De Rocas y Pizanas

Colección Javier Sánchez Portas.

De Rocas y Pizanas.

El Palacio de Tudemir, hoy convertido en hotel monumento, es un claro ejemplo de palacio nobiliario oriolano del siglo XVIII con su planta baja destinada a caballerizas y acceso de carruajes, la planta noble o principal y las falsas.

Según se cita en la concordia firmada ante el escribano J. Ramón de Rufete en el año 1747, Luís Roca de Togores y Moncada señor de Benejúzar comenzó a edificar una casa principal, en el sitio que estaban emplazadas unas casas pertenecientes a su mayorazgo.

Archivo Histórico de Orihuela.

Estas quedaban extramuros, junto a una de las antiguas puertas de la ciudad y fronterizas con las del mayorazgo de Gerónimo Pizana y Ruiz, posada incluida.

Con el propósito de hermosear el frontis y dar línea recta al edificio, Luis Roca pidió licencia al Ayuntamiento y comenzó los cimientos de la fachada.

Pero Pizana «salió en justicia poniendo denunciación de nueva obra», alegando que perjudicaba a sus casas.

Colección Javier Sánchez Portas.

Para evitar «costosos litigios, inquietudes y enemistades más dignas de reparo entre personas ilustres de tan cercano parentesco», firmaron una concordia ante el escribano Juan Ramón de Rufete.

En ella, Jerónimo aceptó retirar la demanda; permitiendo continuar la obra «sin embarazo alguno».

A cambio, Don Luis demolió una pequeña casa de su propiedad sita al costado de levante de las de Pizana, quedando el solar a beneficio de ambas partes.

Cúpulas de los dos palacios en el siglo XIX. Colección Javier Sánchez Portas.

Además, Gerónimo Pizana se comprometió de por vida a no elevar obra alguna por encima de la alzada que entonces tenía,  a fin de no impedir las vistas de la nueva y preciosa casa, conocida sucesivamente como palacio del señor de Benejúzar, de los condes de Luna, de los duques de Béjar o de la condesa de Oliva, títulos que fueron ostentando sus propietarios.

Perdida su primigenia función aristocrática, a partir del siglo XX el edificio albergó en sus accesorias diferentes establecimientos, como la imprenta Zerón o el comercio «el Globo». También el Instituto Nacional de Previsión y la Comisaría de Policía.

Colección Javier Sánchez Portas.
Comisaría de Policía.

Su último y definitivo nombre, Palacio de Teodomiro, se lo otorgó el Patronato Artístico cuando lo arrendó al acabar la Guerra Civil, adaptándolo para la instalación de un museo, la Biblioteca Pública Fernando de Loazes y el Archivo Histórico. 

Fue desalojado en 1992 y la biblioteca se trasladó al Palacio de Pinohermoso.

Biblioteca Pública y Archivo Histórico.

Tras una compleja y costosa rehabilitación, se le anexionó un edificio de nueva planta construido en el solar de otro palacio, convirtiéndose en el Hotel Palacio de Tudemir, el primero catalogado como hotel-monumento por la administración turística de la Comunidad Valenciana.

Palacio de Tudmir justo antes de la reforma. Ismael Pastor arquitectura
Hotel Palacio de Tudmir. Ismael Pastor arquitectura.
Hotel Palacio de Tudmir. Ismael Pastor arquitectura.
Hotel Palacio de Tudmir. Francisco Luis Galiano.

Como he dicho, la acera izquierda frente al palacio pertenecía al mayorazgo de los Pizana, propietarios también de la antigua y famosa posada que llevaba su nombre.

A comienzos del siglo XIX, dicho mayorazgo estaba en manos del oriolano Gerónimo Pizana y Muñoz, Coronel de los Ejércitos Nacionales fallecido en 1820.

Gerónimo Pizana y Muñoz.

Le sucedió en el vínculo Luis Manuel Pizana Ramírez, vecino de Madrid, heredando entre otras propiedades, la añeja posada y las casas números 2, 4 y 6 de la calle de los Hostales.

En diciembre de 1840, compró a un cura de Lorca dos casas anexas a las suyas. El religioso actuaba como albacea testamentario de Francisca J. Molina Muro, viuda de Gerónimo García de Espejo, antes Pizana y Avellán.

La primera casa esquinaba con el callejón y la segunda, muy descuidada estaba dentro del mismo.

Así pues, a mediados de siglo, la manzana comprendida entre la calle de los Hostales, la del Puente Nuevo y el callejón del molino pertenecían a Luis Manuel Pizana.

Colección Javier Sánchez Portas.

Fallecido este en 1875 el mayorazgo pasó a manos de su única hija, María del Carmen Pizana del Castillo, la misma que vendió la posada para construir el actual Casino Orcelitano.

© Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Callejeando 17. Portada Norte de S. Justa.

Archivos Mariano Pedrera y Rafael Almira.

Portada Norte de la iglesia de las Santas Justa y Rufina.

Saliendo por la antigua calle de San Pablo, hoy travesía de Triana donde dejamos la última entrega, nos tropezamos de frente con la puerta norte de la iglesia de las Santas Justa y Rufina, cuya portada es un buen ejemplo de la espléndida arquitectura que se desarrolló en Orihuela en el siglo XVI.

Desconocemos el autor del diseño de esta obra singular en la que se intuye un programa iconográfico estudiado y lleno de simbología.

En cuanto a su ejecución, gracias a las investigaciones del padre Agustín Nieto, tenemos noticia del concierto que en 1569 hicieron sus constructores, los canteros Juan Ruiz y Ferrando Vélez con el escultor Francisco Ayala.

28-3-1569. Francisco de Ayala, hallándose en Orihuela, de una parte y de otra Juan Ruiz y maestro Ferrando Vélez, picapedreros, se han concertado en que Ayala hará de talla toda la talla que hay en la muestra del portal que dichos maestros hacen en la iglesia de Sta. Justa, fuera de las dos figuras de Sta. Justa y Rufina y darla hecha para el día de la fiesta de las Santas y los maestros le pagarán 450 reales castellanos, en principio de los cuales tiene recibidos 40 y los demás se los darán según vaya haciendo la obra. (AHO, Protocolos de Montiel año 1.569).

Éste último pertenecía a un clan de maestros asentados en Murcia, que dominaron el panorama escultórico durante la segunda mitad de esa centuria en el vecino reino y sus zonas limítrofes, como Orihuela.

Ministerio de Cultura.

La portada se estructura, como es habitual en esta época, a la manera de los arcos de triunfo de la antigüedad clásica, que los artistas del Renacimiento se encargaron de rescatar.

En el cuerpo inferior, junto a las columnas de orden corintio, permanecen vacías cuatro hornacinas que contuvieron una serie de esculturas lamentablemente desaparecidas.

Montesinos, cuyas notas transcribo en rojo, sitúa en ellas a los cuatro doctores de la Iglesia Latina: San Ambrosio de Milán, San Agustín de Hipona, San Jerónimo de Estridón y San Gregorio Magno.

Los cuatro doctores de la iglesia, de Carlo Braccesco (1495). Sobre una fotografía de José Antonio Ruiz Peñalver.

… Una de las principales puertas de esta Insigne Parroquial Iglesia que mira acia Tremontana, en la Calle llamada de Sta. Justa.

Esta se compone de una antigua, apreciable, magnífica y aseada fachada de hermosas piedras labradas, varios Escudos de Armas de la Ciud., como son las Barras de Aragón y el Oriol; sobre el arco principal, en dos camarines, están las imágenes de Santas Justa y Rufina de cuerpo entero; y a los lados, entre columnas, las de los cuatro Santos Doctores; Gerónimo; Agustín; Gregorio; y Ambrosio, colocadas en sus aseados nichos.  

El cuerpo superior, aparece configurado como una estructura clásica con otras tres columnas del mismo orden, entre las que se disponen dos hornacinas más grandes que albergaron a las santas Justa y Rufina, titulares del templo.

Ministerio de Cultura

Las guirnaldas vegetales que penden en ambos lados, son características en el repertorio ornamental renacentista.

Llama la atención la originalidad que supone que esta sólida estructura aparezca sostenida caprichosamente por pequeños ángeles-atlantes desnudos que contrastan con los elegantes ángeles mancebos vestidos a la clásica y portando airosos el escudo de la corona de Aragón.

José María Pérez Basanta.
José María Pérez Basanta.

Es destacable la presencia de dos cartelas con el Oriol, tal y como se representaba en estos momentos, es decir doblemente, con las alas explayadas y dotados de aureolas, dispuestos justo debajo de las hornacinas donde estaban las Santas.

¿Casualidad?, nosotros pensamos que no; que, o bien aluden a su protección y patronazgo sobre la ciudad, o a la estrecha relación entre el Consell y esta iglesia parroquial.

Por otro lado, el que se represente doblemente el escudo de Aragón quizás no sea por la búsqueda de simetría y tenga relación con los dos orioles y las dos Santas.

Lo mejor es que tras una detallada observación, saquéis vuestras propias conclusiones.

José María Pérez Basanta.

El Reloj de la Ciudad.

Fotografías del Ministerio de Cultura y de Miguel Raymundo.

Junto a la portada norte se muestra la majestuosa torre de la Iglesia, en la que se instaló el reloj de la villa en la primera mitad del siglo XV. Veamos que nos dice de él Montesinos.

El de la Insigne Iglesia Parroquial de Stas. Justa y Rufina, colocado en su hermosa elevada torre, no tiene campana de quartos; y la destinada para las horas es muy clara y sonora.

Dicho relox es propio de la Muy Iltre. Ciudad, la que lo puso en esta Parroquia para más comodidad de los vecinos, por estar en el centro de la Población, en el año de 1519, como consta de los libros de su Real Fábrica.

En cada año contribuye el Iltre. Ayuntamiento con 10 Ls. de moneda valenciana al sacristán menor por el trabajo que tiene de cuidarle y darle cuerda.

Reloj de la Torre de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina.

Montesinos se equivocó con la fecha del primer reloj instalado en la torre de Santa Justa; y también cuando afirmó que el de la colegiata y futura catedral, fabricado según dice en 1511, fue anterior.

Las notas del padre Agustín Nieto, que estoy transcribiendo en amarillo, demuestran que, a pesar de que la Colegiata del Salvador era la iglesia principal, el reloj de Santa Justa, sufragado por el Consell, fue anterior.

Varias ciudades españolas compiten por tener el reloj de torre más antiguo.

Uno de ellos en el de la catedral de Sevilla, colocado el 17 de julio del año 1400, precisamente en la festividad de las Santas Patronas (de Sevilla y de Orihuela) Justa y Rufina; y ¿casualmente? en el mismo año que Orihuela comenzó a celebrar dicha fiesta.  

Actualidad. 17 de Julio de 1928: El ceremonial de la fiesta del Pájaro, en nuestros días conocido es de todos: ambos cabildos, conducen procesionalmente el Oriol, de la Catedral a la Parroquia de las Santas Justa y Rufina, donde se canta solemne Misa, y se predica interesante sermón.

El origen de ésta, data del 1400; se celebra por vez primera con licencia del Obispo don Fernando (de Pedrosa 1383-1402), en acción de gracias por la Reconquista, y se sacó en procesión la Señera de la Villa. Julio López Maymón. Murcia, 7 de julio de 1928.

Sevilla Noticias. 19 de julio 2020: El reloj más antiguo de España es sevillano. Se cumplen 620 años de su colocación por orden del arzobispo Gonzalo de Mena, fundador de la Cartuja y de la Hermandad de los Negritos.

Fue el 17 de julio del año 1400 en la torre campanario de la entonces ruinosa mezquita reconvertida desde 1248 en catedral.

Mi buen amigo Manuel Culiáñez, en su artículo «Orihuela, frontera con Granada: los cautivos», cita la referencia a una hora concreta fechada dos décadas antes: «El sábado 4 de enero de 1421 a las cuatro de la mañana…».

Esta concreción horaria hace sospechar que ya disponían de un reloj; pero una solitaria mención no es dato concluyente que nos permita asegurarlo.

Así pues, nos quedamos con las siguientes notas del padre Agustín Nieto para fechar el primer reloj de Oriola.

12-2-1439. Se tomó el acuerdo de que en Sta. Justa o en el Salvador se ponga un reloj público. (AMO, n.º 194, f. 16).

Reloj de la Torre de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina.

26-4-1446. Los Justicia y Jurados con algunos consejeros y electos de la ciudad fueron a reconocer la campana hecha por el maestro Pedro Simón para reloj y viéndola buena y de buen sonido, la recibieron, quedando en su fuerza el capítulo otorgado por dicho maestro de que si dentro de un año se rompía por causas de su obra quedaría obligado el maestro rehacerla a su costa. (AMO, n.º 198, f. 56v).

Puede ser una casualidad; pero medio siglo después, trabajaba en Zaragoza otro Pedro Simón «maestro de hacer relojes». Quizá fuese su hijo.

15-5-1446. El Consejo ordena que dicha campana sea llevada a Sta. Justa y subida al campanario nuevo de ella o al lugar en que el maestro que hace dicho campanario conozca y aconseje, hasta que sea caso de ponerla en el campanario o en el lugar o asentamiento en que deba estar. Y que se haga a costa del Consejo porque la campana es de la ciudad. (AMO, n.º 198, f. 59v.).

El reloj de la torre de las Santas justa y Rufina se fabricó en la cuarta década del siglo XV; por lo que se puede considerar también como uno de los más antiguos de España.

Y se justifica su emplazamiento por quedar situado en la torre más alta de la ciudad y en la zona más céntrica.

De esta forma sus campanadas eran percibidas en toda la población y desde los lugares más alejados de la huerta.

Campanas de Santas Justa y Rufina. José Antonio Ruiz Peñalver.

Fue renovado a finales del siglo XVI; fecha que tampoco coincide con la facilitada por Montesinos.

14-11-1587. Recibo de Cristóbal de la Torre, campanero de Valencia, de 25 libras por la factura del reloj. (AMO, nº. 911, f 2).

18-11-1587. Recibo de Cristóbal de la Torre, de 36 libras para comprar 6 arrobas de estaño en Murcia para la factura del reloj. (AMO, n.º 911, f. 4v).

20-11-1587. Recibo de Miguel Utiel, pintor, de 10 libras a cumplimiento de paga de las 20 libras que se le ofrecieron por pintar la tabla del índice del reloj. (AMO, n.º 911, f. 5).

27-11-1587. 1 – Cristóbal de la Torre, campanero de Valencia, promete hacer el reloj en 40 días, y bajar a su costa el reloj viejo que hay en la torre de Sta. Justa y hará el nuevo de la misma forma, pero pesando 1 quintal más, aparte de la horrura que el fuego disminuye y lo hará mayor y tan sonante que se oiga a 2 leguas.

2 – Que el reloj nuevo sea bueno y dure por 10 años y lo subirá a la torre a su costa hasta ponerlo como estaba el viejo en los pilares, pero los jurados han de hacer los pilares mucho más altos y firmes, conforme al grandor del reloj… (AMO, n.º 911 f. 12v-13r).

Y de nuevo a finales del XVIII. En esta ocasión el propio Montesinos fue testigo presencial de la obra; por lo que es correcto el año que cita; pero se equivoca al atribuir la financiación a su «Real Fábrica».

En atención que el Horario del Relox de esta Parroquia estaba muy desfigurado, tanto que no se conocían los números, que señalaban las horas, quartos y minutos, a expensas de su Real Fábrica, se renobó primorosamente en 15 de Septiembre de 1793; y en el mismo y siguientes se colocó en dicho lugar el balcón de hierro que en él vemos, que cae a la Plaza, para especial adorno de la torre.

Fue costeada con fondos municipales como demuestra la siguiente nota.

23-6-1793. Carta pago de 130 libras, 12 sueldos por la composición del reloj. (AMO. n.º 1.779, s.f).

Reloj de la torre de Santa Justa. Manuel Rodríguez.

El Consell y luego el Ayuntamiento se encargaron del reloj durante siglos. Hasta que, a finales del XIX, intentaron deshacerse de su mantenimiento cediéndoselo a la Iglesia.

22-7-1886. Leído el oficio del párroco de Sta. Justa, fecha, 14, interesando la reparación de la cúpula de la torre que cubre el reloj, el Presidente expuso que para el Ayuntamiento no era necesario dicho reloj y que se debía hacer cesión a la parroquia y suprimir el cargo de relojero. Se acordó comunicarlo así al párroco.

El diario de Orihuela. 23 de julio 1886: AYUNTAMIENTO. Sesión del 22 del corriente. Se dio cuenta de una comunicación del señor Cura de la parroquia de Santa Justa, sobre recomposición del reloj de la ciudad.

El diario de Orihuela. 30 de agosto 1886: Aún continúa parado el reloj de Santa Justa y se dice que dicha falta se debe a ciertas diferencias surgidas entre el Sr. Cura de la parroquia y el Municipio. El diario de Orihuela.

Planeaban instalar el reloj municipal en la Casa Consistorial, trasladada a la Plaza Nueva; el nuevo centro de la ciudad.

31 de agosto 1886: Parece ser que el Ayuntamiento ha cedido el reloj de Santa Justa a la Parroquia y en caso de que esta no lo acepte, se tratará en breve de proceder a su instalación en la Casa Consistorial, construyendo con dicho objeto una pequeña torreta cuya fachada principal dé a la plaza de la Constitución. La crónica.

7 de octubre 1886: Algunos vecinos de las calles comprendidas en el distrito de la parroquia de Santa Justa, se quejan de la falta que les hace el reloj que se haya situado en la torre de dicho templo, de cuyo servicio carecen hace ya algún tiempo por estar descompuesto.

Ese reloj era propiedad del ayuntamiento quien parece que acordó cederlo a la parroquia, pero está ya tan estropeado que es casi imposible su composición.

7-10-1886. El párroco contestó que no podía aceptar la cesión sin contar con el Obispo. (AMO, Capitular de dicho año).

El diario de Orihuela. Ayuntamiento. Sesión de hoy 10 de marzo de 1887. Seguidamente se suscitó de nuevo la cuestión del reloj de Santa Justa, la que parece ha variado de aspecto pues el Sr. Cura pide que si el Ayuntamiento hace donación a la Parroquia del referido reloj otorgue la correspondiente escritura de concesión.

La Corporación decide que no puede en modo alguno con arreglo a la ley hacer la donación de propiedad, pero sí puede conceder el uso del reloj, en el cual el Curato podrá introducir las reformas que crea convenientes con los fondos de fábrica.

Para resolver en forma este asunto fue comisionado el Sr. Presidente, quien conferenciará en breve con el Ilmo. Sr. Obispo.

En los albores del siglo XX, un nuevo reloj municipal se instaló en el edificio del ayuntamiento.

El Oriol 8 de septiembre 1900: En la última y extraordinaria sesión celebrada por nuestro Ayuntamiento, el sábado 1° dé los corrientes, se acordó la adquisición de un reloj de torre, para colocarlo en la Casa Consistorial.

El oriol. 15 de marzo 1901: El pasado martes se comenzaron en la casa ayuntamiento los trabajos para la colocación del reloj. Ahora resulta que el tan esperado cronómetro municipal no es de veinticuatro horas como exige la hora oficial y el progreso de los tiempos, sino de doce horas, como los antiguos relojes del siglo XIX.

Reloj Municipal a principios del siglo XX. Detalle de una fotografía de la Colección Javier Sánchez Portas.

La «Corte de Marina».

Anotaciones sobre Fragmento plano de 1748, obra de Fray Antonio Villanueva. 

Frente a la portada norte de Santa Justa estaba el edificio que dejamos pendiente en el capítulo anterior. Conocido como «La Corte de Marina», Montesinos lo mencionó varias veces en su compendio oriolano.

La primera, muy breve, hablando de los hospitales. Figura en el primer tomo y ya la transcribí en el capítulo de la judería; pero quiero volver a destacar dos párrafos.

El segundo Hospital estaba junto a la Iglesia de San Pablo y San Pedro Mártir de Verona, en la Parroquia de Santa Justa, que en tiempos de los Moros, fue la Sinagoga de los Judíos de Orihuela; y la Judería empezaba desde aquí.

La Sinagoga de los Judíos de Orihuela se erigió Iglesia pública con el título de San Pablo Apóstol y San Pedro Mártir de Verona.

Fotografía Ajomalba.

La segunda, también breve y en el primer tomo, hablando de los edificios públicos de la ciudad.

La Corte de Marina. A la parte derecha de la Lonja, hacia Poniente, frontera a la Parroquia de Sta. Justa, se halla una casa antigua, comúnmente llamada «La Corte de los Soldados de Marina», que servía para el alojamiento de los Militares de las Banderas de los Reclutas; y es capaz de 200 personas.

En lo antiguo fue Iglesia Provisional de Parroquia, dedicada a las Gloriosas Santas Justa y Rufina, Patronas de la Ciud.; después, en el año 1511, se estableció la Iglesia del Apóstol S. Pablo, y San Pedro Mártir de Verona, con el título de la Parroquia de los Judíos y Moros convertidos, todo con licencia del Ilmo. Sr. Obispo de Cartagena Matheo de Langa.

No menciona la «Sinagoga de los Judíos de Orihuela», como había hecho en páginas anteriores.

Expulsos de España los moros, se dedicó para mediano Quartel de Marina; y últimamente, en 1794, por Orden del Excelmo. Sr. Duque de la Roca, Capitán General de este Reyno, se destinó para Quartel y Prevención del Real Cuerpo de Voluntarios Honrados; en cuya obra expendió la Ciud. sobre 900 Ls. de moneda    

Se refiere a los «Voluntarios Honrados del Reino de Valencia», creados por la Real Orden de 27 de mayo de 1794.

Este cuerpo militar se instituyó para «auxiliar a nuestras provincias fronterizas, si fuesen atacadas con ventaja por los franceses».

Se trataba de milicias formadas por ciudadanos dispuestos a luchar contra los revolucionarios franceses que, tras guillotinar a su rey, asomaban ya por Cataluña. Orihuela formó un batallón de Infantería y una compañía de Caballería.

«Exército del Estado de Voluntarios Honrados» Reino de Valencia. Grabado del Archivo de Historia de la Ciudad de Barcelona. Publicado en aulamilitar.com. He remarcado para hacerlos legibles los de Orihuela.

Para seguir hablando de este añejo edificio religioso convertido en cuartel, el propio Montesinos nos manda al libro VI, capítulo 6, titulado:

«Fundación de la mediana Iglesia del Apóstol San Pablo y San Pedro Mártir de Verona, llamada vulgarmente la Parroquia de los Judíos y Moros convertidos a la fe, de esta Ciud. de Orih».

Tan largo y farragoso como el propio título, no voy a reproducirlo entero. Trascribiré varios párrafos, comentaré otros y señalaré algunas contradicciones.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Capítulo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Comienza atribuyendo a «Alfonso X, Rey de Castilla, el Sabio», la orden de celebrar todos los años la solemne fiesta de «Las Gloriosas Patronas Stas. Justa y Rufina»; y la erección de un templo a su culto y memoria en «el mismo sito que al presente resplandece».

Como ya he dicho en este mismo artículo, la fiesta de la reconquista en el día de las Santas Justa y Rufina se implantó mucho después, en el año 1400.

En esta extensa versión tampoco menciona la sinagoga. Y lleva una «especie de oratorio» al menos hasta la primera mitad del siglo XIV, como ayuda de la parroquia de las Santas Justa y Rufina mientras terminaban su templo.

Tengo que decir que este capítulo, aunque figure en el tomo sexto, lo escribió antes que los que alojó en el primer volumen; y lo demostraré cuando volvamos a hablar del cuartel.

Y entre tanto se tuvo una Iglesia Provisional, enfrente de donde se abrieron sus lonjas, en el mismo paraje de la Judería, siendo en aquellos tiempos una especie de oratorio de bastante magnitud, con un solo altar dedicado a María Sma. de la Salud y a las predichas Stas. Justa y Rufina; en cuya puerta se colocó una piedra medianamente labrada con dichas imágenes, que es la misma que idénticamente está hoy día sobre la puerta de la casa, llamada la corte de marina, que es donde se efectuó dicho oratorio, y duró aquí hasta el año 1348 que, concluida la vecina parroquia, se pasaron a ella sus Beneficiados, imágenes y demás enseres que tenían.

La expresada piedra, fielmente copiada, es del tenor y figura que expresa la pluma.  

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Cápitulo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

La piedra citada y dibujada con bastante parecido (excepto el pecho de la virgen que, supongo no dibujó por pudor), fue rescatada en el derribo del edificio. En la actualidad forma parte del claustro de los mercedarios, trasladado y recompuesto junto a la Catedral en los años cuarenta del siglo XX.

Imagen mariana del siglo XV. Recuperada del derribo del Cuartel de Marina, que antes fue ermita situada frente a Santa Justa. Representa a la Virgen María y a las Santas Justa y Rufina.

El capítulo recuerda también donde estaban la judería y la morería. Y menciona una supuesta orden de los Reyes Católicos, dictada en Zaragoza, que no he conseguido encontrar.

La Judería de esta fidelísima Ciudad de Orihuela estaba junto a la montaña, frontera a la insigne Parroquial Iglesia de Santas Justa y Rufina; en donde en otros tiempos fue obra provisional de ella; y la Morería en todo lo que al presente es el Arrabal de S. Agustín.

Aunque en esta Ciudad de Orihuela no eran tantos los Moros y Judíos como en las demás ciudades, villas y lugares de los Reynos de Valencia y Murcia, por la continua predicación y zelo de varios Eclesiásticos, con que cada día los iban Cathequizando y convirtiendo a la Sta. Fe y Religión Catholica.

Con decreto del día 12 de Marzo, del año 1511 expedido en la Imperial Ciudad de Zaragoza, mandó la Magestad del Señor Dn. Fernando II de Aragón y V de Castilla, llamado el Catholico, con su Augusta Esposa la Reyna Dña. Isabel, que en cada una de las Ciudades de sus Reynos y Dominios, se destinase una particular Iglesia para la conversión, predicación y Bautismo de los Moros y Judíos.

Obligándoles con gravísimas penas que acudiesen a ella (luego que oyesen el sonido y toque de la campana) a oír la Doctrina y verdaderos Dogmas de nuestra adorable y Santa Religión, en todos los Lunes, Miércoles y Viernes del año, tres horas por la mañana y otra tres por la tarde.

Cierta es la preocupación de los Reyes Católicos incitando a la Iglesia a poner los medios necesarios para afianzar la nueva fe cristiana entre los conversos; pero, para empezar, en 1511 Isabel llevaba más de seis años muerta.

Y no creo que los conversos dispusieran de seis horas libres para escuchar catequesis tres veces por semana.

Dice también que, el Ilustre Ayuntamiento (olvidando que entonces era el Consell), recibió carta de su Majestad y licencia del Obispo de Cartagena, Matheo Langa (luego Presbítero Cardenal), para que en este santo oratorio de Nuestra Señora de la Salud y de las Santas Justa y Rufina, se hiciese una Iglesia, ampliándolo más hacia la montaña.

Que se construyó durante los meses de abril y mayo de 1511; y que por haberse bendecido por el citado obispo el 30 de junio, se dedicó al Glorioso Apóstol y Doctor de las Gentes San Pablo, y al Señor San Pedro Mártir de Verona, Inquisidor General.

Como comenté en el capítulo anterior, el Consell comenzó a vender casas, solares y hasta las puertas de la Judería a finales del siglo XIV, un siglo antes de la expulsión. Me parece lógico que utilizasen la antigua sinagoga para servicio de los conversos; o que levantasen un nuevo edificio sobre las casas más al sur de dicha Judería.

En cuanto al nombre, no parece casual ni motivado por la fecha de terminación. A una iglesia destinada a los conversos le cayó como anillo al dedo el del apóstol de los gentiles, Pablo el converso; y el de un inquisidor dominico.

Continua con una descripción del templo.

Su planta o figura Tenía de largo 38 palmos, y de hancho lo correspondiente, era poco alta y su obra chata, sin crucero ni media naranja.

El Altar Mayor se componía de una mediana Capilla onda seis palmos, con un retablito de estuco, en cuyo cetro tenía un hermoso lienzo de san pablo en su Martirio, que según afirma el P. Esplugues, es el mismo que está al día de hoy en el Altar Mayor de la Iglesia de los Padres Carmelitas calzados de esta Ciud., a quienes se lo dieron como patronos los magníficos Sres. Jurados.

Sobre el referido lienzo se veían dos escudos de armas, el de la derecha tenía las de esta nueva iglesia; y el de la izquierda las del Ilmo. Sr. D. Matheo Langa, Obispo de Cartagena que la bendijo; y eran los siguientes.

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Cápitulo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

A los dos lados del Retablo se hallaban en dos tarjetones de madera dorada, a la derecha las armas antiguas de esta Ciud., con las cuatro sangrientas barras de Aragón; y a la izquierda las modernas de la misma, que es el Oriol, en la misma forma que fielmente se estampan aquí.   

MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6. Cápitulo 6. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Tenía lámpara de plata que ardía en los días de las Pláticas Misionales y Doctrinales; en la derecha estaba la lograda Pila Bautismal en la que se bautizaban los judíos, hereges y moros convertidos; y en la izquierda se hallaba el Púlpito, donde sentado explicaba el sacerdote los dogmas puros y sencillos de nuestra Fe, con mucha pausa y claridad; no se permitían bancos, por lo que todos se sentaban en tierra.

A los lados se hallaban dos Capillas bastantemente ondas con sus medianos retablos; en el de el Evangelio estaba Ntra. Sra. de la Salud, con las Stas. Justa y Rufina, Patronas de Orih. Y en el de la Epístola, S. Pedro Mártir de Verona, Dominico Inquisidor General; sobre la cual estaba el presente Escudo de Armas del Tribunal de la Fe…

Pero sin saber cómo, o de qué suerte, se vino a enfriar este zelo por los años de 1570, que apenas se abría esta Iglesia…

Pero próvida la Magestad Divina, dispuso que para el mayor Hornato de esta Nobilísima Ciud. de Orih., viniese a ella en el año de 1594 por su Prelado y Obispo quarto en número, el Ilmo. Sr. Josef Estevan.

Dice, con razón, que el cuarto obispo de Orihuela escribió varios opúsculos y tratados para la conversión de los moros y judíos.

Voy a transcribir un párrafo del artículo de Juan Bautista Vilar, «La creación de rectorías en lugares de moriscos de la diócesis de Orihuela por el obispo Josep Esteve, 1597».

Oriola. En la Ciudad de Orihuela, cabeza del Obispado, y donde ay a más [de] tres Yglesias Parroquiales con tres mil casas, se hallan 40 casas de Moriscos repartidos por toda ella, sin tener estos ninguna Yglesia Parroquial ni propio parrocho que pueda y deva instruirlos en la Doctrina Christiana, ni conocerles e imponerles en la feé Cathólica.

Pero por quanto en la Parrochia de Sta. Justa, y cerca de esta, hay una Yglesia u oratorio con la ynvocación de San Pablo Apostol, que no tiene ningún destino, y a ella pueden acudir dichos Moriscos para ohir misa en los días de fiesta y domingos.

Por tanto parece que dicha Yglesia de Sn. Pablo se destine, y en efecto quede destinada, para el expresado fin, así como ya se mandó por el Obispo de Orihuela en su visita.

Deviendo uno de los tres curas de la Parroquial Yglesia de Sta. Justa (guardando turno) celebrar misa en dicho Oratorio en los referidos días, y explicar la Doctrina Christiana a los Moriscos, destinándoles a dichos curas por su salario y trabajo en el referido cargo y obligación mientras qe. en ello estuviesen constituidos trescientas libras anuales por cada uno de dichos beneficios, que deberán sacarse de los frutos de primicias y diezmos del diezmo de Orihuela.

Nombrando también el Obispo un alguacil (que podrá a su arbitrio remover) para que a dichos nuevamente convertidos haga hir a misa, y ohir la Doctrina Christiana en dicho Oratorio u Yglesia de Sn. Pablo comp[i]liéndoles y multándoles en caso necesario.

Continua diciendo que, de acuerdo con el Cabildo y la Ciudad, dispuso la restauración de la iglesia, muy maltratada por el abandono; dejando un edificio capaz para 300 personas con comodidad.

Y añade que tuvo «su primera estrena, en esta segunda restauración, en 13 de Mayo de 1597».

Cuando en 1609, Felipe III «obligó a salir de España a los Moriscos», «quedó esta Ciud. limpia de tales viles gentes»; y «en atención q. esta población se carecía de Quartel», con permiso del obispo Andrés Balaguer (pone a Balaguer otra vez como cuarto obispo oriolano; pero fue el quinto) la Iltre. Ciudad determinó repartir sus pocas alhajas entre las iglesias más pobres.

Y destinó su sitio para aposentar en el alguna Infantería, especialmente de los Reales Departamentos de Marina, para lo que se pudiese ofrecer en ella; lo que tuvo su efecto, expidiendo para ello su Decreto, con fecha 15 de julio de 1625.

En cuya ocupación ha estado hasta los años de 1779, que se mandaron cerrar sus puertas, porque toda la casa se está cayendo; en cuyo infeliz estado, y ningún uso, permanece en este año se 1792.

Como os he dicho antes, aunque esté en el tomo sexto, esta versión es anterior. Montesinos la escribió en 1792, con el edificio abandonado. En la versión del primer tomo añadió la reparación de dicho edificio y la instalación en él de los Voluntarios Honrados, ocurrida en 1794 como ya dije anteriormente.

«Exército del Estado de Voluntarios Honrados» Reino de Valencia. Grabado del Archivo de Historia de la Ciudad de Barcelona. Publicado en aulamilitar.com. He remarcado para hacerlos legibles los de Orihuela.

Cárcel y Lonja.

Proyecto de Rehabilitación del edificio que albergaba los antiguos juzgados de Orihuela. Año 2020.

Aunque el edificio de los juzgados, actualmente vacío y pendiente de rehabilitación, es relativamente moderno, del año 1975, aquí ha estado la sede de la Justicia oriolana durante más de 500 años.

Tenemos noticia de la existencia del hospital y casa hospicio de San Bartolomé, cuya antigüedad es difícil de precisar. Pertenecía a la parroquia de Santa Justa.

Fusionados todos los hospitales, en la segunda mitad del siglo XV el Consell se hizo con el céntrico edificio para construir cárcel y corte.

Montesinos describe la cárcel con sólidos muros de piedra y buenas rejas para la custodia de los reos. También nos ofrece la distribución de sus dependencias y los calabozos; cada uno con su propio nombre.

Reales Cárceles de Orihuela. La Cárcel, edificio de tanta importancia en las Repúblicas, es de las buenas que tiene el Reyno, no solo por la fortaleza de sus paredes, murallas, rejas y convenientes defensas para la custodia de los reos, sino que igualmente por el sitio sano que goza.

Está situada en el centro de la Ciud., en la plaza principal a espaldas de la Lonja y Corte de Marina. Tiene hermoso y decente Oratorio, sobre el patio interior, con lámpara de metal dorado, y un medianito retablo dedicado a María Santísima Ntra. Sra. de la Caridad, en tan buena disposición, que los presos, aunque estén en distintos calabozos y tribunas, oyen en los días colendos, el Sto. Sacrificio de la Misa.

Esta casa que ocupa un grande territorio a la parte del medio día, algo inclinada a Poniente, es de fábrica muy antigua, la más de ella de piedra negra mollar y berroqueña; tiene habitación cómoda para el Alcayde de los presos; aposento decente para los Jueces, que toman Declaración.

Calabozos muy penosos, circuidos de murallas todos ellos, llamados baxo de estos nombres, a saber: Muxica=: Comuna=: La Virgen=: Los Borrachos=: Lisón=: La Sala=: La Entrada=: de las Mugeres=: Patio general y común. Y por último advierto que, a espaldas de estas Reales Cárceles, la Iltre. Ciud. compró en el año de 1515 una casa para la pública Enseñanza de la Gramática que hoy no existe; y su sustituto se llama el Estudio viejo.

Esta Real Cárcel, aunque está en el distrito de la Parroquial Insigne de Santas Justa y Rufina, pertenece a la feligresía de la Santa Iglesia Cathedral, de la que salen los Santos Sacramentos para sus individuos, como igualmente el precepto annuo de la Confesión y Comunión.

Su obra es antigua, casi amurallada, fundada sobre peña, por los que sus calabozos son muy fuertes; y está situada en la Plaza mayor de los comestibles; aunque retirada de todo el bullicio de la Ciudad; comunicándose a las rejas llamadas de la Lonja, para gozar los reos de algún consuelo.  

Colección Javier Sánchez Portas.

José Ojeda Nieto añade que el edificio de la Corte del Gobernador y Justicias fue totalmente restaurado a finales del siglo XVI, con arcos de medio punto, tejado a dos aguas y pavimento de ladrillo. Y que, a principios del XVII, se construyó un porche con dos arcos y una pequeña capilla con altar dedicado a Nuestra Señora de la Caridad.

Y nos ofrece también un listado de sus dependencias a principios del XVIII: Casa de la Alcaldía, calabozo de los borrachos, calabozo de la Virgen, cuarto «llamado del secreto», calabozo de «Moxica», calabozo Grande, calabozo Claro (debajo del Grande) y Cuarto del potro.

Lonja Pública y Callejón de la Corte.

Anotaciones sobre Fragmento plano de 1748, obra de Fray Antonio Villanueva. 

Delante de la cárcel estaba la lonja, centro local de contratación. Erigida también en el siglo XV, fue restaurada y reedificada varias veces hasta su demolición en el siglo XIX. Así la describe Montesinos.

La Lonja pública. En dicha Plaza de Santa Justa, a la falda del monte mirando al medio día, está la espaciosa Lonja que es una Sala muy capaz y decente, con tres hermosos arcos, puertas y rejas de hierro, que sirve para celebrar, la Muy Iltre. Ciud. sus públicos arrendamientos; es obra de singular fortaleza, preciosas bóvedas de piedra blanca labrada.

Se construyó en el año de 1415 y por no hallarse entonces el Ayuntamiento con dinero para su fábrica, el Caballero Don Juan Ruiz, hombre muy rico, le prestó 100 florines, cantidad considerable para aquellos tiempos.

En el de 1560, por haber salido falsos dos arcos, se hubo de hechar a tierra; y se reedificó en el mismo. En 1771, estando toda la obra muy quebrantada, casi se hizo toda ella de pie, colocando los Escudos de las Reales Armas de España; y de las de esta Orcelitana Ciud. En sus rexas (por ser puesto muy público) se suelen poner las banderas para los reclutas.

Ojeda afirma que la antigua lonja se reedificó totalmente entre los años 1624 y 1629; quedando un edificio moderno y espacioso asentado sobre seis pilares.

Según las notas de Gisbert, la lonja fue derribada en 1845 para hacer un juzgado de primera instancia y reedificar completamente la cárcel que tenía detrás.

En el Plano de Coello, confeccionado pocos años después, podemos comprobar la desaparición del callejón que separaba el edificio de la «corte de Marina» de la cárcel. En cambio se mantuvo el «Callejón de la Corte».

Cárcel y Juzgados. Fragmento del plano de Francisco Coello de 1859.

El «de la Corte» era un callizo de poco más de un metro de ancho y treinta y cinco metros de extensión que daba tránsito al barrio de Triana desde la Plaza de la Fruta; sin vecinos y con acentuado desnivel.

Estas circunstancias contribuían a que se hallase siempre lleno de inmundicias y que estas descendiesen hasta la Calle de Santa Justa, ahuyentando con la fetidez a los transeúntes que muchas veces tenían que apartar la vista para no ser testigos de indecencias más o menos intencionadas. Por ello, a comienzos del siglo XIX, quedó incomunicado por disposición del gobernador militar. 

Como he dicho, la lonja desapareció y la cárcel fue reconstruida. Por esas mismas fechas, 1844, el callizo fue tapiado a petición de los vecinos de la Plaza.

En 1866 se estaba alineando la calle de Santa Justa; y para facilitar el tránsito se decidió cortar un trozo de la casa que lindaba a la derecha con dicho callejón cerrado. Pertenecía a Querémona Lafuente, quien se mostró dispuesta a ceder el terreno a cambio de apropiarse del callejón, que ya utilizaba indebidamente.

Esquela de Quéremona Lafuente. 1887.

Ante dicha proposición los vecinos del Barrio de Triana manifestaron al Ayuntamiento que, tras un periodo de abandono, dicho barrio se encontraba reedificado y solicitaban la apertura del callejón llamado de la Corte ocupado por la señora Lafuente; circunstancia que les obligaba a utilizar la calle de San Pablo o el callejón de la Paja, «tras dar un inmenso y peligroso rodeo».

A pesar de sus protestas la Comisión de Ornato aceptó la permuta en mayo de 1867, por la importancia del ensanche y la inutilidad del callizo de «aspecto asqueroso y repugnante», y aconsejaba a los «trianeros» la utilización de la calle de San Pablo, «situada a muy pocos pasos, bastante espaciosa y limpia, con moradores en sus dos aceras y a donde abocaban las nuevas calles construidas».

Así pues derribaron la fachada de Querémona Lafuente a cambio del trozo del callejón, comunicando el resto con el patio del alcaide.  Desde los edificios colindantes, se puede apreciar todavía el trazado fosilizado del que fue Callejón de la Corte.

Callejón de la Corte en la actualidad. Fotografía Ajomalba.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Con la colaboración de Jorge Belmonte Bas.

Callejeando 16. La Judería de Triana.

Plano de confección propia sobre original de Fray Antonio Villanueva. Siglo XVIII.

Introducción.

Dejamos nuestro paseo en la calle de Francisco Díe; y lo retomamos girando a la izquierda, por la travesía de la peña al hospital que, como ya comenté, acabó unificada con el nombre de Maestro Esteban

Fotografía Ajomalba.

Ascendiendo por su empinada pendiente tomaremos un desvío para visitar un barrio asentado en terreno desigual, un puñado de callejas sinuosas y laberínticas que crecieron adaptándose a la sierra.

Está situado en la ladera de San Miguel y nos puede dar una idea de lo que debió ser el tortuoso urbanismo islámico; con trazados desiguales, escaleras y recovecos caprichosos.

Barrio de Triana. José María Pérez Basanta.

Los oriolanos sólo se acuerdan de estas angostas y empinadas callejuelas durante las procesiones y desfiles. Cuando las calles principales están bloqueadas, permiten cruzar buena parte de la ciudad, pegándose a la sierra.

Este humilde barrio, hasta hace seiscientos años, fue el núcleo de la judería extendida por la peña hasta la parroquia de Santiago.

Aquí, durante siglos, vivieron apartados los judíos; tanto por la discriminación que practicaron con ellos musulmanes y cristianos, como por su voluntad de permanecer aislados, conservando intactas su identidad y tradiciones.

Sentados en cualquier rincón, hablaremos un poco de ellos.

La Judería.

José María Pérez Basanta / Fotografía Ajomalba.

Para hablar de la población judía de Orihuela he utilizado fundamentalmente las notas del padre Agustín Nieto Fernández, marcadas en amarillo. Forman parte del libro «Orihuela en sus documentos IV. Musulmanes y judíos en Orihuela (siglos XIV-XVIII)». 

Y también los Anales de Mosén Pedro Bellot, cuyos apuntes he marcado en azul; reservando el rojo para los textos de Josef Montesinos.

Anales de Orihuela (siglos XIV-XVI). Mosén Pedro Bellot. Edición de Juan Torres Fontes. Murcia. 2001. Academia Alfonso X el Sabio. 2 tomos. Orihuela en sus documentos IV. Musulmanes y judíos en Orihuela (siglos XIV-XVIII). Agustín Nieto Fernández. Murcia, 1997.

Los judíos oriolanos convivieron con toda seguridad en la Orihuela musulmana; pero las primeras noticias escritas datan del siglo XIII, cuando Alfonso X los citó expresamente en el privilegio del Mercado Semanal.

También sabemos que Jacob Avendino se encerró en el castillo junto a los vecinos cristianos que resistieron en la rebelión mudéjar de 1264. Este Jacob y otros judíos fueron mejorados en las particiones.

Judería siempre la hubo en Orihuela, así en tiempo de moros como de cristianos, y merecieron parte de las tierras y casas que se repartieron, porque cuando se ganó el castillo se metieron en él algunos a defenderle, cuyos nombres están en el Libro de los Repartimientos, y con ellos se metió Jacob Avendino, que con otros judíos siguió la parte de los cristianos.

 Judíos en el «LLibre dels Repartiments» de Oriola. Gracias, Carmen.

Bellot dejó muy clara la situación de la judería.

La judería es cosa cierta que estaba en la parte o acera de la calle de la Feria hacia la Peña, desde el callejón de Nicolás Viudes a la calle de la Morera y al Estudio. Empezaba por la calle de San Pablo y corría por el Estudio.

Del Callejón de Nicolás Viudes ya hablamos en la entrega anterior, relacionándolo con el de Maestro Esteban. La calle de la Morera es la actual calle de la Paja. 

De las calles de San Pablo y el Estudio, antecedentes la actual travesía de Triana, hablaremos en esta entrega. Os dejo un plano.

Plano de confección propia sobre original de Fray Antonio Villanueva. Siglo XVIII.

También mencionó la judería Justo García Soriano; en un trabajo publicado en prensa sobre la feria de Orihuela. Pinchando sobre la cabecera de «La Iberia» se accede a dicho trabajo.

La iberia. 28 de agosto 1907: Era, no obstante, la colación de Santa Justa la más céntrica, populosa y aristocrática de las tres: en ella estaba la plaza mayor (hoy de la Fruta) con algunos edificios públicos, la carnicería y la lonja.

La judería o barrio israelita comprendía todas las callejuelas que se extienden al pie del monte, desde el Churripel hasta la espalda de Santiago, constituyendo su núcleo principal lo que todavía se llama barrio de Triana...

Enlace a artículo completo de Justo García Soriano.

En la segunda mitad del siglo XIV, durante la Guerra de los dos Pedros, los judíos fueron empadronados en Oriola. Así, además de pagar al rey, se les obligó a contribuir con el muro y a velar, como cualquier vecino cristiano, por la seguridad común.

Pagaban también un impuesto pequeño pero simbólico, treinta dineros, la famosa «renta de Judas» que se partían por mitad, obispo y cabildo.

17-8-1360. Los judíos en la guerra. Se ordena que los judíos sean empadronados y divididos por decenas para que sean obligados a velar lo mismo que los cristianos, porque viven dentro de la villa y dentro de los muros como los cristianos. (AMO, nº ?, f 37v.).

1383. Contribuían en tiempo de guerra en los gastos, pagando 3 sueldos por casa, y remediaban con sus usuras muchas necesidades, así a cosas comunes como a particulares…

4-4-1384. Contribución en lo de los muros. El Consejo acuerda que judíos y moros paguen en el muro lo mismo que los cristianos. (AMO, nº  4, f. 130 v.).

Travesía de Triana. José María Pérez Basanta.

En épocas anteriores desconocemos su número; pero por el año 1383 quedaban en Oriola sesenta casas de judíos y veinte de moriscos; es decir unos trescientos judíos. Lo sabemos por que, en ese año, el Consell acordó dejarles una sola carnicería compartida con los musulmanes.

Había en ella 60 casas y tenían su carnicería de por sí, aunque en el año 1383 determinó el consejo que, pues los moros y judíos no eran más de cien casas bastaba para todos una carnicería.

La fotografía anterior imaginada por Pepe Sarabia.

1-1-1430. Los judíos y la sisa. De toda res que compren los judíos pagarán a los compradores de la sisa 20 dineros, excepto del cabrito, por el cual pagarán la sisa acostumbrada. Que los judíos no puedan matar ni deshacer carne alguna sin manifestarla al sisero en pena de 30 sueldos por cada vez.

Por toda res que los judíos maten, así carnero, oveja, cabra y cabrón paguen por res 20 dineros. Del cabrito y cordero pagarán como los cristianos. (AMO, nº 959, f 75 y 77 r.).

Tenían prohibido despedazar sus reses en carnicerías de cristianos, y si algún carnicero lo permitía, ambos eran sancionados.

1444. Por carnero pagarán 3 sueldos, 6 dineros. Por oveja, 2 sueldos, 6 dineros. Por cordero, 1 sueldo, 6 dineros. Por cabrito, 1 sueldo, 4 dineros. Que no deshagan sus reses en carnicería de cristianos y si algún carnicero se lo consiente pagará 60 sueldos y el judío 30 sueldos. (AMO, nº 2350, f 85 y 88).

Resulta curioso saber que había más judíos que musulmanes en Oriola; pero tiene su explicación; estamos hablando de la ciudad.

Los moriscos, trabajadores agrícolas, eran mucho más numerosos; pero estaban diseminados por los señoríos rurales donde gozaban de más libertad.

En cambio los judíos tenían oficios más urbanos. Copaban el ramo de la medicina: físicos, cirujanos, boticarios…

13/8/1371. Se da licencia a Dª. Yamila viuda de D. Yuçaf, cirujano, para usar el arte de «sulugía» (cirugía) por haber hecho muchas y buenas curas según certificación de muchos hombres buenos.

22-1-1378. Abrahim Abenaex, médico. Que los Jurados le den 100 sueldos para que dé seguridad de estar continuamente por todo el año en la villa, porque es entendido en arte de cirujía. (AMO, nº 3, f 91). Recibo de los 100 sueldos el 13-5-1378. (Ibíd., nº 3, f 130).

Incluso un oculista, tan prestigioso, que la ciudad le pagó para que no se marchase a ejercer su profesión a otro sitio.

Maestre Davy Damasco, judío oculista. 8/6/1409. Que era «muy buen maestro de guarescer e sanar dolencias de los ojos e que ha fecho muy buenas curas» y se quería marchar de la ciudad. Se acuerda darle 600 maravedís de 2 blancas.

También figuran como mercaderes, sastres, tapiceros, plateros, relojeros, prestamistas y «corredores de orella», los corredores de cambio y bolsa de la época que intervenían en los contratos de exportación e importación, negociaban letras de cambio, seguros, peritajes, etc…

6-3-1485. Un judío corredor de «orella». El judío Jacob de León ofreció dar al Consejo 2.000 sueldos graciosamente para quitar un censal o para lo que quisiera si se le concedía por 10 años el oficio de corredor de «orella» en la ciudad y lugares de su contribución, sin que pudiese haber otro más que él.

Se acepta el ofrecimiento y se encarga al Justicia y Jurados que concuerden con él los capítulos necesarios. (AMO, nº 204, f 18 r.).

Hasta que dejaron de fiarse de ellos.

21-3-1485. Como por fuero del reino no pueden ser admitidos los judíos al oficio de corredor de «orella» y porque los que han sido presentados al Justicia civil en el año corriente le ha sido notificado al Consejo que dichos judíos cometen muchos fraudes, así en las falsas relaciones que hacen de compras y ventas como en otras cosas, se revoca la aceptación de la oferta de Jacob León y los presentados y aceptados por el Justicia civil sean revocados. En adelante ningún judío sea presentado para dicho oficio. ( AMO, nº 204, f 20 r.).

La judería imaginada por Pepe Sarabia.

A finales del siglo XIV, justo un siglo antes de la expulsión definitiva, las prédicas de fanáticos religiosos en época de peste y de crisis, fomentaron miles de asesinatos de judíos por toda la península; los tristemente famosos pogromos.

Convencidos de que las enfermedades que sufrían eran el castigo divino por convivir con infieles, en las aljamas se perpetraron auténticas matanzas.

1391. Persecución contra los judíos. Comenzó en Sevilla en 1391 con las predicaciones del fanático arcipreste Fernán Martínez y murieron allí unos 4.000; el furor se extendió a Córdoba y a toda Andalucía y luego al reino de Valencia, últimamente a Toledo y Barcelona…

En Valencia estalló el 9 de julio. Los desórdenes cundieron por todo el reino. Eran en gran número en Játiva, Alcira, Castellón, Burriana, Liria, Gandía, Cullera y llegaban hasta Orihuela y Murcia, viviendo en barrios separados.

En el verano de 1391, entre cien y doscientos judíos fueron asesinados en Valencia; y su judería quedó completamente arrasada.

En Orihuela se pudo evitar gracias a las precauciones adoptadas por el gobernador tras las noticias de la masacre ocurrida en la capital del reino.

1391. Cuando en Valencia hubo aquel movimiento del pueblo contra los judíos, que los mataban si no se bautizaban, los de Orihuela se temieron otro tanto, y teniéndose consejo en las casas del Obispo, que era la posada del gobernador Olfo de Próxita, y en su presencia y de Jaime Roncesvalls, baile general, entraron los más principales judíos, suplicando que les dijesen si habían ellos de tener el mismo trabajo y se irían de Orihuela, o que les prometiesen de favorecer.

Los judíos oriolanos solicitaron la protección del Consell; y estos les aconsejaron guardarse del furor del pueblo.

Respondióles el consejo que les aseguraban de todo mal, y que se estuviesen quedos, porque en cuanto en sí eran los favorecerían, pero que se guardasen del furor del pueblo.

No se quietaron por eso los judíos, porque casi todos se bautizaron, y los que no, se fueron, y el consejo salió a pagar todas las deudas que debían.     

En ese trágico verano de 1391 se disolvió la judería oriolana. Sus integrantes se bautizaron o huyeron de la ciudad.

Y al desaparecer ésta, el Consell se hizo cargo de una deuda de la aljama en atención a su conversión; o al menos utilizó esa excusa para expropiar los bienes de los judíos.

El Clavario del Consell, Bertomeu Togores, afirmó haber pagado 200 florines prestados ante notario por un ciudadano de Játiva, llamado Juan de Maguerolas, a la aljama de los judíos oriolanos.

1391. Los 200 florines de la aljama de judíos. Recibo de Juan Cascant de 9 sueldos por la carta que llevó a Játiva por los 200 florines que el Consejo pagó a Maguerola y que le debía la aljama de judíos antes de hacerse cristiana. (AMO, nº 1040, s.f).

En compensación embargó todos los bienes de los judíos; vendiendo hasta sus puertas. Así lo reflejan las notas del Padre Agustín Nieto:

1391. Puertas de la judería. El Jurado Clavario Bertomeu Togores vendió a Pedro Guixet unas puertas del portal de la judería en 26 sueldos y 7 dineros.

A Juan Cascant le vendió 2 puertas que eran de la judería en 16 sueldos y 6 dineros (AMO, nº 765, f. 45).

Semanas después, el Concejo de Murcia reclamó las ropas y mercancías de un judío murciano, casado con una oriolana; quién asustado por lo ocurrido en Valencia, salió huyendo de vuelta a Murcia dejando sus mercancías al cuidado de sus suegros.

El Consell contestó que, si tenía que reclamar algo, que lo hiciese a su suegro; ya que era suya parte de la deuda pagada «de cuando los judíos de Orihuela se hicieron todos cristianos»; y habían enviado dichas mercancías a Játiva, a cuenta del pago.

Disuelta la aljama, a principios del siglo XV trataron de separar a los escasos judíos que mantuvieron su religión para que no «pervirtiesen» a los conversos.

1400. Y el consejo ordenó que ningún judío trabajase ni tratase con los conversos, pero que bien podían trabajar con los maestros cristianos viejos.

San Vicente Ferrer. Enlace a su biografía.

En esas mismas fechas, un famoso predicador valenciano gran enemigo de los judíos, recorrió parte de Europa acompañado de un grupo de laicos y clérigos que vivían con él de las limosnas.

Estos sacerdotes itinerantes atendían a las múltiples confesiones que los sermones de Vicente Ferrer provocaban, arrastrando tras de sí a centenares de penitentes y flagelantes. Si os interesa su biografía, pinchando en su retrato se accede a la que ofrece la Real Academia de la Historia.

San Vicente llego a Oriola en 1411; y tras su visita quedaron pocos judíos sin convertir. Aun así sabemos que alguno se resistió; y que el Consell tuvo que brindarles protección.

El Consejo se vio obligado a proteger a los que no habían abandonado la ley de Moisés, puesto que en 1415 ordenó que nadie tratase mal de palabra ni dijese judíos relajados, so pena de 60 sueldos. (Bellot, al margen, f. 465).

El acoso fue en aumento. A los no convertidos los señalaron con un distintivo y les obligaron a tener las casas abiertas. Y tenían pena de muerte si yacían con una cristiana.

Aún conversos, eran inspeccionados y adoctrinados constantemente.

Barrio de Triana. José María Pérez Basanta.

A mediados del siglo XV, tanto moriscos como judíos quedaron obligados a arrodillarse al paso de la cruz, del santísimo, o de cualquier procesión cristiana.

Y en el año 1451 hicieron estatuto que los judíos y moros, a penas de 5 sueldos, se arrodillasen al Santísimo Sacramento, a la cruz y oración.

Hasta el último año el Consell intentó protegerlos para no perder a valiosos profesionales. Pero como todos sabemos, en 1492 fueron expulsados de España y comenzó una feroz limpieza de sangre a cargo de la Santa Inquisición.

Su cementerio, situado extramuros cerca de la torre de Embergoñes, se convirtió en huerto por cesión municipal a Joan de Rocafull. La siguiente nota es de Montesinos.

El Fosal de los Judíos estuvo con sus grandes cercas, en donde después fueron jardines del Magnífico D. Juan Rocafull; y casas de Marco Antonio Pascual junto al Río Segura, en la Puerta de Murcia y Parroquia de Santiago.

Idealización de la fotografía anterior. Pepe Sarabia.

El «Barrio de Triana».

 Santas Justa y Rufina. Óleo sobre lienzo del pintor Bartolomé Esteban Murillo realizado hacia el año 1666. 

Dos cosas relacionan este barrio con Triana: el estar cerca de Justa y Rufina, las famosas alfareras de Triana; y una modesta capillita desaparecida dedicada a la Virgen de la Esperanza, advocación mariana que se venera en el famoso barrio de Sevilla.

La hornacina dedicada a la Virgen de la Esperanza fue colocada en el último tercio del siglo XX, ocultando durante años la entrada trasera de un refugio antiaéreo de la Guerra Civil abierto al público recientemente. Para saber más de los refugios oriolanos pinchad la siguiente imagen.

Capilla entrada al refugio de Triana. José María Pérez Basanta.

Triana fue antes nombre popular y ya era conocido así en el siglo XIX. 

El diario de Orihuela. 10 de agosto 1888: Anoche, a las nueve, riñeron dos mujeres conocidas con los nombres de «La Ranera» y «La Pava» en el barrio de Triana, infiriendo la segunda a la primera una herida con una mano de mortero en la frente.

El diario de Orihuela. 11 de agosto 1888: Anoche, a las nueve y media, ocurrió un incendio en una fábrica de cerillas fosfóricas del llamado vulgarmente barrio de Triana, situado en las primeras estribaciones del monte.

Barrio de Triana. José María Pérez Basanta.

Pero la titulación oficial «Travesía de Triana», calle que atraviesa todo el barrio, es del siglo XX.

Sus antecedentes son tres nombres: «Calle Nueva», «El Estudio» y la «Calle de San Pablo».

El primero es de finales del siglo XIV, cuando desmontaron la judería. Figura en estas dos notas del padre Agustín Nieto.

23-9-1391. Hospital de la judería. El Jurado Clavario, Bertomeu Togores, recibió de Gonsalvo de Espejo, cristiano nuevo, el precio de la casa y cámara que compró, que estaba en la Calle Nueva, que era hospital de los judíos, según recibo hecho en dicho día ante el notario Jaime Desprats. (AMO, nº 765, f 44 v.).

23-9-1391. A Juan Comí y Martín Torner por quitar las puertas de los portales de la Calle Nueva y llevarlas a la Plaza para venderlas se les pagaron 4 sueldos. (AMO, nº 765, f. 52 v.).

En uno de esos solares instalaron el estudio de gramática. A principios del siglo XVI el Consell compró, frente a la Parroquia de las Santas Justa y Rufina, a espaldas de la Cárcel y Corte, una casa para instalar en ella la Escuela o Estudio de Gramática.

Este establecimiento provocó que, desde mediados del XVII, esta zona fuese conocida como «lo carrer del estudi» o «lo estudi»; en castellano «el Estudio».

El Estudio en los Padrones de Sal y Muro de los años 1620, 1629, 1631 y 1659. Archivo Municipal de Orihuela.

Allí se mantuvo muchos años a base de continuas reparaciones. Hasta que, a finales de dicha centuria, los jesuitas se hicieron con la dotación municipal para el mantenimiento de las cátedras de Gramática.

En ese mismo siglo comienza a figurar también el nombre de calle de San Pablo, tomado de una antigua ermita situada frente a Santa Justa de la que hablaremos en el próximo capítulo. Dicha titulación quedó fijada en los padrones del siglo XVIII.

Repartos Equivalentes de 1717, 1731, 1770, 1783 y 1792. Archivo Municipal de Orihuela.

«San Pablo» se mantuvo también durante todo el siglo XIX. Lo de llamar a la zona «Espalda de la Cárcel» es una excepción que os dejo por curiosidad.

Otra novedad fue añadirle a San Pedro (en realidad, la iglesia que le dio el nombre estaba dedicada a San Pablo y a San Pedro de Verona).

Repartos Equivalentes de 1824 y 1829. Archivo Municipal de Orihuela.

«De San Pedro y San Pablo» o «de San Pablo» a secas, la siguieron llamando a comienzos del siglo XX.

La Huerta. 13 de agosto 1907: Ordenanzas Municipales de la Ciudad de Orihuela. Cuarto distrito. Comprende a este distrito el perímetro limitado al Este por el distrito anterior, al Sur por el rio, al Oeste por las calles de Meca, Santa Justa y San Pedro y San Pablo, que corresponden al distrito que se deslinda y al Norte por la sierra.

Los Barrios en que la población se divide comprende las calles siguientes: … Barrio 15. Calle de la Paja, Barrio de Triana, Calles de San Pedro y San Pablo, Calle de Sta. Justa y Plaza de la Fruta.

El Eco de Orihuela. 21 de octubre 1913: Francisca Sempere Amat, profesora en partos, domiciliada en la calle de San Pablo frente a Santa Justa, ofrece sus servicios, así como los de su academia preparatoria para enseñanza de dicho arte.

Fotografía Ajomalba.

En la actualidad, la calle que atraviesa todo el barrio se llama «Travesía de Triana». Y acaba, o empieza, frente a la puerta norte de Santa Justa.

Allí estaba la iglesia o ermita que bien puedo ser la sinagoga de la judería; dedicada luego al apóstol de los gentiles Pablo el converso y a un inquisidor dominico llamado Pedro de Verona.

Así lo cuenta Montesinos.

Travesía de Triana y la versión imaginada por Pepe Sarabia. Fotografía Ajomalba.

El segundo Hospital estaba junto a la Iglesia de San Pablo y San Pedro Mártir de Verona, en la Parroquia de Santa Justa, que en tiempos de los Moros, fue la Sinagoga de los Judíos de Orihuela; y la Judería empezaba desde aquí.

Y ocupaba todas las casas que estaban a una y otra parte, donde hoy se ve la Cárcel, y antes estuvo el General Estudio de Gramática y Rethórica, las que pasaban de doscientas decentes casas, todas las cuales no existían en el día, en las que vivían los Judíos que había en Orihuela por vecinos, hasta que el Rey Cathólico D. Fernando II de Aragón y su esposa Dª Isabel de Castilla los mandaron desterrar y salir de España con Edicto público…

Y en esta ocasión, la Sinagoga de los Judíos de Orihuela se erigió Iglesia pública con el título de San Pablo Apóstol y San Pedro Mártir de Verona.

Como podemos comprobar, Montesinos no tiene en cuenta que la judería se disolvió cien años antes de la expulsión.

El edificio religioso que menciona acabó alojando un cuartel conocido como «la corte de los soldados de marina»; pero de eso hablaremos en la próxima entrega.

Plano de confección propia sobre original de Fray Antonio Villanueva. Siglo XVIII.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba)

Extracto corregido y aumentado de un artículo publicado en 2006 y de dos programas de radio muy posteriores. Os dejo enlaces a dichos programas.

Vídeo Youtube.
Vídeo Youtube.
Programa de radio.

Los refugios antiaéreos en Orihuela.

Instrucciones para el uso del refugio.

Los refugios antiaéreos en Orihuela.

Las primeras disposiciones relativas a la defensa pasiva se legislaron en agosto de 1935 por el Ministerio de la Guerra en manos de Gil Robles por aquellas fechas. 

Iniciada la contienda, y con ella los bombardeos a núcleos urbanos, se hizo necesario ofrecer a la población civil algún medio de protección organizada. 

El decreto del 23 de septiembre de 1936 encomendó a la Subsecretaría del Aire la ejecución de las defensas contra aeronaves en todo el territorio leal a la República, y la construcción de refugios fue bastante común en las poblaciones situadas en la retaguardia.

Instrucciones para el uso del refugio.

En Orihuela, los primeros acuerdos municipales llegaron en noviembre de ese mismo año, poniendo a disposición de la Junta de Defensa el saldo existente en los fondos de la Décima. 

Desde 1931 el llamado recar­go de la décima, como su propio nombre indica, gravaba una décima en el impuesto de la contribución territorial e industrial. Y se empleaba el dinero en mitigar el desempleo local. Con esos fondos, el consistorio gestionaba una bolsa de traba­jo escogida a dedo para reali­zar obras en beneficio de la población.

En diciembre se dio cuenta de un oficio que concedía dos días de plazo para remitir al tesorero, Luis Riquelme, la cantidad que habían decidido aportar para poner en marcha la construcción de los refugios. 

10 de diciembre de 1936: Se da cuenta de un oficio de la Junta de Defensa, encareciendo que antes del día 12, se remita al tesorero Luis Riquelme, la cantidad inicial que piense aportar el ayuntamiento para la construcción de refugios para los ataques aéreos, cuya resolución se aplaza para la próxima sesión para poder aclarar si se trata de petición distinta al acuerdo tomado en la pasada sesión de poner a disposición de la Junta de Defensa el Saldo existente en los fondos de la décima.

En los pagos efectuados en enero de 1937, aparecen los primeros apuntes que certifican el inicio de las obras dirigidas por el Maestro Román Sánchez en los refugios antiaéreos del túnel de San Francisco, de la Plaza de Ramón Sijé, de la Plaza del Carmen y de las Eras de San Sebastián; os dejo algunos:

7 de enero de 1937. A continuación se aprueban las siguientes cuentas: Al maestro de obras Román Sánchez, para pago de jornales en el refugio antiaéreo del túnel de San Francisco, 104,75 ptas.

Por el pago de jornales en el refugio antiaéreo de la Plaza de Ramón Sijé 2.182,75 ptas. Para pago de jornales en el refugio antiaéreo de la Plaza del Carmen, 533,50 ptas. 

14 de enero de 1937: Al maestro de obras Román Sánchez para pago de jornales en el refugio antiaéreo del túnel de San Francisco, 714 ptas. 

Para pago de jornales en el refugio antiaéreo de la Plaza de la Pía, 2.331,24 ptas.

Para pago de jornales en el refugio del Carmen, 5,45 ptas.

4 de febrero de 1937: A Manuel Mengual por dos cargas de agua para el refugio de San Sebastián, 4,50 ptas.

En marzo de 1937 se paralizaron los trabajos y el citado tesorero, Luis Riquelme, preguntó al Consistorio si pensaban dejar el asunto a medias.  

9 de marzo de 1937: El compañero Riquelme pregunta si se van a continuar las obras de los refugios de la población contra posibles ataques aéreos, contestándole la presidencia que ya es misión de la comisión correspondiente hasta tanto no tenga solución.

Cartelería de la Guerra Civil.

La Presidencia lo dejó en manos de una comisión municipal. Lo cierto es que, durante el mes de abril, el Comité de Transportes destinó varios camiones para retirar los materiales generados en las excavaciones. 

El transporte de la tierra y los escombros extraídos de las excavaciones se mantuvo hasta que el socialista José Torres anunció al consistorio que los vehículos empleados no podían continuar haciendo el trabajo gratuitamente.

El compañero Torres dice que, los camiones que tenía destinados el Comité de Transportes para retirar la ruina de los refugios, no podrán continuar haciéndolo gratuitamente más que hasta fin de semana, acordándose a indicación de la Presidencia agradecer esta desinteresada colaboración.

Efectivamente no quedaron registrados los gastos de combustible para los camiones; pero sí el pago de los jornales.

29 de abril de 1937. A continuación se aprueban las siguientes cuentas: Al maestro de obras Román Sánchez para pago de jornales de llevar ruinas de los refugios de bombardeo, para llenar el grupo escolar de mediodía. 421,65 ptas.

Parte de esas ruinas se utilizaron para rellenar el flamante Grupo Escolar del Sector de Mediodía construido en un huerto; el que luego sería «Colegio Andrés Manjón».

Si queréis saber más sobre su construcción pinchad sobre su fotografía.

Colegio Andrés Manjón. Colección Javier Sánchez Portas.

El 8 de Julio se daba cuenta de un nuevo decreto del Ministerio, declarando obligatoria la organización de la defensa pasiva contra aeronaves mediante la creación de comités provinciales y locales.

Además de los jornaleros de la Décima y de algunos voluntarios, en las excavaciones participaron obreros forzosos seleccionados de entre los presos y otros elementos sospechosos de desafección. 

GOBIERNO CIVIL de la Provincia de Alicante. En contestación a su oficio, fecha 4 del actual, número 952, con esta fecha, se ordena al Jefe de la cárcel de esa ciudad, ponga a disposición de esa Presidencia para ser dedicados a trabajos de construcción de refugios los siguientes detenidos: Federico Izquierdo Sánchez, Manuel Lidón Cecilia, Carlos Riquelme Ortega, Juan Manuel Seijas y Severo Yturburo Guinea. Alicante, 5 de Julio de 1938. EL GOBERNADOR.

Archivo Municipal de Orihuela.

Desechado el de la Plaza del Carmen por su proximidad al río, en abril de 1938, el Comité de Defensa Pasiva, acordó construir un nuevo refugio horadando la sierra que tendría entrada por una casa de la calle de Santa Justa propiedad del Consejo, en la que estaba instalada la Inspección de Policía. 

El refugio era una cueva horadada en el subsuelo del Barrio de Triana, con un acceso cercano a la antigua cárcel, frente a la portada norte de Santa Justa.

Entrada trasera al refugio en el Barrio de Triana. José María Pérez Basanta.

Gracias a una denuncia efectuada en 1939, sabemos que, finalizando la contienda, compartió dicha utilidad con la de almacén de abastos, teniendo que adoptar medidas de seguridad para hacer compatibles ambos usos sin poner en peligro los géneros allí depositados.

Refugio de Santa Justa o de Triana. Nick Moore.

23 de febrero de 1939: El Señor Soriano Jiménez, manifiesta que ha observado por las mañanas abierta la puerta del refugio de Santa Justa, creyéndolo peligroso por los géneros de abasto allí almacenados. 

Refugio de Santa Justa o de Triana. Nick Moore.

28 de febrero de 1939: El Señor Hernández pregunta a la presidencia el resultado de las gestiones sobre la denuncia hecha en la sesión anterior por el Sr. Soriano Jiménez, sobre la inseguridad en el almacén de abastos. 

El Señor Presidente contesta que inmediatamente tomó las medidas oportunas para asegurar los víveres almacenados. 

El Señor Soriano Jiménez confirma las medidas de la presidencia y dice que la escasa cantidad de géneros cuya falta se ha advertido, puede atribuirse a mermas normales, sin que haya motivos bastantes para sospechar alguna sustracción. 

El Señor Andreu manifiesta que como presidente de abastos ha inspeccionado el almacén de Santa Justa y ha acordado las medidas para hacer compatibles el uso del refugio allí establecido y la seguridad de los géneros almacenados.

Refugio de Santa Justa o de Triana. Nick Moore.

El de la Plaza de Ramón Sijé, nombrado a veces como de la Plaza de la Pía, también se conserva. Sus dos entradas siguen visibles, emplazadas frente a la Biblioteca Fernando de Loazes.

En Orihuela estas instalaciones defensivas no llegaron a ser necesarias, pero las bombas cayeron muy cerca. 

El 25 de agosto de 1938, la vecina Torrevieja, sufrió un terrible bombardeo a cargo de la aviación italiana.  El Consejo oriolano, envió un telegrama de condolencia «por el criminal bombardeo realizado por la aviación extranjera contra aquella población civil». 

Nuestra Lucha. Portavoz de la Unidad Obrera. 26 de agosto 1938: A las once horas, cinco trimotores extranjeros bombardearon la población civil de Torrevieja (Alicante), lanzando en el centro explosivos de gran potencia, los cuales destruyeron dieciocho edificios. Hasta el momento han sido recogidos catorce muertos y cincuenta heridos.

Refugio de Santa Justa o de Triana. Nick Moore.

En febrero de 1940, terminada la contienda, los vecinos de la Plaza de la Pía solicitaron la demolición del refugio instalado en dicha plaza, por haberse convertido en un obstáculo para el tránsito. 

17 de febrero de 1940: Escrito del director de la Caja de Monserrate y los vecinos de la Plaza de la Pía, solicitando la demolición del refugio. Se pasa a la Junta Local de Defensa Pasiva de acuerdo con lo solicitado por entender que no reúne las debidas condiciones y constituye un obstáculo para el tránsito.

En abril llegó la autorización de la Junta Provincial de Defensa Pasiva para retirar la cubierta que sobresalía de la superficie de la calle y se acordó su eliminación definitiva.

6 de abril de 1940: Enterada la comisión de la autorización otorgada por la Junta Provincial de Defensa Pasiva contra aeronaves, para retirar la cubierta que sobresale de la superficie de la calle en el refugio de la plaza de la Pía, se acuerda proceder a su ejecución, autorizando a la Alcaldía para que gestione la forma en que los vecinos interesados deban contribuir a la obra

Refugio Plaza de la Pía. Colección Javier Sánchez Portas.
Plano del refugio Plaza de la Pía. Emilio Diz.

El último apunte que encontré sobre el tema es de mayo de ese mismo año, cuando las monjas de San Sebastián y de Jesús María pidieron la inmediata demolición de los refugios que quedaban entre sus dos conventos. 

4 de mayo de 1940: Con respecto a un escrito de las Monjas de San Sebastián, remitido a informe por el Gobernador Civil; y otro de las Monjas de Jesús María, solicitando ambas la demolición de refugios antiaéreos, se acuerda pasarlos a la Junta Local de Defensa Pasiva.

Plaza de San Sebastián. Colección Javier Sánchez Portas.

Antonio J. Mazón Albarracín. (Ajomalba)

Extracto de mi libro titulado: «La II República y la Guerra Civil en Orihuela, Vistas desde el Puente de Rusia».

La Iglesia y el convento de los mercedarios.

La iglesia y convento de mercedarios.

Introducción.

Durante centurias de hostilidades con las huestes musulmanas en todas sus variantes —berberiscos, granadinos o turcos—, los viajeros y pobladores de las zonas fronterizas se enfrentaban al grave peligro de ser tomados como cautivos, un negocio que se mantuvo pujante hasta el siglo XVIII.

Esta psicosis se agudizó en nuestra gobernación por su doble frontera con el islam: la piratería berberisca por mar y las incursiones granadinas por tierra.

En el apogeo de la «cruzada ibérica» nacieron dos órdenes religiosas dedicadas a la redención de presos cristianos  y ambas fundaron casa en Oriola: la de la Merced y la de la Santísima Trinidad.

La pésima recomposición de la portada instalada en el museo de Semana Santa y un escudo tallado sobre una cochera en la calle Alfonso XIII nos recuerdan que, ocupando toda esa manzana, existió un impresionante convento de mercedarios, el primer cenobio oriolano. (1)

Ajomalba
Francisco Luis Galiano Moreno.

Dicho escudo presenta en la parte superior la cruz de la catedral de Barcelona, y en la inferior las barras de Aragón. Completa la talla una corona real en honor a su benefactor Jaume I, cuatro banderas y las cadenas y grilletes de los cautivos.

Y es que, aunque a algunos les cueste asumir el pasado, la coyuntura territorial de Oriola al abandonar Castilla para erigirse en Gobernación General de la Corona de Aragón hizo aflorar una profunda identidad catalana; un sentimiento incrementado durante los siglos XIV, XV y XVI en contraposición a la cultura e idioma de sus vecinos de Murcia.

A poco que se rasque en la superficie de esta Orihuela castellano-parlante, aparecen símbolos y costumbres que permanecen escondidos evocando el linaje de una ciudad que, obviando la transformación fonética, adoptó como patrona a la mismísima Virgen de Montserrat.

Barras de Aragón en Santas Justa y Rufina. Ajomalba.

La orden mercedaria y su llegada a Oriola.

La Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced nació en el primer cuarto del siglo XIII de la mano del seglar Pedro Nolasco, un mercader barcelonés obsesionado con la liberación de cautivos.

Con el apoyo de Raimundo de Peñafort —confesor del rey Jaume I—, fundó la orden de Santa María de la Misericordia o de la Merced de los Cautivos,  en la catedral de Barcelona.

Ante su obispo, Nolasco hizo los tres votos habituales: castidad, pobreza y obediencia;  pero añadió un cuarto juramento: dedicar su vida a liberar esclavos cristianos de manos de los seguidores de Mahoma hasta «quedar rehén, si fuere preciso, en lugar de un cautivo».

Esta práctica se fue extendiendo hasta llegar a considerarse como un específico y distintivo cuarto voto de los mercedarios.

Gregorio IX la confirmó el 17 de enero de 1235 siguiendo la regla de San Agustín con las constituciones propias de una orden laical hasta que, un siglo después, se redactaron nuevas. Desde entonces la Merced es canónicamente una orden clerical.

En poco tiempo sus fundaciones se multiplicaron por Aragón, Cataluña y Valencia, llegando a la villa de Oriola en torno al cambio de centuria. (2)

Se instalaron inicialmente en el Ravalet, concretamente en el solar que ahora ocupa el Monasterio de San Juan de la Penitencia, convento de clarisas que acabó dando nombre al arrabal. (3)

José Antonio Ruiz Peñalver.

El terreno les fue entregado por el Consell con algo de dinero, fondos que los mercedarios emplearon en la construcción de un convento provisto de capilla y huerto,  bajo la advocación de Santa Eulalia, la patrona de Barcelona.

Santa Eulalia, patrona de Barcelona.

Pero el modesto cenobio quedó fatalmente emplazado; la proximidad del pantanoso Vallet y de las acequias de Almoradí, de Callosa, Escorrata y Escorratel configuraban un paraje insano; a ello se unió su situación extramuros, muy peligrosa durante las guerras del siglo XIV entre Castilla y Aragón. (4)

El largo asedio a Oriola por parte del castellano Pedro I «el Cruel» en 1365, dejó el monasterio y todo el arrabal prácticamente arruinado. (5)

Traslado intramuros.

La llamada «Guerra de los dos Pedros» convenció a los mercedarios de que, fuera de la muralla, estaban a merced de las enfermedades, de los castellanos y de las correrías de los moros granadinos.

Asedio a Oriola Guerra de los dos Pedros. Cartulario.

Terminada la contienda, pasaron varios años reclamando sin éxito una indemnización del Consell por los estragos sufridos.

En 1377 la villa había progresado mucho. Pedro IV «el Ceremonioso» se comprometió a no separar más a los oriolanos de la corona de Aragón, otorgándoles en 1366 su concesión más preciada, la Gobernación General Ultra Sexona o lo que es lo mismo: el control independiente de los territorios del reino por debajo de la línea de Jijona.

En este contexto, una orden tan catalana auspiciada por el mismísimo Jaume I, pronto encontró nuevos apoyos.

Pedro IV «el Ceremonioso».

El poderoso caballero Pere Roca les cedió unas casas intramuros, junto a la Torre de Navalflor. Pero edificar tan cerca de la muralla les acarreó algunos problemas con las ordenanzas municipales; dificultades que solventaron con el aval de Roca.

De esta forma crecieron y se consolidaron en un espléndido monasterio cuya primera iglesia fue consagrada en el siglo XV. (6)

Pero la Guerra de los dos Pedros no fue la única vez en que los mercedarios sufrieron el acoso de los castellanos.

El 30 de agosto de 1521, durante la Guerra de las Germanías, un poderoso contingente militar, formado por 200 jinetes y 6.000 infantes apoyados por artillería de campaña y gruesos cañones marchó sobre Oriola al mando de Pedro Fajardo, marqués de los Vélez.

Augusto Ferrer-Dalmau. El pintor de batallas

En el Rincón de Bonanza se desarrolló una feroz batalla en la que las tropas reales aplastaron a los agermanados falleciendo más de 3.000 rebeldes; bien en la lucha, o ahogados en las aguas del Segura y sus azarbes.

Temiendo las represalias, los insurrectos huyeron dejando la ciudad semidesierta, en manos de las tropas murcianas que se emplearon con saña, no sólo contra los agermanados, sino contra toda una ciudad a la que detestaban, un sentimiento incrementado en los últimos años a consecuencia del pleito del obispado.

Los treinta y cinco revolucionarios capturados fueron ahorcados y desmembrados. La cruel rapiña de los castellanos se mantuvo durante todo el mes de septiembre con plena impunidad.

Autorizados para saquear las casas de los agermanados, de las que se llevaron hasta los clavos, pronto sus miradas se dirigieron a las ricas residencias de caballeros y nobles leales a la causa real; no pudiendo contener éstos a los murcianos que les superaban en número.

Armas, ropas, trigo, bestias y esclavos, todo fue susceptible de ser robado.

Una vez despojadas las viviendas se emplearon con los edificios eclesiásticos y no cesaron hasta que no quedó absolutamente nada de valor.

En el convento de la Merced, que es el que nos interesa, encontraron una inesperada resistencia por parte de los frailes. Está documentado el caso de un mercedario llamado Nicasio Olivares que se enfrentó a un grupo de soldados que habían robado los corporales sagrados de la sacristía para usarlos como pañuelos y que fue pisoteado.

El marqués de los Vélez, según su costumbre, entró en el templo montado en su caballo arropado por mucha gente armada. Mientras paseaba por la iglesia, un soldado trató de arrebatar la ropa a un pobre desgraciado.

Ofuscado por la crueldad de los saqueadores, otro mercedario llamado Pedro Gómez salió en su defensa y el marqués acudió para increpar al fraile quien, en un descuido, se hizo con la ropa y la arrojó a una sepultura abierta fuera del alcance de la soldadesca.

Ante la osadía del religioso el marqués montó en cólera y, echando mano de su lanza, intentó golpear al fraile quien,  evitando la lanzada y ciego de rabia, se abalanzó sobre el noble armado con una pica.

El de Fajardo, experimentado soldado, esquivó la acometida del mercedario y se dispuso a dar cuenta de él; pero Gómez desapareció por una portezuela que daba al claustro escapando de la ira de «el de los Vélez».

Toda esta epopeya y el odio visceral entre murcianos y oriolanos están magistralmente detallados en un trabajo del doctor en Historia Moderna Antonio Carrasco. (7)

Anécdotas aparte, la fundación mercedaria se fue haciendo más y más poderosa monopolizando las limosnas dedicadas a los cautivos, circunstancia que les enfrentó a los trinitarios, instalados en 1558 y dedicados a la misma función.

Una curiosidad: Los trinitarios terminaron la portada de su iglesia en 1580, fecha que quedó impresa en la misma.

Portada de La Trinidad.

Por una curiosa coincidencia, en mayo de ese año llegaba a Argel Fray Juan Gil, procurador general de los trinitarios. Tras entregar el correspondiente rescate, Miguel de Cervantes fue puesto en libertad.

Siempre pesó la antigüedad de los mercedarios y su origen catalán. Llegaron al siglo XVIII como una de las órdenes más acaudaladas. Su fortuna sólo era comparable a la de los predicadores.

Los arriendos de sus tierras arrojaban pingües beneficios, caudales que utilizaban para comprar más tierras, que a su vez generaban nuevos arrendamientos.

En una época de auge agrícola, las cúpulas y portadas de los edificios religiosos rivalizaron con las de los palacios de la nobleza.

Era el momento de reformar su convento que, por aquellas fechas, albergaba a cuarenta religiosos.

Archivo Municipal de Orihuela.

En 1747 Luis Roca y Moncada edificó una «casa principal en el sitio que estaban las pertenecientes a su mayorazgo», hermoseando el frontis y dando línea recta al edificio.

La construcción del actual hotel Tudemir cambió la fisonomía de la zona de los Hostales al sacar una «casa noble» al arrabal por encima de la muralla que, convertida en un obstáculo, fue desapareciendo para conformar la que ahora es la calle Alfonso XIII.

Quizá siguiendo su ejemplo, los mercedarios emprendieron la restauración de su enorme edificio conventual cambiando la orientación de su portada principal hacia los Hostales, en línea con el extremo del palacio. Las obras finalizaron en 1773. (8)

Archivo Alberto Zerón.

Desamortización y venta.  

Aunque la desamortización de bienes eclesiásticos se inició en 1798, el fin de esta insolente acumulación de propiedades llegó bien entrado el siglo XIX.

En Real Cédula publicada en la primavera de 1807, Pío VIII facultó a la arruinada Monarquía española para que enajenase en pública subasta, parte de las propiedades eclesiásticas de carácter rústico y urbano.

Colección Javier Sánchez Portas.

En esta ocasión los mercedarios salieron bien parados con sólo 15 tahullas de huerta expropiada; sobre todo si tenemos en cuenta que al clero oriolano le desamortizaron más de 4.000 tahullas, 2.000 de ellas al cabildo catedralicio; ojo, sólo la mitad de las que poseía. (9)

La puntilla llegó en marzo de 1836. Por Real Decreto, los conventos y monasterios de religiosos varones quedaron suprimidos y todo su patrimonio, convertido en «Bienes Nacionales», pasó a poder del Gobierno.

Los mercedarios fueron exclaustrados y su convento e iglesia acabaron en manos de un próspero capitalista de Barcelona llamado Juan Vilaregut quien los adquirió para utilizarlos como almacén y posada.

Colección Javier Sánchez Portas.

Gracias a Jesús Millán supe que Vilaregut era un personaje muy importante, socio de otro destacado empresario, Bonaplata. En 1830 fundaron la primera empresa que aplicó en España la máquina de vapor, símbolo de la revolución industrial.  Se llamó «El Vapor Vell»,  instalado en el Raval de Barcelona, entre la Rambla y Montjuïc.

En julio de 1835, durante la oleada de insurrecciones en protesta por cómo llevaba el Gobierno la lucha contra los carlistas, en Barcelona se produjo una oleada de incendios en conventos y asesinatos de frailes, sospechosos de ser afines al carlismo. Los  disturbios se extendieron a la fábrica de Bonaplata, Vilaregut i Cia., que quedó completamente destrozada.

En 1856 Juan Vilaregut había muerto y  su viuda gestionaba los múltiples arriendos de este convento y otros dos más en Orihuela. Si os interesa saber como acabó troceado este convento, pinchad la siguiente imagen.

Enlace a artículo.

También grabé de forma casera la historia de los mercedarios. Podéis escucharla en estos dos audios.

Primer audio.
Segundo audio.

O acceder a cuatro vídeos de youtube pinchando estos enlaces.

Capítulo 1.
Capítulo 2
Capítulo 3
Cápitulo 4.

La Iglesia

La iglesia permaneció cerrada y despojada de sus ornamentos;  hasta que tres religiosos encabezaron una piadosa empresa: a base de donativos y limosnas pretendían comprar el edificio y devolverlo al culto. (10)

Desanimados por lo costoso del proyecto, recurrieron al canónigo Juan Alfonso Alburquerque para que apelase ante sus parientes, la ilustre familia Roca de Togores, recordándoles que, antaño, tenían la sepultura en la Merced, en el lado del evangelio, justo debajo de la media naranja.

Mariano Roca de Togores y Carrasco. I marqués de Molíns.

En 1846 Mariano Roca de Togores y Carrasco -el que dos años después fue primer marqués de Molíns- intercedió ante su suegro Juan Roca de Togores y Alburquerque, marqués de Asprillas y alcalde de Valencia; quien decidió, no sólo comprar el camposanto de sus antepasados, sino también costear su rehabilitación.

El 11 de mayo, ante el notario de Madrid, Manuel María de Paz, formalizó la compra de la iglesia, la sacristía y un pedazo del patio conventual por doce mil reales.

El 7 de julio comenzó la obra de restauración y embellecimiento del templo. Bajo los auspicios del maestro arquitecto Francisco Regidor y la supervisión del canónigo Alburquerque, un ejército de profesionales trabajó durante dos meses. (11)

Para vestirlo intentaron recuperar sus ornamentos e imágenes que estaban repartidos por conventos y casas particulares. El órgano, llevado a Rojales, fue sustituido por otro propiedad de los trinitarios, que permanecía en Santa Lucía.

El crucifijo de la capilla de Letrán, depositado en Santa Justa, fue trasladado en procesión.

Colección Javier Sánchez Portas.

La fecha escogida para su reapertura con misa cantada por el canónigo Alburquerque fue -no podía ser otra-, el 24 de septiembre, festividad de la Merced.

La víspera, por la noche, tuvo lugar el traslado más importante: utilizando unas andas llevaron la imagen mariana que el medio racionero de la catedral Pedro Miravete, había custodiado durante ocho años en su casa de la calle Timor.

Para la solemne ceremonia Miravete invitó por escrito al Ayuntamiento al completo, al Cabildo, a los cleros y a todas las autoridades civiles y militares, en una espectacular procesión en la que participaron más de trescientas personas. (12)

Colección Javier Sánchez Portas.
Colección Javier Sánchez Portas.
Colección Javier Sánchez Portas.

Esta actuación demostró ser sólo un lavado de cara.  Abierta de nuevo al culto, tardó veinte años en volver a amenazar ruina. Tan deteriorada estaba que, en 1887, previa denuncia, el Ayuntamiento determinó que «el templo de la Merced era un peligro constante para los transeúntes y para las casas próximas».

Así pues ofició al gobernador eclesiástico para que, a la mayor brevedad, procediese a demoler el edificio amenazando con hacerlo de oficio la corporación municipal en el caso de no cumplir lo acordado. (13)

Las obras de restauración, a cargo del obispado, comenzaron ese mismo año, abriéndose de nuevo al culto el 4 de junio de 1893 con una misa cantada por Fernando Boné García, a quien el obispo Maura nombró capellán de la Merced cuatro meses después.

Colección Javier Sánchez Portas. Obras 1911.

Él mismo se encargó de consolidar la obra con la reparación del campanario, efectuada en 1911.

Archivo Mariano Pedrera.

Durante el siglo XX suplió varias veces a la Catedral, actuando de parroquia cuando fue necesario como iglesia más cercana a la del Salvador.

Colección Javier Sánchez Portas.
Colección Javier Sánchez Portas.
Cúpula de la Merced.
Cúpula de la Merced. Colección Javier Sánchez Portas.

Abandonada a su suerte, su cúpula se desplomó en 1982.

Colección Javier Sánchez Portas.

Demolido el edificio, el desmonte, numeración y recomposición de la fachada fue una enorme chapuza, quedando en estado pésimo.

En el solar se construyó el actual Museo de Semana Santa.

Colección Javier Sánchez Portas.
Gaspar Poveda.
Museo de Semana Santa, Coque Celdrán Sánchez.
Mariano Pedrera.
José María Pérez Basanta.

El Claustro.

El claustro que ahora se muestra adosado a la catedral como«claustro de los caídos» permaneció durante casi cuatro siglos en el convento de la Merced.

Su construcción se inició en la década de 1560 por el maestro picapedrero, Hernando Veliz.

Una vez desamortizado y vendido, tras muchos años de ser utilizado como cuadra-cochera, en 1942 lo compraron para ser reconstruido sobre el antiguo fosal de la catedral.

El claustro de la Merced en su emplazamiento original.
El claustro de la Merced en su emplazamiento original.
Colección Javier Sánchez Portas.
José Antonio Ruiz Peñalver.

El artífice de la obra fue el Vicario General Luís Almarcha Hernández.  El traslado y las obras de adaptación fueron costeados por la Federación de Sindicatos Católicos Agrarios y finalizaron en noviembre de 1943. 

Cumplían así «el deber patriótico de instalar una cruz de los caídos, orlada por el bello y singular claustro».

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba).

Publicado en la revista de Moros y Cristianos de 2.012. Modificado y ampliado. El original en PDF pinchando el siguiente enlace.

Pinchad aquí.

Notas:

1 BELLOT, Pedro. Anales de Orihuela II:  «El más antiguo de los que se conservan, exceptuando dos de templarios: uno de freires donde estaba el granero (calle López Pozas) y otro de monjas en lo que es el Hospital».

2 La fecha concreta depende del cronista, barajándose hasta ocho posibles: 1243, 1249, 1251, 1256, 1257, 1265 y 1286. Yo comparto la opinión de Juan Bautista Vilar,  que sitúa la fundación en los albores del siglo XIV, cuando Oriola se incorpora a la Corona de Aragón.  Así es fácil comprender la donación que les hace el Consell por recomendación real.

3 BELLOT, Pedro. “Anales de Orihuela II”:  Año 474 (1474). Hizo el consejo ordenación que se fundase en Orihuela un convento de monjas, y cometió a los jurados buscasen puesto acomodado, y les pareció el mejor la casa de Santa Eulalia, donde solía estar el convento de la Merced, y allí se fundó con título de San Juan.

4 La que hoy conocemos como calle Ballesteros Villanueva, fue titulada originalmente como del Vallet, nombre de una zona insalubre por la acumulación de aguas muertas que comenzó a ser nivelada y desaguada en 1356.

5 La devastación de este barrio fue tal, que durante muchos años fue conocido como «el arrabal destruido»; aprovechando la fundación del convento de clarisas y, para fomentar su repoblación, el Consell lo apellidó en 1499 como: «Arrabal Moderno de San Juan Bautista».

6  Hacia el año 1600,  el cuarto obispo de Orihuela, José Esteve les consagró una nueva iglesia.

7 CARRASCO RODRÍGUEZ, Antonio. «Una aportación al estudio de las Germanías valencianas: El Saco de Orihuela de 1521», en Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, núm. 17 (1998-99), pp. 215-230. 

Acceso a PDF.

«Una aportación al estudio de las Germanías valencianas: El Saco de Orihuela de 1521»

8 Inicialmente, la portada principal del convento debió estar anexa a la de la iglesia, como era costumbre, con salida a la plazuela. La de los Hostales se abrió en el siglo XVIII adaptándose a la nueva fisonomía de la zona.

9 RAMOS VIDAL, Juan A. «Democracia, economía y sociedad en la comarca del Bajo Segura durante el siglo XVIII». Caja de Ahorros de Alicante y Murcia 1980.

10 Los religiosos eran: Monserrate Linares, ex mercedario; Pedro Miravete, medio racionero de la Catedral; Trinitario Ruiz Lozano, Parroquia de Santiago.

11 Los maestros alarifes Antonio García y José Andrés con sus respectivas cuadrillas; José Puerto y Mariano Mateo como herreros cerrajeros; Raimundo Córdova como pintor; José Rufete, latonero; Miguel Xaraco, organero; por último, Rafael Plá se encargó de pintar el escudo de armas de los Roca de Togores.

12 ALBURQUERQUE, Juan Alfonso, «Las memorias de Orihuela».

13 El Diario de Orihuela, núm. 299, 22 de Julio de 1887.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba), historias de Orihuela, fotos, postcast y vídeos.