Callejeando 13. El Raval Roig. Capuchinos.

El arrabal Roig en los siglos XVI, XVII y XVIII. Archivo Municipal de Orihuela.

Capuchinos y aledaños.

El Arrabal Roig. Colección Esteban Sanmartín.

Desde la Ermita del Sepulcro, por la breve travesía de la Armengola, llegamos a la calle Charamita cuyo título es sinónimo de dulzaina. Este instrumento de viento, llamado también xirimia en Cataluña y Valencia, se ha transformado fonéticamente en xaramia y luego en xaramita.

El charamitero, acompañado del tabaleter (que portaba un pequeño tambor o tabalet) y generalmente del polvoristero,  formaban un conjunto que marchaba delante del pasacalles interpretando melodías populares y llamando a la fiesta…

Ante nuestros ojos aparece el lateral de la casa cuartel de la Guardia Civil, edificio que sustituye a un antiguo cuartel de Caballería cuya historia os cuento en un capítulo aparte al que se accede sencillamente pinchando la siguiente imagen.

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Seguimos nuestro imaginario paseo por la calle que arranca a la izquierda del cuartel, la de los Menadores. Su nombre recuerda a los artesanos del cáñamo, necesitados de grandes espacios abiertos en el arrabal por la gran longitud de las sogas que hilaban y tensaban en la mena o rueda de hilar.

Por dicha calle llegamos a la de la Virgen de la Fe, advocación mariana popularizada en el barrio por los capuchinos a lo largo del siglo XVII. Transcribo algunos extractos de la «Relación Histórica del Hallazgo de Nuestra Señora de la Fe», impreso anónimo en el que se narra la leyenda, sus presuntos milagros y unos versos titulados: «Los gozos de Nuestra Señora de la Fe».

Siendo grande la piedad que los antiguos cristianos tuvieron para defender las imágenes sagradas, cuando los sarracenos desenfrenaron su barbarie en despedazar cuantas imágenes de Cristo y de su bendita Madre y de otros santos encontraban en las iglesias …

… Por esto procuraron los fieles ocultar las que podían o en los sepulcros o en las cuevas de los desiertos, o en los profundos hoyos de la tierra, o en las concavidades de las paredes y en otros edificios, preservándolas de este modo de que diesen en las sacrílegas manos de los mahometanos…

…Es tradición muy antigua; esta sagrada imagen estaba en una iglesia o ermita que había en el castillo de la ciudad de Orihuela que se hallaba fundado en el monte Orión o como dicen Oriol y que a su presencia acudían los oriolenses cristianos como a su refugio y amparo en todas sus necesidades y aflicciones. Allí la veneraban, le hacían votos y promesas, teniéndola todos por su Madre y amplísima bienhechora, resultando de todo esto ser muy antigua esta santa imagen…

… Un devoto la bajó de la ermita y la colocó en un nicho, en donde después fue venerada por los cristianos que quedaron en el Arrabal Roig. Y que un pájaro que tiene el niño Jesús en su mano, es un ave llamada comúnmente oriol, herodio o gerifalte, de donde tomó el nombre Oriolet y la ciudad el apellido de Orihuela y Orihola…  

Archivo Ajomalba.

Con una trama semejante a la leyenda de Monserrate y a la de otras muchas advocaciones marianas españolas, cuenta que los godos la ocultaron para que no fuese ultrajada por los hijos de Mahoma; y que fue venerada en secreto en el arrabal hasta que, fallecidos todos los conocedores de su emplazamiento, cayó en el olvido durante siglos.

En el año 1634 (había pasado casi un milenio), los capuchinos tomaron unas casas contiguas para ampliar su huerto; y al derribarlas, descubrieron la imagen emparedada y milagrosamente intacta (qué buenos materiales empleaban los godos en sus casas y en sus tallas). Sin perder tiempo la llevaron en procesión hasta la iglesia del monasterio, y allí le fabricaron una capilla con retablo y altar.

Tal vez si no hubiera quedado así escondida, no hubiéramos logrado los capuchinos el honor de tenerla en la iglesia de nuestro convento. En el arrabal Roche, en donde al presente está, después de algunos años, necesitándose dilatar el huerto, se tomaron algunas casas que le estaban contiguas, y entre ellas una, que en una de sus paredes contenía el celestial tesoro de la Sta. Imagen de la Virgen del Orión, sin que nadie tuviese noticia de esto…

Hasta el azaroso procedimiento para escoger su titulación (no les valía el de Orión) fue parecido al de Monserrate; pero con más de tres opciones. En este caso prepararon un jarro de plata, con nada menos que setenta y dos «cedulitas» que nombraban otras tantas advocaciones marianas. Y la mano inocente de un niño sacó por tres veces la que llevaba escrita «Virgen de la Fe».

El lienzo que representa este hallazgo ya no está en Orihuela. Los capuchinos se lo llevaron a su iglesia de las tres Avemarías, en el convento de San Buenaventura de Totana. Resulta chocante que un cuadro costeado por los vecinos del Rabaloche esté fuera de la ciudad cuyo escudo muestra (el Oriol y las barras de Aragón).

Cuadro que representa el último hallazgo de la / antiquísima y milagrosa ymagen de Nª Sª de la Fé / antes llamada de Orión en este convento de PP. / Capuchinos el año 1634. Jorge Belmonte Bas

Jorge Belmonte, autor de la fotografía anterior, me pasó también este otro lienzo de la misma procedencia, vendido en 2015 en la casa de subastas Bonhams como obra del círculo del pintor novohispano Cristóbal de Villalpando.

IMAGEN DE. Na. Sra DE LA FE DEL COVO/DE. LOS P.P.s CAPnos DE.LA CIVIA DE. ORI/HUELA». Mi agradecimiento a Jorge Belmonte.

Se trata de una imagen de la Virgen de la Fe «retratada» en un marco arquitectónico que recuerda más a un portapaz que a un retablo. El banco muestra una inscripción que lo identifica como propiedad de los capuchinos de la ciudad de Orihuela.

Y de leyenda en leyenda llegamos a la calle de la Armengola, la mítica esposa de Pedro Armengol, personaje imprescindible en la fiesta de la Reconquista. Pinchando la siguiente imagen podréis leer mi trabajo sobre el tema.

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Ajomalba.

Siguiendo por la calle de la legendaria heroína descendemos hasta entroncar con la plaza y calle de Capuchinos, cuyo nombre recuerda al desaparecido convento del Santísimo Nombre de Jesús sustituido en la actualidad por un horrendo conglomerado de hormigón de aspecto carcelario.

Los Hermanos Menores Capuchinos.

Los capuchinos son la rama franciscana más joven y la única que ha permanecido independiente con su propia organización y estructura. En la primera mitad del siglo XVI muchos religiosos pugnaban de nuevo por recuperar los fundamentos de San Francisco insatisfechos de la vida que se llevaba en la observancia.

En su intento por volver al eremitismo de los orígenes, Mateo de Bascio o de Bassi se enfrentó a sus hermanos observantes entregándose a la práctica literal de la Regla. Cuando supo que el hábito franciscano no era el mismo que usaba Francisco de Asís, sino que este era más áspero y con un capucho puntiagudo cosido a la túnica, lo adoptó sin más y así, la forma peculiar de su capucho propició el apodo que a la postre sería el nombre oficial de la Orden: Capuchinos.

En el verano de 1528, Mateo marchó en secreto a Roma; y con el apoyo de la sobrina del Pontífice, obtuvo el permiso de Clemente VII para observar la Regla según sus deseos. Esta actitud le ocasionó múltiples persecuciones y periodos de encierro por parte de los observantes.

A pesar de todo se convirtió en el fundador y primer superior general de la Orden de los Frailes Capuchinos Menores; y la celebración del Concilio de Trento (1545-1563) favoreció la consolidación de esta reforma. Los Capuchinos, no sólo se afianzaron, sino que lograron expandirse geográficamente comenzando por Francia.

En España, vencido el recelo que consideraba que dicha reforma no añadía nada a la emprendida por los Alcantarinos Descalzos, se establecieron en el año 1578 primero en Cataluña; y desde allí iniciaron su expansión por los distintos territorios peninsulares.

A suelo valenciano llegaron en 1596 por intervención del Patriarca Juan de Ribera, arzobispo y virrey; a su influencia se debe que a esta Provincia se le diera el nombre de la Preciosísima Sangre de Cristo, erigiéndose diecinueve conventos hasta 1729.

Ntra. Sra. de las Tres Avemarías. Venerada en la Iglesia de los Capuchinos de Orihuela. Archivo Loles Botella.

Siglo XVII.

En la Oriola de principios del siglo XVII estaban instalados los Observantes en Santa Ana, los Descalzos en San Gregorio y sus hermanas las Clarisas en San Juan; pero para completar la presencia franciscana faltaban los Capuchinos; y estos fundaron su primer convento en el año 1611.

El convento de capuchinos de esta ciudad de Orihuela se fundó el año 1611, siendo provincial de esta Provincia el padre Quiroga de la Casa. Levantaron su convento en su primera fundación, en el camino de Almuradín, no muy lejos de la ciudad…

Por ser este primer Convento enfermo, y haberse muerto en él, en breve tiempo algunos Religiosos, se trasladó al sitio en que hoy se halla donde el año de 1618, se puso la primera piedra, por el Ilustrísimo Señor Balaguer, Obispo de esta ciudad a 20 de septiembre, y poco a poco se fue perfeccionando, como lo está al presente. 

Los fragmentos anteriores pertenecen a un catálogo de conventos del obispado de Orihuela escrito a mediados del siglo XVIII. Los siguientes al «Compendio Histórico» de Josef Montesinos.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Caja Rural Central. Orihuela.

Pusieron la cruz, la primera vez, en un bancal llamado del Coxo, en dicho año y día (21 de abril de 1611); y por parecer el sitio malsano, se trató de mudarlo antes de comenzar la fábrica, y así se hizo; y se pasó la fundación al Camino de Almoradí, y tomaron posesión de unos huertos que eran de Juan Manzanera, entre el dicho camino, de una parte, y el Río Segura de otra…

El paraje, cercano a la noria de la acequia de Callosa en el camino de Almoradí, resultó muy pernicioso para la salud de los frailes. La acequia y el río con sus correspondientes mosquitos eran una continua fuente de enfermedades. Y no les quedó más remedio que cambiar de emplazamiento.

Permanecieron en ese sitio algunos años, y en ellos experimentaron y sufrieron muchos enfermos, muriendo algunos de ellos, por lo que no había religiosos que quisieran venir a habitar en el convento. Lo que obligó a los padres a trasladarse a otro sitio.

Se trató en Capítulo y todos unánimes y conformes fueron de parecer se mudase el convento, que estaba medio edificado, y los dormitorios hechos y un pedazo de las tapias del huerto, y se pasaron al sitio que hoy día tienen en el Arrabal Roig, que era huerto y casa de Josef López, Notario, dejando aquel convento…

Gracias a José Ojeda Nieto sabemos que en 1619 obtuvieron permiso para instalarse en el llano de San Miguel; ocupando aquella vieja ermita como habían hecho otras órdenes con las de Santa Ana o San Sebastián. Pero como San Miguel no era propiamente una ermita, sino una iglesia sufragánea, dicho permiso fue revocado.

Según las notas del Padre Agustín Nieto, los catorce religiosos capuchinos fueron acogidos temporalmente por el obispo Andreu Balaguer; el mismo que autorizó la posterior mudanza al huerto del notario Joseph Llopes; situado frente a una placeta llamada del Olmet, la futura plaza de Capuchinos.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos.

La proximidad con sus hermanos de Santa Ana hizo necesario solicitar el beneplácito; y a diferencia de lo que había pasado con los alcantarinos descalzos, los capuchinos fueron aceptados. Estos franciscanos reformistas no celebraban entierros, no tenían cofradías; tampoco organizaban procesiones ni recibían limosna de misa o de sermón. Así pues, los observantes no se sintieron amenazados.

Y se puso la primera piedra en la falda del monte que está a la puerta del huerto que es al presente. (…) Más adelante pareció a los padres que donde se puso la primera piedra no era puesto acomodado para la fundación del convento, y que estarían mejor un poco más abajo, dentro de la cerca del huerto; trazose con reflexión y se ejecutó estableciéndolo donde al presente aparece.

Sin más impedimentos los Capuchinos proyectaron la construcción de su convento y al acto de colocación de la primera piedra asistió el obispo, el gobernador y sus vecinos de Santa Ana.

Por mediación del síndico vendieron el terreno, deshaciendo todo lo que allí tenían para traerlo al nuevo emplazamiento; y con aquellos utensilios y el dinero obtenido por la venta comenzaron las obras.

Pero después de tres años de pacífica convivencia, cuando ya tenían parte del edificio levantado y una buena cantidad de dinero invertido, el guardián de los observantes fue reemplazado; y al nuevo no le pareció bien la vecindad.

El entusiasmo con el que la ciudad había recibido a los recién llegados y las dimensiones del edificio que proyectaban le hicieron temer una gran disminución en las limosnas. Y optó por impugnar la fundación capuchina alegando que se hallaba dentro de su demarcación.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Ojeda Nieto publicó el extracto de un protocolo del año 1622, que da fe de la medición que hicieron los franciscanos de Santa Ana, calculando la distancia entre un convento y otro para fundamentar el inicio de un pleito.

Martín Garcia Sexablanca, agrimensor de la ciut de Murcia ―expresó tras juramento oficial― haver mensurat les casses que y a desde lo convent de Sent Anna …, la qual mensura fet desde la porta major del dit convent de St. Françes ço es ―exactamente― de la aldava questa fixa en dita porta fins on esta possada la primera pedra de nova obra del dit convent del Capuchinos e medint p lo aire atrobat haver en dita distançia  del un convent al altre trescentes vint y cinch canes de a dos alnes cascuna alna del Regne de Valençia de a quatre pams.

En 1624 el Consell oriolano envió un escrito al rey en defensa de la fundación del convento del Santísimo Nombre de Jesús. Con el apoyo de la ciudad, del virrey y del propio Felipe IV, los capuchinos consiguieron su propósito.

En la segunda mitad del siglo XVII la fundación se topó con los efectos de las graves epidemias de 1648 y 1678. Estos religiosos —al igual que sus hermanos descalzos— se implicaron en el cuidado de los apestados; enfermando y falleciendo muchos por contagio. Esta actitud de servicio cimentó su fama de santidad y entrega al prójimo; pasando al siglo XVIII como la congregación más querida en Orihuela.

Como contrapartida, la despoblación producida por las epidemias facilitó las compras y donaciones de casas y terrenos colindantes; por lo que el convento capuchino y su huerto no dejaron de crecer.

Siglo XVIII.

He utilizado a Josef Montesinos para hablar de la fundación del convento; pero cuando realmente es útil el espeso cronista oriolano, es cuando actúa de testigo narrando lo que ve. Así describe el convento de los capuchinos en el año 1792.

Jeroglífico de las propias armas del Convento de los Padres Capuchinos Menores y dibujo de uno de sus fundadores. MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Descripción de las oficinas de este seráfico convento de Padres Capuchinos. Portería y Claustros. Ante todo lo expuesto se halla una espaciosa puerta con fachada de cantería blanca, en cuyo remate y en su nicho, está S. Antonio de Padua, de busto. Luego le sigue un espacioso pórtico con su cruz en medio; y el Santo Vía Crucis de Manises de Valencia.

Entrando, a la izquierda está la portería, sobre cuyo cancel hay una mediana efigie de S. Francisco de medio cuerpo, cuya pintura es la admiración de los inteligentes y Canónigos; a la derecha, antes de entrar, se descubre un excelente lienzo de ocho palmos de María Santísima de la Fuensanta con San Josef y San Ginés de la Xara, Hermitaño…

En el lado izquierdo está el aposento de visitas con la Purísima Concepción, varias piezas castellanas, mesa, sillas y bancos. La portería en muy espaciosa adornada con preciosos mapas de las Provincias que tienen los Padres Capuchinos en todo el mundo; varios retratos de santos y venerables; el árbol genealógico de la orden y un hermoso lienzo de la Purísima Concepción.

Los claustros, renovados en este año de 1792,  aunque medianos, son muy aseados; en ellos están el Aula, varias despensas y oficinas. En su centro hay una cisterna de agua que se llena del Río Segura por la menguante de enero, de la que se abastece la Reverenda Comunidad, todo el año.

Refectorio, Cosina y Deprofundis. El refectorio es grande, curioso, blanco y bien adornado, especialmente con un lienzo de la cena del Señor, que es cosa especial. El Deprofundis es muy capaz, blanco y aseado con algunos cuadros. La cocina es una pieza grande y con muchas comodidades.

Coro y Deprofundis Eclesiásticos: El Coro es grande, muy capaz y decente con sus buenos asientos, reja grande, oratorio dedicado a la Purísima Concepción; y varios lienzos de especial belleza… El Deprofundis es más largo que ancho, pero muy decente, adornado de varios cuadros muy buenos.

Escaleras y Dormitorios con Celdas: Todo el convento se manda por dos escaleras muy cómodas, ambas adornadas con muy especiales lienzos y otras pinturas. Los dormitorios son bajos, muy claros, blancos y pintados; la enfermería es muy buena, con su Oratorio; las celdas muy bonicas, aunque reducidas al Instituto Capuchino; a excepción de las Celdas del Guardián y del Vicario, que por razón de su oficio, permiten alguna más amplitud.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos. Colección Javier Sánchez Portas.

Aposento y Terrado de recreo: El aposento de recreo es grande, majestuoso, y de irregular hermosura; lo construyó a fundamentos en el año de 1752 el Sr. Doctor D. Josef Claramunt Vives de Alulayes, Canónigo Magistral del Indulto de esta Santa Iglesia de Orihuela (…) en este aposento se descubren varios mapas de todo el mundo y diferentes lienzos primorosos (Inmaculada Concepción, el expresado Sr. Claramunt, Fernando VI de Borbón y su esposa María Bárbara de Portugal, Beato Lorenzo de Brindis y San Francisco).

Magnífica Librería: La librería de este Convento en magnífica, esplendorosa y muy capaz; la hizo desde los cimientos a sus expensas el Sr. Doctor D. Josef Claramunt Vives de Alulayes, Canónigo Magistral del Indulto, insigne bienhechor de esta Santa Comunidad.

Tiene libros excelentes y preciosos manuscritos; mesas, escaños, bellos lienzos de los Santos Doctores de la Iglesia, de la Purísima Concepción, Cardenales de la Orden; y entre ellos, los bustos o retratos de medio cuerpo de dos Canónigos…

Huerto y Balsa con peses: Este Convento tiene para su recreo y utilidad grande huerto, fértil en todo género  de hortalizas.  Produce muchas flores, claveles, naranjas, limones, dos palmas, granadas y albaricoques.

Tiene otro huerto que llaman «El Secano» porque está sobre el monte, el cual tiene muchos almendros, avellanos, algarrobos, higueras y parras. Todo se riega por medio de una noria que con la rueda de una bestia saca el agua de una fuente algo profunda que nace allí mismo.

Es algo blanda, en invierno sale caliente y en verano fría. El agua sobrante se recoge en una balsa que produce unos pececillos medianos y algunas anguilas que todo sirve de recreo a la Reverenda Comunidad.

Tiene el Convento buenas azoteas, miradores, reloj para su gobierno, Hospedería, celdas muy curiosas aunque medianas, y un grande patio con bolas, para el recreo de los religiosos jóvenes, en los días de deporte.

Del siglo XVIII he encontrado también un ejemplo de mortificación física en las carnes de un capuchino del convento de Orihuela, llamado Antonio de Mallorca.

Era su cotidiano ejercicio hacer la via-cruzis por dentro de la Yglesia, cargando sobre sus ombros una cruz pesadíssima, y en la Caydas que representaba la estación, para hacerlas al visso se dejava caer de golpe, y a lo natural, para experimentar mas vivos los tormentos de la Cruz.

Camarín de las Tres Avemarías y Divina Pastora. Veneradas en los Capuchinos de Orihuela. Archivo Loles Botella.

Siglo XIX.

Los capuchinos fueron exclaustrados por la Junta de Gobierno del Reino de Valencia y Murcia tras la publicación del Real Decreto de 25 de julio de 1835 suprimiendo los monasterios y conventos masculinos con menos de doce frailes. Dicha exclaustración fue confirmada por otro Real Decreto de fecha 11 de octubre de mismo año.

En febrero de 1836 se decretó la venta de los bienes inmuebles de los monasterios; y el edificio desamortizado pasó a ser de propiedad particular. No he conseguido averiguar quién lo compró; pero la circunstancia de que en 1880 perteneciese a Andrés Rebagliato me hace pensar que, como otros conventos oriolanos, pasó por la manos de su suegro, el acaudalado Matías Sorzano.

Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1846-1850) – Madoz, Pascual, 1806-1870  

Esta descripción figura en el diccionario de Pascual Madoz; compuesto a mediados de la centuria:

El de Capuchinos, situado en el arrabal Roig, a la parte del O, junto a la puerta de Murcia, al pie de la montaña del castillo, es el más moderno de todos, y se asegura haber sido fundado en 1611.

Es un edificio muy capaz en su clase, de obra de mampostería sólida, que promete mucha duración. Su iglesia es pequeña pero muy decente, hallándose hoy sin uso alguno. Tenía una buena biblioteca, y dentro de su muro un huerto regado por una noria y otra porción de terreno secano a la falda del monte, bien cultivado y plantado de algarrobos, olivos y otros árboles.

En 1880 fue restaurado parcialmente para albergar a un grupo de capuchinos franceses expulsados de su país. Los frailes se instalaron provisionalmente en el seminario hasta que el convento fue habitable.

Semanario católico. Alicante, 13 de noviembre de 1880: El miércoles, después de cuarenta y cinco años, vimos por las calles de esta capital a una Comunidad de religiosos vestidos con el sayal y las sandalias del franciscano, ciñendo su cuerpo el cordón de la Orden, del que pendían hermosos rosarios.

A las seis y media de la mañana fondeó en nuestro puerto el vapor hispano-francés, titulado San José, conduciendo a su bordo a trece frailes capuchinos que acaban de ser expulsados de su convento de Mont-de-Marsan en el departamento de Landes (Francia). Al tenerse noticia de la presencia de estos religiosos, una inmensa multitud de gentes de todas clases y condiciones se dirigió al muelle de esta ciudad, ávida de saludarles.

En Alicante les ofrecieron instalarse en el monasterio de Nuestra Señora de Orito, en el término de Monforte. El superior agradeció la generosa oferta; pero les comunicó que tenía decidido alojar a su comunidad en el que había sido convento de capuchinos en Orihuela.

Los frailes expulsados arbitrariamente de Mont-de-Marsan, partieron seguidamente para Orihuela, a donde llegarían el miércoles por la noche para ser hospedados en el Monasterio de Capuchinos de aquella ciudad, cuyo edificio acaba de cederles el Sr. D. Andrés Rebagliato, a quien pertenecía.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos.

Semanario católico. Alicante, 6 de mayo de 1882: Los religiosos capuchinos residentes en Orihuela han celebrado en los días 28, 29 y 30 del pasado abril un solemne Triduo en honor del nuevo Santo Lorenzo de Brindis, religioso de dicha orden. Tenemos a la vista una carta de aquella ciudad en que se reseñan a grandes rasgos dichas solemnidades.

El templo estaba primorosamente adornado, y causaba un efecto sorprendente, siendo lo más admirable que los objetos del adorno eran de escasísimo valor, supliéndolo todo el arte. A la entrada del templo había colocado un sencillo pero vistoso templete; y las calles inmediatas al convento estaban adornadas con arcos, inscripciones y alegorías; el piso cubierto de enramada, y colgadas las casas.

Desde antes de amanecer, la concurrencia al templo de Capuchinos era numerosa; y se cuentan por centenares las personas que acudieron a recibir los Santos Sacramentos de la Penitencia y Comunión. «La población de Orihuela, se nos dice, ha echado el resto en mostrar su amor a los Capuchinos». Han asistido comisiones del Cabildo, Ayuntamiento, Seminario y Colegio de Sto. Domingo.

En Orihuela fueron muy bien recibidos; y en la medida de lo posible recompusieron la iglesia y el convento sin grandes lujos. Siempre contaron con la ayuda de los oriolanos; a los que pronto sedujeron con su ejemplar comportamiento en los momentos difíciles. Os dejo algunos ejemplos aparecidos en prensa.

El Constitucional. Alicante, 3 de junio de 1884: En la inundación de Orihuela… los monjes capuchinos hicieron heroicos esfuerzos para salvar algunas familias sobre balsas ingeniosamente formadas con pipas vacías y tablones.

Muchas simpatías tenía captadas esta comunidad en Orihuela, pero el ejemplo de hoy llevando a la práctica una de las más preciadas virtudes del cristianismo, la caridad ejercida a expensas de todo linaje de sacrificios y abnegaciones, ha acabado de cautivar y seducir a los orcelitanos de tal modo que, hasta los más indiferentes y escépticos se les oyó enaltecer y elogiar su conducta. La calle de la acequia, situada en el barrio de que nos venimos ocupando, fue testigo de las proezas llevadas a cabo por los heroicos capuchinos…

El martes, 23 de julio de 1885: Merece particular mención el comportamiento que están observando los frailes Capuchinos establecidos en esta ciudad (durante la epidemia), visitando a los enfermos y acudiendo a todas partes donde es necesaria su asistencia y pueden desempeñar su santo ministerio…

El diario de Orihuela, 28 de marzo de 1887: El incendio de esta madrugada (En la Plaza de San Agustín). … Los frailes capuchinos. Poco después de empezar a tocar a rebato apareció a todo correr una gran parte de la comunidad; inmediatamente se posesionaron unos de las bombas y otros se encaramaron con los bomberos armados de picos por los terrados de las casas inmediatas a socavar las techumbres. Durante las dos horas que duró el incendio no cesaron de trabajar auxiliando poderosamente al personal de zapadores.

Cariñosa hospitalidad dio Orihuela a los religiosos franceses. No es en esta ocasión cuando hemos de quejarnos de ingratitud, que bien pagan con creces los humanitarios y agradecidos capuchinos el afecto que esta ciudad les profesa. Cualesquiera que sean los tiempos y las circunstancias, la hidalga y noble población de Orihuela, no olvidará nunca a los desventurados proscriptos.

Los capuchinos franceses repusieron, al menos dos veces, la cruz del monte de la Muela.

El diario de Orihuela, 5 de diciembre de 1887: Del ciclón del jueves último ya conocen nuestros lectores los detalles más importantes si bien a los mismos podemos agregar la caída de la Cruz de la Muela, derribada al suelo por el viento y que los religiosos capuchinos habrán de levantar de nuevo, volviendo a comenzar la serie de penosos trabajos que llevaron a cabo para la instalación del signo sacrosanto del Redentor en dicho elevado lugar.

La romería de febrero de 1888, en la que subieron acompañados por multitud de oriolanos, debió parecerse a la escena que muestra la siguiente fotografía de principios del siglo XX.

Fotografía Francisco Ramón Mira / J. M. Espinosa.

El diario de Orihuela, 3 de febrero de 1888: Ayer se instaló por los frailes capuchinos una nueva cruz en el monte denominado la «Cruz de la Muela» subiendo a tan elevado punto con tal motivo, numerosa concurrencia de gentes del pueblo. Nunca se había visto tanta gente reunida en tan alto sitio, siendo causa esto de que gran parte del vecindario subiera ayer tarde a los terrados a admirar la muchedumbre que coronaba el monte…

…Dícese por los bien enterados que, los materiales de construcción estaban preparados desde el día anterior y que ayer el trabajo se redujo a levantar la cruz que es colosal, sobre una alta peana de obra, empresa que se llevó a cabo a las dos de la tarde con el disparo de morteretes y entre los cánticos de los circunstantes.

…La peana de la nueva cruz se distingue perfectamente pero la cruz no es tan visible como la anterior lo cual no ocurriría si se la pintase de negro. La obra realizada es sin embargo meritoria y digna de elogio.

Durante el mes de septiembre de 1889 comenzó a circular la noticia de que la comunidad de capuchinos había recibido orden de volver a su tierra; y los rumores eran ciertos. El lunes 16 salieron para Francia los primeros diez y ocho religiosos. Su marcha dejaban un profundo sentimiento de pérdida entre los oriolanos que los habían acogido durante los años de destierro.

Convento de Capuchinos desde la sierra.

En el tránsito entre capuchinos franceses y españoles el convento fue «amistosamente» saqueado entre los que buscaban recuerdos y los que trataron de aprovechar la situación. Y la cosa degeneró en tumulto.

El diario de Orihuela. 21 de septiembre de 1889: UN SAQUEO EN PAZ. Así puede denominarse lo que viene ocurriendo estos días en el convento de Capuchinos. Con motivo de la marcha de la comunidad, comenzó esta a distribuir entre los pobres algunos utensilios de la casa de difícil conducción a la nueva residencia de aquella; y como ocurre siempre en tales casos, el populacho que oyó tocar a repartir, asaltó, esta es la palabra, con formas más o menos corteses el convento, en busca, no de botín que eso no sería cristiano, sino de recuerdos, porque al parecer sin ellos, toda memoria se extinguiría pronto en la mente de tanto desinteresado admirador.

Que el abuso fue cada día en aumento no hay para qué decirlo. La campanilla de la portería no cesaba un momento de ser agitada por los pedigüeños que en gran número acudían con absurdas peticiones y descabelladas exigencias. Abrumados los religiosos con tanta demanda de objetos y queriendo complacer a todos, repartían a granel todo cuanto hallaban a mano.

Un sujeto les pidió cierta cantidad de piedras y algunas maderas para hacer una casa. Concedido que le fue lo que pedía y sin duda por parecerle poco para recuerdo, se atrevió a pedir la mula y el carro. De estos ha habido algunos casos a cual más chocante si no fueran a cual más indigno.

Anoche crecieron de tal modo las exigencias, que se promovió un gran tumulto en la plaza de Capuchinos donde se situaron varios grupos de demandantes, ocasionando entre varios chiquillos allí presentes una descomunal pedrea y el consiguiente escándalo. Muchas piedras cayeron dentro del convento cuyas puertas se cerraron en medio de una gran gritería promovida por los rifeños que ocupaban la plaza.

La pareja de servicio en aquel punto estuvo esperando que se le leyera la cartilla de los deberes del guardia municipal y sin duda por ello no creyó oportuno intervenir en el asunto. La presencia del alcalde de barrio puso fin al conflicto y se ofreció al padre José para todo cuanto tendiese a evitar las molestias que se le habían causado por aquella gente tan desconsiderada.

Altar: Colección Javier Sánchez Portas. Imagen: Colección Tejuelo.

El diario de Orihuela. 23 de septiembre de 1889: Ya han venido dos de los capuchinos españoles que han de sustituir a los franceses en el convento de San Antonio. Con este motivo ayer tarde se celebró en aquel santuario lo que pudiera llamarse una función de despedida en la que un religioso ocupó la sagrada cátedra para despedirse de los fieles.

La oración fue notable y se encaminó a alabar la caridad del pueblo de Orihuela quien merecía gratitud eterna de la comunidad por la hospitalidad cariñosísima que le había prestado. Se derramó por el auditorio abundante raudal de lágrimas durante el sermón, del que salió aquel bastante impresionado.

En noviembre de 1889, los capuchinos franceses, escribieron al Obispo de Orihuela agradeciendo la generosa hospitalidad que durante nueve años habían recibido de la católica población oriolana cuando fueron expulsados de su patria. Transcribo un fragmento de su carta:

«Quiera Nuestro Señor y la Virgen Inmaculada de Lourdes, nuestra gloriosa Protectora y San Francisco, nuestro Seráfico Padre, recompensar con abundantes bendiciones a V. S. I. y a todos los fieles de su Diócesis, nuestros amigos, nuestros bienhechores, la generosa hospitalidad que en medio de ellos hemos recibido. (…) Le suplico Ilustrísimo Señor, se digne recibir los rendidos obsequios de su reconocido y humildísimo servidor de V. S. I. Q. S. A. B. Fr. Eustaquio de Rochela. De nuestro Convento de San Fidel, de Cahors, en la fiesta de N. S. Padre S. Francisco. 1889».

A finales de noviembre, el general de la orden visitó Orihuela para inspeccionar el estado del convento antes de mandar una nueva comunidad de capuchinos españoles. Los nuevos frailes estaba ya instalados en 1890; y pronto retomaron su estrecha relación con el arrabal y con los oriolanos en general.

Colección Javier Sánchez Portas.

Siglo XX.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos. Colección Esteban Sanmartín.

Dentro del proyecto de ensanche de la calle Capuchinos, en 1927 se demolió y reedificó la portada del atrio y la pared que cercaba el huerto.

El pueblo. 28 de marzo de 1927: Corte del huerto y atrio del Convento de Capuchinos, mejora sencilla con la que quedará una entrada magnífica a la ciudad por la llamada Puerta de Murcia, desembocando a la plaza de Capuchinos directamente la casi ya construida calle que se conoce por subida al Sepulcro, convergiendo a dicha plaza con la carretera a Murcia.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos. Colección Esteban Sanmartín.

Iniciada la Guerra Civil, convento e iglesia fueron asaltados y saqueados en agosto de 1936. Gran parte del legado iconográfico desapareció; y el edificio fue adaptado para utilizarlo como «hospital de sangre».

Convento de Capuchinos. Hospital de las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil. Archivo Paco Escudero Galante.
1937. Hospital de Sangre de Capuchinos. Manuel José Aliaga Martínez.
1937. Hospital de Sangre de Capuchinos. Manuel José Aliaga Martínez.

En la memoria de daños presentada por el alcalde de Orihuela en agosto de 1939, figuran los asesinatos de tres capuchinos: Ignacio Caselles García, «Juan Crisóstomo de Gata de Gorgos»; Ramón Juan Costa, «Honorio de Orihuela»;  y Andrés Simón Gómez, «Eloy de Orihuela».

Aunque lejos de Orihuela, a la lista de capuchinos asesinados hay que añadir al famoso «Buenaventura de Puzol». Julio Esteve Flors era profesor de Filosofía y Derecho Canónico; y formó parte de la mítica revista «El Gallo Crisis» junto a Ramón Sijé, Miguel Hernández, Augusto Pescador, Juan Bellod, etc…  

Colección Javier Sánchez Portas.

Terminada la contienda los capuchinos regresaron y, a pesar de las dificultades económicas de la época, consiguieron adecentar el convento y reemplazar parte del patrimonio desaparecido. Muchos oriolanos todavía los recuerdan caminando por la huerta semidescalzos, con su hábito peculiar, dispuestos a celebrar misa en cualquier ermita rural…

Convento de Capuchinos en 1975. Fotografía Antonio Agulló Mateo.

A finales de los años sesenta del siglo pasado, vendieron el convento y se marcharon de la ciudad.

Boletín de Información Municipal. Agosto de 1976: La Comisión Permanente en 27 de julio de 1976 concede la licencia de obras a la Inmobiliaria Dima, S. A. para la demolición del convento de Capuchinos.

El convento de los Capuchinos en los años setenta.

Boletín de Información Municipal. Septiembre de 1977: La Comisión Permanente de 30 de agosto de 1977 autoriza a la «Fraternidad de PP. Capuchinos» de Orihuela para la utilización temporal de la Iglesia de San Juan del Hospital Municipal para celebrar en la misma el culto religioso destinado a la feligresía que hasta ahora acudía al Convento de Capuchinos, en trance de derribo.

Convento del Santísimo Nombre de Jesús. Capuchinos

Se entra a Orihuela por el convento de San Francisco, dicen unos, y otros que por el convento de Capuchinos. Invitamos a nuestros lectores que le den su última mirada —con tristeza— a esta fotografía. Mañana —una mañana cualquiera— este rincón conventual, el huerto y el jardín capuchino, con la iglesia, caerá brutalmente empujado por la fuerza mecánica.

Se levantarán en este lugar viviendas modernas, sociales pero se habrá perdido un espacio abierto, que aunque claustral y amurallado, pudo ser iglesia y guarderías, plaza y jardines de la misma forma que va a ser una urbanización más en una zona excesivamente agobiada de estrechuras. Se entra a Orihuela, por Capuchinos…

El añejo edificio fue derribado; y todos los objetos de culto, imágenes, lienzos, piezas de orfebrería y el propio archivo de los capuchinos, salieron de Orihuela con destino a otros conventos de la orden y ahora lucen en Totana, Orito o Masamagrell.

Derribo de la Iglesia. Colección Javier Sánchez Portas.
Divina Pastora, talla de Enrique Galarza Moreno para el Convento de Nuestra Señora de la Fe, P.P. Capuchinos de Orihuela. Actualmente en el Convento de Nuestra Señora de Orito, en Monforte del Cid. José Juan Girona

En octubre de 1999 los capuchinos regresaron a una modesta ermita a espaldas de su antiguo emplazamiento. Pero el patrimonio desaparecido —costeado en gran parte por los vecinos del Rabaloche— permanece esparcido por la provincia capuchina.

San Antonio. Capuchinos. Fotografía de Leticia Pertegal.

Calles Cercanas.

Vamos a concluir nuestro recorrido urbano por el arrabal hablando de las travesías que flanquean la calle de Capuchinos:

Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.
Ajomalba.

La que quedaba a la izquierda del convento —llamada en la actualidad de las Chumberas— figura en los padrones al menos desde el siglo XVII como de la Palera (a veces confundida con de la Palmera). Así pues, se puede decir que ha conservado su titulación a pesar de ser la única que no ofrece higos chumbos por tener cortado el acceso a la sierra.

Archivo Municipal de Orihuela.

Avanzando un poco más encontramos dos títulos del siglo XVIII: el de las Capillas, que hace referencia a las capillas laterales de la desaparecida iglesia conventual,  y el de las Parras.

Ajomalba.
Archivo Municipal de Orihuela.
Ajomalba.

Aún más antiguas — al menos del siglo XVI— son las cuatro que vamos a citar a continuación; en primer lugar dos callejas paralelas con apellidos de procedencia aragonesa, la de Claramunt y la de Ferriz o Ferris, que se ha corrompido en Ferrari. Esta transformación fonética debió realizarse en el siglo XIX; Gisbert ya cita los dos nombres a finales de dicha centuria.

Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.

Las otras dos se llaman del Castillo y del Barranco. Dicho barranco era el foso natural de la muralla que ascendía hasta el castillo. En tiempos de lluvias las aguas procedentes de la sierra bajaban con mucha fuerza destrozando periódicamente la calle de Capuchinos. Hasta que en el primer cuarto del siglo XX, se construyó una especie de puente en la calle del Barranco.

Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.
Calle del Castillo en 1977. Archivo Carmelo Illescas.

La progresiva expansión urbana, que abandonó la falda de la peña para ubicarse en la otra orilla del Segura, ha olvidado estos barrios pintorescos quedando así preservados como elementos singulares. Es por eso que se me hace difícil entender el abandono al que han sido sometidos sus tradicionales vecinos; quienes por convicción o sencillamente por falta de medios para mudarse, han permanecido en sus casas pasando a formar parte de un patrimonio cultural que debe ser valorado como seña de identidad oriolana.

Archivo Municipal de Orihuela.
Archivo Municipal de Orihuela.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Mi agradecimiento a Jorge Belmonte, Javier Sánchez Portas, Esteban Sanmartín y J. Manuel Dayas.

Extracto actualizado del artículo “El Raval Roig, un territorio históricamente singular”, publicado en “Cuadernos de historia y patrimonio cultural del Bajo Segura”. A su vez era un resumen, actualizado y ampliado de otros artículos que he dedicado a este histórico barrio de Orihuela.

El cuartel de Infantería y Caballería.

A lo largo del siglo XVIII se consideró conveniente la construcción de cuarteles militares para facilitar las condiciones de vida y reforzar la disciplina de las tropas; liberando a los pueblos de la carga económica y de las molestias que suponía alojar a los soldados en mesones y casas particulares. Fue durante el reinado de Felipe V, el primer Borbón, cuando se crearon los ejércitos permanentes…

Tropas de Felipe V.

El Cuartel de Caballería de Orihuela. Siglo XVIII:

En 1718 se redactó el reglamento para establecer los cuarteles en edificios de nueva planta o en antiguas construcciones adaptadas al nuevo uso. Paradójicamente, para liberar a las ciudades de la carga que implicaba alojar a las tropas, cada población tuvo que costear posteriormente el costoso mantenimiento.

Juan Elías Gómez de Terán. Obispo de Orihuela. (1738-1758)

A mediados de la centuria comenzaron a proliferar edificios militares por toda la geografía española. En el caso de Orihuela fue el obispo Juan Elías Gómez de Terán quien impulsó la construcción de un cuartel de Infantería y Caballería en 1740.

Planos del Cuartel de Orihuela. Archivo de Simancas. Ministerio de Cultura.

Situado extramuros en un huerto de palmeras propiedad de la marquesa de Rafal, a cien pasos de la ciudad entre el convento de Capuchinos y la Ermita del Sepulcro, Josef Montesinos le dedicó unas líneas en su compendio histórico.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 1. Manuscrito. 1791. Caja Rural Central. Orihuela.

Cuartel de Caballería y Dragones. El suntuoso y capacísimo Cuartel de Caballería tiene su situación extramuros de esta Ciudad de Orihuela, mirando al mediodía, entre la ermita del Sepulcro y el Convento de los Capuchinos, en un terraplén espacioso que sirve para hacer los soldados sus evoluciones militares; es capaz (sin que estén incómodos) de tener un Regimiento entero, como sucede muy de ordinario.

Su disposición es famosa, sus habitaciones arrogantes, y su exterior fachada, primorosa; Se construyó por cuenta de la Real Hacienda en el año 1749, por orden del Rey D. Fernando VI de Borbón, cuyas armas están en lo más elevado de su puerta principal, siendo su director, nuestro Ilmo. Prelado el Sr. D. Juan Elías Gómez de Terán, quien expendió igualmente sumas considerables de dinero en su fábrica por obsequio a su Católica Real Majestad.

El trabajo documental publicado por José Mª Penalva y Manuel Sierras en la obra «Patrimonio Municipal oriolano en el siglo XVIII. Inventario de Bienes muebles e inmuebles» demuestra que en su ubicación, diseño y construcción intervinieron grandes profesionales escogidos por el prelado.

Planos del Cuartel de Orihuela. Archivo de Simancas. Ministerio de Cultura.

Hablamos de personajes de la talla de Sebastián Feringán Cortés, uno de los más prestigiosos ingenieros militares de la época, autor de numerosos edificios navales y militares en Cartagena. En Murcia colaboró en la nueva fachada de la catedral y tiene dedicada una calle.

También de Nicolás Bodín, experto en fortificaciones. Y de Marcos Evangelio, arquitecto academicista que trabajó significativamente en la iglesia de Santa María de Elche.

Planos del Cuartel de Orihuela. Archivo de Simancas. Ministerio de Cultura.

Montesinos afirma que se construyó en 1749 por orden del rey Fernando VI; pero el proyecto y los primeros planos son de 1741, cuando todavía reinaba todavía su padre, Felipe V. Dos años después, con el primer Borbón español todavía en el trono, las obras estaban ya en marcha.

Se interrumpieron (quizá por la muerte del rey); y al reanudarse en 1747, se decidió reforzar el grosor de los muros y ampliar el tamaño del recinto para que pudiera albergar a un regimiento completo de Dragones.

Dragón, arcabucero a caballo. Regimiento Lusitania.

En 1749 las obras estaban prácticamente finalizadas; y el obispo, en una carta enviada a la ciudad, se mostraba orgulloso del resultado.

Apliqué mis oficios en la Corte, y Dios hizo el beneficio a V.S. para evitar muchas culpas, y el alivio en los aloxamientos, de el Cuartel magnifico que se está concluiendo, que la haze a V.S. tan famosa, como possehedora de una tan superior alhaxa, que a su todo para mil y quinientos hombres con la espaciosa explanada, y cavallerizas, no llega el Cuartel de Guardias de Madrid, ni le ai en España, ni en Francia, y solo se halla en Orihuela.

Planos del Cuartel de Orihuela. Archivo de Simancas. Ministerio de Cultura.

En 1751 el Ayuntamiento de Orihuela se dirigió a Fernando VI para ofrecerle el nuevo edificio. Por desgracia para ellos, el esfuerzo económico no había hecho más que empezar; la manutención y el costoso mantenimiento valorado en mil pesos anuales correrían de su cuenta a partir de ese momento.

En la descripción de Montesinos de la pajera y de los abrevaderos anexos al cuartel, fechada en 1791, nos informa también de que, en ese preciso momento, lo ocupaban los Dragones de Almansa, cuerpo de arcabuceros a caballo que en el XIX pasó a llamarse Caballería ligera.

En este año de 1791 lo ocupa el Regimiento de Dragones de Almansa. Cercana al Cuartel, como a unos 24 pasos, está la pajera, que es grande y muy capaz, con las armas oriolanas sobre su puerta, construida a expensas de los propios de esta ciudad en el año 1782.

Abajo, junto al camino principal, al lado de la huerta, formando esquina con la calle del Carril, entre deliciosos álamos, olmos y chopos, está la noria y pilones de piedra negra bruñida en los que beben los caballos del Rey. Esta obra la hizo la Muy Ilustre Ciudad, de sus propios, en el año de 1775, como consta en la presente inscripción que se lee en su pared principal, bajo las armas oriolanas que dice así:

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 1. Manuscrito. 1791. Caja Rural Central. Orihuela.

Siglo XIX.

Gracias al folletín «Orihuela durante la Guerra de la Independencia», reseña histórica de 1908 escrita por Justo García Soriano y Rafael Rogel para «La Huerta» con motivo del centenario de la Guerra de Independencia, sabemos que el cuartel fue reparado a principios del siglo XIX.

En el Cuartel de Caballería se acababan de realizar algunas reparaciones, obras que encargó el ilustre Cuerpo al peritísimo maestro D. Mariano Sánchez. Este, terminado su cometido, presentó la cuenta de los gastos realizados, que se elevaban a ciento diez y seis reales, doce ms. Vellón.

De este modo quedaba dispuesto el cuartel para prestar a las tropas cómodo alojamiento. Más adelante veremos que prestó ese edificio utilísimos servicios tanto a la patria chica como a la patria grande. Para las necesidades de aquella época era excelente; poseía espaciosos dormitorios aireados por numerosas ventanas al exterior, a los que daban acceso anchurosas escaleras.

En el interior lucía un gran patio, donde existía, y aún creemos que existe hoy, un pozo magnífico con agua abundante. El brocal de este pozo estaba construido con una sola piedra. Las cocinas estaban sobre el suelo, a la espalda del edificio. Ante el cuartel se extendía un llano donde la caballería hizo frecuentes evoluciones adiestrándose en el arte de la guerra.

Acabada la guerra con el francés quedó de nuevo en manos municipales sin partida específica para los cuantiosos gastos de mantenimiento. Las obras de conservación se suspendieron por lo que se fue deteriorando con el paso de los años. En 1832 el Ayuntamiento se quitó la responsabilidad cediéndolo a la Corona; y ese fue el golpe de gracia.

Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1846-1850) – Madoz, Pascual, 1806-1870  

A la salida de la población para Murcia, a la derecha del camino real, hay otro cuartel vasto y hermoso con una grande explanada para los ejercicios de infantería y caballería: caben en él 4.500 hombres de ambas armas, con sus pabellones para jefes y oficiales.

Se principió a proyectar en 1740 por el obispo Terán, quien solicitó y obtuvo permiso para la obra, habiendo concluido en 1771, en cuyo año se hizo entrega al ayuntamiento, quien lo cedió y donó en 1832 a la corona. Su planta es magnífica y de mucho gusto, siendo lástima que un edificio tan hermoso se encuentre bastante deteriorado y en un estado de verdadero abandono.

La descripción anterior es de Pascual Madoz, en su diccionario de 1849. A pesar de su estado, el famoso escritor Hans Christian Andersen también se fijó en él a su paso por Orihuela, en 1862.

La próxima parada sería en Orihuela… Admito haber visto los monumentales edificios de la villa, su grandioso Cuartel de Caballería, el Palacio del Arzobispo (sic) y la Catedral; mas no guardo el menor recuerdo de todo ello. En cambio la taberna donde comimos aquel día no la olvidaré jamás. El patio, las habitaciones, la cocina, la gente, todo era tan típicamente español como hubiéramos podido desear...

Deshabitado y abandonado, el progresivo deterioro continuó hasta acabar convertido en guarida de mendigos y delincuentes. En las postrimerías del siglo XIX estaba completamente arruinado.

El diario de Orihuela, 7 de julio de 1888: Teniendo noticias la autoridad de que anoche acamparon en «El Cuartel» algunos mendigos entre los cuales se hallaba uno tocado de viruela, ha dado las órdenes más enérgicas a fin de que abandonen la población.

El independiente, 11 de noviembre de 1892: En la mañana de ayer, y en el sitio denominado el cuartel, extramuros de la población se desarrolló una escena verdaderamente triste y desconsoladora. Una familia de pobres mendigantes forasteros, compuesta de matrimonio y una niña de unos cuatro años, había allí acampado al abrigo de las ruinas porque la niña estaba acometida de una fiebre altísima…

… El Sr. Madaria, acompañado del teniente alcalde del distrito Sr. Bueno, se personó en el lugar donde aquellos infelices acampaban, siendo inútiles ya los auxilios de la ciencia porque a la niña se le habían presentado unas borrosas viruelas que concluyeron al poco tiempo con su vida.

Se quemó el jergón y almohadas en que la niña yacía, se enterró ésta por cuenta del municipio, y se obligó a los padres a alejarse de la ciudad atravesando el cerro del «Oriolet» dejando aquí aún caliente el cadáver de su pequeña hija.

El Eco del Segura, 16 de febrero de 1898: El domingo anterior, a eso de las dos de la tarde, de desprendió casi toda la pared de Levante del Cuartel de San Francisco, situado en la carretera de Murcia, habiendo ocasionando perjuicios de consideración en la casa de José Ruiz, distante unos 20 metros de dicho cuartel. No ha ocasionado desgracias personales.

Siglo XX.

A comienzos del siglo XX, la antaño «superior alhaja» seguía albergando mendigos, enfermos y pobres transeúntes con la permanente amenaza de derrumbamiento.

La comarca, 29 de enero de 1904: Por orden de nuestra primera autoridad local, han sido expulsados de esta población, los mendigos de fuera que estaban acampados en el plano del Cuartel de San Francisco. Aplaudimos esta determinación del Sr. Alcalde que evitará las molestias consiguientes a este vecindario.

El diario, 7 de diciembre de 1906: … siendo de absoluta necesidad la habilitación de un edificio que sirva de albergue a los pobres transeúntes que diariamente pernoctan en esta población; no contando hoy con la antigua «Pajera», ocupada ya por su dueño, ni con el «Cuartel», todo él derruido y sin techumbres…

En febrero de 1908, la comisión de Policía Urbana buscaba un sitio para el nuevo Matadero Municipal. De acuerdo con el arquitecto municipal, entendieron que el sitio más apropiado para estas instalaciones municipales era el terreno que ocupaban las ruinas del Cuartel de San Francisco.

Se pidió autorización para comenzar las gestiones de compra con los dueños de dicho terreno; pero el proyecto no llegó a buen puerto y las condiciones del edificio siguieron empeorando.

Lo compró el empresario Evaristo Cánovas, administrador subalterno de bienes y derechos del Estado, agente recaudador del partido de Orihuela, exitoso comerciante, destacado promotor de la Plaza de Toros y propietario de la fábrica de gaseosas y jarabes «El Oriol», en la calle de San Agustín. Y la prensa le pedía que lo demoliese de una vez.

El Diario, 1 de agosto de 1911. Llamamos la atención del Sr. Alcalde sobre el estado ruinoso y de verdadero peligro en que se encuentra el cuartel que hay en las inmediaciones de San Francisco y que está  sirviendo de albergue a algunos desgraciados y tal vez a gente maleante como ya dijimos en pasados números; los cuales son candidatos más que probables a morir aplastados entre las ruinas de aquella mole que se sostiene en pie por un verdadero milagro de equilibrio.

Por humanidad y por higiene, pues aquello es un foco de infección, esperamos que el alcalde, Sr. Ferrer, ordene el derribo del edificio denunciando a su nuevo propietario, D. Evaristo Cánovas; o disponga que se derribe por cuenta del mismo, porque el peligro es inminente y sería una responsabilidad moral para el dueño y para las autoridades que ocurriera un accidente desgraciado después de esta denuncia.

El Eco de Orihuela, 2 de agosto de 1911: EN NOMBRE DE LA  HIGIENE. Nuestro colega «El Diario» encarece ayer la necesidad de impedir que el casi derruido cuartel de San Francisco, sirva de albergue a todos los pobres forasteros. Es verdaderamente indispensable atender a esa urgente necesidad. No participamos nosotros de los radicalismos del colega y por tanto no suscribimos su petición de que se obligue al dueño del mencionado edificio (llamémosle de alguna manera) a que lo derribe.

Podría obligarse a ello, si aquel, por voluntad expresa de su dueño, estuviese destinado a albergue o, por estar enclavado dentro de la población, su derrumbamiento pudiese producir desgracias. Ni en uno ni en otro caso se encuentra el cuartel de S. Francisco.

Lo que sí debe impedirse, es que un destartalado edificio, situado a las puertas de la población, sirva de albergue a todo el que llega a Orihuela a demandar una limosna o a ejercer la lucrativa industria de apoderarse de lo ajeno contra la voluntad de su dueño.

Esas familias que allí se albergan y que proceden de tan distintos puntos, llevan marcado un instintivo horror a todo cuanto sea limpieza. ¿Quién nos dice que ellas, no pueden ser el vehículo de cualquier epidemia?

Además, el hacinamiento bajo las derruidas paredes de dicho edificio, de personas y animales (ténganse en cuenta que hay muchos gitanos inquilinos de aquel palacio) cuyas deyecciones se mezclan en pestilente amalgama ¿no constituye un serio peligro para la salud pública?

No pedimos nosotros que se derriben las cuatro paredes que aún quedan en pie de dicho cuartel; eso podría lastimar los legítimos y sacratísimos intereses de su dueño, pero lo que sí pedimos en nombre de la higiene, es que nuestras autoridades no consientan que siga siendo el cuartel de San Francisco, hotel de gitanos y mendigos.

En el otoño de 1911 cayó por fin el vetusto edificio. En un principio pensé que sería para trasladar allí la fábrica de gaseosas de Cánovas; pero no. Evaristo tenía un plan de promoción inmobiliaria que comenzó con la construcción de una especie de «chalet piloto» como parte de un ambicioso proyecto que la prensa tituló «el Barrio de Cánovas».  

El diario, 21 de octubre de 1911: Se ha dado comienzo al derribo del viejo cuartel de Caballería que existe a la salida de nuestra ciudad, a la derecha de la carretera de Murcia.

El Eco de Orihuela, 30 de noviembre de 1911: Están muy adelantados los trabajos de demolición del antiguo cuartel de Caballería, sito en el plano de San Francisco.

El diario, 22 de julio de 1912: Ayer se inauguró con un banquete el nuevo chalet que sobre las ruinas del antiguo cuartel de caballería ha edificado nuestro querido amigo particular D. Evaristo Cánovas.

El Eco de Orihuela, 18 de octubre de 1912: EL BARRIO DE CÁNOVAS. El infatigable, el emprendedor D. Evaristo Cánovas, aferrado a su proyecto de dotar a Orihuela de un nuevo barrio de que tan necesitada se halla, ha comenzado la construcción de cinco casas en los terrenos que tiene adquiridos en el antiguo cuartel de caballería.

Hemos tenido ocasión de ver los planos de dichas casas, las que resultarán suficientemente espaciosas para habitar una familia, aunque sea numerosa, y las que tendrán todos los compartimentos necesarios, con el correspondiente patio y también una terraza; a cada lado de la puerta de entrada habrá una reja.

Algunas de estas casas las tiene ya vendidas; las otras es probable que las rife, pues el señor Cánovas no piensa conservar la propiedad de ellas. Después acometerá la edificación de otras, hasta dejar convertidos aquellos extensos solares en un barrio hermoso, que servirá de refugio a muchas familias que hoy residen en viviendas carísimas y antihigiénicas.

Es de aplaudir esta empresa del Sr. Cánovas, que por lo pronto está dando trabajo a bastantes obreros. ¡Lástima que no tenga imitadores! Con media docena de hombres —que los hay con capital sobrado—como D. Evaristo Cánovas, se podían hacer, muchas mejoras, ¡pero les producen más los préstamos usurarios! Reciba el Sr. Cánovas nuestra felicitación por tamaña empresa, y cuente con la simpatía de todo este pueblo.

El proyecto inmobiliario de Evaristo quedó también aparcado; como también se deshechó tres años después el del Juez del Partido, D. Luis de Laserna, quien pretendía construir allí un establecimiento penitenciario.

El diario, 30 de marzo de 1915: El sábado recibió un telegrama del Presidente de la Audiencia, en el que le preguntaba si en esta ciudad habría algún edificio capaz y en condiciones para establecer en él el Penal que actualmente existe en Cartagena, y diciéndole que averiguase si su dueño, estaría dispuesto a ceder al Estado dicho edificio…

… Había uno que fue en tiempos cuartel de caballería y que ahora es de la pertenencia de  D. Evaristo Cánovas, en el cual, pudiera instalarse el Penal, y describe el edificio, su capacidad, sus inmediaciones y su proximidad a la población. Creemos sinceramente que el Sr. Laserna ha estado inspirado al pensar en dicho local, pues suponemos que tendrá la capacidad necesaria; que las obras que en él hayan de hacerse, no serían tan grandes como en cualquiera otro, y que además, tiene especiales condiciones de aislamiento sin estar alejado de la ciudad.

Fue la Dictadura de Primo de Rivera quien dio al solar otra utilidad. Dentro de su «Nueva Orihuela» financiada a través de empréstitos, el alcalde Francisco Díe, incluyó la construcción de un Cuartel de Sementales. En el presupuesto extraordinario calculado en 700.000 pesetas, 125.000 estaban destinadas al proyecto.

Proyecto anunciado en «El Pueblo», en 1926, Y resultado final. Colección Javier Sánchez Portas.

La construcción del Cuartel para caballos sementales se inició en 1927, cuando la corporación municipal adquirió el solar por 76.650 pesetas. Esta obra pretendía ser el inicio de un proyecto más ambicioso: la transformación y urbanización de la llamada barriada de San Francisco.

Colección Javier Sánchez Portas.

Las obras marcharon rápido. El martes 19 de junio de 1928, a las 12 de la mañana, tuvo lugar el acto oficial de entrega al Estado. Y simultáneamente, se colocó la primera piedra de las casas baratas que la Caja de Ahorros y Socorros de Nuestra Señora de Monserrate comenzaba a edificar en la explanada situada frente al renovado edificio.

Colección Esteban Sanmartín.

A la pomposa ceremonia acudieron multitud de autoridades civiles, militares y religiosas, que fueron recibidos por «Don Paco Díe» a pie de tren, y conducidos hasta el Rabaloche en lujosos automóviles de la época.

Actualidad, núm. 18,  21 de Junio de 1928: Ha constituido la nota saliente de la actualidad local, la entrega oficial por el Municipio al Estado del edificio construido para Cuartel de sementales. Este acto ha constituido indudablemente, el punto de partida de la transformación y mejoramiento de la barriada denominada de San Francisco.

Con la entrega oficial del Cuartel, ha coincidido la colocación de la primera piedra del grupo de casas baratas que va a edificar la Caja de Ahorros y Socorros de Nuestra Señora de Monserrate, con destino a las clases de tropa.

Todo ello, unido a la venta de las parcelas del terreno sobrante, con la obligación para los compradores de edificar en plazo breve, ha de dar como consecuencia la conversión de un pintoresco paraje en un importante y populoso barrio de modernas y bellas edificaciones; con lo que empieza a ser una realidad el ensanche de nuestra ciudad, ensanche llevado a cabo no caprichosamente, ni por afán desmedido de hacer reformas sin pensar en su utilidad, sino tomando como base para el mismo la instalación y funcionamiento de un organismo oficial, con las múltiples ventajas que de naturaleza varia representa esto para nuestro pueblo.

Plácemes, indiscutidos, merece la Corporación municipal por esta tan acertada actuación, pero de un modo especial el señor Alcalde-Presidente D. Francisco Díe, a quien por su gestión personal en este asunto, tan activa y brillantemente coronada, puede considerarse como el autor de la mejora que tan a la ligera comentamos. La entrega tuvo lugar el martes 19 a las doce su mañana. El Cuartel construido con arreglo a las modernas normas, resulta muy ventilado y espacioso.

Para tomar posesión del mismo llegó de Madrid el Excmo. Sr. Don Pablo Rodríguez García, General Jefe de la Sección de Caballería del Ministerio de la Guerra, acompañado del Comandante de Ingenieros de la Comandancia de Obras para Cría Caballar, Sr. Escudero. De Valencia llegó el Teniente Coronel D. Manuel Cervera Castro, Jefe del depósito de sementales de aquella población.

Colección Javier Sánchez Portas.

En la estación fueron recibidos por el Alcalde D. Francisco Díe y los Concejales Sres. Villaescusa, Torres y Bellido en representación del Ayuntamiento; Teniente Coronel D. Rafael Colorado, Comandante militar de esta plaza; Teniente de la Guardia Civil como Comandante de este puesto; Comandante de caballería D. Manuel Espiau, jefe de esta Sección de sementales; Teniente de Intendencia D. Juan Sanz Henz, en representación del Jefe Administrativo de la provincia y el Comisario de Guerra Comandante D. Arturo Sequera Serrano, trasladándose seguidamente todos al Cuartel, donde esperaban D. Pedro Mª García Murphy, Secretario del Ayuntamiento; Teniente Sr. Manglano de esta Sección de Sementales; D. Luis Vicente Ripoll y D. Manuel Bonafós, Comandantes, y demás Jefes y oficiales con destino en esta plaza; R. P. Rector del Colegio de Santo Domingo; D. Tomás Latorre y D. Francisco Germán, Presidente de la Junta de Gobierno y Gerente respectivamente de la Caja de Socorros y Ahorros de Nuestra Señora de Monserrate; D. José Díe, Gerente de la Caja de Socorros y Ahorros; D. Eugenio López Poveda, Capitán Auxiliar del Somatén y D. Francisco Sánchez, contratista de las obras del Cuartel.

Una vez firmada el acta de posesión, se obsequió a todos los asistentes con un espléndido refresco y unos cigarros, procediéndose a continuación y previa bendición por el P. Rector del Colegio de Santo Domingo, a la colocación de la primera piedra de la casas que la Caja de Ntra. Sra. de Monserrate, va a construir en las inmediaciones del Cuartel para vivienda de las clases de tropa. Por la tarde regresaron a Madrid los señores que han ostentado la representación del Estado.

El servicio de Cría Caballar y Remonta, dependiente del Ministerio de Guerra, estaba gestionado por el arma de Caballería. Su función era criar y seleccionar los mejores ejemplares equinos para los depósitos de Sementales del Estado, poniendo además a disposición de los ganaderos, caballos de raza para inseminar a sus yeguas.

El pueblo, 24 de septiembre de 1928: Depósito de Sementales de la 3ª Zona Pecuaria Sección de Orihuela. Necesitando adquirir esta Sección veinticinco quintales métricos de cebada, trece de avena y sesenta y siete de paja, para el suministro del ganado de la misma durante el mes de Octubre, se hace público para los que deseen hacer proposiciones puedan hacerlo en sobre cerrado y presentar muestras hasta el día 29 del actual a las 12 de su mañana. Los artículos serán de buena calidad y puestos en el Cuartel. La paja de avena, cebada o trigo.

El proyecto de urbanización de la zona, parecido al que intentó Evaristo, siguió adelante promovido por el Sindicato y la Caja de Ahorros.

Orihuela 21 de Septiembre 1928. Manuel Espiau. El Pueblo, 30 diciembre de 1929: Para que nunca falle el trabajo a los socios se ha quedado el Sindicato con la contrata de la edificación de siete casas baratas en el plano del Cuartel, obra que lleva a cabo la benemérita Caja de Ntra. Sra. de Monserrate, cuyas casas se destinarán a ellos, a los obreros del Sindicato; y después, en cuanto haya nuevos terrenos, la Caja los adquirirá y seguirá haciendo casas baratas hasta que todos los obreros de Orihuela, con predilección por los de este Sindicato, tengan su casita, tengan su propiedad.

Colección Javier Sánchez Portas.

Durante la II República, el servicio de Cría Caballar y Remonta pasó al Ministerio de Fomento;  circunstancia que aprovechó el consistorio oriolano en el verano de 1931, para solicitar al Estado la devolución del Cuartel de Sementales a instancias del concejal Antonio Cubí.

En Abril de 1932 el alcalde accidental, David Galindo, comunicó dicha devolución por parte del Ministerio de Hacienda; y comenzaron a barajar proyectos para el edificio. El despechado Ricardo García López, primer alcalde republicano, expulsado del Ayuntamiento, insinuó la posibilidad de destinarlo a la Guardia Civil a través de su semanario «El Radical».

El radical, 3 de julio de 1932: Se habla mucho estos días de que hay Concejales en el Ayuntamiento que han propuesto quitar los Sementales para que ocupe dicho cuartel, Guardia Civil de Caballería. Y es que estos socialistas de vía estrecha son muy originales, y comprenden que hace más falta la Benemérita, que el progreso de la raza caballar, o cualquier otro progreso, menos el del sable.

Don Ricardo utilizó también su semanario para criticar duramente a Juan Castro, el capitán veterinario retirado que vivía en el cuartel con su familia, al mando de los siete empleados que cuidaban cerca de 40 caballos.

El radical, 10 de julio de 1932: En el Cuartel de Sementales. El edificio que el Ayuntamiento de la Dictadura, regaló al Estado, (regalo condicional), ha sido devuelto al Ayuntamiento de la República precisamente por haber pasado Cría Caballar, de Guerra a Fomento.

En la actualidad, y habiéndose hecho cargo el Ayuntamiento de dicho Cuartel, a él le corresponden los gastos que lleva consigo el sostenimiento de estos edificios, reparaciones, impuestos, contribución y otros que juntamente todos, sumarán seguramente un buen puñado de pesetas al año.

Pero es el caso, que hoy está ocupado el referido cuartel provisto de una espaciosa cuadra capaz para cincuenta caballos, un patio central enormemente grande, rodeado de varios departamentos, cocheras, guardarnés, pajera, retretes, enfermería, botiquín, herradero, por una sección de sementales que claro está, se halla ocupando las cuadras.

También consta el edificio de una nave anterior provista de planta baja, y un piso con espaciosas terrazas y de una capacidad todo ello suficiente para albergarse toda una familia Real, con el rango de nutrida servidumbre.

Y esto lo está ocupando un señor, con su señora y un niño, el cual al frente de la sección y rodeado de un aspecto Borbónico, ejerce el difícil cargo de administrador de los sementales; compra la cebada al precio que le cobran, así mismo la paja y otros alimentos que reparte entre los pacientes animalitos, sin la menor protesta de estos cuadrúpedos.

Por estos servicios, dicho señor ocupante del edificio tiene un sueldo que lo mismo puede ser de 500, que 600 o más pesetas aparte de otra cantidad mensual parecida por gastos de materiales, más aparte posee su bonito sueldo íntegro de Capitán veterinario.

En resumen que D. Juan Castro, o el sucesor de Borbón, habita el edificio más hermoso que tiene Orihuela, propiedad del Ayuntamiento, sin pagar un céntimo de alquiler, a lo mejor ni reparto, y seguramente de ninguna clase de impuestos, y sí cobrando sueldos por un lado, sueldos por otro, treinta y cinco o cuarenta caballos, para sus paseos diarios en sus respetuosos coches, por esta su corte.

Y en fin, dando algunos espectáculos bochornosos en este pueblo, como el hecho repetidas veces, de que cuando algún hijo de Orihuela se ha permitido aproximarse a ese edificio, para contemplar sus hermosuras, a la vez que meditar cuánto le habrá correspondido pagar para su construcción, ha salido repentina y rápidamente, algún esclavo de los siete atemorizados a sus órdenes, y en forma violenta ha sido despedido de las inmediaciones de su real aposento.

Aun cuando he dicho o he calificado de esclavos atemorizados, a los siete empleados que posee el «Borbón» improvisado, prometo no haber exagerado la nota, por cuanto estos muchachos, desesperados ya por el mal trato que reciben de su Jefe, tuvieron que marchar a Murcia a recurrir al anterior Jefe, D. Julián Pardo, prestigioso Veterinario y hombre todo bondad, de refinados sentimientos.

Tanto es así, que en el poco tiempo que duró su estancia en Orihuela, se hizo de infinidad de amistades de todas las clases sociales, y tales fueron sus simpatías, que al ser trasladado de ésta, se le despidió con un banquete; pues bien, este señor, ha tenido que intervenir, con el actual Jefe, para que deponga de su actitud absolutista y borbónica, que tanto llevaba de cabeza a los atortolados muchachos, al servicio del Depósito, y no el de la familia real, que actualmente ocupa el Cuartel. CENTAURO.

En noviembre de 1934, durante el bienio conservador, el propio Ricardo García López encabezaba la Comisión Gestora que controlaba el Ayuntamiento. Su cuñado, Vicente Bellido, presentó la moción para construir una casa cuartel de la Guardia Civil. Con ello pretendía ahorrar al municipio las 1.200 pesetas que pagaban por el alquiler de la Casa del Paso, propiedad del ex alcalde, Antonio Balaguer.

Don Ricardo García, quedó comisionado para buscar un terreno en el Paseo de la Estación; pero acabó ofreciendo el cuartel de Sementales al Ministerio de la Gobernación «por el excelente efecto que había producido a las autoridades provinciales dicho edificio, tanto por su emplazamiento como por su amplitud y solidez para instalar el cuartel de la benemérita».

Colección Esteban Sanmartín.

La respuesta llegó a mediados de diciembre: el Ministerio aceptaba el ofrecimiento quedando a su cargo las obras de adecuación necesarias con el compromiso de devolverlo si alguna vez dejara de destinarse a dicho servicio.

Transferido el edificio, cuando en octubre de 1935 el teniente coronel del Depósito Central de Remonta les comunicó su intención de destacar de nuevo en Orihuela una de sus secciones, se le transmitió la imposibilidad de aceptar la oferta por haber cedido el cuartel.

En junio de 1936 a punto de comenzar la contienda los concejales del Frente Popular recibieron un oficio de la Dirección General de la Guardia Civil considerando imposible la instalación de un cuartel en Orihuela. Si bien tomaban nota del ofrecimiento para el día en que pudieran hacerlo.

Durante la Guerra Civil tenemos pocas noticias. A finales de 1936 se desestimó una solicitud de Francisco Cecilia Sevilla para instalar una cantina en el cuartel. En enero de 1937 la Sección de Sementales del Estado ofreció de nuevo al Ayuntamiento la posibilidad de instalar una parada de sementales, y esta vez aceptaron la oferta. Ese mismo mes, a propuesta del teniente jefe del Batallón Orihuela, se permutó el nombre de Cuartel de la Remonta por Cuartel Azaña.

Cooperativa General de Productores de Cáñamo. Antonio Ballester Vidal.

Después de la Guerra albergó a la Cooperativa de Productores del Cáñamo, creada en 1942. El 30 de mayo de 1950, el viejo proyecto de instalar en él a la Benemérita acabó cumpliéndose; el Ayuntamiento cedió el edificio ante el notario Aurelio Rodríguez-Molina, y el cuartel de la Remonta fue trasladado a la carretera de Molins.

La nueva casa cuartel de la Guardia Civil quedó inaugurada en 1960. En un principio llegaron el capitán José García Aranze, un cabo y dos guardias civiles. El 3 de marzo de 1969 se fundó el destacamento de Tráfico de Orihuela con sede en el mismo cuartel. A las órdenes del sargento José Guirao López, quedaron un cabo primero y siete guardias civiles. 

Inauguración Cuartel de la Guardia Civil. Colección Javier Sánchez Portas.
Inauguración Cuartel de la Guardia Civil. Colección Javier Sánchez Portas.
Inauguración Cuartel de la Guardia Civil. Colección Javier Sánchez Portas.
Inauguración Cuartel de la Guardia Civil. Colección Javier Sánchez Portas.

Para terminar os dejo un vídeo montaje para ver el cambio de la zona de los años veinte a la actualidad. También unos enlaces para ver o escuchar un programa de radio cuyo contenido está absolutamente superado en este artículo. Entre otros datos e imágenes nuevas, tras una nueva investigación, he modificado totalmente el uso que Evaristo Cánovas dio al edificio.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Vídeo montaje Ajomalba.
Pinchad aquí para acceder a la versión Youtube.
Pinchad aquí. Programa de Radio.

Callejeando 12. El Raval Roig. Territorio Franciscano.

El arrabal Roig en los siglos XVI, XVII y XVIII. Archivo Municipal de Orihuela.

En la primera mitad del siglo XV la ciudad de Oriola suspiraba por acoger un convento de franciscanos. Instalados en Murcia desde finales del siglo XIII, se les requería frecuentemente para sermonear en fechas señaladas, trabajo por el que la ciudad les pagaba generosamente…

El Raval Roig. Territorio Franciscano.

Dejamos la plaza del Raval caminando por la añeja calle de San Francisco. Dice Gisbert que la calle del Carril recibió en 1891 el título de San Francisco «por ser la más próxima al convento extramuros de Santa Ana».

Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

Acudiendo al Archivo Municipal puedo asegurar que ya se la llamaba «Carril de Sant Frances» a principios del siglo XVII. Y en protocolos del XVIII aparece citada como «del carril que va a Murcia».

Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVII.

Como parte del camino de Murcia necesitaba ser arrecifada constantemente aplicándole grandes cantidades de grava; sobre todo en el punto donde abocaban las aguas de la calle Barranco.

El diario de Orihuela, 10 de febrero de 1888: Los vecinos de la calle del Carril nos ruegan llamemos la atención del Sr. Alcalde sobre el estado de dicha calle en el punto en que abocan a ella las aguas de la calle del Barranco, pues está el arrecife tan destruido por efecto de las últimas lluvias que hace dos o tres días volcó un carro de gran porte en dicho punto con grave riesgo del carretero que afortunadamente salió ileso.

Archivo Municipal de Orihuela. Siglo XVIII.

Los artífices del bautismo oficial fueron un grupo de vecinos que, en septiembre de 1891, solicitaron al Ayuntamiento modificar el nombre que figuraba en el nomenclátor por la devoción que profesaban a San Francisco.

Que siendo el Ínclito Patriarca San Francisco uno de aquellos eminentísimos varones cuya influencia ha sido más palpable en la marcha de los siglos, como sigue siéndolo en los pueblos que por cuenta suya, le son devotos, este arrabal que le profesa vehementísima devoción, desea con deseo máximo y especialmente los exponentes como vecinos de la citada Calle del Carril, que se dé a ésta el nombre de aquel santo gloriosísimo.

Obtuvieron la autorización municipal para variar los rótulos y los pagaron de su bolsillo. De esta forma las titulaciones de las dos arterias del arrabal quedaron dedicadas a la orden franciscana. 

Ajomalba.
Colección Esteban Sanmartín.

A la derecha quedan los Capuchinos, de los que hablaremos en la siguiente entrega. Seguimos el «Carril de Murcia» por la actual Avenida de la Constitución, un tramo aburrido y empinado que es obligatorio recorrer para visitar a los franciscanos del convento de Santa Ana.

Ajomalba.
Colección Esteban Sanmartín.

Remontada la cuesta se abre ante nosotros la explanada de San Francisco; que contaba en su inicio con una cruz de término. Cuenta Gisbert que, la cruz de la Puerta de Murcia o del paseo de San Francisco, fue costeada por el municipio en el año 1713. Y la que estaba en las cercanías del Sepulcro por la Orden Tercera de San Francisco en 1733.

En 1713 la de la puerta de Murcia o paseo de San Francisco también la costeó el municipio. Sobre una columna de piedra blanca aparece la cruz con las imágenes del Señor y de Santa Bárbara.

Cruz de la Puerta de Murcia o de San Francisco. Siglo XX.

Debe tratarse, por lo menos en el caso de la de San Francisco, de reconstrucciones posteriores a la Guerra de Sucesión. Montesinos cita otra «erección» de la misma cruz a finales del XVIII.

Y la cruz con su columna de mármol que se ve al principio del camino que sube a esta iglesia viniendo de Orihuela se erigió en el de 1779 a expensas del Hermano Mayor, Manuel Martínez Arques.

En las notas recogidas por el Padre Agustín Nieto se citan los trabajos y manufacturas de dos cruces, que se habían de hacer de piedra, obra del arquitecto Juan Pierres; una en la Puerta de Murcia y otra en San Francisco; fechadas en enero de 1598 y rematadas en 200 reales castellanos.

La primera debe ser la de la plaza del Raval o de Monserrate. Queda claro que desde el siglo XVI había una cruz de término en San Francisco; cruz que se mantuvo hasta el siglo XX.

Colección Estaban Sanmartín Alonso.

En el mismo año que se dio nombre a la calle de San Francisco, los frailes de Santa Ana proyectaban recuperar el control de la explanada situada frente al convento para formar una especie de paseo ajardinado.

El diario de avisos, 11 de noviembre de 1891: Hace tiempo que vive en la mente de los Rvdos. PP. Franciscanos del convento de Santa Ana de esta ciudad, el plausible pensamiento de encargarse del arreglo del antiguo paseo que da frente a la iglesia de aquel, sin que hasta la fecha se haya pensado en hallar una fórmula hábil que concilie el buen pensamiento de los PP. y los preceptos de la vigente ley municipal. Con sujeción a esta, es indudable que la cesión de aquellos terrenos no puede hacerse. Pertenecen al común de vecinos y solo con una tramitación larguísima y mediante subasta podría llegarse a la enajenación.

Otra forma para llegar a  la realización de aquel beneficioso pensamiento, no existe como no sea bajo la base de que los frailes se encargaran de su arreglo y custodia por traslado de funciones de administración que son las que únicamente tiene el Ayuntamiento, y esto, por modo provisional y no definitivo, pues dicho se está que de la misma manera que podría hoy la Corporación municipal delegar sus atribuciones en cuanto a conservación del mencionado paseo, mañana podría también restituirse en las mismas, resultando que se realizara una vez más lo del refrán que dice: «quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro».

Explanada y paseo de San Francisco en diciembre de 1914. Colección Javier Sánchez Portas.

Todo esto, sin embargo, es suposición acertada, la de que al encargarse a los frailes franciscanos del cuidado de los mencionados terrenos que muy pronto bajo la dirección de los mismos se convertirían en un precioso jardín con riego del mismo huerto del convento, realizando así una importante mejora en aquel abandonadísimo sitio, no se pensaría ya nunca en enajenarles las facultades concedidas, ya que con intentarla solamente se cometería una gran injusticia y un mal para la población, toda vez que, lo había de constituir el abandono a que se volvería después de hermoseada aquella entrada de la población.

Sabemos que en la mente de todos los señores concejales está el otorgar el permiso consiguiente y la delegación de facultades que los padres franciscanos desean para emprender el arreglo mencionado, y es de esperar que, en una de las próximas sesiones concejiles, se halle la manera de llegar al resultado que, sin duda alguna, verá con gusto toda la población pues con ello tendrá un lugar más de lícito recreo y esparcimiento.

Convento de Santa Ana. Víctor Sarabia Grau.

En la alameda o paseo del convento, sentados a la sombra de sus árboles, hablaremos un poco de los Franciscanos.

Los Franciscanos Observantes de Santa Ana.

Esta orden de origen italiano fue fundada por Francisco de Asís a principios del siglo XIII, cuando en la Península Ibérica, los cristianos seguían luchando contra los almohades.

Francesco era hijo de familia adinerada, lo que le permitió recibir una esmerada y políglota educación. Vestido con harapos, descalzo y sin dinero decidió entregar su vida enteramente a la pobreza apostólica renunciando al patrimonio familiar.

Convento de Santa Ana. Ajomalba.

Poco a poco fue formando un reducido grupo de discípulos con los que viajó a Roma buscando la bendición Papal. Inocencio III les obligó a elegir un superior y Francisco se convirtió formalmente en el padre de la comunidad franciscana (Pater Comunitas, de ahí la costumbre de llamar a los Franciscos, Paco).

Dicho pontífice aprobó la llamada primera regla en 1210 y Honorio III,su sucesor la segunda y definitiva regla de los frailes menores, en 1223.

Siglo XV.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Caja Rural Central. Orihuela.

En la primera mitad del siglo XV la ciudad de Oriola suspiraba por acoger un convento de franciscanos. Instalados en Murcia desde finales del siglo XIII, se les requería frecuentemente para sermonear en fechas señaladas, trabajo por el que la ciudad les pagaba generosamente además de hacerse cargo de la manutención del predicador—pan, vino, pescado y confits—y de la hierba y la cebada para su mula.

Montesinos dedica un capítulo a la fundación del Convento de Santa Ana, Casa Grande de Observantes (antes recoletos) de esta Ciudad de Orihuela. Transcribo algunos párrafos.

Por los años de 1440 de nuestra humana redención, deseando los moradores, hijos y vecinos de esta Ciudad de Orihuela fundar un Convento Seráfico – Observante, a cuya Orden siempre han tenido cordialísima devoción, dieron principio a encaminar a este fin algunas diligencias; pero habiéndose atravesado algunas dificultades que no explica con particularidad la nota, no pudo tener efecto su devoto celo en esta creación.

En el año de 1449 consiguió esta nobilísima ciudad tener algunos Religiosos Observantes; aunque muy pocos en su compañía. Hicieron donación a Fr. Humberto de la Hermita de Santa Ana y San Josef, que es la misma donde después se fundó el Convento, para que fundase en ella un Heremitorio o Hospicio para dicha familia, según la costumbre y medios de aquellos tiempos.

Me resta solo el decir que su primitiva fundación según quedó ya dicho algo, se efectuó en la Hermita de la dicha Gloriosa Santa, de la cual eran patronos los Caballeros Señores de Bonanza del Apellido de Rocafull.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela.

Como él mismo reconoce, utilizó el manuscrito de Mosén Bellot, cuyas notas sobre San Francisco son mucho más escuetas:

Lo que hoy es convento de San Francisco solía ser ermita con título de Santa Ana, y en el año 1449 hizo gracia el consejo a fray Amberto, ermitaño de la ermita de Santa Ana, junto al cabezo de las Lavanderas, de una rueda que solía servir al misterio de los Reyes, para noria al huerto.

Continua con una ligera imprecisión de fechas, quizá por mala transcripción; dice ocho, pero marca cuatro años después:

Intentó el consejo de fundar en este puesto un convento de San Francisco, a quien siempre tuvo Orihuela mucha devoción, y hubo en ello algunas dificultades que no las dicen las notas.

Aquí Bellot especula con los señores de Bonanza, en cuyo término estaba la ermita, pero no está claro que fuese ya de los Rocafull en esas fechas concretas. Afirma también que el vicario general de la orden, de nombre F. Escorihuela, les negó la licencia.

Muerto el vicario, el Consell lo volvió a intentar sin éxito en 1453. Dos años después, la Ciudad mandó a un tal Juan Marín con la oferta de un solar en sitio muy principal. Y el Provincial envió primero a Fray Jaime Ibáñez, quien puso las condiciones para aceptar la fundación.

Querían escoger el sitio para el convento, que lo pertrechase el Consell, que tuviese lo necesario para celebrar, y que los frailes predicasen por la huerta a cambio de limosnas.    

El solar ofrecido formaba parte del arrabal de la puerta de Crevillente, donde había estado la última morería, en el lugar que ahora ocupa el Colegio de Santo Domingo. La oferta incluía una mezquita en la que se podían instalar doce frailes. Al no ser de su agrado, dicho solar fue vendido por 4.000 sueldos. Así lo explica Mosén Bellot.

A los moros que viniesen a vivir a Orihuela comproles sitio donde edificasen casa y mezquita, y se las ayudó a obrar, que fue el puesto donde hoy está el colegio (…) se vino a despoblar y el consejo vendió el puesto en 4.000 sueldos, y dio la mitad a San Francisco de limosna. 

1453. Les darían una iglesia acomodada, que solía ser mezquita, en la cual pueden hoy vivir doce frailes, y que con el tiempo se irían mejorando.

Los franciscanos observantes de Castilla prefirieron la apartada ermita de Santa Ana, enclavada en el otro extremo de la ciudad, en el Señorío de Bonanza. Y recibieron como limosna 2.000 sueldos, la mitad del producto de la venta del solar de la morería que serían administrados por Jaime Roca.

Aceptaron los frailes, vino el Provincial a tomar posesión y dejó a Fray Jaime Ibáñez como encargado de iniciar la obra. El convento de Santa Ana se comenzó entre los años 1456 y 1459.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela.

Montesinos transcribió «fielmente de aquel bárbaro antiguo idioma valenciano» una carta fechada en seis de diciembre de 1459 destinada al rey de Aragón, Juan II. En ella se da cuenta de haber comenzado la obra de una casa convento franciscano en la que tenían alojados a siete u ocho frailes. Y de que por mucho que habían instado y suplicado, los vicarios generales y provinciales de la orden no habían aceptado la fundación oriolana.

Pedían al rey que escribiese a Calixto III, Papa valenciano fallecido en el verano de 1458.  Persevera en el error al afirmar que Calixto III firmó la bula pontificia en 1464, cuando ya llevaba seis años bajo tierra y le había sustituido Pío II, fallecido precisamente en 1464. Bellot, siempre más preciso, atribuye la bula al Papa Pío.

Todo este proceso transcurrió mientras arreciaban las disputas en el seno franciscano. Al relajamiento de las costumbres en los llamados conventuales se enfrentaron los observantes; hermanos que querían permanecer fieles a las normas de San Francisco, con su vida de predicación itinerante y pobreza voluntaria inspirada en Jesucristo.

A finales de la centuria acabó imponiéndose el espíritu reformista del poderoso franciscano observante, Francisco Jiménez de Cisneros, confesor de la reina, arzobispo de Toledo y futuro cardenal; quien con el aval de los Reyes Católicos consiguió eliminar a los conventuales de la Provincia de Castilla, a la que pertenecía el convento de Orihuela. Esta otra nota, fechada en 1494, es también de Mosén Bellot.

Reinando Fernando el Católico obtuvieron los frailes de San Francisco cierta parte de las fábricas para obrar su convento, y el consejo obtuvo revocatoria y confirmación del privilegio de las fábricas. 

Siglo XVI

El convento de Santa Ana, situado en una zona de fácil inundación, sufrió durante el siglo XVI al menos tres reparaciones costeadas por el Consell.  Y fue reedificado totalmente en 1593, muy cerca del anterior. Así lo cuenta Montesinos.

Pocos años corrieron después de la fundación de esta seráfica ejemplar casa en que experimentaron los religiosos la destemplanza del sitio, ocasionada de la mucha humedad por haber errado el departimiento de la vivienda, la buena distribución; pues la iglesia, sacristía y algunas oficinas que habitan menos, pusieron a la falda de un monte; y las celdas y principal habitación de los seráficos religiosos, colocaron en el valle y todos expuestos a las inundaciones frecuentes y avenidas peligrosas del Río Segura, que es el que riega, fertiliza y baña la muy frondosa huerta de esta Nobilísima Ciudad.

El día 20 de Abril del año 1592 se dio principio a la fábrica y se continuó con mucha viveza, pero a distancia tan corta del antiguo sitio, que más que traslación, la pudiéramos llamar diversa colocación o distribución de las viviendas de los religiosos; pues todo el sitio que ocupaba el convento se aplicó para huerta y jardín; y otros ensanches varios y precisos; y las viviendas de los religiosos, con la nave de la Iglesia, se retiró a la falda del dicho monte, que está contiguo al Camino Real, a la distancia de unos 200 pasos; pero la bastante  para excusar las muchas humedades que eran ocasión de la referida destemplanza, y también las inundaciones del dicho Río Segura. Concedida la licencia para edificar de nuevo el convento, lo trasladaron al pie del monte, dejando el antiguo solar como parte del huerto.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. Colección Javier Sánchez Portas

Siglos XVII y XVIII.

Dedicada la primera mitad del siglo XVII a levantar su nueva fábrica, sufrió como todos, los efectos de las epidemias de la segunda mitad. Montesinos se sorprende de cómo, a pesar de vivir de las limosnas, se pudieron permitir generosas contribuciones al rey desde su misma fundación.     

Seráfico Convento de Santa Ana de Menores Observantes. Este Religioso Seráfico convento (no obstante que según su regla se mantiene de limosnas) en el 1469 sirvió al Sr. Rey de Aragón, Don Juan II en el cerco de Perpiñán y otras plazas, con 12 carros de trigo. Mas en varias ocasiones, especialmente en tiempos de peste, como sucedió en los años 1580, 1648, 1678 y 1708, sirvió esta comunidad a los Sres. Reyes con dinero, trigo, cebada, paja y religiosos para curar a los soldados apestados, sirviendo este mismo convento de Hospital General para la Reales Tropas, en el reinado del Sr. Don Felipe V, con el motivo de las Guerras de Sucesión, en los años de 1703, 1706 y 1707.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela.

En 1792, Montesinos redactó una «Breve noticia del estado presente de la Reverenda Seráfica Comunidad del Convento de Santa Ana». El extenso listado con nombres y apellidos estaba dividido en 30 religiosos de coro, 13 legos profesos y 14 estudiantes de teología. A los que había que añadir a tres hermanos sirvientes y 21 donados.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 4. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Los donados eran seglares que se entregaban gratuita y temporalmente al servicio del convento. Solían ser varones adultos, solteros o viudos, sin compromisos familiares, que se ocupaban principalmente de pedir limosna; pero también ayudaban en el huerto, en la cocina o haciendo recados.

Huerto del convento franciscano de Santa Ana. Orihuela.

En el último cuarto del siglo XVIII se descubrió un manantial en la falda del monte, muy cerca del convento de Santa Ana; y mientras decidían la manera de llevar el agua a Orihuela, se cedió el uso a los franciscanos.

Fuente de San Francisco.

Siglo XIX.

Durante la Guerra de Independencia, las tapias del convento se prepararon como baluarte para hacer frente a posibles invasores que nunca llegaron. Y Montesinos nos vuelve a informar del «Estado actual y presente que tiene la Reverenda y Santa Comunidad de Santa Ana de Padres Franciscos Observantes de la ciudad de Orihuela en este años de 1809».

Esta vez los dividió en 12 religiosos lectores con diversos cargos (guardián, visitador, vicario, procurador), 17 predicadores sin otro título; 8 coristas; 11 legos y 11 donados.

En el año 1835 los Franciscanos de Santa Ana fueron exclaustrados y su convento pasó a formar parte de los Bienes Nacionales. Tras ser subastado acabó en manos de un vecino de Madrid. Los oriolanos intentaron recuperar el convento organizando una cuestación cuyo producto entregaron a Matías Sorzano.

Este rico propietario había comprado el edificio en 1845. Diez años después, durante la epidemia de cólera morbo, lo prestó a la ciudad para instalar un hospital provisional. En 1878 se utilizó como hospedería para misioneros enfermos o convalecientes.

En enero de 1880, Andrés Rebagliato Pescetto, senador por Alicante y yerno de Matías, puso el convento y su huerto a disposición del padre Francisco Manuel Malo, reorganizador de la Provincia Franciscana de Cartagena. Lo hizo en nombre de todos los herederos, reservando para la familia el patronazgo. Cumplidas las formalidades, se celebró su reapertura el día 8 de Mayo de 1880.

Semanario católico, 5 de junio de 1880: El día 9 de Mayo quedó instalada una comunidad de religiosos Franciscanos en el convento de San Francisco de Orihuela, para cuyo objeto había sido reparado convenientemente. Dicho edificio había pasado a ser propiedad del Senador Sr. Rebagliato, quien lo ha cedido para tan piadoso y laudable objeto. Dios premie su buena obra. Nosotros felicitamos por este acontecimiento a la religiosa ciudad de Orihuela, que lo ha celebrado con muestras de júbilo y entusiasmo.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. Ajomalba.

En junio de 1907 el franciscano Fr. Serafín Durán transcribió para el diario «La Huerta» una memoria sobre el acontecimiento que conservaban en el archivo del propio convento. 

Hallábase nuestro antiguo convento, titular de Santa Ana, de la ciudad de Orihuela, Provincia de Alicante, en posesión de las Sras. Doña Teresa, Doña María y Doña Filomena Rebagliato Sorzano y de los hijos de Doña Sofía Rebagliato Sorzano, nietas las cuatro de D. Matías Sorzano Nájera, quien lo redimiera al Gobierno de la arbitraria desamortización al ser subastado por el Gobierno Civil de la Provincia en 22 de Mayo de 1844.

Y como las referidas señoras propietarias del expresado convento, noble y generosamente lo ofrecieron con su espaciosa y rica huerta al M. R. P. Provincial Fr. Francisco Manuel Malo, y le fuera entregado por las mismas jurídicamente, con la única cláusula condicional de reconocimiento de patronato hacia todos los herederos sucesores de don Matías Sorzano, y la de posesionarse todo dentro del año en que se hizo la donación, que fue el de 1880, día 14 de Enero, comenzó desde luego el P. Malo a ejecutar su proyecto, habiendo obtenido al efecto Decreto especial del Rmo. P. Vic. Comº. General, Fr. Vicente Albiñara y del Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis, D. Pedro Mª. Cubero.

En consecuencia de todo, el día 8 de Mayo del citado año llegaba el P. Malo, acompañado del R. P. Guardián del nuevo Convento Fr. Gregorio Martínez y algunos otros Religiosos a tomar posesión de la nueva Casa, siendo entusiasta el recibimiento que hicieran a aquellos hijos de San Francisco, así las Autoridades Eclesiástica y Civil, como las clases sociales todas de la noble y religiosísima ciudad de Orihuela. Al día siguiente se verificó la inauguración Oficial celebrando el incruento Sacrificio de la Misa el R. P. Guardián con asistencia del Excmo. Sr. Obispo y Clero Catedral.

El Graduador, 16 de octubre de 1880: Una noticia importantísima de «El Eco:» «Fr. Gregorio Martínez, guardián del Convento de Santa Ana de la orden de San Francisco de Orihuela, ha solicitado la devolución de dos cuadros que pertenecieron al Convento y que cuando la exclaustración pasaron a formar parte del Museo provincial. Pues que le devuelvan al guardián los cuadros, si tanta prisa le corren.

Francisco Manuel Malo y Malo, nacido en la provincia de Guadalajara en 1810, fue un importante miembro de la orden franciscana en el convulso siglo XIX. Escritor y editor, montó su propia imprenta en el convento de Orihuela. Como nota curiosa, la maquinaria y utillaje tipográfico de la «Imprenta Santa Ana» fue adquirida a los herederos de José Zerón en 1882. Y luego fue vendida a Luis Zerón en torno a 1885.

El Padre Malo falleció en Santa Catalina del Monte, Murcia, en 1892. Quince años después, sus restos fueron trasladados a Orihuela por deseo de los franciscanos. Hubo otro con el mismo apellido, Fray Agustín Malo, que fue Guardián hasta 1897.

La Correspondencia Alicantina, 10 de febrero de 1897: Escriben de Orihuela que en la segunda mitad del próximo mes de marzo, serán trasladados desde la iglesia del eremitorio de Santa Catalina del Monte (Murcia), al nuevo panteón que los religiosos observantes menores del Convento de Santa Ana de esta ciudad han hecho construir en su propiedad de este cementerio, los restos mortales del M. R. P. Fray Francisco Manuel Malo, que falleció al amanecer del martes 15 de marzo del año 1892, cuando contaba ochenta y un años, tres meses y trece días de edad, y a los sesenta y seis años, cinco meses y veintiocho días de religión.

El P. Malo era definidor General de la Orden de San Francisco, Lector de Sagrada Teología, Ex rector del Colegio de Misioneros de Santiago, etc., etc. y durante toda su vida llena de merecimientos apostólicos y de persecuciones que soportó con cristiana resignación y verdadero heroísmo, se distinguió entre los demás religiosos de la orden a que pertenecía por su incansable laboriosidad, por su encantadora sencillez y demás bellas cualidades que forman la corona de sus merecimientos acá en la tierra, en donde la reputación del P. Malo era tan universalmente reconocida por su virtud, sabiduría y elocuencia…

El edificio anexo es la capilla de la Venerable Orden Tercera (VOT), construida en 1893 y recientemente restaurada.

El alicantino, 29 de julio de 1893: Han comenzado y se encuentran ya bastante adelantadas las obras del local que la V. O. T. de San Francisco de Orihuela está construyendo junto al convento de Santa Ana para depositar los pasos de Semana Santa.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. Reformas en la VOT. Ajomalba.
Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. Reformas en la VOT. Ajomalba.

La Correspondencia Alicantina, 8 de noviembre de 1897. Escriben de Orihuela: Ha sido nombrado vicario del convento de Santa Ana, el ilustrado franciscano Fray Miguel Villalba. También ha sido nombrado guardián del referido convento el muy Reverendo P. Antonio Velasco, virtuoso y docto religioso de la Observancia de San Francisco.

Utilizado como seminario para religiosos franciscanos y como centro de estudios teológicos, el convento no reunió las condiciones necesarias hasta bien entrado el siglo XX.  

Siglo XX.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. José Antonio Ruiz Peñalver.

En 1913 Fr. Antonio Martiu, provincial de la orden, decidió levantar un nuevo piso sobre los amplios muros del convento. Con esta obra el edificio quedó dotado de un hermoso oratorio, salón de estudios, cuarenta y cinco celdas y otras dependencias. Se inauguró el 14 de julio de 1914 festividad de San Buenaventura.

La correspondencia de Orihuela, 6 de febrero de 1914: En breve quedarán terminadas las grandes obras que se están verificando en este Convento de Santa Ana, en donde ha de fundarse un seminario franciscano, para los religiosos de esta provincia seráfica de Cartagena.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. Ajomalba.

En ese mismo año de 1914, Ana Cano Manuel, viuda del abogado Pedro Soto Melgarejo y camarera del altar de la santa, costeó una nueva imagen de Santa Ana construida en Valencia, en los talleres del escultor José Tena.

El diario. 9 de octubre 1914: La Sra. doña Ana Cano Manuel, viuda del difunto caballero D. Pedro Soto, ha costeado una magnífica y artística imagen de la gloriosa Santa Ana para la iglesia de PP. Franciscanos de esta ciudad. Dicha efigie ha sido construida en Valencia en los talleres del escultor Sr. D. José Tena.

El conquistador. 19 de junio 1915: El domingo, 20 de los corrientes, aparecerá por vez primera expuesta con toda solemnidad en su nuevo y bonito camarín la preciosa imagen de Santa Ana que a la Iglesia de PP Franciscanos de esta ciudad regaló en diciembre próximo pasado la virtuosa y caritativa señora Dña. Ana Cano-Manuel, Vda. de Soto, Camarera del altar de la Santa.

Procesión celebrada en diciembre de 1914 para entregar la imagen de Santa Ana. A la izquierda el carruaje de doña Ana Cano Manuel. Colección Javier Sánchez Portas.

La vega, 23 de julio de 1916: El próximo día 26, tendrá lugar la tradicional romería al convenio de PP. Franciscanos (extramuros de la ciudad), en cuya Iglesia se venera la gloriosa imagen de la bendita Santa Ana. Por la tarde, tendrá lugar por la alameda del convento la procesión con la nueva imagen de dicha santa, regalo de la piadosa Sra. Doña Ana Cano Manuel de Soto, amenizando el acto la banda municipal.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. Ajomalba.

El Día de Alicante, 14 de diciembre de 1934: En el convento de Santa Ana de Orihuela y bajo la presidencia del Reverendo Padre José Moya, delegado del Generalísimo de la Orden, fue celebrado ayer Capítulo de la Provincia Seráfica de Cartagena.

En él ha sido elegido Provincial el Rvdo. P. Juan José Gómez, Licenciado en Sagradas Escrituras y catedrático de dicha asignatura y hebreo en el Seminario Conciliar y Convento de Padres Franciscanos. El Capítulo prosigue sus reuniones para nombrar guardianes de Conventos y superiores de Residencias provinciales.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. José Antonio Ruiz Peñalver.

En el verano de 1936, a media noche, un grupo de milicianos asaltó el convento. Las imágenes de la Cena, la Oración en el Huerto, la Samaritana, la Negación de San Pedro, Los Azotes, la Verónica, San Juan, Nuestro Padre Jesús “el abuelo” y la Virgen de la Soledad, acabaron convertidas en una enorme pira. En esos turbulentos años de contienda fue utilizado por la aviación con el nombre de «Cuartel Madrid».

El Nazareno desaparecido. Los pasos de Semana Santa en 1927-1929. Fotografías de Alfonso Bernad. Colección Javier Sánchez Portas.

Acabada la Guerra Civil, los franciscanos regresaron. El 20 de marzo de 1940 a las 7 de la tarde, salió de la iglesia una procesión con la imagen del Cristo de la Agonía.

El 18 de octubre de 1940 el padre guardián y una comisión de miembros de la VOT marcharon a Murcia para recoger una nueva imagen del «abuelo», obra de José Sánchez Lozano.

Antonio Ballester Vidal.

Al día siguiente, «la copia más exacta de la antigua, destruida por los rojos, el funesto año 1936», fue bendecida por el Vicario General de la diócesis, Luis Almarcha, entre muestras de fervor popular y en presencia del Ayuntamiento en pleno vestido de gala.

Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. José Antonio Ruiz Peñalver.
Convento Franciscano de Santa Ana. Orihuela. J. María Pérez Basanta

Vía Crucis de San Francisco.

Abandonamos la alameda del convento y dejando a la izquierda la carretera de Murcia, subimos por la empinada cuesta del Calvario rememorando el antiguo Vía Crucis que partiendo de la iglesia conventual, tras recorrer la explanada, emprendía la subida hasta la ermita.

De esta representación religiosa proviene el nombre de la calle del Calvario, por la que accederemos para llegar a la ermita del Santo Sepulcro, la última estación. Así lo describe Montesinos en 1792.

En el año 1678, transcurridos solo doce después de su fundación se construyeron los pasos antiguos del Vía Crucis que duraron hasta el año 1759, que por gustos motivos se demolieron e hicieron los modernos, estaban repartidos en lo más interior del desierto propio para penitencias.

Siendo Hermano Mayor D. Manuel Martínez Arques, con su autoridad, agencias, y muchos dineros suyos, todo el Camino y parte de la Calzada del monte en el de 1772 se hallanó, adornó, empedró  y circuyó de poyos de piedra y de varios árboles de terebintos, chopos y olivos para que se viese de más perfecto paso, comodidad y alivio de los que cada día suben a visitar este deboto santuario y heremitorio.

El presente adorno de las imágenes del Santo Vía Crucis, que es de hermosos Manises de la Fábrica de Valencia, se estrenó el día 4 de Octubre, propio del Padre San Francisco del próximo año pasado de 1791…

Está claro que, en la segunda mitad del XVIII, se empedró y embelleció, con la plantación de varios árboles, el camino y la calzada que subían a la ermita franciscana jalonados por las catorce capillas. Así lo cita Gisbert.

El Vía-Crucis de San Francisco principia en la alameda o paseo de este convento, junto a su iglesia, y termina en la ermita del Santo Sepulcro que es su última estación.

Los antiguos pasos eran a modo de capillas con altares en que se solía celebrar misa; muchos de ellos con lámparas y provistos de puertas. La incuria de los tiempos comenzó a destruirlos y en 1763 la Orden Tercera de San Francisco los demolió y fabricó de nuevo en la forma que han llegado a nuestros días.

A la derecha, las capillas del Vía Crucis a principios del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

El eco del Segura, 30 de marzo de 1898: En la tarde del próximo viernes Santo, a las cuatro, el P. Guardián y comunidad de PP. Franciscanos harán solemnemente el Santo Ejercicio del Vía-Crucis; en el que se halla instalado delante de la ermita del Sepulcro, frente al Convento de dichos Padres. El P. Guardián invita a tan piadoso acto, a todas las personas devotas de la Pasión de Cristo; pero muy especialmente a todas las que forman parte y son hermanos de la Venerable Orden Tercera de Penitencia de S. Francisco, establecida en el convento de Sta. Ana.

Ante nuestros ojos se muestra la ermita del Sepulcro alzada sobre una escalinata de acceso con grandes lajas de piedra que sirven para salvar el desnivel que existe entre el añejo edificio y la calle.

Ermita del Santo Sepulcro.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Libro 4. Caja Rural Central. Orihuela.

Comienzo transcribiendo algunos párrafos del texto que Montesinos le dedicó en su cuarto tomo.

La devoción del Vía Crucis, tan digna de nuestra memoria y de que todos la practiquemos, ha florecido siempre mucho en esta Ciudad de Orihuela, siendo numerosos sus concursos de gentes de todos los estados que visitan las estaciones que componen el sagrado camino, y desiertos de la Cruz en términos, y desiertos del Seráfico Convento de Santa Ana.

Da este su feliz principio junto a la Alhameda y subida de la propuesta Hermita, y finaliza a las faldas de un monte a la parte occidental. Es uno de los más celebrados y debotos que goza el Reyno, y en lo antiguo se llamó Monte de los Penitentes, por los muchos que se ocultaban en sus cuevas y malezas.

Esta Hermita del Santo Sepulcro, última de las Estaciones, está muy cerca del Convento de Santa Ana, en un sitio muy divertido, aunque entre cerros y obeliscos de piedras, fue dedicada desde su fundación al Sepulcro o Entierro de Jesuchristo, y a Nuestra Señora de la Soledad.

Fundada por su devoción, zelo y piedad en el año de 1666 con ayuda y asistencia de los Hermanos de la V. Orden Tercera Seráfica, existente en el referido Convento de Santa Ana, el Magnífico y Muy Ilustre Señor Don Juan Bautista Cascante García de Lassa, natural de esta Oriolana Ciudad, Caballero del abito de Santiago, Coronel de los Reales Exercitos, Governador Militar y Politico de esta Ciudad y Hermano Mayor que fue por muchos años de la referida Orden Tercera, por cuya muerte quedó ésta en legítima posesión de dicha hermita, como hasta el presente la gobierna y poseé.

Ermita del Santo Sepulcro. Colección Javier Sánchez Portas.

La iglesia es muy capaz y está rodeada de varias hermitillas del Vía Crucis, ocupando el lucidísimo tercio del monte, de la más hermosa planicie que formó el Articife Supremo, Criador  de Cielos y Tierra, en las faldas o cimientos del Monte de la Penitencia, a la que sirven de valla, guarneciéndole del Poniente, Tremontana y Zierzo, cuatro hermosas Casillas o Estaciones que son la X, XI, XII y XIII, adornando a esta planicie, varios e innumerables árboles, como son terebintos, almendros, albercoqueros, alhamos, olmos, higueras, algodones, rosales, jasmines y claveles, con innumerables higueras de higos chumbos o de pala, de los que se paga un crecido arrendamiento, con algunos medianos olivos y algarrobos.      

Cruz de Término y Vía Crucis. Colección Javier Sánchez Portas.

Montesinos precisa el año 1666 como fecha de construcción. He comprobado la identidad del personaje que cita como benefactor y Hermano Mayor — Juan Cascante García de Laza — y era Lugarteniente de Orihuela en 1656.

Regentada por la VOT de los franciscanos de Santa Ana, las primeras noticias datan de finales del siglo XVII; como por ejemplo un robo sacrílego en 1693, cuando el Cristo del Sepulcro fue despojado de sus vestiduras; o el suceso fechado en 1694, cuando los ratones se comieron su sábana.

Fue reedificada completamente en la década de 1720; y en 1733 se concedió licencia al hermano Juan Pacheco para edificar una casita a sus espaldas donde hacer vida solitaria y penitente. En 1755 se le despidió, sustituyéndole por el hermano Pascual Marco, encargado de mantener limpia la ermita y su plazuela, evitar bailes y otros actos profanos y adecentar anualmente el Vía Crucis antes del viernes primero de cuaresma.

Su portada, de principios del XVIII, se realizó en piedra labrada destacando sobre el dintel de la puerta el escudo de armas de la VOT colocado en el año 1762, que muestra bajo qué tutela fue construida esta ermita. Montesinos afirma que se puso el escudo con las seráficas armas franciscanas en una noche, para evitar que la Parroquia de Santiago se apropiase de ella.

En el año de 1762, siendo Hermano Mayor Don Pedro Miravete de Moreno, reblanqueó esta hermita, se pavimentó, compusieron sus texados, se hicieron las gradas de piedra negra y pusieron las armas de la Tercera Orden sobre la puerta.

Ermita del Santo Sepulcro. Dibujo de Montesinos y escudo original. Fotografía Ajomalba.

El edificio presenta tres estructuras bien diferenciadas: la iglesia y dos casas adosadas a ambos lados que son de época posterior. A su izquierda encontramos una recóndita plazuela que lleva el nombre de este añejo edificio que se mantuvo en pie de puro milagro.

La ventana central debió servir para iluminar la estancia y, como es típico en estas ermitas, la fachada se cierra con una espadaña donde estuvo colocada la desaparecida campana original; que, según Montesinos, mostraba la siguiente inscripción: «Maria Josepha. Se hizo en el año 1764. Jesús».

Ermita del Santo Sepulcro. Colección Javier Sánchez Portas.

Sigo transcribiendo a Montesinos hablando de la urna funeraria y el Cristo difunto.

Lo que se lleva en este sitio todas las atenciones catholicas es el hermoso simulacro del Santo Sepulcro y debotisima imagen de Jesús Difunto y Sepultado a quien está dedicada esta hermita.

Es el imán más poderoso de todos los corazones que debotamente le miran, llevándoles como de la mano a la contemplación de su divino prototipo. La urna o sepulcro, que es de finos cristales y de delicada talla es cosa grande, y el divino St. que difunto yace en su primorosa cama es de inestimable valor.

Su hechura es del celebrado escultor Pablo Bucci, Francés de nación, vecino de Murcia; y desde dicha ciudad hasta esta de Orihuela, cuya distancia es de cuatro leguas, vino esta sagrada urna con 100 luces, y en ombros de 12 Hermanos Terceros acompañados de algunos exemplares sacerdotes de Orihuela.  

Santo Sepulcro. Colección Javier Sánchez Portas

En sus inmediaciones se escenificaba un desenclavamiento que fue prohibido por el obispo Tormo a finales del siglo XVIII. Y a punto estuvo, por esas fechas, de convertirse en cementerio.

Según cita el Dean de Cartagena, Julio López Maymón, en uno de sus «rebuscos» publicado en «El pueblo» el 26 de noviembre de 1928, cuando Carlos III mandó que se enterrase fuera de las ciudades, el Cabildo acordó crear un cementerio utilizando para ello la capilla del Santo Sepulcro.

El 31 de enero de 1790 escogieron un trozo de terreno con algunos olivos, próximo a la sierra, entre el camino real y la bajada del Vía Crucis a San Francisco, Cruz del Calvario y Pozo. Pero el proyecto planteaba demasiadas complicaciones, especialmente con la Tercera Orden de S. Francisco. Después de largas y encendidas discusiones, se acordó hacer el cementerio donde hoy se encuentra.

El 20 de junio de 1920 la VOT acordó reparar la cúpula amenazada de ruina; pero doce años después, durante la II República, a propuesta del concejal socialista Cubí, el Consistorio decidió derribarla. Evidentemente, por motivos que desconocemos, la demolición no se llevó a cabo.

AMO. Libro de Actas, 6 de septiembre de 1932: El Sr. Cubí denuncia el estado ruinoso en que se encuentra el edificio llamado el Sepulcro y las constantes denuncias que le formulan los vecinos de aquel paraje por el peligro que amenaza.

Se aprueba por unanimidad que previo informe de la comisión de ornato y del maestro de obras del ayuntamiento se lleve a efecto la demolición, cediendo el derribo al maestro de obras por si con ello pudiera cobrar algo de lo perdido con el derribo del arco de la Corredera.

Ermita del Santo Sepulcro. Colección Javier Sánchez Portas.

Durante la Guerra Civil fue saqueada quedando la ermita y las capillas del Vía Crucis en deplorable estado. El patrimonio de la VOT resultó muy maltrecho pero, a pesar de la penuria económica de la posguerra, se restauraron las capillas y con grandes dificultades se intentó hacer frente a las costosas reparaciones que necesitaba el edificio.

En las décadas de los 40 y 50 se emprendieron diversas obras que a menudo fueron suspendidas por falta de fondos. Su estado exigía más medios económicos de los que la VOT podía afrontar a pesar de todos sus esfuerzos.

Ermita del Santo Sepulcro. Juan Fenoll Villegas.

Las capillas desaparecieron para siempre en los años 70 y la iglesia fue vendida a la Comparsa Caballeros del Rey Fernando. A punto de desplomarse, fue rehabilitada e inaugurada en octubre de 2010 como “Centro Cultural Santo Sepulcro”, destinado a exposiciones, conciertos y otras manifestaciones culturales.

Ermita del Santo Sepulcro. Turismo Orihuela.

Antonio José Mazón Albarracín.

Extracto actualizado del artículo “El Raval Roig, un territorio históricamente singular”, publicado en “Cuadernos de historia y patrimonio cultural del Bajo Segura”.  A su vez era un resumen, actualizado y ampliado de otros artículos que he dedicado a este histórico barrio de Orihuela. Mi agradecimiento a Javier Sánchez Portas por las fotografías.

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Aportaciones para el estudio de los conventos de La Merced, San Agustín y San Gregorio.

San Gregorio, San Agustín y la Merced. Colección Javier Sánchez Portas.

Aportaciones para el estudio de los conventos de La Merced, San Agustín y San Gregorio. Introducción

El presente trabajo pretende, tal y como refleja su título, aportar información al poco estudiado tema de los edificios religiosos desamortizados en Orihuela.

Las memorias del Canónigo Alburquerque relatan como el convento de la Religiosa y Militar Orden de Nuestra Señora de las Mercedes y su iglesia consagrada en el siglo XV, en cuyo solar se encuentra actualmente el museo de la Semana Santa, pasaron a poder del Gobierno entre los llamados Bienes Nacionales, y fueron adquiridos por un rico capitalista de Barcelona llamado Juan Vilaregut, quien pretendía convertirlos en almacén y posada.

Iglesia de la Merced. Colección Javier Sánchez Portas.

Existía en ella (Orihuela), entre otros (conventos), el de la Rl. Y Militar Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, cuya iglesia fue consagrada en el siglo XV, y de ella eran patronos la antigua e ilustre familia de los Rocas de Togores, que tiene su sepulcro en el lado del Evangelio bajo de la media naranja.

Suprimido el Convento, cerrada y despojada la iglesia de todos sus altares excepto el mayor, del órgano y demás adornos, pasó al Gobierno entre los llamados bienes nacionales, y bajo tal concepto fue vendida en unión del convento a un rico capitalista de Barcelona, nombrado D. Juan Vilaregut; la iglesia fue convertida en almacén de maderas, y aplicada a otros usos semejantes, y a principios de este año (1846), pensó su nuevo poseedor construir en ella una posada…  

Y como la iglesia fue comprada y devuelta al culto por Juan Roca de Togores y Alburquerque en 1846.

El Sr. D. Mariano Roca de Togores y Carrasco abrazó el proyecto (de compra y rehabilitación) con entusiasmo, y comunicado a su padre político Sr. D. Juan Roca de Togores y Alburquerque, este se decidió a comprar por sí solo la iglesia y habilitarla a sus expensas.

Se efectuó la compra por escritura en Madrid, su fecha, 11 de mayo de este año ante el escribano de aquella Villa D. Manuel María de Paz, comprendiéndose la iglesia con la sacristía y un pedazo de descubierto contiguo a ésta, en cantidad de doce mil rs.

Diez años después Juan Vilaregut había muerto y Bibiana González Deghamante, su viuda, en un viaje accidental efectuado el 2 de enero de 1856, aprovechó su estancia en Orihuela apoderando a Julián Espinosa ante el notario Manuel Bosca, para que se encargase de gestionar los múltiples arriendos de tres edificios. (1)

Gracias a esta escritura descubrimos que Vilaregut, además del ya citado convento de la Merced, poseía otros dos: él de San Agustín y el de San Gregorio, edificios que tras sufrir drásticas reformas se habían convertido en casas de alquiler, almacenes, tiendas y posada.

Además, como es sabido, él de los Agustinos se adaptó para albergar una plaza de toros.

Pero las propiedades del fallecido Vilaregut acabaron en una junta de acreedores. Los tres ex-conventos fueron adquiridos por dos oriolanas de origen riojano a las que hemos investigado exhaustivamente a través de numerosos protocolos notariales.

Para comenzar, vamos a remontarnos un poco en el tiempo contando el origen de estas señoras.

Iglesia de la Merced. Colección Javier Sánchez Portas.

La Familia Adalid-Vilar

Retrato de Matías Sorzano Nájera. Óleo sobre lienzo. Vicente López. Museo de Bellas Artes de Bilbao.

El 31 de julio de 1812 , ante el notario Julián Fernández, compareció el caballero de estado noble Matías Sorzano, junto a dos testigos, para proceder a la partición de bienes de José Adalid. (2)

Este próspero comerciante había hecho testamento el 5 de septiembre de 1811 «en el crítico estado de la signosa enfermedad epidémica que afligió a los habitantes de esta población, sus huertas y campos», eufemismos usados para no nombrar a la fiebre amarilla, de la que falleció poco después.

José Adalid de Iñigo era originario de La Rioja, concretamente de Nestares de Cameros, localidad inmediata a Torrecilla en Cameros, pueblo natal del Matías Sorzano con cuya esposa estaba emparentado.

De los beneficiarios, a la citada partición sólo acudió el cuñado del finado, Manuel Pablo.

Sus padres, Domingo Adalid y María de Iñigo, y su esposa, Josefa Antonia Adalid, herederos naturales «se ausentaron de la población por la probia causa del contagio que sufría, a el paraje titulado Senda Molina, donde los padres fallecieron».

Charles Clifford. Vista general de la ciudad de Orihuela en 1862. Colección Javier Sánchez Portas.

La misma «febre groga» o fiebre amarilla acabó también con su hermano Domingo, «soltero y desmemoriado». De esta forma, María Adalid de Iñigo, residente en Nestares de Cameros, se convirtió en hija única y heredera universal de los bienes de toda la familia.

Un suculento legado que incluía varias propiedades en Nestares, una casa en la Mancebería, catorce tahúllas en la Senda Molina, 43.000 reales en efectivo, géneros variados de comercio y, sobre todo, préstamos. (3)

Tras descontar el quinto y la dote de su viuda, con la que sólo llevaba un año casado, se adjudicaron al matrimonio formado por los citados María Adalid y Manuel Pablo 377.000 reales, toda una fortuna de la época.

En aquellas fechas la pareja tenía cinco hijos: Leandro, Julián, Josefa, María y Manuela. Las pequeñas, Feliciana y Braulia, llegaron en 1821 y 1825 según consta en el censo oriolano de 1876.

Del matrimonio formado por la hija mayor, Josefa Pablo, y el político liberal oriolano, Antonio Vilar, nacieron nuestras protagonistas, Antonia y Petra Vilar Pablo; y al menos una tercera hermana llamada Rosario.

A pesar de que en el citado censo aparecen nacidas en Orihuela, sus tías Braulia y Feliciana eran oriundas de Nestares de Cameros y permanecieron solteras regentando un comercio textil en la calle Mayor.

Al igual que las sobrinas, gran parte de sus rentas procedían de otro oficio: el de prestamistas.

La Compra.

El claustro de la Merced en su emplazamiento original. Trasladado a la Catedral.

A la muerte de su padre, Antonia y Petra Vilar Pablo reunieron sus caudales acordando en privado establecer una sociedad mercantil con el objeto de emplearlos en la compra de géneros textiles, fincas rústicas y urbanas.

Y, por supuesto, en préstamos a ser posible con hipoteca, el mejor modo de enriquecerse.

Durante la década de 1866 a 1876, en los protocolos de Ramón Roca, encontramos múltiples escrituras de obligación, poderes, compras y ventas de fincas protagonizadas por estas señoras.

Concretamente en 1868, las hermanas Vilar Pablo realizaban la operación que nos interesa acudiendo al concurso de acreedores del fallecido Juan Vilaregut y comprando a su viuda los tres conventos citados por 48.000 escudos (120.000 pesetas). 

Entregaron 20.000 a cuenta firmando la escritura ante el notario de Barcelona Miguel Martí Saguita, el 28 de julio de 1869.

¿Cómo conocían a Vilaregut?  No podemos asegurarlo.

Lo cierto es que su padre, Antonio Vilar, regidor liberal del Ayuntamiento oriolano durante la primera Guerra Carlista, fue el autor de la primera solicitud para instalar una plaza de toros en el convento de San Agustín; inicialmente con fines benéficos.

Ex convento de frailes de S. Agustín. Hoy Ayuda de Parroquia y plaza de Toros. Plano de Francisco Coello. 1859.

Las dos hermanas continuaron juntas en los negocios hasta que, el 25 de Junio de 1870, ante el notario Ramón Roca, Antonia y Petra Vilar decidieron poner fin a la próspera sociedad llamada «Antonia Vilar y hermana». (4)

Antonia estaba a punto de contraer matrimonio con un sombrerero alicantino llamado Vicente López Durana y pensaba marcharse a vivir a Alicante.

Formados los inventarios, resultó un capital a repartir de 40.000 escudos  (100.000 pesetas) que pertenecían a ambas por mitad. (5)

Como ya hemos dicho, Antonia pensaba ausentarse de la ciudad. Así pues, la sociedad quedó en manos de Petra con las siguientes condiciones:

Antonia quedaba libre de toda responsabilidad desde ese mismo día,  ante la ley y el código de comercio, asumiendo Petra todo el poder y obligándose a pagar los 28.000 escudos que faltaban por entregar del precio de los tres conventos.

La parte de Antonia, 20.000 escudos, quedaba consignada en los tres edificios, por los que recibiría un 5% anual desde el día de su boda.

Pudimos comprobar que la actividad mercantil de las hermanas Vilar relacionada con los ex-conventos se mantuvo con normalidad. 

El 31 de marzo, tres meses antes de la disolución, arrendaron por cinco años a Francisco García Lucas un almacén, «el cual era parte del edificio que fue convento de San Gregorio», a razón de 200 escudos por año. (6)

Situado a las afueras de la Barrera del Matadero, en la alameda de su nombre, linda a levante con huerto propio, a poniente con camino a Hurchillo, mediodía con portería del convento y norte con la capilla de la tercera orden de San Francisco, con callizo en medio. Tiene 6 ventanas con reja y una sin ella, puerta principal y 3 interiores, todas con cerrojo, llave y picaporte.

Y una accesoria marcada con el número uno, perteneciente al edificio que fue convento de agustinos, por 140 escudos al año.

Este local tenía un piso superior en el que pensaban criar capullos de seda; y una puerta por la que se accedía a la plaza de toros. Por ese motivo, el contrato incluía la obligación de entregar las llaves los días de corrida o función. (7)

Fotografía de J. Laurent, desde la puerta de Murcia en 1870. Colección Sánchez Portas.

Primera Partición.

Antonia se casó en julio de 1870, empadronándose en la ciudad de Alicante. 

Ese mismo año Petra, sospechamos que por falta de liquidez para hacer frente a los 28.000 escudos que debían, se asoció también de manera privada con sus tías Braulia y Feliciana; y formaron la mercantil «Petra Vilar y tías», cuya finalidad era la compraventa de géneros del país y extranjero, lencería, sedería y otros.

El 13 de mayo de 1875 Petra contrajo también matrimonio. Se casó con Ramón Pastor Crespo, factor de comercio y vecino de Orihuela.

Portada de la Merced antes del derribo.

Tres meses después, el 10 de agosto, Antonia y Petra decidieron dividir sus propiedades ya descritas anteriormente. Cada una había de recibir 50.000 pesetas (10.000 escudos de 1870), a las que añadieron 5.555,50, mitad del importe de las obras realizadas en el acondicionamiento del que fue convento de mercedarios. (8)

Antonia, se quedó con el de San Gregorio, valorado en 12.812 pesetas:

En la alameda del mismo nombre, que linda a poniente o frente con dicha alameda, mediodía o izquierda con tierra huerta propia, Oriente o espaldas con tierras del marqués de Boil, y norte o derecha con la capilla de la hermandad titulada 3ª orden de San Francisco.

Haciendo constar que en el edificio y a la parte de la alameda, hay construidas 6 casitas de planta baja o accesorias, señaladas con los números 34, 35, 36, 37, 38 y 39, que forman parte del edificio y van comprendidas en sus lindes.

Restos del convento de San Gregorio. Colección Javier Sánchez Portas.

Más un trozo segregado del edificio más valioso, el de la Merced.

Situado en la calle de Los Hostales, que mide 52,30 m. de longitud y 50,80 m. de latitud, formando una superficie de 2.653 m2 con 74 cm., cuyo frente que es la parte de mediodía, linda con la ya referida calle.

Por la derecha o poniente con casa de los herederos de Rufino Cascales, por la izquierda o levante con la calle del Ballet; y por detrás o norte con la iglesia del expresado convento, en cuyo edificio existen nueve accesorias o casas de piso bajo y principal, que dan a la calle de Los Hostales, señaladas con los números de policía: 7, 9, 11, 13, 15, 17, 19, 21 y 23.

Y siete accesorias o casas también de piso bajo y principal que dan a la calle Ballet, marcadas con los números: 1, 3, 5, 7, 9, 11 y 13, que forman parte o dependencias del convento, incluidas en el área consignada.

El Vallet, actualmente Ballesteros Villanueva. Colección Javier Sánchez Portas.

Para ejecutar tan complicada partición no se anduvieron con aficionados. Antonia contrató como perito a José Guardiola Picó, arquitecto municipal de Alicante y miembro de la Academia de Nobles Artes de San Fernando; y Petra a Jerónimo Ros Jiménez, de la misma academia y arquitecto municipal de Murcia.

Ambas convinieron ante notario aceptar el veredicto de los citados peritos. Así pues, el 1 de octubre del mismo año llevaron el acuerdo a escritura. (9)

Antonia, aceptó la siguiente fracción del edificio:

A partir del alfeizar derecho de la puerta principal en Los Hostales, las casas números 17, 19, 21 y 23 y doblando la esquina y comprendiéndola, siguiendo por el Ballet, las casas 1, 3 y 5 hasta la pared divisoria, que a esta última casa divide en dos. 

La longitud total de la fachada es de 48,79 m., 22,38 a Hostales, 23,75 a Ballet y el resto chaflán.

Las paredes divisorias, corren desde el alfeizar derecho de la puerta principal, entrando, siguiendo el muro hasta la esquina de la casa de la portería, desde donde toma la dirección a levante por el muro del patio y comprendiendo la cuadra de los civiles, propiedad de Antonia, hasta buscar la señal roja impuesta en la fachada de la casa nº 5 de la calle Ballet, total 527,18 m.

Los gastos de medianía van por cuenta de las dos, y el muro deberá tener el grueso suficiente, todos los huecos que se encuentren en las paredes divisorias, serán tapiados y no podrán abrirse sin el consentimiento de ambas. 

Las aguas pluviales verterán en la propiedad de cada una, no existiendo servidumbres de ninguna especie, entre ambas propiedades.

Fragmento de Antonia sobre plano Google.

Este fragmento corresponde en la actualidad, a la esquina entre Alfonso XIII y Ballesteros Villanueva. Comprende desde la derecha de la entrada de carruajes hasta la peluquería.

El resto, que luego detallaremos, quedó en propiedad de Petra, además del convento de San Agustín, una finca en la localidad de Fortuna y los préstamos.

Convento convertido en parte en plaza de toros, que linda del oriente o frente con la Plaza de San Agustín, derecha o mediodía con el azarbe de las Lavanderas, poniente o espaldas con tierra huerta de Joaquín Posada Morcoso y por el norte o izquierda con la iglesia. Tiene aproximadamente 43 m. de longitud por 41 m. de latitud. Superficie 2.623 m2.

Traseras de Jesús María. Colección Javier Sánchez Portas.

Ya hemos dicho que, tras separarse de su hermana, Petra se asoció con sus tías, casándose en mayo de 1875. La tía Braulia, utilizando el matrimonio de su sobrina como argumento, consideró disuelta la mercantil «Petra Vilar y tías».

Nos consta que las particiones enemistaron a Petra con su hermana y con su tía. El 1 de agosto Braulia testó ante notario, dejando como heredera a su sobrina Antonia. (10)

El 14 de agosto, tan sólo cuatro días después de la disolución de la sociedad «Antonia Vilar y hermana», Braulia otorgó plenos poderes a Antonia sobre todas sus propiedades.

Textualmente quería que la representase en la sociedad que amistosa y familiarmente, estableció con su sobrina Petra y su hermana Feliciana.

El 7 de febrero de 1876 Antonia arrendó el almacén de su ya propio ex-convento de San Gregorio a José Martí de Veles, vecino de Alcira, por cuatro años a razón de 500 pesetas cada uno. (11)

El 6 de marzo establecieron por fin el convenio de disolución de «Petra Vilar y Tías». 

Braulia dijo verse obligada por la imposibilidad de permanecer al frente del establecimiento a causa de su edad y achaques. (12)

Al fondo, los restos del convento de San Gregorio. Colección Javier Sánchez Portas.

Segunda Partición

Valorado el capital en más de 250.000 pesetas, Petra pidió deducir 5.000 del valor asignado al inmueble de San Agustín, por haber sufrido un incendio «el día uno de los corrientes».

No tenemos prensa oriolana de aquellas fechas; pero hemos conseguido la noticia del incendio en «El Constitucional», diario alicantino.

El Constitucional, diario liberal de Alicante. 5 de marzo de 1876. Gracias, Mateo Marco.

El Constitucional. 5 de marzo 1876: Incendio. En la noche del día primero del actual ocurrió un voraz incendio en el edificio del ex-convento de San Agustín de la ciudad de Orihuela.

Las llamas han causado daños de bastante consideración, pues han devorado cerca de mil zarzos destinados a la colocación de los gusanos de seda; algunas barchillas de habas secas, cajones vacíos y varios quintales de cáñamo.

Las autoridades y la guardia civil acudieron al lugar del siniestro, consiguiendo extinguir el incendio después de ocho horas de supremos esfuerzos.

Como ya hemos dicho, la separación no fue nada amistosa. A Braulia la representó el abogado oriolano Vicente Moreno Tovilla. A su sobrina Petra, Teodoro López Aracil, de Aspe.

El maestro de obras de Alicante, Francisco Arques, fue el encargado de efectuar la nueva partición del edificio de la Merced. 

El 12 de mayo, se reunieron ante notario y presentaron inventario con un capital a repartir a razón de casi 80.000 pesetas por cabeza.

A la izquierda, el edificio de los mercedarios. Archivo Alberto Zerón.

Lo que quedaba del edificio de la Merced quedó valorado en 76.410 pesetas. El perito encargado de la nueva división encontró muchas dificultades para repartirlo en igualdad por su figura irregular y anómala.

Hizo dos partes: una valorada en 43.174 adjudicada a Petra; y otra de 33.235 que correspondía a Braulia y Feliciana por mitad. 

Braulia, se hizo cargo de la hipoteca de la Calle Mayor, donde vivían y tenían el comercio, recibiendo a cambio el resto de los créditos escriturados. (13)

Guía comercial 1886.

Ante la desconfianza de Petra, sus tías Braulia y Feliciana hubieron de comprometerse a resarcir lo que pudiese faltar del inventario, pues había pasado el tiempo y sus tías seguían al frente de la tienda vendiendo y comprando géneros inventariados.

El 27 de julio Antonia hizo testamento y tampoco mencionó a su hermana Petra. Se declaró hija de Antonio y Josefa, natural de Orihuela y vecina de Alicante, casada y sin hijos, expresando su deseo de ser enterrada en Orihuela, en el panteón familiar. (14)

A la derecha, el edificio de los mercedarios. Colección Javier Sánchez Portas.

Legó a su hermana Rosario 2.500 pesetas; otras 2.500 a cada una de sus sobrinas; 20.000 pesetas a su marido y el resto a sus tías Braulia y Feliciana, a las que nombró albaceas.

Pero volvamos al edificio de la Merced.

A la izquierda, el edificio de los mercedarios. Colección Javier Sánchez Portas.

Ya hemos citado la parte de Antonia. El resto quedó distribuido de la siguiente forma.

A Petra le correspondió:

Desde la casa de los herederos de Rufino Cascales, hasta el alfeizar izquierdo de la puerta principal, entrando, siguiendo el muro de este lado hasta el que divide al norte el edificio de la iglesia, en el cual se comprenden las casas números 9, 11, 13 y 15, las habitaciones interiores números 10, 12, 13 y 14, la entrada a establecimiento de instrucción primaria, la cochera de Francisco Almodóvar, las habitaciones llamadas Archatas y Tribunal, mitad de los 94, 490 m2 de la entrada, mitad de los 230, 360 m2 de corredores y patio, mitad del pozo y la habitación sobre la entrada, que es parte de la fonda.

Lo adjudicado a la izquierda de la entrada, forma un triángulo y linda a levante con patio y entrada de sus tías, a poniente con casa Rufino Cascales, mediodía calle Hostales y norte con la Merced.

Esta parte es el fragmento de fachada que aunque muy deteriorada, se mantiene en la actualidad; exceptuando el trozo en el que se construyó una casa a finales del XIX.

Fragmento de Petra sobre plano Google.

Y por último, para las tías:

Las casitas que dan a la calle Ballet, desde la pared divisoria de la casa nº 5, dividida en dos, la 7, 9, 11 con su cochera, la 13, la cochera con salida a la plazuela de la Merced, las habitaciones interiores con entrada por la puerta principal de la calle Hostales números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 20, y la que se conoce con el nombre de Carbonera, mitad de la entrada y mitad de corredores, patio y pozo.

Fragmento de Braulia y Feliciana sobre plano Google.

En la actualidad, desde la casa anexa a la peluquería de la calle Ballesteros Villanueva, hasta el museo de Semana Santa. 

Es fácil distinguir los tres fragmentos, porque están claramente diferenciados en aspecto y altura.

Iglesia de la Merced. Colección Javier Sánchez Portas.

San Gregorio y San Agustín.

A partir de aquí no tenemos sino datos sueltos extraídos de aquí y de allá.

Antonia y su marido, Vicente López Durana se instalaron en Orihuela dedicados plenamente al negocio inmobiliario. 

En septiembre de 1885 Vicente solicitaba permiso, que le fue denegado, para edificar en los terrenos de San Gregorio.

Tras obligarle a presentar los títulos de propiedad, la Comisión de Ornato le acusó de apropiarse de la Alameda que era del común y de destruir la columna y base de su cruz de término. (15)

En 1887 vendía una casa de tres pisos en la calle del colegio; y tras un fallido intento de adquirir el de Alicante, su ciudad natal, compró el «Teatro de la Corredera» en 1896. (16)

Plano fachada Teatro de la Corredera. AMO.

El último documento relativo a esta pareja que hemos encontrado, es la solicitud de obras menores a realizar en el edificio de la Merced, en septiembre de 1902, con el plano adjunto. (17)

Plano fachada del edificio de la Merced. AMO.

A Petra y Ramón no les debieron marchar bien los negocios. El 10 de octubre de 1879 enajenaron San Agustín con pacto de retroventa a cinco años a Mateo Sáenz Ibarra, vecino de Orihuela;  por la cantidad de 10.000 pesetas en oro y plata. (18)

43 m de longitud, 61 m. de latitud, 2.623 m2 de superficie, incluyendo plaza de toros. Oriente o frente: Plaza San Agustín, derecha o mediodía: azarbe lavanderas, poniente o espalda: huerto de Joaquín Posada, y norte o izquierda la iglesia.   

Pero el 14 de noviembre de 1885 hicieron uso de la oferta de retro y recuperaron el edificio por el mismo precio, sin gravámenes ni deudas. (19)

Guía comercial 1886.

En los protocolos de Ramón Amat de la década de 1890  figuran decenas de letras protestadas a nombre de este matrimonio.

Tan sólo en el primer semestre del año 1897, José Balaguer Murcia les protestó  treinta y cinco, aceptadas por la sociedad «Petra Vilar y Ramón Pastor» y endosadas generalmente por empresas de Barcelona. Pero también por acreedores de Madrid, Valencia, Tarrasa, Onteniente, Alicante y Elche.

Colección Javier Sánchez Portas.

La definitiva venta del exconvento de los agustinos, tuvo lugar ante el notario Ramón Amat, el 14 de noviembre de 1887. (20)

El diario de Orihuela. 14 de noviembre 1887: Aunque aún no se ha otorgado la escritura de venta de la vieja Plaza de Toros, puede considerarse como vendida toda vez que el sábado en la noche se dieron cuatro mil reales de señal y se firmó un documento de compromiso de venta.

Según de público se decía ayer, el antiguo exconvento de agustinos ha pasado a ser propiedad de los padres jesuitas por 58.500 reales y con el objeto de construir un edificio para instalar en él el colegio de Jesús y María establecido en la casa-palacio del Sr. Marqués de Lacy.

El periodista acertaba en casi todo. Ese mismo día 14 de noviembre, ante el notario Ramón Amat, tuvo lugar la venta del exconvento de los agustinos convertido en plaza de toros. Pero lo de los jesuitas como propietarios eran falsos rumores.

Ramón Belló Martínez, natural de Novelda y vecino de Orihuela, presbítero con dignidad de Arcipreste de la Catedral, lo adquirió por 14.625 ptas. Había entregado mediante cautela privada 1.000 ptas. pagando el resto en billetes de banco. (21)

Ramón Belló era además Vicario General del obispado y Presidente de la junta diocesana de reparación de templos.

Compró también gran parte del ex-convento de los trinitarios; y presidió la subasta y adjudicación de las obras de restauración de Santa Justa y las Salesas.

Pero esta compra aún reservaba otra sorpresa. En el testamento del religioso, redactado el 19 de enero de 1892, dos días antes de su muerte, aparecía una cláusula que revelaba:

Que el edificio que fue antes convento de San Agustín convertido hoy en colegio de Jesús María, aunque la escritura de dominio aparece a mi favor, no es de mi propiedad sino de la pertenencia de las Señoras Superioras actuales encargadas de esta clase de colegios en España, en cuyo edificio hicieron dichas señoras algunas mejoras por su cuenta y a cuyo favor otorgará la correspondiente escritura de traslación de dominio mi hermano Don Francisco Belló y Martínez, sino lo hubiese yo verificado antes de ocurrir mi defunción, siendo cuenta de dichas señoras el pago de toda clase de deudas que aparezcan contra dicho edificio, y de que yo salí fiador por estar dicho edificio a mi nombre. (22)

Suponemos que el miedo a nuevas desamortizaciones, o quizás las hipotecas establecidas sobre el edificio llevaron a las religiosas a camuflar su compra.

En la cesión de la finca por parte de Francisco Belló y Martínez a favor de Sor María de San Hermenegildo, conocida como Teresa Font y Barberá, Superiora del Colegio de Orihuela, y otras, aparecen reseñadas dos hipotecas por 40.000 pesetas, mucho más que el importe pagado por el propio edificio.

Traseras Colegio de Jesús y María.

Las otras eran Josefa Cors de Manresa, superiora del colegio de San Andrés del Palomar; Teresa Santrés Sala, superiora de Barcelona; Carmen Castel Clemente, superiora de Valencia; y Joaquina Sitjá y Campañá, superiora de Tarragona.

El hecho de que tan sólo diez días después, formalizasen un contrato de venta a favor de Doña Concepción Morell e Iseru y otras señoras, vecinas de San Andrés del Palomar, localidad donde establecieron su primer colegio, refuerza nuestra teoría del temor a aparecer como propietarias del edificio. (23)

Las religiosas, comenzaron su labor docente en el Palacio del marqués de Lacy, en la calle San Juan, el mismo año que Ramón Belló compraba el convento.

Entrada al palacio del marqués de Lacy, al inicio de la calle de San Juan. Colección Javier Sánchez Portas.

Dos años después, en abril de 1889, el arquitecto de la diócesis de Cartagena, Justo Millán, solicitaba desde Murcia permiso para emprender las obras de restauración, y no lo citó como convento de San Agustín, sino ya como Colegio de Jesús y María.

El Diario de Orihuela. 12 de abril 1889: Se leyó una exposición de D. Justo Millán, arquitecto, director de las obras del colegio denominado de Jesús y María, acompañando el plano de la fachada del citado edificio; y el Ayuntamiento acordó aprobarlo y que así se ponga en conocimiento del interesado.

AMO. Sig. D 129 nº 60.

Justo Millán Espinosa. Nacido y muerto en Hellín (1843-1928), era uno de los arquitectos más prestigiosos de la región murciana.

Obtenido el título en la Escuela de Arquitectura de Madrid, ostentó los cargos de Arquitecto Municipal en Hellín; Arquitecto Provincial en Albacete; Académico de Mérito por la Academia de San Fernando; Arquitecto de la Diócesis de Cartagena y Arquitecto Provincial de Murcia.

Entre sus obras está la reconstrucción del Teatro Romea, arrasado por un incendio. También muchos edificios públicos como el Asilo de Ancianos, el Manicomio Provincial, la Cárcel, el Hospital, el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, la Plaza de Toros de Murcia; en su momento la más grande de España.….

Justo Millán Espinosa (1843-1928). Partida de NacimientoMi agradecimiento a JM Dayas.

Nos pareció extraño que tan prestigioso arquitecto, cuyas obras se circunscriben a Murcia y Albacete, aceptase este trabajo en Orihuela. 

Justo Millán estaba ya entrando en su última etapa, donde aceptó numerosos trabajos de particulares. Debió ser para él un reto transformar una plaza de toros en colegio.

El enlace pudo ser Francisco Belló, hermano mayor de Ramón y su heredero universal. Francisco era canónigo magistral de la Catedral de Murcia y rector del seminario.

Colegio de Jesús María. Colección Javier Sánchez Portas.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba) y Jorge Belmonte Bas.

Artículo publicado en 2006. Corregido, adaptado, ampliado e ilustrado.

Notas:

1 Archivo Municipal de Orihuela, (en adelante AMO) Prot. 2065 escritura 1.

2 AMO. Prot. 1874 f. 833.

3 Una casa y tierras en Nestares; una casa en la Mancebería, catorce tahullas en la Senda Molina, géneros variados de comercio: Hilos, sedas, alfileres, almendras, pimienta, azafrán, clavillo, chocolate, canela fina, cacao, azúcar, papel de fumar, plumas, etc…; 43.000 rls. en efectivo; y sobre todo préstamos. La herencia importaba 407.000 rls., de los que se descontó la dote de su esposa 30.000 rls. más el quinto, que ascendió a 75.413 rls. El resto, o sea 377.000 rls. se adjudicó al matrimonio.

4 AMO. Prot. 2223 f. 834.

5 Compuesto por: trece tahúllas de huerta en San Fulgencio valoradas en 1.331 esc.; cuatrocientas veinticinco tahúllas de huerto con casa, parador, noria, pozo y aljibe, en la villa de Fortuna, valoradas en 9.000 esc.; la entrega a cuenta de los tres conventos, 20.000 esc.; 2.824,867 esc. que les adeudaba Fernando López Martínez, vecino de Almoradí; era el resto del precio por el que le enajenaron tres casas de habitación y otra que era posada con su huerto, todo lo cual componía el antiguo convento de Mínimos de Almoradí, cuyos lindes eran las calles Herrero, Camino de Torrevieja y Larramendi, a la que daba la posada; 3.000 esc. que les adeuda otro posadero, Francisco Ferrer Rubio, cuya  posada estaba emplazada en el edificio del convento de la Merced de Orihuela, con una hipoteca de 20 tahúllas; y 3.844,133 escudos en géneros y pequeños créditos.

6 AMO. Prot. 2223 f. 143.

7 Sus lindes eran: Levante San Agustín, poniente plaza de toros, mediodía azarbe Lavanderas y norte la Iglesia. La accesoria tenía dos puertas y ventanas, el piso principal sin ventanas.

8  AMO. Prot. 2228 f. 657.

9 AMO. Prot. 2228 f. 814.

10 AMO. Prot. 2228 f. 639.

11 AMO. Prot. 2229 f. 47. Lindes: P/ Alameda, MD/ Huerto propio de la testamentaría de Glaces, L/ Tierras del marqués de Boil, N/ Capilla 3ª Orden.

12 AMO. Prot. 2229 f. 157.

13 AMO. Prot. 2229 f. 339.

El 12 de mayo, se reunieron ante notario presentando el siguiente inventario: géneros de comercio 87.737.98; fincas Rusticas 23.375; fincas urbanas 98.060.50; obras en C/ Mayor 4.705.25; créditos escriturados 15.576,50; créditos dudosos 12.993.04; créditos costosos 6.312; en metálico 4.450.

Si a esto, le deducimos una hipoteca de 16.764,80 constituida sobre las casas de la Calle Mayor, donde tenían el comercio, quedaba un líquido a repartir de 238.445 pesetas, a razón de 79.481.42 por cabeza. Lo que quedaba del edificio de la Merced se valoró en 76.410,50 pesetas.

El perito encargado de la nueva división, el Sr. Arques, encontró muchas dificultades para repartirlo en igualdad, por su figura irregular y anómala, así que hizo dos partes: una valorada en 43.174, 36, adjudicada a Petra; y otra de 33.235, 64 que correspondía a Braulia y Feliciana por mitad.

El reparto total de los bienes, fue el siguiente: Para Petra: Edificio de San Agustín 9.320 ptas.; parte de la Merced 43.174.36; géneros de comercio 20.542,46; créditos Dudosos 4.331.01; créditos costosos 2.104.

Para Braulia: casas en calle Mayor más obra 14.955.28; parte del edificio de la Merced 16.618.07; tierras en Hurchillo 3.375; casa en Callosa 320; géneros de comercio 33.597,69; créditos escriturados 811,80; créditos dudosos 4.331.01; créditos costosos 2.104; en metálico 3.369.

Para Feliciana: parte del Edificio de la Merced 16.618.07; hacienda en La Matanza 20.000; casa en San Miguel 1.750; géneros de comercio 33.597.79; créditos dudosos 4.331.01; créditos costosos 2.104; en metálico 1.080, 97.

Además, Braulia se hizo cargo de la hipoteca de la calle Mayor, recibiendo a cambio el resto de los créditos escriturados. Petra insistió en descontar las 5000 pesetas que había gastado por el incendio de San Agustín. Sus tías, que habían continuado al frente de la tienda vendiendo y comprando con lo inventariado se comprometieron a resarcir a Petra de lo que pudiese faltar.

14  AMO. Prot. 2229 f. 607.

15  NIETO FERNÁNDEZ, Agustín, Orihuela en sus documentos III, Los Franciscanos en Orihuela y su comarca, siglos XIV-XX, Publicaciones del Instituto Teológico Franciscano, Murcia, 1992, pp. 249-250.

16 GALIANO PÉREZ, Antonio Luis. El Teatro de la Corredera. En «La Lucerna».

17 AMO. Sig. F2 nº 7.

18 AMO. Prot. 2232 f. 858. En los protocolos de Ramón Amat de los años 90, figuran decenas de letras protestadas. Tan solo en el primer semestre del año 1897, José Balaguer Murcia protestó treinta y cinco, aceptadas por la sociedad «Petra Vilar y Ramón Pastor» y endosadas generalmente por empresas de Barcelona; pero también tienen acreedores de Madrid, Valencia, Tarrasa, Onteniente, Alicante y Elche.

19 AMO. Prot. 2321 f. 620.

20  AMO. Prot. 2315 f. 1196. Los lindes son los mismos, salvo que Joaquín Posada aparece como marqués de Sotoaltos.

21 AHO. Prot. 2315 fs. 630, 640, 726 y 896.

22  AMO. Prot. 2355 f. 73.

23 AMO. Prot. 2355 f. 302.

San Gregorio y los descalzos alcantarinos.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

San Gregorio y los descalzos alcantarinos.

La calle de San Gregorio toma su nombre de un desaparecido convento franciscano en el que los descalzos alcantarinos pervivieron poco más de dos siglos.

En concreto desde 1600, año de la fundación, hasta 1835, momento en el que abandonaron convento e iglesia en aplicación del proceso desamortizador emprendido por el Gobierno de la Nación.

Para la nostalgia quedó la capilla de la Venerable Orden Tercera, que ya solo podemos contemplar a través de añejas fotografías desde que fue demolida para erigir en su solar la moderna iglesia de San Vicente Ferrer.

Era el último recuerdo de aquel cenobio erigido bajo la advocación de San Gregorio Taumaturgo.

Los franciscanos descalzos o alcantarinos

La trayectoria de la orden franciscana está marcada por continuas renovaciones en el intento de aproximarse al ideal evangélico dictado por Francisco de Asís.

A través de los años fueron surgiendo hermanos dispuestos a intensificar sus ideales de austeridad, pobreza y soledad.

En el clima de reforma religiosa impulsada por la política de los Reyes Católicos y ejecutada por el también franciscano cardenal Cisneros, durante el siglo XVI despuntaron varios religiosos españoles; personajes como Ignacio de Loyola o Teresa de Jesús; y también un franciscano llamado Pedro de Alcántara.

Pedro de Alcántara.

Nacido en 1499, Juan de Garavito procedía de una de las familias más nobles y ricas de Alcántara (Cáceres).

En 1515, tras abandonar los estudios de leyes en Salamanca, tomó los hábitos, adoptando el nombre de Pedro.

En las filas de los conventuales reformados, fundó el convento de El Palancar, famoso por sus reducidas dimensiones.

Pronto comenzaron a sumársele nuevos hermanos, por lo que necesitó abrir casas para alojarlos.

Como hicieron sus predecesores, marchó a Roma donde su proyecto fue bien recibido, volviendo como Comisario General. Brillante orador, amigo de Santa Teresa de Jesús y consejero de reyes, su carismática personalidad arrastró a muchos franciscanos a vivir su proyecto.

La reforma de los descalzos, conocidos a partir de entonces como alcantarinos, se fue propagando por España, Portugal, Italia y los territorios de ultramar.

La fundación en Oriola 

Para abordar el estudio histórico de esta fundación disponemos de los documentos conservados en los archivos oriolanos y también de los trabajos de cronistas anteriores.

Dibujo de Joseph Montesinos en 1794. Archivo Caja Rural Central. Copia digital en el Archivo Histórico de Orihuela. (En adelante CRC/AHO)

En primer lugar repasaremos el «Cathalogo de los conventos del obispado de Orihuela», manuscrito confeccionado a mediados del siglo XVIII que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, reproducido por Juan Bautista Vilar:

San Gregorio: En el día 22 de Abril del año 1600 se tomó posesión de este Convento de Padres descalzos de la Provincia de S. Juan Bautista, con la advocación de S. Gregorio Taumaturgo, con todas las licencias necesarias.

Siendo Obispo de esta Ciudad el Iltmo Señor D. Joseph Estevan; Governador de ella D. Alvaro Vique; justicia criminal Nicolao Viudes, Jurados Enrrique Marquefa, Diego Fernández de Mesa y Bartholomé Viudes, cuia posessión tomó el Rd. Padre Fray Gaspar Valera Predicador con Comissión del Rdo. Padre Fray Antonio Sobrino que era Comisario Prov, de dta. Provincia, por ausencia del Rdo. Padre Provincial Fray Antonio Alvaro, que se hallava en Roma. (1)

Medio siglo después, Montesinos se refiere a la «fundación del exemplar comvento de San Gregorio Thaumaturgo, extramuros de esta Ciudad de Orihuela»:

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 117-118. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Gobernando estaba en paz la nave de San Pedro por los años de 1600 el Papa Clemente VIII […] gobernaba las Españas, el gran Rey Felipe III de Austria.

Por estos felices tiempos, se hallaba predicando el Reverendo Padre Fray Gaspar Valera, Religioso Franciscano Descalzo de la Provincia de San Juan Bautista, en esta Ciudad de Orihuela; hízolo con tan buen espíritu, exemplo y eficacia, y la movió a tan singular Devoción del Seráfico Instituto, que luego comenzó a tratar de que fundasen los suyos en ella y tomassen posessión del Convento.

Y habiendo venido la noticia del Sapientísimo y Reverendo Padre Antonio Sobrino, que por entonces se hallaba decorado con el Oficio de Comisario Provincial, diole parte de ello al Ilmo. Sr. D. Josef Estevan, IV Obispo de Orihuela el qual, aunque al principio lo dificultó por cuantos inconvenientes ocasionados de la maldita envidia, cuando las continuas insistencias con que la Ciudad, Justicia y Jurados lo pedían, dio licencia para que los referidos Padres tomassen posesión. (2)

Las notas recopiladas por Ernesto Gisbert a finales del XIX (3) aportan poco; más bien parecen tomadas de los anteriormente citados.

El primer cronista que aborda el tema con rigor documental es José Rufino Gea, publicando su trabajo en un semanario local a modo de fascículos entre los años 1917 y 1918. (4)

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

Con lo recopilado por todos ellos y utilizando las actas municipales del año 1600, que se conservan en el Archivo Municipal de Orihuela, analizaremos los acontecimientos que rodearon a dicha fundación cotejándolos con la situación histórica de la ciudad.

Quiero empezar diciendo que los descalzos llegaron a Oriola tarde y en mal momento; pero que lo hicieron bien recomendados.

En marzo del año 1600 quedó registrada la carta de Joan Alfonso Pimentel de Herrera, conde de Benavente y virrey de Valencia en el período 1598-1602, en la que aconsejó al Consell oriolano la conveniencia de fundar un convento de franciscanos descalzos en la ciudad.

Archivo Municipal de Orihuela. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 192.

Los Padres descalços de S. Francisco me han dicho como tratan de fundar un Conbento de su Orden en esa ciudad subjeto a la Provincia de Valencia, que aunque yo se que por ser esta obra tan buena y de que ha de rredundar tanto bien, estoy cierto acudiran a esto con mucho cuidado, pero por la debocion particular que tengo a esta Religion he querido rrecomendarlo a Vs.ms. a quienes Ntro. Señor guarde. En Valencia 17 marco 1600. (5)

En aquellas fechas Oriola andaba muy preocupada por las noticias recibidas desde Valencia y Cartagena, cartas que anunciaban que las ciudades de Xátiva y Alcoy estaban apestadas.

También se quejaban amargamente ante el secretario del rey de que, cumpliendo el mandato de Su Majestad, en 1592 habían reconstruido totalmente la «torre de la foradada» y la habían dotado de artillería, aljibe, guardias y atajadores pero los murcianos no habían hecho lo propio con la del cabo del Pinatar, y se estaban colando los moros apresando muchos cautivos entre pastores y labradores.

Por otro lado, atraídos por su riqueza y, al abrigo del reciente obispado, la ciudad se había saturado de órdenes religiosas.

Oriola albergaba ya a los añejos mercedarios, a los franciscanos observantes con sus hermanas clarisas, a los agustinos y agustinas, a los carmelitas, a los trinitarios y a los dominicos, cuyo rector, hijo de Loazes, gestionaba el traslado de media docena de dominicas del monasterio de las Magdalenas de Valencia para instalarlas en el beaterío de Santa Lucía. (6)

Convento de Santa Lucía. Colección Javier Sánchez Portas.

Aunque la orden franciscana estaba implantada en Oriola desde el siglo XV, a lo largo de la centuria siguiente habían florecido en ella diversas reformas, sinceros intentos de restablecer el espíritu de su fundador, como las de los descalzos y la de los capuchinos, que no tardaron mucho en llegar a la ciudad episcopal.

Demasiadas bocas ociosas para alimentar.

El principal valedor de la fundación era el padre Gaspar Valera, franciscano alcantarino del convento de Callosa de Segura, fundado en 1585.

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

Quizás para no desairar al virrey, la ciudad concedió su autorización provisional solicitando del obispo Joseph Esteve la oportuna licencia que, teniendo en cuenta el precario estado en el que se encontraban algunos conventos, contravendría las recomendaciones de Trento.

Dejaban así en manos del prelado la polémica decisión de autorizar otra fundación cuando las que ya estaban instaladas apenas podían subsistir.

El obispo, lavándose las manos, respondió con carta fechada en 14 de abril, y les dijo que calculasen ellos si la ciudad contaba con recursos suficientes para fabricar una casa franciscana sustentándola dignamente, y que si así era, él concedería la licencia.

AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 210

Me advierten Vs. ms. que yo de primero licencia a dichos frayles y que después Vs. ms. ajuntaran consejo y procuraran que se determine lo que mas conbiniere al servicio de Ntro. Señor.

A lo cual respondo que Vs. ms. miren si la ciudad puede sustentar tantos monasterios y si hay fuerças para todo lo que es menester para fabricalles una casa y lo anexo a ella, que determinado primero esto y pareziendoles a Vs. ms. que esto conbiene havisandome y resolucion acudiré luego con la licencia y servire a Vs. ms. y a essa ciudad como devo, advirtiendo a Vs. ms. la necesidad que padezen los demas monasterios. (7)

En apoyo del proyecto, acudió el comisario provincial Antonio Sobrino enviando una carta desde el convento callosino.

En ella opinaba que una ciudad tan principal y devota, podría fabricar y mantener una casa para doce franciscanos.

AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 209.

A mi paresceme que en ciudad tan principal y devota dificultar si podra sustentar doze pobres siervos de Dios hijos de St. Francisco y hazerles casa, es punto fácil de resolver. (8)

Sobrino supo tentar a un Consell orgulloso con su estatus de cabeza de gobernación política y religiosa; una ciudad que estaba creciendo y acometiendo todo tipo de mejoras en búsqueda del «ornato» que permitiese demostrar el momento de su máximo esplendor.

Para acabar de convencerles, Gaspar Varela, quien a la postre sería el primer prior del convento oriolano, recordó los deseos del virrey para la principal ciudad del reino después de Valencia, haciendo hincapié en que el nuevo convento pertenecería a la provincia de San Juan Bautista de Valencia, no así el de recoletos de Santa Ana que era castellanos.

AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 211

Tuviesen por bien que se edificase convento de descalzos, no obstante que había un convento recoleto de San Francisco, que es de la provincia de Castilla, y el que ellos quieren edificar es de la provincia de Valencia, y que la ciudad es de muchos vecinos y la mas principal del reino después de la de Valencia. (9)

En contra de la fundación levantaron la voz los observantes de Santa Ana, que protestaron por escrito ante el Consell al ver en peligro gran parte de sus ingresos en concepto de limosnas.

Apelando al Concilio de Trento, les recordaron la prohibición de fundar conventos en ciudades que no pudiesen mantenerlos cómodamente.

Estos padres ya dicho, en tiempo atrás tomaron el convento que ahora tienen en Callosa, por donde nos an ynpidido limosnas que della y de los demas lugares solia este nuestro convento tener, por donde si en algun particular somos molestos y cargosos a esta ciudad es porque la necesidad nos aze andar muy a menudo enfadando.

El manda que no se funden conventos donde comodamente por la via ordinaria, sin pedir milagros, no se puedan sustentar. (10)

Ante tales argumentos el Consell se reunió el lunes 17 de abril para tratar y resolver ese negocio; y a pesar de que «habían hecho mucha fuerza» las razones del prelado, todos los presentes «unánimes y conformes en voto y parecer, teniendo por cierto que Dios había inspirado sus corazones para que los de esta ciudad les favoreciesen y ayudasen el asunto», aceptaron la fundación dando cuenta al obispo por carta para que concediese la suya.

Licencia del Consell para fundar el convento. Abril de 1600. AMO.

Conseguidas todas las licencias se cometió a Marco Sáez para dar morada a los descalzos y Oriola anunció orgullosa al virrey que, a pesar de tener otra casa de San Francisco, de haber acogido recientemente los conventos del Remedio y del Carmen, ambos muy necesitados, aceptaban a los alcantarinos dejando su subsistencia en manos de la divina providencia.

El 22 de abril tomaron posesión de tres casas situadas en el arrabal de San Agustín, junto a la barrera de Hurchillo donde se acomodaron temporalmente.

El sitio donde tomaron posessión fue el dicho Arrabal de San Agustín, en un pequeño callejón que se atajó con tablas, y algunos días estuvieron en él los Religiosos, con bastante estrechez y trabajo, hasta que enfrente de él tomaron tres casas pequeñas, de las cuales una servía de Santa Iglesia; la otra de portería; y la tercera de morada de los Religiosos, y en este paraje estuvieron hasta poder pasarse al combento, el cual se empezó a fabricar en 1601.

Sentose la primera piedra con muy grande primor y solemnidad, Domingo de la Septuagésima, asistiendo a este lucidísimo acto toda la clerecía, Señores Canónigos, Justicia, Jurados, en forma de Ciudadanos Nobles, Plebeyos y los más graves Religiosos de las demás comunidades.

Y para más solemnizar la fiesta, que de cuyo ya era grande, fue la Música de la Santa Iglesia Cathedral, y cantaron con regular melodía, en honor y gloria del Santo Obispo Gregorio, Patrono del nuevo combento. (11)

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 118-119. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

El apoyo municipal a la nueva fundación no solo incordió a los observantes de Santa Ana; mercedarios, agustinos, trinitarios y carmelitas pleitearon durante años contra los alcantarinos de San Gregorio.

Pero la decisión estaba ya tomada y las obras del nuevo convento franciscano y su iglesia se acometieron con premura gracias a las ayudas y limosnas del Consell.

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

El 20 de mayo concedieron licencia para sacar piedra de la «Peña del Castillo», sobre la casa antigua de Baltasar Pedrós y el 3 de junio, acordaron una limosna mensual de 3 libras sobre las rentas de la ciudad.

Con este respaldo y con donativos particulares continuaron las obras, instalándose en el nuevo edificio aun sin acabar a finales de 1603.

Rápidamente ampliaron y mejoraron su cenobio. En 1618 se hicieron con dos tahullas anexas para ampliar el huerto. En 1627 construyeron establos y pajar. En 1626 instalaron una barraca para criar seda…

El carácter reformista de los descalzos, con un comportamiento acorde a los postulados de su prédica, les hizo acreedores del cariño y respeto de los oriolanos; especialmente en las epidemias de 1648 y 1678; en este último año, la ciudad se dirigió al Provincial de la Orden, para agradecerle los desvelos de los descalzos:

Sucedió en esta ciudad de Orihuela el contagio de la peste, que duró en ella desde el mes de abril hasta los primeros de Agosto. Se sacrificaron víctimas de la caridad, y del consuelo público de la ciudad diez Religiosos de este Convento, saliendo de él a servir y consolar a los apestados del Hospital, y murieron de los diez cinco. (12)

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

A finales de la centuria comenzaron las reformas en la iglesia conventual. En 1698 compraron al ladrillero Tomás Pérez, 5.200 ladrillos para reformar la cubierta. (13)

Durante el siglo XVIII, las riadas estuvieron a punto de echar por tierra el edificio, quedando parcialmente dañado, por lo que se emprendieron obras imprescindibles, reforzando además arcos y paredes de la iglesia.

En su máximo apogeo, alcanzado en el siglo XVIII, el convento alojaba en sus muros a 50 religiosos y 8 pretendientes.

Su huerto, de casi cinco tahullas, contaba en fechas de la desamortización con 13 limoneros, 16 naranjos dulces y 2 agrios, 13 palmeras, 3 laureles, 1 peral, 3 higueras, 1 saúco, 14 parras, 2 pruneros, 1 albaricoquero y 22 granados. (14)

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.

Con ayuda municipal urbanizaron toscamente el paseo de la alameda cubriendo los hondos con carretas de «ruinas y casquijo» para evitar que quedara impracticable por las lluvias.

Se compuso de cantería el puente sobre la acequia y se adornó con una cruz de término fabricada en 1735, que incluía las armas de la ciudad.

Gracias a la permuta efectuada por el Marqués de las Hormazas con la casa de Rafal a principios del siglo XIX, se ejecutó un camino para sustituir el «transito angosto que atravesaba los huertos del sitio de San Gregorio», completando así el precursor trazado de la actual calle de San Gregorio.

Frailes alcantarinos imaginados por Montesinos. CRC/AHO.
San Gregorio Thaumaturgo y la Virgen de Monserrate.

El Consell decidió que adoptase la advocación de San Gregorio Taumaturgo, abogado contra terremotos e inundaciones, por la devoción que la ciudad tenía a ese «santo bienaventurado», votado como intercesor ante las continuas avenidas del río que causaban tanto daño; en palabras de Montesinos:

Consultado por entreambos Cabildos, Eclesiástico y secular, que vocación y título se le daría al combento, convinieron todos en que fuese el de San Gregorio Thaumaturgo, obispo y confesor; y que se edificasse cerca de las orillas o márgenes del Río Segura, fuera del Arrabal de San Agustín, para que fuese amparo y defensa contra las grandes y terribles inundaciones que solían padecer de ordinario; y allí tomaron la deseada posessión, el día 22 de Abril del referido Año 1600, con grande contento y aplauso de toda la Ciudad. (15)

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fol. 118. Manuscrito. Caja Rural Central. Orihuela.

Así pues, cuando llovía más de la cuenta y el Segura comenzaba a desbordarse, sacaban al santo en rogativas «a fin de aplacar la ira de Dios».

Y eran estas tan frecuentes, que el padre guardián se quejaba al Consell de que la imagen de San Gregorio, además de pequeña, estaba indecente por las muchas veces que se había metido en el río, aconsejando hacer otra mayor y dejar la vieja para mojarla cuando hubiese necesidad.

Pero poco le quedaba al taumaturgo como intercesor meteorológico. El año 1672 comenzó diluviando y casi todo el mes de enero se pasó en perpetua rogativa.

Ya había sacado el Consell a San Gregorio en procesión al río, precedido como de costumbre de seis nobles caballeros con antorchas blancas, y sucedió que las lluvias continuaron, el Segura creció, rompió los frágiles costones que aprisionaban sus turbias aguas y, por espacio de varios días, esparció en la ciudad y en la vega la desolación y la muerte, arrasándolo todo con empuje tan extraordinario, que hasta el propio convento de San Gregorio amenazaba con derrumbarse sobre sus cimientos. (16)

San Gregorio imaginado por Montesinos. CRC/AHO.

No se había recuperado el pueblo de tanta desgracia cuando, dos meses después, el Segura comenzó a crecer de nuevo.

El pósito estaba vacío, el pueblo aterrorizado no podía contar con San Gregorio pues el acceso era imposible y sus frailes se habían refugiado en otros conventos.

Así pues echaron mano de la imagen más cercana. Nuestra Señora de Gracia fue sacada de San Agustín y colocada en un improvisado altar sobre el puente. Pero el río seguía creciendo.

El 7 de Marzo se reunió el Consell y acordó sacar en procesión hasta la iglesia catedral a la Virgen María de Montserrat.

Al llegar al puente de Poniente, el ramo de la patrona cayó al río e inmediatamente, las aguas comenzaron a descender. Con esta ya famosa ceremonia terminó la función intercesora contra las inundaciones de San Gregorio.

El milagro del ramo. Grabado siglo XIX.
Exclaustración y desamortización

El siglo XIX fue particularmente duro con los descalzos. Durante la Guerra de Independencia, al quedar extramuros, el convento fue fortificado para seguir el plan de defensa de la ciudad. En el primer plano confeccionado, aparece como Batería de San Gregorio. (17)

Acabada la guerra, la subsistencia posterior del convento no fue nada fácil. Como la de las demás congregaciones masculinas, su historia terminó con la desamortización eclesiástica.

El domingo 23 de Agosto de 1835 los religiosos fueron expulsados; era el final del convento.

El amplio edificio, fue subastado y adquirido por Juan Vilaregut, quien lo convirtió en locales y casas de inquilinos; y tres años después, el Ayuntamiento trasladó a sus cuadras el matadero municipal.

Croquis borrador de Orihuela. Año 1811. Ministerio de Defensa.

Al igual que la Merced y San Agustín, en 1868 el edificio fue adquirido por las hermanas Antonia y Petra Vilar, quedando en manos de la primera en 1875. (18)

Si os apetece, pinchando la siguiente imagen podéis acceder a un artículo que, junto a Jorge Belmonte, escribí sobre el tema.

Enlace al artículo.

La escritura hacía constar que fue convento de San Gregorio, en la alameda del mismo nombre, que lindaba al frente con la alameda, a la izquierda con huerta propia, a espaldas con tierras del marqués de Boil y a la derecha con la capilla de la Tercera Orden de San Francisco.

Lindando también con la alameda, habían construidas seis casas de planta baja, que formaban parte del edificio. La iglesia conventual, situada entre el convento y la capilla de la Orden Tercera, desapareció transformada en almacén. (19)

En septiembre de 1885 Vicente López Durana, esposo de Antonia Vilar, pretendió edificar en los terrenos de San Gregorio. El Ayuntamiento, tras el informe de Ornato, acordó pedir a Durana los títulos de propiedad.

Calle de San Gregorio a comienzos del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

Tres meses después, presentados a nombre de Antonia, le acusaron de apropiarse de parte de la Alameda que era del común. También de destruir la columna y base de la cruz de término, por lo que le negaron la solicitud.

Arrabal de San Agustín. Planos de población (1810)
Aunque la calidad es pésima, esta fotografía muestra la capilla de la VOT y la iglesia conventual de San Gregorio, convertida en almacén; ya con el campanario construido en el callizo que las separaba.
La Venerable Orden Tercera y la Cofradía del Perdón

Al igual que los franciscanos de Santa Ana, los alcantarinos de San Gregorio contaron con una Venerable Orden Tercera cuya capilla, separada de la iglesia por un callizo, fue el único edificio que se salvó gracias a su carácter seglar.

Capilla de la Tercera Orden de San Francisco. Es ya la Iglesia de San Gregorio que conocimos en el siglo XX. La torre fue eliminada después. Colección Javier Sánchez Portas

Fundada a mediados del siglo XVIII, esta institución costeó varias imágenes; entre ellas la de Nuestro Padre Jesús de la Caída obra de Salzillo y, desde mediados del XIX, organizó el traslado de dicha imagen el Martes Santo para formar parte de la procesión general del Viernes Santo.

Desaparecida la iglesia conventual la capilla se destinó al culto. Pero a principios del siglo XX, ante el mal estado que presentaba, fue clausurada temporalmente.

La restauración, a cargo del maestro Francisco Sánchez y de un carpintero llamado Sanz, fue financiada por suscripción popular; comenzó en 1905 y en febrero de 1906 quedaba reinaugurada.

Capilla de la VOT convertida en ermita, ya sin la torre. (Archivo García- Molina)

Las obras de restauración comenzadas en el templo de San Gregorio, tocan a su término. La suscripción abierta con tal objeto, y cuya lista de señores donantes hemos ido publicando, ha dado los más lisonjeros resultados. La iglesia de San Gregorio abrirá pronto sus puertas al culto.

Un esfuerzo más y se coronará la obra, pues para ello falta bien poco. Merecen un aplauso sincero el maestro de obras Sr. Sánchez (D. Francisco) y el Sr. Sanz (carpintero) encargados de la restauración. En ella han derrochado buen gusto e inteligencia. Sobre todo el pintor Sr. Sánchez, que gratuitamente esta haciendo allí una verdadera obra de arte. (20)

Capilla de la VOT de San Gregorio, ya adaptada y sin la torre.
En esta fotografía podemos comprobar la distribución del convento de San Gregorio, con la capilla de la VOT, la torre e Iglesia de los Alcantarinos y restos de lo que fue el edificio conventual. Al fondo el chalet de los Gálvez. Colección Javier Sánchez Portas
Aspecto de los edificios en los años 40-50 (Colección Javier Sánchez Portas). Sobre la fotografía anterior, ampliada, el dibujo de Montesinos (CRC/AHO).
Caballería del Perdón frente a la iglesia de San Gregorio © Antonio Ballester Vidal.

En 1927 se fundó la Cofradía del Perdón como heredera natural de la VOT. Durante la Guerra Civil se clausuró de nuevo la iglesia, trasladando algunas de sus imágenes al museo creado por Justo García Soriano en el antiguo palacio de la casa de Rafal.

Caballería del Perdón frente a la iglesia de San Gregorio © Antonio Ballester Vidal.

Terminada la contienda en abril de 1939, los cofrades del Perdón descubrieron que gran parte del piso de mármol había sido arrancado, y que cavado en el suelo de tierra, había un foso para asistencia del camión del cuerpo de bomberos que utilizaba el edificio como garaje.

También encontraron la cama del conductor instalada en el camarín de Nuestro Padre Jesús.

Nuestro Padre Jesús de la caída. San Gregorio © Antonio Ballester Vidal.

Con ayuda de los vecinos,  la vieja capilla reconvertida en iglesia fue de nuevo acondicionada acabándose las obras en el año 1943.

Erigida la nueva parroquia de San Vicente Ferrer en 1968 con feligreses procedentes de la Catedral y de Santa Justa, en octubre de 1971 desapareció el único vestigio del convento alcantarino.

Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer, erigida en los terrenos de la capilla de la VOT de San Gregorio, exconvento de franciscanos descalzos alcantarinos. Colección Javier Sánchez Portas.
Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer. Colección Javier Sánchez Portas.
Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer. Colección Javier Sánchez Portas
Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer. Colección Javier Sánchez Portas
Bendición de la nueva iglesia parroquial de San Vicente Ferrer. Colección Javier Sánchez Portas

La entrañable ermita fue derruida y sustituida por un moderno edificio parroquial que, a pesar de su nueva titulación, para los oriolanos será siempre San Gregorio.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Publicado en la revista de Moros y Cristianos de Orihuela en 2013. Mi más sincero agradecimiento a Consol Payá Amat y a Gloria Doménech Giner.

Notas: 

(1) Cathalogo de los conventos del obispado de Orihuela…. AHN, Estado, leg. 2945. (ms, mediados del XVIII). En: VILAR, Juan Bautista en Orihuela, una ciudad valenciana en la España moderna, vol. III, pág. 907. Orihuela.1981.

(2) MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 117-118. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela. Los corchetes sustituyen un fragmento en el que Montesinos se extiende con una interminable lista de reyes que gobernaban Europa.

(3) GISBERT Y BALLESTEROS, Ernesto; Historia de Orihuela, vol. III, Orihuela.1901.

(4) GEA MARTÍNEZ, J. Rufino. «Páginas sueltas, documentadas de la Historia de Orihuela». En: El Conquistador, núms.178-179 (9-16 feb. 1918).

(5) Archivo Municipal de Orihuela. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 192.

(6) SÁNCHEZ PORTAS, Javier. El Patriarca Loazes y el Colegio Santo Domingo de Orihuela, pág. 30. Orihuela. 2003.

(7) AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 210

(8) AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 209

(9) ibíd.

(10) AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A-95. Fol. 211

(11) MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 118-119. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

(12) Cathalogo de los conventos del obispado de Orihuela…. AHN, Estado, leg.2945. (ms, mediados del XVIII). En: VILAR, Juan Bautista en Orihuela, una ciudad valenciana en la España moderna, vol. III, pág. 908. Orihuela.1981.

(13) NIETO FERNÁNDEZ, Agustín. ORIHUELA EN SUS DOCUMENTOS III: Los Franciscanos en Orihuela y su Comarca S. XIV-XX, pág. 205. Murcia. 1992.

(14) ibíd. Págs. 218-219.

(15) MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fol. 118. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

(16) GEA MARTÍNEZ, J. Rufino. “Páginas sueltas, documentadas de la Historia de Orihuela”. En: El Conquistador, núm.179 (16 feb. 1918).

(17) MUÑOZ PORTAU, Mercedes. «Aproximación a la Guerra de Independencia en Orihuela y su obispado: problemática castrense en un sector de retaguardia». Anales de Historia Contemporánea (Murcia) Vol. 1 (1982) p. 19-45.

(18) MAZÓN ALBARRACÍN, Antonio J/BELMONTE BAS, Jorge. «Aportaciones para el estudio de los conventos de La Merced, San Agustín y San Gregorio». Revista deorihuela, núm.9 (2007).

(19) Es parte del edificio que fue convento de San Gregorio, situado a las afueras de la Barrera del Matadero, en la alameda de su nombre, linda a levante con huerto propio, a poniente con camino a Hurchillo, mediodía con portería del convento y norte con la capilla de la tercera orden de S. Francisco, con callizo en medio. Tiene 6 ventanas con reja y una sin ella, puerta principal y 3 interiores, todas con cerrojo, llave y picaporte. (AHO. Protocolos Notariales).

(20) El Diario, núm. 243, (16 ene.1906).

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Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba), historias de Orihuela, fotos, postcast y vídeos.