Archivo de la categoría: Memoria oriolana de Posguerra

Campo de Trabajo de San Miguel.

Excepcional fotografía realizada por el Ejercito del Aire en 1935. Archivo Cánovas Seiquer.

El Campo de Trabajo de San Miguel.

En diciembre de 1936, dentro de las reformas acometidas por el ministro de Justicia, Joan García Oliver, se reguló la creación de los Campos de Trabajo con el lema: “Trabaja y no pierdas la esperanza”. De esta forma, un anarquista clausuraba las arbitrarias cárceles regidas por los comités locales del Frente Popular; como la del Colegio Jesús María en Orihuela. 

El primero de estos centros se estableció en Totana (Murcia) en abril de 1937. El Campo de Trabajo oriolano comenzó a gestarse en febrero de ese mismo año, cuando el alcalde Francisco Oltra, recibió la visita del director general de Prisiones en busca de un edificio para instalar un penal. Vicente Sol Sánchez, ex gobernador civil de Sevilla y natural de Crevillente, quedó admirado por las condiciones que ofrecía el Seminario Diocesano como centro penitenciario.

Colección Javier Sánchez Portas.

Sin más dilación, el Consistorio aprobó los presupuestos para variar el trazado y rasante de su rampa de acceso; y solicitó el envió de fondos por parte del Ministerio de Hacienda que ya había ofrecido una importante suma como compensación a los cuatro millones de pesetas que Orihuela había entregado a dicho organismo en oro, plata y valores incautados a las congregaciones religiosas de la ciudad.

Mayo de 1937. Construcción rampa de acceso al Seminario ocupando la Plaza de Caturla. AMO

La mañana del 16 de julio de 1937 los doscientos primeros presos subieron la empinada cuesta del que se llamó Campo de Trabajo de San Miguel. Al principio tuvieron que acondicionar y rehabilitar el viejo edificio del Seminario. Disponemos de un informe realizado por un alemán en nombre de la Cruz Roja Internacional en agosto de ese mismo año. El anónimo inspector examinó el campo recién abierto; y desde Valencia redactó el documento en francés. Me he permitido traducirlo.

Mi agradecimiento a Manuel José Aliaga,

Valencia, 23 de agosto de 1937. Campo de Trabajo de Orihuela. Visita el 10 de agosto de 1937. A las 17 horas. Por un camino estrecho, zigzagueante en la ladera, accedemos a un viejo convento construido sobre un bloque de roca desde donde disfrutamos de una vista magnífica sobre toda la región de Murcia. El convento hoy transformado en prisión es un inmenso edificio a punto de caer en ruinas. Sin puertas ni ventanas. Su parte sur completamente en desuso, dado su avanzado estado de degradación. Los prisioneros se amontonan en la parte norte.

732 prisioneros, incluyendo: 1 dentista (condenado a dos años); alrededor de: 10 médicos; alrededor de: 100 contables; alrededor de: 50 abogados. Casi todos los detenidos son de profesiones liberales. De estos 732 prisioneros, solo 50 están condenados a menos de 30 años de prisión.

Horario: 7,00 h. Diana; 7,30 h. Desayuno; 8,00 h. Trabajo hasta las 12,00 h.; 12,30 h. Comida y descanso hasta; 14,45 h. Trabajo hasta las 19,00 h.; 19,30 h. Cena; 22,00 h. Se apagan las luces.

Los hombres comprendidos entre los 18 y los 45 años (excepto los enfermos) trabajan plenamente. Trabajo atenuado para los hombres entre 45 y 50 años. Para prisioneros mayores (alrededor de 12) trabajos ocasionales. Las visitas están autorizadas los domingos solamente. La comida se puede traer 3 veces por semana. Los prisioneros están literalmente aparcados en largos pasillos, los colchones apretados unos contra otros. Durante el día enrollados; extendidos llenan completamente el ancho del pasillo. Las familias pueden proporcionarles mantas.

Los detenidos ocupan algunas habitaciones todavía en proceso de transformación. Todo el edificio está también en reparación; instalamos duchas, lavabos; las habitaciones están todas repintadas y renovadas. Hermosa enfermería en preparación: espacioso, claro, bien ventilado. Calculo que dentro de dos meses los trabajos principales estarán terminados y los prisioneros podrán ocupar las partes norte y sur. Por el momento trabajamos intensamente en la renovación de este edificio para asegurar lo más pronto posible una apariencia de comodidad. En el interior del edificio, dos patios cuadrados bastante espaciosos. Frente al monasterio, una espacio amplio que sirve como lugar de recreo y comedor.

Patio del Seminario. Colección Tejuelo.

Durante mi visita, todos los detenidos (cabellos cortos, pantalones grises, camisa kaki) fueron reunidos en el patio. Hablé con algunos y se quejaron del trabajo agotador, sobre todo para personas que no están acostumbradas a ese tipo de trabajo; y sobre todo de la comida insuficiente “justa para no morir”. La leche es completamente desconocida. Por la tarde, un grupo de trabajo dirigido por soldados armados desciende al pueblo de Orihuela y se encarga de las compras de alimentos.

El director de este campo de trabajo es un hombre activo, inteligente, habiendo trabajado como director en otras varias prisiones. En resumen, no tenemos la impresión de una disciplina de hierro; más bien una apariencia de “dejar ir”. Definitivamente y bajo circunstancias excepcionales, un trabajo de remodelación en curso. Si los detenidos están hoy en malas condiciones, podemos asegurar que, de aquí a dos meses, este establecimiento será uno de los más modernos de la zona leal. Cuenta cumplida. (Nuestra ficha: G. 546 PNC/val.). Quien declaró ser el único alemán en este campo.

Archivo Cánovas Seiquer.

El citado director era Manuel Díaz Duque; utilizando palabras de posguerra: “hombre de nobles sentimientos, caballeroso, que tenía simpatías por el salvador Movimiento Nacional”. El subdirector y administrador se llamaba Virgilio Fuentes Alonso; otro “católico muy reservado que se mostró firme entusiasta del triunfo de las tropas Nacionales y su Caudillo y condenó los crímenes y destrucción marxistas”. Los presos conocían las preferencias de Díaz Duque y de sus colaboradores y no dudaron en involucrarlos en todos los planes conspiratorios contra la República.

No hubo preso que no tuviera madrina, ni familia acomodada que no hubiese tomado a su cargo uno por lo menos”. “Las cestas con provisiones y golosinas no faltaban nunca en la puerta del penal, y gracias a esta generosa y caritativa actitud de la mujer de esta tierra fue llevadera la situación de los reclusos. Además se organizó un servicio de alojamiento de las familias que venían a visitarlos”.

“Ayudó mucho a esta piadosa obra la inteligente y hábil conducta del jefe del penal, que secundó maravillosamente aquella labor sin despertar las sospechas de los dirigentes rojos”. “Don Manuel Díaz Duque, que así se llamaba este funcionario, estaba en trato continuo conmigo, descubriéndome sus pensamientos y secundándome con toda lealtad e interés, sirviendo a la causa nacional con gran sacrificio y eficacia”. “No dejaba de acudir un rosario de gentes cargadas de cestas y paquetes que formaba como un sendero de hormigas por las rampas que conducen al Seminario”.

Las citas anteriores pertenecen al libro «De mi vida: hombres y libros», del oriolano José Martínez Arenas, publicado en Valencia en 1963.

Las madrinas estaban organizadas, como en el resto de España, en torno a «Socorro Blanco”, entidad nacida en enero de 1933, en el seno de la Comunión Tradicionalista. Esta organización estructurada a nivel local, contaba con numerosas mujeres que, en memoria de la reina carlista, Margarita de Borbón, adoptaron el nombre de «Margaritas».

Concebido inicialmente como medio de ayuda entre carlistas, durante la Guerra Civil apoyaron económicamente y escondieron a derechistas, religiosos y otros perseguidos por el Frente Popular. También prestaron apoyo a los presos y a sus familias, trabajando en la clandestinidad mediante grupos aislados apoyados y financiados en secreto por los propios vecinos y simpatizantes.

Enero de 1933: Del enemigo el consejo, suele decirse; y efectivamente del enemigo tenemos que aprender muchas cosas los que militamos en el campo de las derechas. Los prisioneros comunistas cuentan con una organización económica mediante la cual recaudan lo que llaman «socorro rojo». Tomando lección del ejemplo de nuestros contrarios en ideologías, se ha determinado hacer permanente esta cuestación en favor de los nuestros perseguidos, fundando esta comisión recaudadora con el nombre de «socorro blanco», en contraposición del «socorro rojo» que los comunistas y sindicalistas tienen admirablemente organizado.

La delegada de dicha organización en Orihuela fue María Bautista Pérez de Torres, quien construyó un elaborado refugio en el Paseo tapiando dos habitaciones con una entrada camuflada y con salida a una vivienda contigua. Como nota anecdótica, yo nací en esa casa veinticinco años después de terminar la guerra.

Refectorio del Seminario. Colección Javier Sánchez Portas.

Martínez Arenas afirma también que el comportamiento de Díaz Duque no despertaba sospechas entre las autoridades; pero las denuncias por trato de favor a los reclusos fueron numerosas y el gobernador llegó a encargar un informe que fue realizado por la Comisaría de Inspección y Vigilancia.  El documento que el inspector Perfecto Palacios (otro que luego cambió de bando) dirigió al alcalde es muy revelador. Os transcribo un resumen y dejo el original en el anexo documental.

“La mayoría de los reclusos ostentan de forma provocativa medallas, escapularios y santocristos. Esta misma tarde se han contado más de cien”.“Hay un preso condenado a catorce años que baja diariamente al pueblo sin ninguna vigilancia y hasta hace unos días ha sido el que guardaba el cuarto de armas, teniendo en su poder una llave de dicha dependencia”. “A la hora del rancho, unos reclusos comentaban: El día que triunfen los nuestros, algunos se van a comer el correaje y las barrigas”. “La mayoría de los reclusos tienen navajas en su poder y el régimen de prisiones no se cumple ni por asomo, hay vigilantes que bajan con los reclusos y ofrecen a estos copas de coñac”.

“El médico destinado por la Dirección para el establecimiento, sólo ha subido el día que tomó posesión, haciendo sus servicios un médico recluso que tiene habitaciones particulares y un ordenanza”. “Los reclusos echan directamente en el buzón de correos sin pasar por la censura”. “Los reclusos se vanaglorian diciendo a los empleados que preparen bien el penal pues va a servir para los rojos”. “Al comunicar al director estos desmanes, contesta que no hay que hacer caso, que había Orden Ministerial de tratarles con toda consideración y respeto”.

En octubre de 1937, ante las repetidas quejas, la Inspección Provincial de Prisiones inició un expediente para depurar las supuestas irregularidades en el Campo de San Miguel. A consecuencia del mismo, el funcionario Santiago López Fernández fue trasladado a la Prisión de Jaén pretextando una lesión cardíaca que le dificultaba el ascenso por la empinada cuesta de la de Orihuela.  Lo cierto es que la Alcaldía se había quejado de su comportamiento ofendiendo a un guardia municipal.

Inspección Provincial de Prisiones. Aclaración. En el número 78 de «Nuestra Bandera» correspondiente al día 6 de octubre apareció un suelto en el que con referencia a las diligencias que se vienen practicando en el Campo de Trabajo de Orihuela, para depurar supuestas irregularidades, se aludía a determinaciones adoptadas con algún funcionario y se establecía el supuesto de que todas estas diligencian dieran por resudado que “la cuerda se rompiera por lo más delgado”. Por si esta alusión, como parece, hace referencia al traslado del vigilante de dicho Campo de Trabajo, don Santiago López Fernández, a la Prisión Jaén es de justicia consignar que, si se ha procedido al traslado del referido funcionario es porque en la Dirección General de Prisiones existe instancia del interesado de fecha 25 de Agosto último, solicitando traslado a otro establecimiento fundándose en que una lesión cardíaca le molesta para prestar servicio en el Campo de Trabajo de Orihuela establecido en un lugar muy alto al que hay que llegar a pie subiendo una pronunciada cuesta.

Y también porque la Alcaldía de Orihuela, en fecha 17 de septiembre último, informó de que el citado funcionario “se inmiscuyó en asuntos de índole municipal que a él no interesaban, llegando incluso a ofender a un guardia municipal a las órdenes de dicha alcaldía”. Al recibirse esta denuncia en la Dirección General de Prisiones, y teniendo en cuenta la petición de traslado del interesado, hechos ambos acaecidos con anterioridad a la iniciación de expediente en el Campo de Trabajo de Orihuela, se consideró conveniente destinar a Don Santiago López Fernández a la Prisión de Jaén, donde sus servicios, por razones especiales del momento podían ser de utilidad. En la Dirección General de Prisiones no se tenía como es natural, ninguna noticia de que el citado funcionario Don Santiago López Fernández estuviese relacionado con el expediente que se instruye respecto al régimen del Campo de Trabajo de Orihuela pues, como queda dicho, el traslado se debe a hechos anteriores a este expediente. Alicante, 15 de Octubre de 1937.

Vigilantes del Campo Izquierda Republicana.

A comienzos de 1938 el Partido Comunista redactó un informe denunciando que tan sólo tres vigilantes custodiaban a 1.400 reclusos; estando incapacitados para efectuar cacheos, formaciones y cualquier otro acto disciplinario con el agravante de que en el locutorio, al carecer de reja metálica, los presos podían sacar las manos entre los barrotes recibiendo todo tipo de objetos de los visitantes.

Vigilantes del Campo Partido Comunista.

Tampoco encontraban dificultades los presos para celebrar misas; teniendo en cuenta que el director convivía con sus hijos y un sobrino a los que daba clase un fraile recluso conocido como el padre Demetrio. Era tal la familiaridad con los “fascistas”, que el día de su santo acudieron a felicitarle en grupos de cinco en cinco, recibiendo cigarros “Farias” y cajetillas de tabaco.

En contestación a su escrito interesando informe de la conducta político social del empleado de prisiones MANUEL DÍAZ DUQUE, he de manifestarle que durante su permanencia en el Campo de Trabajo de esta ciudad observó buena conducta con los detenidos; oían misa todos los días, cosa que consentía y veía con sumo gusto. También les facilitó armas a los detenidos por si les eran necesarias en los últimos momentos, todo ello durante la época roja. Es persona completamente afecta a la Causa Nacional. Dios guarde a Vd. Muchos años. Orihuela 13 de enero de 1940.

Seminario. Colección Tejuelo.

En la primavera de 1938 el director Díaz Duque dio un paso más involucrándose directamente en “la quinta columna” (este término nació cuando el general Mola enumeraba las fuerzas disponibles para asediar Madrid. A las cuatro columnas que hacia allí se dirigían añadió una quinta formada por los simpatizantes al alzamiento que desde dentro de la capital trabajaban para ellos en la clandestinidad). El dirigente falangista José Mallol, detalló en sus memorias cómo negoció con el director para unirlo al complot que acabaría tomando la ciudad de Orihuela para las tropas de Franco.

“Le pido audiencia al director y cuando voy a verle, le hablo sin tapujos: Se quien es usted y como piensa, el hombre es hijo de las circunstancias y éstas le han traído a usted aquí. Le comunico lo que se está preparando en la calle, a la espera de que las fuerzas nacionales lleguen al Mediterráneo. Quisiera que con la misma franqueza con la que yo le he hablado, me contestase.  ¿Qué actitud será la suya si esto llega a producirse? ¿Estaría Vd. con nosotros? o ¿querrá tratar de capear el temporal para jugar a cartas descubiertas?, tenga en cuenta que aquí somos un millar de hombres desesperados y es muy peligroso querer jugar con nosotros. Le ruego me mande llamar para comunicarme cual es su actitud y si es afirmativa como espero, ponernos a trabajar de inmediato en la empresa, que ha de anticipar el fin de la guerra. 

Tres días después, me llama el director, dice que está con nosotros y que cuando llegue el momento, ya dará instrucciones. Le dije que, o yo no me había sabido expresar o él no me había entendido. Si lo que esperamos se produce, el que daría las órdenes sería yo y Vd. hará que se cumplan. Yo represento aquí a la Falange y como jefe de ella actúo y no me es posible admitir, ya que mi organización no toleraría, ninguna autoridad superior a la mía. Mientras estemos en el interior del edificio, Vd. aparentará ante los reclusos ser la máxima autoridad; pero no será así, si hay que actuar yo asumiré el mando. Nos dimos la mano como caballeros y acto seguido, le dí instrucciones”.

Suministros 1938 AMO.

En Orihuela, una de las ciudades con más solera carlista de España, la Comunión Tradicionalista no aceptó fácilmente el decreto de unificación con Falange Española dictado por Franco. 

Ángel García Rogel y Juan Villaescusa, como miembros más destacados del carlismo local, mantuvieron el liderazgo sobre los presos “requetés”, aceptando que el dirigente falangista José Mallol, jefe provincial de Falange en la clandestinidad y por lo tanto elemento de mayor rango, asumiese el mando. 

Trasladado Mallol a Valencia, no es de extrañar que Ramón Pérez, afirmara que en el Penal de San Miguel, “don Ángel García Rogel, mandaba más que el director de la cárcel.”

Estudiando el resto de los informes políticos redactados tras la “liberación”comprobamos que los oficiales de prisiones y maestros profesionales destinados en San Miguel eran abiertamente afectos al caudillo; y no ocultaban su simpatía y adhesión al “Glorioso Movimiento Nacional”. Hasta el punto que uno de ellos se consideraba tan fascista como el que más; y otro, antes de la guerra había pertenecido a la Comunión Tradicionalista de Cartagena. Os he dejado unos cuantos informes sobre el comportamiento de todos los funcionarios en el apartado documental.

La conducta demostrada por los funcionarios con los cautivos, fue calificada de “intachable y caballerosa, demostrando un trato de bondad, simpatía y benevolencia”. Se preocupaban de la alimentación hasta el punto de que en agosto de 1938, el concejal Ambrosio Durá, pidió a la dirección del Campo de Trabajo que ocultase el reparto de pan entre los reclusos ante la carencia del mismo para la población local. También les dejaban celebrar misas y recibían información puntual a través de prensa y radio. Los jueves y los domingos eran días de comunicación y los cautivos, recibían las visitas de sus familiares o de las “madrinas” de Socorro Blanco. 

Pongo en conocimiento que anoche se presentó en esta inspección Emilio Sempere Cabrero, el que denunció al cabo Casanova que, en San Miguel, en la 3ª ventana del último piso de la derecha, ha visto que hacen señas con las luces en sistema Morse, y que tiene interés en que se vigile. El denunciante habita en el Hospital de Sangre de esta ciudad. Salud y República.  

Los encargados de los talleres no obligaban a trabajar a los presos más de lo que querían. El maestro zapatero del Campo pertenecía al Partido Comunista y se las arreglaba para informarles de los acuerdos que tomaba dicho partido. Sólo hemos encontrado un par de informes negativos; como el de un maestro carpintero al que acusaban por “amonestar severamente a los presos por cosas insignificantes y hacerles realizar trabajos fuera del penal que luego cobraba él”.

La actitud de los dirigentes del campo fue premiada por los vencedores al acabar la contienda. En abril de 1939, el director, Manuel Luque, fue nombrado inspector central de Prisiones y ocho meses después, inspector de Prisiones de Canarias. El subdirector, Virgilio Fuentes Alonso, emprendió una exitosa carrera que comenzó en el Campo de Totana, manteniendo su rango. Al cerrar éste en 1943, pasó al Penal de Chichilla y en 1958 dirigía la Cárcel de Mujeres de Valencia.

A partir de abril de 1939 el penal se llenó de presos del otro bando; como el propio Miguel Hernández. Dos años sirvió como cárcel franquista. Los condenados, según reza en otro informe que encontraréis en el anexo, salieron el 20 de junio de 1941 con destino a Formentera (Baleares) y al Reformatorio de Adultos de Alicante. Los pendientes de sentencia marcharon a la Prisión Fábrica número 2 de Elche. El seminario oriolano volvió a su función original y fue rehabilitado por el arquitecto Serrano Peral entre los años 1946 y 1951.

El seminario antes de la rehabilitación. Colección Esteban Sanmartín.

Antonio José Mazón Albarracín. Basado en el libro “La II República y la Guerra Civil en Orihuela, Vistas desde el Puente de Rusia».

Anexo documental. Archivo Municipal de Orihuela:

Informe «cárceles rojas»
Listado presos nacionales 1937/1939
Listado Listado presos nacionales 1937/1939
Listado presos nacionales 1937/1939
Listado presos nacionales 1937/1939
Informe del inspector Perfecto Palacios.
Informes Funcionarios de prisiones.
Informes Funcionarios de prisiones.
Informes Funcionarios de prisiones.
Informes Funcionarios de prisiones.
Informes Funcionarios de prisiones.
Informes Funcionarios de prisiones.
Informes Funcionarios de prisiones.
Interrogatorios a las visitantes con suministros.
Interrogatorios a las visitantes con suministros.
Expulsión de los familiares de presos.
Información sobre el cierre del penal franquista en 1941.

Los falangistas de la Vega Baja. La “Invasión de Alicante”.

Los falangistas de la Vega Baja. La “Invasión de Alicante”.

Desde que en 1935 estableciera su delegación provincial y primer núcleo alicantino en Callosa de Segura, la relación de la Vega Baja con Falange Española fue muy especial.

Al acto de fundación, en el Cine Imperial, asistió el propio José Antonio Primo de Rivera arropando al jefe provincial José María Maciá Rives “el Pollo”, conocido industrial callosino del ramo del cáñamo.

Pronto, el partido se fue extendiendo por toda la Vega, con sedes en Orihuela, Rafal, Bigastro, Redován, Almoradí, Cox, Rojales, San Fulgencio, Torrevieja, etc.

Falange Orihuela. Archivo Municipal de Orihuela.

La junta local oriolana estaba liderada por Juan Bellod Salmerón y Antonio Piniés Roca de Togores, Barón de la Linde, quién alcanzó la jefatura.

Estos grupos locales celebraban reuniones periódicas donde recibían doctrina y entrenamiento físico para la futura lucha armada.

A pesar de su escasa repercusión y de no obtener ni un diputado en la provincia de Alicante, los falangistas se hicieron notar a base de parafernalia, fervoroso discurso y sobre todo, de acciones violentas perpetradas antes del alzamiento militar.

En las ciudades, la victoria del Frente Popular espoleó a numerosos militantes de “Acción Popular” y de la Derecha Regional y Agraria para enfundarse la camisa azul y lanzarse a hostigar a socialistas, comunistas y anarquistas en una estrategia provocadora claramente planificada.

Pero la mayoría de los falangistas reclutados en las partidas rurales, al menos los de la Vega Baja, se enrolaron con otras motivaciones.

Durante la campaña de febrero de 1936, la derecha convenció a su electorado de que la victoria frentepopulista traería la revolución y el comunismo, destruyendo la familia y la religión católica, fundamentos básicos de la sociedad rural.

Perdidas las elecciones, Falange Española fue la reacción al fracaso de los políticos conservadores y a la amenaza del movimiento obrero; atrayendo a jóvenes arrendatarios seducidos por las promesas de los terratenientes y dispuestos a defender la propiedad de la tierra que cultivaban, aunque no fuese suya.

Archivo Municipal de Orihuela.

En 1933, José Antonio Primo de Rivera, había conseguido un acta de diputado por Cádiz, a través de una candidatura monárquica, denominada Unión Agraria y Ciudadana.

Al no revalidar su escaño en las elecciones de 1936, perdió la inmunidad parlamentaria y fue detenido el 14 de marzo.

José Antonio Primo de Rivera.

El 5 junio, llegó de Madrid a la prisión de Alicante. Con él permanecían recluidos su hermano y varios dirigentes de Falange, entre ellos, el citado jefe provincial José María Maciá.

El traslado de Primo de Rivera, probablemente alargó su vida unos meses; de otro modo habría muerto casi con seguridad en una de las sacas efectuadas en la capital.

Sin ir más lejos, su abogado defensor, el famoso político Melquíades Álvarez, fue asesinado el 23 de agosto en el asalto que las milicias efectuaron a la Cárcel Modelo.

Durante la primavera de 1936,  el Gobierno clausuró las sedes de Falange Española; cerró sus periódicos y detuvo a sus dirigentes pasando el partido a la clandestinidad.

Pero eso no fue obstáculo para que cientos de jóvenes de la Vega Baja abrazaran la causa de Primo de Rivera.

Teniendo en cuenta la conservadora mentalidad rural basada en la propiedad y en los conceptos de religión y orden inoculados por los sindicatos católico-agrarios, no es de extrañar que la comarca del Segura fuese presa fácil de la grandilocuente oratoria patriótica que ofrecía el movimiento nacional-sindicalista.

En Orihuela, dos falangistas destacaron notablemente en los meses que precedieron al conflicto y ambos lo pagaron muy caro.

Domingo Serna Pamies era un tipo violento, mecánico de profesión. La primera noticia que encontramos en prensa data de 1935, cuando en un partido de fútbol celebrado en Torrevieja se involucró en una pelea mordiendo al acomodador del campo.

Su camarada Carlos Senén Valera, era funcionario del Ayuntamiento, fugaz miembro de la Gestora Radical y cuñado de José Mazón Torrecillas.

Ambos fueron detenidos por primera vez el 4 de mayo de 1936, circulando en automóvil por la Corredera en dirección prohibida mientras vitoreaban a Falange Española; partido ya por entonces ilegalizado.

El 1 de junio Serna fue de nuevo apresado y acusado de fascista por promover un altercado, de madrugada, en la calle de la Feria.

Cinco días después, ambos camaradas se encontraban en el Bar Zara y Serna sostuvo una sonora discusión con el socialista Manuel Moya por motivos políticos. Citados en el callejón del Molino de Cox pelearon; llevando Moya la peor parte.

Serna y Senén volvieron tranquilamente a dicho establecimiento y, avisados por Moya, pronto llegó un grupo de jóvenes izquierdistas que organizaron un fuerte escándalo en el que Luis Pedrera casi le parte la cabeza a Serna con una silla.

Para evitar males mayores el inspector detuvo de nuevo a la pareja de falangistas.

Multa Serna. Archivo Municipal de Orihuela.

El 8 de junio, Serna recibió una multa de 206 pesetas, impuesta por el Gobierno Civil, por infracción del orden público.

Cuando comenzó el alzamiento militar, los dirigentes falangistas alicantinos Antonio Maciá Rives -hermano de José María-, José Ibáñez Musso -jefe local en Alicante- y Carlos Galiana, llevaban semanas tramando la liberación del líder y del resto de sus camaradas presos.

En las reuniones celebradas en el Hotel Victoria ofrecieron a un centenar de hombres de la Vega Baja dispuestos a empuñar las armas contra la República.

La insurrección militar precipitó sus planes y el mismo 18 de julio, Antonio Maciá se entrevistó con José Antonio Primo de Rivera en la prisión.

José Antonio Primo de Rivera en la prisión de Alicante.

La Jefatura de Alicante había recibido la orden de concentrar a las milicias en los puntos estratégicos de cada localidad.

Según las memorias de José Mallol, dirigente falangista de Muchamiel, la señal convenida sería una palmera de fuegos artificiales lanzada desde el Castillo de Santa Bárbara y la contraseña de identificación, la palabra “rambla”.

A las diez de la noche, los grupos estaban concentrados esperando órdenes, situándose los de Orihuela en el Palmeral. Allí esperaron durante horas, hasta que se ordenó la desmovilización.

En el Archivo Municipal oriolano encontré este curioso aval de posguerra  que lo certifica.

Archivo Municipal de Orihuela.

“El camarada Manuel García García, de 22 años de edad, soltero, natural de Benferri y vecino de Orihuela con domicilio en la calle de Santiago nº 29, es persona de magnífica conducta y antecedentes, que con anterioridad al G.A.N. pertenecía a la F.E. y de las J.O.N.S., y al estallar este, junto a los demás elementos de su escuadra, se concentró en el paraje denominado “el Palmeral” donde permaneció hasta que recibieron orden de retirarse, por haber fracasado el Movimiento en la provincia, marcándose entonces a su domicilio donde permaneció semioculto hasta que fue movilizada su quinta por el ejército rojo (…)

Al ser destinado al frente desertó, permaneciendo oculto hasta la total liberación de España, tomando parte activa en la liberación de esta Ciudad, en la que desempeñó el cargo de agente de policía, a las órdenes del Comandante Militar de la Plaza”.

Hay quien dice que a pesar de ser advertidos continuaron con el plan.

Lo cierto es que a las cuatro y media de la tarde más de sesenta falangistas partieron hacia Alicante con material sanitario y escaso armamento (media docena de escopetas de caza, algunas pistolas y un hacha), dispuestos a liberar a sus jefes y someter la capital de la provincia a las órdenes de los militares sublevados en el Cuartel de Benalúa.

En las cercanías de Santa Pola se averió la camioneta; los que pudieron se apretaron en el camión dejando a seis o siete pasajeros con la promesa de volver a por ellos; circunstancia que nunca ocurrió y que a la postre les salvó la vida.

Los demás continuaron; pero las penurias no habían hecho más que empezar.

A cuatro kilómetros de Alicante el camión se quedó sin gasolina y tuvieron que conseguir cinco litros a costa de un autobús que circulaba hacia Cartagena.

Mientras solucionaban la situación, el automóvil de Maciá se adelantó dirigiéndose de nuevo a la prisión para ultimar instrucciones ordenando que se detuvieran a dos kilómetros de Alicante y buscasen combustible para recoger a los que habían quedado en Santa Pola.

El pelotón se apeó cerca de Babel, en el paraje conocido como “los doce puentes”.

Falange Mudamiento. Archivo Municipal de Orihuela.

Algunos supervivientes cuentan que los cánticos, los brazaletes rojinegros y las camisas azules, alertaron a la población antifascista que rápidamente puso en aviso a las autoridades. Otros hablan de que, antes de salir de Callosa, ya les habían delatado con una llamada al Gobierno Civil.

Lo cierto es que informados de sus intenciones, en Alicante les esperaba un nutrido contingente armado formado por guardias de asalto, guardias civiles, carabineros y miembros de los sindicatos obreros.

Tras un breve tiroteo en el que resultaron heridos dos falangistas y un guardia de asalto, sesenta y un integrantes del comando fueron detenidos y trasladados al Reformatorio de Adultos de Alicante.

El resto, entre ellos Antonio Maciá, Galiana y casi todos los cabecillas consiguieron escapar.

La sublevación militar había fracasado en la capital de la provincia y los militares leales del Cuartel de Benalúa habían abierto sus puertas y repartido armamento entre los milicianos antifascistas.

Nuestros jóvenes reclutas, algunos menores de edad, simples agricultores y la mayoría analfabetos, sólo fueron carne de cañón llena de idealismo y utilizada torpemente por sus dirigentes.

Falangistas supervivientes de Callosa de Segura. Archivo Juan Manuel Cepeda.

Según Vicente Ramos, algunos falangistas oriolanos que habían salido para Alicante, bajo las órdenes de Antonio Piniés, pudieron regresar tras sufrir diversas vicisitudes.

Piniés fue detenido en Villena y sus camaradas de Orihuela fueron cayendo poco a poco gracias a los listados de militancia confiscados en su domicilio.

Domicilio de Antonio Piniés. Colección Javier Sánchez Portas.

El día 7 de septiembre, en el Cuartel de Benalúa, comenzó el juicio estrella contra los que la prensa cali­ficó como “los 61 sublevados de Callosa de Segura, que quisieron conquistar Alicante”.

El desfile de procesados de los llamados “su­cesos de Agua Amarga” se prolongó durante cinco jornadas hasta que la tarde del 11 de septiembre se dictó sentencia.

Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

Era el estreno del Tribunal Popular; en un acto ejemplari­zante sólo absolvió a nueve menores de edad y al chófer, que como ya hemos citado, actuó secuestrado y “colaboró por miedo insuperable”.

Los cincuenta y dos restantes fueron fusila­dos en la madrugada del día 12 de septiembre al grito de “nos han engañado”.

Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

En mi modesta opinión se aprovecharon de unos cam­pesinos analfabetos, la mayoría vecinos de Callosa, Rafal y de la partida oriolana del Mudamiento.

Un grupo de pobres desgraciados a los que enrolaron en una ingenua empresa en el peor momento; una trágica aventura que acabó costándoles la vida.

Cruz situada en la Torreta (Rafal) en memoria de los caídos en estos hechos. Ajomalba.

Monumento de Aguamarga (Alicante) a los Caídos de la Vega Baja construido entre 1941 y 1944 por el arquitecto alicantino Miguel López y por el escultor Daniel Bañuls. Se levantó con el objetivo de conmemorar la «hazaña» de los «héroes rebeldes» con la República, en el lugar donde fueron abatidos.

 

Extracto de la obra «La II República y la Guerra Civil en Orihuela, vistas desde el Puente de Rusia».

Ajomalba, 2010.

Antonio José Mazón Albarracín.

La política oriolana entre las elecciones de 1931 y la victoria del Frente Popular en 1936.

Orihuela, años treinta. Ministerio de Cultura.

– ¿Es Orihuela una ciudad importante? – ¿Qué si lo es?, bajo todos conceptos.

En religión; en nobleza; en historia; en población; en riqueza; en arte; y hasta en belleza. – ¿Qué es un pueblo religioso, dice usted? – En general me atrevo a decir que más que Valencia.

En este punto sólo algunas regiones del norte de España le podrán igualar. Igualar…; que aventajarle… ¡ lo dudo¡.

En la huerta de Orihuela las costumbres son aún patriarcales. ¡Que hormigueo de hombres de la huerta a las iglesias de la Ciudad Episcopal en los domingos de Cuaresma ¡

¡Y que comuniones tan nutridas en la mayor parte de los templos¡… Y cuente usted que Orihuela tiene muchos templos. Entre iglesias, ermitas y capillas pasan de veinticinco..  

José Sanfeliú, Magistral de Orihuela.  Actualidad. Núm. 22, 17 de julio de 1928.

La política oriolana entre las elecciones de 1931 y la victoria del Frente Popular en 1936.

Miguel Hernández con 14/15 años (1924/5).

Con sus principios y valores en proceso de cambio, la pasión por la literatura y el sentido del compromiso empujaron al Miguel Hernández a impregnarse de las nuevas corrientes; comenzando a mudar de la mística a la política activa.

Éste era un concepto prácticamente nuevo; pero también el inicio de una singladura arriesgada para quien como él, procedía de un sector social modesto y de unas generaciones que habían pasado la adolescencia bajo la Dictadura de Primo de Rivera.

El general Primo de Rivera y su gabinete.

Ahora, en una ciudad de provincias, comenzaba a moverse en una desconocida política democrática de masas. A Miguel, la mocedad le llegó en 1931, un año fundamental para la historia de España. La fortuna le deparó una excedencia de cupo en lo militar y una primera etiqueta política en su militancia.

Consecuente con su tiempo, el joven poeta de Orihuela se dejó influir por otras compañías alejándose, de momento, del catolicismo activo para explorar nuevos campos.

Y en aquel primer verano republicano, influido por su amigo Augusto Pescador Sarget, fue nombrado presidente fundador de las Juventudes Socialistas locales.

Miguel Hernández. Colección Paco Escudero Galante. Coloreada por Rafael Navarrete, en su página «La Historia a color».

La proclamación de la República.

Según el censo confeccionado el año anterior, Orihuela contaba en 1931 con una población de 38.500 personas; de las que más de 23.000 estaban domiciliadas en sus diferentes partidas rurales.

Con una economía basada en la agricultura en la que estaban fuertemente arraigadas las figuras del arrendatario y el pequeño propietario rural, sin apenas conflictos sindicales, la actividad política se había mantenido muy alejada de las corrientes obreras reivindicativas imperantes a nivel nacional, adormecida en manos de un puñado de terratenientes que además de las tierras, controlaban los sindicatos católicos.

Barraca en la huerta de Orihuela. Ministerio de Cultura.

Creados nominalmente a finales del siglo XIX para paliar la vergonzosa situación de explotación y miseria de las clases trabajadoras y prevenir la posible protesta social, habían experimentado un fuerte crecimiento sólo en los años veinte gracias a la coyuntura excepcional creada durante la Dictadura de Primo de Rivera.

Semanario «El Pueblo» órgano de prensa de los Sindicatos Católicos.

Con una eficaz amalgama de religión y conservadurismo antiliberal, intentaron mantener a raya la expansión de las ideas marxistas que, como un reguero de pólvora, prendían entre los jornaleros.

El progresivo crecimiento de los sindicatos aconfesionales fue desplazando a estás organizaciones católico-agrarias, que con la llegada de la República, pasaron a identificarse plenamente con los sectores políticos más reaccionarios y ultraconservadores, sirviendo posteriormente de base para la formación de la CEDA.

En los distintos comicios celebrados en los años 30, el perfil del votante oriolano, de bajo nivel cultural en la mayoría de los casos, se decantó siempre por los partidos de la derecha contraria al liberalismo político, liderados generalmente por adinerados personajes de prestigio y terratenientes locales.

Con estas premisas, el movimiento republicano a nivel local, tuvo en sus inicios un escaso poder de penetración social en la inmovilista ciudad del Segura.

Calderón de la Barca. Colección Javier Sánchez Portas.

En Orihuela, los candidatos monárquicos, seguros de su aplastante victoria, apenas se molestaron en desplegar una campaña electoral en condiciones.

Llegado el 12 de abril de 1931, aunque los resultados fueron favorables a la Monarquía, el triunfo de los republicanos en la mayoría de las capitales de provincia, fue interpretado como un rechazo frontal a la institución.

A pesar de la predecible y contundente derrota local de la conjunción republicano-socialista oriolana en las elecciones municipales, la abdicación de Alfonso XIII y la proclamación de la República el día 14, alteraron todas las reglas del juego.

Ese día, las sorprendentes noticias que llegaban de Murcia, congregaron a gran número de simpatizantes republicanos en los alrededores de la «Casa del Pueblo».

Calderón de la Barca. A la derecha, la «Casa del Pueblo». Colección Javier Sánchez Portas.

A media tarde, desde sus balcones, Ricardo García, José Ortiz, José María Sarabia y José Escudero Bernicola pronunciaron enaltecidos discursos interrumpidos por ovaciones y vivas a la Republica.

A las 7 de la tarde, una emotiva manifestación encabezada por una bandera tricolor comprada esa misma mañana en Murcia, a los acordes de La Marsellesa, certificó el incruento cambio de régimen.

Inmediatamente quedó suspendida la constitución del Ayuntamiento monárquico, y un comité escogido de entre los miembros de la conjunción republicano-socialista se posesionó interinamente del Consistorio.

Aquella misma noche, la Comisión Revolucionaria cedió la presidencia al republicano de más edad, para luego entregar la vara provisionalmente a Ricardo García López.

El 23 de abril de 1931 se formó oficialmente la Gestora que, a instancias del Gobierno Civil de la provincia, quedó compuesta por los miembros más destacados de las formaciones aliadas.

La Alcaldía se mantuvo en manos de Ricardo García López (Presidente del Partido Republicano Radical); los síndicos fueron Fernando Plaza Gómez y Eladio Turón Sánchez (del Partido Republicano Radical Socialista): y los tenientes de alcalde, uno por cada distrito, José María Lucas Parra, Pedro Muñoz Méndez y José María Pescetto Román (de los diversos partidos republicanos) y Antonio Cubí Tomé, José Ortiz Juan, Daniel Cases García y Andrés Martínez Jacobo (del Partido Socialista).

En Orihuela, como en otros muchos Ayuntamientos, se repitieron las elecciones del 12 de abril por manifiestas irregularidades denunciadas ante el Gobierno Civil.

El sorprendente desenlace de las elecciones había descolocado a los dos bandos. Los monárquicos no podían creer que, a pesar de su amplia victoria en las urnas (31 concejales electos, justamente los que presentaron), habían perdido todo el poder.

A los republicanos les sucedía lo contrario; ni en sus más optimistas previsiones habían soñado hacerse con el control absoluto del Ayuntamiento.

Ayuntamiento en 1931. Ministerio de Cultura.

El sistema escogido para nombrar las gestoras provisionales, tanto en las Diputaciones Provinciales, como en aquellos Ayuntamientos cuyas elecciones se repitieron por presunto fraude, propició que las irregularidades empleadas por los monárquicos en abril, se repitieran en mayo protagonizadas por los nuevos regidores.

Formado el Consistorio exclusivamente por socialistas y republicanos, debía encargarse tan sólo de cuestiones administrativas urgentes.

En la práctica, sin embargo, controlaron en su favor todo el poder municipal organizando actos de propaganda y cambiando los nombres de las calles por significados personajes republicanos, ante la aparente desaparición de los elementos conservadores.

Celebrados los comicios sin la concurrencia de los monárquicos, la Comisión Provisional se reunió el 6 de Junio de 1931 a la 7,30 de la tarde, para constituir el Ayuntamiento compuesto por 33 concejales escogidos equitativamente entre socialistas, republicanos de izquierda y republicanos conservadores.

Durante casi un bienio, un grupo de profesionales liberales y trabajadores cualificados (abogados, impresores, tipógrafos), junto a otros miembros de la clase media, se hicieron con el poder e intentaron acometer un ambicioso proyecto reformista que encontró un fuerte rechazo entre las élites dominantes.

Pero más allá de los problemas externos, los desencuentros entre las diferentes minorías, fueron minando la credibilidad del Consistorio.

Tras deshacerse de los radicales, los socialistas recordaron constantemente al resto de los republicanos que sus votos daban y quitaban la Alcaldía y, en una de estas disputas iniciada entre Antonio Cubí y el alcalde Lucas Parra, salieron a la luz acusaciones de coacciones y apaños en los colegios electorales durante la repetición de los comicios municipales de abril, circunstancia que aprovechó el despechado Ricardo García para convertir la indiscreción en un escándalo a nivel nacional.

Esta polémica, que llegó a los juzgados, se mantuvo de actualidad durante todo el bienio.

Plaza Nueva y Calle Luis Barcala, 1931. Ministerio de Cultura.

Los partidos políticos oriolanos.

Tras años de vacío político impuesto por el directorio militar, a partir de 1930 emergieron multitud de partidos que sufrieron múltiples escisiones y fusiones con periodos de fragmentación y de nuevos reagrupamientos.

Se pueden utilizar diversos criterios para etiquetarlos, siendo el más habitual dividirlos en derechas e izquierdas. Pero no podemos olvidar otros criterios tan importantes como el tipo de régimen político que propugnaban, que permitiría clasificarlos en republicanos y monárquicos.

Entre los partidos que aceptaban la República figuraban los de base obrera y los llamados burgueses. Los monárquicos se dividían a su vez en tradicionalistas y alfonsinos.

Pero no todo era blanco o negro, los dos grandes partidos de masas (la Derecha Regional Valenciana de Luis Lucia, integrada en la CEDA, y el PSOE), se declararon accidentalistas, sin ocultar su voluntad de modificar las reglas del juego cuando llegasen al poder.

Partiendo de los dos bloques que se enfrentaron en las municipales de 1931, el complicado proceso de descomposición y realineamiento, culminó en un solo lustro, en una nueva y total bipolarización en los comicios de 1936.

Los experimentos conservadores habían comenzado en la primavera de 1930, cuando se creó la Unión Monárquica Nacional, partido presidido por un ex-ministro de la Dictadura. Defendía la Monarquía y la obra de Miguel Primo de Rivera mientras criticaban la permisividad de una transición que estaba favoreciendo la multiplicación de organizaciones revolucionarias.

Las «Fuerzas Vivas» de Orihuela en torno a Alfonso XIII: el Obispo Irastorza, Paco Díe, Almarcha, Escolano, Balaguer….

Representado en Orihuela por Eusebio Escolano, estaba integrado por dirigentes primorriveristas y miembros de Unión Patriótica. Al disolverse, la mayoría de sus componentes pasaron a Renovación Española y a otros partidos de extrema derecha como el Partido Nacionalista Español, del doctor Albiñana.

Con la irrenunciable propiedad de la tierra y el discurso religioso como cemento aglutinador, la derecha se presentó ante la católica Orihuela como garante de los antiguos valores pisoteados por el nuevo régimen.

Durante la Segunda República permaneció extremadamente dividida, con una amalgama de partidos con intereses y discursos diferentes. Podemos clasificarlos en tres grupos: derecha republicana, derecha accidentalista y la declaradamente monárquica, dentro de la cual pugnaban, como ya hemos dicho, tradicionalistas y alfonsinos.

Colección Javier Sánchez Portas.

Inicialmente, el espacio que representaban estos partidos estaba ocupado en Orihuela por la Comunión Tradicionalista, formación extremista que aglutinaba al Partido Católico Nacional (más conocido como Integrista) y al Partido Católico Tradicionalista, con especial implantación local, que tuvo sus más destacados representantes en Juan Villaescusa y en el médico Ángel García Rogel.

Esta organización fue siempre la más activa y movilizada, con continuos «mítines monstruo», multitudinarias misas y pomposas actividades en las que exhibían a su vistosa milicia denominada requeté.

Colección Javier Sánchez Portas.

En 1932 las derechas despertaron de un año sabático. El populista Gil Robles recorrió la provincia abarrotando locales en un paseo triunfal. Los asistentes a sus mítines escuchaban esperanzados los discursos a favor de la Iglesia y en contra de la Reforma Agraria y de los sindicatos.

Colección Javier Sánchez Portas.

La Derecha Regional aglutinó a los sectores conservadores de la burguesía agraria valenciana con un claro mensaje católico-social y de regionalismo valenciano.

Curiosamente, a pesar de su escasa implantación en la provincia de Alicante, Orihuela contó con una de sus primeras asociaciones locales, dirigidas por Antonio Balaguer Ruiz y Eusebio Escolano Gonzalvo.

Antonio Balaguer Ruiz.

Éste último, a través del partido Acción Nacional (rebautizado como Acción Popular), llegó a ser diputado de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), poderosa organización de carácter interclasista, con ramificaciones en los ámbitos económico, sindical y religioso.

Archivo Municipal de Orihuela.

La Derecha Liberal Republicana, partido de antiguos dirigentes monárquicos como Alcalá Zamora, intentó también captar el favor de las clases conservadoras temerosas del efecto revolucionario aceptando el régimen republicano.

Archivo Municipal de Orihuela.

En Orihuela estaba representada entre otros, por Federico Linares Pescetto, Francisco Germán Pescetto y Eduardo Almunia Roca de Togores. Toda esta actividad política conservadora quedó paralizada temporalmente por el pronunciamiento militar del general Sanjurjo en agosto de 1932; primer intento serio de frenar las aspiraciones de la joven República.

Pero la ingenua y alocada conspiración conocida como «la Sanjurjada» fue bien resuelta por Azaña, y sólo consiguió reforzar la posición del Gobierno, avivando el adormecido entusiasmo republicano.

El general José Sanjurjo Sacanell y Joaquín Chapaprieta Torregrosa.

Posteriormente se crearon nuevas formaciones: El Partido Republicano Conservador, representado por el incombustible político José Martínez Arenas; Renovación Española, representada en Orihuela por Indalecio Casinello; Partido Agrario Español, representado por Manuel Bonafós.

A regañadientes, se forjaron débiles alianzas de mínimos entre los partidos monárquicos, a los que se acabaron uniendo los radicales de Ricardo García y el republicano independiente Joaquín Chapaprieta, veterano político torrevejense que tuvo su momento de gloria intentando la unión circunstancial de las derechas comarcales.

Estas negociaciones escandalizaron a la derecha católica oriolana que, habiendo vencido claramente en su circunscripción, se resistía a pactar con republicanos masones.

La victoria del bloque antimarxista acalló temporalmente las críticas. Haciendo de tripas corazón para retirar a los candidatos más extremistas e incluyendo a los republicanos, habían logrado derrotar a la izquierda en las urnas.

Pero las maniobras efectuadas por el Partido Radical no fueron asumidas por todos sus militantes,  y su organización quedó muy fracturada. A la difícil cohabitación de radicales y cedistas se fue sumando la actitud combativa de socialistas y republicanos de izquierda. 

Francisco Ros Alifa. Archivo Salvador Ros.

Más allá de la doctrina de cada partido, en el fondo de la rivalidad subyacía un afán de simpatías y odios personales. Resulta curioso revisar las Actas Municipales y estudiar la actitud de algunos dirigentes oriolanos, aliados o competidores, que se zancadilleaban sin pudor, en especial las disputas con Ricardo García en su afán por conseguir la vara de alcalde en el primer bienio y la pugna con Francisco Ros Alifa en el segundo, personalizada en Mazón Torrecillas, radical-socialista expulsado de su partido, con el que tuvo enfrentamientos verbales y físicos.

A partir de 1935 comenzó una nueva tendencia en las filas derechistas de la comarca. Hasta entonces, la Comunión Tradicionalista había monopolizado el espacio ultraderechista y antirrepublicano aglutinando en sus filas a tradicionalistas, integristas, upetistas y alfonsinos conversos.

El requeté era sin duda la milicia más atractiva por cantidad y preparación. Pero apareció Falange Española, partido liderado por el hijo del Dictador al que se fusionaron las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas, y comenzó a recibir un goteo de afiliados que buscaban un partido moderno, con una doctrina cercana a los triunfantes dictadores europeos y muy alejada del añejo carlismo.

José Antonio Primo de Rivera. Inicios de Falange Española.

El 22 de julio, protegido por la Guardia Civil y por las Fuerzas de Asalto, José Antonio Primo de Rivera celebró un mitin en el cine Imperial de Callosa de Segura.

Su semilla cayó en tierra fértil y numerosos jóvenes de las zonas rurales de la Vega Baja decidieron enfundarse la camisa azul bajo el liderazgo local asumido por Antonio Piniés, barón de La Linde.

Casa de Antonio Piniés Roca de Togores. Colección Javier Sánchez Portas.

En el caso de las izquierdas, aunque todos los grupos que apoyaban la República compartían valores irrenunciables como democracia parlamentaria, laicismo y reforma de la educación como herramienta de mejora social, las diversas sensibilidades hicieron imposible articular un programa consensuado.

Así pues, alcanzado su objetivo primordial, derribar a Alfonso XIII, el Frente Antimonárquico se fue diluyendo, reforzando el compromiso entre socialistas, radicales socialistas y Acción Republicana, mientras desplazaban a los radicales de Ricardo García, que llegó a calificar al Ayuntamiento oriolano de «faccioso».

Este añejo republicano abandonó el Consistorio dedicándose a reorganizar su partido, a través del cual editaría el semanario «El Radical», en el que a imagen y semejanza de su idolatrado líder nacional fustigó por igual a monárquicos, revolucionarios y nacionalistas periféricos de izquierda, a los que tildaba de separatistas.

Alejandro Lerroux, que al proclamarse la República formó parte del Gobierno provisional, pasó a la oposición antes de finalizar el año 1931. La estrategia centrista de los radicales, con bandazos a izquierda y derecha a la caza del voto moderado, le procuró un gran resultado en los comicios generales de 1933, pero a costa de forzados guiños a la derecha de Gil Robles.

Estos pactos devolvieron a don Ricardo a la Alcaldía de Orihuela y llevaron a don Alejandro a la Presidencia del Gobierno. Y es que, a pesar de referirnos a la política en el ámbito local, las alianzas, escisiones y rupturas en los partidos oriolanos, son extrapolables en la mayoría de los casos al resto de España, ya que las organizaciones y partidos locales seguían directrices de carácter nacional.

La izquierda republicana estuvo muy fraccionada en el primer bienio. El grupo que más destacó fue el Partido Radical Socialista, liderado en Orihuela por José Escudero Bernicola. Fruto de una escisión de los radicales, postulaba la unión entre socialismo y república con un programa liberal muy avanzado, válido para intelectuales y obreros.

José Escudero Bernicola. Abogado y político.

Además de Escudero, nombrado gobernador en 1931, componían el Comité Local: José Ortiz Juan, Pedro Muñoz Méndez, Eladio Turón Sánchez, Francisco Oltra Pérez, Luis Carrió Pastor y David Galindo Martínez.

Los militantes de Acción Republicana, el partido de Manuel Azaña, procedían principalmente de las clases medias, experimentando un crecimiento lento y constante en todo el territorio nacional.

En 1934, con la fundación de Izquierda Republicana, esta formación acabó por reunir a todo el sector progresista del republicanismo. En Orihuela, estaba representado por el abogado José María Lucas Parra, que gracias a los acuerdos con los socialistas, arrebató la Alcaldía a Ricardo García en el verano de 1931.

Los republicanos de izquierda comenzaban a reagruparse tras un complicado proceso de escisiones.

También en 1934, David Galindo Martínez pasó a liderar otra nueva formación llamada Unión Republicana, en la que confluyeron los más progresistas de Partido Republicano Radical y los más conservadores del Partido Republicano Radical Socialista.

Galindo alcanzó la Alcaldía en junio de 1931, siempre con el apoyo del grupo socialista que también seguía la estrategia del partido a nivel nacional, cediendo la representación del poder a los partidos republicanos.

Augusto Pescador y otros miembros del Partido Socialista en 1935. AMO. Sección «Archivo Gráfico». Colección Joaquín Ezcurra Alonso.

Los socialistas eran la formación más sólida al caer la Dictadura. Bajo este régimen, el PSOE y la UGT fueron tolerados y fortalecidos, consolidando su estructura al margen de las demás fuerzas políticas que llegaron a acusarles de colaboracionismo con Primo de Rivera.

Mientras que para el resto de los grupos opositores, la caída del directorio militar fue el pistoletazo de salida para reagruparse y definirse, el Partido Socialista estaba muy consolidado en todo el territorio nacional, de ahí su resistencia inicial a aliarse con los republicanos burgueses.

La «Casa del Pueblo» oriolana, instalada durante la Dictadura, se convirtió en el centro neurálgico de política local desplazando a la añeja Casa de la Democracia, presidida por el republicano radical Ricardo García en 1924.

La «Casa del Pueblo». Colección Javier Sánchez Portas.

El grupo socialista oriolano, junto al sindicato Unión General de Trabajadores, contaba en sus filas con Daniel Cases García (Presidente), Rafael Gas, Vicente Ibáñez, Antonio Cubí Tomé, Isidoro Sánchez Mora, Antonio Esquiva, Pedro Martínez Vegara, Manuel Bas y José Alonso Egio.

El resto de las formaciones de izquierda no estuvieron representadas en Orihuela durante la Segunda República. Grupos como el Partido Comunista o la CNT, no aparecieron hasta 1936.

Evolución política

17 de Julio de 1932. La corporación republicana en la puerta del ayuntamiento presidida por Alberto Escudero Bernícola.

La Vega Baja fue, durante la Segunda República, un hervidero político condicionado por la permanente confrontación entre ricos propietarios y una masa obrera que dependía del «jornal de la huerta».

Las promesas de la República provocaron una gran politización de estas clases trabajadoras rurales, multiplicando su afiliación a los partidos y sindicatos obreros, especialmente a la hegemónica UGT y a sus Casas del Pueblo.

Frente al sistema agrario establecido, con una estructura de propiedad que condenaba a la miseria al numeroso colectivo de jornaleros agrícolas, apareció la promesa del sindicalismo reivindicativo y de una auténtica Ley de Reforma Agraria, a cuyas directrices se resistía la patronal.

La burocracia empantanó cualquier proyecto y los rumores o falsos mitos se extendieron rápidamente entre los pequeños propietarios y muchos arrendatarios, quienes a veces no estaban muy alejados de las circunstancias de los jornaleros, pero temblaban al oír hablar de expropiación de tierras.

La izquierda obrerista, como en otras zonas del regadío valenciano, tropezó aquí con la oposición de un complejo bloque social.

En el primer bienio, con un Ayuntamiento de izquierdas, se plantearon grandes proyectos sin llegar nunca a consumarse, proyectos de transformación económica y social que habían causado muchas ilusiones entre los obreros del campo. Suspendido el Ayuntamiento progresista, le llegó el turno a Ricardo García; y su gestora radical-cedista poco pudo deshacer.

Huerta de Orihuela. Ministerio de Cultura.

En la huerta, el salto hacia atrás no fue sencillo. Los jornaleros se aferraron al sistema de turno riguroso de empleo, controlado desde las Casas del Pueblo, mientras los propietarios volvían a contratar a los que siempre habían trabajado en sus fincas, rechazando a todo el que se hubiese relacionado con sindicatos obreros.

Este forcejeo derivó en situaciones de fuerza y grupos de falangistas comenzaron a reunirse clandestinamente para perpetrar acciones violentas, a veces de carácter defensivo, otras de pura provocación y amedrentamiento.

La ideología combativa y revolucionaria que había separado a los partidos obreros de los burgueses acabó superándose cuando, bajo la amenaza que procedía de la Alemania de Hitler, su colaboración se hizo necesaria en las elecciones generales de 1936.

El éxito en la provincia fue tal, que no hizo falta ni segunda vuelta, la victoria del Frente Popular fue aplastante y la candidatura fue elegida en su totalidad.

Archivo Municipal de Orihuela.

La lista total quedó compuesta por cuatro diputados socialistas, tres de Izquierda Republicana, uno de Unión Republicana, dos de la CEDA (entre ellos Eusebio Escolano) y un centrista independiente. Inmediatamente, el gobernador civil repuso al Ayuntamiento suspendido.

Para republicanos y socialistas, los comicios de febrero de 1936 supusieron una especie de reválida que les permitió retomar con orgullo la labor emprendida en el primer Bienio, achacando su destitución a «manejos caciquiles».

En las manifestaciones de los portavoces municipales quedó reflejada la disposición de los tres grupos mayoritarios ante la nueva etapa que comenzaba.

David Galindo recomendó a sus compañeros alegría, cordura y sensatez en sus conductas. José María Lucas recomendó a los suyos cordura y serenidad; pero Antonio Cubí dijo sentirse con más autoridad que nunca y en nombre de su minoría, condicionó la colaboración leal con los republicanos al cumplimiento del pacto acordado.

Colección Javier Sánchez Portas.

Mientras Izquierda Republicana y Unión Republicana pedían mesura y contención, los socialistas se mostraron dispuestos a cumplir escrupulosamente los postulados del Frente Popular.

En sesión extraordinaria celebrada el día 21 de marzo de 1936, el sastre Francisco Oltra Pérez, miembro de Izquierda Republicana, se hizo con la Alcaldía según lo pactado, por 22 votos a favor y dos papeletas en blanco.

Oltra tomó posesión inmediatamente y se procedió a escoger las dos Tenencias de Alcaldía que estaban vacantes, recayendo por unanimidad en el ex alcalde David Galindo, de Unión Republicana y en el socialista Amado Granell.

Amado Granell Mesado en 1936.

Al igual que en el Gobierno de la Nación, la representación del poder quedaba en manos de los republicanos y los socialistas se mantenían en segundo plano, recordando al flamante alcalde que debía su cargo a la minoría socialista que había secundado la iniciativa del Frente Popular con la disciplina que les caracterizaba, pero a cambio le exigían «dar vigor a la República».

La victoria del Frente Popular y el aumento del desempleo rural motivado por la crisis agrícola hizo aflorar toda la conflictividad latente, reactivando espectacularmente la afiliación obrera en la huerta en una nueva etapa de gran dinamismo político.

Orihuela en 1935. Archivo Cánovas Seiquer.

Cualquier decisión que adoptase el Gobierno en materia de reforma agraria era recibida como una amenaza por los propietarios y tachada de insuficiente por las organizaciones obreras.

Sin otro medio de información que la recibida a través de su agrupación política, sus dirigentes difundían y magnificaban a la medida de sus intereses las medidas gubernamentales y sobre todo, los sucesos de orden público, exacerbando a una población inculta y fácilmente manipulable.

Archivo Municipal de Orihuela.

En esta tesitura, el discurso violento y la confrontación física en defensa de las ideas fueron utilizados de manera general.

Los derechistas tenían que parar a toda costa lo que veían como una revolución y, poco a poco, el miedo se fue apoderando de la huerta tejiendo un bucle sangriento de represalias y contrarrepresalias. 

Los partidos moderados en ambos bandos habían fracasado. Todo quedó en manos de tradicionalistas, falangistas y el ala más radical del socialismo, liderada por Largo Caballero, a la que se unieron comunistas y anarquistas, grupos dotados de milicias armadas y entrenadas para la confrontación física.

La conspiración militar estaba en marcha y la Guerra Civil se esbozaba como una posibilidad creciente…..

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Publicado en el catálogo de la exposición «La Orihuela de Miguel Hernández. 1910-1942» .

Versión PDF.

Los refugios antiaéreos en Orihuela.

Instrucciones para el uso del refugio.

Los refugios antiaéreos en Orihuela.

Las primeras disposiciones relativas a la defensa pasiva se legislaron en agosto de 1935 por el Ministerio de la Guerra en manos de Gil Robles por aquellas fechas. 

Iniciada la contienda, y con ella los bombardeos a núcleos urbanos, se hizo necesario ofrecer a la población civil algún medio de protección organizada. 

El decreto del 23 de septiembre de 1936 encomendó a la Subsecretaría del Aire la ejecución de las defensas contra aeronaves en todo el territorio leal a la República, y la construcción de refugios fue bastante común en las poblaciones situadas en la retaguardia.

Instrucciones para el uso del refugio.

En Orihuela, los primeros acuerdos municipales llegaron en noviembre de ese mismo año, poniendo a disposición de la Junta de Defensa el saldo existente en los fondos de la Décima. 

Desde 1931 el llamado recar­go de la décima, como su propio nombre indica, gravaba una décima en el impuesto de la contribución territorial e industrial. Y se empleaba el dinero en mitigar el desempleo local. Con esos fondos, el consistorio gestionaba una bolsa de traba­jo escogida a dedo para reali­zar obras en beneficio de la población.

En diciembre se dio cuenta de un oficio que concedía dos días de plazo para remitir al tesorero, Luis Riquelme, la cantidad que habían decidido aportar para poner en marcha la construcción de los refugios. 

10 de diciembre de 1936: Se da cuenta de un oficio de la Junta de Defensa, encareciendo que antes del día 12, se remita al tesorero Luis Riquelme, la cantidad inicial que piense aportar el ayuntamiento para la construcción de refugios para los ataques aéreos, cuya resolución se aplaza para la próxima sesión para poder aclarar si se trata de petición distinta al acuerdo tomado en la pasada sesión de poner a disposición de la Junta de Defensa el Saldo existente en los fondos de la décima.

En los pagos efectuados en enero de 1937, aparecen los primeros apuntes que certifican el inicio de las obras dirigidas por el Maestro Román Sánchez en los refugios antiaéreos del túnel de San Francisco, de la Plaza de Ramón Sijé, de la Plaza del Carmen y de las Eras de San Sebastián; os dejo algunos:

7 de enero de 1937. A continuación se aprueban las siguientes cuentas: Al maestro de obras Román Sánchez, para pago de jornales en el refugio antiaéreo del túnel de San Francisco, 104,75 ptas.

Por el pago de jornales en el refugio antiaéreo de la Plaza de Ramón Sijé 2.182,75 ptas. Para pago de jornales en el refugio antiaéreo de la Plaza del Carmen, 533,50 ptas. 

14 de enero de 1937: Al maestro de obras Román Sánchez para pago de jornales en el refugio antiaéreo del túnel de San Francisco, 714 ptas. 

Para pago de jornales en el refugio antiaéreo de la Plaza de la Pía, 2.331,24 ptas.

Para pago de jornales en el refugio del Carmen, 5,45 ptas.

4 de febrero de 1937: A Manuel Mengual por dos cargas de agua para el refugio de San Sebastián, 4,50 ptas.

En marzo de 1937 se paralizaron los trabajos y el citado tesorero, Luis Riquelme, preguntó al Consistorio si pensaban dejar el asunto a medias.  

9 de marzo de 1937: El compañero Riquelme pregunta si se van a continuar las obras de los refugios de la población contra posibles ataques aéreos, contestándole la presidencia que ya es misión de la comisión correspondiente hasta tanto no tenga solución.

Cartelería de la Guerra Civil.

La Presidencia lo dejó en manos de una comisión municipal. Lo cierto es que, durante el mes de abril, el Comité de Transportes destinó varios camiones para retirar los materiales generados en las excavaciones. 

El transporte de la tierra y los escombros extraídos de las excavaciones se mantuvo hasta que el socialista José Torres anunció al consistorio que los vehículos empleados no podían continuar haciendo el trabajo gratuitamente.

El compañero Torres dice que, los camiones que tenía destinados el Comité de Transportes para retirar la ruina de los refugios, no podrán continuar haciéndolo gratuitamente más que hasta fin de semana, acordándose a indicación de la Presidencia agradecer esta desinteresada colaboración.

Efectivamente no quedaron registrados los gastos de combustible para los camiones; pero sí el pago de los jornales.

29 de abril de 1937. A continuación se aprueban las siguientes cuentas: Al maestro de obras Román Sánchez para pago de jornales de llevar ruinas de los refugios de bombardeo, para llenar el grupo escolar de mediodía. 421,65 ptas.

Parte de esas ruinas se utilizaron para rellenar el flamante Grupo Escolar del Sector de Mediodía construido en un huerto; el que luego sería «Colegio Andrés Manjón».

Si queréis saber más sobre su construcción pinchad sobre su fotografía.

Colegio Andrés Manjón. Colección Javier Sánchez Portas.

El 8 de Julio se daba cuenta de un nuevo decreto del Ministerio, declarando obligatoria la organización de la defensa pasiva contra aeronaves mediante la creación de comités provinciales y locales.

Además de los jornaleros de la Décima y de algunos voluntarios, en las excavaciones participaron obreros forzosos seleccionados de entre los presos y otros elementos sospechosos de desafección. 

GOBIERNO CIVIL de la Provincia de Alicante. En contestación a su oficio, fecha 4 del actual, número 952, con esta fecha, se ordena al Jefe de la cárcel de esa ciudad, ponga a disposición de esa Presidencia para ser dedicados a trabajos de construcción de refugios los siguientes detenidos: Federico Izquierdo Sánchez, Manuel Lidón Cecilia, Carlos Riquelme Ortega, Juan Manuel Seijas y Severo Yturburo Guinea. Alicante, 5 de Julio de 1938. EL GOBERNADOR.

Archivo Municipal de Orihuela.

Desechado el de la Plaza del Carmen por su proximidad al río, en abril de 1938, el Comité de Defensa Pasiva, acordó construir un nuevo refugio horadando la sierra que tendría entrada por una casa de la calle de Santa Justa propiedad del Consejo, en la que estaba instalada la Inspección de Policía. 

El refugio era una cueva horadada en el subsuelo del Barrio de Triana, con un acceso cercano a la antigua cárcel, frente a la portada norte de Santa Justa.

Entrada trasera al refugio en el Barrio de Triana. José María Pérez Basanta.

Gracias a una denuncia efectuada en 1939, sabemos que, finalizando la contienda, compartió dicha utilidad con la de almacén de abastos, teniendo que adoptar medidas de seguridad para hacer compatibles ambos usos sin poner en peligro los géneros allí depositados.

Refugio de Santa Justa o de Triana. Nick Moore.

23 de febrero de 1939: El Señor Soriano Jiménez, manifiesta que ha observado por las mañanas abierta la puerta del refugio de Santa Justa, creyéndolo peligroso por los géneros de abasto allí almacenados. 

Refugio de Santa Justa o de Triana. Nick Moore.

28 de febrero de 1939: El Señor Hernández pregunta a la presidencia el resultado de las gestiones sobre la denuncia hecha en la sesión anterior por el Sr. Soriano Jiménez, sobre la inseguridad en el almacén de abastos. 

El Señor Presidente contesta que inmediatamente tomó las medidas oportunas para asegurar los víveres almacenados. 

El Señor Soriano Jiménez confirma las medidas de la presidencia y dice que la escasa cantidad de géneros cuya falta se ha advertido, puede atribuirse a mermas normales, sin que haya motivos bastantes para sospechar alguna sustracción. 

El Señor Andreu manifiesta que como presidente de abastos ha inspeccionado el almacén de Santa Justa y ha acordado las medidas para hacer compatibles el uso del refugio allí establecido y la seguridad de los géneros almacenados.

Refugio de Santa Justa o de Triana. Nick Moore.

El de la Plaza de Ramón Sijé, nombrado a veces como de la Plaza de la Pía, también se conserva. Sus dos entradas siguen visibles, emplazadas frente a la Biblioteca Fernando de Loazes.

En Orihuela estas instalaciones defensivas no llegaron a ser necesarias, pero las bombas cayeron muy cerca. 

El 25 de agosto de 1938, la vecina Torrevieja, sufrió un terrible bombardeo a cargo de la aviación italiana.  El Consejo oriolano, envió un telegrama de condolencia «por el criminal bombardeo realizado por la aviación extranjera contra aquella población civil». 

Nuestra Lucha. Portavoz de la Unidad Obrera. 26 de agosto 1938: A las once horas, cinco trimotores extranjeros bombardearon la población civil de Torrevieja (Alicante), lanzando en el centro explosivos de gran potencia, los cuales destruyeron dieciocho edificios. Hasta el momento han sido recogidos catorce muertos y cincuenta heridos.

Refugio de Santa Justa o de Triana. Nick Moore.

En febrero de 1940, terminada la contienda, los vecinos de la Plaza de la Pía solicitaron la demolición del refugio instalado en dicha plaza, por haberse convertido en un obstáculo para el tránsito. 

17 de febrero de 1940: Escrito del director de la Caja de Monserrate y los vecinos de la Plaza de la Pía, solicitando la demolición del refugio. Se pasa a la Junta Local de Defensa Pasiva de acuerdo con lo solicitado por entender que no reúne las debidas condiciones y constituye un obstáculo para el tránsito.

En abril llegó la autorización de la Junta Provincial de Defensa Pasiva para retirar la cubierta que sobresalía de la superficie de la calle y se acordó su eliminación definitiva.

6 de abril de 1940: Enterada la comisión de la autorización otorgada por la Junta Provincial de Defensa Pasiva contra aeronaves, para retirar la cubierta que sobresale de la superficie de la calle en el refugio de la plaza de la Pía, se acuerda proceder a su ejecución, autorizando a la Alcaldía para que gestione la forma en que los vecinos interesados deban contribuir a la obra

Refugio Plaza de la Pía. Colección Javier Sánchez Portas.

El último apunte que encontré sobre el tema es de mayo de ese mismo año, cuando las monjas de San Sebastián y de Jesús María pidieron la inmediata demolición de los refugios que quedaban entre sus dos conventos. 

4 de mayo de 1940: Con respecto a un escrito de las Monjas de San Sebastián, remitido a informe por el Gobernador Civil; y otro de las Monjas de Jesús María, solicitando ambas la demolición de refugios antiaéreos, se acuerda pasarlos a la Junta Local de Defensa Pasiva.

Plaza de San Sebastián. Colección Javier Sánchez Portas.

Antonio J. Mazón Albarracín. (Ajomalba)

Extracto de mi libro titulado: «La II República y la Guerra Civil en Orihuela, Vistas desde el Puente de Rusia».

La odisea del S.S. Stanbrook

Stanbrook, pequeño navío de 1.382 toneladas brutas, con una eslora de 230 pies (70,1 metros) y una manga de 54 pies (16,45 metros).

La odisea del S.S. Stanbrook

La ruptura de negociaciones con Burgos del día 25 había eliminado cualquier esperanza de rendición honrosa; todo estaba perdido.

En sus memorias, Martínez Arenas cuenta su último encuentro con Isidoro Sánchez Mora, alcalde de Orihuela:

“Dos o tres días antes (del 28 de marzo) había comenzado el éxodo de los dirigentes que en Alicante embarcaron para Orán. El alcalde socialista de los años 37 y 38 me buscó para despedirse y encargarme que no abandonara a su familia. Yo le di todas las monedas de plata de que disponía, que había guardado para hacer frente a los primeros días de la Liberación. Así quise manifestarle mi gratitud por la protección que me había dispensado durante su mando. El mismo día 28 de marzo, a las tres de la tarde los últimos directivos y responsables abandonaron la ciudad para buscar refugio en el extranjero”.

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