La pía y nobiliaria plaza de Ramón Sijé.
La actual plaza de Ramón Sijé ocupa un amplio espacio entre el eje principal Feria-Santa Lucía y las casas situadas en ladera de la Sierra de San Miguel, una zona humilde urbanizada desde época islámica.
No existe como plaza hasta el siglo XVIII. Y en los padrones no la separan de la calle de Santa Lucía hasta bien entrado el siglo XIX, concretamente en el Reparto del Real Equivalente de 1824.
Desde el punto de vista urbanístico, un espacio así en el cotizado casco de la ciudad no tiene sentido hasta el siglo de las luces; y sólo se explica con un derribo y el cambio de orientación del palacio del Señor de Benejúzar, cuya puerta principal miraba inicialmente hacia la calle de la Feria.
A pesar de aparecer tan tarde en el callejero, ha recibido diversos nombres. La cronología de sus titulaciones es la siguiente: Plaza de la Pía, Duque de Pinohermoso, Ramón Sijé, Marqués de Rafal y de nuevo Ramón Sijé.
La mejor forma de comentarlas es a través de los edificios que la flanqueaban.
El Granero del Cabildo.
Su primer nombre oficial y el más duradero fue Plaza de la Pía, titulación del XIX que se mantuvo poco más de un siglo. Creo que puede referirse al término catalán «pia almoyna», que viene a significar limosna piadosa.
La Pía Almoina fue una institución benéfica propia de la Corona de Aragón dedicada inicialmente a socorrer peregrinos y necesitados. Administrada por los cabildos a través de mayordomías, con el paso del tiempo se encargaron de repartir comida, trigo y limosna entre los pobres vergonzantes.
En Cataluña y Valencia se conservan o conservaban edificios con ese nombre. Es la única explicación que he encontrado para esta titulación, relacionándola con el Granero del Cabildo y la Casa de la Fábrica Mayor de la Catedral, que estaban en la ladera de la sierra.
Las fábricas parroquiales administraban el tercio diezmo cedido por el rey Alfonso X a la ciudad para la construcción y reparación de templos. Su destino era decidido por los miembros de la Junta de Fábrica, una por cada parroquia, supervisadas por el Consell.
La mayor era la del Salvador. En el siglo XVII, antes de formarse la plaza, la calle de Comedias aparecía con el título de «Fábrica Mayor del Salvador».
En el plano de Villanueva, confeccionado a mediados del siglo XVIII, la flamante plaza aparece como «Plazuela de la casa de Fábrica» y un edificio como «Granero de la Fábrica de la Cathedral».
Esto indica que dicha fábrica tenía su sede en el granero o en una casa cercana, en un edificio propiedad de los canónigos que ocupaba el solar de la antigua Caja de Nuestra Señora de Monserrate.
Aunque ahora forma parte de una gran manzana, en el siglo XVIII, el edificio en cuestión estaba completamente aislado por dos callejas.
Fue reedificado a mediados del XIX y, en el plano de Francisco Coello confeccionado por esas fechas, figura la leyenda «salón de baile» con el número 17.
Desconozco esa función. La primera que he encontrado data de 1887, cuando el obispado, propietario del edificio, decidió ofrecer a los obreros un centro de moralidad, instrucción y recreo.
La crónica. 27 de enero 1887: El domingo próximo, a las 6 de su tarde, y en el edificio que en la plaza de la Pía posee este obispado, tendrá lugar la inauguración del Círculo Católico de Obreros, acto que según parece honrará con su presencia el dignísimo Prelado de esta Diócesis.
El principal, mejor dicho, el único objeto de esa Sociedad es conservar en el corazón de los hijos del trabajo las creencias religiosas que heredaron de sus padres; moralizar más y más sus costumbres: propagar los conocimientos científicos, literarios, y artísticos; fundar escuelas de adultos; crear caja de ahorros y socorros y proporcionar a los socios grata expansión y honesto recreo que los separe de la taberna, del juego, del ocio y de las malas compañías, que vician la naturaleza, pervierten al individuo, arruinan la familia y desquician la sociedad.
El Día. 6 de febrero 1887: El domingo a las seis de la tarde, tuvo lugar la inauguración del círculo católico de obreros, asistiendo al acto un numeroso público que casi por completo invadía el local situado en la plaza de la Pía.
Ocupada la presidencia por el Padre Bellot perteneciente a la compañía de Jesús, se abrió la sesión empezando por una variación de piano y violín que ejecutaron los reputados profesores Soriano y Rogel; dándose a continuación lectura al discurso inaugural el cual estuvo a cargo del profesor de Instrucción primaria D. Manuel López; el nuevo canónigo lectoral, nuestro distinguido amigo Sr. Díe, pronunció un brillante discurso improvisado que fue calurosamente aplaudido por toda la concurrencia.
El ateneo de Orihuela. 11 de octubre 1896: Círculo Católico de Obreros. Consecuente con sus estatutos de fundación y respondiendo a la elevada misión que se ha impuesto de educar a la clase obrera en los sanos principios del arte, de la ciencia y de la religión, esta sociedad ha reanudado sus clases desde el día 1º de Octubre.
En la sección especial de música hay algunas vacantes que se cubrirán con los Jóvenes de 12 años en adelante que primero lo soliciten en la secretaría de la Sociedad, en su local, plaza de la Pía.
En 1897, tras unas obras de reparación, se convertía en la sede del Ateneo San Luis Gonzaga, centro cultural elitista y prestigioso salón de conferencias dirigido por la Compañía de Jesús.
La Correspondencia Alicantina. 15 de febrero 1897: Escriben desde Orihuela que las obras de reparación que se están verificando en el antiguo Círculo Católico de Obreros de la Plaza de la Pía, donde muy en breve habrá de instalarse el Ateneo de San Luis Gonzaga, se encuentran bastante adelantadas.
En los trabajos hay ocupados un buen número de obreros, pobres padres de familia, los cuales aplauden mucho a la citada asociación que ha emprendido en esta época dichas obras, en las que aquéllos han encontrado siquiera por algunas semanas el pan para sus esposas e hijos.
Fue inaugurado en abril, con banda de música y con una comida para pobres.
La semana. 25 de abril 1897: Inauguración. Con una solemne comida, dada a 50 pobres, inauguró sus tareas el día 19 próximo pasado el Ateneo de San Luis Gonzaga. El acto fue amenizado por la banda de música de Sta. Cecilia y estuvo muy concurrido.
Heraldo de Orihuela. 21 de febrero 1898: Tenemos el gusto de participar a nuestros lectores que para los primeros días del próximo mes de marzo, tal vez el primer domingo de dicho mes, dará en el Ateneo de San Luis Gonzaga una conferencia el Ilmo. Sr. D. Juan Maura y Gelabert, Obispo de esta diócesis.
Seguramente se ha de ver aquella noche el amplio salón teatro del Ateneo como en las grandes solemnidades, lleno de personas distinguidas que acudirán deseosas de escuchar la elocuente palabra de nuestro sabio prelado.
Heraldo de Orihuela. 23 de marzo 1898: En la noche del domingo, se celebró en el Ateneo de San Luis Gonzaga la anunciada conferencia del Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo de esta diócesis, y que versó sobre «Los caracteres sobrenaturales del Magisterio de la Iglesia».
Nuestro sabio Prelado expuso con gran elocuencia su discurso, llamando la atención de la numerosa y selecta concurrencia que acudió a dicho acto. Nuestra enhorabuena al sapientísimo Prelado.
Inspirados en las indicaciones del «Supremo Jerarca de la Iglesia», el Papa León XIII, y a la manera de otras muchas localidades españolas, el día 6 de abril de 1903 en el palacio episcopal, se constituyó la «Liga Católica» oriolana.
Pretendía consensuar candidatos electorales netamente católicos, exentos de todo compromiso político ajeno a la Liga.
Otro de sus objetivos era moralizar las costumbres populares difundiendo ideales católicos y antiliberales entre las clases obreras; y para eso necesitaban una sede.
La comarca. 12 de mayo 1903: En el Ateneo de San Luis Gonzaga ha quedado constituido el Círculo católico. Ayer quedó disuelta la sociedad, quedando por tanto el bonito edificio a favor del partido «Liga Católica».
Cinco meses duró «la Liga».
La comarca. 16 de octubre 1903: El partido Liga Católica de Orihuela ha quedado disuelto y cerrado el centro que aquellos tenían en la Plaza de la Pía.
Disuelta la «Liga Católica» los republicanos hicieron un recuento de las diferentes ocupaciones que había tenido el edificio; siempre auspiciadas por la iglesia, propietaria del local.
Unión republicana. 18 de octubre 1903: La Liga Católica ha fallecido, RIP. Se han cerrado las puertas del edificio que ocupaba esta católica asociación, en señal de luto. ¡Pero se abrirán, vaya que se abrirán! Hay precedentes.
Nació el Círculo Católico de Obreros, y su vida fue efímera. Se fundó el Ateneo de San Luis Gonzaga, y murió por consunción. Germinó La Liga Católica, y la debacle. ¿Qué nombre le pondrán al nuevo engendro de la reacción?
Se ignora, pero aseguramos que al nuevo centro le faltará como a los anteriores, condiciones de viabilidad. ¡Leyes fatales de la herencia! Ni el terreno abonado del medio en que nacen, del cosmos en que se agitan, les da probabilidades de vida a estas raquíticas agrupaciones.
A finales de 1903 abrieron un nuevo casino al que llamaron «Círculo Oriolano»; nombre muy parecido al de primer casino que tuvo Orihuela, a mediados del siglo XIX: «Círculo Orcelitano».
La comarca. 4 de diciembre de 1903: El Círculo Oriolano. De nuevo ha vuelto a abrir sus puertas el antiguo Ateneo de San Luis Gonzaga, que ahora se denominará Círculo Oriolano. Ha sido nombrado presidente de esta aristocrática sociedad el Sr. D. Federico Linares.
El orcelitano. 7 de diciembre 1903: Con el título de «Círculo Oriolano» ha vuelto a abrirse el local en donde estuvo instalado el antiguo Círculo de «La Liga Católica». Esta vez parece que aquella nueva sociedad tendrá más elementos de vida, por tener un carácter de independencia del que carecía en la última etapa de su efímera existencia.
El círculo contaba con su propia orquesta. En sus elegantes salones se celebraban conferencias, conciertos y artísticas veladas teatrales. De las clases para alfabetizar obreros, pasaron a las clases de esgrima.
La comarca. 22 de octubre 1904: Clases. Hoy se reanudan las clases de esgrima en el Circulo Oriolano bajo la dirección del inteligente profesor y amigo nuestro D. Alfredo Bueno. Sabemos que reina gran animación entre la juventud de aquel centro por fomentar la afición a tan higiénico sport.
El diario. 24 de abril 1906: En el Círculo Oriolano. Completamente lleno se vio antes de anoche y anoche el espacioso y elegante salón, que la aristocrática Sociedad, «Circulo oriolano» tiene destinado para teatro. Imposible citar nombres. Allí vimos muchas y distinguidísimas familias de nuestra sociedad elegante…
Y así se mantuvo cinco años este casino en la Plaza de la Pía. Hasta que en enero de 1909 acordaron un traslado «provisional» a la calle de Soleres que no sé si llegó a materializarse. En mayo de ese mismo año se fusionaron con los socios del «Casino orcelitano».
El orden. 11 de mayo 1909: El pasado domingo celebraron junta general las sociedades «Casino Orcelitano» y «Círculo Oriolano», acordando la fusión de ambos centros. Tan grato acontecimiento se celebró con dulces, licores y habanos, fino obsequio de la directiva del «Casino Orcelitano» para sus nuevos consocios, los señores que formaban la sociedad «Círculo Oriolano».
La Caja de Ahorros y Socorros y Monte de Piedad de Nuestra Señora de Monserrate, independizada de la Caja de Crevillente desde 1906, había comprado el edificio y trasladó su sede a la Plaza de la Pía.
La entidad de ahorros y socorros asumió la distribución de comida para pobres. Estos repartos a través del tiempo y siempre en la misma zona refuerzan la teoría de la «pía almoina».
El social. 15 de mayo 1909: Mañana la Caja de Socorros y Ahorros de Ntra. Sra. de Monserrate, recientemente instalada en su nuevo local de la plaza de la Pía, repartirá de 11 a 12 de la mañana raciones de pan a los menesterosos.
Con este objeto ha encargado a los señores Párrocos de repartir a los pobres de su parroquia bonos de pan, no entregándose a cada persona más que una ración sea cualquiera el número de bonos que presente. La clase menesterosa suma un beneficio más a los muchos recibidos por esta institución. Quien da a los pobres presta a Dios. Él satisfará el préstamo.
La iberia. 2 de junio 1909: Casi todos los vecinos de las inmediaciones del edificio en donde está situada la caja de Ahorros y Socorros de Nuestra Sra. de Monserrate se nos han quejado del grave perjuicio que reciben sus viviendas con una reforma que se ha ejecutado en la pendiente de una plazoleta que hay en aquel lugar.
Para la Caja de Ahorros esa compra fue solo el principio. Tacita a tacita adquirió once de las doce propiedades que componían la manzana.
En 1931, como reza la inscripción de su fachada, el edificio fue totalmente remodelado interior y exteriormente para adaptarlo a su nueva función, según el proyecto del aparejador Ignacio Sánchez Ballesta.
Fue en ese momento cuando incorporaron a la nueva fachada el escudo alusivo a la Virgen de Monserrate y las iniciales CM.
La operación urbanística continuó después de la Guerra Civil. En 1940 se hicieron con el granero y las cuadras de Pinohermoso por 20.000 pesetas, para utilizarlo como almacén de abonos y enseres.
Al ser rehabilitado en 2007 para albergar una oficina de turismo aparecieron en la planta baja unas tinajas de almacenaje que se mantienen preservadas bajo un cristal.
Con la compra de estos 170 metros, la caja se hizo prácticamente dueña de la manzana; más de 1.000 metros cuadrados incluyendo las callejas que fueron incorporadas al inmueble como patios.
Al trasladarse la Caja de Ahorros a su nueva sede en 1986, la propiedad del edificio acabó en manos del Ayuntamiento, que le colocó el cartel de «Centro cultural Miguel Hernández» y alojó el Conservatorio de Música y Danza, la sede de Convega, la Centuria Romana…
Hasta que «la seguridad estructural quedó muy comprometida con posible riesgo de desplome». Y así permanece, en estado deplorable, pendiente de intervención.
La escultura de la Inmaculada Concepción se colocó en 1954, con motivo del centenario de la proclamación de su dogma. Durante cuarenta años permaneció en el centro de la plaza, hasta que fue desplazada en los años 90.
Antes de pasar al segundo de sus nombres oficiales, quiero dejar constancia de una anécdota; un proyecto de titulación que no se llevó a cabo. Fue anunciado en prensa a finales del siglo XIX, cuando hablaban de unos actos que se se preparaban «a beneficio de los soldados inútiles de ultramar».
El ateneo de Orihuela. 29 de noviembre 1896: Pro Patria. Aquí en Orihuela se celebrarán solemnes funerales por los que hayan fallecido defendiendo la integridad de la patria y una manifestación pública que se disolverá en la plaza de la Pía, que desde entonces se llamará del Ejército Español, inaugurándose una lápida al efecto.
El Palacio de Pinohermoso.
El edificio de la actual Biblioteca Fernando de Loazes, burda copia de la que hasta su criminal destrucción constituía una de las casas señoriales más interesantes de Orihuela, es el responsable de la segunda titulación de esta plaza.
Prácticamente nada de lo que queda pertenece al palacio aunque en su interior escondía elementos arquitectónicos y artísticos de muy diversa cronología fruto de las remodelaciones a las que la sometieron sus dueños durante siglos.
La investigación del edificio partió de un trabajo que inicié con Jorge Belmonte hace más de una década. Durante años fui almacenando datos sueltos, atando cabos; hasta que un golpe de suerte me permitió establecer una teoría.
Todo comenzó con un testamento de Beatriz Masquefa Masquefa, la viuda del «Magnifich» Alonso Rosell, quien en 1540 dejó a su hijo Marcos Rosell Masquefa una heredad en Correntías y unas casas en la parroquia del Salvador.
Con el paso del tiempo, a la herencia se fueron uniendo valiosas propiedades, como la heredad de Tell o la de Benejúzar. Yo sostengo que las casas en la parroquia del Salvador citadas en dicho testamento son esta y el Palacio de Portillo, actual sede de la Caja Rural Central; una a cada lado de la actual calle de Comedias.
Por eso, dicha calle ostentó durante parte de los siglos XVI y XVII el título de Carrer de los Rosell. Podría haber una tercera casa, derribada para formar la plaza, pero eso es ya pura especulación, pues la herencia de 1540 no especifica el número de casas recibidas en la Parroquia del Salvador.
De esa época procedía su patio, una interesantísima obra tardogótica fechada entre los siglos XV y XVI. Su pérdida nos privó del único testimonio de arquitectura gótica civil que conservaba Orihuela.
Pero sigamos con nuestro relato. Marcos Rosell transmitió la herencia a su nieto Francisco Rocamora y Rosell, personaje de finales del XVI que casó con una Togores. De él pasó a su hijo Pablo Rocamora Togores, motivo por el que en un breve periodo del siglo XVII una calleja cercana se tituló de «Don Pablo».
Por falta de descendencia, la herencia volvió a los Rosell en la persona de Jaime Rosell Desprats, primer señor de Benéjuzar, localidad que lleva el apellido en su escudo.
Durante el siglo XVII estas propiedades y el señorío de Benejúzar pasaron por cuatro generaciones de Rosell para acabar en manos del famoso Jaime Rosell y Ruiz; quien al casarse con la marquesa de Rafal, adoptó el apellido Rocamora y se convirtió en Jaime Rosell de Rocamora y Ruiz, marqués consorte y gobernador militar de Orihuela.
Creo que este cargo motivó que a mitad del XVIII figure la plaza en un plano con el título de «Plaza de la casa del Gobernador».
Este marqués fue el artífice del cambio de bando que tanta ruina trajo a Orihuela durante la Guerra de Sucesión, actuación que provocó el destierro y la confiscación de sus bienes hasta que obtuvo el perdón real y vino a morir a Benejúzar en 1727.
Unir las propiedades y títulos de los Rosell y de los Rocamora había sido la culminación de una ambición; pero todo se fue al garete por falta de descendencia. Muerto el marqués, cada herencia siguió su camino.
El Señorío de Benejúzar y la propiedad de la casa pasaron a su primo Juan Rosell y Roda, gran terrateniente que vivió en ella muchos años. Figura como propietario de la casa en los padrones de 1728, 1731 y 1750 y sus arriendos de tierras se multiplican en los protocolos notariales.
Este es sin duda el que construyó la portada que cambió la orientación del palacio configurando lo que a partir de entonces fue una plaza.
Jorge Belmonte identificó los apellidos representados en los cuarteles del escudo: Rosell, Roda, Rocamora y Tomás. Los dos primeros coinciden con los de don Juan y los otros con los del primer marqués de Rafal: Jerónimo Rocamora y Tomás.
Es a partir de ese momento cuando la plaza comienza a tener importancia. Juan Rosell testó en 1761 y murió sin descendencia, iniciándose los pleitos entre Luis Roca de Togores y la marquesa de Rafal que me permitieron hilar toda esta historia.
El pleito lo ganó don Luis, que se quedó con la casa. Luis Roca de Togores había construido años antes una vivienda mejor, el edificio que en la actualidad alberga el hotel Tudemir.
El viejo palacio se lo dejó a su hijo Juan Nepomuceno, quien ya aparece residiendo en el padrón de 1783.
Los Roca de Togores emprendieron nuevas reformas. Fruto de ellas es el arco carpanel que había en la entrada, similar al del hotel, donde esculpieron el escudo con sus apellidos.
En el verano de 1790 el rey Carlos IV instituyó el condado de Pinohermoso en la persona de Juan Nepomuceno Roca de Togores y Escorcia, fallecido cuatro años después a consecuencia de una caída, cabalgando precisamente junto al rey.
Su hijo fue el último señor de Benejúzar al quedar abolidos los señoríos en el siglo XIX. Este es el motivo por el que el edificio ha llegado hasta nuestros días como palacio de Pinohermoso; y de que en el plano de Coello, al no estar todavía fijados los nombres en el nomenclátor oriolano, muchos años antes ya figurase como «Plaza de la Pía o del Conde de Pinohermoso».
Los nuevos propietarios dejaron también sus huellas. La más importante en 1885, cuando bajo el proyecto del maestro alarife Bernardo Irles, la condesa Enriqueta María Roca de Togores le agregó un segundo piso, decorando la fachada.
El Oriolano. 20 de octubre 1885: Con el propósito de pasar la temporada del presente invierno en esta ciudad los señores Condes de Pino-Hermoso proyectan dar principio muy en breve a la restauración de su casa palacio situada en la plaza de la Pía.
Dichos señores desean que dichas obras se emplee el mayor número posible de braceros, con el fin de darles trabajo una buena temporada, ya que ha sido la clase más perjudicada por los rigores de la pasada epidemia.
La crónica. 10 de junio 1888: El domingo pasado, tres del corriente, llegó a esta ciudad nuestro muy distinguido amigo el Excmo. Sr. Conde de Pinohermoso, presidente honorario del Comité Conservador local, hospedándose naturalmente en su hermosa casa palacio de la plaza de la Pía donde fue visitado el martes por dicho Comité que mereció del ilustre prócer una franca y cordialísima acogida.
Sea muy bien venido a Orihuela el ilustre Conde, y quiera Dios que su estancia aquí, sea tan larga como nosotros queremos y esperamos.
A finales del siglo XIX, con motivo de unas inundaciones, me apareció otro título nobiliario en la plaza de la Pía: El conde de Velle.
La región. 22 de febrero de 1895: Hoy ha empezado a repartirse a los pobres, en la Plaza de la Pía, el donativo en especies que ha hecho el caritativo corazón del Excmo. Sr. Conde de Velle.
Se referían a Pablo Pérez-Seoane y Marín, II conde de Velle, casado con Enriqueta María Roca de Togores, la última condesa de Pinohermoso. Don Pablo falleció en 1901 y le sucedió su hijo Manuel Pérez-Seoane y Roca de Togores.
El Graduador. 2 de marzo de 1905: Anteayer obsequió a sus arrendatarios de Benejúzar con un brillante banquete, al que también asistieron otras varias distinguidas personas de dicho pueblo, el señor Conde de Velle. La comida tuvo lugar en la casa palacio que la señora Condesa de Pinohermoso posee en la plaza de la Pía de esta ciudad. Los arrendatarios por su parte han obsequiado a dicho señor con una serenata.
La Nueva Era. 24 de julio 1907: La Infanta Doña María Isabel de Borbón en el Palacio de Pinohermoso. Como Doña María Isabel manifestara deseos de conocer el palacio de la Condesa de Pinohermoso, con cuya dama tiene estrecha amistad, se le condujo a él donde la recibió D. Andrés Pescetto, administrador de la Condesa.
En la morada solariega de los Pinohermoso y en el despacho de la misma Condesa, la Infanta telegrafió a dicha señora saludándola; después se asomó a uno de los balcones de la fachada principal recibiendo nuevas muestras de simpatía del numerosísimo público que llenaba la amplia plaza de la Pía.
En 1907 Alfonso XIII convirtió a la condesa en duquesa de Pinohermoso. La nueva duquesa restauró las fachadas del palacio en 1913.
Falleció en 1926. Y le sucedió su hijo Manuel, mencionado anteriormente como conde de Velle y casado con una neoyorquina.
Éste murió en 1934. Su hijo heredó el ducado ese mismo año, durante la II República. Era un tipo curioso: hijo de americana, comandante de Caballería y rejoneador de toros.
Pinchando sobre su fotografía, podéis leer una biografía del personaje.
El tercer duque entabló amistad con el concejal oriolano José Mazón Torrecillas, durante la organización de un festival taurino a beneficio de las instituciones que dirigía: el Hospital y la Casa de Beneficencia.
Días después del festejo, el Ayuntamiento recibió una solicitud para dar su nombre a la Plaza de la Pía, donde estaba ubicado su palacio.
Yo creo que detrás de la petición, estaba el citado concejal Mazón Torrecillas. Lo cierto es que en la sesión del 7 de mayo de 1935 se leyó una instancia de los vecinos de la plaza que solicitaban el cambio de titulación, quedando autorizado el alcalde para recabar la conformidad de al menos dos terceras partes de los propietarios.
En vista de que la mayoría estaba de acuerdo, el 29 de octubre se acordó rotularla con el título de Duque de Pinohermoso.
La actual rotulación se gestó también durante la II República, quedando para siempre en el recuerdo gracias al deseo inmortalizado en una fotografía histórica de nuestro más famoso poeta subido a una escalera.
Todo comenzó en la sesión del 12 de marzo de 1936, en la que se dio lectura a una moción del concejal Luis Carrió, sobre rotulación de calles:
Que por las distintas comisiones gestoras que este municipio ha padecido, han sido sustituidos los nombres de varias calles de la población, ensañándose con aquellos que ostentaban nombres representativos de la verdadera república del 14 de abril y de figuras cumbres de diversas ideologías; demostrando el odio que sentían con los verdaderos representantes del pueblo honrado y trabajador. En consecuencia tiene el honor de proponer a la corporación que sean repuestos los nombres que a continuación se dicen.
Se acordaron varias modificaciones; se trataba de reponer nombres anteriormente acordados que se habían eliminado durante el bienio conservador. Pero añadió:
Creo interpretar los sentimientos justicieros y oriolanos de la corporación honrando los valores de nuestra patria chica y con este objeto, dedicarle un recuerdo a nuestro Ramón Sijé, muerto en plena juventud y cuando tanto esperaban las letras españolas de su inteligencia y laboriosidad.
Propongo que la plaza llamada en la actualidad de Pinohermoso y antes de la Pía en lo sucesivo se denomine de Ramón Sijé, siendo el nombre del ilustre oriolano José Marín Gutiérrez, proposición que espera se aceptada por la corporación a la que tiene el honor de dirigirse.
Aquel día quedaron acordados por unanimidad los trámites a seguir para rotular la Plaza de Pinohermoso con el nombre de Ramón Sijé.
En la sesión del 26 de marzo, Luis Carrió insistió con su demanda; pero por sugerencia de Isidoro Sánchez Mora, se aplazaron las retitulaciones hasta la fiesta del 14 de abril, añadiendo varias calles que no vienen a cuento.
Durante la manifestación, se descubrirían las lápidas, incluyendo música en la Glorieta, reparto de comida a los pobres y verbena en la plaza del Ayuntamiento en la que se eligió a la «Miss República».
El 14 de abril de 1936 Miguel Hernández llegó de Madrid para intervenir en la inauguración de la plaza. Subido a una escalera leyó:
Quisiera que esta piedra y esta plaza llevaran para siempre el nombre que les ha sido impuesto: Ramón Sijé. Bajo el sonido de este nombre se me ha ido un compañero del alma, y Orihuela ha perdido su más hondo escritor y su más despejado y varonil hombre…
Acabada la Guerra Civil, el 29 de abril de 1939, a propuesta de Juan Villaescusa Ballester, la Comisión Gestora franquista acordó:
En atención a que las variaciones de nombres de las calles y plazas acordadas por el ayuntamiento rojo para rotularlas con nombres de destacados marxistas, se llevaron a cabo sin previo expediente reglamentario, por unanimidad se acuerda anular todas las variaciones de nombres con posterioridad al 14 de abril de 1931, para rotularlas con los que en aquella fecha figuraban y que son…
No vamos a citarlas todas; solamente confirmar que la Plaza de Ramón Sijé volvía a ser Plaza del Duque de Pinohermoso incumpliendo la orden de retomar los nombres anteriores a abril de 1931; que en este caso era el de «Plaza de la Pía».
Parece ser que la única modificación en la plaza fue el desmontaje del refugio antiaéreo que la ocupaba; cuyas entradas para hombres y mujeres permanecen cubiertas con chapas en la actualidad.
Probablemente, al ser José Marín un personaje religioso y de derechas, su titulación se respetó. También debió influir la desaparición de los Pinohermoso, al vender palacio y granero en los años cuarenta.
El añejo edificio quedó en poder de la Federación de Sindicatos Católicos, la actual Caja Rural Central; o lo que es lo mismo en manos del futuro obispo Luis Almarcha, que lo usó para actividades relacionadas con la Iglesia o vinculadas con la federación. En el piso superior instaló unos telares para las Discípulas de Jesús.
Pinchando en la siguiente fotografía podéis acceder a un artículo sobre las Discípulas de Jesús.
En 1958 la plaza tomó el nombre de su vecino más ilustre; y ese cambio llegó en la sesión del 12 de marzo presidida por el alcalde Luis Cartagena Soriano dentro de un paquete de titulaciones:
Que en adelante, la actual Plaza de Ramón Sijé se titule Plaza del Marqués de Rafal, en memoria del Excmo. Sr. Don Alfonso Pardo y Manuel de Villena, Marqués de Rafal, ilustre prócer e Hijo Adoptivo de Orihuela. Que la nueva calle que, paralela a la de Adolfo Clavarana, partirá del «Callejón de Reales» hasta la carretera de Alicante, se denomine «Calle de Ramón Sijé».
Que la calle de nueva apertura que desde la Plaza de la Trinidad va al río se denomine «Calle de Gabriel Sijé» en honor del joven escritor oriolano, no ha mucho fallecido, Justino Marín Gutiérrez. Y por último, que la actual Plaza del Marqués de Rafal se denomine en lo sucesivo, «Plaza de la Condesa de Vía Manuel».
Volviendo al edificio, las Discípulas de Jesús regentaron luego el colegio Jesús Maestro, del que fui alumno provisto de camisa blanca y corbata azul.
También fue sede de asociaciones culturales y benéficas hasta que fue declarado en ruina. El proceso para rehabilitarlo y darle utilidad fue complicado.
En Sesión Extraordinaria de 28 de septiembre de 1984 el Ayuntamiento acordó su permuta a la Caja Rural Central por el Palacio de Teodomiro, que albergaba la biblioteca pública desde el año 1940, cediéndolo al Ministerio de Cultura para su «restauración y acondicionamiento» como biblioteca pública.
La idea era buena; pero lo que tendría que haber sido una completa y cuidadosa rehabilitación se convirtió en un criminal derribo para construir un insulso y geométrico edificio de nueva planta, obra del arquitecto Alberto Campo Baeza, que fue inaugurado el 15 de diciembre de 1992, como Archivo y Biblioteca Pública Fernando de Loazes.
Os dejo un vídeo titulado: «De palacio gótico a cajón de ladrillos»:
El palacio del marqués de Rafal.
En cuanto al marqués de Rafal, la plaza que albergaba su palacio era la actual Condesa de Vía Manuel. Su trasladó se gestó en el último cuarto del siglo XIX con la prematura muerte del hermano de María Isabel Manuel de Villena, decimotercera marquesa de Rafal.
María Isabel Manuel de Villena acumuló en su persona muchos títulos nobiliarios y dos grandezas de España. Al crecer sus hijos los fue repartiendo entre ellos. Cedió a su hija Isabel el marquesado de Puebla de Rocamora y a María Josefa el Condado de la Granja.
Esta última casó con Juan Manuel Agrela y el título de la Granja, rehabilitado por Alfonso XIII en 1916, quedó asociado a este apellido junto al antiguo Palacio de Rafal, que es ahora de los Condes de la Granja.
La madre conservó el condado de Vía Manuel; y a su hijo Alfonso le cedió el marquesado en 1899, año en el que contrajo matrimonio.
El penúltimo marqués, recientemente fallecido, contaba que su abuelo compró la vivienda de la Plaza de la Pía a los Pérez de Meca; una casa construida en la segunda mitad de XIX en la que inicialmente instaló la sede de su partido; pues Alfonso Pardo y Manuel de Villena, además de marqués de Rafal fue diputado conservador.
La comarca. 30 de enero 1903: Continúa siendo muy visitado en su casa de la plaza de la Pía el Excmo. Sr. Marqués de Rafal por numerosas comisiones de los pueblos del distrito de Dolores. También la recibido «el joven» marqués la visita de muchas personas de la población que han acudido a saludarle.
El diario. 26 de marzo 1907: Se encuentra en esta el Excmo. Sr. Marqués de Rafal. Ha sido visitado en su casa de la plaza de la Pía, entre otras, por una comisión de conservadores de Callosa de Segura. Parece ser que la visita de esta comisión al Marqués se relaciona con la cuestión de la jefatura del partido en aquella localidad.
En la prensa local de noviembre de 1907 encontré esta curiosa noticia:
La Época. 19 de noviembre 1907: Se encuentra en esta población, donde se propone pasar una temporada en su casa solariega de la Plaza de la Pía, la Sra. Condesa de Vía-Manuel, madre de nuestro diputado a Cortes, Excmo. Sr. Marqués de Rafal. Damos nuestro más afectuoso saludo a tan aristocrática dama.
Por motivos que desconozco, la condesa llegó a Orihuela meses después de fallecer su marido y en vez de instalarse en su palacio lo hizo en la vivienda de su hijo.
Esta casa fue totalmente rehabilitada en torno a 1910, uniéndole además otro edificio de la calle que daba a Santa Lucía.
En 1927, dos años antes de fallecer su madre, el marqués hizo nuevas reformas en el decorado de ambas fachadas de las que se conserva el plano confeccionado por el maestro Francisco Sánchez.
Fallecido el décimo sexto marqués, D. Santiago Pardo-Manuel de Villena, su hijo puso el edificio en venta.
Artunadamente, en julio de 2022 lo adquirió la Generalitat Valenciana por dos millones cuatrocientos mil euros.
Está destinado a albergar la nueva oficina del Consell en la Vega Baja, el Centro de Extremos del Agua de Orihuela, la oficina Vega Renhace, el archivo histórico del marquesado y un centro cultural.
En la adquisición del edificio y, sobre todo, en la del archivo del marquesado estuvo muy implicado Javier Sánchez Portas.
La casa de los Ruiz de Villafranca.
Por último vamos a hablar del edificio que completaba la trama urbanística de esta antaño recoleta zona. De él nos queda un solitario escudo, colocado sobre sillares, cuyos cuarteles ostentan los apellidos Ruiz, Villafranca, Aledo y Soler.
Está ahí para recordarnos que, cerrando la plaza existía una casa de tres plantas que ocupaba toda la manzana separando dos plazuelas. Un edificio señorial con dos fachadas: la de tramontana con salida a la calle de la Feria y la de mediodía a la plazuela de la Soledad.
Era la tristemente famosa «Casa de Inquisidor», rimbombante nombre que le asignó Javier Sánchez Portas durante una campaña para intentar recuperarlo por haber habitado en él un miembro del tribunal del «Santo Oficio».
Perteneció a Francisco Ruiz de Villafranca, Alguacil Mayor del Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad de Murcia. Por ello se nombró como Palacio Ruiz de Villafranca. Esta familia fue reconocida por el rey como parte integrante de la nobleza oriolana en la primera mitad del XVIII.
A pesar de la protección que pesaba sobre él, acabó demolido ilegalmente y con nocturnidad en el año 2002. Y aunque la Generalitat ordenó su reconstrucción, todo se apañó con una ridícula multa de 68.000 euros y la compra del solar al infractor por parte del propio Ayuntamiento. Delirante forma de proteger el patrimonio.
Con el edificio de los Villafranca desapareció también el pequeño tránsito entre las plazas. En el XVIII aparece en los padrones como Traviesa de Tolmos, y en ella figura domiciliado un tal Joseph Armengol. Ese es seguramente el motivo por el que aparece en un plano del XVIII como Traviesa de Armengol.
Su última titulación, antes de fundirse en el vacío, fue dedicada a Emilio Bregante Palazón, cuya preciosa y semanasantera placa nos recuerda que una vez hubo allí un callejón y un palacio que cerraban la pía y nobiliaria plaza que, el 14 de abril de 2016, justo ochenta años después que Miguel se subiese a la escalera para inaugurarla, recuperó el nombre de Ramón Sijé.
Antonio José Mazón Albarracín. (Ajomalba)
Publicado en la Revista de Moros y Cristianos 2016. Adaptado a programa de radio. Retocado y ampliado en 2022. Mi agradecimiento a Jorge Belmonte, Javier Sánchez Portas, Aitor Larrabilde, J. José Sánchez Balaguer, J. Alberto Pardines y Consol Payá.