Lacy, Grifoll y la tienda de Muley-el-Abbas.
En agosto de 1859, el Sultán de Marruecos se comprometió a terminar con las constantes agresiones que sufrían los súbditos españoles a manos de las kábilas insumisas del Rif.
A pesar de este acuerdo firmado en Tetuán, los moros de Anyera arrasaron un fuerte en construcción perteneciente al recinto defensivo de Ceuta; mancillando además el escudo español que delimitaba la frontera.
Este pequeño incidente fue la ocasión propicia para que el Gobierno del general O’Donnell sepultara las luchas políticas internas y sembrara el sentimiento de unidad nacional que solo consigue una guerra.