Callejeando 01. El Puente de Poniente.

Vista del río Segura desde poniente. Orihuela Murcia [sic]. Laurent, J. 1816-1886. Fecha: ca. 1870.

Los muros de Orihuela del lado del oeste son bañados por este río; un puente de barcas da acceso a la villa. (Al-Idrîsî, siglo XII).

Vista del río Segura desde levante. Orihuela Murcia [sic]. Laurent, J. 1816-1886. Fecha: ca. 1870.

Puente de Poniente y Sala del Consell.

El puente popularmente conocido como viejo ha sido a lo largo de la historia un reto para la ciudad. Fabricado con barcas, con tablas o de piedra, era el único enlace entre el casco urbano y el «Raval del Pont».

Con la expansión de este arrabal, convertido en el Mayor o de San Agustín, se erigió el puente de Levante, correspondiéndole a este, los títulos de Mayor, Viejo o de Poniente.

Grabado siglo XIX. Ceremonia del ramo sobre el puente. Al fondo, la Sala.

En las reseñas históricas recopiladas por Mosén Pedro Bellot se habla de un puente de madera que a principios del siglo XIV estaba a merced de las crecidas del río, necesitando ser «adobado» constantemente, motivo por el que el consejo estableció un pontaje (impuesto por uso del puente) que se cobraba a los ganaderos que lo utilizaban.

El Día de navidad (de 1320) amaneció el río tan crecido que cubrió el puente, y las gentes del Raval y heredades no podían pasar a misa. Y el consejo mandó que todos los maestros y toda la gente de la villa acudiesen a ayudarles, y así fue adobado y presto, y como era tanta costa, hacían pagar a los ganados una cabeza por mil.

Vista del río Segura desde levante. Orihuela Murcia [sic]. Laurent, J. 1816-1886. Fecha: ca. 1870. Fotografía: papel albúmina; 245 × 339 mm sobre cartulina de 372 × 481 mm 17/3/36.

Esta precariedad y la tragedia que suponía carecer de iglesia cuando el Segura, con demasiada frecuencia, incomunicaba a los vecinos de su otra orilla, obligó a utilizar la ermita situada extramuros bajo la advocación de San Sebastián y San Roque (donde ahora está el convento), que se convirtió en ayuda de parroquia o capilla de la Catedral con su pila bautismal. Para asistirla, un cura residía continuamente en ese lado del río. Erigido el Convento de San Agustín, dicha función quedó obsoleta.

Recodo del Segura a principios de siglo (Kurt Hielscher).

Pero no todo eran inconvenientes. La sencillez del puente permitía destruirlo en caso de necesidad convirtiendo el río en un foso defensivo, como así ocurrió en la guerra entre Castilla y Aragón, conocida como «de los dos Pedros».

El puente Quebrado se dijo porque en la primera guerra del rey Don Pedro de Castilla lo mandó quebrar el consejo, y en el año 1361, en el cual se hizo paz, mandó dar 50 sueldos para adobarle.

Para renovarlo cada década, además del esfuerzo económico, era necesario talar demasiados árboles «y no se podían criar tantas alamedas», así que en el año 1415 decidieron fabricarlo en piedra por primera vez.

En 1451 se colocaron las cimbras de un gran puente de un solo ojo que durante dos siglos y medio restauraron una y otra vez, quedando obsoleto a comienzos del siglo XVIII. Se reedificó totalmente ante la necesidad de contar con un acceso seguro para los carros que se dirigían al molino.

Vista desde el mediodía de la Casa de la Ciudad de Orihuela adornada con motivo de la Proclamación al trono de Carlos III, grabado de Alagarda. Siglo XVIII.

Al final del puente, un arco abierto en la muralla,  permitía la entrada a la ciudad y mediante un pasadizo abovedado que cruzaba por debajo del la Casa Consistorial se desviaba el tránsito incómodo de la calle del Ángel hacía la del Río.

Fachada de tramontana de la Casa de la Ciudad, adornada con motivo de la Proclamación de Carlos III. Grabado de Alagarda. Siglo XVIII.

.. de sillería de la mejor calidad blanca, fuerte y granimenuda, con pilastras de trece palmos de altura y piedras de cuatro palmos y medio unas y otras de tres palmos y medio, dos palmos de altas y todo el espesor de la pared con las tres caras bien labradas, orden corintio, arco abocinado y sobre él, el escudo de armas de la ciudad. Las puertas con su erraje grueso de madera vieja, chapado en oja delata, con las serraduras de la mayor firmeza y hermosura.

Esta descripción del arco aparece en los «Capítulos y condiciones formadas para la construcción y reparación de las obras de las Casas Consistoriales del Ilustre Ayuntamiento de esta ciudad de Orihuela», redactados en 1777.

Plano obras Sala. Año 1777. Archivo Municipal de Orihuela.

En su plano adjunto comprobamos que aparece el «tránsito por baxo de la cassa de la ciudad»;  o más concretamente por debajo de «la Sala de Cabildos».

¿Qué era citada Sala?

Fray Diego de Cadiz predicando desde un balcón de la Sala. Dibujo de Josef Montesinos. 1787.

La Sala era una dependencia de, aproximadamente noventa metros cuadrados, donde se reunía el Consell de la Ciudad. Su elevado emplazamiento hace pensar que, además de referirse a la Sala del Consell, los oriolanos utilizaban el nombre popular que recibía la estancia construida sobre las viviendas para albergar la paja, llamada comúnmente «la sala».

Diseño de la Ciudad de Orihuela mirada por el Mediodía. Joseph Vicente Alagarda y Eysarch. Segunda mitad del siglo XVIII. En la parte inferior izquierda, con el número 15, la Casa de la Ciudad.

Este apelativo acabaría identificando a todo el edificio. La Casa Consistorial fue construida de ladrillo en el siglo XIV y reedificada en piedra a finales del XVI;  formando con el sólido puente que le servía de apoyo un impresionante edificio defensivo.

La Sala y el Puente. Dibujo de Pepe Sarabia

El puente viejo, reedificado como hemos dicho a principios del siglo XVIII, en 1763 presentaba de nuevo un aspecto deplorable.

El estado en que se encuentra el puente, haciéndose en el de cada día agujeros, y que tiene mucha parte de sus maderas y barandillas podridas y señaladamente se ha derribado en una caballada tanto de su suelo que no puede pasar seguramente cabalgadura alguna para introducir molienda alguna en el molino en perjuicio del arrendador que paga licencia a la ciudad y con la contingencia de poder caer en el río algunas criaturas de las que transitan por dicho puente.

El principio del fin llegó en 1829. En ese año, además de los famosos temblores de tierra que asolaron la Gobernación oriolana, las copiosas lluvias otoñales aumentaron considerablemente el caudal del río Segura.

En enero de 1830 volvió a llover torrencialmente, llegando a diluviar durante veintinueve horas y media seguidas entre los días 28 y 29. 

El día 30 se desprendió un sillar del arco que sostenía el puente, encargándose de la reparación el maestro Antonio Sánchez, quien puso una piedra muy ajustada cerrándolo de nuevo. Pero tan solo era el primer aviso.

El 15 de octubre de 1834 nadie pudo evitar que cediese ante los envites de una nueva riada. Tres días después, la Sala, desprovista de apoyo, corrió su misma suerte.

Expediente sobre reparación o reedificación de la Casa antigua Consistorial de esta ciudad. Antonio Sánchez, 1836. Archivo Municipal de Orihuela.

Todo lo que quedó en pie hubo de ser demolido. En el «Expediente sobre reparación o reedificación de la Casa antigua Consistorial de esta ciudad», fechado en 1836, Antonio Sánchez confeccionó unos preciosos «Planos explicados por letras, números y colores», pero el consistorio no pudo sufragar la obra y fue desechada.

Pasados seis años, se vendió el terreno a Luis Abadía para construir  un edificio de viviendas. En 1848 su viuda Josefa Larranzi se vio obligada a deshacerse del mismo.

El edificio que en la actualidad ocupa su lugar, conserva en el zaguán una pequeña joya. Si alguien les abre la puerta (manda narices) podrán contemplar una de las representaciones más antiguas de nuestro oriol, datada en 1598.

En 1598, obrando la puerta de la ciudad que sale a San Agustín o San Sebastián, se hace por el maestro Pierres un escudo de armas en piedra jabalina.

José Ojeda Nieto afirma que este escudo y el de San Roque, expuesto en el claustro de la Catedral, son coetáneos y pertenecen a la desaparecida puerta de San Agustín.

San Roque en el claustro de la Catedral.

Pero volvamos al puente. Tras varios proyectos de reedificación, el obispo Félix Herrero Valverde se ofreció al Ayuntamiento para encargarse personalmente de dirigir la habilitación de dos nuevos y sólidos puentes de madera; administrando, eso sí, los 20.000 reales que para ello había dispuesto el Consejo.

Félix Herrero Valverde.

Aceptada su propuesta escogió para tal menester al capuchino Fray Antonio de Benimassot, del convento de Monovar, que ya había trabajado en las Salesas.

Las obras duraron desde el 19 de Mayo al 8 de agosto de 1835. El puente de Benimassot fue un verdadero fracaso; pronto comenzó a perder el nivel y poco a poco se fue deteriorando hasta que en 1842 amenazaba con desplomarse.

El ingeniero de caminos Elías Aquino dirigió la construcción de un nuevo puente de madera de pino endurecido en las aguas de las salinas.

Quedó terminado el 22 de abril de 1843. Esta vez probaron su solidez aparcando en su doble calle cinco carros de bueyes bien cargados de pimiento molido. Pero tampoco duró mucho.

En el verano de 1868 la Sociedad Material para Ferrocarriles y Construcciones de Barcelona instaló un nuevo puente de hierro del que se conservan planos y algunas fotografías.

Archivo Municipal de Orihuela.
Colección Javier Sánchez Portas.
Colección Javier Sánchez Portas.
Colección Javier Sánchez Portas.
Gigantes y cabezudos en el Puente de Poniente Colección M. Soriano.
El puente de Poniente a principios del siglo XX.

Reconstruido y sustituido varias veces durante el siglo XX.

El conquistador. 12 de mayo 1917: Basta con que un ingeniero del Estado diga que por ser el Puente de Poniente de esta Ciudad de la exclusiva pertenencia del Municipio ya no hay medio de que se reconstruya por el Estado, como solicitaba la Cámara de Comercio; para que ésta como toda Orihuela, quede como convencida y abandone las gestiones que debía hacer para conseguir su laudable propósito, como lo han conseguido poblaciones comarcanas.

Aquí nadie recuerda, al parecer, que el Puente de Poniente actual se construyó con dinero patrióticamente desembolsado por los oriolanos para cubrir las acciones que a dicho fin emitió el Municipio y que para la mayoría de los accionistas han resultado un papel mojado, perdiendo por completo lo entregado (…) Los Puentes, por consiguiente, no son propiedad del Municipio sino de la exclusiva pertenencia de los oriolanos, como particulares, no como vecinos de la Ciudad. Como es ineludible el tránsito por ambos puentes, dispensable es que se construya con fondos particulares…

Sesión municipal del 19 de Julio de 1934: Ultimado el despacho ordinario, el Sr. Alcalde advierte de la necesidad de restringir el tránsito pesado por los dos puentes que existen en la población sobre el Segura, en vista de que los informes emitidos por los técnicos a los que particularmente ha encargado el reconocimiento, resultan extraordinariamente faltos de solidez, en atención a lo cual,  por unanimidad se acuerda no permitir el paso de vehículos cuyo peso total exceda 1.500 kg. y que ello se comunique a los gobernadores de Valencia, Alicante y Murcia y al ingeniero jefe de firmes especiales.

En las fallas celebradas durante la II República en Orihuela, algunos vecinos se burlaron del penoso estado del Puente.

Falla de la Calle Fermín Galán (Los Hostales). Autor: Lucio Sarabia e hijos. Archivo García-Molina.
Puente de Poniente en los años 60 del siglo XX.
Foto Loíno.

Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba 2006).           

Galería Fotográfica.

Colección Javier Sánchez Portas.
Vista desde el Puente de Poniente. Colección Javier Sánchez Portas.

     

Vista desde el Puente de Poniente. Ministerio de Cultura.
Vista desde el Puente de Poniente. Colección Javier Sánchez Portas.
Vista desde el Puente de Poniente. Ministerio de Cultura.
Vista desde el Puente de Poniente publicada en enero de 1925 en la revista La Esfera, ilustración mundial. En el pie reza: «Vista de Orihuela (Alicante) desde el río Segura, Fot. Hielscher».
Vista desde el Puente de Poniente.
Vista desde el Puente de Poniente.