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La Riada de 1788 en Orihuela.

Memorial Literario. Número LXXV. Diciembre de 1788. Biblioteca Nacional.

El «Memorial literario, instructivo y curioso de la Corte de Madrid» fue fundado en 1784 por dos aragoneses afincados en Madrid.

En esta publicación, considerada como una de las mejores revistas españolas del siglo dieciocho, aparece la crónica más antigua de una inundación en Orihuela.

Paso a transcribir esta relación detallada que ofrece además multitud de datos interesantes de la Orihuela de aquellos años.

De la ortografía original sólo he modificado las tildes.

Memorial Literario. Número LXXV. Diciembre de 1788. Biblioteca Nacional.

RELACIÓN de la lluvia tempestuosa y subsecuente avenida del Río Segura y de las desgraciadas consecuencias de una y otra, ocurridas en la Ciudad de Orihuela en los días 15, 16 y siguientes del mes de Noviembre de este año (1788).

Después de dos años de sequedad que padecieron los campos de esta Ciudad, y Lugares inmediatos, resultando de ella las deplorables y no ignoradas consequencias que de tan cruel azote resultan, quiso la Magestad del Todo Poderoso, por juicios ocultos a todo entendimiento humano, o por manifestar con el brazo de su Divina Justicia el justo enojo que le causan los vicios y continuada ingratitud de los hombres, afligirla de nuevo, y fue de este modo:

Diseño de la Ciudad de Orihuela mirada por el mediodía. 1760. José Vicente Alagarda.

En el día 15 de dicho mes amaneció muy nublado, prosiguió todo el resto del día el Cielo encapotado, y bastante triste, causando la mayor alegría en sus habitantes, esperando y deseando vivamente de tan feliz disposición la deseada lluvia que suele seguirse.

Quando a las tres de la tarde se levantó de improviso por la parte de Levante un gran nubarrón, que poniéndose perpendicularmente sobre esta Ciudad arrojó repentinamente sobre ella por espacio de una hora tanta piedra y agua, que baxando los barrancos del monte a cuya falda está la Ciudad.

Y no pudiendo tragar la copia de sus aguas los alvellones o alcantarillas, inundaron muchas calles sin que los vecinos sorprendidos de tan acelerado suceso tuviesen tiempo para guarecerse, pues llegó el agua hasta el zaguán de la casa del Ayuntamiento, y hasta la misma Santa iglesia, donde para su desagüe pasada la intemperie, tuvieron que levantar las losas de las sepulturas.

Este inesperado suceso acaeció a la sazón de hallarse en las casas del Ayuntamiento D. Francisco de Paula Soto Cebrián y Fenollet, Caballero Maestrante de la Real de Valencia, regidor en su banco y clase, el que a presencia de los Doctores D. Trinitario y D. Manuel Martínez de Vera, del primero y segundo Escribano de Ayuntamiento, de Victoriano Pomares, Jaime Alonso y Ferrándiz, y Manuel Bergel, oficiales de la Escribanía, de Antonio Lebrés, Joseph Cevallos, Juan Gavila y Antonio Tomás, Maceros; de Joaquín Ginerfiel, Almotacén, y de otras personas, que huyendo la intemperie se acogieron a dicha casa, dio las providencias necesarias.

Y habiendo cesado la lluvia y verificado el desagüe dio parte al Señor Gobernador D. Juan la Corte, Exento de Reales Guardias de Corps, Coronel de los Reales Exércitos, Gobernador Militar y Político de esta Ciudad, de todo, quedando éste muy satisfecho de su zelo.

Juan de la Carte, Coronel de los Reales Ejércitos, Gobernador Militar y Político de Orihuela, dibujo de Joseph Montesinos en su Compendio Histórico.

Libres al parecer de todo peligro los moradores se retiraron a sus casas, quando advirtieron que a las cinco de la tarde se le aumentaban al río Segura las aguas y el ímpetu de sus corrientes.

Esta alteración y el deseo de acreditar su encargo, obligó al mismo Regidor D. Francisco de Soto, a pasar a las casas de habitación y Audiencia del Señor Gobernador, y manifestarle las malas conseqüencias que podría producir la inacción en tan crítica situación.

Y le aconsejó encargase a los Alguaciles mayores diesen vuelta a las calles llamadas del Carril, Hospital, de Meca, del Río, del Ángel, Mayor, Molino, San Pasqual, del Riacho, y de la Mancebería, que son por las quales se hallan los alvellones o alcantarillas para abocar al Río las aguas del monte, que se hallaban abiertos por lo recientemente sucedido, y que los mandasen cerrar con sus tablados y dar cuenta de qualquiera novedad.

Agitado el Señor Gobernador de su zelo y amor a la Patria, mandó inmediatamente a D. Francisco Lledó y Rafael Portugués, Alguaciles mayores que, con los Diputados de Barrio, Alguaciles ordinarios, y demás auxilio que necesitasen pasasen a executarlo como lo hicieron.

Siguiendo tomando incremento, aunque con lentitud las aguas del Río, mantuvo en expectativa los ánimos de los Señores Gobernador y Regidor ya dichos; salió éste de las casas de su Secretaría a las ocho de la noche, reconoció lo que a los Alguaciles mayores había mandado, y estando con otras gentes en el Puente llamado Viejo como a las nueve de la noche observando las corrientes del Río, le llevaron la atención ciertas voces desentonadas de la parte de arriba.

Y a poco rato vio venir sobre las aguas un vulto grande que no pudo bien distinguir que fuese, y viendo que aunque con mucho trabajo pasaba por debaxo del ojo del Puente, procuró instruirse de lo que era preguntando a varias gentes que atropelladas cruzaban el arrabal de San Agustín.

Y supo cómo lo que venía por el Río era un carro de bueyes que estando atado en el Puente, distante un quarto de legua de dicho Molino, y aparejado para llevar granos se lo habían traído las corrientes de la Riada, y que las gentes que lo seguían, parte eran mozos del Arrendador y parte mozos suyos, que venían siguiéndolo a ver dónde lo dirigían las aguas.

Oído esto por el mencionado D. Francisco de Soto, y notando se aumentaba por instantes el Río, pasó a dar cuenta de lo sucedido al Gobernador, quien enterado de todo y habiendo dado las providencias necesarias, salió a las diez de la noche de su casa acompañado de los Alguaciles mayores y ordinarios, del Sargento de Marina de la partida de los Reales Batallones, avanderada en esta Ciudad con el fin de evitar el tremendo estrago que amenazaba.

Puesto en la calle dicho Señor Gobernador en la disposición en que se hallaba, y aun sin aumentarse calzado alguno para guarecerse, acompañado de los mencionados sujetos, cuyo exemplo siguieron el Caballero Guardia de Corps D. Juan de Lacarte, su hijo aunque niño, y el Regidor D. Francisco de Paula Soto, abandonando sus casas, mugeres y familias, sin embargo de estar las de dicho Gobernador y Regidor contiguas al Río, discurrieron por las calles por donde amenazaba mayor peligro, mandando ante todo tocar a rebato la campana del relox de la Parroquial, acostumbrado aviso para las gentes.

Sin embargo, de la mucha agua que caía de las nubes, y de la que la avenida inundaba por instantes todas las calles, llegaron al Arrabal Roig, donde ya D. Rafael Portugués, para evitar se introduxesen en ellas aguas como lo habían hecho inundando el barrio que llaman el Salitrico, había mandado tapiar la última boca calle traviesa de los Capuchinos a aquel parage; considerando los estragos a que deberían ser expuestos si se rompía aquella obra, esforzaron a los operarios, mandando a un Diputado que con nueva gente se reforzasen.

Hecha esta diligencia fueron sucesivamente recorriendo las demás calles quales fueron la del Hospital, traviesas de la fabrica Aguardiente y del Parador del Cabildo, y de aquí pasaron a la calle del Río y Mancebería, donde como en las anteriores dieron las más activas providencias para evitar en lo posible la total inundación de la Ciudad que por instantes se esperaba.

Fachada de tramontana de la Casa de la Ciudad (calle del Ángel), adornada con motivo de la Proclamación de Carlos III. Grabado de Alagarda. Siglo XVIII.

Y por último se retiraron a las casas de Ayuntamiento con el fin de esperar novedades para dar providencias y socorros; pero viendo que tomando más incremento las aguas empezaban ya a salir por la alcantarilla que sale a la calle del Ángel, que no se tapió por ser el terreno bastante alto, y haberse resentido en otras avenidas inundando los zaguanes de la misma casa, dispusieron inmediatamente se hiciesen pequeñas motas a uno y otro lado de su boca para que no se extendieran las aguas, haciendo acarrear cargas de barro, piedra y guijo para formarlas.

Yendo a más la subida del Río, y recibiéndose por instante lastimosas noticias dispuso el Gobernador que los Regidores D. Francisco de Soto, y D. Joaquín Pastor, asistidos del Alguacil mayor Lledó, de otros ordinarios, Diputados del Barrio, Alarifes, y otros vecinos recorriesen el Arrabal de San Agustín y calle del Rio, saliendo también dicho Gobernador en persona a dar vuelta por lo restante de la Ciudad como con efecto lo executaron sin ninguna defensa para la lluvia y a pie.

Sin embargo de haberle presentado al dicho Gobernador un Caballo para su uso el Caballero D. Juan Nepomuceno Roca, y otro para el Caballero Regidor D. Francisco de Soto, Manuel Ronis, Proveedor de paja y pan de munición de la tropa, cuya oferta no admitieron acordándose como verdaderos Ciudadanos del conflicto y situación en que se hallaban los moradores de la Ciudad.

Discurren por sus calles ya inundadas, penetra sus corazones el más vivo dolor al ver las continuadas lastimas que por todas partes observan, gritos, lamentos y aflicciones; a unos consuelan, a otros animan, y a todos en lo posible socorren.

Llega en fin el Gobernador a lo último del Arrabal de Roig, oye clamores, ve que las aguas del Río toman por instantes más incremento queriendo sobrepujar las motas, y viendo no podía su caritativo anhelo y noble corazón remediar tan inminente peligro, se retira a las casas de Ayuntamiento donde ya el Regidor D. Joaquín Pastor había tomado las más oportunas precauciones a fin de que las aguas no se inrodugesen allí.

Oyen dicho Señor Gobernador, Regidor, que sus casas se van por instantes anegando, rebentando los sumideros que en ellas hay para el Río, y responde el primero: «que de padre, marido y amo se acordara dexando el bastón».

Exemplar respuesta digna de su noble corazón, siendo también articular la tranquilidad de ánimo de su esposa, que viendo el inminente riesgo que le amenazaba en su casa, y brindada del Caballero D. Luis Togores para pasar a la suya, se mantubo sola con sus criadas sin admitir la oferta, respondiéndole que acudiese a las órdenes del Gobernador, y socorro del pueblo, que era lo que convenía.

No sosegaba el patricio corazón del Gobernador viendo que por instantes se aumentaban los estragos. Conociendo estaba el Río próximo a romper sin bastar todo estudio a contenerlo, y teniendo noticias que a la baxada del Puente Viejo por la casa de Blas Morante corría el mayor riesgo, se dirigió a ella D. Juan de Lacarte Menor, asistido del segundo Escribano de Ayuntamiento.

Y aunque por su edad niño, dio disposiciones de anciano, mandando deshacer copia de colchones de aristas, cabar tierra en el mismo zaguán de la casa, aplicarlo todo a la puerta postigo donde batían las aguas, y aprontar yeso con que tapasen las rendijas por donde rezumaba el agua.

Vista desde el mediodía de la Casa de la Ciudad de Orihuela adornada con motivo de la Proclamación al trono de Carlos III, grabado de Alagarda. Siglo XVIII.

Viendo por instantes ser mayor la avenida del agua, y consiguiente el peligro, reynando por todas partes la turbación y el desorden, abandonando los vecinos y trabajadores sus puestos, y advirtiendo que faltaba poco para cegarse el ojo del puente, y que ya los remedios necesitaban de pluralidad de apoyos, mandó el Gobernador convocar a todos los Capitulares que faltaban para determinar las precauciones más oportunas para la defensa.

A todos juntos conmovía la voz del Pueblo, todos quisieran a un tiempo remediarlo; se atropellan una a una las funestas noticias; abátense los ánimos; pero acuerdan en tan cruel conflicto la sabia y piadosa determinación de sacar, aunque en hora tan intempestiva como las dos de la mañana, en rogativa, a la Imagen de Nuestra Señora de Monserrate, y al mismo tiempo que se multiplicasen los operarios y esfuerzos en los parages donde urgía la mayor necesidad.

Preséntase el Gobernador, con los Regidores y Sindico en la pared del Río que rezumaba; manda nuevamente multiplicar los obreros, hace traer a sus expensas hachas de viento, y para dar la última prueba de su zelo, arrima el bastón y se pone a llevar espuertas de ruina.

Báxase nuestra Señora en rogativa, clama el pueblo, deshácese en suspiros y lágrimas; y tomando con fervorosa devoción el ramo que llevaba y una estampa de dicha Santa Imagen lo arroja a las corrientes el Dean.

Nuestra Señora de Monserrate. Rogativa y «ceremonia del ramo».

Amenazaba el Río inundar toda la Ciudad como en parte lo había hecho; titubeaban varios edificios; quien tenía en ellos, ya el padre, ya el marido y la muger, el amigo o pariente; veían muchos sus caudales y cosechas perdidas, y todos las vidas amenazadas.

Y solo colocaban su esperanza en Dios y su piadosa Madre, cuya protección y amparo con amargos llantos y sollozos, en medio de la obscura noche invocaba el angustiado Pueblo, que acompañando a la devota imagen fue vuelta a su Iglesia, donde incesantemente le repetían sus súplicas.

Viendo sin embargo que la calle del Ángel se hallaba inundada, y que el peligro iba por instantes creciendo, parte D. Francisco Soto a el Arrabal de Roig, esfuerza los ánimos de los afligidos y congojosos vecinos que ya del todo desmayaban, manda se saquen los colchones de las camas; y que deshechos reforzasen con piedra y lodo las motas, consolando a todos con inexplicable caridad, cuya diligencia practicada dio iguales disposiciones en varias calles y barrios que recorrió, donde no era menos preciso el socorro.

Igualmente fervoroso y activo, el Gobernador y su hijo, despreciando riesgos y venciendo obstáculos, recorrían lo interior de la Ciudad, dando las más sabias y piadosas providencias.

Reunidos otra vez en la casa de Ayuntamiento, sin embargo de estar cercada de agua, conferenciaron sobre el estado de lo ocurrido, y determinaron acudir a un mismo tiempo al socorro y provisión de víveres para el público, como en efecto lo executaron, visitando las carnicerías y tiendas de comestibles, prescribiéndoles el mejor modo para el socorro de las infelices gentes que viendo el gran crecimiento de las aguas desmayaban, y aturdidos los operarios abandonaban sus trabajos.

Atropéllanse una a otra las funestas noticias dícese que las aguas habían quebrantado la pared del Huerto del Carmen Calzado, la qual, según aseguraban prácticos, caería de un instante a otro como sucedió introduciéndose la Riada, e inundando la Ciudad que se habían llevado las paredes de Manuel Ortiz, y de Rubio, por cuya causa iban inundando la calle del Río y Plaza pública; y finalmente que por todas partes hacía los mayores daños la inundación.

Dibujo del Convento del Carmen Calzado. Compendio Histórico Oriolano de Joseph Montesinos. Tomo 5.

Oyó estas noticias el infatigable Gobernador, y olvidándose al parecer del riesgo que le amenazaba en la calle del Río, donde tenía su casa y muger, acudió con gran diligencia a donde urgía la mayor necesidad.

Las activas y piadosas diligencias, que en tan crítica y sensible situación aplicó dicho Señor Gobernador, merecen los mayores elogios; discurre por las calles ya inundadas, oye por todas partes mil clamores, advierte cercanos los mayores estragos, pero su ánimo tranquilo y sosegado solo atendía al socorro y protección de los infelices vecinos.

Sin embargo, de la mucha agua que casi imposibilitaba el tránsito por las calles, atropella por medio con increíble fortaleza, y dirigiéndose entre otras a la de la Feria, de terreno alto, donde había dos hornos de pan, manda se cueza inmediatamente quanto se pueda, para el socorro del Pueblo, pasa a la plaza mayor, y viéndola inundada, da las ordenes necesarias para proveer las tablas de cerdo y baca, y algunas de pan que allí había.

De aquí, teniendo noticias que el Arrabal de Roig se hallaba enteramente inundado, y que los vecinos habían desamparado sus casas y bienes, retirándose a la casa de Ayuntamiento, el Gobernador parte presuroso a su casa donde encuentra a su muger en los balcones dando las más activas providencias para el socorro de los infelices.

No amansando su furor las aguas, y sobrepujando éstas veinte palmos más de lo regular, recibiéndose continuamente las más tristes nuevas, y llegando la subida hasta la primera grada de la iglesia Parroquial de Santiago, encargó el Gobernador al Caballero Regidor Soto vigilase sobre lo que fuese ocurriendo, tomase y diese las providencias necesarias; y que el Escribano Juan López le acompañase en su fatiga.

Desempeñaron estos su encargo con la mayor exactitud, pero no cesaba el peligro; de un instante para otro era mayor la crecida de las aguas, causando deplorables estragos; era terrible espectáculo ver tan enfurecidas las corrientes del Río, trayendo consigo motas, hortalizas, árboles, varios animales y barracas enteras de las huertas.

Si se apartaba la vista de este trágico objeto se presentaba otro no menos triste; se veían, las calles con más de cinco palmos de agua sobre su piso, los zaguanes de las casas inundados, las gentes unas a medio cuerpo de agua, otros a caballo, los más refugiados en las vistas y balcones, y todos clamando misericordia, y haciendo mil promesas.

En este estado se hallaba la Ciudad de Orihuela el día 16 de Noviembre a las doce de la mañana, continuando los clamores y gritos de los habitantes, y los más crueles y terribles estragos quando a las quatro de la tarde dicho día quiso el Todopoderoso consolar a esta afligida Ciudad, haciendo detener el ímpetu del agua, que por instantes fue disminuyendo, causando tan alegre novedad en los ánimos de los consternados habitantes mil júbilos.

Inmediatamente con entrañas de verdadero Padre encargó el Caballero Gobernador al Regidor D. Francisco Soto se presentase por las calles inundadas, dando esta noticia a sus vecinos que aún no estaban para advertirla.

Y distribuyéndoles al mismo tiempo comestibles, pan, carne etc., que recibían desde las ventanas, cuya diligencia practicó igualmente fuera de la Ciudad, según lo permitía la agua; después de lo qual, pasando por delante de la casa del Gobernador, y mandado éste subiera a descansar, lo hizo saliendo aquel nuevamente en su caballo, también recorriendo lo restante de la Ciudad, repartiendo con increíble caridad pan, víveres, etc.

Vista meridional de la Ciudad de Orihuela. Año 1784.

Y consolando, y animando a todos, a cuyo fin y piadoso intento ayudaron y contribuyeron con abundancia de víveres y dineros el Dr. D. Marcelo Miravete, Presbítero, Canónigo Lectoral de la Santa Iglesia, y los Señores D. Pedro Albornoz, Dean y D. Josef Mirambel, Canónigo Dignidad Maestre Escuela.

Dadas todas estas saludables providencias y hallándose casi desaguada la Ciudad se retiró a su casa; y mudándose de ropa, se entregó algún tanto al descanso.

Le fatigaba la imaginación de lo que podría haber sucedido en el Pueblo, y las contingencias a que estaría expuesto, quando le dan noticia que amenazaba ruina el palacio del Obispo por haber hecho resentimiento, y haber perdido su nivel las paredes.

Inmediatamente se dirigió a él, de donde habiendo mandado salir los familiares, y proporcionando gentes para extraer papeles y muebles recorrió otros edificios y casas particulares, que se hallaban en le misma situación, y dando las mismas providencias se volvió a su casa a descansar de la fatiga, que le había causado su incesante diligencia.

A la mañana del día siguiente mandó el Señor Gobernador al Clavario y Veedores del Gremio de Alarifes, dar vuelta al pueblo reconociendo casas y otros edificios, y que diesen cuenta de todo lo que ocurriese, como en efecto lo executaron con la mayor actividad, noticiándole los muchos daños causados en los edificios por el agua, no conocidos aun en la mayor parte de todos, por cuyo motivo y para precaverlos, dio nuevamente repetidas órdenes y providencias.

Acerca de todo lo ocurrido, y en precaución de lo que podía suceder, tomó, y sigue tomando el Señor Gobernador las más sabias y acertadas disposiciones lastimándose más de cada día, viendo las resultas de la ocurrida lluvia y avenida del río, que no solo ha causado quebrantas en los bienes de los vecinos, sino también en su salud.

Transcripción y comentarios Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Torrevieja en el año 1900.

Torrevieja. Vista general en la década de 1940.

Aún se conserva en Torrevieja el uso de los pregones, lo que llama poderosamente la atención del forastero.

El pregonero, por cinco modestos reales, publica en todas las esquinas del pueblo cuanto mandan las autoridades o piden los vecinos, llamando la atención con un tamboril y voceando después el anuncio.

Recién llegado oí uno sobre venta de calzado y me gustó el sistema. A veces después de expresar a qué precio se venden unas botinas o unas piezas de tela, agrega un mandato municipal, como el siguiente:

«También se anunsia—de orden— del Sr. Alcalde—que mañana—se empiesa— a pagar—la contribusión».  

Pongo estos guiones, que marcan los descansos del pregonero, perfectamente estudiados para que se oiga mejor. Anteanoche gozó mucho la colonia forastera con este pregonero.

«Se ha perdido—un perrico—negro—pelado—con el pelo risado—al que lo presente —en las Casas—Consistoriales—se le pagará —el hallasgo».

La gente se reía, pero el perrico apareció a los pocos momentos. Verdaderamente, siendo tantas las personas que por desgracia nuestra no saben leer, el empleo del pregonero no puede ser más conveniente.

Balneario Vista Alegre. Torrevieja.

El texto anterior forma parte de la crónica postal del 11 de agosto de 1900, en que enviaba al diario murciano «Las Provincias de Levante», su anónimo corresponsal comunicaba el regreso temporal a Murcia para ocuparse de sus asuntos, dejando el encargo de seguir redactando las cartas, durante la temporada veraniega, en manos de un amigo.

También anunciaba la publicación de unos apuntes que había tomado sobre las industrias de Torrevieja.

Esta es la transcripción de una serie de ocho artículos publicados entre el lunes 13 y el miércoles 22 de agosto del año 1900 en el diario «Las Provincias de Levante».

Lunes 13 de agosto de 1900: Como le anunciaba en mi última carta, he procurado enterarme de cuanto se refiere a la vida de este pueblo, encontrando con mis investigaciones, datos interesantes para un periódico como LAS PROVINCIAS DE LEVANTE, que tanto trabaja por el fomento de las fuerzas productoras de esta hermosa región.

Hoy comienzo a consignar tales datos, sintiendo que mi falta de competencia en las materias de que voy a ocuparme, quiten importancia a este trabajo.

El trabajo en Torrevieja.

Salinas de Torrevieja. Fotografías de Alberto Darblade en torno a 1900. Museo Marítimo de Barcelona.

Las Salinas.

Salinas de Torrevieja.

Esta ha sido y será siempre la principal fuente de riqueza de Torrevieja. Si en ellas se trabaja mucho, el pueblo prospera; si por el contrario se las dedica poca actividad, la miseria aparece con todas sus tristes consecuencias.

Las Salinas tienen una importancia colosal; hasta el punto de que, explotadas en grande, darían sal para abastecer al mundo entero.

Pero Torrevieja tiene la desgracia de que, al enajenar el Estado todos sus establecimientos salineros, excluyera de la venta los que son objeto de esto artículo; con el fin, según afirman los compradores de aquellos, de no perjudicar a sus adquirentes.

La actividad pública dedicada a las Salinas no era grande, y el pueblo de Torrevieja lo esperaba todo de un buen arrendamiento, porque suponía que los particulares habrían de sacarle todo su fruto a esos hermosos charcos, y con ello dar a la población extraordinaria vida.

Llegó a ser una realidad el soñado arriendo; pero ¿qué ventajas ha proporcionado? Hacer su negocio los salineros de Ibiza, que tomaron el arrendamiento, acreditando sus productos y solo vendiendo los de Torrevieja cuando no quebrantan sus intereses.

La consecuencia de esto, es elaborar poca sal en Torrevieja, con lo que multitud de familias carecen de lo más indispensable para la vida.

Tan a las claras se encuentra este funestísimo juego, que arrancando la compañía arrendataria próximamente la misma sal que el Estado, la venta actual no llega a la mitad de la cosecha extraída, siendo así que un particular debe vender mucho más que el Estado, porque otorga facilidades mercantiles que no pueden encarnar en las rigoristas prescripciones de la administración pública.

¡Cómo lamentan en Torrevieja que la sociedad de capitalistas murcianos y cartageneros, que presentó pliego en la subasta del arrendamiento, no fuera la que lo obtuviese!

De las importantes personalidades que la formaban, se podía esperar la aplicación al negocio de grandes capitales y una activa exportación, sin las miras egoístas de estos salineros.

Lo menos malo de todo lo que les ocurre y puede ocurrir a los que tienen intereses en Torrevieja, es que se rescinda el contrato actual, para lo que parece que se están poniendo los medios.

Si al pueblo le perjudica que no se extraiga sal, al Estado tampoco puede convenirle obtener tan pequeñas sumas por el tanto por ciento que le corresponde; y que es tanto menor a medida que disminuyen las ventas.

Contrasta la poca actividad desplegada en la extracción de la sal, que es el alimento de esta industria, con las obras de relativa importancia realizadas por los arrendatarios.

En efecto, han construido en las Salinas, magníficos muelles, revestidos de sillería para facilitar el almacenamiento de la sal.

Salinas de Torrevieja.

Han hecho enormes eras para colocar los montones de dicho producto; han adquirido un vapor para remolcar las planchas que traen la sal a los canales de los muelles; han construido un ferrocarril de vía estrecha dotado de numeroso material móvil, para llevar en él la sal desde los montones a los embarcaderos (también aumentados y mejorados) y a la enorme fábrica de trituración y molido de sal, construida también por la Compañía, y de que me ocuparé en otro artículo.

El plan que llevan con estas obras no puede ser otro, que obtener una buena indemnización por las mismas, cuando venga la necesaria y por dichos arrendatarios deseada rescisión del contrato.

Mucho trabajo costará a Torrevieja recobrar los mercados perdidos, pero siempre obtendrá más ventajas volviendo las Salinas a la Administración pública. Su salvación seria que el Estado se decidiera a enajenar esta gran fuente de riqueza.

Industrias salineras.

Salinas de Torrevieja.

Trabajan en éstas muchos centenares de hombres, ocupados en el arranque, transporte y almacenamiento de la sal. Se trabaja igualmente en las distintas operaciones que se realizan para el embarque de ese producto.

También se construyen muchos miles de sacos y de espuertas para los envases y el acarreo. Y viven algunas casas de banca, dedicadas a la consignación de los buques.

Mas no es esto solo; sino que para preparar la sal se da trabajo a multitud de obreros en las varias fábricas dedicadas a su molido. De ellas he de ocuparme en el presente artículo.

Fábrica de Catasus, Sans y Comp. Esta Sociedad tiene su domicilio en Barcelona y es la misma Compañía arrendataria de las Salinas. Han situado el edificio frente a la estación del ferro-carril de Murcia, siendo de reciento construcción.

Se compone de un gran pabellón construido de piedra y ladrillo, con cubierta de teja plana, que mide 87 metros de largo por 10 de ancho. En el espacioso salón hay instalados catorce juegos de piedras con todos sus artefactos a la moderna, y queda sitio para otros catorce.

Los vagones vendrán desde las Salinas en el ferro-carril de vía estrecha, depositando la sal en los recipientes, perfectamente cubiertos de la lluvia, instalados junto a la línea; desde ellos será elevada a los molinos, por unos ascensores, y, después de molida, caerá a los vagones de dicho ferrocarril, que entrarán dentro de la fábrica, desde donde los sacará la locomotora para llevarlos a los embarcaderos.

Salinas de Torrevieja.

En pabellón aparte, de la misma construcción, al que se llega por una gran escalinata de mármol artificial, se encuentra el salón de máquinas.

Allí se admira un gran motor de vapor con dos cilindros de alta y baja presión y enorme volante, teniendo las poleas estriadas, pues en vez de usar correa plana, se hace la trasmisión por cinco cables redondos construidos con tiras de cuero.

El vapor se produce en dos grandes calderas con fuerza do 150 caballos. Tanto el motor como las calderas han sido construidos en los talleres del Nuevo Vulcano, sociedad industrial y de navegación, de Barcelona.

Finalmente, en otro pabellón, también aparte, hay un buen taller de reparaciones, al que entran por vía especial las locomotores y vagones del ferrocarril de las Salinas.

En suma, una magnífica fábrica, que no se sabe aún cuantos sacos podrá producir, pero que seguramente no bajará de 20.000 en las 24 horas, o sea igual cantidad de quintales métricos. Y todo el mundo se pregunta: ¿para qué tanto elemento, si se exporta tan poca sal?

Fábrica de D. Onofre Cava. También es de Barcelona el dueño de este establecimiento. Es así mismo espaciosísima y preparada para una gran elaboración.

Está situada junto a la playa del Cequión, construyéndose hará unos ocho años. Consta de dos juegos de piedras a los que da movimiento una máquina de vapor construida en los talleres del «Vulcano» de Valencia, sistema de Balancín, con fuerza de 60 caballos.

Debido a la excesiva fuerza para dar movimiento a esta fábrica, solo pudo trabajar un mes, presentando el triste aspecto de todo lo que está hecho para la vida y no funciona.

Fábrica de D. Manuel Ballester. Se titula «La Concepción». Su propietario es hijo de Torrevieja y se distingue por su gran actividad, siendo uno de los primeros exportadores de sal. Está situada en la calle del Loro.

Tiene dos piedras, movidas por una máquina con fuerza de 25 caballos, sistema Lyon, construida por Tomás Aznar, de Alicante, con caldera de 50 caballos, de la viuda de Claudio Geneboix, del Grao de Valencia.

Trabaja mucho, produciendo en las 24 horas, 1500 quintales métricos de sal molida. Las clases que en ella se hacen son refina, fina, y nº. 1, 2, 3 y 4. Está encargado de esta importante fabricación D. Manuel Brú, muy entendido en tales trabajos. Aquí hay la animación que da la vida.

Fábrica de D. Valentín Rodríguez. Aunque su propietario no es hijo del país, puede considerársele como tal, en razón a los lazos de sangre que en él ha establecido. También está dedicado, como el Sr. Ballester, a la exportación de sal, siendo ambos los que más vida dan a este pueblo.

La fábrica la tiene situada en la calle del Matadero. Consta de dos piedras movidas por una máquina de vapor con fuerza de 20 caballos. En las diez horas útiles que constituyen el día de trabajo, se obtiene una elaboración de 500 quintales métricos de sal.

Las clases en que trabajan son cuatro y las denominan: Refina, fina, anchoas y a medio moler. El encargado. D. Francisco Inglade, lleva con gran inteligencia la dirección de esta fabricación.

Salinas de Torrevieja.

Varias industrias.

Tiene Torrevieja una buena Central Eléctrica movida a vapor, progreso que no han logrado conseguir poblaciones más importantes. Pertenece dicha instalación a la Sociedad general de Centrales Eléctricas domiciliada en Bilbao, que ya tiene instaladas catorce centrales de esta clase.

Actualmente trabaja con una máquina sistema Rustón, fuerza de 50 caballos, y dos dinamos Crompton. Su corriente es trifásica y proporciona luz a más de 800 lámparas.

Pero la Sociedad propietaria, no pudiendo satisfacer todos los pedidos de alumbrado que se le hacen, ha acometido la empresa de construir una fábrica mucho más importante, que va a ser honra de Torrevieja.

Ya tienen terminado el edificio, que es de grandes dimensiones con soberbia chimenea, e instalados en él la caldera y motor con fuerza de 150 caballos, construidos por La Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona.

Solo les falta la dinamo, contratada con la Industria Eléctrica de la misma ciudad que, según nos aseguró el distinguido director de esta Central, llegará de un momento a otro. Entonces podrán dar luz a más de 2.000 lámparas, número muy suficiente para las necesidades de Torrevieja.

La fábrica de abonos químicos que, en la calle de San Policarpo posee D. Manuel Bonmatí Rico, es buena prueba de la laboriosidad de este pueblo. El espacioso local donde se halla instalada esta industria, es de reciente construcción, pues sus obras terminaron el año último.

Tiene el Sr. Bonmatí máquinas para triturar y cribar las primeras materias, proponiéndose adquirir nuevos aparatos por exigirlo así el creciente favor que los agricultores le dispensan.

Prepara los abonos completos que se le encargan, aceptando las fórmulas que se le dan por el agricultor; vende también abonos completos especiales para naranjos, olivos, viñas y granados; y así mismo expende en sus almacenes excelentes primeras materias para que el cultivador pueda elaborar el abono.

Dichas materias son el sulfato de amoniaco, el nitrato de sosa, las sales de potasa, el sulfato de hierro y los superfosfatos de cal. Sus abonos especiales para el naranjo están tan bien estudiados, que impiden que la naranja mueva o se le levante la cascara; y los que dedica al granado están preparados para las condiciones del suelo de Elche, donde dicho cultivo tiene tanto desarrollo.

El Sr. Bonmatí está dedicado buen número de años a esta industria, lo que le da gran competencia en la misma, llevando las materias fertilizantes de sus abonos completos la mayor gradación posible. Así se explica que llegue a expender anualmente más de 15.000 sacos.

La Fuensanta. Fábrica de muebles de Casanova Coll y compañía. Todos los señores que componen esta Sociedad son vecinos de Torrevieja, pero nacidos en Murcia, por lo que al fundar esta notable industria se han creído obligados a dedicarla a su venerada Patrona.

También el edificio es de reciente construcción, estando situado en las proximidades de la estación del ferrocarril de los andaluces, junto a la carretera que a la misma conduce. Se hacen en ella toda clase de muebles de madera y especialmente camas, mecedoras y sillas.

En camas compite con Valencia. En sillas construye unas especiales llamadas Sansón, muy fuertes y ligeras. Tuvimos ocasión de ver la construcción de una sillería y cama Luis XV, con calados blancos, muy elegante. Trabajan con gran economía, pues esa misma cama Luis XV la venden a cinco duros.

Ya en nuestra Exposición pudieron admirarse unos preciosos marcos tallados y construidos en esta fábrica, que obtuvieron medalla de plata. Tienen 21 máquinas, entre ellas sierras de todas clases, lijadora, torno para hacer molduras, para redondear, regruesadores, cepilladoras, y cuantas exige la construcción de muebles, hasta el punto de que la labor del operario puede decirse limitada a armar.

El movimiento de todos estos aparatos se obtiene por una máquina de Balancín construida en los talleres del Vulcano de Valencia, con fuerzas de 12 caballos.

Ordinariamente trabajan en esta fábrica 32 hombres, que pueden producir un enorme número de muebles. Al frente de ella se encuentra el inteligente socio D. Enrique Salas, que demuestra los grandes conocimientos que tiene en esta industria.

Salón principal del Casino de Torrevieja decorado por Enrique Salas Coll. Principios del s. XX. Fotografía de Alberto Darblade. Colección Francisco Sala.

Además de las importantes fábricas que vengo relatando, existen otras en Torrevieja que acreditan el amor al trabajo de sus hijos. Tales son:

La de cementos y piedras artificiales, de D. José Jiménez, situada en el barrio de los Molinos. Trabaja muy bien en portales, tableros, fregadores, escalones, mosaicos y demás artículos de esta clase.

Otra de tejidos para velas, de D. José Hernández, situada en el mismo barrio. Sus productos son muy apreciados por la gente de mar.

Otra de muebles finos, de Francisco Tuso, en la plaza de la verdura, estando muy acreditado en tales trabajos.

Otra de mecedoras y camas de madera, de D. José Valentín, establecida en la calle de Torrijos, siendo muchos los objetos que vende.

Otra también de muebles de D. Juan Balaguer en la calle de D. María de Pineda.

Y otras varias de igual clase, pues los trabajos en madera constituyen una de las especialidades de este pueblo.

Así mismo merece ser citado el maestro velero D. Agustín García, que vive en el barrio de Las Puntas, pues de bastante distancia vienen a encargarle la construcción de velas.

Los almacenes de maderas de Sala hermanos y de Antonio Tebar, situados en la Glorieta de Capdepón y barrio de Carreteros respectivamente, tienen mucha importancia.

Los bazares de Ramón Sala, calle de la Concepción; de Ramón Sempere, en la de Torrijos; y el de la calle de Orihuela, están muy bien surtidos.

Finalmente, merecen mención los almacenes de harinas de D. Vicente Castel, D. Antonio Torregrosa y de Sala hermanos.

Bellas Artes.

Banda de música en el Paseo Vista Alegre.

En este pueblo hay una extraordinaria afición a la música. Puede decirse que todos los jóvenes saben cantar y que son contadas las personas que no tocan algún instrumento.

Así son aquí tan frecuentes las misas coreadas, los conciertos en las casas particulares y las armoniosas canciones que se oyen en estas plácidas noches de verano.

Entre los músicos notables que hoy honran a este pueblo pueden contarse: al maestro Gil, director de la banda municipal, que es un artista de cuerpo entero; al excelente pianista D. Manuel Capellín, al profesor en igual instrumento, que sobresale por su gran ejecución, el distinguido abogado del Estado D. Luis Cánovas; y al notable organista y director de coros D. Antonio Capellín.

No cito las personas que se distinguen en el canto, porque habría que hacer una lista interminable.

Al hablar de Bellas Artes, hay que hacer especial mención del incomparable fotógrafo D. Alberto Darblade. No es este señor un simple industrial, que se limita a que el retrato resulte con el mayor parecido posible; es mucho más que esto; es lo que se llama un consumado artista.

Él estudia al cliente y lo coloca en la actitud y sitio que más conviene a sus condiciones, obteniendo unas fotografías que son verdaderas obras de arte.

Fotografía de Darío Quesada Ferrer. Coleccionista de los Darblade.

Torrevieja está llena de sus trabajos, admirándose en todas las casas algún retrato de tamaño natural, tan perfecto y tan artístico como puede hacerlo el mejor fotógrafo.

Y su fama ha traspasado los límites locales, no habiendo hoy una familia veraneante que no so lleve trabajos de este gran artista; por esto en Murcia es tan conocido como en su país.

La escultura tiene en Torrevieja un notable representante en D. Tomás Parodi. Trabaja el mármol y la madera admirablemente, pero encerrado en ambiente tan pequeño, no ha podido dar a conocer sus raras condiciones de artista.

¡Cuan grande sería su reputación viviendo en otro centro más importante! De sus manos ha salido el panteón que tiene en Torrevieja D. Trinitario Ruiz, padre de D. Trinitario Ruiz Capdepón. Es de piedra de Novelda, consistiendo en un precioso basamento y un gran ángel encima.

También ha esculpido el de D. Obdulio Talavera, que es su mejor obra. Tiene una base rectangular y en uno de los lados el busto del difunto, de extraordinario parecido con el natural; el segundo cuerpo lo componen dos cisnes que sostienen un crespón con la inscripción funeraria; y después se destaca el friso y arquitrabe de estilo corintio, terminando este notable monumento con una cruz de estilo bizantino. Como el anterior, es así mismo de piedra de Novelda.

Ha construido otros panteones, entre ellos el de D. Ceferino Talavera y multitud de lápidas y bajo relieves.

Es así mismo obra suya el retablo del altar mayor de la iglesia parroquial. Y en sus talleres ha esculpido un sin número de trabajos que existen en casas particulares y los adornos de proa y popa que llevan los barcos de madera construidos en Torrevieja.

Puerto de Torrevieja.

La Agricultura.

Los alrededores del pueblo no son muy fértiles; sin duda alguna por la proximidad al mar; pero estos laboriosos vecinos han conseguido sacarle el mayor producto posible, haciendo grandes plantaciones de viñedos y olivos.

De los frutos de este país, que son más estimados y de los cuales se hace alguna exportación, merecen citarse los melones.

No debo terminar esta sección sin elogiar como es debido al acaudalado propietario D. Pedro Casciaro, por su notable quinta, denominada «San José de los Hoyos», situada a la salida del pueblo junto a la carretera de Almoradí.

Este gran entusiasta de la agricultura, con una perseverancia digna de imitación, ha conseguido convertir en hermosa y agradable residencia de verano, lo que antes era un terreno árido y pedregoso, instalando además grandes bodegas y fábrica de alcoholes con lo que ha atendido al mismo tiempo la parte industrial.

Nuestra agricultura para levantarse necesita muchos que como el Sr. Casciaro dediquen a ella sus capitales.

La Pesca.

Como las salinas proporcionan poco trabajo, el pueblo ha tenido que dedicarse de lleno a obtener otros productos del mar. Así es que, a medida que ha disminuido sensiblemente la exportación de la sal, han aumentado los botes pescadores.

Las diferentes pesquerías que se hacen por los hijos de Torrevieja tienen una regular importancia y son muy interesantes. De ellas habré de ocuparme en el presente artículo y en los sucesivos.

El Bou.

Torrevieja. Botes de pesca en 1900.

Esta es la que también se conoce por la pareja, a causa de que son dos los barcos que la hacen. Actualmente son ocho las parejas dedicadas en Torrevieja a esta pesca, constituidas por diez y seis grandes barcas cuyo desplazamiento oscila entre 25 y 30 toneladas.

Cada barca va tripulada por once hombres. Además, cada pareja tiene a su servicio una embarcación menor que se llama la enviada, con tres hombree, que se dedica a llevar el pescado a los puertos de Alicante, Cartagena, Torrevieja y otros donde tiene venta.

En tierra están también al servicio de las parejas, varios pescadores dedicados a lavar, remendar y armar las redes. Por todo ello, puede calcularse que cada pareja sostiene a unas 27 familias.

Esta pesca empieza en los primeros días de octubre, prolongándose hasta los últimos de abril. Se hace con una red de las llamadas de «copo», que llega hasta el fondo del mar, y que arrastran desde sus extremos las dos barcas que forman la pareja.

La profundidad a la que pescan es de 80 a 90 brazas, o sea, aproximadamente 160 metros. El pescado lo sacan «chorrando» las redes, o sea levantándolas por medio de un cabrestante, y sale envuelto en sus mallas toda clase de aquel, predominando la pescadilla, el salmonete, pajel, besugo y caramel.

En esa época viene mucho pescado a Torrevieja; dando ocupación a gran número de arrieros que lo transportan a los pueblos del interior.

Los tripulantes de estos buques, vuelven por las noches al pueblo, a dormir en sus casas, excepto en los meses de enero, febrero y marzo, en los que la pesca es de noche y entonces el descanso lo tienen durante el día.

Las ganancias que obtiene cada pareja se hacen cuarenta partes y se distribuyen en la siguiente proporción:

11 para el dueño de los barcos o armador; 1 para cada tripulante de la pareja, que ya hemos visto son 22; 1 para cada tripulante de la enviada, que según he dicho son 3; 1 para el propietario de la enviada; 1 para el remendador de las redes; y 2 para el armador del arte de pescar.

Van disminuyendo sensiblemente las utilidades de esta pesca; en términos que hace seis años ganaba cada tripulante en la temporada una suma que no bajaba de 400 o 500 pesetas, y hoy es raro el año que sus beneficios llegan a 250 pesetas.

La causa de ello consiste en que las parejas van agotando el pescado, destruyendo los criaderos y la vegetación submarina donde cría y se alberga.

El mayor daño lo ocasionan estos pescadores con el uso de mallas excesivamente espesas o cerradas, en nuestro sentir prohibidas por las disposiciones legales.

Para evitar la ruina total de esta todavía productiva pesca, deben unirse todos los pescadores del Bou y acordar utilizar solo las redes claras. Así es como únicamente conservarán el filón que ahora explotan.

Las parejas, al terminar la temporada de pesquera, se trasladan casi todas al Atlántico a pescar la caballa y el bonito; llegando en sus excursiones hasta cerca de las Islas Canarias.

No debo terminar este artículo sin consignar que las parejas construidas en Torrevieja, se distinguen en toda la costa de levante por su mucho andar.

La pesca del atún.

Desembarcando un atún en Torrevieja a comienzos del siglo XX. Archivo F. Sala.

Es, sin disputa, la más ingeniosa de todas las pescas inventadas por el hombre, al menos de las conocidas por las playas de Levante. Empieza a cobrarse el atún en los primeros días de abril y se concluye a fines de agosto.

Hay en Torrevieja 60 botes dedicados a esta pesca. Cada uno desplaza de cinco a siete toneladas y va tripulado por tres o cuatro hombres. En clase de barcos pescadores, son éstos de lo mejor que se conoce, sobresaliendo por su mucho andar y por su gran resistencia.

Allá va toscamente expuesto como se cogen estos hermosos pescados. Cada embarcación, procura calar en sus «panas» en 1º. de abril, continuando haciéndolo hasta fines de junio.

¿Que qué son las panas y su calado? Pues por panas se entiende a unas boyas flotantes, formadas con grandes trozos de corcho encerrados en una red de esparto, sujetas por larga cuerda que en su extremo (el de la cuerda) lleva un pesado pedrusco, que las hace retener al fondo.

Dicha cuerda lleva también un ramo (léase en femenino) de pino, que se queda sumergido a una profundidad de cinco brazas. Bajo este ramo se alberga el «sorel» (en casi todas partes conocido por jurel) que en el verano es un pescadillo del tamaño del boquerón, constituyendo el alimento predilecto del atún.

Las panas se colocan por lo menos en número de diez, a lo que se llama un «andanón», situándolas muy lejos de la costa, por lo que necesitan ponerles señales y relacionarlas con los puntos más visibles.

Teniendo el pescador pobladas sus panas o sea bien repletas de «sorel», empieza la pesquera. Para ello salen de Torrevieja de dos a tres de la madrugada y a vela o a remo, según el viento, se llega al lugar donde aquél tiene «caladas sus panas».

Los tripulantes cogen una de estas boyas, la elevan al barco y colocan, en la popa del mismo, el famoso ramo de pino, hasta que el sorel se cobija bajo la embarcación, en cuyo momento retiran el ramo para que este no estorbe la pesca.

El atún que, como hemos dicho, tiene preferencia por el «sorel», viene a buscarlo, defendiéndose el infeliz pescadillo bajo el casco del barco, medida en efecto previsora porque el atún no se atreve a buscarlo en ese sitio asustándose de la sombra que proyecta el bote.

Pero como el pescador ha contratado al «sorel» para que sirva de cebo al atún, tiene que sacrificar alguna parte de sus servidores, y en ese preciso momento, en que le demandan su protección formando apiñado grupo en la popa del buque mientras este corre cuanto el viento le permite, empuña el «salabre» (o sea una pequeña bolsa de red cuya boca está sujeta a un aro de madera, y del que arranca un mango de lo mismo para facilitar su manejo) lo sumerge en el mar y eleva al bote el inocente «sorelillo», incapaz de suponer que así se responderá a su quejumbrosa demanda de hospitalidad.

Rápidamente, coge el pescador el «sorel», y ¡oh necesaria inhumanidad!, lo ensarta aún vivo por el lomo en grandes anzuelos preparados al efecto, y lo lanza por la popa a grandes distancias.

El «sorel», agonizante, se mueve en el agua y como ya se encuentra lejos del barco quita el miedo al atún para comérselo, abriendo éste su boca y tragándose furiosamente el anzuelo.

En tal situación, hay necesidad de contener al atún, porque este gran pez tiene la grave tendencia a precipitarse perpendicularmente al fondo del mar, en cuya huida manda mucha fuerza.

Contenido el pescado, se iza a bordo, entre el que da la «gambalada» (o sea el aparato compuesto del anzuelo, la cuerda y una vara a la que va sujeta la cuerda) y el «ganchero», al que se llama así porque con un fuerte gancho lo coge por el cuerpo, generalmente por las aletas ventrales.

Ya en el barco, hay que librarse de los terribles coletazos que da el gran pescado al asfixiarse. En esos angustiosos momentos no conviene acercarse mucho a la víctima.

Terminada la pesca, vuelve el bote a las «panas», dejando en ellas el ramo y «el sorel»; para ello necesitan que este último se separe del barco y vuelva a la «pana», a cuyo efecto se le espanta tirándole piedras, que lleva la embarcación, porque en el mar no se encuentran las útiles «sopas de arroyo».

Desde las diez o doce millas de la costa, en que se hace esta pesca, donde el agua alcanza la profundidad de 50 a 80 brazas, ¡casi nada!, regresa ufano el pescador al puerto, si ha conseguido hacer buena pesca. Muchas veces tiene que renunciar a matar muchos más pescados, porque hay necesidad de volver a casa a buena hora para no perder la venta.

La llegada a Torrevieja de estos innumerables botes, es uno de los espectáculos más pintorescos y que en mayor grado distraen a los veraneantes.

Desde las mesas de los frescos cafés del Casino y de España se ve el mar lleno de velas, que poco a poco se van agrandando hasta ganar el puerto.

Torrevieja. Casino y cafés a principios del siglo XX.

El reparto de las utilidades de esta pesca se hace en la siguiente forma: media parte para el dueño del «andanón», una parte para el armador o dueño del barco, y otra parte para cada uno de los tripulantes; de manera que se hacen cuatro o cinco partes y media.

Es una pesca bastante eventual, pues mientras a unos pescadores les produce mucho porque encuentran gran número de atunes, a otros les rinde muy poco o nada por tener mala suerte. Pero al que le da bien, le produce mucho, habiendo bote que en un solo día ha repartido 250 pesetas por cada parte, lo que, como se ve, es una gran utilidad.

El atún que se saca en dichos meses de verano procede del Mar Negro y busca su salida al Atlántico. Es de dos clases a las que se les distingue con los nombres de blanco y encarnado.

El blanco son las hembras que ya han desolado, y por consiguiente vienen con la carne blanda y poca sangre, como le pasa a toda hembra en la convalecencia del parto.

El encarnado son los machos, robustos y fuertes, con gran consistencia en la carne. Difiere mucho el precio de una clase a otra, porque el blanco hay que comerlo pronto para que no se pierda y el encarnado en cambio resiste mucho más la acción del calor.

Da de comer esta pesca a gran número de arrieros que lo llevan a los pueblos del interior. Como final do este relato debo apuntar que para pescar el atún se necesita buen viento, siendo los más favorables los levantes, tener mucho sorel en las panas y que no lo pierda la embarcación, por lo que el pescador necesita ir regulando su marcha a fin de que no sea mayor que la del grupo de los pescadillos.

Algunas veces sucede que, por alejarse el sorel del barco, se interpone el atún entre uno y otro. En este desgraciado caso el pescador ha perdido la pesquera y el atún se ha proporcionado un gran banquete.

Entre los accidentes o peligros de esta pesca figura el de herirse unos a otros con los anzuelos y el de caer al agua los tripulantes del barco por el fuerte tirón que da el atún al verse prisionero.

Este último peligro era antes mucho mayor, porque la cuerda de la «gambalada», terminaba en una gran gasa o anillo también de cuerda, por el que se metía la mano y se quedaba sujeta a la muñeca.

Los Valentines desembarcando atunes en Torrevieja a finales del siglo XIX.

El «gambalero» tenía que resistir con su cuerpo la fuerza que mandaba el atún, y en ocasiones era arrastrado al mar. Conocemos un caso sucedido a un pescador de la Isla de Tabarca que pone los pelos de punta.

Dicho pescador que, arrastrado por un atún al ser enganchado en el anzuelo, haciéndole resbalar violentamente por la popa del barco, en cuya caída le rompió una costilla y sumergiéndolo después en el mar, donde no se ahogó porque tuvo la serenidad de sacar la faca que siempre lleva todo pescador y generalmente atada) y cortar con ella la cuerda de la «gambalada».

Ahora es difícil que ocurran tales accidentes, porque le llevan con un corcho que colocan entre los dedos, que al apretar mucho el atún y no poderlo resistir, lo abandonan para que se lo lleve, porque la vida es antes que la pesca.

A los que veranean en Torrevieja, se les presentan ocasión de salir con los pescadores a presenciar las interesantes operaciones de la cogida del atún.

Yo estoy muy satisfecho de haberlo hecho porque el espectáculo no puede ser más bonito. Blasco Ibáñez lo pescó hace dos veranos y de su bien cortada pluma salió un precioso artículo, que me parece recordar fue publicado por «La Correspondencia de España».

Ánimo pues, y a sacar fruto del verano. Que todo no sea palique, dominó y otros excesos.

Varias pescas.

El Puerto de Torrevieja. Fotografía de Alberto Darblade.

Las principales y más constantes pesqueras que se hacen por los marinos de Torrevieja son las que dejo reseñadas en los dos artículos anteriores; pero también existen algunos dedicados al empleo de otros artes de pescar.

Los mismos atuneros, cuando no encuentran muchos comedores de «sorel», pescan la caballa, la melva y el bonito, con el ingenioso aparato llamado el «curricán», que lo forman unas plumas que, al abrirse con la marcha del barco, imitan a un pescadillo; y al querérselo comer aquellos pescados, quedan prisioneros en los anzuelos que el falso animal lleva oculto.

Esta pesquera, en cuanto a la caballa, suele algunos años revestir mucha importancia.

Hay también unos pocos «palangraneros» o que pescan con «palangres», consistente en una larga «lienza» o cuerda con muchos anzuelos, la cual se deja en el mar con una boya a cada extremo; y los «tras malleros», que cogen el pescado con redes de tres tablas; o sea, tres redes juntas, las de fuera claras y la del centro ciega o muy espesa, siendo esta más alta que las otras y formando «seno» con ellas, las cuales se «calan» en el fondo del mar y se sujetan con boyas.

«Palangraneros» y «tras malleros» son los que en la temporada de verano abastecen a la población del rico pescado blanco y de fondo.

También es pesca de verano la de la boga con «nasas». Son estas unas jaulas de junco, caladas cerca de la superficie del agua, sostenidas por boyas.

En invierno se pesca algo con «sardinales», «alacheras» y «bogueras», que son redes especiales para coger la sardina, alacha y boga respectivamente.

Para los aficionados se conoce en esta costa el «rayo», «la caña» y el «volantín», pescas que acreditan mucho de «pacientes» a los que a ellas se dedican.

En el año último han venido unos pescadores mallorquines a llevarse la gran riqueza de langostas que tenían estas aguas y que los de Torrevieja no han sabido aprovechar.

Dichos activos marineros, han descubierto a 16 o 18 millas de la costa y frente a Santapola, en un sitio conocido por los Cabezos, un enorme criadero de langostas que casi han exterminado.

Unos botes pescadores, usando nasas y redes especiales, iban despoblando los cabezos y colocándolas en viveros en las tranquilas aguas del Estacio.

Cuando ya tenían repletos los viveros venían dos pailebotes pesqueros y se las llevaban a Marsella, con lo que han obtenido una gran utilidad que realmente pertenecía a los de Torrevieja.

Esos pailebotes eran, uno de 80 toneladas, y el otro de noventa, pudiendo llevar 12 y 15 millares de langostas respectivamente. Han hecho tres viajes el primero y dos el segundo, por lo que se calcula en más de 60.000 las langostas llevadas a Marsella.

Por último, al hablar de las pescas, debo consignar que los langostinos tan grandes y gustosos que comemos en Torrevieja, están alimentados con nuestra agua, es decir, con la que discurre por el Segura, porque los cogen en la desembocadura de este río.

El aparato para aprisionarlos es el «trasmalle» antes descrito. En Guardamar hay una compañía que tiene un establecimiento pesquero para coger el langostino y exportarlo a Madrid.

La venta del pescado.

Subasta del pescado a comienzos del siglo XX.

El pescado se vende en Torrevieja como en casi todos los puertos, por el sistema de la subasta. Pero esto no impide al pescador hacer la venta por su cuenta; si bien pagando los derechos de subasta.

Esta forma de venta se debe a un pacto entre todos los pescadores, sin que por consiguiente tenga carácter oficial.

Perea es el que hace la subasta, ayudado por su hijo; Catín apunta los pesos, precios y personas; y algunos otros pescadores los auxilian, formando todos sociedad, y percibiendo un real por cada duro, que los paga el pescador y que reparten entre todos los de la compañía.

Tiene mucha importancia este negocio de la venta del pescado. La subasta se hace por reales tratándose del atún y el pescado de pareja; y por pesetas en cuanto al pescado fino.

Nadie que haya pasado algunos días en Torrevieja, podrá olvidarse del pintoresco cuadro que presentan estas operaciones.

Perea (hijo) robusto joven (que lleva locas a las domésticas de los veraneantes) vocea las posturas y anima a los compradores «¡A cuarenta y sinco, a sinco y cuarenta!» ¡Hay quien dé más! ¡Que lo voy a dar! ¡Que lo doy! ¡A cuarenta y seis y medio! ¡A cuarenta y siete! ¡Medio minuto a cuarenta y siete! ¡A la una! ¡A cuarenta y ocho!

Y así sigue hasta que toca un cuerno, señal de haberlo dejado rematado. Algunas veces tiene el cuerno gran tiempo en la boca sin soplar, esperando que aun suban el precio.

La Marina.

Botadura de un barco en Torrevieja.

En este pueblo se han construido magníficos buques de madera, revistiendo antiguamente esta industria mucha mayor importancia que en la actualidad. Hoy trabajan tres constructores de embarcaciones.

Son los más importantes Miguel Gutiérrez y Antonio Ripoll, que están asociados. Los otros dos maestros calafates, son Miguel González y Francisco Cegarra. Hacen toda clase de buques, habiendo en otro tiempo llegado a construirlos hasta de 300 toneladas.

Hoy casi solo hacen barcos de pesca y alguno que otro de recreo. Recientemente Miguel Gutiérrez y Antonio Ripoll, han construido un precioso pailebot de 30 toneladas llamado «Soledad», para el gran aficionado a la pesca D. Julio Casciaro.

Ya ha probado esta embarcación sus grandes condiciones marineras en la temporada de pesca, pues en la primavera última lo tuvo su dueño en aguas del Estrecho de Gibraltar.

Se distinguen las construcciones navales de Torrevieja, por su esbeltez, seguridad y mucha marcha, siendo universal su fama.

Este floreciente estado, se debe a que en Torrevieja se estudiaron mucho los barcos para que pudieran servir al activo contrabando que en otro tiempo se hiciera, en sociedad con los aljezareños.

De Torrevieja han salido y salen excelentes marinos, que honran a la marina mercante española. Merecen citarse entre los vivos: a Jaime Parodi, que manda el pailebot «Soledad Parodi», de la matrícula de Alicante; a Anastasio Ballester, capitán del bergantín-goleta «Safo», de Barcelona; a Eduardo Sala, que ha mandado varios buques; y a otros muchos.

De aquí era también D. José Solano, el intrépido almirante de la escuadra cantonal. Marinos antiguos los ha habido de primera fuerza, como Tomás Parodi, padre de los actuales Parodi, que salvó muchas tripulaciones de los barcos náufragos en Torrevieja, por lo que mereció la Cruz de Beneficencia; y Gerónimo Galiana, que realizó el acto más extraordinario que puede contarse en cosas de mar.

Salió Galiana de la Habana, mandando el bergantín-goleta «Eustaquia». A los pocos días de salir se le declaró a bordo la fiebre amarilla, muriendo uno tras otro todos los tripulantes, quedándose solo Galiana y un grumete de corta edad.

Este arrojado capitán, tuvo serenidad bastante para cuidar con esmero a los enfermos, construir a cada uno de los muertos su ataúd de madera con el que los arrojó al mar y atender a todas las maniobras que exigía la larga navegación que llevaba.

Llegó a Vigo sin ningún contratiempo; al entrar en la ría, pidió auxilio a unos pescadores para las maniobras de entrada, por ser ya más difícil e imposible realizarlas por un hombre solo.

Los pescadores al subir al «Eustaquia» se enteraron de que venía apestado y quisieron irse, pero ya Galiana había tomado la precaución de cortar el cable de la barca, que se alejó de su buque, y revólver en mano, los obligó a ayudarle a llevar el «Eustaquia» al lazareto. El Gobierno premió su valor y humanidad concediéndole una cruz.

El puerto de Torrevieja es sumamente peligroso cuando reinan con fuerza los vientos del 2º cuadrante; por lo que en su bahía se han perdido bastantes buques.

Naufragio de un bergantín en Torrevieja.

Aun se recuerdan con horror los naufragios del «Sbrigati», de nacionalidad italiana, del que se ahogaron cinco tripulantes, entre ellos el capitán; y el de la corbeta «Josefa», de la que pereció la mitad de su tripulación.

Es raro el año que no ocurre algún siniestro. Los barcos son arrastrados por el viento y las olas a la playa de Ferris, en donde encallan y son deshechos por el temporal. Hace mucha falta construir un espigón que corte los vientos de levante para dar seguridades al comercio.

Para remediar algo estos males, existe una buena estación de salvamento de náufragos, en la que figura un excelente bote salvavidas y un cañón lanza-cabos, sistema Lille.

Mucho más podría decirse de los honrados y trabajadores hijos de Torrevieja, pero sería hacer una guía general de este pueblo, impropia de publicaciones como LAS PROVINCIAS.

Yo rindo a Torrevieja, con mis modestos artículos, el tributo debido a sus progresos y uno mis votos a los suyos para que lleguen a ser un hecho sus justas aspiraciones, concretadas en estas dos sencillas palabras: Salinas y Puerto.

Salinas de Torrevieja.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Transcripción de una serie de ocho artículos publicados entre el lunes 13 y el miércoles 22 de agosto del año 1900 en el diario «Las Provincias de Levante».

Diego de Orihuela y el Cocodrillo.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Inicio del libro 2, II parte. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

En 1861, la comisión municipal encargada del nomenclátor de las calles de Orihuela, propuso un nombre para la calle de Arriba desconocido al menos para mí.

La Calle de Arriba, trocando su nombre que nada significa por el de Calle de Diego de Orihuela, honrará la memoria del esforzado batallador, hijo de esta Ciudad, cuya menor gloria fue librar a ésta, con riesgo de su persona, de los furores de un monstruo que anidaba en sus próximos bosques.

Habían propuesto calles para la Armengola, para Hernando de Marfa, Íñigo de Arún, Juan Jover, Ibáñez de Oriol, Gil y Llovet, personajes que figuran en dicha leyenda.

También para Juan de Eslava, destacado en la Guerra de los dos Pedros; pero ¿Quién era el dichoso Diego de Orihuela?

Siguiendo la pista de los míticos guerreros oriolanos, conseguí localizar al personaje en el capítulo treinta de la segunda parte del libro II del Compendio Histórico Oriolano de Josef Montesinos, titulado «Varones ilustres en armas».

En el punto «Clase de Señores Capitanes», aparece Don Diego Orihuela Olivares Ruidons y Loaces. Una especie de superhéroe; una mezcla entre el «capitán América» y San Jorge.

De haber triunfado, como la de la Armengola, esta podría formar parte de nuestras leyendas. Mira que he leído fantasías de Montesinos; pero esta se lleva la palma.

La biografía del «Capitán Orihuela» es tan delirante (hasta para el propio Montesinos) que paso a transcribirla literalmente.

El Capitán Diego de Orihuela.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Capítulo 30 del libro 2, II parte. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Clase de Señores Capitanes 1. Don Diego Orihuela Olivares Ruidons y Loaces (merece en mi estimación el primer lugar entre los de su clase), célebre Héroe por su valor, por su animosidad, por su prudencia y por su honradez; desde niño se inclinó y aficionó a las armas; solo su aspecto hacía temblar a los enemigos; era tal cual lo estampa aquí mi pluma para memoria de los venideros.

Este Iltre. Héroe sirvió en los Rs. Ejércitos de los Sres. Don Fernando II de Aragón; Don Felipe I de Austria, su yerno; y el grande emperador Carlos V, que le estimó sobremanera.

Se halló en las Guerras de Alemania, Italia y Nápoles, en las que obró prodigios su valerosa espada, destrozando y matando innumerables enemigos.

En el vestir, calzar y comer se trataba como si fuera un pobre soldado; se quitaba el pan de la boca para socorrer a cualquier súbdito, si le veía necesitado. Cuidaba todo el ejército, y si veía que algún soldado estaba fatigado, hacía por él la guardia y desempeñaba sus obligaciones.

Don Diego Orihuela Olivares Ruidons y Loaces, según Montesinos. Compendio Histórico Oriolano. Libro 2, II parte. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Estando en Lombardía le rodearon 27 soldados para quitarle la vida; pero él solo con su espada (aunque a costa de varias heridas que sanó y dos dedos que le cortaron), acabó con ellos, les cortó las cabezas, y enrrastradas con un cordel, las presentó al Excmo. Sr. Marqués de Camargo, su General.

Se admiró este y le dixo: Don Diego, guarde a otra vez su vida, y no se exponga a tanto peligro; pero intrépido y cortés respondió:  Sr. Marqués, la Milicia es el más fuerte escalón en que hace pie la más acreditada Nobleza; por eso es Máxima del valor en ella, el vivir con Victoria, o morir con fortaleza.

Buelto a España trabaxó intrépidamente contra los Moros de Granada, y entre las valerosas hazañas que hizo, una fue la de haver vencido y destrozado con su compañía bien aguerrida a 1400 Moros que se le pusieron delante.

Socorrió (por hallarse en grave peligro) al Exército de Lorca, y a las Villas de Velilla, Zelda, Ugesar y Aguaderas, con sus castillos y fortalezas.

A fin de que se ampliara más el Exército Cathólico, se halló en la Batalla y feliz Victoria de las Escuchas, cerca de Lorca, a tres leguas de distancia, en cuyo sitio acometió sin temor alguno a los Moros de Almería y ambos Vélez, en número de 500 peones y 300 ginetes con muy pocos soldados de su Regimiento; por estar repartidos en la defensa de varios pueblos.

Se halló en la desgraciada jornada de Argel, que hizo Carlos V. a cuya empresa no se adhirió por contemplarla peligrosa, como así sucedió.

En fin, accidentado y lleno de heridas y cicatrices, con media nariz y tres dedos menos, con licencia del César, se retiró a esta su Patria la Fidelísima Ciudad de Orihuela, que a la sazón se hallaba afligida por una monstruosa fiera llamada Cocodrillo, que salía en las cercanías de esta ciudad, hacia las puntas de Albatera y Sierra de Callosa, cuyo término estaba cubierto de espesísimas pinadas, carrizales y jarrales que producían fieros monstruos como lobos, zorras, leopardos, ossos, venados y cammos.

La palabra «cocodrillo» aparece en el Tesoro de los diccionarios históricos de la lengua española como antiguo sinónimo de cocodrilo.

La fiera de que hablamos, con su aspecto: piel llena de escamas que retrocedían las balas que a ella llegaban, espantosos silvos y cruel voracidad; tenía amedrentados a los sujetos de mayor valor; mató y se comió a innumerables de los que transitaban por los caminos, y a los que salieron en repetidas ocasiones a asesinarla; sirviendo de pasto los miserables a su insaciable voracidad.

El ilustre capitán don Diego, cual otro esforzado David contra Goliat, esforzado y animoso, fortalecido con el dulce Nombre de Jesús, y con la seguridad de que en todas la Iglesias de la Ciudad se exponía el Señor Sacramentado en la mañana del día 19 de Septiembre de 1547, se determinó a salir y matar a la fiera que tantos daños causaba.  

En efecto, vestido de hierro, puesto en su caballo con lanza, rodela y daga, se fue al paraje donde el monstruo salía; el que luego que sintió las herraduras del caballo, se le presentó en medio del camino.

Pero generosamente animado con el Nombre de Jesús, enrristró la lanza y acometiendo brioso se la entró por la garganta; y echando pie a tierra lidió con la fiera que sostenía apretadamente con la lanza, y echando mano a la daga, arma corta de dos filos, se la metió por los delgados de la barriga que tenía blandos, e hiriéndola de muerte exhaló en sus manos el último aliento con tales bramidos que atemorizó las selvas y las innumerables gentes que armadas estaba desde lexos, esperando algún miserable, catástrofe en el valeroso Dn. Diego.

Conseguido el triunfo; amarrada la fiera con fuertes cordeles, tirados por doce bueyes, fue trayda a la Plaza Mayor de Orihuela, donde se vio su monstruosidad terrible: tenía cabeza de dragón, escamas como ballena, su cuerpo como de cuatro toros, los pies pequeños y la cola enroscada como de sierpe.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Capítulo 30 del libro 2, II parte. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Tenía de peso 99 arrobas castellanas; según la relación testimoniada que se envió al emperador Carlos V al otro día del triunfo que fue Domingo día 20 de Septiembre de 1547.

Congregados ambos Muy Ilustres Cabildos en la insigne Colegiata Iglesia del Salvador, que al presente es la Santa Cathedral, se cantó en acción de gracias al Todopoderoso el sagrado cántico del Te Deum, a lo que se siguieron tres noches de luminarias, con vistosos juegos de cañas, toros, corridas y costosos disparos de Artillería.

Por acuerdo del Ilustre Ayuntamiento se colocó su busto montado a caballo, armado de hierro con morrión, espaldar y lanza y el monstruo a sus pies, en memoria del triunfo y agradecimiento al dicho señor capitán que al presente se conserva en las salas Consistoriales Oriolanas con esta inscripción que aquí se copia:

Don Diego de Orihuela. Insigne Capitán de Infantería. Mató una Fiera llamada Cocodrillo que atemorizaba los Pueblos Comarcanos.

Este Grande e Ilte. Capitán que tantas hazañas hizo en defensa de sus Reyes y de su Patria, falleció en ella, en estado de celibato, el día 24 de Mayo de 1553, a los 65 años de su Edad.

Su entierro fue plausible y su cadáver, llevado previamente en triunfo, fue sepultado por su especial devoción en la Iglesia de Ntra. Sra. de Monserrate, junto a las gradas de su propia capilla, en donde rezaba y oraba con mucha frecuencia.     

Qué imaginación tenía el bueno de Montesinos. En su disculpa alegaremos que, entre los siglos XVI y XVIII, gracias al conocimiento de nuevas especies en América y África, se tejieron nuevas leyendas con cocodrilos o temibles lagartos por toda España. Por ejemplo la del dragón del patriarca, en Valencia; o la del «Drac de na Noca», en Palma…    

 Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Recopilación de apuntes sobre la Guardia Civil en Orihuela.

Guardia Civil a mediados del siglo XIX (1855-1857). Autor: William Atkinson.

«Decreto de 13 de mayo de 1844. Normas para la organización de la Guardia Civil. Art. 19: Los Ayuntamientos de los pueblos a que se destinen puestos fijos de la Guardia Civil les proporcionarán casas cuartel en que vivir con sus familias, si las tuviesen, dándoseles por el Estado el correspondiente utensilio».

La Guardia Civil en Orihuela.

Charles Clifford. Vista general de la ciudad de Orihuela en 1862. Colección Javier Sánchez Portas.

Introducción.

En el año 2009 el Ayuntamiento concedió la medalla de oro a la Guardia Civil por 155 años de servicio en Orihuela. En la moción institucional presentada se incluyó el siguiente párrafo para corroborar dicha cifra.

Ayuntamiento de Orihuela. Sesión ordinaria. 29 de Septiembre de 2009: En lo referente a la historia de este Instituto Armado en nuestro municipio, según consta en la documentación anexa, cabe destacar que el 16 de Septiembre 1854 se creó el primer Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela bajo el mando del Segundo Capitán de Infantería Don Benito Guindulain y con sede en C/ del Río, nº 10, en la desaparecida CASA DEL PASO.

Diez años después dedicaron a la Guardia Civil una escultura homenaje. Entonces se habló de 175 años de servicio, contando desde la fecha de fundación del cuerpo, en 1844.

Orihuela. 30 de noviembre de 2019. 175 aniversario de la creación de la Guardia Civil.

En este trabajo, especie de borrador abierto, quiero compartir con vosotros todos los datos y documentos que he ido recopilando sobre esta benemérita institución en Orihuela.  

En el ecuador del siglo XIX.

Al iniciarse el año 1852, la Guardia Civil tenía un puesto fijo en cada uno de los municipios que ostentaban la cabeza de un partido judicial; y Orihuela era uno de las catorce de la provincia de Alicante.

La primera mención a la «línea de Orihuela de la Guardia Civil» y a su comandante, la he encontrado en el número 23 de la «Revista de Estudios Históricos de la Guardia Civil».

Data, precisamente, de marzo de ese año 1852; y se trata de la detención de un célebre bandido: Antonio Murillo, «el terror de las Alpujarras».

Los documentos de la época fundacional de la Guardia Civil (I). Fernando Rivas. Revista de Estudios Históricos de la Guardia Civil, número 23. 1979. Portada y uniforme de 1844.

Revista de Estudios Históricos de la Guardia Civil, número 23. 1979. 4º Tercio. El célebre bandido, Antonio Murillo, terror de las provincias de Granada y Almería, ha caído ya al fin en manos de la Guardia Civil y se halla sujeto al fallo de la ley. Viéndose acosado y perseguido sin descanso por la fuerza de dichas provincias, se proveyó de un pasaporte falso fingiéndose comerciante, y acompañado de su querida y de otro cómplice se dirigió al Levante.

Apenas tuvo noticia de ello el activo Comandante en Almería don Mateo Escobar dio conocimiento de su dirección y sus señas al de la provincia de Murcia y al de la línea de Lorca; estos, a su vez, después de tomar las disposiciones conducentes a la captura de dichos reos, participaron aquella noticia, con otros datos importantes, al Comandante de la provincia de Alicante don Manuel Seco, a cuya ciudad iban encaminados.

Viniendo por último a ser sorprendidos y capturados la noche del 27 al 28 del pasado en la posada de San Francisco por el Subteniente don Antonio Martín, los guardias Francisco Cerbero, Jaime Campello y Juan Pastor, auxiliados por los celadores de P. y S. P., habiéndoles ocupado dos caballos y algunos efectos de valor, 596 reales en dinero y un recibo de 1224.

Excusamos encarecer la importancia de este servicio en el que tanta parte han tenido los citados Comandantes Escobar y Seco, el de la provincia de Murcia don Manuel Frexas, el de la línea de Orihuela don Benito Guindulain, y principalmente el Subteniente Martín, quien hizo presos por su mano a los dos citados bandidos.

Reciban por ello nuestro parabién, y estén seguros de que todo el país agradecerá cual se merece el resultado de su actividad y acertadas disposiciones. («Guía», 10-3-1852).  

Pinchando la siguiente imagen se puede descargar la revista completa en Dialnet.

Enlace a la Revista de Estudios Históricos de la Guardia Civil, número 23. 1979. Uniformes de Capitán y guardia de Infantería en 1844. Enlace a revista digital.

En cuanto a su instalación y acuartelamiento inicial, por el momento sólo he podido certificar los primeros pagos del Ayuntamiento a la Guardia Civil, en 1854. Los presenta el Comandante Guindulain; y el primero se corresponde con el mes de agosto (dejaron claro que era la primera vez que lo hacían).

Sesión 5 de octubre 1854: Franquicia Guardia Civil correspondiente al mes de agosto último, presentada por el Sr. Comandante de la misma Don Benito Guindulain, y que importa cincuenta y seis reales de vellón; y careciendo la Corporación de antecedentes, se acordó: que el presente secretario reúna los que hallare sobre el particular, e informe para la sesión inmediata.  

Archivo Municipal de Orihuela. Libro de actas de 1854-1855.

En el libro de actas de 1854-1855 aparecen diversos pagos a la Guardia Civil: en las sesiones de 5 de octubre, 3 de noviembre y 4 de diciembre de 1854; y en la del 31 de diciembre de 1855. Trascribo otra.

Sesión 3 de noviembre 1854: Se vieron las cuentas de franquicias presentadas por el Comandante de la Guardia Civil de esta ciudad en la que se comprenden los meses de septiembre y octubre últimos, ascendentes el primero a la cantidad de cincuenta y seis reales y el segundo de sesenta y ocho; y se acordó expedir libramiento contra los fondos de Propios de ciento veinte y cuatro reales a que ascienden dichos meses, con lo que queda pagada la citada franquicia.

Guardia civil. Tercios, provincias y puntos en 1858 (4º tercio). Instituto Nacional de Estadística.

Benito Guindulain Calcina.

Sobre el Comandante Guindulain, miembro fundador del cuerpo y primer Jefe de Orihuela, he conseguido los siguiente datos:

Constituida la Guardia Civil por el duque de Ahumada en abril de 1844, en el número del «Boletín del Ejército» de diciembre de aquel mismo año figura el teniente Benito Guindulain con antigüedad en el Ejército del 31 de octubre de 1837. Y en el de abril de 1845, con el grado de capitán.

Biblioteca Nacional de España.

Según consta en la «Gaceta de Madrid» de 4 de octubre de 1856, en el capítulo de recompensas figura la «significación a Estado para la cruz de Isabel la Católica, libre de gastos», para  el Teniente Coronel graduado, primer Capitán, don Benito Guindulain Calcina.

Por la siguiente noticia del año 1857 sabemos que Benito Guindulain (aunque presenta una errata en el segundo apellido) había ascendido y prestaba sus servicios en la provincia de Córdoba.

La Época. 3 de febrero 1857: En la provincia de Córdoba, donde es comandante el teniente coronel graduado de infantería, primer capitán don Benito Guindulain y Calino, los comandantes de línea se hallan situados en Villa del Río, La Carlota, Montilla, Baena, Lucena, Puente Genil, Fuente Ovejuna y Pozo Blanco. La fuerza es de 237 hombres de infantería y 71 de caballería.

Cartilla de la Guardia Civil del año 1846. Biblioteca del Museo del Ejército.

Primeros años.

Este apartado es un extracto, a modo de muestra, de algunas noticias relacionadas con el destacamento local de la Guardia Civil en sus primeros veinticinco años de existencia, cuando Orihuela no disponía de prensa local.

La primera es de mayo de 1858. El agente de una compañía de comercio denunció la sustracción de cinco mil duros (toda una fortuna) en el camino de Murcia.

La España. 26 de mayo 1858: El agente de una compañía de comercio que conducía cinco mil duros pertenecientes a la misma, se presentó últimamente al jefe de la Guardia civil de Orihuela manifestándole que le habían robado aquella cantidad en el camino de Murcia. La Guardia civil ha averiguado que el mismo agente era el ladrón, y ha puesto a disposición de los tribunales al autor de tan inicuo abuso de confianza.

Desmantelamiento de una fábrica de pólvora, detención de un asesino, de un arriero ladrón…

Diario de Córdoba. 1 de septiembre 1858: El Jefe de la Guardia civil de Orihuela descubrió el 22 una fábrica de pólvora de contrabando, apoderándose de todos los útiles, y prendiendo a un individuo que estaba en ella.

El Reino. 25 de marzo 1861: Ha sido capturado y puesto a disposición del juzgado de primera instancia, por la Guardia civil de Orihuela, Antonio Córdoba y Martínez, presunto reo de asesinato cometido en la persona de Juan Molina, vecino de aquella ciudad.

El Reino. 22 de noviembre 1861: La Guardia civil de Orihuela aprehendió hace tres días a un arriero de Callosa, que habiéndose ajustado con un pasajero para conducirlo en sus caballerías de un punto a otro, logró embriagarle hasta el punto de reducirlo a un estado de inacción completa, en cuya situación lo abandonó en medio del campo, donde pasó la noche, robándole seis onzas de oro y alguna plata que llevaba en los bolsillos. Todo el dinero robado, con el autor del delito, se encuentra ya a disposición del tribunal competente.

Para cerrar este apartado, un curioso documento de 1876 en el que se entregaba oficialmente el monte de Hurchillo a la custodia de la Guardia Civil.

Archivo Municipal de Orihuela. Acta de entrega al Cuerpo de la Guardia Civil del Monte denominado de Hurchillo. 25 de octubre de 1876. Mi agradecimiento a Jesús García Molina.

Acta de entrega al Cuerpo de la Guardia Civil del Monte denominado de Hurchillo, propio del Estado y enclavado en este término municipal. En la Ciudad de Orihuela, a veinticinco de Octubre de mil ochocientos setenta y seis, siendo las diez de su mañana, hora previamente designada:

El Señor D. Francisco Galiano Mira, Regidor del Ayuntamiento de la misma, como Delegado del Señor Alcalde primero, asociado de los testigos D. Jaime Están Maciá y D. Monserrate Abad, mayores de edad, de esta vecindad; y D. Antonio Rubio Navarro, Sargento Comandante del Puesto de Guardia Civil de esta Ciudad, con asistencia de mí, el infrascrito  Secretario:

Se constituyeron en el Monte denominado de Hurchillo, propio del Estado, sito en esta jurisdicción; a objeto de hacer formal entrega del mismo a dicho Cuerpo de la Guardia Civil, para que se encargue de su custodia, según está prevenido en vigentes disposiciones.

Al efecto, se recorrió en todas direcciones el expresado Monte, cuya superficie mide quinientas catorce hectáreas, y sólo produce algunos tomillos y pastos; no conteniendo dentro de él edificio alguno que reseñar, por cuya razón se suprime, por innecesaria, la formación de inventarios.

Con lo que, y habiéndose hecho cargo de dicho Monte el antes nombrado Sargento de la Guardia Civil, se dio por terminado el acto; y en fe de ello firma la presente con los Señores concurrentes, de que certifico. (Rubricado por todos los anteriormente nombrados, más Francisco Moreno).

Mediante una Real Orden de fecha 7 de junio de ese mismo año, habían asumido el servicio de policía rural y la protección de los montes públicos. Luego llegaría el SEPRONA.

Guardia Civil. Escuadrón de Caballería. Acuarela Mario Gómez Ramón.

La primera casa cuartel en la prensa oriolana.

Calle de la Mancebería. Orihuela. Entre los años 1879 y 1884. Colección Javier Sánchez Portas.

La primera fotografía en la que aparece una pareja de la guardia civil en Orihuela se tomó, cómo no, en una riada. En ella podemos ver a un guardia colgado del balcón y el tricornio de otro tras la Virgen de Monserrate en plena rogativa. Puede ser de la riada de Santa Teresa (1879) o la de la Ascensión (1884).

Lo más curioso es que, la vivienda de la Mancebería donde aparece colgado, muestra un cartel con el escudo de España que podría ser la primitiva casa cuartel, pero sólo es una teoría.

En el último cuarto del siglo XIX Orihuela ya disponía de prensa local. Las primeras noticias que he localizado mencionan la «casa del paso» como casa cuartel en la que se emplazaban las oficinas militares y la caja de reclutas; pero sin mencionar a la Guardia Civil.

El Oriolano. 10 de diciembre 1885: La caja de reclutas de esta zona militar ha quedado establecida en la calle del Río, en el edificio denominado Casa del Paso. El jefe de la misma, señor Pérez Cabrero, y el capitán, señor García Hostench, se ocupan activamente de los trabajos preliminares del sorteo que ha de verificarse el presente mes de los mozos del actual reemplazo.

El diario de Orihuela. 1 de octubre 1886: Por bando de la Alcaldía se hace saber a todos los reclutas afectos a los batallones de Reserva y Depósito por exceptuados, haber extinguido su obligación activa o encontrarse con licencia temporal, que deberán de presentarse a sus respectivos Jefes para pasar la revista anual del 1.° al 15 del próximo Octubre en el Cuartel «Casa del Paso» de esta Ciudad.

El diario de Orihuela. 4 de abril 1887: Estando dispuesto por R. O. de 9 de Febrero del presente año se procede al licenciamiento de los individuos del reemplazo de 1879, desde luego pueden presentarse estos, en la casa-cuartel titulada del Paso, de 9 de la mañana a una de la tarde, los días no feriados para recoger sus licencias y alcances el que los tuviere.

El diario de Orihuela. 18 mayo 1887: AYUNTAMIENTO. Sesión de hoy 18 de Mayo de 1887. Bajo la presidencia del Sr. López García. Dos comunicaciones; una de despedida del Ilmo. Sr. Obispo de la Diócesis y otra del coronel de esta zona militar manifestando el mal estado en que se halla la casa cuartel «Casa del Paso» en donde se hallan instaladas las oficinas militares y pidiendo el nombramiento de una comisión del Municipio que unida a otra militar estudie la forma de que se efectúen en el referido edificio algunas obras de reparación, determinando en caso de no poder llevarse a cabo tales obras la traslación a otro punto, de las citadas oficinas.

El diario de Orihuela. 27 de mayo 1887: Se da cuenta seguidamente de una comunicación del coronel de la zona participando haber nombrado a los Sres. Egea, Nicolás y Bonafós para que en unión de la comisión elegida por el Ayuntamiento pase a estudiar con el maestro de obras municipal los reparos que hayan de hacerse en la casa-cuartel donde se hallan instaladas las oficinas militares.

«Casa del Paso». Colección Javier Sánchez Portas.

Me parece extraño que al hablar del mal estado de la «casa del paso» no mencionen a la Guardia Civil. Tenemos también el pago del alquiler de la «casa cuartel de la Guardia Civil» por parte del Ayuntamiento de Orihuela, en mayo de 1886, pero sin especificar la «casa del paso».

El Oriolano. 6 de mayo 1886: Ayuntamiento. Sesión del 6 de mayo. Se dio cuenta y aprobó un recibo de alquiler de la casa cuartel de la Guardia Civil.

He recurrido a un anuncio de vinos, publicado en 1887, para certificar su ubicación en el entorno de la Plaza de la Fruta.

El diario de Orihuela. 13 de septiembre 1887: Vinos manchegos. En la Plaza de la Fruta se venden a 15, 16, 17 y 18 reales cántaro y también por la menuda. No equivocarse, junto a la casa cuartel de la Guardia Civil.

Y he encontrado también esta noticia de ese mismo año, en la que se menciona «la antigua casa cuartel de guardia civil en la calle del Río» como si ya no estuvieran ahí. De hecho, los de la «Unión Agrícola» la habían inspeccionando para una posible instalación.

El diario de Orihuela. 14 de noviembre 1887: Parece que la sociedad Unión Agrícola trata de trasladarse a otro local. Una comisión de la misma estuvo días pasados a inspeccionar la antigua casa-cuartel de guardia civil en la calle del Río, sin hallar en la misma la capacidad y distribución de departamentos que necesita la corporación.

No sé dónde se alojaba la Guardia Civil a finales de 1887; pero donde quiera que estuviesen, el estado ruinoso del edificio aconsejó mudar su casa cuartel; y en abril de 1888 pensaron en la calle de Santiago. Tampoco se menciona el emplazamiento concreto; pero sospecho que pretendían meterlos en el edificio de «la Misericordia».

El diario de Orihuela. 30 de abril 1888: Parece que por amenazar ruina el edificio que es actualmente cuartel de la guardia civil se trasladará ésta en breve a la calle de Santiago.

La Misericordia. Colección Javier Sánchez Portas.

Éxodo de la benemérita (1888-1894).

A finales de 1888 los trasladaron a la calle de San Agustín. Y aunque tampoco concretaron mucho, en este caso sólo pudieron alojarlos en el palacio del duque de Tamames, situado en dicha calle, esquina con la del Rodeo.

El diario de Orihuela. 5 de octubre 1888: Sesión de ayer 4 de Octubre de 1888. Presidió el Sr. López García. Dentro del despacho ordinario se dio cuenta de un oficio del Comandante de la guardia civil de esta provincia, pidiendo al Ayuntamiento una casa apropiada para cuartel de la benemérita.

Se acordó contestar a dicha comunicación participando que la Corporación municipal se había adelantado a los deseos del Comandante alquilando para casa-cuartel, una de la calle de San Agustín, donde se ha instalado recientemente la fuerza; que reúne, y así es en efecto, todas las condiciones de seguridad y capacidad necesarias.

Esta casa reunía «mejores comodidades que en la que estaban anteriormente»; o al menos eso afirmaba la Corporación municipal en la sesión del día 3 de enero de 1889, bajo la presidencia del señor López García.

La crónica. 3 de enero 1889: AYUNTAMIENTO. Después de leída como de costumbre y aprobada el acta de la anterior, fue enterada la Corporación de un oficio en que el capitán de la guardia civil solicita otra vez de ésta, le proporcione una casa para quedar establecida la fuerza del citado cuerpo, amonestando a la corporación de que tiene poco interés por proporcionarle local.

El Ayuntamiento acordó dirigir una comunicación a la Comandancia en contestación al citado oficio diciendo que, ésta se encuentra establecida en una casa que reúne mejores comodidades que en la que estaban anteriormente.

No especificaron el motivo; pero en pocos meses desalojaron de nuevo a la Guardia Civil.

El diario de Orihuela. 27 de junio 1889: La guardia civil de esta ciudad, ha desalojado por orden superior, la casa-cuartel de la calle de San Agustín, habiendo sido alojados interinamente en el edificio de la Caridad.

Tan sólo dos semanas después se publicaba un anuncio poniendo en venta el edificio del duque de Tamames; con lo que queda demostrada mi teoría.

El diario de Orihuela. 9 de julio 1889: A voluntad de su dueño se vende una casa de habitación situada en la calle de San Agustín de esta ciudad, marcada con el número 16 de policía, con puerta también a la calle del Rodeo, mide una superficie de 576 metros y se compone de tres pisos, conteniendo en la planta baja, cochera, cuadras, patios, tinajero para aceite y otros varios departamentos; y se halla libre de todo censo o gravamen.

D. Francisco Moreno, apoderado del Excmo. Sr. Duque de Tamames, dueño de esta casa, dará cuantas noticias, respecto a precio y demás que sean necesarias y recibirá proposiciones hasta el día 31 del presente mes de Julio.

José Mesía del Barco y Gayoso de los Cobos, cuarto duque de Tamames, fallecido en 1917. Propietario del Palacio que albergó posteriormente las «Bodegas Payá». Fotografías de Manuel Rogel Payá (DEP).

De la calle de San Agustín pasaron al más ruinoso de los edificios en aquella época, el de «la Caridad».

El orcelitano. 29 de junio 1889: Otro de los hechos acaecidos en la pasada semana y que han merecido llamar la atención del público, ha sido la precipitación en que, en la noche del martes se trasladó la fuerza de la guardia civil al edificio de la Caridad; sitio en que no puede estar más que provisionalmente, atendiendo a lo destrozado en que se halla el edificio, pues necesita grandes reparaciones y han de ser del momento; de lo contrario si no se atiende cual es debido a su inmediata reforma, su ruina en un plazo breve es inevitable.

La guardia civil no puede por el estado ruinoso del edificio permanecer mucho tiempo en él, de modo que es de precisión se proporcione una casa buena para que pueda instalarse, siquiera sea con alguna holgura.

No se demore tan importante servicio por que pudiera ser causa de que por negligencia de quien tiene el ineludible deber en proporcionar estos medios, nos trasladarán al Capitán a otro punto, perjudicándonos como sucedió con el cantón de carabineros, que Orihuela perdió por no haber proporcionado una casa-cuartel en buenas condiciones. No se descuide quien debe practicar este servicio y búsquese un local a propósito para la instalación de la Guardia-Civil.

Claustro Hospital de la Caridad. Archivo Antonio Luis Galiano Pérez

Una comisión municipal se comprometió de nuevo a buscarles un sitio adecuado; y comenzaron a filtrarse posibles ubicaciones. La amenaza de traslado a Novelda era inminente. Si querían conservar la Capitanía en Orihuela, debían darse prisa.

El diario de Orihuela. 2 de julio 1889: Se están haciendo activas gestiones a fin de instalar la guardia civil en un edificio apropiado para el caso; y según nuestras noticias, ha fijado su atención la comisión encargada de buscar local, en uno que además de estar situado en buena calle, reúne condiciones tales de capacidad que permitirá establecer también en él las oficinas del batallón de Reserva, quedando aún espacio suficiente para realquilarlo.

El orcelitano. 7 de julio 1889: Dijimos en nuestro número anterior que si pronto en un término breve no se le proporcionaba casa en regulares condiciones a la guardia civil, perderíamos la capitanía en esta población.

Hoy mejor informados cúmplenos llamar la atención del ayuntamiento para poner en conocimiento de los Sres. Concejales, que si en un término perentorio, o sea de diez días no hay ya preparada una casa-cuartel en regulares condiciones, la capitanía será trasladada a Novelda. Esperamos se nos conteste.

No dejamos de comprender que la dirección general de Infantería concede poca dotación para el alquiler de la casa cuartel, pero comprendemos también que ahora no es oportuno que nos entretengamos a pensar en esto. Lo que hay que procurar es, por que no desaparezca la Capitanía.

Y encontraron en un sitio céntrico; el espacioso local de una posada recientemente rehabilitada en la calle Calderón de la Barca.

El orcelitano. 28 de julio 1889: Según nuestras noticias parece que la nueva junta de la sociedad cooperativa, accede a que se traslade al edificio de su pertenencia de la calle de Calderón la casa cuartel de la guardia civil.

Celebramos que por fin haya encontrado nuestro ayuntamiento el medio para salir del atolladero en que la cuestión le tenía; y que de este modo, no pierda Orihuela la cabeza de compañía que por su importancia le corresponde. Nuestros plácemes a la junta antes citada por su patriótico proceder en este asunto.  

Para saber de qué cooperativa hablaban, permitidme salir un poco del tema y remontarme al año 1886; cuando la sociedad cooperativa «El porvenir» adquirió una posada construida en los terrenos del antiguo matadero.

La Sociedad Coperativa «El Progreso» y la Posada del Carmen.

Calle Calderón de la Barca a principios del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

El Oriolano. 5 de junio 1886: Ayer se recibieron en la alcaldía los estatutos y bases para la formación de la sociedad cooperativa El Porvenir para que se llenen algunos requisitos indispensables de la constitución de la misma que debe hacerse por escritura pública y acta notarial, documentos que deben publicarse previamente en la Gaceta.

La sociedad cooperativa ha adquirido por compra la posada de Calderón de la Barca para establecerse, nombrando presidente honorario al Ilmo. Sr. D. Manuel Roca de Togores y efectivo a D. Vicente López Durana. Los demás individuos de la junta directiva son industriales de los diferentes gremios.

El diario de Orihuela. 5 de agosto 1886: Ayer comenzaron las obras de la posada de la calle de Calderón de la Barca, donde ha de quedar instalada la Sociedad Cooperativa. En dichas obras están ocupados todos los albañiles sin trabajo que son individuos de aquella Sociedad.

Las obras consistían principalmente en agregar un piso al edificio de la «Posada del Carmen». De esta forma podrían usar el principal como posada, el segundo piso para oficinas, y la planta baja como almacenes y cuadras.

La crónica. 12 de agosto 1886: Han empezado las obras de reparación de la posada del Carmen, cuyo edificio ha adquirido hace poco la sociedad cooperativa «El Porvenir».

En la planta baja de dicho edificio van a establecerse los almacenes para la venta de comestibles; las habitaciones del primer piso se dejarán para posada y el segundo piso se dedica para otras dependencias de la sociedad entre las que figurará un elegante salón en el que se celebrarán las sesiones. Esta sociedad cooperativa, instituida bajo los mejores auspicios, cuenta ya con un considerable número de socios, y promete ser dentro de poco, igual, por lo menos, a las mejores de su clase.

Una vez terminadas la obras, ofrecieron la posada en arriendo.

El diario de Orihuela. 19 de noviembre 1886: Hasta el domingo próximo se admiten proposiciones para el arriendo de la posada situada en la calle de Calderón en los bajos del edificio de la «Sociedad Cooperativa». Los pretendientes podrán pasar por las oficinas de dicha sociedad donde estarán de manifiesto las condiciones del arriendo.

El diario de Orihuela. 23 de noviembre 1886: ARRIENDO. Se hace de la posada de «La Sociedad Cooperativa». El pliego de condiciones estará expuesto todos los días, de una a tres de la tarde en el domicilio de Francisco Onofre, Veterinario, calle de Calderón, número 20.

En diciembre de ese mismo año se hablaba del arriendo de la posada por parte de Domingo Monllol, alias «Pato», quien se proponía montar un buen hospedaje.

En el verano de 1887, tras varios enfrentamientos en la junta directiva, se rumoreó que pretendían vender la posada para construir una plaza de toros; noticia que fue desmentida inmediatamente en aquel momento; pero que siguió circulando en prensa.

Los resultados económicos no fueron los esperados «dado el poco acierto de la administración seguida en el primer año de vida de la sociedad» y los socios no se ponían de acuerdo ni con las cuentas ni con los objetivos.

En la primavera de 1888, bajo la presidencia de López Durana, volvieron a poner a la venta la posada; esta vez con la intención de comprar el viejo coliseo de la Corredera, reformarlo y ponerlo en marcha como moderno teatro. En mayo de ese mismo año, sin vender la posada, firmaron la escritura del teatro por 8.000 pesetas y empezaron a programar funciones.

El diario de Orihuela. 22 de junio 1888: En la próxima semana se abrirá un abono por cinco funciones que dará en nuestro Teatro la compañía de zarzuela de que forman parte las aplaudidas primeras tiples Sras. Wilians y Pizarro. En dichas funciones se pondrán en escena dos obras serias y tres cómicas, contándose entre estas últimas «La Gran Vía» y «Cadzi».

El hecho de la adquisición del Teatro por la Sociedad cooperativa unido a otras razones de índole diversa, nos hacen recomendar el abono a las personas amantes del arte y de Orihuela en la seguridad de que seremos atendidos. Sería una gran desgracia para la población que este nuevo intento resultara un nuevo fracaso. No lo esperamos.

Pero no debió resultar muy rentable. En noviembre, el secretario Vicente Esquer, puso en arriendo el teatro; y en diciembre la Posada por quedar vacante.

A primeros de 1889 la sociedad tenía «perturbaciones en su caja» y se rumoreó la venta del edificio de la calle Calderón para instalar una casa-pensión para seminaristas pobres. Y en marzo pretendían vender también el teatro. Pasaban por malos momento y se llegó a anunciar la posible descomposición de la sociedad cooperativa.

Pero lograron renovar buena parte de la junta directiva, incluyendo en ella a personajes tan influyentes como Pedro Ramón Mesples. Y se obró el milagro: la cooperativa consiguió un buen alquiler por la posada de la Calle Calderón; un dinero seguro costeado por el Ayuntamiento. Esta operación de pura supervivencia para ambos organismos se presentó ante los oriolanos como un «acto patriótico».

El orcelitano. 28 de julio 1889: Según nuestras noticias, parece que la nueva junta de la sociedad cooperativa accede a que se traslade al edificio de su pertenencia de la calle de Calderón, la casa cuartel de la guardia civil.

Celebramos que por fin haya encontrado nuestro ayuntamiento medio para salir del atolladero en que la cuestión le tenía y que, de este modo, no pierda Orihuela la cabeza de compañía que por su importancia le corresponde. Nuestros plácemes a la junta antes citada por su patriótico proceder en este asunto.

Calle Calderón de la Barca a principios del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

Decidido el emplazamiento, la prensa siguió presionando para acelerar las obras de adaptación. Y éstas duraron varios meses.

El orcelitano. 11 de agosto 1889: Hace algún tiempo recibimos la noticia y así la dimos al público, de que la nueva junta de la «Sociedad Cooperativa» cedía el edificio de su pertenencia para casa-cuartel de la Guardia-Civil.

Pero no hemos notado hasta ahora el menor indicio que demuestre se están ni siquiera haciendo las obras que para el traslado del cuerpo que nos ocupa son necesarias. ¿Qué ocurre sobre esto? ¿Acaso se aguarda a que pierda la paciencia el capitán de la benemérita y nos deje como el gallo de Morón?

El Ayuntamiento aceptó «ligeras variantes» solicitadas por el presidente de la «Sociedad Cooperativa el Porvenir» en las condiciones para el alquiler.

El diario de Orihuela. 14 de septiembre 1889: AYUNTAMIENTO. Sesión del día 12 de Septiembre de 1889. Bajo la presidencia del Sr. López García. Se dio cuenta de una comunicación presentada por el presidente de la Sociedad Cooperativa, introduciendo ligeras variantes en las condiciones del contrato de adquisición de la casa-cuartel de la guardia civil y fuerzas del batallón Reserva de esta ciudad, y el Ayuntamiento acordó aceptarlas.

El diario de Orihuela. 26 de octubre 1889: Según nuestras noticias, para el primero del próximo noviembre, se instalará en el edificio de La Cooperativa, el cuerpo de la guardia civil y las oficinas y cuartel del batallón Reserva de esta ciudad.

Y se redactó el siguiente contrato:

La Comisión que suscribe, nombrada por el Excmo. Ayuntamiento en la Sesión celebrada el día 22 del corriente con el objeto de proporcionar un edificio capaz para colocar en él las fuerzas que componen el puesto de la Guardia Civil de esta ciudad y el personal del Regimiento de Reserva de Orihuela, número 26, en cumplimiento del encargo recibido, ha gestionado eficazmente y ha conseguido encontrar un edificio que, propiedad de la Sociedad Cooperativa de obreros, existe en la Calle de Calderón de la Barca.

El mencionado edificio se compone de entresuelo, piso principal y segundo, y, además una anchurosa planta baja con gran patio y cuadras. 1ª. El tiempo de arriendo durará todo el que tenga de residencia la cabeza de la Compañía de la Guardia Civil en esta Ciudad y el Batallón Reserva de la misma.

2º. El Ayuntamiento pagará de alquiler 160 pesetas mensuales en esta forma: 75 pesetas consignadas en su presupuesto, y que sirven en la actualidad para el pago de la casa que hoy ocupa el Batallón de Reserva de Orihuela. 20 pesetas que tiene en la actualidad, también consignadas en su presupuesto, como subvención al alquiler de la casa que ocupa el puesto de la Guardia Civil; y el resto, o sean 65 pesetas, lo recibirá la Sociedad Cooperativa en esta forma: diez pesetas mensuales que pagará el Ayuntamiento durante el actual año económico de su capítulo de imprevistos en el presupuesto ordinario del año económico corriente, y 55 directamente de la dirección general de la Guardia Civil por conducto de su Jefe en esta Ciudad.

El Ayuntamiento será responsable siempre de la cantidad que deje de percibir la sociedad cooperativa en concepto de alquiler durante el tiempo que tenga el edificio la fuerza del cuerpo que se trata.

3ª. A contar desde el día primero de Julio del año próximo 1890, y durante el tiempo que dure este contrato, el Ayuntamiento aumentará con quince pesetas mensuales el alquiler del edificio.

4ª. Todas las obras que sean necesarias hasta la instalación de las expresadas fuerzas militares, serán de cuenta del Ayuntamiento, previo presupuesto y dirección de su Maestro de Obras.

Primera y última hoja del contrato de alquiler firmado el 3 de diciembre de 1889. AMO.

5ª. Al terminar este contrato viene obligado el Ayuntamiento a dejar el edificio en el mismo estado que hoy lo recibe, o sea, deshacer las variaciones que hoy introduzca por la comodidad del destino al que hoy se dedica el mencionado edificio.

6ª. El Ayuntamiento recibirá por necesitando los cristales que tenga hoy el establecimiento, y al finalizar el contrato debería dejarlos como los reciba. En el caso de que sea necesario el aumento de cristales será de cuenta del Ayuntamiento su adquisición.

7ª. Si por causa inesperada o por conveniencia de la sociedad cooperativa enajenara ésta el edificio de que se trata, se considerará desde ahora para luego caducado este arriendo; pero será obligación de la sociedad cooperativa conceder al Ayuntamiento cuatro meses de tiempo para que, si lo considera conveniente, se procure nuevo edificio para instalar la fuerza.

8ª. Si la sociedad cooperativa, por cualquier causa que sea, le conviniese enajenar el edificio de su propiedad, el Ayuntamiento no viene obligado a cumplir, en manera alguna, lo que se dice en la segunda parte de la condición 4ª de este contrato.      

Firmado en diciembre de 1889, la casa cuartel de la Guardia Civil y el Batallón de Reserva se trasladaron al céntrico y espacioso local de la calle Calderón de la Barca.

Entre los años 1890 y 1891 he localizado varios pagos al «Tesoro de la Sociedad Cooperativa» por importes que oscilaron entre las 105 y 175 pesetas mensuales en concepto de alquiler de la «casa-cuartel de la guardia civil de esta ciudad».

Instalación en la «Casa del Paso».

En junio de 1891 se había consolidado el emplazamiento; y el alquiler de una casa cercana daba como señas «el callejón frente al Cuartel de la Guardia Civil, en la calle de Calderón de la Barca». En ese mismo año he encontrado noticias de unas reparaciones efectuadas en el edificio de la «Casa del Paso».

El Diario de avisos. 8 de octubre de 1891: No se habla de otra cosa que de las reparaciones hechas en la fachada de la «casa del Paso» que da al callejón de Togores sin haberse ordenado la instalación de los correspondientes tubos de desagüe ni haberse sujetado a plano alguno, toda vez que los trabajos se han proseguido hasta rebajar aquella dejándola en una nevada que también se ha tejado.

Yo no creía que pasara tal infracción en el silencio, dado lo rectos, justos y notables que son los señores de la situación, incapaces de permitir al rico lo que al pobre no se le tolera. Pero ¡ah! inocente de mí, cuán engañado vivía…   

Al año siguiente la ciudad estaba buscando ampliar el alojamiento para soldados y oficinas de reclutamiento. Reorganizados los Cuerpos de Reserva, necesitaban una sede adecuada para el Regimiento de Infantería de Reserva número 26, que llevaría el nombre de Orihuela. Y volvieron a pensar en el «edificio de la Caridad».

El independiente. 25 de enero 1892: Ayuntamiento. Sesión del 23 de enero. El Sr. García Cubero manifestó que puesto que tenemos concedida la zona de reclutamiento y hay algún otro pueblo de la provincia que practica gestiones para arrebatárnosla, sería conveniente que se procediese con urgencia a las obras que reclama el edificio «la Caridad» para estar en condiciones de recibir las nuevas oficinas y servir de alojamiento a los soldados y clases que fuese necesario.

Pero carentes de fondos para emprender obras, como era habitual, volvieron a pensar en desplazar a la Guardia Civil de la calle Calderón para hacer sitio a los soldados. A fin de cuentas, el Ayuntamiento no tenía obligación de dar alojamiento a la benemérita y, según afirmaban, no habían cumplido las condiciones estipuladas.

El Sr. Torres: Como no hay cantidad asignada en el actual presupuesto para esas obras, convendría aguardar para emprenderlas al final de este ejercicio para no castigar demasiado el capítulo de imprevistos.

Todo puede arreglarse sin embargo; puesto que hay un edificio arrendado por el Ayuntamiento para casa-cuartel de la guardia civil y cuartel del batallón Reserva de esta ciudad; y no teniendo el Ayuntamiento obligación de dar casa a la guardia civil puesto que no se han cumplido las condiciones estipuladas al darle aquel alojamiento, puede dedicarse el espacio de la casa en cuestión que ocupa hoy la guardia civil, para oficinas y demás menesteres de la zona con el carácter de provisional mientras se terminan las obras de «la Caridad» que deben ser mejor pensadas y mejor estudiadas.

Una comisión municipal inspeccionó el edificio del Barrio Nuevo.

El independiente. 1 de febrero 1892: La Comisión encargada de estudiar las obras necesarias para el establecimiento en «La Caridad» de las oficinas de Telégrafos y de la zona militar de esta ciudad, estuvo el sábado a hacer una visita al citado edificio con objeto de estudiar sobre el terreno las obras indicadas.

El alcalde se fijó en la «Casa del Paso» como emplazamiento alternativo, con espacio para zona y para la Guardia Civil. El edificio pertenecía por aquellas fechas a José Joaquín Sandoval Melgarejo, terrateniente afincado en la Mancha fallecido en noviembre de 1899.

Pero seguramente trataron con su hijo, el abogado y político domiciliado en Madrid, Alfonso Sandoval, barón de Petrés. Alfonso, nacido en Murcia, había estudiado en el Colegio de Santo Domingo y conservaba algunos amigos de la infancia en Orihuela.

El independiente. 8 de abril 1892: El Sr. Presidente manifestó, que en cumplimiento del encargo que la Excma. Corporación le confió de buscar local para el establecimiento de la zona, había visto el edificio conocido por «la casa del paso» al cual podía también trasladarse la Guardia civil y cuyo dueño (del edificio) había ofrecido hacer las reparaciones que se estimasen oportunas.

Esta vez ocuparían el entresuelo derecha y el piso principal con el compromiso del barón de efectuar las reparaciones necesarias.

El independiente. 13 de mayo 1892: El Sr. Pescetto dio cuenta de las condiciones que presenta el dueño de la casa conocida por «del paso» para ceder al Ayuntamiento todo el piso principal y el entresuelo derecha, para el establecimiento en los mismos del cuadro de reclutamiento y casa cuartel de la Guardia civil. El Ayuntamiento confirmando su acuerdo de la sesión anterior, comisionó al alcalde para que resolviese.

«Casa del Paso». Colección Javier Sánchez Portas.

En ese mismo mes de mayo toma posesión del mando de la Guardia civil del puesto de Orihuela, el teniente Eduardo Candela Moya, sustituyendo al teniente Eduardo Alonso Isla, trasladado a Monóvar. Y la Comandancia de Alicante presentó una oferta pública de alquiler para alojar a su gente.

El independiente. 30 de mayo 1892: La Comandancia de la Guardia civil de Alicante, va a proceder al arriendo de una casa para alojamiento de la fuerza de dicho instituto del puesto de Orihuela, pudiendo presentarse proposiciones el 25 del próximo mes de Junio.

La resolución municipal quedó pendiente para después del verano. La prensa se sorprendía por los efímeros traslados y seguía apostando por dejar de pagar alquileres reparando «la Caridad» como edificio multiservicio en el que cabría hasta el servicio de telégrafos.

El independiente. 7 de septiembre 1892: ECOS LOCALES. El día 29 del presente mes es el designado para la presentación de solicitudes en la casa-cuartel de la guardia civil de los propietarios que entre en su cálculo alquilar alguna casa para que se instale la casa-cuartel de tan benemérito cuerpo.

No sabemos qué sucede con las casas que ocupa la guardia civil que es corta su estancia en cualquiera de aquellas; ignoramos si es que tan benemérito cuerpo se hastía de ocupar algún espacio de tiempo permanecer en una casa, y gusta en variar de domicilio, o los propietarios, si por acaso creen, sufren detrimento las habitaciones en que aquél se halla instalado.

Para evitar que estas mudanzas se sucedan con tanta frecuencia y menuden estas repeticiones, convendría que el Ayuntamiento procurara un sacrificio y dispusiera la reparación del suntuoso edificio de la Caridad, y toda vez que en día no lejano se ha de proceder a su recomposición, porque entendemos que de no verificarse, sobrevendría su ruina, se aumentase algo más la cantidad que se ha de invertir en las obras, preparando al efecto habitaciones proporcionadas para la instalación de la guardia civil, zona y telégrafos, pues todos los cuerpos pueden instalarse con comodidad por permitirlo lo grandioso del edificio, y se evitaría el municipio inconvenientes que a las más de las veces se le presentan, proporcionándoles disgustos que han sido causa de rozamientos por parte de la autoridad civil y militar.

Ya en una época el Ayuntamiento, considerando de beneficio relativo para la población el que todas estas dependencias quedaran instaladas en la Caridad, proyectó llevar a cabo las obras necesarias en el mencionado edificio para realizar su proyecto, pero volvió sobre su acuerdo quedando las cosas como estaban, perjudicándose quizá por esto la población, y debido a esto tal vez quedó suprimida la capitanía de la guardia civil.

Desearíamos se penetrara bien el Ayuntamiento de lo que decimos, y tomando en consideración en cuánto vale nuestra humilde indicación, procurase, atemperándose a los fondos que pueda disponer, se lleve a efecto lo antes posible la reparación de tan magnífico edificio para instalar en él todos los cuerpos que radican en la población, o sea la guardia civil, zona y telégrafos.

El asunto, por motivos que desconozco, quedó paralizado durante dos años. Durante 1893 y 1894, el Ayuntamiento siguió pagando el alquiler de las oficinas del Regimiento Reserva de esta ciudad y la subvención para la casa-cuartel de la Guardia civil. He localizado una noticia que da fe de su permanencia en la calle de Calderón de la Barca.

El independiente. 9 de febrero 1893: Anoche a eso de las 10 y media, y a los gritos de «socorro» que se matan dos hombres «auxilio» dados por una mujer en la esterería de la calle de Calderón, acudieron varios transeúntes, la Guardia civil, cuyo cuartel está enfrente, y el sereno. Cuando lograron que les abriesen la puerta, que estaba ya cerrada, se encontraron con que allí nadie se mataba ni ese era el camino, sino que en una rencilla quiso el marido castigar a la mujer y ésta se encerró dando aquellos gritos para evitar seguramente una tunda.

En sesión de 21 de julio de 1894 la corporación municipal recibió una comunicación del jefe de puesto de la Guardia Civil participándoles «el traslado de acuartelamiento de las fuerzas a su mando».

A finales de ese mismo año se anunciaba en prensa el inminente traslado a la «casa del paso». Y allí permanecería la Guardia Civil más de sesenta años.

La noticia diaria. 23 de octubre 1894: Muy en breve trasladarán su residencia a la Casa del Paso la sección de la guardia civil.

«Casa del Paso».

Desalojada la posada de la calle Calderón, los inmuebles de la sociedad cooperativa «El Porvenir» salieron a subasta al año siguiente.

El Thader. 27 de noviembre 1895: SUBASTA. Habiendo de procederse de aquí al final del presente año a la venta de las fincas «La Posada del Carmen» sita en la calle de Calderón y el «Teatro» calle de la Corredera de esta ciudad, cuyos edificios son propiedad de la Sociedad Cooperativa, se hace presente a los interesados que quieran tomar parte en la subasta de dichas fincas, pueden verificarlo en conjunto o separadamente bajo los tipos de 17.500 pesetas la posada y 7.000 pesetas el teatro, libres para la Sociedad de todo otro gasto.

Guardia Civil en Orihuela a principios del siglo XX.

El 14 tercio desfilando por el paseo de la Castellana, Madrid. «Revista Técnica de la Guardia Civil». Número 14. Octubre de 1918. Biblioteca Nacional.

Hago una pausa en el tema del acuartelamiento para hablar de personajes. Este apartado va de guardias civiles con nombres y apellidos destinados en Orihuela en el primer tercio del siglo XX.

La primera noticia del siglo relativa a nuestro cuartel, es la visita del militar y político Federico Ochando Chumillas, Inspector General de la Guardia Civil entre los años 1901 y 1902.

El oriol. 21 de septiembre 1901: En la tarde del lunes llegó a esta ciudad el ilustre teniente general de nuestro ejército y director de la guardia civil, señor Ochando. En la estación fue recibido por las autoridades militares, judiciales y administrativa, siendo luego cumplimentado por comisiones del ejército y del ayuntamiento y amigos particulares. El miércoles en la mañana y después de haber revistado las fuerzas de la benemérita que existen en esta ciudad, salió el general Ochando en dirección a Murcia.

Antonio Gesteira Fernández (1902)

Antonio Gesteira Fernández había salido de la academia militar de la Coruña como sargento del Batallón de Cazadores Vergara 18, en 1899. Al año siguiente era sargento del regimiento de Infantería de Murcia número 37. A finales de 1901 lo ascendieron a segundo teniente y comenzó el año 1902 como jefe de la línea de Orihuela.

El labrador. 21 de enero 1902: Destino. Ha sido nombrado jefe de esta línea el segundo teniente de la Guardia civil, D. Antonio Gesteira Fernández

Nueve meses después volvió a Galicia.

El labrador. 20 de septiembre 1902: Ha sido trasladado a la segunda compañía en la comandancia de Pontevedra, nuestro querido amigo el joven teniente de la guardia Civil D. Antonio Gesteira y Fernández.

Eduardo Alonso Isla (1903).

Ascendido a sargento primero en 1884, terminó su carrera en Orihuela dos décadas después. Ya mencionamos a Eduardo Alonso como teniente jefe de Orihuela, en 1892; y su traslado a Monóvar. En 1900 prestaba servicio en la Comandancia de Alicante. Supongo que fue el sucesor de Gesteira; pero sólo he encontrado noticias de su marcha a Novelda, ya retirado.

Diario Oficial del Ministerio de Guerra. 22 de agosto 1903: Habiendo cumplido la edad reglamentaria para el retiro el primer teniente de la Guardia Civil don Eduardo Alonso Isla, el Rey (q. D. g.) ha tenido a bien disponer que  cause baja, por fin del mes actual en el cuerpo a que pertenece, y pase a situación de retirado con residencia en Novelda (Alicante).

Unión republicana. 27 de agosto 1903: Nuestro particular amigo D. Eduardo Alonso nos encarga le despidamos de los numerosos suyos a los que les ha sido imposible visitar con este objeto. El Sr. Alonso durante el tiempo que ha permanecido al mando de la fuerza de la Guardia Civil de esta línea ha sabido captarse el aprecio y simpatías de todos, dejando imperecederos recuerdos de su caballerosidad y buen prestigio militar.

Eduardo Aparici Piera (1903-1904).

Trasladado a la provincia de Alicante desde Gerona en 1895 como segundo teniente, Eduardo Aparici prestó servicio en Cocentaina, en 1899; y ese mismo año volvió a Gerona.

Unión republicana. 18 de septiembre 1903: Hemos tenido el gusto de saludar al Sr. D. Eduardo Aparici, amigo nuestro, que ha sido destinado a esta comandancia de la Guardia civil. Sea bien venido.

La comarca. 4 de febrero 1904: Los huertanos están contentísimos; en toda la vega la propiedad se respeta, cada cual va a su negocio y nadie pierde nada. ¿A quién se debe el milagro? Hay que decirlo, dedicándole un aplauso en nombre de un pueblo agradecido.

El nuevo teniente de la guardia civil de esta línea, D. Eduardo Aparici Piera es el que incansable y enérgico, haciendo muchos servicios, personalmente presentándose  en muchos sitios averiguando nombres ofreciéndose a los más temerosos y débiles, así, con su única presencia, ha llevado la tranquilidad a unos, el temor o respeto a otros.

Sin castigar a nadie y sin ruido, ha hecho el milagro. No eran vanos los elogios que del pueblo de Villena, sitio donde anteriormente prestó sus servicios, leímos en muchos periódicos. No eran alabanzas de amigos, eran justicia del pueblo que veía marchar con pena al pundonoroso oficial que tanto honra el uniforme que viste.

Nosotros mismos, sin que siquiera nos hayamos honrado una sola vez en estrechar la mano a tan digno señor, imparcialmente, sin que nos guíe ningún interés particular, hacemos estos justos elogios; pues al hacerlo, nos lleva un egoísmo, sí, el que nos inspira nuestro patriotismo. Parece ser que las versiones que de su traslado teníamos no se confirmarán, cosa que celebramos en el alma.

La Comarca. 6 de febrero 1904: Despedida. El pundonoroso oficial de la guardia civil jefe de esta línea Sr. Aparici y Piera escribe una expresiva y atenta carta a nuestro director Sr. Rogel, notificándole su traslado por orden superior a la línea de Villena.

Mucho sentimos tenga confirmación la noticia que dábamos ayer recogida de rumor público, pues con la marcha del señor Aparici, pierde Orihuela donde tan digno y probo caballero había sabido captarse en el corto tiempo que está entre nosotros las simpatías de todas las personas honradas por su recto proceder en el cumplimiento de su deber y por su trato afable y nobleza de miras. Hoy sale, a ocupar su nuevo destino. Lleve feliz viaje.

A Orihuela llegó desde Villena y a Villena volvió después. En 1906 pertenecía a la Comandancia de Alicante como primer teniente. En 1908 ascendió a capitán y viajó a Ceuta. Pasó por Alcoy. Con el grado de capitán figuró dos años después en la Comandancia de Albacete.

Nuevo Teniente. Ha sido destinado a ésta para el mando de esta línea el teniente de la guardia civil D. Luis Grijalvo Zelaya, en sustitución de D. Eduardo Aparici Piera que marcha a la de Villena.

Luis Grijalvo Zelaya (1904-1905).

Este personaje sí hizo carrera: en 1896 Luis Grijalvo Celaya era segundo teniente de la séptima compañía de la Comandancia de Segovia; y fue trasladado a la novena de Tarragona. En 1904 llegó a Orihuela y se marchó a Madrid en 1905.

El diario. 24 de agosto 1905: Nuestro distinguido y particular amigo el joven teniente de la Guardia civil, jefe de esta línea, D. Luis Grijalvo, ha sido destinado al segundo escuadrón de caballería del 14 tercio (Madrid). La partida del Sr. Grijalvo, ha de ser generalmente sentida en Orihuela, donde tan pundonoroso militar es estimadísimo de todos. Nosotros, lamentamos de todas veras que nos abandone tan querido amigo.

Unión republicana. 3 de septiembre 1905: Para Madrid, donde ha sido trasladado, ha salido nuestro distinguido amigo el teniente de la Guardia Civil D. Luis Grijalbo. Le sustituirá en el mando de esta línea el jefe de la de Novelda, D. Vicente Segovia Izquierdo. Le deseamos al Sr. Grijalbo un feliz viaje y al nuevo teniente le damos nuestra bienvenida.

En la capital recibió la gran cruz de primera clase del mérito militar en 1906. Dos años después ascendió a capitán y lo destinaron a Hellín como jefe de línea. Allí contrajo matrimonio, en octubre de 1909, y fue testigo de su boda, Luis Barcala Cervantes.

Al año siguiente lo destinaron a Navarra por breve plazo y regresó pronto a Hellín. En 1914 capitaneaba la comandancia de Albacete y mantenía contacto con sus amigos de Orihuela.

Mayo de 1934. General de Brigada de la Guardia Civil. Luis Grijalvo Celaya. Biblioteca Nacional.

Premiado por Azaña en 1932, dos años después lo nombraron General de Brigada. Y en la primavera de 1936, a propuesta del Ministro de la Guerra, Alcalá Zamora, le concedieron la Gran Cruz de la Orden de San Hermemegildo.

Vicente Segovia Izquierdo (1905-1912).

Procedente del Ejército llegó a la Guardia Civil en 1898. Segundo teniente en 1900, al año siguiente pasó de la comandancia de Murcia a la de Castellón. Primer teniente en 1903 prestó servicio en Novelda. En 1905 llegó a Orihuela, donde tuvo tiempo de tener varios hijos y hacer buenas amistades.

El diario. 22 de septiembre 1905: Ya se encuentra en Orihuela el nuevo jefe de esta línea, teniente de la Guardia civil D. Vicente Segovia Izquierdo. El Sr. Segovia Izquierdo ha dejado muchas simpatías en Novelda, donde residió últimamente. Nosotros nos apresuramos a saludarle, esperando al mismo tiempo mucho de su celo en pro de este vecindario pacífico y honrado. Sea bienvenido.

El diario. 26 de febrero 1906: Ayer tarde recibió las aguas del Jordán en la parroquia del Salvador, el precioso niño que recientemente dio a luz la respetable esposa del dignísimo jefe de esta línea don Vicente Segovia, primer teniente de la guardia civil…

… Terminado dicho acto, la concurrencia pasó al cuartel de la guardia civil donde tienen su domicilio los padres del recién nacido, siendo expléndidamente obsequiada con un excelente «lunch», que se verificó en medio del mayor entusiasmo y animación, saliendo los asistentes altamente complacidos y satisfechos de las atenciones recibidas de los señores padres y padrinos a quienes reiteramos nuestra enhorabuena.

Carta autógrafa de Vicente Segovia Izquierdo. Archivo Municipal de Orihuela. 1909.

Guardia Civil Provincia de Alicante. Sección Línea de Orihuela. Habiéndose aumentado en un guardia la dotación de fuerza del puesto y existiendo en la casa cuartel del mismo, local suficiente para que pueda alojarse dicho individuo y su familia, pero siendo necesarias algunas pequeñas reparaciones para habilitar dicho local como habitación, espero merecer de su atención, dé las órdenes oportunas para que a la brevedad posible se verifiquen las mencionadas reparaciones por los operarios que tenga a bien designar. Dios guíe a V. S. muchos años. Orihuela, 7 de marzo de 1909. El 1º. Teniente Vicente Segovia Izquierdo. Señor Alcalde Constitucional de esta Ciudad.

La iberia. 10 de mayo 1909: El sábado en la tarde recibió las regeneradoras aguas bautismales, el pequeño hijo del teniente de la guardia civil jefe de esta línea don Vicente Segovia Izquierdo. El acto tuvo lugar en la iglesia de Santas Justa y Rufina. Se puso por nombre al recién nacido, José María y le administró el Sacramento el canónigo de esta Catedral D. Genaro Candela. Enviamos nuestra enhorabuena a los venturosos padres, por tan feliz suceso.

El Eco de Orihuela. 13 de marzo 1911: El bizarro oficial de la Guardia civil D. Vicente Segovia y su distinguida familia han regresado de Barcelona, a cuya capital marcharon a raíz de la semana trágica.

El Eco de Orihuela. 29 de agosto 1911: Servicios de Benemérita. Ha sido detenido por el Sargento Comandante del puesto de la Guardia Civil, Marcelino Pérez, Guardia 2°, Fernando Carrillo, secundando órdenes del Jefe de la línea, D. Vicente Segovia, el sujeto Antonio Pujalte Luna, autor de un hurto de prendas y efectos cometido en las inmediaciones de esta Ciudad y de varios robos de caballerías en la provincia de Murcia.

Por el mismo oficial y Sargento y Guardias Pascual López y Eloy Rodríguez fue rescatada una yegua robada en término de Archena la cual había sido vendida en las inmediaciones de Bigastro. También ha sido rescatada por dicho Oficial y los sargentos Augusto García y Marcelino Pérez y Guardia 2°, Manuel Segura, una mula robada en Ceutí la cual había sido vendida en Albacete. Felicitamos al Sr. Segovia y a los números que sirven a sus órdenes por los buenos servicios que están prestando.

Carta autógrafa de Vicente Segovia Izquierdo. Archivo Municipal de Orihuela. 15 de agosto 1912.

El Eco de Orihuela. 7 de octubre 1912: Diario Oficial del Ministerio de la Guerra número 218, de 27 de Septiembre último. DESTINOS: Por R. O. de 14 del pasado, ha sido destinado al escuadrón de la Comandancia de Murcia, nuestro respetable amigo el primer Teniente de la Guardia Civil de este puesto, don Vicente Segovia Izquierdo.

En 1918 el capitán Vicente Segovia Izquierdo, de la plana mayor de la Comandancia de Córdoba, pasó a la octava compañía de la de Sevilla. En 1929 era comandante segundo. En 1933 ascendió por antigüedad a teniente coronel.

El sargento Eloy Rodríguez Buitrago y Alfredo Urios Llopis.

Eloy Rodríguez Buitrago. Fotografía Darblade (Torrevieja). Mi agradecimiento a Elia Aparicio Ezcurra.

Eloy Rodríguez Buitrago, natural de Minaya, ingresó en la Guardia Civil a finales de 1906 con destino en la comandancia de Barcelona. En 1912 era guardia segundo y estaba destinado en el cuartel de Orihuela.

El Eco de Orihuela. 22 de abril 1912: Servicios de la guardia civil. Por el Sargento Comandante de este puesto Marcelino Pérez Sáez y Guardias 2º Fernando Carrillo Rosique y Eloy Rodríguez Bermúdez, han sido rescatadas un par de vacas que en febrero último fueron robadas en la ciudad de Lorca… Por los Guardias segundos de este puesto, Fernando Carrillo Rosique y D. Pascual López Cartagena han sido detenidos, los sujetos Manuel Juárez Valero y Mariano Norte Hernández autores de disparos de arma de fuego a un vecino de Beniel …

En la «Revista Técnica de la Guardia Civil» de octubre de 1918, lo encontramos ya como sargento, prestando servicio en la provincia de Alicante con derecho a pasar o renunciar a la de Albacete.

En la fotografía viste el uniforme de gala, azul marino con alzacuellos y bocamanga en rojo. El galón que lleva en la manga derecha, por encima del de sargento, es un distintivo de antigüedad que presenta tantas líneas como reenganches, hasta un máximo de tres.

Queda claro que era ya un veterano sargento cuando le hicieron la fotografía en Torrevieja. También muestra la doble insignia del alzacuellos con las iniciales de la Guardia Civil con la corona real incorporadas en 1908.

La Huerta. 10 de junio 1908: En breve se publicará una real orden del ministerio de la Guerra suprimiendo del uniforme de la guardia civil el número de los tercios, que será sustituido por las iniciales, de guardia civil rodeadas por la corona real. 

Eloy Rodríguez se casó con Concepción Urios Ruso, hija de Alfredo Urios, otro Guardia Civil destinado en Orihuela, y de Ramona Ruso.

Alfredo Urios Llopis/López. Mi agradecimiento a Elia Aparicio Ezcurra.

Alfredo Urios Llopis o López era guardia segundo a principios de 1898. Ascendió a cabo en abril de ese mismo año, prestando servicio en la Comandancia de Alicante, de donde era originario.

En marzo de 1911 se había retirado del servicio con la graduación de sargento. Se le concedió el empleo de segundo teniente de la reserva gratuita.

Me cuenta su familia que dejó la Guardia Civil para convertirse en el administrador del Barón de Petrés, el propietario de la «casa del paso», donde estaba el cuartel. Y llegó a formar parte del Ayuntamiento de Orihuela según dice la siguiente noticia (Minaya era el pueblo de su yerno).

Agosto de 1924: Para Minaya (Albacete) D. Alfredo Urios López, exconcejal del Ayuntamiento y oficial retirado de la guardia civil. A todos deseamos grato y feliz veraneo.

Antonio Sánchez Arce (1912-1913).

En el «Diario Oficial» de septiembre de 1911 figura el ascenso a primer teniente de Antonio Sánchez Arce, destinado en la Comandancia de Alicante.

El diario. 12 de noviembre 1912: El día primero de los corrientes se posesionó del mando de la fuerza de la guardia civil de esta línea, el teniente jefe de la misma D. Antonio Sánchez.

El Eco de Orihuela. 21 de diciembre 1912: En la tarde de ayer se verificó el entierro de la malograda señorita Amparo Sánchez Egea, hija del digno Teniente de la Benemérita señor Sánchez Arce. Presidieron los señores Teniente Coronel don Enrique Oliver, Comandante don Salvador Meca, Juez de instrucción don Gregorio León y Alcalde don José Ferrer. Descanse en paz la finada.

Comandancias accidentales (1914).

El Eco de Orihuela. 15 de enero 1914: Hemos oído grandes elogios de la conducta observada por el cabo de la Guardia Civil Comandante del puesto de esta ciudad Alfonso Diana Martínez y el guardia Antonio Conesa que llegaron los primeros a la casa de Doña Dolores Bueno al iniciarse el incendio durante la velada de fuego de artificio.

El Eco de Orihuela. 4 de febrero 1914: Por el Comandante accidental de este puesto de la Guardia civil Antonio Conesa Ferrer y el guardia Fernando Carrillo Rosique, fue detenido el vecino del partido rural de Beniel, Manuel Lidón Rodríguez, por desacato y amenazas al alcalde pedáneo Manuel Sánchez y al sereno Trinitario Villagrasa habiéndosele ocupado un revólver y una pistola del 15.

Antonio Ferragut García (1904-1919).

El cabo Antonio Ferragut García fue muy popular en Orihuela; a donde llegó como guardia segundo en torno a 1904.

La iberia. 1 de julio 1908: El sábado, le fue denunciado a la guarda civil un robo cometido, según parece, por una caravana de gitanos que durante unos días han pernoctado en las inmediaciones de esta ciudad. Los autores del robo han sido capturados por el sargento de la benemérita citada, D. Sebastián Lliteras Riera y el guardia 2º Antonio Ferragut García. Por este nuevo servicio no hemos de escatimar nuestro aplauso a los señores Lliteras y Ferragut.

La Huerta. 2 de julio 1908: El sargento de la guardia civil de este puesto D. Sebastián Lliteras Riera con el guardia Antonio Ferragut García, han prestado un excelente servicio capturando en el vecino pueblo de Bigastro a una caravana de gitanos presuntos autores de un robo cometido en esta ciudad. Aplaudimos sinceramente al sargento Lliteras y al guardia Ferragut por el servicio que han prestado.

El Eco de Orihuela. 29 de diciembre 1909: Ha sido ascendido a cabo el Guardia Civil de este puesto Francisco Ferragut, a quien damos nuestra enhorabuena.

Con el empleo de cabo, ejerció como comandante del puesto.

El Eco de Orihuela. 11 de mayo 1914: En el templo parroquial de Santa  Justa, recibió ayer tarde las regeneradoras aguas del santo bautismo de manos del Pbro. D. Higinio García la hermosa niña que el cinco del actual dio a luz la joven y distinguida esposa de nuestro querido amigo don Antonio Ferragut, comandante de este puerto de la guardia civil.

A la recién nacida se le pusieron los nombres de Francisca Olaya Agustina, siendo apadrinada por los distinguidos jóvenes, D. Antonio Martínez López, de la Unión y Doña Olaya Guillén Pérez, de Alicante. Después de la ceremonia, se sirvió a los invitados un excelente refresco en el domicilio de los señores padres a quienes reiteramos muy sinceramente nuestra enhorabuena.

Al ascender a sargento, en 1919, lo destinaron a Murcia.

Ecos. 29 de junio 1919: Nuestro estimado amigo D. Antonio Ferragut García, celosísimo cabo del puesto de la Guardia Civil, ha sido nombrado sargento, y por esto trasladado a la Comandancia de Murcia. Al desear al probo empleado todo género de suerte en su nuevo cargo, nos congratula que haya sido ascendido al empleo inmediato por sus continuos méritos y excelentes servicios prestados en Orihuela durante 14 años, en cuyo tiempo ha sabido granjearse el afecto y la estimación de todo el vecindario por su ejemplar comportamiento.

Como sargento estuvo destinado en Mula. En el año 1924, en una de sus frecuentes visitas a Orihuela, recibió un sable de honor. Entonces estaba destinado en Alcira. Cinco años después, prestaba servicio en la Comandancia de Alicante.

El pueblo. 29 de diciembre 1924: Aprovechando la estancia en ésta del Suboficial de la Guardia Civil D. Antonio Ferragut, verificose la entrega del sable de honor que la Comisión Permanente ofrecía a tan prestigioso funcionario; en el acto de la entrega hizo uso de la palabra el Sr. Delegado Gubernativo elogiando en elocuentes párrafos la actuación del homenajeado, éste en breves y sinceras frases, agradeció a la representación popular la expresión de simpatía. Por encargo del Sr. Ferragut hacemos constar su agradecimiento a todos, pues anoche marchó a su destino en Alcira.

En 1941 otorgaron la pensión a Isidra Martínez Guillén, viuda del suboficial de la Guardia Civil Antonio Ferragut García; fallecido en 1937 en Alicante.

La «casa del paso». Colección Javier Sánchez Portas.

Albano García Carrión (1924-1930).

El alférez Albano García Carrión fue ascendido a teniente y trasladado de la Comandancia de Murcia a la de Sevilla en marzo de 1921. Tres años después llegaba a Orihuela.

El pueblo. 15 de diciembre 1924: Ha tomado posesión como Jefe de Línea, el Teniente de la Guardia Civil D. Albano García Carrión. Le deseamos grata estancia entre nosotros.

Albano enviudó en febrero de 1927 y se volvió a casar en Orihuela, pocos meses después.

El pueblo. 21 de febrero/ 8 de junio 1927: El pasado día 6 dejó de existir la virtuosa señora Dª. Carolina Gonzáles, esposa del digno Teniente de la Guardia Civil, Comandante de este puesto, D. Albano García Carrión./ Bodas: Para muy en breve está concertado el enlace matrimonial de la agraciada señorita María del Carmen Quirós García con el teniente de la Guardia Civil de este puesto D. Albano Ángel García.

Permaneció en el puesto hasta finales de 1930; y parece ser que se quedó a vivir en Orihuela.

Renacer. 28 de enero 1931: Procedentes de Barcelona y Madrid a donde marcharon en viaje de recreo, han regresado D. Albano García Carrión, Teniente de la Benemérita, Jefe que fue de esta línea y su distinguida esposa.

Ángel Bejarano Díaz (1931).

Sargento de escuadrón del 15° Tercio, fue ascendido a alférez en noviembre de 1930.

Actualidad. 8 de enero 1931: Ha sido nombrado Jefe de Línea del puesto de la Guardia Civil de Orihuela el Alférez de dicho cuerpo don Ángel Bejarano Díaz.

El pueblo. 20 de enero 1931: En la pasada semana tomó posesión de su cargo de Jefe de Línea del puesto de la Guardia Civil de esta Ciudad el Alférez de dicho cuerpo don Ángel Bejarano Díaz, a quien saludamos en su nuevo cargo.

El cuartel en la Dictadura de Primo de Rivera.

«Casa del Paso». Colección Javier Sánchez Portas.

Durante la Dictadura de Primo de Rivera la casa cuartel seguía en la «casa del paso», calle del Río número 12. En 1925 estudiaron la posibilidad de que compartieran sede con el Juzgado Municipal.

Para ello, una vez trasladada la cárcel al camino de Beniel, proyectaron habilitar el antiguo edificio frente a Santa Justa. Tenemos el presupuesto firmado por el maestro Severiano Sánchez Ballesta.

Presupuesto para instalar el Cuartel de la Guardia Civil y el Juzgado en el edificio de la Cárcel. AMO. 1925.
Nueva Cárcel en el camino de Beniel. Colección Ajomalba.

Tres años después seguían buscando un local para alquilar y publicaron anuncios en prensa.

Actualidad. 31 de mayo 1928: Comandancia de la Guardia Civil de Alicante. Necesitándose una casa que sirva de Cuartel a la fuerza de la Guardia Civil establecida en esta Ciudad, el Ayuntamiento de la misma y los propietarios particulares que deseen cederla por la cantidad de mil doscientas pesetas anuales, que paga el citado Ayuntamiento, presentarán sus proposiciones el día veintisiete de Junio próximo a las doce horas en la casa que actualmente ocupa dicha fuerza sita en la calle del Río número 12, donde se hallará de manifiesto el pliego de condiciones. Orihuela 23 de Mayo de 1928. El Tte. Instructor Albano García Carrión.

II República y Guerra Civil.

17 de Julio de 1932. Ayuntamiento Republicano.

El 9 de diciembre de 1931, el consistorio republicano bajo la vara de José María Lucas Parra, otorgó la bandera tricolor de la República Española a la casa cuartel de la Guardia Civil de Orihuela.

Durante el bienio conservador regía Orihuela una Comisión Gestora presidida por el republicano Ricardo García López.

Comisión Gestora del Ayuntamiento de Orihuela. Sesión del 5 de Marzo de 1934: El Sr. Presidente, según tenía anunciado en la orden del día, se ocupa de la conveniencia de trasladar la beneficencia al cuartel que ocupan los sementales como medio de conservar aquel edificio y en atención a las condiciones favorables que ofrece y teniendo en cuenta las obras que podrían pagarse con los fondos que en reserva tiene la beneficencia se le faculta para que haga las gestiones precisas y para ver si puede llevarse a efecto entendiendo el Sr. Cubí que en caso de efectuarse el traslado podría pedirse la concesión de escuelas trasladadas al edificio que habría de quedar desocupado.

En 1934 su cuñado, Vicente Bellido, presentó una moción para construir una casa cuartel de la Guardia Civil, con la que pretendía ahorrar al municipio las 1.200 pesetas que pagaban por el alquiler de la Casa del Paso, propiedad del ex alcalde, Antonio Balaguer.

Comisión Gestora del Ayuntamiento de Orihuela. Sesión del 13 de noviembre de 1934: Se da lectura por el que suscribe, a la moción presentada por el Sr. Bellido proponiendo la construcción de una casa cuartel para las fuerzas del benemérito instituto de la guardia civil, solicitando el Sr. Bellido se conceda un voto de confianza a la presidencia para que gestione la compra de un solar para tal fin en los andenes de la estación, y que dé cuenta en la siguiente sesión del resultado.

Con este último acuerdo, Ricardo García quedaba comisionado para buscar un terreno en el Paseo de la Estación, pero acabaron ofreciendo al Estado el Cuartel de Sementales, que podía ser adaptado para tal menester. En diciembre de 1934, el Ministerio de la Gobernación, aceptó la propuesta de la Gestora oriolana, autorizando a don Ricardo García para que librara la escritura de cesión del Cuartel de Sementales.

Comisión Gestora del Ayuntamiento de Orihuela. Sesión del 22 de Noviembre de 1934: Seguidamente se da lectura a una moción de la presidencia, dando cuenta de las gestiones realizadas, para la habilitación de local para cuartel de la guardia civil y del excelente efecto ante las autoridades provinciales produjo el antiguo cuartel de sementales, tanto por su emplazamiento, como por su amplitud, solidez y demás condiciones.

Se acuerda ofrecer al Ministerio de la Gobernación, la cesión de este edificio, para mientras lo dedique a cuartel de la guardia civil y mediante que el estado realice por su cuenta las obras de acoplamiento e instalación con lo que no se perjudicará en lo más mínimo, pues se ahorrará las 1.200 pesetas anuales con las que contribuye con el ayuntamiento a pagar el alquiler de la actual casa cuartel.

Comisión Gestora del Ayuntamiento de Orihuela. Sesión del 18 de Diciembre de 1934: Se da cuenta de un oficio del Ministerio de la Gobernación de 14 de los corrientes, donde se acepta el ofrecimiento en cumplimiento de lo acordado en 22 de noviembre último se hizo al estado del cuartel de sementales para destinarlo a alojamiento de la guardia civil, mediante quedar a cargo del estado las obras de acoplamiento necesarias, obligándose a devolver el edificio, si alguna vez dejara de destinar al servicio de la guardia civil. Para lo que se cede, acordándose autorizar al Sr. Alcalde para que en nombre del ayuntamiento libre la correspondiente escritura de cesión.

Cuando en octubre de 1935, el teniente coronel del Depósito Central de Remonta ofreció destacar en él, a una sección de la misma, solicitada por el Ayuntamiento anterior, por boca de Vicente Bellido se le dieron efusivas gracias, comunicándole que ya no era posible utilizarlo por estar cedido para el puesto de la Guardia Civil.

Comisión Gestora del Ayuntamiento de Orihuela. Sesión del 15 de octubre de 1935: Se da cuenta de un escrito del Sr. Teniente Coronel del depósito central de remonta, dando cuenta de sus gestiones para que se destaque en esta ciudad una sección de remonta instalada en el cuartel que hizo el ayuntamiento. Acordándose a propuesta del Sr. Bellido dar efusivas gracias a ese Señor participándole que ya no es posible su deseo, que es el de la corporación, por haber cedido dicho cuartel, para puesto de la guardia civil.

Pero el traslado quedó suspendido hasta nueva orden por falta de recursos. Y después llegó la guerra.

Comisión Gestora del Ayuntamiento de Orihuela. Sesión del 2 de junio de 1936: Se da cuenta de la correspondencia oficial recibida figurando en ella un oficio de la Dirección General de la Guardia Civil en el que contestando a la oferta formulada por el ayuntamiento de un solar para la construcción de un cuartel, se participa que no puede procederse a su construcción, si bien toman nota del ofrecimiento para el día en que pueda hacerse, de lo que queda enterada la corporación.

Tras el golpe militar de 1936 el cuartel de la Guardia Civil de Orihuela fue neu­tralizado y sirvió de sede provisional de las Juventudes Socialistas Unificadas. La Guardia Civil se disolvió en la zona republicana y sus funciones pasaron inicialmente a la Guardia Nacional Republicana.

A finales de 1936 se creó el Cuerpo de Seguridad y Asalto, institución gubernamental que unificaba a todos los cuerpos policiales de la República. Su estructura militarizada contaba con mandos proce­dentes del Ejército; y la unidad básica era la escuadra, compuesta por seis o siete guardias y un cabo. Cada tres escuadras formaban un pelotón bajo el mando de un suboficial.

Ya sin Guardia Civil, en el verano de 1937 Balaguer solicitó que desalojaran la «Casa del Paso», repleta de refugiados de guerra, porque necesitaba ponerla en alquiler. El Consistorio denegó dicha solicitud. En cuanto al cuartel de sementales, ese mismo año volvió a acoger la parada.

Comisión Gestora del Ayuntamiento de Orihuela. Sesión del 21 de enero de 1937: Instancia de la Sección de Sementales del Estado en Valencia, interesando al ayuntamiento para instalar una parada de sementales para el fomento de la cría caballar, facilitando el local adecuado y demás elementos necesarios para la instalación, acordándose por unanimidad aceptar el ofrecimiento y ofrecer el local de años anteriores.

En julio de 1938 en Orihue­la estaba destacado un pelotón de la 48ª Compañía Urbana del Cuerpo de Seguri­dad, compuesta por 2 sargentos, 3 cabos y 19 guardias distribuidos de la siguiente forma: Penal de San Miguel: 1 cabo y seis guardias; Cárcel Preventiva: 4 guardias; Estación de Ferrocarril: 4 guardias; disponibles para el control de la población: 2 sargentos, 2 cabos y 5 guardias.

Terminada la contienda, los vencedores llegaron a pensar en una posible disolución del Cuerpo, considerado responsable del fracaso del golpe militar de 1936 en las grandes ciudades. En julio de 1942, tras una profunda reestructuración en la que se le fusionó el Cuerpo de Carabineros, la Guardia Civil quedó integrada en el Ejército de Tierra.

5 de julio de 1949. La guardia Civil en un accidente de tren en el actual paso a nivel de la carretera Redován-La Campaneta conocido como la Media Legua. Antonio Ballester Vidal.

1960. El nuevo cuartel en San Isidro.

Inauguración Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela. 1960 Colección Javier Sánchez Portas.

El proyecto de traslado al Cuartel de Sementales tuvo que esperar hasta 1960, año en el que por fin se instalaron en la Barriada de San Isidro. La Unión Lírica Orcelitana amenizó la inauguración de la recién creada Casa Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela al mando del capitán José García Aranze.

Moción Institucional Ayuntamiento de Orihuela. 29 de septiembre 2009: Se trasladó al nuevo edificio en 1960 una Plana Mayor de Compañía a cargo del Capitán Don José García Aranze, un Cabo y dos Guardias.

Inauguración Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela. 1960 Colección Javier Sánchez Portas.
Inauguración Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela. 1960 Colección Javier Sánchez Portas.
Inauguración Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela. 1960 Colección Javier Sánchez Portas.
Inauguración Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela. 1960 Colección Javier Sánchez Portas.

Aprovechando la inauguración del Cuartel de la Guardia Civil, las «fuerzas vivas de la ciudad», la Benemérita, y los mandos del Ejercito desplazados para la ocasión, ofrecieron un homenaje a los «Caídos por Dios y por España» en el monumento que para tal fin se había construido. Los guardias, con uniforme de gala, formaron en la Plaza de la Soledad.

1960. Homenaje a los «Caídos». Colección Javier Sánchez Portas.
1960. Homenaje a los «Caídos». Colección Javier Sánchez Portas.

El 3 de marzo de 1969 se fundó el destacamento de Tráfico de Orihuela, con sede en el mismo cuartel, al mando del sargento José Guirao López.

Moción Institucional Ayuntamiento de Orihuela. 29 de septiembre 2009: El 03 de Marzo de 1969 se fundó el Destacamento de Tráfico de Orihuela, con sede en el mismo Cuartel, al mando del Sargento Don José Guirao López y quedando a sus órdenes 1 cabo primero y 7 guardias segundos.

Destacamento de Tráfico del Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela. 1972. Manuel Albero.

Moción Institucional Ayuntamiento de Orihuela. 29 de septiembre 2009: Hasta 1984 el Cuartel de la Guardia Civil contaba con las competencias en materia de Tráfico, SEPRONA, Intervención de Armas y Seguridad Ciudadana de esta Ciudad. Fue en ese año cuando, al realizarse las demarcaciones en materia de Seguridad Ciudadana, quedó en manos de la Guardia Civil la competencia sobre las Pedanías en lo relativo a esta materia.

Moción Institucional Ayuntamiento de Orihuela. 29 de septiembre 2009: Desde su fundación en 1854 hasta el día de la fecha, el acuartelamiento ha sufrido un incremento importante en su plantilla, contando en la actualidad con un Destacamento de Tráfico al mando del Alférez Don Francisco Javier López Zafido, 2 Sargentos, 6 Cabos y 34 Guardias Civiles.

1960. Homenaje a los «Caídos». Colección Javier Sánchez Portas.

Cabe resaltar también que el Cuartel de Orihuela cuenta a día de hoy (2009) con una Intervención de Armas al mando del Cabo Primero Don Pascual Santacreu Muñoz y con el Servicio de Protección a la Naturaleza (SEPRONA) al mando del Guardia Primero Don Eduardo Flores Herrojo.

Inauguración Cuartel de la Guardia Civil de Orihuela. 1960 Colección Javier Sánchez Portas.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Guardia Civil. Acuarela Mario Gómez Ramón.

Mi agradecimiento a Jesús García Molina, Javier Sánchez Portas y Mario Gómez Ramón.

El terremoto de 1829 en el «Diario Balear».

Primer número del «Diario Balear» 1814.

El terremoto de 1829 en el «Diario Balear».

Como en esta especie de «oriolapedia» que estoy fabricando no podía faltar un artículo sobre el suceso más dramático acaecido en nuestra comarca durante la primera mitad del siglo XIX; aprovecho un afortunado tropiezo para componerlo a través de un diario palmesano que publicó algunos testimonios sobre el terremoto del 21 de marzo de 1829.

El «Diario Balear» se editó en Palma de Mallorca durante la primera mitad del siglo XIX; concretamente entre los años de 1814 y 1836 con varias interrupciones y cambios de nombre motivados por los acontecimientos políticos. Además de información local ofrecía noticias nacionales (como es el caso); y del extranjero.

En los inicios de la prensa periódica, este diario publicó una crónica del terremoto a través de cartas enviadas desde diferente poblaciones. El propio redactor reconocía que el suceso se iría «fijando con más precisión a medida que llegasen noticias».

Mientras tanto presentó «un fiel extracto de varias cartas llegadas de diversos puntos, en que se ha hecho sentir esta desgracia». Reconocía que recopilando y contrastando toda la información contenida en las cartas hubiera podido escribir una narración más ordenada y precisa; pero escogió «la fidelidad de la misma narración y el lenguaje de los corresponsales que la trascriben».

Yo he decidido hacer lo mismo. Lejos de escribir sobre un tema suficientemente estudiado, prefiero ofreceros las primeras impresiones que el escaso público nacional que sabía leer y tenía acceso a la prensa recibió tras aquel horrible suceso sin precedentes.

El día 7 de abril, cuando ya habían pasado dos semanas, el «Diario Balear» publicó la breve noticia de un terremoto sentido en Madrid.

Diario balear. 7 de abril 1829.

El 21 del corriente sobre las seis y 20 minutos de la tarde se sintió en Madrid y otros puntos inmediatos una ligera conmoción a manera de temblor, de tierra, que duró como unos tres segundos. Fue notado por considerable número de personas, y aun en algunas han resultado efectos físicos del movimiento experimentado.

Este acontecimiento ha sido objeto de todas las conversaciones; pero no es fácil aún fijarlo con exactitud, bien sea designándolo como un verdadero temblor de tierra, bien como ráfaga de algún terremoto ocurrido en otra parte, según acaeció cuando otro terremoto asoló a Orán, que se dejó sentir en puntos distantes, aun estando el mar de por medio.

A medida que lleguen noticias de fuera se irá fijando con más precisión el suceso que se refiere y que ha llamado la atención pública.

El 9 de abril ofreció los primeros datos concretos sobre el fenómeno natural que había conmocionado a toda España a través de tres informes.

Dos llegaron de Valencia: uno con información sobre Orihuela y su comarca; el otro redactado por el Ayuntamiento de Almoradí. El tercero, escrito desde Madrid, era más amplio y detallado; con información de la vecina provincia de Murcia.

Diario balear. 9 de abril de 1829.

Valencia, 31 de marzo:

Al anochecer del 21 del corriente comenzaron a sentirse diferentes temblores de tierra en la ciudad de Orihuela y pueblos inmediatos; al segundo sacudimiento fue tal la consternación de todos los habitantes, que cada cual trató solo de salir al campo para libertarse de verse sepultado en vida entre los escombros y ruinas de los edificios; y se cuentan de sus resultas diferentes desgracias.

En Orihuela cayó la Torre del convento de la Trinidad, cogiendo bajo de sus ruinas a un muchacho que se hallaba en ella para hacer el toque de las oraciones; también se arruinó una portada de una casa huerto de sus inmediaciones, que sepultó entre sus escombros a cinco personas; viniéronse abajo todas las casas del Campo Salinas, habiendo perecido casi todos los ganados de labranza.

En Benejúzar en el mismo día y al ponerse el sol, a la violencia de fuertes temblores de tierra se vino abajo toda la población, siendo sepultados entre sus ruinas más de 100 vecinos sobre un gran número de heridos, los más sin esperanza de vida.

De Almoradí se dice que pasarán de 200 los cadáveres; y en el 24, el R. Obispo de Orihuela, que se hallaba en aquel campo, remitió al Gobernador de aquella ciudad sobre 100 heridos, pidiéndole al mismo tiempo le dirigiese algunos víveres, medicamentos y facultativos para auxiliar a los infelices que habían sobrevivido a tan funesta calamidad; y también se facilitaron iguales socorros a Torrevieja y Rafal.

Ilustración del libro titulado «Los terremotos de Orihuela o Henrique y Florentina: Historia Trágica», del escritor Estanislao de Kotska Vayo y Lamarca (1804-1864). Publicado en Valencia el mismo año del suceso. (JM. DAYAS).

Los pueblos de Benijófar, Formentera, Rojales, Guardamar y Torrevieja se asegura que ya no existen; todos desaparecieron y presentan un campo desierto, siendo lo más sensible que en el día 24, en que se dieron estos partes, aún continuaban los temblores; hallándose por lo mismo llenos de ansiedad y consternación los que por fortuna sobrevivieron a tan extraordinario como infausto suceso…

… Que para recibir y hacerse cargo en esta ciudad de las cantidades que para objeto tan laudable se destinen se nombra al Sr. Marqués de Cruilles y al beneficiado de esta santa iglesia catedral D. Francisco Soler.

Y por fin que se eleve a la suprema consideración del Rey N. S. la más respetuosa exposición para que de los fondos de Cruzada, Expolios y Vacantes y demás destinados a objetos de beneficencia, se digne oyéndola benigna expedir sus Soberanas órdenes para que se atienda a los infortunados habitantes de la huerta de Orihuela que tanto han sufrido con los fondos que fueren de su Real agrado.

Valencia, 2 de abril:

El Ayuntamiento de la que fue villa de Almoradí con fecha 28 de marzo próximo pasado comunica al Acuerdo de esta Real Audiencia la mal dada catástrofe que experimentó el 21 de dicho mes, concluyendo con pedir aquellos socorros que la caridad cristiana sabe subministrar a sus prójimos.

Y como nuestra sensibilidad en favor de aquellos desgraciados llegue al más sublime grado, mayormente cuando se trata de que no perezcan los restos de aquella población, nos ha parecido que el mejor modo de excitar la filantropía, es patentizar sus infortunios copiando en extracto dicho parte.

Serían como las seis y cuarto de la tarde cuando a un espantoso temblor de tierra mediando el espacio de unos tres minutos siguió, una sacudida inexplicable con erupción tan violenta de viento que llevó tras sí toda esta población y las innumerables casas de la huerta y campo.

Representación gráfica de la zona afectada por el terremoto de 1829. Ampliación.

El clamor de los moribundos, ayes de los heridos y vocería de los vivos no permitieron en muchas horas a persona alguna pensar ni aun en la conservación de su existencia. La tierra no cesaba de conmoverse, sus movimientos violentos y el espantoso ruido, impedía hasta el uso de la voz.

Y en tal conflicto ni los padres recordaban a los hijos, ni estos conocían a aquellos; las esposas huían de sus maridos, buscando cada cual únicamente la muerte cuando creía haber encontrado su salvación.

Una densa nube de polvo que produjo la caída de la torre y hermosísimo templo principal de esta villa, del convento, iglesia y torre de PP. Mínimos, con toda la población, tenía a todos los que sobrevivieron tan ciegos que nos era imposible ni aun mover los pies; así pasó aquella horrible noche, cuya memoria, si durase en nosotros, hubiese terminado ya nuestra existencia.

Recobrados, si tal voz puede usarse en tan extraordinaria calamidad, se proveyó a extraer a los que todavía vivían, y se continúa sacando cadáveres que con su incorrupción están próximos a infectarnos.

Falto de recursos el Ayuntamiento y sin bastar para tantas obligaciones, ha reunido a los vecinos que le han parecido más a propósito para que le auxilien en sus extraordinarias tareas; y habiendo sido el primer acuerdo dar parte a todas las Autoridades, lo verifica este Ayuntamiento, manifestando a V. E. que el número de muertos que hasta ahora van sepultados es de ciento ochenta; de heridos moribundos, el de ciento treinta; y contusos y estropeados cuasi todos los de la población.

Continuando la tierra aterrándonos con sus temblores y espantoso bramido de modo que, siendo indispensable la demolición absoluta de los trozos de edificios y pedazos de templos que fuera de nivel y sostenidos por las mismas ruinas amenazan de continuo a los trabajadores, se ve el Ayuntamiento privado de recursos, falto de operarios e imposibilitado de ocurrir a la pública salubridad y evitar nuevas víctimas en tan inminente peligro.

El Ayuntamiento, Señor, ha bosquejado en globo el conjunto de sus desgracias tan seguro de que V. E. proveerá a su remedio, que sólo la memoria de que pueden ser aliviados les hace conservar la existencia.

Es superior, Señor, esta catástrofe a cuanto la antigüedad pinta de lamentable y los tiempos presentes, nos han ofrecido en la pasada guerra. El cielo, la tierra, el viento y el agua nos han amenazado a la vez, pues en casi a media legua alrededor de esta población, toda la tierra se halla acribillada con hendiduras, ya grandes, ya pequeñas; las márgenes del río, que no es el menor daño, cuasi destruidas, habiendo vomitado la tierra sus entrañas por más de quinientos puntos. Dios guarde a V. E.

Representación gráfica de la zona afectada por el terremoto de 1829, señalando el grado de destrucción de las distintas poblaciones.

Madrid, 30 de marzo.

TEMBLOR DE TIERRA. El día 21 del corriente, a cosa de las seis y más de 20 minutos de la tarde se sintió en esta corte un temblor de tierra, cuya dirección no pudo determinarse, porque se observaron distintas oscilaciones que  no duraron más que dos o tres segundos y no hubo el más mínimo quebranto en ningún edificio, ni causó alguna desgracia.

No fue así en algunas partes del reino de Murcia y de Valencia, porque a la misma hora, con diferencia de pocos minutos, se sintió el primer movimiento, y mucho más otro segundo a pocos instantes, que ocasionó lamentables estragos, cuyo resumen vamos a dar aunque no pueda garantizarse su exactitud, puesto que los varios relatos que han llegado se escribieron en medio del terror que causaba el horrible fenómeno y las oscilaciones que aún se sucedían, aunque con menos violencia.

En Murcia se manifestó por un ruido espantoso, como el que hacen las piedras arrastradas por encima de otras piedras, que obligó a que las gentes saliesen huyendo y gritando despavoridas; pero no hubo más desgracias que el haber sufrido más o menos los edificios siguientes: la catedral y su torre, convento de Capuchinos, del Carmen, la Merced, Sto. Domingo, palacio episcopal, el puente de piedra y algunas casas de particulares.

Murcia. Puente sobre el Segura en el siglo XIX. Jean Laurent.

Orihuela. En esta ciudad han quedado quebrantados casi todos los edificios públicos; destruida la torre del convento de la Santísima Trinidad, matando a un muchacho e inutilizada la iglesia; abierto un testero de la parroquia de Sta. Justa; ruinosa la elevada torre de S. Agustín.

Cuarteadas gran porción de casas, y viniéndose abajo una portada que sepultó a tres mujeres, un hombre y dos niños, que allí habían pensado guarecerse. El daño ha sido mucho mayor en la huerta de dicha ciudad, en donde apenas quedó casa habitable, cogiendo bajo sus ruinas a bastantes personas e infinitos animales.  

Convento de la Trinidad sin torre. Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas. Detalle.

Torrevieja. En este pueblo no ha quedado en pie ninguna casa y han perecido varias personas entre cuyo número, que no se puede saber aún, se cuentan el cura párroco y sus padres.

Los habitantes debieron mucho a la generosa humanidad de los capitanes de bajeles extranjeros que se hallaban en aquella playa a la carga de sal, quienes viendo desde su bordo la asolación del infeliz pueblo, enviaron al momento a tierra sus lanchas con víveres y vituallas, y en las mismas lanchas se salvaron algunos habitantes.

Almoradí. Según se dice, apenas ha quedado en este pueblo ningún edificio en pie; y los de la huerta, inhabitables todos por ruinosos; corría la voz de haber perecido más de 200 personas, y habido otras muchas estropeadas.

Rafal. Su iglesia parroquial cayó a tierra, y también muchas casas, quedando quebrantadas todas las demás; ha resultado una mujer muerta y muchos estropeados, algunos de ellos sin esperanza de vivir. 

Benejúzar. Su caserío casi arruinado del todo y muerta mucha parte de su vecindario; a la hora en que se daba esta, noticia iban sacados 30 cadáveres y había otros muchos bajo de las ruinas que no podían sacarse porque seguían los temblores. 

Guardamar. Los edificios del pueblo y los de los campos casi todos arruinados, estando para sufrir igual suerte los pocos que quedaban; se habían sacado debajo de las ruinas un hombre y tres mujeres muertos, y unos 20 estropeados.

Formentera. Según cartas recibidas en Orihuela, quedó reducida esta población a un promontorio de piedras sin que se sepa las personas que han perecido.

En la poblaciones de Benijófar, la Majada, los Dolores. S. Fulgencio, la Mata, Cox, la Granja, Torre agüera, Callosa y Rojales han sufrido más o menos; pero se tenían de ellas pocas noticias.

Los infelices habitantes de todos estos pueblos que sobrevivían a catástrofe tan lamentable se hallaban dispersos por los campos sin tener apenas dónde guarecerse ni de qué alimentarse.

Ahora es cuando la humanidad doliente reclama con justo imperio sus derechos; y ahora es cuando los corazones verdaderamente humanos y cristianos ejercerán las virtudes que los caracterizan.

Las autoridades de aquellos desgraciados puntos sabemos que las han ya desplegado con mucha energía, cual lo exige el caso; y el Gobierno está tomando para ello todas las disposiciones convenientes. (D. de V.).

El 17 y el 19 de abril publicó también unas cartas enviadas desde Orihuela y su huerta, desde Murcia, desde Alicante, Almoradí y Guardamar. Cada una aportaba detalles concretos sobre daños sufridos en cada localidad.

Diario balear. 17 de abril 1829.

Orihuela, 31 de marzo.

Aunque ya se hayan comunicado algunos pormenores de las lamentables desgracias producidas por el terremoto del día 21 en esta gobernación; como precisamente se escribieron las noticias en medio del susto que causaban las oscilaciones repetidas hasta el día 27, en que cesaron por la misericordia del Señor, no será inoportuno, aunque se repitan con dolor, aclarar y rectificar algunas, ya que se han recibido de los pueblos partes más exactos y son como sigue, principiando por la capital:

Orihuela. Asolada la torre del convento de la Trinidad enteramente, y quebrantada su iglesia, la parroquia de Sta. Justa, convento de religiosas de S. Juan, y una de las torres de S. Agustín también quebrantadas: 7 personas muertas y 4 heridas.

Montaje con las torres de San Agustín. Orihuela. Foto Ajomalba.

Guardamar: Casas totalmente destruidas 557. Ídem la iglesia, la ermita de Sta. Lucía, la fortaleza donde se hallaba la artillería, los restos de las murallas y castillo, dos hornos, dos molinos harineros, dos almacenes, tres molinos de aceite, y el puente principal del río bastante quebrantado: 4 personas muertas y 25 bestias de labor.

Rafal. Asolado todo el pueblo con su iglesia y aunque quedan algunos edificios en pie están absolutamente quebrantados: gran porción de heridos; muerto 1.

Daya Nueva. Asolado todo el pueblo con su iglesia, de cuyas ruinas se han extraído 8 muertos. Puebla de Rocamora. Asolado todo el pueblo y caseríos de la huerta, habiendo muerto solo 2 bestias.

Vigastro (sic). Asolado con su iglesia, y las casas que quedan en pie quebrantadas.

Granja. Asolada la torre de la iglesia y ésta inutilizada con muchas casas. Formentera. Enteramente asolada con los edificios de su huerta y campo: 8 muertos y 3 gravemente heridos.

Dolores. Un edificio derruido y todos los demás enteramente quebrantados: personas muertas 4.

S. Fulgencio. Asolada la iglesia con muchas casas, y entre ellas la de la administración.

Benejúzar. Enteramente asolada con sus edificios de campo y huerta, habiendo quedado bajo sus ruinas gran parte de sus vecinos, cuyo número no puede saberse en muchos días hasta que puedan irse extrayendo de entre ellas.

S. Felipe Neri. Asoladas algunas casas, e inutilizada su iglesia; en dicha jurisdicción se han abierto 140 bocas, de las cuales ha salido gran porción de agua y arenas de varios colores, causando la novedad de haberse secado los sementeros y demás plantas que ha regado dicha agua.

Almoradí. Asolado enteramente con su iglesia y convento, igualmente todos los edificios de su huerta y campo, y totalmente quebrantado el puente principal del río; resultando hasta el día 180 cadáveres, quedando aún por extraer los que yacen en varias plazas y calles que no han podido descubrirse, a pesar de las incesantes diligencias que se practican, a causa  de las muchas ruinas que sobre sí tienen de los mayores edificios de dicho pueblo: heridos gravemente de los que la mayor parte perecerán, 130: bestias muertas 250.

Rojales. Asolada su iglesia con muchas casas, y abierta en cuatro cascos la torre; resultando 21 personas muertas: ídem gravemente heridos 10: asoladas las casas de su huerta y campo, habiéndose abierto varios respiraderos por los que ha salido arena de color de plomo con un hedor pestífero, que ha secado cuanto ha tenido contacto con ella.

Benijófar. Asolada su iglesia y gran parte de casas, con las de su huerta y campo; quedando quebrantadas las demás.

Torrevieja reconstruida después del terremoto.

La Mata y Torrevieja. Asolados enteramente sin quedar un solo edificio en pie; habiendo quedado bajo sus ruinas un gran número de sus vecinos cuyo detalle no puede darse en muchos días: otra de sus víctimas ha sido el cura párroco, contándose hasta el número de 57 en solo la noche del día 28 del actual.

Algorfa. Asoladas sus casas. En todos los dichos pueblos es incalculable la pérdida de metálico, granos, enseres y demás efectos que se conservaban en sus edificios.

Es admirable la caridad con que han sido conducidos y siguen conduciéndose a esta ciudad los heridos de casi todos los pueblos, y el infatigable celo con que son asistidos en los hospitales.

Murcia 24 de marzo de 1829. La carta siguiente es dirigida por el que la escribe a un hermano suyo, vecino de esta corte y persona respetable.

Grabado de Murcia durante el terremoto de 1829 y la protección de su patrona, la virgen de la Fuensanta. Mi agradecimiento a J. M. Dayas.

En este país anduvo muy funesto el equinoccio. El sábado 21 del corriente a las seis y media de la tarde se sintió un terremoto regular; pocos instantes después ocurrió otro, de cuya duración y fuerza no ha habido ejemplar en esta tierra, y empezó a percibirse oyéndose a la par un ruido semejante al que produce sobre un empedrado un carruaje cuando se espantan y escapan las caballerías que lo arrastran, o como si se rompiesen cañas a millares.

Todas las gentes se salieron a las calles despavoridas y gritando; al medio cuarto de hora repitió otro bastante grande; pocos instantes después otros tres pequeños; a poco otro grande; en el discurso de la noche y madrugada otros varios; unos individuos que venían en carruaje de Espinardo a Murcia dicen que vieron en el acto del terremoto grande una llama de fuego de muy larga extensión hacia la parte del levante.

En esta ciudad han padecido muchas iglesias, y más que otra la catedral en su torre, portada y media naranja de la capilla de la Concepción, que está junto a la parte interior de la misma. La enfermería del convento de capuchinos se ha arruinado y el convento se ha abierto en varios puntos del edificio; un ojo del puente se ha resentido, y de uno de los nichos que hay en él se desprendió un pedazo de cornisa, que quebró un muslo a un hombre que pasaba.

Las torres del Carmen calzado han quedado inclinadas la una hacia la otra; son muchísimas las casas que han padecido quebranto, entre otras la del Ilmo. Sr. Obispo; muchas se han abierto íntegramente de poniente a levante, que es la dirección que se ha observado en los terremotos.

Murcia. Catedral.

En los Garres se han asolado algunas casas, pereciendo algunas gentes, y una de las sierras que hay sobre dicha población se ha corrido. Cerca de la parroquia de S. Nicolás una joven que estaba en un balcón, sorprendida y llevada de la idea de que su casa estaba ruinosa, se tiró del balcón a la calle, y parece que la infeliz está reventada y que morirá. Poco más de esto es lo que puede decirse con respecto a esta ciudad, en la que todos los días siguen sintiéndose terremotos, aunque pequeños.

Corren tristes noticias de Cartagena: dicen que se han arruinado varias casas del barrio de la Serreta. El apoderado del Sr. duque de S. Fernando dice que una balsa que estaba casi acabada de hacer en el campo y la casa contigua a ella desaparecieron sin saberse cómo, a presencia de los trabajadores que acababan de dar de mano al trabajo de aquel día.

De Orihuela se cuentan también cosas muy tristes, y se habla además de la ruina de algunos edificios, del resentimiento de otros, y de varias desgracias de las que no se tienen aún noticias enteramente seguras.

La iglesia de la villa del Rafal se ha asolado con una infinidad de casas, siendo a proporción los accidentes funestos.

En Almoradí, según carta segura, iban ya sacados de entre las ruinas un número considerable de cadáveres. De los pueblos de la Majada y otros inmediatos se cuentan calamidades.

En Dolores se abrió un costado del granero de la administración de la fundación del cardenal Belluga; la fuerza del terremoto hizo salir por la abertura como tres o cuatro cahíces de trigo, y en seguida se cerró la quiebra de tal manera, que ni aún se conoce el sitio donde se hizo.

Guardamar ya no existe. Solo dos molinos de viento han quedado en pie. Todo se ha hundido, y ni rastro queda de lo que había en donde se ha verificado el hundimiento.

Como anoche después de oscurecer en poco rato se sintieron cinco o seis terremotos seguidos, hubo gran confusión; muchas gentes tomaron un colchón y una almohada y se fueron a las huertas; otras han pasado la noche en los patios o descubiertos de sus casas, y otras en las plazas o a la inclemencia, o dentro de carruajes.

Guardamar a finales del siglo XIX. Universidad de Alicante.

Otra carta fechada en la huerta de Orihuela, y dirigida al Excmo. Señor conde de … con fecha del 24:

Esta carta, si no me equivoco, iba destinada al Conde de Pinohermoso. Por algún motivo se ocultó con puntos suspensivos.

El sábado 21, estando trabajando en el palacio de Benejúzar, se sintió a las seis y media de la tarde un fuerte terremoto; y creídos que no sería nada permanecimos; pero a poco rato dio otro tan terrible, que S… el escribiente y yo echamos a correr; pero como el terremoto estaba en su fuerza no podíamos andar, y paredes, escalera y todo estaba abierto.

Quiso Dios que saliéramos chocando con la muerte, y mientras salíamos, cayó la iglesia, la torre, toda la volada de palacio y mi cuarto; y han quedado en las ruinas mi capa, cama y cuanto tenía. El puente y la tierra está todo abierto, y yo puedo asegurar a V. E. que vivo milagrosamente.

En Benejúzar van sacados 46 muertos de las ruinas, y los heridos no tienen número. En ésta ha habido sólo cinco muertos, y los edificios han padecido poco. Los terremotos siguen. Las casas de las haciendas me dicen están destruidas; de modo que es necesario su reedificación, de cuyo estado iré avisando a V. E. luego que el Señor nos libre de este azote.

Algunos bancales de Benejúzar están llenos de tarquín y arena, sin saber de dónde ha venido. En ésta las autoridades, comunidades y toda la gente han salido a la huerta: estamos consternados.

De Orihuela se dan igualmente más pormenores en la carta siguiente:

El 21 del corriente, a las seis y media de la tarde, se experimentó en esta ciudad, la de Murcia y demás pueblos de esta comarca, un terrible temblor de tierra, que causo el mayor terror; y luego repitió otro que ocasionó la destrucción de iglesias, casas, y otros edificios, quedando sepultadas en sus ruinas un número considerable de personas y de todas clases de animales.

Se ha caído la torre del convento de la Trinidad, habiéndose quebrantado mucho las torres de San Agustín, que amenazan ruina; y lo propio sucedió en el convento de religiosas de S. Juan, y otras muchas casas tanto en la ciudad como en los campos.

En Torrevieja y la Mata quedó todo reducido a escombros. En el mar no se experimentó alteración, pero sí en las salinas, que parece se arrojó de ellas toda el agua que había depositada en las dos lagunas. Entre los muertos lo fue el señor cura párroco y sus padres.

En Guardamar cayeron a tierra la mitad de las casas, y se acabó de arruinar la iglesia y la fortaleza habiendo muerto muchas personas, cuyo número se ignora hasta ahora.

En Formentera también han muerto muchos. En Cox, la Granja, Callosa, Rojales y demás pueblos de la huerta los edificios también se han quebrantado; aunque en estos pueblos las desgracias han sido pocas.

En el campo de Salinas, entre Orihuela y Torrevieja, han caído así mismo muchas casas y ocasionado graves estragos. Continúan los terremotos; pero son más benignos.

P. D. Después de escrito lo antecedente me aseguran que en esta última noche acaba de desaparecer el pueblo de S. Fulgencio, que aún no había sufrido quebranto alguno.

Carta de 24 de marzo fechada en Murcia.

Murcia. Puente de los Peligros. Fotografía Loty. Ministerio de Cultura.

La tarde del 21 a las seis y media sentimos un terremoto que duró un segundo con bastante estrépito; repitió el segundo a los dos minutos, que aseguran duraría de cuatro a seis segundos.

Los efectos del segundo terremoto fueron: desnivelarse la vieja torre de convento de la Merced, cayendo una gran piedra de la portada. Formaron los edificios, que se inclinaron hacia saliente, ángulos de 40 o más grados.

En San Juan cayó también un pedazo de cornisa como de palmo y medio cúbico. En capuchinos saltaron todas las tejas de la iglesia y la librería a la calle. Anoche se mandó desmontar la portada principal de la catedral, cuyo remate a medio círculo se desconchó casi todo y se abrieron dos líneas espirales considerables.

La antiquísima y preciosa capilla de los Vélez ha padecido bastantes daños y se tratan de reparar; la media naranja del trascoro y el pavimento de la catedral han sufrido mucho; pero no amenazan inminente riesgo.

El tercer cuerpo del coloso o giralda murciana se halla en igual caso; pero dicen algunos que no hay cuidado, pues no es más que desquiciada la linterna; con todo, ayer se debió repicar y se suspendió.

Los dos nichos del puente han quedada ruinosos, tanto, que un centinela impide que nadie se aproxime. De ellos cayeron algunas piedras grandes.

Los terremotos continúan muy leves, aunque menudos. Beniaján, Torreagüera y Algeciras (sic) han quedado sin iglesia; y varias casas se han hundido ocasionando desgracias. Ya va de tercera vez que tomo y dejo la pluma porque me da perlesía.

Diario balear. 19 de abril 1829.

Con fechas posteriores al 24 de marzo tenemos otras varias cartas de las que extractamos las notas siguientes. Huerta del que fue Almoradí, 26 de marzo:

Del temblor del 21 ha resultado definitivamente haber desaparecido este pueblo. Solo quedan cinco casas quebrantadas sin reducirse a escombros. Se llevan sacados 157 cadáveres de entre las ruinas, y no restarán menos de 80, a quienes se trata de dar sepultura. También han perecido bastantes caballerías; pero hasta ahora no puedo especificar el número.

En otra carta de Guardamar del 27 se dice:

De resultas del terremoto del 21 han sido arruinados los pueblos de Almoradí, Benejúzar, Formentera, Torrevieja, Rojales y este pueblo. Han perecido en el primero más de 200 personas, en el segundo más de 100, en el tercero nueve, en el cuarto sobre 50, en el quinto sobre 21, y en este cuatro; todo esto prescindiendo de los muchos heridos y estropeados.

Si tarda la explosión media hora más perecían indudablemente más de 40 habitantes, pues ya se hubieran hallado en sus respectivos domicilios. Todos habitamos barracas en los campos, porque todavía siguen algunos sacudimientos.

De Alicante con fecha del 27 de marzo se remite así mismo a la redacción de este periódico la siguiente carta.

Señor redactor: El sábado 21 de marzo, se sintió en esta ciudad un fuerte terremoto a eso de las seis y media de la tarde; su dirección de este a oeste tuvo tres oscilaciones, y lo que es aquí no ha causada tan grandes estragos como en las inmediaciones.

Según las noticias que recibimos ha llegado el terremoto hasta Valencia, Cartagena y Albacete. Cuando cesen los sacudimientos pasaré a la huerta de Orihuela y remitiré  a vdm. notas bien circunstanciadas de todo.

En toda ella se han abierto grietas por donde aseguran que sale un agua negra y pestífera que tiene mucho de azufre y carbón; igualmente se ha abierto en Almoradí un pequeño volcán que arroja piedras parecidas a la lava del Vesubio.

No hay palabras que sean suficientes para encarecer el celo y piedad cristiana del Sr. Obispo de Orihuela, que está en Almoradí socorriendo con una generosidad sin término a aquellos infelices sepultados en las ruinas de sus casas.

Los barcos suecos fondeados en Torrevieja han conducido aquí a un gran número de heridos después de haber repartido todos sus víveres a los desgraciados acampados vecinos de aquella población. Mientras le remito nuevos datos queda de vmd. afma., apasionada y suscriptora de su periódico— M. R.».

Hasta aquí las cartas. Si lo que buscáis son datos concretos y unificados. Mejor consultar el informe que confeccionó Agustín de Larramendi, ingeniero de caminos comisionado por el Estado para el informe oficial; que fue el que pasó a la historia…

Memoria y relación circunstanciada del Terremoto del 21 de marzo de 1829. Larramendi (1829). Edición Faccsimil de mi propiedad.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Dos versiones de la Nueva relación, trágico y lastimoso romance en el que se declaran los acontecimientos, destrucción y estragos ocurridos el día 21 de marzo del presente 1829 en la ciudad de Orihuela y sus inmediaciones. Con licencia en Salamanca y reimpreso en Valladolid. Archivo Municipal Ayuntamiento de Burgos. Legado Cantón Salazar. Gentileza de Javier Calvo. Archivo Municipal Ayuntamiento de Murcia. JM. Dayas.