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Callejeando 26. La Calle del Bisbe.


Foto Ajomalba.

La Calle del Bisbe.

Llegamos a la que durante siglos fue la calle más importante de la ciudad; la que encabezaba los listados en los padrones o vecindarios: la calle Mayor. Con ella completaremos también el recorrido por el cuartel llamado Casco o Cuerpo de la Ciudad.

Calle Mayor a mediados del XVIII Fray Antonio de Villanueva.
Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.

La calle Mayor nació como un corredor paralelo a la muralla; entre la puerta del Puente y la de Elche.  Esta vía era el nexo de unión entre el zoco musulmán y la mezquita Aljama en la Uryula islámica; entre la Plaza Mayor, la Sala del Consell y la Colegiata/Catedral, en la Oriola cristiana.

Calle Mayor, vista aérea.

Fue, junto a la de la Feria, la calle más transitada por asuntos comerciales. Pero también, y muy especialmente, por motivos religiosos. Me gusta la descripción que incluye Ojeda Nieto en su «Orihuela imaginada»:

Caminando hacia una puerta u otra, hacia la Plaza Mayor o hacia la Seo, el tránsito fluía. Un deambular, un trasiego, un ir y venir de hebdomadarios, presbíteros, sacristanes, canónigos, niños cantores. Y todos los oficios de mantenimiento de los grandes edificios, siempre en obras, canteros, albañiles…

Esta arteria principal contaba inicialmente con varios callejones que la comunicaban con el río y con la calle de la Feria. Los del sur salían a través de postigos en la muralla, accesos sellados «a cal y canto» en caso de peligro como podemos comprobar en esta nota de Bellot fechada en 1358:

El infante se metió en una barca con el justicia y los jurados para hacer visura de la muralla junto al río. Y mandó que todos los postigos que salían al río desde el puente a la Puerta de Elche, fuesen cerrados a cal y canto.

Con el paso de los siglos todas las callejas hacia el río fueron ocupadas; y de las que comunicaban con la de la Feria, quedaron dos: el callejón del Obispo – hoy plaza del Salvador- y  el que actualmente conocemos como Capitán Grifoll. De ambos hablamos en el capítulo veinte, dedicado a la calle de la Feria.

Antes de comenzar con sus titulaciones vamos a repasar lo escrito por Gisbert a finales del XIX. En el apartado «Distrito del centro o casco» dice:

Mayor. Llamada de los Tratantes por algunos de nuestros cronistas. Cuentan Bellot y Montesinos que la formaban antes dos, la del Baño, que es muy posible que fuese la del Ángel, y la del Hospital o del Obispo. Desconocemos el origen de la denominación de la primera y las de la segunda proceden del palacio episcopal que antes de servir de morada a los prelados, fue Hospital del Corpus Christi. Existe en ella la Casa de los marqueses de Campo-salinas.

Calle Mayor, vista aérea.

Don Ernesto fue muy escueto con una calle tan importante. El origen de la titulación «Los Trantantes», como él mismo dice, es desconocido y suena a Montesinos. En cuanto a la segunda titulación, se apoya en una nota de Bellot fechada en 1357.  

En estos días hubo un pleito entre Jaime Rocamora y Andrés Durán y otros vecinos suyos, porque compró el Rocamora una traviesa o callejón, que atravesaba de la calle del Baño a la calle del Hospital y subía a la Judería, a uno que lo tenía por donación del Infante. Alegaban los vecinos ser contra privilegios.

Lo que se colige en que la calle del Hospital era parte de la calle Mayor, y la del Baño la otra mitad, que después por ennoblecer la ciudad lo harían todo una calle, como hoy está.

Mosén Bellot interpreta que la calle del Hospital y la calle del Baño se unieron para formar la calle Mayor.

En este caso estoy de acuerdo con Gisbert; la «del Baño» puede ser la «del Ángel».  Y añado de mi cosecha que, el callejón mencionado puede ser el actualmente llamado «de la Guardia»; separando la Mayor de la del Ángel y con acceso a la Judería por la calle de la Paja.

Hay que recordar que, hasta la apertura de la calle de Colón -hace poco más de un siglo- la calle del Ángel se podía considerar parte de la Mayor uniendo la Sala del Consell y la Catedral.  Así pues, la calle del Baño, si existió tal titulación, era probablemente la actual López Pozas.

Archivo Municipal de Orihuela.

En cuanto al origen de estas titulaciones medievales, la del Hospital  tiene su origen en el Hospital del Corpus Christi. En el capítulo nueve de este paseo  ya hablamos de como fue permutado a mediados del siglo XVI por el palacio del último obispo de Cartagena.

Para la segunda, la «del Baño», sólo tengo una teoría: puede referirse a baños árabes, como los que se conservan en el solar de la Casa del Paso. Situadas cerca de las puertas, algunas de estas instalaciones musulmanas fueron reutilizadas durante años por los nuevos pobladores cristianos mientras se mantuvieron en pie.

Una vez repasado lo dicho por los cronistas, vamos con las titulaciones registradas en padrones y protocolos notariales durante los últimos cuatro siglos.

Archivo Municipal de Orihuela.

La más completa y descriptiva aparece en uno de mediados del XVII: «Carrer del Bisbe, desde la Sala fins la porta de Elig», es decir «Calle del Obispo, desde la Sala a la puerta de Elche». Normalmente figura como «Carrer del Bisbe»; a veces como «Carrer de la Seu». En protocolos del siglo XVIII aparece como «calle mayor llamada del Obispo»; y en los del XIX como calle Mayor a secas.

Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.

Su titulación definitiva llegó en el verano de 1922, cuando Pedro Herrero Rubio solicitó que se rotulase una calle con el «nombre ilustre del Doctor Cajal» a fin de rendirle un merecido homenaje desde Orihuela.

Don Santiago Ramón y Cajal rodeado por sus alumnos.

El Ayuntamiento acordó que la Comisión de Ornato escogiese la calle que debía ostentar dicho nombre y que se rotulase durante la Feria. Como podéis suponer, esta fue la elegida. El 2 de agosto de ese mismo año, en el programa de festejos, se incluyó el descubrimiento de la lápida en la calle llamada a partir de entonces de Ramón y Cajal.

Foto Ajomalba.

Y esto es todo en cuanto a rotulación se refiere. Como siempre, los oriolanos han prescindido de las titulaciones municipales y la siguen llamando «la calle Mayor». Si os parece, vamos a adentrarnos en ella para hablar un poco de sus edificios.

Colección Manuel Soler Sevilla.

Rebasado el Claustro, del que hablamos en el capítulo anterior, frente a la hornacina de la Soledad encontramos una hermosa casa con su jardín.

José Antonio Ruiz Peñalver.
Colección Javier Sánchez Portas.
Colección Javier Sánchez Portas.

Las dos últimas fotografías, tomadas desde el puente de Levante a principios del siglo XX, son anteriores a 1917, año en el que se edificó la vivienda actual. Conocida como la casa de Ana Cano-Manuel, esta señora era viuda del abogado Pedro Soto Melgarejo, fallecido sin descendencia en 1910.  En sus testamentos dejaron un generoso legado a la Iglesia y «El Pueblo» se lo agradeció.

En El Pueblo. Número Extraordinario dedicado a Nuestro Padre Jesús de Orihuela, publicado en abril de 1926, recordaban al piadoso matrimonio.
Colección Javier Sánchez Portas.

La edificación actual, de estilo modernista, es obra de Severiano Sánchez Ballesta. Consta de planta baja y dos pisos. Ana Cano falleció cinco años después de su construcción, en el año 1922.

Archivo Eusebio Escolano Giménez.
Archivo Eusebio Escolano Giménez.

El siguiente propietario del palacete que tengo documentado (no he conseguido saber a quién se la compró) fue el médico Eusebio Escolano Gonzalvo, cuya carrera política culminó con un acta de diputado por la CEDA, durante la II República.

Morador de la casa en los turbulentos años treinta, al declararse el alzamiento militar consiguió huir de Orihuela. Su vivienda fue incautada por Ramón Pérez «el Cartero», Luis Pérez «el Guardia» y Alfonso Melgarejo Fabregat, para instalar en ella la sede del Comité de Orden Público.

En el listado de «cárceles rojas», confeccionado en 1940, se cita literalmente: «Comisión de Órden Público (Casa del Dr. Escolano)».  La casona  sirvió también de alojamiento para soldados, refugiados y transeúntes. Terminada la contienda pasó a formar parte del universo hernandiano al quedar relacionada con su particular «prendimiento».

A finales del mes de septiembre de 1939, año de la victoria -o de la derrota, según se mire- Miguel Hernández salío de la casa de los Marín Gutiérrez, padres del fallecido Ramón Sijé, domiciliados frente al palacio de Campo Salinas.  Un oficial del juzgado y el inspector de la Guardia Municipal lo identificaron y allí mismo comenzó su calvario, en la puerta de la casa de Escolano.


Joaquín Marín.

Don Eusebio la vendió a mediados de los sesenta. Su propietaria actual es María Isabel de Almunia y López de Sagredo, marquesa de Rubalcava desde 1977.

José María Pérez Basanta.
Baltasar Gómez Berná.
José María Pérez Basanta.
Miguel R Bailén González

Seguimos caminando y, a la derecha, encontramos la hermosa puerta de la catedral apellidada «del Loreto» o «de los músicos». Obra gótica de mediados del siglo XV, no voy a entrar en su descripción artística, como tampoco lo he hecho en las otras puertas de la Catedral, ni lo haré en el Palacio Episcopal; doctores tiene la Iglesia.

En cuanto a sus nombres, quedan explicados por los músicos que pueblan sus arquivoltas y por la capilla que tiene enfrente: la de Nuestra Señora de Loreto. Mencionada también como del Orito, es una dependencia de la catedral situada extramuros del recinto; el primero de tres interesantes edificios anexos que vamos a comentar.

José María Pérez Basanta.

Del Loreto dice Gisbert que fue fundado en 1304 por gracia de doña Sancha de la Torre y Brizuela, como capilla del primitivo hospital del Corpus.  Que permutado este y trasladado al arrabal, el primitivo edificio quedó anexionado como capilla de la catedral en 1548, recibiendo la pila bautismal de la ermita de San Sebastián cuando se construyó el convento de agustinas, a principios del XVII. 

Joaquín Marín.

Nada de ese largo pasado dice la bula de erección, concedida por Roma en la primera mitad del siglo XVI, pero tampoco lo desmiente. Sí deja claro que fue construida por el Cabildo sobre el cementerio mayor de la entonces colegiata del Salvador con la condición de que mantuviese parte del terreno como cementerio. De ahí esa especie de patio con un vaso funerario al que Gisbert llama «pórtico para enterramiento de pobres».

Las antiguas puertas del Loreto. Colección Javier Sánchez Portas.
José María Pérez Basanta.

El párrafo siguiente pertenece a Josef Montesinos en su «Compendio Histórico de Orihuela».

Se hallaban antiguamente en Orihuela tres hospitales, el uno de ellos que era el mayor, estaba en las casas y Palacio que hoy son del Sr. Obispo, y tenía por su iglesia la que se llama de Ntra. Sra. del Loreto, en la que está fundada la Iltre. Cofradía de la Sangre de Cristo, de la que salía la antigua procesión de los Disciplinantes y Penitentes, todos los años, en el día de Viernes Santo, en la cual entraban Caballeros, Ciudadanos y Labradores, a los que más adelante se agregaron los Mercaderes y Escribanos, cuya Cofradía se llama también del Smo. Eucarístico Sacramento, que le daba loa cena a todos los Cofrades en el día del Corpus Christi».

Este añejo edificio está muy vinculado a la Semana Santa oriolana. Los parrafos siguientes pertenecen al artículo «Aportación al estudio de la Semana Santa Oriolana» publicado por Javier Sánchez Portas en 1981:

En la capilla del Oreto, fundada en 1536, tenían su sede cuatro cofradías bajo las invocaciones del Santísimo Sacramento, Purísima Sangre de Cristo o Nuestro Padre Jesús, Nuestra Señora del Oreto y Nuestra Señora de los Desamparados. Estas cofradías estaban tan unidas que con el título de la primera se designaba a las restantes.

Tenían diversas obligaciones, como proveer la cera que se consumía en la Catedral y enterrar a los que morían desamparados o sentenciados por la justicia. Para realizar estos deberes tenían una fábrica de cera y pedían limosna en una procesión que organizaban el Viernes Santo por la tarde.

En este trabajo, Javier documenta como esta capilla almacenaba varias imágenes o insignias de los gremios a finales del XVII: «La Oración en el Huerto» de los horneros y panaderos o «La Cruz de los labradores», atribuida a Nicolás de Bussi, la emblemática «Diablesa».

Colección Javier Sánchez Portas.

En 1706, proclamado en Orihuela  el pretendiente durante la Guerra de Sucesión, las tropas de Belluga asaltaron la ciudad y ardió la casa del Maestrescuelas, Gregorio de Soto y Orumbella.  Situada junto a la capilla, el fuego pasó al Orito produciendo importantes daños en el edificio y en «La Cruz de los labradores».

Sobre la capilla, en una dependencia construida en la parte superior, había una rudimentaria fábrica de cera regentada por la Cofradía del Santísimo Sacramento, titular de la ermita, asociada a otras tres: Purísima Sangre de Cristo, Nuestra Señora de Loreto y Nuestra Señora de los Desamparados.

José Antonio Ruiz Peñalver.

El escudo de la Purísima Sangre de Cristo, con las llagas y las gotas manando, campea en solitario en la parte exterior. Sobre la portada, hay otro, con cuatro cuarteles:

El primero, con un cáliz, representa al Santísimo Sacramento.

El segundo,  al lado,  muestra los dados utilizados por los romanos para jugarse la túnica del Nazareno.

El tercero es el mas dudoso; por eliminación debería representar a Nuestra Señora de los Desamparados, pero solo muestra una cruz sobre nubes. Acepto sugerencias.

En cuanto al último, los ángeles llevando al vuelo la casa de la Virgen dejan claro que se refiere a Nuestra Señora de Loreto, patrona del Ejército del Aire.

José Antonio Ruiz Peñalver.

En la riada de octubre de 1797, conocida como «de San Nicasio», la casa del Loreto quedó de nuevo arruinada. Este suceso pasó a los anales de nuestra ciudad al ser arrastrada la imagen del Nazareno que presidía la capilla por las turbulentas aguas del Segura.

La rescataron a la altura del molino de Cox. Desde entonces, aquella imagen de Nuestro Padre Jesús desaparecida en la Guerra Civil, cargó con el cariñoso apodo de «el ahogado».

José María Pérez Basanta.

Demolida y reedificada la capilla, la fábrica de cera siguió su misma suerte; circunstancia que aprovechó el obispo Francisco Cebrián para pedir al cabildo que le cediese la planta superior del Loreto. Conseguido su propósito, construyó un oratorio privado para uso de los prelados.

El cementerio funcionó hasta el siglo XIX. Hasta 1936 se celebró en ella misa dominical.  La imagen mariana que luce sobre la portada fue añadida en el siglo XX.

ZEUS74
Pedro Díaz Molíns.

El segundo edificio es el palacio episcopal, construido en 1558 en los terrenos que ocupaba el hospital del Corpus Christi. Como ya contamos en el capítulo nueve, el último obispo de Cartagena, Esteban de Almeida, permutó el solar de su antiguo y abandonado palacio, situado en el solar del Hospital de San Juan de Dios, sala de exposiciones y biblioteca en la actualidad.

Esteban de Almeida falleció en 1563 y su escudo luce sobre la puerta más estrecha del palacio, conocida como de la Curia.

Foto Ajomalba.

El obispo José Flores Osorio (1728-1738) demolió buena parte de la obra original para reformarla reforzando su cimentación. Su aspecto exterior cambió totalmente cuando el Consell le autorizó para tirar una nueva fachada recta, tomando de la calle «la distansia de un pie».  Mejorado y ampliado, le añadió el claustro.  Su escudo campea en la puerta principal marcando el año de la reforma: 1733.

Roberto Vives Almansa.
El obispo Juan Maura en la puerta del palacio, principios del siglo XX.
Víctor Sarabia Grau.

Elías Gómez de Terán, Pedro Albornoz, José Tormo y Francisco Antonio Cebrián continuaron mejorando el edificio durante el siglo XVIII, añadiendole una nueva edificación muy sobria y una tercera puerta destinada a carruajes. De esta forma quedó unido con la casa del marquesado de Campo Salinas.

En la siguiente centuria las continuas riadas socavaron los cimientos de la parte trasera forzando su demolición en 1843, mientras su inquilino, el obispo Félix Herrero Valverde, permanecía desterrado por carlista.  Afectó principalmente a las dependencias de los prelados. Los restos aprovechables se emplearon en la adaptación del edificio del Pósito en la Plaza Nueva, convertido en ayuntamiento.

Félix Herrero Valverde.
Archivo Rafael Almira.

Durante el siglo XX los años se le echaron encima sin mantenimiento y el edificio se fue arruinando poco a poco. Para colmo, el Obispo Pablo Barrachina trasladó su residencia y las oficinas de la Curia a Alicante.

En 1996 sufrió un conato de incendio; y por fin, dos años después, comenzaron las obras de restauración finalizadas en 2003, para ser sede central de la Exposición «La luz de las imágenes». En la actualidad alberga el museo diocesano de arte sacro, trasladado desde el claustro de la Catedral.

Francisco Luis Galiano Moreno.
José María Pérez Basanta.
José María Pérez Basanta.
José María Pérez Basanta.

El tercer edificio, adosado al Palacio Episcopal,  es el que fue casa del Marquesado de Camposalinas. Edificado en el siglo XVIII pertenecía a los  Sánchez Bellmont antes de obtener el Marquesado.  Sus primeros testamentos en Orihuela aparecen a finales del XVII; pero el prestigio de esta familia subió como la espuma en la siguiente centuria, a la sombra de los Borbones.

José María Pérez Basanta.

En 1707 Juan Sánchez Bellmont obtenía el cargo de Justicia Mayor de manos del propio Obispo Belluga, en una Orihuela sometida.

Su hijo Ignacio, regidor del ayuntamiento oriolano, casó con una hija del alcalde mayor de Valencia, emparentando con la prestigiosa familia Cebriá/Cebrián.  Gracias a la influencia de su suegro lo nombraron alférez mayor de Orihuela y requeridor de su costa en 1745. Sabemos que tenía un hermano de nombre Ginés, canónigo de la catedral de Orihuela.

Vicente Sánchez Bellmont y Cebriá, el hijo de Ignacio, consiguió el título nobiliario en 1790 de manos de Carlos IV.   En la primavera de ese mismo año había señalado para el futuro marquesado dos fincas de viñas y olivares situadas en la Universidad de Almoradí, en el sitio llamado Campo de las Salinas.  El 8 de junio apareció su nombramiento en la Gazeta de Madrid:

S. M. se ha dignado conceder merced de título de Castilla con la denominación de Marqués de Camposalinas a D. Vicente Sánchez Bellmont y Cebrián, vecino de la ciudad de Orihuela, Caballero en la Orden de Santiago, para si y sus sucesores en su casa perpetuamente, en atención a sus circunstancias de nobleza, merito personal y de sus causantes y rentas que goza para mantenerse con el decoro correspondiente.

Fallecido en 1817 sin descendencia, el Marquesado pasó a su hermana Josefa, inmortalizada por el taller de Vicente López en este precioso retrato.

Retrato de la Marquesa de Campo Salinas Círculo de Vicente López. S. XIX. Óleo sobre lienzo.

La oriolana Josefa Manuela Sanchez de Bellmont y Cebriá -II marquesa de Camposalinas- nació el 3 de enero de 1752. Contrajo matrimonio en Orihuela el 8 de febrero de 1772 con Francisco Agulló, emparentado también con los Cebrián.

El hijo de este matrimonio, José Agulló Sánchez Bellmont -III marqués de Campo Salinas- casó en 1809 con Vicenta Ramón de Sentís y Ripalda – V condesa de Ripalda y II baronesa de Tamarit-, uniendo el patrimonio de la valenciana casa de Ripalda con el marquesado de Campo Salinas.

Fruto de esta unión nació José Joaquín Agulló y Ramón de Sentís – VI Conde de Ripalda, IV marqués de Campo-Salinas y III barón de Tamarit-.  Afincado en Valencia, fue senador vitalicio y presidente de la Real Academia de San Carlos.  José Joaquín pasó a la historia como cofundador de la Cruz Roja en España.  Fallecido en 1876, su viuda edificó el famoso Palacio de Ripalda en Valencia.

Palacio de Ripalda.
José Joaquín Agulló y Ramón de Sentís.VI Conde de Ripalda, IV marqués de Campo-Salinas, III barón de Tamarit.

Siendo ya condesa/marquesa su hija María Dolores, se inauguró en esta casona el llamado «Circulo de la Unión» o «casino de la calle Mayor»; una alternativa al Casino Orcelitano inaugurado el sábado «día del pájaro» de 1886.

El Diario de Orihuela. 17 de julio de 1886: A las once de hoy ha tenido lugar la inauguración del Círculo de la Unión. Terminada la lectura, de la memoria de creación de dicha sociedad, en breves y elocuentes frases dio gracias el presidente Sr. Mesples a los invitados por haberle honrado con su presencia, a lo cual contestó el Alcalde Sr. Ballesteros manifestando el reconocimiento de que estaba poseído por la atención que se le había dispensado invitándole a tan solemne acto y haciendo votos, al terminar, por la vida y prosperidad de tan distinguido Círculo. La banda de música ha amenizado el acto, atrayendo mucha gente a la calle Mayor.

Durante la II República pasó a ser el “Centro de Fomento de Trabajo y Cultura”, sede de la CEDA. El 14 de abril de 1936, durante las celebraciones del quinto aniversario de la proclamación, Miguel Hernández inauguró la Plaza de Ramón Sijé subido a una escalera. Al terminar el acto, la manifestación pasó por la calle Mayor y asaltó el edificio. Durante largo tiempo la turba se entregó al expolio arrojando los muebles a la vía pública y al río.

Terminada la contienda albergó la sede de Falange Española y la emisora de Radio Orihuela. En el «Hogar del Camarada», cantina de Falange alojada en sus bajos, hizo sus primeros pinitos Joaquín Vegara, fundador del «Bar Joaquín».

Alberto Zerón Huguet.
José M Ruiz Hernández

Cuando hablamos de la Plaza del Salvador me olvidé mencionar el «Patio de las Cadenas». Estos espacios  descubiertos, habitualmente enlosados y a un nivel superior al de la calle, se llaman atrios, y se pueden encontrar a la entrada de muchas iglesias. Solían señalizarse con columnas y cadenas.

José María Pérez Basanta.

Esas cadenas marcaban los límites del recinto sagrado. Gracias al fuero eclesiástico,  los perseguidos por la justicia ordinaria podían «acogerse a sagrado». La cosa era especialmente grave cuando la Colegiata pertenecía al Obispado de Cartagena; refugiarse en ella era sinónimo de pasar a Castilla. La propia torre, en su base, era una prisión eclesiástica.

Los zócalos o columnas de piedra negra fueron renovados en 1791. Originariamente se pensó en media docena, con argollas y cadenas de hierro;  y así se mandó hacer al cantero Francisco Calvet. Pero como podemos comprobar, con cinco fue suficiente.

Como el cantero tenía ya trabajada la sexta y había que pagarla, la columna restante se aprovechó como repisa de un altar de la Catedral. Las piedras más claras  y las cadenas actuales se colocaron en los años setenta, dando sentido al nombre del acceso principal de la Catedral: «Puerta de las Cadenas».

José María Pérez Basanta.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba)

Adaptación y ampliación de un programa de radio al que podéis acceder con los siguientes enlaces.

Programa de radio.
Vídeo del programa.

Como anexo final os dejo unas letras escritas por mi buen amigo Luis Mirete. En mi opinión condensan la esencia de la calle Mayor en el último tercio del siglo XX:

¡Cómo echo de menos sentir el eco de mis pasos recorriendo esta calle cada noche! Aún conservo en mis oídos los clericales silencios rotos de campanario y los borbotones de agua erigiéndose con violencia de palmera en los soportales de mi querida Soledad. 

En mi memoria guardo el aromático viaje con un comienzo de ferralla y recambio de tapa de olla mezclados con efluvios de Pasión desbordada emergidos desde Marita Salazar, hasta terminar en la fragancia de sotana de cera, de flor de entierro, de estridente órgano y genital sahumerio de pellizcos y dolor de brazo de nuestra Catedral pasando por los telares de olor hueco de paño «bueno» de Eleuterio, el aroma a libro nuevo, a goma de lápiz y comenzar de escuela desde los mostradores de Estruch, a la crisálida evolutiva de esencia y paladar transformado en fiesta placentera de ensaladillas, caldos y pelotas en el «Cicuta».

Pedro Díaz Molíns.

Toda la calle es aroma puerta por puerta en mi cabeza. Y sobre todos ellos la lluvia. El balsámico elixir de la vieja piedra mojada, de los balcones forjados en arquivolta, del sereno desplante del señor don Grifo aún con orgullo después del chubasco, son para la retentiva el regreso de los cinco de los ramos y las palmas; de los doce de correr por el claustral oscuro tras la novena; de los diecisiete del nacer de mi pasión por mi Orihuela y de los veinte del adiós, te amo, no te olvido y ahí te quedas.

José María Pérez Basanta.

Veo esta imagen a los cuarenta y se me caen los chorros de mi sangre a los pies entre alaridos de ausencia prolongada. Con una esperanza de muerte al fin como regreso hasta mi patria, aunque no pueda contemplar más mi sol, mi huerta y mi sierra, seguiré al menos recibiendo el olor, las fragancias puras y los escondidos aromas, cuando la lluvia palpitando entre otros pasos, me los traigan bajo la tierra. 

Apuntes biográficos: Pablo Barrachina Estevan.

Pablo Barrachina, obispo de Orihuela-Alicante, hijo predilecto de Jérica.

Pablo Barrachina Estevan.

Nacido en Jérica (Castellón) el 31 de octubre de 1912. Hijo del abogado Manuel Barrachina Foj y de Eladia Estevan Capilla. La muerte de su madre, cuando no había cumplido los cuatro años, le marcó de por vida.

Inició sus estudios sacerdotales en el Seminario Diocesano de Segorbe y los terminó en la Universidad Gregoriana de Roma, doctorado en Derecho Canónico.

Ordenado presbítero en Roma el 13 de julio de 1941, en Segorbe ostentó los cargos de Rector y Director del Seminario. Desde 1945 fue canónigo doctoral de su Catedral.

ABC. 30 de junio de 1954.

Promovido por Pío XII para el Obispado de Orihuela el 31 de marzo de 1954, fue consagrado en la iglesia de su Jérica natal el 29 de junio, en una ceremonia presidida por el nuncio apostólico.

ABC. 22 de agosto de 1954.

El 29 de agosto, Monseñor Joaquín Espinosa Cayuelas tomó posesión oficial en su nombre. Salió al balcón del palacio episcopal de Orihuela y siguiendo la tradición, arrojó al público puñados de monedas en calderilla.

Como ya hice en la biografía de su antecesor, para contar la ceremonia de entrada, resumo la crónica del Boletín Oficial del Obispado incluida en la tesis doctoral de Mª del Carmen Portugal Bueno «Las celebraciones oficiales tradicionales cívico-religiosas de los municipios de España en el siglo XXI. La entrada episcopal en la Diócesis de Orihuela-Alicante».

ABC. 9 de septiembre de 1954.

La fecha escogida fue el domingo día 5 de septiembre, precedente a la festividad de la Patrona. El prelado fue recibido en Cox por su apoderado, Monseñor Espinosa. Le acompañaban una representación del Cabildo, el párroco, el alcalde con el Ayuntamiento en pleno, autoridades provinciales y todo el pueblo de Cox.

Rezó unos minutos en la iglesia parroquial, bendijo a los asistentes y se dirigió al ayuntamiento, donde celebraron una concurrida recepción. Terminada esta, el prelado y sus acompañantes fueron agasajados por la Corporación Municipal.

Sobre las seis y media llegó a la ermita de San Antón. Allí le esperaban numerosos sacerdotes y comisiones de diversos pueblos de la diócesis, representaciones de los cabildos de Orihuela y Alicante, la Corporación oriolana bajo mazas y la guardia municipal a caballo.

Saludado por todos al bajar del coche, dedicó unos minutos a rezar ante la imagen de San Antonio Abad y el síndico del Cabildo le brindó el discurso de bienvenida.

Barrio de San Antón. 5 Septiembre 1954. Entrada de Pablo Barrachina.

Tras un breve descanso, alrededor de las siete de la tarde, subió a la mula blanca y emprendió el camino hacia la catedral. Encabezaba la comitiva la Corporación Municipal bajo mazas.

La cerraba una sección de la guardia municipal, todos a caballo. La aglomeración de gente en la puerta de Olma impidió acercar la mulilla hasta la puerta, cuyo picaporte golpeó el pertiguero, que actuaba de palafrenero con sus atuendos propios.

Barrio de San Antón. 5 Septiembre 1954. Entrada de Pablo Barrachina. Archivo Antonio García-Molina Martínez.

Inmediatamente se abrieron los portalones. Al otro lado aguardaba el resto de la Corporación Municipal, presidida por el alcalde José Balaguer Balaguer.

Uniéndose a la comitiva y con gran dificultad, se abrieron paso por la calle de Adolfo Clavarana, la popular «Calle del Colegio».

Calle del Colegio. 5 Septiembre 1954. Colección Javier Sánchez Portas.
El Paseo. 5 Septiembre 1954. Entrada de Pablo Barrachina. Colección Javier Sánchez Portas.

En el altar instalado entre las calles de Clavarana y Capdepón esperaban al prelado el cabildo catedral, el clero parroquial, los seminaristas del  San Miguel, las órdenes religiosas y diversas representaciones.

El Paseo. 5 Septiembre 1954. Entrada de Pablo Barrachina. Colección Javier Sánchez Portas.
El Paseo. 5 Septiembre 1954. Entrada de Pablo Barrachina. Colección Javier Sánchez Portas.

Revestido con los ornamentos pontificales comenzó la procesión, cerrada por la banda de música «Unión Lírica Orcelitana». Y así entró en la catedral del Salvador, por la puerta de Las Cadenas.

Oración en la Capilla del Santísimo, asiento en el trono episcopal ubicado en el altar mayor, y bendición a los presentes.

El Paseo. 5 Septiembre 1954. Entrada de Pablo Barrachina. Colección Javier Sánchez Portas.
El Paseo. 5 Septiembre 1954. Entrada de Pablo Barrachina. Colección Javier Sánchez Portas.

Finalizado el acto con el beso del anillo episcopal por parte de los fieles, el obispo más joven de España cruzó al palacio Episcopal. Nadie podía imaginar que pronto escogería otra residencia más «centralizada».

El nuevo prelado desplazó la administración de la diócesis hacia Alicante. Bajo su mitra, el Vaticano ascendió a concatedral la colegiata de San Nicolás.

A comienzos de 1968, la Curia Diocesana quedó instalada en los bajos de la residencia episcopal alicantina.

Don Pablo -como era conocido en la capital- pasó a ser el primer obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante. 

Elche, 1954. Primera visita pastoral de Pablo Barrachina. Cátedra Pedro Ibarra. UMH.
Pablo Barrachina rodeado de Scouts.
El obispo Pablo Barrachina y el arcipreste de Santa María Antonio Hurtado. Cátedra Pedro Ibarra. UMH.

Ni que decir tiene que en Orihuela dicho traslado sentó como un tiro. En la ciudad del Segura se organizó una campaña contra de la decisión del obispo.

Las protestas se sucedían en prensa. Joaquín Ezcurra se convirtió en portavoz de una ciudad orgullosa que se negaba a perder su capitalidad histórica, peleada con los murcianos y mantenida durante 400 años. 

Dichas protestas culminaron en una edición extraordinaria de la revista «Oleza»; publicación que, en abril de 1968, por primera y única vez en su historia, fue secuestrada por las autoridades civiles y su director acusado de un presunto delito de desacato al obispo por criticar el traslado de la curia diocesana a Alicante.

El reconocimiento y celebridad que «Don Pablo» se había ganado en la capital, en Orihuela se volvió rechazo. Pero un obispo, era un obispo.

Oleza, abril de 1968. Colección Antonio Luis Galiano Pérez.

Entre los años 1962 y 1965 viajó varias veces a Roma para participar en el Concilio Vaticano II. En 1967 convocó el primer Sínodo Diocesano en España. Realizó hasta seis visitas pastorales a su diócesis. 

Elda, visita pastoral del Obispo Pablo Barrachina.
San Felipe Neri. 1968.
Pablo Barrachina en Orihuela. Archivo Javier Pablo Zerón Climent.

Temporalmente fue también administrador apostólico de la de Cartagena. Lo más extraño es que, alcanzando la mitra a los 41 años, no subió más en el escalafón eclesiástico: treinta y cinco años de obispo. 

Pablo Barrachina como administrador apostólico de la diócesis de Cartagena-Murcia, acompañado por el presidente de la Diputación de Murcia.

Austero en el comer y el vestir, dicen de él que tenía un carácter fuerte y autoritario. Esa fortaleza le permitió superar la lenta recuperación de un accidente de automóvil sufrido en Albacete, en la primavera de 1958.

Aquel suceso le dejó una disimulada cojera que arrastro toda su vida.

ABC. Domingo 13 de abril de 1958.

En su largo episcopado convivió con cuatro Papas completamente distintos: Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II.   

Pero en mi memoria quedó grabado para siempre el soniquete: «Y con el papa Pablo y nuestro obispo Pablo…».

En la IX edición de la Feria Exposición Oficial de Fibras Agro Textiles del Sudeste Español.Octubre de 1968. Archivo Mariano Pedrera.
Pablo Barrachina. Procesión de Domingo de Ramos. Archivo Mariano Pedrera.
Pablo Barrachina. Procesión de Domingo de Ramos. Archivo Mariano Pedrera.

En 1989 solicitó a Juan Pablo II la renuncia al obispado por motivos de salud y edad avanzada. Esta le fue concedida y decidió quedarse en Alicante, donde gozó de una larga jubilación atendido por sus diocesanos en un piso en la calle Virgen del Socorro con vistas al Postiguet. Allí falleció el 13 de octubre de 2008. El obispo emérito tenía 96 años.

Su cadáver quedó expuesto en la concatedral de San Nicolás, en Alicante. De allí pasó a Orihuela, donde el jueves 16 de octubre, en la catedral del Salvador, se celebró la misa de «corpore in sepulto» presidida por el arzobispo de Valencia.

ABC. Martes 10 de octubre de 2008.

La sepultura estaba prevista allí mismo, en la catedral oriolana, concretamente en la capilla del Cristo del Perdón. Pero saltó la sorpresa: por deseo del fallecido debían sepultarlo en la concatedral de San Nicolás.

Enterados de la noticia en Alicante, una cuadrilla de obreros trabajó a destajo dia y noche para preparar un sepulcro digno, cumpliendo la voluntad expresada en su testamento. 

En la nave central, frente a las gradas del altar mayor, levantaron tres losas del mármol y traspasaron la capa de hormigón. De la losa funeraria se encargó una empresa de San Vicente, dejando la inscripción para después de la ceremonia.

El féretro de Pablo Barrachina introducido en el sepulcro frente al altar de la concatedral de San Nicolás. Alicante. Diario Información.

Y así Alicante se quedó orgullosa con los restos de quien les había transferido todo el protagonismo dentro de la diócesis. Era el primer obispo enterrado en la concatedral de San Nicolás.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Apuntes biográficos: José García Goldáraz.

José García Goldaraz. 1945. Antonio Ballester Vidal.

José García Goldáraz.

Nacido en Hernani (Gipuzkoa) el 24 de octubre de 1893. Estudió en la Pontificia Universidad de Comillas obteniendo doctorados de Teología, Derecho y Filosofía.

Como nota curiosa, en su juventud cultivó la poesía en euskera, colaborando en la revista Euskal-Esnalea.

Secretario particular del obispo de Ciudad Real, su paisano y mentor Francisco Javier Irastorza, cuando la Nunciatura lo trasladó a Orihuela en 1922 marchó con él. 

Tres años después era canónigo de la Catedral oriolana.

Francisco Javier de Irastorza Loinaz. Colección Javier Sánchez Portas.

En 1928 el nuncio en Madrid le llamó para el Tribunal de la Rota; y cuatro años más tarde lo nombraron arcipreste de la Catedral de Madrid; actuando además como asesor jurídico de la Nunciatura.

Terminada la Guerra Civil y gracias al convenio firmado con la Santa Sede, el régimen franquista asumió el privilegio de presentar a los obispos.  

Fallecido el prelado Irastorza en diciembre de 1943, llamaron a Goldáraz para suceder a su mentor.

Mientras, el administrador apostólico Luis Almarcha actuó como obispo en funciones durante poco más de un año.  

Y así, en el verano de 1944, otro prelado vasco alcanzaba el Obispado de Orihuela.

El Obispo García Goldaraz con Arturo Esquiva y Eusebio Escolano. Antonio Ballester Vidal.

Consagrado en la Catedral de Madrid el domingo 26 de noviembre, disponemos de las noticias de los días 25 y 28:

ABC. 25 de noviembre de 1944: Consagración del Obispo de Orihuela. A las diez horas de la mañana del domingo se celebrará en la Santa Iglesia Catedral el solemne acto de la consagración del nuevo obispo de Orihuela, Dr. D. José García Goldaraz.

ABC 28 de noviembre de 1944

ABC. 28 de noviembre de 1944: Consagración del nuevo Obispo de Orihuela. Fue apadrinado por él ministro del Aire y su esposa. La solemne ceremonia de la consagración del nuevo obispo de Orihuela, Dr. D. José García de Goldáraz, se ha celebrado, a las diez de la mañana del domingo, en la Santa Iglesia Catedral de Madrid. Ofició el nuncio de Su Santidad, monseñor Cayetano Cicognani, asistido de los obispos de Madrid-Alcalá, Dr. D. Leopoldo Eijo Garai y de León, Dr. D. Luis de Almarcha.

Asistieron a la ceremonia los obispos de Sigüenza, doctor Muñoyerro; de Vitoria, padre Carmelo Ballester, y auxiliar de Madrid-Alcalá, doctor D. Casimiro Morcillo.El nuncio apostólico entró bajo palio y fue recibido por todos los prelados que asistieron a la ceremonia. En lugar preferente, frente al altar se situaron los padrinos del consagrado, ministro del Aire, teniente general D. Juan Vigón y su señora, doña Esther Sánchez Partierra de Vigón.

Después de la adoración del Santísimo Sacramento, comienza la ceremonia. El nuncio apostólico ocupa un lugar al lado del Evangelio y el obispo electo, otro al lado de la Epístola, donde se halla instalado un altar profusamente adornado, de flores blancas, en el que celebra la primera parte de la misa.

A la ceremonia han asistido, además del ministro y la señora de Vigón, el gobernador civil y jefe provincial de Alicante comandante D. José María Paternina; el presidente de la Diputación de Alicante, don José A. Verdejos, y una representación de la Corporación.

El abad de la colegiata de Alicante, una representación del Ayuntamiento madrileño, integrada por los tenientes de alcalde conde de Casal y Sr. Alonso de Celis; los alcaldes de Orihuela, San Sebastián y Alicante con nutrida representación de las Corporaciones municipales respectivas.

El juez de Primera Instancia de Orihuela, una representación del Cabildo de la Catedral de Orihuela; los seminaristas de Orihuela; una representación de la Cámara de Comercio de Orihuela; la marquesa de Lendinez, el marqués de la Vega de Anzó; una representación de la Acción Católica de Elche, y otra de la Junta Nacional del Misterio, numerosas representaciones de Valencia, Alicante, Murcia y, en general, de la región levantina.

De la diócesis del nuevo prelado solamente, han llegado más de 300 fieles en un tren especial, representaciones de Acción Católica de Madrid y de otras Corporaciones. El acto se celebró con el ceremonial acostumbrado y, al final, el nuevo prelado dio la bendición a los fieles.

Poco después, el obispo de Orihuela ofreció, una recepción en su residencia a sus padrinos, autoridades y jerarquías que asistieron a la ceremonia.

Actuará de consagrante el nuncio de Su Santidad asistido por los obispos de Madrid-Alcalá y de León. Serán sus padrinos el teniente general D. Juan Vigón ministro del Aire, y la señora doña María Esther Sánchez Pertierra De Vigón.

Goldáraz tomó posesión de la mitra el 4 de febrero de 1945. En carta  enviada al Cabildo notificó «su entrada oficial en la Diócesis (D.m.) el Domingo de la Quinquagésima, día 11 de Febrero próximo».

Para describir la tradicional ceremonia oriolana disponemos de la crónica del Boletín Oficial del Obispado, incluida en la tesis doctoral de Mª del Carmen Portugal Bueno, «Las celebraciones oficiales tradicionales cívico-religiosas de los municipios de España en el siglo XXI. La entrada episcopal en la Diócesis de Orihuela-Alicante».

Según dicha crónica, el obispo llegó a Cox a las doce de la mañana y fue recibido por el párroco Juan Manuel Carbajo y el alcalde Clemente Sáez. Les acompañaba el Ayuntamiento en pleno, las autoridades locales y el pueblo en masa, llevando por delante a unos niños que portaban ramos de flores.  

Goldáraz entró a la iglesia parroquial, rezó unos momentos y bendijo al pueblo congregado. De allí pasó al Ayuntamiento, donde le esperaba una larga recepción de autoridades, organismos diocesanos y provinciales.

Tras dicha recepción visitaron el convento del Carmen y volvieron al ayuntamiento para ser agasajado por la Corporación Municipal.

Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. Llegada a San Antón. Detrás el gobernador Paternina. Antonio Ballester Vidal.

Llegó a San Antón a las cinco de la tarde. Allí le esperaban la banda de música Orcelitana, autoridades locales y otras personalidades de la ciudad para darle la bienvenida.

Una vez dentro de la ermita lo recibió una comisión del Cabildo. En su nombre, el síndico Arturo Esquiva, saludó al prelado con un breve discurso de bienvenida que fue contestado con palabras impregnadas de cariño. Seguidamente se retiró a descansar.

Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En San Antón. Antonio Ballester Vidal.

Después comenzó la visita de las autoridades oriolanas. En nombre de la Corporación Municipal, el síndico Manuel Cañizares ofreció un cordial discurso de bienvenida.

Seguidamente fue saludado por la Corporación en pleno,  con su alcalde y jefe local del Movimiento, Rafael García Pertusa, a la cabeza.

Tras ellos llegó el turno al resto de las autoridades civiles y militares. A continuación prepararon la comitiva que, saliendo de la ermita de San Antón, llegaría hasta la catedral.

Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En San Antón. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En San Antón. Antonio Ballester Vidal.

Abrían la marcha los maceros municipales. Tras ellos el Prelado montado en su mula. El alcalde Rafael García a la derecha; el primer teniente de alcalde, Baldomero Giménez, a la izquierda; ambos montando briosos y espléndidos caballos.

Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En San Antón. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En San Antón. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En San Antón. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En San Antón. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En San Antón. Antonio Ballester Vidal.

Al llegar a la puerta de Olma la encontró cerrada.  Tenía la llave para que «desde su mulilla torda, que recordaba la que montó el Señor en su triunfal entrada en Jerusalén, la abriera para entrar en su Ciudad, la Sede de su Diócesis, como Señor espiritual de ella».

Entrada José García Goldaraz.11 de febrero de 1945. En La Puerta de Callosa. A. Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En La Puerta de Callosa. A. Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En La Puerta de Callosa. A. Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En La Puerta de Callosa. A. Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En La Puerta de Callosa. A. Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En La Puerta de Callosa. A. Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En La Puerta de Callosa. A. Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. Puerta de Santo Domingo. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. Calle del Colegio. Antonio Ballester Vidal.

Tras cruzar el umbral de la puerta de Callosa, la comitiva siguió su camino para llegar a un altar instalado entre las populares calles de la Carretería y el Paseo. Allí rezó ante la imagen de la Patrona, la Virgen de Monserrate, alzada graciosamente en un altar.

Posteriormente el obispo se revistió con los ornamentos pontificales y comenzó la procesión con dirección a la catedral.

Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En el Paseo. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En el Paseo. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En el Paseo. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En el Paseo. Antonio Ballester Vidal.
Entrada José García Goldaraz. 11 de febrero de 1945. En el Paseo. Antonio Ballester Vidal.

Estaba formada por miembros de Acción Católica, enarbolando sus estandartes; por los seminaristas con sus blancos roquetes; por las comunidades religiosas de franciscanos, capuchinos y Jesuitas, todos en largas filas; por las parroquias de la ciudad con sus cruces alzadas; y por los dos cabildos eclesiásticos: el de la colegiata de Alicante y el de la catedral de Orihuela.

El prelado caminaba despacio, provisto de mitra y báculo. Iba bajo palio cuyas varas portaban los médicos y abogados de la ciudad seguidos por un cortejo de autoridades regionales, provinciales y locales. Cerrando la procesión marchaba la Banda de Música «Lírica Orcelitana».

Pasaron por Sagasta, Ballesteros, Alfonso XIII, Teniente Linares y Ramón y Cajal, hasta llegar a la Plaza del Salvador donde el obispo entró a la catedral por la puerta principal, la de Las Cadenas. Dentro recorrió procesionalmente las naves del templo y subió al presbítero, sentándose en la cátedra.

Tras el «Te Deum» y la oración correspondiente, el flamante obispo bendijo a los asistentes desde el altar mayor. Y finalmente, bajando del púlpito, dio a besar su anillo a todos, empezando por el clero y las autoridades.

El obispo García Goldaraz en el Pardo. 16 de Enero de 1945. Hemeroteca ABC.
El obispo junto al  gobernador civil y el alcalde de Elche, 1945. Cátedra Pedro Ibarra. UMH.
Elche, IV Congreso Eucarístico Provincial. 1948. Cátedra Pedro Ibarra. UMH.

Conocedor del funcionamiento de su diócesis (no olvidemos que ya había trabajado con su antecesor en la mitra), continuó la labor de reconstrucción.

Para animar la fe de su feligresía organizó ocho Congresos Eucarísticos Diocesanos.

Elche, IV Congreso Eucarístico Provincial.1948. Cátedra Pedro Ibarra. UMH.
El Obispo García Goldáraz. 1951. Bendición de San Isidro. Antonio Ballester Vidal.
El Obispo García Goldáraz. 1951. Bendición de San Isidro. Antonio Ballester Vidal.

Entre los meses de noviembre de 1949 y agosto de 1950 actuó como administrador apostólico de la vecina diócesis de Cartagena-Murcia.

En 1952 asistió, junto a obispos del mundo entero, al XXXV Congreso Eucarístico Internacional, celebrado en Barcelona.

Su carrera culminó en noviembre de 1953, cuando fue nombrado arzobispo de Valladolid. 

ABC 28 de agosto de 1953.

La mitra oriolana pasó a Pablo Barrachina Estevan en 1954.  

Un año después, Orihuela lo nombró «hijo adoptivo» y recibió en Alicante la medalla de oro provincial.

ABC 10 de julio de 1954.
Arzobispo García Goldaraz. Julio de 1954. Homenaje Ayuntamiento de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas.
Arzobispo García Goldaraz. Julio de 1954. Homenaje Ayuntamiento de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas.
Arzobispo García Goldaraz. Julio de 1954. Homenaje Ayuntamiento de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas.
Arzobispo García Goldaraz. Julio de 1954. Homenaje Ayuntamiento de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas.
Arzobispo García Goldaraz. Julio de 1954. Homenaje Ayuntamiento de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas.
Arzobispo García Goldaraz. Julio de 1954. Homenaje Ayuntamiento de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas.
Arzobispo García Goldaraz. Julio de 1954. Homenaje Ayuntamiento de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas.
Arzobispo García Goldaraz. Julio de 1954. Homenaje Ayuntamiento de Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas.

En el verano de 1970 renunció al Arzobispado y estableció su domicilio en Valladolid, donde pasó el resto de su jubilación.

ABC 5 de julio de 1970.
ABC 14 de julio de 1970.

Tres años después falleció en el hospital de la Cruz Roja de dicha localidad, concretamente el 10 de junio de 1973. La Corporación oriolana con su alcalde a la cabeza asistió al entierro en la catedral vallisoletana.

ABC 11 de julio de 1973.
ABC 13 de julio de 1973.

José García Goldáraz  tiene calles dedicadas en Hernani, Valladolid, Alicante y Orihuela.

La de Orihuela está situada en el popular «Barrio de las Monserratinas» y se llama «calle Arzobispo».  

Ajomalba.

En una de sus esquinas, achaflanada, luce un hermoso busto obra de José Sánchez Lozano. Es gemelo de otro ubicado en uno de los patios del Seminario.

Busto de García Goldáraz, obra de Sanchez Lozano en calle Arzobispo. Ajomalba.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).