulado «Novedades Viejas. El pan de antaño», publicado el 27 de octubre. Sé de él porque lo menciona en una de las cartas enviadas a Pedro Sainz, calificándolo como una «amazacotada disquisición histórico panaderil».

No he conseguido localizar ningún otro artículo escrito por Justo durante 1915. Entre la media docena de ejemplares de su colección particular, conservados en el archivo oriolano, hay tres en los que aparece mencionado.

El primero está escrito por su amigo y propietario del periódico, Luis Antón, con su conocido seudónimo de «El Marqués de Dosfuentes». En un largo trabajo, publicado en primera plana; lo citó al comienzo:

El Parlamentario, 30 de junio de 1915: Los problemas nacionalistas. El iberismo lingüístico. Saldo con gran retraso la cuenta de cortesía en la que soy deudor del señor García Soriano. Doy a este docto doctor, no lo son todos, gracias sinceras, tampoco lo son todas…  

El segundo anunciaba el éxito obtenido por Justo en la oposición y su nombramiento.

El Parlamentario, 12 de julio de 1915: Noticias Breves. Tras brillantísimos ejercicios de oposición, ha sido nombrado oficial tercero del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos nuestro querido amigo y compañero don Justo García Soriano. Enviámosle nuestra cordial y sincera enhorabuena por el feliz resultado de sus incesantes y profundos estudios.

Gran Vía. Madrid, 1915. BNE.

El último, especialmente elogioso y de nuevo en primera plana, lo escribió su compañero de redacción Vicente Ballester Soto.

El Parlamentario, 24 de julio de 1915: Después de unas oposiciones. Los nuevos archiveros. Los que triunfaron. Ignoro por qué motivo la Prensa no acoge con el relieve debido el resultado de las oposiciones que aquí en Madrid se verifican.

El hecho es bien notorio para que pase inadvertido a cuantos gustamos de apreciar los fenómenos que surgen en la vida y que contemplamos a veces con indiferencia, por su constante repetición. Lo cierto es que es así. Un novillero cualquiera que brutalmente enloquece a la masa, a los intelectuales y pseudointelectuales, ocupa columnas y columnas en los periódicos…

… La novela de un currinche, el libro que empedró un poeta de café, la piececilla estomagante de esos devanadores de chistes, el gesto de una peripatética elevada a cupletista, encuentran más accesible el adjetivo y el reclamo que el paciente español, trabajador y honrado, que consumió su juventud en horas de provecho y de enaltecimiento patriótico…

…El último de los que conozco entre cuantos obtuvieron la victoria es mi compañero Justo García Soriano. He de ser parco en el elogio porque no parezca interesado. De él puedo decir que, familiarizado con la bibliografía, tiene un proyecto de tal grandiosidad que el ilustre Rodríguez Marín, al conocerlo, lo acogió bajo su protección y le estimuló a realizarlo, venciendo dificultades, para bien de la cultura y por enaltecimiento de España.

Su entrada en el Cuerpo de Archiveros será indudablemente para gloria de la ciencia española, a la que servirá con devoción de fanático. Y si se juzga de los demás por las muestras, el optimismo invade nuestro espíritu…

De los dos documentos siguientes, el primero certifica su nombramiento con un sueldo de tres mil pesetas anuales. El segundo su destino en el Archivo de Hacienda de Albacete.

Ministerio de Instrucción Pública. AMO. LJGS.

Y es que, puesto a elegir entre las vacantes ofertadas (las bibliotecas de Santiago o de Cáceres y los archivos de Hacienda de Orense, Gerona o Albacete), se quedó con la plaza de Albacete por su situación geográfica, a medio camino entre Madrid y Orihuela.

En la estación de Atocha facturaron los muebles y buen número de fardos; y, a primeros de agosto de 1915, nuestro biografiado y su familia trasladaron su domicilio al segundo piso de la calle Carlos IV, número 1, en Albacete.

Estación de Ferrocarril de Atocha. Madrid, principios del siglo XX.
Estación de Ferrocarril de Albacete en 1915.

Aunque no acababa de digerir lo que consideró un destierro, todo comenzaba a marchar bien para los García Morales. Justito estaba sano y fuerte, Eloísa de nuevo embarazada y Justo disponía por fin de un sueldo fijo; doscientas cincuenta pesetas al mes como jefe del Archivo de Hacienda (lo de jefe era un eufemismo pues a su cargo solo tenía un ordenanza).

Vivir fuera de la capital suponía también un ahorro considerable. De su estancia en Albacete, he encontrado este recibo de alquiler correspondiente al mes de septiembre. El gasto en vivienda quedó rebajado a cuarenta y dos pesetas; recordemos que en Madrid, ese mismo año, pagaba setenta.

Recibo Alquiler Albacete. Septiembre 1915. AMO. LJGS.

Ya transcribí las dos primeras cartas escritas para los dos hermanos Sainz en 1907, cuando Justo estaba de vacaciones en Orihuela; y la de 1912, cuando visitó los baños de Mula. A partir de su traslado a Albacete, la correspondencia con el joven Pedro Sainz fue muy abundante. Sólo en 1915 disponemos de siete cartas. Esta es la primera, escrita nada más llegar a la población manchega.

Albacete, 19 de agosto de 1915. Querido Periquito: Llegamos a ésta sin novedad, y al día siguiente tomé posesión de mi Archivo. Este es bastante grande, tiene varias salas y numerosos fondos, pero pocos de interés histórico, a excepción de algunos conventos extinguidos. Sospecho que entre el acervo de papelotes mal catalogados debe haber algunas otras cosas interesantes, pero aún no he tenido tiempo de hacer un rebusco y un espulgo concienzudo.

Mis predecesores han trabajado en la formación de un índice que existe en su correspondiente caja de cédulas; pero que yo deseo adicionarlo y completarlo. Aparte de esta labor voluntaria, mi cargo me da muy poco trabajo; y como se me considera como jefe, aunque sin más personal que un ordenanza (el simpático Amalio), que tengo a mi servicio, gozo de absoluta autonomía. Cobro, en concepto de material todos los meses, además de mi sueldo, 21 peseta y 77 céntimos, que pienso invertir en beneficiar mis medios de cultura.

Tengo en el archivo gran cantidad de papeletas en blanco y demás material bibliográfico que aprovechar… Excuso decirte. Además existen algunas obras impresas, entre ellas la colección completa de la Revista de Archivos, que aquí recibimos, y las publicaciones anejas a la misma, tales como el Catálogo de papeles de Inquisición. – Ídem de retratos de la B. N. por Ángel Barcia. – 5 catal. Del Archivo de Simancas.- Otros id. de varios archivos, como el de Indias, etc.

Índice de pruebas de los caballeros de la Orden de Carlos III.- Libros de plazas de la Cámara de Castilla.- Procesos de protestantes españoles en el S. XVI (en publicación).- Catálogo de obras de ornamentación y artes industriales existentes en la B. N., etc, etc. Y, sobre todo, la despampanante Bibliografía hispano-latina clásica de D. Marcelino, que me he traído a casa y me la estoy tragando.

Estoy viendo ahora en él, los traductores de Ausonio. Las Rosas las tradujo Herrera… En fin, debes tener esta obra muy presente para tu proyectado trabajo sobre los humanistas españoles, pues aquí está completa la cantera. Contiene biografías numerosas de humanistas de 2º y 3er orden…   

Poco a poco, la relación maestro-discípulo evolucionó hacia una gran amistad. El medio centenar de cartas escritas por nuestro biografiado, que voy a ir transcribiendo, están recopiladas en un epistolario que presentó su hijo, Justo García Morales, en 1986.  

Ya instalado en Albacete, el cargo le daba poco trabajo y mucha autonomía; por lo que inicialmente aprovechó el tiempo para trabajar en la bibliografía de Francisco Cascales Pagán, humanista murciano nacido en Fortuna (1564-1642). Pretendía doctorarse y opositar a una cátedra de Literatura de la Universidad de Murcia. Se lo contó a Pedro, en esta otra carta.

Carta de Pedro. Septiembre 1915. AMO. LJGS.

Albacete, 5 de septiembre de 1915. Querido Pedro: Recibí con alegría tu carta, fecha del 26 pasado, que aunque no breve, me pareció muy corta, tal es el agrado con que leo todas tus cosas, pareciéndome una de nuestras efusivas e interminables conversaciones. Celebro que tú, tus papás y Antonio disfrutéis de buena salud; aquí estamos bien todos y muy apaciblemente. No he contestado antes a tu carta esperando recibir la de Antonio, que me anunciabas; pero en vista de que éste no tiene mucha prisa en hacerlo, no quiero aplazar ni un día más mi respuesta…

Pero lo que más activo ahora es mi tesis doctoral, para la que me ha salido un colaborador espontáneo de gran valía: se trata nada menos que de don José Cascales Muñoz, el conocido erudito y bibliógrafo. Este señor ha sabido por D. Francisco Rodríguez Marín que yo estoy preparando un trabajo sobre su ilustre tocayo, el autor de las Tablas Poéticas, y me ha escrito una larga misiva, poniendo a mi disposición gran número de datos que él tenía recogidos para hacer la bibliografía del humanista murciano. Como era lógico, yo le contesté aceptando gustosísimo, y ya me ha replicado enviándome algunos nuevos materiales.

Y, a propósito de esto, necesito que me hagas un favor, que te agradeceré mucho: que me copies enseguida y con toda fidelidad y esmero un trabajo, creo que del Conde de Roche, inserto en el Boletín de la Real Academia de la Historia –tomo XLII – Febrero 1903. «Monumento erigido al historiador murciano Francisco Cascales» (trata de la muerte, el testamento y la sepultura del humanista y de los hijos que dejó). Así mismo no olvides de ver y decirme lo que en su bibliografía trae Catalina y García del Lic. Cervellón.

Aquí no he podido encontrar el Boletín a que me refiero. Si acaso pudieras encontrar un ejemplar de ese cuaderno en las librerías (quizá casa de Rico), mejor será que me lo compres y me lo envíes, que yo te remitiré su importe enseguida, y te ahorras la molestia de copiármelo. Pero una cosa u otra, te ruego que me lo hagas pronto, lo antes posible, pues yo quisiera tener ultimado mi trabajo para 1ºs de Octubre, en que quizá haga una escapatoria a esa Corte con ánimo de doctorarme, y tal vez, si esto consigo, firmar las oposiciones a la cátedra de Literatura de la Universidad de Murcia.

Lejos de la capital, Pedro Sainz se convirtió en su lazarillo; el único medio disponible para conseguir todo lo que desde Albacete le resultaba personalmente inaccesible; especialmente los elementos necesarios para seguir con sus investigaciones históricas.

Confío en tu colaboración pronta y solícita. El día 8 comienzan aquí las ferias que son dignas de verse. Hay rebaja de trenes desde Madrid: en 2ª clase 26 ptas., y en 3ª 14,75, ida y vuelta. Te espero a ti y a Antonio sin falta. Venid, aunque sea en 3ª, el viaje es corto; los billetes se venden hasta el día 12. Aquí tenéis vuestra casa y me daréis una gran alegría, si venís. Os espero. No desairadme. – Recuerdos a tus papás y hermano; y tú recibe un abrazo efusivo de Justo García.    

Carteles de la Feria de Albacete. Años 1912 y 1915.

A pesar de sus quejas, nunca mostró voluntad de integrase en la vida cultural de la capital manchega. Resulta extraño que ni mencionase la «Fiesta de la poesía» que el 14 de septiembre organizó el «Ateneo Albacetense».

Dentro de la programación de la feria, celebraron un certamen poético cuyas fotografías aparecieron en un conocido semanario madrileño de tirada nacional. Los triunfadores recibieron una flor natural y cantidades en metálico que oscilaron entre las 100 y las 250 pesetas.

Mundo Gráfico. 13 de Octubre de 1915. BNE.

Quizá fuese la sensación de provisionalidad la que no le permitía integrarse; echaba de menos Madrid y seguía intentando regresar lo antes posible. Con este propósito acudió de nuevo a su buen amigo, el diputado por Almería, para que volviese a echar mano de sus influencias políticas.

Esta vez se dirigió al subsecretario del ministerio solicitando un traslado a la capital en «comisión de servicios»; una situación especial que permite a los funcionarios desempeñar un encargo concreto por tiempo limitado, fuera de su puesto habitual. Pero el ministro, Saturnino Esteban Collantes, no estaba por la labor. Transcribo la respuesta.

El Subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. 21, Sepbre 915. Sr. D. Luis Antón del Olmet. Mi distinguido amigo: Mucho siento que no me sea posible complacer a Vd. en la recomendación que me tiene hecha en favor de Don Justo García Soriano, Oficial del Cuerpo de Archiveros destinado en Albacete que desea serlo en Madrid en Comisión del servicio, pues el Sr. Ministro es contrario por completo a todas estas comisiones y comprenderá Vd. la imposibilidad mía para servirle. Mucho lo lamento y esperando mejor ocasión para complacerle, se reitera suyo afmo. amigo S. S. q. e. s. m. Autógrafo.    

En octubre, aprovechando el cambio de titular de la cartera de Instrucción Pública y Bellas Artes, lo volvieron a intentar. Su amigo Luis habló con José del Prado y Palacio, alcalde de Madrid en 1915, para que escribiese a Rafael Andrade, el flamante ministro.

El Diputado a Cortes por Almería. Noviembre 5/915. Sr. D. Justo García Soriano. Querido Justo: Contesto a la tuya del 3 del actual teniendo el gusto de manifestarte que hablé con Prado y Palacio de tu asunto y me prometió escribiría a Andrade pidiéndoselo con gran interés. No sé aún la contestación que le habrá dado. Manda cuanto quieras a tu buen amigo. Autógrafo: Luis.

Plaza Mayor de Albacete a principios del siglo XX.

En la siguiente carta a Pedro Sainz, una de las más extensas, le informó ampliamente de su investigación sobre el humanista Cascales. Estaba entusiasmado con los descubrimientos que había hecho en su archivo; especialmente con los documentos de un antiguo colegio de Alcaraz. Y con las obras que atesoraba un bibliófilo local, empleado en Hacienda, que había conocido.

También le hizo nuevos encargos y le advirtió de una posible escapada a Madrid. Por último le anunció el envío de una carta de recomendación para Cayo Ortega; y respondiendo a su pregunta, le recomendó unos diccionarios para el estudio del griego.

Albacete, 29 del IX de 1915. Querido Pedro: Recibí, en paquete certificado, el cuaderno de la Real Academia de la Historia. Mucho te agradezco este buen servicio que me has prestado. En efecto, si no te he escrito antes fue porque esperaba la carta que me anunciabas a la vez que el Boletín. Después de una semana caíste en la cuenta, y por fin la he recibido, cuando por si acaso estabas en el limbo o cautivo encantado en algún antro libresco, pensaba ya prescindir de ella y escribirte.

El informe del Conde de Roche, que inserta el Boletín, lo tengo ya copiado y rumiado. Contiene copia del testamento de Cascales, su partida de defunción y varias noticias de sus hijas y parientes, todo muy importante para su biografía. Al librero García Rico, o mejor dicho a su yerno Ontañón, mandé un B. L. M. ofreciéndole mi domicilio. No me dices si el Boletín he de devolvértelo a ti o remitírselo directamente a aquel: tú dirás. Aunque pienso llevarlo yo mismo, pues es muy probable que para el 10 ó 12 de Octubre haga una escapada y vaya tres o cuatro días a esa Corte.

De todas formas, escríbeme antes diciéndome a quién he de hacer la devolución, por si se frustrase el viaje. En los Discursos Históricos de Cascales he rastreado un dato de su vida en la pag. 411 de la 3ª edición, que es la que tú tienes también, al hablar del capitán de caballos D. Cristóbal Guardiola, dice: «que en la conquista de León de Saoní en Borgoña, estando yo presente, murió con tanto valor, etc».

Esto viene a confirmar mis conjeturas de que el simpático humanista fue militar y luchó en Francia en los tercios españoles. Indudablemente cuando la intervención de Felipe II en las guerras religiosas de Francia, al comienzo del reinado de Enrique IV, entre los años 1589-1597. Ahora bien ¿cuál fue la fecha fija de ese notable hecho de armas, de la conquista de Lyon por los españoles, a que asistió Cascales?

He examinado varias historias y no me ha sido posible determinar esa fecha que, como comprenderás, me serviría de jalón para precisar varios puntos de la biografía cronológica del preceptor murciano. ¿Quieres echarme una mano? Tú, que te sabes el reinado de Felipe II como tu propia casa, creo que te será muy fácil compulsar este dato: bastará con que consultes la Historia de Felipe II de Forneron, o quizá mejor.

Las Guerras de Flandes de los Estados Bajos, de D. Carlos Coloma, que no he podido encontrar aquí en la Biblioteca Provincial. Estoy seguro de que tú, con tus prodigiosas narices de perdiguero o pachón literario lo rastrearás y cazarás al momento.

Respecto a los consejos que me pides para la elección de un buen diccionario griego, sólo puedo decirte que los que yo manejé en mis aprendizajes universitarios fueron el Lexicón Graeco–Latinum et Latino-Graecum, de Cornelio Schrevelius (un vol. en fol.) y el Dicctionarie français – grec composé par M. M. Planche, Alexandre y Defaucompret, 6ª ed. (Paris, 1830), que aquí me he traído. Ambos son útiles para los principiantes y aún para los doctos. También consulté el de los Escolapios (el único greco-español que conozco), y el de Leopold, el de Etiénne y el de Bailly. Estos tres últimos los recomendaba mucho D. José Alemany.

Yo no sé si será ya tarde, pero desde luego me conviene adquirir las bibliografías publicadas por la Biblioteca Nacional al precio de 5 ptas. cada una; pero no puedo hacerlo de una vez. Ahora sólo podría comprar dos. Si tú estás en fondos y puedes adquirirlas todas en junto, ten la seguridad de que todos los meses yo te compraría dos o tres y no te quedarías con ellas. Tú verás. De todos modos, mándame una lista de las que se pueden adquirir a ese precio. También te agradecería que me avisaras, si ves por ahí algún ejemplar de la última edición del Diccionario de la Academia; daría por el hasta 15 ptas. Me urge para un trabajo lexicográfico, que tengo ya muy adelantado.

Aquí he hecho amistad con un pequeño bibliófilo. Es el señor Carrascosa, empleado en Hacienda. Posee una biblioteca escogida de libros, algunos de ellos excesivamente raros. La mayoría no vinieron en los catálogos de la librería de los Bibliófilos, de la Viuda de Rico, ni en los de Vindel. Se trata de muchas 1ªs ediciones del siglo XVI, de obras clásicas. Tiene una edición del Quijote de 1607 y un manuscrito del Cancionero de Fr. Íñigo de Mendoza, seguramente autógrafo y del siglo XV. Quiere venderlos todos, pero no muy baratos. Otro día te mandaré una lista de lo más principal, por si le puedes encontrar comprador.

Yo he encontrado un buen filón en este Archivo, del que te hablaré más despacio. Por hoy te anticipo que se trata, aparte de gran número de documentos de gran interés histórico regional (todas las procedencias de un antiguo colegio de nobles, que hubo en Alcaraz desde el siglo XIV, llamado de San Salvador. Entre multitud de bulas y de privilegios de Reyes, hay más de cien informaciones de nobleza, algunas de personas célebres, que contienen curiosos datos biográficos y genealógicos inéditos.

Te supongo ya matriculado del Curso de la Facultad de Letras. Te deseo en el curso que comienzas grandes triunfos escolares que auguran otros ulteriores. Dime el número de la casa donde vive D. Cayo Ortega y te enviaré una carta de presentación para él. Hazlo pronto. Muchos recuerdos de mi familia y míos para ti y tus papás sin olvidar al ingratón del ANATÓMICO y tú sabes que te quiere de veras, Justo. Justito está hecho un petit bibliophile y corre como una sabandija.   

Acto seguido escribió dos cartas de las que se conservan los borradores en el Archivo. Estaban dirigidas al catedrático de Historia Literaria y Bibliográfica en la Universidad Central, el latinista don Cayo Ortega Mayor, quien había sido uno de sus profesores más queridos.

En la primera contó a su maestro los pormenores de su traslado y llegada a Albacete; sus descubrimientos en el archivo; las ganas que tenía de volver a Madrid… Incluso se atrevió a preguntar si conocía alguna «trocha o vericueto» para conseguirlo.

AMO. LJGS.

Sr. D. Cayo Ortega Mayor. Mi querido maestro: En cuanto hice la elección, fui a su casa a notificársela; pero allá que había hecho Vd. ya el viaje de verano, siéndome imposible despedirme de Vd. al venirme a mi destino. Aquí me tiene Vd. desde primeros de Agosto, entre legajos de facturas, cargaremos, expedientes ejecutivos, etc. Papeles ingratos a las Musas, que desdeñan toda contabilidad no prosódica.

De las seis solas vacantes entre las que pude elegir (a saber, 2 de la Biblioteca universitaria de Santiago, 1 en la Biblioteca del Instituto de Cáceres, y 3 Archivos de Hacienda, el de Orense, el de Gerona y el de Albacete) preferí este último por la proximidad relativa a Madrid y a mi tierra. Por ignorar su residencia veraniega no le he escrito hasta ahora, en que ya estará de regreso en esa Corte.

Albacete es, como Vd. sabrá, una población sin ambiente intelectual y con escasísimos elementos de cultura. Tiene un Ateneo donde se reúnen los pocos intelectuales que hay aquí; pero lo único que en él se hace es jugar al trullo y divulgar chismorreos políticos. La Biblioteca Provincial es muy pobre. De unos 8 ó 10 mil volúmenes, entre los que suelen faltar aquellos libros que se buscan con mayor interés.

Me traje aquí a toda la familia, y con la baraúnda consiguiente a estos traslados de residencia, he perdido mucho tiempo hasta poder instalarme convenientemente en un piso, en la calle de Carlos IV, nº 1, donde tiene Vd. una modesta casa.

Aunque tarde, ya he podido reanudar mi labor particular, y estoy prosiguiendo mi estudio de Cascales, Gaspar García y Pérez de Hita, que quisiera tener terminado antes de dos semanas, en que para unos pocos días, pienso ir a Madrid. No sé si lo conseguiré, pues es materia que parece uno de esos engañosos fenómenos de mirar un espejismo del desierto, en que cuanto más cerca creo tener el fin, lo veo alejarse tanto más, burlando mi deseo y mi impaciencia crecientes.

Bien es verdad que aquí me he metido en otras faenas, como la de emplear horas extraordinarias para reorganizar este archivo, que estaba hecho un tenebroso caos, donde imperaban la confusión y la arbitrariedad más absurdas. En este trasiego que voy realizando, he tenido algunos felices hallazgos de papeles y documentos de verdadero interés histórico.

Los más importantes son los procedentes de un Colegio de Nobles, llamado de San Salvador, que hubo en la ciudad de Alcaraz desde finales del siglo XIII hasta el XVIII. Entre ellos figuran sus interesantes bulas, privilegios reales, cartas de creencia, y más de cien informaciones de nobleza, de las que pueden extraerse numerosas noticias biográficas y genealógicas. Pienso aprovechar todo esto lo mejor que pueda.

Sin embargo, cada día noto más mi alejamiento de Madrid, donde he tenido que abandonar otro mundo de intereses y aspiraciones. He realizado ya algunas gestiones para conseguir mi traslado a esa Corte aunque sea en comisión de servicio por lo pronto; pero me dicen que el actual Ministro es refractario a ese linaje de comisiones. No obstante, es humano pensar que siempre hay bulas para difuntos.

¿No sabría Vd. aconsejarme alguna trocha o vericueto de fácil acceso? Será un nuevo y grande motivo con que obligará mi ya inmensa gratitud hacia Vd. Este año tiene Vd. en el 1º curso de ampliación de Latín a un excelente alumno, que lo fue mío en todo el Bachillerato, y le quiero como a un hermano. Es muchacho de un frenético amor por los estudios de humanidades, en los que, como Vd. verá, tiene ya una iniciación y orientación poco comunes.

Se lo presenté a Vd. el curso pasado al salir de clase de Bibliología. Se llama Pedro Sainz Rodríguez. Le entregará una carta mía de presentación. También le agradeceré cuanto por él pueda Vd. hacer. Perdone la prolijidad impertinente de esta misiva. Vd. que es tan indulgente y bondadoso con todos, lo será una vez más con su devoto y agradecido discípulo y afmo. s. s. q. s. m. b. Justo García Soriano.

Ateneo Albacetense en la actualidad.

En la misma hoja de papel quedó el borrador de la anunciada carta de presentación en la que promocionaba a su ex alumno y amigo Pedro.

Sr. D. Cayo Ortega y Mayor. Mi respetable y querido maestro: El dador, D. Pedro Sainz Rodríguez, es el alumno del que le hablaba en mi carta de ayer con merecido elogio. Lo tendrá Vd. este año en el 1º curso de ampliatorio de Latín. Como decía, ha sido alumno mío durante todo el Bachillerato; y desde un principio vi en él grandes aptitudes para el estudio de las Letras.

Es muy aficionado a la Bibliografía, en la que viene trabajando con mucho entusiasmo particularmente. Está haciendo su aprendizaje con un Ensayo bibliográfico sobre nuestros humanistas, y un Repertorio de poetas épicos españoles. Tiene gran constancia para estas empresas; sólo necesita que le guíe en ellas una persona tan docta como Vd.  No dudo en recomendárselo con todo interés para que lo haga trabajar en la seguridad de que saldrá con las sabias enseñanzas que de Vd. reciba. Es un buen latinista de los que hacen tanta falta; y tiene ya bastante iniciación y sobradas condiciones para conseguirlo.

Pronto interrumpió la proyectada tesis. Su infinita curiosidad le empujó a reorganizar el archivo a su cargo; y la tarea fue más extensa de lo que había previsto. Revolviendo los papeles, cada día descubría un nuevo filón; todo le interesaba y en todo se embarcaba. Se lo contó a Pedro en otra carta.

Albacete, 20 de Octubre de 1915. Querido Pedro: Con fecha 1 ó 2 de los corrientes te escribí y en la misma carta te adjuntaba otra de presentación para Cayo Ortega. Como no he tenido el gusto de tener ningún acuse de recibo, después de tanto tiempo, he llegado a temer que se haya extraviado la carta. Te agradeceré, por tanto, que para sacarme de esta incertidumbre me escribas, aunque solo sean cuatro letras. También deseo conocer tus impresiones sobre los nuevos estudios universitarios, que habrás empezado a hacer en este curso. En fin, quiero que me cuentes cuantas novedades sepas y puedan interesarme.

¿Averiguaste el dato de Cascales? Mi tesis va muy despacio, pues la he interrumpido para otras tareas más de momento; me metí a hacer una reorganización de este Archivo como te decía, pero calculé mal la longitud de la empresa, y ahora me encuentro con un trabajo forzoso para varios meses. Llevo en danza la organización y clasificación de más de 4.000 legajos y 2.000 libros. ¡Figúrate en que libros de caballería me he metido!

A la vez, cada día descubro nuevos filones ocultos y por explotar. Mi avidez quisiera abarcarlo todo en junto, y me encuentro con varios trabajos empezados a un mismo tiempo. Hay cosecha para varias hoces. Estoy haciendo una copia paleográfica de un Cancionero casi inédito del siglo XV, a vista de un manuscrito de aquella época. Cosa rica.

Quiero que este trabajo me sirva para una edición crítica, que pondré bajo el amparo del Centro de Estudios Históricos. Alguna de las composiciones que contiene están ya publicadas; pero las he cotejado y he comprobado numerosas variantes, en su mayoría de importancia. Otras composiciones son inéditas, estoy bien seguro, algunas de poetas desconocidos; pero dignos de la fama. No sé si la semana próxima lograré hacer mi proyectado viaje a esa Corte. Veremos.

No dejes de escribirme lo antes posible, largo y tendido, y la lista de obras de bibliografía que me has prometido. Búscame por esas librerías el tomo VI de la Antología de Poetas Líricos, de M. Pelayo. Si no la encuentras de lance, muy en breve, te enviaré las tres pesetas de su coste para que me la compres de nuevo en casa de los Sucesores de Hernando, si es que antes no voy por ahí yo.

No seas perezoso; escríbeme pronto. Sin otra cosa por hoy, da muchos recuerdos míos y de mi familia a tus papás y al ingratón de Antonio, a quien no olvido aunque no veo siquiera una firmita suya, y tú sabes que te quiere muy fraternalmente este tu mejor amigo y cofrade bibliomanesco, Justo.  

La siguiente carta la envió su «hermanico», el poeta y farmacéutico eldense Maximiliano García Soriano. Era la respuesta a un B.S.M. en el que le notificó su traslado de residencia a Albacete.

Maximiliano le habló de Sansano en una excursión a Elche, de la enfermedad que padecía su esposa, de su falta de descendencia… Y prometió escribir a todos los parientes que tenía en la capital manchega para que le visitasen en su nombre.

Sr. D. Justo García Soriano. Mi querido y no olvidado «hermanico»: Tardado en coger la pluma para escribirle no quiere decir olvido. ¡Sábelo Dios que con suma frecuencia os tengo en mis labios y en mi pensamiento! Pero, las cosas de la vida, con sus luchas prosaicas, le absorben a uno todo el tiempo, y si algunos minutos nos resta nuestro continuo quehacer, caemos en un sopor e inercia, placer casi agradable y de nada.

En Albacete, el mes de Agosto, supe de V. por Sansano, el que me obsequió con varios amigos a una excursión a Elche. Después de volver a mi rincón, no he sabido nada de él ni de su revista «Tierra Levantina». Así es que me sorprendió su B.S.M. Doile la enhorabuena y le deseo mil parabienes, como V. se merece.

Ahí tengo mi pariente lejano, Ángel Onandía, a quien escribiré para que le visite en mi nombre, y un primo hermano de mi mujer, Macedonio Jiménez Maestre, casado recientemente con una hija de un Notario de Yecla, amiga también de Lola, llamada Manolita Rubio. Les escribiremos para que se ponga al habla con V. el primito, que es un buen chico en Hacienda colocado.

Supe que no le vivieron sus niñas gemelas. Nosotros no tenemos sucesión. Lola tuvo un aborto en el primer año de matrimonio. Luego una enfermedad cardíaca la puso a las puertas del sepulcro y sanó al parecer, pero de vez en cuando se presenta el edema a las piernas y la tos convulsiva con irritabilidad en la glotis. En fin, Justo, que esto es el cuento de no acabar nunca. ¡Y la vida es así!  ¡Cuán diferente a como la veíamos en sueños!

Yo tengo presente el consejo de mi abuela, que decía: Compárate a otros que están peor que tú, que todo es resignarse. Mi mujer va bien; no puedo quejarme, y habiendo pan, el duelo… eso.  ¿Escribe algo? ¿Dejó la poesía totalmente? Cuando tenga unos instantes libres no eche en olvido a su verdadero amigo que le quiere y abraza. Max. García Soriano. Elda, 21-X-15.

AMO. LJGS.

La semana siguiente, recibida por fin la carta que esperaba de Pedro, le contestó encomendándole nuevas tareas e investigaciones. Fue en ésta donde le anunció la publicación de un artículo en «El Parlamentario»; el único por el momento del que tengo constancia en 1915. Y se lamentó de que no le hubiese tocado como profesor D. Cayo Ortega, a quien lo había recomendado.

Albacete, 28-X-1915. Mi muy querido Periquito: Por fin recibo tu carta acusándome recibo de mis dos anteriores. Vaya con el perezoso ¿Necesitas dos aldabonazos para contestar? Ya sabes que tengo mucho gusto en que me escribas con frecuencia, y por no molestarte un poco no debes quitármelo. No hay derecho a ser ingratón y olvidadizo, como el Sr. Anatómico.

Siento mucho que te toque el turno de Alemany y no el de Ortega. Con los dos se puede aprender bien el latín; pero aquel ya verás que es un dómine machacón, más árido que la cáscara de un huevo. Eso no importa; tú debes visitar con frecuencia a don Cayo. Nada me dices si con él hablaste de tu trabajo sobre los humanistas y qué le pareció.

Ya veo que no es fácil dar con la fecha en que ocurrió la toma de Lyon por los tercios españoles en que militaba Cascales. Yo conjeturo, y creo acertar, que este hecho de armas debió de ocurrir en 1595. Mira bien lo que refiere Coloma a este año, y no lo dejes de la mano, que tú darás con ello. Y me veo aquí falto de material para comprobarlo.

Hoy te envío por giro postal tres pesetas, para que me compres enseguida, en casa de los Sucesores de Hernando, el tomo IV de la «Antología de Poetas Líricos Castellanos», de Menéndez y Pelayo. Dáselo a Eugenia para que me lo traiga el sábado, que pasará por esta estación férrea, según me dices. Con ella puedes mandarme también el otro libro de que me hablas. Así mismo quisiera que vieras por las librerías de lance los libros siguientes: «Murcia Musulmana» de Gaspar y Remiro, y los «Hijos Ilustres de Albacete», de Baquero. Dime lo que cuestan, que yo te enviaré el dinero para que me los remitas enseguida, que me urgen.

Me dices en tu carta que adjunta me envías la lista de las bibliografías; y, efectivamente, la lista no ha llegado aquí. ¡Qué cabeza! Mándala; aunque desde luego yo deseo adquirirlas todas. No me dejes de la mano, por Dios, ese Nicolás Antonio que me está haciendo más falta que una cartera de ministro. Y ahora otro encarguito. Busca en cualquier biblioteca el Cancionero de Burlas, reimpreso en Londres hacia 1850, y dime quée dice de un poeta de Albacete llamado Juan Agraz y qué poesías de éste contiene.

No dejes de hacerlo cuanto antes, y decírmelo. También urge. Si tuvieses tiempo y gana puedes ver si hay una poesía del mismo en el cancionero de Stúñiga y en el de Hernando del Castillo. Perdona tantas molestias. Muchos recuerdos de mi familia y míos para la tuya, y tú recibe un abrazo de Justo.

Da capo: Si quieres leer un artículo mío titulado «Novedades viejas. El pan de antaño», compra «El Parlamentario» de miércoles, o sea de ayer, día 27, en que se publicó. Es una amazacotada disquisición histórico panaderil. Viene como artículo de fondo.

Dime pronto cuáles son esas misteriosas circunstancias por las que me tienes más presente que nunca; pues me ha entrado una comezón muy grande por saberlo que no me deja vivir. No te pitorrees y no me pongas caviloso. Tampoco hay derecho.

Mientras tanto, Justito García Morales daba sus «primeros y titubeantes pasos en el suelo llano, terrizo y ajardinado de la Avenida Alfonso XII de Albacete». He localizado la siguiente fotografía de dicha calle; coetánea con su estancia en la capital manchega.

Avenida Alfonso XII. Albacete. Año 1915. Fondo Fotográfico de Julián Collado. 

Justo volvió a escribir a Maximiliano García Soriano tras recibir la visita de Macedonio, uno de los parientes anunciados. Le habló del doloroso trago que supuso la muerte de sus gemelas y del gozo que le producía su «muñequito rubio»; de la renuncia parcial a la poesía a pesar de era su mayor pasión junto con la historia. También de Sansano, al que calificó de orate, de «mochales perdido».

Noviembre de 1915: Mi inolvidable y muy querido hermanico: Con alegría he recibido su cariñosa carta en respuesta al B.S.M. en que le notificaba mi traslado de residencia a esta población manchega tan próxima a nuestra amada tierra levantina. Mucho me gusta tener noticias de Vd. siempre, y ahora lo he celebrado más porque hacía mucho tiempo que nada sabía de Vd. 

Hoy mismo he recibido dos periódicos que noticiaban como fue Vd. obsequiado en Elche, y al extremo de la noticia he disfrutado tanto que me alegran sus triunfos como cosa propia. He aplazado la contestación esperando recibir las visitas de sus parientes que Vd. me anunciaba y poder hacer referencia de ellas. Por fin estuvo a favorecerme anteayer en mi despacho del Archivo, D. Macedonio Jiménez Maestre, a quien ya tenía gusto de conocer por presentación de un compañero.

Me dijo que no me había visitado ya en mi domicilio por querer hacerlo en compañía de su esposa, y que ésta se halla, hace unas semanas indispuesta, con los primeros síntomas de futura maternidad. Hablamos mucho de Vd., como es natural, y quedamos buenos amigos. Macedonio me ha parecido un excelente muchacho. Del otro pariente de que me habla no tengo noticias.

El enorme pesar que me causó la muerte súbita de mis dos gemelas, me lo mitigó al año el nacimiento de un muñequito rubio, que ahora tiene ya 22 meses, y es un diablillo con cara de ángel, que me tiene alborotada la casa; y para el próximo enero espero la venida de otro. Como Vd. ve, cumplo bien el precepto bíblico de la multiplicación. Son caros los hijos, traen sus penas; pero lo peor es perderlos, y si viven alegran la casa y dan alientos para luchar por ellos.

La vida es eso: esperanza, lucha y amor, que anestesia los dolores y dulcifica las amarguras de este valle de lágrimas. Así he convertido yo en filosofía práctica mis disciplinas poéticas de los 15 años. Desde que murió mi padre he escrito muy pocos versos. El ímprobo trabajo cotidiano incesante y otros estudios más prosaicos, pero más indispensables para la vida han absorbido la actividad y mi tiempo.

Pero yo no olvido en absoluto mi Poesía. Ella y la Historia constituyen mis dos grandes aficiones. Aún siento rebullirse dentro de mí a las Musas; y aunque oculto ahora, creo que aún no se ha secado el primitivo manantial de mi inspiración. Quizá en un porvenir próximo vuelva a emerger más puro y caudaloso, y mejor encargado que antes.

Mientras tanto me doy con ahínco a los trabajos de erudición y a las investigaciones históricas, tan en armonía con mi carrera. Ahora estoy ultimando un libro sobre antiguos escritores de la región murciana. Quiero publicarlo pronto. Y a propósito ¿conoce Vd. algunas obras sobre la historia de Yecla y de Elda? Le agradeceré me notifique lo que de ello sepa.

En Madrid recibí el 1º número de «Tierra Levantina», que me envió mi paisano Sansano. A poco de llegar a ésta le escribí y no me ha contestado, ni me ha vuelto a enviar su revista. Se ve que el pobre está hecho un orate, mochales perdido, que decimos los clásicos. Desde aquí mando algunos trabajos a los periódicos de Madrid.

Si ve a Narciso Rico y familia, deles nuestros recuerdos. Y dígales que ya les escribiré, que no les olvido. No pierda Vd. la esperanza de tener sucesión. Lo peor es que se halle delicada su esposa. Deseo su completa salud. Póngame a sus pies. Y para Vd. un abrazo muy fuerte de este su buen amigo que tiene muchas ganas de abrazarle.

Breve nota para Pedro acusando recibo, a través de Eugenia, de un libro que le había solicitado.

Albacete, 9-XI-1915. Mi muy querido Pedro: Solo dos palabras para acusarte recibo del tomo VI de la Antología y darte las gracias por el mismo conducto por el que lo recibí, es decir por Eugenia, que hoy regresa a Madrid. Te reitero con gran interés los mismos encargos que te hice en mis dos anteriores, cuya respuesta deseo que sea pronta y al por menor. En espera de ella queda tu buen amigo, que te envía un abrazo, Justo. Muchos recuerdos de mi familia y míos para tus papás y hermanos.

Tarjeta Postal de Sansano. AMO. LJGS.

La siguiente misiva la envió Juan Sansano Benisa. A pesar del fracaso obtenido por la revista «Tierra Levantina» (de la que no he localizado ningún ejemplar), el «orate» oriolano había conseguido un gran éxito a nivel nacional editando una novela por entregas con el seudónimo León Montenegro; y además estaba a punto de sacar un nuevo libro de poesía. Se lo contó brevemente en una tarjeta postal matasellada en Alicante el 29 de noviembre.

Queridísimo amigo: La vida es así; nos une y nos separa… ¿Qué tal te va por Albacete? Salí de Madrid por mi esposa enferma y con intención de volver pronto, pero aún no he vuelto. Por aquí me va bien.

Estoy establecido y editando una novela folletinesca con el seudónimo de León Montenegro. Dentro de unos días saldrá mi libro de versos Cantos de Voluntad que te enviaré. Te agradeceré mucho, si te es fácil, que me envíes en un paquete, por correo, en una o varias veces, los libros que me dejé en tu casa. La revista Tierra Levantina quizá no se publique más. Me da más dinero, que es la gloria positiva, mi novela El calvario de una obrera, de la cual hacemos una gran tirada.

Hay cerca de 2000 suscriptores a 15 ctms. semanales. Son muchos los individuos que están ocupados en la propaganda. Precisamente uno de ellos está ahora en Albacete. Con recuerdos a tu esposa (p. l.) y abrazos de la mía, te envía un abrazo tu admirador y amigo Sansano. El güertanico bien ¿Y tu pequeño?

El provincianismo, la vida holgada y burguesa que su amigo Luis Antón había vaticinado para él cuando ganase unas oposiciones, no era suficiente. Echaba de menos Madrid, su ambiente intelectual, sus espectáculos, sus amistades, las fuentes de investigación y de estudio…

En menos de cuatro meses, Justo había aborrecido Albacete. A pesar de que la mayoría de los paisanos lo habían recibido con admiración y respeto, nunca encajó en su ambiente cultural. Su intento de implicarse en la celebración del Centenario de Cervantes acabó como el rosario de la aurora; y por su carácter impulsivo comenzó a cosechar enemigos.

En diciembre estaba ya «repudriéndose y hasta los pelos de ese lugar de la Mancha» del que, como Cervantes, ya no quería ni acordarse. Necesitaba salir de allí a toda costa. Así se lo contó a Pedro.

Albacete, 6-XII-1915. Mi muy querido Pedro: Por fin recibí tu tanto tiempo esperada carta, pocos días después de sorprenderme la llegada de la «Revista de Filosofía y Letras», que habéis comenzado a publicar varios excelentes alumnos de esa Facultad, bajo los auspicios de sus catedráticos.

La empresa, que veo lleváis con una seriedad poco común en vuestros abriles y menos en nuestros clásicos estudiantes algareros, me parece admirable y plausible por todos los conceptos. Así es como se labora por nuestra decantada regeneración y por el nombre de nuestras viejas glorias universitarias. Tu artículo, sobre D. Antonio Agustín, me ha parecido muy bien. Así se trabaja. Nadie adivinará, de seguro, que es obra de pluma principiante. Pero creo haces mal en firmarte sólo con tus iniciales. La modestia es buena, cuando no impide un merecido triunfo.

Por tu debut (valga la gabachada) tan brillante te envío mi más entusiasta enhorabuena, que harás extensiva a tus papás. Cuando se empieza con tales bríos, un triunfo rápido es seguro. Te doy un millón de gracias por el envío del libro «Debates históricos sobre el Obispado de Cartagena», que sólo conocía de nombre. Hay en él noticias y materiales que podré aprovechar.

El Cancionero Ns., que aquí he encontrado, no es inédito desgraciadamente para mí. Debe ser idéntico al publicado en Zaragoza en 1492, por Paulo Hurus de Constanza, según he podido comprobar por una descripción que hace M. Pelayo en su Antología. Sin embargo, como dice que los ejemplares impresos que quedan son rarísimos, yo continúo copiándolo a ratos perdidos, por si ofreciese variantes de importancia.

Yo estoy repudriéndome y hasta los pelos de este lugar de la Mancha, del que, como Cervantes, ya no quisiera ni acordarme. Me hice socio de un Ateneo que aquí hay. Caí con buen pie. Encontré pronto algunos amigos que me considerasen. Me invitó luego su Presidente, que es un catedrático, natural de Murcia, que hay en este Instituto, a que diese una conferencia sobre Cervantes a propósito de su próximo centenario. La preparé sobre los lugares de esta provincia que sirvieron de escenario a algunos episodios del Quijote. Pero no he llegado a darla, porque ha surgido un incidente de los propios de estas entidades rurales.

Velada cervantina en el Ateneo Albacetense. Abril de 1916. Fondo Fotográfico de Julián Collado. 

Figúrate que ayer se celebró una junta general de socios para tratar de los festejos que convenía celebrar en esta población con motivo del susodicho Centenario. Y hubo quien propuso que una de las fiestas debía ser una gran corrida de toros. Ante la magnitud del absurdo, no pude contenerme y protesté en nombre de Cervantes y de la cultura. ¡Naturalmente! Recibí una gran ovación y la propuesta de ser incluido en la Junta organizadora de los festejos.

Pero cátate que un mequetrefe engreído que aquí mangonea y es el que tiene interés en la corrida, me tomó ojeriza y anoche tuvimos una agarrada que ni las de Noeliyo er Melenas. Yo me he dado de baja en el chistoso Ateneo y hasta el momento presente no ha ocurrido otra cosa. Juzga mi estado de ánimo y la gran comezón que me ha entrado de tomar las de Villadiego y volverme en el acto a mis queridos Madriles. ¡Cuándo llegará esa hora! Aunque sea con licencia quiero ir estas Pascuas. Recuerdos de mi familia para ti y la tuya, y tú recibe un abrazo de Justo.

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 del Real decreto de 13 de Marzo de 1903 y en los artículos 3º y 5º del Decreto-ley de 25 de Junio de 1875, han de proveerse, por concurso, dos plazas de Ayudantes gratuitos de la Sección de Letras, con destino al instituto general  y técnico de Albacete…

El anuncio anterior, publicado por el Rectorado de Murcia, apareció en la Gaceta del 2 de diciembre, en la sección de Institutos. Entre los borradores de Justo, he encontrado la siguiente instancia que puede tener relación con su futuro traslado a Murcia.

Excmo. Sr: El que suscribe, D. Justo García Soriano, Archivero, Bibliotecario y Arqueólogo, natural de Orihuela, provincia de Alicante, mayor de edad, casado y domiciliado en Albacete como acredita con los documentos adjuntos, a V. E., con el debido respeto expone:  

Que reúne los requisitos exigidos para ser admitido en el concurso anunciado por la Secretaría de esa Universidad, en la Gaceta de Madrid de 2 de los corrientes, a fin de proveer de dos plazas de Ayudantes gratuitos de la Sección de Letras. Con destino al Instituto General y Técnico de Albacete; y por tanto:

Solicita de V. E. disponga sea admitido en el referido concurso, por ello le quedará reconocido. Dios guarde a V. E. muchos años. Albacete (espacio en blanco) de Diciembre de 1915.  

Al enterarse de que el torrevejense Joaquín Chapaprieta Torregrosa había sido nombrado Subsecretario del Ministerio de Gracia y Justicia, le envió una carta de felicitación. Esta fue la respuesta.

Mundo Gráfico. Diciembre 1915.

El Subsecretario de Gracia y Justicia. (Mecanografiado) 17 Dic. 915. Sr. D. Justo García Serrano (sic). Muy distinguido señor mío: Mil gracias por la enhorabuena que me dirige con motivo de mi nombramiento para este cargo en el que me tiene a su disposición. También le agradezco mucho sus felicitaciones de Pascuas, y quedo suyo afmo. amigo q. e. s. m. (A partir de aquí está escrita a mano) J. Chapaprieta. Le agradezco muchísimo los términos cariñosos de su carta. Aquí me tiene a su disposición. Mándeme. Saludos.

No sé nada de cómo transcurrieron aquellas navidades manchegas. Es posible que se desplazasen algún día a Madrid; y que Eloísa, en avanzado estado de gestación, se quedase con su madre (en enero estaba en la capital). Pero no tengo constancia. La última carta de 1915 la envió su hermana Milagros desde Orihuela.

Orihuela, 29 de diciembre de 1915. Mi querido hermano Justo: Recibí tu carta y las 15 pesetas; adjunto verás la partida de tu nacimiento que me pides, legalizada por tres notarios, no te la he podido mandar antes porque uno de dichos notarios estaba en Torrevieja, y he tenido que mandar dicha partida a dicho pueblo para que la firmara allí el notario, y han tardado tres días en mandármela.

A mí esto me tenía desesperada, pensando en ti qué pensarías, pero hoy, gracias a Dios, ya te la mando como verás certificada para que no se pierda; todo me ha importado ocho pesetas y dos reales del porte al cochero. Deseo estéis todos buenos, y que halláis pasado las pascuas bien.

Nosotros tenemos salud aunque no dinero. Me ha escrito Doña Ángela, la de Madrid, diciéndome que quiere venirse a vivir a ésta, que le busque casa, lo mismo que vosotros me escribisteis este verano. Yo ya le he contestado, pero en ésta hay pocas casas baratas vacías, y ella la quiere de poco precio. Sin más porque se hace tarde para el correo; espero que me contestes pronto; muchos besos a Justito y un abrazo a Eloísa; y tú recibe muchos besos de tus sobrinos, y un fuerte abrazo de tu hermana que no te olvida. Milagros.

La carta llevaba un pequeño apartado para su madre; y adjunta, la partida de nacimiento de Justo.

Mi querida mamá deseo que estés bien de tus sabañones; a mí, ahora no me salen. No me puedo entretener más; se hace tarde para el correo, besos de tus nietos y un fuerte abrazo de tu hija que no te olvida. Milagros.   

AMO. LJGS.

Recibida la partida necesaria para formalizar la solicitud, pidió a la Subsecretaría del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes el traslado al Archivo de Hacienda de Murcia.

Justo trataba de ofrecer así una última satisfacción a su madre, permitiéndole pasar los últimos años de su vida cerca de su hija y de sus nietos oriolanos. Y morir en la misma ciudad donde había enterrado a su marido. La salida de Albacete se veía muy cerca para los García Morales…

Enlace al siguiente capítulo.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Mi agradecimiento a Jesús García Molina y a José Manuel Dayas.