Escribo estas líneas cuando acaban de tirar en la Corredera la última chocolatería oriolana sepultando en el olvido a un gremio que llegó a ser muy popular.
Si para los ingleses la bebida por excelencia era el té; y para los americanos el café, en España se impuso el chocolate y así se mantuvo hasta mediados del siglo XX.
El Ateneo de Orihuela. Noviembre de 1896: No son menos favorecidos del público los chocolateros y confiteros, demostrando también su excesivo número lo aficionados que somos (los oriolanos) a las golosinas.
Y en esto hay que observar que en muchas casas y en algunos conventos de monjas se confeccionan el chocolate necesario para el consumo doméstico y algunos dulces especiales.
A los oriolanos les gustaban las cosas claras y el chocolate espeso. Eran muy católicos y hacía siglos que los papas habían dictaminando que el precioso brebaje no rompía el ayuno.
El chocolate era un líquido; y los líquidos estaban permitidos hasta en Cuaresma. Pero muchos, al paladearlo murmuraban entre dientes: ¡qué pena que no sea pecado!
Chocolateros oriolanos del siglo XIX.
La fabricación del chocolate en el siglo XIX requería de gran esfuerzo físico. El triturado y la molienda del cacao se realizaban «a brazo» consiguiendo un caldo espeso que, una vez calentado y manipulado, se convertía en la pasta base a la que incorporaban harina, azúcar, canela o vainilla.
En sus fábricas y obradores elaboraban tabletas de diferentes tamaños y calidades siguiendo las recetas de cada artesano. Y a gusto del consumidor, podían cargar sus bártulos y fabricarlo a domicilio.
El Día. Febrero de 1886: RECLAMO. En la fábrica de chocolate de Jaime Díaz, Puerta Nueva, al lado del relojero Alemán, se ofrece al público una rebaja de medio real por libra en todas las clases de chocolates, y media libra de gratificación a todo el que compre más de seis libras. El mismo Jaime Díaz se ofrece para ir a casas particulares a trabajar en su oficio.
Esteban Llanes y Jaime Díaz son los primeros chocolateros oriolanos que he localizado. Llanes estaba establecido en dos locales en la calle de San Pascual desde los años sesenta del siglo XIX (al menos de eso presumía su hijo).
Y Díaz en la Puerta Nueva; pero también vendía sus productos en otro establecimiento anexo al de Esteban.
Durante el año 1895 Esteban Llanes Castillo se quejó repetidamente por las obras que efectuaba su vecina Dolores Díaz; alegando que se sentía perjudicado en sus intereses. Su denuncia fue desestimada por el Ayuntamiento a través de la Comisión de Ornato.
En enero de 1896 la disputa pasó a mayores; y así lo contaron los redactores de «El Thader»:
Sabiendo que el sábado tuvieron una cuestión en la calle de San Pascual dos individuos, nos personamos en dicho lugar para informar mejor a nuestros lectores, y he aquí las noticias que hemos podido recoger: Esteban Llanes y Jaime Díaz se dedican hace tiempo a la fabricación de chocolates.
El primero tiene dos establecimientos en la calle citada, uno de ellos contiguo a otro de la propiedad del segundo.
Según nos manifestó Llanes, a Díaz no le gusta mucho la vecindad y competencia de su colega por cuanto diariamente le provoca sin causa alguna. Parece que el sábado amenazó Jaime con un estoque a un hijo del Esteban, y que al enterarse este, pudo haber una riña, tal vez de fatales consecuencias si algunos amigos no hubieran mediado en el asunto.
Enterado el Sr. Alcalde por el vigilante Nicolás Rodríguez de lo que ocurría, citó a los contendientes en su despacho y se contentó con hacer a Jaime Díaz reflexiones muy morales que, como se verá, no sirvieron para hacer respetar su autoridad. Al salir de la Alcaldía los irreconciliables enemigos, cada cual marchó por su lado.
A los pocos momentos Esteban Llanes se disponía a cenar en unión de su familia cuando penetró en su morada Antonio Alonso, nieto de Jaime Díaz, amenazando a aquel con una pistola, hecho que asegura el agredido y que puede asegurar por tener quien lo testifique.
Esta segunda cuestión también fue cortada por los amigos. El guardia municipal Valcárcel, no sabemos por qué, metió a Antonio Alonso en una peluquería establecida frente al sitio de la ocurrencia, según nos dicen, y lo cierto es que después ya no ha aparecido arma ninguna, ni se ha detenido a nadie.
Preciso es que comprenda el Sr. Mesples que la blandura no es útil en todas ocasiones y que es de todo punto necesario evitar desgracias que pudieran sobrevenir, exigiendo plena aclaración al guardia Valcárcel sobre el detalle del arma de fuego e inhibiéndose del asunto si no se cree con atribuciones para tomar medidas más serias.
En declaraciones posteriores a la prensa, el nieto de Jaime Díaz desmintió que su abuelo provocase, y mucho menos diariamente, a su «vecino y colega chocolatero»; y también que él hubiese amenazado a Llanes con un arma.
A finales del XIX Jaime Díaz tenía también una fábrica de chocolates en los Hostales. No he encontrado publicidad de la misma; pero sí de un establecimiento anexo a «la fábrica de chocolates de don Jaime Díaz».
El anuncio de una imprenta nos aclara su ubicación en el verano de 1896. Y aparece en una rara publicación llamada «La Justicia», de la que la hemeroteca digital sólo conserva el primer número.
Además de los artesanos, colegas y rivales ya citados; en la última década del siglo XIX los señores Ibáñez y Compañía vendían sus chocolates marca «La Concepción» en la calle de Santa Justa.
Y don José Beltrán comenzaba a elaborar sus productos con la marca «La Josefina», en la Calle del Colegio.
El Independiente. Noviembre de 1892: «La Concepción». Fábrica de chocolate de los señores Ibáñez y Compañía, en la calle de Santa Justa, 12.
Los chocolates elaborados en esta fábrica ofrecen la más completa garantía; también se harán chocolates por encargo y a presencia de los interesados. Los precios serán de peseta en adelante. También se pondrán a la venta azúcares, cacaos, tés, cafés tostados en grano y molidos, y pastas para postres.
La Noticia Diaria. Diciembre de 1894: «La Josefina». Nueva fábrica de chocolates de José Beltrán Sempere. Chocolates de todas clases desde 4 a 10 reales libra. Se hacen tareas de encargo. Ventas de azúcares, cafés y tés. Colegio, 31. Orihuela.
«La Concepción» de Ibáñez y cía no consiguió llegar al siglo XX. Durante todo el mes de septiembre de 1894 estuvieron a la venta los restos del establecimiento que había sido chocolatería en la calle de Santa Justa.
El Independiente. Septiembre de 1894: GRAN REALIZACION. Se vende, por la mitad de su precio, la anaclería y géneros existentes de paquetería, en el establecimiento que fue chocolatería en la calle de Santa Justa número 12.
Chocolateros a principios del siglo XX.
En las primeras décadas del XX tenemos en Orihuela hasta tres chocolateros apellidados Díaz:
Jaime, con su fábrica de los Hostales de la que sigo sin encontrar anuncios. Pero vuelvo a localizar los de la imprenta anexa, «La Económica», que nos marca su ubicación entre los años 1905 y 1907.
Vicente, asentado primeramente en la Plaza de la Constitución (Plaza Nueva); y que abrió posteriormente una sucursal en Príncipe de Vergara.
La Iberia. Abril de 1909: Esta mañana se ha inaugurado una expendeduría de chocolates en la calle Príncipe de Vergara, 10 (antes Vallet), sucursal de la que, en el número 11 de la Plaza de la Constitución posee el acreditado chocolatero Vicente Díaz, el que ha obsequiado espléndidamente a sus numerosos amigos en el acto de la inauguración.
Y un tercer Díaz, de nombre Francisco que tenía su establecimiento en la calle del Colegio.
El Oriol Taurino. Agosto de 1908: CHOCOLATES de todas clases de Francisco Díaz García. Calle del Colegio, 19. El dueño de este acreditado establecimiento invita al público a consumir este rico chocolate que supera a todos los conocidos hasta hoy.
En la calle del Colegio (Adolfo Clavarana a partir de 1914), trabajaban también los Hermanos Santoro.
El Oriol Taurino. Agosto de 1908: FABRICA de Chocolates de Todas Clases, elaborados a brazo de Santoro Hermanos. Colegio, 43 — Orihuela. (1909)
Otra chocolatería de la calle del Colegio que seguía funcionando era la ya mencionada de José Beltrán, con su marca «Josefina». Beltran se hizo también distribuidor de «La Estrella», el café torrefacto recién inventado por un extremeño que alcanzó gran éxito internacional.
La Comarca. Mayo de 1904: Hemos tenido el gusto de probar el hermoso café torrefacto Tejedor marca «La Estrella» que está de venta casa de nuestro querido amigo D. José Beltrán, calle del Colegio, 31.
Acaba de recibir dicho señor, la tercera remesa de este riquísimo café, que posee patente de invención por 20 años, el cual ha conseguido en las exposiciones de Marsella (Francia) y Gand (Bélgica) diploma de honor y medalla de oro, y en la de París, diploma de honor y gran premio.
La mejor recomendación para el público será el probarlo. Auguramos al Sr. Beltrán un gran éxito con el caté marca «La Estrella» por ser el mejor que hoy se vende en España.
En Príncipe de Vergara (actualmente Ballesteros Villanueva) abrió también una chocolatería Luis Cánovas Sáez.
El Diario. Diciembre de 1906: El joven y estimado amigo D. Luis Cánovas Sáez, acaba de establecerse montando una lujosa chocolatería en la calle Príncipe de Vergara. De esperar es que el nuevo y laborioso industrial obtenga buen negocio de su establecimiento. Así lo deseamos nosotros.
Esta pasó luego a su hermano Guillermo Cánovas Sáez, destacado tradicionalista que casó en marzo de 1916 con Caridad Serrano Pellús.
En diciembre de ese mismo año nació su primogénito; al que bautizaron en la catedral con el nombre de Manuel.
El padrino fue su hermano Ricardo Cánovas, quien tenía un establecimiento de ultramarinos en la calle Mayor. En noviembre de 1918 tuvo otro hijo.
Me cuentan que la chocolatería de los Cánovas permaneció en activo hasta la la segunda mitad del siglo XX.
Ecos. Agosto de 1919: Fábrica de Chocolates, Azúcares, Pastas y Bombones. GUILLERMO CÁNOVAS.
Otro chocolatero oriolano fue Francisco Brotóns; quien montó su fábrica en la Calle del Ángel, donde tenía su domicilio. Dicha fábrica se incendió en noviembre de 1909; pero sin sufrir daños irreparables.
La Iberia. Noviembre de 1909: Anoche ocurrió un incendio en la fábrica de chocolates, que en la calle del Ángel posee Francisco Brotóns. Acudieron las autoridades y vecinos y apagaron el fuego.
El primero en asistir fue José Molina (el olivero). No hubieron desgracias personales debido a la serenidad del dueño del establecimiento. Las pérdidas materiales son de alguna consideración.
El Oriol Taurino. Agosto de 1913: FÁBRICA de chocolates de Francisco Brotóns. Calle del Ángel, 7. Orihuela. — En este establecimiento se venden también vinos finos claretes del Pinoso por michetas y cántaros.
Falta añadir a esta relación las diversas chocolaterías de la familia Llanes Catalá; los sucesores del maestro Esteban Llanes, el chocolatero de la Calle de San Pascual.
La familia Llanes-Catalá.
No sé exactamente cuando murió el maestro Esteban Llanes Castillo; pero a principios de siglo, en el rótulo del establecimiento de la calle de San Pascual se podía leer: «Chocolatería Viuda e Hijos de Esteban Llanes».
La viuda de Llanes se llamaba Soledad Catalá Navarro. Del matrimonio Llanes Catalá he localizado a tres hijos varones: Esteban, Carmelo y Juan; y a tres mujeres: Soledad, María de Monserrate y Josefa.
Esteban Llanes Catalá, el mayor, se hizo cargo de la chocolatería de la calle de San Pascual en 1905 (en 1915 afirmaba que la tenía diez años) y la llamó «La Oriolana», abriendo una sucursal en la Barrrera del Matadero (actualmente Calderón de la Barca).
Tenemos el siguiente anuncio publicado en el «Diario de Alicante» el 14 de abril de 1915.
LA ORIOLANA. Fábrica de chocolates. Calle de San Pascual, 15 y Barrera del Matadero, 56. Cincuenta años hace que existe esta casa fundada por el padre, del que hace diez años es el dueño D. Esteban Llanes; y un negocio que cuenta con tan dilatado tiempo es la mejor garantía que puede ofrecer al público.
Esta importante y bien montada fábrica ocupa lugar preferente entre sus similares, no tan solo en Orihuela sino en la provincia, debido a que sus chocolates con vainilla y canela están elaborados con los mejores cacaos que llegan a la Península y la mano de obra es esmeradísima.
Así lo ha reconocido el público premiando tal labor con su continua demanda que aumenta de día en día y es de esperar que siga en marcha ascendente por merecerlo la iniciativa y energías desarrolladas por su primitivo fundador, inteligentemente secundado por el actual dueño, nuestro amigo D. Esteban Llanes.
Pocos datos tengo de Esteban. Se casó con Amparo Juan Iborra y no sé cuando murió. La última noticia que he encontrado sobre él es de octubre de 1916, cuando apadrinó a un hijo de su hermano Juan, quien como veremos, acabó quedándose con el local de la familia a la muerte de su madre.
El Conquistador. Octubre de 1916: Ha dado a luz felizmente un hermoso niño, la esposa de nuestro apreciable amigo D. Juan Llanes. El recién nacido será bautizado mañana en la Santa Iglesia Catedral con al nombre de Esteban y serán sus padrinos el rico industrial de esta plaza D. Esteban Llanes Catalá y su distinguida y joven esposa Dña. Amparo Juan Iborra. Nuestra cordial enhorabuena a los dichosos padres y padrinos del niño.
Dejo a Carmelo Llanes Catalá para el capítulo final como el último chocolatero oriolano. En cuanto a las hermanas, Josefa Llanes Catalá, falleció en 1910 a los 23 años.
Soledad y María de Monserrate Llanes Catalá se casaron el mismo año, en 1913. Soledad con Francisco Mira Lidón; y María con Pascual Hostalet Chust.
Pascual era jefe de los tradicionalistas oriolanos. Ya hablé de este personaje como socio de Emilio Salar en «El Japón». Os dejo un enlace a dicho trabajo pinchando sobre su fotografía.
La desgracia se cebó con este matrimonio que perdió sus tres primeros hijos. Y María falleció también muy joven, en 1924. Dejó otros tres hijos: Vicente, María y Pascual Hostalet Llanes.
El Pueblo. Marzo de 1924: Ha fallecido cristianamente Dña. María de Monserrate Llanes Cátala, esposa que fue, de nuestro particular amigo D. Pascual Hostalet. Muy apreciada por sus virtudes, vivió y murió dando hermoso ejemplo de fortaleza y resignación cristiana.
Su entierro, verificado esta tarde, ha constituido una verdadera manifestación de duelo, representada por todas las clases sociales. A su afligido esposo y demás familia acompañamos en su justa pena y rogamos a nuestros lectores pidan en sus oraciones por el eterno descanso de la finada; por la cual mañana a las 7 de la noche dará comienzo el Rosario en el Monasterio de San Juan.
La viuda de Llanes, doña Soledad Catalá, falleció en julio de 1928. Le sobrevivieron tres hijos: Carmelo, Soledad y Juan. Y los tres tuvieron chocolatería.
Actualidad. Julio de 1928: El jueves de la pasada semana falleció confortada con los auxilios espirituales la señora doña Soledad Catalá viuda de Llanes.
El entierro en la tarde del viernes constituyó sentida manifestación de duelo que puso de manifiesto las simpatías de que goza la familia de la finada. A sus hijos D. Carmelo, doña Soledad y D. Juan y demás familia la expresión de nuestra condolencia.
Actualidad. Agosto de 1928: Don Carmelo, doña Soledad y don Juan Llanes Catalá con sus respectivas familias, invitan a sus amistades y personas piadosas al diario de misas que en sufragio del alma de su señora madre doña Soledad Catalá Navarro (q. g. h.) que falleció el día 5 del pasado julio, tendrá lugar el próximo lunes día 6 en el monasterio de San Juan, desde las 7 y media hasta las once de la mañana, por lo que les quedarán eternamente agradecidos.
En 1928 al fallecer la madre, Soledad se separó de su hermano Juan y abrió su propia chocolatería en la calle del Colegio (probablemente en el antiguo obrador de Francisco Díaz García).
Y Juan se quedó con el negocio familiar de la calle San Pascual (Luis Barcala).
El Pueblo. Diciembre de 1928: Mañana martes tendrá lugar la apertura del nuevo establecimiento de Chocolatería de doña Soledad Llanes, en la calle del Colegio núm. 17, donde encontrarán los más exquisitos, chocolates de su ya acreditada marca. Cafés, tés y azúcares.
Juan Llanes Catalá se anunciaba así a comienzos de los años treinta:
Destellos. Noviembre de 1930: ¡Suicidas!… Si alguna vez se amarga su existencia no pierda en arrebatos su paciencia, que luego sale caro tal exceso… ¿La quiere Vd. endulzar…? Si es solo eso ya está el remedio aquí por excelencia: ¡adquiera “Caramelos del Congreso”! ¡El último alarido de la ciencia!
En la acreditada chocolatería de Juan Llanes, donde al mismo tiempo tiene el depósito de las renombradas pastillas de café y leche de la casa Alonso-Murcia. Al Mismo Precio de Fábrica. Barcala, 15 – ORIHUELA.
Carmelo Llanes Catalá, el último chocolatero oriolano.
Carmelo Llanes Catalá se casó el 17 de marzo de 1907 con Carmen Alonso en la catedral. El mismo año en el que aparece la primera publicidad de su establecimiento en la Corredera, junto al Teatro.
(1907) CHOCOLATES Especiales de Carmelo Llanes. Elaborados a brazo. Calle del Pintor Agrasot. (Antes Corredera). Cafés tostados y crudos, Thés y Azúcares.
Tengo constancia del nacimiento de una hija a finales de octubre de 1911, Josefa Llanes Alonso.
Su esposa, Carmen, falleció en noviembre (por la proximidad de fechas es posible que a consecuencia del parto).
El Eco de Orihuela. Noviembre de 1911: Ha fallecido la esposa del industrial D. Carmelo Llanes. Esta mañana se ha dicho por su alma una misa de «réquiem», y esta tarde se ha conducido su cadáver al cementerio. Ambos actos se han visto muy concurridos. Enviamos nuestro sentido pésame a su desconsolada familia.
Carmelo se volvió a casar; esta vez con Luisa Ibarra. Y el negocio comenzó a funcionarle muy bien; en 1916 lo premiaron en una exposición en Barcelona.
El Conquistador. Enero 1916: En la Exposición Permanente del Tibidabo de Barcelona y Concurso Nacional de Productos Alimenticios, últimamente celebrado, ha alcanzado un brillante triunfo nuestro querido amigo y paisano D. Carmelo Llanes Catalá; pues que en ese concurso que ha tenido una nutrida representación de elaboradores de chocolates.
Dado, el gran número de expositores que exhibieron sus especiales marcas, el jurado calificador, apreciando las exquisitas propiedades de los elaborados a brazo por nuestro paisano, ha concedido a éste el «Diploma de Mérito», cuyo diploma, tuvo la amabilidad de mostrarnos anoche el agraciado.
Felicitamos calurosamente al amigo Llanes por su notable triunfo, que no sólo le enaltece, sino que también honra a nuestra Patria chica.
Del segundo matrimonio tengo constancia que nacieron: Luisa Llanes Ibarra, fallecida en 1917 con sólo tres años; Carmelo Llanes Ibarra, fallecido en febrero de 1931; otra Luisa (que regentó la chocolatería) y algun hermano más que desconozco (a la muerte de Carmelo hijo, la prensa dio el pésame a «sus hermanos»).
Agosto de 1917: El lunes próximo pasado voló al cielo a la edad de tres años la niña Luisita Llanes Ibarra. A sus apenados padres, D. Carmelo y Dña. Luisa, acompañamos en su justo dolor. El Pueblo/Actualidad.
Febrero de 1931: Se encuentra enfermo de algún cuidado el niño Carmelo Llanes Ibarra hijo de nuestro distinguido amigo y suscritor don Carmelo. Hacemos votos por su mejoría.
Febrero de 1931: El pasado sábado recibió cristiana sepultura el niño Carmelo Llanes Ibarra, hijo de nuestro particular amigo don Carmelo. La conducción del cadáver fue una sentida manifestación de duelo, en la que figuraba representación de todas las clases sociales de la localidad, señal de las muchas amistades de que goza la familia del finado. Nuestro pésame a los padres, hermanos y familia.
La chocolatería de Carmelo Llanes ya no existe; y desconozco que habrá pasado con el valioso utillaje que guardaba en su interior hasta hace unos años.
Francisco Luis Galiano, vecino de la Corredera y buen amigo, me cuenta que conoció a una hija de Carmelo llamada también Luisa.
Casada con Antonio «el Carrasquín», fueron los últimos propietarios de la chocolatería ahora derribada; la última chocolatería de Orihuela.
Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).
Mi agradecimiento a Javier Sánchez Portas, Francisco Luis Galiano y José Manuel Dayas.