Justo García Soriano. 17. 1916/1.

Justo García Soriano, mi padre, después de medio asegurar eso tan conflictivo que es para los hombres —sobre todo los españoles—la subsistencia, quiso dar una última y grande satisfacción a su madre.

Plaza de Santa Catalina. Murcia. Fototipia Thomas. 1916.

Bien se lo merecía después de los derroches de tenacidad, de sacrificio realizado para él. Esa última y grande satisfacción era llevarla a vivir y a morir en Murcia.

Justo García Morales. «Niño en Murcia 1916-1920».

Albacete, enero de 1916.

Plaza Mayor o de la Constitución. Albacete

Justo García Soriano comenzó el año 1916 en Albacete, preparando su inminente salida de la capital manchega. El 5 de enero, la Subsecretaría del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, pasó su solicitud a la Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos.

La primera carta recibida fue la respuesta a una felicitación que Justo envió al oriolano Manuel Ruiz Valarino, cuyo nombramiento como gobernador civil de la provincia de Álava había aparecido en la Gaceta de Madrid el lunes 20 de diciembre. Nunca estaba de más contar con la influencia de los hijos de Ruiz Capdepón.

El Gobernador Civil  de Álava. Vitoria, 4 de Enero 916. Sr. D. Justo García Soriano. Mi distinguido amigo: Mucho agradezco a Vd. su felicitación. Deseándole feliz año y que se me presente ocasión de poder servirle en mi nuevo cargo quedo suyo afmo. amigo q. e. s. m. Manuel Ruiz Valarino.

El diputado Manuel Ruiz Valarino. Gobernador Civil de Álava 1916-1918.

El semanario oriolano «El Obrero» utilizó un viejo cliché (seguramente el que guardaba Sansano de cuando publicaron juntos). La juvenil imagen de nuestro biografiado apareció publicada con el texto: «D. Justo García Soriano. Notable escritor orcelitano, Jefe del Archivo de Hacienda de Albacete».

Su segundo hijo varón vino al mundo el sábado 22 de enero. Tomasito García Morales nació en la casa de su abuela materna, en Madrid. Y aunque su padre, en una carta dirigida a Luis Antón, lo llamase «tu ahijado Tomasito Luis», en el «Registro de Nacimientos del Distrito Centro de Madrid, libro 60, folio 100, número 65», consta que los nombres de pila fueron Tomás, Vicente y José.

Pocos días después, el 28 de enero, el subsecretario de Instrucción Pública firmaba su traslado a Murcia. Había conseguido una plaza de archivero en la Delegación de Hacienda de la capital levantina y la noticia de su nombramiento llegó pronto a la prensa murciana.

Secretaría de Instrucción Pública. AMO. LJGS.

La Opinión. Lorca, 2 de febrero de 1916: Ha sido nombrado archivero de la Delegación de Hacienda de esta provincia, D. Justo García Soriano, oficial de tercer grado que sirve en la actualidad en la Delegación de Hacienda de Albacete.

Aquellos primeros meses iban a ser toda una odisea para toda la familia. Desplazados a la capital, el niño fue bautizado con Luis Antón del Olmet y la tía Milagros como padrinos. En aquel forzoso viaje realizado en pleno invierno, todos se constiparon en mayor o menor medida.

A la vuelta, el clima de Albacete terminó por complicar los catarros hasta obligarles a guardar cama. El ansiado traslado a Murcia tuvo que esperar dos semanas más.

En medio de esa barahúnda recibió una carta de su amigo Juan Sansano, instalado en Alicante. En ella le pedía ayuda para neutralizar a un impostor que le estaba robando el seudónimo; y con él, su gallina de los huevos de oro. Terminaba la misiva con un sorprendente anuncio: el «orate» de Sansano, en uno de sus arrebatos, pensaba hacerse protestante instruido por profesores americanos.

Imprenta de Juan Sansano. Bazán 31. Alicante.  Alicante y Febrero 18/916. Sr. D. Justo García Soriano. Albacete. Muy querido amigo: Un favor: Estoy editando en esta una novela mía, que se reparte por entregas y la publico con el seudónimo de León Montenegro. Para esto hice sociedad con un individuo que me ha resultado un vivo, que al llegar al cuaderno 41, ha continuado él escribiéndola con mi seudónimo y con el mismo título de «El Calvario de una Obrera o Los Mártires del Amor».

Como este individuo ha desaparecido de Alicante, y sé que continúa sirviendo algunas entregas a los corresponsales,  te ruego hagas las investigaciones del caso para saber quién es el corresponsal en esa, cuyo nombre y señas ignoro, para ponerme en comunicación con él y hacerle ver el engaño que se hace a los suscriptores enviándole prospectos, y el material que necesite.

Ahí hay unas 300 suscripciones que me darían un ingreso semanal de 9 duros que no son de perder. Te ruego te tomes interés en esto, y si lo crees conveniente, publica en cualquier periódico un anuncio basado en lo que digo en la cubierta que te acompaño.

Su importe te lo remitiré por giro mutuo tan pronto me avises. Los cuadernos que se hayan repartido en esa, si son del uno al cuarenta, aprovechan para la obra, pues están escritos por mí, pero del 41 en adelante no valen, pues son falsificados, y ahí te envío algún recorte para que veas lo que sabe hacer el individuo falsificador.

Esperando te tomes interés en el asunto, te saluda muy cariñosamente tu afmo. s. s. Juan Sansano. Saluda a tu esposa. Besos al niño. El huertanico hecho un hombre: es mi alegría. Es un revolucionario. Estoy haciendo un estudio de la Biblia para ingresar en la Obra Evangélica Sabatina. ¿Qué tal? Mis profesores son de los E. U. de América.

Portadas de la obra citada.

Por fin, a primeros de marzo, los García Morales partieron hacia «la patria de Cascales y de los higos chumbos». La aventura manchega había durado apenas siete meses.

Murcia, marzo de 1916.

Ciudad de Murcia. Vista General.

El día 2 llegaron a Murcia sin haber preparado siquiera una vivienda adecuada. Mientras la encontraba, toda la familia se alojó en una casa de huéspedes. El 15 de marzo firmó el contrato de alquiler de un segundo piso en el número 19 de la calle de la Sociedad (llamada así por albergar la sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País); con una renta mensual de cincuenta y cinco pesetas.

Contrato de Alquiler. Calle de la Sociedad. Murcia. AMO. LJGS.

Ese mismo día tomaba posesión de su nuevo archivo «abundante en fondos históricos y virgen en absoluto»; dedicando todas sus energías al proceso de adaptación y puesta en marcha.

El día 26 escribió la primera carta a Pedro Sainz en la que le contó los detalles del traslado y la cálida acogida por parte de sus nuevos compañeros. También le trasladó nuevos encargos bibliográficos como había estado haciendo mientras estaba en Albacete.

Murcia 26 de Marzo de 1916. Mi querido Pedro: Por fin, después de un mes de trastornos y tumbos, dispongo de un rato de tranquilidad que aprovecho para escribirte unos párrafos y sepas algo de mí. En Albacete nos vimos obligados a detenernos quince días, pues con los fríos que hacen en esas latitudes manchegas, se nos recrudecieron los catarros que todos pescamos en Madrid y tuvimos que guardar cama.

Apenas restablecidos, levantamos la casa, me dieron el cese y el día 2 del actual dimos con nuestros huesos en la patria de Cascales y de los higos chumbos. Imagínate mi vida atraillada con la familia en una casa de huéspedes buscando sin descanso un cuarto conveniente para alquilar. Así ocho o diez días. Por fin lo encontramos, después de corretear mucho, y aquí tienes ahora tu casa en la calle de la Sociedad, nº 19 -2º, que ofrecerás en nuestro nombre a tus papás y hermano.

El día 15 tomé posesión de este Archivo, donde me ha costado algo de trabajo entrenarme, pues en él se sigue el sistema de la catalogación muda, y he tenido que atarearme mucho, porque me encontré buen número de pedidos y remesas esperando mi advenimiento.

Aún no he podido husmear a mi sabor los fondos históricos, pero los hay aún más abundantes que en Albacete y, desde luego para mí, de mayor interés. Hay numerosas procedencias de la Inquisición, formando códices encuadernados en pergamino. Desde luego que está virgen en absoluto.

Mis compañeros de la Biblioteca y Museo provinciales, Sres. Báguena (Autor de la Historia de Aledo) y Sobejano me han dispensado una acogida muy cariñosa, y así mismo otros elementos intelectuales. Mañana haremos una expedición artístico-arqueológica-bibliográfica. Ya te contaré.

Dime cómo te va en tus funciones pedagógicas de Editor Escolar y cómo marcha aquello. Mándame enseguida la Revista de Filosofía y Letras de Febrero y Marzo. ¿Se publicó lo de Pérez de Ayala?

Cuando puedas enviarme el tomo restante de Glorias Españolas mándamelo junto a la Poética de Aristóteles (ed. Canseco) que necesito para mi tesis, y la Historia de España de Altamira (ed. Soler). Los libros tuyos que yo tenía los dejé en casa de mi suegra para que te los entregasen. Creo que así lo harían. ¿Qué novedades bibliopiráticas  me cuentas?

Escribe pronto. Justito está muy revoltoso y el chiquitín hecho un tragón de siete suelas. Recuerdos de toda mi familia para tus papás y el Galeno en ciernes, y tú sabes que te quiere muy de veras y no te olvida tu fraternal amigo Justo.       

En la capital murciana podía sentirse como en casa; a dos pasos de Orihuela, su ciudad natal. Además llevaba colaborando en la prensa local desde que tenía trece años; tenía familia en Murcia y en el cementerio municipal de Nuestro Padre Jesús yacía enterrado su padre. Pero no dejó de añorar Madrid.

A finales de marzo contestó a una carta de José Rufino Gea. Una misiva extraviada que el cronista oriolano la había enviado a Albacete a primeros de febrero; y que había recibido en un viaje a Madrid.

Sr. D. Rufino Gea. Mi buen amigo y distinguido paisano: Su carta fecha 9 de febrero último, me fue remitida con gran retraso desde Albacete a Madrid, donde me hallaba a la sazón con el pie en el estribo para hacer mi traslado a esta capital, donde ahora me tiene V. más cerca, a su disposición y deseando servirle, como siempre.

El trastorno y baraúnda que originan estas mudanzas con toda una casa y una familia por delante, ha sido el motivo de no haber podido dar pronta respuesta a su grata misiva. Yo he preferido demorarla para poder hacerlo cumplidamente y con algún sosiego, del que ya hoy por fin dispongo. La empresa histórica que tiene Vd. entre manos, me parece digna de sus hombros y de su laboriosidad. Es una compasión que la historia de Orihuela esté aún incompleta y casi por hacer.

En nuestros Archivos hay tesoros ocultos de noticias interesantes, que están aún como el arpa de Bécquer. (1)  Yo que he querido siempre muy románticamente a mi ciudad natal, aun quejoso de sus ingratitudes, he soñado desde mi infancia con resucitar también algún día esas glorias pretéritas oriolanas, hoy en triste olvido. Esto me ha hecho sentir siempre honda y espontánea simpatía por las investigaciones que ha ido Vd. realizando con lisonjero éxito.

Yo también he trabajado mucho en silencio. Mis estudios profesionales y mi huroneo continuo por bibliotecas y archivos me han proporcionado no escaso caudal de noticias sobre Orihuela y su comarca. Aquí las tengo, en heterogéneas apuntaciones y notas, a su disposición. ¿Quiere Vd. que unamos nuestros esfuerzos? Por mi parte complacido y honrado.

(1) En el Archivo Hist. Nac., en la Sal. de Ms. de la Bibl. Nac., en la de la Academia de la Historia, existen no pocos documentos relativos a Orihuela de que tengo la clave. De los Archivos de Simancas, de la Corona y de otros locales. Existen muchas cosas interesantes. Aquí, en los de Murcia, no faltan tampoco noticias valiosas que completan lagunas y esclarecen puntos oscuros. Con ellos hay materia más que de sobra para obtener una cosecha opulentísima.

Ahora estamos muy cerca. Yo no tardaré en hacer una escapada por esa población. Acaso venga usted antes alguna vez por aquí. De una u otra forma podemos ponernos de acuerdo en una próxima entrevista. Aquí tiene Vd. su casa en la calle de la Sociedad, núm. 19, 2º; y a un buen amigo que le estima muy de veras en Justo García Soriano.

Rufino Gea tardó poco en enviarle otra misiva con el anuncio de su inminente visita a Madrid para encontrarse con su hijo, oficial de telégrafos destinado en la capital.

Orihuela, 1 de abril de 1916. Sr. D. Justo García Soriano. Mi buen amigo: Anoche recibí su estimada con la de recomendaciones y tarjetas que le agradezco. El documento que me indica V. del cura de la parroquia del Salvador ya lo vi en el A. H. y como es bastante lato y latazo, sólo tomé de él el extracto que figura en el catálogo del Sr. Paz.

En Madrid, para donde me propongo salir esta tarde, me tiene V. a sus gratas órdenes, Magdalena, 38 pral. derecha. Si quiere algo de allá puede ahorrarse el sello poniendo doble sobre y al exterior esta dirección: Telégrafos a Rufino Gea Sacasa, oficial del cuerpo, Magdalena 38 pral. Sólo puedo estar allá 4 ó 5 días. Y yo le avisaré de cuándo me detengo en esa.

Hoy he encontrado en nuestro Archivo más cartas sobre la universidad oriolana. Dio ruido pues hubo de llevarme el asunto a las Cortes de Denia en 1604. Esto de Cortes en Denia me choca bastante: me fastidia el no encontrar las cartas de nuestro procurador en esas Cortes, a las que sigo la pista porque el asunto lo merece. Como aún hemos de charlar mucho antes de que nuestro parto se lance por esos mundos, ya cambiaremos impresiones de todo. A sus órdenes. R. Gea.  

Sin haber recibido respuesta de Pedro, el cinco de abril le envió otra carta con nuevas peticiones, aprovechando el viaje de Rufino Gea. En ella le dio cuenta de su retomada amistad y del proyecto que tenían entre manos. Pensaban publicar una obra en colaboración con el título «Páginas de la Historia de Orihuela».

Murcia, 5 de abril de 1916. Querido Periquito: Hace un par de semanas te escribí, dándote cuenta de nuestra llegada a esta y de las novedades que nos habían ocurrido desde nuestra salida de Madrid. Me retrasé en hacerlo por los motivos que te exponía, y tú parece quieres tomar desquite retardando tu respuesta. «Vindictrix mala consiliatrix est», que decís los humanistas.

Pero para que veas que yo «pedrico» con el ejemplo, sin esperar tu réplica, te escribo de nuevo, claro que no sin interés. Si piensas enviarme el tomo que no me traje de Glorias Nacionales, la Poética de Aristóteles (ed. Canseco) y el Manual de la Historia de España, de Altamira, puedes aprovechar la ocasión de hallarse en esa corte mi paisano D. Rufino Gea, Cronista oficial de Orihuela, que regresará de ahí para esta, el viernes o el sábado.

Se hospeda bien cerca de tu casa, calle de la Magdalena núm. 38, pral. drcha., donde puedes llevárselos en mi nombre, que me ha escrito diciéndome si quiero algo de ahí. A la vez te agradecería que avisases en casa de mi suegra para que entreguen a dicho señor un paraguas que me dejé olvidado. Todo ello sin pérdida de tiempo, pues es lo más fácil que salga de esas el viernes.

Estoy ahora en buena amistad con el Sr. Gea. Desde el próximo mes comenzaremos a publicar, en colaboración, una serie de monografías con el título Páginas de la Historia de Orihuela, compuestas en su mayor parte con documentos inéditos de los más curiosos y sabrosos. Concederemos preferencia a lo episódico y a lo que se refiere a la historia interna y social.

Uno de los capítulos, que corre a mi cargo, versará acerca de la literatura y la imprenta en Orihuela (reseña bio-bibliográfica) que formara pendant  (término utilizado en la bibliografía de arte para designar a una pareja de piezas) con el de la Universidad Oriolana, la cual tuvo más importancia de la que se le ha dado.

Para esta labor reclamo tu ayuda y concurso. ¡Venga de ahí noticias bibliográficas! ¿Y la Revista Filosofía y Letras? ¿Feneció? Quiero saber de ella y de tu trabajo sobre Antonio Agustín. Cuéntame las novedades que hayan por El Tutor Escolar. Da muchos recuerdos a tus papás y hermano, de Eloísa, de mi mamá y míos, y tú recíbelos de todos junto con un abrazo de tu buen amigo, Justo. Los chiquitines buenos y contentos. Recuerdos a Eugenia, a Enrique y a Teresa.

El Conquistador. Orihuela, 20 de abril de 1916. Semana Santa. Montaje con varias fotografías.

Por una carta a Pedro, sabemos que visitó Orihuela por Semana Santa. Creo que el siguiente texto, transcrito de un borrador de Justo sin fecha, hace referencia a ese viaje de vacaciones.

Sr. D. Rufino Gea. Mi querido amigo: el domingo hube de regresar precipitadamente de esa ciudad porque se me puso enfermo mi nene menor. Lo he tenido muy grave hasta ayer en que comenzó a iniciarse la mejoría y hoy ya está fuera de peligro, afortunadamente. A causa de este disgusto y preocupación no me ha sido posible escribirle aún el prólogo. Hoy, ya más tranquilo, me pondré manos a la obra, y el sábado próximo o el domingo, lo más tarde, lo tendrá Vd. En su poder Deo Volente. Sin otra novedad, es suyo aftmo. Justo García Soriano.

«Ver el pasado como fue es el mayor goce y la más noble curiosidad del hombre y además la más útil. La verdad debe saberse siempre. Si pudiéramos conocer la verdad de lo pasado y de lo presente de la humanidad, seríamos sabios perfectos». [Renán. Historia del pueblo de Israel].

Semana Santa en Murcia. Mundo gráfico. 3 de mayo de 1916. BNE.

Por fin, a primeros de mayo, envió las hojas del prólogo al Sr. Gea. Y la obra, comercializada en cuadernos de 24 páginas al precio de cuarenta céntimos cada uno, salió de la imprenta. Al menos el primer cuaderno.

Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Archivo Provincial de Hacienda. Murcia, 6 de mayo de 1916. Sr. D. J. Rufino Gea. Mi querido amigo: Ahí le mando unas cuartillas más del prólogo, hasta la 21 inclusive. Con ellas tendrá de sobra para el primer pliego, pues he estrechado mucho la letra y los renglones en estas últimas. Le agradeceré me remita las pruebas para su corrección y se las devolveré enseguida por la Agencia. Sabe le quiere y le considera su afmo. Justo García Soriano.  

El conquistador. 13 de mayo de 1916: La Historia de Orihuela. Hemos recibido el primer cuaderno de La Historia de Orihuela, escrita por los contemporáneos de los sucesos que el Cronista honorario de esta ciudad, D. Rufino Gea, ha empezado a dar a la estampa precedida de un erudito prólogo de nuestro paisano el doctor en Filosofía y Letras D. Justo García Soriano.

El Sr. Gea realiza una labor verdaderamente patriótica con ese libro, conjunto de curiosísimos documentos que ha sacado con una paciencia digna de aplauso de los archivos de Orihuela y de fuera de ella, presentando al lector cuadros animados y vivientes de las vicisitudes porque atravesó Orihuela al correr de los siglos…

Colección Javier Sánchez Portas.

En otra carta a Pedro Sainz, Justo le contó sus primeras impresiones en Murcia. Le habló de su visita a Orihuela, por Semana Santa; de la publicación de la obra con Gea, a la que lo había suscrito; y de su nuevo viaje a Madrid, que podía aprovechar para enviarle sus encargos.

También le confesó la incertidumbre que le perturbaba a diario: aún no había terminado de instalarse en Murcia (con el considerable gasto y las molestias que habían supuesto el traslado) cuando se enteró del concurso de unas plazas en Madrid; una de ellas en la biblioteca de San Isidro…

No estaba mal en Murcia; pero pidió a Pedro que tantease a la «señorita guapa» para evaluar las posibilidades de un eventual regreso a la capital; a ser posible para siempre.

Murcia, 15 de mayo de 1916. Querido Pedro: Esperando próxima ocasión de comunicarte nuevas, he ido aplazando hasta hoy mi respuesta a tu última carta. No muchas noticias, pero sí impresiones puedo comunicarte ya. Mi vida aquí va deslizándose gris y tranquila, un poco monótona; entre mi ocupación diaria en el Archivo y las atenciones familiares.

Mi tarea literaria es lenta y bastante indecisa. Lo que más me ha ocupado estos últimos días en la redacción de un prólogo para «La Historia de Orihuela escrita por los contemporáneos de los sucesos (1500-1900)» que, como te anuncié, ha comenzado a publicar por entregas el cronista honorario de aquella ciudad D. J. Rufino Gea.

En la lista de conocidos míos, presuntos suscriptores que me pidió dicho señor, incluí tu nombre en la seguridad que serías uno de ellos. Así que supongo que, a estas fechas, tendrás ya en tu poder el primer cuaderno de esta nueva obra que me parece interesante. Deseo que me hagas saber pronto tu sincera opinión acerca de la misma. De mi prólogo solo van en esta primera entrega cuatro páginas, pues es largo y la hubiera llenado por completo.

El Sr. Gea tiene un concepto muy artístico y ameno de la Historia y su libro será un almacén de documentos curiosísimos, zurcidos primorosamente por asuntos para formar cuadros monográficos completos. Uno de estos será, Deo volente, una reseña mía que podrá titularse Orihuela la intelectual y artística, y en la que procuraré abocar toda mi erudición regional literaria. Allá veremos. Para ello voy reuniendo numerosos materiales.

Con el motivo de pasar la Semana Santa y además este otro objeto, estuve en Orihuela y de allí me traje, entre otras curiosidades históricas, un códice inédito sobre la Universidad oriolana. Y, a propósito del Sr. Gea: supongo que le llevarías los libros que te pedí, después de que él regresó.

Ahora puedes aprovechar la ocasión de hacerlo, pues según me ha escrito, ayer marchó de nuevo a Madrid y ahí permanecerá hasta este miércoles. De paso puedes conocerlo y hablarle de nuestra labor. Para en la Plaza del Progreso, 19, pral.

Ya supongo que estos días serán para ti atareadísimos, pues te hallas en vísperas de exámenes. Creo, no obstante, que apenas habrás interrumpido tu labor particular. Mucho siento que no me hayas enviado la revista Filosofía y Letras, en particular los números en que hayan aparecido la continuación de tu trabajo sobre Antonio Agustín y el testamento de don Martín Pérez de Ayala.

Puedes enviármelos también con el Sr. Gea y un ejemplar de El Parlamentario de cualquiera de estos días, pues desde que salí de Madrid no he vuelto a saber ni una palabra de este periódico ni de su director. Verdad es que yo tampoco le he escrito.

No te podrás figurar, mi querido Periquito, la horrible incertidumbre que me está torturando estos días. He perdido el sueño. El día 3 de los corrientes se anunció el concurso para proveer cinco plazas del Cuerpo de Archivos, Bibliotecarios y Arqueólogos vacantes en esa Corte, una de ellas en la Biblioteca de San Isidro. Yo no sé si entrar en el concurso o no, enviando mi solicitud. Pero está tan reciente mi llegada  esta ciudad y mi último traslado, con todos sus enormes gastos y fatigas, que solo el volver a intentarlo me parece una enorme locura.

Mi bolsillo está exhausto por completo. Tengo un déficit ruinoso y necesitaría para otro traslado 400 pesetas. Además quisiera terminar en esta región las investigaciones que tengo entre manos y en proyecto. Si no las hago ahora, ya no las haré nunca.  Pero por otra parte ya he empezado a sentir la nostalgia de Madrid y la de tu separación principalmente. No sé qué hacer. Mi duda es tremenda. Te agradecería en el alma, que enseguida me escribieras y me ayudaras a decidirme. No hay tiempo que perder, pues el plazo expira el día 23.

¿En qué disposición está la señorita guapa?  Creo que se presentan muchos concursantes. Sácame de este atolladero. Muchos recuerdos de Eloísa, mi mamá y míos para ti, tus papás y tu hermano, junto con un abrazo entrañable de tu fraternal, Justo.

Nueva carta a Rufino Gea con membrete del Archivo de Hacienda.

Cartas de Justo García Soriano. Archivo Provincial de Hacienda de Murcia. Colección Javier Sánchez Portas.

El Jefe del Archivo Provincial de Hacienda. Murcia, 25 de mayo de 1916. Sr. D. Rufino Gea. Mi querido amigo: Le supongo a V. ya regresado de la Corte. Adjunta le envío otra porción de cuartillas de mi prólogo. He llevado dos semanas muy ocupado y preocupado por cosas perentorias y me ha sido imposible terminar la faena. Las restantes cuartillas se las enviaré la semana venidera. Recibí el 1º cuaderno y no he de decirle que me gustó.

Es un soberbio comienzo. Lástima que la 1ª pág. quede en blanco. Dígame Vd, cómo ha respondido el público a su llamamiento. La tardanza del 2º cuaderno me hace temer malas noticias. En el pliego del prólogo se deslizaron dos erratas, una de ellas de bulto. Deseo saber las novedades que haya. Ya le contaré algunas minucias. Le quiere muy de veras su buen amigo. Justo García Soriano.  

La vega. 21 de mayo de 1916: Sección bibliográfica. El culto escritor nuestro distinguido amigo D. J. Rufino Gea, cronista honorario de esta ciudad, ha emprendido la loable tarea de publicar una historia de Orihuela, escrita por los contemporáneos de los sucesos y que abarcará el período que medía entre los años 1500 y 1900. De ella se ha publicado el primer cuaderno y constituye una muestra de lo que ha de ser la obra a la que podemos apellidar interesantísima, curiosísima y oportunísima sin hipérbole alguna.

Avalorará esta un prólogo y estudio crítico literario del Doctor en Filosofía y Letras nuestro paisano, D. Justo García Soriano, que será a no dudarlo una prueba más de los vastos conocimientos que posee su autor. La obra se publica por cuadernos de 24 páginas al precio de 40 céntimos cada uno y los que deseen suscribirse pueden hacerlo dirigiéndose al autor calle de Ruiz Capdepón número, 11.

Justo seguía enviando cuartillas; pero no hubo más entregas: sólo la primera pudo ver la luz. A los pocos días de su publicación, Rufino Gea perdió un ojo y sus hijos trataron de apartarlo, al menos provisionalmente, de la investigación histórica. Tenemos la respuesta de Rufino, el hijo mayor, a la carta enviada por Justo García Soriano.

AMO. LJGS.

26-5-1916. Sr. D. Justo García Soriano. Muy Sr. Mío: por encargo de mi padre le acuso recibo de su grata del 25. Los temores que tiene son fundados. Por desgracia papá ha perdido un ojo hace unos días. Desde luego suspenderá la publicación de la obra empezada, y espero también la suspensión de todo trabajo que a investigación histórica se refiera.

Como usted sabe, papá padecía mucho de la vista. En su último viaje se le infectó una úlcera, dando lugar a la formación de un flemón que ha determinado la pérdida total del ojo. El domingo pienso regresar a Madrid, en cuya central de Telégrafos me tiene a su disposición; y en ésta le atenderá en lo que guste mi hermano Juan mientras papá siga imposibilitado de poder hacerlo. Atentamente es S.S.S. Rufino Gea Sacasa.

Transcripción del borrador de un certificado escrito por Justo a finales de mayo.

Don Justo García Soriano, Habilitado del Personal del Archivo Municipal de Hacienda de Albacete. Certifico: Que a D. Justo García Soriano, Jefe del Archivo de la Delegación de Hacienda de Albacete, con la categoría de oficial de tercer grado del cuerpo y sueldo anual de tres mil pesetas, le han sido liquidados sus haberes hasta el 29 de Febrero último, cesando en este destino con fecha de primero de Marzo por haber sido trasladado al Archivo provincial de Hacienda de Murcia, con igual categoría y sueldo, en virtud de orden de la Subsecretaría del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de 28 de Enero último. Murcia, 20 de Mayo de mil novecientos diez y seis. Justo García Soriano (rubricado).

En una nueva carta, Pedro Sainz le informó de las gestiones practicadas por Carmen Riesgo, la citada «señorita guapa». También expresó sus dudas sobre la conveniencia de un posible traslado a Alcalá de Henares; alternativa sugerida en comisión de servicio.

Madrid 30 de Mayo de 1916. Querido Justo: No le he escrito antes porque esperaba a saber la respuesta de Carmen Riesgo para escribírsela. Fueron a ver a ese señor y les dijo que era muy difícil lograr eso ahora por estar concedidas 4 de las 5 plazas que hay.

Que V. debe encontrar una recomendación para Burrell y dijo que por si acaso no se logra el traslado de V. a Madrid, debía pedir el de Alcalá de Henares, y que estando V. en Alcalá podía vivir en Madrid y estar aquí en comisión de servicio. No sé yo hasta qué punto le convendrá a V. eso. F. Victorio dijo que haría todo lo que pudiese y quizá se logre el traslado aquí.

Eso de Alcalá me parece un término medio que no le conviene, aun estando en comisión de servicio; en fin ¡V. verá! Le escribo a V. muy deprisa porque es la hora del correo y quiero que salga esta carta hoy. He acabado de examinarme hace dos días y he sacado 5 sobresalientes; las matrículas de honor no se saben todavía, pero tengo 2 seguras y 2 probables.

Mañana o pasado le escribiré largo y tendido. Recuerdos de todos a V. y a su familia y V. ya sabe lo mucho que le quiere su fraternal Pedro Sainz (Rubricado). P.L. La señorita de Riesgo y su tía han puesto gran diligencia e interés en complacernos. Contésteme si no entiende algo, aunque quizá le escriba yo antes.

Carmen Riesgo Gallo era la hija del poderoso empresario y futuro político Honorio Riesgo (en 1917 dejó de ser «señorita» al contraer matrimonio con el abogado y taquígrafo del Senado, Enrique Tapia). Y cuando mencionaba a «F. Victorio» , se refería a Augusto Fernández Victorio, Jefe de la Sección de Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Instrucción Pública.  

Sólo tres días después, Pedro le envió una nueva y más extensa carta en la que lo puso al día de todo lo que pasaba por la capital: Su trabajo, la revista, sus investigaciones… Pasando muy de puntillas por el tema del posible tralado.

Madrid 3 de Junio de 1916. Mi querido Justo: Dispense la tardanza, pero no le he escrito antes por la absoluta imposibilidad de hacerlo. Ya recibí La Historia de Orihuela del Sr. Gea con el prólogo de V. (no concluido); me parece muy bien, y ya lo sabe V. de antiguo, esa manera de escribir la historia amenamente y con cuadros vividos al modo de Baring-Gould y mucho mejor aún que eso no esté escrito por un autor posterior, sino formado por el hábil ordenamiento de bellas relaciones contemporáneas de los sucesos.

Ya nuestro insigne frailuno Fr. Gerónimo de S. José tuvo una idea parecida dentro de un genial modo de concebir la historia. Lo que no veo claro en la Historia del Sr. Gea es el orden o método que va a seguir en la exposición de los sucesos.

D. Cayo me dijo que presentase V. su tesis cuanto antes y que no retarde V. esta presentación pues le puede ser perjudicial retrasando sus oposiciones a cátedra. En la B. N. de París hay algunas cartas de Cerdá y Rico inéditas, según creo, y en una de ellas habla de su edición del Discurso de la Ciudad de Cartagena de Cascales, y trata de las correcciones que deben hacerse a esta obra, sobre todo al tratar de las inscripciones. Morel Fatio habla a la ligera de esto y sería interesante obtener copia, sobre todo para su tesis de V., que así se enriquecería con otra noticia inédita más.

Estoy asustado de la labor que he echado sobre mí con esto de los humanistas; ¡hoy más inédito que publicado! Las obras del marqués de Mondéjar están casi todas inéditas y algunas son de un interés extraordinario; Nicolás Antonio tiene también mucho inédito; Sepúlveda, Antonio Agustín y tantos otros cuyas obras están esperando, no la mano de nieve, sino aunque sea de carbón, que las saque de sus polvorientas tumbas.

Bonilla dio el otro día una magnífica conferencia en el Ateneo sobre Cervantes y el Quijote; le doy a V. la noticia para que no se entere V. por otro conducto, pues la prensa y todo el mundo ha guardado un indigno silencio, siguiendo la consabida táctica de hacer el vacío alrededor de los que valen de veras. En cambio las agradables e ingeniosas, pero insustanciales conferencias de Rodríguez Marín se han publicado, alabado y cacareado a bombo y platillos.

¿Ha visto V. la ed. de R. Marín del Quijote? Cuando la vea dígame V. su opinión sobre ella. Yo creo que es correctísima en cuanto al texto aunque se haya cometido el error, a mi modo de ver, de adoptar la edición príncipe, siendo casi indudable que Cervantes revisó y retocó la 2ª, que es la que se debió adoptar como modelo.

… La conferencia de Bonilla quedará, como quedarán por los siglos de los siglos los estudios de M. Pelayo y Valera, siendo lo poco de interés que como crítica estética se ha producido sobre Cervantes y su libro. Se me acaba el papel. Contésteme pronto y en mi próxima le hablaré de las chistosísimas escenas que, según me han contado, ocurrieron en el colegio de D. Miguel y que pueden ponerse, en cuanto a chiste e indecencia, al lado de las famosísimas de la venta de D. Quijote. No se las digo ahora para que con el acicate de la curiosidad me escriba V. pronto.

Ya le expliqué en mi anterior lo referente a su traslado. F. Victorio ha dicho a la señorita Carmen que hará todo lo que pueda. Le mandaré un día de estos todos los números de Filosofía y Letras que no tenga V. La revista va viento en popa; nos sobra dinero después de la impresión de cada número, y ahora hemos recibido, gracias a Bonillo, un donativo de 2.000 reales del multimillonario español M. Cebrián, residente en California. Quizá repita todos los años. Recuerdo a Eloísa y a su mamá, besos a los chiquitines y V. reciba un fraternal abrazo de su mejor amigo P. Sainz (rubricado).    

Pero Justo estaba obsesionado con volver a Madrid. Y por su parte tiró de influencias escribiendo al oriolano Manuel Ruiz Valarino y al torrevejense Joaquín Chapaprieta. Del primero tardó en tener noticias pues estaba de gobernador en el norte. Chapaprieta escribió rápidamente al subsecretario Natalio Rivas Santiago; y esta fue su respuesta.

AMO. LJGS.

El Subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. 6, Junio 916. Excmo. Sr. Joaquín Chapaprieta: Aun cuando se trata de asunto de las atribuciones de la Junta de Archivos, en mi deseo de procurar servirle he de hacer por mi parte todo cuanto me es posible en favor del traslado a Madrid de Don Justo García Soriano que toma parte en el concurso para proveer las cinco plazas vacantes en el Cuerpo de Archiveros y crea que tendría una verdadera satisfacción si lograra quedara atendido. Como siempre me reitero suyo buen amigo. Natalio (Rubricado)

En una nueva y extensa carta a Pedro Sainz, Justo le felicitó por sus calificaciones. También le informó del resultado de sus peticiones de influencias a políticos conocidos, de la suspensión del proyecto emprendido con Rufino Gea, de su toma de contacto con el Archivo Municipal y su deplorable estado…

Murcia, 11 de junio de 1916. Mi querido Pedro: Antes que nada vaya un abrazo y mi efusiva enhorabuena por tus Sobresalientes y por tu Matrícula de honor. Lo tenía descontado. Haz extensivos mis plácemes a tus papás. Un año más y, Deo volente, seremos ya compañeros de un modo oficial y académico, que de otra forma lo somos desde que te imbuí mis aficiones por las Letras.

Quedo bien enterado del resultado de vuestras gestiones y de las hechas por la Srta. Riesgo en pro de mi traslado a esa Corte. Ya me temía yo las dificultades que existen. Creo, sin embargo, que aún otras mayores serían un grano de anís, si tuvieran gran interés los señores del margen. De menos nos hizo Dios. Yo escribí también por mi cuenta al Subsecretario de Hacienda, Sr. Chapaprieta, y al Diputado por mi pueblo, Sr. Ruiz Valarino, para que me recomendasen a los Sres. Burrell y Rivas.

Valarino aún no me ha contestado; pero Chapaprieta sí, y me ha remitido una carta del Subsecretario de Instrucción Pública, muy afectuosa, en la que dice que, aunque la resolución de los concursos de traslado es de la atribución de la Junta Facultativa, él por su parte hará toda la presión posible para que pueda realizar mis deseos.

Chapaprieta seguramente me ha recomendado con verdadero interés, pues me debe favores periodísticos de campañas electorales; pero Natalio Rivas, tiene el compromiso preferente de Góngora, novio de su hija, que ya está ahí en comisión de servicio, aunque fue el último número de mis oposiciones.

Este caballerito será seguramente uno de los cuatro impepinables, que dice F. Victorio, a pesar de los escrúpulos de Don Augusto, que parece inclinarse a la legalidad más estricta, concediendo preferente derecho a los de mayor antigüedad en el Cuerpo, verás como otros más, de mi promoción, serán trasladados a Madrid. Me lo sé de memoria. Así es que tengo pocas esperanzas de conseguirlo; y bien sabe Dios que lo siento más por Eloísa, por quien principalmente lo he solicitado, que por mí mismo, que no me encuentro mal del todo aquí.

También se puede trabajar en Murcia, donde la vida puede tener recogimiento y sosiego eremíticos, muy propicios para el estudio. Por lo demás ya sabes que aquí tengo filones de explotación. Estos días he estado yendo al Archivo Municipal, que tiene riquezas históricas incalculables.

Además de la serie completa de los libros de actas y acuerdos capitulares correspondientes a seis siglos (XIV-XIX) existe allí una copiosísima y variada de copiadores de Cartas reales, que tiene interés histórico nacional. Forman unos cien volúmenes en folio en cuadernos de pergamino.

Están inéditas y vírgenes casi en su totalidad. Cascales apenas si vio algunos para componer sus Discursos históricos y los investigadores posteriores lo más que han hecho es verlas por el forro. Es fuente inagotable de noticias de todo género y contiene verdaderas preciosidades. Yo llevo copiadas algunas muy curiosas, entre ellas el célebre privilegio concedido por los Reyes Católicos al impresor Teodomiro Alemán.

Es del año 1478, y el primero que se conoce concedido a los Introductores de la imprenta en España. Creo que esta es la única copia que se ha conservado en nuestros Archivos, y aunque se han hecho de ella algunas citas y referencias, me parece tener entendido que su texto está aún inédito.

De él se entresacan, además, algunos datos curiosos para nuestro primer comercio de libros, al que se concedían grandes prerrogativas en una cláusula de frases elevadísimas, que honran en alto grado a aquellos insignes monarcas, grandes protectores de las letras.

Cada uno de estos libros copiadores, coetáneos, contienen unas 400 ó 500 cartas, inéditas y casi desconocidas todas ellas. Yo he comenzado a hacer de ellas un minuciosísimo inventario, labor asaz ardua y pacientísima, que proseguiré, si Dios quiere, si aquí continúo residiendo. Porque me temo mucho que este tesoro se pierda, y no quede de él ni rastro. Estas gentes lo desconocen.

El archivero municipal y los ediles lo tienen en gran abandono. En absurda confusión yacen tan admirables reliquias, amontonadas dentro de hediondos armarios y por los suelos, siendo pasto de polillas y arañas. ¡Qué compasión y qué crimen de lesa incultura! El Estado debiera incautarse de ese tesoro y darle el decoroso destino que merece.

Gea ha tenido que suspender la publicación de La Historia de Orihuela. El pobre, que ya padecía de la vista, se ha quedado tuerto a consecuencia de una oftalmia. Los médicos le han ordenado que se abstenga de todo esfuerzo visual; así que no sé si la suspensión de su obra será definitiva o sólo temporal. Es una lástima, pues hubiera hecho un gran servicio a esta región, publicando gran número de documentos, pues así es probable que se pierdan para siempre.

Mi prólogo consta de unas cincuenta cuartillas; y en él trazo a grandes rasgos de las vicisitudes histórico-políticas de Orihuela y pongo una extensa bibliografía de obras impresas y las referentes a mi patria chica. El plan de Gea era exponer en una serie de monografías los hechos más culminantes, la historia de los siglos XVI al XX. El 1er. Capítulo, a manera de introducción o cuadro panorámico, habían de formarlo una serie de pregones y ordenanzas, inéditos y muy útiles para conocer las costumbres de mis paisanos de antaño.

Por cierto que, en el Presupuesto de gastos, que ha publicado en el 1er. Cuaderno, pág. 15 figura una noticia relativa a un humanista, el maestro Damián Cevallos, que fue catedrático de Retórica de la Universidad de Valencia. Vida N. Antonio y Ximeno.

Un día de estos mandaré a Rodríguez Marín, el Inventario de la librería de un cura de la Mancha contemporáneo de Don Quijote, que saqué del Archivo de Albacete, y que aquel me encargó se lo enviara para publicarlo en la Revista de Arch., Bib. y Mus. Veremos si me cumple la palabra.

Creo que es de gran interés para los bibliógrafos. El cura de El Bonillo poseía muchos libros que reseña N. Antonio. Sería necesario comprobar si están perdidos o completar la descripción bibliográfica de los mismos. De todos modos, siempre será interesante saber lo que leía un cura de la Mancha contemporáneo de Cervantes. R. Marín se quedó con el 1er. cuaderno de mi tesis y aún no me la ha devuelto. Tendría gracia que se me extraviara, ahora se la pediré.

Mi tesis quiero presentarla en Octubre. Dime qué plan de trabajo tienes para este verano. No dejes de enviarme todos los nos. de la Revista de Fil. y Letras. Muchos recuerdos de Eloísa, mi madre y míos para tus papás, para Antonio (quien supongo habrá salido bien en los exámenes) para ti y tú recibe un fuerte abrazo de tu fraternal, Justo.

Tres semanas después recibió la repuesta del gobernador Ruiz Valarino.

El Gobernador Civil  de Álava. Vitoria, 24 de Junio de 1916. Sr. D. Justo García Soriano. Muy Sr. mío y distinguido amigo: Contesto su atenta del 2 corriente, llegada a mi poder con gran retraso. Como verá, no estoy ahora en Madrid y no me es posible hacer personalmente lo que V. desea, pero escribiré a mis hermanos y celebraré que ellos puedan complacerle. Aquí me tiene a sus órdenes y como siempre sabe dispone de su atento amigo q. e. s. m. Manuel Ruiz Valarino.

AMO. LJGS.

En una nueva carta, Pedro Sainz le habló de sus notas; y le desveló las jocosas desventuras del sacerdote Don Miguel Ródriguez Cobo, subdirector y preceptor de la academia o colegio privado que Justo había dirigido en Madrid.

Madrid 28 de Junio de 1916. Querido Justo: Después de una tardanza más que regular, me decido a contestarle; no lo he podido hacer antes porque he estado muy ocupado preparando mi tarea de este verano y buscando libros para ella, pues pienso examinarme de dos asignaturas en septiembre. He obtenido este año, por fin, sobresaliente en árabe y en Historia Universal, y matrícula en Griego, en Latín y en Literatura. Lo de las matrículas me interesa porque así tengo más dinero para libros.

He perdido (o por lo menos, ahora no la encuentro) su carta y por tanto le contesto de memoria y no sé si se me quedará algo en la pluma estilográfica (no en el tintero, porque no lo gasto). Antoliano ha salido mal en las tres y como se le ha muerto el padre es muy probable que se dedique a la amable holganza y no vuelve a mirar un libro en la vida.

Por referencias de Gayo, me he enterado de los chistosísimos sucesos de la venta de D. Miguel. Como V. ya había sospechado, el joven Antoliano andaba en dulces coloquios con la sobrina de D. Miguel, coloquios que pasaron a mayores y notorios excesos con gran escándalo, y supongo que envidia, de los demás muchachos. Así las cosas, parece ser que cuando fue sorprendido Antoliano, declaró con gran pachorra y con una frescura inconcebible que no solo disfrutaba los juveniles y nacientes encantos de la sobrina, sino que también había tomado grata posesión y hecho afincamiento en los ya jamoniles e indudablemente trasnochados de ¡la hermana de D. Miguel!

Ante estas declaraciones hechas urbi et orbe se produjo el escándalo padre, chillando cada uno por lo que le tocaba más de cerca: la hermana de D. Miguel por verse así sacada a pública vergüenza, juraba y perjuraba que había de matar al indiscreto doncel: la sobrina lloraba a moco tendido sus desilusiones amorosas; los muchachos ponían el grito en el cielo a ver esta injusticia de la suerte (¡tanto para unos y tan poco para otros!) y sobre todo porque, según parece, eran utilizadas las impolutas (¡no respondo de que fuesen impolutas!) sábanas de sus lechos como campo trillado para los más inmundos regodeos; y finalmente D. Miguel, según me dijeron se pasó toda aquella noche revolviéndose en el lecho con grandes lamentos, tártagos y apuros, quizá pensando en la suerte de Antoliano y comprándola con su vergonzante celibato, pues según me dijo Gloria, también el curita ha salido fino y se retira a casa a las 2 de la madrugada.

La hermana de D. Miguel y la sobrina se fueron al día siguiente, según creo. He aquí a grandes rasgos estos interesantes sucesos con los cuales me he reído una barbaridad de veces. (…) Comprendo muy bien todo lo que V. me dice de su traslado, pero si Fer. Vto. saltase por encima de la ley, siempre tendríamos fuerza moral para echárselo en cara (cosa que hará con mucho gusto y frescura la Srta. Carmen) y poder lograr algo de él; si no ahora, en otra ocasión. ¡En fin, ya veremos!

Contésteme pronto que, en mi próxima le pienso dar cuenta minuciosa de mis planes y trabajos. Cuando salga el número de este mes le mandaré todos los que V. no tiene de la Revista. En estos 3 nºs no he escrito porque he tenido que esperar a que venga un libro publicado en Tarragona sobre A. Agustín, que no había en Madrid.

Recuerdos de toda mi familia y míos para Eloísa y su madre, besos a los pequeñines y V. reciba un abrazo fraternal de P. Sainz (rubricado) ¡No le escribo más porque están dando las 2 de la noche! ¡Escríbame!

El sobre incluía también la copia manuscrita de una carta enviada a Honorio Riesgo, el padre de la «señorita guapa», por Augusto Fernández Victorio, como ya he dicho, Jefe de la Sección de Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Instrucción Pública, quien no había podido hacer nada por trasladar a Justo.  

Abro (hoy 29 por la mañana) de nuevo la carta, para remitirle la adjunta copia: El Jefe de la Sección de Archivos etc… 28 de Junio 916. Sr. D. Honorio Riesgo. Amigo Honorio: Hoy ha sido resuelto el concurso para cubrir las cinco vacantes del Cuerpo en Madrid.

Y no viene García Soriano por quien tantísimo interés repetidamente nos ha significado a María y mí la hermana y la pollita de V. Para las cinco plazas se han presentado entre otros cuatro funcionarios de los cuales el que menos lleva más de 20 años en provincias, uno más de 30, frente a un compañero que ingresó en 1913, y otros entre ellos García Soriano que no llevan un año en el Cuerpo.

No han tenido estos últimos tiempo bastante aún para contraer méritos que pudieran contrarrestar la mayor antigüedad de veinte años por lo menos de los 4 mencionados en primer término, aún en el supuesto de que estos últimos no ostentasen más mérito que su antigüedad.

Por eso defendí en la Junta del Cuerpo y voté que debían darse cuatro de las vacantes a los cuatro más antiguos, pero me quedé sólo porque se acordó proponer que de estos cuatro sólo vinieran los tres más modernos y que se dejara fuera al más antiguo, al señor Fabral que ingresó en el Cuerpo hace más de ¡30 años! Sin que se opusiera contra este para excluirle, nota ni dato alguno desfavorable.

Y acordó la junta que en su lugar viniera el Sr. damfas (no entiendo la letra lo he copiado pero no lo entiendo) ingresado no hace un año, y en la quinta vacante el Sr. Góngora. He formulado nota en el expediente como jefe de la sección en contra del Dictamen de la Junta en cuanto al extremo indicado. Si va V. por el Ministerio podrá enterarse documentalmente de todo. Haré cuanto pueda cuando me sea dable …    

Postal de Murcia a principios del siglo XX.

El fracaso de las gestiones para su traslado — excluido del concurso a pesar de los contactos— y ciertos problemas suscitados con los eruditos locales ensombrecieron su estado de ánimo hasta el punto de ignorar los «chistosísimos sucesos» acaecidos en su antiguo colegio que Pedro le había contado.

Murcia, 1 de julio de 1916. Mi muy querido Pedro: Esta mañana he recibido tu carta y con ella una copia de la que el Sr. Fernández Victorio ha escrito a D. Honorio Riesgo, participándole que he sido excluido del concurso para la provisión de las cinco vacantes de Madrid.

Aunque este resultado ya lo tenía previsto, no ha dejado de contrariarme y malhumorarme mucho, pues a última hora había concebido alguna esperanza por las recomendaciones de Chapaprieta y Ruiz Valarino, y además porque ciertos percances que me han ocurrido estos últimos días, me han hecho desear más salir de esta tierra y volver a establecer mi residencia en Madrid, para siempre.

Pues por lo mismo que lo deseaba ahora ¡hubiera sido mucha suerte! Como habrás visto no me equivoqué ni un ápice al presagiar que más de uno de mis oposiciones obtendrían plaza en este concurso. Del Góngora, el futuro yerno de Natalio Rivas, no digamos.

Visto el resultado, pienso en si me pudiera convenir la solución de Alcalá de Henares, y luego desde allí la comisión de servicio, y recordarás que esta solución la propuso el Sr. Fernández Victorio como muy factible, en defecto de que no consiguiera lo de Madrid, según me comunicaste en una de tus cartas.

No dejes de informarme enseguida de lo que haya sobre el particular. Yo también voy a escribir a dicho señor; pero deseo saber lo que sobre ello dice a la familia Riesgo.  En este mismo correo te envío tres ejemplares de «El Liberal» de Murcia, que publica otros tantos artículos míos sobre un arduo asunto de erudición. Este rebusco, como aquí dicen, me ha producido no pocos sinsabores, gracias a la perfidia y a la villanía de los eruditos de esta ciudad, que es gente tan envidiosa como ignorante.

Por la lectura de los artículos te enterarás de la cuestión y de la partida serrana que han querido jugarme. Ahora que yo les he ganado por la mano y les he dado un zapatazo como se merecen. He tenido un gran éxito periodístico que me ha granjeado la popularidad y un gran número de partidarios; pero me ha indispuesto con mi compañero. Sobejano, que es un bichillo envidioso, que ha visto con malos ojos que haya venido yo aquí a echarle la pata, como dicen.

En el Archivo de protocolos he encontrado varias cosas interesantes referentes a escritores murcianos, en especial un curiosísimo «Inbentario de bienes que haze el ldo. franco. Cascales por fin y muerte de Doña Pretonila (sic) de quirós su mujer». Es cosa inédita ¡naturalmente! Y por él se deduce que Cascales fue casado por dos veces. Da buena luz para completar su biografía. Esto me compensa de las demás amarguras.

No dejes de escribirme con más frecuencia, que tus cartas me desenojan, alegran y me alientan. Ya lo regional comienza a hacerme la pascua y pienso en otras empresas de mayor cuantía, nacionales. Pero aquí no es posible trabajar, pues es muy difícil hacerse de libros. Recuerdos de todos para todos y un abrazo de, Justo. No dejes de enviarme los ejemplares de la revista «Filosofía y Letras». ¿Te va a dar la gana?

Para terminar esta primera parte del año 1916, voy a incluir un apartado especial en el que explicaré el primer «percance» que tuvo con los eruditos locales investigando un viejo testamento.

El Testamento del Doctor Espejo.

En mayo de 1916 falleció el «patriarca venerable, ilustre murciano y maestro del periodismo» José Martínez Tornel.

Ya transcribí dos cartas de este personaje enviadas al poeta adolescente Justo García Soriano en 1901, cuando le publicaba sus primeros poemas en las páginas de «El Diario de Murcia», periódico del que fue director propietario entre los años 1879 y 1903.

Esquela de Martínez Tornel y busto de Frutos Baeza en Murcia.

Como auxiliar de secretaría en el Ayuntamiento de Murcia desde 1876, fue el encargado de organizar el archivo municipal («En absurda confusión, pasto de polillas y arañas, un tesoro que el Estado debería incautar» en opinión de nuestro biografiado); y en él estuvo hurgando durante cuarenta años.

Le sustituyó su discípulo José Frutos Baeza, destinado por el Consistorio con un sueldo anual de mil quinientas pesetas. Este notable «murcianista», poeta, historiador y especialista en el panocho, inauguró su actuación con un «rebusco» sobre el Doctor Alonso de Espejo, médico del Santo Oficio que, a principios del siglo XVII, había dejado una pía fundación (diez mil ducados) para costear las cátedras de Medicina en caso de que se fundase la Universidad Literaria de Murcia.

Frutos publicó su descubrimiento a principios de junio en el diario «El Tiempo», pidiendo pública ayuda para encontrar el testamento original. «Me declaro lego en la materia; pero entrego su estudio a aquellos buenos murcianos que puedan ilustrar sobre este punto», «Hay pues que buscar ese testamento y ese codicilo». Y Justo lo encontró.

En un extenso artículo — del que voy a transcribir buena parte—, explicó paso a paso, como había localizado en el Archivo de Protocolos el documento desaparecido del Archivo Municipal.

El Liberal. 21 de junio de 1916: LA FUNDACIÓN DEL DOCTOR ESPEJO. Hallazgo del testamento hológrafo. Una explicación y antecedentes de este «rebusco». Ante todo, a los eruditos y patriotas murcianos a quienes preocupa y despierta gran interés la pía memoria que fundara el Dr. Alonso de Espejo en el siglo XVII, debe el que esto escribe una explicación, siquiera breve, por meterse en casa ajena, como quien dice, terciando en este asunto de importancia local y echando también su cuarto a espadas.

Persona bien conocida en Murcia, como es el inspector de Sanidad de esta provincia D. José García Villalba, a quien me une próximo parentesco y quien, según ya se sabe, sigue hace tiempo la pista a la importante fundación que nos ocupa, me encomendó hace meses, teniendo en cuenta mi profesión, mis aficiones y mi cargo de Archivero de Hacienda, una investigación detenida sobre el asunto.

Ya varias semanas me hallaba, por complacerle, revolviendo los antecedentes que pudieran existir en el Archivo de la Delegación, cuando me sorprendió gratamente el primer artículo que mi distinguido amigo el Sr. Frutos Baeza, en que, con el acierto y agudeza que le son característicos, llamó la atención del público, desde las columnas de El Tiempo, sobre aquel considerable beneficio que el filántropo Doctor del siglo XVII legara a los murcianos.

El señor Frutos hacía implícitamente en sus artículos un llamamiento a cuantas personas pudieran aportar algún dato nuevo, que viniera a dar luz en el asunto. Esta noble excitación, inspirada en los más generosos y patrióticos fines, acució en mí la solicitud que ya había puesto en el encargo del señor García Villalba, y me creí requerido a coadyuvar con mi modesta cooperación, que ofrecí desde luego al señor Frutos y por la que cariñosamente me significó su gratitud. Tal ha sido el motivo que me lleva a intervenir en rebuscos ajenos y la explicación que creo pertinente preceda a este artículo, antes de que se me pudiera pedir o de que tal vez sea necesaria.

Planteado el problema, comprendí que el punto de partida, la piedra angular para obtener en ello algo práctico y seguro, era, ante todo, dar con el testamento de nuestro buen Doctor, cuya copia existía antaño en el Archivo Municipal y que ahora brilla allí por su ausencia. Después de detenido examen comprobé que entre las numerosas escrituras de obras pías que se conservan en el Archivo de Hacienda, no se hallaba tampoco la del Dr. Espejo.

Entonces llevé mis pesquisas a otra parte, al Archivo de Protocolos, cuyo Archivero-notario, D. José Domínguez, me facilitó con exquisita y afable generosidad. No había duda: allí tenía que estar la primera parte, el primer miembro de la incógnita. En efecto, tras de una semana de paciente y detenida busca, en que una omisión del Catálogo del Archivo, hubo de desorientarme un tanto y retardar el hallazgo, di por fin con el ansiado testamento.

Es hológrafo y está protocolizado en el volumen número 3.457 (Sección Lateral), correspondiente al protocolo del escribano D. Pedro Suárez y su auxiliar don Martín Marín. La data del testamento es de Junio de 1622, y fue abierto, por muerte del testador, en  18 de Agosto del mismo año…

Omito la extensa y farragosa transcripción del testamento completo.

He aquí las cláusulas que condensan la última voluntad del Dr. Alonso de Espejo, en lo que se refiere a sus generosos deseos de que hubiera en Murcia una beneficencia médica para enfermos, o que en caso de que, andando los años, ésta no fuera necesaria, y se creara Universidad (el caso actual), se permite en sostener «cathedras desta facultad de Medicina y no en otras». Por lo pronto, la memoria pía de Espejo tiene un gran interés histórico en cuanto es, sin duda, la primera o una de las primeras asistencias médicas domiciliarias para enfermos pobres que se conoce en el mundo.

En cuanto a lo que se refiera a la fundación de unas cátedras de Medicina, que es de lo que ahora se trata y más importa, queremos hacer algunas consideraciones y señalar alguna nueva pista que pueda conducirnos a algo práctico, por lo menos a seguir todas las vicisitudes porque atravesó la plausible y patriótica fundación del Dr. Espejo. Pero por hoy nos hemos extendido ya mucho, y terminaremos con la conocida frase de la «cena jocosa» de Baltasar de Alcázar: «¡quédese para mañana!». Justo García Soriano.

No sé si pensaba cumplir la cita prometida. Lo cierto es que, al día siguiente, la llegada de un submarino alemán al puerto de Cartagena y sus consecuencias a nivel diplomático, acapararon las páginas de todos los periódicos murcianos.

En la Hemeroteca Digital faltan muchos números de «El Liberal»; entre ellos los correspondientes a los días 23, 24 y 26 de junio, por lo que no sé si, en esos periódicos desaparecidos, Justo publicó algo más sobre el tema (en una carta a Pedro le anunció el envío de tres ejemplares con artículos sobre el «arduo asunto de erudición»).

Frutos Baeza, amigo de Justo y futuro compañero en la revista Oróspeda, valoró y agradeció sinceramente su colaboración; incluso le animó a continuar como podemos comprobar en el siguiente artículo.

El Tiempo. 25 de junio de 1916: Decía yo en mi anterior artículo, a propósito de la pía fundación del Doctor Espejo, que sería más fácil poder exclamar: —«Caballeros, aquí traigo los papeles», que no «aquí traigo los diez mil ducados». Y no estaba dicho esto a humo de pajas. Sabía yo que alguien rastreaba con certera orientación por el Archivo de Protocolos de esta ciudad, y no era fácil que el testamento del fundador escapase al tacto del competentísimo rebuscador.

Este «alguien» es mi querido amigo el señor García Soriano, cultísimo erudito y archivero de Hacienda, el cual, tras de paciente escrutinio, ha dado con el importante documento y lo ha publicado y comentado en «El Liberal». El señor García Soriano, con una modestia que le enaltece, casi pide perdón por echar este cuarto a espadas en la campada que tuve la honra de iniciar…

… El señor García Soriano tercia en esta campaña porque le sobran títulos para ello. Es oriolano y quizás de oriundez murciana… pero ¡aunque no! Es decir, no tiene que justificarse al romper esta lanza tan airosamente, sino que por ello merece un aplauso y yo se lo tributo muy sincero y entusiástico…

… En este punto del presente artículo, leo el segundo y muy luminoso que publica el señor García Soriano. Con abundante copia de razonamientos y citas, el erudito rebuscador traza el probable éxodo que habrán recorrido las rentas del Doctor Espejo…

… Es muy interesante cuanto dice el señor García Soriano y yo, que participo de sus nobles entusiasmos renuevo mi aplauso y creo que no ha podido caer el pandero en mejores manos. ¡Adelante; siempre adelante, feliz explorador! JOSÉ FRUTOS BAEZA.

La Catedral de Murcia a principios del siglo XX.

Pero no todos los comentarios fueron elogiosos. A pesar de la exagerada modestia que Justo imprimió en su artículo, fue criticado por algún «perro del hortelano». Decía en una de sus cartas a Pedro, que el «rebusco» le había producido «no pocos sinsabores, gracias a la perfidia y a la villanía de los eruditos de esta ciudad, que es gente tan envidiosa como ignorante».

El Liberal. 28 de junio de 1916: El testamento del Dr. Espejo. Cartas cantan. Otros testimonios. —El señor García Soriano, asqueado, se retira. Sentimos gran satisfacción en publicar la siguiente carta de los escribientes de la notaría del Sr. Domínguez, testigos presenciales de cuanto nuestro distinguido colaborador don Justo García Soriano ha dicho en la cuestión del hallazgo del testamento del Dr. Espejo. Ello es una prueba más de los torcidos procedimientos que se han empleado para restar al distinguido erudito la gloria de un afortunado rebusco.

Dice así: Murcia 27 de Junio de 1916. Señor director de El Liberal. Muy señor nuestro: Habiendo leído en el número correspondiente al día 26 del actual, del periódico de su digno cargo, el artículo publicado por don Justo García Soriano, relativo a la pía fundación hecha por el Dr. Espejo, en que refiere cómo se realizó el hallazgo del testamento de dicho Dr. creemos de justicia hacer constar por nuestra parte que es cierto cuanto en él se dice sobre su investigación en el Archivo de Protocolos, lo cual presenciamos pues somos escribientes en la Notaría.

Así mismo es cierto que gracias a la rectificación, que debido al señor García Soriano se hizo en el Catálogo, pudo encontrarse el tomo que contiene el citado testamento. Lo expresado anteriormente lo hacemos constar y afirmamos ser cierto, por ser un acto de justicia y sin que por ello se entienda haya ánimo o intención de perjudicar a nadie, pues solamente nos guía el amor e interés de que siempre resplandezca la verdad de los hechos. Mil gracias anticipadas por la inserción de esta en el periódico de su dirección, y sabe somos de V. afectísimos ss. ss. q. e. s. m. —Manuel Carbonell, Antonio Sáez Toral.

Otra carta hemos recibido que a continuación publicamos, del distinguido médico don Pedro García Villalba, cuyo testimonio, por la autoridad del firmante, por su noble y probada ciudadanía y por la seriedad que le caracteriza, viene a poner digna rúbrica a este feo proceder con que se ha pretendido manchar una labor honrada.

Dice así el señor García Villalba: Señor don Pedro Jara Carrillo. Mi distinguido amigo: En el periódico La Verdad he leído, que mi buen amigo don José María Ibáñez dice, que mi intervención en el asunto del testamento del Dr. Espejo fue incidental, y así es en efecto.

Pero creo de justicia hacer público que lo que yo dije al señor Ibáñez no fue que mi primo, el señor García Soriano, buscaba el testamento del Dr. Espejo, sin resultado en el Archivo de Protocolos; sino por el contrario que ya había dado con la pista de él, y estaba en vísperas de encontrarlo, y si algo de lástima hubo en nuestro diálogo fue referente a que se pasase el plazo marcado por la real orden.

Con este objeto y no con otro y sabiendo la amistad que a dicho señor Ibáñez une con el señor Comisario Regio hice mis manifestaciones para que sobre dicho señor influyese. Gracias anticipadas y como siempre queda de V. s. affmo. q. s. e. — Pedro García Villalba.

Asimismo tenemos el sentimiento de publicar otra carta que nos remite el señor García Soriano, cuyo documento es un noble gasto de hidalguía y dignidad que aplaudimos, así como condenamos el proceder del culpable de que se interrumpa la brillante y murciana labor del ilustrado Archivero señor Soriano, quien ha visto pagada su obra generosa con mañas tan condenables, que en vez del aliento impulsador que le animara, han sembrado en su alma hondas amarguras, que nos explicamos.

El señor García Soriano que reside poco tiempo en Murcia, no sabía aún que aquí hay muchos perros de hortelano, dedicados a no hacer nada ni dejar hacer a nadie. Mordiéronle, como no tenía más remedio que suceder, a sus primeros pasos y el distinguido escritor abandona el huerto en que tantas flores de gloría hubiera recogido. Hay seres que no tienen más misión en la vida que estorbar toda acción generosa.

La siguiente carta, es una elocuente prueba de cuanto decimos, y a la lectura de ella debe sublevarse el ánimo contra quien es la causa de que Murcia se vea privada de esa colaboración tan valiosa. Dice así:

Murcia, 27-VI-1916. Señor director de EL Liberal. Muy señor mío y distinguido amigo: Confirmado ya en todos sus extremos lo acaecido en el hallazgo del testamento del Dr. Espejo, según hube de referirle en mi artículo inserto en el número de su periódico, correspondiente al 26 del actual me ratifico en todo cuanto sobre el particular dije, y por mi parte, doy por terminado con ello, de un modo definitivo, este enojoso incidente, y así mismo mi intervención en el asunto que lo ha motivado. Queda muy reconocido a V. por sus repetidas atenciones su afectísimo amigo y atento s. s. q. l. m. l. e. —Justo García Soriano.

El 29 de junio, sin comentario ni firma, «El Liberal» publicó la transcripción del codicilo del Doctor Espejo. Recordemos que Justo presumió ante Pedro del éxito periodístico que le había granjeado popularidad y buen número de partidarios. El siguiente artículo, publicado el día 30, es buen ejemplo de ello.

El Liberal. 30 de junio de 1916: La cuestión del Dr. Espejo. Una honrada protesta. Sr. Director de El Liberal. Distinguido señor nuestro: Nos abstenemos de pedir a usted la inserción de la presente carta en el periódico que dirige tan digna y acertadamente, no sólo para evitar mezquinas sospechas muy lejanas de nuestra noble intención; sino también, porque nuestro único deseo es exponerle un ruego que, esperando ser complacidos, agradecemos por anticipado.

Atentos a la labor patriótica y generosa llevada a cabo por el señor García Soriano, en el asunto de la pía fundación del Dr. Espejo, somos los primeros en lamentar que una despreciable intromisión, nunca bastante censurada, haya dado al traste con nuestras esperanzas de ver recompensado, ya que no con dádivas, al menos con el respeto y agradecimiento que toda noble obra merece, el esfuerzo intelectual del notabilísimo escritor que desde las columnas de ese periódico, nos ha deleitado halagando nuestro cariño a Murcia, al propio tiempo que nuestro amor a todo cuanto significa Arte.

En vista de que su dignidad herida impide al señor García Soriano seguir comunicando al público en sus bellos y amenos artículos, las incidencias y vicisitudes de una constante labor en el esclarecimiento del asunto citado, nos permitimos rogar a usted influya en su ánimo para convencerle de que no todo el público murciano participa de la insidiosa malevolencia que sólo en los espíritus mediocres, puede la envidia engendrar; y de que los que conocen y admiran su alta mentalidad no son culpables de que un lamentable incidente les prive de su deseo de ver con frecuencia la firma de tan brillante escritor al pie de críticas y crónicas: especialidad esta, en la que sabemos es una autoridad reconocida. Esperando ver cumplidas sus aspiraciones, se complacen en testimoniarle su más profundo agradecimiento. —Dos asiduos lectores.

Por último transcribo buena parte del artículo titulado «Y punto final», dedicado a José María Ibáñez García. En él, Frutos Baeza mencionó una serie de publicaciones en «La Verdad» a las que no he podido acceder. Ibánez era el presidente de la comisión mixta del Teatro Romea por ser su mayor accionista; y muy amigo de Andrés Sobejano Alcayna, el compañero al que Justo calificó como «bichillo envidioso».

El Tiempo. 3 de julio de 1916: Y punto final. Al Sr. Ibáñez García. En la serie de artículos que ha publicado V. en «La Verdad» referentes a los «Papeles del Doctor Espejo», ha tenido V. la amabilidad de aludirme varias veces: unas para confirmar apreciaciones mías, otras para ponerles distingos y otras para hacer suposiciones más o menos gratuitas…

… ¿Que por qué no publiqué estas fechas a su tiempo? Pues por la razón de que el Sr. García Soriano, convertido generosamente en auxiliar del Sr. García Villalba y mío estaba en el secreto y en la pista, como se ha visto después. El Sr. García Soriano tuvo una paciencia, que yo no hubiera tenido, y por eso agradeceré siempre la intervención eficaz y la buena voluntad que ha puesto en este asunto tan culto erudito y brillante escritor.

Vea V. Sr. Ibáñez como no conviene salirse de madre en esto de las suposiciones, y V., si no me lo toma a mal, se ha derramado unas miajas. Esto no quita para que echemos pelillos a la mar (aunque sean pocos, porque no nos sobran) y… tan amigos como siempre. ¡No faltaba más! JOSÉ FRUTOS BAEZA.

Andrés Sobejano, como Justo, era licenciado en Filosofía y Letras y archivero provincial. Erudito y poeta aficionado, colaboraba habitualmente en la prensa murciana y en todos los eventos culturales. Estaba muy relacionado con el Círculo Católico y en 1916 dirigía la revista «Patria». Esto es todo lo que he podido localizar referente a la «partida serrana» que los eruditos murcianos quisieron jugarle, y el «zapatazo» que Justo les dio.

Enlace al siguiente capítulo.

Antonio José Mazón Albarracín (Ajomalba).

Mi agradecimiento a Jesús García Molina, a Javier Sánchez Portas y a José Manuel Dayas.